HABITACIÓN: ENTRE OCHO Y NUEVE

Page 1

fanzine

HABITACIÓN

22



Entre ocho y nueve Zortzi eta bederatzi artean



Hacer. ¿Cómo hacer? Las Ayudas a las Artes Plásticas y Visuales en la modalidad de producción han sido otorgadas por el Centro Huarte y el Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra a ocho artistas en la edición de 2019. En Habitación presentan las piezas resultantes de un proceso de investigación y producción que ha durado varios meses y en algunos casos sigue abierto. Ahora interesa echar la mirada hacia atrás para observar los pasos que han dado hasta el momento. A veces, en el hacer artístico, el cómo puede tener tanta relevancia como el qué. El proceso define un marco que se va construyendo con sus propias reglas y en el que los artistas toman posición respecto a otros tipos de haceres.


Kateka Jaione Michelena & Naia Mira


Jaione Michelena & Naia Mira han decidido juntarse y unir sus cuatro manos para trasladar al ámbito artístico el método de producción industrial. En Kateka, se preguntan (y nos preguntan) si el trabajo en cadena sirve para producir obras de arte. Para ello, han instalado su “fábrica de producción artística” en un espacio en desuso del edificio Matesa (Maquinaria Textil del Norte S.A), antigua fábrica de sedas del barrio de la Rochapea, en Pamplona. Allí, su primera tarea ha sido habilitar la zona de trabajo por secciones para llevar a cabo sus producciones de forma sistematizada. En Tiempos Modernos, aquel Chaplin que apretaba tuercas a un ritmo infernal se burlaba del fordismo, un sistema productivo basado en la repetición de las maniobras. En este sistema, cualquier despiste por parte de los trabajadores puede ocasionar un parón en la línea. Precisamente la posibilidad de que ocurra un fallo en un método de producción automatizado es una circunstancia que las artistas han

querido indagar. En el Centro Huarte muestran tres obras salidas de la fábrica Kateka. Mientras que Acumulación I reúne un conjunto de 240 piecitas de escayola en forma de helado producidas con un mismo molde, en Acumulación II disponen sobre una silla una colección de telas estampadas con un motivo seriado. En ambas series, las artistas han aplicado el principio de la economía de escala, fabricando un gran número piezas del mismo objeto o motivo. Por otra parte, Jaione Michelena & Naia Mira presentan un vídeo de su acción Dibujo en serie, conjuntamente con la mesa de trabajo en la que se ejecuta. En este caso, la obra es el propio hacer: una coreografía para realizar dibujos en cadena. Realizan esta acción a cuatro manos, pero a su vez invitan a los espectadores a tomar el relevo, como si se tratara de un reto puesto a su alcance mediante una hoja de instrucciones. Por pareja, los visitantes pueden ensayar los gestos para producir el mayor número de dibujos en un tiempo mínimo.


Apuntes del pequeño jardín del Edén es un proyecto multidisciplinar de Maite Redondo Gaztelu, cuyo objeto de estudio es la vejez, sus voces y sus representaciones. Lo aborda desde su juventud y por este motivo le interesa establecer un dialogo intergeneracional. Asimismo, presta atención a la dimensión social de esta etapa vital. Para ello, se propuso estrategias colaborativas, implicó a otras personas, no solamente desde una labor documentalista de recopilación de información sino también desde la creación. Esta decisión le llevó a desempeñar varios papeles: dinamizadora, editora, comisaria o recolectora de historias, etc. Así, realizó un taller dirigido a personas mayores y a sus cuidadoras en un Club de Jubilados. Asistieron principalmente mujeres. Maite Redondo les propuso fotografiar su entorno cotidiano, luego pusieron en común las imágenes y eligieron una. Coincidieron todas en la misma: la instantánea de una planta de interior a partir de la cual inventaron historias. La planta se volvió la protagonista de sus ficciones, transformándose en una planta invasora, un motivo para sus bordados, una reivindicación vecinal, etc. De uno de sus relatos surgió el título Pequeño jardín del Edén.

