ENTRE MUROS Y PAREDES ALGUNOS TESOROS VIVOS EN LA CONSTRUCCION ALTERNATIVA DE SANTA FE DE ANTIOQUIA En casi todos los climas cálidos-secos y templados del mundo, la tierra ha sido el material de construcción predominante. Aún en la actualidad un tercio de la humanidad vive en viviendas de tierras, y en países en vías de desarrollo esto representa más de la mitad. Las necesidades de hábitat en los paises de vías de desarrollo solo se pueden encarar utilizando materiales de construcción locales y técnicas de autoconstrucción, así lo manifestó en Uruguay, el Arquitecto Aleman Gernot Minke, catedrático de la Universidad de Kassel, (actualmente dirige el Instituto de Investigación de Construcciones Experimentales, que desde 1974 ha llevado a cabo mas de 30 proyectos de investigación y desarrollo en el campo de construcciones ecológicas, viviendas de bajo costo y especialmente en el campo de las construcciones en tierra). La tierra es el material de construcción natural más importante y abundante en la mayoría de las regiones del mundo. Este se obtiene frecuentemente directamente en el sitio cuando se excavan los cimientos. En los países industrializados la desmedida explotación de los recursos naturales y los sistemas de producción centralizados intensivos en capital y energía no solo generan desperdicios sino que contaminan el medio ambiente, incrementando el desempleo. En esos países la tierra a resurgido como material de construcción. Crecientemente las personas que construyen sus viviendas demandan edificaciones eficientes, económica y energéticamente, dan mayor valor a la salud y al clima interior balanceado. Se ha comprendido que la tierra como material de construcción natural tiene mejores cualidades que los materiales industriales como el hormigón, los ladrillos y los silicocalcáreos. Según el Arquitecto Minke, Técnicas de construcción con tierra recientemente desarrolladas demuestran el valor de la tierra no solo para la autoconstrucción sino tambien para la construcción industrializada a cargo de contratistas. Pero demos una mirada atrás por el mundo, las técnicas de construcción con barro datan de hace más de 9000 años. En el Turquestán fueron descubiertas viviendas de tierra del período 8000 – 6000 a. C. (Pumpelly 1908). En Asiria fueron encontrados cimientos de tierra apisonada que datan del 5000 a. C. Todas las culturas antiguas utilizaron la tierra no solo en la construcción de viviendas sino también en fortalezas y obras religiosas. Las bóvedas del Templo mortuorio de Ramses II en Gourna, Egipto, construído con adobes hace más de 3000 años. La ciudadela Arge Bam en Irán tiene partes de sus construcciones con 2500 años de
antigüedad. También en Marruecos en el valle de Draa hay ciudades fortificados construidas de tierra en el siglo XVIII. La Gran Muralla China se construyó hace 4000 años, inicialmente casi toda con tierra apisonada (tapial) y posteriormente fue enchapada con piedras naturales y ladrillos, dándole la apariencia de una muralla de peidra. El centro de la Pirámide del Sol en Teotihuacán, México, está constituido por 2 millones de toneladas de tierra apisonada y fue construida entre los años 300 y 900. En los climas secos donde la madera es escasa, se desarrollaron en el transcurso de los siglos tecnicas de mampostería para la construcción de cúpulas, mediante las cuales es posible techar las edificaciones prescindiendo de vigas de madera durante la construcción. En China viven aproximadamente 20 millones de personas en viviendas subterráneas, cuevas que fueron escavadas en suelo limoso. Hallazgos de la era del bronce han demostrado que en Alemania, se utilizaba el barro como material de relleno en palizadas y entramados. El bajareque tambien fue utilizado en muchos países europeos. El ejemplo más antiguo de muros de tierra en Alemania se encuentra en la fortaleza de Heuneberg próxima al lago Constance y data del siglo VI a.C., La vivienda más antigua aún habitada con muros de tapial data de 1795. En Africa casi todas las mezquitas fueron construidas en tierra, una de ella en Nando es del siglo XII. A partir de los textos antiguos de Plinio sabemos que ya a fines del año 100 a.C. existían fortalezas de tierra apisonada en España. En México, Centroamérica y Sudamérica existieron construcciones de adobe en casi todas las culturas precolombinas. La técnica del tapial se conocíaen algunos lugares, para otros fue traída por los conquistadores españoles. Muchas iglesias y fincas de tapial en Latinoamerica y Brasil tienen una antigüedad de aproximadamente 300 años. En la edad media (siglo 13 – 17) la tierra se utilizó en toda Europa central como relleno de entramados de madera, así como para cubrir techos de paja para hacerlos resistentes al fuego. En Francia la técnica del tapial llamada “terre pisé” estuvo muy extendida desde el siglo 15 al 19. Existen muchas edificaciones de más de 300 años de antigüedad, aún habitadas cerca de la ciudad de Lyon. En fin, La persistencia de determinados elementos de las tecnologías precedentes y reconocida la necesidad del hombre de construir su propio cobijo como lo define Paul Oliver en su libro ´ Cobijo y Sociedad ´. O arquitectura vernácula como aquella arquitectura indígena de una región, o arquitectura sin arquitectos, como la llamó Rudolfsky. Estas hacen parte con la que el hombre ha construido en diálogo con la naturaleza y las deidades.
