M. Chokler
Desarrollo postural de Pikler
Desarrollo postural y motor autónomo según Emmi Pikler Myrtha Chokler El estudio de la motricidad espontánea, entendida no sólo como comportamientos no reactivos, sino generados de manera endógena, fue investigado por numerosos científicos en los últimos años. Prechtl y su equipo desarrollaron observaciones que permitieron describir la organización cíclica de la sucesión temporal de la motricidad del feto, del bebé prematuro y del nacido a término. El examen de las posturas reveló una importante variabilidad interindividual de posturas, adoptadas de manera espontánea en cada edad y una gran estabilidad intraindividual. Pero indudablemente los trabajos pioneros de la Dra. Emmi Pikler, 1 alrededor de los años 1930, acerca de la génesis fisiológica, autónoma, de las posturas y los movimientos, descubierta por ella y ampliamente estudiada por la Dra. Agnès Szanto 2 revolucionaron los conocimientos de este siglo acerca del desarrollo postural y motor en la protoinfancia. Todos los niños observados durante las investigaciones llevadas a cabo por estas autoras, aprendieron los movimientos y las posturas en forma autónoma a lo largo de sus primeros años de vida (salvo la postura inicial, inmediata al nacimiento, que necesariamente era elegida por un adulto). Esto significa que durante toda la crianza, el adulto no intervino jamás cuando un niño comenzaba a experimentar una nueva forma de movimiento, no le enseñó ni intentó influir sobre él de alguna manera directa o indirecta, tanto en el orden de aparición como en la calidad o velocidad de adquisición. Las investigaciones que presentaron estuvieron basadas en el seguimiento longitudinal de más de 2.000 niños cuyos desplazamientos y posturas se organizaron y aprendieron únicamente a partir de su propia iniciativa, sin un sostén material ni instrumental (mecedoras, sillitas, andadores, etc.) y sin la ayuda ni la enseñanza directa de los adultos. ¿Qué condiciones se respetaron para permitir este desarrollo postural y motor autónomo?
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Pikler, E. Moverse en libertad. Madrid, Narcea, 1985. Szanto, A. Le roulement (motricité du première âge). Investigación para la Maîtrise en Psicología Genética. Universidad Paris VIII, bajo la dirección del Pr. Tran Thong.
2
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Los recién nacidos observados en la práctica pediátrica de la Dra. Pikler, como médica de familia y luego en el Hogar Infantil de la calle Lóczy de Budapest, fueron acostados boca arriba desde su nacimiento y se mantuvieron en esa posición mientras estaban solos, fuera de las manipulaciones propias de los cuidados cotidianos, hasta que giraban de costado por su propia maduración e iniciativa. De tal manera, girando sobre el costado y volviéndose boca arriba, podían jugar con gran movilidad. Más tarde aprendían a girar sobre el vientre, pasando de decúbito dorsal a decúbito lateral y luego a ventral y sólo después aprendían a pasar de decúbito ventral a decúbito dorsal. Durante largos meses ejercían su actividad cada vez más tiempo y con mayor seguridad y soltura boca abajo. Comenzaban a desplazarse inicialmente pivotando, después con giros repetidos, después rolaban, girando rápidamente en el mismo sentido; luego reptaban, propulsándose hacia atrás o hacia adelante, ulteriormente se desplazaban en cuadrupedia y progresivamente, a través de distintas modalidades, pasaban de la posición semisentada acodada, a semisentada apoyándose en una mano, a la posición sentada; se arrodillaban sosteniéndose, luego sin sostén, caminaban de rodillas, se ponían de pie sosteniéndose; se mantenían de pie sin sostén; aprendiendo luego a ponerse de pie con soltura desde el suelo, sin sostenerse. Todos comenzaron a realizar los primeros pasos por su propia iniciativa hasta adquirir una marcha segura. El orden de aparición de las posturas y desplazamientos fue el mismo en todos los niños hasta el momento de reptar, luego dependía de variaciones individuales. 3 Pudo suceder que el ejercicio de reptado durara muy poco tiempo, inclusive que ocurriera excepcionalmente o que un niño no lo ejercitara en absoluto. 4 Algunos podían sentarse primero y pararse después, otros a la inversa, etc.
3 4
Pikler, E. Op.cit. Szanto, A. Op.cit.
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Cuadro I: Secuencia de desarrollo de los movimientos por propia iniciativa. 5
Los importantes aportes de Emmi Pikler con el descubrimiento de la continuidad genética del desarrollo motor permiten fundamentar científicamente esta concepción de autonomía postural y motriz sintetizada en el Cuadro I.
5
Pikler, E. Op.cit. Dibujos de Clara Papp.
