Ramón garcía martín
Salamanca Arte e historia
SALAMANCA: ARTE E HISTORIA
MAQUETACIÓN, FOTOS Y DISEÑO
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A mis queridos hijos Ram贸n y Carmen Mar铆a
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ÍÍNNDDIICCEE página Justificación Arte Romano Puente Romano Arte Románico Generalidades de las construcciones religiosas románicas en Salamanca Contexto histórico-político Edificios religiosos románicos Iglesia de San Martín Iglesia de San Cristóbal Iglesia de San Juan de Barbalos Iglesia de Santo Tomás Cantuariense Iglesia de San Marcos Catedral Vieja Arte Gótico Generalidades de las construcciones religiosas góticas en Salamanca Edificios religiosos góticos Iglesia de San Francisco el Real Iglesia de Santa Isabel Iglesia de San Benito Convento de la Anunciación (Úrsulas) Iglesia de Sancti Spiritus Catedral Nueva Convento de San Esteban Edificios civiles góticos La Torre del Clavero La Casa de las Conchas Arte Plateresco Universidad de Salamanca Los Colegios Mayores El Colegio Mayor Fonseca El Colegio de Anaya (San Bartolomé) Edificios religiosos renacentistas y platerescos Generalidades de las construcciones religiosas renacentistas y platerescas Convento de las Dueñas Convento de las Bernardas de Jesús Convento de Corpus Christi Arte Protobarroco Convento de San José (Carmelitas) Monasterio de Santa Susana y San Norberto (Jesuitinas) Convento de la Madre de Dios Iglesia de San Julián Arte Barroco Generalidades de las construcciones barrocas en Salamanca Edificios religiosos barrocos Convento de la Purísima Iglesia de San Pablo Iglesia de San Elías (El Carmen) Salamanca: Arte e Historia
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Convento de Santa Clara Iglesia de la Vera Cruz Iglesia de San Sebastián Iglesia de San Millán Iglesia de San Boal Iglesia de los Capuchinos (Venerable Orden Tercera Franciscana) Iglesia del Carmen de Abajo La Clerecía Construcción civil barroca Plaza Mayor Arte Contemporáneo Iglesia de San Juan de Sahagún Mercado Central de Abastos Casa Lis Glosario de términos y expresiones artísticos Bibliografía Epílogo: Poema “Mi Salamanca” de Miguel de Unamuno
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JJu acciióón ussttiiffiicca n ¿POR QUÉ? Es probable que cuando alguien tenga entre sus manos este modesto trabajo, se haga la pregunta de éste encabezamiento. Yo con mi respuesta y de manera breve, trataré de responder. En principio consignaré, que su realización me ha reportado una enorme satisfacción, disfrutando de forma muy especial, cuando de manera reiterada he ido sucesivamente examinando la amplia y rica bibliografía que me he visto obligado a utilizar. La respuesta que se me ocurre más sencilla e idónea, es la siguiente: cuando a alguien le interesa el fútbol u otro cualquier deporte, para disfrutarlo con la mayor intensidad, se interesa por conocer las reglas más esenciales que rigen en él, haciendo lo mismo respecto a los pormenores que concurren en los protagonistas más importantes, y las características de los lugares dónde se practica. Algo, aunque en otra faceta, también sucede cuando se tiene predilección por un sitio para disfrutar las vacaciones, entonces uno se interesa por averiguar las características y ventajas que el mismo ofrece respecto a otros. Esa es la motivación más parecida que me ha estimulado para llevar a cabo este trabajo. Habiendo nacido en Salamanca, algo de lo que nunca me sentiré suficientemente orgulloso, al comienzo de los años cuarenta del pasado siglo, y desarrollado toda mi vida en ésta ciudad, reflexionaba recién jubilado, hace escasamente cinco años, como era posible que moviéndome toda la vida en el simpar escenario, que en todos los aspecto es ésta magnífica ciudad, no conociera, al menos de una manera sencilla, los pormenores más elementales, tanto artísticos como arquitectónicos, de las abundantes y extraordinarias construcciones que decoran tan admirado escenario. De esta forma, y después de haber viajado bastante por toda España, al igual que por distintas capitales europeas, a cuyo regreso, cada vez consideraba más bella, y hermosa mi ciudad, me propuse intentar estudiarla con los recursos a mi alcance, para conocerla en su verdadera e importante dimensión, y a la vez ahondar hasta donde pudiera, en diferentes aspectos de su fascinante historia. De forma muy especial influyó en mi determinación, cuando visitando la ciudad alemana de Dresde, el guía que nos fue asignado, desconociendo nuestro origen, nos manifestó, el deseo que hace tiempo tenía proyectado llevar a cabo, de conocer Salamanca, como símbolo destacado del estilo barroco. Como se puede comprobar, he tenido especial interés, en que el trabajo, al margen del contenido artístico y arquitectónico, se complemente de forma sintetizada, con curiosidades y hechos, que en un momento u otro han afectado a las diferentes construcciones. En este aspecto, haciendo también referencia al tiempo empleado en su ejecución, así como a quienes fueron los propulsores de todas ellas, y tratando de averiguar para consignarlos, los hechos más relevantes que tuvieron lugar en tan importantes y extraordinarias edificaciones. Salamanca: Arte e Historia
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También para responder a la pregunta que frecuentemente uno se puede hacer, como: ¿Qué sucedía en España en aquella época?, he incluido el apartado que denomino contexto histórico-político, en el que trato de reflejar, de forma muy resumida, y a mi humilde criterio, los acontecimientos más significativos, que sucesivamente a lo largo de los años, se iban produciendo en nuestra siempre atribulada nación, mientras en Salamanca se proyectaban y construían tan magníficos edificios. Para finalizar, solicito se me disculpen los errores que sin duda habré cometido en la realización de éste trabajo, carente de toda pretensión, y sin ansias, por supuesto, de obtener ningún reconocimiento, persiguiendo de manera exclusiva mi más íntima satisfacción personal. También pido que a la hora de calificarlo, se tenga en cuenta, que la formación adquirida por su atrevido ejecutor, es únicamente la que hasta los catorce años, se le proporcionó en la escuela pública de mediados del pasado siglo. No quiero acabar sin hacer constar, que todas mis importantes carencias formativas y culturales, he tratado de paliarlas, estimulado tanto por mi admiración, como por mi amor, a mi querida Salamanca.
EL AUTOR
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Tipo: Vía de Comunicación. Se halla enclavado en la “Vía de la Plata”, la cual inicialmente unía Astorga con Mérida, y avanzado el Imperio su trazado se extendía de Sevilla a Santiago.
Estilo: Época Romana. Su fábrica utiliza sillería almohadillada, los arcos son de medio punto, teniendo la bóveda 6,50 m. de ancho. Cada arco está compuesto de 33 dovelas de 1 m. de altura. Los tajamares son triangulares, contando asimismo con cornisa moldurada y pilastras adosadas centrales.
Periodo de Construcción: Siglo I de nuestra Era.
Propulsor: El Imperio Romano. Al frente del mismo, durante el periodo de construcción de la obra, se encontraron sucesivamente, Augusto, Vespasiano, y Trajano, siendo éste último el principal impulsor de la construcción de la “Vía de la Plata”.
Contexto Histórico-Político: Comienzo de la romanización. Esta se inicia una vez concluida la Guerra Lusitana, que tuvo lugar alrededor del año 133 a.C., produciéndose entonces la invasión del territorio vetón.
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Hecho relevante: Los 15 arcos del puente más cercanos a la ciudad son originales pues los 11 restantes, aproximadamente la mitad, fueron completamente destruidos como consecuencia de la crecida del Río Tormes, acaecida el 26 de enero de 1626 y conocida como la de San Policarpo. La reconstrucción del puente no se llevó a cabo hasta el año 1677, interviniendo en ella Juan de Setién Güemes. Por la referida circunstancia, la ciudad no pudo utilizar el puente durante algo más de 50 años.
Curiosidades: La escultura del verraco que se halla en sus inmediaciones, representa un importante testimonio de la época vetona, siendo a su vez una muestra del arte prerromano, la misma data del Siglo IV a.C. La interpretación que se hace de ésta escultura, es considerarla como un símbolo de la actividad pastoril y ganadera del pueblo vettón.
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A AR RTTEE R ROOM MÁ ÁN NIICCOO Generalidades de las construcciones religiosas de estilo románico en Salamanca.
De las 33 parroquias existentes en el S. XII y comienzos del S. XIII, actualmente solo subsisten cinco, al margen de la Catedral Vieja. Estas son San Martín, San Cristóbal, San Juan de Barbalos, Sto. Tomás Cantuariense, y San Marcos. A estos edificios se pueden añadir los restos de la arquería de Santa Mª de la Vega, una de las puertas de la Iglesia de San Julián, y por último los muy deteriorados paramentos murales del cuerpo de la Iglesia mudéjar de San Polo. Una característica que distingue a éstas construcciones, es la diversidad tipológica de sus plantas. Así es como pueden encontrarse de nave única y ábside semicircular, de cruz latina con una sola nave, crucero muy marcado y cabecera con tres ábsides, de tres naves con cabecera triabsidal escalonada y con crucero no saliente, e incluso también se pueden hallar de plan central algo sin duda verdaderamente original. Concerniente al abovedamiento se observa como en los ábsides se repite la bóveda de horno. Tanto las bóvedas de medio cañón como las de arista aparecen de manera escasa, siendo en cambio frecuente encontrar el arco apuntado, la bóveda de cañón agudo y también la bóveda con arcos cruceros u ojivas. Los soportes interiores suelen ser semicolumnas en los edificios de nave única, mientras que en los de tres, los pilares son compuestos. Los exteriores de los templos, en su mayoría, son sencillos, apareciendo generalmente las labores figurativas en torno a los vanos de las puertas y ventanas, encontrándose las cornisas adornadas con canecillos. Las puertas llevan columnas acodilladas y arquivoltas, pero en ningún caso tímpano, característica ésta que pertenece al románico tardío y cuya influencia deriva del arte cisterciense. En los capiteles de las jambas abundan los temas vegetales hallándose también en ellos los zoomórficos. Las arquivoltas más sencillas aparecen lisas, predominando en todo caso las decoradas con motivos florales. Proliferan los canecillos cuyos labrados representan cabezas humanas y animales, no faltando otras sugerentes y originales figuras, fruto éstas de la libertad con la que actuaban los artistas románicos. Los ábsides se hallan recorridos por gráciles semicolumnas con capiteles vegetales, horadados por ventanas con columnas en las jambas. Los muros muestran aparejos de sillería bien despiezada, no siendo extraño encontrar con frecuencia marcas de cantería.
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Contexto histórico-político
1109-1126: Reina Urraca de Castilla, que era hija de Alfonso VI. Habiendo enviudado de Raimundo de Borgoña, contrajo matrimonio con Alfonso I de Aragón y Navarra “El Batallador”, unión que posteriormente fue anulada en el año 1110 por el Papa Pascual II. 1126-1157: Reinado de Alfonso VII, hijo fruto del primer matrimonio de Urraca, quien tuvo importantes litigios con “El Batallador”. Mediante el tratado de Zamora en el año 1143, éste rey se vio obligado a reconocer la independencia de Portugal. Contrajo matrimonio en 1128 con Berenguela, siendo frutos del mismo Sancho III de Castilla, y Fernando II de León. Diluido el ideal imperial de León como consecuencia de la primacía que las circunstancias políticas habían ido deparando a Castilla, Alfonso VII en el año 1135 fue coronado emperador en la ciudad de León. Al fallecer en el año 1157, según su testamento, el primogénito Sancho obtiene como Sancho III el Reino de Castilla, y su hermano Fernando, haciéndolo como Fernando II, se convierte en el Rey de León, que también abarcaba a Galicia, originándose así de nuevo la separación de Castilla y León, que se prolongaría hasta 1217. Sancho III de Castilla, denominado El Deseado, solo ocupó el trono un año ya que falleció en 1158. Le sucedió su hijo Alfonso, que debido a su minoría de edad motivó que Castilla se convirtiera en un campo de batalla al disputarse diferentes familias la tutoría y la regencia, disputa en la que incluso intervinieron los reyes vecinos de León y de Navarra. Alcanzada la mayoría de edad, Alfonso VIII reinaría en Castilla de 1169 a 1214, recuperando durante este periodo importantes plazas y territorios perdidos durante su minoría de edad, reiniciando igualmente las acciones de reconquista frente a los musulmanes.
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Después de la Catedral Vieja, a este templo románico se le considera como el más importante de los que subsisten en la ciudad. El mismo se dice reiteradamente que fue fundado en 1103, por Martín Fernández, caudillo de los repobladores toreses, quien lo dedicó al santo de su nombre, San Martín, apóstol de las Galias y obispo de Tours, santo de gran predicamento popular en la Edad Media. La iglesia en 1173 era conocida como San Martín del Mercado, y algunos años después como San Martín de la Plaza, regulando el toque de su campana la vida de la ciudad. Se compone de tres naves, cabecera triabsidal escalonada y crucero no saliente. Los soportes interiores son de pilares compuestos, y el sustento de las bóvedas de ojiva se consigue realizando el enjarje de los nervios de las primeras hiladas de las aristas. Las tres capillas existentes en la cabecera cubren sus respectivos ábsides con bóvedas de cuarto de esfera, y los correspondientes tramos presbiterales lo hacen con bóvedas de medio cañón, en el caso de las capillas laterales, siendo de cañón agudo, el que se emplea en la capilla mayor. En su interior a lo largo de sus muros perimetrales cuenta con un nutrido e importante repertorio de sepulturas góticas, pues fue el lugar elegido de manera preferente por la nobleza salmantina, para ubicar su última morada. Esta práctica había sido prohibida por el I Concilio de Braga celebrado en el año 561, pero su aplicación comenzó a dejar de observarse en el S. XIII.
A pesar de que esta iglesia se proyectó con tres portadas, si descartamos la que se halla orientada al mediodía protegida por un portal y de escaso interés, hay que fijar la atención en las dos restantes. La que se emplaza al oeste y que permaneció oculta desde finales del S. XVII, al adosarse a los pies de la nave central la capilla de la Virgen de las Angustias, pudo comenzar a contemplarse en 1958 cuando quedaron descubiertas sus arquivoltas. Esta portada, considerada la más importante del templo, estaba completamente integrada en el espacio al que la misma se abría, y que se trataba de un azogue o mercado muy frecuentado. La puerta está compuesta por seis arquivoltas decoradas con motivos vegetales, pequeños arcos de Salamanca: Arte e Historia
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herradura, figuras humanas y de animales, encontrándose en una parte de la quinta arquivolta, la representación de un mensuario o calendario agrícola. La puerta que se halla al sur la componen arquivoltas de medio punto, las cuales se encuentran ornadas con florones, puntas de diamante y arquitos de herradura que parten de columnas con capiteles vegetales y zoomórficos. Sobre la misma se halla un interesante grupo escultórico que representa el conocido episodio de la vida de San Martín, que hace referencia a la caridad con el mendigo, en el cual el santo al encontrarse con un hombre semidesnudo, reacciona cortando la capa que él portaba en dos partes y le hace entrega de una de ellas. Los trabajos correspondientes a esta portada como de los de la anteriormente comentada datan de finales del S. XII.
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Templo muy similar al de Santo Tomás. Se compone de planta de cruz latina, nave única, crucero destacado en planta y alzado, siendo la cabecera de altura inferior, hallándose la misma integrada por una capilla mayor semicircular y dos más en los laterales, ambas de testero recto. Esta iglesia si bien en un principio fue proyectada con un solo ábside, cabe suponer que con posterioridad le fueran añadidos los que flanquean la capilla mayor. La capilla mayor se eleva sobre un afloramiento rocoso en el que fue abierta una necrópolis medieval de tumbas antropomorfas. Se encuentra distribuida en tres paños por medio de pilastras lisas, estas van disminuyendo su resalte a medida que ascienden hasta alcanzar la cornisa. Las columnas que reciben el arco de ingreso a esta capilla, poseen unos capiteles muy característicos del románico pleno, compuestos por grandes hojas carnosas las cuales acogen en sus puntas curvadas voluminosas bolas. En 1145 los Caballeros Hospitalarios fueron sus fundadores, si bien más tarde esto se atribuye a los de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, siendo su primer prior, o comendador, Don Vela, allá por el año 1148. En la edificación destaca de manera especial una magnífica serie de capiteles, así como la escultura que se halla en el testero del ábside de la derecha, que representa la escena del Santo Entierro.
Igualmente y como es habitual en el románico, es interesante apreciar la decoración de los canecillos en los que reposa el alero protector que da cobijo al Salamanca: Arte e Historia
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conjunto de la edificación. En ellos, como era costumbre, el artista realiza su trabajo más desenfadado, concibiendo con su imaginación extraordinarias figuras, no ateniéndose a un programa iconográfico determinado, sino que únicamente persigue un atractivo ornamento que atraiga la atención de la gente. En el templo se custodia un crucifijo románico probablemente del S. XIII, denominado “Cristo de los Carboneros”, de 1,92 m. de altura. Este trabajo está realizado en madera policromada, encontrándose el Cristo sujeto a la cruz con cuatro clavos, con los ojos cerrados y un rostro sereno e impasible, presentando la cabeza una larga melena que cae sobre los hombros. La veneración de esta imagen se ha alternado y tenido lugar en alguna ocasión, en el cercano templo de Sancti Spiritus. Después de agregarse a la Iglesia de Sancti Spiritus en 1844, éste templo fue cerrado al culto en torno a 1887. En las primeras décadas del S. XX se utilizó como escuela, y ya en 1985, se iniciaron los distintos trabajos de restauración que durarían hasta 1994, año en el cual el templo se abrió de nuevo al culto. Con motivo de la modélica labor realizada en la citada restauración, en absoluto exenta de rigor, tacto y sensibilidad, el trabajo dirigido por el arquitecto José Carlos Marcos Berrocal, obtuvo el premio Europa Nostra, en el año 1999.
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Se trata de un templo que conserva bien su estructura original de nave única y ábside semicircular, contando con un profundo presbiterio. El mismo fue fundado en 1139, por los Caballeros de la Orden de los Hospitalarios, constituida en 1048, que lo dedicaron a su patrón San Juan Bautista. Como consta desde 1232, la iglesia es conocida por San Juan de Barbalos, con motivo de que la referida Orden poseía una encomienda en un pequeño pueblo que con este nombre se encuentra en la sierra muy cerca de Tamames.
Se trata de un edificio humilde en lo que a iglesia románica se refiere, muy similar a las ermitas y santuarios rurales que demandaban escasas necesidades. No obstante en los canecillos que soportan los aleros tanto de la capilla mayor como de las fachadas de la nave, se puede observar una interesante colección de figuras en ellos talladas. Predominan los canecillos que por su aspecto son conocidos como proa de barco, apreciándose a veces en alguno de ellos un nervio central. Las figuras con que se hallan estos decorados están compuestas por motivos vegetales, cabezas de animales, humanas Salamanca: Arte e Historia
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y diablescas, un atlante, y sobre todo, muy característico del románico, elementos de la vida secular, como es la representación de dos juglares tocando instrumentos musicales, tal vez una viola y un tamboril, así como de un saltimbanqui. En el interior del templo y a los pies de la nave, se venera una imagen del conocido Cristo de la Zarza. Se trata de una de las más interesantes esculturas románicas que se encuentran en Salamanca, que labrada en madera de nogal y revestida de un lienzo extraordinariamente fino, mide 1,97 m. de altura. El nombre obedece, según la leyenda, a que fue hallada al ser desarraigada una frondosa zarza cuando se procedía a la erección de los cimientos de la iglesia. Para mantener la devoción a éste Crucificado, se fundó una cofradía que ostentaba su nombre y que prevaleció hasta finales del S. XIX.
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Este templo es de cruz latina y de nave única con amplio crucero muy marcado, contando con cabecera de tres ábsides semicirculares escalonados, sustentándose el cimborrio mediante ménsulas de apoyo en la parte superior de los pilares. El ábside principal, se divide verticalmente en tres calles mediante pilastras que llegan a alcanzar la cornisa, y horizontalmente lo hace en tres cuerpos, utilizando en este caso impostas. Asimismo en el interior, se puede apreciar como tres arcos apuntados y doblados comunican con las tres capillas de la cabecera, cuyos respectivos ábsides se cubren con bóvedas de horno, haciéndolo con bóvedas de cañón agudo los tramos rectos que le preceden. La ventana central del ábside principal, con indudable acierto, fue rehecha cuando fue llevada a cabo la última intervención restauradora en el edificio, puesto que la que hasta entonces existía era rectangular, y cuyo origen pudo tener lugar en el S. XVIII, cuando se realizaron algunas obras. Lo mismo ha sucedido con las ventanas de los ábsides laterales, que se encontraban cegadas y que tras la última restauración han recuperado su forma primitiva.
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El templo lo fundaron en 1175 los hermanos Ricardo y Rodulfo, ambos de origen inglés, y que en Salamanca desempeñaban probablemente el cargo de maestros de la Escuela catedralicia. Tratándose de una de las primeras iglesias dedicadas en Europa a Santo Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, martirizado en 1170 y canonizado en 1172. Esto representaría la apertura de una vía de penetración de la cultura de la Europa atlántica, que era propiciada en el occidente de España, por la política que seguía Alfonso VIII, quien en 1170 se había casado con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II y de Leonor de Aquitania. En la capilla mayor se conservan restos de una pintura mural gótica que representa al santo titular, encontrándose sentado en actitud de bendecir y vestido de pontifical, con alba y casulla roja. Esta representación exhibe el naturalismo propio de la pintura protogótica, característica que conduce a situarla a comienzos del S. XIV.
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La originalidad de éste templo la determina su plan central, que comporta un círculo por el exterior, algo extraordinariamente extraño en iglesias de aquella época, considerándose por ello el edificio, una reliquia arquitectónica única en su género. También se la ha calificado como una evocación realmente singular del Templo del Santo Sepulcro de Jerusalén. El interior con un diámetro de 18 m., lo componen tres naves con sus respectivos ábsides semicirculares. Las naves de dos tramos se encuentran separadas por arcos muy apuntados y doblados, que se hallan sobre gruesas columnas con capiteles poligonales y lisos. Su fundación en 1178, si bien hay importantes discrepancias al respecto, se atribuye al conde Don Raimundo de Borgoña y a su esposa Doña Urraca de Castilla. Comenzó siendo la parroquia del Barrio de los Castellanos, zona de la ciudad escasamente poblada en aquella época. En el S. XIV sin perder su función de parroquia, alcanzaría la condición de Capilla Real, dependiendo a partir de entonces de la Corona de Castilla y León, Salamanca: Arte e Historia
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conociéndose a tenor de éste hecho como Real Clerecía de San Marcos, título que mantuvo hasta 1767, cuando Carlos III tras la expulsión de los jesuitas, asignó como sede a la referida asociación, una parte importante de la edificación del Real Colegio del Espíritu Santo que estos últimos poseían. Mientras éste templo ostentó la denominación de Real Clerecía, llegó a alcanzar como tal institución una importante relevancia dentro de la ciudad, regentando durante ese tiempo el Colegio Menor de San Ildefonso y la Casa de la Caridad, la cual aun se conserva siendo conocida actualmente como “Casa de las Viejas”. Después de ser objeto de bastantes acontecimientos de distinta índole, esta iglesia en el año 1968 recuperó su función de parroquia. La misma en época relativamente reciente le ha deparado una esmerada restauración, originando la misma el importante hallazgo de varias pinturas murales correspondientes al S. XIV, así como de dos mesas románicas de altar, e incluso se encontró entre los escombros del subsuelo del ábside izquierdo, una escultura del Cristo del Castillo, obra gótica del S. XIV que en la actualidad pende sobre el altar central.
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Obra: Templo Catedralicio. Ostenta el nombre de Santa María de la Sede, por tratarse de la Iglesia del Obispo. Su construcción se decidió a finales del S. X I, una vez consolidada la frontera del Duero por el Rey Alfonso VI, e impulsada la repoblación del territorio, por el yerno de éste el francés Raimundo de Borgoña. Se considera la obra cumbre del románico salmantino así como una de las más destacadas de este estilo existentes en España. La ejecución de ésta obra representó un importante incentivo para el desarrollo de la actividad mercantil en la ciudad, pues en su entorno se estableció el primer mercado o azogue, denominación esta última, con la que entonces eran conocidos los mercados. La diócesis en aquella época era dirigida por el obispo Don Jerónimo Visqué, nacido en Perigueux (Francia), quien con anterioridad había sido canónigo de Toledo y obispo de Valencia. Pertenecía este prelado al movimiento renovador “Reforma Cluniacense”, siendo un hombre influyente en la época, pues había sido compañero de armas y capellán del Cid Campeador, manteniendo excelentes relaciones con la Corte. Se cree que en 1076 llegó a España acompañando junto con otros monjes cluniacenses, a Constanza de Borgoña, sobrina del abad de Cluny, la cual venía para contraer matrimonio con el rey Alfonso VI.
Estilo: Románico Tardío, con influencias aquitanas y orientales. En aquella época se estaba ya comenzando a dar paso al estilo gótico, algo que es apreciable en la edificación. Tratándose el mismo de un tipo de estructura y estilo arquitectónico, que había comenzado a ser difundido a mediados del S. IX en Europa, por los monjes de la Comunidad Benedictina de Cluny.
