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ONU vs nuestros hijos
La pornografía es similar a una adicción de drogas, también se han descrito consecuencias negativas para la salud mental, especialmente en menores de edad, el consumo de pornografía por parte de la población infantil y juvenil afecta a su desarrollo neuropsicológico, funcionamiento sexual y puede desencadenar trastornos de hipersexualidad.
La otra cara de la moneda es un informe publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El Estudio en línea de niños de la Unión Europea 2020, revela que ver pornografía en internet es “educación vital en sexualidad”, entre otros temas aborda cómo se puede utilizar la política gubernamental para proteger a los niños del contenido nocivo, abusivo y violento en línea.
Cabe recordar que la UNICEF, se fundó para ayudar a los niños desplazados después de la Segunda Guerra Mundial. Los críticos dicen que se ha alejado mucho de su visión fundacional, por ejemplo este llamado al acceso de los niños a la pornografía bajo el disfraz de derechos humanos y educación sexual.
Una agencia de la ONU está nuevamente inmersa en la controversia por un informe reciente que sugiere que no hay evidencia concluyente de que los niños expuestos a la pornografía sean perjudicados. Su conclusión se basa en un estudio europeo hecho a 19 países de la UE, los infantes que vieron imágenes pornográficas no estaban molestos. De hecho, el estudio en el que se basa UNICEF dice que el 39 por ciento de los menores de edad españoles estaban felices después de ser expuestos a dichos contenidos.
De manera más congruente durante el 22º Congreso de Patología Dual, se informó como afecta consumir pornografía en menores de edad, el evento contó con la participación de tres especialistas en la materia: Gemma Mestre-Bach, personal docente investigador de la Universidad Internacional de la Rioja; José Antonio Navarro Sanchís, médico psiquiatra del Hospital Universitario Vall d’Hebrón (Barcelona); y Carlos Chiclana, también médico psiquiatra en Madrid.
Ellos coinciden y sostienen que se podría llegar a generar conductas sexualizadas problemáticas y cierta predisposición a una iniciación temprana de la actividad sexual con expectativas poco realistas, conductas de riesgo eróticas, agresividad psicorporal y distorsión de los roles de género.
Según Mestre-Bach, el consumo de pornografía por parte de la población infantiljuvenil afecta a su desarrollo neuropsicológico, funcionamiento sexual y puede desencadenar trastornos, porque se encuentran en un estado evolutivo en proceso, tanto a nivel físico, socioemocional y cognitivo, por esa razón, separar realidad de ficción les cuesta más.
Desde luego, una temprana exposición a contenido sexual puede tener consecuencias relevantes a corto y largo plazo, advierte. En la misma línea de investigación un estudio reciente de Save the Children, organización que defiende los derechos de la niñez, protegiéndolos de violencia infantil, desnutrición, acoso, maltrato y explotación, muestra las edades que se inicia viendo pornografía, demostrando que el 53,8% entre los 6 y los 12 años. De esta manera, puede convertirse en la principal fuente de educación sexual de niños y jóvenes y, por consiguiente, condicionar la actividad sexual.
Riesgos y efectos a la salud mental
Muchos defensores de derechos humanos no están de acuerdo con los datos de UNICEF, ya que ignora la gran cantidad de investigaciones que demuestran los daños de la pornografía a los niños. Al pasarlo por alto, juega con la salud y seguridad de los infantes, dijo Lisa Thompson, vicepresidenta y directora del Instituto de Investigación del Centro Nacional de Explotación Sexual.
Por ejemplo, se dan casos en los que se necesita ver contenidos pornográficos más extremos, sofisticados y consumirlos con mayor frecuencia. Esto puede ocasionar que la persona desatienda responsabilidades en diferentes contextos de su vida, lo que le puede llegar a generar ansiedad, culpabilidad, depresión y conflictos interpersonales, explica la investigadora, Gemma Mestre-Bach.
Los tres expertos coinciden en atender el problema desde un principio como realidad clínica, no como algo moral o cultural. Éstos aseguran que el uso problemático de pornografía manifiesta semejanzas en cuanto a comportamiento con otras adicciones. De modo que la manera de resolverlo también es similar: acudir a un profesional para aprender a controlar esta conducta a través de tratamientos individualizados, explica Navarro Sanchís, médico psiquiatra.
La publicación de este informe por parte de UNICEF se produce pocos días después de que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional anunciara la renovación de su asociación de larga data conUNICEF, comprometiendo $ 300 millones adicionales en financiamiento directo del programa. Estados Unidos es el mayor donante gubernamental de UNICEF con fondos que alcanzan casi $ 994 millones en programas humanitarios y de desarrollo.