Boletín Dansejé Número 1

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Número 1. Nueva época

Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana


Órgano de divulgación sobre el patrimonio cultural del Estado de México y otros territorios Dansejé, palabra de origen otomí que significa “flor”.


IN MEMORIAN

Marisela Gallegos Devéze Luis Vázquez León


ÍNDICE

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Presentación Luis Antonio Huitrón Santoyo

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Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

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La primera arqueóloga de México: Isabel Ramírez Castañeda Álvarez (1881-1943) Mechthild Rutsch

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Luis Vázquez León: Eulalia Guzmán Barrón. Una mujer multidimensional Fernando López Aguilar

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Laurette Séjourné (1911-2003) y el estudio de los conjuntos departamentales en Teotihuacán (1955-1982) Silvia Ibáñez Bravo


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Mujeres en la antropología y la arqueología en México: olvido pendiente Haydeé López Hernández

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Beatriz Braniff Cornejo: La Gran Chichimeca Elisa Villalpando Canchola

26

Marisela Gallegos Devéze (1943-2020) Martha Monzón Flores

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De Teotihuacán al Cerro de los Magueyes María del Carmen Carbajal Correa


PRESENTACIÓN

Luis Antonio Huitrón Santoyo

En esta edición Dansejé publica varios artículos acerca de la presencia de mujeres arqueólogas y antropólogas en la historia de México. Constituye uno de los productos del Ciclo de Conversatorios Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana que organizamos recientemente en el Centro INAH Estado de México, con la participación de diferentes y sobresalientes investigadores de nuestra institución. D e d ic ado a l a memor i a de nue s t ra compañera Marisela Gallegos Devéze, por la inseparable relación entre su vida y obra con un sentido de contribución enriquecedora hacia la investigación y al conocimiento de los grupos indígenas en el Estado de México; y por otro lado, del investigador Luis Vázquez León cuyos principales temas de interés fueron el etnonacionalismo purépecha y la historia de la antropología, quien participó en el mencionado ciclo de conversatorios y que tenía la intención de colaborar en la presente edición de Dansejé. En el primer artículo, sobre la antropóloga y e t n ó l o g a I s ab e l R a m í r e z C a s t a ñ e d a Á lvarez , Me chth ild Ruts ch refiere una

serie de argumentos que la posicionan como ejemplo de mujer trabajadora incansable, a pesar de que “nunca pudo superar su posición de asistente” debido a los prejuicios de una sociedad. Por su par te, Fernando Lóp ez Aguilar asoma las consideraciones de un Luis Vázquez León visualmente emocionado, cuando presentó su conferencia sobre la arqueóloga Eulalia Guzmán Barrón, que va desde una multidimensionalidad rica y diversa, hasta su militancia feminista. Silvia Ibáñez Bravo aborda en la obra de Laurette Séjourné el interés por la historia prehispánica, y en particular, el caso de Teotihuacán. En su planteamiento, Haydeé López Hernández presenta un breve pero c ont u nde nte a n á l i s i s c r ít ic o e n e l que incita a la investigación de las condiciones particulares de ausencia e inserción de las mujeres en los campos de la antropología, la arqueología y de la ciencia en general. Elisa Villalpando Canchola muestra a Beatriz Braniff Cornejo como una investigadora profesional e incansable quien desde muy joven rompió arquetipos; denominándola “la Beatriz de frontera de inclusión”. Destaca Mar tha Monzón F lores imp or tantes momentos de la vida de Marisela Gallegos


Devéze, a partir de los intereses académicos, prácticas etnográficas y de sus conocimientos de los grupos étnicos asentados en la entidad. Por último, María del C armen C arbajal Correa relaciona importantes momentos de su vida como arqueóloga, desde sus inicios en Teotihuacán, hasta el hallazgo de un cementerio en el Cerro de los Magueyes como uno de sus resultados más relevantes en la investigación y la práctica. Si bien se destaca el quehacer profesional, laborioso y persistente de las arqueólogas y antropólogas mexicanas, en los textos que se presentan hay otro elemento cardinal y denominador: los obstáculos a los cuales se enfrentó y aún se enfrenta la mujer a la hora de querer formar parte de una sociedad en franca desventaja de equidad social y laboral. He aquí otra importancia de estos trabajos. Dansejé se erige hoy como un soporte para investi gaciones que enriquecen la m i r ad a s obre te m a s f u nd a me nt a le s de nuestro patrimonio en su real dimensión recolocando tiempos, vocaciones, anhelos y sobre todo experiencias. Es por ello que, con la certeza de presentar una obra provechosa,

gracias a nuestros colaboradores, invitamos a reflexionar.


Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana


9 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

La primera arqueóloga de México: Isabel Ramírez Castañeda Álvarez (1881-1943) Mechthild Rutsch

Dirección de Etnología y Antropología Social-INAH

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unque nunc a obtuv iera un título formal, Isabel Ramírez Castañeda fue la primera mujer en la arqueología de México. Nacida probablemente en Milpa Alta, ella primero se tituló como maestra de Kindergarten y de instrucción primaria. En 1906 se inscribe en los recién creados cursos del Museo Nacional; estos cursos se impartieron en tres materias: historia, etnología y arqueología. Isabel se inscribe primero en el curso de historia y después t o m a e l d e a r q u e o l o g í a . E n e l Mu s e o Nacional fue estudiante y trabajadora hasta 1918, año en el que se ve forzada a regresar a sus labores de maestra y de nuevo regresa al Museo en 1936, donde vuelve a trabajar h as ta s u muer te en 194 3 . L a “s eñor ita” Ramírez Castañeda, como se le llama siempre en los documentos de diferentes archivos, fue quien resguardó las colecciones de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas (inaugurada el viernes 11 de enero de 1911), en el año 1915 ante los crecientes disturbios en la capital, pero sobre todo ella “poseía el idioma mexicano”, o sea, el náhuatl, idioma del cual probablemente fue hablante nativa. Esta cualidad le permitió hacer trabajo de campo con Franz Boas en

los alrededores del México de principios del siglo XX, por ejemplo en Amecameca, pueblo al pie del volcán. Antes de este periodo fue ayudante de Eduard Seler (abril-junio 1907) y del Inspector en Jefe de la Dirección y Conservación de Monumentos Arqueológicos de l a Repúbl ic a (de ju n io 1907 – 190 8), Leopoldo Batres, en labores de clasificación de l a s p ie z a s a rque oló g ic a s de l Mu s e o Nacional, las que sumaron más de 10,000 piezas “y escribió las cédulas explicativas con la traducción del mexicano”. Desde 1908 ella es ayudante de la clase de arqueología y del departamento hasta 1910. Como única mujer, además fue parte de la expedición que por un mes encabezó Seler a Palenque en febrero de 1911. A solicitud de Seler, se le concede permiso con goce de sueldo a Isabel para acompañarlo a la segunda excursión a Yucatán que harán durante dos meses, desde el 26 de abril hasta mitad de julio de 1911. H ab r á q u e i m a g i n a r s e l o q u e e s t o s tiempos significaron para una mujer joven y soltera. A principios del siglo pasado, la mujer profesionista era la excepción. Según el Anuario Estadístico de 1900, de los 826 abogados del Distrito Federal dos