Desde tiempos inmemoriales las culturas indígenas han tomado los materiales de la naturaleza para la construcción de la arquitectura y el territorio. Esta arquitectura orgánica, nace en el lugar con materiales de la región, se involucra al paisaje y a los sistemas culturales de habitabilidad, entra a hacer parte de la misma naturaleza sedimentando el paso del hombre en el tiempo. Podríamos decir que es una arquitectura orgánica en su pensamiento y en sus materiales constructivos. La tapia tallada en la tierra y el bahareque, fueron sistemas constructivos usados por los pueblos prehispánicos en sus construcciones de habitación, construcciones civiles y vivienda para los muertos. Obras monumentales, ubicadas en varias regiones de Colombia, desde la Guajira hasta el sur en Nariño, encontramos la tierra sublimada con tallas de muros de contención en piedra. Los vallados en tierra y piedra para el manejo de las aguas en el riego de los cultivos conformando las huertas o chacras y en los muros que contienen los caminos. La pirámide del sol y Luna, en el valle de Aburrá, ciudad de Medellín, construida al parecer por los indígenas Nutabe, descendientes de los Chibchas los cuales habitaron estas tierras hace más de 1.000 años. En el cerro El Volador se ubican estructuras funerarias talladas bajo tierra. La construcción popular pajiza ha permanecido inalterada desde la colonia hasta hoy, lo atestiguan los ranchos que permanecen en pié en Santa fe de Antioquia y poblados como ¨Anzá, Sucre y Olaya, en los cuales el perfil urbano es muy simple, compuesto en su mayoría de formas arquitectónicas muy primitivas. Ranchos de bahareque o tapia de un solo piso, con pocas aberturas localizadas con frecuencia en forma simétrica unas a continuación de otras, en una conformación espontánea define el carácter de la calle y el espíritu del habitante cuyas condiciones de vida no ha sufrido cambios substanciales ¨. LA TAPIA PISADA como se le denominaba comúnmente en Colombia, es uno de los sistemas y material de construcción más antiguamente conocido en el País, pues se usó en los primeros asentamientos urbanos y rurales de los colonos españoles. En la Antioquia de la colonia, como en buena parte del territorio Nacional, se conocía y se empleaba la tecnología constructiva del bahareque, herencia y tradición de las comunidades indígenas. Pero la arquitectura de prestigio debía construirse con tapia pisada, o en algunos casos en piedra o ladrillo. El bahareque era dentro de la tradición antioqueña de ese entonces, la manera de construir de quienes no podían edificar con materiales nobles. La tradición de construir con tierra que tenían los indígenas, permitió que la mayoría de habitaciones de tapia de los inmigrantes españoles, en la ciudad de Antioquia fueron levantadas por los nativos, ejemplo: los indios titiribíes y béjicos en la antigua ciudad de Antioquia. La ciudad de Santa Fe de Antioquia, la primera ciudad colonial en Antioquia que tuvo incidencia en la historia del departamento, sirvió de base a los colonos españoles para efectuar el resto de ocupaciones en territorio Antioqueño. fundada
por Jorge Robledo como Villa de Santa Fe en 1546. A este sitio se trasladó finalmente la ciudad de Antioquia, con lo cual se fusionaron ciudad y villa dando origen a Santa Fe de Antioquia el lugar que ocupa actualmente , en 1584 fue designada por el rey Felipe II, capital de la provincia de Antioquia , en 1722 fue fundado por la real cédula de Felipe V el colegio Jesuita, el primero en territorio Antioqueño. En 1783 por real cédula de Carlos III, es fundado el primer hospital en territorio Antioqueño, para albergar a los Jesuitas que fueron expulsados de España en 1767, el local del colegio sirvió de sede al hospital. La arquitectura que aquí se dio en sus inicios fue herencia de la arquitectura hispánica. Las características de ciudad capital de provincia, la cual contó con la presencia de altas autoridades coloniales permitieron que así se diera. El sincretismo cultural caracteriza a Antioquía durante los siglos XVI, XVII y XVIII. La casa antioqueña fue construida con tapia pisada, enormes portones y contraportones, amplios corredores abrazando los patios. La Iglesia edificada en los primeros años de la población de Santa Fe de Antioquia, se utilizó la tapia con techo pajizo, en 1656 se incendio y fue reconstruida con techo de tejas, así duro hasta 1797 cuando el cabildo de la ciudad decidió demolerla para construir la iglesia actual de técnica mixta piedra, cal y canto y tapia. El grosor de las tapias coloniales a veces fue exagerado, llegando a tener un metro y más, junto con la gran dureza que tomaban por el habitual lechado de cal húmeda con que eran reforzadas. En épocas posteriores, los muros se hicieron más delgados, alrededor de 40 o 50 cm. En el periodo colonial y republicano, el albañil por excelencia era el maestro tapiador, hábil artesano que trabajaba con un asistente y la peonada, que acarreaba, preparaba y pisaba la tierra. Hoy se consiguen algunos tapieros que heredaron el oficio de sus antepasados los cuales continúan con estas prácticas muy esporádicas. Estas tapias se soportan sobre los cimientos en piedra, cal y canto. Cimientos a veces se prolongaban a nivel de zócalo unos cincuenta centímetros sobre el nivel de piso. En unos casos los cimientos se realizan en mampostería, prolongándose en otros casos de 0.50 a 1.00 mts sobre el nivel de superficie. Las esquinas y los pórticos son reforzados y resaltados con los mampuestos de piedra y ladrillo. Este sistema de tapia pisada combinado con cimientos y sobrecimientos en piedra de cal y canto, o con mampostería. En 1574 Las casas eran de bahareque con techo de paja, siguiendo el modelo indígena en que la casa de habitación de una familia estaba compuesta por varios bohíos. La única casa de tapias en 1575 era la del Capitán Bartolomé Sánchez Torreblanca, la cual fue construida por los indios Nutabes. La casa de Juan Ramírez Cerrudo en 1604 era de bahareque, cubierta de paja, con un pedazo de solar cercado de tapias, ubicada en la plaza de la Villa de Santafé. Las casas de Juan Taborda, Gaspar de Rodas, Juan de Zabala y Damián de Silva (Juana Taborda) daban a la plaza. La de Juana Taborda y Alonso de Rodas contaban con zaguán.
