Stand Up Poetry: Wafi Salih

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El origen del instante

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Tengo de ellos cierta paciencia en las manos y algo de sabiduría y sortilegio para cuidar la vida. Agradezco mi herencia. María Elena Díaz Carmona

En la poesía de Wafi Salih el origen, la raza, los vínculos y las separaciones tiemblan en un acto de apropiación momentánea. La obsesión por lo breve, el cultivo de la frase exacta, precisa, reposada, dan cuenta de un oficio poético sin premuras, que salva su profundidad por encima de la inmediatez. Porque el decir breve no es necesariamente inmediato, mucho menos si tiene implícito un largo viaje y como resultado una cartografía y un tesoro. La angustia por el origen, el país lejano, ese lugar sin nombre del cual se desprende un relato íntimo ancestral, son cuadros que se despliegan a lo largo de su poesía: Mi casa una tienda en cualquier sitio. /Corazón de astro permanente en su abandono. Ella es la poeta viandante, nómada, que clama y se desplaza para averiguar su nombre. Ella, que viene de un lugar de “quebradas sílabas” donde el día nace y se recoge, imagina y reconstruye su comienzo. Hay en casi toda la obra de Wafi un tiempo que se agota, un éxodo, un destierro: La sangre de las cosas /sepulta en la almohada/ cielos huérfanos / ¿Qué nos falta aún por destruir? Y es un exilio no solo de la lengua, siquiera del cuerpo que hace aquí las veces de patria perdida, sino de la propia experiencia. Lo ausente, lo desvanecido, es el horizonte donde dialogan las pulsiones elementales de esta poesía. Ahí el desasosiego, el dolor y la ajenidad se convierten en simetría y en noble pregunta. Cuando no sentencia, la brevedad en la poesía de Wafi Salih es camino y momento. Su timbre denso, concentrado, irrumpe y vuelve en sí para nombrar y renombrar los espacios habitados. La poeta parece hablar en lengua extraña, hacer música de oriente, inundar el papel de óleos y perfumes como ofrenda de ars poética. Ella habla y lo hace todo justo y fértil: ha originado el instante.

Zakarías Zafra Fernández @zakariaszafra


Lail Desterrada como un fruto maduro que cae Me contiene una sombra El silencio signo de la nada me hace suya y me dispersa


Pasi贸n

Lugares agrios en el cuerpo resplandecen Abismos que palpitan la voz y los sonidos en el umbral de cada noche


Inmensidad A mi hijo Saleh Andres

Inagotable y plena me retiro en otra llama saciada en mi sangre donde rocĂŠ dos almas en un grito


Una raza gime en mi nacimiento. Vocales indefensas trazan el infortunio donde mi padre cansado de nacer, amuralla sobre el rostro la monótona humildad de las tardes enfermas. Nativa de un país mío y desconocido, sostengo la noche en la sangre con piedras en la frase más ida. Allí, el aire levanta para siempre una canción deshecha.


Mi casa una tienda en cualquier sitio. CorazĂłn de astro permanente en su abandono. En las quebradas sĂ­labas imposibles de mi nombre, dobla las ĂĄnforas de una ciudad prolongada de alas inamovibles. Memoria ensimismada de rostro suicida.


*

En la pradera el niño lleva en los ojos una mariposa Tejen los gallos y el canto de los grillos el nuevo día El amante contemplando la noche la traduce Bajo una lámpara un diminuto ratón roe las horas Muere un día el poeta lo recoge en un papel


* Las rocas son tumbas de caminos impenetrables Dios en la hoja la rama nueva y el รกrbol muerto Sombra y ave canta el silencio en cada verso Refleja el mundo esta hoja que cae sin resistencia Negra noche Igual a otras donde no estรกs


* En el rĂ­o los amantes desbordan la inmensidad El sol de hoy juega con las nubes de este poema Me detengo: contemplo las hormigas sobre mi sombra El humo del cafĂŠ calienta la madrugada del amante solo En tu rostro un temblor de lluvia deja la tarde


Ángel del domingo

Soy verdugo de mí misma El aire piedra en los abismos de un poema Este día sin alma detrás de cada puerta deja huellas de fantasma ¡Somos fruto de un desierto! aceleramos en el viento la desdicha La ternura en vigilia como las nubes desmorona su cuerpo sobre una página blanca La sangre de las cosas sepulta en la almohada cielos huérfanos ¿Qué nos falta aún por destruir?


Wafi Salih Venezolana de origen árabe. Profesora de literatura. Magíster en Literatura Latinoamericana, egresada de la Universidad de los Andes. Cuenta con 13 libros publicados, en los géneros de ensayo, poesía, dramaturgia y poesía infantil, y una veintena de textos inéditos, entre los cuales figuran dos libros de cuentos. Su obra ha sido parcialmente traducida, al árabe, al francés y al inglés. En estos momentos la ocupa un trabajo práctico - teórico sobre identidad y mito para dilucidar desde la espiritualidad, los orígenes de la venezolanidad.









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