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Franz Boas e Isabel Ramírez Castañeda en el mercado de Amecameca, 1910. Fotografía: Bildarchiv Seler, IberoAmerikanisches Institut, Berlín, Preussischer Kulturbesitz.

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eran mujeres; y de los 526 médicos alópatas cuatro eran de sexo femenino. La situación cambiaba con respecto al magisterio: del total de 325 profesores de instrucción 188 eran mujeres, o sea casi el 58%. Aún así, la mujer de la incipiente modernidad mexicana, tuvo que pagar muy caro su mayor movilidad social e independencia, ya que si optaba por una carrera profesional y era ambiciosa, estaba expuesta al desdén social generalizado. Las normas de la sociedad porfirista prescribían que p or encima de to do, la mujer debía buscar su salvación y plenitud económica, intelectual y social, en un matrimonio de subordinación a su marido y en la crianza de hijos. De no conformarse con estas reglas, ella debía enfrentarse a la dificíl defensa de sus derechos ante los prejuicios de una aplastante mayoría de colegas masculinos. É s to s p o d í a n tole r a r a l a s aú n e s c a s a s mujeres profesionistas, siempre y cuando ellas aceptaban su posición social y laboral subordinada.

En abril de 1912, la Escuela Internacional monta una exp osición en el Mus e o, mostrando los resultados de los trabajos arqueológicos, tanto de Manuel Gamio en Atzcapotzalco como los de Isabel. Además, Boas se lleva el trabajo de Isabel Ramírez El Folklore de Milpa Alta al XVIII Congreso Internacional de Americanistas en Londres, en cuyas Memorias se publica. En 1914, el tercer director de la Escuela Internacional, el prehistoriador Jorge En gerrand, la emplea como su ayudante en un curso de Introducción a la Historia Universal en la Escuela de Altos Estudios, curso que se imparte con “proyecciones luminosas”. También en 1915 Engerrand en coautoría con Isabel publica un artículo en la Revista Mensual de la Escuela de Antropología de París. Isabel nunca pudo superar su posición de asistente, ya que, como también señalan autoras norteamericanas, las mujeres en la antropología de estos tiempos y aún después, fueron reconocidas como recolectoras de


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Isabel Ramírez Castañeda en trabajo de campo en Palenque, 1911. Fotografía: Bildarchiv Seler, IberoAmerikanisches Institut, Berlín, Preussischer Kulturbesitz.

Centro INAH Estado de México

datos, como ayudantes, y los resultados de su trabajo han sido más duramente juzgados en una ciencia dominada por colegas del sexo masculino. La antropología necesitó a las mujeres, pero sólo como trabajadoras de campo y recolectoras de datos, más no como analistas, y mucho menos en la producción teórica. En abril de 1918 ella fue ratificada en el puesto de colectora del Folklore Nacional. Sin embargo, el 29 de mayo, dicho nombramiento se declaró insubsistente “en vista de las difíciles condiciones en que se encuentra el erario nacional, a partir del 1º de junio próximo”; no obstante, que en agosto Isabel dirige varios oficios al director del Museo y al Rector de la Universidad, del que ahora depende el Museo, solicitando un empleo e n e l m i smo, l a re s pue s t a e s ne g at iv a , argumentando escasez de recursos. Muchos años más tarde, tiempo en el que trabajó fuera del Museo aparentemente como profesora escolar, regresa a este en 1936, todavía estando Luis Castillo Ledón como director. Estuvo entonces adscrita al departamento educativo del Museo, y presentó un programa para impartir cursos de arqueología mexicana a maestros. En 1940 y con un mínimo sueldo, Castillo Ledón le concede licencia para trabajar en su casa, ya que enfermó de cataratas en ambos ojos. Muere tres años más tarde en la capital del país.


12 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

Luis Vázquez León: Eulalia Guzmán Barrón. Una mujer multidimensional Fernando López Aguilar Escuela Nacional de Antropología e Historia- INAH

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n el mes de noviembre del año pasado, l a Repres entac ión del INA H en el Estado de México organizó un conversatorio s o b r e L a s m uj e r e s e n l a H i s t o r i a d e l a Antropología y la Arqueología mexicanas con diversos expositores que participaban cada miércoles. El día 11, moderado por Haydeé López Hernández, Luis Vázquez (1951-2021) presentó la conferencia Eulalia Guzmán Barrón. Una mujer multidimensional, basada en el capítulo “Una mujer multidimensional en su laberinto. Eulalia Guzmán Barrón (1890-1985) y su misión revolucionaria en Bácum, Sonora”, del libro que estaba por salir al público, Antropólogas Radicales en México1.

Lu is Vá zquez , c r ít ico p ersis tente de lo s p r ej u i c i o s a nt r o p ol ó g i c o s , d e l o s m ito s f u n d a c i o n a le s y d e l a s s o c i o p atol o g í a s ac adé m ic a s de l a a nt ro p olo g í a , re s c at a una imagen insospechada de doña Eulalia Guzmán, arrinconada en los cajones de la historia de la arqueología por su relación con el fraude de Ixcateopan y el hallazgo de los restos de Cuauhtémoc. Es curioso cómo Luis Vázquez sufrió en menor escala en el ambiente arqueológico el efecto Eulalia Guzmán por El Leviatán Arqueológico.

Pocas veces había visto a Luis tan emocionado por una obra. Creo que en su recuento personal puedo, desde el lado que me tocó conocerlo, distinguir tres: El Leviatán Arqueológico, Ser Indio otra vez, y esta que sería su obra póstuma: Luis sorprendió a todos con su inesperada muerte ocurrida un mes después de la aparición de su libro, el 21 de enero de 2021 en Guadalajara, Jalisco.