También invitó a diez artistas y escritoras jóvenes a participar en un fanzine autoeditado e impreso mediante la técnica de la risografía. La publicación colectiva se titula La piel de Marte y no os equivoquéis, no se refiere al planeta rojo sino a una escena del film del director danés Carl Theodor Dreyer, Dies Irae. En un fotograma de la película, una mujer mayor llamada Marte a quién se acusa de brujería aparece de espaldas con el dorso desnudo y los hombros caídos. Esta representación impúdica del cuerpo de una anciana no resulta habitual en la sociedad actual en la que prima el culto al cuerpo joven y sin arrugas. En este sentido se prefiere una imagen idealizada de la vejez como la que aparece en un relato del fanzine titulado Ext. Plaza elevada cerca del mar, atardecer. En el texto, una joven de 24 años observa a una señora de 72 sentada en la misma terraza. Admira su belleza, su pelo blanco, le parece que habrá “vivido de otra manera”… Entonces ¿cómo aproximarse de veras a esta etapa última de la vida? Es interesante el diario semanal que incluye la publicación. Lo escribe una trabajadora encargada del cuidado de una mujer mayor, en régimen de interna. A través de la descripción de sus tareas, expone las rutinas y los estados de ánimo de la señora mayor. No dejéis de leerlo.


Apuntes del pequeño jardín del Edén Maite Redondo Gaztelu


Nosam (Not only stones are mirrors) Alfredo Zubiaur


Para aproximarse a las piezas escultóricas de Alfredo Zubiaur, resulta útil conocer su proceso de elaboración. Nosam (Not only stones are mirrors), la serie que presenta en esta ocasión, viene a continuación de la serie Nowhere. En ambas series, su trabajo de experimentación ha consistido en reproducir procesos geológicos de larga duración en un tiempo más corto (meses) a partir de polímero acrílico. Mientras en Nowhere buscaba simular las grietas de la Tierra mediante un proceso de deshidratación, en Nosam ha trabajado con la incompatibilidad de substancias y con la contracción de los materiales para obtener huellas de forma aleatoria. Lo consiguió superponiendo y presurizando capas de pintura acrílica, resinas alquídicas, mediums y barnices. Luego, usó moldes para dar la forma definitiva a sus piezas. El resultado son sólidos de resina acrílica que aparentan rocas artificiales

y pieles con forma de alfombra o de capa. Rocas y pieles entran en diálogo, se complementan, las últimas pudiendo acoplarse y mimetizarse con las primeras. Conforman un paisaje reconstruido a partir de materiales industriales. En un contexto de deterioro del ecosistema terrestre que no tiene vuelta atrás, el artista anticipa un tiempo en el que los derivados del plástico ya han sido asimilados geológicamente. Sin embargo, un propósito de Alfredo Zubiaur en todos sus proyectos es no añadir más residuos al planeta. Utiliza materiales descatalogados comprados en un distribuidor outlet y una vez finalizado el trabajo, recupera los sobrantes de resina, y acumula los restos de pinturas y esmaltes en bidones para futuras obras. Su investigación artística se fundamenta en el reciclaje y la reutilización. Ahí encuentra la coherencia entre el concepto, el hacer y su materialización.


Crisรกlida Itsaso Iribarren & Germรกn de la Riva


Objetos que miran En Especies de espacios, el escritor francés Georges Perec realizó un ejercicio de observación de los espacios y reflexionó sobre su imbricación, como en un juego de matrioshkas. Partió de lo más pequeño, la cama, el lugar que mejor se amolda al cuerpo humano, al cuerpo en posición horizontal, y fue atravesando umbrales: la habitación, el apartamento, el edificio, el barrio, la ciudad, el campo, el país, el mundo y el espacio. Tres de los proyectos que se presentan en la exposición investigan también las relaciones de interdependencia entre la arquitectura, los objetos y los cuerpos. Si Georges Perec se situó frente a la página en blanco y empleó las palabras para nombrar, describir y pensar sobre los espacios, los siguientes artistas trabajan con otro material. Itsaso Iribarren & Germán de la Riva usan el cuerpo; Raúl Ursua por su parte emplea un lenguaje visual y Patxi Araujo trabaja con la materialidad digital, con el código.


