Rebeldía para dummies: jóvenes enjaulados

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Ilustraciones:

@naranjanat Textos por: Esteban Mesa García Camila Hernández Viche Juliana Betancur Restrepo Jheny Fernanda Duque Asesoría técnica

Anderson Agudelo Vanegas Lukas Jaramillo Escobar Manuela Granda Loaiza Natalia Ramírez Gutiérrez

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Ñ

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Rebeldía para dummies es un fanzine de:


Confinado

Por Samuel

Yo estuve confinado antes que ustedes, estuve lejos primero que ustedes y quizás tarde más en regresar que ustedes. Pero no en darme cuenta que no soy reo. Descubrí que la lluvia causa nostalgia en mí, entendí que los recuerdos causan daño cuando los revivo desmesuradamente, sé lo mucho que se puede desear a alguien cuando se está solo. Conozco de otros y sus trampas, de sus vidas y tropiezos de las cadenas que los atan y las llaves que les abren puertas. Sobre el tiempo puedo decir que lo padecí. Se empieza a saltar, saltar escalones de uno en uno o de dos en dos; saltar de una persona a la otra, de un sitio al otro, de un sentimiento al otro. Lo importante es saltar y nunca parar porque en cada salto está la vida.


¿Cómo se supone que funciona el Estado? Desde el Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006) se dice que los adolescentes (personas entre los 14 y 18 años) tienen deberes y derechos. Esto ordena o manda que un daño ocasionado (como puede ser la violencia o un robo) debe ser reparado por el adolescente, padres o representantes legales.

¿Qué pasa si un adolescente comete un delito?

Es todo lo que abarca la investigación, capturas, juicio y sanciones de delitos cometidos por adolescentes.

¿Qué es el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes?

Hay un espíritu en esos documentos de lo que podríamos ser como república que obligaría a un policía, juez, fiscal y operador de esos lugares donde tienen que quedarse los pelados infractores a que la justicia sea: primero para que la verdad se sepa y las personas afectadas vuelvan a ser dueños de una historia o de un episodio que les duele, para intentar reparar a la víctima, devolver lo que se pueda devolver y reparar al pelado; también para que, siempre que pueda, sea una enseñanza y que las tales sanciones sirvan para


proteger a quien se afectó y a los que se pueden seguir siendo afectados y, finalmente, para que al infractor no se le pueda dañar una vez ha finalizado su proceso.

Roles en el sistema de responsabilidad penal para adolescente: 1. Fiscalía:

Se encarga de investigar, llevar las pruebas, presentárselas a un juez y sugerir la sanción.

2. Jueces: define si el acusado es culpable o inocente y

define la sanción. Hay 2 jueces: El de control de garantías que se encarga de que la captura de la Policía haya sido correcta y define si son legales las actuaciones de la Fiscalía y la Policía. El de conocimiento que dirige el juicio.

3. Defensor de familia:

Es un profesional del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) que acompaña al adolescente en todo el proceso y tiene la responsabilidad de conocer y estudiar el entorno social y familiar para comunicárselo al juez. Es el responsable de garantizar la vida y la dignidad del adolescente.

4. Defensor del pueblo: Es quien diseña y ejerce la defensa

del adolescente en juicio.


Allánese que en esto sale


Empezó todo el papeleo de ingreso y la audiencia se realizó en la tarde. No me allané porque no había pruebas en mi contra, y fuera de eso no estaban diciendo las cosas como eran. La familia denunciante me acusaba de actos que no había cometido y por eso el juez decidió mandarme para internamiento preventivo durante cuatro meses. Al pasar de los días, me llegó una notificación del juzgado para una audiencia y allí el abogado que tenía me dijo que aceptara los cargos, a eso se le dice allanarse, y yo dije que no; más por iniciativa propia pues me sabía inocente de lo que se me acusaba. Me llevaron de nuevo al centro, me llamaron días más tarde a otras dos audiencias, las cuales se suspendieron, una, porque no fue la representante del ICBF, y la otra, porque no asistió mi abogado de la Defensoría del Pueblo. Pasó aproximadamente un mes para que me citaran a otra audiencia en la que, faltanto 15 minutos para que empezara, el abogado que tenía me dice: “Joven, era para decirle que se allane, le conviene porque encontraron un video como prueba del acto por el cual estás aquí, entonces allánese a los cargos que yo lo saco dentro de poco y en esto sale”. Y en medio de mi frustración y de mi creencia que iba a salir ligero


me allané a los cargos que se me habían imputado. Esa audiencia en la que acepté todo (me allané) terminó con la lectura de una sanción, una privación de libertad entre 180 y 600 meses (entre 15 y 50 años). Se equivocaron porque una sentencia tan larga sólo puede ser para un adulto, pero tampoco fue como decía el abogado, “en esto sale”. Estuve encerrado 36 meses (3 años).

La piedra del policía


Ese policía tocó la puerta de mi casa, preguntando por mí, yo ya más o menos presentía. La verdad es que yo no me quería dejar coger y en medio del forcejeo, el policía me jaló de un pie y me tiró desde el segundo piso de mi casa, cuando estaba ahí tirado me esposó. Lo hizo de una forma tan fuerte que sentía que me apretaban mucho las muñecas y estaba absolutamente inmovilizado. Me subió a la patrulla empujándome, de ahí nos fuimos para La Floresta. Cuando uno iba en las patrullas los policías lo trataban mal, me gritaban:

“¡Vos sos un delincuente!”, “¡Sos una basura!”, “¡Vas a ser siempre lo mismo!” Y por no quedarme callado pagaba un precio. El día de mi audiencia yo no sabía de qué me estaban acusando exactamente. El demandante interpuso una denuncia, pero el mismo policía que me había esposado agregó y aumentó los hechos y de esas cosas nadie se da cuenta, pero en el reporte final quedaron. Ellos son quienes hacen el informe de la captura, la hora, el detenido, el lugar y ahí ellos dicen mentiras y más cuando quieren desquitarse de uno.



