Cuentos Ciudad BQTO

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En mi casa

POR FÉLIX GUTIÉRREZ

En mi casa hay mariposas verdes que revolotean. Hay pájaros que pasan en bandadas en las mañanas. Hay un sapo largo, ojón y transparente que salta entre las piedras del patio. Hay un saltamontes que escala paredes, hay grillos que silban canciones en mi casa. Hay un batallón de hormigas que sale de una mata y marcha ordenadamente hasta los gabinetes de la cocina. En ciertas épocas hay un montón de moscas que se arremolinan detrás del vidrio que comunica la cocina con el patio, como decenas de obreros parados en los portones de una fábrica en la madrugada, a la espera de que les abran las puertas del infierno. En mi casa hay mosquitos que pican brazos en las hamacas, hay un tuqueque en el techo que devora insectos, hay gallos que se escuchan lejos a las cinco y media de la mañana. Hay un pájaro que chupa flores como si devorara amantes en la cama, hay palomas que vienen a comer conchas de frutas que apostamos como abono en el patio, hay guacharacas de múltiples colores que se escucha graznar en las mañanas, hay libélulas que se meten en la sala cuando limpiamos en las tardes o en las mañanas. También se meten taras. En mi casa hay un gato llamado Mau que nos visita de vez en cuando, ciertas mañanas de los días domingo. Hay otro gato negro con ojos verdes, un felino enamorado que entra en la madrugada. Hay roedores que salen de una piedra y se esconden en otra, hay insectos de todos los tamaños y colores que dan conciertos en las noches repletas de estrellas. Hay murciélagos que vuelan por el patio cuando se apagan todas las luces en mi casa. En mi casa hay mariposas, hay pájaros, hay palomas, hay sapos, hay saltamontes, hay grillos, hay hormigas, hay moscas, hay mosquitos, hay gatos, hay perros, hay gallos, hay roedores, hay murciélagos, hay otros bichos y bichitos que conviven con nosotros en la casa.

POR FÉLIX GUTIÉRREZ

Mi hamaca

Mi hamaca parece un barco en la alta mar de la noche serena y repleta de estrellas; parece un avión flotando en el cielo, entre nubes de terciopelo. Mi hamaca parece un carro descapotado viajando a toda velocidad por una carretera larga, llena de mar y de palmeras; parece, a veces, un suave paseo en bicicleta; otras veces un rápido viaje en motocicleta. Mi hamaca parece una motoneta, una patineta rodando calle abajo por una gran acera; parece un carrito de rolineras empujado por niños y niñas que ríen, que corren, que gritan. Mi hamaca de largos y hermosos mecates es una verdadera máquina de colores en la que viajan mis sueños.


POR MARCO SARMIENTO @CANTOURGENTE

La Odisea Humana

Aunque le gustaba escribir, la página estaba en blanco, así como su mente. No había nada en qué pensar. Tampoco había mucho qué hacer. Así transcurrió el primer día. El segundo. El tercero. Pero ya el cuarto día, un pequeño impulso lo levantó temprano de su cama y lo llevó directo a la biblioteca donde reposaban cientos de libros de diversas edades, de otras épocas, de otros tiempos. Estiró su mano y tomó un ejemplar: La Odisea. Ulises u Odiseo era el nombre del mítico personaje que tuvo que esperar 20 años para regresar a su hogar. Había salido de Itaca por la invitación de Agamanenón, rey de Grecia, a librar una batalla contra los troyanos la cual duró 10 años. Y al salir de la ciudad de los caballos rumbo a su tierra, vivió uno de los viajes más temerarios que haya superado hombre alguno. Diosas, islas encantadas, monstruos marinos, cíclopes, entre otros obstáculos tuvo que librar para concretar su misión: volver a casa. Fue entonces mientras repasaba las peripecias del héroe griego cuando comprendió la importancia del espacio vital. Ahora, justo en este tiempo, en uno de los momentos más cruciales de la humanidad, fue que internalizó el afán del regreso de aquél ilustre personaje que ha inspirado a varias generaciones. Hoy, cada uno de nosotros es Ulises. En cada hogar del mundo se vive la Odisea de vencer a un enemigo que no da tregua. Una partícula de grasa que es capaz de destruir las huestes de nuestros alvéolos pulmonares. Nuestro cuerpo es el barco de Odiseo. Debemos ser fuertes y disciplinados y aferrarnos al mástil de la obediencia, esperando con infinita paciencia que los demás navíos cumplan con su misión. Mientras esa batalla se desarrolla, bien podemos tomar otro libro y descubrir los mágicos lugares que recrean la geografía o la historia. ¿O por qué no, tomar el lápiz y enfrentar desafío que representa la página en blanco, escribir y contarle al mundo cómo esta generación, con amor y solidaridad, le tumbó la Corona al Virus?