Frente a frente Itsaso Iribarren & Germรกn de la Riva


La pieza central de la instalación de Itsaso Iribarren & Germán de la Riva, una forma voluminosa recubierta por gran plástico negro, recuerda a un relieve geológico. Se titula La montaña. Dos elementos escultóricos interactúan con La montaña. Una figura humana, El panóptico, se halla tumbada boca abajo pero la mitad superior del cuerpo desaparece debajo de La montaña. En otro lateral, también en el suelo, aparece La fama, un busto de espaldas. Ambos personajes yacen uniformados (zapatillas, vaqueros y sweater con capucha), fragmentados, incompletos y sin rostro. Este es el escenario que encuentra el espectador cuando entra en la habitación. Desplazándose por el espacio y situándose frente a los objetos, surgen las preguntas: ¿Qué hay debajo de la lona negra? ¿Por qué estas figuras humanas se encuentran tumbadas y en parte ocultas? ¿De qué se esconden? La respuesta pasa por asumir que estos cuerpos escultóricos, objetos inertes y sumisos, nos devuelven a nuestra condición de ciudadanos. Si

bien tenemos rostro, voz, respiramos y caminamos erguidos, estamos inmersos en un sistema de normas y de control. En este sistema, las instituciones y las empresas rigen nuestra conducta y vigilan nuestras acciones mediante la recopilación de datos y grabaciones. Además, la colocación de las cámaras de vigilancia en el espacio público y el desarrollo de las nuevas tecnologías (GPS, drones, etc.) posibilitan un mayor control de cada uno de nuestros gestos. Por todas partes un ojo nos observa. Y, por si fuera poco, nosotros mismos somos agentes activos del control, al tener un móvil en el bolsillo disponible a todas horas, siempre localizados. Fotografiando y grabando alegremente cualquier hecho nimio, participamos en la gran fiesta de la vigilancia, aunque sea para obtener más likes en las redes sociales. Entonces ¿a dónde se puede escapar? ¿Cómo proteger nuestra privacidad y nuestra integridad? ¿Habrá que meterse en un agujero como los personajes de la instalación de Itsaso Iribarren & Germán de la Riva?



success & FAILURE Raúl Ursua


success & FAILURE Raúl Ursua


En otro espacio, Raúl Ursua muestra la última etapa de success & FAILURE, un proyecto que le ha ocupado los últimos doce años. Aquí se exhiben en la pared alzados de edificios y pequeñas maquetas de escaleras, grúas, fachadas de casas y engranajes. Estas piezas blanquecinas dialogan con tres fotografías en color, en las que se ven retratados modelos con indumentaria de un tiempo futuro. En sus trajes y cascos llevan maquetas de naves espaciales como si fueran protuberancias que contaran su experiencia. De este modo, Raúl Ursua pone en relación lo que somos con los edificios que habitamos o visitamos, como si la arquitectura fuese un rasgo de la personalidad (dime dónde vives y te diré quién eres). La pertenencia a una clase social siempre se ha vinculado a un barrio, a un tipo de edificación, a uno estilo de vida (dime cuántos metros cuadrados tiene tu casa y te diré si has triunfado en la vida). En el texto citado, Georges Perec dedicó unas líneas a las escaleras: suntuosas en las casas burguesas,

grises y estrechas en los edificios de los barrios populares. Por su parte, en su instalación, Raúl Ursua incluye maquetitas de escaleras para simbolizar el subir y bajar constante de la vida, el ganar y perder. Las escaleritas están expuestas con maquetas de grúas que aluden al proceso de construcción y destrucción que acompaña nuestras vivencias. Si se mira con más atención el retrato colectivo de los miembros de la tripulación de la expedición espacial, observamos que se muestran indiferentes a los abrazos de las personas que aguardaban su regreso y los adulan. Parece que, después de la experiencia prolongada en el habitáculo cerrado de la nave, se sienten despegados del mundo. El artista ha querido plasmar con ello la idea de que hay edificaciones que afectan o incluso que hacen enfermar a sus habitantes, como si la arquitectura no fuera solo una fachada que hace translucir las emociones, sino una capa adicional que trastoca lo que somos.


En otra estancia se encuentra la instalación Dancing cum dederit de Patxi Araujo. Imágenes y sonidos de una potente cascada emergen de la oscuridad. No se trata de una grabación sino de una reconstrucción de algo que se ha perdido. Aparecen y desaparecen como un recuerdo o un simulacro. Cuando termina la visión de la cascada, se escuchan las notas de Cum dederit, de Antonio Vivaldi, que a su vez despiertan el movimiento de un robot -una plataforma Stewart-, ensamblado con un tocón de madera. El agua ya no fluye, el árbol ha muerto. La emoción en torno a esta pérdida es familiar. Sabemos que desaparecen grandes bosques, que las temperaturas suben y que ciertos encuentros con la fauna ya no pueden tener lugar. Lo sabemos. Pero Patxi Araujo propone dar un salto a un punto de no retorno en el que la naturaleza ha sido destruida. Entonces, ¿para quién es el baile?

