Migrar

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CUENTOS Y SUCEDIDOS

Ángela

Sólo no emigra quien está en encierro -le dijo-. Ella levantó la cabeza y recorrió con la mirada el espacio, el paisaje, el rededor. No había barrotes, nigrilletes, ni cerrojos. Entonces alborotó sus plumas y emprendió el vuelo.

Cuentos y sucedidos

Colaboran:

IMAGINARIOS

MIGRAR

Compilación y creación Paty Mix

CICLO MIGRANTES

Del Centro de Extensión del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

Colección de audiolibros CENTEX


Elena Migrar es un acto de conservaci贸n -dijo- mientras se alborotaba las plumas, poco antes de continuar su vuelo.


Compilación y creación: Paty Mix Ilustración y diagramación: Michael Contreras Cortés Gestión de difusión: Carolina Millar Aspe Corrección de textos: Gladys González Solís Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Departamento de Ciudadanía y Cultura Centro de Extensión (CENTEX) Sotomayor 233, Valparaíso Teléfono: (56 32) 232 66 31 www.centex.cl Ministra Presidenta: Claudia Barattini Contreras Subdirectora Nacional: Lilia Concha Carreño Jefe Departamento Ciudadanía y Cultura: Pablo Rojas Durán Centro de Extensión (CENTEX) Directora: Cristina Guerra Pizarro Producción General: Rocío Douglas González Producción Técnica: Gabriel Saxton Briones y Rodrigo Veraguas Espinoza Administración y Presupuesto: José Manuel Villanueva Fredes Comunicaciones: Mónica Muñoz Montoya Diseño: Paula Soto Cornejo Centro de Documentación: Verónica Ortega Figueroa y Kimberly Crosgrove Huerta Secretaria: Yarexla Azócar Álvarez Fotógrafo: Freddy Ojeda Alveal Mediadores: Javiera Marín Román, Cristóbal Racordón Véliz, Cristian Munilla Larenas

Colaboran:

Migrar. Cuentos y sucedidos 1ª edición, Valparaíso, Chile, noviembre de 2014 Impreso en Valparaíso 300 ejemplares © Imaginarios Producciones patymix@valparaisoesuncuento.cl imaginarios@valparaisoesuncuento.cl IBSN: 978-956-358-205-5 Inscripción Nº 246572


Cuentos y sucedidos Compilaci贸n y creaci贸n Paty Mix



Presentación En marzo de 2014 comienza en el Centro de Extensión del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Centex) su primer ciclo expositivo del 2014 denominado Migrantes, dedicado a la necesaria reflexión sobre los procesos migratorios humanos contemporáneos en un contexto global, incorporando la experiencia migratoria de otras especies con el fin de ampliar la discusión de la movilidad y visibilizar los procesos migratorios como una experiencia mayor a la especie humana. Los contenidos de las muestras del ciclo, buscaban motivar en los/as visitantes la reflexión en torno a las implicancias de la migración, a la toma de conciencia del contexto socio-cultural que se desarrolla en la actualidad y a contribuir a una convivencia consciente con la otredad. En concordancia con los objetivos transversales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el Centex asume el compromiso de contribuir al fomento lector de la ciudadanía. Por ello el 2012 comienza a desarrollar un proyecto de Audiolibros, que busca rescatar historias locales vinculadas a las temáticas expositivas. Estos relatos son transformados en narración, para luego regresarlos a la oralidad a través de la grabación sonora. El primero de esta serie fue “Infancia de miedo y otros relatos” que se desarrolló en el contexto del ciclo “Territorio”. Continuamos este año con un segundo título Migrar, ejemplar que tiene en sus manos y que contiene los relatos de migrantes que hoy habitan Valparaíso y que nos invitan a viajar por un imaginario en movimiento. Estas historias salieron de maletas para ser leídas, escuchadas. Cristina Guerra Directora Centro de Extensión Consejo Nacional de la Cultura y las Artes 5


El viaje de este libro Cuando el proceso de compilación y recreación de relatos zarpó desde este puerto, no sabía realmente los lugares por los que este viaje me llevaría. Desde el momento mismo en que inicié el trabajo solicitado por CENTEX, en el contexto de su primer ciclo programático del 2014 Migrantes, se manifestaron diferencias profundas entre las experiencias de edición y escritura creativa realizada con anterioridad a partir de la misma metodología. En este proceso se contemplaba la convocatoria a participar a círculos de conversación con inmigrantes que viven en la región de Valparaíso, que llegaron a Chile después de 1990. Las iniciativas previas habían sido con adultos mayores de antiguos territorios de Valparaíso o con comunidades de sectores rurales, donde había lazos de una historia común, todos ligados a similares imaginarios. En este caso, lo común era precisamente lo diverso. Eran múltiples las cosmovisiones y las realidades, distintos los motivos y las historias. No obstante, al realizar búsquedas en las redes sociales para conocer las representaciones socioculturales asociadas a la inmigración, aparecen de manera reiterada imágenes de sufrimiento o mapas porcentuales de pobreza, lo que da cuenta de un cierto condicionamiento y estigmatización de la percepción del nomadismo. En las invitaciones a los encuentros hubo desde acogidas entusiastas hasta quienes procedieron con una razonable cautela ante la posibilidad de ser puestos en una situación de exposición. Lo que se comprende considerando las referencias, ya aludidas, a los estereotipos hegemónicos. Pese a ello (o por ello), los encuentros realizados fueron cálidos, entretenidos, y nos fuimos conociendo, compartiendo palabras, miradas, experiencias, motivaciones y nosotros/as mismos/as nos fuimos reconociendo en la mirada de los otros. En ocasiones la conversación se iniciaba con la narración de cuentos para activar el recuerdo, la memoria y la confianza. Otras veces, el conversar surgía espontáneamente quedando la narración de cuentos a modo de cierre. Compartimos todo lo que quien migra trae consigo: recuerdos, anécdotas, versiones 6


de historias tradicionales de los lugares de origen y situaciones de viaje. De todo se tomó un poco y se fueron revelando en los cuentos y sucedidos que hoy son Migrar. La búsqueda de un lugar y La búsqueda en la maleta, son textos poéticos escritos a partir de un relato de infancia de Anita Manachino de Italia. El primero escrito a “dos manos” por ella y yo. El segundo realizado sólo por Anita. Lengua de Toro es un cuento de tradición amazónica, traído al presente por Marcus Texeira de Brasil, quien además participó en la corrección de la versión final del cuento. La abuela Miseria y la muerte, es un cuento de tradición popular de México, en este caso contado por Rogelio Villanueva (fallecido antes de la publicación del libro), y la calaverita De aquí y de allá, que le antecede está escrita por Camila Villagrán, viuda de Rogelio. Sin conflicto de intereses, Larga distancia y Recuerdos fractales son sucedidos de mi autoría. El primero nace a partir del relato de Ángela Quiroga, una mujer chilena, con una hija viviendo en Alemania y los restantes son textos escritos a partir de observación de situaciones y conversaciones en el proceso de compilación. Nuestros encuentros en Valparaíso fueron en el Hostal Mano de Monja y en el CENTEX, del Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes. En el Valle de Aconcagua nos reunimos en el Centro Cultural de Los Andes y en el Centro Cultural Pedro Aguirre Cerda de Calle Larga. Agradecemos a quienes nos abrieron sus puertas y a quienes nos acompañaron con historias para intentar hacer algún plano general, paneo y zoom, en un fragmento del amplio y diverso universo que son las migraciones. Así fue transcurriendo el proceso: con transformaciones que se convirtieron en relatos y con acontecimientos que nos dejaron sin palabras. Paty Mix Contadora de historias 7


La búsqueda de un lugar

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sta es la historia de una búsqueda, una búsqueda y una historia circular redonda y esférica. Es la historia de una búsqueda, una búsqueda de un lugar un lugar para esta historia historia que viene de lejos. Lejos en el tiempo y en la geografía, geografía que cabe en una maleta. Una maleta vieja y antigua que se puede cerrar con una cuerda, cuerda como la del antiguo reloj como la del tiempo que ha pasado en la búsqueda. Búsqueda de un lugar como una maleta que contiene algunas preguntas acerca de esta historia. Historia circular redonda y esférica como todo en la vida como buscar un lugar en la maleta. 8


Ilustraci贸n: Ana Barrientos

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Búsqueda en la maleta Tutto ebbe inizio un giorno Se fosse inverno o estate nessuno se lo ricorda Tutto cominciò un giorno qualsiasi…

T

odo empezó un día si era invierno o verano nadie lo recuerda todo empezó un día cualquiera ese día había una casa con un padre, una madre y una niña pequeña. Era como uno de los tantos días, cualquiera los padres de la niña decidieron que no podían seguir juntos así su casa, se convierte en dos casas. Una noche cualquiera la niña estaba jugando, empezó a llorar porque quería ir a la otra casa.

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Ilustraci贸n: Ana Barrientos

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Fue la madre de la niña la que preparó la maleta y la llevó a la segunda casa. Una vez que llegaron la niña estaba feliz se puso a jugar, pero la felicidad se convirtió pronto en tristeza porque quería ir a la otra casa donde primero estaba. Desde aquella noche esta historia la acompañó siempre a la que era, esa pequeña niña y ahora, a la que está aquí, después allá quién sabe dónde estará mañana la que era esa pequeña niña.

Da quella notte questa storia accompagnò ed accompagna, la piccola bambina (como a su maleta). 12


Larga distancia —Hola, hijita. ¿Cómo está? ¿Se ha portado bien? ¡Qué bueno! Yo… sí, mi niña, estoy bien. Si, acá es bien bonito. Sí, mi niña, cuando pueda la traigo, pero todavía no. Yo voy a ir para allá primero. Le llevo una muñeca, verá que linda que es. ¿Qué me dice? Es que no se escucha bien. Sí, yo voy a tratar de ir para su cumpleaños, pero si no puedo ir en esa fecha de todas maneras voy después. Sí, yo también la quiero mucho. Cuídese, ¿ya? No haga enojar a la abuela. Páseme con ella.

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Ilustración: Michael Contreras Cortés

—Hola, mamá. ¿Cómo está? Me alegro, mamá. Sí, yo bien pero triste. Es que no le quise decir a la niña pero no voy a poder ir a hasta un año más. Sí, yo también creía eso, mamá. Sí, le dije pero me contestó que no, que tenía que esperar cumplir un año. Sí, mamá. Sí, más que eso incluso pero no cuenta. No es desde que entré sino desde que me hicieron el contrato. No puedo hacer nada…esperar no más. Mamá, ya le hice el giro. Me cuida bien a la niña y se cuida usted también. Gracias, mamá, se va a cortar en cualquier momento. Buenas tardes, mamá. ¡Bendiciones!


Recuerdos fractales

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uando era niña observaba con atención a la señora que aparecía en las cajas amarillas del Klenzo, quien lucía orgullosa en sus manos otra cajita amarilla de Klenzo que tenía a su vez a la misma señora que mostraba otra cajita igual. Esta infinita repetición de la imagen me despertaba la curiosidad y las ganas de saber cuántas veces estaba repetida la ilustración. Cuando llegó una lupa por primera vez a mis manos intenté dilucidar el misterio. Aguantando la respiración me concentraba para mirar fijamente hasta lo más profundo de las imágenes intentando contarlas. Al mismo tiempo y a miles de kilómetros atravesando el océano Naty vivía en una antigua casa con su familia. Entre otros muebles de estilo que ahí se hallaban había un ropero de roble estilo provenzal que perteneció a su tatarabuela. El mueble tenía varias puertas en cuyo interior habían adosados sendos espejos. A Naty le encantaba abrir las puertas del ropero, pararse en medio y quedarse quieta observando de reojo las infinitas veces que era ella misma en los espejos enfrentados. Aguantaba la respiración y se concentraba para intentar contar una a una todas las imágenes de ella misma perdiéndose en un punto ciego. Cuando cumplió quince años, Naty hizo nuevamente el intento y tuvo conciencia de haberlo logrado. Supo cuántas eran y tuvo la certeza de haber visto de reojo una a una y tras de sí a su madre, a su abuela, a su 14


Ilustraci贸n: Anita Manachino

bisabuela y a todas las infinitas ni帽as de su familia que, antes que ella, jugaron a los espejos.


Lengua de Toro Marcus había estado en silencio, escuchaba atento las historias que se contaban. Sonrió divertido con la parodia a propósito de lo malo para bailar que somos los chilenos.

Es que el baile es esencial en mi tierra -dijo- las historias se cuentan bailando. De donde yo vengo, en el norte de Brasil, estado de Amazonas, hay una antigua fiesta que dura muchos días y su preparación varios meses. Es la fiesta del Boi-Bumbá de Parintins, ciudad de mis abuelos.

S

egún se cuenta, la fiesta tiene su origen en una historia sucedida hace mucho tiempo en una hacienda de extensos pastos verdes y árboles fructíferos. Una historia en la que una pareja de esclavos, el señor de la hacienda, su hija y un toro fueron los personajes centrales de una trama que cambió, para siempre, la vida de la gente que por ahí vivía. Don Francisco era un esclavo que vivía con su esposa Catirina. Vivían en una pequeña casa de adobe en la hacienda donde trabajaban. Cuentan que pese a su condición de esclavos estaban muy felices porque iban a tener a su primer hijo. Todo iba bien hasta la noche en que Catirina tuvo antojos de embarazada, sintiendo un deseo irresistible de comer una lengua de toro. Pero no de cualquier toro, ella eligió precisamente la del animal preferido de la Sinhazinha, la hija única del señor de la hacienda. 16



La Sinhazinha tenía por aquel toro negro un gran cariño. Dicen que ese animal tenía una estrella en la frente, aun cuando hay versiones que dicen que en realidad se trataba de un toro blanco, con un corazón negro en la frente. Pero lo que importa es que era el toro más querido. Sigamos pues la historia. Don Francisco, a punto de ser padre sabía, como todo el mundo sabe, que si un antojo no es cumplido la criatura se ve afectada en su apariencia. Como el hombre temía por la cara con que su hijo pudiera venirse al mundo no lo pensó dos veces; sacó su machete y salió de noche sigiloso por la hacienda. Horas más tarde estaba guisando y comiendo la lengua del toro, la que disfrutaron hasta el último trocito. Así se fueron a acostar muy contentos. La mañana siguiente comenzaba como todas las otras. Los rayos del sol llegaron por la ventana y la Sinhazinha se despertó animada para darse una vuelta caminando por el pasto de la hacienda, repitiendo su ritual diario. Buscó a su toro favorito y no lo encontró. Siguió caminando por otros lados del campo, en una búsqueda que tardó unas horas, hasta encontrar a su toro sin vida cerca del río que cortaba la hacienda. Devastada, volvió llorando a la casa y contó el hecho a su papá. El señor de la hacienda, furioso como nunca, juró venganza y salió juntó a sus capataces y vaqueros para capturar a quien había cometido tal ultraje. Bastaron pocas horas para descubrir lo que había pasado. Volvió con don Francisco preso e implorando perdón. Don Francisco contó toda la historia a su señor, lo mucho que temía 18


que su hijo tuviera un morro en la cara o que le crecieran chifles por la cabeza. El señor de la hacienda, que de antojos también conocía (imagínense que una vez tuvo que salir a media noche a comprar una sandía a su esposa), le dijo a Francisco, que le perdonaría la vida solamente si él conseguía que resucitaran al toro. Así trajeron al cura, el que pasó toda la noche intentando con sus rezos y “prece”1 traer al toro de vuelta a vida. Pero todo fue en vano. Don Francisco dijo entonces conocer a una persona que seguramente lo haría: era el chamán indígena de una comunidad de la selva.

1 Plegarias

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Ilustración: Michael Contreras Cortés

Conocido por su poder sobrenatural, trajeron al chamán como última esperanza. Comenzó su ritual haciendo un cerco de fuego alrededor del toro.


Con hojas de la mata de ervas2 en las manos danzaba de un lado hacia el otro, entonando palabras al aire que parecían tener fuerza. Vertía aceite de castaña en la cabeza del toro. La tarde se iba, y el humo era todo lo que se veía. De repente, cuando ya estaban todos cansados, el chamán salió desde la cortina de humo. El silencio lo inundó todo, hasta que instantes después fue roto por un rugido poderoso !Muuuuuuhhh! ¡El toro más querido había vuelto a la vida! La alegría lo cubrió todo, el señor ordenó que se hiciera una gran fiesta y así fue. Los tambores sonaron sin parar todo la noche y la noche siguiente y otra más celebrando la resurrección. Desde entonces, en el pueblo se reúnen multitudes que con trajes coloridos, plumas y sonajeros recorren las calles siguiendo la fiesta, el canto y la danza. Cada año se vive el festival diseminado por Brasil, en cada lugar con distintos nombres: Boi- Bumbá, en los estados del Amazonas y Pará; Bumba-meu-boi en Maranhão; Boi Calembaen Rio Grande do Norte; Cavalo-Marinhoen Paraíba; Bumba de reis o Reis de boi en Espírito Santo; Boi Pintadinhoen Rio de Janeiro; Boi de mamão en Santa Catarina. Desde então, no povoado, a multidão com roupas coloridas, plumas e chocalhos, sai pelas ruas seguindo o seu boi, a festa, o canto e a dança. O boi ganha vida em uma estrutura feita em madeira, tecido e fibra vegetal, e assim como era amado pela Sinhazinha, hoje ele é adorado e celebrado por todos os seus seguidores! 2 Hierbas

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Calaverita1

De aquí y de allá Escucha bien lo que digo No te vayas a olvidar. Así que ándate con tiento. No sea que en una de esas La muerte nos eche su aliento Y quiera venir a cobrarse antes de tiempo. La migración nos convocó una tarde y así nos dimos cita pa´contar cuentos de ida, vuelta y de venida. La cosa estaba que ardía. Puro migrante había, pues así nos tocó la suerte en esta pinche vida. El turno a Rogelio tocó, que desde México llegó, y una historia bien nos cabrona contó. De la muerte trataba, y no muy bien parada la dejaba. Capaz que por eso se encabronó y al poco tiempo se lo llevó.

1 Composición literaria tradicional de día de muertos en México. Normalmente son versos irónicos e irreverentes, escritos al estilo de epitafio.

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El buen Rogelio a la pelona ofendió Y por eso a cobrar cuentas llegó, pero el canijo le ganó la partida pues echó a volar la historia sin que la condenada pudiera hacer nada. Primero borró las cintas, quién sabe qué chingaos pasó, que ningún relato se grabó. Así que a la memoria recurrimos, Y es lo que aquí transcribimos. Rogelio ganó la partida, Y aunque la muerte a saldar cuentas llegara. La historia ya estaba contada. Y aunque nos dejó dolidos Con música, canto, baile lo fuimos a despedir Justo como él nos enseñó. Así le dijimos adiós. Buen viaje amigo, vuela alto y muy arriba Que tu partida jamás se quedará pegada. Y a la muerte le ganaste esta pasada.

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La abuela Miseria y la muerte

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ice la historia que hace tiempo en un pueblo se vivió una larga sequía y por ello todo escaseaba. En ese pueblo vivía la abuela Miseria, que así la llamaban porque era de todos la más pobre. Esta abuela vivía en una casa pequeña junto a la que había un peral, que le daba los frutos con que se alimentaba. Esta abuela tenía un problema: los niños del pueblo. Ellos se encaramaban en el árbol y le robaban las peras antes de madurar y ella se quedaba sin nada. Como era muy anciana no podía pelear en contra de eso, entonces se sentaba junto al fuego lamentándose y llamando a la muerte para que se la llevara porque estaba cansada de vivir de esa manera. Un atardecer frío de invierno tocó a la puerta de su casa un hombre humilde que pidió un vaso de agua. Ella le invitó a entrar y pese a su pobreza compartió con él lo poco que tenía para cenar, e incluso le preparó un lugar para que pasara abrigado la noche. Al día siguiente, el hombre agradecido le dijo que por su gesto quería concederle un pedido porque él era un ángel y podía hacerlo. La abuela Miseria, que no esperaba nada a cambio y sin creer lo que escuchaba, no pensó siquiera y pidió que le concediera que quien subiera al peral no pudiera bajar sin su permiso.

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Aunque era bien raro el pedido el hombre no discutió y al instante se lo concedió, luego de eso se fue por el camino por donde había llegado. Al llegar la próxima temporada de frutas la abuela Miseria estaba en su habitación cuando escuchó los gritos que provenían de niños afuera de su casa: ¡Bájenos de aquí, bájenos de aquí, por favor!-suplicaban. La abuela Miseria salió y se encontró a varios niños arriba del peral, dando vueltas y vueltas, sin poder bajar. Eso sí le divirtió mucho, se rio a carcajadas de lo tan bonito que se veía el peral. Después de unas horas los dejó bajar, advirtiéndoles que la siguiente vez los dejaría arriba para siempre. Después de eso ya nadie más intentó sacar peras del árbol y ella comenzó a tener abundantes frutos para comer. Así pasaron un par de años hasta que un día volvieron a golpear a la puerta de su casa. Esta vez era alguien muy extraño, huesudo y con una guadaña. El extraño la saludo amablemente y le dijo: “Nos vamos, abuela Miseria. Mucho tiempo me llamaste y ahora he venido… ya es tu hora”. Para la abuela Miseria los tiempos de desear morir habían pasado se le ocurrió decirle a la muerte que se iría con ella, pero que antes le hiciera el favor de bajar cuatro peras del árbol para llevarlas en el viaje. “Estoy tan anciana, que no tengo fuerzas para ir yo misma a sacarlas” -le dijo. La muerte, aunque un poco extrañada y molesta por el pedido, accedió. Como el peral era alto no tuvo más remedio que subirse a cortar los frutos y cuando se iba a bajar no pudo. 24


Ilustraci贸n: Michael Contreras Cort茅s

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Por más que se esforzaba por un lado y otro no podía. Después de un largo rato de inútiles intentos, la muerte comenzó a rogarle que la ayudara a bajar. La abuela Miseria se reía mientras le decía:“¡Muerte, ahí te quedarás hasta que yo quiera!” Y quiso la abuela Miseria que se quedará ahí mucho tiempo, a pesar de las súplicas. Desde ese día y por mucho tiempo nadie, ni nada moría: ni por enfermedad, ni por guerras, ni por accidentes, ni por vejez. Y esto que fue una buena noticia para todos al principio, a la larga se fue convirtiendo en un problema. Había más sufrimiento y menos espacio, menos comida y más dolor. Ustedes podrán imaginar lo que pasa si la muerte no puede hacer su trabajo. Así fue por mucho tiempo, la gente le iba a pedir a la abuela Miseria que por favor dejara bajar a la muerte. Hasta que un día aceptó y la muerte pudo retomar su trabajo hasta volver todo a la normalidad. Sin embargo, no se sabe si porque la abuela lo puso como condición o fue la muerte la que la castigó de esta manera, cuentan que a la abuela Miseria la muerte jamás se la llevó y es por eso que anda vagando por el mundo sufriendo y haciendo sufrir sin recuerdos y sin esperanzas.

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Idiosincrasia

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a última historia esa tarde fue la narrada por Cristian. Contó emocionado sobre la generosidad de la familia que conoció cuando trabajaba en los parquímetros, de cómo lo habían acogido y convertido en uno más de ellos. Su llegada a Chile no fue fácil. Viajó sin conocer a nadie y acá le había tocado muchas veces lidiar con el prejuicio contra los colombianos.

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Ilustración: Michael Contreras Cortés

Terminada la conversación fueron saliendo y despidiéndose con abrazos e intercambios de email. Ya en las afueras del salón cuando Manuel, un chileno que había venido a compartir la historia de sus abuelos, estuvo muy cerca de Cristian le murmuró casi al oído:“¿y tení de la buena?” mientras pasaba sus dedos por la nariz exagerando la inhalación y riendo con el falso humor con que se disfraza el menosprecio.


Sin conflicto de intereses —Hola, mamá. ¿Y cómo ha estado? —Bien, la rodilla no más como siempre. —Mamita, por favor, hace unos días te mandé por correo expreso un sobre con certificados que necesito me los lleves a validar a la universidad y pidas otro documento. Va todo explicado en una carta que está en el mismo sobre. Es urgente, para que acá me den unas horas de clases en el laboratorio de la universidad. Tiene que ser rápido porque son reestrictos con los plazos. Si no lo entrego en un mes pierdo la plaza y para un latino tener la posibilidad es bien difícil. —No te preocupes hija. Mañana voy a ver al correo si llegó y hago los trámites. —Gracias, mamita. Ya, que le va a salir muy caro. Te quiero mucho y te extraño. —Yo, también, hijita. Cuídese y abríguese bien. —Hablamos el martes, mamá. Doris salió de la cabina, pagó y se fue por la calle añorando a Valeria. A primera hora de la mañana siguiente, Doris estaba parada frente a la puerta de la oficina de Correos de Chile. Faltaba unos minutos para la hora de apertura y mientras esperaba comenzó a observar a la gente que pasaba, a la vez que organizaba en su cabeza el día: ya que estaba en el centro, podría pasar altiro a hacer el trámite a la universidad y aprovechaba para 28


pasar a la tienda a sacar una copia de la foto donde estaba ella con Valeria chiquitita. Así le mandaba todo junto: la foto de recuerdo y los certificados que necesitaba.

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Ilustración: Michael Contreras Cortés

En ese momento, se abrió la puerta de la sucursal de Correos y un grupo de personas salió tocando pitos y pegando letreros: Huelga legal e indefinida. No habría atención, ni despachos, ni entregas. Doris pidió, explicó, rogó…


—No podemos, señora, la huelga es la huelga. —¿Y hasta cuándo es? -preguntó Doris. —Nunca se sabe, señora. No depende de nosotros pero mientras más bulla hagamos más pronto termina. No ve que a la empresa no le conviene tenernos aquí haciendo escándalo. Así que ayúdenos mejor -le dijo, extendiéndole un silbato de plástico. Doris lo tomó sin convicción, casi como un acto reflejo, sorprendida y sin saber qué hacer. Al cabo de unos momentos, pudo salir de la impresión y comenzó a hacer sonar el silbato uniéndose al ritmo de los huelguistas. Al día siguiente volvió y apoyó gritando consignas y el subsiguiente también fue y así, día tras día, esperando que terminara la huelga y ayudando en lo que pudiera para poder recibir el sobre enviado por su hija. En ese periodo repartió volantes, sirvió café, pidió monedas de colaboración, sacó fotocopias, gritó consignas y conoció las reivindicaciones. Al cabo de diez días no había luces de que el conflicto terminara y a ella no le quedaba tiempo. Su hija desesperaba en la espera. El día doce hubo un primer acuerdo. No con la empresa, sino entre los trabajadores. —Ya, señora Doris, tome, firme aquí, pero no ponga la fecha. Le extendieron un formulario y el sobre con los documentos. Qué le vaya bien a su hija -le dijeron- y la despidieron con aplausos. 30



Contenido Presentación 5 El viaje de este libro 6 La búsqueda de un lugar 8 Búsqueda en la maleta 10 Larga distancia 13 Recuerdos fractales 14 Lengua de Toro 16 De aquí y de allá 21 La abuela Miseria y la muerte 23 Idiosincrasia 27 Sin conflicto de intereses 28


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