Volumen 87 No. 2 Publicado por Christian Triumph Co. Julio, Agosto, Sept 2010
¿Tienes Cinco Minutos para tu Alma? Amigo: solo hay un Dios, el Dios que creó los cielos y la tierra. Nosotros somos sus criaturas.Todos tendremos que comparecer ante Él. ¿Estás tu preparado? Dios es santo y aborrece el pecado. ¿Estás redimido de tus pecados? Esta es una pregunta de mucha importancia. De esto depende tu felicidad o desdicha eterna. Quizás contestes, “No lo estoy,” o “¿Quién sabe?” Si es así, debes reflexionar, pues Dios dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su comino.” ¿Te has apartado tú? Sí. Dios dice que todos nos descarriamos. ¿Cual es la condición de una oveja descarriada? ¿Está pérdida? ¿Cuál es tu condición? ¿Estás perdido? Si lo niegas, solo te engañas a ti mismo y haces a Dios mentiroso. Admite que la Biblia dice la verdad, y piensa en lo que significa ¡Perdido! “Mas Jehová cargó en Él (en Jesús) el pecado de todos nosotros.” ¡Píenselo! Todo tu pecado fue cargado sobre Jesucristo en la cruz del Calvario. “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” El Hombre, Cristo Jesús murió en tu lugar. Quitó el pecado “por el sacrificio de si mismo.” Y ahora Dios en su grande amor, ofrece gratis a los pecadores, el don de vida eterna. ¿No quieres recibirlo? “La paga del pecado es la muerte: mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Los que reciben a Cristo reciben la vida eterna y son nacidos de nuevo: los que no le reciben, nunca verán la vida, sino morirán en sus pecados, y sufrirán el castigo eterno. ¿No recibirás a Jesús por Salvador? Los que le reciben son perdonados y limpiados del pecado y protegidos de la ira venidera por su sangre derramada. Solo hay dos caminos. Si no has aceptado al Señor Jesucristo como Salvador estás ahora en el camino que
conduce al castigo eterno y al infierno. ¿Cuál camino escogerás? Jesús dijo: “De cierto de cierto, os digo que el que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasa de muerte a vida.” Para los que creen en el Señor Jesucristo, entre la muerte y el juicio interviene la Cruz. Si rechazas la sangre de la cruz, no creyendo en Cristo como Salvador pasarás al juicio y al castigo eterno y no hallarás ningún modo de escapar. “Cristo fue muerto por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.” Todo pecador que recibe a Cristo quien resucitó, y vive y está a la diestra de Dios, pasa de la muerte a la vida, y es hecho un hijo de Dios. Si recibes a Jesús como Salvador y confiesas públicamente que Él es tu Señor, eres salvo. Cree ahora la palabra de Dios. Como pecador que eres, vuelve a Dios y ahora mismo recibe a Cristo por tu único Salvador. Satanás te dirá que lo dejes para otro día; no le escuches. Satanás dice: “Mañana.” Dios dice: “Hoy.” ¿Qué dirás tú?
Recomiéndenos Un Amigo
Mándenos el nombre y la dirección de un amigo que usted quiera que reciba gratis este periódico, El Mensajero de Esperanza, que es de gran ayuda espiritual. Si el Señor le ha llamado a ser pastor y quiere prepararse con un estudio por correspondencia, le invitamos a aprovechar el Instituto Bíblico por correspondencia. El curso es gratis.
El Salvador que tu Necesitas El Salvador que tú necesitas ha de ser un Salvador divino. Un mero hombre no te podría salvar, y esta es la primera razón porque no te puedes salvar a ti mismo. Ningún ángel ni santo te puede salvar, ni ninguna otra criatura. La obra de salvaciones es una obra divina, y si Jesucristo no es Dios, Él no te puede salvar tampoco. Pero ¿Qué dice la Biblia acerca de esto?
