Edición Especial: Astrid Lander

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Astrid Lander nos presenta el recorrido íntimo de aquello que vamos dejando, nos lleva de la mano con tal delicadeza y profundidad que el lector queda silente ante sus propios mundos ya andados. La poeta se pregunta, desde un ahora incierto, dónde la pomarrosa, las andanzas a cluecas, la solitaria trampa de jugar para ganarle al invisible. Son los tiempos de la infancia, del amor paterno, del amor; ese que contiene y está presente desde la lejanía, que demanda deletrearse, anunciarse desde un hogar que ya no está y que, sin embargo, permanece intacto en el recuerdo del triciclo rojo escondido en el desván. Astrid, la poeta que indaga en su propio camino para poder reinventarse, para poder percibir la felicidad de la pequeñez y llevar a cuestas lo que se ha sido y lo que se es. Astrid, la poeta, la maestra, la amiga que susurra su mirada desde el espacio de sus letras y nos acompaña en nuestro propio viaje: el de la paz prometida, el de las leguas empedradas, el del desamparo ante el desconocimiento y la equivocación. Flavia Pesci Feltri


Del Poemario: La Distancia por Dentro Astrid Lander Direcci贸n de Cultura Universidad Central de Venezuela (UCV), Caracas, 1994. Primer Premio Ram贸n Palomares,1994.


* Sentir es un deletreo hacia atrรกs hasta enmudecer.


** No se es libre desde un costado. La contemplaci贸n es corta. Es salir por la puerta de atr谩s.


*** No tan ágil. Ya no bajas corriendo las pendientes. Prefieres la piedra. Sentarte, como antes tu padre. Tu lugar no está más pequeño avejenta en tener menos musgo y sin el charco de agua mueren los papiros. La cueva no esconde conejo no es el viejo sombrero invertido de un mago. Tu lugar persiste. El escondite sorprende el milagro de la detención. Crees en su fidelidad en la escalera de tierra que se hizo con la andada. Cómo se te olvidó la pomarrosa que tus dedos calman la adormidera que teme al diablo y la cerbatana se paraliza cuando repites bendito. Se te olvidó que tu cuerpo es otro. Perdiste como en los juegos sin taima.


***** Tuve que preguntar por el olvido son tantos los inventos de recuerdos sus resonancias. Tuve que narrarme y describirme lo que no me contaron mis andanzas a cluecas las cuentas de las líneas y una solitaria trampa de jugar y ganarle al invisible. Aún así no creo Aunque las cuentas de las líneas, los puntos, la no pregunta de Perceval, la nunca pregunta. Callar es hablarte mas, nadie escucha el eco de las mentes ni se adivina.


******* Antes c贸mo eras, c贸mo quisiste. Extraes esa imagen lenta batida, de un triciclo rojo mecerse. Lo musitas para no olvidar las migas.


******** Me hablas de un ĂĄrbol grande donde veo una mancha espumante dibujo como si nunca hubiese caminado en sostenido sus salidas raĂ­ces. Pero cĂłmo vuelvo siendo otro mi laberinto, pasillos de un hotel sueco y salones de Visconti, si las bandejas y las copas en el encierro de una vitrina, si para adherirme a tu cuerpo sigo pronunciando un nombre antiguo.


**** Yo camino por los techos silbo mi respiro persigo mi intuici贸n de animal viejo. Me sigo riendo ante un oso con un amigo imaginario en otro idioma. Equivoco mis im谩genes en la efervescencia y el cansancio rellenando los tiempos muertos de un presente que no le cabe una mesa servida de plata. Yo, a sobresaltos, desentierro e invoco el infante olor a grama la sabana a yegua y la guayaba caliente. Yo poseo y pierdo beso como drag贸n y al antojo retiro las ondulaciones devuelvo mi espalda arqueada


incrĂŠdula perecedera.


****** Pero mis manos crecen en otra caricia que no te cubre en alguna curvatura no me recogen. AllĂ­ quedaste fantasmal. MentirĂŠ como si amase.


********* Al final dije Mago o Drag贸n mis besos fueron reales. Solo uno es quien recuerda. Al final pude anunciarme. Estoy de nuevo aprendiendo a hablar.