En la Introducción, Luis Vázquez comenta el desinterés de directivos y maestros de la Escuela de Antropología e Historia del Nor te de México sobre las conferencias que d ieron or i gen a l l ibro: “Nos hemos tornado conservadores a pesar del torrente dominante de activismo virtual que lo oculta […] Sobre la citada reacción, quizás fue que simplemente no concitamos su interés. Puede ser también que a los arqueólogos (¡y las arqueólogas!) les sigue molestando el nombre de Eulalia Guzmán Barrón”2 .

En la conferencia, un ser multidimensional reflexiona sobre un ser multidimensional.

L a i m a gen monol ít ic a que s e t iene e n e l a mb ie nte a nt r o p ol ó g i c o de d o ñ a

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Luis Vázquez León (editor), Antropólogas Radicales en México, Independently published (22 Diciembre 2020), ISBN 13 979-8-69045-511-8. Luis Vázquez León (editor), Antropólogas Radicales en México, Independently published (22 Diciembre 2020), pp. i-ii.


Eulalia Guzmán en una biblioteca. Archivo Casasola, 1958, SC-INAH-SINAFO-FN-MX. Inv. 287886. Mediateca INAH.

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14 Luis Vázquez León, Simposio Román Piña Chan, Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia, Ciudad de México, 2017. Fotografía: Archivo CINAHEM.

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Eulalia Guzmán, apenas matizada por el reconocimiento de su militancia feminista, contrasta con lo que nos muestra Luis Vázquez: un personaje rico y diverso, multifacético con muchas historias traslapadas, que transitó de su adhesión al carrancismo hasta su papel de espía en Estados Unidos, de su erudición políglota a su reconocimiento como veterana de la Revolución. El conocimiento profundo, el manejo de fuentes y documentos primarios que realiza Luis Vázquez para el capítulo de su libro transformado en conferencia, nos muestra su faceta de investigador interesado en romper las miradas de las historias simplificadas, planas, sin matices y maniqueas, lo que la escritora Chimamanda Ngozi Aichie llama “El peligro de una sola historia”3: “Es así como creamos la historia única, mostramos a un pueblo como una cosa, una sola cosa una y otra vez, hasta que se convierte en eso”. La historia única se relaciona con el poder, pues

desde él se crea la historia del otro y se hace pasar como la historia definitiva. Contamos la historia de Eulalia Guzmán “en segundo lugar”, como dice Ngozi Aichie. Comenzamos con el fraude de Ixcateopan y no con su militancia o con el fracaso de la Escuela Mexicana de Arqueología. Con ello tendríamos historias totalmente diferentes. De igual manera, muchos han contado la historia de Luis Vázquez desde El Leviatán Arqueológico y no desde su erudición y virtud crítica o desde su impulso para discutir la ética de la antropología y hacer de ella una disciplina rigurosa4 . El legado de Luis con su investigación sobre Eulalia Guzmán nos muestra que el saber erudito y tenaz es el camino para acabar con las narrativas de una sola historia.

Chimamanda Ngozi Aichie, “The danger of a single story” Ted Global 2009, TED Ideas Worth Spreading https://www.ted.com/talks/chimamanda_ngozi_ adichie_the_danger_of_a_single_story?utm_campaign=tedspread&utm_medium=referral&utm_source=tedcomshare. Consultado el 10 de marzo de 2020. 4 Gabriela Canedo Vázquez, “Luis Vásquez León, in memoriam” Los Tiempos, 28 de enero de 2021, https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20210128/ columna/luis-vazquez-leon-memoriam. Consultado el 10 de marzo de 2020. 3


15 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

Laurette Séjourné (1911-2003) y el estudio de los conjuntos departamentales en Teotihuacán (1955-1982)1 Silvia Ibáñez Bravo

Zona Arqueológica de Teotihuacán-INAH

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la fecha sabemos poco sobre el posible or i ge n ít a lo -f r a nc e s de L au re t te Séjourné, sobre su estancia en París y sus primeros años en México. Algunos autores y amigos cercanos de ella como Gustavo Sorá, Matí Soler, Jaime Labastida y Esperanza Rascón han señalado detalles de su vida, como su nombre y el que el apellido Séjourné lo conservó de su primer marido. Laura Valentini Corsa o Laurette Séjourné Crespi, (según M. Soler se llamó Laura Bianchi), l l e g ó a M é x i c o e n m a r z o d e 1942 c o n Jeannine Kibalchich hija menor del novelista b el ga Víctor Lvovich Kibalchich, mejor conocido como Víctor Serge (1890-1947), escritor trotskista, crítico y revolucionario bolchevique, junto con quien huyó de Europa tras la ocupación nazi de París el 14 de junio, 1940, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Su interés por la historia prehispánica y el querer entender al país al que arribó, la llevaron a cursar entre 1945 y 1948 estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, ubicada en la calle de Moneda, en el Centro de la Ciudad de México, y a colaborar como estudiante con el grupo del profesor

Eduardo Noguera Auza (1896-1977). Tras recibir una constancia de estudios en el año de 1951, Séjourné se incorporó al Departamento d e M o nu me nto s P r e h i s p á n i c o s , c o n e l nombramiento de practicante de etnología, c on lo que e s e m i smo a ño c ol ab oró e n las exploraciones en Palenque al lado del arqueólogo Alberto Ruz (1906-1979). Para 19 5 3 S é j o u r n é f u e e n c o m e n d a d a p a r a estudiar los diferentes tipos de cerámica en Teotihuacán y de 1955 a 1958 excavó en el solar denominado Zacuala, donde realizó el hallazgo de una sección del conjunto Patios de Zacuala y del Palacio de Zacuala. Debido a la inconformidad de los dueños d e l o s te r r e no s p or l a e x te n s i ó n de l a excavaciones, en 1958 y hasta 1961, Séjourné debió abandonar sus exploraciones en este último conjunto y reanudarlas en Yayahuala, lo que le permitió reconocer la existencia de calles perimetrales, y la motivó a regresar al Palacio de Zacuala para deslindar este conjunto y buscar su relación con el perímetro urbano. Después, de febrero a septiembre de 1963 exploró el conjunto de Tetitla, paralelamente al desarrollo del Proyecto Teotihuacán 19621964 en el área central del sitio. Gracias a

El presente texto constituye en parte un extracto de mi trabajo de tesis de maestría titulado Conservación del conjunto arqueológico de Zacuala en Teotihuacán: estudio, diagnóstico, evaluación y propuesta, el cual desarrollé gracias a la atenta guía y dirección tutorial de la Dra. Isabel Medina González y la codirección del maestro Tenoch Medina González. 1


16 Laurette Séjourné frente al mural Boca radiante. Patio 2, Patios de Zacuala, 1955 y 1956. Fotografía: Archivo Laurette Séjourné.

