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Sgundo ciclo Destacados “lluvia

Segundo ciclo

Destacados

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LLUVIA

Era un domingo por la mañana. Las gotas chocaban en la ventana. Se escuchaban truenos. Los sonidos me hicieron recordar lo que había pasado. Seguía sin creerlo. Las lágrimas caían lentamente sobre mi cara. Mi cuerpo temblaba de miedo. No sólo por lo ocurrido, también por lo que quedaba por sufrir. Sentía rabia, ira.

Conseguí calmarme al verlos a ellos. Comprendí que estaban igual de impactados que yo, que por esto íbamos a pasar juntos. También me acordé de mis amigos, que siempre habían estado ahí para mí. Después de todo, sabía que ellos conseguirían hacerme muy feliz. Ese día me prometí que me esforzaría muchísimo para que todos los que me rodeaban se sintieran orgullosos de mí. Necesitaba hacerlos felices, que es lo que tú querrías.

Aun así, todavía sentía ese miedo, ese temor. No podía olvidar lo que había ocurrido. Ya no estabas ahí para sacarme una sonrisa. Ya no estabas ahí cuidándome, dispuesto a ayudar a los demás. Ya no estabas ahí para escucharme tocar. Ya no estabas para hablar contigo de coches, de fútbol. Y no estaba preparado.

Perdóname, necesitaba descargar mi furia, ya se me pasará. Será culpa del día de lluvia.

Juan López Peñarrubia E4F

LA SOCIEDAD

Un chico le dice a una chica - ¡Eh! Pedazo de muslos de ballena tienes JAJAJA

Gracias tío, ahora ella tiene un complejo más que antes no tenía. (Pasan los días) Ya no come, ya no sonríe, ya no tiene ganas de hacer nada.

Le preguntan: -¿Por qué no comes? Ella - No tengo hambre (quiero ser delgada) -¿Por qué siempre usas sudaderas anchas? Ella- Porque tengo frío (para esconder mi cuerpo) -¿Por qué tienes los ojos rojos? Ella – Porque no dormí bien anoche (lloré toda la noche) -¿Estás bien? Ella- Claro (estoy fatal ya no aguanto más)

En fin, la sociedad :)

Paula Luna Ruiz Marín E3G

Bachillerato

Primer premio

Ángel caído

Y en ese momento me encontraba saboreando su planeada muerte; mirando a mi presa, mi víctima. Aquella criatura que aparentaba ser inofensiva, con cara de niño pequeño, con esa mirada dulce y acogedora, pero que en realidad contenía la maldad en su interior. Aquel que camuflaba el dolor que causaba en forma de amor, y se regocijaba de ello, aquel que lanzaba sus flechas y agitaba sus alas por el cielo, pretendiendo ser un ángel más. No obstante, este contenía al mismísimo demonio.

Lo que este ser no sabía es que antes de celebrar su famoso día, se le tenía preparada una trampa que acabaría con sus macabros planes, con su vida. Recogí sus espantosas alas y sus dañinas flechas y tiré el cadáver al río, el cual llevó el cuerpo hasta donde nadie lo echaría de menos.

Mañana, 14 de febrero, sería un día tranquilo y se gritaría por todo el mundo “Cupido ha muerto”, y con él, el amor y el dolor, dos sentimientos que realmente describen uno único.

Alicia Frutos Albadalejo, B1D

Bachillerato

Segundo premio

Gay el que lo lea

“Gay el que lo lea” leyó Marcos en la pared del baño del metro, y preocupado se preguntó cómo se lo diría a su familia.

Adriana Suárez B1B

Bachillerato

Accésit

EL AVIÓN

Los pasajeros subían progresivamente al avión cargados de maletas, de planes y de ilusiones. Mientras andaban por el pasillo hasta la puerta, admiraban el material blanco del que estaba hecho. Sus ojos pasaban de la cabeza en punta, por las imponentes alas hasta llegar a la cola. Todos estaban sentados, las azafatas haciendo las señales convenientes para explicar todos los protocolos. Se abrocharon los cinturones, iban a despegar. El vuelo iba perfectamente pero de repente aparecieron unas pequeñas turbulencias. Estas se fueron agravando y el piloto perdió el control total del motor. Empezó a descender rápidamente, primero formando una pequeña parábola pero después acabando en una caída picada totalmente vertical.

Después de ver aquel avión caer, la niña decidió coger otra hoja para intentarlo otra vez. Esta vez su avioncito de papel volaría unos pocos metros más.

Sofía Torrecillas Rosell B1E

Bachillerato

Destacado

LA PRIMERA EN FELICITARME EL CUMPLEAÑOS

Y ahí estábamos, en un parque. No hacía ni calor ni frío y el sol nos iluminaba delicadamente en un día de otoño. Las hojas caían. Ella sonreía al mirarme con orgullo y me preguntaba: “¿Cariño, quieres dulces este año para Navidad? Haré un montón, y si vienes en Nochevieja a casa tendrás granadas y naranjas en una caja. ¡Ah! y ya sabes que cuando vengas a casa te espera el aguinaldo, él te lo ha guardado.” De pronto me desperté, mientras me repetía: “Abuela, cuando esto se acabe iré a visitarte. Esta vez sin mascarilla.”

Ángela García Fenor B1A

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