LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS APÓSTOL Y LA ERMITA DE LOS SANTOS MÁRTIRES ENCINASOLA (HUELVA)
José Domínguez Valonero
IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS ERMITA DE LOS SANTOS MÁRTIRES
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LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS APÓSTOL Y LA ERMITA DE LOS SANTOS MÁRTIRES
ENCINASOLA (HUELVA)
José Domínguez Valonero
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© 2006, José Domínguez Valonero Inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual CS – 06 – 06. Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del autor, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.
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AGRADECIMIENTO Expreso mi agradecimiento: A quienes, con su apoyo, hicieron posible que estas páginas vieran la luz: D. Francisco Reyes Vizcaíno, cura párroco de Encinasola D. Juan José Brioso D. José María Santos López D. Sebastián Domínguez López y D. Juan Cortegano López A mis sobrinas, María Isabel Domínguez Boza y María José Dabrio Delgado, que colaboraron en mi trabajo. A D. Arturo Oliver Foix, que facilitó la traducción de textos latinos. Y de forma muy especial a Obra Social Cajasol, que ha colaborado en la edición de este libro.
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ÍNDICE Pág. Agradecimiento Índice Justificación del trabajo La construcción de la iglesia Exterior del templo Lápidas adosadas al muro sur Portada norte Portada oeste Portada sur Interior del templo Presbiterio Sacristía Retablo del altar mayor Sotobanco del retablo del altar mayor Banco del retablo del altar mayor Primer cuerpo del retablo del altar mayor Segundo cuerpo Ático del retablo del altar mayor Nave destinada a los fíeles Retablos menores Capillas Capilla de la Inmaculada Concepción Retablo de la Virgen de la Antigua Coro Cuadros Iluminación del templo Vasos sagrados Torre Ermita de los Mártires Crucificado de la Vera Cruz Bibliografía
5 7 11 13 19 20 25 27 31 33 33 35 39 43 43 45 49 49 51 54 60 65 65 66 67 73 74 77 89 100 101
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JUSTIFICACIÓN DE ESTE TRABAJO
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a Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol es el mayor edificio de Encinasola, su mejor monumento, y está dedicada a San Andrés Apóstol, que es el patrón del pueblo. Esta circunstancia, ser el más importante edificio de la población, junto con la fuerte vinculación de los marochos 1 con el mismo, hace que todos los nacidos en Encinasola sientan una gran estima por él. Difícil es concebir la estancia de un marocho en el pueblo y que no visite y fotografíe su iglesia. A los marochos que viven fuera del pueblo les agrada tener al alcance de su mano una imagen del lugar en el que fueron bautizados, hicieron su primera comunión y donde muchos de ellos se unieron en matrimonio. Movidos por estos sentimientos, sentimos la necesidad de confeccionar una descripción de nuestra iglesia para nuestro uso exclusivo, pero, al conseguir reunir el material que aquí reproducimos, hemos considerado que tal vez haya otros marochos a los que les pueda resultar agradable disponer de unas páginas dedicadas al templo de su pueblo. Poco se sabe sobre el proceso constructivo de esta iglesia y, por añadidura, difícil resultará poder llegar a conocer cómo se llevó a cabo la edificación de la misma, pues, por ahora, no han podido ser localizados los correspondientes Libros de Fábrica. Estos libros son fundamentales para este fin, por lo que, a falta de ellos, en todo lo relacionado con el proyecto y construcción de esta iglesia, hemos de basarnos en referencias relativas a los arquitectos que, sucesivamente, desempeñaron el cargo de Maestro Mayor de Obras del Arzobispado de Sevilla. En la obra “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488 - 1599”, se afirma, categóricamente, que está documentado que fue Diego de Riaño quien inició la edificación 1
Marocho es el gentilicio de los nacidos en Encinasola.
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de este templo, así, pues, este es el dato en el que se sustenta toda la argumentación sobre el proceso constructivo de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. Son muy escasos los libros que hemos encontrado en los que se menciona nuestra iglesia. En concreto, conocemos la existencia de cuatro textos que hacen referencia a ella. 2 Teníamos perfectamente asumida la teoría que sobre la forma en que se había construido la iglesia se recoge en estos tratados, sin embargo, en una visita a Encinasola localizamos en una portada de la iglesia una inscripción que nos ha hecho modificar la versión que sobre esta cuestión ha existido hasta ahora. No nos fue fácil aceptar el cambio, sin embargo, es evidente que en las referencias que esos textos recogen sobre la Iglesia Parroquial de San Andrés existen errores, circunstancia ésta que, por otro lado, no puede resultarnos extraña, pues son muchas las obras de arte que durante años, tal vez siglos, se han atribuido a un autor y el paso del tiempo ha demostrado que aquella atribución era errónea.
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Los textos a que nos referimos son: • “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488 - 1599”, Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa, Ed. Cátedra, 1977. • “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II”, Antonio de la Banda y Vargas, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974. • “INTERVENCIONES DEL ARQUITECTO PEDRO DE SILVA EN LA PARROQUIAL DE ENCINASOLA”, Concepción Sánchez Díaz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva. • “ARTE Y ARTISTAS DEL RENACIMIENTO DE SEVILLA”, José Hernández Díaz.
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LA CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA
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a fecha de inicio de la construcción de la iglesia parroquial de de San Andrés Apóstol de Encinasola coincide con los momentos finales del gótico, pues se produce en el primer tercio del siglo XVI, época en la que la arquitectura española se veía influenciada por el renacimiento italiano. El paso del gótico al renacimiento no se produjo de forma radical, sino que durante un largo periodo de tiempo ambos estilos coexistieron, de manera que el primer estilo fue dando paso, paulatinamente, a las nuevas formas del segundo, circunstancia que está patente en el templo de Encinasola. El vallisoletano Diego de Riaño fue quien inició la construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol,3 lo que nos lleva a datar el inicio de la obra con anterioridad al año 1534, pues esta fue la fecha de fallecimiento de este arquitecto. También hay constancia de que el 25 de mayo de 1562 fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla el cordobés Hernán Ruiz II 4, al que se le encargó la supervisión de los trabajos que se realizaban en varias localidades del Arzobispado, entre las que figuran las iglesias de Aracena, Aroche y Encinasola.5 Siempre se ha mantenido la hipótesis de que Diego de Riaño proyectó un templo gótico, del que a su fallecimiento sólo se había construido la cabecera, y que fue Hernán Ruiz II, al hacerse cargo de la dirección de estas obras, quien cambió totalmente la 3
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Así consta en la obra, “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488-1599”, de Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa, Ed. Cátedra, 1977, pagina 140; que toma el dato del tomo VI de “ARTE Y ARTISTAS DEL RENACIMIENTO DE SEVILLA” del que es autor D. José Hernández Díaz Recibe el nombre de Hernán Ruiz II para diferenciarlo de su padre, Hernán Ruiz I, y de su hijo, Hernán Ruiz III. “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II”, Antonio de la Banda y Vargas, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974, páginas 182 y 183.
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concepción del edificio, lo cual puede apreciarse por el diferente estilo que presenta la nave destinada a los fieles. Estas son las conclusiones a las que sobre la concepción y edificación de nuestro templo han llegado los autores de los textos que han tenido a bien referirse a él, y en estos supuestos nos habíamos basado al redactar este apartado. Sin embargo, al estudiar el edifico in situ hallamos una inscripción en una de las portadas que nos ha obligado a plantearnos una nueva versión, ya que consideramos que existe un error en las deducciones que hasta ahora se han mantenido. La inscripción a la que nos referimos aparece en uno de los sillares que se encuentran inmediatamente debajo del arquitrabe de la portada sur. En el citado sillar está cincelada la fecha, MDLI (1551). Este dato indica que esta portada fue construida en dicho año, con lo cual nos encontramos con que las conclusiones anteriores carecen de sentido, pues este hallazgo nos lleva a considerar que la iglesia tenía que estar prácticamente finalizada en 1562, que fue cuando Hernán Ruiz II se hizo cargo de la dirección de los trabajos que se realizaban en la misma. Pero, en este sillar no sólo aparece la fecha de construcción de la portada, sino que también observamos un anagrama, AIZ, que no dudamos en afirmar que pertenece a la palabra GAINZA, pues teniendo en cuenta que la Z puede perfectamente representar a las letras Z y N, es fácil comprobar que en el anagrama están contenidas todas las letras de la palabra GAINZA. Sólo para localizar la primera de ellas, la G, es preciso poner algo de imaginación, pero basta con girar 90º a la izquierda la primera de las letras del anagrama para ver la citada consonante.
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Letra N Letra Z Letra G Letra A
Inscripción en la que aparece la fecha de construcción de la portada sur y el anagrama de GAINZA. Se ha recurrido a presentarla en su posición normal y girándola 90 º. De esta forma se aprecia el doble sentido de las letras primera (A = G) y última (Z = N). No hallamos respuesta para el resto de la inscripción (DD13), lo cual no nos sorprende, ya que incluso en los textos especializados se afirma que las marcas de cantero son indescifrables.