Cuando el capitán Felipe de Herrera mandó la construcción del Templo de santa Bárbara en 1688, por aquella época estaba de maestro de albañilería llamado JOSE SIGUSA, esclavo comprado en Cartagena. La catedral Basílica fue construida con el apoyo de negros esclavos e indígenas entre 1797 y 1837, siendo maestro de obra Juan Ignacio Lezcano, José Ortiz y el Hijo de este llamado José Pascual. Pero el siglo XX tuvo también su movimiento en lo que a la Tapia se refiere, para ello, he tomado como referencia a Oficiales y Maestros en Construcción que todavía aprendieron este arte a través de la observación y la practica transmitida de generación en generación. Entrevista RAMON MANCO HIGUITA: Nació en el Municipio de Giraldo el 30 de agosto de 1935, hijo de Juan Antonio Manco y Juana de Dios Higuita ambos también nacidos en el Municipio de Giraldo, el segundo de tres hermanos, siendo Samuel el hermano mayor con 4 años más, en su comentario, recuerda de su niñez que le tocó trabajar en el campo en el ramo de la agricultura. A mi papá que había nacido en el año de 1910, le tocó luego alternar con la agricultura la construcción de casas de bareheque y tapia como ayudante, con su coterráneo Arturo Pérez, en la zona urbana de Giraldo, aprendimos mucho de un tapiero llamado Lucio David, un hombre de edad con una experiencia basta en la construcción de casa en tapia; ( con mi hermano Samuel empezamos a trabajar juntos la tapia, cierto, todos empezamos a aprender juntos, uno veía los trabajos de los demás, allí en Giraldo había un señor llamado Lucio David, era un tapiero de los viejo, el mejor tapiero de esa época, pues uno veía los trabajos de los demás, cierto, y yo soy una persona que hago los trabajo de lo que veo, si me entiende, yo veo un trabajo y tal conforme lo vi, lo hago, cierto), con este arte de la tapiería, se va puliendo en su vida, hasta convertirse en oficial versado en el tema. Con este conocimiento su padre se fue a trabajar a la ciudad de Medellín, allí hizo las veces de oficial y con la empresa que lo contrató, empezaron a construir viviendas en el Municipio de Envigado, hechas en tapia. Entonces desde que don Ramón tenía 14 años empezó a trabajar como ayudante de su padre en construcción de casa de Bareheque y Tapia, la primera casa que construí fue la propia que habitamos en la zona urbana del municipio de Giraldo, con mi hermano Samuel y el acompañamiento y asesoría de mi padre. En el tiempo vendieron esta casa y con el transcurrir de los años fue derrumbada para darle paso a una casa moderna por parte de los nuevos moradores. Conocí el corregimiento de Guasabra en el año de 1950, en esas travesías que se hacía de Giraldo a allá. Conocí su templo levantado en tapia y todas las casas aledañas a una placita en forma cuadrada, donde la gente concurría a comprar legumbres, frutas y otras cosas más y en la parte de abajo el cementerio que en
ese tiempo se lo estaba llevando la quebrada la Guasabra. También por ese tiempo se estaba desocupando el caserío hacia Laureles por una supuesta falla geológica, estuve dos veces allí, porque yo visitaba a un familiar que vivía en la vereda Nurquí y Guasabra estaba cerca de este. Cuando tenía 22 años inicie como oficial en construcción en tapia, Estuve trabajando ya en Dabeiba y allí construí muchas casas en tapia. Cuando llegué a Santa Fe de Antioquia, en el año 1982, la primera obra que construí fue una escuela rural en la vereda el Jagüe en tapia, me casé con la señora María Piedrahíta, familiar de don Andrés Piedrahita, otro hijo de la ciudad de Antioquia, habitante del Llano de Bolívar, que también conoció y vivió el trabajo de la tapia. Actualmente tengo tres hijos y dos de ellos siguieron la tradición familiar como oficiales en construcción y uno de ellos trabaja la tapia, Robinson, lo que se trasmite de generación en generación. Empecé a trabajarr en la Alcaldía Municipal de Santa fe de Antioquia, en el año de 1983, en ese entonces estaba de Alcalde el señor XXXXXXXXXXXXX, ya existían pavimentadas en piedra la calle Santander o calle 9, la del medio y estaban trabajando en la amargura. Me tocó trabajar en la remodelación de la Plazuela de Santa Bárbara cuando don Samuel de J. Cano era alcalde, a este hombre le encantaba mucho los parques, inclusive me tocó trabajar en la organización de la Glorieta y parque de Zamarra (1981). También me tocó pavimentar varias calles en la zona urbana. Me retiro del Municipio en el año 1990 y empiezo a trabajar independientemente como oficial en construcciones civiles, pero a partir del año 2000 soy invitado de nuevo a trabajar con la