1 minute read

El Comercio Justo: Las manos y la ocarina

El Comercio Justo:

LAS MANOS Y LA OCARINA1

Advertisement

Uno no se puede echar para atrás, hay que luchar y nunca rendirse. Creo firmemente que todos unidos seremos más y que en cada esfuerzo de cada trabajador hay un logro, eso es el Comercio Justo. “ María Jorge Cruz, República Dominicana

En el principio de los tiempos, cuando la vida no era como la conocíamos, los dioses formaron del barro dos manos que, separadas, no lograban crear nada. Cuando la derecha formaba un árbol, la izquierda lo borraba para crear una montaña. Cuando la izquierda dibujaba un animal, la derecha esbozaba un nuevo fruto.

Con el paso de las lunas el barro se iba secando. Y los pocos trazos que cada mano dibujaba se volvían polvo con el viento.

Cuando la tierra se había agrietado y el barro era solo un recuerdo, los dioses enviaron agua en forma de lluvia. Cada gota dibujaba formas nuevas, estrellas, animales, montañas y frutas, pero ninguno estaba completo. Estaban divididos a la mitad. Entonces el sol salió nuevamente y el barro empezó a secarse. Las manos que habían juntado cada una las mitades de las cosas dibujadas por la lluvia, comenzaron a unirlas. Así, en el suelo habían estrellas, animales, montañas y frutas, todas completas, pero ninguna con vida.

Casi al finalizar el día, cuando el atardecer pintaba de naranja las últimas gotas de lluvia en la tierra, las manos encontraron las dos partes de una ocarina. Al formarla, el viento entonó con ella una melodía que se extendió por cada rincón de la tierra.

Las notas cobraron vida en las estrellas, animales, montañas y frutas. Y fue así como el mundo se pobló de sonidos y colores.

[1] Instrumento musical de viento, pequeño, hecho de cerámica o hueso.

This article is from: