Había Una Vez
Creado e ilustrado con la imaginación y creatividad de los niños que participaron en los Talleres de Lectura y Pintura del 2015 del Proyecto Tierra Fértil.
Título original: Había una vez Primera edición en Micro Print: 2015 D.R. © 2015, Asociación Misioneros del Espíritu Santo. Cédula Jurídica: 3-002-338055.
Derechos reservados conforme a la ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos. Inscrita en el Libro de Registro de Obras Literarias, Tomo: 21, Folio: 13, Asiento: 8722 Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o préstamo públicos.
Impreso por Micro Print S.A San José, Costa Rica. Todos los derechos reservados. Diagramación y diseño por Chromática Diseño S.A. Impreso en Costa Rica.
Presentación Caritas alegres, sonrisas felices y ojitos vivaces: así viven estos niños y niñas en el pequeño taller de lectura del Proyecto TIERRA FÉRTIL. Escuchar un cuento es una herramienta estupenda para estimular el desarrollo del lenguaje oral, la imaginación y la creatividad; relajarse, en tanto prestan atención y se entretienen, además de transmitir y enseñar valores morales, de comportamiento y convivencia. Más aun, cuando elaboran en grupos un cuento redactado por ellos mismos, ejercicio que les ayuda a identificar sus propias emociones y las de los demás, para el desarrollo sano de la autoestima. También se les fomenta la expresión plástica, dejando que cada niño dibuje y coloree su propia visión del cuento, con lo cual se estimula la memoria para conocer e interpretar mejor el mundo circundante para fomentar sentimientos de confianza, seguridad e independencia. Este libro es la muestra de tan maravillosa labor. Gloria Macaya Lehmann Escritora costarricense y Coordinadora para Costa Rica de PIALI (Programa Internacional de Acercamiento a la Literatura Infantil)
Introducción Este libro de cuentos es fruto de la hermosa iniciativa de un grupo de voluntarios del Proyecto Tierra Fértil, que lograron percibir, con mucha sensibilidad, el gran potencial de los niños y niñas que asistieron al Taller de Lectura del 2015. El objetivo principal fue promover en los niños la experiencia satisfactoria de la creación artística y darles la oportunidad de leer sus aportes, sintiéndose valorados por sus ideas, las cuales forman parte de esta obra colectiva. Este libro se logró por medio de una dinámica creativa que consistió en despertar la imaginación de los niños e inculcar en ellos el valor de leer y escuchar cuentos. Durante algunos meses estos niños vivieron la aventura de leer y escuchar cuentos cortos, posteriormente se reunieron por rangos de edades, sentados en círculo, a cargo de colaboradores voluntarios, quienes se valieron de una figura de peluche con forma y textura, agradable para los niños, para propiciar la participación de todos. La dinámica se basó en la intervención oral: el responsable inicia la actividad mediante la manipulación del muñeco de peluche y motiva a los presentes con la frase: ¡Vamos a jugar a crear cuentos como los que hemos leído y oído! ¡Comencemos!, de seguido dice: Había una vez… y le pasa el personaje a cualquiera de los niños que desee colaborar. De este modo, se va creando una historia mágica, con lugares, personajes y aventuras. En ocasiones, el encargado planteó preguntas para enriquecer la historia:
¿Dónde estaba el personaje? ¿Cómo era? ¿Qué hacía?, etc. Por esta razón el libro se llama: “Había una vez…”, ya que este es el punto de partida para generar el contenido de la obra. Todos los aportes de los niños fueron recopilados por escrito y la intención fundamental ha sido mantener la mayor fidelidad en el contenido. Los cuentos que el lector encontrará en este libro son, prácticamente en su totalidad, la transcripción de lo narrado oralmente por los niños. El trabajo filológico se ha centrado en corregir la puntuación y agregar algunas palabras para enlazar las ideas, que en ocasiones quedaban sueltas, y así facilitar la comprensión del texto escrito. Asimismo, es importante aclarar que se notarán algunas inconsistencias gramaticales, como por ejemplo: repeticiones, incoherencias de tiempos verbales, alguna anáfora, reduplicaciones y en ocasiones cambios de lugar del sujeto, el verbo u otro elemento, en la construcción de las oraciones. Todo esto, dado que los párrafos están escritos conforme se han expresado los niños, sin atender a normas estrictas de redacción, para resguardar su autenticidad. Consideramos que esto no dificulta mucho la comprensión y es una de las mayores riquezas del libro. Las ilustraciones son otro aspecto de gran valor, pues fueron realizadas por varios niños, que se nombran en los créditos. De esta manera, el taller de lectura encuentra su complemento en el taller de pintura, como el espacio donde los niños alcanzan la expresión plástica