El templo de estructura basilical y de cruz latina, está compuesto de tres naves, de las cuales la central es más ancha y alta, contando con el crucero saliente, y un ábside y dos absidiolos, originando la contemplación exterior del conjunto de estos, desde el llamado Patio Chico, un espectáculo no carente de belleza. Así se puede observar como el ábside mayor muestra tres paños, delimitados por esbeltas semicolumnas con capiteles vegetales, y dos cuerpos separados por una imposta abilletada. En cada uno de estos paños se abre una ventana abocinada, con arco de medio punto, ornado con billetes y tacos cilíndricos. Mientras que las columnas de estas ventanas poseen capiteles vegetales de excelente labra, con roleos, grifos afrontados, centauros, máscaras y bichas con los cuerpos entrelazados. Salamanca: Arte e Historia
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De la misma manera puede comprobarse como el absidiolo perteneciente al lado de la Epístola, cuenta con una organización muy similar a la del ábside mayor aunque sin columnas. En él emerge adosado un husillo aspillerado por el que se asciende al cuerpo poligonal superior, concebido como una efectista aguja con escamas y ventanas ciegas con gabletes. Este último elemento arquitectónico pertenece a una obra realizada con posterioridad a la de la Torre del Gallo, siendo precisamente ésta la que determinó su ejecución. En el interior sobre los capiteles se trazan arcos apuntados, siendo resuelta la adaptación de las bóvedas de nervios, mediante cabezas sobre las que apoyan a modo de ménsulas tableros que soportan los nervios diagonales. Todo esto hace que el edificio haya que considerarlo de transición, ya que si bien cuenta con un plan general románico en su desarrollo se utilizan soluciones cercanas ya al gótico. De esta forma las naves se encuentran cubiertas con bóvedas de ojivas, de robusto perfil, en las que en determinados casos, los plementos se hallan dispuestos en hiladas perpendiculares a las claves, y en otros, en hiladas concéntricas, adquiriendo así un aspecto cupuliforme. Los soportes de núcleo cruciforme, están ejecutados con recias semicolumnas en los frentes, contando con otras más finas en los codillos, elevándose todas sobre un pedestal cilíndrico. Aquí es necesario resaltar, que como los soportes previstos no habían sido concebidos para asumir bóvedas de crucería y especialmente nervios de tan importante envergadura, se hizo necesario utilizar mensulones, para de esta manera obtener una sincronización más armónica de los arcos sobre las columnas. En la cabecera del templo, son las bóvedas de horno las que fueron empleadas en los ábsides, y de cañón agudo en los tramos rectos que preceden a los mismos. Ya en el crucero se alza el espectacular cimborrio que da nombre la famosa Torre del Gallo. El punto de partida de este destacado elemento arquitectónico, se obtiene en cuatro soportes torales de sección cruciforme de los que a su vez parten las cuatro pechinas, triángulos de perfil cóncavo, que permiten que de la planta hasta allí cuadrada pase a la circular, para facilitar con esta transformación el asiento de la cúpula. La estructura del tambor del referido cimborrio, consta de dos pisos, teniendo estos a su vez dieciséis ventanas cada uno de ellos, contando las mismas con dos órdenes diferentes, tanto de arcos como de columnas. Las ventanas son de arcos rebajados en el piso inferior, y lobulados en el superior. La decoración de los capiteles de las columnas, muestran hojas que se ajustan al cuerpo de los mismos, retorciéndose en la parte de arriba, para acoger bajo su punta un botón o piña. Los cuerpos del tambor son delimitados por una línea de impostas con delicada decoración vegetal, estableciéndose la relación entre ellos por medio de robustas columnas. Contemplando finalmente el casquete esférico que culmina el cimborrio, se comprueba que el mismo lo integran dieciséis arcos semicirculares que convergen en el centro en una clave floral. Forman parte del mismo igual número de plementos gallonados o cóncavos en los que se introducen las dovelas de los arcos. Estos nervios que soportan el mayor peso de la cúpula, tienen su base en las columnas del tambor, alcanzando de esta forma una correcta integración sendos elementos. Salamanca: Arte e Historia
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El ábside central lo ocupa un magnífico retablo, obra del pintor nacido en Florencia en 1404, Dello da Niccoló Delli, conocido como Nicolás Florentino, ayudado por sus hermanos Sansón y Daniel. Este trabajo no se realizó hasta el S. XV, en virtud de contrato suscrito por el pintor florentino y el cabildo de la catedral el 15 de Diciembre de 1445. El retablo, si bien tenía una función didáctica, no excluía la artísticaornamental. Reproduce en 53 escenas las vidas de Cristo y de María. En el cascaron en la parte superior se representa el Juicio Final, pintura ésta última plenamente renacentista atribuida a un tercer hermano de Nicolás Florentino. La catedral tiene tres torres, la Torre Mocha, la Torre de las Campanas, la cual fue modificada en el S. XVI, compartiéndola desde entonces con la Catedral Nueva, y la característica Torre del Gallo, anteriormente ya comentada, restaurada en el primer cuarto del S. XX. La cúpula de ésta por el exterior, está recorrida por escamas contrapeadas, y por crestas de hojas con botones en las aristas, encontrándose el cimborrio de la misma coronado por un gallo hecho de chapa de hierro, que simboliza la vigilancia del alma y el anuncio de la aurora o venida de Cristo al final de los tiempos. También en el exterior de esta torre y en los ángulos del tambor, se alzan torrecillas cilíndricas, caladas y con doble cuerpo, en las que para incrementar sus valores claroscuristas, se han realizado en la parte superior diminutos nichos con pequeños arcos de herradura. En lo que concierne a la Torre Mocha es imprescindible señalar, que debido a los trabajos de restauración llevados a cabo en ella hace escaso tiempo, y que realizó un equipo dirigido por el arquitecto Valentín Berriochoa, permiten actualmente, disfrutar de la contemplación de diferentes elementos arquitectónicos y espacios que integraban la citada torre, los cuales hasta ahora habían permanecido ocultos. Esta actuación se ha conocido a raíz de la Exposición “Ieronimus". 900 años de Arte y de Historia. 1102-2002”. La Torre Mocha la componen diversas dependencias, obteniéndose su comunicación entre ellas a través de complejos vericuetos que vienen a avalar su carácter defensivo. Se puede considerar a la Estancia del Alcaide como la principal, a la cual de manera reiterada se hace referencia en diferentes relatos históricos que tuvieron lugar en Salamanca. Desde una ventana geminada allí existente se ofrece una extraordinaria vista del templo. Otros espacios de la mencionada torre son la Sala de la Mazmorra y la Estancia del Carcelero, complementados por la escalera que de tramos rectos rodea la torre, y la terraza alta, ésta última al hallarse a la altura de la nave lateral de la derecha, permite contemplar el magnífico aspecto de la Torre del Gallo. Por último, la Torre de las Campanas si bien fue modificada, su traza la respetaron los maestros que en el S. XVI intervinieron en el proyecto y ejecución de la Catedral Nueva, convirtiéndola en un elemento arquitectónico común válido para las dos catedrales. Dependencias destacadas son la capilla de San Martín o del Aceite, Salamanca: Arte e Historia
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que se encuentra en el cuerpo inferior, así como la Sala de la Bóveda, ubicada al nivel de la cubierta de la nave central, espacio que sería cerrado con bóveda de cañón apuntado, y por último la que se conoce como Sala del Reloj, que se alza sobre la anterior y que en el S. X V fue objeto de una transformación. Como consecuencia de que en ésta catedral rebasada la mitad del S. XII, se llevaron a cabo variados trabajos diferentes talleres de escultura, en ella aparecen abundantes obras de gran interés tanto en capiteles y repisas como en nervios y claves de bóvedas. Todas ellas presentan un repertorio iconográfico diverso con temas bíblicos e igualmente relacionados con la vida cotidiana. De la misma manera se encuentran figuras humanas entre vegetales, los habituales animales, predominando en muchos casos como único elemento decorativo los motivos vegetales. Entres los abundantes sepulcros que de interesantes personajes hay en el templo, que sin duda requerirían un estudio y resumen específico, destaca el que se halla a la derecha del presbiterio. Este corresponde a Don Fernando Alfonso, hijo natural del rey Alfonso IX, y de la salmantina Doña Maura, quien no habiendo alcanzado los 20 años de edad era ya canónigo de la catedral, culminando su carrera eclesiástica como deán de Santiago de Compostela, siendo a su vez un personaje de excepcional importancia en el nacimiento de la universidad salmantina. En el mismo espacio pero a la izquierda, en urnas superpuestas descansan los restos de los dos obispos más famosos de la historia de Salamanca, Don Sancho de Castilla, nieto del rey Don Pedro, y de Gonzalo Vivero, descendiente de una noble familia gallega. El primero destacó por ser el que hizo el encargo a Nicolás Florentino del retablo mayor de la catedral, y fundador de los conventos de Santa María de Gracia, en San Martín del Castañar, y el de Santa Isabel, en Salamanca. Gonzalo Vivero fue deán de la catedral de Lugo y una destacada personalidad en el mundo de las letras, manteniendo una excelente relación con los reyes así como con la universidad. Debido a su relación con los reyes logró que Enrique IV, otorgara el 27 de Agosto de 1467, el privilegio de la celebración de las Ferias de Septiembre. El claustro situado al flanco sur de la iglesia, está delimitado por cuatro galerías, pero tal y como en la actualidad se contempla se halla muy desvirtuado por la sucesiva incorporación de nuevas capillas, así como por la modificación obligada por los daños ocasionados en todo el conjunto por el terremoto de Lisboa del año 1755. A este espacio se accede desde el crucero del templo, mediante una puerta de excelente traza. Cuenta la puerta, con arco de medio punto que se alza sobre columnas con fustes ornados con molduras zigzagueantes. En los capiteles se representan personajes desnudos, correspondientes al gusto clásico, y basiliscos entre roleos que surgen de una máscara, en la columna derecha. En la izquierda, aparecen figuras similares junto a arpías y leones, hallándose ya acomodados en los cimacios estilizados roleos. En este mismo trabajo arquitectónico cabe destacar la especialmente delicada talla de los nueve canecillos sobre los que encuentra su apoyo el tejaroz, Salamanca: Arte e Historia
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distinguiéndose en la labra de ellos, hojas de acanto, aves afrontadas picoteando un racimo, una máscara vomitando tallos, dragones afrontados y una cabeza masculina. Igualmente son admirables las esculturas que se ven en las enjutas caladas y dispuestas al lado de los salmeres del arco. En el lado izquierdo puede verse una misteriosa máscara demoníaca, junto a zarcillos, apareciendo el derecho, invadido por basiliscos y monstruos alados. Es conveniente señalar que en este claustro merecen la contemplación distintos capiteles de estilo románico, como los que se pueden hallar en varios arcosolios, así como en las portadas de las capillas de Santa Bárbara y de San Bartolomé, al igual que en la Sala Capitular. Si bien todas las capillas del claustro son interesantes tanto por su arquitectura como por su diverso contenido, no puede dejar de señalarse la de “Anaya”. En esta se encuentra el sepulcro de Don Gutierre y de Doña Constança, el cual representa uno de los ejemplos más bellos del renacimiento español. Igualmente es llamativa la capilla de “Santa Bárbara”, en la que se halla el sepulcro del Obispo Lucero, y en la que se realizaban los exámenes de grado de la universidad lo mismo que la elección y nombramiento del rector. La capilla más antigua y que es la única que pertenece a la época románica, es la de “Talavera”, que a lo largo de la Edad Media, fue utilizada como Sala Capitular. Acondicionada después de 1510 como capilla funeraria, se encuentra en ella el sepulcro de Don Rodrigo Maldonado, y de su mujer. Este que había adquirido la capilla en 1488, fue catedrático de la Universidad, miembro del Consejo de los Reyes Católicos y propietario de la Casa de las Conchas. Con influencias musulmanas en su construcción, esta capilla se erigió en los primeros años del S. X III, conservando la puerta original románica, la cual cuenta con espléndidos capiteles. Es de planta cuadrada, siendo la cubierta de bóveda de crucería, octogonal, dispuesta sobre trompas reforzadas con nervios, lo que ha motivado que sea considerada una de las mejores muestras del tardorrománico existentes en Salamanca. El tambor de ésta capilla se encuentra compuesto por ventanas abocinadas, alzándose entre ellas dieciséis columnillas que soportan ménsulas, hallándose éstas últimas, unas adornadas con esculturas de bustos femeninos, tocados con cofias que a su vez portan diferentes objetos, y otras con bustos masculinos que sujetan un libro y una cartela. En las columnillas referidas anteriormente, tienen el origen los ocho arcos cruzados de resalto, ornados en este caso con variados motivos florales y geométricos, los cuales al converger constituyen en el centro un lazo de ocho. Es precisamente el esquema de ésta bóveda el que induce a recordar los modelos califales y la comentada posible influencia musulmana.
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Periodo de construcción: El comienzo de las obras se fija en el año 1135, en cualquier caso a finales de los años treinta y comienzo de los cuarenta del S. XII. Existieron distintas interrupciones y etapas constructivas. El templo aunque se abrió al culto en 1175 no se puede considerar concluida completamente su construcción hasta 1226, aproximadamente en el primer cuarto del S. XIII.
Propulsor: Como tal debe considerarse al Obispo Berengario, canciller y amigo del Rey Alfonso VII, quien en su propósito obtendría más tarde el apoyo del hijo de éste Fernando II. Lo mismo que estos reyes favorecieron la construcción con privilegios y franquicias, también lo hizo Alfonso IX. Si bien fueron importantes las donaciones reales, no lo fue menos la generosidad de los fieles, atraídos estos por las indulgencias que al efecto concederían el Papa Alejandro III y el Obispo Don Gonzalo. Entre los años 1156 y 1200, hay 45 documentos de donación o venta, 33 suscritos por ciudadanos, y 12 por reyes.
Contexto histórico-político Alfonso VII es coronado emperador, el acto tiene lugar en León en el año 1135, hijo de Urraca y Raimundo de Borgoña, gobernó el Reino de Castilla de 1126 a 1157. Durante este siglo surgen las Ordenes Militares, apareciendo la de Calatrava entre 1157 y 1158. La de los Hospitalarios y especialmente la de los Templarios, ambas europeas, son las que mayores posesiones territoriales tenían en España, superando a las conseguidas en cualquiera otra parte de Europa. En los años comprendidos entre 1147 y 1157, prosiguen las luchas contra los almorávides, los cuales fueron desplazados con posterioridad por los almohades cuando estos desembarcan en España. El 21 de Agosto de 1157 muere Alfonso VII, convirtiéndose Sancho III en Rey de Castilla, quien a su vez muere el 31 de Agosto del año siguiente. Al sucederle con tres años de edad Alfonso VIII, origina que hasta 1161 se desencadenen en Castilla importantes luchas encaminadas a conseguir la regencia. Finalmente en 1170 comienza el reinado personal de Alfonso VIII. Castilla y Navarra mantuvieron intensos combates entre los años 1173 y 1177, a los que se puso fin mediante el arbitraje de Enrique II de Inglaterra. En el año 1180 dieron comienzo las obras de construcción del Monasterio Cisterciense de las Huelgas en Burgos. En el año 1194 Alfonso VIII llevó a cabo una gran campaña de devastación por el Al Ándalus. Después de la Batalla de las Navas, que había tenido lugar el 16 de Julio de 1212, Alfonso VIII muere el 6 de Octubre de 1214. Este fue un rey batallador, que luchó contra los leoneses, navarros, y almohades, anexionando a su reino en el año 1200, zonas de Álava y Guipúzcoa, repoblándolas con castellanos. Bajo la tutela primero de Doña Berenguela y después del Conde de Lara, reina entre los años 1214 y 1217 Enrique I, quien contaba con diez años de edad. Este rey muere Salamanca: Arte e Historia 22
el 6 de Junio de 1217 accidentalmente cuando jugaba en el patio del palacio episcopal de Palencia. Originado por el reseñado fallecimiento, el 31 de Agosto de 1217, Berenguela requirió a Alfonso IX de León, con el que había estado casada, que el hijo de ambos Fernando, la visitara. En esta visita Berenguela abdicó la autoridad real de Castilla, siendo entonces Fernando proclamado rey por las Cortes de forma oficial. Alfonso IX Rey de León, que en un principio pretendió el Reino de Castilla, acabó estableciendo un pacto con Fernando III, dedicando gran atención a la labor repobladora así como a la fundación de la Universidad de Salamanca, muriendo el 24 de Septiembre de 1230, después de haber reinado en León de 1188 hasta 1230. Mediante el llamado acuerdo de Valencia de Don Juan, que tuvo lugar en el año 1230, y en el que intervinieron Berenguela y Teresa de Portugal, y el Convenio de Benavente, acaecido aquel mismo año con las infantas Sancha y Dulce, hijas del primer matrimonio de Alfonso IX con Teresa de Portugal, se produce la unión definitiva de Castilla y León, convirtiéndose Fernando III en Rey de Castilla y León. En los años 1221 y 1227 respectivamente se iniciaron las obras de construcción de las catedrales de Burgos y Toledo.
Hecho relevante: Como testimonio de la importancia de esta catedral, hay que recordar que en el S. XV, se difundió un adagio ensalzando las cuatro catedrales españolas que se consideraban con más grandeza, y en él se decía “Sancta Ovetensis”, “Pulchra Leonina”, “Dives Toledana”, y “Fortis Salmantina”.
Curiosidades Esta edificación ha tenido una utilidad polifuncional. Al margen de haber sido el culto su finalidad primordial, tuvo por su carácter estratégico una función militar como fortificación eclesiástica. También fue funeraria y panteón exclusivo para poderosos, teatro sacro, escuela catedralicia, que sería el germen de la Universidad, y finalmente aposento del alcalde, al instalarse el mismo en la Torre Mocha.
En la capilla de San Martín, conocida también como “de la aceite”, se conservan en muy buen estado dos pinturas murales, realizadas al temple sobre yeso, que pueden ser consideradas como una primera muestra del estilo protogótico en España. Este trabajo pictórico si bien es ajeno al románico, no puede considerarse lo mismo respecto a su temática. El mural situado al este, representa la simulación de un retablo gótico compuesto de hornacinas que son rematadas con gabletes y torrecillas. En el centro del mismo hay un nicho natural, actualmente vacío, orlado por ángeles músicos, y en las calles laterales aparecen pintadas imágenes que pertenecen a los profetas Jeremías, Isaías y Daniel, así como a los padres de María, San Joaquín y Santa Ana, todas enmarcadas en simulados arcos lobulados. Salamanca: Arte e Historia 23
En el S. XVI, el crucero de la catedral es objeto de una importante mutilación, ya que de su costilla nace la Catedral Nueva, tributo forzoso que tuvo necesidad de afrontar para evitar que todo el templo fuera derribado. Su supervivencia tuvo que pagarla con la desaparición de los muros correspondientes a la nave del Evangelio, algo que también sucedió con el brazo del crucero y el ábside de ese mismo lado.
En la Catedral Vieja se halla el órgano de Salinas, nombre este que corresponde al del catedrático de música de la Universidad salmantina. Este instrumento, que es portátil, data del año 1569, llevando el nombre del citado músico, por ser él quien para su consecución hiciera una importante aportación, la cual consta que en su momento le fue devuelta por el Cabildo. Se cree asimismo que este instrumento, es el que inspiró a Fray Luís de León la famosa oda a Francisco Salinas (El Músico Ciego).
Igualmente en este templo se custodian dos destacadas obras, correspondientes en este caso, a la imaginería románica. Se trata de una escasa muestra de los trabajos que a su paso por Salamanca, dejaron los extraordinarios orfebres de la metalistería medieval, quienes procedentes de Limoges desarrollarían su trabajo en la ciudad a comienzos del S. XIII. Estas obras son, la conocida como el Cristo pectoral del Cid, y la segunda no es otra que la imagen de la Virgen de la Vega. Desde no hace mucho tiempo, la escultura de la Virgen anteriormente mencionada, se encuentra colocada en el centro del bellísimo retablo de Nicolás Florentino. A la misma actualmente bajo la advocación de Ntra. Sra. La Virgen de la Vega, se la honra y se la rinde culto como patrona de la ciudad. La escultura si bien es de estilo románico, tiene una notable influencia bizantina en sus preciosos esmaltes, representando, como antes se ha señalado, un ejemplo principal de la orfebrería medieval. Tiene una altura de 0,72 m., predominando en su construcción la madera y el bronce fundido y dorado. Data, como ya se ha reseñado, del S. XIII, o de finales del XII, influyendo al parecer en la realización de la obra, la donación hecha en el año 1150, de 300 maravedíes, por Miguel Domínguez, señor de Zaratán, localidad próxima a Ledesma, quien a la vez donaba para las obras del templo, otros 200 maravedíes y varias casas y posesiones. Esta imagen pasó por diversas vicisitudes hasta llegar a la ubicación en la que ahora se halla. El culto a Nuestra Señora venerándola por medio de esta escultura, se venía realizando desde tiempo inmemorial en la vega del Río Tormes, si bien inicialmente y de manera sorprendente, este culto tuvo la oposición del obispo de Salamanca, Don Pedro Suárez. Hay que constatar que para resolver este conflicto Salamanca: Arte e Historia
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se vio obligado a intervenir el Papa Alejandro III e incluso el rey Fernando II de León. La imagen hay documentos que la asocian a una “cofradía de hortelanos”, honrándosela hasta el S. XVII bajo la advocación de Nuestra Señora. de la Antigua, y considerándola ya patrona de Salamanca, siendo venerada entonces en la Iglesia de la Vega. Su culto motivó durante siglos numerosas romerías y procesiones desde la ciudad, para llevar a cabo las más diversas rogativas. El templo donde se hallaba formaba parte del desaparecido Monasterio de la Vega, cuyo origen era del S. XII, y a cuya destrucción contribuyeron las frecuentes riadas del Tormes, así como la guerra de Sucesión en 1707 y la de la Independencia en 1808-1810, poniendo sus restos la desamortización de Mendizábal en manos del mejor postor. Tan preciada joya después de la desamortización, estuvo durante un tiempo recogida en el domicilio particular de Don Francisco Lucas, último canónigo y colegial de la Vega. Posteriormente pasó a la entonces parroquia de San Polo, y al suprimirse ésta en el año 1838 se traslada a la Iglesia del Convento de San Esteban. Después de decaer durante un tiempo la devoción y el culto a Nuestra Señora, en 1882 el obispo Don Narciso Martínez y el ayuntamiento de la ciudad, toman el acuerdo de celebrar su fiesta el 8 de Septiembre, comienzo de las tradicionales ferias y mercados salmantinos. Comenzando a ser venerada tan extraordinaria imagen en la Catedral Nueva, en la llamada capilla del Presidente. Finalmente en el año 1949, siendo obispo Fr. Francisco Barbado Viejo, se asentó definitivamente la sagrada imagen en la Catedral Vieja, justo debajo de la Torre del Gallo y rodeada, como antes se ha dicho, del magnífico retablo de Nicolás Florentino. En lo que concierne al Cristo pectoral del Cid, el Crucificado se halla sobre una cruz de madera que no es la original, representado con una corona mural de tres merlones, cuerpo levemente arqueado, y con cuatro clavos. En la escultura de 17,5 cm. de altura, realizado en cobre sobredorado, también se observa que en las incisiones hechas en el torso, se describen con gran efecto tanto el costillaje como el abdomen. De la misma manera se aprecian los rasgos faciales, como puede ser, la escasa barba y los largos cabellos, lo mismo que la boca cerrada y las dos gotas en este caso de esmalte que vienen a configurar los ojos. La teoría o leyenda que mantiene que este Cristo era el que llevaba en las contiendas sobre su pecho El Cid, y que fue traído a Salamanca, junto al Cristo de las Batallas, por el obispo Jerónimo de Perigueux, ha sido desechada. Esto es porque la clase de trabajos a la que pertenece ésta obra, era realizada en una época muy posterior a la del guerrero castellano. La pieza es muy probable que proceda de una cruz procesional de los primeros años del S. XIII.
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A Ar rttee G GóóTTIICCOO Generalidades de las construcciones religiosas de estilo gótico en Salamanca.
El protogótico que comienza a detectarse en las últimas edificaciones románicas, como consecuencia de la disminución constructiva que se experimenta en Salamanca desde el primer cuarto del S. XIII, hasta el segundo del S. XV, origina que no existan construcciones que representen adecuadamente la época perteneciente al citado estilo. Subsisten algunos restos en el Convento de Santa Clara, concretamente el arco apuntado con alfiz, de la puerta de la iglesia, al igual que algunos capiteles del claustro adornados con vegetales, de indudable tradición cisterciense. En lo que concierne a las artes figurativas, cabe destacar algunos sepulcros que se encuentran en la Catedral Vieja, también los que se hallan en la capilla mayor de la Iglesia de Sancti Spiritus, a lo que hay que añadir, las pinturas ya comentadas de la Capilla de San Martín. En el S. XV con los primeros signos del renacimiento de la ciudad, tiene lugar el inicio de la construcción del Convento de Santa Isabel, así como el de la Iglesia de San Benito. Pero será ya en el S. XVI cuando se produce la eclosión del gótico tardío, observándose la fusión en muchos casos con elementos renacientes, que acabaría siendo una acusada característica de la arquitectura salmantina. En los templos predomina la nave única y la cabecera ochavada, destacando también en ellos la idea del espacio y la desaparición de obstáculos visuales, a todo lo cual contribuyen las bóvedas de crucería. Las bóvedas de combados componen las cubiertas con una tracería muy usual en la arquitectura española, que es la formada a base de círculos y arcos conopiales. Los soportes suelen ser de pilares fasciculados o bien ménsulas en forma de capitel con adornos vegetales. Los exteriores se hallan desnudos motivo por el que destaca su sobriedad, encontrándose reforzados por estribos rectangulares. En Salamanca también se encuentran restos mudéjares del periodo gótico. Ejemplo de ello es una puerta del claustro del Convento de las Dueñas, la cual presenta un arco túmido y alfiz relacionados a través de las tres dovelas verticales de la clave, a lo que se une los alicatados de lacería de las enjutas y jambas.
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EEDDIIFFIICCIIOOSS R REELLIIG GIIOOSSOOSS G GOOTTIICCOOSS
((11224411-11554444))
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Su construcción comienza en el año 1241 bajo la protección de Don Fadrique, hermano de Alfonso X. De este templo en la actualidad solo subsisten dos de las tres capillas que componía la cabecera del mismo. Estas son de planta poligonal, y la mayor se cubre con sencillas crucerías sobre ménsulas adornadas con la representación de cabezas humanas. Los pilares compuestos que se conservan, sostienen el arco triunfal así como el arranque de los arcos torales, y los de la bóveda del crucero. Tiene capiteles corridos adornados con vegetales y rostros humanos. En la parte exterior que aún se conserva, luce buena sillería, contrafuertes escalonados, y canecillos que exhiben adornos que representan cabezas humanas y de animales.
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Este convento lo fundó en el año 1433 Doña Inés Suárez de Solís, a instancia del Obispo Don Sancho de Castilla. La iglesia del mismo es de gran sencillez, cuenta con nave única de tres tramos y capilla mayor cuadrada, siendo la parte más antigua del convento. La estructura arquitectónica del templo se cierra con bóveda gallonada de crucería sobre trompas. En el testero llama la atención un retablo barroco atribuido al tallista salmantino Miguel Martínez. La nave que alberga distintos enterramientos de los S. X V y XVI, se cierra con bóvedas de terceletes sobre ménsulas que en su tipología imitan esquemas renacentistas, datando esta obra del año 1911, ya que la misma sustituyó a una sencilla armadura de par y nudillos del S. XVI. Salamanca: Arte e Historia
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IIg glleessiiaa ddee SSAAN N BBEEN NIITTOO
La iglesia de San Benito está muy vinculada a la historia de la ciudad, ya que el nombre de la misma lo ostentó e identificaba a uno de los famosos bandos que dividían e impedían la convivencia pacífica en Salamanca. Si bien la fundación como parroquia data del año 1104, su estructura actual corresponde al año 1490, debiéndose a la generosidad de Don Alonso de Fonseca –Patriarca de Alejandría-, y a la de los Maldonado, cuyas armas aparecen en los muros de la edificación. Las bóvedas de crucería estrellada cierra el espacio interior, estas arrancan de repisas adornadas con vegetales en los que se aprecia el vigor naturalista del gótico final. A lo largo de los muros se hallan numerosos lucillos (urnas), y enterramientos de la familia Maldonado, siendo los de mayor relevancia artística los que se encuentran en la capilla mayor. El retablo mayor de gusto neoclásico es de finales del S. XVIII, y el magnífico Calvario, hecho de alabastro como otras esculturas que cobija el mismo espacio, es un trabajo del año 1540 aproximadamente, atribuido a Diego de Siloé. El exterior de la iglesia ofrece un aspecto macizo carente de todo ornato excesivo. Los contrafuertes son recios y prismáticos abundando en ellos diferentes escudos. Sin embargo la portada es una de las más bellas que hay en Salamanca de la arquitectura hispano-flamenca, en la que se observa la habitual superposición de estructuras. Resalta el grupo de La Anunciación, junto a secuencias de motivos foliáceos característicos del gótico final. Sobre todo ello emerge la figura del Padre Eterno con la bola del mundo, completándose con los blasones de Fonseca y Acevedo.
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Fue fundado también este convento, en el año 1512, por Don Alonso de Fonseca – Patriarca de Alejandría-. La iglesia del mismo es uno de los más destacados ejemplos del último gótico salmantino. Consta de nave única de amplias dimensiones, contando con un doble coro a los pies y siendo poligonal la capilla mayor. Los dos tramos de la nave cuentan con efectistas bóvedas de combados. Los soportes sobre los que se proyectan los arcos de las bóvedas desarrollan un perfil fasciculado. Resultan completamente diferentes los que semejando grandes columnas corintias se alzan en el centro de la nave, que con un exquisita Salamanca: Arte e Historia
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ornamentación se encuadra plenamente en el arte renacentista, como sucede con la decoración de las arandelas de algunas de las claves. La capilla mayor con arco de ingreso apuntado, se cierra también con bóveda de combados, deslizándose los nervios por los muros hasta ser recogidos por ménsulas adornadas con cardinas, como de igual manera pasa con la línea de impostas que recorre todo el espacio. En las paredes proliferan los nichos sepulcrales de gusto hispano-flamenco, así como distintos escudos. Es imprescindible destacar de manera importante la existencia del sepulcro del fundador, pues se trata de una de las obras escultóricas más bella del renacimiento español. La misma está hecha en mármol por Diego de Siloé. El túmulo tiene las paredes inclinadas imitando el estilo italiano. La estatua yacente de Don Alonso de Fonseca, tiene rasgos faciales de gran verismo, el sepulcro luce las armas del finado y dos esplendidos medallones que entre evangelistas presentan relieves de La Anunciación y de la Batalla de Clavijo. El claustro renovado con posterioridad, conserva algunos antepechos primitivos con tracerías góticas, al mismo se abre la sala capitular con bóveda de crucería sobre columnas angulares. El exterior del templo destaca por la elegancia de la cabecera donde se aprecian contrafuertes con escudos y una crestería gótica entre los pináculos. En el S. XVIII al colocarse el tejado se seccionaron los pináculos, renovándose a la vez las dos portadas, quedando únicamente sobre la que se accede al convento, un ángel tenante que corresponde al escudo de los fundadores, de factura gótica.
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La iglesia fue fundada como parroquia del Barrio de los Toreses en el año 1190. Posteriormente en el año 1223, Alfonso IX la donó a la Orden de Santiago, y ya en el año 1268 a solicitud de Don Martín Alonso –hijo de Alfonso IX-, cedida para convento de Dueñas, perdurando así hasta 1786 en que Carlos III lo disolvió. El templo fue reconstruido entre 1541 y 1544, por la comendadora Doña Leonor de Acevedo, quedando únicamente del primitivo edificio una sencilla puerta de arcos apuntados ubicada al norte del actual coro. La construcción ahora existente es de las más representativas del Quinientos, tanto por su traza y elegancia de líneas como por la armonía perfecta de elementos góticos y renacentistas. En la nave única lo mismo que en la capilla mayor aparecen bóvedas de combados, quedando los nervios unidos a través de las claves dispuestas en los apuntados Salamanca: Arte e Historia 29
arcos fajones. Los soportes son descompuestos en un haz de molduras, característica del gótico tardío, presentando sumarios capiteles moldurados. Las ventanas son de tracerías renacentistas de doble mainel y óculo. El coro se abre a la nave por una elegante puerta renacentista. El mismo si bien posee una sencilla sillería gótica, cuenta con un suntuoso artesonado del S. XVI, en el que se conjugan características tanto moriscas como renacentistas. En este espacio recibe culto el Cristo de los Milagros, bella imagen gótica del S. XIV, del Crucificado. En la capilla mayor sobresale el retablo del año 1644. En el templo durante una época alternativa, se ha podido contemplar la imagen del Cristo de los Carboneros, la misma procedía de la vecina iglesia de San Cristóbal. Es un Crucificado románico, con los cuatro clavos, obra que está hecha de madera y que data de finales del S. XII. En el exterior se contempla como los pináculos coronan los contrafuertes, que si bien dan al edificio un aspecto típicamente gótico contrasta con la espléndida portada del templo, ésta es un ejemplo notable del plateresco salmantino, representando un caso igualmente típico de decoración colgada.
