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Lunes 16 de Marzo de 2009
NACIONAL
México no tiene monopolio de narco ni corrupción: Fuentes El escritor mexicano aseguró que la violencia está por todos lados y la “mexicana es una cosa menor comparada con la intervención americana en Irak” México ni inventó ni tiene el monopolio del narcotráfico ni de la corrupción, también hay que ver lo que pasa en otras naciones, afirmó aquí el escritor mexicano Carlos Fuentes, al participar en un foro del Salón del Libro de París. En el que ha sido hasta ahora el foro más concurrido del Salón del Libro de París, Fuentes aseguró que la violencia está por todos lados y la “mexicana es una cosa menor comparada con la intervención americana en Irak”. “Esa es la violencia”, enfatizó al subrayar que no hay que exagerar la capacidad de violencia mexicana. Ante mexicanos, fran-
ceses y visitantes de diversas nacionalidades, en un perfecto francés, aseveró que “hay una capacidad global, mundial. Hay violencia y hay corrupción por todos lados”. Puso como ejemplo la crisis económica que se generó en Estados Unidos. “Además, parece que hay una gran cantidad de gente engañada por (Bernard L.) Madoff, parece que han sido mucho más corruptos que cualquier otra gente”. En entrevista, Fuentes destacó la importancia de la literatura y la cultura del país para superar todos los problemas que tiene el mundo que enfrentar actualmente.
En el marco de la participación de México como país invitado de honor al Salón del Libro de París, el autor de “La región más transparente”, “Cambio de piel” y “Aura” aseguró que la literatura da imaginación y lenguaje, y eso es mucho para una sociedad. “Pensemos en una sociedad sin literatura, sin lenguaje, sin imaginación, es una sociedad perdida, por eso las dictaduras tratan de aplastar la literatura”, puntualizó. Fuentes habló sobre su obra y la literatura mexicana, rememorando a los autores de la revolución como Mariano Azuela, antes un nutrido auditorio en el Pabellón de México en
el Centro de Exposiciones de la Puerta de Versalles. Sus seguidores esperaron sentados largo tiempo hasta que llegó el escritor mexicano, ex embajador de México en Francia, para escuchar su disertación. Muchos otros, decenas, hicieron fila más de dos horas con diversos ejemplares de la obra de Fuentes esperando el autógrafo. Con “La región más transparente”, “Los años con Laura Díaz”, “La silla del Aguila” y “La voluntad y la fortuna” en las manos, entre otras obras del autor, muchos de los asistentes al Salón del Libro esperaron pacientes a saludar a su escritor favorito.
Choque entre sicarios y policías deja un muerto y seis detenidos Una persona muerta, seis detenidos y el decomiso de armas dejó ayer un enfrentamiento entre policías estatales y militares con un grupo armado en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, reportó la Secretaría de Seguridad Pública del estado. Agregó que a las 23:20 horas de ayer sábado, elementos de la policía estatal y de la XV Zona Militar recibieron el reporte de que en el cruce de las calles José María Victoria y Emiliano Zapata, del citado municipio, se habían hecho detonaciones de armas de fuego en un casino. Al llegar al lugar, fueron recibidos a balazos por varios individuos, registrándose un enfrentamiento en el que murió uno de los presuntos agresores, identificado como Alejandro Chaires García, de 35 años; otros más, José Manuel Rivas Quiñones, resultó herido de bala, pero quedó bajo resguardo en un hospital local. Asimismo, fueron detenidos Javier Carrasco Meza, de 39 años; Valentín Rodríguez, de 26; José Manuel García, de 30; Ranulfo Beltrán Rosales, de 20; e Israel López Vizcarra, de 28; y en calidad de retenido quedó un menor de 16 años. En el lugar se decomisaron una pistola escuadra calibre .25, con cinco cartuchos útiles; una pistola .38 súper, con tres cargadores, dos de ellos abastecidos con nueve cartuchos útiles; y otro más con siete cartuchos. Así como una .38 súper, con tres cargadores abastecidos con nueve cartuchos cada uno; una .38 súper con tres cargadores abastecidos con nueve cartuchos cada uno; una .38 súper con un cargador abastecido con ocho cartuchos. Los detenidos y las armas fueron entregadas al Ministerio Público para que se deslinden responsabilidades.