de su imaginación. ¡Una gran riqueza que requiere su reconocimiento! Y junto con esto, la iniciativa de algunos participantes de emprender la hermosa tarea de transcribir con su puño y letra los cuentos que ellos mismos han creado. Para nosotros esto es un gran tesoro que quisimos incorporar en el libro. Es así como, en este libro, usted encontrará cuatro cuentos infantiles creados por niños y niñas de edades entre los 4 y 11 años. En los créditos se especifican los nombres de los participantes en cada texto. Los editores les invitamos a leer cada historia intentando poner rostro a sus creadores y permitir que ellas despierten su sensibilidad, para dejarse sorprender por la riqueza, exuberancia y concretismo de su imaginación y fantasía. Se dará cuenta de cómo son capaces de caracterizar personajes, nombrar emociones como la alegría, la tristeza, el miedo, el enojo, etc., así como de enfrentar y resolver conflictos por medio de los personajes que han creado y que en el fondo, parecen ser muy similares a ellos, en algunos aspectos. De antemano, agradecemos la adquisición de este libro, pues con su colaboración podremos continuar despertando en la niñez habilidades para la vida, que les sirvan como herramientas para desarrollar actitudes positivas y crecer en condiciones física y mentalmente saludables, énfasis pedagógico del Proyecto Tierra Fértil.
Clarita, Lizzy y la bruja Maruja
Había una vez
una niña que se llamaba Clarita. Ella vivía en
un bosque en la montaña. Su casa estaba a la par del volcán Turrialba y a su alrededor había muchas flores, muchos pájaros y muchos animalitos. A la par de la casa de Clarita había un gallinero, en el que tenía cinco gallinas. Eran
cinco
gallinas
diferentes: había una gallina de oro que ponía huevos de oro; una gallina de plata que ponía huevos de plata; una gallina de madera que ponía huevos de madera; una gallina de plástico que ponía huevos de plástico y una gallina común y corriente que ponía huevos comunes y corrientes. Las gallinas eran gallinas felices. Eran felices porque todas las mañanas se levantaban y ponían huevos y eso las hacía dichosas.
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¡Es muy lindo ser feliz!, por eso ellas siempre cacareaban “co co co có” para celebrar cuando ponían los huevos. Clarita todas las mañanas iba al gallinero y recogía los huevos. Con cada tipo de huevos, Clarita podía hacer cosas diferentes. Con los huevos de oro Clarita hacía aretes, collares, anillos y pulseras; pero esos huevos no se los podía comer. Con los huevos de plata, Clarita hacía monedas; pero esos huevos tampoco se los podía comer. Con los huevos de plástico, Clarita hacía sillas, bolsas y también hizo un vaso para poder tomar agua y se hizo una muñeca muy bonita para jugar. Con los huevos de madera, Clarita podía hacer muchas cosas más: hacía sillas, mesas e hizo un barco. Y en ese barco, Clarita y las gallinas se fueron por el mar hasta llegar a una isla. En la isla había mucha
naturaleza.
Encontraron hermosas flores, pajaritos, mariposas de colores y una rana que saltaba de aquí para allá. Cuando Clarita tenía hambre usaba los huevos comunes y corrientes para comérselos. ¡Mmmmm…! ¡A Clarita le gustaban los huevos de verdad! Mientras Clarita estaba en la isla, se encontró muchos animalitos, pero un día se encontró un gusano… era un gusano que tenía manos y cabeza de gente, y era pequeñito, diminuto, pero muy largo, como un bus “grandotote”. El
gusano
se
llamaba Lizzy, por que no era un gusano, sino una gusanita. La gusanita Lizzy y Clarita se fueron a nadar, se bañaron en un río y se vistieron muy bonitas. Lizzy y Clarita se hicieron muy amigas.