Este hallazgo nos movió a buscar datos acerca de quien fue el arquitecto que al fallecer Diego de Riaño, en 1534, le sucedió en los cargos que ocupaba, entre los que destaca el de maestro mayor de obras del Arzobispado. Encontramos que su sucesor no fue Hernán Ruiz II, sino Martín de Gainza. Tras esta comprobación, no dudamos en formular la siguiente hipótesis con respecto al proceso de construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol: • Plantear que Hernán Ruiz II fue el directo continuador de las obras del templo de Encinasola tras el fallecimiento de Diego de Riaño es dar por sentado que la edificación de la iglesia se paralizó durante veintiocho años. Consideramos totalmente anormal esta circunstancia por dos razones: La primera es que tras el óbito del arquitecto vallisoletano fue el vizcaíno Martín de Gainza quien se hizo cargo de la continuación de los trabajos que aquel dejó inconclusos y no es lógico que con respecto a la iglesia de San Andrés Apóstol no se siguiese el mismo criterio que con sus otras obras.
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La segunda es la evidencia de que en el templo de Encinasola no se interrumpieron los trabajos, pues así lo pone de manifiesto la inscripción del sillar de la puerta sur, ya que en la misma aparece la fecha de 1551. Ante esta nueva hipótesis, tenemos que afirmar que el cambio de estilo que sufrió el templo proyectado por Riaño no puede atribuirse a Hernán Ruiz II, sino a Martín de Gainza que, como hemos visto, fue quien debió de continuar las obras y quien debió de estar ejerciendo este trabajo hasta el momento de su muerte, que tuvo lugar en el año 1556. El 25 de mayo de 1562, seis años después de la muerte de Gainza, Hernán Ruiz II ocupó el cargo de maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla y, por este motivo, le correspondió continuar la dirección de las obras que aquel había dejado inconclusas.
Bajo esta nueva visión, en 1562, después de más de veintiocho años de trabajos, la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol debía de estar a punto de ser finalizada y por esto, y en contra de lo que hasta ahora se ha mantenido, no parece que pueda haber sido muy importante la labor que el arquitecto Hernán Ruiz II realizó en la construcción de este templo, pues su responsabilidad debió de limitarse a dar los pasos finales del proceso constructivo. Parece como si existiese cierto interés, por cuestión de prestigio, en que quien proyectó el cuerpo de campanas de la Giralda hubiese sido el artífice de nuestra iglesia. Llegados a este punto, no podemos dejar de reflejar que si grande es el prestigio que como arquitecto tiene Hernán Ruiz II, no lo es menos el de Martín de Gainza, pues es el autor de obras tan importantes como la Capilla Real, la Sala Capitular y la Sacristía Mayor de la catedral hispalense, así como del Hospital de las Cinco Llagas, también de Sevilla, que está considerado como el edificio de más envergadura construido en España en el siglo XVI. La ciudad de Sevilla ha reconocido la importancia de su obra dedicándole una amplia calle en la barriada de Ciudad Jardín. De acuerdo con lo expuesto, consideramos que la reseña del proceso de construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés
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José Domínguez Valonero Apóstol de Encinasola debe ser la siguiente: La fecha de inicio de la construcción de la iglesia parroquial de Encinasola, dedicada a la advocación de San Andrés Apóstol, coincide con los momentos finales del gótico, pues se produce en el primer tercio del sigo XVI, época en la que la arquitectura española se veía influenciada por el renacimiento italiano. El vallisoletano Diego de Riaño fue quien inició la construcción de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol,6 lo que nos lleva a datar el inicio de la obra con anterioridad al año 1534, ya que fue en esta fecha cuando se produjo el fallecimiento de este arquitecto. Es evidente que Diego de Riaño proyectó un templo gótico, pues éste es el estilo de la cabecera, que debió de ser la parte que se edificó bajo su dirección. Tras el fallecimiento de Diego de Riaño, el vizcaíno Martín de Gainza se hizo cargo de la continuación de las obras del Arzobispado que Riaño había dejado inconclusas y entre estas obras se encontraba la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. Por esto, hay que atribuir a Martín de Gaínza el abandono del proyecto inicial, cambiando el trazado gótico original por una amplia nave renacentista que acogiera a los fieles. Martín de Gainza gozó de un gran prestigio como arquitecto, pues es el autor de obras tan importantes como la Capilla Real, la Sala Capitular y la Sacristía Mayor de la catedral hispalense, así como del Hospital de las Cinco Llagas, también de Sevilla, que está considerado como el edificio de más envergadura 6
Este dato lo ofrece la obra, “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488-1599”, de Víctor Nieto, Alfredo J. Morales y Fernando Checa, Ed. Cátedra, 1977, pagina 140, que lo recoge del tomo VI de “ARTE Y ARTISTAS DEL RENACIMIENTO DE SEVILLA” del que es autor D. José Hernández Díaz
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construido en España en el siglo XVI. Su fallecimiento tuvo lugar en 1556 y en aquel momento el templo de Encinasola debía de estar en la fase final de su edificación. Llegamos a esta conclusión al comprobar que en uno de los sillares situados inmediatamente debajo del arquitrabe de la portada sur se encuentra cincelada, en números romanos, la fecha de construcción de la misma. El año que podemos leer es el de MDLI. En ese mismo sillar aparece un anagrama en el que acertamos a leer el apellido de este arquitecto, GAINZA. Seis años después del fallecimiento de Gainza, concretamente el 25 de mayo de 1562, fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado de Sevilla el cordobés Hernán Ruiz II, a quien se le encargó supervisar los trabajos que se realizaban en varias localidades del Arzobispado, entre las que figuran las iglesias de Aracena, Aroche y Encinasola.7 Dada la fecha en que se erigió la portada sur de este templo, once años antes de que Hernán Ruiz II se hiciese cargo de la dirección de las obras, no parece que pueda haber sido muy importante su labor en la construcción del mismo, debiéndose de haber limitado su trabajo a dar los toques finales a este edificio.
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“EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II”, Antonio de la Banda y Vargas, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974, páginas 182 y 183
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EL EXTERIOR DEL TEMPLO
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a iglesia parroquial de Encinasola consta de una sola nave, orientada correctamente, esto es, orientada en dirección EsteOeste. El templo mide exteriormente treinta y cinco metros de largo y dieciocho de ancho. La cubierta de la cabecera del templo, el presbiterio, la constituye una bóveda gótica, en tanto que la parte destinada a los fieles, que merced a dos arcos fajones queda dividida en tres tramos, se cubre mediante otras tantas bóvedas vaídas,. 8 La techumbre del edifico es de teja árabe a dos aguas y, a excepción de las portadas, el templo carece de elementos decorativos exteriores. En la fachada sur de la Iglesia Parroquial de Encinasola se encuentran adosadas dos lápidas romanas. La trascripción de estas lápidas figura en innumerables textos en los que, en ocasiones, aparecen con errores.
Figura situada en el frontón de la portada norte
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En las obras “ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA 1488-1599” y “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II”, a las que antes nos hemos referido, encontramos sendas reseñas de esta parte del templo.
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TEXTO LATINO IMP.CAESAR.AV GVSTVS.TR.PO.XXX P.M.C S. XIII. PATER
TRADUCCIÓN EL EMPERADOR CESAR AUGUSTO, INVESTIDO DE LA POTESTAD TRIBUNICIA POR TRIGÉSIMA VEZ PONTÍFICE MÁXIMO. CÓNSUL POR DECIMOTERCERA VEZ. PADRE DE LA PATRIA
PATRIAE
El contenido de la otra lápida es el siguiente:
TEXTO LATINO
TRADUCCIÓN
M. BAEBIVS M.F.GAL. OPTATVS.LAC AN.L.H.S.E. BAEBIA. M. LIB. GALLA.D.S.P.F.C S.T.L. S.T.L
MARCO BEBIO OPTATO, HIJO DE MARCO, DE LA TRIBU GALERIA, NACIDO EN LACIMURGA. 50 AÑOS. AQUÍ YACE. BAEBIA GALLA, LIBERTA DE MARCO, PAGO ESTE SEPULCRO. SÉATE LA TIERRA LEVE. SÉATE LA TIERRA LEVE.
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La fachada este es la única que presenta algún tipo de decoración. En un lugar de la misma, a gran altura, encontramos un relieve en forma de arco rematado por una cruz. Se presenta totalmente aislado y es difícil encontrar el motivo de su presencia en este lugar. Nos inclinamos por considerar que bien pudiera ser que bajo él, en determinados momentos, se situara algún cuadro o repostero. En esta fachada, cerca de la esquina NE, encontramos un azulejo con la imagen de la Virgen de Flores, Patrona de la Villa.
