CUENTOS INFANTILES CORTOS
EL SUEÑO DE ELENA Elena y Diego eran dos hermanos que vivían en una casita en lo alto del bosque. Vivían allí porque su padre Juan se dedicaba a cuidar del bosque, plantaba árboles, cogía la resina que salía de ellos, limpiaba las ramas del suelo y las usaba para calentarse en el invierno, daba de comer a los animales... y muchas cosas más. Juan disfrutaba mucho viviendo en el bosque y contribuyendo con su trabajo a que este planeta nuestro, el planeta Tierra, fuera un lugar cada vez más habitable y más limpio para todos sus habitantes, y también para las generaciones futuras. Pero Diego y sobre todo Elena, no estaban tan contentos de vivir en el bosque tan lejos de sus amigos, de las tiendas donde poder comprarse chuches, y de todas las atracciones que hay en la ciudad.
Un caluroso día de verano, Elena se durmió después de comer y empezó a soñar. Un hada apareció junto a ella y le dijo:
- "Hola Elena, yo soy tu hada madrina y te puedo conocer un deseo si tú quieres". La cara de Elena de pronto se llamó de alegría y sin pensárselo dos veces le contó cuál era su sueño, quería vivir en la ciudad, como tantos otros
niños para poder ir al circo, al teatro, y poder comprarse muchas chuches, casi todos los días. El hada madrina la escuchaba con mucha atención, y después de reflexionar un tiempo, que a Elena le pareció eterno, le dijo:
- "Mi querida Elena, yo te puedo conceder este deseo, si es lo que más quieres en este mundo, pero yo no quiero que ningún niño se sienta triste por un deseo que un día pidió. Porque si tú te vas a la ciudad, tienes que pensar que podrás disfrutar tanto del bosque, de los animales que viven allí, ni de las plantas y flores que allí crecen, ni del aire puro que allí se respira, ni podrás ver a tus padres y a tu hermano tanto como a tí te gustaría, y eso te va a poner muy triste." Entonces Elena comprendió que es esta vida no se puede tener todo, y comprendió también que la verdadera felicidad consiste en aprender a valorar y agradecer lo que se tiene. No obstante, el hada madrina, como era tan buena, le concedió el deseo, solo 3 horas, las suficientes para que Elena fuera al circo, a los columpios y al teatro, y se comprara un montón de golosinas. Se lo pasó bomba, pero justo al cabo de 3 horas, tenía ganas de volver a ver a sus papás y a sus otros amigos del bosque y le dijo al hada:
- "Muchas gracias hada buena, por hacerme pasar estas horas tan divertidas, pero ahora quiero ir al bosque, a encontrarme con mi familia y mis amigos porque los echo de menos y hubiera disfrutado mucho más, si ellos se hubieran divertido conmigo." El hada, como era tan buena, la llevó nuevamente a su casita del bosque, y en ese momento Elena se despertó, todavía un poco sorprendida por la multitud de experiencias que había vivido durante la siesta. Cuando mamá preparó la cena y todos se sentaron alrededor de la mesa, Elena les contó su sueño y les dijo a su mamá y a su hermano, que les quería mucho, que les quería tanto que aunque el hada le hubiese concedido todos los deseos del mundo, nunca, nunca, nunca se separaría de ellos, porque había comprendido que la verdadera riqueza es querer lo que se tiene, y no desear lo que no se tiene, y que el cariño y el amor de las personas que nos quieren no se puede cambiar por ningún deseo del mundo.
FIN
LAS ESTACIONES DEL AÑO Había una vez, cuatro estaciones del año que se hacían llamar la Primavera, el Verano, el Otoño y el Invierno. Cada estación era de una manera de ser, pero había dos que llevaban muy mal, ¿y quiénes se llevaban mal?, os estaréis preguntando, pues el Invierno con el Verano. Desde que se conocieron el Invierno y el Verano, siempre se han llevado mal, pues al Invierno le gustaba mucho el frío, la lluvia y la nieve, y sin embargo, al Verano le gusta que haya más días de sol, que llueva poco y que haga calor. Así que son como polos opuesto.