Periodical Permit # 170280
Fundador: L.Y. Janes Presidente: Israel Hernandez
Dios Sabe tu Necesidad En la antigüedad habló Dos por el Profeta Isaías y dijo: “Mirad a mi, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios y no hay mas” (Isaías 45:22). Si Dios nos invita a mirar solamente a “Él para la salvación, inútil será mirar en otra dirección. Sin embargo, en el Nuevo Testamento oímos a Jesucristo levantar su voz y clamar: “Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11:28). ¿No está Él reclamando ser igual a Dios? Otra vez, en Jeremías, oímos a Jehová dirigirse a su pueblo Israel y decir: “Dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mi, fuente de agua viva, por cavar para si cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas (Jer. 2:13). Y en el Nuevo Testamento oímos a Jesús clamar otra vez: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí… de dentro de él correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37). De manera que, cuando Jesús reclama ser fuente de agua viva para todos los hombres, reclama ser Jehová.
Así mismo reclama ser Jehová cuando declara: “Yo soy el buen pastor; el buen Pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11), porque David había anunciado siglos antes en el Salmo 23, que el mismo Jehová era el Pastor de su pueblo. Jesús no era un nuevo y distinto Pastor, sino el mismo. A su venida al mundo, se anunció que su nombre sería llamado Jesús, el cual quiere decir: “Jehová Salvador,” y que Él salvaría a su pueblo de sus pecados. Otro nombre que le fue dado era “Emmanuel,” que quiere decir: “Dios con nosotros” (Mateo 1:23), porque Él era “Dios manifestado en carne” (1 Tim. 3:16).Y siglos antes de eso, había sido profetizado que su nombre seria llamado: “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Todos estos títulos le describen acertadamente. Dios Siente tu Necesidad Otro profeta, anunciando donde nacería, dijo esto: “Mas tu, Belén Efrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel: y sus salidas son desde la antigüedad, desde los siglos de los siglos” (Miqueas 5:2). De manera que, en el cumplimiento del tiempo, el Dios eterno se manifestó en la persona de Jesucristo el Salvador. No hay nada más maravilloso que podamos considerar que la llegada al mundo de una Persona divina en 2
¿Se Puede Saber Algo del Futuro?
forma humana. Tan grande es este milagro que debemos pedir la razón de Él, y la razón dada es esta: “que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Tim. 1:15).Vino en forma humana para que pudiese morir, porque solo por morir pudo redimirnos de eterna perdición. ¡Cuan claramente se ha demostrado que el pecado del hombre debiera ser inmensamente grande, puesto que se necesitaba tan tremendo sacrificio para expiarlo! ¡Cuan claramente se ha demostrado también que nada de obras ni meritos del hombre pudiese expiar el pecado a procurar nuestra salvación! De otra manera Dios nunca habría enviado a su Hijo para pagar tal precio. Y ¡Cuan claramente está demostrado que el castigo del pecado ha de ser cosa muy real y terrible, ya que Dios ha tomado medidas tan drásticas para librarnos de Él!
Miles de dolares cambian de dueño diariamente porque hay personas que quieren saber algo acerca de lo que les prepara el futuro, sin impórtales lo que esta información puede costar.Los que prometen revelar el prevenir leyendo la mano, las barajas, una esfera de cristal o las estrellas, han acumulado fortunas formidables. Además, abundan los que pretenden establecer comunicación con los espíritus de los muertos queriendo siempre indagar algo sobre el más allá. Supongamos que fuera posible tener una entrevista con San Pedro o con San Pablo. Supongamos que fuera posible enviar una carta o un telegrama al cielo y tener contestación. Si se pudiera hablar por teléfono o por radio al cielo, ¿Qué descubriríamos? El mensaje que se recibiría sería exactamente el mismo que podemos leer hoy en la Biblia.Y es por eso que no son necesarias ninguna de las cosas mencionadas arriba. Dios ya ha dicho la última palabra al hombre. La revelación de su voluntad está completa en la Biblia. No hay nada que añadir. No puede haber mensaje mas cierto ni mas importante que lo que dice la Biblia. Es un mensaje para toda la humanidad y es un mensaje que lo afecta a usted personalmente. Le invitamos a pensar seriamente en el futuro y a encontrar respuesta a la pregunta: ¿Qué contiene el futuro para mí? La Biblia avisa que está establecido a todos los hombres el morir una vez y después el juicio. Y lo mas interesante es que se puede saber desde ahora cual será el resultado de ese juicio (Hebreos 9:27, 28). La Biblia nos dice que todos somos pecadores y que la paga del pecado es muerte. Nos avisa que el que cree en el Señor Jesucristo, quien murió por nuestros pecados en el Calvario, es perdonado. Nos asegura que el que tiene al Hijo, tiene la vida, mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida sino que la ira de Dios está sobre él (Romanos 3:23, 6:23, Juan 3:36). La Biblia enseña que hay dos destinos y que cada ser humano es responsable de escoger cual será el suyo. Hay un lugar de perdición al cual serán trasladados todos los malos, todas las gentes que se olvidan de Dios. Hay también muchas moradas en “la casa del Padre,” el cielo, y Cristo está allí preparando lugar para los suyos. Un día muy pronto vendrá otra vez y los tomará para que donde Él esta, estén también sus creyentes (Mateo 6:13-14, Salmo 9:17, Juan 14:2,3). Amigo, ¿Cuál será su destino en la eternidad? ¿El cielo o el infierno? Le toca a usted escoger.