Del Poemario: Azu L e j o s Astrid Lander Primer premio Lucila Palacios, 1997


Esperaré las afinaciones antes del concierto. Sonará Glenn Miller en un Bel Air con su níveo avión de plata y papá me cuidará el empalago del helado. Me asomaré a la ventanilla por si pasa una bicicleta roja y un pájaro loco carpintero. Regresaré a mi antes. El amor pende al respiro de la vuelta. Amaré más en el tiempo renovado.


** Camino hacia la iluminaci贸n de una melod铆a inventada. Doy vueltas, aplaudo, silbo a la hechura de la placidez. La transparencia multiplica bucles de polvareda a la luz. Mis posesiones son el despojo que busco. Desando a quien fui.


*** Las migajas son el señuelo saber en qué casa el hogar. El pájaro azul es el mismo amarillo. Comienzo la luciérnaga a la seda final del oruga. Crezco cuando te cuento de mí.


**** Cuรกnto la heredad. El patio retrae la carretilla juguetes flotables agua verde aroma de cocina mesรณn de azulejos papรก a la cabecera. Si no ceso el funeral de mis vidas. Los pรกrpados se cierran disecan el destino. Naturaleza muerta.


***** Debiera ceder a la lejanĂ­a. A distancia atragantada escarbar ese poquito de uno, virtual ancharse detrĂĄs de los bullicios, donde mora atardece y fondos plateados a brincos de cardĂşmenes. Pasos a puntillas.


******* Reconocerme en el desfile minucioso de las hormigas. Escucho mi voz aniĂąada en otro idioma. AĂąos ha sin venir la plaza puntual. Reaparezco anacrĂłnica como si el fin no venciese. Consumar lo incumplido antes que agonice.


******* Darle cabida al recuerdo en polvaredas. Escondemos el triciclo en el desvรกn ocultando que se ha achicado. El pasado cumple y se estaciona como un sol de medianoche.


******* Sedienta entre rutas de arena y eslabones de duna deshojo pétalos a una mandarina jugosa. Duermo bendecida por el solícito amor. Entro al desenfoco de los azules contornos de los recuerdos caravanas minuciosas de las migas. Nacen escarchas las retengo hacia el futuro a obtener un dulce eco ante las constelaciones. Siempre hubo una vez. La historia persigue los huesos. Siempre hay una cebra y un elefante en África. Sí existen las escasísimas rosas azules. Lo has visto aunque no lo hayas visto. Olvida los imposibles el constante abrazo a olas partidas la duda de pendular los gajos


la 煤ltima en deshojar. Hasta que la tristeza se confunda con la paz y la lluvia enverdezca. Cuando escampe acto de magia las manos bailan a plenilunio abomban los corazones de cada 贸rgano. Nunca es tarde para la abstracci贸n del destino. El sol a reloj acampa a tiempo campana.


******* Amaré por los dos. A besos invisibles. Te moldeo las caricias que ni sabes te tocan ecos que a la marea conversan la memoria ardiente. Hablo de amor en otro nombre y envío mi afán de ser amada en tu finado embeleso. Nos citan las noches ingrávidas.


Del Poemario: SE ES Poemas novelados. Astrid Lander. Colecci贸n Espacios Culturales. Santo Domingo, Rep煤blica Dominicana, 1999.


* Una canción me indica el largo camino de regreso a casa. Las migajas que señalaban la ruta han sido picoteadas y me he desviado. En algún paraje di vueltas en tiovivo, mis pasos no avanzaron, sus maromas entrampan puntos cardinales desmemoriados. Ni siquiera vuelvo a ser pródigo. Nadie está en casa.


** La luz entra terca por la persiana cerrada, el aroma a comida indica que ya es mediodía y he de reanimarme, esperar aún más la salvación. Tarda recuperar viejos placeres, la vuelta a lo mismo, lo que sigue intacto y fiel.


*** La tristeza es una constante si rememoro. Enumero los días desde que me hube apartado. La insistencia es tan vívida

que me devuelvo con la firmeza de no soportar. Este jardín y sus árboles contados, uno a uno, son el alivio cuando no pude. El bienestar renace lento y minuciosamente. Se aprende a esperar el comienzo.


**** Gana las ganas del destello. Veo las lテュneas punteadas de la calle como cebras, la rugosidad montaテアosa del テ」ila como patas de elefante. Pensamientos morados.


