HOMENAJE VERTICAL
No hay palabra mĂĄs cierta que otra. Se aprende a callar con los aĂąos, aunque parezca que hablemos. Se nace sin palabras y con todas las palabras rotas nos vamos. Y sin embargo, aunque vivir sea enmudecer, existe un placer original en el silencio que justifica todos los silencios.
SINCERAMIENTO
Y callarse sería lo más sabio. Aunque parecería poco humano -porque hay que parecer humano-. Hay que jugar por estas casillas sin luz Que, tanto y mal, nos mueven hacia las palabras. Porque hay que ser humano, o al menos padecer que somos, que hasta en el torpe abismo de la voz brotan algunos tallos de verdad. Aunque sea la verdad simple de ser y equivocarse.
(De Ventanas a ninguna parte)
DISTANCIAS
Sólo una distancia es terrible: la distancia entre dos cuerpos. Esos escasos centímetros que nos separan de los bultos anónimos en las calles, las tiendas, las oficinas, los cafés o nuestra propia cama. Qué cerca su pulso y el mío, su hambre antigua y mis manos de pan, y qué lejanía sin embargo, qué tupida alambrada de aire.
JUEGOS
La sensibilidad es más caprichosa que cualquier niño. Se enfrasca en los juegos más tontos que uno pueda imaginarse. Ve un papelito que camina a trompicones por la calle y ahí se va, detrás de él, a buscar nada, a buscar que el tiempo se consuma mientras el mundo todo es un papelito que camina a trompicones por la calle.
(De La última distancia)
CANCIÓN SIN MOTIVO Ahogaremos la voz en blancos días y no habremos dicho nada. Nuestra fuerza no es tal, el hombre es otro. Sólo hay agitación de pulmones y manos que nada cambian, que nada construyen -Pero persiste un ánimo, una pequeña euforia en el techo del aire-. Hay pájaros que cantan y se prenden en música por el puro placer de escucharse; igual nosotros, libres de lo eterno, diciendo y brillando sólo para nosotros.
HUMILDAD Casi anónimos trazos apenas insinuaciones en un fondo con lluvia ¿Quién atiende lo desapercibido? Tal vez el aguacero sólo Distancia y lluvia para restar dolor al mundo Este será el comienzo de una muerte sin ti
ASÍ EL SOL Será que ya no son nuestras las cosas, o que nunca lo fueron y teníamos -como quien guarda fe o agua entre las manosuna forma imprudente de vivir. Un alfiler de sol puntea cada milímetro de mundo como si evidenciara la dimensión exacta de la pérdida. Ayer sabíamos poco de nosotros, teníamos el hambre y la memoria como garantes de un dominio sobre el infinito de todas las cosas. Basta con seguir el paso del sol: recorre nuestro cuerpo con la misma dureza que recorre el matorral, la arcilla blanca o la hormiga en el borde de la piedra. Quizás nuestra única propiedad fue la obsesiva ilusión de tener y tenernos.
(De Fidelidad de una sombra)
Javier Vicedo Alós (Castellón, España, 1985). Es autor de los poemarios Fidelidad de una sombra (Ed. Pre-textos, 2015), Ventanas a ninguna parte (Ed. Pre-textos, 2010) y La última distancia (Ed. Puerta del Mar, 2010). Con sus obras poéticas ha obtenido el Premio de Poesía Joven RNE (2010) y el Premio de Poesía Bancaja de Creación (2007). También es autor de la obra teatral Summer evening (Ed, Centro de Documentación Teatral, 2015) con la cual consiguió el Premio de Teatro Calderón de la Barca 2014. Fue residente de la Fundación Antonio Gala para jóvenes artistas. Su obra poética ha sido traducida al italiano y al francés. !