Dansejé 1. Nueva época

sus exploraciones en la zona habitacional de Teotihuacán, Sejourné estableció por primera vez la existencia de un módulo o patrón que rige la distribución de las manzanas cuadrangulares en el espacio urbano, y de unidades habitacionales de 60m x 60m delimitadas por calles perpendiculares, con lo que se reafirmó la idea de Teotihuacán como ciudad. En las exploraciones, colaboraron los arquitectos Ricardo Rivas y Graciela Salicrup, el dibujante Abel Mendoza y el profesor Manuel Romero Nogerón, entre otros. No ob s ta nte l a i mp or ta nc i a de s us hallazgos, a decir de Daniel Schávelzon (2002) sus principales aportes a la arqueología de Teotihuacán y de México pasaron “casi desapercibidos” en el ámbito arqueológico mexicano, hasta que fueron integrados en los trabajos de René Millon (1921-2016), que los tomó como base para la concepción de recintos cuadrangulares como estructura b á s ic a de l a c iud ad , no c ión que que dó

plasmada en su plano. Sin embargo, es posible que la falta de apreciación de los aportes de Laurette Séjourné y su eclipsamiento por hallazgos posteriores, pueda atribuirse a varios factores: un aparente prejuicio sobre su formación profesional, su postura re s p e c to a que l a le ge nd a r i a To llan de l a s f ue nte s h i s tór ic a s e ra Te ot i hu ac á n y no la Tula de Hidal go, sus tempranas interpretaciones sobre el pensamiento y religión en Teotihuacán y la figura central de Quetzalcóatl, junto con sus convicciones políticas y sociales con una fuerte tendencia de izquierda revolucionaria anti-estalinista y a favor de la Revolución Cubana. P e r o q u i z á e l p r i n c i p a l e v e nt o q u e aceleró el alejamiento de Séjourné del medio arqueológico, tuvo que ver con el ataque en contra de Arnaldo Orfila Reynal (18971998), entonces director del Fondo de Cultura Económica (FCE) y pareja sentimental de Séjourné, por el jurista y diplomático Luis


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Laurette Séjourné y Graciela Salicrup en compañía de algunos trabajadores y niños de la zona, 1960. Fotografía: Archivo Laurette Séjourné.

Dansejé 1. Nueva época

Cataño Morlet en una conferencia celebrada en febrero de 1965 en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE), a la que asistió el recién electo Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979), ataque que desembocó, nueve meses después, en la destitución de Orfila como director del FCE. Detrás de la envestida, estuvo el interés del gobierno entrante por inhibir el papel de México en el avance del comunismo, a partir de injerir en la autonomía de la editorial con mayor presencia en Latinoamérica, que entonces se inclinaba hacia la izquierda, bajo la dirección de Orfila y la influencia de las elecciones culturales de Séjourné (Sorá G., 2008: 103-105). Casi dos décadas después de este evento, Séjourné retomó sus exploraciones en el área habitacional durante el Proyecto Teotihuacán 1980-1982, por encargo de Gastón García C antú, Dire ctor G eneral del INAH , con la vieja inquietud de conocer sus rasgos

arquitectónicos y urbanísticos. Para ello en un proyecto planteó explorar una superficie de seis mil metros cuadrados en un terreno ubicado entre Atetelco y Tetitla, propiedad entonces del general Ignacio Beteta, único dueño del predio, en el que propuso localizar los límites exteriores y accesos del conjunto de Atetelco, para conectarlo posteriormente con Tetitla a través de “pistas”, previamente marcadas en 1965. Al respecto señaló lo siguiente: Quisiera hacer notar que aún en el estado provisional que presentaría después de solo seis meses de trabajo, el área constituiría un importante atractivo turístico: un fragmento de urbanización de una ciudad inmensa, con dos brillantes edificios pintados en sus extremos, sin contar con los que se encontrarían con toda probabilidad en el espacio intermedio. Es decir que el lugar –el más cercano, además de la carretera- se convertiría en una muestra de la zona residencial, del mismo modo que la calzada de los muertos lo


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es del centro cívico-religioso (Séjoruné L, 1982a: 1).

Por razones que que da p endiente determinar, cuatro meses después de iniciado el deslinde en Atetelco, Séjourné suspendió sus exploraciones en el sitio después de haber concluido la primera etapa, y se retira “hasta que se presenten nuevas perspectivas que justificaran [su] colaboración” (Séjourné L., 1982b: 1). Una década después el arqueólogo Rub én C abrera y su e quip o finalmente lograrán descubrir un fragmento de la ciudad teotihuacana, no al oeste, sino al suroeste de la ciudad prehispánica en los terrenos conocidos como La Ventilla, concretándose así el deseo de Séjourné de exponer por primera vez un “fragmento de urbanización” en un área habitacional en Teotihuacán.


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Mujeres en la antropología y la arqueología en México: olvido pendiente Haydeé López Hernández

Dirección de Estudios Históricos - INAH

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a historia de la antropología en México. Panorama histór ico, obra de 1 5 volúmenes coordinada por Carlos García Mora 1 , es sin dud a, uno de los t rab aj os pioneros en el ejercicio crítico de reflexionar sobre el devenir de nuestras disciplinas. Ya otros, con mucho más criterio y sabiduría que la mía, han reflexionado sobre esta magna obra 2 . Aquí, sólo la refiero como un pretexto inicial para pensar la imagen de las mujeres en la historia de la antropología y la arqueología de nuestro país. Una revisión general de los índices de los volúmenes destinados a las biografías de los personajes de nuestra historia disciplinar (vols. 9, 10 y 11) no revela que, de un total de 162, sólo el 12 .9% (21) corresponden a personajes femeninos: Evangelina Arana Osnaya, Beatriz Barba Ahuacatzin de Piña Chan, Amalia Cardós Fajardo de Méndez, Bodil Christensen, Carmen Cook de Leonard, A nne M . C hapman, B arba Dahl gren de Jordan, Ada D’Aloja, Gertrude Duby Blom, Johanna Faulhaber Kamman, María Teresa Fernández de Miranda, Calixta Guiteras Holmes , Eu la l ia G uzm án B ar rón, D or is Heyden, María Luisa Horcasitas de Barros,