Adorno en la fachada este Azulejo con la imagen de la Virgen de Flores
Debajo de la peana que sirve de base al azulejo puede leerse el siguiente texto: CUANTOS MARES Y ARROYOS, CAMINOS Y TROCHAS, CERROS Y CAÑADAS, PUEBLOS Y ALDEAS HE TENIDO QUE PATEAR PARA VENIR A VERTE. VIRGEN SANTÍSIMA DE FLORES, ¿POR QUÉ DEJASTE QUE ME ALEJARA TANTO DE TI? EMIGRANTE
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Plano de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol
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Portada norte
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Óculo Acrotera en forma de balaustre Hornacina con imagen Frontón Acrotera en forma de balaustre Cornisa Friso Arquitrabe Capitel Enjuta Arco Imposta Pilastra
Dado cajeado
Pedestal
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Entablamento
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A
l exterior del templo, y a través de sus gruesas paredes, entre dos metros y medio y tres metros de espesor, se abren tres puertas:
PORTADA NORTE •
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• •
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• •
La portada norte, lado del Evangelio, se enmarca entre pilastras pareadas que se alzan sobre altos pedestales con dados cajeados. Estas pilastras son de fuste plano y cajeado y sus capiteles son lisos. No podemos dejar de reflejar que estas pilastras nos recuerdan las de la fachada del Hospital de las Cinco Llagas de la capital hispalense, que son fruto del trabajo de Martín de Gainza. El entablamento está constituido por arquitrabe escalonado, friso liso y cornisa, también escalonada. El vano de la puerta lo constituye un arco de medio punto que descansa sobre jambas con resaltes que cuentan con impostas a la altura de los puntos de arranque del arco. Esta puerta tiene una altura de 3,70 metros y una anchura de 2,60 metros. El frontón es triangular y su base no cubre la totalidad de la portada, sino que sólo se extiende sobre el espacio existente entre las pilastras interiores. En su ángulo superior presenta una pequeña hornacina con una imagen en su interior. Esta imagen parece ser un hombre con traje talar sosteniendo un globo terráqueo o una calavera en su mano izquierda. Sobre él, un cielo cubierto de nubes. Como remate, cuatro acroteras en forma de balaustres. Para acceder al interior de la iglesia a través de esta puerta es preciso descender un escalón.
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Cornisa Friso Arquitrabe Capitel Tondo Collarino Enjuta Arco
Imposta
Fuste
Jamba
Dado
Pedestal
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PORTADA OESTE •
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• •
• •
La portada del pie de la iglesia, lado oeste, es la más importante de las tres. Presenta dos columnas monolíticas toscanas, que se levantan sobre altos pedestales con dados cajeados que contienen sendos adornos circulares. La altura de las columnas es de seis veces y media su diámetro, y cuentan con parástades o traspilastras. El entablamento está constituido por arquitrabe escalonado, friso, carente de decoración, y cornisa escalonada. Como sucede en las otras portadas, el entablamento presenta resaltes coincidentes con las columnas. Esta portada carece de frontón. Las enjutas están adornadas con sendos tondos. En el intercolumnio se abre el vano de la puerta, constituido por un arco de medio punto que se apea sobre jambas provistas de impostas en los puntos de arranque del arco. La clave del arco está adornada con una ménsula en forma de voluta. Esta puerta tiene una altura de 4,60 metros y una anchura de 2,60 metros. Para acceder al interior de la iglesia a través de esta puerta hay que subir tres escalones.
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Portada oeste
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Portada sur
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Acroteras en forma de jarrón
Frontón Cornisa Friso Arquitrabe Capitel Enjuta con cuadrado
Arco Fuste con estrías Estrías rellenas
Dado cajeado
Pedestal
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PORTADA SUR •
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La portada sur, lado de la Epístola, está enmarcada por dos columnas jónicas9 embebidas que presentan rellenas sus estrías en el tercio inferior y que, como sucede con las columnas de las otras dos portadas, se alzan sobre pedestales con dados cajeados. En los capiteles llama la atención la presencia de unos ábacos muy desarrollados, diríamos que son desproporcionados. Sobre estas columnas, cuya altura es seis veces y media su diámetro, se asienta el entablamento, formado por arquitrabe escalonado, friso, constituido por siete sillares, seis de los cuales se decoran con motivos circulares y el central con la Cruz de San Andrés, y cornisa escalonada. Sobre el entablamento descansa un frontón triangular rematado por tres acroteras en forma de balaustres. El vano de la puerta es un arco de medio punto que descansa sobre jambas con resaltes. Carece de impostas. Esta puerta tiene una altura de 4,35 metros y una anchura de 2,60 metros. Las enjutas cuentan con sendos cuadrados decorativos. Para acceder al templo a través de esta puerta es preciso subir cuatro escalones.10 En uno de los sillares que se encuentran debajo del arquitrabe figura la fecha de 1551, junto a un anagrama de la palabra GAINZA. Esta fecha es once años anterior al nombramiento de Hernán Ruiz II como maestro mayor de obras del Arzobispado y de que se le encargase la dirección de las obras que se realizaban en la iglesia parroquial de San Andrés, lo cual tuvo lugar en el año 1562.
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Las columnas jónicas se diferencian de las dóricas en que mientras éstas carecen de basa y presentan sus estrías en línea afilada, aquellas cuentan con basa y sus estrías tienen los bordes planos, en bisel. 10 Esta portada ha sido estudiada por don Antonio de la Banda y Vargas. Dicho estudio figura en su obra: “EL ARQUITECTO ANDALUZ HERNÁN RUIZ II” Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974, páginas 182 y 183.
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Detalle de la parte superior de la portada sur, en el que, enmarcado con un óvalo, se resalta el sillar en el que se encuentran la fecha de construcción de la portada y el anagrama del arquitecto Martín de Gainza
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EL INTERIOR DEL TEMPLO
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l interior del templo, cuyas medidas podemos fijarlas, con una aproximación muy aceptable, en treinta metros de longitud por doce de anchura, está claramente dividido en dos partes: • •
El presbiterio y La nave reservada a los fieles.
EL PRESBITERIO
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l presbiterio, claramente diferenciado del resto del templo, está cubierto por una bóveda de crucería de terceletes de unos once metros de altura. Esta bóveda presenta cinco claves: una principal, central, y las otras cuatro localizadas en cada una de las intersecciones de los terceletes con el espinazo y nervios transversales. En la clave del lado oeste encontramos la cruz de San Andrés, en la del lado este un rosetón de seis puntas y en la del lado sur una flor de cuatro pétalos. No nos ha sido posible determinar con precisión los adornos de la clave principal y de la del lado norte. No obstante, en la clave principal parece que se aprecian tres hojas de vid. Ya se ha dejado constancia de que la cabecera del templo fue trazada por Diego de Riaño, es de estilo gótico y, en sí misma, constituye una capilla de unos ocho metros de anchura por siete de largo. Esta capilla fue concebida para acoger un gran retablo, así lo indica la total ausencia de aberturas en su cara este y la existencia de un ventanal en su lado sur, cuya función es iluminar esta parte del templo. El presbiterio se divide en dos partes: • Aquella en la que se encuentra el altar, que a modo de
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meseta se eleva unos ochenta centímetros sobre el nivel de la iglesia. En ella se abren dos puertas, una, en el lado sur, que conduce a la sacristía, y otra, en el lado opuesto, para ascender a la torre, y La más próxima a la nave que acoge a los fieles. En esta parte también se abren dos puertas, una que da acceso a la sacristía y otra que comunica con la capilla de la Inmaculada Concepción.
•
El paso del presbiterio a la nave de la iglesia se efectúa a través de un arco de medio punto de seis metros de anchura. Precisamente en este arco, en su parte más próxima a la capilla de la Virgen de la Inmaculada, se encontraba, hasta el último tercio del pasado siglo, un púlpito de forja. Un fino vástago sostenía una copa majestuosa sobre la cual se encontraba un bello tornavoz. La ascensión a la copa se realizaba por medio de una delicada escalera metálica. Al lado de la Epístola se encuentra la sacristía, y en el del Evangelio la capilla de la Inmaculada Concepción.
Una de las claves de las bóvedas vaídas, adornada con la Cruz de San Andrés.
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LA SACRISTÍA
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n la sacristía encontramos una lápida datada en el siglo XVII, concretamente en el año 1692.
Lápida de mármol blanco adosada al muro del lado sur de la sacristía
No ha sido fácil conseguir la traducción de esta lápida, pues las abreviaturas que contiene el texto y el olvido de la finalidad que perseguía el contenido del mismo han dificultado la tarea. Una vez sustituidas las abreviaturas por las palabras correspondientes, el texto es el siguiente: Da, Domine, virtutem manibus meis ad abstergenda(m) o(m)ne(m) ma(cu)l(a)m ut sine pollutione* me(nti)s et corp(ori)s valeam tibi servire. Amen. *pollutione, en el texto se lee fol(l)u(cion)e Y su traducción es: Da, Señor, fuerza a mis manos para limpiar todo pecado, para que sin ninguna mancha en la mente ni en el cuerpo pueda servirte. Amen.
