Resumen ejecutivo joan subirats Webinar EIAPP-CLAD

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Resumen ejecutivo

Retos democráticos en la reconfiguración de la gestión pública del siglo XXI Joan Subirats

Conferencia realizada en el marco del Programa Académico Regional 2015-2016 de la Escuela Iberoamericana de Administración y Políticas Públicas (EIAPP) del CLAD, el miércoles 30 de marzo de 2016, a las 11.00 horas (Venezuela).

Resumen ejecutivo elaborado por la Secretaría Permanente de la Escuela Iberoamericana de Administración y Políticas Públicas (EIAPP) del CLAD.

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Resumen Ejecutivo de la Conferencia Virtual Internacional (Webinar): Retos democráticos en la reconfiguración de la gestión pública del siglo XXI Joan Subirats A propósito de la llegada de internet, es necesario poner sobre el tapete algunos de los debates que se tienen que dar en el campo de la gestión pública, tales como los referidos a la gestión en red y a los principios de diversidad, proximidad y participación, así como la relación que tiene lugar entre las nociones tradicionales de soberanía estatal y de democracia directa con las nuevas tecnologías. Las observaciones que se hagan en estos temas han de estar enmarcadas dentro de la reflexión de tres puntos claves: uno es el factor internet y el cambio de paradigma asociado a este; el otro tiene que ver con la lógica democrática que se ha instalado en buena parte de los sistemas políticos que hoy cobran vida; mientras que el tercero viene dado por la pertinencia de una mayor politización de la gestión pública. En este sentido, la emergencia y consolidación del elemento digital constituye un auténtico cambio de época, en la medida en que exige un replanteo a fondo del viejo paradigma desde el cual se piensa a las sociedades del siglo XXI, pues las estructuras tecnológicas de hoy han dado paso a una realidad por completo distinta. De ahí que la aplicación de internet a la Administración Pública no se reduce a la simple adición de una herramienta más; se trata de un nuevo sistema de comportamiento que invita a cambiar y repensar los procedimientos y modelos tradicionales bajo los cuales opera la Administración Pública. Este cambio de época coincide, a su vez, con una mayor extensión a escala global de los sistemas políticos democráticos y, paradójicamente, con un mayor cuestionamiento a la legitimidad de estas democracias. Por ello se afirma que existe una tensión inherente a la democracia: por un lado esta se concibe como un sistema de reglas (poliarquía electiva, principio de mayoría, principio de alternancia en el poder, principio de legalidad, etc.), y por el otro es vista como un sistema de valores (que promueve la representatividad en sentido sociológico y no solo electoral, la igualdad, la justicia, etc.). De esta tensión, es necesario reconocer la importancia de concebir a la democracia como ethos si se quiere politizar los cambios asociados a internet. Por su parte, la politización de la gestión pública considera como obsoleto el tratamiento por separado de los medios (tradicionalmente asociados a la idea de la Administración Pública como brazo ejecutor de las decisiones políticas) y fines (atribuidos a la decisión política de establecer valores y principios). En su lugar, plantea la necesidad de una gestión pública que no se rija únicamente por criterios de eficiencia, sino que también cumpla con exigencias valorativas; es decir, no basta con que el sistema funcione según un acertado cálculo de costo-beneficio, también es necesario que garantice la transparencia, la participación, la igualdad y la justicia.

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A la inversa, tampoco basta con que el sistema sea legítimo en ocasión de los principios que afirma promulgar, también es necesario que funcione; de modo que legitimidad y eficiencia, y por tanto, Política y gestión pública, permanecen irremediablemente unidas. Este planteamiento de la politización de la gestión pública es especialmente relevante en las condiciones existenciales de las sociedades del siglo XXI, ya que advierte sobre los peligros de considerar a internet y su aplicación sobre la Administración Pública como un proceso de tecnificación de la política. Desde esta perspectiva, habrá que considerar a la politización de la gestión pública no solo como un punto de partida desde el cual reflexionar sobre los retos de la gestión pública del siglo XXI, sino también como un punto de llegada, es decir, como un esfuerzo para alcanzar una sensibilidad politécnica. En efecto, el debate sobre los cambios a los que conduce internet dentro de la gestión pública son expresión del pensamiento de los hombres solo en la medida en que se interroga sobre el significado político, y no meramente técnico, de estas nuevas condiciones. En ese marco, se pueden resumir los retos democráticos a los que se enfrenta la gestión pública del siglo XXI en cuatro grandes aspectos. El primero de ellos tiene que ver con la transición de un gobierno jerárquico a una gestión en red, lo que implica la aceptación de interdependencia, y el reemplazo de un modelo vertical-jerárquico por una lógica de mutua cooperación horizontal. El segundo aspecto se refiere al reconocimiento del principio de la diversidad (ética, religiosa, cultural, de opciones sexuales, de estructuras familiares, etc.), en oposición al tratamiento homogéneo hacia la multiplicidad de grupos sociales. El tercer reto persigue establecer una mayor proximidad con los ciudadanos en orden de garantizar la confiabilidad de la información sobre los problemas que enfrenta el sistema político. Y, finalmente, el cuarto reto se basa en la participación ciudadana dentro del ciclo de las políticas públicas, de modo que sea posible partir de una definición compartida de los problemas para que los ciudadanos se conviertan en coproductores de políticas públicas. Este cambio de época también afecta a las nociones tradicionales de soberanía y de democracia directa. En el primer caso porque la estructura de redes va más allá de los límites territoriales y de regulación de los Estados-naciones, lo que ha producido que el poder del que antes disponían los Estados ahora se halle desplazado hacia los grandes operadores de la economía global. Una forma de alterar esta situación sería por medio del establecimiento de bloques regionales (América Latina, Europa, etc.) que recuperen elementos de soberanía. En el segundo caso, porque las nuevas tecnologías abren la posibilidad técnica de que se configure un ágora en el que todos los ciudadanos puedan participar; no obstante, en este punto hay que advertir que lo importante de la política es la deliberación, por lo que no se puede confundir la democracia directa con la democracia instantánea. En todo caso, no hay que olvidar que en estos tiempos de cambio emergente lo que importa no es tanto establecer lo positivo o negativo de las nuevas condiciones de vida, sino sugerir y comentar algunos de los aspectos sobre los que hay que pensar y debatir si se quiere construir sociedades democráticas en el siglo XXI. 3


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