Sin embargo, un día se juntaron las cuatro estaciones del año, para resolver este problema, La Primavera viene después del invierno, y con ella los árboles y campos empiezan a florecer, y deja de hacer tanto frío. Y el Otoño, empieza después del Verano, y con él, las hojas de los árboles se caen, comienza a hacer frío y hay algunas lluvias. En la reunión que tuvieron, tanto la Primavera como el Otoño les intentaban explicar el Invierno y al Verano que deben llevarse bien, pues gracias a los cuatro el ciclo de la vida en la Tierra es posible. La Primavera dijo: "Invierno, gracias a ti todos los seres vivos pueden
vivir, pues existe el agua y con los deshielos llenas los ríos. Y Verano, gracias a ti y tu magnífico sol veraniego, hay vida en el planeta y un clima
para que los campos pueden terminar de florecer para darnos alimentos. Así que, como veis no sois tan diferentes."
Tanto el Invierno como el Verano se quedaron pensando unos minutos, y después el Invierno dijo: " es verdad, Primavera, ahora lo entiendo,
tenemos que estar unidos pues gracias a que cada uno desempeñamos una función a lo largo del año, existe vida en el planeta."
Así fue como la Primavera y Otoño hicieron reflexionar al Invierno y al Verano, haciéndoles ver que sólo estando unidos, y no enfrentándose, conseguirían mantener el equilibrio en la Tierra.
FIN
POPI, EL NIÑO MAGO Hace mucho, mucho tiempo, existió una familia dedicada a la magia. Los padres y los abuelos de Popi, eran todos magos, y Popi también quería ser un gran mago. Popi sabía ya convertir una rana en serpiente, con su varita mágica de madera. También podía detener el tiempo diciendo las palabras mágicas: "Rusqui trusqui, Rasca trasca".
Un día Popi, estaba de camino al colegio y vio como unos gamberros intentaban pegar a un perrito que andaba por la calle. Entonces Popi pronunció las palabras mágicas y detuvo el tiempo salvando al perro, llevándoselo de donde estaban los gamberros. Pero cuando puso de nuevo el tiempo en marcha con sus poderes, uno de los gamberros le vio llevarse al perrito en sus brazos dando la vuelta a la esquina, y consiguió alcanzarle, pero de repente desapareció de su vista, sa había hecho invisible. Popi se había concentrado tanto, que consiguió el mayor de los poderes de un mago, para él era toda una alegría, pues se había convertido en un gran mago.
FIN
LA HORMIGA Y EL GRANO Érase una vez una hormiga llamada Junca, muy trabajadora, que vivía en el hormiguero con el resto de su familia, unas 50.000 hormigas. Las hormigas cargaban el grano para el invierno en un almacén, y así cuando llegara el frío podrían disponer de alimentos para todas. Pero este año, el grano era de muy pequeño tamaño y era difícil de transportar. Se llegó a una situación de pesimismo es la que, hasta las hormigas más sabias, desconfiaban de que pudieran sobrevivir al invierno. Mientras tanto, Junca quería cargar más grano, para ayudar aún más a su familia, y comprendió que transmitiendo su optimismo al resto de hormigas, lo conseguirían.
Entonces, fue a entrenarse con una hormiga más fuerte que ella, que se llamaba Pepe que le enseñó los trucos para cargar más grano con el mismo esfuerzo. Junca ensayó durante unos días y cada vez era capaz más grano. Cuando Junca se vio preparada para transmitir su mensaje, convocó al resto de hormigas y les dijo: "Ya sé que pensáis que no sobreviviremos al
invierno. Pero tengo la solución: en primer lugar debéis creer que lo conseguiremos, y en segundo lugar, os enseñaré los movimientos que debéis realizar para cargar más grano".
De esta manera, todo el hormiguero se puso a trabajar como dijo Junca, con el optimismo, y antes de que llegara el invierno ya habían recolectado más grano que el año anterior. Por lo que, gracias a Junca, todas las hormigas sobrevivieron al invierno sin ningún problema.
FIN