Tomo II. Arte y música de la catedral de Durango: archivos y documentos

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400 AÑOS DE HISTORIA DEL OBISPADO DE DURANGO (1620-2020) COORDINADORES ADOLFO MARTÍNEZ ROMERO • SILVIA SALGADO RUELAS CENTRO PARA LA INVESTIGACIÓN DE LAS ARTES DURANGO INSTITUTO DE CULTURA DEL ESTADO DE DURANGO
Arte y Música de la Catedral de Durango: archivos y documentos

Arte y Música de la Catedral de

Durango: archivos y documentos

400 AÑOS DE HISTORIA DEL OBISPADO DE DURANGO (1620-2020)

COORDINADORES

ADOLFO MARTÍNEZ ROMERO SILVIA SALGADO RUELAS

CENTRO PARA LA INVESTIGACIÓN DE LAS ARTES DURANGO A.C.

INSTITUTO DE CULTURA DEL ESTADO DE DURANGO

Arte y Música de la Catedral de Durango: archivos y documentos

400 Años de historia del Obispado de Durango (1620-2020)

Primera edición: 2021

coordinador general del proyecto editorial 400 años de historia del obispado de durango

Adolfo Martínez Romero

coordinadores

Adolfo Martínez Romero

Silvia Salgado Ruelas

diseño y maquetación : Claudia Román. Los motivos del lobo

ISBN: 978-607-99137-0-0

© Centro para la Investigación de las Artes Durango a . c .

© Instituto de Cultura del Estado de Durango

© Instituto de Investigaciones Históricas /ujed

Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico sin la autorización escrita de los editores

Impreso en Durango, Mex.

a utores

Adolfo Martínez Romero

Centro inah Durango

Massimo Gatta, Humberto Jiménez Torres, Daniel Elizalde Barbosa Escuela Superior de Musica/ujed

Drew Edward Davies

Northwestern University

Silvia Salgado Ruelas

Instituto de Investigaciones

Bibliograficas/unam

Arte y Música de la Catedral de Durango: archivos y documentos. 400 Años de historia del Obispado de Durango (1620-2020).

Terminó de imprimirse en el mes de marzo de 2021 en los talleres de Tradición Impresa

CONTENIDO Presentación ................................................................................. 5 Introducción Reflexiones sobre el desarrollo y
aportes de la historia regional a la historiografía mexicana en los últimos 40 años: la historia del arte Clara Bargellini Cioni���������������������������������������������������������� 7
Archivo Histórico
de Durango:
caso de
Catedral Adolfo Martínez Romero ����������������������������������������������������� 15 ii . Trayectorias históricas
Massimo Gatta, Humberto Jiménez Torres, Daniel Elizalde Barbosa ������ 83 iii . Repertorio de Ignacio Jerusalem en la catedral de Durango Drew Edward Davies ������������������������������������������������������� 131 iv .
Silvia Salgado Ruelas ������������������������������������������������������� 157
los
i . El estudio de las artes a través de la documentación depositada en el
del Arzobispado
el
la
de la actividad musical de la catedral de Durango (1620-1866)
La conformación de la librería coral de la catedral de Durango (1730-1889)

Después del proceso de evangelización que se dio en Nueva Vizcaya desde finales del siglo xvi , la fundación del obispado de Durango en 1620 representó el punto de partida para continuar alimentando el espíritu religioso de la población que previamente ya había sido regado con la sangre de los mártires jesuitas y franciscanos. En este sentido la construcción de la Catedral Basílica Menor de la Inmaculada Concepción representó simbólicamente la cohesión de sus habitantes en torno a los valores cristianos.

Única en belleza y majestuosidad entre las catedrales del norte del país, su construcción duró poco más de doscientos años, siendo el siglo xviii , la etapa donde vivió su mayor esplendor y tomó la fisonomía que actualmente conocemos. Impregnada de distintas obras artísticas de esplendor barroco la catedral fue acumulando tesoros de grandes capillas, retablos, pinturas y esculturas así como una gran cantidad de composiciones musicales para dar solemnidad a las celebraciones litúrgicas. Según registros históricos, cerca de sesenta personas entre músicos, fuellistas y chantres eran los que participaban, haciendo dignas y solemnes las celebraciones litúrgicas.