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CCAATTEEDDR RAALL N NU UEEV VAA ((11551133-117 73333))
Obra: Templo Catedralicio. Ostenta el nombre de La Asunción de la Virgen. La edificación tiene en sus diferentes proporciones una importante similitud con la Catedral de Sevilla, y estilísticamente su similitud es con la de Segovia. Destaca entre otros aspectos, su grandiosidad, magnificencia e indudable armonía, a lo que no hay que dejar de añadir su luminosidad.
Propulsor: El Cabildo Catedralicio, que decidió su construcción en el año 1491, al considerar pequeña y escasa la capacidad de la Catedral Vieja para los 13.000 habitantes con los que contaba entonces la ciudad. El proyecto obtuvo el importante apoyo de Fernando el Católico, quien en 1509 ordenó la traza del nuevo edificio a Alonso Rodríguez y Antón Egas, maestros de las catedrales de Sevilla y Toledo respectivamente.
Estilo: Gótico, si bien habría que calificarlo básicamente como gótico tardío o contaminado, con importantes connotaciones barrocas. La obra puede considerarse muy bien como el broche de oro de la arquitectura gótica salmantina. A pesar de que ésta construcción se extendió a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, siempre se observó con rigurosidad su proyectada e inicial estructura gótica. No obstante a la misma sucesivamente se incorporaron, especialmente en lo que concierne a su ornamentación, diversos elementos de estilos posteriores, como pueden ser renacentistas, barrocos y neoclásicos. Esto no restaría en absoluto interés y calidad artística a la obra, sino que al contrario, la enriquecieron y la revistieron de una mayor personalidad.
El templo se configura con planta de salón y cabecera plana. Cuenta con bóvedas de crucería nervadas, así como con tres naves y dos más en los laterales, hallándose en éstas diferentes capillas y hornacinas. La cúpula que se encuentra sobre el crucero es de estilo barroco. La planta y alzado del edificio mantiene una uniformidad gótica que lo atestigua el exterior con los arbotantes, contrafuertes y pináculos, algo que también se observa en el alzado interior de las naves. Salamanca: Arte e Historia
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El primer efecto que causa al adentrarse en la catedral, especialmente si se hace por la puerta del Nacimiento, es el originado por la magnitud, luminosidad y prestancia arquitectónica que aportan al conjunto las tres altas naves, las cuales son cubiertas con complicadas bóvedas estrelladas y de nervios curvos. Este efecto tiene su culminación al contemplar la capilla mayor y el crucero sobre el que se halla la cúpula barroca rebosante de una espléndida teatralidad. La esbeltez y elegancia del interior del edificio, entre otros aspectos, la propicia la forma en que se elevan los altos pilares, cuyas haces de finas columnillas se prolongan hasta fundirse con los nervios de las espléndidas bóvedas ojivales. De todas éstas últimas, la más ostentosa es la que policromada y dorada sobre fondo azul cubre la capilla mayor.
Esta famosa y espectacular bóveda, se construyó a comienzos del S. XVIII cuando el barroco alcanzaba su mayor pujanza. Respetando su dibujo, respecto a lo que había proyectado Rodrigo Gil de Hontañón para el resto del edificio, se amplía su decoración para dignificar el espacio, añadiendo angrelados, claves pinjantes y cabezas de ángeles que al ser dorados destacan sobre el azul cielo de los plementos. Los muros del templo son rodeados en el interior por dos galerías. La que lo hace por las naves laterales es de tracería flamígera de extraordinaria fantasía, en la que sucesivamente aparecen, escenas de caza, animales medio ocultos en la decoración de cardinas y cabalgadas a lo largo de las cornisas de los corredores. Mientras que la galería que recorre la parte correspondiente a la capilla mayor, muestra una elegante balaustrada renacentista. El contraste que se aprecia en los trabajos llevados a cabo en las galerías anteriormente reseñadas, tiene igualmente lugar entre los medallones platerescos, que con bustos de profetas, evangelistas y doctores, se hallan esculpidos en las enjutas de los arcos de la nave mayor, y los escudos que del Cabildo se encuentran en las naves laterales. Siguiendo la observación del templo desde su interior, se comprueba como el mismo obtiene la mayor luminosidad que pueda hallarse en cualquiera de las catedrales góticas españolas, por medio de los amplios ventanales que se encuentran en lo alto de sus muros. Esta extraordinaria luz llega a través de noventa vidrieras, confeccionadas en Flandes a mediados del S. XVI, pero de las que tristemente, solo se conservan escasos fragmentos de las originales. También hay que constatar, que Salamanca: Arte e Historia
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ésta admirable luminosidad que detectamos, se ve acentuada de manera extraordinaria por el espléndido y robusto cimborrio del crucero, cuya estructura a la vez, imprime e influye en la ligereza que se aprecia en todo el interior del edificio. Originado por el terremoto de Lisboa, de la cúpula primitiva, una de las más bellas de todo el barroco español, obra de Joaquín de Churriguera, solo quedan las pechinas y el tambor octogonal, las primeras cobijan monumentales veneras con ángeles, y en cuanto al segundo sus lados están decorados con relieves polícromos relativos a la vida de la Virgen. Los trabajos de su restauración fueron llevados a cabo por Juan de Sagarvinaga, quien al reconstruir la cúpula añadiría al tambor, la denominada media naranja y la linterna. Ya en el exterior y contemplada la catedral desde su costado norte, aparece majestuosa y elegante, apreciándose la horizontalidad y pureza de los volúmenes correspondientes a las naves y al crucero. A todo ello contribuyen igualmente las caladas cresterías y balaustradas, consiguiendo todos estos elementos su contrapunto, en la verticalidad de los contrafuertes que a su vez se encuentran de forma abundante decorados con esbeltos pináculos. Todo el conjunto de la edificación lo domina la cúpula del crucero, ésta con su descollante media naranja rematada en airosa linterna, y su porte clásico, se erige sobre un espléndido tambor formado por ventanales que su separación la determinan columnas pareadas. Un número de cuatro pequeñas linternas flanquean al exterior el cuerpo de luces. Siguiendo la contemplación del templo desde el exterior, no pasa en absoluto desapercibida la rica y profusa ornamentación de las diferentes portadas del mismo, tanto las de la fachada principal como las de los laterales, comprendiendo éstas, la de Ramos y las correspondientes a los brazos del crucero. Las más bellas son las tres que se hallan en la fachada principal, de manera especial la que se encuentra en el centro, cuyo preciosísimo encaje de piedra, lo depara un exultante goticismo y apretado ornato. Estas portadas se hallan de manera respectiva cobijadas por tres arcos angrelados, aplicándose para su organización grandes arcos conopiales y múltiples arquivoltas, apareciendo en éstas, el esplendor y barroquismo propio del gótico final que a su vez sigue la estética hispanoflamenca. Gran cantidad de repisas, doseletes, figurillas, escudos, medallones, etc., adornan igualmente estas tres portadas, siendo, como ya antes se ha señalado, la del centro la que cuenta con mayor profusión tanto decorativa como escultórica. Salamanca: Arte e Historia
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El diseño del programa escultórico que se halla en la fachada de esta portada, pertenece a Juan Gil de Hontañón, participando en su ejecución diferentes artistas, destacando sobre todos ellos Juan Gante, que es a quien se le atribuye el impresionante Calvario allí existente. Es importante consignar que la ornamentación de éste espacio se completaría, algo más tarde de la intervención que acabamos de reseñar, con la realización del trabajo que llevó a cabo el escultor Juan Rodríguez, perteneciente a la escuela vallisoletana y gran seguidor del estilo de Gregorio Fernández, cuya característica más significativa, es que los pliegues de los ropajes que ostentan sus esculturas, aparecen sumamente quebrados. Fue éste mencionado escultor el que labraría los altorrelieves que representan la Adoración de los Reyes y la Epifanía, al igual que las esculturas que de San Pedro y San Pablo flanquean el Calvario. Pertenecen también a él, la de la Inmaculada y la del pequeño San Miguel, que junto a otras pequeñas y distintas estatuillas se pueden contemplar en el mismo lugar. La conocida portada de Ramos, que se ubica al norte del edificio, tiene una composición muy similar a las que acabamos de comentar. Su decoración consiste en una representación de la entrada de Jesús en Jerusalén, completándose con las esculturas de los evangelistas en los laterales, obra toda ella ejecutada también por el anteriormente referido Juan Rodríguez. Las dos portadas gemelas que se encuentran en los extremos de los brazos del crucero, se hallan despojadas de sus imágenes, y pese a su esquema y trazado gótico, son obras consideradas muy tardías, pues las mismas datan de los últimos años del S. XVII. La catedral alberga dos órganos espléndidos, el de la derecha del S. XVI, construido por Damián Luís, tiene pintadas en sus portezuelas figuras de los apóstoles, decoración que llevó a cabo el salmantino Francisco Montejo, discípulo de Morales, mientras que el de la izquierda del S. XVIII, debe su fabricación al organero real Pedro de Echevarría. La capilla mayor, cuyas paredes están recubiertas con terciopelos carmesíes, muestra hoy una escultura de La Asunción del S. XVII, del toresano Esteban Rueda. En este espacio estuvo antes ubicado un gigantesco tabernáculo proyectado en 1727 por Alberto Churriguera, siendo retirado por riesgo de incendio. También aquí, centrando el altar, encontramos un tabernáculo de mármoles y jaspes, obra realizada en 1750 por Simón Gavilán Tomé, a cuyos lados en sendas urnas barrocas de plata, se hallan los restos de Santo Tomás de Villanueva y de San Juan de Sahagún. Salamanca: Arte e Historia
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Las paredes o muros de cierre del coro y trascoro que se erigen entre los años 1732 y 1738, se deben igualmente a Alberto Churriguera, pudiendo muy bien considerarse, por la gran creación lograda, como retablo-trascoro. En él, tanto la menuda como la apretada talla, evoca a la plateresca, enriqueciendo la exquisita decoración empleada, la belleza de pilastras, columnas, frisos y óculos. Allí mismo y en dos hornacinas laterales, se hallan colocadas dos magníficas esculturas de Santa Ana y San Juan Bautista, obras de Juan de Juni, procediendo ambas del sepulcro, que en el claustro de la Catedral Vieja corresponde al arcediano Gutierre de Castro. La sobresaliente sillería del coro realizada en madera de nogal y que en total cuenta con 104 sitiales, si bien pertenece a un proyecto de Joaquín de Churriguera, como consecuencia de fallecimiento de éste en 1725, acabó concluyendo el mismo, su hermano Alberto. Esta es considerada en su género, como uno de los máximos exponentes del barroco español. Los tableros de la sillería alta, que muestran figuras de cuerpo entero, separados por estípites y adornados con cabezas de serafines, contienen los relieves de más calidad, siendo José de Larra y Alejandro Carnicero sus ejecutores. La sillería que se halla debajo, y cuyos respaldos están tallados con relieves de medio cuerpo, es obra de menor calidad y pertenece a Juan de Múgica. Al conjunto al que hasta ahora nos venimos refiriendo, es imprescindible añadir el trabajo que también allí se encuentra, realizado por el cerrajero del Duque de Alba, Pierre Joseph Dupérier, que consiste en la rejas de estilo rococó que con espléndida elegancia y gusto cierran tanto el coro como la capilla mayor. Las diecisiete capillas que conforman las naves laterales, se hallan, como anteriormente ya se ha comentado, integradas sabiamente, en el conjunto de la obra, todas con bóvedas combadas, y testero oriental ocupado por un altar o retablo, abundando asimismo los nichos sepulcrales. En ellas se distribuyen importantes trabajos de constructores, tallistas y escultores, como Antonio de Paz, Juan de Álava, Juan de Gante, y Juan de Mondravilla entre algunos otros, y ensambladores de retablos tales como Antonio García Ramiro y Francisco García, no faltando diversas intervenciones de Alberto Churriguera. La primera comenzando por el lado de la Epístola, su advocación corresponde a San Lorenzo, presidiéndola un excelente retablo con altorrelieve monumental que representa el martirio del santo. A ésta, la sigue la capilla conocida como la Dorada o de Todos los Santos, originado por el gran numero de ellos que la cubren, rebasando el número de 110, representados en estatuas policromadas tanto en piedra como en madera. Al contener la policromía gran cantidad de oros y brillos, fue lo que motivaría que también se la conociera como la Dorada. Una bellísima reja gótico-renacentista proporciona el cierre de ésta capilla. La tercera capilla que sigue por el orden que hemos establecido, es la del Presidente, conocida así porque en 1577 fue el Presidente de la Real Chancillería de Valladolid, Don Francisco Fernández de Liébana, quien la dotó. Destaca en la misma las dos excelentes pinturas del retablo, la primera representa el Santo Entierro, copia de la que de Tiziano se puede contemplar en el Museo del Prado, y la Salamanca: Arte e Historia
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segunda, la Aparición de Cristo Resucitado a su Madre, imitación de la pintura que para el claustro de El Escorial, hiciera Fernández Navarrete “El Mudo”. La capilla de Morales es la que se halla a continuación, y debe su nombre al autor de la tabla que se puede ver en el ático del retablo que con motivos escurialenses y de aceptable traza allí se encuentra. El trabajo que contiene la tabla mencionada, es considerado como la muestra pictórica más valiosa de la catedral. Representa a la Virgen con el Niño y San Juanito, encerrando la obra un estilo claramente manierista, al igual que ciertas referencias rafaelescas y leonardescas, no careciendo tampoco de influencias flamencas. En esta capilla se hallan asimismo albergadas en el retablo, unas interesantes esculturas de San Agustín y San Gregorio, y en todo su entorno, distintos sepulcros de canónigos, profesores, médicos y de catedráticos de astrología de la Universidad salmantina. La última capilla del lateral que estamos recorriendo, es la perteneciente a la Virgen del Desagravio, cuyo nombre es debido a la profanación de la que fue objeto en el año 1664 la pintura que allí se encuentra representando a la Inmaculada. Los enemigos del fervor inmaculadista existente en la ciudad, acuchillarían la misma ocasionando en ella importantes destrozos. Entonces fue cuando el Cabildo, como reparación del sacrilegio cometido, encargó construir el retablo para albergar la pintura profanada. Este retablo es el primero que se construiría en Salamanca con columnas salomónicas. La primera de las capillas que se encuentran en la girola, destaca por el conjunto de las distintas pinturas italianas que del S. XVII alberga. En el retablo está la representación de Cristo camino del Calvario y la Verónica, y en la parte alta una fantástica pintura ovalada en la que se muestra en actitud penitente a la Magdalena. Ya en los arcosolios del fondo se pueden contemplar dos pinturas concernientes a la Matanza de los Inocentes y a la expulsión de los mercaderes del Templo. También se halla en ésta capilla, una muy aceptable talla de San Francisco de Paula, trabajo que se cree pertenece al escultor Bernardo Pérez de Robles, autor de la bella y espléndida talla del Cristo de la Agonía, que puede verse en la no muy lejana Iglesia de los Capuchinos. Seguidamente en la inmediata capilla del Sacramento, podemos recrearnos al contemplar la obra de Luís Salvador Carmona, que inspirado en la misma obra que el extraordinario Miguel Ángel tiene en el Vaticano, realizó representando el clásico grupo de La Piedad. Se trata de uno de los últimos trabajos que llevó a cabo Carmona, en el que no deja de detectarse un incipiente neoclasicismo. La capilla probablemente más notable de la girola es la ubicada en el centro del trasaltar, conocida por la del Cristo de las Batallas, como consecuencia de ser allí donde es venerado el Crucifijo románico conocido con la reseñada denominación, imagen a la que se hace referencia, al igual que al retablo que la cobija, en el apartado de curiosidades correspondiente a ésta catedral. No debe dejar de consignarse que en el costado izquierdo de esta capilla, puede verse una talla policromada de gran calidad de la Virgen del Carmen.
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Muy frecuentada es la capilla que se encuentra casi al final de la girola, la cual si bien de no excesivo valor artístico, de manera constante y devota es venerada la imagen de la Soledad, advocación ésta que da su nombre a la capilla. Esta Virgen representada por una imagen de las llamadas de vestir, es obra de Mariano Benlliure, quien a mediados del S. XX esculpió tanto su rostro como sus manos. La titularidad de la capilla siguiente la ostenta la Virgen del Pilar, la cual está representada en una delicada escultura gótica que muy probablemente pueda datar de finales del S. XIV. Dos relieves policromados del S. XVIII se encuentran enfrente, en los que en uno de ellos, imitando modelos renacentistas, se ve a un penitente San Jerónimo, y en el otro, a la Sagrada Familia, obra ésta última perteneciente a F. Martínez de la Fuente. Las capillas del lado del Evangelio, de menor relevancia y contenido artístico, fueron las que primero se construyeron, formalizando su contratación Juan Gil de Hontañón. Entre todas ellas se puede destacar la que fundara el obispo Don Antonio Corrionero, que se conoce como la de Nuestra Señora de la Verdad, y en la que se hallan artísticos y excelentes sepulcros. Antes de considerar finalizado este recorrido, merece prestar atención al sepulcro que ha sido catalogado como el mejor existente en la catedral, el mismo se puede ver en el brazo norte del crucero, y corresponde al que fuera obispo de la ciudad Don Francisco de Bobadilla, de quien más adelante se hará alguna referencia. Este trabajo realizado en 1588, se debe al artista italiano Lucas Mitata. Periodo de Construcción Después de que en 1512 se descartase el derribo de la Catedral Vieja, con objeto de que la nueva que se proyectaba ocupara su emplazamiento, en 1513 se inicia la obra, colocándose la primera piedra el 12 de mayo de aquel año, por el entonces obispo de la ciudad Don Francisco de Bobadilla, gran impulsor de las obras del templo. De éstas comenzó desempeñando el cargo de maestro mayor, Juan Gil de Hontañón. El templo si bien fue abierto al culto en 1560, las obras de su construcción estuvieron prácticamente paralizadas por falta de recursos a lo largo de todo el S. XVII, retomándose en el S. XVIII, hasta su total conclusión en 1733, en el que el 10 de agosto fuera consagrado solemnemente, aunque después se continuarían realizando en el mismo distintos trabajos. La evolución de tan extraordinaria obra, nunca dejó de ser compleja por diferentes circunstancias y por la cantidad de distintos e importantes personajes que en ella sucesivamente intervinieron. En 1520 Juan de Álava es contratado para cubrir las tres primeras capillas del lado de la epístola, el cual ya aporta algún adorno renacentista, teniendo el mismo importantes enfrentamientos con el maestro Juan Gil de Hontañón. A este maestro al fallecer en 1526, le sucede Juan Gil –El Mozo-. De Salamanca: Arte e Historia
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1533 a 1535 permanece al frente de los trabajos Juan de Álava. En 1538 Rodrigo Gil Hontañón, afamado maestro, se pone al frente de los trabajos, algo que influye de manera muy decisiva en los mismos, pues al ser un perfecto conocedor de los lenguajes gótico y renacentista, respetando la disposición general gótica, añade numerosas notas renacentistas en las ventanas, balaustradas, molduras, medallones, etc. En 1550, instaladas las cubiertas de la nave quedó concluida la iglesia hasta el crucero, y en 1560, colocándose asimismo y de forma provisional un muro de cierre se determinó entonces abrirla al culto. Durante los años comprendidos entre 1560 y 1589 no se realizaron trabajos de entidad. Este último año es contratado Juan de Ribero Rada, maestro de la Catedral de León, quien a pesar de exigírsele que no dejara de ajustarse al estilo gótico, modificó el proyecto original concerniente a la cabecera del templo, concibiéndola entonces él, como planta rectangular flanqueada por torres como sucede con las catedrales de Sevilla, Jaén y Valladolid. Durante la primera mitad del S. XVII, por falta de recursos, solo se cimentaron los muros del crucero y la girola. Ya en 1668 bajo la dirección de Juan de Setién, se procedió a la erección de los hastiales del crucero, a la de las capillas-hornacinas de la girola y a la de los cuerpos bajos de las torres. A comienzos del S. XVIII, concretamente en 1703, al maestro anteriormente citado, le sucede Pantaleón de Pontón Setién, quien siguiendo la tradición gótica eleva los pilares de la capilla mayor y coloca su bóveda junto con las del crucero y girola. El mismo en 1705, ejecutó el campanario de la torre con cúpula y agujas angulares, obra ésta que más tarde sería definida como “gran templo en los aires”. Nombrado maestro mayor en 1714, Joaquín de Churriguera, sería el autor del primer cimborrio, del que solo subsisten las trompas y el anillo poligonal. A este maestro le sucedió en 1725 su hermano Alberto Churriguera, el cual gestionó la obra hasta la consagración del templo en 1733. Como consecuencia del terremoto de Lisboa, ocurrido el 1º de Noviembre de 1755, motivó que en 1763, se llevara a cabo la reconstrucción que se hizo menester del cimborrio y de la torre de las campanas. Al frente de esta obra estuvo J. de Sagarvinaga.
Contexto histórico-político En 1513 Fernando el Católico, ocupa la regencia de Castilla, lo cual venía haciendo desde 1507, y que aun continuaba desempeñando, cuando muere el 25 de Enero de 1516, sustituyéndole entonces el Cardenal Cisneros, quien fallece el 8 de Noviembre de 1517. Así ese mismo año Carlos I, procedente de Flandes, desembarca en Tazones (Asturias), siendo entonces reconocido como Rey de Castilla, y por herencia de su abuela materna, del sur de Navarra y de las Indias. Al año siguiente, esta vez por herencia de su abuelo materno, sería asimismo reconocido como Rey de Aragón y de sus dependencias mediterráneas.
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Al morir en 1519 su abuelo paterno, Maximiliano de Habsburgo, obtendría Austria y la condición de Príncipe Elector al Sacro Imperio Romano Germánico, convirtiéndose de ésta forma en el soberano más prestigioso de Europa, pues el 26 de Febrero de 1519 es también reconocido como soberano por las Cortes Catalanas, siendo finalmente elegido el 28 de Junio del mismo año, como Carlos V, Emperador de Alemania. En Abril de 1520, comienza la sublevación y la guerra de las comunidades de Castilla, algo que no concluiría hasta el 1º de Octubre de 1522 con la amnistía de los comuneros a excepción de 200 de ellos. El 10 de Marzo de 1526, Carlos I contrae matrimonio con Isabel de Portugal. En el año 1532 tiene lugar la creación y fundación de la Compañía de Jesús. El 11 de Octubre de 1540, Carlos I entrega el Ducado de Milán a su primogénito Felipe, el cual el 12 de Diciembre de 1543 se casa con María de Portugal, haciéndolo posteriormente el 25 de Julio de 1554 con María Tudor, Reina de Inglaterra. El 12 de Abril de 1555 muere la Reina Juana la loca, y el 16 de Enero de 1556, Carlos I, abdica en su hijo los dominios españoles en Europa y América, retirándose el 3 de Febrero de 1557 al Monasterio de Yuste, donde fallecería el 21 de Septiembre de 1558. Ocupando ya el trono Felipe II, éste en Septiembre de 1559, reconoce como hermano a Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos I. El 23 de Abril de 1563 se inician las obras del Monasterio del Escorial y en 1568 comienza la Guerra de Flandes o de los Ochenta Años, que se prolongaría hasta 1648. Durante el año 1569 tendrían lugar importantes actuaciones del Duque de Alba en los Países Bajos, al igual que del Marqués de Mondejar y de Juan de Austria ante los moriscos. El 7 de Octubre de 1571 se desarrolla la importante y trascendental Batalla de Lepanto, y el 1º de Octubre de 1578 muere Juan de Austria a quien le sucede Alejandro Farnesio. Felipe II, el 11 de Septiembre de 1580 accede al trono de Portugal. Después de zarpar de Lisboa la Armada Invencible el 20 de Mayo de 1588, su derrota y regreso de los restos, se produce entre el 21 y el 29 de Julio. El 13 de Septiembre de 1598 fallecería Felipe II, a quien le sucede su hijo Felipe III, con el reinado de éste comenzaría el gobierno de los validos, los cuales ejercerían la autoridad real en nombre de los monarcas y acabarían originando la decadencia de la Casa de Austria. Con 20 años de edad, el 13 de Septiembre de 1598, es proclamado rey Felipe III, quien encarga de los asuntos de estado al Duque de Lerma, el cual como medida de protección ante su inminente caída en desgracia dentro de la corte, recibe el capelo cardenalicio el 22 de Marzo de 1618, siendo el 4 de Octubre de 1618, designado valido, el Duque de Uceda, hijo precisamente del de Lerma. Las Cortes después de haber sido trasladadas en Enero de 1601 a Valladolid, en el mismo mes pero de 1606 volvieron a Madrid. Felipe III muere el 31 de Marzo de 1621, a quien le sucede su hijo Felipe IV el cual contaba entonces con 16 años de edad, nombrando como valido al Conde de Olivares. El 5 de Junio de 1626 tendría lugar en Flandes el acontecimiento conocido Salamanca: Arte e Historia
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por la Rendición de Breda. Ya en el año 1641 se descubre una conspiración del Duque de Medina Sidonia y del Marqués de Ayamonte, para crear un reino independiente en Andalucía. El 24 de Enero de 1643, Luís Méndez de Haro, es nombrado nuevo valido del rey. Al morir Felipe IV el 17 de Septiembre de 1665, con cuatro años de edad le sucede su hijo Carlos II, el cual era un fruto tardío de una relación casi incestuosa de Felipe IV con su sobrina Mariana de Austria, la cual ejerce la regencia hasta que el nuevo rey cumple 14 años, estando la misma especialmente influida durante el ejercicio del cargo, por su confesor el jesuita austriaco Everardo Nithard, quien sin duda fue el que ejerció el valimiento. El 2 de Febrero de 1668, tiene lugar el tratado entre Francia y Austria por el que se conviene el reparto de España caso de morir Carlos II sin dejar descendencia. Este el 19 de Noviembre de 1679 contrae matrimonio con Mª Luisa de Orleans, y el 22 de Febrero de 1680 nombra primer ministro al Duque de Medinaceli. En 1689 el 27 de Agosto, Carlos II se casa con Mariana de Noeburgo, la cual tendría una gran influencia sobre el rey. Sin dejar descendencia, el 1º de Noviembre de 1700 muere Carlos II, quien mediante testamento otorgado el 3 de Octubre del año de su fallecimiento, designa como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luís XIV, lo que motivó entre los años 1700 y 1715 la Guerra de Sucesión, en la cual se implicaron distintos países europeos y que concluyó con la firma del Tratado de Utrech. Las Cortes de Madrid el 8 de Mayo de 1701, proclaman rey de España a Felipe V, con el cual comienza la dinastía borbónica y acaba la dinastía de Los Habsburgo. Felipe V el 10 de Enero de 1724 abdica en su hijo Luís I, pero al morir éste de viruela el 31 de Julio del mismo año, vuelve a ocupar el trono hasta su fallecimiento el 9 de Julio de 1746. Hecho relevante: En el ya reciente año de 1993, en esta Catedral tuvo lugar la importante exposición de las Edades del Hombre, la cual fue denominada con el título “EL CONTRAPUNTO Y SU MORADA”. Con este motivo en 1992 se restauró la llamada Puerta de Ramos, incorporándose entonces en el flanco izquierdo de la misma la escultura que representa la figura del Astronauta, atendiéndose así a la tradición de ir añadiendo a la decoración elementos contemporáneos. Igualmente en torno a esta escultura se esculpieron un lince, un toro, y un dragón el cual porta un helado de tres bolas, y tres figuras más, un cangrejo, una cigüeña y una liebre. Las primeras pretenden hace referencia a los estudiantes y las segundas al agua, cielo, y tierra de Salamanca. Salamanca: Arte e Historia
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Curiosidades: En 1810, la ocupación francesa, propició la creación de la Plaza de Anaya, lo que originó que el espacio que se deriva de ella, ponga de relieve la fachada menos agraciada de la Catedral, puesto que la principal se ubica en una calle estrecha que depara una escasa perspectiva. Por esta circunstancia el templo es conocido por la imagen de su fachada menos atractiva. Junto a la de Segovia, son las dos últimas catedrales de estilo gótico construidas en España.