Dios Suple tu Necesidad Jesucristo es el Dios infinito (Romanos 9:5), el Hacedor y Sustentador del universo (Heb. 1:1-3); sin embargo, fue tal su amor al hombre que estuvo dispuesto a asumir nuestra condición humana de carne y sangre, para poder así ser hecho sacrificio por nuestro pecado. (Heb. 2:14). Por causa de su personalidad divina, su sacrificio tiene infinito valor; pero su eficacia vale únicamente para aquellos que le aceptan por fe como a su Salvador personal y Señor. Todos aquellos que tal hacen son perfecta y eternamente salvos, mas todos aquellos que le rechacen o desprecien deberán dar cuenta a Dios por haber hollado bajo sus pies al Hijo de Dios y tenido por inmunda la sangre del pacto. (Heb. 10:29). Cristo, por lo tanto, es el Salvador divino que tú necesitas. El evangelio es predicado para que tu puedas creer en Él y ser salvo. Nunca encontrarás a otro Salvador, y tú no te puedes salvar a ti mismo. Solo Jesucristo te puede dar seguridad y paz, y la única condición que Él requiere de ti es que le recibas por fe y aceptes la vida eterna como don gratuito de Dios por los meritos de Él. (Rom. 6:23). Si haces esto, no solo serás salvo para la eternidad sino que conocerás en experiencia propia el poder de Cristo para transformar tu vida porque Él es poderoso para “salvar eternamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Heb.7:25).
3
Según los Hogares, Será el Mundo
1:27). En el hogar que ha de dar buen testimonio los miembros no deben incluir en sus conversaciones las faltas de los demás, el chisme, las tragedias, ni el pésimo. El más grande hogar cristiano que he conocido estaba compuesto de los padres y cinco hijos. Un día le pregunté a la madre el secreto para desarrollar un hogar como el suyo. “Mi esposo y yo nunca discutimos en el hogar los problemas de la iglesia,” contestó ella. “Ni criticamos a nuestro pastor, ni a los demás dirigentes de la iglesia en presencia de nuestros hijos. Hablamos de las victorias ganadas por nuestra iglesia, no de sus faltas, y algunas buenas características de los obreros religiosos, no de sus debilidades.” En cuarto lugar, son necesarios los hábitos sanos de alimentación. Puede prevenirse la profanidad, el cigarro, la bebida, y el juego en el hogar, si se da un énfasis inteligente a lo perjudicial que son y si dan buen ejemplo los padres. Un ejemplo vale más que mil argumentos; ninguna persona puede ser fiel testigo y participar en estas cosas. En quinto lugar, magnificar la modestia. Una de las más grandes necesidades de hoy es la debida enseñanza de lo sagrado que es el cuerpo humano. El lugar más esencial para practicar la modestia es en el hogar. El exponer el cuerpo humano a la vista de los demás probablemente ha causado más que cualquier otra cosa la norma baja de moralidad en este mundo. La corrupción moral no esta de acuerdo con el testimonio cristiano. En sexto lugar, es esencial el debido compañerismo en el hogar para dar buen testimonio de Cristo. Debe existir verdadero cariño entre esposo y esposa, padres e hijos, y hermanos y hermanas. Son las cosas aparentemente pequeñas que suelen producir este afecto y que los mantiene en esta forma. Tales cosas como recordar los cumpleaños y los aniversarios de matrimonio, escribirse a menudo cuando están separados, expresar aprecio por el empeño de cada uno, encomiar personalmente a los miembros del hogar por cada cosa que logran hacer, celebrar de vivamente la Navidad, ser bondadosos los unos con los otros, y animar mutuamente en cada ocasión posible, crean un ambiente en el hogar que se presta para el testimonio cristiano. La falta de compañerismo en el hogar destruye su influencia cristiana. Debe apartarse tiempo en esta ocupadísima vida para el juego sano. Cuando los padres se toman el tiempo para jugar con sus hijos, no se están sacrificando; están contribuyendo a una de las inversiones mas grandes de la vida.