tapia y empecé a construir muros linderos en las propiedades del señor Jaime Oquendo en la Plazuela Martínez Pardo, (Antigua casa de la señorita Tina Acevedo), Muros linderos en la propiedad del señor Jorge Vargas (mono Vargas hijo del señor Benjamín Vargas) por la Barranca Arriba, que limita con el barrio Buga. Y ahora en el año 2010 estoy concluyendo la reconstrucción de una casa de bareheque en tapia cuyo propietario fue Juan Pablo Carvajal, casado con la señora Inés Godoy, su segunda esposa, donde vivieron por muchos con Carolina, hermana de Inés. Por la calle 10 entre las carreras 13 y 14 barrio Buga. La dueña de la casa actualmente es una ingeniera de nombre, Casa que creo que me ameritan créditos de lo que se pueden hacer hoy día, ustedes opinarán al respecto. Todo lo he aprendido con el arte de la tapia a través de la práctica misma. En el año 2008 fuimos invitados por el SENA para recuperar la memoria de la construcción de casa en tapia y bareque, todo el arte y oficio al tiempo con otros compañeros que como experiencia, fue muy emotiva, pues aprendí más cosas y enseñamos un arte tal como lo aplicamos nosotros. Con los conocimientos adquiridos en la vida se siente la confianza de que la casa nunca se caerá en la manera habitual. Los elementos utilizamos en la Tapia, son la piedra que va en el cimiento o base de la casa, la tierra adecuada, la madera para hacer la traba en la tapia, la formaleta, las agujas de maderas, torniquete, la hoja del tapial, las compuertas, parales del tapial, las agujas que van
por debajo. ¡ah! Una cosa que se me olvidaba que nosotros también aprendimos hacer la mezcla para el pañete con boñiga de la vaca, con arena blanca, polvo de roca, que se encuentra mucho en la región del occidente antioqueño, en especialmente en Santa Fe de Antioquia, como son la vereda el Tunal, el Espinal, principalmente, cuando terminábamos de construir una vivienda en Giraldo, se pintaba con los colores tierra que era una mezcla de cal con tierra, principalmente traída de tierra fría, por su gran variedad y coloridos, la amarilla, la gris, la rojiza, etc. Entrevista, mas tarde tuve la oportunidad de pasar a la casa del señor SAUL LASTRA CAÑOLA, nacido en Santa Fe de Antioquia, el 20 de junio de 1928, hijo de Julio Cesar Lastra Rivera que había nacido en el año de 1890 y murió en el año de 1976, a sus 86 años de edad y de doña Josefa Cañola ambos nacidos en la ciudad de Antioquia. Familia compuesto por cuatro hijos, Carlos Enrique, Marina, Saúl y Horacio. Cuando era niño me acuerdo del Llano de Bolívar, habían muchas casa de bareque y unas pocas en Tapia, nací en Buga, más exactamente en la Pola (Carrera 15) hasta la edad de 26 años. Era un barrio de muchas casas con techo en Paja (Iraca), por esa época de mi niñez todavía no existía la Escuela Mariano Lopera, lo que si existía era la rotonda o Glorieta porque fue construida por los españoles. - Llegué a tener contacto con la tapia porque teníamos un tio ya mi papá que trabajan en la tapiería, eran Salvador Lastra mi Tío y mi Padre Julio César, eran los oficiales en Tapia, yo trabajaba con el tío, construimos varias casa en Santa fe de Antioquia, una de ellas queda al frente del Colegio San Luis San Luis Gonzaga, lo que se llama San Julián cuyo propietario era un señor llamada Arsenio Pérez, por allá en los años de 1940, otra casa también que le hicimos al señor Arsenio Pérez por la subida de la careloza, donde vivió Herminia Ángel, en la vereda del Espinal con la casa del señor Nelson Pino, allí, fue donde empezamos a pisar la tierra para formar las tapias. Yo le aprendo de mi papá Julio Cesar y mi Tío Salvador, ellos a su vez aprendieron de sus padres, pues todos venían de descendencia de familia de Goyás, territorio cuna de personas labradores de la tapia. En donde está la Glorieta del Sagrado Corazón de Jesús ahí quedaba la Casa de mis ancestros en Goyás. Por mi época se hablaba mucho de un maestro en construcción en Tapia, que personalmente no lo conocí, se llamaba Antonio José Mora, fue quien construyó la Casa de Teresita Pineda, en la esquina de la calle 10 con carrera 9, de la Plaza Mayor, donde fue el colegio de la Presentación. Otros expertos en la materia fueron Marco Vélez, el Maestro de Música Luis Ramírez, Carlos Ibarra, me tocó restaurar la casa de los Correas, cuando se calló el muro de allí, la casa era la de Tina Acevedo, la que queda cerca al parque de la Chinca. Me casé aquí en Santa fe de Antioquia con Libia Escobar Aguirre y de este matrimonio tuve 10 hijos, ninguno siguió el arte de construir casa en tapia, pero al menos con el SENA aportamos el conocimiento