Es interesante consignar dentro de este apartado, la existencia en la capilla central de la girola del templo, y cobijado por un retablo barroco obra de Alberto Churriguera, la escultura que corresponde al Cristo de las Batallas. La misma está hecha en madera, y dice la tradición que la portaba El Cid, quien la consideraba artífice de determinadas victorias que él obtuvo frente a los árabes. La escultura que el Campeador regaló al obispo Jerónimo, tiene 76 cm. de altura, y de forma especial llama la atención la serenidad que muestra el rostro del Crucificado, siendo a la vez el Cristo románico más antiguo que existe en Salamanca, datando de finales del S. XI, si bien la cruz y la peana fueron renovados en el S. XVIII.
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CCOON NV VEEN NTTOO DDEE SSAAN N EESSTTEEBBAAN N ((11551166-11661199))
Obra: Iglesia y Convento
Propulsor: La Orden Dominicana es la que promueve esta obra, para lo que cuenta con el importantísimo mecenazgo de Don Juan Álvarez de Toledo, obispo de Córdoba e hijo de los Duques de Alba. Este contribuyó a que en el edificio se emplearan abundantes artistas y dinero, hasta su fallecimiento en 1557, cuando el mismo ya era cardenal. A raíz de este momento dieron comienzo importantes pleitos entre el convento y los Condes de Teba, herederos del cardenal.
Estilo: Es necesario comenzar señalando, que precisamente la riqueza artística del conjunto de la edificación, radica en la variedad de estilos que en el mismo concurren. Como otros edificios de la ciudad siendo su estructura gótica, el envoltorio es renacentista.
El interior y lo constructivo es gótico tardío, con aditamentos renacentistas en sus partes altas y cimborrio. La iglesia es de cruz latina de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes, hallándose el cimborrio en el crucero y contando con el coro alto a los pies. La nave está cubierta de ricas bóvedas de crucería. La fachada, que configura un retablo con arco de medio punto, se encuentra compuesta por todos los elementos que caracterizan el plateresco, columnas, pilastras, grutescos, repisas, doseletes, frisos, etc. En la misma además de abundantes figuras religiosas, hay otras de carácter histórico, y profanas de tema mitológico, así como distintos escudos, que hacen alusión a los fundadores. Resulta muy interesante en la fachada, los frisos que horizontalmente la dividen, destacando en la parte principal el martirio de San Esteban, y más arriba El Calvario. Salamanca: Arte e Historia
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La longitud del templo es de 80 metros, y las bóvedas se alzan a una altura de 28 metros. Sobresale en él la belleza de las nervaturas y el trazo de los arcos fajones, los cuales al no ser apuntados, sino parabólicos algo rebajados, proporciona un efecto visual menos duro y a la vez más sereno. El gran retablo barroco que se encuentra en la iglesia, es de 27 metros de altura, compuesto de tres calles, con dobles columnas salomónicas gigantes en el centro, y sencillas a ambos lados, con el espacio central reservado al sagrario y al tabernáculo. En la parte superior aparece una pintura, firmada por Claudio Coello en 1693, año de su muerte, en la cual se muestra el martirio de San Esteban. En la decisión de la construcción del retablo, fue importante la intervención de Fray Pedro Matilla, confesor del rey Carlos I, quien sufragó los gastos, siendo contratado en el año 1691, el escultor y ensamblador de retablos José Churriguera. Este entonces se trasladaría a Salamanca con su esposa y sus hermanos Alberto y Joaquín. Hay que resaltar la existencia en el coro del templo, del juego polícromo del mural, obra de Palomino, en el que se simboliza el Triunfo de la Iglesia. Lo mismo es necesario hacer con los diferentes espacios y elementos del conjunto de toda la edificación. El pórtico conventual, obra de Juan del Ribero Rada, quien entonces intervenía en la construcción de la Catedral Nueva, lo componen nueve arcos de basas, fustes y capiteles de orden toscano, complementándose con un entablamento integrado por triglifos y metopas con medallones en las enjutas, en los que aparecen efigies de santos.
El sepulcro que existe en el templo concretamente en la segunda capilla de la derecha, pertenece al caballero Lope Fernández de Paz, de cuya historia años más tarde se ocuparía ampliamente Villar y Macías. A su vez, corresponde al III Gran Duque de Alba, capitán de los ejércitos imperiales en el S. X VI, el sepulcro que también se encuentra en el templo, en la capilla de los Bonal. Se trata de una obra funeraria de estructura clásica, que en 1968, cuando se llevó a cabo la reforma de la cabecera de la iglesia, sustituyó al hasta entonces existente. Capilla del Rosario, o de los Anaya-Enríquez, que fueron sus fundadores. Esta se encuentra al norte del templo, en un saliente del crucero, y al contemplarse desde el exterior, aparece como un forzado encaje en la planta general de la iglesia. En ella no falta la ventana-camarín, tradicional en todas las capillas de advocación mariana. Tiene bóvedas góticas, y retablo barroco obra de José Churriguera. La imagen de la Virgen data del S. XVI, siendo un regalo de Pío V. A su vez las pinturas de la embocadura son del año 1617, y su autor Antonio Villamayor.
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Puerta de San José, esta se halla debajo de un balconcillo que forma ángulo en el muro sur del crucero, el cual sirve para comunicar con el claustro alto. La mencionada puerta, de esquema plano y simétrico, ocupa un hueco que por su trazado conopial, viene a ser lo único con reminiscencias góticas, pues el resto de la decoración pertenece al arte plateresco o protorrenacentista. En esta obra se encuentran los grutescos más finos y delicados del plateresco. En la parte superior se halla una hornacina que alberga la imagen de San José y El Niño, escultura del año 1624, que se debe al cincel de Antonio de Paz. Claustro de Reyes o de Procesiones, es el único claustro gótico en Salamanca, si bien pertenece al gusto renacentista y está cubierto con bóvedas góticas. A éste espacio se accede tras la gran nave de la portería del convento. Se compone con muros lisos a un lado y grandes ventanales al otro, bóvedas que arrancan sobre ménsulas a media altura y que en su parte superior confluyen en estrellas de cuatro puntas con un círculo en torno a la clave, y otras lo hacen en círculo con centro en las ménsulas. Los grandes macizos de los cuatro ángulos, se animan con escenas de La Anunciación, El Nacimiento, La Epifanía y La Presentación. Los grandes ventanales ofrecen un aspecto impensable del gótico, con una original tracería. Conformados con cuatro arquillos de unión, se componen de capiteles y finas pilastrillas, y el cierre superior se realiza con numerosos y pequeños balaustres, contando asimismo con ricos medallones.
El conjunto de la edificación obliga igualmente a destacar entre otros muchos y diferentes espacios, la sacristía, donde se puede apreciar ya el gusto del incipiente estilo barroco. Lo mismo hay que hacer respecto a la Escalera de Soto, la cual con la función de escalera claustral, permite el acceso a la parte alta del claustro. Esta es volada teniendo su apoyo en arcos-bóveda, lo que da la sensación de estar en el aire. El estilo de su ejecución responde al de Rodrigo Gil de Hontañón. Asimismo se hace necesario destacar de manera significativa el Claustro Alto, el cual tanto en su parte interior como exterior es plenamente renacentista en todos sus detalles. En él hay dos huecos por cada uno de los inferiores. La techumbre es de madera con vigas vistas. Este claustro lo forman arcos de medio punto, los cuales se apoyan en grupos de dos pilastras, componiéndose de tres en los ángulos, todas las cuales descansan sobre un antepecho macizo. Salamanca: Arte e Historia 44
Periodo de Construcción El conjunto de la edificación tal y como actualmente lo conocemos, se comenzó a construir en 1516. Vino a ocupar el espacio que en su día tuvo la iglesia románica de San Esteban. En el año 1256, esta iglesia al ser cedida a los Dominicos, origina que estos construyan allí el primer convento. La primera piedra de la actual iglesia se colocó el 30 de julio de 1524, comenzado su construcción con la dirección de Juan de Álava. Posteriormente en la misma intervendrían Fray Martín de Santiago, y Rodrigo Gil de Hontañón, participando también con alguna decisión Juan Bautista de Toledo, Juan de Vergara, Pedro de Gamboa, y Juan Francés. En el año 1590 se hace cargo de las obras Juan Ribero de Rada. Este templo se considera terminado hacia el año 1619, siendo entonces cuando se traen al mismo los restos del Gran Duque de Alba. No obstante las obras prosiguieron hasta los inicios del S. XVIII, tanto en las dependencias conventuales, como los concernientes a los trabajos de decoración, tales como las pinturas en el interior de la iglesia. Así también sucedería en 1705, cuando el coro se enriquece con el fresco que representa el Triunfo de la Iglesia, obra pictórica de Antoni Palomino.
Contexto histórico-político El 25 de enero de 1516, muere el rey Fernando el Católico, y el 30 de mayo del mismo año es proclamado como rey de España Carlos I. Entre los años 1517 y 1522 se lleva a cabo la conquista de México, y entre 1524 y 1541 la de Perú. En los inicios de este siglo comienza el Renacimiento, entendiéndose como un nuevo modo de concebir todos los aspectos de la vida humana, con muchas características y peculiaridades que ya de forma clara se encontraban en siglos anteriores. El Renacimiento trae consigo la implantación de nuevas formas políticas, económicas y artísticas. Con este movimiento se pretende volver hacia la antigüedad clásica grecorromana, abandonando los idealismos del cristianismo medieval. La Guerra de las Comunidades de Castilla tuvo su inicio en Abril de 1520 con la sublevación de Toledo, concluyendo el 1º de Octubre de 1522 con la amnistía de los comuneros, a excepción de doscientos de ellos. Carlos I, el 24 de febrero de 1530, comienza a ostentar la Corona Imperial, y en 1532 por Ignacio de Loyola es fundada la Compañía de Jesús, la cual fue aprobada por la Santa Sede en 1540. El 13 de diciembre de 1545 se inician las sesiones del Concilio de Trento. Salamanca: Arte e Historia
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El emperador Carlos I, el 25 de octubre de 1555, abdica la soberanía de los Países Bajos en su hijo Felipe II, haciendo lo mismo respecto a los dominios españoles en Europa y América, el 16 de enero de 1556. En el otoño de éste último año, el Duque de Alba, llega ante Roma y lleva a cabo la invasión de los Estados Pontificios, no firmándose la paz hasta el 27 de septiembre del siguiente año, en lo que intervienen Felipe II y el Papa Paulo IV, éste último en el verano de 1556, había amenazado con la excomunión al primero. Retirado al Monasterio de Yuste el 3 de febrero de 1557, el 21 de septiembre del siguiente año muere Carlos I. Dos años después, en 1559, da comienzo la persecución de los protestantes en España, y Felipe II reconoce como hermano, a Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos I, a la vez que prohíbe estudiar a los españoles en el extranjero. El 23 de abril de 1563 tiene lugar, el comienzo de las obras de construcción del Escorial, edificación que tiene por objeto conmemorar el triunfo en la Batalla de San Quintín, que se produjo el 10 de agosto de 1557. Ya en 1571 el 7 de octubre, con una flota al mando de Juan de Austria, tuvo igualmente lugar la Batalla de Lepanto. La Hacienda española sufre en septiembre de 1575 una importante bancarrota, que la conduciría a declarar suspensión de pagos en 1596. Asimismo en julio de 1588, la Armada Invencible, al mando del Duque de Media Sidonia, es derrotada, y en 1591 se produce un extraordinario motín en Zaragoza, contra la cárcel de la Inquisición. Felipe II, que el 6 de mayo de 1598, había abdicado de su soberanía sobre los Países Bajos, en su hija Isabel Clara Eugenia, y el esposo de ésta Alberto de Austria, muere el 13 de septiembre de aquel año, nombrándose rey de España a Felipe III.
(El resto del contexto histórico-político concerniente a la Iglesia y Convento de San Esteban, se complementa con el correspondiente a la Catedral Nueva, que abarca el periodo comprendido entre los años 1513 y 1733.)
Hechos relevantes: La constante y prolongada presencia a lo largo de los años, de ilustres teólogos, como los conocidos Padres de Trento, al igual que de destacados juristas, entre los que se encontraron los responsables del establecimiento del trascendental Derecho de Gentes. Sin embargo la presencia de Colón en el convento, en el año 1492, hay que descartarla, pues las obras de renovación del conjunto de la edificación, que conducirían a su configuración actual se iniciaron en 1516, por lo que en 1492 el convento no dejaba de ser un proyecto. No obstante la visita a la Orden Dominicana, tendría lugar durante los años 1486 y 1487, pero en la finca que los Dominicos tenían en las proximidades de la ciudad, concretamente en Valcuevo, en las cercanías de Zorita. El almirante y descubridor, volvería a hallarse en las instalaciones de la Orden Dominica, en el año 1506, esta vez en el convento, antes de que se produjera la Salamanca: Arte e Historia
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remodelación definitiva del mismo. Fue en octubre del mencionado año, y lo hizo para gestionar con Deza, asuntos jurídicos y económicos, siendo recibido entonces en el ya existente “salón de profundis”. Durante la Contrarreforma, el conjunto de la edificación, fue un importante centro donde se forjaron los Padres Dominicos que fundarían la prestigiosa Escuela de Salamanca, al frente de la que se hallaba de manera especialmente destacada, Francisco de Vitoria.
Curiosidades: Cuando el retablo de la iglesia, que cubre el ábside de la misma y que costó trece mil ducados, fue entregado en 1696 por José Benito Churriguera, este lo hizo “en blanco”, sin dorar ni pintar, no siendo hasta cuarenta y cinco años después, en 1739, cuando se contrataría el remate final de la obra. Para tener una idea de cómo se encontraría el mismo, antes de realizarse este último trabajo, podemos contemplar hoy día, los retablos que se hallan en las iglesias de San Martín, y del Corpus Christi. La representación iconográfica que aparece en diferentes sitios de la edificación, que consiste en un perro sosteniendo en su boca una tea o antorcha ardiendo, es una referencia gráfica al dominico fiel, “domini canes” (perros de Dios). Esto se deriva de un sueño que la correspondiente leyenda, atribuye a la madre de Santo Domingo de Guzmán, la cual dice que éste nació marcado con una estrella en la frente, signo o detalle, considerado de fidelidad, que no suele faltar en las distintas imágenes en las que este santo es representado. La escalera claustral denominada de Soto, a la que en su momento se ha hecho mención, debe su nombre a Fray Domingo de Soto, confesor de Carlos I y teólogo, por ser él el que financió la obra, para lo cual invirtió el importe obtenido con la impresión de su libro titulado “IUSTITIA ET IURE”. De los antecedentes góticos del convento, solo se conservan el salón de profundis y el claustro de los aljibes, en la primera dependencia oraba la comunidad por las almas de los difuntos, al ir y al volver del refectorio. El citado claustro debe su denominación, al que allí se hallaban los aljibes donde se guardaba el agua para el abastecimiento al convento. La sillería del coro que está compuesta de ciento dieciocho sitiales, es obra del mirobrigense Alonso Balbás, trabajo para el que fue contratado en 1651. En este conjunto destaca la silla prioral, la cual realizó el tallista Juan de Mondravilla.
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EDIFICIOS CIVILES CIVILES GOTICOS
LA TORRE DEL CLAVERO (SIGLO XV ¿ c.1426?)
Obra: Construcción de índole defensivo y de dominio. La obra data del tercer tercio del S. XV. Propulsor: Francisco de Sotomayor, -Señor de Baños-, quien ostentaba la dignidad militar de clavero de la Orden de Alcántara. Por exhibir el edificio los emblemas heráldicos correspondientes a los Anaya-Sotomayor, en un principio fue considerado promotor de su construcción Diego de Sotomayor y Anaya.
Estilo: Gótico Militar. La Torre si bien describe una planta cuadrada, luego se convierte en un octógono, que a su vez es rematado con unos cubos cilíndricos que acaban en grandes garitones. Su ejecución es de sillería en las esquinas y de mampostería en el resto.
Contexto histórico-político: Reina en Castilla Enrique IV, -de la Casa de Trastamara-, el cual había sucedido a Juan II, quien había fallecido el 21 de Julio de 1454. En 1470 con el predominio en la nobleza del Marqués de Villena, es proclamada heredera de la Corona, la princesa Juana. Un año antes, el 19 de Octubre de 1469, se había celebrado el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. La primera sería proclamada el 13 de Diciembre de 1474, reina de Castilla. En el último tercio de éste siglo, se desarrolló el conflicto dinástico en Castilla, que enfrentaba a la princesa Isabel, hermana de Enrique IV, y a la hija de éste Juana –conocida como La Beltraneja-. El mismo sería resuelto en 1479 con el Tratado de Alcaçovas, firmado con Portugal.
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Hecho relevante: La construcción de la Torre, se atribuye a una necesidad derivada de los importantes conflictos que motivaban en Salamanca los constantes movimientos y enfrentamientos de los distintos linajes, que debido a su gran beligerancia repercutían seriamente en la convivencia de la ciudad. Estos hechos son conocidos como el fenómeno de Los Bandos.
Curiosidades: Por su escasa altura y disposición, se duda de su eficacia defensiva. Esta circunstancia obliga a pensar que el edificio tuviera más fines decorativos, y que se hallara adosado a una construcción de tipo civil. También se apunta y se puede comprobar, que la obra es una imitación parcial o reducida del Castillo Cordobés de Belalcazar.
LA CASA DE LAS CONCHAS (1493)
Obra: Palacio urbano o también vivienda civil noble y señorial. Este edificio, conocido al menos hasta finales del S. X VI, como “La Casa de las Veneras”, desde un principio y de manera sucesiva ha sido objeto de diversas modificaciones y reformas. Con motivo del establecimiento del mayorazgo en 1506 se produjo la primera, después en 1596 fue objeto de otra cuando pertenecía a Diego López de Tejada y Pimentel. En 1701 siendo su propietario José Manrique de Lara –Conde de las Amayuelas-, se ampliaría hacia la Calle de La Rua. Con objeto de evitar su inminente ruina, en 1772, por orden judicial se llevaron a cabo nuevos e importantes trabajos. Después de ser cedida en arrendamiento en 1967 por el Conde de Santa Coloma, por el precio simbólico anual de una peseta, en los años setenta se realizó una importante reconstrucción llevándose a cabo diferentes obras definitivas. En el año 1997 y en concepto de pago de impuestos, el mencionado conde, entregaría la casa a la Junta de Andalucía, entidad que después mediante una permuta en el año 2005 se la cedería al Estado. Propulsor: Rodrigo Maldonado de Talavera, catedrático y consejero real, hijo de Diego Gómez Maldonado, y nieto de Rui Díaz Maldonado. Para su construcción había adquirido con fecha 24 de Abril de 1486, al Cabildo de la Catedral, unas casas allí existentes.
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Estilo: Gótico civil, pudiéndose también catalogar como gótico tardío, combinado con aires platerescos renacentistas, originado principalmente por las nuevas corrientes que respecto a éste arte llegaban a Salamanca. Ejemplo de ello son las columnas y los capiteles de la galería superior, debiéndose destacar que las primeras son de mármol de Carrara.
Periodo de Construcción: La obra comienza en 1493 y se considera concluida en 1517. La ornamentación proyectada para el edificio se vio alterada con motivo de la celebración en 1494 del matrimonio de Arias, hijo de Don Rodrigo, con Doña Juana de Pimentel. La casa como anteriormente se señala es reformada a partir de 1506 año en que se instituyó el mayorazgo. En 1516, habiendo fallecido ya su hijo Arias, Don Rodrigo ratificó la cesión de su patrimonio a su nieto.
Contexto histórico-político: El 2 de Enero de 1492, concluyó la conquista de Granada, y en 1493 sucedería lo mismo con la Isla de la Palma, incorporándose este año a la Corona la Orden de Santiago. Después de ser firmadas el 17 de Abril de 1492, las Capitulaciones de Santa Fé (Granada), por los Reyes y Cristóbal Colón, este el 3 de Agosto del mismo año zarpa de Palos, iniciándose de ésta forma el descubrimiento, conquista y colonización de América. El primer hallazgo tendría lugar el 12 de Octubre de 1492, con la Isla de San Salvador (Guanahani). El Papa Alejandro VI, en 1494, concede el título de católicos a Fernando e Isabel así como a sus sucesores. En 1496 culmina la conquista de Tenerife. El hijo de los reyes, Juan, príncipe heredero, fallece prematuramente en Salamanca en 1497. En Sierra Bermeja y en la Serranía de Ronda, en 1499, comienza la sublevación de los mudéjares, la cual duraría hasta 1550. Al fallecer el 24 de Noviembre de 1504 Isabel I, se nombra regente de Castilla a su esposo Fernando. Como consecuencia que de la reclamación del trono, hace el 24 de Noviembre de 1505 Felipe I (El Hermoso), tiene lugar el acuerdo conocido como la Concordia de Salamanca, Salamanca: Arte e Historia
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estableciéndose por medio de él, un gobierno conjunto compuesto por Fernando, Felipe y Juana. Las Cortes de Valladolid en el mes de Julio de 1506, nombran a Felipe I rey consorte, quien el 25 de Septiembre del mismo año muere, obligando a que en el mes de Julio del año siguiente, ante la perturbación que padece su hija Juana, Fernando tenga que asumir de nuevo la regencia hasta que el mismo fallece el 25 de Enero de 1516. La regencia entonces la ocuparía el Cardenal Cisneros hasta el 8 de Noviembre de 1517 fecha en la que muere. Este mismo año tendría lugar la llegada y el desembarco en Asturias de Carlos I.
Hechos relevantes: Vinculada a la Casa de las Conchas, está la boda de Arias Maldonado y Juana Pimentel –dama de la reina-, la cual al enviudar después de veinte años escasos de matrimonio, se retiraría al Convento de las Dueñas de Zamora, del cual llegó a ser su priora. Pedro Maldonado Pimentel, tercer Señor de Babilafuente, hijo de Arias y Juana, fue degollado en 1521 al ser acusado de comunero, siendo entonces desmochada la torre de la casa por orden de Carlos I, también como castigo y símbolo de la insubordinación comunera.
Curiosidades: El autor del edificio es desconocido. Hay que insistir en que en la simbología de la ornamentación del mismo influyó extraordinariamente el matrimonio de Arias Maldonado y Juana Pimentel. Como es tradicional en el gótico civil no existe en absoluto simetría ni equilibrio entre los distintos elementos. El origen de las conchas nunca ha estado suficientemente claro, pero bien pudo ser originado por la pertenencia de Don Rodrigo Maldonado a la Orden de Santiago, referencia asimismo a las armas de su linaje, o finalmente que puedan ser alusivas al escudo de la familia Pimentel, interpretándose igualmente que los Maldonado están representados por las flores de lis que también aparecen en su escudo. La casa cuenta con la más bella rejería gótica española, y una rica techumbre como testimonio de la rica tradición mudéjar en Salamanca. La decoración del patio significó un esfuerzo de Don Rodrigo Maldonado, en vincularla exclusivamente a los Maldonado y a su hijo Arias, algo que también hizo con el exterior del edificio respecto a los Pimentel.
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A Ar rttee PPLLA ATTEER REESSCCOO U UN NIIV VEER RSSIIDDAADD DDEE SSAALLAAM MAAN NCCAA ((11441155-117 76699))
Obra: Conjunto universitario que comprende, Escuelas Mayores, Escuelas Menores (antiguo Hospital del Estudio, conocido como de Santo Tomás), Patio de Escuelas, Bibliotecas, Claustros, y Colegios Mayores.
Propulsor, acontecimientos y hechos relevantes: Alfonso IX de León la funda en 1218, convirtiéndola en lo que muy pronto sería centro universitario por excelencia de Castilla, a lo que contribuyó la unión de los reinos de Castilla y de León, así como la desaparición del primer “Studium” fundado con anterioridad en Palencia. Fernando III El Santo convertido ya en rey de Castilla y León, en el año 1243 da en Valladolid una Real Cédula confirmando la fundación de la Universidad, y en 1245 el Concilio de Lyon, designa al estudio salmantino como “uno de los cuatro luminares de la cristiandad”, calificativo y categoría que en 1312 confirmaría el Concilio de Viena. El 8 de Mayo de 1254, Alfonso X El Sabio, firma en Toledo la Carta Constitucional de la Universidad, y el 3 de Abril del siguiente año desde Nápoles, el Papa Alejandro IV confirma el Estudio General, otorgado desde Anagni el 15 de Julio del mismo año, la importante concesión del uso del sello. Desde la misma población dos meses después, el 22 de Septiembre, se dará validez universal a Los Grados de Salamanca Salamanca: Arte e Historia 52
con una única limitación de París y Bolonia, que no tardaría mucho en desaparecer. De esta forma a petición de Alfonso X y con denodado empeño de este, la universidad alcanzaría el máximo rango. El Papa Bonifacio VIII en 1298, al promulgar el Libro VI de las “DECRETALES”, lo hace enviándolo a las cuatro universidades que considera más dignas de recibirlo, siendo una de ellas la de Salamanca. Asimismo en 1313 el Papa Clemente V, accede a otorgar ayudas económicas a la institución universitaria ante la crisis que la misma atravesaba, y veinte años después, en 1333, el Papa Juan XXII concede validez universal a los grados de la universidad salmantina incluso en París y Bolonia. En el año 1381 el Papa Clemente VII de Aviñón, a través de su enviado, el cardenal aragonés Pedro de Luna, da las primeras constituciones y a la vez urge a la universidad para que se instale en un edificio. En 1416 el Cardenal Luna, convertido en Benedicto XIII, mediante bula promulgada en Peñíscola, ratifica y confirma de manera definitiva la Facultad de Teología. En 1421 debido al conflicto político que hacía difícil la convivencia de la institución universitaria con la ciudad, el rey Juan II declararía su protección a la universidad. Martín V, el Papa con el que concluyó el “Gran Cisma”, el 20 de Febrero de 1422 entrega en Roma a los comisionados de la universidad una constituciones más humanas, ya que las últimamente otorgadas por Benedicto XIII eran excesivamente duras, las mismas prevalecerán ya hasta el S. XX, aplicándose más tarde incluso en América, con motivo de la expansión allí de la universidad. En una visita realizada en 1480 a Salamanca por los Reyes Católicos, estos ordenan una severa intervención en el estudio salmantino al arcediano de Toledo, Don Tello de Buendía, el cual consigue poner fin a la caótica situación, en la que como el resto de Castilla, se hallaba la universidad. El 4 de mayo de aquel año serían confirmados por los reyes los privilegios de la institución, siendo ellos mismos los que el 17 de mayo de 1492, también confirmarían el Fuero Universitario. Francisco de Vitoria, profesor del estudio salmantino y creador del Derecho de Gentes, en 1542 consigue la promulgación de las Leyes Nuevas de Indias, y en 1550 siguiendo las corrientes renacentistas con sus descubrimientos científicos, la universidad aprueba la creación de una cátedra de anatomía, para lo que se la dotaría dos años más tarde de un edificio propio. En 1561 da comienzo del reinado de Felipe II, los estatutos de la universidad, en la cátedra de astrología determinaban que se podía leer y estudiar, entre otros, a Copérnico, el cual comenzaba a proclamar contra el parecer general, que no era el sol el que giraba en torno a la tierra sino a la inversa. Ya en 1572 Fray Luís de León, eminencia de la poesía lírica, como consecuencia de una traducción que hace al castellano del “Cantar de los Cantares”, del Rey Salomón, se ve sometido a un proceso incoado por el Tribunal de la Inquisición, por el cual fue encarcelado y privado de libertad hasta Diciembre de 1576, produciéndose entonces su liberación por un probable mandato de Felipe II. En el S. XVII se produce el declive de la universidad después de la etapa gloriosa que tuvo lugar en el siglo precedente. A ello comenzó contribuyendo la prohibición Salamanca: Arte e Historia 53
que en 1559 ordenó Felipe II, la cual impedía que los españoles estudiaran fuera del país, siendo asimismo también definitivo la famosa condena en 1616 de Galileo y de Zúñiga, que al ser aceptada y obedecida por el estudio salmantino, apartaba al mismo de la revolución científica que estaba entonces en marcha. También repercutió de manera muy significativa la actitud prepotente de los colegios mayores, los cuales con su despótico comportamiento oprimían de manera permanente a la Universidad. En el siguiente siglo se consumaría el declive de la Universidad, perdiendo la misma a los grandes maestros y a la vez prestigio, disminuyendo como consecuencia de ello de manera importante el número de alumnos. Todo esto se originaba dando la espalda a la renovación científica por la que estaba entrando la sabiduría en Occidente. En 1771 el afán renovador del gobierno de Carlos III, intentó la gran reforma del estudio, comenzando combatiendo la prepotencia de los colegios mayores. También en 1807, en las postrimerías del antiguo régimen y a poco de verse invadida España por las tropas napoleónicas, el plan del ministro Caballero, tomando como modelo al estudio salmantino, intentó la reforma universitaria. El S. XIX traería un nuevo estilo universitario, concretamente la nueva universidad de cuño napoleónico impuesta por Francia y que se extendería por casi toda Europa. La implantación en 1845 del nuevo modelo para Salamanca fue catastrófico, pues este año el Plan Pidal que conduciría en 1857 a la Ley de Instrucción Pública, más conocida por la Ley Moyano, reducía la universidad a tres facultades, Teología, Derecho y Filosofía y Letras, pudiendo otorgar la licenciatura las dos primeras y únicamente el bachiller la última. Asimismo el gobierno declaraba que en España solamente existía una universidad, la Central, creada en Madrid. En 1868 se llegaría incluso a suprimir en Salamanca la facultad de Teología. El 14 de Octubre de 1872, el rey Amadeo de Saboya, declaró oficial a petición del rector, la Escuela Municipal de Medicina, que habían creado el Ayuntamiento y la Diputación. Entre 1869 y 1900, Mamés Esperabé Lozano, humanista infatigable, ostentó el más largo periodo del cargo de rector en la universidad, destacando su entrega al viejo estudio y consiguiendo con ella su lenta recuperación. En esta nueva fase en que se aplicarían las sucesivas reformas, destaca el magisterio en derecho, de Dorado Montero, y la incorporación del entonces joven profesor Unamuno. Igualmente en este periodo se apreciaría la línea de enseñanza que entonces ya propugnaban los prohombres de la Institución Libre de Enseñanza, algo que de forma importante propició la vinculación que Don Mamés mantenía con Francisco Giner de los Ríos. El S. XX se inició con la jubilación del Rector Esperabé y el comienzo en el mismo cargo de Miguel Unamuno, así como con el reconocimiento en 1901 del carácter oficial de las facultades de Medicina y Ciencia, en virtud de una orden cursada por Romanones.