Por C. E. Mathews
“Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel.” (1 Corintios 4:2). El mundo tiene sus normas para el éxito. Si unas personas prosperan materialmente y ocupa una posición elevada en la sociedad, el mundo considera que tiene éxito. Pero la definición del éxito no es esta. Solo se requiere una cosa del hombre para que tenga éxito delante de Dios: que sea hallado fiel a sus prójimos. El hombre es mayordomo de muchas cosas. Es mayordomo de posesiones materiales, del tiempo, y de la verdad tal como la encuentra en Cristo. Para ser fiel mayordomo de la verdad, uno tiene que ser fiel testigo. Dios ha dividido a la civilización en dos unidades: la del hogar y la de la nacionalidad. La más antigua e importante es la unidad del hogar. Según los hogares será el mundo. Nuestro gobierno no es más fuerte que los hogares que lo constituyen. Nuestras iglesias no son más fuertes que los hogares que componen su membresía. En los muchos años que me he dedicado al trabajo pastoral y al evangelismo, he procurado estudiar la gran responsabilidad que tenemos de dar testimonio de Cristo en el hogar. A continuación encontramos algunos requisitos para un hogar que testifique fiel y eficazmente de Cristo. En primer lugar, magnificar la Biblia. Debemos considerar la Biblia como un libro sagrado. Debemos considéralo infalible. Es el guía del hogar en todas sus relaciones humanas y divinas. Debe considerarse en tiempos de grades decisiones y reconocerse como una lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino. No solo debe leerse diariamente en el hogar sino también incluirse en una porción razonable de nuestras conversaciones. En segundo lugar, la comunión con Dios es oración debe considerase necesaria para la felicidad, y tan practica como la comunicación entre ellos mismos. Si uno ha de ser fiel testigo, debe considerar la oración tan esencial como el alimento para el cuerpo. En tercer lugar, debe considerase especial a nuestra conversación. No hay cosa que afecte más al hogar como la conversación de sus miembros. Pablo dijo en su Epístola a los Filipenses: “Solamente que converséis como es digno del evangelio de Cristo“ (Filipenses 4
II. En 1990 estudie un seminario de catecismo como católi-
Es nuestro deber y privilegio como cristianos influir en que las personas perdidas deseen un hogar como el nuestro. Si dejamos de hacer esto, hemos errado el blanco como fieles testigos de Cristo. En séptimo lugar, informar constantemente a los miembros del hogar en cuanto a lo que está sucediendo en el mundo cristiano subscribiéndonos a las publicaciones cristianas. En esta época la lectura es muy importante para el joven y para el anciano. La lectura afecta la conversación, el pensamiento, los hábitos, las actitudes humanas hacia Dios y para con el hombre. Un cristiano informado tiene visión y es respetado por otras personas. Finalmente, pero de ninguna manera de menos significancia, el fiel testigo cristiano debe magnificar siempre el bien más grande que una persona puede hacer por otra. Según la Palabra de Dios el guiar a otra alma a Jesús es la obra más grande que pueden realizarse en la vida humana. Alguien le preguntó a un destacado predicador y sabio: “¿Qué considera usted como la obra mas grande que puede hacer una persona?” Sin vacilar contestó: “La obra mas grande que una persona puede hacer en este mundo es dirigir a otra persona a Jesucristo el Salvador.” Este gran cristiano hablaba con el lenguaje de la Biblia, porque eso es exactamente lo que enseña la Palabra de Dios: “El que prende almas, es sabio” (Prov. 11:30b).