que teníamos para que la nueva generación continúe y la mejore. Saúl todo el tiempo trabajó como ayudante, tío dirigía la obra y se ponía a pisar la tierra acompañado de un primo llamado Manuel, yo en ese momento zurroneaba. En Antioquia existía tres tejares que conocí, una era del señor Isaías Mendoza, la que estaba en Juan Blanco y en la Guanaba había otro que era propiedad de un Julio Negro, y después apareció otro en los predios de Luis Samuel Martínez. La guadua que se utilizaba en el techo como esterilla existía mucho aquí, se encontraba en la meseta, donde Julio Negro, en el kilómetro cinco, en Obregón. En fin una época de movimiento en la construcción de ese tipo de construcciones. Con el tiempo dejé el oficio y me dedique a la sastrería, ahora con mis años vivo rodeado de mis familiares en mi casa del Llano de Bolivar. Ya acaecía el atardecer y aparecía la noche cuando, y con un aporte nuevo que brindaba don Saúl Lastra, sobre un Maestro de la Tapia don Manuel Antonio Mora, proseguí a buscar a la Familia de este personaje, que vive por la subida de la careloza. Entre a su casa y me encontré con una de las hija de don Antonio, se llama Doña Rosa Mora, que muy gentilmente procedió a la entrevista. Entre risas y comentarios empieza su relato Doña Rosa Mora de Martínez, “con razón es que mi hijo Elkin, me ha venido preguntando por lo que había hecho su abuelo materno en materia de construcción” , yo estaba pequeña y me acuerdo donde él trabajaba, es que uno era muy novelera, el recuerdo que yo tengo tanto era el mausoleo que tenía el Cementerio de Santa fe de Antioquia, y todo eso lo había hecho él, y me acuerdo mucho porque la gente admiraba el trabajo, por muy bonito los osarios y porque él no era una persona con título en el ramo. A él le decían el MAESTRO MORA, porque a él le llevaban planos, los interpretaba, los realizaba y le agregaba algo más que su creatividad le permitía. Mi mamá me contaba mucho que a su papá don Antonio le tocó la construcción del local donde se encuentra hoy la Sección Martínez Pardo del Instituto Educativo Arturo Velásquez Ortiz, creo que también le tocó la remodelación de los techos del seminario, él tenía sus trabajadores y como quien dice la cosa, era encargado de la obra. No supe a quien le aprendió el arte, lo que sé es que le enseñó a muchas gente aquí, entre ellos a el papá de Armando Cocorote, este señor trabajaba mucho decía que don Antonio le había enseñado, y varias personas así, como también aún un Quinia, de la familia de los Cano, de los viejos, también me recuerdo de otro señor que trabajó mucho tiempo con él, trabajaba mucho en tapia, era el señor SALVADOR LASTRA, que él viene hacer como abuelo, no sé de este señor que le dicen Popa (Ángel Lastra). La mayor parte de la vida de mi padre que yo sé, fue porque mi madre me la iba contando. Me acuerdo cuando mi mamá compró la casa que habitamos hoy día tenía una cocina hecha en Bareheque, y se veía como si se fuera a caer. Y valla brega que dio para tumbar
esa cocinita, se veía toda desbaratadita, muy mala, por ello se decidió demolerla, se veía que estaba amarrada con bejucos, tenía un pilar en el medio, sobre ella iban unas latas de guadua, y la tierra mojada se metía en los canaletes que quedaban y se pisaba con los pies como si estuvieran amasando la tierra. Cuando yo observaba como se construían esta casa de tapias y de bareque uno veía como si la gente estuviera bailando ahí encaramado. El Cementerio era muy hermoso, mucha gente criticó cuando el padre Vanega acabó con lo que existía, mausoleos hermosos como lo de los Herrones, los Corrales, los Martínez, de los Gómez, entre otras. Me acuerdo mucho de las calles que entre piedra y piedra nacía una matica que llamaba abrojo, con una tunitas tan horrible, porque en ese tiempo uno andaba a pie limpio, y esas piedra era para que uno se llevase un montón de tunas en los pies, hablo de la subida a la careloza y una que otra calle en la ciudad. Cuando vivíamos ya en la casa, todo este sector era desolado, al frente existían una matas de cascarillo. Si Alicia Mora no hubiera muerto, ella si es que sabía bastante sobre el tema. Yo si me acuerdo cuando construyen una pequeña vía, cerca a toda una cañada llamada la Cardozo, todavía no habían construido la variante y uno para llegar hacia el parque había que subir por un barranco, por la carrera 9, era muy parado; mi papá tenía arrendado el solar del seminario que iba hasta la propiedad de los Urrego pasando por detrás del Templo de Santa Bárbara, un convenio que hizo con el señor Obispo Monseñor Francisco