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En las figuras 1 a 6, desde la postura acostado de espaldas logra pasar a posturas laterales hasta darse vuelta en decúbito prono instalando una forma de desplazamiento llamado por Szanto “giros laterales repetidos”. En ellos el equilibrio cinético requiere una estabilización estática en cada postura dorsal o ventral hasta pasar, a partir de la maduración y su ejercitación repetida, a la elaboración del rolado, primer desplazamiento enteramente dinámico (SzantoPaillard) (Cuadro II). Las figuras 7 a 10 esquematizan desde la postura ventral a la construcción de los desplazamientos en reptado, gateo y trepado. En las figuras 11 a 15 se esquematizan las secuencias desde el decúbito ventral a la posición sentada. Se pueden notar las sutiles diferencias entre la postura de costado acodada, la postura semisentada apoyada sobre la mano, que precede a la postura sentada donde la base de sustentación, a partir de la postura de las piernas flexionadas hacia atrás, permite una verticalidad estable sobre una amplia base de sustentación, el centro de gravedad muy bajo, lo cual garantiza la disponibilidad de la cintura escapular, las posibles rotaciones o cambios de frente, sin peligro de pérdida de equilibrio. En las figuras 16 a 20 se muestra desde la cuadrupedia hasta ponerse de pie con sostén pasando por la postura intermedia “de rodillas” (fig. 17) y de la 21 a la 25, desde erguirse sin sostén hasta la marcha segura. Todas estas posturas son intermedias entre la horizontalidad y la verticalidad, adquiridas a partir de una progresiva reducción de la base de sustentación y la elevación, también paulatina, del centro de gravedad, asegurando la riqueza de los matices y la plasticidad, soltura, armonía y funcionalidad de las posturas y desplazamientos. A partir de las primeras posibilidades de movimiento del recién nacido, las nuevas posturas y desplazamientos aparecen unos después de otros, se estructuran en una unidad orgánica y funcional, integrándose a los precedentes, y evolucionando progresivamente en secuencias encadenadas, siempre y cuando las conductas del adulto y las condiciones del medio no interfieran en esta evolución, sino que la favorezcan.
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Cuadro II: Las dos ramas del desarrollo motor Paillard-Szanto. 6 Posturas
Transporte Desplazamiento Serie de marcha
Serie de la posición sentada
Período preparatorio Búsqueda de la comodidad o bienestar Comodidad, soltura y seguridad en decúbito dorsal Darse vuelta y mantenerse de costado Darse vuelta sobre el vientre y mantenerse en decúbito ventral Darse vuelta sobre la espalda Cambios de posturas repetidas
Conquista de la seguridad en todas las posiciones adquiridas
Desplazamiento involuntario pero claramente percibido
Posición de costado, apoyado
Rodar con un objetivo preciso
sobre antebrazo
Reptar sobre el vientre Mantenerse en cuadrupedia
Posición semisentado, tronco aún
Desplazarse en cuadrupedia
oblicuo apoyo en una mano
Mantenerse de rodillas con apoyo Pararse con sostén Dar pasos sosteniéndose Pararse sin sostén Dar pasos sin sostén
Posición sentado
Caminar
1. Posición del cuerpo apto para realizar una acción. 2. Aprendizaje del dominio de los movimientos de los cuatro miembros y de la cabeza en relación al tronco. Dominio postural del tronco y cinético de articulaciones. 3. Referencia postural para todos los movimientos ejecutados en esa posición. 4. Aprendizaje de posturas continuas-sucesivas, previas al equilibrio dinámico. 5. Desplazamientos fortuitos del cuerpo debidos a cambios de posturas. 6. Cada postura nueva comporta movimientos de balanceos más o menos rítmicos como perfeccionamiento y exploración de la confiabilidad de dicha postura. 7. Cada movimiento de transporte está precedido por la consolidación de la postura que le sirve de soporte: aparición de posturas intermedias.
La edad de adquisición de cada una de las etapas (Cuadro III), el tiempo de experimentación de cada movimiento y el momento de su abandono o integración en pos de una próxima etapa, varia dentro de límites muy amplios entre un niño y otro. 6
Publicado de La Hamaca Nº 2, 1992, pág.21
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Cuadro III: Fechas límites en las cuales los niños comenzaron y mantuvieron el movimiento. 7
Se desplaza andando Primeros pasos sin agarrarse Se pone de pie Se arrodilla Se sienta Gatea Repta sobre el vientre Se vuelve acostado hacia arriba Se vuelve acostado hacia abajo Se pone de costado
meses 2
4
6
8
10
1 año
14
16
18
20
22
2 años
Se ha podido comprobar que este desarrollo aparece, comienza y se desencadena en forma regular no sólo en niños sanos, sino también en aquellos que sufren ciertas características fuera de lo normal, como retardos, patologías y distintos tipos de discapacidades, en niños ciegos, trisómicos, hipotónicos, etc. Las edades promedio, en niños sanos, de adquisición del primer cambio postural importante, el de girar de costado (decúbito lateral) y la de la última etapa, adquisición de la marcha bien lograda, estable, cómoda y utilizada como forma habitual de desplazamiento, se corresponden con las consignadas en otras escalas de desarrollo conocidas, como Gesell, Brunet Lezine, Denver (realizadas acorde a la evolución de niños educados de diferentes maneras). Por el contrario las edades promedio de adquisición de las etapas intermedias son muy variables. (Los niños observados en el Instituto Lóczy realizan durante 7
Szanto, A. Op.cit.