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Traducido el texto, no fue difícil determinar su origen y el motivo de su localización en la sacristía, precisamente junto a un lugar apropiado para purificar las manos. El origen está en el ya casi olvidado ritual tridentino el cual determinaba que el sacerdote, al irse revistiendo con cada uno de los ornamentos sagrados, tenía que ir pronunciando una oración. La primera de ellas, el texto que figura en la lápida, era la que pronunciaba al lavarse las manos en la sacristía, de aquí que la lápida se encuentre situada sobre el lavamanos. De esta forma se recordaba al sacerdote la obligación de su lectura. Con esto, sabemos que se trata de una oración estándar que puede encontrarse, junto con las demás oraciones dedicadas a este fin, siete en total, en las páginas dedicadas a la PRAEPARATIO AD MISSAM de cualquier antiguo MISSALE ROMANUM.
Bóveda de crucería del presbiterio Nervio transversal Cadeneta o Espinazo
Nervios cruceros
Clave principal
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Terceletes
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Una de las tres bóvedas vaídas
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Vista del retablo del altar mayor
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EL RETABLO DEL ALTAR MAYOR
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n la cabecera del templo se encuentra el retablo del altar mayor, de madera policromada, de estilo barroco. Fue Francisco Dionisio de Ribas quien a principios de la segunda mitad del siglo XVII (1656) introdujo la columna de fuste salomónico en el retablo sevillano. Originalmente, esta columna estuvo constituida por cuatro espiras y media. En los años siguientes, este elemento arquitectónico sufrió una evolución que condujo al fuste de seis espiras (1675), con lo que se consolidó la columna salomónica que se considera de proporciones clásicas. 11 Otro elemento que evolucionó en el último tercio del siglo XVII fueron las cornisas de separación entre los diferentes cuerpos de los retablos, pues Bernardo Simón Pineda, hacia el año 1670, rompió la rigidez de las mismas haciéndolas discontinuas, esto es, estableciendo una comunicación entre los cuerpos entre los que se sitúan. 12 El retablo del altar mayor de la iglesia parroquial de San Andrés presenta las dos características antes citadas: Las columnas salomónicas lucen en su fuste seis espiras con pronunciadas gargantas y la cornisa situada entre el primero y el segundo cuerpo del retablo es discontinua. Estas dos características nos llevan a considerarlo como perteneciente a finales del siglo XVII o principios del XVIII. Tradicionalmente se dice que el retablo del altar mayor de nuestra iglesia parroquial pertenece al siglo XVII, sin embargo, no falta quien afirma que fue construido en el siglo XVIII.13 11
SEVILLA EN EL SIGLO XVII. Paulina Ferrer Garrofé, Ed. Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos. 1983-1984. Sevilla 12 Ibidem. 13 Esta última fecha es la que figura en el DICCIONARIO ESTADÍSTICO GEOGRÁFICO HISTÓRICO DE ESPAÑA. Pascual Madoz, Tomo VII, pags. 477 y 478
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Queremos dejar constancia de la gran semejanza que existe entre el retablo de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, de Encinasola, y los de la iglesia de San Bartolomé, de Higuera la Real; dos pequeños retablos existentes en la ermita de Santa Catalina, de Fregenal de la Sierra, los cuales proceden de otro de mayor tamaño que en su día fue dividido; y el retablo de la Iglesia de Santa María de Gracia, de Calañas, que fue destruido durante la Guerra Civil. El retablo de la Iglesia de Encinasola consta de: sotabanco, banco, dos cuerpos y ático.
Brocal del pozo de donde se extrae el agua que ha de ser bendecida. Este pozo se encuentra localizado en el exterior del templo, en la esquina noroeste, entre la iglesia y la casa rectoral
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Detalle del sotabanco en el que se aprecia la puerta de acceso al trasagrario.
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SOTOBANCO Y BANCO
BANCO Ménsulas
Pilastras
Columnas salomónicas Sagrario Pedestal SOTABANCO Puerta (simulada) Altar
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SOTOBANCO l sotobanco, también llamado sotabanco, está ocupado en su parte central por el primitivo altar mayor, aquel en el que se oficiaba antes de que el Concilio Vaticano II determinara que el celebrante debía situase dando frente a los fieles. A los lados del altar se encuentran unas puertas, que ocupan también parte del banco. • La de la izquierda (lado de la Epístola) da acceso a un angosto pasillo que se encuentra detrás del retablo. • La del lado derecho (lado del Evangelio) no tiene otra finalidad que mantener la simetría del retablo, por lo que es simulada. En los extremos, y a ambos lados, completan el sotabanco dos tableros enmarcados y rematados por una cornisa.
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EL BANCO O PREDELA
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n la parte central del banco, sobre el altar, se encuentra el sagrario, que invade parte del primer cuerpo. El sagrario se asienta sobre un pedestal y está flanqueado por pequeñas y delicadas columnas salomónicas, dos a cada lado, estando retranqueadas las extremas, con lo que se resalta el tabernáculo. Al igual que todo el retablo, el banco es simétrico con respecto a su eje central. A partir del sagrario, y a cada lado, se encuentran dos pilastras; una gran ménsula en forma de voluta, que se adelanta al conjunto para así ofrecer una mayor sección de apoyo a la columna salomónica que en el primer cuerpo se va a situar sobre ella; siguen las puertas antes mencionadas, escoltadas por finas pilastras; otra gran ménsula de idénticas características y con el mismo fin que la antes descrita y, como motivo final, otra pilastra.
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EL PRIMER CUERPO
Cornisa Friso con cartelas Arquitrabe escalonado Ménsula Anta Columna salomónica Hojarasca Pilastra Encasamiento con imagen
Alacena
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EL PRIMER CUERPO
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a se ha dicho que el sagrario penetra en la calle central del primer cuerpo. La parte del sagrario contenida en este cuerpo está flanqueada por dos pares de pilastras, siendo de menor sección las interiores, que están retranqueadas. Las pilastras se asientan sobre pedestales y cuentan con cornisa. Sobre el sagrario se halla la alacena, que es el lugar destinado a colocar en exposición al Santísimo. Para posibilitar el acceso del sacerdote a esta alacena encontramos una escalera de obra en el estrecho espacio que se encuentra entre el retablo y el muro de la iglesia. En la calle central se encuentra un amplio nicho que acoge a la imagen del Patrón, San Andrés. Esta imagen fue restaurada por Don Francisco Marín Albadalejo, del equipo de Restania, Sevilla. Tras su restauración, volvió al retablo el día 19 de noviembre de 1999. En los laterales de este nicho y en el fondo del mismo, enmarcados con molduras doradas, encontramos un total de nueve entrepaños rectangulares, en tanto que en el arco que lo cierra por su parte superior aparecen, también enmarcados con molduras, cuatro trapecios mixtilíneos. Sobre las antas del nicho emergen unas pequeñas ménsulas que, con un trabajo de talla, se continúan hasta la cornisa que remata este cuerpo. A ambos lados del nicho hallamos adornos de hojarascas y unas grandes columnas salomónicas, cuyos fustes, constituidos por seis espiras, se adornan con hojas y frutos de la vid, símbolos de la vida. En las calles laterales, en sendos encasamientos cuyos lados superiores son arcos de medio punto, y sobre pedestales gallonados se encuentran las imágenes en bulto redondo de San José, en el lado del Evangelio, y San Isidoro, en el de la Epístola. Estos encasamientos están flanqueados por finas pilastras que se elevan sobre ménsulas y están rematadas por idénticos elementos.
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Hacia los extremos, aparecen sendas columnas salomónicas idénticas a las antes descritas, adelantadas con relación a los intercolumnios y con sus giros invertidos con respecto a las anteriores. En los extremos de este cuerpo se sitúan unas pilastras semejantes a las que flanquean los encasamientos y un adorno acanalado junto a los muros. El entablamento rompe su continuidad merced a unos resaltes coincidentes con los espacios que ocupan las columnas y pilastras. El arquitrabe es escalonado, con lo que el friso se adelanta con relación a la vertical. Sobre las imágenes se encuentran las cartelas, con fondo negro, en las que figuran los nombres de San José, San Andrés y San Isidoro. La cornisa también es escalonada en su parte inferior y presenta una amplia zona tallada en la superior. Los resaltes de la cornisa se disponen de tal forma que configuran a modo de tres arcos abiertos, uno sobre cada una de las tres imágenes que ocupan este cuerpo del retablo. Estas aberturas rompen la rigidez del conjunto, pues permiten la comunicación entre el primero y el segundo cuerpo, característica a la que ya se ha hecho mención.