Cristóbal Toro, tenía sembrado de cacao (3000 plantas) y plátanos, 3 palos de mango y una que otra planta de tabaco, el convenio consistía si a los cinco años notaba progreso de la producción, la prórroga sería por otros cinco años, por ese tiempo cuando se estaba venciendo el primer convenio Monseñor Toro Correa viaja hacia Roma, viajes que duraban meses, y en ese lapso Don Antonio mi padre muere ( de 49 años, muy joven), mi mamá iba disfrutar de lo que él no pudo hacer con su producción. El Seminario no da la prórroga, porque ya requerían los terrenos. De regreso el Señor Arzobispo Toro, deja claro que no dejasen desamparada a la señora Ana Paula Garcés. Como una manera de indemnización le dan a mi mamá una pequeña casa en el Llano de Bolívar. La entrada al terreno era por una puertecita que quedaba al frente de lo que hoy es propiedad de Alirio Villa, por la carrera 9. Yo me acuerdo bien, porque uno de chiquitico trabajamos con papá allá y a mi tocaba cortar hojas de tabaco, esto no le dio resultado, el estaba aburrido con esta producción de tabaco porque el resguardo (rentas), entraba mucho allá a molestar. Volviendo al tema también me acuerdo que el papá del Herminio Vélez el Viejo, también trabajaba la tapia. Me acuerdo también de esa época la carretera vieja, cuando inauguraron a Café Bolívar en el Llano de Bolívar, por ese día nací yo, se hacían corridas de toros allí, esa era muy grande, no habían casa ni nada, iba hasta la cañada, fue inaugurada un 23 de diciembre, era un estadero propiamente, la casa más cerca era la de los Lastras, otra propiedad en apogeo era Villa Carmen allí existió una escuela donde enseñó
María Luisa Toro, ella fue criada por la señora Ruth Varela, y María Luisa era familiar de Pepa Toro mamá de mi prima Aura Mora. En Esa casa recuerdo mucho tiempo viviendo ahí a Pablo Quiroz hermano de Teófilo Quiroz, el era del Tunal, luego vendió y se fue a vivir a la ciudad de Medellín. Mi esposo José Martínez le hacía a todo, fue huérfano y fue criado por la señora Dolores Herrera y su hermano el sacerdote llamado Isaac, también trabajó la tapia como ayudante, fue corista y sacristán, tocaba el melodio. El papá de José se llamó Roberto Martinez quien fue también Campanero en la Catedral Basílica, y fue también constructor de Tapias, pero su principal actividad era blanquear en casas y especialmente en la Catedral, le tocaba subir unas escaleras inmesamente largas hecha en Guadua. Como anécdota una vez Otoniel Gómez pasó una vez por el frente de la Catedral con sus tragos encimas y le dio por sacudir la escalera desde abajo diciendo: “Hoy te vas a morir” gracias a Dios en ese momento pasaba un sacerdote y le retiró de la escalera. Ese susto los apartó de su buena amistad que tenían. Y ahora pueden contar el cuento. Otra anécdota con José, fue cuando estuvimos en el Puente del Paso Real cuando lo estaban construyendo, pues le pareció gracias pasarlo por encima solamente de las estructuras metálicas, y yo me moría de nervios y yo le decía ponete de gracioso para que caigás allá al cauca y me pongas a mí a sufrir. Pues las suplicas no valieron. Pues nos gustaba cruzar el rió cauca en una barca que tenía un señor que se llamaba Jesús Mío, y ese momento me dio ganas de mirar para arriba y veo a José cruzando el puente por las estructuras recientemente colocadas. En esos Momento llega mi amigo Elkin Martínez Mora, hijo de doña Rosa, actual instructor en el SENA en el Área de las Construcciones Civiles y especial en las construcciones alternativas, ahora entiendo por donde es que viene la vocación en este arte, por sus abuelos y por su padre. Después de disfrutar de una rica merienda y haber concluido la entrevista con doña Carmen, siendo las 8:30 p.m. y habiéndome despedido de toda la familia continué mi recorrido en la noche hacia la casa de otro personaje. Esta vez se trataba de don JUAN ENRIQUE PINEDA, que lo abordo en el momento que iba a salir de su casa en el barrio la barranca, este otro personaje de extracción humilde, nace en la ciudad de Santa Fe de Antioquia el 10 de agosto de 1942, de niño se crió en un sector rural llamado Loma Larga, luego a otro sector llamado Yarumal y de ahí se fue a templar a la Vereda Moraditas. Inició a trabajar la construcción a la Edad de 16 años. Entre charlas me comentaba; yo empecé a trabajar en Medellín con unos contratistas como ayudante, luego me perfeccioné allí, luego me fui a administrar fincas y regresé a trabajar a Santa Fe de Antioquia en la Construcción del Puente del Paso Real como ayudante eso por allá en el año de 1959 que empezamos a trabajar allí hasta el año de 1960, recuerdo que también trabajaron don Saúl Lastra, Javier Usuga, el que trabajaba en la volqueta era el finado José (pájaro) Quiroz, y de ahí me fui a trabajar a