Estilo: Plateresco, el cual sin duda caracteriza al conjunto de los edificios, si bien existe una interesante mezcla de estructura gótica con envoltorio renacentista, Salamanca: Arte e Historia
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abundando techumbres mudéjares, y contando asimismo con añadidos barrocos, en la Casa Rectoral y en la crestería del Patio de Escuelas.
La espléndida fachada que destaca en el Patio de Escuelas, fue adosada a las Escuelas Mayores entre 1512 y 1516, y corresponde al programa cuyo autor fue Hernán Pérez de Oliva, rector del estudio. La misma es un ejemplo de la fachada tapiz, estando compuesta de tres cuerpos y cinco calles, contando con dos puertas de arcos carpaneles, denominadas estas de manera respectiva, de la Virtud, y del Vicio. La decoración del primer cuerpo está cuajada de grutescos que cubren tableros y pilastrillas, salvo en el centro, donde aparecen medallón, efigies y símbolos de los Reyes Católicos, rodeado todo ello por la dedicatoria: “los reyes para la universidad y esta para los reyes”. El segundo cuerpo de talla algo más saliente, muestra el blasón de Carlos I con armas de Castilla, León, Aragón, Navarra, Sicilia, Nápoles y Granada, cuarteadas con las de Austria, Borgoña, Tirol, Bravante y Flandes. A la derecha hay un escudo con águila imperial y a la izquierda otro con águila real española de San Juan, junto a medallones y cabezas en conchas, a los que se unen abundantes grutescos. El último cuerpo de talla más gruesa, muestra una escena del Papa Martín V con los cardenales, y sendos recuadros con la representación de Venus y Hércules, encontrándose igualmente diferentes símbolos y medallones que lo llenan todo hasta la crestería maciza. La fachada adosada y anteriormente descrita, mide 12,20 metros de ancho, y la separan de la primera, que oculta, 5,60 metros, no igualando su altura a la general de la cornisa. La fachada tiene dos lecturas o lenguajes, el decorativo y el simbólico, en el primero destaca la extraordinaria abundancia de grutescos, y en el segundo distintos elementos significativos e incluso con motivos heráldicos, como pueden ser los escudos de Carlos I y de la Universidad. Como característica de una construcción renacentista predomina su contemplación en perspectiva, apareciendo en su parte inferior los bajorrelieves y en la superior los mediorrelieves. Las columnas o pilastras que la enmarcan podrían interpretarse como las Columnas de Hércules, y las tres calaveras que aparecen en una de ellas, el estudio de la medicina, interpretándose que la que tiene encima la famosa rana hace referencia a la práctica de la mala medicina.
Patio de la Universidad: En torno a él se encuentra el claustro, con columnas y arcos de medio punto en la galería inferior, y columnas muy finas y arcos truncados mixtilíneos en la galería superior, en este se hallan de forma destacada las Aulas de Salinas, Fray Luís de León y el Paraninfo.
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El claustro de forma rectangular, con bóvedas y ventanas góticas y techos planos de madera policromada, semeja una casa romana. En el mismo se ubican ocho cátedras, interpretación de la Enciclopedia del Saber Circular. Desde el se tiene acceso a la capilla al igual que a la escalera de tres tramos que conduce a la biblioteca en la parte superior. La escalera interior de acceso a la biblioteca y a la parte superior del claustro, se trata de una construcción gótica. La misma se halla enriquecida con la decoración renacentista de un espléndido pasamanos de tres tiros, en el que siguiendo la tradición humanista, emblemas y símbolos que se encuentran en los diferentes tramos, hacen alusión al vicio y al pecado en el primero, y en el segundo, sugerencias para dominar la pasión y no ser dominados por ella. En el tercer tramo con representación igualmente simbólica, alude a la pasión ya dominada y encauzada, como caballos briosos conducidos por hábiles jinetes. Al desembocar finalmente en la puerta de la biblioteca, concluye simbolizando el camino de la sabiduría, entre el placer del pecado y la virtud.
La Biblioteca de construcción barroca, data de 1749. La obra se debe a José Isidro, labrando las estanterías Miguel Martínez, según proyecto de Larra Churriguera. A esta dependencia se accede por puerta gótica que a su vez cuenta con una rica reja renacentista. La biblioteca consta de dos cuerpos de cincuenta y dos estantes que representan las semanas del año. En cada uno de sus cuatro ángulos hay distintas figuras, en uno la de un niño y una vieja que representan la “ocasión”. En otro la de Mercurio que simboliza la “hermenéutica” con sus mensajes. En los restantes se halla la de un barco y un ciego que hacen referencia a la “fortuna”, y la del “cuerno de la abundancia”, que lo hace a la fortuna en sí mismo. Esta biblioteca contiene más de cuarenta mil volúmenes escritos en todas las lenguas entre los siglos XVI y XVIII. Si bien los mismos comprenden todas las materias, destacan los correspondientes a Teología, Letras y Leyes. Se encuentran también tres mil seiscientos manuscritos y cuatrocientos incunables, con páginas de pergamino y vitela, escritos entre los siglos XI al XVI.
Hospital de Estudiantes Santo Tomás (Rectorado), este edificio cesó en su destino como hospital en 1810, sabiéndose muy poco de su distribución inicial al ser gran parte eliminada como consecuencia de su adaptación para sus nuevas funciones. El Hospital se construyó en gótico final, a partir de la donación que en 1412 Juan II hizo al estudio salmanticense de unas casas situadas en la aljama de los judíos. La donación se hizo condicionándola para que se fundase un hospital que atendiera a los estudiantes enfermos. Salamanca: Arte e Historia
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La portada es el elemento que mejor conserva su primitivo aspecto. Por sus características y calidad, hay que situarla entre los mejores ejemplos de portada hispano-flamenca en Salamanca, pudiéndose fechar su construcción por los escudos reales existentes sobre la puerta, después de 1469 y antes de 1492. Rematada por un doble alfiz, en el interior de éste bajo tres arcos semicirculares que descansan en originales ménsulas, van dispuestos tres escudos coronados, el del centro de Castilla y León, y los de los lados pertenecientes a los Reyes Católicos, no apareciendo en ellos todavía la granada, por ser su realización anterior a la conquista del Reino Nazarí de Granada. La puerta está dividida en dos por un grueso mainel de granito en el que encuentran su apoyo dos arcos carpaneles. En el tímpano se halla la imagen de Santo Tomás, titular del hospital, todo cobijado por un arco de medio punto con tres arquivoltas decoradas con cardinas. La iconografía se completa con la consabida escena de La Anunciación, con las imágenes de la Virgen y el Arcángel San Gabriel en las enjutas y un búcaro con azucenas en la clave.
Patio Escuelas y Escuelas Menores. Las Escuelas Menores se construyen en lugar cercano a las Mayores y junto al Hospital del Estudio. Concluidas en torno a 1533 como obra probable de Juan de Álava, configuran el conjunto de lo que más adelante acabaría siendo el Patio de Escuelas. Esto se lograría al abrirse en 1609 por la Universidad, previa autorización real, la actual plaza, que tiene unas dimensiones de 50 x 20 metros y se considera como la primera obra urbanística de la ciudad, cuando aun no existía la Plaza Mayor.
Este recinto es un interesante muestrario tanto de la arquitectura como de la escultura de los siglos XV, XVI y XVII, puesto que el edificio de la Universidad en 1415, sin casi ornamentación, se renovó dentro de un estilo gótico funcional. Al norte y poniente se construyeron las casas de la Universidad con autorización otorgada en Salamanca: Arte e Historia
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1611 por el Rey Felipe III. Estas son de carácter funcional careciendo de ornamentación, como si de ésta forma se hubiera pretendido no entorpecer el protagonismo de la belleza de los otros dos lados. La fachada de las Escuelas Menores es también plateresca labrada de manera muy delicada, apareciendo medallones, pilastrillas sobre arcos de medio punto, columna-mainel y capitel labrado con figuras, y escudos imperiales de Carlos I timbrados por águilas bicéfalas, flanqueando exteriormente el blasón central las columnas de Hércules. Los arcos mixtilíneos de contracurvas del patio con crestería plateresca y añadido barroco de 1769, contienen reminiscencias góticas en el trazado y detalle de los arcos. En la gran aula, cercana a éste espacio, se encuentran muy bien conservados, artesonados mudéjares y renacentistas con un espectacular y atrevido arco de piedra. Por el claustro de las Escuelas Menores se accede hoy al Museo de la Universidad, donde ahora se encuentra la antigua bóveda de la primitiva biblioteca universitaria en la que la obra de Fernando Gallego parece servir de cielo. Esta pintura conocida por “El Cielo de Salamanca”, es la pieza principal del museo. La misma se comenzó a realizar a poco de la estancia de Colón en Salamanca, en el invierno de 14861487, siendo una muestra del gran interés que ya existía por la Astronomía, ciencia que ya entonces auspiciaba el notable astrónomo salmantino Abraham Zacut.
Aulas y Capilla. En las Escuelas Mayores, por un zaguán de bóvedas góticas con claves decoradas con el sello universitario, escudo real y evangelistas y flores, se accede al claustro bajo, compuesto de techos planos y de madera policromada. Allí se encuentran las diferentes aulas señaladas con rótulos en pizarra policromada del S. XVIII. Estas cuentan con importantes elementos góticos, conservándose la de Fray Luís de León con su antigua disposición, con cátedra y tribuna lateral. En ella destaca el mobiliario de la época y las puertas con cuarterones labrados en pergamino de claro gótico final o comienzo del renacimiento. La Capilla actual es barroca, obra correspondiente a 1767 y perteneciente a Simón Gavilán Tomé, a quien también se debe el retablo. Los lienzos pertenecen al pintor napolitano Caccianiga, en los que representa la Defensa del Dogma de la Inmaculada, el Milagro del Pozo Amarillo obrado por San Juan de Sahagún, y a Santo Tomás de Villanueva. Sin embargo los lienzos también allí existentes representando la escena de El Calvario, así como a San Agustín y a Santo Tomás, son obra de Antonio González Ruiz. El autor del sepulcro de Fray Luís, lo mismo que de la estatua que de este se encuentra en el Patio Escuelas, es Nicasio Sevilla, obras ambas que datan de 1859. La espadaña de la capilla de estilo barroco se alza sobre el muro de la puerta.
Periodo de Construcción: La ejecución de los primeros edificios de que dispuso la Universidad –Las Escuelas Mayores-, dio comienzo a raíz de las constituciones otorgadas en 1411 por el Papa Benedicto XIII, habiendo constancia de que en 1415 ya se encontraban erigidas las aulas de Cánones, Leyes, y Medicina, prolongándose Salamanca: Arte e Historia 58
las obras a lo largo del S. XV. La adición de la conocida fachada renacentista, como anteriormente ya se ha señalado, tuvo lugar en el S. XVI, entre los años 1512 y 1516. Las obras de construcción del Hospital del Estudio (hoy Rectorado), se prolongaron durante bastante tiempo, pues si bien fueron aprobadas en un claustro celebrado el 13 de Junio de 1472, todavía en las primeras décadas del S. XVI, aparece documentada la adquisición de diferentes solares y casas limítrofes destinados a la ampliación del conjunto. La construcción de las Escuelas Menores que perfilan el Patio de Escuelas, datan de los últimos años del S. XV y su conclusión del año 1533. Las casas de la Universidad que ocupan el norte y el poniente del Patio Escuelas, se construyen en torno a 1611. En 1758 y según proyecto de Andrés García de Quiñones, se aprobó una de las últimas construcciones del complejo universitario, tratándose de la Residencia del Rector (hoy Casa Museo de Unamuno). Es un edificio ampuloso de características barrocas, y detalles ornamentales estilo rococó. Las últimas obras de relevancia son la reforma de la capilla en 1761 y la realización de la biblioteca en 1749.
Contexto histórico-político: En 1212 tiene lugar la Batalla de las Navas de Tolosa, que con la victoria de los cristianos tiene una importante repercusión en el mundo musulmán de la Península, proporcionando a la vez nuevas posibilidades de reconquista en los reinos cristianos. La unión definitiva de los reinos de Castilla y de León se produce en 1230, ocupando el trono Fernando III El Santo, quien implantaría “la dobla” o “castellano”, pieza básica del sistema monetario. A este rey en 1252 le sucedería su hijo Alfonso X El Sabio, el cual en 1273 institucionalizó el Honrado Concejo de las Mestas. Sancho IV El Bravo sucedió a su padre Alfonso X en 1284, teniendo que enfrentarse durante su reinado a la sublevación de los Señores de Vizcaya, que significaba el comienzo de los enfrentamientos en Castilla de la nobleza y la monarquía. Este rey heredaría de su padre la afición a las letras y a las ciencias. El periodo especialmente confuso, comprendido entre 1295 y 1350, se caracteriza por regencias temporales, disputas sucesorias, revueltas violentas de los nobles y las posteriores represiones drásticas de estos. Fernando IV El Emplazado, hijo de Sancho IV, ocupa el trono desde 1295 hasta 1312, ejerciendo la regencia hasta 1301 su madre María de Molina. Este rey muere cuando su hijo Alfonso XI, que reinaría de 1312 a 1350, contaba con solo un año, motivo por el cual se hace de nuevo cargo de la regencia su abuela María de Molina, hasta que esta muere en 1321. El gobierno efectivo de Alfonso XI El Justiciero, comienza en 1325. Hasta su muerte en 1350 a consecuencia de la peste, este rey consiguió apaciguar a la nobleza, obligar a las Ordenes Militares a acatar el gobierno, promulgando también el “Ordenamiento Jurídico del Reino” y “Las Siete Partidas”, todo lo cual confirmaba el poder de la monarquía.
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Los años que transcurren de 1350 a 1369 se significan por los constantes enfrentamientos de Pedro I El Cruel, hijo de Alfonso XI y María de Portugal, con el hijo bastardo que Alfonso XI tuvo con la dama sevillana Leonor de Guzmán, el cual más tarde sería Enrique II, origen de la dinastía de Los Trastamara. Como primer representante de la dinastía de los Trastamara en Castilla, Enrique II ocupa el trono desde 1369 hasta 1379, quien otorga un lugar predominante, aunque no político, a la nobleza en agradecimiento de su apoyo en la guerra que el mismo había mantenido contra Pedro I. Enrique II logra entroncar con las dinastías reales más importantes, como las de Navarra y Aragón. Por su amistad con Francia se vio obligado a intervenir en la guerra de “Los Cien Años”, que de manera intermitente entre 1337 y 1455 mantuvieron Inglaterra y Francia. Juan I que sucede a su padre Enrique II, comienza su reinado en 1379 hasta que al caerse de un caballo muere en 1390. Durante su reinado continuó desarrollando la misma política que su padre, no dejando el gobierno en manos de la nobleza y reformando el poder monárquico, para lo que crea el Consejo Real. Como consecuencia de la alianza que también mantiene con Francia, toma partido con el Papa de Aviñón durante el cisma de Occidente. Cuando su esposa Leonor, hija del rey de Aragón, Pedro IV El Ceremonioso, fallece en 1382, Juan I contrae nuevo matrimonio con Beatriz -heredera portuguesa que entonces tenía solamente diez años-. Esta unión originaría movilizaciones en el interior de Portugal contra Castilla, pues motivaba importantes alteraciones, como era abandonar su tradicional alianza con Inglaterra para tener que hacerlo con Francia. Al morir en 1385 Fernando I rey de Portugal, y disponerse Juan I a ocupar el trono que quedaba vacante, por considerarse acreedor a él, se desencadenó un conflicto que originó una campaña militar que acabaría con la derrota de Castilla y la victoria portuguesa en Aljubarrota. Ya en 1388 por medio de la Paz de Bayona, llegó a un acuerdo con el Duque de Lancaster, el cual en 1386 había invadido Galicia y reivindicado a la vez el trono de Castilla para su esposa, hija de Pedro I, El Cruel. Enrique III El Doliente, sucedió a su padre Juan I, heredando de este el reino hegemónico de la Península, que en aquel momento era el de mayor proyección internacional, habiendo cesado en su participación en la guerra de Los Cien Años. Este reinado se inicia en 1390 y concluye en 1406, pues debido a su constante quebradizo estado de salud Enrique III fallece a los veintisiete años. Este monarca debido a su minoría de edad, al comienzo de su reinado tuvo que enfrentarse a la nobleza, la cual con anarquía y constantes rebeliones pretendía recuperar los privilegios perdidos durante el reinado de su padre. Al alcanzar la mayoría de edad consiguió frenarlos drásticamente, siendo él el que entonces crearía la figura del Corregidor, funcionario real que desempeñaba la máxima autoridad en el municipio. También patrocinó la conquista de Canarias, la cual culminarían posteriormente los Reyes Católicos, teniendo igualmente entre sus planes emprender la guerra y conquista de Granada. Salamanca: Arte e Historia
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Juan II cuyo reinado abarca de 1406 a 1454, ocupa el trono de su padre Enrique III, siendo menor de edad, lo que daría lugar a una nueva regencia, la cual desempeñan su madre Catalina de Lancaster y su hermano el infante Fernando. Este último al ser proclamado en 1412 rey de Aragón, deja en la corte castellana a los conocidos como los “Infantes de Aragón”. Estos actuaron como un auténtico grupo de presión, lo que motivaría que la regencia la ejerciera en solitario hasta su muerte en 1418, Catalina de Lancaster. A lo largo de este reinado, los “Infantes de Aragón”, protagonizaron una lucha ininterrumpida contra la monarquía castellana, llegando a ocasionar en 1428 el estallido de una guerra civil en Castilla. Antes de morir Juan II, en 1453 sella la paz con Juan de Navarra, y ordena la ejecución del controvertido personaje Álvaro de Luna, condestable y valido del monarca castellano. Enrique IV, hijo de Juan II, que reina de 1454 a 1474, nada más ocupar el trono aleja de la política castellana a los “Infantes de Aragón” que tantos problemas habían creado a su padre durante su reinado, inaugurando una época de paz con Aragón, y de reconciliación con Juan de Navarra. Este rey creó con sus sucesivos matrimonios un conflicto sucesorio que cuando muere no había logrado dejarlo resuelto. Tras un breve matrimonio con Blanca de Navarra, de la que se divorció en 1453, se casa con Juana, hermana del Alfonso V de Portugal. Así en 1462 nace Juana de Castilla, conllevando su supuesta ilegitimidad, siendo conocida como La Beltraneja, ya que se decía que realmente era hija de Juana de Portugal y de Beltrán de la Cueva, favorito del rey. La situación anterior creó una importante división entre los nobles, quienes eran partidarios de que fuera nombrado heredero el infante Don Alfonso, tío del rey y hermano de la que más tarde sería Isabel la Católica. Esta era hermanastra de Enrique IV, pues era hija de Juan II de Castilla y de la segunda esposa de éste Isabel de Portugal. En 1468, Enrique IV e Isabel se reúnen en Los Toros de Guisando, y con sus respectivos representantes acuerdan el reconocimiento para todas las facciones, mediante un pacto por medio del cual se acepta al primero como rey de Castilla y a Isabel como heredera. El referido pacto sería declarado nulo por Enrique IV, cuando Isabel en 1469 huyendo a Valladolid, allí contrae matrimonio de manera clandestina con Fernando, hijo este de Juan II de Aragón, unión que no contaba con el consentimiento papal por ser primos, siendo entonces cuando Enrique IV, en 1470, piensa en proclamar heredera a su hija Juana. En 1471 llegaría la dispensa papal para el matrimonio de Isabel y Fernando, cuando ya había nacido su primogénita Isabel. Al fallecer en 1474 Enrique IV, sin haber resuelto el problema sucesorio existente entre Juana e Isabel, ésta última al día siguiente logró ser proclamada reina de Castilla en Segovia. Para ello contó con el importante apoyo de las familias más rancias de la aristocracia castellana así como de los aragoneses. Esto no impediría que surgieran considerables conflictos que terminaron conduciendo a una guerra e incluso a una confrontación internacional entre 1475 y 1479. En ella el enfrentamiento era con los partidarios de Juana, la cual había contraído matrimonio con Alfonso V de Portugal, Salamanca: Arte e Historia
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y que constituían la Liga Nobiliaria, ayudados por Portugal, y Francia, países ambos que no veían con agrado la unión de Castilla y Aragón. Aunque la guerra referida anteriormente no concluyó hasta 1479, resultó ser ya antes en 1476, muy determinante la victoria de los isabelinos en la Batalla de Toro, comenzando entonces a desaparecer uno a uno los diferentes apoyos internacionales. Así finalmente en 1494 y de forma sucesiva se firmaría con Portugal los Tratados de Alcaçobas y de Tordesillas. En virtud de los mismos se anulaba el matrimonio de Juana con Alfonso de Portugal, y se acordaba el de Isabel, la primogénita de los Reyes Católicos, con un hijo del rey portugués, garantizándose al mismo tiempo la zona de influencia portuguesa en África. A partir de este momento la historia de Castilla y León son paralelas, hasta 1492, que conquistada Granada se uniría al territorio castellano, como igualmente más tarde sucedería en 1512 con la anexión de Navarra, comenzando de esta forma la proyección internacional de Castilla, que hasta entonces había sido superada por la de Aragón. (El resto del contexto histórico-político concerniente a la Universidad, se complementa con el correspondiente a la Torre del Clavero, Casa de las Conchas, Catedral Nueva, y Clerecía)
Curiosidades A pesar de crearse el estudio salmantino en el año 1218, este no contó con edificios propios hasta dos siglos después, desarrollándose mientras su actividad en casas propiedad de la catedral o de alguna parroquia, así como en distintas capillas del claustro catedralicio, como las de Santa Bárbara y Santa Catalina. Precisamente en la capilla gótica de Santa Bárbara, fundada por el obispo Juan Lucero en 1334, el cual se halla enterrado en el centro de la misma, tendría lugar hasta 1843 la colación de grados universitarios. Por lo incomoda que resultaba esta estancia, a lo largo de los siglos continuamente se pensó suprimir la celebración del reseñado acto universitario en la misma, pero ser doctor por Santa Bárbara siempre se consideró un motivo de orgullo. A mediados del S. XIII, Alfonso X El Sabio, gran protector de la Universidad, en el Título XXXI de la Partida Segunda, de su gran obra legislativa de las “Siete Partidas”, hace clara referencia a los “estudios y saberes” que en el estudio salmantino se aprenden. Será asimismo una carta suya de fecha 8 de Mayo de 1254, la que podría considerarse la “Carta Magna del Estudio”, la cual consolidaría al Estudio Salmantino. Este documento fue el que sirvió de base, para llevarse a cabo la celebración y conmemoración universal en 1953, del VII Centenario de la fundación de la institución. Si bien hasta el S. XVI, únicamente podían ser rectores de la Universidad los nacidos en la Corona de Castilla, al adoptarse su modelo universitario en ultramar, a donde pueden ir a impartir sus enseñanzas sus profesores, alcanzando estos allí una gran
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proyección, en 1571 se produce el hecho, de Universidad, el mejicano Don Diego de Castilla.
convertirse en rector de la
El maestrescuela era un cargo vitalicio, vinculado al cabildo catedralicio. Desempeñaba el cargo de juez de la Audiencia Escolástica, puesto que el ámbito universitario tenía jurisdicción propia, algo que simbolizan los pináculos existentes en todo el edificio de las Escuelas Mayores. Este cargo era la máxima autoridad en la colación de grados universitarios, y a la vez uno de los tres claveros del Arca del Estudio. El rector a su vez era la primera autoridad del estudio. El mismo no podía ser catedrático sino estudiante perteneciente a los conocidos como “generosos”, (nobles o dignidades eclesiásticas). También se les exigía tener más de veinticinco años, y no estar vinculado a las grandes fuerzas que operaban en el ambiente universitario o en la ciudad. Para desempeñar este cargo igualmente quedaban excluidos, miembros de las órdenes religiosas, colegiales de los Colegios Mayores, y los vecinos de Salamanca.
Isabel la Católica, durante su estancia en Salamanca, entre Noviembre de 1486 y Enero de 1487, visitando el estudio, le preguntó a Nebrija, –autor de la Gramática Latina más difundida en el S. XVI-, que para que podía servir su Gramática, contestando éste con las proféticas palabras, “...que siempre la lengua fue compañera del Imperio”.
La influencia de los maestros salmantinos hay que destacarla por su contribución a decisivos e importantes momentos de la historia. Ejemplo de ello pueden ser el prelado Gonzalo Vivero, astrónomo y cosmógrafo, el también notable astrónomo Abraham Zacut, y el inquieto viajero Diego de Torres Villarroel. Todos ellos se significaron especialmente, en la toma de las distintas decisiones que en su momento adoptaron los Reyes Católicos respecto al proyecto colombino. De la misma manera lo harían en 1494, cuando en el Tratado de Tordesillas, tuvieron que delimitar con la monarquía portuguesa las zonas de influencia en el Océano. Al inicio del S. XVI, la Universidad tenía matriculados dos mil quinientos alumnos, llegando a alcanzar en el curso 1546-1547 más del doble, cinco mil ciento cincuenta y tres. En las tres sesiones que entre 1545 y 1563, se desarrollaron en el Concilio de Trento, destacaría, por su peso intelectual y su celo reformador, la gran gloria de la “Escuela de Salamanca”. En él tendría gran relevancia la participación de algunos de sus profesores y de antiguos alumnos, destacando, pese a su ausencia, las doctrinas de Francisco de Vitoria. Durante la visita que en 1600 realiza a la Universidad Felipe III, pronuncia la famosa frase que luego repetirían todos sus sucesores: “Doctores de Salamanca, sentaos y cubríos”, expresión con la que asimilaba a estos a los Grandes de España en privilegios. Salamanca: Arte e Historia
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En la universidad salmantina tradicional, no existían exámenes anuales, el “pase de curso” solo requería la matrícula y la asistencia, reservándose los controles para el momento de los grados, estos podían ser tres: Bachiller, Licenciado y Doctor. Motivado por su coste, a finales del S. XVI y principios del XVII, lo licenciados representaban el 2% de los bachilleramientos, y el doctorado solamente lo alcanzaban la mitad aproximadamente de los licenciados.
A pesar de que las cátedras aumentan en el S. XVII, disminuyen los alumnos, los cuales aun siendo menos, comienzan a tener enfrentamientos con los habitantes de la ciudad. De esta forma al llegar el mes de Septiembre de 1640, se habían producido en lo que iba de año cuarenta y seis muertes violentas. La situación llegó a revestirse de tanta inseguridad y violencia, que se pensó seriamente en trasladar la Universidad a Palencia, en virtud de un antiguo privilegio otorgado por Juan II. Pese a todo, este siglo no dejó de ser brillante para el estudio salmantino. La Universidad a lo largo del S. XVIII, ofrece luces y sombras, las primeras las proporciona la relevancia que llega a alcanzar la Facultad de Teología, así como la aceptación del Plan de Reformas que elabora el claustro. Las segundas las originarían la actitud de los Colegios Mayores, que no cesan en un absurdo empeño de humillar y ridiculizar al estudio salmantino, al igual que la errática forma de selección del profesorado, y el absentismo de catedráticos, los cuales durante lustros no aparecen por la Universidad. En el curso 1858-1859, a raíz de la “Ley Moyano”, la Universidad estuvo a punto de ser suprimida, pues solo contaba con ciento cincuenta alumnos matriculados. Posiblemente fue salvada de su desaparición al considerarse su glorioso pasado. Contando ya con mil alumnos en el Curso 1890-1891, se confirmó su resurgir, a lo que de manera extraordinaria contribuyó sin duda el rectorado de Don Mamés Esperabé Lozano.