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La calle, refugio de tres generaciones Con biografías casi nulas y un constante enfrentamiento a la explotación, estas personas heredan, en el mejor de los casos, ayuda asistencialista del gobiern. La puerta de la calle se abrió para María Esther a los 15, en San Miguel el Soldado, su pueblo veracruzano. Huérfana de madre, con un padre alcohólico que acabó devorado por la calle, sin documentación que hasta ahora consigne su existencia, se convirtió en madre soltera siendo adolescente. Estrella, su primogénita, falleció a los ocho meses. Cierto día “lloraba mucho. La llevé al médico y me dijo que era normal. Hacía mucho frío, pues vivíamos en la calle porque mis primos me corrieron de la casa. Cuando amanecimos estaba muerta”. Ricardo, su segundo hijo, sobrevivió y hoy tiene 22 años, es analfabeta, ha permanecido casi siempre a la intemperie, carece también de identificación e ignora la identidad de su padre. Del abuelo al nieto, un árbol genealógico callejero, tres generaciones en la indigencia, donde naturalmente las biografías suelen ser breves, casi efímeras. “La historia de los niños de la calle es la no historia: su árbol genealógico es corto y a veces nulo —acta de nacimiento, dirección, afiliaciones— son situaciones oníricas para ellos”, escribe Arnoldo Kraus (prólogo a Los chavos de la coladera, 2001). Ya en la ciudad de México, donde llegaron cuando Ricardo tenía seis meses, madre e hijo hicieron de la calle su hábitat. “Vivíamos en un parque donde había prostitución”, evoca María Esther. “Un día en que mi hijo estaba con fiebre, una de las prostitutas se lo llevó; yo se lo di con tal de que lo curara y le diera comida. Me dijo que sólo iba a llevárselo ese día, pero desapareció con él. Estuve como loca buscando a mi hijo, hasta que esa señora me lo devolvió porque dijo que ya no le servía”. A los 12 años, por su cuenta, Ricardo fue de albergue en albergue hasta establecerse en el Centro de Asistencia e Integración Social Plaza del Estudiante (en el Centro Histórico), del Instituto de Asistencia e Integración Social (Iasis), perteneciente al Gobierno del Distrito Federal, donde vive en la actualidad, aunque no por mucho tiempo. El objetivo del Iasis es que personas como él logren una vida independiente, integrándose a un proyecto laboral lo más pronto posible. Ahora está sometido a tratamiento médico por trastornos neurológicos y circulatorios, pero al final tendrá que construir su independencia e irse, advierte Rebeca Badillo, coordinadora técnica del Iasis. La transformación Pablo Adauta Juárez, el padre de María Esther y abuelo de Ricardo, vivió en la calle entre los 50 y 60, cuando a los indigentes se les consideraba no más que “vagos”. María Esther comenzó a habitar la calle en los 70, “cuando eran vistos como ‘viciosos’” y para ellos había sólo instituciones de confinamiento, “orfanatos para niños que no tenían vínculo con ninguna familia” o “cárceles correccionales adonde solía remitirse a cualquier niño o niña encontrado en calle, en situación considerada de riesgo personal o social, estuviera o no infringiendo la ley”, explica Juan Martín Pérez García, fundador de El Ca-
racol AC, organización que trabaja por la visibilidad e inclusión social de poblaciones callejeras y marginadas. Ricardo, el último eslabón, ha habitado la calle, de forma intermitente, desde finales de los 80, siendo entonces uno más de los miles de “niños de la calle” —como comenzó a llamárseles en aquella década—, y ahora uno más de las poblaciones callejeras. En ese largo camino, la peculiar familia de la que forman parte María Esther y Ricardo ha experimentado, como otros miles de niños y adultos, un proceso de callejerización para el que el gobierno nunca ha tenido respuesta democrática. En las últimas tres décadas, observa Gerardo Rodríguez Rivera, de El Caracol, los gobiernos han dado una respuesta exclusivamente asistencialista al problema de niños y otras personas en situación de calle, a través de programas que en su mayoría “corresponden a coyunturas políticas y carecen de continuidad”. De hecho, “en los 90 el gobierno mexicano abandonó la atención directa de la población callejera para dejarla a las posibilidades de las organizaciones sociales que financian sus actividades con fondos privados, argumentando que existía un número importante de organizaciones con recursos para atender a niños y niñas callejeros”. La explotación es una de las peores consecuencias de habitar la calle. Hoy María Esther se relaciona sentimentalmente con alguien que conoció en los comedores emergentes de Plaza Garibaldi. A sus 43 años, el hombre vive a la intemperie, cuya hostilidad sobrelleva con alcohol y mariguana. “José Guadalupe Morales, que así se llama, me busca diario” para pedirle dinero. “Cuando no le doy 5 o 10 pesos, le doy para el boleto del Metro. El otro día me pidió 35 pesos para sus lentes y como no se los di, porque luego vende sus lentes para comprar droga, se enojó”. Su hijo también le saca dinero, “viene cada 15 días para pedirme los 100, los 200 pesos, y yo se los doy; también le consigo una entrada al cine. Si no lo hago, dice que me va a abandonar”. A diferencia de la prematura paternidad de su abuelo y su madre, Ricardo no tiene descendencia, dice que hacer el amor significa comprometerse y él no quiere eso; cuando lo haga es porque tendrá una casa... que, dice, su madre tendrá que rentar.