I s ab e l H orc a s it a s Mu ño z , I s ab e l Ke l ly, Florencia Müller, Frances Toor, Irmgard Weitlaner Johnson y Henrietta Yurchenco. La cifra, sin duda, puede estar relacionada con la poca presencia numérica de mujeres en las primeras décadas del siglo pasado, pues la antrop ología y, en par ticular la arqueología, fueron en sus inicios disciplinas mayoritariamente masculinas. No obstante, en un sentido diferente, la proporción de mujeres y hombres en estas biografías también nos devela una imagen de la forma en cómo hemos realizado nuestra historia disciplinar. Como ha mencionado en reiteradas ocasiones Carlos García Mora3, no existió en la elaboración de la obra un criterio para seleccionar los personajes que serían biografiados, sino que simplemente se incluyeron aquellos de los cuales existía algún colega dispuesto a realizar la encomienda4. En este sentido, resulta aún más interesante que, del total de biografías sobre mujeres, el 71.42% fueron escritas también por mujeres5; mientras que las biografías de hombres (141) presentan mayor equilibrio en la presencia de autoras que participaron con un 48.9%6.

Colección Biblioteca, INAH, 1988. P. ej. José Luis Vera y Mechthild Rutsch (eds.), La antropología en México: a veinticinco años de su publicación, México, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, 2019; y Eduardo González, “Tiempo y reflexividad: La historia de la antropología en México (1970-1990)”, Saberes, vol. 1, núm. 2, julio-diciembre, 2017. 3 Véase, por ejemplo, la entrevista realizada el 16 de octubre de 2020 por Adela 2 RedMifa a Carlos García Mora en https://www.youtube.com/ watch?v=jy1lR1zNhT8 4 En este sentido, resulta llamativo que no se haya incluido una biografía de Manuel Gamio. 1

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Una de las biografías fue realizada en coautoría de dos investigadores la propia biografiada: Florencia Müller.


20 Mujeres conversan con un hombre en un pozo de excavación, ca. 1960. SC-INAHSINAFO-FN-MX, Inv. 414005. Mediateca INAH

Dansejé 1. Nueva época

La desproporción que nos muestran estos números, tanto en el caso de las mujeres biografiadas como en la participación de los investigadores (mujeres y hombres) en la escritura de semblanzas de personajes femeninos, no parece ser sólo una instantánea de aquéllos últimos años del siglo pasado. La misma aridez encontramos re c ie nte me nte , c u a ndo orga n i z a mo s e l Conversatorio “Mujeres en la historia de la antropología y arqueología mexicanas” en noviembre pasado7. Sin duda, es interesante la imagen que nos devuelve el espejo de la historia disciplinar que hemos construido. Hace falta un análisis profundo para explicar las cifras arriba presentadas. Aquí, quisiera sólo brindar una reflexión general. Es cierto que la poca presencia de las mujeres en el campo arqueológico y antropológico no es un caso excepcional, sino que constituye parte del devenir de las ciencias en general. Pese a ello, tenemos pendiente analizar las 6 7

condiciones particulares de la ausencia e inserción de las mujeres en estos campos, así como de las diversas condiciones y roles que jugaron en un campo predominantemente masculino. Esos espacios vacíos de nuestra memoria -como señaló Mechthild Rutsch— nos pueden develar sus anti-historias, la de la serie de dificultades y prejuicios presentes en las primeras décadas del siglo pasado para que una mujer como Isabel Ramírez se pudiera insertar con éxito en el trabajo arqueológico; o, por el contrario, como destacó Luis Vázquez, el espacio de poder político y social que, por las mismas fechas, una mujer como Eulalia Guzmán podía ejercer dentro del campo de la educación y, posteriormente, en el de la arqueología; o bien, las claras diferencias para la presencia de las mujeres en la segunda mitad del siglo XX, al menos para las extranjeras como Laurette Séjourne o aquéllas provenientes de la clase alta como Beatriz Braniff -como lo mostraron Silvia Ibáñez y Elisa Villalpando, respectivamente-,

62 de las biografías fueron realizadas por investigadoras, y 7 en coautoría con algún investigador. En este evento, contamos con la participación de tres investigadoras y un investigador solamente. Fue organizado por el Centro INAH Estado de México.


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ambas con una capacidad de interlocución internacional bastante amplia8 . Sin duda la desmemoria sobre su presencia en nuestras disciplinas, o incluso, el descrédito que hemos construido alrededor de algunas de éstas es también otro aspecto para reflexionar. Porque no es deseable recuperar la participación de estos personajes en la historia disciplinar para construir hagiografías, ahora femeninas, sino tratar de insertar sus historias en una mirada más amplia, una que nos permita observarlas como agentes en sus diversas dimensiones para, con ello, tratar de indagar y comprender aquellos espacios y dimensiones que no hemos atendido ni cuestionado en nuestras disciplinas y sociedad.

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En los cuatro casos me refiero a las presentaciones realizadas durante el Conversatorio señalado arriba.


22 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

Beatriz Braniff Cornejo: La Gran Chichimeca Elisa Villalpando Canchola Centro INAH Sonora

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eatriz (Tita) Braniff, nació en la Ciudad de México en 1925 en el seno de una familia p orfiriana. D e espíritu reb elde, desde muy joven rompió muchos arquetipos, pues fue una apasionada de la equitación y dedicaba tardes enteras a la práctica de este deporte bajo el férreo entrenamiento del General Mariles, en el Campo Militar No. 1. Su amor por los caballos y los perros la acompañó toda su vida y aún en el Hermosillo de finales de los setenta, montaba por las mañanas a campo traviesa en la periferia de la ciudad. E nt r e l a s mu c h a s c o s a s que h i z o d e joven, cuando regresó de su estancia en un internado en Canadá y antes de contraer matrimonio por vez primera, porque tuvo, como ella misma decía, muchos señores que l a a c omp a ñ a r on , p a r t i c ip ó c on s u hermano Carlos, en la Carrera Panamericana manejando un auto de carreras, otra de sus pasiones. Sus primeros acercamientos a la arqueología fueron en las inmediaciones de una de las haciendas Braniff de Querétaro, desde donde visitó Ranas y Toluquilla donde la maravillaron “los cacharros”.