La tradición de pintar los “vítores”, procede de la costumbre que existía de homenajear el alumnado a los compañeros que después de haber leído la tesis alcanzaban el doctorado. El “vitor” es siempre de color encarnado, pero si el doctorado corresponde a la rama de ciencias, el pigmento a utilizar debe proceder de la sangre de toro, y si es de la rama de letras, el origen tiene que ser de pigmentos vegetales. Esta tradición se interrumpió entre 1857 y 1953, como consecuencia de que la entonces vigente “Ley Moyano”, únicamente permitía otorgar el doctorado a la Universidad Central de Madrid. Reanudándose la costumbre cuando en 1954, comenzó la Universidad de Salamanca a poder conceder de nuevo el doctorado.
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Los Colegios Mayores
Estos colegios se crearon con el objetivo de posibilitar el estudio a los alumnos más pobres que destacaran tanto por su talento como por su virtud. El alto grado de poder que en poco tiempo alcanzaron los mismos, como consecuencia de acceder sus antiguos alumnos a las más importantes magistraturas de la monarquía, hicieron que se invirtieran sus términos. De esta forma sucesivamente se fueron orillando sus normas fundacionales, siendo los que obtenían las diferentes becas únicamente familiares de antiguos colegiales que a su vez pertenecían a la aristocracia. Con la referida práctica, se aplicaba el estatuto conocido como de “Limpieza de Sangre”, llegándose así a poner en peligro incluso la propia Universidad, ya que también se forzaba a que las distintas cátedras de la misma, fueran provistas por turno de rotación y no sacadas a libre oposición. Llegado el S. X VIII, los hombres de la Ilustración, como elementos principales de la reforma universitaria, plantearían la reducción de estos colegios e incluso su eliminación. Del primer colegio que se tiene noticia, es uno muy humilde denominado el de “Pan y Carbón”, que en 1386 fundó Don Gutiérrez de Toledo. El último sería el denominado de “La Concepción”, que se fundó en 1608. Se consideran los más prestigiosos, el de San Bartolomé o de Anaya, fundado en 1401 por el obispo Don Diego de Anaya. También el Colegio Mayor de Cuenca, que en 1500 fundó un colegial “bartolomico”, Don Diego Ramírez de Villaescusa. Igualmente el Colegio Mayor de San Salvador, que poco después en 1517, fundó Don Diego de Muros, obispo de Oviedo, conociéndose por este motivo también como Colegio Mayor de Oviedo. Finalmente el que en 1521 fundó el arzobispo Don Alonso de Fonseca, colegio mayor que ostenta su nombre. Como resultado de la destrucción llevada a cabo por las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia, desaparecieron los Colegios Mayores de Cuenca y Oviedo.
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El Colegio Mayor Fonseca
Conocido asimismo con el nombre de Los Nobles Irlandeses, como consecuencia de que el mismo fue habitado desde 1838 a 1936 por estudiantes católicos de ésa nacionalidad, su cimentación se inició en 1521, época final del plateresco. El edificio pertenece al más puro estilo renacentista, no impidiendo que lo local deje de imprimir carácter y personalidad. La portada por sus proporciones, concepto y decoración, destaca como un primer esfuerzo purista realizado en Salamanca. El genio de Diego de Siloé aparece en sus trazas. El dintel y las jambas monolíticas de granito, se hallan flanqueados por pares de columnas jónicas, y son la base del más alto y de igual composición. La ventana que se encuentra en el centro, tiene a ambos lados medallones con escudo de Fonseca, encima y respectivamente, de sendos cuernos de la abundancia. Sobre un cuerpo bajo que llenan telas plegadas pendientes de temas vegetales, colgando cabezas de león, se hallan las esculturas que representan a San Ildefonso y San Agustín. Santiago a caballo luchando contra los moros, aparece en lo alto, en un gran medallón de granito y arenisca. Las demás ventanas formando un solo elemento vertical, unidas de tres en tres, se acompañan de columnas y relieves diferentes de lo que fueron los grutescos, contrastando de esta forma con las dos ventanas góticas del lado de la capilla. En la espléndida portada de acceso a la capilla, se combinan pilastras y grutescos con las bóvedas góticas, reflejándose así de manera extraordinaria el protagonismo de ambos estilos en la ciudad. En el interior de la iglesia, los dos tramos góticos son obra de Juan de Álava, y de Rodrigo Gil, crucero y cabecera, todo cubierto con crucería según la tradición española. En el templo destaca el espectacular retablo, cuyo proyecto y realización corresponde a Alonso Berruguete, trabajo para el que fue contratado en 1529. El patio del colegio, está considerado como uno de los más espléndidos conjuntos de todo el renacimiento español. Consta de dos cuerpos, con arcos de medio punto en el bajo y carpaneles en el superior. Un importante atractivo es la ruptura de la horizontalidad, que se obtiene con los candeleros de la cornisa, contrastando con el volumen cúbico del cimborrio de la iglesia. Los medallones y los capiteles son verdaderamente excepcionales. A la derecha de la iglesia se encuentra la hospedería, construcción ésta ya de época barroca, cuya construcción dirigida por Setién Güemes, se inició en 1677, siendo en 1740, modificada por García de Quiñones.
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Colegio de Anaya (San Bartolomé)
Su fundación y construcción data de comienzos del S. XV, siendo reedificado a partir de 1762 según el gusto neoclásico, que ya en el S. X VIII simultaneaba con el final del barroco. El edificio es considerado una joya de ese estilo arquitectónico, que de manera especial lo caracteriza su hermoso patio, que cuenta en su interior, con el soberbio arranque de una escalinata de tres tiros y tipo imperio. Asimismo a la belleza del edificio contribuye su grandiosa portada, con su pórtico columnario y frontón.
La obra pertenece a un proyecto de 1760, de José Hermosilla, siendo dirigida su realización por Juan de Sagarvinaga. En toda ella destaca la severidad, armonía y una indudable nostalgia de los edificios del renacimiento, apareciendo el edificio en su conjunto como un palacio italiano, al contemplarse el pórtico tetrástilo que acaba en frontón triangular con óculo. Las ocho ventanas del cuerpo alto, son rematadas por frontones curvos. El patio interior es una bella combinación de piedra arenisca de Villamayor, y granito. Los dos cuerpos de los que el mismo se compone, se hallan adintelados sobre columnas monolíticas, logrando sus entablamentos un especial atractivo a pesar de los sencillos capiteles graníticos.
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Generalidades de las construcciones religiosas de estilo renacentista y plateresco en Salamanca
La denominación de plateresco al primer renacimiento arquitectónico español, se debe al comparar la semejanza del tratamiento dado a la piedra calada de las cresterías, con el que a su vez se realiza en la orfebrería. La principal diferencia que se señala entre el plateresco español y el renacimiento italiano, consiste en la riqueza decorativa que se aprecia en el primero, y la sobriedad y simplicidad en las portadas y columnas, que se observa en el segundo. En los monumentos religiosos salmantinos, destaca de forma especial, la armonía con la que se ha conseguido que combinen estructuras góticas con espléndidas galas renacentistas, encajando así esquemas arquitectónicos medievales con otros de origen italiano que aparecen en portadas, capiteles, claves y claustros. Esta combinación es la que lograría que Salamanca se convirtiera en nombre y referencia imprescindible del plateresco. Un factor clave que ha permitido la extraordinaria finura de las labores esculpidas en los edificios salmantinos, es la existencia en las cercanías de la ciudad de las canteras de Villamayor. Estas proporcionan una piedra dócil a los cinceles y los martillos, a lo que se une, que su color oro viejo depare una riqueza decorativa con infinidad de brillos y matices, los que a su vez se encarga de realzar, la luz del sol de poniente al término de cada día. La renovación al igual que la ornamentación renacentista de la ciudad, la caracteriza de manera singular, la abundancia de grutescos italianos y capiteles platerescos, viéndose asimismo enriquecida sucesivamente, con la aportación de los tallistas, los cuales con su fantasía no cesan de esculpir ángeles, vegetales, animales, trofeos, hipocampos, carátulas, bucráneos y tritones. Otra característica igualmente singular, son las pilastras labradas de grutescos y las columnas abalaustradas, las cuales no teniendo prácticamente una función de sostén, tienen sin embargo un magnífico cometido decorativo. Esto mismo se observa en las portadas de medio punto, la cuales se hallan engalanadas con bellísimos medallones, encontrándose algunas rematadas con hornacinas aveneradas.
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Este convento se construye en 1533 sobre un edificio mudéjar existente desde 1419. La iglesia del mismo es de una sola nave con cinco tramos, cuenta con bóvedas góticas de nervios cruceros, terceletes y ligaduras. El templo tiene su acceso por una reducida portada plateresca de dos cuerpos, presentando columnas abalaustradas y finas labores de tallas. En su interior se conservan excelentes retablos, todos ellos dorados, destacando el mayor de planta cóncava y tres calles, atribuido a José García, trabajo para el que fue contratado en 1774. La fachada se adorna con doseletes, medallones, escudos, roleos y tornapuntas, completándose con una hornacina en la parte superior que cobija una escultura de Virgen con Niño. El edificio cuenta con un claustro de dos pisos, la planta del mismo es de pentágono irregular, con arcadas en el piso inferior y adintelado en el superior que descarga sobre columnas. Este espacio destaca en lo que concierne a la parte escultórica, por sus atractivos medallones, capiteles y zapatas.
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De éste edificio, en su día monasterio, solo se conserva el templo y el claustro. En 1552, sería fundado por Doña María de Anaya, esposa de Francisco Herrera –oidor de Méjico-. La iglesia de una nave está compuesta de cinco tramos, con crucero marcado en planta y capilla mayor. En esta capilla se halla la mayor riqueza decorativa como es la bóveda avenerada que la cubre, descargando la misma sobre trompas adornadas, de forma igual al casquete. El retablo-tabernáculo del S. XVIII que allí también se encuentra, encaja en la corriente del estilo rococó, de gran belleza y elegancia, siendo asimismo extraordinaria su adaptación al marco arquitectónico. El crucero se encuentra volteado con bóveda gótica, a la que se añaden lateralmente cubiertas de cañón apuntado y cajeado. El resto de la nave se cubre con bóvedas iguales a las del crucero, contando con nervios cruceros, terceletes, Salamanca: Arte e Historia 69
ligaduras y combados de sección triangular. Todas las cubiertas descargan sobre pilastras y semicolumnas estriadas y rellenadas con medias cañas en sus tercios bajos. Toda la obra confirma la característica del plateresco salmantino, como es la armoniosa conjunción de lo gótico y lo renaciente. La portada del templo abierta a poniente, se halla cobijada bajo un arco apuntado, desarrollándose en ella bellísimas formas platerescas. El claustro de 36 metros de lado, forma un cuadrado. Su estructura arquitectónica cuenta en la parte inferior con crujías de nueve arcos de medio punto, y siendo estos el doble, en la parte superior.
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Iniciada su construcción en el S. XVI, este convento fue fundado por Don Cristóbal Suárez, tesorero de Carlos I, conservándose únicamente del edificio en la actualidad, la Iglesia. Como en construcciones similares, en este templo se conjuga la arquitectura gótica con la arquitectura plateresca, apareciendo ésta última en la portada, y la primera en la bóveda de crucería estrellada existente en la capilla mayor, si bien sus nervios descargan sobre columnas renacentistas. Es necesario destacar la gran belleza de la portada de la iglesia, la cual dividida en dos cuerpos, se adorna con columnas sobre ménsulas, medallones, anagramas, escudos y escultura de Virgen con Niño. En el interior impresiona por su perfecta acomodación al espacio arquitectónico, el conjunto de las tres unidades de que se compone el retablo, éste de gran calidad escultórica, es obra de mediados del S. XVIII, en el que aparecen tanto una sinfonía de estípites como de adornos arriñonados.
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A AR RTTEE PPR ROOTTOOBBA AR RR ROOCCOO (FINALES DEL S. XVI Y PARTE DEL S. XVII) CCOON NV VEEN NTTOO DDEE SSAAN N JJOOSSEE ((ccaar rm meelliittaass
Este convento hoy desaparecido, se edificó entre el 8 de febrero de 1608 y el 14 de febrero de 1614. La construcción de la iglesia, que es lo único que se conserva, se contrató en 1612, y se dio por terminada en 1631. La misma es de planta de cruz latina y de gran simplicidad arquitectónica, como corresponde a la estética que impone la Orden Carmelitana, destacando solamente en ella la fachada principal por su ornamentación.
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Su fundación fue alrededor de 1570, concluyéndose en febrero de 1618. Del mismo solamente se conserva el claustro, pues su desaparición comenzó al principio de la Guerra de la Independencia, completándose posteriormente con la desamortización que tuvo lugar en el S. XIX. Del claustro destaca esencialmente el juego de luces y sombras que propicia las pilastras toscanas, y las enjutas triangulares del cuerpo bajo, así como el que igualmente originan los adornos recuadrados que se aprecian en el segundo piso, al igual que en los modillones estriados de la cornisa de la galería superior, los cuales son de origen herreriano. Al pasar la propiedad del edificio a las Jesuitinas, estas en 1911, construyeron una capilla de aspecto modernista (ecléctico). Detrás de ella se encuentra el panteón familiar de los Marqueses de Castellanos, el cual es de planta octogonal con monumento funerario que data de 1912.
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En 1543 éste convento sería fundado por el catedrático Don Francisco Loarte, y su esposa Doña María de Castro, aprovechándose para su construcción un lienzo del palacio del comunero Don Pedro Maldonado Pimentel, motivo por el que en distintas partes del edificio se aprecian importantes elementos góticos, los cuales tienen su origen en la primitiva arquitectura civil del referido palacio. La asimilación al estilo protobarroco de éste convento, la origina el añadido a la obra, en torno a 1600, de una portada perteneciente al citado estilo. Esta se halla volteada en medio punto, entre pilastras jónicas y las entonces usuales pirámides con bolas. El interior de la iglesia es de escaso interés, la nave se encuentra cubierta con tres bóvedas de lunetos.
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Este templo de fundación medieval, ha sido de manera sucesiva objeto de diferentes reconstrucciones. A mediados del S. X VI se rehizo la capilla mayor, cubriéndose la misma con bóveda de crucería estrellada. En 1682 se le añadió un camarín marcado en planta. Ya en época barroca la nave fue totalmente reformada, ateniéndose a la estética del momento, por lo que en su bóveda de cañón hay tal abundancia de adornos que la cubren en su totalidad. En ésta iglesia, se da la circunstancia que en ella aparezcan casi todos los estilos, significándose el protobarroco en la portada que hay al lado de la epístola, como el románico en la portada, que muy deteriorada, existe al norte, en la que puede hallarse cierta similitud con las Platerías compostelanas. En el retablo mayor tetrástilo, en su hornacina central se halla una imagen en alabastro de finales del S. XV, de la Virgen de Los Remedios.
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(S. XVII – S. XVIII)
Generalidades de las construcciones barrocas en Salamanca
Este estilo trajo una importante actividad arquitectónica a Salamanca, que alcanzaría su plenitud mediado el S. XVIII, concretamente durante el reinado de Fernando VI (1746-1759). Esto motivará que edificios relevantes del barroco español se hallen en esta ciudad, pudiendo así muy bien equipararse la importancia de la Salamanca plateresca, con la Salamanca barroca, originado tanto por la calidad como por el número de sus monumentos. A todo ello contribuyó de forma importante la facilidad de la labra de la singular piedra salmantina, que hace que el barroco en esta ciudad, la decoración que exhibe, encuentre gran similitud con el plateresco. Al margen de arquitectos menores como Setién, Pedro de Gamboa o Francisco Álvarez, la verdadera relevancia la obtuvieron con su intensa y casi siempre acertada actividad, la dinastía de los Churriguera. El mayor de los hermanos Churriguera, José Benito, llegó a Salamanca en 1692, del cual entre sus diferentes e importantes trabajos, habría que destacar el retablo del Convento de San Esteban. Su hermano Joaquín, que principalmente era retablista tuvo una obra más densa. La misma se inicia en 1702 con el retablo mayor del Convento de las Claras, y como arquitecto en 1714, sería nombrado maestro mayor de la Catedral Nueva. Alberto, al contrario que su hermano Joaquín, es considerado más arquitecto que retablista, también él ocupó en la Catedral Nueva el mismo cargo que con anterioridad había desempeñado su hermano. La obra religiosa de mayor envergadura llevada a cabo por este, es la iglesia de San Sebastián. Esta dinastía familiar se completa con el sobrino, Manuel de Larra Churriguera, nacido en Salamanca en 1693. La obra de mayor relevancia del mismo fue la antesacristía y vestuario de la Catedral Nueva, la cual llevó a cabo a mediados del S. XVIII. El arte desarrollado por esta saga familiar fue muy denostado por los neoclásicos, tildándolos de “heresiarcas” y “jerigoncistas”. En abierta competencia con el último de los Churriguera, en 1729 procedente de Santiago de Compostela, llega a Salamanca Andrés García de Quiñones, quien en su arquitectura incorpora elementos que convivirán con otros tomados de Alberto Churriguera. Su estilo se caracteriza por el empleo de grandes bocelones, cueros recortados, y cogollos florales, tendiendo todo ello a la abstracción. Hay que señalar también, la llegada en 1750 de Simón Gavilán Tomé, cuyo arte fluctúa entre el rococó y el inicio del neoclasicismo. De su obra hay que destacar un tabernáculo de mármol, de construcción clásica, realizado para la iglesia de San Salamanca: Arte e Historia
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Sebastián. El mismo en la actualidad se encuentra repartido entre la Catedral y la iglesia de San Martín. Con una similar evolución en su arte arquitectónico, tiene entonces también su presencia en Salamanca, Juan de Sagarvinaga. Este con esquemas góticos y decoraciones rococó, levantaría la sacristía de la Catedral Nueva en 1755, siendo también él, el que unos años después dirigiría la reparación del arruinado cimborrio de la misma. Como último arquitecto de este interesante estilo arquitectónico, hay que hacer necesariamente referencia a Jerónimo García de Quiñones, hijo de Andrés, que orientado por el neoclasicismo, del cual serían continuadores los anteriormente mencionados, Gavilán y Sagarvinaga, realiza obras tan destacadas como el labrado en 1717 de las balaustradas del primer cuerpo de la torre de las campanas de la Catedral Nueva. El mismo un año después lleva a cabo la reconstrucción de la antigua iglesia de San Blas. Ya en 1773 levanta el claustro del Convento de las Ursulas, así como las dos portadas que se hallan al mediodía de la iglesia de este convento, realizando igualmente la restauración de la iglesia de San Martín. Junto a Ramón Calvo, en 1785 interviene en la reconstrucción del claustro de la Catedral Vieja, obra ésta para la que ya no cuenta con los principios del barroco florido.
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La construcción de este convento se inicia el 17 de marzo de 1636 y se concluye en 1687. Fue fundado por el VI Conde de Monterrey, Don Manuel de Fonseca y Zúñiga, durante su mandato como virrey de Nápoles. Esta circunstancia influiría de manera notable en la tendencia de los cánones arquitectónicos italianos en la construcción de la iglesia, no así en la del convento, que se ajusta a la tendencia dominante española y por supuesto salmantina.
Esta edificación si bien se ha dicho, que la promovió el conde para que fuera refugio de su hija natural Doña Inés de Zúñiga, lo contradice el hecho de que ésta nació en Madrid en 1640, momento éste, en el que las obras del convento hacían ya tres años que habían comenzado. El edificio que se halla a la vera del Palacio de Monterrey, construcción esta que data de 1539, ocupa el espacio en el que se encontraba el antiguo Convento de las Agustinas de San Roque, el cual fue arrasado como consecuencia de la famosa y catastrófica riada de San Policarpo ocurrida en 1626. A instancia del Conde de Monterrey, la congregación al ocupar el nuevo convento, adoptaría la denominación de Agustinas de la Purísima Concepción. Los constructores del templo procedían de Italia, siendo Bartolomé Picchiatti quien realizó el proyecto de lo que sería un claro ejemplo espléndidamente logrado del barroco italiano, estando al frente de la construcción el arquitecto Zacarella. Salamanca: Arte e Historia
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La iglesia se compone de planta de cruz latina, con una sola nave y dos capillas a los lados de ésta. Cuenta con bóveda de medio cañón y sobre el crucero se encuentra la cúpula octogonal sobre maravillosas pechinas. La primera cúpula debido a un exceso de alarde se derrumbó en 1657, antes de concluirse las obras, motivo por el cual después de emitido el oportuna dictamen por el arquitecto agustino, Fray Lorenzo de San Nicolás, se nombró responsable de la obra a Antonio de Carassa, quien también había participado en la elaboración del referido dictamen. De este templo se hace necesario destacar la portada, en la misma de características y estilo viñolesco, realizada por Cósimo Fanzago, con gran acierto se combinan mármoles italianos con sillares areniscos, hallándose coronada por un frontón triangular. El pórtico está compuesto por arcos de medio punto sobre pilastras estriadas de orden compuesto. En el interior destaca sobre todo, los cinco retablos realizados también en mármol italiano, que albergan hermosos lienzos entre los que sobresale el de la capilla mayor con la Purísima de Monterrey, considerada como la mejor pintura mariana de su siglo, para cuya realización fue contratado Ribera en el año 1633. La pintura de San Juan Bautista es de Guido Reni, la de San Agustín con El Niño en la playa, de Baglioni, y la de San José y San Joaquín, así como la de Santa Ana, pertenecen a Lafranco. Igualmente hay que apreciar en el interior, las esculturas que también de mármol se hallan en el ático, y el monumental sagrario de lapislázuli y bronces dorados, trabajos que como muchos otros que se encuentran en este espacio, son obra del arquitecto autor de la portada viñolesca, Cósimo Fanzago. Este completaría los mismos con la realización del soberbio púlpito, en el cual tanto de manera acertada como esmerada, combina mármol de diferentes colores. Resultan también interesantes los sepulcros que se hallan en el interior de la iglesia, pertenecientes a los condes fundadores, Don Manuel de Fonseca y Zúñiga y su mujer, Doña Leonor de Guzmán, hermana del Conde Duque de Olivares. Las esculturas de estos monumentos funerarios han sido definitivamente atribuidas a Guillermo Finelli, artista protegido por el conde durante la estancia de éste en Nápoles. El convento está lleno de magníficas obras italianas, como puede ser un extraordinario y bello Nacimiento, enviado desde Nápoles. En este conjunto de edificación italiana, hay que señalar que también en determinados periodos intervinieron artistas españoles, principalmente a propuesta de los VII Condes de Monterrey. Así fue como pudieron hacerlo Juan Gómez de Mora, en este caso, por expreso mandato de los VI Condes. Después lo harían Francisco de la Hoya, Jerónimo Pérez, Juan de Esculte, Juan de Setién, Güenes, Juan de Mondravilla, Manuel del Pino, y Joaquín de Churriguera. Salamanca: Arte e Historia
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IIG GLLEESSIIAA DDEE SSAAN N PPAABBLLOO
Este templo se estima que debió construirse de 1645 a 1667, como iglesia conventual de la Comunidad Trinitaria, pues su fachada compuesta por tres puertas de medio punto, con un intenso almohadillado, que origina un atractivo contraste de luz y sombra, se adorna con dos esculturas de santos mercedarios, y un gran relieve con la Santísima Trinidad. El interior lo componen tres naves, encontrándose la central cubierta por bóveda de cañón y lunetos, y las laterales con bóvedas de aristas. La cúpula sobre el crucero se instala sobre pechinas. La mencionada Comunidad Trinitaria, con anterioridad había ocupado hasta su destrucción como consecuencia de la riada de San Policarpo, ocurrida en el año 1626, la antigua iglesia de S. Miguel. A raíz de estos sucesos, el Cabildo proporcionó a la Orden casas y solares sitos en la Plazuela de S. Adrián, al igual que la cesión de los palacios allí existentes de D. Jorge de Paz y de Dª Beatriz Silveira. De esta forma pudieron llevar a cabo la edificación tanto de la iglesia como del convento. La iglesia es de la que ahora nos ocupamos, y el convento hasta finales del S. XX acabó siendo el Cuartel de la Guardia Civil. La Comunidad desapareció a finales del S. XVII, permaneciendo el templo principalmente por hallarse en él establecida la Cofradía de Jesús Nazareno Rescatado. La advocación del mismo a S. Pablo, es debido a que ante la amenaza de ruina, en la que en el año 1840 se hallaba, la cercana iglesia mudéjar de S. Polo, la cual se trataba de una parroquia de la ciudad, ésta fue ubicada en la iglesia de S. Esteban, vacía entonces por la exclaustración. Pero al regresar la Orden Dominicana, la Cofradía de Jesús Rescatado, cedió su iglesia, para que este templo pudiera comenzar a ser la sede de la antigua parroquia de S. Polo, denominándose en lo sucesivo parroquia de S. Pablo. En ésta iglesia se venera, y se la tiene por toda la ciudad una gran devoción, a una imagen de Jesús Rescatado, llevándose a cabo un besapies todos los años, el primer viernes de marzo. La imagen consiste en la representación de una reinterpretación del tema del “Ecce-Homo”. Se trata de una imagen de las llamadas de vestir, siendo un Cristo de pie, en actitud solemne, con rostro ensangrentado, y las manos atadas. La Salamanca: Arte e Historia
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cabellera postiza la tiene hacia adelante, ostentando la corona de espinas. Lleva túnica morada con bordados en oro, así como cíngulo amarillo y escapulario. Se dice que ésta imagen en el año 1681 se encontraba en África, en la iglesia de una fortaleza llamada La Mamora, también conocida como S. Miguel de Ultramar, ignorándose por que se hallaba allí. Parece ser que tras atacar los moros a la citada fortaleza, se la llevaron con otras imágenes a la Corte de Mequínez, junto con un elevado número de cristianos que hicieron prisioneros. Al año siguiente, en 1682, miembros de la Comunidad Trinitaria, a la vez que liberaron 241 cristianos cautivos, rescataron la imagen y otras piezas, entre las cuales se hallaba también, la imagen del Cristo de Medinaceli, que aun en nuestros días en Madrid, se la depara una extraordinaria veneración.
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El origen de esta iglesia está en el desaparecido Colegio Salmanticense de los Carmelitas Descalzos, el cual debió de construirse entre los años 1694 y 1703. Aunque parte del edificio, concretamente la iglesia, continuaría realizándose años después. La ruina especialmente del convento se desencadenó con motivo de la Guerra de la Independencia. El templo cuenta con tres naves, cubriéndose la central con bóveda de lunetos, y las laterales con sucesivas cúpulas sobre pechinas. Encima del crucero voltea otra cúpula. La fachada muy sencilla y habitual de la época, es de manera completamente simétrica, apareciendo planteada en tres calles, y concluyendo los laterales en espadañas, y la central en un gran frontón triangular. Asimismo la fachada contiene bajo un frontón curvo, una hornacina rodeada de almohadillado en la que se halla la estatua de San Elías, la cual encierra cierta calidad y un significativo movimiento. El hastial completa su adorno con diferentes escudos de la Orden Carmelita.
