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El Bueno, el Feo y el Malo

El Congreso Audiovisual y Digital de Canarias (CADEC) se va asentando año tras año como uno de los eventos profesionales en el audiovisual canario más relevantes del panorama. TEA Tenerife Espacio de las Artes acogió durante tres días en marzo la tercera edición, que tuvo diferentes ponencias, mesas redondas y masterclasses.

La ponencia inaugural de este año la protagonizó el productor de cine y televisión Jordi Carbonell , colaborador de CINEINFORME y miembro fundador de la consultora The Market Eye Team (TMET).

En su conferencia ‘Producción Audiovisual: La financiación de películas’ afrontó el dilema del tipo de financiación a escoger: ¿Subvención?, ¿AIE’s (Agrupaciónes de Interés Económico)?, ¿Contrato de Financiación? ¿Financiación Frankenstein?

En la ponencia explicó cuál es la mejor en función del proyecto audiovisual que produzcamos , ya que, como señala Carbonell, según lo que escojamos, “dependerá que nuestra película tenga posibilidades de éxito o fracaso”.

“En nuestro sector escoger bien la financiación es clave ya que en ninguna otra industria se crea un único producto con una inversión de millones de euros sin tener seguridad real de que el público vaya a comprarlo ”, comentó el productor.

Los países han creado todo tipo de subvenciones gubernamentales, incentivos fiscales, tax shelter, tax revenue y demás apoyos por el riesgo que supone el no saber qué película obtendrá el favor del público “Pero si existe tanto riesgo, ¿por qué dan ayudas? Porque cada euro destinado al mundo del cine, repercute directamente en cada uno de los sectores económicos de un país como son: el primario, el secundario, el terciario y el cuaternario”, explicó Carbonell.

En su ponencia, el productor afirmó que en España tenemos principalmente tres tipos de formas de financiación : El Feo, El Bueno y El Malo.

Las subvenciones serían El Feo , porque, según declaró, “son obtusas, confusas, difusas, arbitrarias e injustas, y van en contra de los intereses de los productores independientes, ya que para presentarse a aspirar a dichas subvenciones, los productores necesitan tener garantizada la financiación del 35% del presupuesto, y eso ha generado una pérdida de ingresos de explotación a favor de los garantes de ese 35% (las TVs y Plataformas)”. Con lo que el productor independiente “nunca disfrutará del éxito de su producción, al menos durante los mejores años de la vida comercial de una película”.

Las Agrupaciones de Interés Económico (AIE) serían El Bueno , ya que “la incorporación del capital privado, da al productor independencia creativa, la independencia presupuestaria y el control total sobre el proyecto”. Pueden darle a la película esa oportunidad de ser la escogida por el público y, además, “podemos garantizar al inversor no sólo el retorno de su inversión sino también un beneficio del 20% en el peor de los escenarios, gracias a la combinación de las Bonificaciones fiscales, las Bases Imponibles negativas y los ingresos de explotación”.

Las Producciones Frankenstein serían Las Malas . “Es un tipo de producción que lo aprovecha todo. Se basa en la combinación de las subvenciones, más contratos de TV más las AIE, más el fracaso de la película. Fracaso porque el sistema se basa en el máximo aprovechamiento de los beneficios fiscales sobre todo las BIN’s negativas. Y para eso han de fracasar sí o sí”, apuntó el productor. Según aseveró Carbonell, para conseguirlo, “utilizan ingeniería jurídico-fiscal para poder encajar unos supuestos, que no dejan de ser supuestos y también interpretables por Hacienda. Es una versión jurídico-financiera del ¿Donde está la pelotita? El problema es que destruye la producción audiovisual desde dentro convirtiendo a los productores en dependientes de este sistema del cual es muy difícil salir”.

Las inteligencias artificiales han llegado al mundo audiovisual para ayudarnos… ¿o para sustituirnos?

No esperen en este artículo gran cantidad de datos técnicos o tutoriales acerca de cómo estructurar perfectamente tus prompts para que ChatGPT escriba por ti el próximo bestseller rompe récords, sencillamente quiero contar cuál puede ser el uso que dé la industria audiovisual a estas nuevas herramientas. Por Juan García

Se suele decir que el tejido empresarial crea puestos de trabajo, no lo voy a poner en duda, por supuesto que lo hace ¿Pero es el fin en sí mismo de una empresa? Cualquier empresa crece en base a la idea de mejorar sus procesos productivos, reducir gastos y aumentar las ganancias.

Cuando una nueva herramienta te permite automatizar procesos que hasta ese momento realizaban personas, se suele hablar de lo beneficioso que resultará para el trabajador poder centrar su atención en otras labores más elevadas, pero como bien dice Carlos Ares, Economista del Ayuntamiento de Barcelona, “evidentemente no es más que un copy-paste que se repite para quedar bien ante la ciudadanía, a la par que siguen usando el chantaje emocional para vendernos la idea de que cualquier avance tecnológico será beneficioso para la humanidad”.

¿Cuáles son los límites?

Se suele pensar que una beneficiosa política tributaria amable con las grandes empresas es sinónimo de creación de numerosos puestos de trabajo pero, por simple que suene, la única fuerza que crea puestos de trabajo es la dependencia de las empresas a las personas que hacen el trabajo que necesita su mercado y ese equilibrio se ve alterado con la aparición de las IAs.

Hace unos días la Universidad de Pennsylvania publicó un estudio sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en el mercado laboral . El 80% de los puestos de trabajo en USA se verán afectados, hay pocas maneras de decirlo más claro.

