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Alcanzando las promesas

Por Elizabeth Guzmán

Tenemos un Dios de pactos y promesas y lo más importante es que Él cumple.

“Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que Él había dicho se hizo realidad”. Josué 21:45

Él provee promesas a quienes creen, son obedientes, y tienen en cuenta sus principios, porque podemos basar nuestra vida en una variedad de factores como la inteligencia, los estudios, talentos u experiencias, equivocándonos o podemos

elegir hacerlo en las promesas de Dios con total certeza que también repercutirá hasta con nuestra descendencia; cuando el Señor da la promesa nos quedamos cortos, porque la Palabra sobrepasa todas nuestras expectativas, toma en cuenta nuestros gustos, necesidades y anhelos.

El pasado 30 de junio, los pastores Gilberto y Clara Rocha cumplieron 30 años de matrimonio, que según nos comentan, al voltear atrás, ven cada una de las promesas de Dios cumplidas en sus vidas. Él sabía que que se casaría con una persona que tuviera el mismo llamado, es decir, la encomienda del pastorado. De manera independiente Clara Leonor Vega Almaraz, desde que conoció al Señor tuvo la certeza que seguiría los pasos de sus padres, Gonzalo y Olivia, fundadores del Centro Cristiano Calacoaya, por eso su oración era encontrar un varón que fuera afín a ella en dicho propósito.

En la entrevista concedida en la Transmisión de Matrimonios del pasado 25 de junio, surgieron varias preguntas ¿Cómo alcanzar las promesas de Dios?, ¿Con quién casarme y cómo saber sí es él o ella la persona adecuada?

30 años atrás. Cumplimiento de una promesa de Dios

¿Cómo no confundir una palabra creyendo que viene de Dios?

En primera instancia, no mal entender las citas bíblicas, o querer forzar que una persona sea para nosotros con una interpretación sin sustento. Es importante aprender a conocer la voz de Dios, debes de saber que quieres, y lo que Él quiere de acuerdo a lo que dice la Biblia y empatar ambas; de ahí tomar un tiempo en oración para escucharle y obedecerle.

Y esto se debe de dar en todas las áreas de la vida, es parte del depender de Dios, de ser guiados por Él.

También puede haber otros factores que nos confirmen o no, que una promesa es para nosotros, pueden ser decisiones que se están atorando; o por el contrario que los lideres las respalden; el perder la paz también es una señal inequívoca que no es para nosotros.

¿Podemos confundir un deseo con una promesa?

Es común que inconscientemente tratemos de que Dios cumpla nuestros deseos y en ocasiones forcemos algunas situaciones para conseguirlos. Y eso no quiere decir que el Señor no quiere

complacernos, de hecho, Él mismo pone en nosotros el querer como el hacer, solo hay que saber distinguir si es de parte de Jesús o de nosotros.

Recordemos que en el tiempo de Dios se cumplen las promesas y si Él nos da la Palabra tenemos que esperar, porque en nuestra humanidad se nos hace tarde y movemos las cosas, echamos todo a perder, pues lo hacemos por necedad, más bien es actuar con fe, con paciencia, ser obedientes y no guiarnos por las emociones.

¿Existen requisitos para alcanzar las promesas?

Sí, estos son la fe, es decir, la certeza de que Dios lo va a hacer; de igual importancia es la paciencia, y ya que obtenemos tales promesas, vivir en santidad. Para recibir de Él debemos de ser sus hijos y con la guía del Espíritu Santo, nos llevará a completar esas promesas.

Sus promesas son sí y amén

¿Hay ministerios en los cuales sea un requisito estar casado?

El pastoreo es uno de ellos, porque una persona soltera no puede entender a las familias o a los matrimonios.

¿Cómo saber que es Dios quién te está guiando a algo?

Si en una decisión y hay paz en el corazón, viene de Él, porque dice la Palabra que es el Príncipe de Paz. Hay que considerar que Dios sabe lo que necesitas escuchar cada día y es así que nos habla por medio de nuestra lectura diaria de las Escrituras.

¿Por qué no hemos recibido esa promesa?

La razón es porque Dios está trabajando con nosotros, debemos aprender la paciencia, la perseverancia, quiere que tengamos más tiempo en su presencia y que aprendamos a apropiarnos de las promesas. Pero en ocasiones no queremos pagar el precio.

Desde jóvenes el Señor pone en nosotros un objetivo, un sueño o un anhelo. Estos mismos deben de coincidir en la pareja con la que se va a contraer matrimonio, porque podrían caer en un yugo desigual cuando se tienen diferentes objetivos.

Y en las promesas están también los hijos, el desarrollo de nuestro servicio, los bienes materiales, la provisión, recoger el fruto de nuestro esfuerzo, entre otros. Y Él siempre nos dará mucho más de lo que pedimos o entendemos, de eso debemos estar seguros. Hay alrededor de cinco mil promesas de Dios en la Biblia para cada uno. Él las va a cumplir por su amor a nosotros.

Desde muy jóvenes Dios puso en cada uno el anhelo de servir al Señor de tiempo completo con la persona que Él les diera por pareja.

Desde jóvenes el Señor pone en nosotros un objetivo, un sueño o un anhelo.

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