4 minute read
El patrimonio cultural en la era moderna
La candidatura del Eje Central de Beijing ante la Unesco
Por FRANCESCO BANDARIN*
Advertisement
Los niños aprenden sobre los trajes de la Ópera de Beijing en el Teatro Tianleyuan, que tiene 200 años de antigüedad y está ubicado en el extremo este de la calle Xianyukou, una zona comercial tradicional de la calle Qianmen en Beijing. EL patrimonio cultural es el legado que nos cede el pasado que honramos hoy y transmitimos a las generaciones futuras. La misión principal de la Convención del Patrimonio Mundial, que adoptó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, según sus siglas en inglés) en 1972, es identificar, proteger y preservar el patrimonio natural y cultural de cada nación –y de la humanidad en su conjunto– que se considere de valor universal excepcional.
La inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco es de vital importancia para proteger y preservar los sitios del patrimonio cultural. En consecuencia, la Unesco recibe cada año propuestas de candidatura de muchos países.
Una nominación exitosa
Las bases de una nominación exitosa dependen de dos factores principales, a saber, una identificación clara del valor patrimonial de la propiedad nominada y un marco adecuado de gestión y protección después de su inclusión en la lista. Los problemas que a veces surgen incluyen identificaciones inadecuadas o demasiado genéricas de la propiedad en cuestión, así como una incapacidad para hacer frente a las presiones y los peligros que inevitablemente acompañan a cada propuesta de nominación. Sin embargo, los principales problemas generalmente se relacionan con tipos de turismo no sostenibles y las presiones económicas resultantes sobre los sitios del patrimonio y las poblaciones locales, todo lo cual contribuye al riesgo de perjudicar la autenticidad o incluso las características topográficas nativas de un sitio.
China actualmente está solicitando el estatus de Patrimonio Cultural Mundial del Eje Central de Beijing, que es el sitio de una serie de edificios a lo largo de su longitud total de 7,8 km, de norte a sur, en el corazón de la capital china. Estos incluyen monumentos, antiguos edificios imperiales, templos y otros sitios históricos, en particular la Ciudad Prohibida y el Templo del Cielo.
Un padre y su hijo juegan al baloncesto en el extremo sur del Eje Central, debajo de la Puerta Yongding en Beijing.
La historia del principio del eje urbano se remonta a la antigüedad. Es evidente en todas partes, por ejemplo, en Palmira, una próspera ciudad oasis en Siria en el siglo III con logros estéticos únicos. Pero el eje se convirtió en un aspecto omnipresente de la planificación urbana desde el Renacimiento en adelante, habiendo aparecido por primera vez en la Roma barroca en los siglos XVI y XVII, hasta el rediseño y reconstrucción de París por George-Eugène Haussman en el siglo XIX. Las grandes capitales modernas como Washington D. C. y Nueva Delhi también cuentan con ejes importantes.
El Eje Central de Beijing, sin embargo, es de alguna manera especial a la luz de la importante connotación simbólica del principio de planificación de la capital. A pesar de la presencia de monumentos históricos a lo largo del Eje Central de Beijing, sobre todo el de la Ciudad Prohibida, la importancia del eje físico y su continuidad no se ven comprometidas. Es un eje asiático que ninguna otra ciudad que no sea Beijing puede ejemplificar.
Paisaje urbano histórico
El concepto de “paisaje urbano histórico”, un enfoque de la gestión de los recursos del patrimonio cultural dentro de entornos dinámicos y en constante cambio, desempeña un papel vital en la planificación urbana y en la protección de los paisajes urbanos históricos. La solicitud de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial del Eje Central de Beijing cumple con la Recomendación sobre el Paisaje Urbano Histórico que la Unesco adoptó en 2011. El objetivo de este proyecto es incorporar políticas y prácticas relacionadas con la conservación del entorno, con metas más amplias del desarrollo urbano con respecto a los valores y tradiciones heredados de diferentes contextos culturales.
El patrimonio cultural urbano es un testimonio de la historia urbana. Dado que, en el mundo actual, construir ciudades modernas es el objetivo común del desarrollo urbano, nuestras sociedades se ven obligadas a conciliar la protección del patrimonio histórico y cultural con la modernización urbana. Más que nunca, las ciudades deben valorar el patrimonio urbano que va más allá de los monumentos a su propio tejido urbano, por sutil que sea, a fin de preservar las huellas del pasado para las generaciones futuras.
Hoy en día, tanto el patrimonio cultural como el natural se encuentran bajo una amenaza cada vez mayor de destrucción, ya sea como resultado de la degradación o de factores sociales y económicos cambiantes. Pero la era digital trae nuevos enfoques para proteger y mejorar nuestro patrimonio cultural y natural. Tras crear tantas oportunidades en este sentido para expandir el reconocimiento internacional de nuestro patrimonio, los sitios de la Unesco ahora están a solo un clic de distancia. Por lo tanto, existe un enorme potencial para educar al público en general, así como a los niños en edad escolar, sin mencionar las contribuciones que la tecnología puede traer para la gestión del sitio a través del monitoreo de edificios y visitantes. Dichas posibilidades exigen una mayor exploración.
*Francesco Bandarin es un arquitecto italiano, exdirector del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco y ex director general adjunto de la Unesco para la Cultura.