Los obispos que han pasado al servicio de la presente Arquidiócesis han contribuido y siguen contribuyendo a la riqueza histórico, artística, cultural, promoviendo los valores cristianos sobremanera a través de la música y la cultura. Tenemos por ejemplo a Don Pedro Barrientos y Lomelín quien contribuyó con treinta enormes libros de su colección particular para el enriquecimiento musical de Catedral y así otros tantos ilustres prelados que han promovido las ciencias y las artes.

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PRESENTACIÓN

Finalmente tengo el agrado de presentar y poner en sus manos este primer libro sobre el Arte e Historia de este obispado que recién ha cumplido 400 años de existencia. El presente escrito es un reflejo del esfuerzo de varios años de investigación por parte de especialistas tanto nacionales como internacionales, integrados al Seminario de Estudios Históricos de la Iglesia de la Nueva Vizcaya a . c .

Deseo que este libro suscite la valoración del patrimonio histórico, artístico, musical que resguarda nuestra Catedral y aliente en nosotros la fe y la esperanza que brotan de la contemplación de la belleza.

8 presentación
Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez Arzobispo de Durango

REFLEXIONES SOBRE EL DESARROLLO Y

LOS APORTES DE LA HISTORIA REGIONAL A

LA HISTORIOGRAFÍA MEXICANA EN LOS ÚL -

TIMOS 40 AÑOS: LA HISTORIA DEL ARTE

9 introducción
Clara Bargellini Cioni instituto de investigaciones estéticas , unam

Cuando, en 1972, llegué a México, conocía poco de la historia del arte mexicano. Tengo muy presente todavía el asombro que experimenté la primera vez que caminé por la traza regular del centro de la Ciudad de México, pasando junto a imponentes palacios, muchos de ellos de la época virreinal. Conocer el interior de la Catedral metropolitana llamó a mi mente las grandes catedrales europeas, y la Plaza Mayor es ciertamente uno de los espacios públicos más imponentes del mundo. Recuerdo muy bien haberme preguntado –con la ingenuidad propia de la juventud– por qué no había conocido nada de esto durante mis años de estudios de historia del arte. Sólo tenía nociones muy generales acerca de los murales mexicanos del siglo xx , la única manifestación artística mexicana que entraba a los cursos de Historia del Arte a los que había asistido en Estados Unidos en los años 60s, y también de lo poquísimo que se conocía del arte de México en Italia, donde había desarrollado mi tesis doctoral. Aunque también había adquirido ideas elementales acerca de algunas culturas prehispánicas, gracias a unas conferencias de George Kubler a las que había asistido por curiosidad antes de casarme con un compañero universitario mexicano, la conclusión razonable a esta «prehistoria» de mis estudios y trabajo en la historia del arte de México es reconocer que siempre es mucho más lo que no conocemos de lo que creemos conocer.

Establecida en Chihuahua a partir de 1972, armada con libretas llenas de apuntes, dibujos y fotografías, mi tarea principal al empezar mi vida mexicana fue la de terminar la redacción de mi tesis doctoral que versó sobre mosaicos medievales italianos. Naturalmente, en esos primeros años en México, y con mis antecedentes de estudios de arte medieval, me interesó mucho la catedral de la ciudad de Chihuahua que –aunque construida con rango de parroquia– en su arquitectura pertenece al último eslabón de la historia de las grandes catedrales novohispanas, enraizada en tradiciones medievales, renacentistas y barrocas. Al buscar información, me sorprendió que existía un solo texto acerca de este muy notable edificio: un artículo de Francisco de la Maza, publicado en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam en 1961. De la Maza se había apoyado en parte en un estudio del renombrado académico español, Diego Angulo, quien, en 1939, había publicado los planos originales de la iglesia mayor chihuahuense, custodiados en el Archivo de Indias en Sevilla.