Por ahora, el único bien que Ricardo ha podido acumular son sus tenis, que envueltos en una toalla le sirven también de almohada. María Esther, que ya tiene 47 años, reside temporalmente en el albergue Villa Margarita, donde le han dicho que tendrá que irse apenas logre independizarse. Es probable que madre e hijo permanezcan entre la indigencia y la beneficencia temporal, quedando también expuestos a la política de “limpieza social” del gobierno capitalino, lo cual entre otros núcleos indigentes ha producido un nuevo fenómeno: habitar por temporadas hoteles de quinta, casi siempre prostituyéndose para pagar. Las niñas de “La Pasarela” Cuando se acerca el final de la primera década del siglo XXI, lo que vivieron María Esther, su padre y su hijo, va tomando un rostro inédito, que ellos mismos ignoran. Cada vez más niños y adolescentes que engrosan las hoy denominadas poblaciones callejeras, buscan replegarse de forma intermitente en hoteles de paso, por 50 pesos la noche. No es que hayan aumentado sus posibilidades de mejorar su calidad de vida; han sido orillados por unas condiciones cada vez más inclementes y la “limpieza social” sistemática emprendida por el Gobierno del DF desde 2004. Ciertamente, allá adentro siguen enfrentando formas de explotación. Por ejemplo, los hoteles El Escorial, El Recreo y Drigales, en la colonia Guerrero, se cuentan entre los más concurridos por niños y niñas de diversas edades; muchas de estas últimas viven de prostituirse en el callejón de San Pablo, conocido también como “La Pasarela” —a una calle del Metro La Merced—. Entremezclándose con otras mujeres, se integran en una fila circular con la expectativa de ser “seleccionadas” a cambio de “tarifas” entre 70 y 500 pesos. Los regenteadores, armados, acechan. Acompañadas de sus clientes ocasionales, las menores de la calle se internan en otros hoteles de paso cercanos, en cuya entrada, paradójicamente, se advierte que está prohibida “la entrada a menores”. Los “non gratos” en la Ciudad Bonita “Limpieza social” podría parecer una expresión desmedida tratándose
de lo que sucede con los niños y otras personas que, como Esther, Ricardo y las niñas explotadas sexualmente en San Pablo, patean sin devenir las calles de la ciudad de México. Pero no lo es. “Hay diversas expresiones contemporáneas que buscan el mismo objetivo: el retiro de la vía pública de personas non gratas a través de actos de autoridad sistemáticos, dirigidos a poblaciones excluidas, que atentan contra los derechos humanos con acciones encubiertas por la impunidad”, afirma el Diagnóstico de Derechos Humanos del DF, realizado en 2008 por diversas organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, el Tribunal Superior de Justicia, la Asamblea Legislativa y la Comisión de Derechos Humanos del DF, y el propio gobierno capitalino. El documento añade que “las agresiones hacia los grupos callejeros están en ascenso, desde las acciones de los propietarios de las centrales camioneras del Norte y Observatorio, quienes contratan seguridad con perros para atacar a los niños y niñas que ingresaran en los andenes, hasta las acciones de ¿limpieza social? por las visitas de gobernantes internacionales”. En el último trimestre de 2004, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, inició el Programa Emergente de Mejoramiento de la Imagen Urbana denominado Ciudad Bonita. Está enfocado en el corredor turístico y cultural Paseo de la Reforma-Centro Histórico, que incluye 147 kilómetros de recorrido urbano remozado, e implica entre otras cosas el retiro de limpiaparabrisas, indigentes y otras poblaciones callejeras, con fundamento en Ley de Cultura Cívica, entonces aprobada. Desde recién nacidos hasta adolescentes y ancianos de la calle fueron arrojados de este modo hacia la periferia de la ciudad. Y hoy “el gobierno capitalino, con Marcelo Ebrard, mantiene esa política. La Secretaría de Obras y Servicios, y la Dirección General de Servicios Urbanos impulsa el Programa de Rescate de Espacios Públicos Manos a la Obra, que incluyó en su primera etapa la recuperación de 20 espacios públicos alternos; es decir, parques, plazas y áreas verdes, mediante ‘barrido fino’ del parque, recolección de basura, jornada de triques para los vecinos que habitan alrededor del parque, grafitis en bardas y fachadas, y retiro de comerciantes ambulantes e indigentes”, precisa aquel diagnóstico. “Nos barren a todos” La brutalidad no es algo excepcional. María Esther dice que el problema de vivir en la calle no es sólo la inclemencia, sino que “luego pasan los camionetas blancas (del gobierno capitalino) y nos avientan chorros de agua y nos barren a todos”. Pero opciones no hay muchas. Esta mujer trabaja de ocho de la mañana a cinco de la tarde limpiando un cine, por 51.95 pesos diarios. Ricardo lava autos en los alrededores de la Plaza del Estudiante. A veces, el poco dinero que llevan encima pasa a manos de patrulleros que los extorsionan por no tener documentos con qué identificarse.
