ANÓNIMOS: UNA VISITA DE RUDOFSKY AL MÉXICO DE JUAN RULFO
CONCLUSIONES
5. Conclusiones
Al final lo vernáculo siempre ha sido un símil de la tierra y la tierra un símil de lo vernáculo. La arquitectura vernácula surge pues, como una respuesta natural, como una planta nace de la tierra, y vuelve a ella, con su descomposición, como el cuerpo de un hombre que ha fallecido. La ruina conlleva la resurrección y la renovación del ciclo de la vida. El conocimiento académico es sustituido por la sabiduría ancestral, y la arquitectura no es vista como un concepto u objeto sino como un ser, un árbol más de la naturaleza, un ancestro del ser humano, y un símbolo de identidad de la sociedad. Una sociedad diversa y rica como la cantidad de ecosistemas de la tierra y que debe ser valorada para poder seguir conociéndola y aprender de ella. Me gustaría pensar que al final, como la ley de la materia, todo lo que no cumple los parámetros de la madre tierra, vuelve antes o después con ella. Y que todas las formas de la naturaleza, y por ende de las construcciones de los pueblos originarios, son tan funcionales o necesarios en su cultura que su belleza recae en la simplicidad de la respuesta del por qué. En Michoacán la iglesia colonial de San Juan Parangaricutiro quedó sepultada en magma[imagen 6.0.1] y su unión no me pareció más que un poema y una firma de quién es el verdadero escultor. Cada cual, arquitecto o anónimo, que encuentre su respuesta.
[6.0.1]
[6.0.1]Fotografía de Juan Rulfo, Iglesia de San Juan Paranguricutiro bajo el magma, Michoacán.
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