Rionegro donde me tocó la pavimentación de algunas calles, trabajé con una empresa que llamábamos los amarillos. A la pregunta cuando inició a trabajar la tapia me contestó lo siguiente: yo empecé a trabajar la tapia a la edad de 10 años, como ayudante de mi padre quien era el que trabajaba en ese tipo de construcciones. Nos ponía a picar la tierra, y enseguida nos poníamos a levantar casas de tapia, mi padre se llamaba Carlos Pineda quien también nació en Santa Fe de Antioquia y vivió acá, la primera casa que construimos en ese tiempo fue como un arranque de unos compañeros que fueron tapieros, los difuntos Juancho Rodríguez, y su compañero que era el contrapisonero llamado Alfredo González, ambos de la vereda moraditas, entonces se hicieron las casa de Juancho Gonzales, la casa de la señora Elena González, la casa del señor Juancho Rodríguez, la Casa de Carlos Pineda y la casa de Ramón Cardona, las casas tenían como medida de 12 varas de ancho por seis varas de largo y todas en la vereda Moraditas. Luego fuimos a construir vivienda por el sector de Carpintero yendo para Caicedo, allí manejamos unos zurrones hechos de cuero, siempre fui ayudante con respecto a construcciones Alternativas. De resto ya era oficial con material de concreto, pero ese conocimiento que adquirí al principio no se me ha olvidado y estoy en las condiciones de levantar una casa en tapia. La tierra buena para la tapia era la tierra virgen, la tierra que era propiamente cascajudita, era una tierra como colorada apropiada para tapia, la tierra que es muy arenosa no sirve porque es muy suelta, no aprieta, en cambio la tierra cascajudita amarra muy bien, hay una medida para pisar, pues no se puede hecha la tierra totalmente porque hay que pisarla muy bien y para ello actúan el pisonero y contrapisonero, con un ritmo estable y llamador. En Santa fe de Antioquia se pueden a volver hacer en casa en Tierra, y sobre con la misma tierra cuando se caen, porque es sino remojarla y volverla a colocar. Es muy importante el grueso de la tapia, hay unos que son de 40 cms, otros, de 45, de 50 , de 60 y hasta de 70 cms. La seguridad de estas casas están en una buenas bases de piedra planas, lo mas cuadradas posibles y puestas bien firmemente y en los amarres de la tapia. Ya al termino de media hora de charla me despido de este personaje y continuo hacia el parque cerca al restaurante El Pielroja y encuentro a otro personaje llamado José Gustavo Montoya Zapata que en ese momento se encontraba departiendo un tinto con amigo, y la cual me atendió muy bien; nació en el municipio de San Andrés de Cuerquia un 8 de abril de 1942, y me comenta durante la entrevista: me tocó a los ochos años zurronear, empecé con el maestro Eleazar Echavarría el Tapiero y el contrapisonero era Francisco Echavarría, en San Andrés de Cuerquia, en la primera obra que trabaje fue con la casa del señor José Montoya, padre de Gustavo Montoya, el trabajaba mucho lo que era los techos, la carpintería, y la tapia. Él todavía vive en la ciudad de Medellín, llego a Santa Fe de Antioquia un 7 de febrero de 1987, trabajando con la
compañía Integral en carretera y en Topografía en los estudios del proyecto Cañafisto, en territorio de Anzá y luego pasé al proyecto de la Represa Ituango. Cuando terminé mi bachillerato en Medellín en el año de 1971, ingrese en el SENA y allí estudio construcción y dirección Topográfica, y empiezo como oficial, ahora trabajo independientemente, hace rato que no trabajo la tapia, pero en la actualidad construyo los elementos necesarios para trabajar la tapia como es la cajonería especial o tapial, como el que construí para el SENA, aquí en Santa Fe de Antioquia. Deje esa joya de tapial para que los nuevos que estudien sobre el tema tengan una herramienta para la práctica. Mi padre nace más o menos en los años de 1920, actualmente trabaja con el maestro Eleazar Echavarría, a fin al cabo son compadres. Yo creo que mi padre aprendió la tapiería con sus contemporáneos como lo era don Eladio zapata y otros más en San Andrés de Cuerquia. Actualmente vivo en Santa Fe de Antioquia y tengo un hogar con Edelmira Ochoa. En visita que hice en el barrio Santa Lucía me encontré con la señora MARIA OFELIA CASTAÑEDA HERRERA DE VALENZUELA, nace un 1 de abril de 1937 en el municipio de Liborina, desde muy joven vino a vivir en Santa Fe de Antioquia, llegué de 10 años en la época del comienzo de la violencia, actualmente