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La Víbora
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Javier Raygoza Munguía
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-Pasen, pasen... Por favor- Invitó el Lic. Metatrón a la mujer que parecía perdida, enojada y desorientada –Busque un lugar cómodo, vamos a comenzar la sesión.
La aludida, que llevaba pegado como lapa a su hijo de cuatro años que no la dejaba casi caminar abrazado a sus piernas, miró el lugar que no tenía sillas sino unas bancas de cemento pegadas a la pared y una especie de escritorio de mármol donde el orador estaba recargado esperando, con la misma tranquilidad y familiaridad de quien hace esas cosas con regularidad.
-Buenas noches- saludó la mujer entre enojada y apenada por llegar tarde.
-Buenas noches- En coro contestaron cuatro hombres, una joven y dos ancianos.
-Bien, ya estamos todos- inició el licenciado -El motivo de esta reunión es para...-
-Disculpe licenciado- interrumpió la mujer -No sé por qué estoy obligada a venir aquí, tuve un accidente... Lo reconozco, con que pague yo las infracciones, aunque no me hagan descuento, creo que es suficiente. Eso de venir a pláticas se me hace una pérdida de tiempo y más que es el primer percance que tengo en toda mi vida...
-Huy...- dijo uno de los hombres -Yo he chocado como unas diez veces y hasta ahora vengo a las pláticas... Venía con mi detalleaclaró pícaro guiñando un ojo a los otros tres hombres, que se rieron... -Nomás que a ella no
-¡Cállese viejo sucio palurdo!- exclamó la mujer tapándole los oídos a su asustado hijo...No voy a permitir que mi niño oiga estas cosas... Vámonos mijo... - y se retiró furiosa.
-De todas maneras tiene que venir a estas reuniones señora...- dijo el licenciado como último recurso a una mujer que ya se había ido. *
Noches más tarde estaba a punto de iniciarse la reunión cuando interrumpió furibunda la mujer con su hijo.
-¿Cómo es posible que tenga que venir con mi hijo a estas inútiles juntas obligatoriamente a escuchar leperadas...?- gritó la mujer -Ya mi pobre criatura está tan afectado que sueña con culebras...
-Víboras...- corrigió el niño...
-Es lo mismo... culebras, serpientes, víboras...dijo la mujer al borde de la desesperación.
-No es lo mismo- dijo un señor con aspecto de maestro -... aunque al parecer sí; de hecho víboras, culebras y otros ofidios están bajo el término de serpiente...
-Las víboras conforman la familia Viperidae y se distinguen de otras serpientes por ser siempre venenosas. Son organismos poseedores de una dentición solenoglifa, lo cual hace referencia a la posición y forma que tienen sus colmillos inoculadores de veneno- ilustró una joven de ojitos muy vivarachos y sonrisa espontánea...
-Y las culebras...- comentó un chavo flaco y espinilludo -... representan a la familia Colubridae. La constitución física de estos reptiles, comparada con la de las víboras, es uniforme, ya que no cuenta con ese ligero abultamiento de la parte media. A propósito de ello, la cabeza suele tener un diámetro muy similar al del resto del cuerpo...
-Pues me vale madre... -Gritó la mujer mandando al demonio la cátedra sobre el suborden de saurópsidos diápsidos pertenecientes al orden Squamata, del superorden Lepidosauria... -Mi hijo sueña que se lo comen unas serpientes, culebras o lo que sea desde que escuchó sus barbaridades el otro día...
-Porque ustedes están muertos- exclamó harto el licenciado Metatrón y poniendo los ojos de huevo -...yo me encargo guiarlos en su transición... mientras los gusanos se alimentan de su cuerpo físico... Pero usted no se calla el hocico... *
Quizás por eso en la entrada del Panteón de Chapala, donde está el descanso y se le reza a los muertos antes de enterrarlos, se escuchan voces después de la media noche... Eso dicen los borrachitos que les gusta tomar en las escaleras de ahí. No saben que el Arcángel Metatrón, tiene sus pláticas nocturnas con las almas distraídas que no saben que dejaron su cuerpo debido a una muerte violenta.