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Lo más importante, sin embargo, fue enterarme que los archivos de la antigua parroquia de Chihuahua se conservaban, guardados entonces en cajas de cartón en una de las torres de la propia catedral (y ahora dignamente custodiados en el Seminario del Arzobispado). Obtuve permiso para revisarlos y, poco a poco, pude reconstruir una historia de este notable edificio, creado entre 1725 y 1760. Mi texto acerca de la historia de la catedral de Chihuahua fue publicado en 1984 como «monografía de arte» por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de México, gracias al apoyo decidido de Jorge Alberto Manrique, su director cuando entré a formar parte del Instituto en 1981.

Con el tiempo, llegué a conocer muchas otras construcciones virreinales norteñas, incluyendo, por supuesto, la catedral de Durango, ya que Chihuahua en el siglo xviii se hallaba en la antigua Nueva Vizcaya cuya capital era justamente la ciudad de Durango. También pude examinar partes de los archivos catedralicios de Durango en los microfilms resguardados en la Biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso. En esos años, la consulta directa de los documentos de esos archivos en Durango no era posible, como lo es, finalmente, ahora, y como se explica en el ensayo de Adolfo Martínez Romero en este volumen. Fue fundamental, además, el auxilio y compañía de dos colegas historiadores, quienes entonces trabajaban en Ciudad Juárez: Chantal Cramaussel y Salvador Álvarez, con quienes exploré otras localidades norteñas, relacionadas con la historia virreinal de Chihuahua: Santa Eulalia, Valle de Allende, Parral y, por supuesto, Durango. Los dos son conocedores de procesos políticos y económicos, y su amistad y nuestros intercambios han sido invaluables a lo largo de los años. Actualmente forman parte del Colegio de Michoacán en Morelia.

Este breve recuento de los inicios de mis investigaciones de historia del arte en el norte de México sirve para introducir este brevísimo examen de las circunstancias, perspectivas y problemas de tales estudios, y constatar cómo han ido abriéndose más caminos en años recientes, del que este volumen presenta un notable ejemplo. Por supuesto, la investigación de la catedral de Chihuahua me llevó a otros proyectos, apoyados por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam . Un estudio amplio de los antecedentes y consecuencias del desarrollo en el norte de México del tipo de construcción «de cal y canto» ejempli-

12 INTRODUCCIÓN

ficado por la catedral de Chihuahua, titulado La arquitectura de la plata. Iglesias monumentales del centro-norte de México (1640-1750), fue publicado por la unam y la editorial Turner en 1991, en el que está incluida, por supuesto, la catedral de Durango. Siguieron otras monografías de edificios y sitios norteños. La más reciente es La Catedral de Saltillo y sus imágenes, publicado por la unam en 2005.

Mis intereses histórico-artísticos con frecuencia se han dirigido hacia la búsqueda de relaciones entre la arquitectura y las demás artes: pinturas, esculturas y otras expresiones. En consecuencia, he estado involucrada en proyectos de exposiciones, especialmente después del «descubrimiento» internacional del arte virreinal mexicano en la muestra, Mexico, Splendors of Thirty Centuries (Esplendores de 30 siglos), del Museo Metropolitano de Nueva York en 1990, en la que tuve una modesta participación. Una incursión en este tipo de proyectos, de considerable relevancia para los estudios del arte en el norte novohispano, fue el catálogo de la exposición de 2009, organizada con Michael Komanecky: El arte de las misiones del norte de la Nueva España, para el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México. La exposición también viajó a Puebla y a varios sitios en Estados Unidos y constituyó la base para estudios posteriores tanto en el norte de México como en el propio vecino país.