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Un día estaban Lizzy y Clarita jugando cuando se oyó una risa: — ¡ui ji ji ji ji …. Ui ji ji ji ji!— Clarita y Lizzy corrieron a esconderse y la bruja no las pudo encontrar, ¡por suerte!, porque la bruja Maruja era muy fea: tenía una nariz grande, como un cono de helados, pero de un helado que no sabe delicioso, sino que sabe feo. Además, tenía en su nariz de cono unas verrugas grandes y feas y se vestía con un vestido negro feo y también tenía una escoba que usaba para volar. Pues bueno, Clarita y Lizzy se escaparon muchas veces de la bruja, cada vez que escuchaban la risa de la bruja: ¡ui ji ji ji ji… ui ji ji ji ji!, ellas corrían y se escondían. Unas veces debajo de la cama, otras en un sillón y otras veces corrían rápido, rápido a esconderse en el cuarto.
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Pero un día ya se sintieron cansadas de tener que esconderse todo el tiempo, y aunque la bruja no podía atraparlas, pensaron que no querían tener que esconderse toda la vida. La bruja tenía un espejo mágico que le dejaba ver que en la isla había una princesa escondida y cada vez se ponía más brava por no poder atraparla. —¡No puede ser! - dijo Clarita - que tengamos que estar escondidas toda la vida. —Tenemos que hacer algo! ¡Hagamos un plan! – dijo Lizzy la gusanita–. Pensaron esconderse en una casa o debajo de la cama. Pensaron en esconderse en un cuarto, pero eso no servía porque no querían seguir siempre escondidas. Pensaron en salir a jugar y luego correr y correr para que la bruja no las hechizara. Pero eso no sería muy útil, porque sería huir toda la vida.
Entonces, pensaron en derrotar a la bruja usando los huevos. Le tiraron huevos comunes y corrientes y la ensuciaron toda, pero luego le tiraron un huevo de madera y cuando el huevo golpeó a la bruja Maruja, ella se desmayó y se cayó. Entonces, Lizzy y Clarita le quitaron el espejo mágico y la atraparon, para que nunca más las molestara. Lizzy, Clarita y todos los animalitos que vivían en la isla no tuvieron que preocuparse nunca más por la bruja Maruja, porque con el golpe del huevo de madera perdió todos sus poderes malvados, y así vivieron en la isla, felices para siempre.
Fin
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RosalĂa 17
Moraga
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Dos amigos en el espacio
Había una vez
un par de amigos que vivían en el espacio,
se trata de un perro llamado Rayo y su amigo, un gato llamado Marcelo. Rayo era un perro fuerte y bien parecido, tenía patas musculosas y se peinaba hacia atrás con el pelo lleno de gel, para verse siempre guapo. Marcelo, el gato, era un gato guapetón, con el pelo color gris y le gustaba usarlo largo. Una vez Rayo y Marcelo andaban caminando por el espacio y se encontraron una lámpara mágica, juntos cogieron la lámpara y la frotaron porque ellos sabían que de las lámparas que se frotan salen genios. Y efectivamente, de la lámpara salió un genio que, por haberlo liberado, les concedió dos deseos a cada uno.
El primero en querer pedir sus deseos fue el gato Marcelo. ¡Estaba tan emocionado que no sabía qué pedir… quería un “play station 4”, también quería un “Wii” y por supuesto, quería lana, mucha lana para jugar!- Pero luego pensó que sería mejor pedir al genio que le diera dos superpoderes, así que eso hizo. El primer superpoder que pidió fue ser muy fuerte, para poder levantar todos los objetos pesados. El segundo superpoder era poder volar. El perro Rayo, por su parte, pidió el poder de hacerse invisible y además, ser capaz de transformarse en fuego y generar campos de electricidad. Entonces, el genio les dio sus deseos, pero les puso a cambio una condición: Rayo y Marcelo deberían usar sus superpoderes para proteger y defender la Tierra. Pero al adquirir sus poderes el gato Marcelo se volvió envidioso, perezoso, vagabundo y atrevido. Apenas tuvo sus poderes, el gato pensó en venir a la Tierra para conquistarla y así tener todos los “play station y wiis” del planeta para él solo. 20
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Al ver Rayo que su amigo gato se había hecho malo, decidió que debía evitar que Marcelo conquistara el mundo. Rayo estaba triste, no quería perder a su mejor amigo y mucho menos quería pelear con él, pero no le quedó más remedio que enfrentarlo. Cuando llegaron a la Tierra, formaron dos ejércitos, uno de gatos y otro de perros, liderados por Marcelo y por Rayo. El ejército de perros se hizo invisible gracias al superpoder de su líder Rayo, y así los gatos no los podían encontrar, esto les dio una gran ventaja y cuando tuvieron rodeados a los gatos, Rayo lanzó un círculo de fuego y
así
los
atraparon.