¿Quedarán seres humanos cuando llegue este momento? Probablemente no. Es una especulación estética e intelectual. El arte nos traslada a unas circunstancias que no ocurrirán y lo hace para que sintamos, imaginemos, tal vez actuemos. En la habitación oscura, este baile tecnológico es para nosotros. Lo ejecuta un cuerpo híbrido, mitad robot, mitad naturaleza muerta. Se ve, pues, que la naturaleza, la humanidad y la tecnología constituyen un triángulo indisociable. Hay quienes dicen que las tecnologías de la información y de la comunicación desempeñarán un papel esencial en la lucha contra el cambio climático, en la vigilancia, la predicción o la adaptación al mismo. La tecnología tendría en este caso un papel de salvadora. Pero puede que no sea suficiente. ¿No deberíamos también cambiar nuestro modelo de consumo y producción?


Dancing cum dederit Patxi Araujo


Ctrl+C/ Ctrl+V Elvira Palazuelos


Yuxtaponer lo invisible El cerebro es un órgano autosuficiente. En el fluir azaroso de las imágenes y de las historias busca vínculos e interpretaciones. Une, relaciona, contrapone. Rastrea en la memoria y extrae materia. Lo mismo ocurre con las ideas, las emociones, los olores o los sonidos. El arte se aprovecha de este mecanismo cognitivo y sensitivo, sugiriendo asociaciones complejas que franquean el límite de lo que se quiere ver, escuchar o entender. Con esto consigue evitar lo obvio y buscar la clarividencia, a la vez que intenta influir en la percepción del visitante.


En su proyecto Transpantojo paisaje entonces contenido, Katixa Goldarazena se sitúa en el dominio de lo táctil. Dice: “toco las cosas con cuidado como si fuesen animales”. Su modus operandi consiste en escoger materiales manufacturados (papel, yeso, aglomerado, tela, metacrilato, plástico, pintura, etc.) y tratarlos como algo orgánico, dejando paso a la extrañeza y a la emoción. Asimismo muestra una fascinación por el color. Decía Yves Klein, inventor del famoso azul IKB (International Klein Blue), que el color es el espacio sensible puro. Katixa Goldarazena conoce el impacto del color en la retina. Con el color, su aproximación táctil al material se muta en una experiencia visual: se deja afectar a través de la vista. Entonces escoge materiales y los transforma cuidadosamente. Los ordena y crea superposiciones, capas

que coloca en el plano vertical, contra la pared, o bien en el plano horizontal, en el suelo. Juega con la fuerza de gravedad de los distintos elementos, con su peso y su equilibrio. En estos apilamientos, cuando introduce imágenes impresas, hace resaltar su corporalidad. Tienen tanto cuerpo como el yeso o el aglomerado, aunque sea un cuerpo fino y ligero. Cuando emplea el dibujo, los trazos evitan la figuración y sugieren estados de ánimo, flujos de energía. Propone asociaciones de color, texturas, brillos y formas. Entre las partes de sus composiciones, entre los cuerpos, se establecen relaciones, una convivencia temporal con posibilidad de cambio. No es casual que algunos títulos -zuek/vosotros, zu/tu, zuetako bat/ una de vosotras- aludan a vínculos personales: se trasladan afectos íntimos al ámbito de las cosas, de la materia.


