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Años 80: crece la generación de Barcelona 92

100 años de una pasión

La década de los ochenta está marcada por Barcelona 1992. La decisión de pelear por los Juegos se tomó el 31 de junio de 1981 y la nominación se ganó el 17 de octubre de 1986. Fue un revulsivo para un atletismo español que ya conseguía grandes éxitos, de los que se trata en otros capítulos. En éste se cuentan otras cosas: barreras derribadas, ídolos destronados, avances espectaculares, primeros éxitos de la ‘Generación de Barcelona 92’…. De los cuatro medallistas olímpicos en la Montaña Mágica de Montjuïc se puede encontrar amplia información en esta obra. Pero, ¿cuándo empezaron a destacar?

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Sus primeros rastros importantes los encontramos en Mundiales y Europeos júniors. Ya en 1985 Dani Plaza alcanzó la plata en los 10.000 metros marcha de los Europeos júniors de Cottbus, en los que Javier García Chico terminó sexto en pértiga. En los Mundiales de Atenas 1986, Antonio Peñalver se clasificó séptimo en decatlón y octavo en los continentales de Birmingham 1987, en los que Fermín Cacho fue duodécimo en 1.500. El soriano se resarció al año siguiente, con el bronce en los Mundiales de Sudbury. También van dejándose ver en competiciones absolutas y consiguiendo títulos nacionales séniors.

En 1986, García Chico es décimo en el Europeo en sala de Madrid y acude al continental al aire libre de Stuttgart, pero hace tres nulos en 5,20. Plaza gana ya el Campeonato de España. En 1987 es García Chico quien sube a lo más alto del podio nacional indoor y ese mismo invierno es 16º en el Europeo de Liévin y 11º en el Mundial de Indianápolis. En 1988, brilla Peñalver: fue 23º en los Juegos de Seúl 1988, y el único de los medallistas de Barcelona 92 que tuvo experiencia olímpica anterior. También fue el primero en conseguir récords absolutos: uno en pista cubierta (5.475) y dos al aire libre (7.808 y 7.891).

En 1989, García Chico fue noveno en el Europeo de La Haya y octavo en el Mundial de Budapest, ambos en pista cubierta, ganó el título nacional en sala y batió sus primeros récords absolutos: dos indoor (5,60 y 5,62) y otros tantos al aire libre (5,65 y 5,71). Peñalver mejoró tres veces su récord al aire libre, con 7.914, 7.976 y 8.050 puntos, rompiendo aquí una barrera todavía hoy importante. Y es en este 1989 cuando los cuatro hombres que iban a subir al podio en Barcelona 1992 son campeones de España al mismo tiempo, en el mismo estadio de Montjuïc que les encumbraría solo tres años después. Por otra parte, en esta década dos atletas legendarios perdieron sus récords: el de Mariano Haro en 10.000 (27:48.14, en 1972) lo batió Antonio Prieto (27:43.66, en 1983) y los de Carmen Valero en 800 (2:04.12) y 1.500 (4:08.34), ambos en 1976, los mejoraron Montse Pujol (2:03.06, en 1980) y Maite Zúñiga (4:06.44, en 1988).

También se batieron barreras históricas, además de los 8.000 puntos de Peñalver. En 400 metros vallas la de los 50 segundos con cronometraje eléctrico, por dos atletas: el 22 de julio de 1981 en Madrid, José Alonso ganaba con 49.81 en dura pelea con Marceliano Ruiz (49.87). También se rompió la de los 45.00 en 400, gracias a Cayetano Cornet (44.96, en Montjuïc, en 1989). Era la culminación de un impulso imparable en la especialidad, porque en esta década el récord pasó de los 46.13 de Ángel Heras (1983) a esa marca sub-45 en ocho sucesivas plusmarcas, tres de Heras y Antonio Sánchez y dos de Cayetano. Otro impulso colosal se dio en la pértiga: el primer récord de los ochenta fue de 5,38 (Roger Oriol en 1980) y el último 5,71 (García Chico en 1989): once superaciones de las que dos fueron de Oriol, siete de Alberto Ruiz y dos de García Chico.

En mujeres también se rompieron barreras. La más impresionante fue la de los dos minutos en 800. Maite Zúñiga hizo 1:57.45 en Sevilla, el 1 de junio de 1988 y pulverizó los 2:00.33 de Rosa Colorado. Otra, la de 1,80 en altura, importante para la época, la superó Adelina Recio el 27 de abril de 1980 con 1,81.

Superaciones impresionantes en una sola competición protagonizaron Tere Rioné y Sandra Myers. Por ejemplo, Tere corrió los 100 en 11.48 el 29 de mayo de 1984, en Madrid, y rebajó en 32 centésimas la plusmarca anterior de Lourdes Valdor. La de 200 la mejoró en 49 centésimas, también en una sola carrera: 23.49 el 17 de junio de 1984. La plusmarca anterior la tenía María José Martínez Guerrero en 23.98. Las mejoras más amplias de la historia hasta hoy, como la que consiguió Sandra Myers en longitud. Saltó 6,60 el 1 de junio de 1988, en Sevilla, treinta centímetros más que la plusmarca de Olga Dalmau.

Una década, la de los ochenta, marcada ya por los Juegos de Barcelona, hacia los que se dirigían miradas cargadas de optimismo.

Antonio Sánchez Alberto Ruiz

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