***** El desnudo oculta lo transparente. Expuesto a la ignorancia.


******* La felicidad de la peque単ez. Saciarse con lo que apenas persista. Sin insistir.


Del Poemario: BUEN CAMINO Astrid Lander AretĂŠ Editora. Caracas, 2008.


Hacer un Camino como se hace un Poema Por un sendero de vueltas. Sólo lo pasa uno solo. Nadie delante ni detrás. Y mi sombra se agiganta enfrentándome a espaldas. Sigo flechas amarillas para no perderme, para salir de mi extravío. Cuán difícil retomar la vuelta la orientación, aquietar la aguja de la brújula. Si te despistas, temes.


Camino I La invisibilidad del horizonte. AllĂĄ, encima de las nubes Dios viĂŠndonos. Perspectivas del alma.


Camino II TambiĂŠn es un camino de gusanos y fuerte olor a vacas.


Roncesvalles / Orreaga En los pueblos siempre es domingo por la ma単ana. Busco a su gente acallada como si siempre fuese hora de siesta. Hasta en los balcones de verjas no se ven las dise単adas rejas ocultas por flores acampanadas. Estos pueblos son dos nombres tejas de nieve puertas y ventanas de madera pintada bisagras a la vista dise単o de establo. Espero que en vez de una persona se asome un caballo.


La Resistencia En la subida se arrastra el cuerpo en el descenso se sostiene el alma. Mientras mĂĄs empinado el ascenso simĂŠtrica la bajada. Ante tal proeza sĂłlo cabe el despojo plegarse y aceptar. Los sentimientos son una sentencia.


Sorpresas Favorecida de ti. Me seĂąalas las castaĂąas color teca, brillantes como la nitidez reluciente del amor sin esperas. Prever el futuro anula su porvenir. Lo existente seduce prosigue del destino natural. La vida real hace su vuelta de carnero y viene. AllĂ­ lo extraordinario.


Finisterre Finisterre. Costa da Morte. No es el fin de la Tierra ni es el fin del Mundo ni llegar allí es descontar los kilómetros a cero del Camino de Santiago. Pese a la tristeza de la playa lluviosa la soledad alcatraz del faro salpica el renacimiento y la última roca frente a ese mar último es la primera. Porque lo que acaba da lugar a que resucite la cuenta regresiva octogonal. Y renueva el instante para doblar la existencia como el tiempo del sabio.


Éxodo Qué desamparo quedar varado ante el desconocimiento y la equivocación. Caminas imantada al éxodo de la paz prometida. Escalas como cabra leguas empedradas molinos y viento, molinos y viento. Crees dichosa que el Camino te sanará. Y pagas, pagas por el minuto de olvido oculto a la vista. Cruel saber la ignorancia.


ASTRID LANDER Caracas, 1962. Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Estudios simultáneos de licenciatura en Artes, mención Cine, en la misma universidad. Por concurso fue seleccionada para el Taller anual de Poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) en el año 91-92. Poemarios: La Distancia por Dentro Premio Ramón Palomares 1994. Publicado por Dirección de Cultura de la UCV. AzuL e j o s Premio Lucila Palacios 1997. SE ES. Poemas novelados. Colección Espacios Culturales, Santo Domingo, República Dominicana, 1999. Buen Camino. Hacia el Camino de Santiago. Areté Editora, Caracas, 2008. Traducido al gallego y portugués. Antología de versos de poetisas venezolanas, (Poema-montaje de cien versos, cada uno de los cuales corresponde a cien poetas venezolanas de todos los tiempos). Editorial Diosa Blanca, Caracas, 2006. Peregrinas por el Camino de Santiago. Editorial Casiopea, Madrid, España, 2010. Finalista, con su relato: Son peregrinos. Ha sido publicada en varias antologías: La maja desnuda de Nidia Hernández, Caracas, 2001. En-Obra. Antología de la poesía venezolana 1983-2008, compilada por Gina Saraceni. Caracas, 2008. Antología 5to. Festival Mundial de Poesía de Venezuela 2008. Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Caracas. Antología XIV y XV Encuentro Internacional de Poetas, por Roberto Reséndiz. Zamora, México, 2010 y 2011. Las chicas van al baile, por José Vargas y Rey D’ Linares, Casa del Poeta Peruano. Lima, 2012.



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