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Cura milagrosa o fraude internacional

Se ha gestado a nivel mundial una disputa por la verdad respecto al consumo del dióxido de cloro como cura del Covid 19. Los defensores argumentan que las grandes farmacéuticas tratan de desprestigiar su efectividad para que no se termine su negocio; otros consideran que tomarlo evitará la necesidad del uso de las vacunas contra del virus, las cuales para algunos, son creadas para control o destrucción de la humanidad por de una élite de poder, por muchos denominada Nuevo Orden Mundial.

Un producto polémico que despierta desconfianza entre la comunidad sanitaria, es el conocido MMS (Miracle Mineral Solution), SDS (Chlorine Dioxide Solution) u otros nombres derivados, este consiste en dióxido de cloro, una solución diluida de clorito de sodio en agua destilada, el uso de este producto y su distribución es algo que preocupa a varias instituciones públicas, ya algunas han tomado medidas al respecto.

Pese a las advertencias sobre lo que podrían producir sus efectos adversos graves en las personas, ya que ninguna institución sanitaria a nivel global lo reconoce como medicamento, pues tampoco está registrado como tal por las agencias de medicamentos en el mundo, incluida la Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA), es más, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitió una alerta en relación a su uso en el año 2010. Ese año la Agencia Española, a partir de una denuncia recibida, ordenó la retirada del mercado de todos los productos derivados y el cierre de las páginas web que lo promocionaban.

Igualmente, Health Canada, el departamento de salud federal, en su advertencia de mayo de 2012 también hacía referencia a las posibles consecuencias productos terapéuticos que contengan clorito de sodio sin estar autorizados para el consumo oral en los humanos.

En 2019, cuando el comercio del MMS se había extendido por redes sociales y páginas de comercio, publicó otra alerta, donde identificaba una larga lista de derivados. “No hay ninguna investigación que demuestre que estos productos son seguros o efectivos (...) Hemos recibido informes de consumidores que han sufrido vómitos severos, diarrea severa, presión arterial baja potencialmente mortal causada por deshidratación e insuficiencia hepática aguda después de beber estos productos”, advertía. Sus advertencias no fueron escuchadas por todos. Como contaba la periodista Tiffany Hsu, en The New York Times, el año pasado la FDA tenía reportes de, al menos, 20 personas afectadas por ingerir el supuesto elixir milagroso. Siete habían muerto. La Asociación Estadounidense de Centros de Control de Envenenamiento también había registrado 226 casos de exposición a “blanqueador” de uso no doméstico.

El interés hacia el producto sigue creciendo, denominado también como “el mineral definitivo que salva vidas”, se pueden encontrar videos en los que gente cuenta su experiencia al tomarlo en YouTube y otros canales. También el estadounidense, James Humble, nombró al dióxido de cloro como Solución Mineral Milagrosa en un libro publicado en 2006, The Miracle Mineral Solution of the 21st Century. CONTINÚA P.14

Campaña publicitaria del Gobierno Federal

en contra del uso de dióxido de cloro Según reportes de los organismos de salud de diversos países, incluyendo México, señalan que las consecuencias son serias, incluido el envenenamiento, insuficiencia renal y daño a los glóbulos rojos de la sangre reduciendo su capacidad de transportar oxígeno.

Cura milagrosa o fraude internacional (Continuación)

James Humble afirma en su página web: “Creo que es seguro decir que MMS tiene el potencial de superar la mayoría de las enfermedades conocidas por la humanidad. Es importante señalar que no cura la enfermedad. Es un oxidante, mata patógenos y destruye venenos. Cuando estos se reducen o eliminan en el cuerpo, entonces este puede funcionar correctamente y, por lo tanto, sanar. A menudo digo: “El cuerpo cura al cuerpo”. Cabe señalar que este personaje fundó la Genesis II Church, de la cual se nombró arzobispo, declara que el dióxido de cloro es agua bendita y es parte de sus sacramentos, su misión evangelizadora consiste en difundir la ingesta del mismo. Uno de los más acérrimos y mediáticos defensores del dióxido de cloro, Andreas Kalcker, se refiere al medicamento como el descubrimiento milagroso para unos, sustancia prohibida para el consumo humano para otros. Cabe señalar que es precisamente este personaje el más referido como sustento científico, quien se autonombra biofísico, aunque sus títulos de doctor en filosofía en medicina natural, biofísica natural y psicobioenergía son de una universidad española sin ningún aval académico que hasta 2015 vendía sus certificaciones, por si fuera poco dicha institución en su página web niega algún nexo con Kalcher y asevera que no ha entregado título alguno a dicho personaje.

LAS ASEGURADORAS

Con el aumento de casos de personas que ingieren dióxido de cloro como medida para prevenir o curar la enfermedad del Covid-19, algunas aseguradoras como GNP Seguros y MetLife México, han expresado su preocupación ante este fenómeno, ya que puede causar efectos secundarios a la salud, en consecuencia, advirtieron la anulación de coberturas en Seguro de Gastos Médicos Mayores a personas que, por voluntad, ingieran la sustancia.