Las reacciones no se han hecho esperar. Esta misma semana Domestika anunciaba sin ningún pudor un ERE que afectaría a 89 de sus empleados, un 45% del total de su plantilla en España, siendo sustituidos por una IA. Incluso entre algunos narradores de audiolibros se sospecha que Apple está usando sus voces para entrenar a su IA gracias a un acuerdo con su empresa Findaway Voices, empresa que fue adquirida por Spotify en junio del año pasado.

El metaverso o los NFTs eran productos comerciales, en cambio la inteligencia artificial es una herramienta. Una que es tremendamente poderosa porque es capaz no sólo de adaptarse al mercado sino de crearlo . ChatGPT registró 100 millones de usuarios en apenas 2 meses. Esto sí que tiene posibilidades de cambiar el mundo.

¿Estamos exagerando?

Seguramente sí, pero no paran de llegar noticias relacionadas ya no sólo con una aplicación industrial de estas potentes tecnologías, sino del gran tsunami social que están provocando a su alrededor. ChatGPT y su ejército de clones han sido distribuidos a nivel mundial para su uso completamente gratis, uso que no olvidemos ha servido para entrenar de forma masiva a sus propios algoritmos ¿Quién se aprovecha de quién?

Siendo generosamente ilusos podemos decir que aún somos conscientes de la mayoría de los contenidos creados por una IA que se distribuyen por internet. Las fotos del Papa con un gran abrigo acolchado blanco o las de la detención de Donald Trump son ejemplos más que conocidos y casi inocentes, pero comienzan a proliferar servicios a la carta no tan inocentes como los que crean videos pornográficos fotorrealistas con las personas que tu desees, y no precisamente nos referimos a gente famosa.

El mundo del audiovisual no se ha quedado al margen y Netflix ya se ha visto envuelto en una de las primeras polémicas al respecto del uso de las IAs. En el cortometraje T he Boy and the Dog , la IA se encargó de los diseños artísticos de los escenarios, mientras que lo que viene a ser la animación recayó en el equipo humano.

La excusa fue la dificultad de encontrar personal cualificado para esta producción, algo que fue duramente criticado por Hayao Miyazaki ( Porco Rosso, Mi vecino Totoro ), que le respondió categóricamente que, si querían más mano de obra, debían empezar por pagar unos salarios más justos.

Como veis, las inteligencias artificiales y el mercado laboral están estrechamente relacionadas, mucho más de lo que ciertos discursos metahumanos nos quieren hacer creer. Sin ir más lejos, en un escenario muy similar, esta semana se están renegociando los acuerdos entre los grandes estudios de Hollywood y los sindicatos de guionistas. La explosión del streaming les ha dejado fuera de unos beneficios residuales que antes recibían a través de las tradicionales vías de distribución.

Lo más interesante de estas negociaciones es que los sindicatos de guionistas intentan que se legisle el uso de herramientas como ChatGPT, pero más que para prohibir, quieren que se usen pero no que se acrediten sus aportaciones , ni por supuesto tengan estas ningún beneficio económico por ello.

Sin entrar en todo lo que esto significa en términos de copyright (ni la ley se pone de acuerdo en esto), este tipo de herramientas sólo pueden hacer combinaciones en base a una serie de indicaciones de obras ya existentes almacenadas en su base de datos, es decir, nunca se van a apartar de los clichés de las historias. ¿De verdad puede una máquina sustituir a una industria tan enorme y llena de artistas como la audiovisual?

Tabla detallando los puestos de trabajo más expuestos a ser sustituidos por esta tecnología.

Lo primero que pensé fue “una máquina no puede hacer arte, porque el arte tiene un propósito y la máquina carece de él”, pero después vuelvo a releer las pretensiones del sindicato de guionistas y me da la sensación no sólo de que las máquinas pueden crear arte “contemporáneo”, sino que ya lo están haciendo sin que se les reconozca la autoría… o mejor dicho, la autorIA.

¿Qué tipos de historias estamos consumiendo? Es decir, para un mundo audiovisual más preocupado por el volumen que por la calidad, resulta más económico e igualmente eficaz producir en masa las mismas tramas y clichés con ChatGPT que con un equipo humano , o al menos plantea la duda. Esto nos dice mucho sobre cuál es el nivel del arte que se consume hoy en día y eso sí que debería preocuparnos.

Definir qué es el arte siempre resulta complicado, pero seguro que si le preguntamos a ChatGPT, nos dará una respuesta plenamente satisfactoria para la gran mayoría de los consumidores•

La región de Madrid está en un momento de consolidación de su potencial . Ahí está la reciente creación del Clúster Audiovisual de Madrid, que ha nacido con 59 entidades asociadas.

Madrid Open City es una asociación sin ánimo de lucro independiente, apolítica y de consenso formada por instituciones, empresas, organizaciones y emprendedores líderes en sus campos. Cuenta con el apoyo institucional y económico del Ayuntamiento de Madrid y de la Comunidad de Madrid.

Para conocer más sobre cómo ve esta asociación el audiovisual como motor estratégico ed la región, hemos hablado con Gerardo Seeliger, presidente de Madrid Open City:

Cineinforme: ¿Cómo nació el proyecto Madrid Open City y en qué consiste en la práctica?

Gerardo Seeliger: Madrid Open City nació hace cuatro años, como una iniciativa que pretendía movilizar a la comunidad empresarial madrileña, para colaborar con el Ayuntamiento en la proyección internacional

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