co y ejercité lo aprendido, y fui escogido para dirigir como sub-presidente de mi comunidad en mi pueblo en México. En 1993 llegué a lo Estados Unidos con deseo de trabajar para ayudar a mi familia. Y llegué con mi hermana mayor, la cual asistía a una iglesia Cristiana. Por medio de reglas puestas por mi hermana para mi bien asistí a la iglesia, estudié la Biblia e incluso sentí el toque de Dios en mi corazón, pero me fui del lugar, en busca de los amigos, caí en la perdición y la adición a la mariguana, y al alcohol cometí un delito en 1994 y fui sentenciado a 35 años agravados con trabajo forzados en una prisión de máxima seguridad. Los problemas familiares por un lado, y por otro los problemas legales y luego los problemas de los mismos presos y prisiones. Desesperado, lleno de odio, envuelto en muchos problemas de peleas, de rasismo, y de conflictos, fui encerrado en una celda fría yo solo, acostado en el piso con mucho frió, medité en mi vida sinsentido. Recordé las veces que sé me había hablado de Cristo como mi Señor y Salvador personal. Ese día trate de arrodillarme, y solo le dije a Dios: “Perdóname Señor, Perdóname.” Sentí como si algo se apoderara en mi, me apretara mi corazón y poco a poquito me soltara, mis lagrimas no las pude detener, esa tarde sentí el perdón de Dios y mi vida ya no fue la misma, pues todo mi pesar, mi tristeza, mi preocupación había desaparecido y ahora sí tenía sentido mi vida. El tiempo pasó, no busqué a Cristianos, ni atendí a las cosas de Dios, sino continué en lo malo. Pero cuando llegué a la prisión aquí en Kennedy, Connally Unit, un amigo me invitó a la capilla para ir a hablar con un encargado de pandilla. Y ese día hubo una predicación del ministerio de Fredy Garcia de San Antonio. Predicaron Juan 10:10 y 8:32. Hablaron sobre la libertad, sobre el pecado, sobre la liberación de la droga. Y una vez mas sentí la presencia de Dios en el corazón, y no me importó quien me mirara en ese momento; mis ojos estaban puestos en Jesucristo. Y desde ese momento en marzo de 1996, busqué de Dios y de hermanos fieles a Dios. Los hermanos del ministerio que nos visitaban a la prisión para administrarnos, nos escogieron a mi y otros dos hermanos y por mas de cuatro años estuve dirigiendo un coro en español, fui ungido para predicar y se nos daba instrucción una hora antes del servicio para aprender a quebrar los versículos. Dios me comenzó a usar y les hablaba a otros de la salvación y la semilla de Cristo era sembrada en los corazones. He pasado por muchas luchas, por muchas pruebas, por muchos desánimos. Pero se que acepté a Jesucristo como mi Señor y suficiente Salvador de mi vida personal y se que salvo soy. Tengo 15 años en Cristo. Escribo poemas pensamientos, testimonios, participo en revistas Cristianas como “Las Buenas Nuevas,” “La Trompeta” de Santa Fe, Argentina, y “Rino” en ingles. He estudiado muchos estudios por correspondencia como “Lámpara y Luz” “Experiencias Con Dios” y “Meaux” de Garland, Texas, por mas de cuatro años continuos. Y todo sea para la honra y gloria de Dios.