Ellos cuando se vieron encerrados en el fuego se rindieron. Marcelo no
quería
rendirse,
pero entonces apareció el genio y le quitó los poderes que le había dado, por el mal uso que estaba haciendo de ellos.
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Rayo estaba explicándole a Marcelo lo importante que era cuidar el planeta y también lo importante que era para él su amistad, cuando de repente… apareció una nave en forma de nuez, con un ejército de ardillas que venían del planeta Nuez para invadir la Tierra, con el fin de llenarla de árboles de nuez y eliminar todas las demás plantas y formas de vida existentes. Al ver la nueva emergencia en la que se encontraba el planeta Tierra, el genio volvió a hacer un trato con Rayo y Marcelo, le daría de nuevo a Marcelo la oportunidad de tener los superpoderes, si le ayudaba a Rayo a defender el planeta del ataque de las ardillas. Marcelo estuvo de acuerdo. Juntos, Rayo y Marcelo, se pusieron de acuerdo para enfrentar a las ardillas. Eran muchísimas ardillas decididas a llenar todo el planeta Tierra de árboles de nuez. Marcelo y Rayo se preguntaban por qué alguien querría eliminar toda la vegetación de un planeta para sembrar todo de nueces.
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Entonces se dieron cuenta de que las ardillas ya no tenían alimento en su propio planeta y por eso se habían venido a la Tierra para comerse las nueces que encontraran aquí, mientras crecían sus nuevos árboles. Además, como no querían volver a quedarse sin comida, les pareció buena idea llenar la Tierra de estos frutos. Marcelo y Rayo decidieron que lo mejor era ayudar a las ardillas para que volvieran a su planeta en forma de nuez, sin tener que pasar hambre, ni tener que destruir el nuestro. Les pidieron que primero dejaran de destruir la Tierra y luego Marcelo con su superfuerza, les llenó la nave con semillas de nuez, para que volvieran a plantar en su planeta. Estas semillas tenían la propiedad de que, gracias a una descarga eléctrica que Rayo les dio, crecerían velozmente una vez que las sembraran; así las ardillas no tendrían que esperar mucho para poder alimentarse, una vez que llegaran.
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Las ardillas estuvieron de acuerdo y además muy agradecidas, pues no habían pensado en el daño que le causarían a los seres humanos y a los animales de la Tierra: ellas simplemente querían comer. Y así, Marcelo se dio cuenta de que es mejor usar los poderes que cada uno tiene para el bien. Rayo y Marcelo siguieron siendo amigos inseparables, siempre listos para defender al planeta de cualquiera que le quisiera hacer daño. El genio se dio cuenta de que ambos amigos realmente eran buenos héroes y pudo descansar, confiado que la Tierra estaba a salvo.
Fin
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Kensy PĂŠre
z
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El caballito Douglas Camilo
Había una vez
un caballito que se
llamaba Douglas Camilo. Douglas Camilo era un caballito de color rojo con las patas verdes y con rayas de colores a lo largo de su pecho y cola. Vivía en una pradera que siempre tenía el pasto muy verde y un árbol grande en el centro, rodeado de flores de todos colores. A las ramas de este árbol llegaban todo tipo de aves: pajaritos de colores, tucanes, colibríes, muchos yigüirros, un búho y un águila. Su sombra era tan grande que todos se acercaban a él, hasta las aves que no podían volar para subirse en las ramas, como el pavo real o las gallinas, que se quedaban abajo descansando.
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También Douglas Camilo llegaba a visitar el árbol para descansar un poco en su sombra, después de haber corrido por toda la pradera. Tantas veces había visitado el árbol que se hizo amigo de todas las aves. Le encantaba oler las flores y disfrutar de lo hermoso de sus colores. Un día Douglas Camilo andaba
corriendo,
como
de
costumbre, por la pradera, cuando a lo lejos vio que había otros caballos, pero todos eran de colores lisos: unos eran negros, otros café, otros blancos,
pero
ninguno
era
como él.