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este período movimientos diferentes a los habituales consignados en las tablas de desarrollo corrientes). Estos niños impresionan particularmente por la soltura, armonía y plasticidad, mostrándose bien coordinados y seguros, sin ningún tipo de crispación o rigidez. La génesis fisiológica postural y motriz espontánea descubierta por Pikler está caracterizada por la aparición de posturas y movimientos llamados “intermedios”, perfectamente coordinados, que son adquiridos progresivamente antes de la estabilización de las posturas fundamentales y son, al mismo tiempo, preparatorias de las mismas. Esto plantea una diferencia cuantitativa y cualitativa respecto de los hitos reconocidos habitualmente en las escalas de desarrollo postural y motor. En éstas se acepta que el aprendizaje de ciertos movimientos es precedido por posturas o movimientos mal organizados, precarios, inestables, crispados y mal coordinados, inmaduros, logrados por la insistencia de la ejercitación realizada con ayuda del adulto. La postura sedente con la “cifosis fisiológica” reconocida por Gesell como propia de una etapa del desarrollo, por ejemplo, es producto de colocar sentado a un niño cuyo tronco aun no está suficientemente maduro para sostenerlo, con las consecuencias tónico, posturales, equilibratorias, propioceptivas, práxicas y emocionales derivadas de esa actitud. La postura sedente armoniosa y suelta de los niños criados en condiciones de libertad de movimiento no es preparada por “incorporarlos a la posición sentada flexionando el tronco a partir de la tracción de los brazos” o “sentarlo con apoyo de almohadones, ataduras u otros”, sino por la progresión de sus movimientos desde el decúbito ventral, el reptado, la posición de semisentado apoyado sobre el codo y luego semisentado sostenido en la mano y el desplazamiento de gateo. En las descripciones corrientes del desarrollo postural y motor encontramos pues, mezclados, los comportamientos del niño en una situación impuesta (el equilibrio y el movimiento obtenidos con un soporte material o con la ayuda personal de un adulto) y las posturas o movimientos que los niños adquieren a través de su propia actividad. Las escalas de desarrollo, casi sin excepción, describen la evolución de diferentes movimientos (principalmente la evolución de la posición sentada a la posición de pie) como secuencias sin lazos de unión entre ellos. Es decir, sin explicar cómo una postura se convierte en otra. Sin embargo, como hemos descripto anteriormente, la evolución del desarrollo postural y motor no se conforma a través de
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hitos independientes, sino siguiendo las leyes del equilibrio, en relación a la disminución progresiva de la base de sustentación y la elevación, también progresiva, del centro de gravedad, con la verticalización paulatina de la cabeza y del tronco. Las posturas intermedias aparecen en todos los bebés que tienen la posibilidad de moverse en libertad y aproximadamente en la misma secuencia. No son fortuitas, por el contrario, cumplen una función de aprendizaje, asegurando la continuidad del desarrollo, al permitir que el niño pase de la horizontalidad a la verticalidad a través de una serie de pequeñas modificaciones y reajustes posturales. Durante el ejercicio de estas posturas intermedias, él experimenta y descubre por sí mismo los pequeños cambios de equilibración y las posibilidades de reequilibrarse en una nueva situación. Elevando cada vez más, no sólo el tronco, sino la cabeza, la parte relativamente más pesada de su cuerpo, reduciendo progresivamente su polígono de sustentación, descubre paso a paso nuevas posturas, dominándolas mientras experimenta, comprueba, utiliza y desarrolla de manera armoniosa y progresiva toda su musculatura y se prepara con un profundo sentimiento de seguridad y eficacia para la etapa siguiente. A través del descubrimiento y el ejercicio de estas posturas intermedias, que aseguran los pasajes armónicos de una a otra, percibe todas las partes activas de su cuerpo y su propia capacidad para hacerlas funcionar en el momento más adecuado con una permanente autorregulación. Libre de realizarlos a su propio ritmo, estos aprendizajes motores están en función de su maduración neurológica y de sus capacidades de integración psíquica. El bebé va abordando los cambios, afrontando pequeños riesgos sin colocarse realmente en peligro. El gesto autónomo y la soltura del movimiento son signos a la vez de maduración neurológica y psíquica. El hecho de que en todo momento pueda mantenerse activo, libre, con iniciativa, le permite resolver con pertinencia las tareas que a su nivel se plantea, experimentando sus competencias en la continuidad de su experiencia corporal. Esto le ayuda a construir activa y sólidamente su imagen corporal, base fundamental de la elaboración de la imagen de sí y del sentimiento de unidad y consistencia de su Yo. Después de más de 50 años de experiencia y de comprobaciones reiteradas, se puede afirmar, como ya lo hacía la Dra. Pikler en los años 30, que este desarrollo postural y motor es el que debe considerarse como genéticamente fisiológico.
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