Trad. De Home Life Te s t i m o n i o s
I. Me llamo Tomasa Fuentes, mi esposo es Víctor, mis hijos se llaman Alexander, José Luis y Víctor Uriel. Mi hogar era un desastre, mi esposo desde los 12 años empezó a tomar y a drogarse. Ya era un vicio muy fuerte que tenía. Solo Cristo con su grande poder y por su misericordia estamos bien. El diablo quería acabar con todas nuestras vidas. Yo tenía muchos santos, imágenes, creía en los brujos, yo siempre estaba poniendo veladoras pensaba que Dios necesitaba luz, pero la luz la necesitaba yo porque Él es luz. Hay muchas cosas que quisiera testificar de las cosas maravillosas que Jesús ha hecho en nuestras vidas. Le doy gracias a Dios por su amor tan grande y también doy gracias a mis pastores. Ellos se desvelaban hasta las cinco de la mañana, por los problemas tan grandes que había en mi hogar. Yo quería que ellos estuvieran conmigo. No quería que se fueran; me sentía protegida. Gracias a Dios por su amor y por su palabra en donde encontramos paz y tranquilidad.
Serafín Molina Rodríguez Originario de Guanajuato, México
5
LOS REDIMIDOS ALABAN A JESUS
durante el milenio; la gloria de nuestra redención nos capacita para reinar AHORA aquí en la tierra sobre todo principado, poder y autoridad del reino de las tinieblas. Es por eso que no debemos dejar pasar un día sin que meditemos en las glorias de la redención. Alabemos al Cordero de Dios porque nos redimió para Dios y nos hizo reyes sacerdotes. “Cordero de Dios que estas sentado a la diestra de la Majestad en los cielos: hoy yo te alabo y te bendigo por haberme redimido para Dios. Yo que no era nada he sido elevado a una posición tan majestuosa que es envidaba por los ángeles. El solo pensar que tu no moriste por los ángeles que pecaron, sino por la descendencia de Adán; me inunda de gratitud y mi ser explota en alabanza a ti por una salvación tan grande como esta. En este día entiendo que puedo reinar en la vida sobre toda situación que se me presente, porque la redención en tu sangre me habilita para reinar. Gracias mi Glorioso Redentor. Amen.”
Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Apocalipsis 5:9-10 Una de las razones más poderosa para adorar a Jesús, es la redención. En una de las escenas que Juan vio en el cielo los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero y le albaron con un cántico nuevo, que solo lo puede cantar un grupo selecto, los redimidos por la sangre de Jesús. Es una realidad que toda persona que ha sido redimida por la sangre de Jesús tiene un cántico en su boca que cada día es nuevo. La realidad de la redención siempre produce en el creyente una gratitud tan grande que solo se puede expresar con cánticos que exaltan las virtudes del Cordero que entregó su vida en la cruz del Calvario. Por eso el Salmo 107:1-2 dice: Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo. ¿Qué es lo que van a decir? Alabad a Jehová, porque El es bueno; porque para siempre es su misericordia. Nos regocijamos porque fue la bondad y la misericordia de Dios lo que hizo posible que fuéramos redimidos por la sangre de su Hijo. Otra razón por la cual alabamos a Jesús es porque la redención nos subió a una nueva posición de poder, honor y gloria. De ser pecadores perdidos alejados de Dios y ajenos a los pactos de la promesa, y destinados al infierno ardiente; la redención de Jesús nos convirtió en reyes y sacerdotes. Aunque estamos agradecidos a Dios por razón de donde nos sacó, estamos aun más agradecidos por habernos llevado a ser real sacerdocio y nación santa y pueblo adquirido por Dios. Yo creo que muchos solo enfatizan de donde Dios los sacó, pero no saben o no recuerdan a donde Él los quiere llevar. Recuerda que fuiste redimido del infierno para ser llevado a la gloria. La redención no solo nos provee el perdón de los pecados. La meta es que seamos rusticados por la sangre de Cristo, y que al recibir toda la autoridad que Adán perdió en el Huerto del Edén, lleguemos a reinar con Cristo. El texto que vimos hoy dice que reinaremos con Él. Solo aquellos que han sido redimidos por la sangre pueden ocupar esta posición de autoridad y poder. Y no pienses que solo vas a reinar en el cielo o
Por Hermano Leyba