INVESTIGACIONES POR CIENTÍFICOS

Los químicos farmacéuticos colombianos Gonzalo Amézquita y Elizabeth Salinas, así como David Torres, químico biólogo de Universidad Nacional de Colombia (UNAL) aseguran, de acuerdo a sus investigaciones, que el dióxido de cloro se convierte en cloruros, cloritos y cloratos de forma casi inmediata al ser ingerido, los cuales son de alta toxicidad, los mismos son consumidos por los aminoácidos reactivos del estómago, por lo que imposible que el dióxido de cloro llegue a la sangre, desmintiendo las teorías de Andreas.

El dióxido de cloro es tóxico y está comprobado por la ciencia, de acuerdo con el académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Carlos Antonio Rius Alonso, en experimentos realizados en la UNAM con monos, se ha demostrado que su ingesta afecta la tiroides y destruye la hemoglobina, que es la proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno. Indicó que las personas que argumentan sentirse mejor después de ingerirlo son porque momentáneamente les aumenta la oxigenación en la sangre por la formación de radicales libres que se convierten en oxígeno molecular, lo cual es diferente al oxígeno que respiran los seres humanos.

“Hay que tener cuidado con algunos datos que circulan por ahí y que son erróneos. Uno debe diferenciar entre las características bactericidas que tiene este compuesto químico y el uso del cuerpo humano”, señaló y aseguró que esta sustancia “nunca genera oxígeno adicional que predican sus seguidores”, sino que oxida diferentes partes del organismo y genera cloratos, cloritos, hipoclorito y cloruros, “nunca oxígeno”.

En la página web se puede constatar que la universidad tiene corte esotérico, no tiene valiz oficial y desconoce la carrera de biofísica, así como su relación con los estudios del dióxido de cloro

Carlos Antonio Rius Alonso

Académico Química Orgánica UNAM

Carlos Antonio Rius Alonso, académico Química Orgánica UNAM.

DESINFORMACIÓN Las afirmaciones sobre los supuestos beneficios circulan hasta el punto de que, en la Ciudad de México, y en otros Estados, han sido convocadas manifestaciones para exigir que este elemento químico se use como tratamiento para la COVID-19 en los hospitales.

Las alertas por su consumo se multiplican entre autoridades de diversos países, entre ellas México. La secretaria de salud de la CDMX, Olivia López Arellano, señaló que el tratamiento con dióxido de cloro o hidroxicloroquina empeora el cuadro clínico del paciente o dan la falsa sensación de estar curados, en consecuencia, su atención médica adecuada llega demasiado tarde. Mientras en Australia, la Administración de Bienes Terapéuticos, adscrita al Ministerio de Salud, multó con “US$150.000 a MMS local por publicitar ilegalmente la sustancia y abrió un procedimiento judicial al respecto. Al respecto, los químicos farmacéuticos Gonzalo Amézquita y Elizabeth Salinas coinciden en la teoría de que el cuerpo al detectar el tóxico, se pone en estado de alerta, que se traduce en una percepción de bienestar, que si se consume en pequeñas cantidades, el cuerpo mismo lo elimina. Por si fuera poco, al ser un gran placebo donde la mente juega un papel importante, si el quien lo ingiera piensa que lo cura, se crean endorfinas y dopamina que crea un estado placentero.

“Yo creo que si [el dióxido de cloro] está disuelto probablemente hay un riesgo bajo. Pero los consumidores suelen pensar ‘si un poco es bueno, más debe ser aún mejor’. Y ese es el peligro”, señala Kenneth Harvey, experto australiano en salud pública interesado en publicidad engañosa. Y hay un peligro quizás mayor, lo que se conoce como daño indirecto. “Si la gente cree que es una forma efectiva de tratar una condición particular, pueden ignorar otros tratamientos que sí están basados en la evidencia científica”,

Según el experto, la crisis del coronavirus es una “llamada de atención” para las autoridades, de que “no pueden dejar pasar estas cosas”. “El daño potencial no es tanto su perjuicio para la salud, sino la gente que lo toma y piensa ‘soy inmune, no necesitamos distanciamiento social, ni ponernos mascarillas, porque estamos protegidos por este sacramento mágico”.

Los especialistas afirman que el dióxido de cloro no oxigena el cuerpo, incluso en pequeñas dosis puede provocar baja capacidad de oxigenación de tejidos, situación que puede poner en riesgo la vida de las personas. La explicación de la supuesta acción oxigenadora es que su molécula, compuesta por un cloro y dos oxígenos, se disocia (se separa), lo cual propicia que se libere oxígeno en el organismo. Esto, en realidad, es falso.

“Aunque la fórmula del ClO2 pareciera sugerir que la molécula está compuesta por un cloro y dos oxígenos que se pueden separar de forma simple, no es así”, explica Miguel Ángel Méndez Rojas, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad de las Américas, Puebla. Explica que “a diferencia de compuestos iónicos como el cloruro de sodio (NaCl) en donde la interacción entre el sodio (Na+) y el cloruro (Cl-) se da a partir de fuerzas electrostáticas, el dióxido de cloro es una molécula con interacciones covalentes entre sus átomos (…) lo que incrementa su estabilidad”, y hace que el enlace sea difícil de romper (no se disocia en agua).

Ofrenda ocultista en manifestación a favor del uso como medicina del dióxido de Cloro

CDMX, Ángel de la Independencia

Investigador de la IDLA

Puebla México

Miguel Ángel Méndez Rojas, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Químico Biológicas de la Universidad de las Américas,

Muchas presentaciones del tóxico

El académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Carlos Antonio Rius Alonso, asevera que las personas que argumentan sentirse mejor después de ingerirlo son porque momentáneamente les aumenta la oxigenación en la sangre por la formación de radicales libres que se convierten en oxígeno molecular, lo cual es diferente al oxígeno que respiran los seres humanos.

El CDS puede oxidar la hemoglobina, propiciando lecturas de oxígeno erróneas

El dióxido de cloro se comporta como un agente oxidante (es decir, arranca electrones a otras moléculas), lo que le permite oxidar cualquier tipo de compuesto orgánico, desde virus y bacterias hasta proteínas, de ahí su uso frecuente para potabilizar agua o algunas superficies. después de ingerir accidentalmente dióxido de cloro. “El paciente tenía hipoxia profunda, no respondía a la oxigenoterapia y requería intubación endotraqueal para mantener un nivel de oxígeno normal”, refieren los autores en su artículo.

Otro ejemplo, una persona que trató de suicidarse e ingirió menos de 100 ml de una solución de clorito de sodio al 28%, tuvo un 40% de metahemoglobina en sangre, por lo que requirió trasplante renal y transfusiones para salvar su vida. Por estas razones, los especialistas concluyen que el dióxido de cloro no solo no oxigena el cuerpo, sino que incluso en pequeñas dosis puede provocar baja capacidad de oxigenación de tejidos, situación que puede poner en riesgo la vida de las personas.

“Las concentraciones típicas (de dióxido de cloro) que la gente está ingiriendo están entre los 20 y 40 ppm (20 y 40 mg/ litro de solución). Son relativamente altas, aunque las vayan ingiriendo a sorbitos, poco a poco. En aproximadamente una hora, el dióxido de cloro (transformado en ion clorito) puede llegar a oxidar un porcentaje significativo de la hemoglobina en sangre, produciendo metahemoglobinemia, entre otros problemas, tales como quemaduras en el esófago y alteraciones sanguíneas”, afirma el investigador Méndez Rojas.

Respecto a los médicos en el mundo que creen de los beneficios del dióxido de cloro para tratar el Covid 19, explica que aún dentro de la química existen diversas especializaciones, de igual forma en la medicina, y ante el deseo de soluciones, creen argumentos convincentes, sin darse cuenta, por falta de conocimiento en el área, que las afirmaciones son erróneas, deliberadas o por ignorancia de los gurús que promueven su uso, concluye

Lo peligroso es que cuando una persona lo consume, el CIO2 puede oxidar también a la hemoglobina. Esto quiere decir que convierte el hierro en estado ferroso (Fe2+) de la hemoglobina normal a hierro en estado férrico (Fe3+) formando metahemoglobina.

La metahemoglobina es una forma oxidada de hemoglobina que es incapaz de transportar el oxígeno en la sangre y, en consecuencia, de liberarlo de manera efectiva en los tejidos del cuerpo, por lo cual impide la oxigenación del organismo.

Además, la metahemoglobina puede absorber longitudes de onda parecidos a los de la hemoglobina y la oxihemoglobina, dependiendo de su concentración, por lo cual puede propiciar lecturas erróneas en los oxímetros. Por eso, los altos niveles de metahemoglobina podrían interpretarse como una mayor cantidad de oxígeno en la sangre, pero no necesariamente significan que el cuerpo esté mejor oxigenado.

Los altos niveles de metahemoglobina pueden tener otros riesgos

En 2015, fue reportado el primer caso de un niño con metahemoglobinemia (altos niveles de metahemoglobina)

Fuente: BBC News, Proceso, El Espectador, Salud con Lupa, UNAM, UDLA, El Diario, El Financiero, Infobae, @CuestióndeDosis

IMPORTANTE: Como iglesia creemos que es importante que los congregantes tengan la información veraz, en un tiempo en que abunda en las redes sociales aquella cuyo propósito es desorientar, sobre todo cuando su origen surge de una secta. Pero en usted está determinar que hacer al respecto. Centro Cristiano Calacoaya.

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