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El dinamismo del Eje Central de Beijing

Un área que busca ser incluida en la Lista del Patrimonio Mundial

Por LÜ ZHOU*

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EL patrimonio cultural es el testimonio histórico y la cristalización de la cultura. En el concepto tradicional, la mejor manera de protegerlo es conservarlo y exhibirlo mediante métodos técnicos o de gestión, a fin de que la gente pueda apreciarlo y, a su vez, admirar la sabiduría de los antepasados y sentir el peso de la historia y el esplendor del arte. Este enfoque, sin embargo, no satisface nuestras necesidades ni expectativas en cuanto a la contribución del patrimonio cultural al desarrollo de la sociedad contemporánea. Las personas aspiran a que el patrimonio cultural se integre en la vida contemporánea, desempeñe un papel dinámico en el día a día y contribuya a la mejora del entorno de vida y al desarrollo sostenible de la sociedad.

Un enfoque centrado en las personas

La capital china se está preparando para solicitar la inscripción del Eje Central de Beijing en la Lista del Patrimonio Mundial. Se trata de un complejo de edificios ubicado en el corazón de la ciudad, con una longitud total de 7,8 km de norte a sur y una superficie de más de 600 hectáreas. Incluye monumentos, antiguos edificios palaciegos, templos, instalaciones administrativas, importantes edificios públicos del siglo XX, así como puentes y calles comerciales tradicionales.

El Eje Central de Beijing ilustra el orden estatal chino tradicional, el orden de la capital, la relación entre el ser humano y la naturaleza, la conciencia filosófica y la estética tradicional, así como los métodos de planificación urbana detrás de este orden. Más allá de ser una importante reliquia histórica, este eje es una parte fundamental de la vida social contemporánea en Beijing. Desde 2017, el municipio de Beijing ha estado trabajando en su protección, con el objetivo de dirigir la atención de las comunidades y los ciudadanos hacia la historia y la cultura de la capital, involucrarlos en la interpretación del valor patrimonial y en la transmisión del patrimonio cultural inmaterial relacionado y lograr así que más personas se interesen y participen en la discusión sobre los métodos de protección del patrimonio.

A fines de la década de 1980, Federico Mayor, entonces director general de la Unesco, se refirió a la “dimensión cultural del desarrollo” en el contexto del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural. Hoy conocemos un poco más lo que esto significa. En su Estrategia a Plazo Medio para 2014-2021, la Unesco destacó el papel y el valor del patrimonio en “la promoción de la estabilidad social, la consolidación de la paz, la recuperación de crisis y las estrategias de desarrollo”. En 2007, el Comité del Patrimonio Mundial incluyó la “participación de las comunidades” en la Estrategia Global para una Lista del Patrimonio Mundial e indicó la importancia de la participación de las comunidades no solo en términos de protección del patrimonio, sino también en el logro de los objetivos fundamentales de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas: poner fin a la pobreza extrema y promover el desarrollo sostenible.

Actualmente, en el campo de la conservación del patrimonio, el “enfoque centrado en las personas” es ampliamente aceptado y la conservación del patrimonio basada en las comunidades se está volviendo una preocupación cada vez más importante. Las Directrices para la Protección de Reliquias y Monumentos Culturales en China (revisión del año 2015) enfatizan el valor cultural y social de las reliquias y de los monumentos históricos, la importancia de la participación comunitaria y el hecho de que la conservación del patrimonio es sinónimo de la transmisión de las tradiciones culturales.

Son precisamente estos mismos valores e ideas los que se ven reflejados en la conservación del Eje Central de Beijing.

Involucrar a los jóvenes

Es fundamental movilizar a los jóvenes a través de la difusión de los valores patrimoniales y transformar las connotaciones históricas y culturales del patrimonio en creatividad cultural en la vida, a fin de promover la transmisión sostenible de una cultura basada en una larga historia en los tiempos actuales. En ese sentido, el Eje Central de Beijing está integrado en el plan de estudios y en las actividades extracurriculares de las escuelas primarias y secundarias de la capital china, especialmente de aquellas ubicadas alrededor de este eje.

La Escuela Yucai, localizada en el mismo sitio que el complejo del Templo de Agricultura (Xiannongtan), dentro del Área Patrimonial del Eje Central de Beijing, ha incorporado a su plan de estudios la enseñanza de la cultura agrícola tradicional china transmitida por este antiguo templo; la Escuela Primaria Dengshikou y la Escuela de Idiomas Extranjeros Xicheng animan a sus alumnos a plasmar el Eje Central de Beijing a través de dibujos y textos; los estudiantes de la Escuela Primaria Hutong Heizhima produjeron videos cortos sobre este tema; y la Escuela Secundaria Experimental Adjunta a la Universidad Normal de Beijing ha introducido lecciones sobre el patrimonio mundial. En todas estas actividades, el interés y orgullo que sienten los alumnos hacia el patrimonio cultural es claro.

Además, distintos medios de comunicación han prestado gran atención al Eje Central de Beijing. Los programas de variedades sobre este eje son populares entre los espectadores, especialmente entre los jóvenes. Un gran número de exposiciones han sido realizadas por diversas organizaciones sociales y desde diferentes ángulos. En 2021, la capital celebró un concurso cultural y creativo sobre el Eje Central de Beijing, en el que se recolectaron cerca de 35.000 obras durante tres meses. El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 utilizó elementos patrimoniales del Eje Central de Beijing al elaborar las insignias conmemorativas de la cuenta atrás para la apertura de los Juegos, las cuales fueron muy bien recibidas por el público.

Perpetuar los valores tradicionales

La preservación de los valores tradicionales es un aspecto esencial detrás de la conservación del patrimonio en el Eje Central de Beijing. Este eje encarna el ideal de la distribución tradicional de una capital china, es decir, que “la corte imperial está al frente y el mercado atrás”. La calle Di’anmen era una parte importante del “mercado trasero” y ha conservado una función comercial desde el siglo XIII. En aras de preservar esta área, la municipalidad de Beijing ha sido especialmente cuidadosa al recabar las opiniones de los comerciantes y mejorar el entorno para mantener el valor comercial de la zona.

Muchos residentes a lo largo del Eje Central de Beijing continúan con la tradición de criar palomas mensajeras. Sin embargo, los palomares han causado diversos problemas relacionados con la contaminación ambiental y el desorden en las comunidades residenciales de la zona. Para hacer frente a esta situación, el gobierno municipal hizo una consulta ciudadana y pidió a los expertos que rediseñaran los palomares para mantener el estilo de vida tradicional de Beijing y embellecer el entorno.

La promoción y participación social durante la solicitud de inscripción del Eje Central de Beijing en la Lista del Patrimonio Mundial ha generado enormes beneficios. De hecho, este tema ha despertado gran interés entre los ciudadanos de la capital. La participación de residentes y empresas en la protección del patrimonio y la mejora del medio ambiente, así como la atención a los elementos culturales tradicionales y las actividades de creación cultural que de ellos se derivan, han dado impulso al desarrollo sostenible de la ciudad.

El Eje Central de Beijing y el diario vivir que permea sus calles son un relato vivo de la ciudad.

*Lü Zhou es director del Centro del Patrimonio Nacional de la Universidad Tsinghua.

3 de abril de 2020. Hacia el norte del Eje Central, desde la colina Jingshan, se contemplan edificios emblemáticos de Beijing que datan de diferentes periodos como la Puerta Jimen, el Palacio Shouhuang, la Torre del Tambor, el Campanario y la Torre Olímpica.

Wei Yao.

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