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Cómo se rompe el paradigma de la antítesis entre cultura y economía?

agregar que hay prácticas tradicionales que se siguen realizando en su contexto original para que las personas puedan asistir a conocerlas y nutrirse de ellas. Ahora, ¿cómo lograr que esto sea un ejemplo para emprendedores que desean entrar activos en la industria creativa, disuelvan la venta folclórica, se sumen las habilidades y sean beneficiados sin que se repitan los patrones de intermediarios y marchantes usureros. La respuesta está en la potencialización de habilidades que garanticen la conformación de emprendimientos culturales de asociados en igualdad de condiciones. Usted pídame una solución, esa es la actitud emprendedora que se abre al mundo vendiendo su ingenio y capacidad creativa. Pero para ello cada artista deberá reinventarse con humildad, renunciando a su ego y, sin alterar la esencia de su obra, encontrar mecanismos para ser valorado como hacedor de industria creativa y cultural. Es la oportunidad de reconstruir los conceptos y que se adapten desde las visiones sociales y capitales en una nueva tendencia que toma lo mejor de los dos mundos. Un emprendedor o emprendedora, podrá hacerlo. Según dice el Convenio "Andres Bello", acerca de la industria creativa y de la industria cultural: “Las industrias creativas son aquellas que tienen su origen en la creatividad individual, la habilidad y el talento, y que tienen un potencial de creación de riqueza y de empleo por medio de la generación y explotación de la propiedad intelectual… Las industrias culturales y de la comunicación (content industries) combinan funciones más o menos industriales de concepción, creación y producción con funciones industriales de fabricación a gran escala y de comunicación, utilizando soportes físicos o de comunicación”.

(Agencia de cooperación internacional para el desarrollo, 2009).

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¿Cómo se rompe el paradigma de la antítesis entre cultura y economía?

En resumen, se trata de introducir a los especialistas y protagonistas de la cultura en una visión macroeconómica de su campo, y a los especialistas de la macroeconomía y economistas en general en la comprensión del mundo de la cultura.

La industria cultural y creativa, con esta nueva visión, generará alternativas de ingresos que creará trabajos estables en la oportunidad que brinda el colocar en el mercado la oferta de bienes y servicios innovadores, que encuentran nichos de públicos segmentados y bien estudiados. Además de que favorecerán el impacto en la economía local de servicios aleatorios, como el transporte, mensajería, empaque, materia prima y otros. Históricamente, no todas las actividades culturales son del ámbito de la producción; y no todas los intercambios económicos tienen como fin el desarrollo humano y cultural. Por ello se deben escoger los valores de cada acción e intercambiarlos para generar una nueva economía. Se trata de orientar los productos hacia una nueva valorización social y capital en equilibrio. “El planteamiento central de Adorno y Horkheimer es que la cultura ha sufrido un profundo proceso de degradación en las sociedades del capitalismo avanzado, derivado de las características y condiciones mismas en que se produce. Las potencialidades expresivas, creativas, la calidad del lenguaje artístico o sus potencialidades liberadoras han desaparecido. Avanzamos hacia un mundo caracterizado por la barbarie estética”. (Linares, 2010). Por medio de una economía creativa, en un ecosistema pensado desde la armonía y sincronicidad de las dimensiones de la cultura, se produce una economía solidaria de consumo. Bien diseñada y aplicada, se imprime la marca que la industria cultural otorga a los productos simbólicos que diseña, crea y distribuye un país. “En ocasiones, la distinción es realizada entre industrias creativas y culturales; y en otras, ambos términos se utilizan de manera intercambiable. Por otro lado, una manera correcta de continuar es definir qué son los bienes y servicios creativos que estas industrias producen. El concepto de “productos culturales” puede ser articulado si la idea de “cultura” es aceptada, ya sea en un sentido antropológico o funcional. Este concepto puede ser discutido también si los bienes y servicios culturales, como ilustraciones, desempeños musicales, literatura, películas, programas de televisión y juegos de video comparten las siguientes características: si la producción requiere algún tipo de aporte de la creatividad humana”.

(Desarrollo, 2010)

Históricamente, la humanidad ha generado industria creativa. Los coliseos romanos y sus presentaciones teatrales, los circos ambulantes, gitanos y gitanas, que como nómadas van repartiendo la cultura propia y aprendida. Narraciones orales de los trovadores y de sabios de las culturas indígenas. Lecturas de poesía, academias de arte, danzas ancestrales, zonas arqueológicas protegidas, realización cinematográfica, entre otras formas de infinita variedad. Clasificar y ordenar nuestras habilidades como hacedores de cultura podrá guiar los servicios y bienes que ingresan al mercado. Para fines económicos, la cultura y la creatividad se han clasificado de la siguiente forma:

Tomada de: Figura 1.3. (Desarrollo, 2010) Pág. 33

En Guatemala, la industria creativa y cultural se desarrolla de forma acelerada y con diferentes escalas de valor. Educar a la sociedad para crear un consumo de lo nuestro es vital para que exista un ambiente apropiado para nutrir el desarrollo de emprendimientos en esta línea. La conciencia de nuestra identidad es vital para que efectivamente sea industria cultural. Existen herramientas que facilitan la creación de ideas, instituciones instaladas que acompañan la creación de planes de negocios con gran propiedad y grandes financista o inversores en el mundo que desean encontrar socios creativos.

Volviendo a la pregunta inicial

El emprendimiento cultural es la posibilidad de convertir a los hacedores culturales, gestores, artistas y artesanos, en empresarios exitosos. También es la posibilidad de que empresarios tradicionales transformen sus empresas, siendo intervenidos por las personas rebeldes, innovadoras y creativas. La cultura se asocia al cultivo del espíritu y del conocimiento, por ello la sociedad capitalista inmersa en una industria masiva que ha perdido ese espíritu vital para la humanidad, está necesitado de inyectarse de la concepción colorida de artistas y portadores del conocimiento ancestral de los pueblos indígenas de Guatemala.

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