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TRAS LAS HUELLAS DE CHIARA

Las raíces del alma

por Sonia Vargas Andrade

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La lógica espiritual de Chiara es siempre la de un círculo hermenéutico, es decir, la retroalimentación de dos realidades: el hermano y Dios–Dios y el hermano. Esta intrínseca relación es la que coloca raíces profundas en nuestra alma, fortaleciendo nuestra fe, nuestras convicciones, nuestra ética y al mismo tiempo sosteniéndonos en los largos inviernos cuando el dolor nos golpea fuerte, sorprendiéndonos. Cuando Chiara comenzó a a estudiar el texto del Paraíso del’49, colocó una suerte de introducción bajo el título de "Precedentes" 1 . En esos primeros parágrafos está descrito de manera magistral el verdadero sentido del Nuevo Testamento: la Palabra de Dios no nos puede dejar inmunes, pues mi libertad, al contacto con ella, le da la posibilidad de ahondar sus raíces en mi alma, en algunas ocasiones con facilidad y en otras con mucha fatiga. Que este texto que ahora les ofrecemos pueda reavivar una vez más lo más bello que cada uno conserva en su alma: § 2. Desde hace algún tiempo, nos habíamos concentrado en la Palabra de vida, que vivíamos con una intensidad muy especial. No había grandes estructuras del Movimiento en ese momento, ni habían surgido obras, por lo que todo nuestro compromiso consistía en vivir el Evangelio.

§ 3. La Palabra de Dios entraba tan profundamente en nosotros que cambiaba nuestra mentalidad (…).

§ 4. Esta nueva mentalidad que se iba formando se manifestó como una respuesta divina a la forma de pensar y de actuar en el mundo. Y en nosotros provocaba una nueva evangelización.

§ 5. La intensidad con la que vivíamos la Palabra de Dios en aquella época, nos dio la posibilidad de hacer una experiencia única que nunca más se repitió en el Movimiento.

§ 6. Viviendo una Palabra y luego otra y otra más, constatábamos que, poniendo en práctica cualquier Palabra de Dios, al final los efectos eran los mismos. Por ejemplo, viviendo la Palabra: “Bienaventurados los puros de corazón...” o “Bienaventurados los pobres en el espíritu...”, “Bienaventurados los mansos...”, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, llegábamos a la misma conclusión, obteníamos los mismos efectos.

§ 7. El hecho es que cada Palabra, aunque sea expresada en términos humanos y diferentes, es la Palabra de Dios. Pero, como Dios es amor, cada palabra es caridad.

§ 8. Y, cuando una de estas Palabras penetraba en nuestra alma, nos parecía que nos transformaba en fuego, en llamas, en amor. Se podría afirmar que nuestra vida interior era totalmente amor.

1. Studi della Scuola Abbà (2012). Il Patto del ’49 nell’esperienza di Chiara Lubich. Roma: Città Nuova, pp. 11-13.

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