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Segundo Cuerpo del Retablo del Altar Mayor
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EL SEGUNDO CUERPO Y EL ÁTICO Padre eterno bendiciendo
Ménsula Frontón triangular Tabla de la Inmaculada Encasamiento con imagen Hojarasca Pedestal con jarrón Cartela
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EL SEGUNDO CUERPO
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n la calle central del segundo cuerpo, en una caja rectangular adintelada, se encuentra un relieve sobre tabla de la Inmaculada Concepción. La Inmaculada aparece, como es norma tradicional, sobre un trono de nubes y rodeada de un gran resplandor. Al igual que ocurre con el entablamento del primer cuerpo, este banco es discontinuo y en él aparecen las cartelas con los nombres de las imágenes, excepto en la correspondiente a la Inmaculada, en la que podemos leer, aunque con alguna dificultad debido a la peculiar forma en que las sílabas se disponen, “Concevida sin pecado” [sic]. A los lados, unos pedestales sobre los que se apoyan unas hojas de hojarasca y unos motivos frutales que flanquean la caja adintelada. A ambos lados, hacia los extremos y manteniendo la simetría del conjunto, hallamos unos pedestales coronados por adornos en forma de jarrón y sobre ellos unas ménsulas que soportan unas amplias cornisas que alcanzan el arranque de la bóveda de crucería. Continúan otros pedestales, en los que se apoyan los encasamientos, cubiertos por frontones triangulares que se elevan sobre ménsulas escalonadas. En estos encasamientos, sobre ménsulas, se encuentran las imágenes en bulto redondo de San Pedro, en el lado del Evangelio, y de San Pablo, en el de la Epístola. Por último, otros pedestales más amplios que, a modo de pilastras, soportan unos grandes jarrones que constituyen el remate final del retablo.
EL ÁTICO
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n el ático, en una caja rematada en su lado superior por un segmento circular, aparece el Padre Eterno en actitud de bendecir con la mano derecha mientras mantiene en la izquierda el globo terráqueo.
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Vidriera del Baptisterio
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NAVE DESTINADA A LOS FIELES
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a gran sala destinada a acoger a los fieles mide diecinueve metros de largo, doce de ancho y alrededor de diez metros de alto. Conviene resaltar que estas dimensiones no son arbitrarias, pues las mismas se ajustan a la proporción conocida como “sección áurea”14 Esta parte del templo es una amplia nave, dividida en tres tramos, que se cubre por medio de tres bóvedas vaídas. Estos tramos se encuentran separados entre sí por los correspondientes arcos perpiaños de sustentación, que se apean en columnas embebidas de fuste liso, las cuales se asientan sobre grandes pedestales. Los tramos presentan diferentes longitudes, pues, mientras los extremos miden seis metros, el central alcanza los siete.
Vista de la base de una de las columnas
14
Se llama “sección áurea” a la proporción según la cual la armonía entre los lados de un rectángulo es perfecta cuando la razón entre el mayor y el menor es igual a 1,610833.
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Retablo de la Virgen del Rosario
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Retablo de Ntra. Señora de los Dolores
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LOS RETABLOS MENORES
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l arco que comunica la nave destinada a los fieles con el presbiterio presenta una luz de seis metros en tanto que la anchura de dicha nave es de doce, con esto, tenemos que a ambos lados del arco quedan unos lienzos de pared de tres metros de anchura, en los que se encuentran dos retablos, uno a cada lado del arco: • En el lado del Evangelio se halla el retablo de la Virgen del Rosario, bajo cuya advocación existió, en siglos pasados, una importante Hermandad. 15 • En el lado de la Epístola encontramos el retablo de Nuestra Señora de los Dolores. Esta imagen está descrita en la obra ESCULTURA MARIANA ONUBENSE, de Juan Miguel González Gómez, y Manuel Jesús Carrasco Terriza. Según el citado texto, esta imagen es de autor desconocido, sin embargo, D. Jesús Abade la atribuye a Cristóbal Ramos. 16 Otros dos retablos están en la capilla de la Inmaculada Concepción, situada junto al presbiterio, en la cabecera del templo: • El de la Virgen de la Antigua y • El de la Inmaculada Concepción. 15
Este retablo fue restaurado por el “Grupo Restania”, de Sevilla, en el año 1993. 16 Ver la Web: http://www.lahornacina.com/articulosramos.htm. Cristóbal Ramos Tello fue un escultor que trabajo en Sevilla en el siglo XVIII. Entre sus obras destacan: • Virgen de las Aguas, en la Capilla del Museo (Sevilla). • Virgen de la Concepción y San Juan, en la Iglesia de San Antonio Abad (Sevilla). • Virgen del Carmen con niño, en la Iglesia del Santo Ángel. (Sevilla). • Nuestra Señora del Patrocinio, en la Iglesia del Cachorro (Sevilla). • Una imagen de San José, en la Iglesia del Hospital de la Caridad (Sevilla).
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José Domínguez Valonero Cuenta la iglesia con otros cuatro retablos localizados en la nave destinada a los fieles. En el lado del Evangelio, podemos contemplar: • El correspondiente al cuadro de Ánimas. Éste cuadro representa al Purgatorio, está presidido por la Virgen del Carmen y nos recuerda a la antigua Hermandad de las Benditas Animas. En la parte superior de este retablo aparecen los atributos pontificios: las llaves entrecruzadas (decusatas) y sobre ellas la tiara. Desconocemos el significado de este hecho, sobre el que simplemente dejamos constancia. • El dedicado a la Virgen de Fátima En el lado de la Epístola se encuentran los retablos del: • Sagrado Corazón de Jesús y • San Antonio.
La Virgen de los Dolores
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Retablo de la Virgen de Fátima
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Retablo del Cuadro de Ánimas Foto de María Isabel Domínguez Boza
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Retablo de San Antonio
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Retablo del Sagrado Corazón de Jesús
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LAS CAPILLAS
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xisten tres capillas: dos en la nave destinada a los fieles, la del Baptisterio y la del Gran Poder, y otra en la cabecera del templo, la de la Inmaculada Concepción. Esta última, como antes se ha dicho, acoge los retablos de la Virgen de la Antigua y de la Inmaculada Concepción.
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l baptisterio está situado en la esquina SO del templo, en el lado de la Epístola. En él encontramos una gran pila bautismal de mármol blanco y una vitrina, en la que se guardan los vasos sagrados, cruces procesionales y otros accesorios sagrados. Una bella cancela de hierro cierra esta capilla, que podemos calificar como la más importante, pues la presencia de la pila bautismal es lo que da el carácter de templo parroquial a la iglesia. Esta capilla se ilumina gracias a una ventana en la que se encuentra una vidriera que representa el Bautismo de Jesucristo.
Pila bautismal
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a capilla del Gran Poder se encuentra en el lado del Evangelio, en la esquina NO, y acoge a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, obra del artista marocho Vicente Tapada, que la talló a finales de los años 1950.
En los primeros años del presente siglo se desprendió una mano del Cristo, que al caer al suelo quedó inutilizada. Esto motivó que Vicente Tapada regresara al pueblo desde Palma de Mallorca, su lugar de residencia, y en el mismo pueblo tallase nuevamente la mano del Nazareno. Cuenta esta capilla con una ventana para su iluminación, en la que se halla una vidriera con la imagen del Nazareno.
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Retablo de la Inmaculada Concepción
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Las reducidas dimensiones de esta capilla no permiten ofrecer una fotografía en la que aparezca este retablo en su totalidad, por este motivo hemos hecho una composición en la que se recogen las figuras más importantes del mismo, pues no figuran las tablas correspondientes a Santa Lucía y a Santa Catalina.
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CAPILLA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN RETABLO DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA.
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ste retablo es una de las obras más valiosas del patrimonio de Encinasola. Se afirma que fue confeccionado en la segunda mitad del siglo XVI, concretamente en el año 1564. Se trata de una pieza de madera policromada, constituida por un banco y un cuerpo con tres calles, que se rematan con un ático en forma de arco rebajado. La calle central está constituida por dos pilastras cajeadas coronadas por capiteles en los que se aprecian las clásicas volutas que caracterizan al orden jónico. Sobre estas pilastras se apea un arco de medio punto que se adorna con una clave en forma de ménsula con volutas. Este conjunto conforma la calle central, destinada a acoger la tabla más importante del retablo: la de la Virgen de la Antigua. En las calles laterales se encuentran las siguientes tablas: En la del lado izquierdo la de San Francisco de Asís y en la del lado derecho la de San Andrés. Estas tablas son de menor altura que la de la Virgen de la Antigua, por lo que para compensar esta diferencia de tamaños se sitúan sobre ellas otras dos, las de Santa Lucía, sobre la de San Francisco, y la de Santa Catalina de Alejandría, sobre la de nuestro Patrón, San Andrés. En el ático se encuentra el Padre Eterno, rodeado de ángeles, bendiciendo con la mano derecha y apoyando la izquierda en un globo terráqueo. Con motivo de la restauración de este retablo, que realizó la empresa CREST ARTE S.L. entre octubre de 1996 y julio de 1997, con un coste de seis millones de pesetas, Isabel Inés Moreno publicó una detallada descripción del mismo, la cual puede consultarse en “El Picón”, número 1, correspondiente al mes de marzo de 1999.
