![](https://assets.isu.pub/document-structure/210506192900-19364116fdd6e0ee8906d22684811faa/v1/648e7504b60e8d2bf9b436225a14f254.jpg?width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
La Seguridad de Leer
Por Mariano Botey, mboteyh@gmail.com
CONTRA EL TIEMPO FILOSOFÍA PRÁCTICA DEL INSTANTE
Advertisement
de Luciano Concheiro, Editorial Anagrama, México, 2016.
Hasta ahora no hemos tenido la capacidad de almacenar el tiempo o de ir reservando horas de nuestra existencia; la sabia naturaleza sigue siendo nuestra consejera y guía en los procesos de toda existencia, y nos recuerda que vivamos cada instante de nuestra vida, pero somos muy dados en ir Contra el tiempo, título mismo que abarca este libro que les sugiero abordar en su lectura de interés; aunque tómese el tiempo pero sin prisas, porque somos esos instantes para tener la habilidad de tomar en cuenta las respuestas. Respire lentamente pensando positivamente y exhale esos malos momentos que lo mantienen aceleradamente preso, libérese y relájese. No es lo mismo un momento que el instante. Las tormentas son series de acontecimientos de presiones y precipitaciones que no podemos alterar su naturaleza, pero sirva para no dejarnos de mover cuando la respuesta inmediata sea dada en no quedarse quietos. Actúe e invierta en su salud como recurren los maestros zen al kóan: paradojas “mediante el dislocamiento de los principios lógicos y racionales, permiten alcanzar un grado de consciencia: el Despertar, la Iluminación y el Instante”. Quizás cuando escribí esto fue demasiado tarde y no llegó para aquellas personas e irónicamente cuando alguien intente leerlo apenas esté con el borrador en proceso: somos un flujo de parpadeantes estrellas, en ese influjo de planetas acechando cada instante. Siguiendo el matiz de la ironía, este virus ha sido también un reflejo de la aceleración de perder el enfoque de nuestra salud, en lugar de lograr curarnos en un proceso de tiempo y con un diagnóstico basado de un doctor, queremos rapidez en los remedios, cuando no han sido los mejores conductos de bienestar, pero en las urgencias buscamos lo barato, “la velocidad termina por roer lo que sea”. Nadie es inmune en la medida que “todo es propenso a ser infestado por el ritmo acelerado del capital: ni los políticos ni los líderes sociales, ni las ideas ni la amistad”. el sector político se ha beneficiado en lo que subyace de la promesa, ya que la memoria tiende a perderse en el olvido, y más aún tanta información no retiene por la falta de desarrollar nuestra capacidad de discernir y analizar. Nos quiere el sistema sin pensar y sometidos a no razonar y nos tornamos como los mismos partidos
políticos en campaña: prometemos lo que no está en nuestro alcance y los compromisos no los cumplimos por lo único genuino que tenemos: amnesia; su ingrediente improvisado es el escándalo, basta cualquier tema y sea relevante más no de un antagonismo ideológico, y así de rápido se pasa a otro tema o al olvido, porque la permanencia voluntaria ya ni en los cines es negocio. Hoy en día “se produce para que los objetos caduquen , no para que duren”. Añado: “Franco Berardi ha propuesto que hablemos de un semiocapitalismo por cuanto ya no existen cosas materiales, sino signos”. Confieso que mi mente y mi cuerpo ya no logran ese objetivo de descanso -a veces no tomo café- pero descarto mi bebida predilecta; por tanto, me he percatado que mis pensamientos están en esa constante distracción por las mismas actividades que se llevan a cabo de manera acelerada; ya todo está sometido hasta en el mismo lugar de descanso que es la cama, ya es parte de nuestro mobiliario de trabajo. “Esta forma de vivir –dice Concheiro– repercute también en la duración de nuestras relaciones amorosas, que han disminuido notoriamente”. A nuestras vidas ya no le damos ese toque sutil de continuidad y respetable conversación; nos perdemos en la misma conversación del whatsapp. “En un mundo acelerado resulta imposible hilvanar una narrativa aglutinadora y coherente para nuestras vidas”. Y bueno si se trata de aceleración que sea en acciones positivas que no tengan que ver con las máquinas ni la tecnología; más bien, que sean actitudes positivas, en ser compasivos, en pedir perdón lo más pronto posible, en dejar el orgullo empleando amor con ese impulso del corazón y no de una reacción de las visceras. Disminuir la velocidad en algunas actividades sea un reto posible de enfocar desafiando a la misma tecnología, y en esa cercanía lo propone “La ensayista mexicana Vivian Abenshushan que ha condensado con precisión ese afán: “¿No sería oportuno que alguien se diera a la tarea de una nueva máquina, la Máquina de la Lentitud, un artefacto imposible, capaz de desacelerar el tiempo y de reconquistar las horas de ocio, las caminatas morosas y sin rumbo fijo, las lecturas prolongadas en posición horizontal?”.