En la década de los cincuenta se inscribió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que aún estaba en la calle de Moneda y ahí cursó la maestría en arqueología. Con la creación del Departamento de Estudios Históricos del INAH en 1959, se integró al equipo de trabajo de Jiménez Moreno, junto con Alicia Olvera, Mayán Cervantes y otras chicas de la época, en lo que cuenta Mayán que se conoció como “el gallinero”. Hoy en día ese término sería seriamente reprochado. Los años sesenta fueron de mucho trabajo de campo, con una manera de transportación sui géneris; en tren. Mayán Cervantes y Ana Crespo recordaban que se subían en una estación y se bajaban en la siguiente para recorrer esos tramos buscando las evidencias de la frontera norte mesoamericana, en el estricto sentido que la había caracterizado Kirchoff. A los reconocimientos de superficie le siguieron las excavaciones en El Cóporo, Morales y Carabino en Guanajuato, y el sitio de Villa de Reyes (Electra) en San Luis Potosí. La visión de una Mesoamérica marginal marcó por muchos años la investigación arqueológica de esta área, abandonos y


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Beatriz Braniff de joven. S/F. Fotografía: Archivo personal D. Oliveros Braniff.

Dansejé 1. Nueva época

desplazamientos, conflictos y contracciones que no se sostienen actualmente por las secuencias ocupacionales de la mayoría de los sitios. Exceso de interpretación de las fuentes etnohistóricas puede ser una de las causas. O tal vez, exceso de generalizaciones derivadas de muy pocos sitios excavados que crearon una visión que debiera replantearse. De esa época fue también la creación del Programa Coop erativo de Investigación Mesoamericana de la Universidad del Sur de Illinois, lidereado por J. Charles Kelley, con la participación de Piña Chan, Armillas, Walter Taylor, Howard Winter y la Braniff, grupo de discusión de la Mesoamérica marginal, con amplias repercusiones en ambos lados de la frontera. En esa misma década trabajó en el recién creado Museo Nacional de Antropología, donde tuvo a su cargo la catalogación de los bienes conservados en las bóvedas de seguridad, clasificando y registrando las piezas

más bellas de orfebrería mesoamericana. En 1968, con un hijo adolescente, Carlos Durán Braniff, fue docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en las recién estrenadas aulas del segundo piso de Reforma y Gandhi. Sus alumnas y alumnos recuerdan que fue ella quien les familiarizó con los cazadores y recolectores nómadas del norte de México, compartiendo sus vastos cono cimientos etnográficos de diversas comu n id ade s or i g i n a r i as , i nteg ra ndo los elementos naturales del paisaje en la interpretación del pasado, ya que, sin ser una determinista ambiental, daba gran peso a las condiciones climáticas, los milímetros anuales de precipitación, la flora y fauna, como una manera de entender la biodiversidad en la que se habían desarrollado las sociedades del pasado. Fue en esa época cuando ganó su corazón “su prieto chulo”, Arturo Oliveros Morales, con quien procreó una hija, Deborah, quien es


24 Beatriz Braniff y Mayan Cervantes en Bledos, SLP, México, S/F. Fotografía: Archivo personal M. Cervantes.

Dansejé 1. Nueva época

ahora una matemática tan bella e inteligente como sus progenitores. Con la política de descentralización del INAH a principios de la década de los setenta y la creación de los centros regionales, Guiller mo B onfil -Dire ctor G eneral del INAH- les propuso a Tita y a Arturo Oliveros su traslado a Sonora para establecer el Centro Regional del Noroeste. La presencia del INAH en el noroeste hizo que se revalorara l a a nt r o p ol o g í a qu e h a s t a e s a s fe c h a s había sido realizada fundamentalmente por investigadores norteamericanos, con una mirada del norte al sur. Las relaciones que estableció Beatriz con la Universidad de Arizona, el Museo Estatal de Arizona y Amerind Foundation, hicieron que el Centro Regional se convirtiera en el lugar de visita obligada de los jóvenes investigadores de esa década. La frontera protohistórica pima-ópata

en Sonora, México. Consideraciones arqueológicas preliminares, fue la primera tesis de doctorado presentada por Beatriz en 1985 para la Facultad de Filosofía y Letras de l a U NA M , y es el comp end io de s us investigaciones en Sonora. Para los años noventa, se había regresado a Mesoamérica y continuó su síntesis de datos que a lo largo de dos décadas había recopilado sobre la frontera mesoamericana y su relación con el suroeste norteamericano, con grandes críticas a esa visión colonialista que seguía prevaleciendo entre los colegas allende la frontera. Aceptaba más el concepto de Greater Mesoamérica que de Greater Southwest y cada vez más se convencía de la pertinencia de llamar a esta vasta región como la Chichimecatlalli, como Di Peso había propuesto años antes. A mediados de los noventa le fue encomendada la creación del Museo de las Culturas del Norte en Paquimé, Chihuahua.


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Portada de su primera tesis doctoral.

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En 2000 fue homenajeada por la UNAM, el INAH y la UJED con un evento en Durango que reunió a investigadores y estudiantes de la antropología norteña. En 2002 recibió el reconocimiento Byron Cummings Award de Arizona Archaeological and Historical Society, por sus investigaciones sobresalientes y cont r ibuc iones a l cono c i m iento en antropología y la historia del suroeste de los Estados Unidos y del noroeste de México. B e at r i z l a i mp a r ab l e , p e s e a q u e s u s alud emp ezab a a deter iorars e, de c id ió hacer un segundo doctorado para inter preta r el b a gaj e de i n for m ac ión y conocimiento que había acumulado sobre las características arquitectónicas de las diversas áreas culturales. En 2006 presentó su examen de grado con la defensa de la tesis La arquitectura del México precolonial: Mesoamérica y la Gran Chichimeca. En los siguientes años publicó varios artículos d e s í nt e s i s y e l e m e nt o s c o m p a r at iv o s

entre Mesoamérica y la Chichimeca con la discusión sobre el uso del concepto Suroeste. En 2011 donó la mayoría de mecanuscritos al Archivo Técnico de la CNA. A finales de 2013, se nos fue la Braniff a l M ic t l á n . N o ob s t a nte , l a B e at r i z de frontera, de frontera de inclusión, de enlace y nuevas construcciones, prevalece uniendo al Suroeste con Mesoamérica y es por sobre todas las cosas, la Gran Chichimeca.