Además de evidenciar el interés de los conocimientos que se han ido acumulando a través de los años acerca de las construcciones virreinales de lo que es ahora el norte de México y el suroeste de Estados Unidos, y de los objetos que todavía se conservan en sus interiores, el recuento que acabo de hacer sugiere algunas otras consideraciones. Primero que nada, no cabe duda que las personas que fui conociendo a través de los años en los estados norteños de México fueron, y siguen siendo, de enorme apoyo. Me refiero aquí, no sólo a académicos, investigadores y funcionarios civiles y religiosos, sino a individuos interesados en la historia y en las reliquias del pasado de su tierra. En Durango, en particular, bajo el liderazgo del ahora Doctor en Historia, Miguel Vallebueno Garcinava, se juntó un grupo de personas interesadas en la historia y en el arte de su ciudad y estado, y siempre atentas a lo que uno les podía explicar. En otros sitios, tampoco faltaron individuos que se convirtieron en colaboradores. Pienso, por ejemplo, en Rita Soto de Valle de Allende, conocedora de su pueblo y su historia.

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Respecto a la historia del arte en particular, que requiere la vista directa de los objetos de estudio, una colaboradora invaluable ha sido la fotógrafa Libertad Villareal de Cd. Cuauhtémoc, Chihuahua. No sólo trabajamos juntas, especialmente para el proyecto del Arte de las Misiones, sino que ella se ha involucrado en el registro de obras y sitios, y también en dar seguimiento a iniciativas de conservación y rescate, como fue el caso del retablo de Yepachi, y en la promoción del Museo de Arte Sacro de la Catedral de Chihuahua, un proyecto logrado en una primera fase por José Fuentes Mares y el Seminario de Cultura de Chihuahua.1 En fecha muy reciente, acaba de publicarse un nuevo catálogo de las obras de ese acervo: Vestigios. Arte virreinal de Chihuahua, con contribuciones mías y de varios colegas, y con el apoyo de las Secretarías de Cultura de Chihuahua y Nacional, y de la Comisión de Arte Sacro de la arquidiócesis de Chihuahua.2 Este mismo volumen, por supuesto, es un ejemplo más de un renovado y, espero, continuado interés en las artes virreinales del norte de México

Las visitas y eventos académicos en Durango en las últimas décadas del siglo xx , en particular, fueron enriquecidos por la presencia de académicos de la unam y otros. Todos, de alguna manera, participamos en las conferencias para el grupo de personas interesadas, organizadas por Miguel Vallebueno, mientras íbamos descubriendo más sitios y obras. Conocimos a otros colegas interesados en el norte novohispano conforme pasaba el tiempo y se abrían más posibilidades de juntarnos. No cabe aquí mencionar a todos, pero no puedo dejar de recordar los encuentros convocados por la entrañable Raquel Padilla del inah Sonora en Hermosillo.

Por otra parte, la situación de los archivos documentales ha ido mejorando, por las mejores condiciones de conservación y por los conocimientos más especializados de algunos investigadores. En cuanto a la historia del arte, todavía somos muy pocos los que nos dedicamos a esta disciplina en México, especialmente si consideramos la enorme riqueza arquitectónica y plástica de tantos siglos, esparcida por todo el país. Además, la conflación que se ha hecho en México, y en gran

14 INTRODUCCIÓN
1. José Fuentes Mares et al., La catedral de Chihuahua (Chihuahua: Patronato de la Catedral de Chihuahua, 1978). 2. Clara Bargellini, Libertad Villarreal y otros, Vestigios. Arte Virreinal de Chihuahua (Chihuahua: Secretaría de Cultura, 2020).

medida se sigue haciendo, entre las carreras académicas de historia y de historia del arte presenta problemas para los estudios de edificios y objetos artísticos que requieren de conocimientos que rebasan el manejo de documentos escritos. Por supuesto, hay historiadores con sensibilidad e interés en objetos y edificios, pero la falta de especialización sigue limitando el desarrollo del conocimiento en el estudio y la conservación de los objetos que hoy llamamos arte.