Transpantojo paisaje entonces contenido Katixa Goldarazena

Hoy digo: Se trata de buscar la manera propia de aprender/ entender Llego a la escultura dibujando Como a los dibujos y a la escultura escribiendo La escultura va de bailar Acompañan los dibujos y cuerpos-cosas Donde se hablan Entre el vals y el trap Donde el cuerpo también son lugares También bailando llego


Ctrl+C/ Ctrl+V Elvira Palazuelos


Elvira Palazuelos ha titulado su proyecto Ctrl+C/ Ctrl+V. En esta extensa serie de collages, la artista se ha propuesto revisitar las obras que fundamentan su cultura cinematográfica desde la crítica feminista. Su trabajo se ha desarrollado en el terreno digital, capturando, cortando y pegando imágenes. Asimismo reproduce en sus composiciones las franjas de colores de los televisores, optando por una gama predominante de rosas y morados. En la revisión de la historia del cine que ha emprendido, Palazuelos ha escogido fotogramas en los que aparecen personajes femeninos, fijándose en sus roles, en sus gestos y también en los diálogos que acompañaban sus acciones. Una vez constituido este archivo ha compuesto sus collages, eligiendo para cada uno una idea transgresora. En el conjunto de la serie sorprende que todas las protagonistas sean jóvenes y guapas: pertenecen al canon. La obligación de gustar aparece explícitamente en el collage titulado The Girl Beyond The Mirror, en torno al espejo, o en otros collages en los que la artista resalta poses que desvelan piernas desnudas o primeros planos de labios pintados de rojo,

como en Let’s play a game. Elvira Palazuelos también hace un repaso a los estereotipos femeninos: algunos collages muestran a mujeres en dormitorios con papel pintado de flores como en An Unforgettable Letter; a mujeres fatales como en I don’t believe in Love; a mujeres vengativas con puñal o pistola como en Till you Scream for Help. También presenta a mujeres mucho más reales, como las adolescentes del collage Sweet Nothing o a mujeres que luchan por sus derechos, como en Vote Baby Vote. Delphine Seyrig, una actriz francesa feminista que fue muy activa en los años 70, decía que siempre se había visto a las mujeres como las habían pintado los hombres, y que era muy importante que fueran las mujeres las que se mostraran a sí mismas. Cincuenta años más tarde, el movimiento #MeToo, que surgió para denunciar las agresiones sexuales del productor de cine Harvey Weinstein, se ha extendido por todo el mundo. Esto pone en evidencia que lo que ocurre en las pantallas y a su alrededor tiene mucha influencia en la sociedad, seguramente porque ahí se construye nuestro imaginario.


Por su parte, en su instalación, Maite Redondo Gaztelu contrapone dos piezas: un vídeo de la actividad en una cantera y la grabación de voz de una trabajadora inmigrante, interna en casa de una anciana. El video Cantera presenta un plano fijo panorámico de la explotación mineral, un cuadro en el que la montaña ha sido destruida a bocados. A pesar de ello, apenas se percibe la activad humana: únicamente se divisa el movimiento de los camiones como si fueran hormigas y se oye el ruido de fondo de las máquinas. Al lado de la proyección, se escucha el relato de la trabajadora doméstica que describe sus tareas durante una semana: 24 horas al día cuidando una persona mayor que requiere su

atención día y noche, sin una sola tarde de descanso. La artista pone al mismo nivel la explotación de los recursos naturales y la explotación de las trabajadoras domésticas, como dos tipos de violencia que se unen en un sistema económico que alienta la expoliación de la Tierra y no reconoce los trabajos de reproducción y cuidado, principalmente ejecutados por mujeres. Poniendo en relación ambos documentos, visibiliza las conexiones entre la ecología y el feminismo: una misma lucha para detener la violencia y la destrucción, y desarrollar un sistema de valores que reconozca de forma equitativa las contribuciones de todos los trabajadores y trabajadoras.


Apuntes del pequeño jardín del Edén Maite Redondo Gaztelu


Fanzine 22 forma parte del proyecto expositivo Habitación 22, que tuvo lugar del 26 de junio al 30 de agosto de 2020 en el Centro Huarte. Fanzine 22, zehazki, Habitación 22 erakusketa proiektuan sarturik dago. Erakusketa Uharte Zentroan egin zen, 2020ko ekainaren 246etik abuztuaren 30ra bitarte. Imágenes / Irudiak Alferdo Zubiaur Elvira Palazuelos Itsaso Iribarren Katixa Goldarazena Maite Redondo Naia Mira /Jaione Michelena Patxi Araujo Raúl Ursua Textos / Testuak Alexandra Baurès Diseño y maquetación / Maketazio eta diseinua Marisa Mantxola DL/LG NA 84-2018

Calvario, 2. 31620 Uharte Huarte | Nafarroa Navarra t. 948 361 457 | centrohuarte.es Finantziatua / Financiado por




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.