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El edificio correspondiente a éste convento, ocupa el emplazamiento que en su día tuvo la Ermita de Santa María, a cuyo pórtico pertenecen las seis pequeñas columnas románicas de aire visigótico o mozárabe, que con capiteles estípites de sección cuadrangular se pueden actualmente contemplar en la galería que linda con el patio claustral. Esta galería se cubre con un artesonado mudéjar del S. XV policromado, que lo conforma casetones con adornos moriscos y follajería gótica Salamanca: Arte e Historia
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sobre estrellas de ocho puntas. Al fondo de la galería anteriormente reseñada, aparece un Cristo de madera también del S. XV. Este convento se funda a principios del S. XIII (1220-1240), por monjas que inicialmente se acogen a la Regla de San Benito, para ya en 1245 adoptar la Regla de San Francisco. A consecuencia del incendio sufrido en 1413, solamente se conservan vestigios de su estilo arquitectónico original gótico, como puede ser la puerta de la iglesia de arco apuntado con alfiz, y algunos capiteles del nuevo claustro adornados con motivos vegetales de tradición cisterciense. La iglesia fue reformada totalmente en el S. XVIII, desapareciendo o quedando enmascarados los restos de la edificación gótica por el estilo barroco que entonces se adopta. Esta construcción que se lleva a cabo en 1705, la realiza el cantero Domingo Díez, siguiendo este el trazado que hace Fray Pedro de la Visitación. En la misma intervienen realizando en distintos momento diferentes trabajos, Joaquín Churriguera, Pedro Gamboa, García Quiñones y Gavilán Tomé. La iglesia de pequeñas dimensiones y planta rectangular, se cubre mediante bóvedas de medio cañón con lunetos que individualizan los arcos fajones de medio punto. Toda ella presenta un estilo barroco con prolífica ornamentación estucada en yeso. El retablo principal es un trabajo del año 1702 de Joaquín Churriguera y Pedro de Gamboa. Es muy importante destacar en esta edificación, el acierto que tuvo Churriguera al realizar la ornamentación de las bóvedas de la iglesia, conservando la cubierta de madera entonces existente y respetando así el artesonado primitivo. El mismo es de finales del S. XIII o principios del S. XIV, y se halla compuesto de par y nudillo, con arrocabe, tirantes, faldones y almizate de artesones, todo magníficamente policromado. Este espacio en la actualidad puede contemplarse mediante un inédito sistema de pasarelas y puentes metálicos, instalados mediante la restauración llevada a cabo en 1988, trabajo este que obtuvo el premio “Europa Nostra”. En el interior de este templo merecen la atención, las esculturas que se hallan en el retablo mayor, las mismas representan a Santa Clara, San Francisco, San Antonio, y a La Inmaculada, destacando sobre todas ellas ésta última. Igualmente allí se encuentra algo especialmente interesante, como es el órgano barroco de perfecto funcionamiento en la actualidad. En lo que concierne al cenobio, hay que resaltar tanto el coro bajo –continuación de la nave del templo conventual-, y el coro alto, los dos son de idénticas dimensiones, de 28,40 metros de largo, y 9,60 metros de ancho. El coro bajo Salamanca: Arte e Historia
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remodelado a mediados del S. XVI, ofrece un claro estilo renacentista, en él en el año 1976, se descubrieron tras el encalado de sus paredes originales, una estupenda colección de pinturas al fresco y al temple, hallándose la mismas repartidas a modo de tapiz. Su temática es fundamentalmente religiosa y datan de los siglos XIII al XVIII, abarcando estilos gótico, renacentista y barroco, ocupando todas las pinturas un espacio de 140 metros cuadrados. Este coro bajo se encuentra cubierto por una techumbre plana de madera, dividiéndose igual que las paredes, en seis tramos mediante escarzanos arcos fajones, apeando estos sobre cinco pares de pilastras semihexagonales de fuste cajeado en el frente y en los laterales, cuyos capiteles renacentistas ofrecen relieves alegóricos, así como otros motivos muy variados. Destaca la ornamentación de las enjutas por ambas caras, que consiste en estupendos medallones de piedra de gran tamaño finísimamente labrados. Forman una extraordinaria colección de veinte medallones, pudiendo muy bien ser considerada la misma, una de las mejores existentes en Salamanca. El coro alto cuya sala se encuentra a plomo con la del coro bajo, debido a la remodelación de la que fue objeto en el S. XVIII, perdió en gran medida su valor artístico. Por dicho motivo se sustituyó el primitivo artesonado, por una sólida armadura de gran y doble nudillo, utilizándose como correas algunos pares y nudillos del artesonado original. Esta estancia es interesante no abandonarla, sin asomarse antes por la ventana que enrejada aparece en la cabecera, ya que desde allí se ofrece una magnífica perspectiva de la iglesia. El convento siendo de clausura, cuenta de manera paradójica en la parte más alto del edificio, en su ángulo noroccidental, con un espléndido mirador construido en los años 1727-1728, desde el que se pueden contemplar unas magníficas vistas de diferentes monumentos salmantinos. El complejo cuenta asimismo con un excelente museo etnológico, que consiste en un interesante itinerario cultural, que evoca las formas de la vida rural en la primera mitad del S. XX, tanto concerniente al hogar como a los distintos oficios.
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El templo que data del S. XVI, pertenece a un proyecto hecho en 1565 por Rodrigo Gil de Hontañón. Concebido de estilo neoclásico, del mismo el único vestigio existente es la fachada. En ella y en una hornacina, aparece una imagen de la Virgen con El Niño, la cual es atribuida a Sebastián de Ávila. El interior que lo compone una nave con cúpula sobre crucero, fue renovado en su totalidad en torno a 1713. Se convirtió entonces en unas de las obras barrocas más fastuosas existentes en Salamanca, ateniéndose a las Salamanca: Arte e Historia 80
características pautas churriguerescas. De manera especial destaca el retablo mayor, obra de Joaquín Churriguera, en el que en un camarín se encuentra la imagen de La Inmaculada, la cual en 1620 esculpió Gregorio Fernández. En distintas hornacinas también aparecen imágenes de San Miguel, San Juan Bautista, y de un magnífico Cristo Resucitado, obras todas ellas de Alejandro Carnicero. Asimismo en este templo se encuentra un “Lignun Crucis”, colocado en un relicario de plata en forma de cruz del S. XVI, obra de Pedro Benítez. Igualmente se hallan allí, entre otras, diferentes esculturas de Antonio de Paz y Pedro Hernández, que en Semana Santa desfilan en distintos pasos procesionales. Encontrándose también una imagen del S. XVIII, de la Virgen Dolorosa, conocida como La de las Espadas, trabajo que se considera destacado, dentro de la obra del escultor valenciano Felipe del Corral.
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Hoy este templo que desempeña la función de parroquia, fue la capilla del Colegio Mayor de San Bartolomé (Anaya). El edificio ocupa el lugar de otra que hubo en el S. XIII y que perteneció a los Dominicos. La actual iglesia se rehizo por mandato del Cardenal Juan Álvarez de Toledo, para de esta manera realzar la importancia de la Orden Dominicana. Esta construcción estuvo comprendida entre los años 1533 y 1610, pasando por diferentes tendencias arquitectónicas. Acabó siendo un templo de cruz latina de una sola nave, con sencillas formas y cúpula octogonal sobre crucero. La nave la voltea, bóvedas de lunetos totalmente decoradas como la cúpula con labores menudas, mientras que los muros solo son embellecidos con pilastras cajeadas.
El mayor interés artístico radica en la fachada, esta puede considerarse como uno de los más puros ejemplos de la arquitectura del renacimiento del último tercio del S. XVI. Reformada posteriormente en 1731, por Alberto Churriguera, cuenta con bellas puertas ornamentales al naciente y al mediodía. Estas son determinadas por elegantes curvilíneos bocelones con abundante adorno y ornato vegetal, llevando cada puerta sendas hornacinas con esculturas pétreas de San Sebastián y de San Juan de Sahagún, pertenecientes ambas a José de Larra, cuñado y colaborador de los Churriguera. En el interior se observa un insulso retablo cuya ejecución corresponde a 1903, año éste en el que tuvo lugar la reapertura al culto de la iglesia. No obstante el mismo alberga un lienzo de gran calidad, que representa el martirio de San Sebastián, Salamanca: Arte e Historia
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firmado en Roma, en 1740, por el pintor italiano Sebastián Conca. El aspecto pictórico del templo se completa con sendos cuadros, con la representación respectivamente, de las adoraciones de los Pastores y de los Reyes, obras atribuidas al pincel de Pedro de Orrente.
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Objeto de diferentes reformas, esta iglesia es la única que se conserva de las seis que se construyeron en el Barrio de los Serranos, quienes fueron los repobladores de la ciudad, y que se hallaban establecidos junto al Barrio Judío. En principio se trataba de un templo románico que ya existía en 1182, reedificándose más tarde en 1226, obra de la que se conserva al ábside semicircular, al igual que la torre gótica que fue incorporada en el S. XVI. El aspecto actual, corresponde a la última transformación que en 1765 llevó a cabo Jerónimo García de Quiñones. El interior reviste un escaso interés, se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos correspondientes a la época, teniendo unas puertas barrocas con grandes orejeras. Más atractivo es el exterior, que además del ábside al mediodía, presenta una puerta con arco de medio punto, sobre la que hay un segundo cuerpo con la estatua de San Millán, encontrándose en la parte superior una galería o paseador adintelado. En torno a finales del S. XV y comienzos del S. XVI, Francisco Rodríguez de Salamanca, camarero del pontífice León X, fundó junto a la iglesia, el Colegio de San Millán, el primero de los colegios menores, después de los cuatro mayores existentes. El mismo sería destinado a albergar a ocho colegiales y cuatro familiares, función ésta que se cumplió hasta 1780, siendo en este año agregado al colegio colindante de Nuestra Señora de los Ángeles. Las últimas ocupantes de ésta dependencia han sido las Siervas de María Ministras de los Enfermos, la cuales para velar y cuidar de estos, abandonaban el convento a primeras horas de la noche. En el templo anteriormente descrito, se ubicará el Centro de Interpretación del Patrimonio de la Ciudad de Salamanca.
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A expensas de Juan Antonio de Guzmán, Marqués de Almarza, este templo se reconstruye en 1740, correspondiendo el primitivo, al que fue dedicado a San Baudilio, construido en el año 1251. A la reconstrucción realizada como antes se señala a mediados del S. XVIII, corresponde la puerta en la que se hallan los escudos de Herrera y Enríquez de Sevilla, la misma está ordenada entre pilastras que soportan un frontón partido exhibiendo una lápida laudatoria para el mecenas, y sobre ella y entre obeliscos con bolas, se ubica una hornacina avenerada con la escultura de San Baudilio. Este último trabajo hecho de piedra, se debe a Simón de Gavilán Tomé. Del resto del edificio destacan las ventanas, las cuales están repartidas en dos pisos, hallándose resguardecidas de una manera peculiar por marcos muy recortados y planos. Se ignora quién fue el arquitecto de esta iglesia, conociéndose únicamente que la torre existente del S. XVI, se debe a un trabajo realizado por Pedro de Lanestosa “El Viejo”. Es en este templo en el que se desarrolla la leyenda que cuenta, que al fallecer en 1768 la Marquesa de Almarza, volvió a la vida al intentar un criado robarle el anillo.
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Este templo se construyó donde anteriormente se hallaba la capilla de Santa Catalina, concretamente en el ábside de la entonces iglesia conventual de los Franciscanos. Estos en el año 1740, la cederían a la Orden Terciaria, quienes siguiendo la traza que determina el arquitecto franciscano, Fray Pascual de Castro, comienzan la construcción de la actual iglesia. Completando numerosos detalles que faltaban en el proyecto del fraile mencionado, Andrés García de Quiñones se encarga de la ejecución de la nave y la portada. Finalizadas estas obras en 1752, se encarga entonces de la continuación de la construcción del templo, Simón Gavilán Tomé, quien encuentra un cuerpo de edificio de principios clásicos, que cuenta con una nave única y capilla mayor ochavada.
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El interior de la iglesia consta su estructura de pilastras toscanas, que enmarcan pequeñas capillitas que a su vez sirven para alojar seis retablillos, con los que se consigue anular la monotonía de los muros. Sobre las mismas discurre un entablamento muy acorde con los modelos viñolescos. La cubierta a su vez se halla resuelta con bóvedas de medio cañón con lunetos que son ocupados por ventanas termales. En el exterior en el plano ornamental, solamente destaca la portada, ésta se compone de columnas anilladas con capiteles compuestos, bocelón de trazado bastante sinuoso, escudo franciscano, sartas de frutos, frontones partidos, etc. En su cuerpo superior se encuentra el conjunto escultórico, obra de Gavilán Tomé, que representa a San Luís, patrono de la Orden Terciaria, y dos figuras femeninas, dos virtudes, que se hallan a plomo sobre las columnas, tallas todas ellas de gran elegancia en lo que concierne a sus posturas, repletas de suavidad y delicadeza. El barroquismo que rebosa el interior del templo, tiene dos lecturas, la primera la que se desprende de la capilla mayor a cuya construcción, el 13 de agosto de 1752, se comprometía Gavilán Tomé, donde derrocha adornos especialmente en los plementos de la bóveda, los que se asemejan a la riqueza ornamental empleada en las puertas tanto de la sacristía como del capítulo. Siguiendo la misma línea decorativa, se construyó por Gavilán Tomé, el retablo mayor. Este hecho de piedra, se estructura en tres calles, las cuales son encauzadas por columnas y estípites en el cuerpo principal el cual es complementado por un ático. La segunda lectura a la que anteriormente se ha hecho referencia, del barroquismo que se observa en el interior, la depara los seis altares restantes, cuya construcción se cree que también pertenece a Gavilán Tomé. Todos ellos compuestos de retablos-hornacinas, que al emplear excesivamente rocallas, glorias, cortinones, etc., y debido precisamente a las características de estos adornos, determinan un notable retroceso para la época en que fueron labrados, cuando transcurría el año 1753. En el conjunto escultórico de la iglesia, sobresale el “Cristo de la Agonía”, trabajo que se atribuye al artista salmantino, Bernardo Pérez de Robles, cuya obra estuvo muy influenciada por la escuela de Martínez Montañés.
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Como complemento del Monasterio de San Andrés de los Carmelitas, cuya construcción data del S. XV, y en el que tuvo su residencia entre los años 1564 y 1568 San Juan de Sahagún, cuando éste era estudiante de Arte y Teología, se llevó a cabo la construcción de ésta iglesia. La misma es conocida como capilla-ermita de la Tercera Orden del Carmen. La obra se inició en 1747, después de escuchar la opinión de los arquitectos Fray Francisco de la Visitación, Andrés García de Quiñones, Manuel de Larra Churriguera, Salamanca: Arte e Historia
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Francisco Álvarez, José Munio y Miguel de la Fuente. Aun siguiendo las trazas que determina Francisco Álvarez, de la construcción se hace cargo el mismo año de su comienzo, Manuel de Larra Churriguera. En 1754, con intervención de Miguel Díaz Melgar, Manuel Díez, Diego Garrido, José Ortega y Tomás Mateo, el templo de línea especialmente austera, exceptuando la portada, decorada con ornatos barrocos y acusado bocelón, se cubre con bóveda de medio cañón. El edificio cuya construcción se vio muy obstaculizada por la proximidad de la muralla de la ciudad, es de nave única, sencillo abovedamiento, y situándose el coro a los pies. La puerta adintelada con moldurón barroco, ostenta soportado por las esculturas de dos angelotes, el escudo de la Orden Carmelita. Lo mismo que el antiguo convento, que fue destruido en 1626, con motivo de la riada de San Policarpo, éste templo ha sido objeto de diferentes percances. Los daños del primero fueron ocasionados por la Guerra de la Independencia, posteriormente los producidos por las sucesivas desamortizaciones, y finalmente los motivados por un incendio que destruyó los distintos retablos. En el interior de la iglesia destaca en la actualidad, el grupo escultórico en el que se representa la imposición del escapulario a San Simón Stock, ésta es una obra realizada en 1728, por el carmelita de la Orden Terciaria, Alejandro Carnicero. Da asimismo albergue a dos cuadros de Claudio Coello, que representan a Santo Tomás de Villanueva y San Juan de Sahagún, estas dos obras en el año 1849, fueron cedidas por el Hospital de la Universidad.
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Obra: Este edificio corresponde al Real Colegio del Espíritu Santo, perteneciente a la Compañía de Jesús. No obstante, como consecuencia de la expulsión que de los miembros de la misma ordenó Carlos III, en 1767, comenzó a denominarse “Real Clerecía de San Marcos”, ya que la construcción radicaba en el término que pertenecía a la Parroquia que ostentaba ése nombre. Desde 1778, parte de las dependencias del edificio pasaron a formar parte del Seminario Conciliar, después de un fallido intento para crear el “Real Convictorio Carolino”. El conjunto de la edificación, que tiene forma de U en torno al claustro, lo constituyen la iglesia, el colegio y la residencia. La primera se halla separada de la residencia por una gran sacristía de planta rectangular.
Propulsor: Doña Margarita de Austria, esposa del Rey Felipe III, fue la que promovió esta construcción. La misma con motivo de su primer parto, estableció en su testamento, otorgado en 1601, la creación de un colegio que formara a los jesuitas para combatir el luteranismo en Europa, y evitar su propagación en las tierras españolas en América.
Estilo: Barroco, obra especialmente destacada de este estilo arquitectónico, no solo considerada así en España sino en Europa. En toda ella domina la piedra de Villamayor, excepto en la cubierta de la cúpula del crucero de la iglesia, que es de cobre y que vino a sustituir a la anterior que era de plomo.
La Iglesia, consta de una gran nave, un crucero, y dos naves más, una en cada lateral, en las que se hallan adosadas diferentes capillas. El templo se corresponde con la clásica planta de estilo jesuítico, derivada de la Iglesia Romana del “Gesu”.
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En el destacan las tribunas sobre las capillas laterales, así como el orden gigante de sus pilastras dóricas. Acorde con el templo se encuentra el retablo mayor, considerado como obra clave del arte castellano, trabajo que pertenece a Juan Rodríguez y Juan Peti, teniendo gran semejanza con el retablo de la Iglesia de San Esteban. En las dependencias anexas se encuentra una valiosa escultura que representa a Jesús Flagelado, obra de Luís Salvador Carmona, al igual que interesantes pinturas de Matthys Muson, Pedro Aguilar y Sebastián Conca. En el exterior es de un inusitado interés contemplar las dos torres de planta octogonal y la espadaña –peineta central-, lo mismo que la fachada, en la que se encuentran estatuas de las virtudes teologales y cardinales, relieve del Espíritu Santo, y esculturas representando La Asunción, y a Felipe III y Margarita de Austria, así como a San Ignacio. También se pueden ver distintas alusiones religiosas y al real mecenazgo.
El Claustro en torno al que gira la construcción, merece una especial atención. El mismo conocido como “Patio de los Estudios”, lo inició el maestro catedralicio Juan de Setién Güemes y lo concluyó Andrés García de Quiñones. Está compuesto de tres pisos, uno completamente diáfano y dos con balcones. Todo él se adorna con abundancia de bocelones, óculos y sartas de frutos, además de un impresionante conjunto de columnas gigantes con capiteles compuestos, culminando el último piso con prismáticos machones. Destaca en el ala norte, la escalera de honor, ejemplo de la arquitectura histórica salmantina, la misma es de gran monumentalidad, hallándose en ella profusión de estucos y yeserías.
Colegio, actualmente sede de la Universidad Pontificia. La extraordinaria y bellísima puerta de acceso, se trata de una obra que fue concluida por Andrés García de Quiñones. Este sería el que también realizase la decoración del Aula Magna o Paraninfo, antigua “Sala de Disputas”. En esta dependencia lograría conseguir una obra espléndida y absolutamente barroca. Se halla ornamentada con profusión de estucos y pinturas, destacando en el testero principal una composición pictórica que representa la V Sesión del Concilio de Trento, presidiendo la escena una “Gloria” de La Inmaculada semejante a la de Murillo. En el lado opuesto y de igual manera, existe otra composición pictórica que hace referencia a la “Exaltación de la Compañía de Jesús como madre de las Ciencias Sagradas”. Salamanca: Arte e Historia
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La Biblioteca es un espacio que sobresale por su abovedamiento, el mismo parece rivalizar con el del aula magna o paraninfo, allí aparecen estucos y paneles decorados con alegorías a la Iglesia, al Antiguo Testamento, la Teología, las Bellas Artes, las Ciencias y la Historia.
El Paseador, es una galería que se encuentra sobre el cuerpo de la edificación que corresponde a la Calle de Serranos. Su construcción se considera una idea original al haber sido situado en lo alto de los claustros. El mismo tiene casi cien metros de longitud y proporciona tanto el aire como el sol que los claustros no dan, permitiendo a la vez disfrutar de unas magnificas vistas, lo mismo que la contemplación minuciosa de detalles arquitectónicos del conjunto de toda la obra.
Periodo de Construcción: Las obras del conjunto de edificios, comenzaron por la iglesia, colocándose la primera piedra el 12 de noviembre de 1617. La dirección la inició el arquitecto real Juan Gómez Mora, sucediéndole a éste Pedro Mato, hermano jesuita que fallecería en 1673. Entonces fue cuando se incorporó a la dirección de la obra García de Quiñones, siendo el que con su intervención acentuaría el estilo barroco del proyecto, destacando como anteriormente se ha señalado, el Patio de Estudios, el Paraninfo y la Puerta del Colegio. Las obras se consideraron concluidas en su totalidad en 1767, disfrutando el edificio, aun sin hallarse terminado, los jesuitas desde 1665 hasta 1767, año este en el que fue ordenada por Carlos III su expulsión de España, por la supuesta participación de los mismos en el famoso Motín de Esquilache. La consagración de la iglesia tuvo lugar el 13 de febrero de 1665. La actividad constructiva, cuando faltaba por hacer el claustro de la comunidad, el de los estudios y el pabellón de poniente, se vio interrumpida en 1665 no reanudándose hasta 1767.
Contexto histórico-político: Con la defenestración de Praga el 23 de mayo de 1618, comienza la Guerra de los Treinta Años, y el 4 de octubre del mismo año Felipe III, despide al valido Duque de Lerma, el cual aquel año, el 22 de marzo, había recibido el capelo cardenalicio, lo que impedía exigirle cualquier tipo de responsabilidad. Al mismo le sucedería en el puesto su hijo, el Duque de Uceda. Felipe III muere el 31 de marzo de 1621, ocupando el trono su hijo Felipe IV, quien entonces contaba con dieciséis años. El Conde Duque de Olivares, como Privado Real, ocuparía el puesto de valido. En 1625 se produce el fracaso de un ataque inglés a Cádiz, y el 5 de junio del año siguiente, en la guerra que se mantiene en los Países Bajos, tiene lugar la Rendición de Breda.
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Luís Méndez de Haro, es nombrado valido del rey el 24 de enero de 1643, sustituyendo al Conde Duque de Olivares, quien se había significado continuamente por impulsar las continuas guerras en el exterior y el mantenimiento de permanentes confrontaciones en el interior. En 1647 se produce la bancarrota de la Hacienda Española, y el 7 de Octubre de 1649, Felipe IV contrae matrimonio con Mariana de Austria. Diez años después, el 17 de noviembre de 1659, tiene lugar el Tratado de los Pirineos, por medio del cual se puso fin a más de dos décadas de constantes hostilidades con Francia, a quien a la vez además de otras plazas, se ceden los condados catalanes del Rosellón y Cerdaña. Felipe IV muere el 17 de septiembre de 1665, sucediéndole su hijo Carlos II, conocido como “El Hechizado”. El mismo que contaba con tan solo cuatro años, y que siempre tendría una naturaleza débil y enfermiza, siendo el fruto tardío de la unión casi incestuosa de su padre con su sobrina Mariana de Austria, originó que esta, asesorada por una Junta de Gobierno, actuara de regente hasta que el rey cumpliera catorce años. La misma en enero de 1666, consiguió que su confesor, el jesuita austriaco, Padre Nithard, alcanzara el valimiento otorgado por ella, siendo asimismo nombrado Inquisidor General, Consejero de Estado, y miembro de la Junta de Gobierno. Mediante el Tratado de Madrid, el 23 de febrero de 1668, España reconoce la independencia de Portugal, y el 4 de junio del siguiente año, Juan José de Austria, quien había adquirido un importante prestigio militar en distintas guerras, y que era hijo de Felipe IV, fruto de las relaciones que éste tuvo con la comediante Antonia Calderón, exigió y consiguió la expulsión del Padre Nithard, y ser a la vez nombrado virrey de Aragón. En octubre de 1673, España declara la guerra a Francia, la que daría lugar en julio de 1675 al Sitio de Gerona. Fernando de Valenzuela es nombrado primer ministro el 22 de septiembre de 1676, cargo que ocupa durante tres meses, pues el 25 de diciembre huiría al Escorial, después de haber estado influyendo en la reina regente desde el año 1669. El 23 de enero de 1677 es nombrado primer ministro Juan José de Austria. Carlos II, el 19 de noviembre de 1679, contrae matrimonio con Mª Luisa de Orleans, y el 22 de febrero del año siguiente, nombra primer ministro a el Duque de Medinaceli, que sustituiría a Juan José de Austria, quien había fallecido el 17 de septiembre de 1679. El 2 de junio de 1685 el Conde de Oropesa ocupa el cargo de primer ministro, y ya en 1689 el 27 de agosto, Carlos II se une en matrimonio a Mariana de Neoburgo, la cual hasta su fallecimiento el 16 de mayo de 1696, tendría una extraordinaria influencia en el rey. Ante el asedio de las tropas francesas, el 10 de agosto de 1697, tiene lugar la capitulación de Barcelona. Tres años después, el 1 de Noviembre de 1700, muere Carlos II, quien desde hacía dos años venía pidiendo al Inquisidor General, que se ocupara de los hechizos de los que entendía que era objeto. Como el mismo no había dejado descendencia, en su testamento se manifestó a favor de Felipe de Salamanca: Arte e Historia
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Anjou, quien era nieto de Luís XIV, con quien precisamente había estado en guerra desde el inicio de su reinado por su política imperialista. El 8 de mayo de 1701, es proclamado rey de España, Felipe de Anjou, como Felipe V, con el cual se inicia la dinastía borbónica y se pone fin a la dinastía de los austrias. Desencadenada por el testamento del fallecido Carlos II, entre los años 1700 y 1715, tiene lugar la Guerra de Sucesión, en la que se implican distintas potencias europeas, ya que se desafía el trono a Felipe V, en beneficio del Archiduque Carlos, quien pertenecía a la Casa de los Habsburgo Germánicos, y era hijo del Emperador Leopoldo I. Esta guerra finalmente concluiría de manera fundamental con el Tratado de Utrecht, cuyas negociaciones dieron comienzo el 29 de enero de 1712. Entre los años 1719 y 1721, se mantiene una nueva guerra contra Francia e Inglaterra, en la cual los primeros invadirían Guipúzcoa y los segundos Vigo. El 10 de enero de 1724, se produce el hecho de la abdicación de Felipe V en su hijo Luís I, quien al morir de viruelas en agosto de aquel mismo año, obliga a su padre a ocupar de nuevo el trono hasta su fallecimiento el 9 de julio de 1746. Fernando VI único hijo superviviente de Felipe V y María Luisa de Orleans, es proclamado rey al día siguiente del fallecimiento de su padre. El 11 de enero de 1753 tiene lugar la firma del Concordato con la Santa Sede, de la que los borbones se habían distanciado bastante con motivo de la Guerra de Sucesión. Aquejado los últimos años de su vida de depresión neurótica, que a partir de la muerte en 1758, de su esposa, Bárbara de Braganza, degeneró en locura, el 10 de agosto de 1759 muere Fernando VI. Así el 10 de septiembre de este año, es proclamado rey Carlos III, quien era su hermanastro, al ser el mismo hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio. Este sería un rey absolutista, caracterizándose su reinado por lo que se denominaría como el “Despotismo Ilustrado”, siendo este monarca considerado como “El mejor alcalde de Madrid”. El 23 de marzo de 1766, se produce el famoso Motín de Esquilache, el cual dio lugar a la pragmática sanción el 27 de febrero del siguiente año, por la cual se expulsaría a los jesuitas de España y de todas sus posesiones.
Curiosidades: El conjunto de la edificación ocupa 7000 metros cuadrados, y la cúpula de la iglesia de más de 50 m. de altura, voltea sobre el crucero, siendo de más envergadura de la que en un principio fue proyectada. De esta cúpula a pesar de destacar artísticamente, siempre fue cuestionada su seguridad arquitectónica. La fachada que la Residencia ofrece a la Calle de Serranos, se asemeja a los muros de El Escorial. Es necesario resaltar que se ha comprobado que solo se trata de una leyenda, cuando se dice que los jesuitas al inicio de la construcción, pretendieron derribar la Casa de las Conchas adquiriéndola para su proyecto, y ofreciendo pagar por la misma una onza de oro por cada concha.
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En la iglesia llama la atención la zona del coro alto, motivado por la sensación de provisionalidad, y es que ciertamente esta obra que data de 1911, la motivó el poder hallar un espacio para ubicar el órgano, ya que las iglesias de la Compañía de Jesús carecen de coro, puesto que sus constituciones no contemplan el rezo comunitario. Tras la reiteradamente comentada expulsión de los jesuitas, y ocupar la edificación la Real Clerecía de San Marcos, se intentaron realizar diferentes sustituciones de símbolos e inscripciones, trabajos excesivamente desafortunados cuyas secuelas aun hoy día se pueden apreciar. Finalmente se puede decir que la perspectiva más interesante del conjunto de la edificación, la ofrece la parte posterior del mismo contemplada desde Fonseca. Sin embargo la panorámica que se observa del mismo y que incluye las torres del Palacio de Monterrey y la cúpula de las Agustinas, es tan extraordinaria, que fue su contemplación la que inspiraría a Miguel de Unamuno, el canto al “Alto Soto de Torres”. Ángulos de gran belleza son asimismo los que pueden igualmente apreciarse desde la Calle Palominos o desde la segunda planta del patio de la Casa de las Conchas.
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Obra: Construcción de carácter civil y uso público, tratándose de un claro ejemplo de plaza monumental porticada.
Propulsor: El Corregidor de Salamanca, Rodrigo Caballero y Llanes, quien el 7 de julio de 1728 solicita autorización para llevar a cabo su construcción al rey Felipe V. Este la concedería seis meses después, el 12 de enero de 1729, reconociendo a la vez que el proyecto es deficiente, y que para él se trata de “un pedazo de campo en lugar de una plaza”. Los fondos para llevar a cabo la obra fueron aportados por la propia ciudad así como por el Corregidor.
