T A L L E R Tema: El hacer de la Pastoral de la Cultura en las Provincias Eclesiásticas.
Objetivo: Impulsar y animar la Pastoral de la Cultura en las Provincias Eclesiásticas, precisando las acciones concretas que emanen del Taller.
LA REESTRUCTURACIÓN DE LA CEM
Este trienio 2006-2009 es un periodo de transici贸n, cuyo objetivo es aplicar la nueva estructura de la CEM. La nueva estructura ha exigido, tanto de los Obispos como de todos
los
colaboradores,
no
s贸lo
en
las
Comisiones
Episcopales sino tambi茅n en cada una de nuestras Di贸cesis, un cambio de mentalidad y un nuevo aprendizaje para discernir y programar los servicios de las Comisiones Episcopales.
Recordemos cómo surgió la nueva estructura de la CEM. Es fruto de nuestra programática Carta Pastoral del año 2000 “Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos”. En la elaboración de dicha Carta emergió la conciencia en el Episcopado de la necesidad de una presencia eclesial en el ámbito de la vida pública del País para ofrecer la levadura del Evangelio y su positiva influencia en la sociedad.
La filosofía liberal del siglo XIX ha dejado en el pueblo de México la falsa concepción de que la fe es un asunto meramente privado. En cambio la Fe transforma no solamente la realidad personal sino también la comunitaria y social, por ello es indispensable que se exprese públicamente. La Fe madura se traduce en expresiones culturales y en estilo de vida, fundamentados en los valores del Evangelio.
En la elaboración de la Carta pastoral del año 2000 los Obispos, reconocimos, como Conferencia Episcopal, que habíamos trabajado satisfactoriamente en la animación y en el fortalecimiento de la vida interna de la Iglesia. En efecto, la Iglesia en México es mucho más fuerte y la participación de los laicos en ella, que hace 50 años, cuando iniciaba el Concilio Vaticano II.
Contamos
con
un
enorme
potencial
en
la
participación de agentes de pastoral en cada una de las Diócesis. La Conferencia Episcopal en estos últimos decenios animó
a
los
Obispos
y
a
las
Diócesis
a
trabajar
insistentemente en las estructuras pastorales, y esto se logró positivamente.
Hoy, fruto de la Carta pastoral, de su proceso de elaboraci贸n y del estudio de la misma y de sus consecuencias, hemos adquirido mayor conciencia de lo logrado, y estamos convencidos que ese trabajo de fortalecer las estructuras internas de la vida de la Iglesia, tiene que seguir, porque de ah铆 depende nuestra vitalidad y capacidad de servir.
Pero también nos dimos cuenta que esa fuerza eclesial,
no
estaba
siendo
aprovechada
para
influir
positivamente en la vida pública del País. Descubrimos con grande ilusión y esperanza que la sociedad necesita la presencia de la Iglesia de forma más incisiva y eficaz. Para ello
era
necesario
intentar una
reestructuración
que
permitiera tener las instancias para promover y coordinar la acción de la Iglesia en las realidades temporales.
En la LXXXI Asamblea Plenaria realizada el año 2003 en Monterrey se acordó la necesidad de una reestructuración que permitiera achicar el peso de la organización, y al mismo tiempo, dar cabida para promover y coordinar la relación con la vida pública y social del País.
En un primer momento, se consideró hacer un ajuste en la estructura y en la forma de trabajo, pero nos dimos cuenta que había que crear un nuevo modelo de estructura y nadie tenía la respuesta conveniente. Por eso, en noviembre del 2003, en la LXXXII Asamblea Plenaria, ayudados por el Tecnológico
de
Monterrey,
realizamos
un
estudio
y
evaluación para definir qué es lo que en realidad queríamos hacer. Ahí se comenzó a prever que el trabajo sería complejo y requeriría mayor tiempo del pensado inicialmente.
En abril del 2004 en la LXXXIII Asamblea Plenaria se decidió que el trienio 2003-2006 tuviera como objetivo el logro de la nueva estructura. Se trabajó con tres documentos fundamentales:
“Pastores
Successores” y “Apostolos Suos”.