26 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

Marisela Gallegos Devéze (1943-2020) Martha Monzón Flores

Centro INAH Estado de México

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arisela tuvo una vida académica activa en la que combinó la investigación y la docencia, durante 45 años. Fue Antropóloga Social por parte de la ENAH, con estudios de posgrado en Antropología Médica. En 1975 ingresó al INAH y desde 1978 hasta 2020, enfocó su trabajo al territorio que actualmente ocupa el Estado de México.

torno a Santiago Apóstol, patrono del pueblo después de la ocupación europea. Se narra que se aparecía en el cielo en el transcurso de una batalla para coadyuvar a la victoria de los españoles. En el lugar de la aparición era donde generalmente se edificaba el templo en su honor, en el caso de Temoaya, tocó a los franciscanos fundarla en 1592.

En ese tiempo y a través de la práctica etnográfica, tocó temas por demás relevantes para explicar el comp or tamiento de los grupos indígenas. En diferentes niveles y de acuerdo a sus intereses académicos, se acercó a los atzincas, matlatzincas, mazahuas y otomíes; asimismo, examinó el origen de algunos de esos grupos indígenas desde la época prehispánica a la actualidad, además de la etnicidad, sus ceremonias patronales y religiosas ostensibles en procesiones a templos y oratorios; la geografía y en ella la importancia de los cerros, los santuarios y las peregrinaciones a lugares a los que les han conferido connotaciones simbólicas.

Otro tema al que se aproximó fue el de los arrieros y sus danzas, representaciones cult urales que aún s e llevan a c ab o en C a lpu l hu ac , Hu i xqu i luc a n , O c oyo ac ac , Texcalyacac y Xalatlaco, donde habitan otomíes, matlatzincas y mazahuas. Estas danzas ritualizan el pasado en el presente, a través de una estructura jerárquica y de relaciones religiosas, sociales y culturales. Las manifestaciones corporales como el lenguaje, el baile, el vestido, así como los ornamentos, los cantos, los diálogos y la música son los referentes simbólicos que integran y dan cohesión a la sociedad.

En específico, estudió la comunidad de Temoaya donde habitan mayoritariamente otomíes, para entender el ciclo festivo en

Un análisis de más largo aliento que M a r is el a ab ordó en l a comu n id ad de matlatzincas, de San Francisco Oxtotilpan en municipio de Temascaltepec, se refiere a


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Celebración de Semana Santa, Santa Ana Tlapaltitlán, Estado de México, 2018. Fotografía: Archivo personal Marisela Gallegos.

Dansejé 1. Nueva época

la relación con la naturaleza, las fiestas, los ritos, las creencias, la lengua y la identidad étnica y las ceremonias mortuorias. Asimismo, par ticip ó activamente en un proye cto que tuvo alc ances de cor te nacional, organizado por el INAH y auspic iado p or a l g u nos es tados de l a República. Fue denominado Etnografía de las Regiones Indígenas de México y reunió a los antropólogos sociales del país, para documentar y exponer la diversidad cultural mexicana, con el objeto de crear puentes de comunicación y promover cambios en las relaciones con los pueblos indígenas1. D e su colab orac ión der ivaron var ias public aciones indiv iduales y cole ctivas enfocadas en temas considerados relevantes, con el fin de dar una idea específica de sus manifestaciones culturales, sociales, políticas y económicas en el Estado de México, para tener después un comparativo con los otros

estados de la República Mexicana, sobre todo con los grupos étnicos que los representan. Al respecto, identificaron la importancia de ciertos espacios, a los cuales los indígenas les otorgan un carácter especial y jerárquico y los convierten en lugares de culto, pues es ahí donde reconocen que habitan seres especiales que por el poder que ostentan, protegen los territorios y a sus habitantes, los cuidan durante las procesiones a los templos, oratorios o capillas familiares o comunales y en los caminos de peregrinaje hacia los santuarios, cerros o cuevas sagradas. Lo anterior pone de manifiesto la estrecha relación entre los santos y la apropiación simbólica del territorio. E l c o l e c t iv o d e l qu e f o r m ab a p a r te , consideró la etnicidad como una expresión de la identidad que surge cuando una sociedad entra en crisis, la cual puede fracturar el orden constitutivo y permitir la intromisión

El abordaje fue a través de estudios regionales tocando temas como la identidad, el territorio físico y simbólico, los sistemas normativos de la sociedad, la desigualdad, los conflictos, la migración y sus consecuencias, la ritualidad, la mitología, la cosmovisión, el chamanismo, el patrimonio biocultural y los procesos socio ambientales, la estructura social, la organización comunitaria, los santuarios, los ciclos de peregrinaje, las relaciones interétnicas, las nuevas tendencias religiosas. 1


28 Celebración de Semana Santa, Mexicaltzingo, Estado de México, 2019. Fotografía: Archivo personal Marisela Gallegos.

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de movimientos emergentes. En el caso del Estado de México, la creación de la figura de “jefes supremos” posibilitó que ciertos miembros del gr up o tuv ieran acces o al poder político y en consecuencia alteró la relación que existía entre las autoridades comunales y las estatales. Mientras el estudio se enfoque hacia sociedades vivas, es muy probable que se presenten escenarios de cambio, a veces pausados y otros acelerados, m i s mo s que p ue de n ge ne r a r v a r i able s políticas y económicas, que por sí mismas fortalecen los movimientos etnopolíticos. Lo anterior, porque trastocan los elementos institucionales nodales y provocan que los grupos identitarios se transformen en grupos etnicitarios, al aceptar de manera consiente ser parte de un colectivo sostenido por una cultura, capaz dar nuevas alternativas al proyecto civilizatorio. En síntesis, el aporte que hace nuestra colega a la disciplina antropológica en la

que enfoca su trabajo, -tanto individual como colectivo-, muestra una contribución significativa al conocimiento de los grupos étnicos asentados en el Estado de México, a par tir de la recuperación de los datos relevantes que los identifican, de acuerdo a los parámetros que marca la etnografía. En el ámbito de trabajo se te extraña y deseamos que tu camino al Mictlán haya sido pleno de luz, armonía y paz.