De todas maneras, no faltan nuevas energías en el campo de la historia de las artes en el norte de México. Además de las personas ya nombradas que siguen trabajando en múltiples aspectos de la historia y de las artes en el norte de México, cierro este breve recuento con la mención de estudiosos que han entrado a estas tareas en tiempos más recientes. Entre ellos, ciertamente deben contarse los autores de los ensayos de este volumen. En primer lugar, está el Dr. Adolfo Martínez Romero, coordinador de este conjunto de textos, y autor del ensayo acerca de los archivos y colecciones de la catedral de Durango, que conoció a fondo durante la elaboración de su tesis doctoral en la unam . Hasta ahora no se tenía una reseña de los contenidos de estos archivos, y relativamente pocas noticias del muy notable acervo artístico conservado en la catedral.

Los tres textos siguientes abarcan un tema artístico antes muy poco conocido de la catedral de Durango: su música. Resulta que el archivo duranguense es muy rico en información sobre ella. Massimo Gatta, Humberto Jiménez Torres y Daniel Elizalde Barbosa presentan una visión general sobre «la actividad musical de la catedral de Durango (1620-1866)», que fueron los años de creación, desarrollo y consolidación de la música en la catedral. El texto de Drew E. Davies, quien estudió la música de la catedral de Durango para su tesis de doctorado en la Universidad de Chicago (The Italianized Frontier: Music at Durango Cathedral, Español Culture, and the Aesthetics of Devotion in Eighteenth-Century New Spain, presentada en 2006), ofrece un estudio enfocado en el acervo musical depositado en la catedral de Durango: el del napolitano Ignacio Jesuralem. Finalmente, el texto de Silvia Salgado Ruelas del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la unam , presenta un ensayo acerca de los grandes libros de coro resguardados en la catedral de Durango, fechados entre 1730-1889, en los que se combina la música y elementos de decoración pictórica y caligrafía.

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Huelga añadir que todos estos ensayos presentan aspectos inéditos de la historia de la catedral de Durango. Enfocados a mejor entender las realidades de sus funciones y ceremonias, amplían notablemente nuestra comprensión de este edificio. La historia de su arquitectura y del proceso de su construcción se viste con estos estudios que ponen atención a las actividades que han dado vida al edificio durante sus siglos de historia. Los documentos escritos, que ahora pueden estudiarse en mayor extensión y profundidad, las representaciones en pinturas y los objetos de culto amplían nuestra comprensión de las actuaciones del clero y la participación de arquitectos, artistas, artesanos y también de los fieles a través del tiempo. Conocer la música que daba mayor dinamismo a la celebración de la liturgia, añadiendo dimensiones de sonido y movimiento, ciertamente contribuye a una comprensión más profunda del papel vital de la catedral en la vida de los duranguenses a lo largo de los siglos. En los escritos incluidos en este volumen, no sólo tenemos valiosa información antes ignorada acerca de la historia de la catedral de Durango, sino también las semillas para seguir ampliando y ahondando en el conocimiento de este muy notable edificio y sus mensajes para el futuro.

En 2012, un grupo de investigadores adscritos a la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Juárez del Estado de Durango, la Universidad Autónoma de Sinaloa, la Universidad Autónoma de Zacatecas y la Universidad Autónoma de Chihuahua, y en conjunto con las autoridades eclesiásticas, se conformó el Seminario de Estudios Históricos de la Iglesia de la Nueva Vizcaya a . c . (sehinv ) con el objetivo de conmemorar los 400 años de la fundación de la diócesis de Durango (1620 – 2020). Dicha celebración fue pensada con la publicación de dos libros: uno de Historia Política y otro de Historia del Arte. En este sentido, el contenido del presente trabajo es producto de varios años de esfuerzo y dedicación por parte de sus autores, quienes a partir de la documentación depositada en el Archivo Histórico del Arzobispado de Durango pudieron llevar a buen término sus investigaciones. El presente tomo da cuenta del arte depositado en la catedral de Durango, por lo que desde ahora queda abierta la convocatoria para que en un futuro se den a conocer nuevas investigaciones que aborden las manifestaciones artísticas, tanto de la catedral, como de otros recintos religiosos de las diferentes regiones del obispado, y abonen al conocimiento de la Historia del Arte de lo que fue el norte novohispano.

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