Hazlo Permanente Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido. Proverbios 20:25 Cuando mi hija cumplió dos años, quería conseguirle un cachorro para su cumpleaños. Tenía un jardín con cercas y los recursos financieros alcanzarían para alimentar y cuidar un perro. Tenía esta idea y estaba lista para comprometerme. Cuando una amiga mía que ama los animales se enteró de mi plan, me dijo sobre dos adorables cachorros en la oficina de un veterinario que necesitaban un hogar. ¿Dos? Si, un perro se siente tan solo por su cuenta, especialmente si estás fuera de casa por mucho tiempo. Los animales eran gratis y hasta castrados y tenían sus vacunas. Me convenció. Los perros eran muy amorosos y energéticos y pasamos nuestro primer fin de semana juntos acostumbrándonos unos a los otros. Todo iba bien. Entonces llegó el lunes. Cuando llegué a casa el lunes en la noche, los perros no estaban por ningún lado; se habían escapado del jardín. Después de mucho llamarlos y buscarlos por el vecindario, los encontramos. Eso inició una serie de escapes y reparaciones subsecuentes para arreglar la cerca o llenar el hoyo por doónde los perros habían escapado. Después de unas tres semanas de esto casi todos los días entre semana, finalmente tuve que admitir que no podía contener estos animales y que eso era problemático. Además de eso, su nivel de energía parecía crecer entre más tiempo los teníamos. Estaban en movimiento constante y siempre brincando encima de mi hija de 6
dos años y botándola al suelo. No estaba funcionando. Tuve que dejar mi compromiso y llevar los perros de vuelta donde el veterinario. Salí de la oficina del veterinario en lágrimas, parcialmente por el dolor de dejar a los perros con los cuales me había encariñado y parcialmente por la derrota. Tenía 32 años y ¡no pude contra dos cachorros! Comprometerse, aún en el tipo de cosas que parecen sencillas como conseguir un perro, es serio y riesgoso. Una persona que honra sus compromisos no nace así, es formada para ser así – a través de desarrollo del carácter, conocimiento propio y un poco de “echando a perder se aprende”. La clave es no hacer compromisos grandes en la vida hasta que nos convirtamos en la persona que puede cumplir un compromiso. Si nuestros padres han trabajado para desarrollar este aspecto de nuestro carácter desde que somos jóvenes, puede que ya seamos ese tipo de persona. Pero si uno o ambos de nuestros padres tienen problemas manteniendo su palabra, puede que tengamos obstáculos adicionales que sobrepasar antes de convertirnos en una persona que cumple sus compromisos; tenemos que aprender comportamientos y actitudes que no fueron modelados para nosotros cuando éramos niñas. Cuatro formas en que podemos desarrollar en nosotras mismas la habilidad de cumplir nuestros compromisos son: Pedirle a Dios que nos haga una persona confiable que cumple sus compromisos; encontrar un buen modelo a seguir e imitar el comportamiento sabio de esta persona; leer sobre esta cualidad de Dios de fuentes con buena reputación (ve los materiales de lectura sugeridos al final de este libro) y aplicar lo que hemos aprendido a nuestras vidas; y finalmente, aprende de tus errores. Cuando no podemos cumplir con un compromiso, necesitamos tratar de ver lo que hicimos mal. Enfatizo eso porque a menudo cuando fallamos en cumplir con un compromiso o mantener una promesa (lo mismo) queremos culpar a otras personas y factores externos. “Podría haber pagado mi renta a tiempo si tan sólo mi auto no se hubiera averiado”. El problema real aquí es que no tenía dinero guardado para emergencias. “Mi prometido se suponía que me iba a ayudar a pagar esa cuenta. Si no nos hubiéramos separado, habría podido pagarla”. El problema real aquí es que asumí una obligación financiera que no podía pagar. “Es irrealista que una mujer se mantenga virgen antes del matrimonio”. El problema real aquí es que me alejé de Dios y caí en la tentación. En momentos de fallos, nos sentimos lo suficientemente mal con nosotras mismas, así que buscamos factores externos para protegernos. Recurrir a este auto engaño cuando primero nos equivocamos puede evitar que nos deprimamos mucho, particularmente si tenemos baja autoestima. Mientras el tiempo pasa y la humillación de haber fallado se empieza a desaparecer, debemos analizar las circunstancias realísticamente y responsabilizarnos por nuestra parte del fallo. No debemos odiarnos por que sucedió – después de todo tenemos compañía.