29 Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana

De Teotihuacán al Cerro de los Magueyes

María del Carmen Carbajal Correa

Centro INAH Estado de México

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oy originaria de la Ciudad de México, nací el 30 de julio de 1950, me gradué de Licenciada en Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia con la tesis titulada Los enterramientos en el Cerro de los Magueyes. He participado en proye ctos de invest i gac ión en d ivers os sitios arqueológicos (Tula, Teotihuacán, Comalcalco, y otros del Estado de México) bajo la dirección de arqueólogos distinguidos como el doctor Román Piña Chán, Enrique Nalda, Williams Sanders y el doctor Eduardo Matos Moctezuma. Mi práctica en la arqueología la inicié en 1977 en Teotihuacán, junto con un grupo que cursábamos el quinto semestre; se trató de un rescate arqueológico en el predio que ocupa el Hotel FONATUR. El hallazgo consistió de un punto donde convergen tres conjuntos habitacionales, por tratarse de un rescate las excavaciones extensivas y calas fueron limitadas, el resultado es la presencia de un conjunto de tres templos que limitan un patio hundido con un altar al centro. Continué trabajando en Teotihuacán en los palacios de Tetitla y Tepantitla llevando

a cabo intervenciones para la consolidación de muros a través de rejunte e integración de piedra en muro. Esta actividad la continué en las zonas arqueológicas ubicadas en la parte oriente del estado. Trabajar con gente de campo me enseñó que debía es cuchar las exp eriencias de personas que habían estado involucradas en l as i nter venc ione s a monu mento s bajo la dirección de arqueólogos con gran experiencia; siendo jovencitos trabajaron por ejemplo con Jorge Acosta y Román Piña Chan, sabían “como entrarle a la restaurada”, en ese tiempo con mi poca experiencia tuve que aprender con asesorías que al paso del tiempo cada vez son menos, eso sí, siempre bajo las normatividades emitidas a nivel nacional e internacional. Ahora las técnicas se han superado, así mismo han cambiado lo s m ate r i a le s p a r a l a prep a r ac ión de l mortero y bueno, la teoría y los términos de consolidación se han actualizado. D e 1980 a 1981 f ui comisionada para t r a b aj a r e n l a Z o n a A r q u e o l ó g i c a d e Comalcalco, Tabasco. Esa fue una experiencia de vida, por primera vez estuve fuera de


30 Restauración de los monumentos en el patio hundido, Teotihuacán, Estado de México. 1977. Archivo personal Carmen Carbajal.

Dansejé 1. Nueva época

m i zon a de c on for t , l a e x plorac ión de l Templo II de la Plaza Norte me llevó dos años. La exploración se inició en el nivel bajo subiendo consecutivamente, realizando los registros de manera sistemática con la finalidad de tener a escala la secuencia de los cuerpos y del derrumbe de su bóveda, la cual había caído en un solo bloque sobre el frente de sus cuerpos. Registrar ladrillo por ladrillo fue una ardua tarea, como arduo fue también lograr el dibujo del templo explorado a escala en proyección isométrica a treinta grados, en fin allí pasé la prueba de que sí quería ser arqueóloga. A mi regreso al Estado de México continué acumulando experiencia en la investigación arqueológica en campo y en el trato con los responsables de las obras donde se han realizado rescates o salvamentos, ya que no siempre proporcionan los requerimientos con buena aceptación, como lo marca la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas

Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Aquí cabe un reconocimiento aquellos que apoyan al INAH con buena disposición. D e s d e 19 9 2 r e a l i z o i nv e s t i g a c i o n e s a r q u e o l ó g i c a s e n e l v a l l e d e To l u c a , p a r t i c u l a r m e nte e n l o s mu n i c ip i o s d e Toluca, Tenango, Calimaya y Metepec. He sido responsable de numerosos proyectos de invest i gac ión, entre los que destac a “ I nve s t i g ac ione s a rque oló g ic a s e n e l municipio de Metepec”. A través de rescates y salvamentos he logrado ubicar a la fecha asentamientos humanos desde el período Formativo hasta el Posclásico Tardío. Uno de los resultados más relevantes es el hallazgo de un cementerio en el Cerro de los Magueyes, donde en el período Posclásico se enterraron a individuos matlatzincas y mexicas. El estudio de los elementos que lo conformaron entre restos óseos y objetos asociados, fueron indicadores de la forma


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Ubicación en plano de los entierros hallados en el Cerro de los Magueyes. S/F. Archivo personal Carmen Carbajal.

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en que se llevó a cabo el ritual mortuorio p a ra s u dep ó sito, así como lo s t ip o s de objetos que conformaron su ajuar, objetos de tipo suntuario, herramientas y reliquias; éstos me acercaron a inferir aspectos de la cohabitación que se dio entre estos dos grupos étnicos. Los resultados de las investi gaciones realizadas, se han ido publicando con el apoyo del INAH, Gobierno del Estado de México, Colegio Mexiquense y de los ayuntamientos municipales. Un proyecto de gran importancia es el de mantenimiento mayor en la zona de monumentos arqueológicos en Calixtlahuaca, el cual llevo a cabo a partir del 2000 en temporadas diferidas; proporcionándose así estabilidad a las estructuras monumentales prehispánicas. Constancia de ello se observa en los monumentos y en los informes donde se incluye la descripción del proceso llevado

a cabo de manera sistemática. Entre otras actividades complementarias del quehacer arqueológico en el Centro INAH Estado de México al cual estoy adscrita desde 1977, se encuentran las siguientes: de 1987 a 1991 ocupé la dirección del Museo de Antropología e Historia de la entidad y de 2009 al 2010 fui Coordinadora del Área de Arqueología del Centro INAH. De igual manera he presentado conferencias, ponencias, organizado exposiciones temporales, elaborado guiones museográficos, entre otras actividades correspondientes a la investigación, conservación, resguardo y difusión del patrimonio arqueológico.


DIRECTORIO

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

Dansejé 1. Mujeres en la historia de la antropología y la arqueología mexicana Diego Prieto Hernández Director General del INAH Aída Castilleja González Secretaria Técnica Pedro Velázquez Beltrán Secretario Administrativo René Alvarado López Coordinador Nacional de Centros INAH Luis Antonio Huitrón Santoyo Director del Centro INAH Estado de México Humberto Arturo González Limón Coordinación editorial Paola Berenice Gómez Martínez Diseño editorial, maquetación e imagen de portada


Centro INAH Estado de México José Vicente Villada #107, Col. Centro, C.P. 5000, Toluca, Estado de México, México.


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