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EL CORO
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l pie del templo, frente al altar mayor y sobre la puerta de acceso que se encuentra en este lado, elevado 5,75 metros sobre el suelo del templo, encontramos el coro, que en la primera mitad del pasado siglo XX acogía un órgano que con sus enormes y numerosos cañones no sólo acompañaba con sus notas musicales los actos religiosos, sino que constituía un importante elemento de decoración para nuestra iglesia. Nuestros padres describían con nostalgia este antiguo órgano, al tiempo que lamentaban su desaparición. En el coro, en el muro oeste, encontramos una vidriera que representa al Sagrado Corazón de Jesús. Clave de la bóveda Arco perpiaño
Puntos de arranque de la bóveda vaída
Vista del coro en la que puede apreciarse un arco perpiaño completo y dos puntos de arranque de una bóveda vaída
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LOS CUADROS
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l artista local Tomás Moreno, cuando iniciaba su carrera pictórica a mediados de los años cincuenta, pintó cinco cuadros de grandes dimensiones que ornan el templo.
En el presbiterio, sobre la puerta de la capilla de la Inmaculada Concepción, se encuentra “El martirio de San Andrés”, copia del de Bartolomé Esteban Murillo, pintado en el año 1680, que se conserva en el Museo del Prado de Madrid. En el arco que separa el presbiterio del resto del templo están: • Al lado del Evangelio “La Asunción de la Virgen” copia del cuadro de Juan Martín Cabezalero, pintado en 1650 y conservado en el Museo del Prado. • Sobre el propio arco “El martirio de San Esteban”. No nos ha sido posible determinar quien es el autor del cuadro original ni el lugar en el que el mismo se encuentra. • En el lado de la Epístola “La Madona del Prado”, también conocido como Madona del Belvedere, copia del de Rafael. El quinto cuadro, “La multiplicación de los panes y los peces”, copia del de Bartolomé Esteban Murillo, que se conserva en la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla, se encuentra sobre la puerta que se abre en el lado de la Epístola, justo enfrente de la que actualmente sirve de acceso al templo. Los marcos que embellecen estos cuadros salieron de las manos del gran escultor marocho Vicente Tapada.
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El martirio de San Andrés Como no podía ser de otra forma, la figura central de este cuadro es San Andrés atado a la cruz en forma de aspa e iluminado por un fuerte resplandor que resalta la santidad del martirizado. Dentro del difuminado de este resplandor pueden observarse unos querubines. El artista recoge el momento en el que uno de los personajes que atan a la cruz al santo se dispone a terminar de tensar la cuerda que culminará su fijación a la cruz. Dos grupos, uno a cada lado, completan el cuadro. A la derecha del cuadro unas mujeres que sollozan y a la izquierda unos hombres montados a caballos y otro con un perro. Este fiel animal suele ser una figura recurrente en los cuadros de Murillo.
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La multiplicación de los panes y los peces A la derecha del cuadro se encuentra el Maestro rodeado de los Apóstoles y bendiciendo los alimentos que milagrosamente van a multiplicarse. El desplazamiento hacia la derecha de las figuras más importantes de la escena permite dar una mayor profundidad al cuadro y, al mismo tiempo, mostrar la muchedumbre que va a recibir los frutos del milagro. A la izquierda, en primer plano, formando parte de un grupo, vemos a una mujer que se percata de lo que sucede.
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La Asunción de la Virgen La composición nos muestra como, mientras la Virgen es llevada a los Cielos en brazos de unos ángeles y querubines, los apóstoles observan el interior del sarcófago y San Pedro eleva la mirada, cubriéndose con la mano al verse cegado por el resplandor de la luz que ilumina la figura de María.
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La Madona del Prado Este cuadro nos recuerda las composiciones de tipo piramidal de Leonardo da Vinci. La figura central es la Virgen María que sujeta, delicadamente por la cintura, al Niño Jesús quien, en compañía de San Juan, sostiene una vara. Al fondo puede verse, aunque muy difuminada, una ciudad al borde de un lago.
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El martirio de San Esteban Fotografía de Sebastián López Domínguez El santo diácono aparece caído en el suelo, vestido con sus atributos, dalmática y estola, mientras dos personajes se disponen a lanzarle unas grandes piedras y un tercero recoge otra del suelo. El santo dirige la mirada a sus ejecutores al tiempo que, según narran Los Hechos de los Apóstoles (7, 2-53), implora a Dios, con los brazos en cruz, el perdón para los que le lapidan.
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ILUMINACIÓN DEL TEMPLO
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a iluminación de la iglesia se consigue por una serie de óculos y ventanas que se abren en sus cuatro lados. Entre estas aberturas destacamos: •
• •
• •
En el lado sur dos ventanas abocinadas, una en el baptisterio y otra en el coro; un óculo, también abocinado, situado sobre la puerta y una abertura en forma de aspillera en el presbiterio. Al Este tenemos una ventana con reja, que ilumina la sacristía. La fachada norte cuenta con dos ventanas, una en la Capilla de la Inmaculada Concepción y otra en el coro, y tres óculos, uno sobre la puerta, otro que se abre en la capilla del Gran Poder y un tercero, de pequeñas dimensiones, situado sobre la capilla de la Inmaculada Concepción, que ilumina la sala que se encuentra sobre la bóveda de esta capilla y a la cual se accede a través de la escalera de la torre. En la fachada oeste tenemos una ventana que ilumina el coro, la cual se adorna con una vidriera en la que aparece la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. También existen algunas aberturas para la iluminación y ventilación del espacio situado entre el trasdós de la bóveda y la techumbre.
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VASOS SAGRADOS
Vitrina que contiene los vasos sagrados y Cruz Parroquial
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n la Comunicación que presentó Doña Carmen Rey Durán en las XIV Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra, titulada “Don Sebastián infante. Datos biográficos de un consejero de Castilla miembro de una familia Hidalga de la Sierra Onubense”, se refleja que el citado personaje, nacido en Encinasola, legó a la Iglesia Parroquial de San Andrés una lámpara de plata, una patena y un cáliz. D. Sebastián Infante falleció en el año 1673. 17 En www.arrakis.es/~mfructos/encinasola/patrimonio.htm se describe un cáliz de plata sobredorada, fechado “a mediados del siglo XVI o algo posterior”, que bien pudiera ser el que este personaje legó a la Iglesia Parroquial de San Andrés. La reseña lo define como “pieza de estilo plateresco, de extraordinaria calidad y cuidada ejecución” y lo atribuye a Francisco Becerra, orfebre sevillano. Para diferenciarlo de los demás cálices, podemos recurrir a sus medidas, que son: 27 cms. de alto, 17 de base y 10,5 de copa. 17
Para más información, consultar: XIV JORNADAS DEL PATRIMONIO DE LA COMARCA DE LA SIERRA, Excma. Diputación Provincial de Huelva, marzo de 1999.
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Cruz Parroquial Estilo barroco. Se fecha entre finales del siglo XVII y principios de XVIII.18
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Ostensorio En la cartela que vemos junto a la pieza se lee: Plata dorada. Estilo Barroco Anónimo de la Escuela Sevillana Y la siguiente inscripción: “D. IOANNES ILLDEPHONSVS CHARNECA OBTVULIT HANC CVSTODIAM DEO ET HUIC SUAE ECCLESIAE DE ENSINASOLA AÑO DE 1695”. Su traducción es: “Don Juan Ildefonso Charneca ofreció esta custodia a Dios y a esta iglesia de Encinasola, año de 1695”.
http://www.arrakis.es/~mfructos/encinasola/patrimonio.htm
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Cáliz En la cartela que se encuentra junto a la pieza se lee: Plata Siglo XVIII Hermandad de Ntra. Sra. de Roca-Amador Presenta la inscripción: “OVE SUNT DEI”.