Yo repito: ¡Todos han fallado en cumplir un compromiso! En vez de eso, volquemos nuestras energías en aprender sobre nosotras y lo que podemos hacer en el futuro para convertirnos en personas que siempre cumplen con sus compromisos. Muchas personas en el mundo están alejándose de compromisos grandes y ni siquiera se ven molestos en lo más mínimo. Las promesas rotas son tan comunes que son institucionalizadas. La mitad de los matrimonios en los Estados Unidos termina en un compromiso roto y los registros de la corte federal están llenos de banca rotas. Aunque creo firmemente que estas fallan son personalmente humillantes y devastadoras para los individuos que pasan por ellas, son tan comunes que ya ni siquiera son una vergüenza pública. Así que si no vamos a ser rechazados, ¿qué importa si mantenemos nuestras promesas? La gente puede no pensar lo peor de nosotros, pero hay otras consecuencias naturales que nos siguen por años. Dejar de pagar una tarjeta de crédito o un préstamo, por ejemplo, es un golpe en nuestro reporte de crédito por siete años después de que finalmente hemos pagado lo que debemos. Esa maldición de siete años puede evitar que tengamos un apartamento, buenos precios en el seguro del auto, una casa, otras cuentas de crédito y la lista sigue. Ya sea una obligación moral o financiera, las promesas rotas dejan cadenas de consecuencias largas y complicadas. Nunca valen la pena, el trabajo duro y dolor de corazón que causan porque no mantuvimos nuestra palabra en primer lugar. Mira lo que dice la escritura: es una trampa. Parece suficientemente fácil salirse de un compromiso pero, de hecho, es una lucha liberarse de una promesa rota. Si necesitas más razón que lo que ya he dicho (perdóname por sonar como tu madre aquí), mantener promesas es importante porque Dios lo dice - ¡por eso! El Buen Rey Salomón dice en otro de sus libros, “Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los *necios…No permitas que tu boca te haga pecar…ni digas luego ante el mensajero de Dios que lo hiciste sin querer” (Eclesiastés 5:4-6). Y esto es sólo uno de los muchos lugares en la Biblia dónde Dios nos instruye a mantener nuestras promesas. De hecho, es un tema central a través de la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamentos sin distinción, es la promesa (entendimiento o contrato) entre Dios y Sus hijos. Sin duda, a Dios le importa este compromiso. Cuando estamos cumpliendo nuestra parte del contrato divino, caminamos en armonía con Dios y disfrutamos todos los beneficios de una relación amorosa con nuestro Padre Celestial. Funciona de la misma forma en el mundo material – estamos en armonía con los demás hombres cuando mantenemos nuestra palabra. Conviértete y permanece una persona que se compromete después de mucho pensarlo y después cumple con los compromisos que hace. Es una cualidad de Dios esencial para una vida abundante. Por Donna Lee Schillinger, www.OnMyOwnNow.com 7
P. O. Box 5187 Corpus Christi, TX 78465-5187
L A S A LVA C I Ó N Es Dada Ahora Solamente: “Habiendo, pues, Dios disimulado los tiempos de ignorancia, ahora anuncia a los hombres que todos, en todas partes, se arrepientan; ya que ha fijado un día en que va a juzgar al mundo con justicia por un varón, a quien el designo, dando fe de ello a todos con haberle resucitado de entre los muertos” (Hechos 17:30, 31). Es Realizada Por La Fe: “Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. …Y que le haya sido contada por justicia, fue escrito no solamente por El, sino también por nosotros, a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, el cual fue estregado por nuestras ofensas, y resucitado por nuestra Justificación” (Rom. 4:3, 23-25). Es Confirmada Por La Palabra de Dios: “De Cierto, de cierto os digo. El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no viene a juicio, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).