E
te en Caracas. La crisis impacta más rápido y con mayor fuerza
JUlIO
en el interior. La diferencia se nota en la cotidianidad. El transporte
DOMINGO
se refleja en el tejido social. Se habla en las calles
08 premio nacional de periodismo simón bolívar 2016
n el interior del país se vive una Venezuela, diferente a la se sien-
público es un ejemplo. Pero se dan muchos más casos. La situación
Editado por la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Nicaragua / Edición 1533 / Año 5 / 2018 / @ChavezViveNews / chavezvive@embajadadevenezuela.org.ni /Teléfono: +505-22760266
LA GUERRA
IMPACTA MÁS
EN EL INTERIOR
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aracas tiene más defensas que otras partes del país. Por eso, lo que está por golpear sobre la capital, lo hace con anterioridad en otras partes. El caso del transporte es una muestra de ello. Andar por el estado Mérida es una fotografía de una crisis expuesta: Gente pidiendo cola en las carreteras, los pueblos, la ciudad, personas mayores, estudiantes a la salida del colegio. Algunas pocas veces se ve un autobús de los pequeños, característicos de Venezuela, abarrotado de personas. Sucede desde lo más arriba de la montaña hasta la zona baja, conocida como Sur del Lago, calurosa, campesina, en lucha permanente contra el latifundio. Donde hay una necesidad, emerge un negocio. Ese reflejo se ha consolidado en los
años de crisis desatada por la estrategia de guerra de desgaste, que fue descargada sobre nosotros, como se descarga un virus de laboratorio. Tiene responsables que, hasta el momento, no han pagado por ello. El cuerpo social, el tejido reaccionó de muchas maneras ante ese cuadro en permanente agudización, como desencadenantes previstos por la estrategia criminal, ¿no es acaso un crimen esconder productos de primera necesidad, alimentos, medicinas? Una de esas reacciones fue el negocio ante el desabastecimiento, aprovecharse de la desesperación generada por la falta de cosas, y que esas cosas aparezcan, cuando lo hacen, a precios que marean.
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n este caso, la necesidad es el transporte. El negocio: Transportes “públicos” inventados, que pueden ser, un carro personal tipo picop, un camión -conocido como perrera- o un bus sin cartel fuera de su línea. Se les dice transporte pirata, cobran más que los regulados y se debe pagar en efectivo. El dinero en efectivo se encuentra poco en los cajeros, y se compra hasta en un 300% en zonas de frontera, 150% en Caracas. Así es, en Venezuela se venden los billetes como mercancía. El cuadro que estalla a la vista en Mérida y en otros estados lleva tiempo instalado. En Caracas, con mayor protección por razones políticas/económicas, se manifestó de manera más progresiva y con una defensa central: El metro. Ese sistema de transporte pasó a ser vital para la movilidad caraqueña, permite amortiguar la disminución
permanente de autobuses en la ciudad, y es un ahorro debido a la decisión tomada -de hecho- de dejar de cobrar pasajes, es decir, el metro es gratis. La consecuencia negativa es que el servicio empeora a diario: Se mantiene una infraestructura que transporta más de dos millones de personas a diario, sin cobrar, y con un bloqueo internacional que dificulta las importaciones de repuestos. Otra opción sería que se vuelva a pagar: ¿Cuánto debería costar un pasaje para cubrir costos en una situación de aumento de precios hiperinflacionario? ¿Con qué efectivo pagarían las personas? Los problemas se concatenan. Hacen ruido en cada punto donde se tocan. Se le suman actos de sabotaje, como al sistema eléctrico interno. El desgaste crece.
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in metro, la ciudad ya tiene zonas de parálisis. Se parece a lo que ocurre en otros estados. Sucedió el lunes 25 de junio, en la tarde. Una falla ocasionó un “severo retraso”, afirmó la operadora. Salir a la avenida para conseguir un transporte evidenció la situación: Inmensas colas a la espera de autobuses que no llegan, gente caminando en todas las direcciones con la certeza de que es preferible una hora, o más de caminar, que esperar lo que, si llega, lo hace repleto. Camina quien puede por su destino, su condición física. ¿Cuántas horas promedio pierde -no hay ganancia alguna-, una persona entre su ida y vuelta al trabajo? ¿Cómo se mide el impacto de la batalla diaria en la subjetividad individual y de masas? Tal vez ya
sea costumbre, y haya entrado en las normalidades que se construyen en cualquier escenario. Se calcula que Caracas necesita nueve mil unidades de transporte, y están en circulación más de mil, en su gran mayoría en manos de cooperativas privadas que buscan elevar periódicamente lo precios. El sistema desarrollado en años por la revolución, también presenta fallas: Las líneas de buses estatales tienen menos unidades en circulación, y en el caso, por ejemplo, del teleférico del barrio San Agustín, ha dejado de funcionar un tramo. Desgaste, falta de repuestos, seguimiento, bloqueo de importaciones. Una multiplicación de razones, una cotidianeidad en retroceso.
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Qué debería hacerse? Una parte de las respuestas está en recientes iniciativas del Ejecutivo de dotar de nuevas unidades y rutas públicas al estado Miranda, donde fue inaugurado el TransMiranda con 105 unidades, para movilizar entre 80 y 100 mil personas diariamente. En el estado Carabobo el gobernador, con apoyo nacional, también adquirió autobuses, se calcula que unos 96, para ofrecer respuesta a la situación que vive la gente de a pie. Existen otras iniciativas, como las mesas de transporte donde participan comunas, consejos comunales, comités de usuarios, autoridades de la alcaldía, instituciones, con el objetivo de construir respuesta con las comunidades organizadas. Existen experiencias de Empresas de Propiedad Social de Transporte, pero la
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crisis también golpea ahí: El problema es centralmente el costo de los repuestos, que aumentan a precios hiperinflacionarios, marcados por el precio del dólar paralelo y la especulación de los comerciantes. ¿Cómo sostener una economía comunal en el marco de una dinámica que devora? Transportes en manos del Estado, espacios colectivos de trabajo para abordar los problemas, pensar transferencia de competencias a las comunas, repuestos subsidiados para las cooperativas privadas -como cauchos, aceite-, son algunas de las iniciativas visibles para frenar el deterioro que afecta a millones de personas. Uno de los problemas es que la mayoría de las unidades de transporte son del sector privado, sector que, en gran parte, sabotea todo lo que pueda contra el Go-
bierno y opera con lógica especulativa. Lo que había comenzado a construir el Estado en materia de transporte público en los años de revolución, no pudo enfrentar el impacto generado por la disminución del privado. A eso se sumaron errores de manejo, corrupción, lógicas importadoras que boicotearon iniciativas productivas y falta de seguimiento. Lo mismo sucedió en varios sectores de la economía. Mientras tanto, millones de personas sienten en el cuerpo, el bolsillo y la subjetividad, el impacto de esta situación que, vista en términos de guerra, es evidente: Cortar las vías de movilidad y suministro, es un elemento central de un ataque. No se debe perder de vista ese escenario del conflicto a la hora de analizar las realidades complejas en las que estamos inmersos en Venezuela.
Créditos Texto: MARCO TERUGGI Publicado en: VENEZUELA ES NOTICIA Diagramación, Diseño y Montaje: juan c. flores / Diario Chávez Vive
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