Gregis”,
“Apostolorum
“Apostolos
Suos”
el
más
antiguo
de
los
tres
documentos explica la naturaleza teológica y jurídica de las Conferencias Episcopales y su servicio; “Pastores Gregis” y “Apostolorum Successores” presentan el ministerio de los Obispos.
En ese estudio, surgieron los criterios para discernir las tareas propias de la acción colegial y también la necesidad, como lo dice “Pastores Gregis”, de revitalizar y volver a darle vida a la Provincia Eclesiástica, que en nuestro País, había quedado relegada, y sustituida en buena parte, por las Regiones Pastorales, y por el trabajo de las Comisiones Episcopales.
Se descubrió que la Provincia se podía revitalizar, regresándole la tarea de ser ella la que propicie los encuentros de ayuda eclesial entre los diversos sectores del Pueblo de Dios: Presbíteros, Diáconos, Consagrados y Laicos. Como lo sugiere la “Pastores Gregis”. De esta manera, la Provincia se responsabiliza de manera prioritaria de la vida interna eclesial, y por tanto, asume muchas de las tareas que habían venido realizando las Comisiones Episcopales, y que ahora, poco a poco, van siendo responsabilidad de las Comisiones Provinciales.
La Conferencia Episcopal, por su parte, deberĂĄ asumir, como su primera responsabilidad, las tareas propias de la colegialidad, y que los Estatutos de la CEM enumeran en su ArtĂculo 3.
Este camino de reflexión y estudio llevó a clarificar el objetivo de la nueva estructura, y reconoció la propia potestad jurídica de la Provincia Eclesiástica, y que aún no dependiendo de la Conferencia Episcopal, sin embargo ambas necesitan tener una válida y conveniente interlocución sobretodo en el campo pastoral, como lo señala los estatutos de la CEM en el Art 44.
La Provincia Eclesiástica ha vuelto, con la nueva estructura de la CEM, a emerger como una instancia que tiene su propia naturaleza jurídica, distinta a la Conferencia Episcopal, y que por la unidad y comunión de la Iglesia, debe entrar en una interacción y colaboración con los organismos de la CEM.
La Provincia EclesiĂĄstica prioritariamente promueve y vela las estructuras internas de la Iglesia, mientras que la Conferencia Episcopal prioriza las tareas propias de la Colegialidad. Por ejemplo, las relaciones institucionales con el Gobierno federal, los Partidos PolĂticos, los Medios de ComunicaciĂłn nacionales, etc.
Social,
los
Sindicatos
y
organizaciones
El presente trienio 2006-2009 se ha orientado a la aplicaciĂłn de la nueva estructura, no sin dificultad, por que si bien los Obispos estamos convencidos de este cambio; sin embargo como cosa nueva es necesario, una y otra vez, explicar el porquĂŠ; entender y tratar de vencer las resistencias naturales que nos impone la inercia de haber actuado durante tantos aĂąos en una determinada manera.
Este es el objetivo de este trienio que evaluaremos el próximo noviembre, y veremos qué ajuste es necesario hacer y de qué manera orientar y aplicar la nueva estructura para que la Iglesia en México ofrezca eficazmente la levadura del Evangelio, la presencia de Cristo en nuestra Patria.
Esta Comisi贸n Episcopal tiene la encomienda, en cada una de sus dimensiones, de recordar nuestra sublime vocaci贸n de ser Palabra, en la 煤nica Palabra Viva.
La Doctrina de la Fe es el campo específico en el que la Iglesia se preocupa de que la Palabra sea la Palabra verdadera y no otra. La dimensión de Cultura es la que tiene que señalar el objetivo a alcanzar. Tanto la “Evangelii Nuntiandi” como la “Ecclessia in America” afirman: “La ruptura entre el Evangelio y la Cultura es el drama de nuestro tiempo”. Por eso es preciso promover la “Cultura de la Palabra”. La dimensión de Biblia, Misiones y Catequesis por su naturaleza son transversales, no solo al interior de la CE sino en general. Es un puente para la colaboración con las otras CE.
La dimensión de Educación, centrada en la formación del discípulo, puede convertirse en la integradora de las dimensiones al interior de la Comisión, en cada momento que haga uso de la Palabra de Dios, de la Catequesis y de la Misión.