Ese día, mientras me leían mi sentencia de cuatro años, el policía no solo distorsionó el reporte final, sino que nunca escribió que me esposó. También mintió. Recuerdo que cuando llegué a la celda tenía las muñecas moradas de lo duro que me apretó las esposas y eso él no lo puso. No es difícil ganarse la bronca de los policías, guardias, educadores. Una de las peores experiencias fueron los días enteros sin nada más que hacer que estar encerrados sin posibilidad si quisiera de tener un sanitario al lado. Medio abrían la puerta y tiraban la comida, en ocasiones ni abrían la puerta. Si necesitabas ir al baño a las 9am ellos no te dejaban ir como hasta la 1pm o simplemente hasta el momento que ellos quisieran. Cada traslado tenía que ser en una patrulla, o sea una nueva oportunidad de que te traten mal:

“¡Delincuente!” “¡Eso te lo mereces!” “¡Para que sigas en esos pasos!” Mientras te aumentan los reportes y agregan cosas que no son, ¿uno cómo va a salir adelante, si

ellos mismos son la piedra en el zapato?



Me gaseaban por cuidarme Es fácil pensar en un espacio seguro que sirve de refugio o protección cuando hablamos de La Acogida. Quizá solo veamos una intención de amor y preocupación en esa palabra. Para Alejandro, cuando llegó a La Acogida, ésta posible definición comenzó a cambiar. Pasada la primera noche, al abrir los ojos, Alejandro se choca contra las paredes del CETRA, el Centro Transitorio donde llegan los adolescentes antes de esas audiencias del sistema judicial. Quince días estuvo aprendiendo las reglas que lo acompañarían durante los meses de su sanción. Las reglas no cambian mucho, lo que cambian son los castigos. Era 31 de diciembre, la visita fue de ocho de la mañana a mediodía, su mamá fue a visitarlo. Él intentó consolarla, le dijo que saliera a celebrar, que no quería que estuviera triste, que él estaba bien. A las ocho de la noche, después de ver una película, el coordinador los entró y uno de sus compañeros pidió que los dejaran más rato, que era fin de año y no se querían dormir aún.


El coordinador no cedió, pero cuando entraron a esos espacios donde duermen los jóvenes, que allá los llaman “microcomunidades”, comenzaron los gritos de protesta. Recuerda que en ese momento los educadores llamaron a la Policía, PoNal le dicen allá para diferenciarla de la especializada en Infancia y Adolescencia. Llegaron con gases lacrimógenos, disparando directamente “a las microcomunidades perratiadas”, que se iban regando por todo el edificio. Lo único que podían hacer era toser y toser.

“Acá hay un descuadrado.”“¿Usted qué se cree?: ¿Que está en su casa? ¡Charlatán desubicado!” Más que recordar, esas palabras retumban en Alejandro. “A ese coordinador le gustaba pegar pata, puño, lo cogía del pelo, si uno no copiaba”. La tal Acogida no se trataba de protección, ni de refugio. "No me dio el Ki para no pensar". No es fácil ser un papelito al viento o la ficha en el juego egos frágiles o de vanidades crueles. ¿Qué le pasa a la gente allá? ¿El encierro de adolescentes saca lo peor de personas que se dicen profes? .



El pelao que pague y el corrupto que viva tranquilo Como la indignación no se puede hacer a un lado y hay que equilibrar los pesos, es importante hablar de lo que le puede pasar a un pelao que está en el Sistema de Responsabilidad Penal que se robó 300 mil pesos y a un corrupto que se roba mil o 2 mil millones de pesos al año. Es inhumana e injusta la forma en la que tratan al pelao. Aún después de pagar la sentencia es visto bajo desconfianza. Para esta ciudad, es difícil imaginar segundas oportunidades aun cuando nunca se tuvo la primera.


Veamos las cifras, según el contralor general Carlos Felipe Córdoba, en Colombia los corruptos se llevan a sus bolsillos 50 billones de pesos, o cuatro Metros de Bogotá para ser exactos. De los pocos que han condenado (1.860 hasta el 2016), solo 463 han pagado casa por cárcel. La plata de todos nosotros se pierde, ellos se declaran en quiebra y nadie responde. En el peor de los casos, pasan sus penas en bellas mansiones, con los mejores servicios y con fallos judiciales que no superan muchos años. Mientras tanto, un pelao de 17 años se roba un celular, junto con un dinero equivalente a 500 mil pesos y lo privan de su libertad durante 2 años y lo ponen a pagar en un internamiento preventivo en un cuartico que tiene que compartir con otros 5 o 10 pelaos.


Nivelómetro de ciudadanía cansona

Si nos duelen los parceros, esto debería ser un caso que nos alarme e indigne; pero ¿qué hacer?

Nivel ¡Mor!, conozca los

politiqueros, mor.

Conocer qué partidos o políticos promueven la mano dura y la crueldad con los jóvenes, con la excusa de instaurar el orden en la patria. Nivel ¿Votar por violentos? Eso

sí jamáááááááááás.

Castigarlos en las urnas a los que juegan con nuestro miedo y nos ofrecen plomo venteado, una Policía rabiosa o un Ejército con anfetaminas y enloquecido. Nivel Amiga, date cuenta. Convencer a alguien más de hacer los niveles uno y dos.


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