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Douglas Camilo caminó con la cabeza baja hasta el árbol. Se sentía muy triste porque él era diferente y quería ser como los demás caballos. Los demás animalitos lo vieron y se preocuparon por él. La mariposa Johana al verlo se dio cuenta de que Douglas Camilo lo que necesitaba era un amigo, y entonces se acercó: —¿Qué te pasa Douglas Camilo? ¿Por qué tienes la cara triste y la cabeza baja?- preguntó Johana. —Pues… lo que pasa es que me siento mal porque soy muy diferente. ¡Mírame, estoy lleno de colores! - dijo Douglas Camilo, casi llorando. Johana dio un par de vueltas en el aire y le dijo muy segura: —No es cierto, y no te pongas triste, porque nosotros dos somos iguales. —Mmmmm… ¿somos iguales? – preguntó Douglas Camilo no muy convencido. —Pues sí, los dos tenemos muchas rayas de colores en nuestro cuerpo, por eso somos iguales; la única diferencia es que yo soy una mariposa y tú eres un caballo, pero eso es todo - dijo Johana, la mariposa. —Bueno, pues si somos iguales… ¡vamos a correr por la pradera!
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Pero la mariposa no pudo correr, ella solo podía volar, y el caballito, como ya sabemos, no podía volar. Ambos se sentaron juntos, con las cabezas bajas, y estaban casi a punto de llorar cuando llegó un perrito. —¡Hola chicos! ¿Qué hacen? Me puedo quedar con ustedes, es que ando perdido y no conozco a nadie aquí. Douglas Camilo y Johana lo miraron y antes de que le pudieran responder, el perrito se sentó a su lado y volvió a hablar para decirles: —¡Mucho gusto! Permítanme presentarme. Mi nombre es Peluche. Soy un perro y estoy feliz de haberme encontrado
con
dos
amigos tan parecidos a mí, los tres somos únicos y especiales; y los tres necesitamos tener amigos. ¡Somos tan parecidos! suspiró Peluche.
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Douglas Camilo y Johana se volvieron a ver confundidos. Este perrito no se parecía a ellos, era blanco con negro. Pero antes de que pudieran decir nada, otra vez Peluche volvió a hablar y les preguntó: —¿Qué quieren hacer? El caballito y la mariposa levantaron los hombros sin saber que responder. Entonces, Peluche sugirió: —Douglas Camilo y yo podemos ir corriendo por la pradera, y tú Johana, nos puedes seguir volando. ¡Vamos a buscar una aventura juntos! Tan entusiasmado estaba Peluche que logró alegrar a Douglas Camilo y a Johana, quienes aceptaron felices el plan. Juntos corrieron por la pradera hasta llegar a la entrada de un castillo. Poco a poco se acercaron al castillo y al llegar se dieron cuenta de que ahí vivía una bruja que se llamaba Llaga. Cuando la bruja vio que había intrusos en su castillo, lanzó un hechizo y los tres amigos empezaron a sentir mucho, mucho sueño, hasta quedarse dormidos. Johana, Peluche y Douglas Camilo durmieron todo el día y toda la noche, y todo el día siguiente. Cuando se despertaron se dieron cuenta de que estaban en una jaula.
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—¡La bruja nos ha atrapado! — ¡Estamos encerrados! — ¡Pero yo puedo salir de aquí! – dijo Johana la mariposa, quien salió volando por una rendija de la jaula. —Tomá la llave y abrí la puerta - dijo Douglas Camilo. Pero
como
Johana
era
pequeña no podía alzar la llave. Entonces se le ocurrió una idea. —Esperen aquí – les dijo a sus amigos – volveré por ustedes. Johana salió volando por la ventana del castillo, de vuelta al árbol de la pradera. Llamó al águila y juntos volvieron al castillo. El águila tomó la llave con su pico, la metió en la cerradura y abrió la jaula. Luego dijo a Douglas Camilo y a Peluche:
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—Johana y yo volaremos de vuelta al árbol. Ustedes deben correr antes de que la bruja Llaga se despierte de nuevo y vea que han escapado. Pero justo cuando Douglas Camilo y Peluche iban a salir del castillo, se dieron cuenta de que la puerta también estaba cerrada. La bruja se despertó y de nuevo los encerró. Luego les llevó un plato con comida a cada uno. Peluche se acercó y olfateó la comida, y entonces se dio cuenta de que la comida olía extraño. —¡No pruebes la comida Douglas Camilo! – gritó Peluche. —¡Está envenenada! —Gracias Peluche, si no hubiese sido por tu olfato, la bruja me hubiera matado. Mientras tanto, Johana y el águila ya habían llegado de vuelta al árbol y se habían dado cuenta de que ni Peluche, ni Douglas Camilo habían vuelto; además ya se estaba haciendo de noche. Todas las aves se empezaron a preocupar. Entonces, el búho se despertó. —¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto alboroto?
