En el invierno de 1741 un buque de guerra británico naufragó durante un severo temporal en las procelosas aguas del Golfo de Penas. Este evento azaroso posibilitó un encuentro excepcional de dos mundo, dos culturas unidas al mar, aunque diametralmente distintas, en las desconocidas costas de los archipiélagos de Aysén: la de los navegantes ingleses y la de los grupos indígenas locales de adaptación marítima de mediados del siglo XVIII. Los náufragos de la fragata Wager pudieron observa y compartir la vida cotidiana de los grupos canoeros de la Patagonia Occidental, interactuando principalmente con poblaciones Caucau de la zona del Golfo de Penas hoy conocida como Kawésqar o alacalufes, y, en menor medida, con grupos Chono de las islas más próximas a Chiloé