Copón En la cartela que vemos junto a la pieza se lee: Plata sobredorada Siglo XX
En Internet existen precisas descripciones de estos Vasos Sagrados y de la Cruz Parroquial. A continuación indicamos las Webs en las que figuran las citadas reseñas. • http://www.arrakis.es/~mfructos/encinasola/patrimonio.htm Se describen tres cálices, la Cruz Parroquial y el Ostensorio • http://www.aureliojimenez.com/aveverum/Sala6/123/TEXT O123.htm Ofrece una descripción del Ostensorio
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LA TORRE
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n la esquina NE del templo se levanta la torre, de planta cuadrada, de unos cuatro metros de lado. El acceso a la torre es a través de una pequeña puerta situada en el presbiterio, en la esquina del lado del Evangelio. En la primera mitad del siglo XX, la puerta de acceso a la torre se encontraba en el exterior del templo. La ascensión al cuerpo de campanas se realiza por medio de una escalera de caracol de husillo. Este husillo es hueco, para así permitir que por su interior puedan desplazarse los contrapesos del reloj. Desde su arranque hasta llegar al rellano en el que la escalera se bifurca en dos, una hacia la izquierda, dirección Este, que se dirige hacia el cuarto del reloj, y otra hacia la derecha, dirección Oeste, que conduce al cuerpo de campanas, la escalera tiene doce tramos, cuatro en cada una de las tres vueltas que da sobre si misma. Cada tramo se corresponde con una de las cuatro fachadas de la torre. La primera vuelta consta de catorce escalones, la segunda de quince y la tercera tiene doce. A partir de este rellano siguen seis peldaños hacia la izquierda, que conducen al cuarto donde está la maquina del reloj, y tres tramos hacia la derecha que con un total de veinte peldaños nos llevan hasta el cuerpo de campanas.
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Se observa que la escalera presenta una construcción completamente anárquica. La falta de sujeción a unas normas no sólo se aprecia con respecto al número de peldaños de los diferentes tramos, sino que incluso las medidas de los escalones son variables, tanto en sus huellas como en sus contrahuellas. Ante esta particularidad, para efectuar el dibujo adjunto hemos optado por tomar 0,25 m como medida de ambos parámetros. Sólo en aquellos casos en los que se hace patente que las medidas no se aproximan a este valor es cuando se ha cambiado este criterio. Para subir al cuerpo de campanas hay que ascender un total de 61 escalones. Considerando que las contrahuellas de estos escalones son de alrededor de 0,25 metros, tenemos que entre el arranque de la escalera y el cuerpo de campanas hay una altura de 15,25 metros. Como el arranque de la escalera se encuentra por encima del nivel de la calle, la altura antes mencionada ha de incrementarse en un metro, es decir, que desde el suelo, junto a la capilla de la Inmaculada Concepción, hasta el cuerpo de campanas tenemos una altura aproximada de 16 metros. Al finalizar la primera vuelta, en el escalón número catorce, exactamente en la esquina SO, encontramos una puerta y a través de ella, tras ascender nueve escalones, entramos en una sala espaciosa, de 4,10 m por 2,80 m. Esta sala se encuentra sobre la bóveda de la capilla de la Inmaculada Concepción y su mayor dimensión se corresponde con la fachada norte, a la cual se abre un óculo para la iluminación. Las medidas interiores de la torre son 2,55 m para los lados que miran al Este y al Oeste y 2,00 m para los que se orientan hacia el Norte y el Sur. Para el exterior hay que incrementar estas dimensiones en las correspondientes al grosor de los muros.
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José Domínguez Valonero En las caras este y norte, los muros tienen un espesor de 1,10 m, en tanto que el grosor de las paredes de los lados oeste y sur difieren considerablemente, pues mientras que el de la que comunica con el presbiterio, donde está la puerta de acceso, es de 1,44 m, el del muro que separa la torre de la capilla de la Inmaculada Concepción es de 2,00 metros. El mayor espesor de estos dos últimos muros está justificado, pues en ellos se apoyan las bóvedas del presbiterio y de la citada capilla de la Inmaculada Concepción. Una vez que han cumplido esta función es cuando la escalera necesita ampliar su superficie, requiere mas espacio, toda vez que es ahora cuando se bifurca hacia el cuerpo de campanas y hacia el cuarto del reloj y es sobre estos muros donde se construyen los tramos que han de permitir el acceso a estos lugares El cuerpo de campanas presenta una menor superficie, consiguiendo así la torre una mayor esbeltez. Es debido a este estrechamiento por lo que se observa que en estos lados, Sur y Oeste, aparecen unos salientes cubiertos con teja. Bajo estos techos se encuentran los tramos de escaleras que dan acceso al citado cuarto del reloj y al cuerpo de campanas. La iluminación interior de la torre se verifica merced a unas aberturas en forma de aspillera que se abren en sus fachadas norte y este. A la primera de las citadas fachadas se abren seis aspilleras, dos en cada uno de los tres tramos que dan a la misma, y otras dos aberturas están en la cara este, una al final del primer tramo de la primera vuelta, justamente a la altura del tercer escalón, y la otra al iniciarse la segunda vuelta, exactamente en el tercer peldaño correspondiente a esta parte de la escalera. La iluminación del espacio en el que la escalera se bifurca se consigue por medio de una pequeña ventana que se abre hacia la Plaza Mayor, mirando al Sur, en la esquina SE. La esfera del reloj se encuentra situada en la cara norte. El reloj fue instalado en el verano de 1806. En aquella fecha, los componentes del Cabildo dejaron constancia, en el correspondiente Libro de Actas del Ayuntamiento, de que al elegir este reloj tuvieron en cuenta que la fuerza del martillo al
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golpear sobre la campana fuese capaz de hacer llegar el sonido de las campanadas correspondientes a las horas hasta el último rincón de la villa. La torre cuenta con tres campanas, que el pueblo denomina de acuerdo con los sonidos que emiten. Estos nombres son “don”, “dan” y “din”. El “don” es la mayor de las campanas y es la que da la hora. En tamaño le sigue el “dan”, que dejó de sonar a primeros del año 1995. Entonces, fue nuevamente fundida y volvió a emitir su sonido en la fiesta de San Andrés de ese mismo año. Volver a escuchar “el dan” fue posible gracias a la generosidad de los marochos, que aportaron el importe de la restauración, que supuso un total de 450.000 pesetas. Acerca de la campana de “el don” hemos de añadir que oímos llamarla a nuestros mayores “la campana del pueblo” y, desde luego, no les faltaba razón al denominarla de este modo, pues si bien “el don” participa en los toques de carácter religioso, al igual que las otras dos, no es menos cierto que esta campana presenta la singular peculiaridad de que durante siglos ha sido quien ha ordenado la vida del pueblo. Ella le ha marcado el paso del tiempo; le ha convocado a actos y reuniones y le ha prevenido de peligros inminentes. Cuando éramos niños observábamos como cuando el sonido del “don” invadía la atmósfera del pueblo, nuestros padres y abuelos aguzaban el oído y prestaban atención a los toques para interpretar la comunicación que la campana les daba. No en vano era “el don” quien marcaba el tiempo, dando las horas, y comunicaba el fallecimiento de los vecinos, mediante las “agonías”, como aún hoy continúa haciendo. No podía ser otro el sonido que, el tercer domingo del mes de febrero de cada año, indicara a los quintos que había llegado la hora de encaminarse al Ayuntamiento para ser marcado. Pero, además, su constante y
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José Domínguez Valonero rápido sonido era el toque de rebato que ponía al pueblo en movimiento ante cualquier peligro. Suponemos que en las continuas guerras con Portugal su papel debió de ser crucial. Afortunadamente no vivimos aquellos momentos, sin embargo, sí que hemos presenciado cómo el pueblo se agitaba ante este toque cuando un incendio amenazaba alguna casa del núcleo urbano o a las tierras de Encinasola. La torre original se vino al suelo a consecuencia del terremoto de Lisboa, que se produjo a las nueve de la mañana del día 1 de noviembre de 1755. Así pues, la que ahora contemplamos es mucho más joven que la iglesia. Al año siguiente de producirse este terremoto, en 1756, fue nombrado maestro mayor de obras del Arzobispado el arquitecto Pedro de Silva 19 y fue él quien se encargó de reconstruir la mayor parte de las torres del Arzobispado que resultaron dañadas a causa del mencionado terremoto. Tal vez esta sea la razón de que existan en la sierra de Huelva numerosas torres que ofrecen ciertos elementos comunes. De todas ellas destacamos, por su parecido con la de Encinasola, las de Zufre y Valdelarco. No hemos podido consultar ningún documento en el que se diga si fue Pedro de Silva quien se encargó de la reconstrucción de esta torre, pero siendo el maestro mayor de obras del Arzobispado no podemos poner en duda de que la torre que vemos se debe a este personaje. No obstante, dejamos constancia de que existe una obra que hace un estudio de las obras realizadas por Pedro de Silva en la Iglesia Parroquial de Encinasola. Se trata de un trabajo de Dª Concepción Sánchez Díaz.20
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PEDRO DE SILVA, ARQUITECTO ANDALUZ DEL SIGLO XVIII, Teodoro Falcón Márquez, Sevilla, 1979. Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Sevilla “INTERVENCIONES DEL ARQUITECTO PEDRO DE SILVA EN LA PARROQUIAL DE ENCINASOLA”, Concepción Sánchez Díaz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva.