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Todos le explicaron al búho lo que había sucedido. Entonces, él les dijo: —Yo soy experto volando en la noche. Iré de primero al castillo y ustedes me siguen. ¡Vamos a rescatar a nuestros amigos! Mientras todo esto pasaba, alguien estaba observando todo lo que sucedía. Se trataba de la princesa de la pradera; la Princesa Mariflor. Mariflor era la dueña de toda aquella pradera, pero era muy tímida y aunque le gustaba observar las aves y la naturaleza, siempre lo hacía a escondidas, para no interrumpir la vida cotidiana de los otros habitantes de la pradera. La princesa Mariflor siguió a las aves hacia el castillo, sabía que podía haber problemas y
ella
estaba
lista
para
ayudarles en caso de que lo necesitaran, pero sin querer ser vista.
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Cuando las aves entraron al castillo hicieron tanto ruido que despertaron a la bruja Llaga, que se puso furiosa a gritar. —¡Cállense aves! ¡Salgan de aquí! Y cuando la bruja iba a atacar a las aves, todas empezaron a picotearla para vencerla. Pero la bruja lanzó un grito más fuerte: —¡CHAZ! Y de inmediato calló una gran jaula que atrapó a todas las aves junto a Douglas Camilo y a Peluche. Todos se pusieron muy tristes, estaban a punto de darse por vencidos cuando un pequeño pajarito de colores, con un corazón pintado en su costado, les dijo en secreto: —¡Tranquilos! Ya pronto vendrá la Princesa a salvarnos. No había terminado de darles la buena noticia, cuando la Princesa Mariflor entró al castillo y le dijo a la bruja: —Llaga, te ordeno que liberes a todas las criaturas de mi pradera. La bruja soltó una carcajada y dijo: —Si quieres liberarlos, primero debes vencerme. 35
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—Bien, pues entonces te reto a un duelo – dijo Mariflor –. Si yo gano, entonces liberarás a todos. Si por el contrario, ganas tú, entonces los dejarás libres a ellos y me tomarás prisionera a mí. A la bruja le pareció una buena idea aceptar ese reto. No creía que una princesa pudiera ganarle. Ambas, la bruja y la princesa, sacaron sus varitas y acordaron que la que hiciera los mejores hechizos ganaría. Primero la bruja dijo: —Yo puedo hacer que esa hermosa flor salte. La convertiré en una rana –. Y convirtió la flor en rana. La Princesa entonces dijo: —Bien, yo puedo hacer que ese Pavo Real se convierta en una flor –. Y lo transformó. Entonces la bruja dijo: —Pues yo puedo convertir ese árbol en una niña llamada Lucía –. Y lo cambió.
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Pero el árbol no sabía cómo moverse como niña, no sabía usar sus pies y sus manos y además ya no tenía ramas y hojas para abrazar a las aves. Entonces Mariflor dijo: —Pues yo puedo convertir a Lucía en Lucía y al árbol en árbol, a la rana en rana y a la flor en flor, al Pavo Real en Pavo Real, y dejar que todo en la naturaleza tenga su lugar y cumpla su misión. La bruja se puso furiosa, más furiosa que nunca, porque se dio cuenta de que Mariflor tenía razón. Y entonces gritó por última vez: —¡Fuera de aquí! Quiero estar sola en mi castillo. Así todos regresaron a la pradera, esta vez juntos y siendo más amigos que antes, porque habían vivido una aventura increíble. Douglas Camilo se dio cuenta de que aunque todos eran diferentes, no estaban solos y de que sus diferencias los hacen más fuertes si se comparten.
Fin 38
Hilary
Castil
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lo
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Hanni
e Cast
illo
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Una fiesta en la luna Había
una vez un
perrito que vivía en un castillo. En
ese castillo, el perrito tenía un laboratorio ultra secreto y ahí estaba construyendo una nave espacial, porque quería ir a la Luna. También había un gnomo que quería ir al espacio. Tenía muchas ganas de ir, pero no sabía cómo. El perro y el gnomo no se conocían, pero un día, mientras el gnomo andaba por el bosque haciendo sus travesuras, se encontró con el perrito. Cuando se encontraron, el gnomo se presentó formalmente, diciendo su nombre y dónde vivía: —Hola perrito, mi nombre es Pedro el gnomo y vivo en una cueva. El perrito al ver que el gnomo era tan educado y amable, también se presentó: —Mucho gusto, yo me llamo Inteligente y vivo en el mar.
