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La educación superior en la era del populismo: bien público y compromiso cívico

Abstracto

En los últimos años, se ha visto un duro despertar en la educación superior. La frustración con la distribución desigual de los beneficios de la globalización y las disparidades entre los centros urbanos y sus zonas rurales han dado paso a la era del populismo. Las universidades se han visto atrapadas en esta batalla polarizadora, a menudo vistas como centros de privilegio y élites desconectadas de la sociedad que las apoya y financia, en lugar de defender el bien público. Estos desafíos de hoy en día revelan que la universidad no puede quedarse al margen, ni tampoco sus estudiantes. Hay mucho en juego. ¿Es el compromiso cívico el camino para recuperar la confianza pública?

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La investigación revela que las universidades a menudo eligen colaboradores geográficamente distantes de las empresas u organizaciones.

ELLEN HAZELKORN

En los últimos años, se ha visto un duro despertar en la educación superior. El voto del Brexit en el Reino Unido, la elección de Donald Trump como presidente de los EE. UU., los cambios en los gobiernos de Hungría, Polonia, Italia y Brasil (por nombrar solo algunos, junto con cambios políticos y legislativos), han enfatizado las tensiones entre la educación superior y las comunidades. Las universidades que se enorgullecían de trabajar dentro de las fronteras del país y la cultura ahora se encuentran lidiando con gobiernos y comunidades que hacen campaña para mantener alejados a los "extranjeros".

La educación y la geografía, superpuestas con el origen étnico y el género, fueron factores clave que contribuyeron en los puntos de vista de las personas en las elecciones estadounidenses, y las encuestas anticipadas 2020 sugieren que la mayor tensión es entre las mujeres blancas con educación universitaria y los hombres blancos sin educación universitaria. El nivel educativo también fue decisivo en la votación del Brexit en el Reino Unido. También lo es la movilidad o más bien la falta de ésta. Las personas con menos probabilidades de abandonar sus ciudades natales tienen más probabilidades de preocuparse por los cambios sociales y económicos. Como las personas acuden en masa a las ciudades, también lo hace el poder político y económico, dejando atrás las crecientes disparidades en las oportunidades.

Para las personas de países desarrollados y de mi generación, se creía que cada generación estaría mejor que la anterior; el progreso fue un derecho natural. Pero esto está cambiando. A medida que más personas participan en la educación superior, las universidades se organizan más jerárquicamente, y el acceso y las oportunidades de vida se correlacionan respectivamente.

¿Parte del problema o la solución?

Las universidades señalan que son parte de la solución, que su puerta está abierta y que su investigación y actividades internacionales contribuyen de forma positiva a la sociedad. Sin embargo, se les acusa de manera permanente de ser insuficientemente responsables de los resultados de la educación, los atributos de los egresados y las habilidades de sustento, a cambio del financiamiento y/o el apoyo público y político recibido. Mientras que las universidades promueven programas de internacionalización y estudios en el extranjero, la comunidad local a menudo ve que los estudiantes extranjeros toman los cupos de los estudiantes nacionales y los programas impartidos en inglés debilitan su propio idioma local.

La investigación revela que las universidades a menudo eligen colaboradores geográficamente distantes de las empresas u organizaciones. Esto varía según la misión, con universidades más nuevas o con rankings bajos y con mayor probabilidad de participar localmente; sin embargo, señala las crecientes críticas de que las universidades priorizan la reputación internacional en lugar de ser buenos vecinos.

Podríamos argumentar que pasarán estos tiempos. Pero muchos de los cambios que se buscan y/o establecen reflejan los problemas reales y son fundamentales. La educación superior ha tenido históricamente una estrecha relación con la ciudad y el país donde fue fundada. Hoy, las personas se preguntan si aún se está prestando atención a sus intereses. Estos desafíos revelan que la universidad no puede quedarse al margen, ni tampoco sus estudiantes.

Mejora y desarrollo del compromiso

En los últimos años, las universidades, las asociaciones universitarias y los gobiernos han realizado varias iniciativas, a menudo en colaboración. Su objetivo es repensar y reiniciar la universidad para el siglo XXI.

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