tiene 73 años, Mi padre era Alberto Castañeda oriundo de Liborina quien trabajaba en la construcción de Casas en Tapia, teníamos apenas catorce años, y con mi hermana Rosa Lia, trabajamos con él, queríamos a prender lo que hacia mi papá y ¡huy! Y cuando empezamos a conocer los billetes, ya queríamos conseguir plata, me acuerdo la primera tapia que construimos fue en la Casa de Gloria Jaramillo (la casa de Corinta) en el Barrio de Santa Lucía, hoy día existen todavía estas tapias que sirvieron de linderos con el vecino y la parte de atrás del solar, luego continuamos construyendo linderos en tapias por el sector de las Coloradas, de ahí nos fuimos a trabajar a Sopetrán en lo mismo, y ya casi no me acuerdo de más debido al accidente que tuve, he perdido un poco la memoria. Entre risas y bromas esta mujer única conocida en este medio continúa con su relato, también construimos la Casa de Marcela Macias, con mi papá y mi hermana, y que vendió mercedes Uribe, mi papá construyó su propia casa la que hoy día es conocida como la Casa de Ramón Amazará en el Barrio Santa Lucía. Luego consiguió otra y a punto de caramelos logramos pagar gran parte de ella, entre risas se ufanaba de ser la mujer que rompió con las fiestas decembrinas al incluir la Familia Castañeda, yo era el que animaba las fiestas por la época del Alcalde Abel Jaramillo y continuamos con la primera alcaldía del Doctor William Rivera, salíamos todos disfrazados de indios entre ellos José Ángel Flórez, Pepa Godoy, Pastora. Yo salía con las arepas bailando, otra con la morcilla, y así sucesivamente. Pepa Godoy era la Reina. Bailé dos veces en la Candanga de Obregón, cuando si se bailaba verdaderamente la Candanga, Después de estas
actividades nos invitaban a la finca de los Totumos a un agasajo. me casé en Santa fe de Antioquia con Carlos Enrique Valenzuela (Wico), de este matrimonio nacen once hijos, cuatro de ellos trabajan construcción. Le voy a decir que yo no tenía una cama y un viejo tapial con el que trabajaba mi papá, me sirvió para cama y ahí crie a todos mis hijos y aun la conservo, yo misma la hice, le puse patas de madera y los pegue con clavos, en esa cama traje a la mayoría de mis hijos al mundo. Muriéndome yo, le dije a mis hijos ellos verán que hacen con ese Tapial cama, ahí les dejo una gran herencia. En una mañana antecediendo a una reunión de la Junta de Patrimonio, mi amigo y miembro de Centro de Historia Doctor Francisco Guisao me cuenta lo siguiente: Que su papá Luis segundo Guisao que nació en el año de 1925, fuera de ser un excelente músico, fue uno de los mejores tapieros del Municipio, la primera hernia que tuvo, fue zurroneando, con ese zurrón al hombro llevando la tierra, y si no estoy mal estaba trabajando con Pedro Vicente Lezcano el viejo, alias peyito. La casa que queda por la pola y que se vendió la hizo Luis Segundo, la que queda enseguida de mi mamá. Otro tapiero y que aún vive y era amigo de Luis Segundo era Catalino el viejo, Rafael Quiroz.
En fin entre muros y paredes, entre comentarios, bromas. Risas, anécdotas, estos personajes humildes de la vida cotidiana fueron contando sus historia vivenciada y se resisten a que se pierda la tradición de la tapiería. Señores como Herminio Vélez, Saúl Lastra Cañola, los hermanos Samuel y Ramón Manco, Juan Enrique Pineda, Gustavo Montoya Zapata y la señora Ofelia Castañeda Herrera, contribuyeron en la recuperación de la Memoria de la Tapia con el SENA hoy Complejo Tecnológico Turístico y Agroindustrial del Occidente Antioqueño. Por ello, el SENA le otorgó a cada uno de ellos un Certificado acreditando su competencia en el arte de la Tapia, y el Municipio de Santa Fe de Antioquia, le otorgó un estímulo económico por su buena voluntad por tratar que este conocimiento permaneciera latente en el mundo moderno. Ellos sosn para nosotros TESOROS VIVOS DE LA COMUNIDAD DEL OCCIDENTE ANTIOQUEÑO. Ahora gracia ellos y al apoyo de profesionales se preparan una veintena de jóvenes en el SENA en la Tecnología de Restauración de Patrimonio y Construcciones Alternativas. Este humilde trabajo es un sencillo y merecido homenaje a aquellos que a través de la historia permitieron que esta Santa Fe de Antioquia, sea lo que es hoy. Son los artesanos de la tapia, un arte que se resiste a desaparecer y que seguirá luchando porque se reactiven nuevamente como se debe. Hoy día se habla de Construcciones Alternativas para solución de vivienda, he aquí una oportunidad por sus bajos costos, por salubridad y por ambientalismo.
GONZALO HERNANDEZ AGUIRRE Miembro Numerario del Centro de Historia de Santa Fe de Antioquia