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El ventrílocuo de Beijing
Niu Yuliang tiene un patrimonio cultural entre labios y dientes
Por YIN KANG
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AL hablar de los sonidos más característicos de la ciudad de
Beijing, algunos dirán que es aquel del tráfico en la avenida Chang’an, mientras otros mencionarán el murmullo del río, o bien, el canto de los pájaros o el zumbido de los insectos que se escucha de tanto en tanto en los hutong (callejones). Toda esta maravillosa sonoridad puede ser reproducida por el maestro de la ventriloquía Niu Yuliang. A través de su singular habilidad, la solemne ciudad de Beijing cobra vida en él con todo su “ajetreo y bullicio”.
Gracias a esta destreza, Niu se ha convertido en un heredero representativo de la ventriloquía, la cual ha sido aprobada por el Consejo de Estado como parte del patrimonio cultural intangible nacional. La ventriloquía es una popular forma de arte que se remonta a más de 2000 años. Sus intérpretes utilizan la boca, los dientes, los labios, la lengua, la garganta, la nariz y otros órganos vocales para imitar varios sonidos de la naturaleza, haciendo que la audiencia se sumerja por completo en un mundo que muchas veces es difícil distinguir de la realidad.
Una vida consagrada a su sueño
Niu Yuliang, quien vive con su esposa en el hutong de Shijing, se asoma al patio desde el cual se escucha el melodioso canto de los pájaros. Su hogar es sencillo. Dos pequeñas casas forman la residencia de esta pareja.
“Crecí imitando los sonidos que escuchaba”, recuerda este hombre de 83 años. Cuando Niu Yuliang tuvo sus primeros acercamientos con la ventriloquía, no sabía cómo se llamaba este arte. Veía actuaciones de vez en cuando, que de a poco le fueron llamando más la atención. En una ocasión en particular, Niu tuvo la oportunidad de ver la presentación de Zhou Zhicheng, un maestro ventrílocuo de la Compañía Acrobática de Shanghai, con la cual quedó fascinado. “Sentí que había descubierto una pasión a la cual podía dedicarme el resto de la vida”, dice. De esta forma, Niu se decidió a aprender este arte de un maestro y dedicarse de lleno a su estudio. En 1956, su sueño finalmente se hizo realidad cuando Zhou Zhicheng lo aceptó como uno de sus discípulos.
Si bien el camino de aprendizaje ha sido duro, también le ha reportado muchas alegrías. “El estudio de la ventriloquía proviene de la vida”, manifiesta. Los singulares sonidos que escucha todos los días constituyen el material perfecto para imitar. Para lograr replicar el sonido de los mosquitos, Niu dejó que estos le picaran. “Para imitar el sonido de un mosquito, tienes que dejar que te pique. Saldrá volando tan pronto como venga y el sonido desaparecerá en un instante, pero solo dejando que se acerque a ti podrás aprovechar el escucharlo detenidamente. Un ventrílocuo debe sumergirse en la vida para poder interpretarla”, recomienda. Los pájaros en el parque, los gatos en los callejones y el agua en un pozo han sido todos importantes “maestros” para Niu.
Además de la observación meticulosa y la experiencia de la vida, también es esencial la práctica. “Ya sea por la mañana o por la noche, en el parque, en la residencia o incluso en la cama, practicamos cada vez que tenemos la oportunidad”, señala Zhang Jianping, alumna de Niu. Solo de esta manera, agrega Zhang, se puede integrar la exigente práctica a la vida diaria, rescatando el amor y la herencia en los pequeños detalles.
Maestro de la ventriloquía
Gracias a su dedicación y esfuerzo, Niu Yuliang pudo hacer de su sueño una realidad: convertirse en ventrílocuo en una compañía de arte china, logrando conjugar su pasión con su carrera profesional. Como artista, le ha tocado actuar en todo el mundo. Durante los últimos 68 años, ha visitado más de 30 países y regiones, donde ha mostrado sus excelentes habilidades de ventriloquía al público local, que lo ha recibido calurosamente en cada lugar.
Además de su pasión por la ventriloquía, a Niu también le interesa profundamente el aprendizaje de lenguas. Zhang Jianping asegura que cada vez que su maestro se va a otro país, se interesa por aprender de su cultura e historia, pero sobre todo el idioma con el traductor que le acompaña. “Antes de la actuación propiamente tal, intentamos hacer una presentación de ventriloquía en el idioma local para lograr una mayor interacción con el público”, refiere Zhang.
“Cuando estuve en Marruecos, el público se conmovió mucho al ver mi actuación y no podía creer que existiese un arte como este. Sentían que los chinos éramos muy inteligentes y que la ventriloquía era una increíble expresión del arte oriental”, recuerda Niu.
El ventrílocuo también ha viajado a Estados Unidos en cuatro oportunidades para mostrar su arte. “Las siguientes veces que fui a la embajada estadounidense a solicitar la visa, el personal ya me conocía y me decía que yo era una fuente de alegría para la gente”, afirma.
En 1996, Niu hizo una presentación en Minnesota, donde recibió amplios aplausos por parte del público y los medios locales. Una compañía de espectáculo quiso contratarlo estando allá, pero Niu rechazó la oferta pese al abultado salario. Cree que parte del propósito de sus actuaciones es fomentar el intercambio entre países, incluidos China y Estados Unidos. Además, la ventriloquía es un arte tradicional que, según piensa, merece ser apreciada por la audiencia en más países, por lo que resolvió continuar con la compañía china.
De la herencia a la difusión
Con el fin de que un mayor número de personas pudiese entender y valorar la ventriloquía, Niu Yuliang no escatimó esfuerzos y realizó grandes contribuciones en el proceso de solicitud para que fuese incluida como parte del patrimonio cultural inmaterial de China. Debido a las pocas personas dedicadas a este arte y la escasez de material histórico, Niu tuvo que viajar varias veces a diversos lugares en busca de archivos, además de hacer todos los trámites necesarios por su cuenta. Finalmente, la ventriloquía fue incluida en la lista de proyectos de patrimonio cultural inmaterial municipal y nacional en 2009 y 2011, respectivamente.
Este proceso también fue una ventana desde la cual Niu se adentró a la ventriloquía desde una perspectiva histórica y cultural. Si bien el arte en China tiene una historia de miles de años, hay poco material bibliográfico al respecto. Niu se preguntó qué pasaría con su transmisión y desarrollo, por lo que resolvió escribir un libro titulado Ventriloquía china, que fue publicado en 2014. “Este libro es un recuento de mis décadas de experiencia práctica en el arte y los resultados de mi investigación sobre la historia y la cultura de la ventriloquía”, puntualiza.
En palabras de su aprendiz Zhang Jianping: “El maestro siempre ha sentido un gran entusiasmo por la ventriloquía china y su intención original ha permanecido intacta”.