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Porque el perro era tan inteligente que podía vivir en el mar, ahí había levantado su castillo y su laboratorio super secreto. En ese laboratorio, además de construir su nave espacial y hacer sus planes para viajar a la luna, el perro hacía pociones para curar diferentes enfermedades, porque claro, era un perro muy, muy, muy inteligente. Inteligente y Pedro se hicieron amigos, empezaron a jugar bola entre ellos y después invitaron a todos sus amigos. El perro
tenía
once amigos y el gnomo, también. Apenas para hacer dos equipos de futbol. Así que hicieron un fabuloso partido de perros contra gnomos. ¡Se divirtieron mucho jugando!
y
al
terminar el partido, Pedro, el gnomo, invitó a todos a ir a su casa a comer, porque todos tenían mucha hambre. 42
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La comida terminó siendo una fiesta, en la que había queque, refresco y arroz con pollo. ¡Todos comieron tanto que hasta rodaron! Inteligente y Pedro seguían soñando con ir al espacio y se imaginaron hacer una fiesta como la que habían hecho en casa de Pedro, pero esta vez, en la Luna. ¡Manos a la obra! Los amigos empezaron a planear todo para hacer la fiesta. Iban a necesitar trajes espaciales, cascos para respirar y tanques de oxígeno y además, necesitarían una nave espacial.
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Entonces, Inteligente invitó a Pedro a visitar su laboratorio secreto, ahí él tenía todo lo necesario para terminar su cohete. Tenía mucho metal, chatarra y otros materiales reciclables que había recolectado. También los otros gnomos y los otros perros ayudaron a traer materiales y juntos, entre todos, ayudaron a Inteligente a terminar la nave espacial. ¡Hasta el combustible era hecho de materiales reciclables! Cuando la nave estuvo lista, la llenaron con comida y una piñata para ir a hacer su fiesta. Se subieron todos rapidísimo en el cohete y volaron a la Luna.
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Al llegar a la Luna se encontraron con unos extraterrestres verdes y azules, que tenían antenas con ojos. Ellos también querían participar de la fiesta, pero tenían muy malos modales. Al verlos, Pedro, Inteligente y los otros gnomos y perros les enseñaron los modales que ellos tienen en la Tierra. Les enseñaron a lavarse las manitas con agua y con jabón, lavarse la carita, bañarse y vestirse con ropa limpia. También les enseñaron que los codos no se ponen en la mesa, a comer despacio y con la cuchara, en vez de comer con las manos, y con la boquita cerrada. Después de la fiesta, les enseñaron a lavarse los dientes.
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Los extraterrestres aprendieron los buenos modales y entonces pudieron hacer su fiesta en la Luna, compartiendo toda la comida que Pedro e Inteligente habĂan llevado al espacio. Se hicieron tan amigos que entonces los gnomos y los perros los invitaron, para que pudieran venir a la Tierra y compartir mĂĄs con ellos. Y esta es la historia de cĂłmo los perros, los gnomos y los extraterrestres se hicieron amigos.
Fin
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Lilliam
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G贸mez
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Niños y niñas que ilustraron los cuentos. Allison López Gutiérrez Anthony Rodríguez Urbina Fabiola Vargas Lopez Gypsy Castillo Argüello Jennifer Cornejo Herrera Jerry Vargas Coronado Mainor Ernesto Salguera Rizo María Fernanda Vargas López Maybelline Cornejo Herrera Oswell Segura Palma Tania Cornejo Herrera Wendy Segura Palma
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Niños y niñas que ilustraron los cuentos. Ashley Arrubiol Matus César Jahir Tinoco Vargas Dania Matus Trigueros Engels Valverde Gamboa Jackson Rivas Hernández Kevin Josué Méndez Palacios Naomy Martínez Núñez Natasha Talavera Cháves Nayely Rayo Hernández Sherany Sequeira Brenes Yodarling Rivas Hernández
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Colaboraron en la creación de los cuentos
Clarita, Lizzy y la bruja Maruja.