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“Tortillazo” a la economía familiar Industriales aumentan dos pesos el kilogramo del alimento básico con el argumento de un incremento en el costo de la harina de maíz y anunciaron otra alza a mitad del año, debido a la inflación SALTILLO, Coah.— Un golpe directo a los bolsillos de los consumidores propinaron los industriales de la masa y la tortilla, al aumentar en dos pesos el precio por kilogramo, argumentando alzas en el costo de la harina de maíz que, según señalaron, en los últimos dos meses ha subido 400 pesos la tonelada, para situarse en 5 mil 750 pesos y pronosticaron que a mediados de año podría costar 6 mil 550 pesos. Por ello, el precio de 8.50 pesos se incrementó a 10.50 pesos en establecimientos del norte del país, como Coahuila y Tamaulipas, y según los industriales, a partir del lunes el alza podría generalizarse a otras entidades. Aunque el precio oficial del alimento básico no ha variado, los tortilleros iniciaron la escalada de precios “discrecionalmente”. En al menos cinco municipios de Coahuila (Saltillo, Ramos Arizpe, Arteaga, Parras y General Cepeda) se dio el incremento y, según el secretario de la Unión de Industriales de la Masa y la Tortilla, Raúl Moreno Luis, se generalizará en más de 400 establecimientos de los 38 municipios a partir de este lunes. En enero terminó el pacto Recordó que en enero pasado terminó el Pacto para la Estabilización del Precio Tope de la Tortilla, que firmaron con el gobierno federal el 4 de enero de 2007. “Nosotros, justificó, no queremos elevar el precio del alimento, ni afectar a las amas de casa, pero no tenemos otra alternativa”, apuntó. Advirtió enseguida: “Si seguimos soportando los ajustes de precios nos veríamos obligados a despedir a nuestros empleados y no queremos llegar a eso, pues los reajustes afectarían a unos cientos de familias”. Dijo que elaborar un kilogramo de tortilla cuesta 7.30 pesos, y para ello consumen otros insumos, como salarios, luz, agua, teléfono, hasta refacciones de vehículos repartidores, además del pago de impuestos”. Piden ayuda al presidente Calderón Los empresarios de este gremio, del que dependen 2 mil empleos directos, demandan la intervención del presidente Felipe Calderón Hinojosa, para revisar esta situación y firmar un nuevo pacto nacional. Destacan que el incremento se debe a que las harineras, cuyos insumos pagan en dólares, venden ahora más cara la tonelada de harina. Además, dijeron que ya empezaron a aplicar un aumento al precio de la harina de maíz de hasta mil 200 pesos por tonelada. Con ello, el precio que en enero era de 5 mil 350 pesos, se espera que para junio alcance hasta los 6 mil 550 pesos. Al respecto, Moreno Luis señaló que en el mes de febrero subió 250 pesos y en marzo 150 pesos más, y para los siguientes meses se espera que continúe el ajuste. “Por eso se dispararon nuestros costos de producción, que ya de por sí registraban un incremento de 22% en el último año”. Moreno Luis señaló que este es un
problema que se deriva de la crisis económica mundial, por lo que pidió al presidente Felipe Calderón Hinojosa, que para mantener el precio del alimento, se llegue a un acuerdo urgente. Basta con que instruya a sus secretarios de Economía y Hacienda y Crédito Público para que establezcan una mesa de diálogo con empresarios harineros e industriales del ramo, a fin de que se llegue a un pacto entre todas las partes involucradas. “Es cuestión de voluntad política”, aseguró Moreno Luis. Incluso, mencionó que le envió una carta al delegado de Economía en Coahuila, Edmundo Gómez Garza, pero aún no obtiene respuesta, por ello, algunos tortilleros iniciaron el alza en varias partes del país.