Estilo: Barroco, mal llamado churrigueresco, inspirado en el barroco francés, empeñado en exaltar el poder de la monarquía.
Periodo de Construcción: Esta comenzó el 9 de abril de 1729, iniciándose por el Pabellón Real, dónde intervino Alberto Churriguera. El del Ayuntamiento sería obra de Andrés García de Quiñones, realizándolo en 1749. La obra se concluiría en 1755 con la ejecución del tramo que va desde el Ayuntamiento a las Escaleras de Pinto.
Contexto histórico-político: Desde 1700 reina en España Felipe V, con el que se dio inicio a la dinastía de los borbones, relevando a la de los austrias. El 6 de marzo de 1728, mediante la Convención del Pardo, se pone fin a la guerra que se venía manteniendo con Inglaterra. Salamanca: Arte e Historia
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Comoquiera que Felipe V había muerto el 9 de julio de 1746, el año 1755, en que fue finalizada la construcción de La Plaza, reinaba en España Fernando VI, el cual sin dejar descendencia moriría el 10 de agosto de 1759.
La construcción es de tres plantas más el bajo, exceptuando la Casa Consistorial que cuenta con dos pisos. Aunque el conjunto pueda aparentarlo, no es un cuadrado perfecto sino trapezoidal. Su superficie es de 6.400 m2., y consta de 88 arcos, 112 farolas, 57 medallones, y 247 balcones. El Pabellón del Ayuntamiento mide 82,60 m., el conocido como de Pretineros, llamado así por ser donde se asentaban los trabajadores que hacían cinturones de piel o artículos similares, 81,80 m., el Real 80,60 m., y el de San Martín 75,60 m.
Las cuatro esculturas que se alzan en lo alto del Ayuntamiento, representan a la Astronomía, la Agricultura, la Industria, y el Comercio. La primera iluminación eléctrica data del año 1904. Las dos torres que aparecen en la maqueta del proyecto, a sendos lados de la Casa Consistorial, no se llevaron a cabo, por entender que la estructura no soportaría su peso, sirviendo sin embargo las mismas, de referencia arquitectónica en la construcción de la Clerecía.
Curiosidades: La función de la plaza en un principio, fue la de mercado, albergando también festejos taurinos, y utilizándose en distintas ocasiones como lugar de castigo para quienes originaban episodios violentos o de bandolerismo.
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A MPPOOR RA AN AR RTTEE CCOON NTTEEM NEEOO Las muestras arquitectónicas de este periodo son muy pocas, así como de escasa calidad. Esto fue motivado a que tanto la iglesia como la nobleza pierdan su importante condición de mecenas, originado por la merma de sus disponibilidades económicas, a lo que también se unió la escasa sensibilidad que comienzan a mostrar los artistas por el tratamiento del arte religioso.
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De estilo neogótico inspirado en la Catedral Vieja, este templo artísticamente hay que contemplarlo e inscribirlo dentro de la corriente ecléctica y revivalista de finales del S. XIX y comienzos del S. XX. Esta iglesia se construye en el solar que quedó al desaparecer la iglesia de San Mateo. Su construcción la promovió el Obispo Cámara, en memoria del patrón de la ciudad. La primera piedra se puso el 1º de marzo de 1891, realizándose la consagración del templo el 12 de octubre de 1896. El primer director de la obra fue Joaquín de Vargas, interviniendo más tarde el bilbaíno Basterra. Los dos grandes relieves fundidos que se encuentran en la fachada de la iglesia, son obra de Aniceto Marinas, los cuales representan los dos milagros atribuidos al patrono de Salamanca, los conocidos como del “Pozo Amarillo”, y de la “Pacificación de los Bandos”.
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Tipo: Mercado que vino a ocupar la denominada Plaza de la Verdura, espacio abierto y contiguo a la Plaza Mayor, que concretamente se hallaba al naciente de ésta. Allí hasta entonces se venían instalando los puestos de venta al aire libre.
Estilo: Comprendido dentro del eclecticismo, desde su punto de partida, evoca el clasicismo, a lo que de manera especial contribuye el esquema del arco de triunfo romano, así como la organización tripartita de sus diferentes entradas. El clasicismo que en su vertiente racionalista se detecta, obedece a las exigencias funcionales Salamanca: Arte e Historia
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que planteaba la utilización del hierro, que comenzaba a aplicarse en las nuevas tecnologías que entonces empezaban a aflorar.
En el conjunto del edificio destaca la percepción visual de una estructura adintelada, lo mismo que su marcada horizontalidad. Su planta de 40 x 44 metros, casi cuadrada, se retranquea levemente, creando un sutil de juegos de volúmenes, con los tenues cuerpos salientes de las esquinas y puertas de las fachadas. El exterior está organizado a partir de un zócalo de granito, éste sirve de asiento a un cuerpo de ladrillos, que en la esquinas llega a alcanzar toda la altura de la edificación. Este cuerpo de ladrillos a su vez da paso a las amplias arcadas de fundición que con cierres acristalados rodean la construcción, en su parte más alta. Esta configuración facilita a la obra tanto su iluminación como su ventilación, hallándose el edificio culminado por una cubierta que adquiere la forma de paraguas, la cual está compuesta por vigas de celosía.
Construcción: Como consecuencia del debate, que ya en el S. XVIII, abrió La Ilustración relativo a la higiene de las ciudades, y que se intensificó en el siguiente siglo, las corporaciones locales comenzaron a adoptar decisiones encaminadas para actualizar los espacios públicos urbanos. De esta forma se iniciaron estudios, y se confeccionaron programas adaptados y coherentes, para atender a las necesidades que comenzaban a demandarse. Así fue como el Ayuntamiento de Salamanca acordó levantar el Mercado Central, con cuyo fin el arquitecto municipal, Pedro Vidal, en 1898, realizó el consiguiente proyecto. Para su realización le sirvió de referencia, en función de distintos viajes que al respecto hizo, los mercados de La Cebada y de Los Mostenses, que en Madrid se habían levantado en 1870 y 1875 respectivamente. Estos habían sido obra de Mariano Calvo Pereira, quien para su realización tuvo como modelo el desaparecido mercado de “Les Hallles”, de París. La obra al final, en virtud de diferentes causas, se llevó a cabo siendo dirigida por el arquitecto Joaquín de Vargas, y atendiendo asimismo a un proyecto suyo. La responsabilidad de la construcción, correspondió al empresario salmantino, Salamanca: Arte e Historia
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Santiago Flores. De la estructura de hierro, se encargó la empresa madrileña, Sociedad Española de Construcciones Metálicas. Por problemas presupuestarios, la obra se demoró en exceso, llegándose por previa declaración de ruina, y para poder realizar su alineamiento, a derribar en 1905, los portales del Pan, los comprendidos en las calles Pozo Amarillo y San Julián. También al retraso de la ejecución de la obra contribuyeron distintos inconvenientes urbanísticos. Finalmente pudo inaugurarse en 1909.
Curiosidades: Este mercado está considerado, como el mejor realizado en su época en Castilla y León. El mismo, nadie duda, que queda perfectamente enclavado de forma extraordinariamente natural en una ciudad tan compleja. De su arquitectura es llamativo que huya de la que se conoce como Medievalista Cristiana, no apareciendo en su configuración aspecto alguno que la pueda relacionar con la Basilical, como así sucede con las obras similares de entonces, como muy bien pueden ser las que de igual índole se hicieron en Palencia y Zamora.
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Tipo: Casa o Villa Urbana. Estilo: Modernista, quedando reflejado de una manera contundente en la fachada norte. En ésta, el arquitecto Joaquín de Vargas, con la determinación de su diseño, unido a los detalles de las verjas que allí se encuentran, las cuales contienen la significativa y expresiva curva llamada de látigo, y complementado con la espectacular puerta, consigue que en todo este conjunto, se detecte de manera extraordinaria, la influencia del Art Nouveau. Este estilo, comprendido en la tendencia modernista, se correspondía al que entonces se identificaba con las nuevas corrientes artísticas europeas.
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La fachada sur, a modo de gran mirador sobre el río, se alza sobre un jardín realizado en terrazas, al que da paso un muro de contención. En el jardín destaca una gran escalinata de acceso, cuyo desdoblamiento se obtiene con tiros opuestos. También en él, sobresale la existencia de una gruta central de rocalla con cascada. La vivienda se asienta sobre un escarpe rocoso, que en su día, muy bien pudo formar parte de la muralla de la ciudad. El edificio se eleva con una gran estructura de hierro, sirviendo de soporte a ésta, un importante basamento de sillares de piedra arenisca. La fachada sur de la construcción, alberga una magnífica galería, siendo la misma especialmente liviana y elegante. Este elemento fue una obra realizada por la empresa local, Moneo Hijo y Cía. La espléndida galería a la que anteriormente se hace referencia, es metálica y acristalada, compuesta de dos alturas, con un pórtico central adintelado. En los antepechos de la parte inferior de la misma, se pueden contemplar azulejos de extraordinaria belleza y colorido, trabajo éste que fue realizado por Daniel de Zuloaga. El interior de la villa se halla articulado en torno a un sorprendente patio central, comprendido por dos pisos de galerías adinteladas, las cuales descansan en finas columnas, casi todo ello hecho en hierro fundido. En el piso o galería inferior, sobresalen tanto en las puertas como en los frisos corridos, los estucos ornamentales, de marcado carácter modernista. En la parte superior llama la atención el diseño de los diferentes herrajes, los mismos contienen la figura de la flor de lis, algo con lo que indudablemente se pretendió hacer referencia al apellido del propietario de la casa. El patio que comentamos, en su origen se hallaba abierto, simulando un patio andaluz, en la actualidad se halla cerrado, cubierto con una vidriera emplomada que simboliza el firmamento. Esta se realizó en 1995 con vidrios tipo Tiffany, por Juan Villaplana, atendiendo al diseño de Manuel Andrade, algo con lo que el edificio ha adquirido un fantástico cromatismo, aspecto del que hasta entonces había carecido.
Construcción: La construcción comenzó al inicio del S. XX, concluyendo los últimos años de la primera decena del mismo siglo. Su propulsor fue el industrial salmantino del curtido, Miguel de Lis. Este era un apasionado de las nuevas corrientes artísticas europeas, que a su vez, mantenía una excelente relación con el arquitecto Joaquín de Vargas.
Curiosidades: El propulsor y propietario de la Casa Lis, apenas pudo disfrutar de ella, pues falleció en 1909. La misma sería después habitada a lo largo de tres décadas, por la familia del Rector Esperabé. Posteriormente, el edificio fue objeto de un largo periodo de abandono, llegando incluso a estar a punto de desaparecer. Adquirido finalmente por el Ayuntamiento de la ciudad, desde 1995, tras ser rehabilitada, hoy acoge el importante Museo Art Nouveau, y Art Déco. Salamanca: Arte e Historia
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Contexto histórico-político (1891-1909): En el año 1891, habiendo muerto Alfonso XII el 25 de Noviembre de 1885, España se halla bajo la regencia de su viuda, Mª Cristina de Habsburgo, como consecuencia de la minoría de edad del heredero Alfonso XIII, quien había nacido el 17 de Mayo de 1886, seis meses después del fallecimiento de su padre. Dentro de la constante alternancia de los gobiernos liberales y conservadores, en 1892, gobiernan los liberales, al frente de los que se encuentra Sagasta, quien había sustituido al conservador Cánovas, que gobernaba desde el mes de Julio de 1890. La guerra de la independencia de Cuba, da comienzo en 1895, año en el que en les mes de marzo, de nuevo Cánovas presidía el gobierno. Al año siguiente, a la vez que tiene lugar la rebelión de Filipinas, los norteamericanos empiezan a mostrar su interés por la situación en Cuba. El conservador Cánovas es asesinado el 8 de Agosto de 1897, haciéndose cargo del gobierno Marcelo Azcárraga. El 4 de octubre de aquel año, vuelve un nuevo gobierno liberal presidido por Sagasta. Después de intentar, en el mes de Febrero de 1898, comprar los norteamericanos la Isla de Cuba, el 25 de abril del mismo año, estos declaran la guerra a España. El 16 de Julio, casi tres meses más tarde, se produce la capitulación de Santiago de Cuba, y al mes siguiente, el 12 de agosto, se lleva a cabo la firma del armisticio. Celebrada la conferencia de París, el 10 de octubre de este nefasto año, a los ocho días de la misma, tuvo lugar la evacuación de Puerto Rico. En España, en el año 1900, la conciencia nacional, se halla sumida en una gran desmoralización, como consecuencia del desastre del 98, el cual no se duda en atribuir a la constante irresponsabilidad con la que sucesivamente han actuado los distintos gobiernos de la Restauración. No en balde, nadie ignora, que todo ello ha traído consigo la pérdida de la vida de infinidad de españoles, la mayoría, analfabetos y desheredados, pues las clases privilegiadas no dejaban de contar con medios económicos que les permitían eximir a sus hijos del servicio a la Patria. Al alcanzar la mayoría de edad, en 1902, se inicia el reinado de Alfonso XIII. Ya en 1904, el día 3 de octubre, se establece el acuerdo hispano-francés de reparto de Marruecos. Este mismo año, se origina un rebrote del terrorismo que lleva a cabo, en diferentes lugares de España, parte del proletariado, contra la burguesía. El día 31 de mayo de 1906, tuvo lugar la celebración del matrimonio de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, acontecimiento durante el cual se produjo un atentado contra la pareja real. Tres años después, en 1909, tuvo lugar la conocida como semana trágica de Barcelona, comprendida entres los días 26 y 31 de julio de aquel año. El día 11 de ése mismo mes y año, se ordenó la movilización de los reservistas, para su destino a los enfrentamientos con Marruecos. Aquí, a los quince días, concretamente el 27 de julio, se produjo el desastre del Barranco del Lobo (Melilla), Salamanca: Arte e Historia
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que costó la vida de innumerables soldados españoles, incluido el general y los oficiales que los mandaban, sobreviviendo como único jefe del regimiento, el capellán, que fue el que se puso al frente de los supervivientes. El suceso anteriormente consignado, produjo una impresión tristísima, ya que la guerra de Marruecos era ciertamente impopular en muy diferentes niveles de la opinión pública. Así fue como en una reunión del Partido Socialista, celebrada el 11 de Julio de 1909, su dirigente, Pablo Iglesias, declarara que los enemigos del pueblo español no eran los marroquíes, sino el Gobierno, debiendo ser a éste al que había que combatir con todos los medios.
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G xppr reessiioon rm Glloossa ar riioo d dee eex neess YY ttéér miin nooss a ar rttííssttiiccooss Las expresiones y términos que figuran en el glosario aparecen en cursiva a lo largo del trabajo
Alfiz: Elemento decorativo característico de la arquitectura musulmana, destinado a enmarcar un arco. Consta de tres molduras, una horizontal y dos verticales.
Almizate de artesones: Se denomina así al punto central del harneruelo, elemento éste, que a su vez, corresponde al paño horizontal que forma el centro de la mayor parte de los techos de madera labrada.
Angrelado: Arco cuyo intradós cuenta con adornos arquitectónicos, y los mismos, su remate es en forma de picos o dientes menudos.
Arbotante: Elemento constructivo fundamental de la arquitectura gótica. Se trata del segmento de un arco que sobrevuela el tejado de la nave lateral, y que a su vez transmite el empuje lateral de la bóveda. También sirve como un componente más, de los medios que logran conducir el agua para que ésta llegue a la gárgola.
Arco carpanel: Arco parecido al rebajado, pero que es trazado generalmente a partir de tres centros.
Arco conopial: Es un arco muy utilizado en el gótico flamígero, tiene forma de quilla de barco pero invertida, y cuenta con cuatro centros, dos interiores y dos exteriores.
Arco escarzano: Corresponde a un arco rebajado, cuyo ángulo es de 60º. Arco fajón: En el estilo románico es el perpiaño, es el arco que corta la bóveda en sentido transversal a su eje.
Arco mixtilíneo: Es el que está formado por líneas mixtas, rectas o curvas. Arco túmido: Este arco es el denominado de herradura apuntado. Arcosolio: Se trata del arco que cubría el sepulcro de un mártir, elemento habitual en las catacumbas cristianas.
Armadura de par y nudillo: Cuando el madero en que se afirman los pares, y que forma el lomo de la armadura (parhilera), para buscar mejor refuerzo y evitar el pandeo de los pares, se coloca entre cada dos de ellos, una viga horizontal a dos tercios de su altura, y a ésta se la llama nudillo.
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Arquivoltas: Conjunto de arcos abocinados que componen una portada, y que para evitar que estéticamente pudiera parecer un túnel, tanto en portadas románicas como góticas, se decoran de forma muy variada.
Arrocabe: Estribo que con función de contrafuerte, está destinado a contrarrestar el excesivo empuje que pueda sufrir una pared. En algunas construcciones puede considerarse un adorno a manera de friso.
Billetes: Decoración que presenta el aspecto de un ajedrezado, compuesto de escaques rectangulares, en relieve, sobre un fondo hueco.
Bóveda de arista: Habitual del románico, la origina el cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón. En su planta las aristas forman la cruz de S. Andrés.
Bóveda de combados: Es la que su estructura, compuesta de bóvedas estrelladas, contienen las mismas, nervios curvos.
Bóveda de cuarto de esfera: Es también conocida como bóveda de cascarón o de horno. Es la que su forma es equivalente a un cuarto de esfera, y que generalmente es utilizada para cubrir el espacio de un ábside semicircular.
Bóveda de cañón: En ocasiones se puede asimismo denominar de medio cañón. Es la bóveda que produce el desplazamiento de un arco de medio punto a lo largo de un eje longitudinal.
Cabecera ochavada: Entendiendo que la cabecera es el testero o parte en la que en una iglesia se halla el altar principal, el término ochavada se emplea, cuando ésa cabecera tiene ocho ángulos iguales y a su vez su entorno cuenta con ocho lados.
Canecillos: Consisten en las repisas en que se apoyan los salientes de una cornisa o tejado. También son conocidos como modillones. En el románico es muy habitual que se encuentren con formas decorativas muy diversas.
Capitel de orden toscano: El capitel es un remate ornamentado del fuste tanto de una columna como de una pilastra, o de un pilar. El de orden toscano, conocido también de orden dórico romano, consta de equino y ábaco cuadrado, no siendo el perfil del equino tan amplio y potente como el correspondiente al dórico griego, y el ábaco a su vez sobresale menos.
Cardinas: Motivo ornamental utilizado en capiteles y arquivoltas de estilo gótico. Consiste en la representación de hojas de cardo.
Cimborrio: Construcción elevada sobre el crucero de una iglesia. Habitualmente tiene forma de torre de planta cuadrada u octagonal, encontrándose rematada con un chapitel (aguja o flecha).
Clave pinjante: La clave en un arco es la bóveda central, y en una bóveda la pieza que ocupa igualmente el centro. El término pinjante se aplica cuando uno de los mencionados elementos ostenta algún tipo de adorno. Salamanca: Arte e Historia
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Columna salomónica: Es la utilizada en el estilo barroco, caracterizada por su desarrollo helicoidal.
Columna acodillada: La que se encuentra adosada adherida al ángulo de un muro, y a su vez al codillo de un pilar.
Contrafuerte: Conocido también como estribo o machón, es característico del románico y del gótico. Corresponde a una construcción adosada al muro a la manera de una pilastra, siendo su fin, reforzarlo y al mismo tiempo contrarrestar los empujes de las bóvedas.
Enjarje: Es el enlace de varios nervios de una bóveda en el punto de arranque. Estípite: Pilastra en forma de pirámide truncada e invertida, que puede tener funciones de soporte. Habitualmente se superponen unos a otros cuando son empleados en retablos o portadas barrocas.
Gablete: Frontón ornamental muy puntiagudo, generalmente calado y coronado por un festón. Se puede contemplar situado en los edificios góticos, como remate de ventanales o arquivoltas.
Garitón: Construcción correspondiente a la arquitectura militar. Es una torrecilla para la vigilancia de la guardia.
Grutesco: Ornamentación propia del renacimiento, y muy característica del plateresco español. Puede ser escultórica o pictórica, componiéndola seres fantásticos humanos, vegetales, y animales, completamente entrelazados formando un todo.
Husillo: Escalera de caracol que discurre por alma o macho (muro o pilar). Imposta: Moldura de separación entre el arco y la parte recta de un vano. También se denomina así, el saledizo que acusa en el exterior de un edificio la separación correspondiente a los diferentes pisos del interior.
Jamba: Elemento arquitectónico vertical, que sin ser una columna, sostiene el arco o el dintel de un vano.
Mainel: Igual que la jamba, es un elemento arquitectónico vertical, y su finalidad es dividir tanto la luz como el hueco de un vano en dos partes o más. Es denominado también como parteluz.
Ménsula: Apoyo en saledizo que sirve para sostener una escultura, un balcón, una cornisa, etc. Este elemento en el barroco fundamentalmente tiene una aplicación meramente decorativa.
Metopa: Es un elemento que se encuentra en los frisos clásicos, que teniendo forma cuadrada o rectangular, se sitúa entre los triglifos, hallándose decorado con relieves.
Ojiva: Arco formado por dos segmentos de arco de igual radio, los cuales se cortan en ángulo agudo, no pudiéndose considerar por ello sinónimo de arco apuntado. Es Salamanca: Arte e Historia
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un arco tendido diagonalmente bajo una bóveda con objeto de reforzar a la misma. La armadura organizada por dos arcos de ojiva que se cruzan, se llama bóveda de ojivas o de crucería, elemento esencial de la arquitectura gótica.
Pilar fasciculado: Entendiéndose como pilar, un pie derecho, que normalmente carece de sección poligonal, y que suele tener mayor robustez que una columna, el denominado fasciculado, está formado por un haz de baquetones (molduras redondas), que se hallan adosadas a él. Se trata de un elemento característico del gótico.
Pináculo: En general es un remate puntiagudo. En la arquitectura gótica consiste en una torrecilla de forma piramidal puntiaguda. A la vez que tiene un cometido estético, lo tiene estructural, al servir de contrapeso al empuje del arbotante.
Plemento: Es cada uno de los paños constituidos con sillares de piedra, los cuales se hallan entre los nervios, en una bóveda de crucería.
Retablo tetrástilo: Siendo el retablo una obra de escultura o pintura, o mixta, que cubre el muro situado detrás del altar, pudiendo ser de madera, piedra, o metal, el retablo tetrástilo, es el que verticalmente sus calles, están divididas por cuatro columnas.
Roleos: Decoración a base de motivos enrollados, de volutas que se enrollan sobre sí mismas, de cilindros de origen espiral, etc.
Salmer: Cada una de las primeras dovelas (piedras que constituyen un arco), que inician el arranque de un arco, o sobre la que descarga una bóveda.
Sillería: Obra hecha con sillares bien labrados y aparejados, con juntas finas. Esta denominación también la puede ostentar, el conjunto de asientos de un coro o salón de sesiones, que están construidos con un mismo estilo o criterio artístico.
Tajamar: Parte que se adiciona a las pilas de los puentes, aguas arriba y aguas abajo, en forma curva o angular, de manera que pueda cortar el agua de la corriente y repartirla con igualdad por ambos lados de aquellas.
Testero: Se denomina así a la pared de una edificación, que se encuentra opuesta a la entrada principal, en un templo adquiere el nombre de cabecera.
Tímpano: En el arte clásico es el espacio interior de un frontón. En el románico y el gótico, es el espacio que se halla delimitado por el dintel y la primera arquivolta. En un gablete corresponde a la superficie delimitada por el ángulo del mismo.
Tramo presbiteral: Espacio que separa el que se halla en torno al altar mayor del resto de la nave central del templo, suele estar ocupado por gradas o un cancel reservado al clero.
Triglifo: Elemento arquitectónico compuesto con tres acanaladuras verticales, que se alterna en el friso de orden dórico, con la metopas.
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Venera: Concha semicircular de dos valvas, una plana y otra convexa, con dos salientes triangulares laterales, y catorce estrías bien acusadas. Esta clase de elemento origina que se llame bóveda avenerada, la que siendo de cuarto de esfera, adopta la forma de venera. El mismo también puede verse como motivo ornamental en las pechinas, o en un contrafuerte.
Viñolesco: Es el estilo que precedió y anunció el arte barroco. Se identifica como el estilo arquitectónico de la Contra-Reforma. El mismo dentro de su manifiesta severidad y austeridad, conserva tanto la grandeza como la monumentalidad. Los templos que se identifican con éste estilo, son de nave única, cúpula central, y fachada dividida en dos cuerpos, concurriendo en ésta una sobria decoración a base de pilastras y columnas.
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Mi Salamanca Alto soto de torres que al ponerse tras las encinas que el celaje esmaltan dora a los rayos de su lumbre el padre Sol de Castilla; bosque de piedras que arrancó la historia a las entrañas de la tierra madre, remanso de quietud, yo te bendigo, ¡mi Salamanca! Miras a un lado, allende el Tormes lento, de las encinas el follaje pardo cual el follaje de tu piedra, inmoble, denso y perenne. Y de otro lado, por la calva Armuña, ondea el trigo, cual tu piedra, de oro, y entre los surcos al morir la tarde duerme el sosiego. Duerme el sosiego, la esperanza duerme de otras cosechas y otras dulces tardes, las horas al correr sobre la tierra dejan su rastro. Al pie de tus sillares, Salamanca, de las cosechas del pensar tranquilo que año tras año maduró en tus aulas, duerme el recuerdo. Duerme el recuerdo, la esperanza duerme y es tranquilo curso de tu vida como el crecer de las encinas, lento, lento y seguro. De entre tus piedras seculares, tumba de remembranzas del ayer glorioso, de entre tus piedras recojió mi espíritu fe, paz y fuerza. En este patio que se cierra al mundo y con ruinosa crestería borda limpio celaje, al pie de la fachada que de plateros ostenta filigranas en la piedra, en este austero patio, cuando cede el vocerío estudiantil, susurra voz de recuerdos. Salamanca: Arte e Historia
En silencio fray Luis quédase solo meditando de Job los infortunios, o paladeando en oración los dulces nombres de Cristo. Nombres de paz y amor con que en la lucha buscó conforte, y arrogante luego a la brega volvióse amor cantando, paz y reposo. La apacibilidad de tu vivienda gustó, andariego soñador, Cervantes, la voluntad le enhechizaste y quiso volver a verte. Volver a verte en el reposo quieta, soñar contigo el sueño de la vida, soñar la vida que perdura siempre sin morir nunca. Sueño de no morir es el que infundes a los que beben de tu dulce calma, sueño de no morir ese que dicen culto a la muerte. En mi florezcan cual en ti, robustas, en flor perduradora las entrañas y en ellas talle con seguro toque visión del pueblo. 107
Levántense cual torres clamorosas mis pensamientos en robusta fábrica y asiéntese en mi patria para siempre la mi Quimera. Pedernoso cual tú sea mi nombre de los tiempos la roña resistiendo, y por encima al tráfago del mundo resuene limpio. Pregona eternidad tu alma de piedra y amor de vida en tu regazo arraiga, amor de vida eterna, y a su sombra amor de amores. En tus callejas que del sol nos guardan y son cual surcos de tu campo urbano, en tus callejas duermen los amores más fugitivos. Amores que nacieron como nace en los trigales amapola ardiente para morir antes de la hoz, dejando fruto de sueño. El dejo amargo del Digesto hastioso junto a las rejas se enjugaron muchos, volviendo luego, corazón alegre, a nuevo estudio. De doctos labios recibieron ciencia mas de otros labios palpitantes, frescos, bebieron del Amor, fuente sin fondo, sabiduría. Luego en las tristes aulas del Estudio, frías y oscuras, en sus duros bancos,
aquietaron sus pechos encendidos en sed de vida. Como en los troncos vivos de los árboles de las aulas así en los muertos troncos grabó el Amor por manos juveniles su eterna empresa. Sentencias no hallaréis del Triboniano, del Peripato no veréis doctrina, ni aforismos de Hipócrates sutiles, jugo de libros. Allí Teresa, Soledad, Mercedes, Carmen, Olalla, Concha, Bianca o Pura, nombres que fueron miel para los labios, brasa en el pecho. Así bajo los ojos la divisa del amor, redentora del estudio, y cuando el maestro calla, aquellos bancos dicen amores. Oh, Salamanca, entre tus piedras de oro aprendieron a amar los estudiantes mientras los campos que te ciñen daban jugosos frutos. Del corazón en las honduras guardo tu alma robusta; cuando yo me muera guarda, dorada Salamanca mía, tú mi recuerdo. Y cuando el sol al acostarse encienda el oro secular que te recama, con tu lenguaje, de lo eterno heraldo, di tú que he sido. Miguel de Unamuno
Los contenidos de este trabajo podrán encontrarse en el blog: http://salamancartehistoria.blogspot.com junto con ampliaciones, actualizaciones y más fotos
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© Ramón García martín, 2010