El caballito Douglas Camilo Una fiesta en la luna
(4-5 años)
(6-8 años)
Abigail Vargas Flores • Benjamín Rizo Araúz • Bryan Herrera Méndez • Carlos Andrés Sibaja Hernández • Daymé Dávila Galeano • Ebony Garro Gamboa • Eimy Jimena Zeledón Cruz • Fabián Luna Solano • Génesis Fabiola Vázquez López • Jaslene Dávila Galeano • Jeremy Salguera Rizo • Josué David Rodríguez Urbina • María Cecilia Gaitán Rostrán • Keilyn Melissa Argüello Miranda • Micksy Aimar Jarquín Torrente • Oriana Nicole Maliaño Martínez • Owen Siles Sojo • Pamela Bermúdez Rodríguez • Santiago Rodríguez Urbina • Sofía Talavera Cháves • Steven González Torrentes • Wilmer Rizo Araúz • Yaser Augusto Gaitán Rostrán • Yocasta Cornejo Herrera
Esly Adiel Martínez Rizo • Aidé Cruz Coronado • Angelus Castillo Sevilla • Cindy Rodríguez Ruiz • Ebony Garro Gamboa • Emily Rivas Hernández • Emily Zeledón Cruz • Engels Valverde Gamboa • Hellen Daniela González Castillo • Hilary Sibaja Hernández • Jeremy Salguera Rizo • Juan David Vargas López • Juliana Méndez Solano • Kelvin Cruz Rivera • Kevin Vázquez García • Keyler Reiner Flores Paz • Lucía Rodríguez Urbina • Luis Fabián Solís Quesada • Madelys Sequeira Brenes • Naidelyn Ocampo Rizo • Priscila García Cervantes • Rosalia Moraga Matus • Sherany Sequeira Brenes • José Steven Vega Palma • Wendy Paola López Centeno
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Colaboraron en la creación de los cuentos
Dos amigos en el espacio (mayores de 8 años)
Alder Ocampo Rizo • Allison López Gutiérrez • Alvaro Espinoza Amador • Anthony Rodríguez Urbina • Ariana Valverde Leitón • Ashley Arrubiol Matus • Brianny Bendaña Varela • Dalay Bendaña Varela • Dania Matus Trigeros • Deybi Almendarez Hernández • Elleine Bendaña Varela • Fabiola Vargas López • Génesis Martínez Núñez • Hannie Castillo López • Hilary Castillo López • Jackson Rivas Hernández • Jennifer Cornejo Herrera • Jerry Vargas Coronado • Kelchie Elizondo Castro •
Kenzy Pérez Dávila • Kevin Méndez Palacios • Kiara Sarabi Fajardo Matus • Luis Carlos Gordian González • María Fernanda Vargas López • Maricela Ramírez Matus • Maybelline Cornejo Herrera • Maynor Ernesto Salguera Rizo • Naomy Martínez Núñez • Oswell Segura Palma • Rachell Araya Amador • Rita Elena Rizo Campo • Tania Cornejo Herrera • Valeria Jiménez Fonseca • Wilder Miguel Rizo Jaime • Yipzy Castillo Argüello • Yodarling Rivas Hernández •
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Índice Presentación Introducción Clarita, Lizzy y la bruja Maruja
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Transcripción del cuento “Clarita, Lizzy y la bruja Maruja” hecha por Rosalía Moraga.
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Dos amigos en el espacio
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Transcripción del cuento “Dos amigos en el espacio” hecha por Kensy Pérez.
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El caballito Douglas Camilo
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Transcripción del cuento “El caballito Douglas Camilo ” hecha por Hilary Castillo y Hanny Castillo.
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Una fiesta en la luna
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Transcripción del cuento “Una fiesta en la luna” hecha por Lilliam Gómez.
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Niños y niñas que ilustraron los cuentos.
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Niños y niñas que colaboraron en la creación de los cuentos.
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TIERRA FÉRTIL es un proyecto social y educativo que busca promover un desarrollo afectivo, intelectual y social, prioritariamente en niños y niñas de la comunidad de Guararí de Heredia. Esto lo realizamos por medio de talleres de lectura, pintura, juegos educativos, apoyo escolar, etc. Nuestro enfoque pedagógico se basa en las “diez habilidades para la vida”, desarrolladas por la Organización Panamericana de la Salud, como el eje transversal de todos los talleres y actividades que hacemos. El objetivo principal de este libro ha sido que los niños y niñas experimentaran la satisfacción de crear y saberse valorados por sus ideas, las cuales quedaron plasmadas en los cuatro cuentos infantiles y todas las ilustraciones que usted encontrará en este ejemplar.