TRAVESURAS DE MI INFANCIA POR NELSON A. BARRIOS P.

Mi padre acostumbraba buscar alternativas de paseo los fines de semana, para los tres hijos mayores de entonces -yo soy el segundo en el orden- entre varias alternativas: Parque Bararida, Las piscinas de Macuto y Los Baños de Guape en Duaca. Lo cierto es que un día de paseo a este último y estando en el sitio, mientras mi padre disfrutaba del servicio en la mesa, yo disfrutaba de un rato en la piscina y otro solicitando discos en la Rockola, en donde se escuchaban cinco discos por un Bolívar. Existían, para entonces, las fracciones de la moneda de un Bolívar, eran ellas: un real (0.50), un medio (0.25), una locha (0.12) y la nica o puya (0.05). Bueno, en esa curiosidad de niño, detallando el funcionamiento de la rockola se me ocurre, luego de comparar en tamaño del Bolívar y la locha, esta última podría cumplir el mismo objetivo del primero; serían, entonces, cinco discos por una locha. Le digo a mi padre que me obsequie una locha, para lo cual accede sin problemas, y me dispongo al experimento. ¡Sorpresa!, efectivamente funcionó. Emocionado yo, por el descubrimiento, me dirijo a mi padre de nuevo y le solicito más monedas de "alocha". Me entregó todas las que tenía. Ese día escuché muchos discos de a cinco por locha. De regreso a casa en Barquisimeto, en un bus de la línea que cubría la ruta Barquisimeto - Duaca, le cuento a mi padre la travesura. Este, sin esconder enojo, me dice: ¿ tú te imaginas cuando el dueño de la rockola saque la alcancía de las monedas? Se llevará la sorpresa de haber sido engañado. Eso es una trampa hijo, y aunque tu lo celebres está muy mal hecho. ¡Ay Dios, me dije. Lo cierto es que no recuerdo que me volvieran a llevar.


EL PERRO, EL TIGRE Y EL MONO Un señor va de cacería al África y lleva a su perrito, un día, el perrito se aleja del grupo, se extravía y comienza a vagar solo por la selva. En eso, ve a lo lejos que viene un enorme Tigre a toda carrera. Al ver que lo va a devorar, piensa rápido qué hacer. En eso ve un montón de huesos de un animal muerto y empieza a mordisquearlos. Cuando el Tigre está a punto de atacarlo, el perrito dice: -¡¡¡Ahhh, qué rico esta este Tigre que me acabo de comer!!! El Tigre lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale despavorido pensando: - ¡¡¡¿Pero qué clase de animal será ese?... ¿Y sí me come a mí también?!!! Un mono que andaba trepado en un árbol cercano, oyó y vio la escena... Sin más, salió corriendo tras el Tigre para contarle cómo lo había engañado el perrito: -¡Cómo serás de ingenuo... Esos huesos ya estaban ahí! Además, ¡sólo es un simple perrito! El Tigre, muy molesto, sale corriendo a buscar al perrito con el mono montado en el lomo. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente el Tigre con el mono y se da cuenta que lo habían delatado. -¿Y ahora qué hago? piensa todo asustado. Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda, como si no los hubiera visto, y en cuanto el Tigre está cerca de atacarlo de nuevo, el perrito exclama: -¡Este mono dónde estará, hace como media hora que lo mandé a traerme otro Tigre y todavía no aparece !!! mandé a traerme otro Tigre y todavía no aparece !!! ANÓNIMO

MORALEJA: EN MOMENTOS DE CRISIS, LA IMAGINACIÓN ES TAN IMPORTANTE COMO EL CONOCIMIENTO; LA AUDACIA MÁS QUE LA FUERZA; Y LA PÉRDIDA DEL MIEDO PUEDE CONTRA TODO MAL Y ATAQUE CERTERO

Directora Joselyn Figueroa

Ciudad BQTO es un producto de:

Ilustraciones y Diseño Gráfico José Manuel Cabrita

Participa En Ciudad BQTO el lector también escribe correo: redaccion.ciudadbqto@gmail.com

BARQUISIMETO, 2020 Dirección: Barquisimeto, Municipio Iribarren, estado Lara

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