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Perspectiva axonométrica de la escalera de la torre
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Esquema del caracol
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Esquema del caracol
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Esquema del caracol
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Esquema del caracol
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LA ERMITA DE LOS SANTOS MÁRTIRES FABIÁN Y SEBASTIÁN
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a ermita de los Santos Mártires Fabián y Sebastián fue construida en el siglo XVIII bajo la advocación de Nuestra Señora de Gracia. Es de una sola nave, de planta rectangular. Mide 23,80 metros de largo por 7,50 metros de ancho, siendo 8 metros la altura a la que se eleva su bóveda. La ermita se orienta en dirección Norte – Sur, dando su altar mayor frente a la primera de estas direcciones, en tanto que la puerta principal se encuentra en el lado opuesto, mirando hacia el Sur. La puerta principal está enmarcada por dos pilastras que soportan un dintel sobre el que se encuentra un frontón triangular. Esta fachada principal se completa con una espadaña, en la que está la campana para llamar a los fieles. El presbiterio mide 6,00 metros de ancho por 5,50 de largo y está cubierto por una cúpula con linterna. A la derecha, en el lado de la Epístola, se encuentra la sacristía, de 5,50 metros de largo por 3,30 de ancho. La cubierta está constituida por cuatro bóvedas de longitudes diferentes, pero todas ellas se aproximan a los tres metros. Las pilastras de apoyo delimitan espacios para cinco retablos ya que en el tramo central de lado oeste se abre la puerta lateral. En el lado del Evangelio, lado oeste, y en el espacio más próximo al presbiterio, se encuentra el retablo de San Antonio. Frente a este retablo está el de la Pastora y a la derecha de este último, más próximo a la puerta principal, encontramos el del Cristo de la Vera Cruz. La ermita se ilumina merced a una ventana sobre la puerta principal y dos óculos en el presbiterio
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n el presbiterio se encuentra el retablo más importante de la ermita. Este retablo consta de banco, cuerpo y ático. La mayor parte del banco lo ocupa el altar. Sobre él se asienta un único cuerpo, que consta de tres calles. En la calle central encontramos el sagrario y sobre él una hornacina enmarcada por columnas de fuste liso. En esta hornacina se encuentra una bella imagen de San Sebastián. En las calles laterales existen sendos nichos, rematados por arcos de medio punto, que acogen a las imágenes de la Virgen de Gracia, el del lado del Evangelio, y de Nuestra Señora de la Soledad, el del lado de la Epístola. Sobre la hornacina de la Virgen de Gracia se encuentra una imagen de Nuestra Señora de Lourdes y sobre la de Nuestra Señora de la Soledad podemos ver una Santa Rita. El ático no acoge ningún tipo de imagen
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urante los años cincuenta se dio a esta ermita un uso muy limitado. Prácticamente, sólo se empleaba para que permaneciesen en su interior las imágenes de la cofradía de la Vera Cruz. Por esto, cuando llegaba la Semana Santa veíamos como se abrían sus puertas para que esta Cofradía pudiese participar en las procesiones que con motivo de la celebración de la Pasión se celebraban en Encinasola. En los años setenta rigió la parroquia un sacerdote que se tomó gran interés por esta ermita. Una vez blanqueados sus muros y colocados los asientos necesarios en su interior, procedió a celebrar en ella la Eucaristía un día a la semana, creemos recordar que fue el sábado el día elegido para decir el Santo Sacrificio de la Misa en este pequeño templo. No debió de durar mucho tiempo esta inquietud y el olvido volvió a enseñorearse de este sagrado recinto que en otros tiempos gozó de mejores privilegios. En más de una ocasión oímos cómo nuestros padres se referían a ella cuando hablaban de las capellanías con que el pueblo había contado hasta principios del segundo tercio del pasado siglo XX.
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José Domínguez Valonero Caída en el olvido, las inclemencias del tiempo hicieron mella en su estructura y, ante el asombro del pueblo, el día 6 de junio de 1996 su maltrecha bóveda se vino al suelo. El intento de que los Organismos oficiales se hiciesen cargo de los gastos que requería su reconstrucción supuso un rotundo fracaso, por lo que el pueblo, Encinasola, se unió como una piña para que la ermita volviese a su estado original. No fue tarea fácil, pero con el esfuerzo de Parroquia, Ayuntamiento, Hermandades, Asociaciones y, de forma muy especial, con el empuje de todos los marochos se logró recaudar los más de cinco millones de pesetas que fueron necesarios para la reedificación de la bóveda del templo. La participación del pueblo en la recogida de fondos fue ejemplar. La colaboración no sólo consistió en la entrega de cantidades en metálico y participación en Loterías, sino, incluso, en la colaboración desinteresada en los trabajos. El fruto de esta importante labor se recogió dos años más tarde, concretamente el día 27 de mayo del año 1998. Aquel día, el pueblo de Encinasola abría con orgullo las viejas puertas de la ermita para celebrar nuevamente en su interior la Santa Misa.
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Plano de la Ermita de los Mártires
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El retablo del altar mayor
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San Sebastián
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Primer plano de “La Soledad”
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Virgen de Gracia
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Santa Rita
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LA IMAGEN DEL CRUCIFICADO DE LA VERA CRUZ
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l cristo de la Vera Cruz es una talla gótica de madera policromada de autor desconocido. Presenta la particularidad de que los brazos se unen a los hombros mediante unos goznes, con lo cual podemos contemplar un crucificado o un Cristo yacente en una urna sepulcral. Los rasgos de esta talla son claramente góticos, con una marcada anatomía que conjuga la estilización de la figura con el realismo de los signos propios del sufrimiento de la Pasión. Don Manuel Sánchez López publicó en “El Picón” dos artículos en los que se recoge una completa descripción de este Cristo e interesantes datos referentes a la muy antigua Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz. Ambos artículos pueden consultarse en los ejemplares de dicha publicación números 7 y 21, correspondientes, el primero, al mes de abril de 2000, y, el segundo, al mes de junio de 2002.
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BIBLIOGRAFÍA VÍCTOR NIETO, ALFREDO J. MORALES Y FERNANDO CHECA, Arquitectura del Renacimiento en España 1488 1599, Ed. Cátedra, 1977. ANTONIO DE LA BANDA Y VARGAS, “El Arquitecto andaluz Hernán Ruiz II”, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1974. TEODORO FALCÓN MÁRQUEZ, Pedro de Silva, Arquitecto andaluz del siglo XVIII, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Sevilla, 1979 PAULINA FERRER GARROFÉ, Sevilla en el siglo XVII. Ed. Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Sevilla, 1983-1984. DICCIONARIO ESTADÍSTICO GEOGRÁFICO HISTÓRICO DE ESPAÑA, Pascual Madoz, Tomo VII. ISABEL INÉS MORENO, Publicación local de Encinasola “El Picón”, número 1, Asociación Cultural Brocal, 1999. MANUEL SÁNCHEZ LÓPEZ, Publicación local de Encinasola “El Picón”, números 7 y 21, Asociación Cultural Brocal, 2002. CARMEN REY DURÁN, XIV Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra, Excma. Diputación Provincial de Huelva, 1999, Webs http://www.lahornacina.com/articulosramos.htm Artículo de D. Jesús Abades titulado “Dos dolorosas relacionadas con el escultor Cristóbal Ramos”. http://www.arrakis.es/~mfructos/encinasola/patrimonio.htm Se describen tres cálices, la Cruz Parroquial y el Ostensorio. http://www.aureliojimenez.com/aveverum/Sala6/123/TEXT O123.htm Se describe el Ostensorio.
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OTRAS OBRAS DEL MISMO AUTOR PUBLICADAS JUAN GUALBERTO GONZÁLEZ BRAVO, Jabugo, 2002. Biografía de este personaje, que fue Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia durante los reinados de Fernando VII e Isabel II. NUESTROS JUEGOS, Jabugo 2004. Descripción detallada de más de cien juegos tradicionales que se practicaban en Encinasola a mediados del siglo XX.
INÉDITAS INTERROGANTES HISTORICOS. Historia de Encinasola, basada en documentos fidedignos, que nos presenta una visión de los acontecimientos históricos vividos en Encinasola totalmente diferente a la que hasta hoy se nos ha ofrecido. ESTAMPAS MAROCHAS. Descripción de las costumbres, tradiciones y forma de vida que regían en Encinasola en la segunda mitad del siglo XX.
EN PREPARACION ENCINASOLA EN LAS GUERRAS DE RESTAURACION, SUCESION E INDEPENDENCIA Detallada relación de los hechos acaecidos en Encinasola durante estas guerras. Se trata de una Historia documentada en textos de las épocas en las que tuvieron lugar dichas guerras.
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