CINENFOQUE
Edición N° 1
El Artista 30 años sin Grace Kelly
“Cuanto más sencillo y hogareño sea el suspenso, más auténtico resulta el peligro” ENTREVISTA INÉDITA A ALFRED HITCHCOCK
CONTENIDO
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RECORDANDO A...
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16 DIRECTORES
REVISTA
CINENFOQUE Diseño y Diagramación: Clara N. Patiño E.
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MODA EN EL CINE
PORTADA
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Recordando a...
Grace Kelly 30 años sin la princesa del cine Grace Kelly parece haber tenido varias vidas en una: fue modelo, ícono de estilo y elegancia, musa de Alfred Hitchcock y miembro de la realeza. Su trágica muerte a los 53 años, cuando manejaba por las carreteras de Mónaco, dejó a todos perplejos.
en el western Solo ante el peligro, junto a Gary Cooper. Su siguiente film fue Mogambo, con Clark Gable y Ava Gardner.
Grace Kelly nació el 12 de noviembre de 1929 en Pensilvania. Su padre, Jack Kelly, un deportista de élite que llegó a ganar tres medallas olímpicas, había amasado una fortuna con su empresa de construcción, que llegó a ser la más importante de la costa Este. Su madre, nadadora y modelo, fue la primera mujer en enseñar educación física en la universidad.
Para la princesa no fue fácil adaptarse a los rígidos códigos de la monarquía y alejarse de la actuación. La pareja real tuvo tres hijos: Carolina, Alberto II y Estefanía. En 1982 Grace Kelly empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Los médicos le dijeron que padecía una enfermedad vascular.
Alfred Hitchcock la descubrió a fines de los años ’40. Bajo su dirección, Kelly trabajó en Crimen perfecto junto con Ray Milland, en La ventana indiscreta con James Stewart y en Atrapa a un ladrón con Cary Grant. Durante el rodaje de Atrapa a un ladrón conoció al príncipe Rainiero III. El 19 de abril de 1956 se casaron en la catedral del principado. A Kelly se la vinculó sentimentalmente también con Clark Gable, Jean-Pierre Aumont y Ray Millard.
El 13 de septiembre de ese año, mientras viajaba en auto de Rocagel a Mónaco en compañía de su hija Estefanía, sintió una punzada en la cabeza y perdió el conocimiento por unos segundos. El coche dio un giro la princesa pisó el acelerador sin querer y el automóvil cayó al precipicio. Estefanía sobrevivió al accidente pero Grace no. Así, dejaba el mundo la musa de 53 años que había conquistado el corazón de tantos espectadores.
A pesar de que sus padres se opusieron a que fuese actriz, ella quiso realizar su sueño y se fue a Nueva York para estudiar en la American Academy of Dramatic Arts. Comenzó trabajando como modelo hasta que a los 22 años consiguió su primer papel en la película Catorce horas. Su elegancia y belleza enseguida llamaron la atención en Hollywood y al año siguiente le ofrecieron el papel principal 4
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5 The Wizard of Oz
Over The Rainbow es el tema más recordado de la película de 1939. La película ganó dos Oscar uno por la mejor música original y otra a la mejor canción. Especialmente escrita para Judy Garland.
BANDAS SONORAS
Singin’ In The Rain
La película fue un gran éxito gracias a sus escenas de baile, en especial la de Gene Kelly bajo la lluvia, cuando canta la canción que da título al filme. Se estrenó en abril de 1952.
West Side Story
Entre sus canciones figura América la cuál es la más conocida y la mejor. En la escena Anita canta en favor de los Estados Unidos, y Bernardo responde a sus alabanzas con las críticas satíricas al racismo.
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The Graduate
La mayoría de las canciones ya habían sido publicadas anteriormente por Simon & Garfunkel, menos el éxito Mrs. Robinson que fue escrito para la película. Ha sido versionado por numerosos artistas.
Breakfast at Tiffany’s
Moon River fue expresamente escrita para Audrey Hepburn, que no tenía nociones de canto. Su interpretación fue casi eliminada de la película y se mantuvo por el empeño de la actriz.
artículo
Por: Carlos Fernando Castro (@bandejadeplata en Twitter)
Está bien, lo intentaré de nuevo… .”Casablanca”…. Definitivamente no puedo hablar de esta película sin volver a emocionarme; y es que el Séptimo Arte, cuando se tocan las teclas adecuadas, puede llegar a conmover como ning ú n o t r o arte.
“Casablanca” es el más claro ejemplo de ello. Seamos sinceros, cualquier guionista que se precie, daría su brazo derecho por escribir un guión de esta categoría; cualquier director en su sano juicio vendería su alma por filmarlo, y cualquier actor en sus cabales mataría por interpretar uno de los cinco personajes principales de esta película. Y aunque parezca mentira, los responsables de la misma compraron todos y cada uno de los boletos disponibles para lograr un fracaso sin precedentes; lo que no sabían es que Murphy, responsable de la famosa Ley, se había tomado siete semanas de vacaciones, coincidiendo casualmente con la duración del rodaje de esta obra maestra absoluta. Respecto al comentario anterior, decir que hay una serie de reglas, no escritas y unánimemente aceptad a s , que han de
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observarse para lograr unas condiciones medianamente aceptables, que permitan la creación de una buena película. Michael Curtiz y compañía las ignoraron por completo. En la actualidad, cinéfilos de todo el mundo seguimos preguntándonos como fue posible el nacimiento de este milagro llamado “Casablanca”, aun incumpliendo las siguientes normas: 1) Un guión debe ser escrito, como máximo, por dos personas. El guión de “Casablanca” pasó por tantas manos (siete guionistas que se sepa) y sufrió tantas revisiones que muchos días los actores recibían sus textos la misma mañana en que tenían que rodarlos. Era tal el desmadre en la escritura del mismo que, en cierto momento, uno de los guionistas se permitió introducir una broma al respecto, en un diálogo en el que Bergman intenta explicar a Bogart porque le dejo plantado en París. 2) Es deseable una cierta sintonía entre productor y director: Michael Curtiz recibía continuas presiones por parte de Hal B. Wallis, productor de la cinta, provocadas por la lentitud con la que Arthur Edeson, director de fotografía, iluminaba cada uno de los planos, ralentizando así el plan de rodaje; esto provocó continuas tensiones entre ambos, las cuales, para desesperación del segundo, Curtiz ignoraba, poniéndose siempre del lado de Edeson. Para colmo, Peter Lorre (Ugarte), actor que tenía fama de bromista, se encargaba de cambiar las marcas que Edeson establecía para el rodaje de los planos, lo cual obligaba a grabarlos de nuevo al comprobar que el resultado era desastroso. 3) No viene mal saber quien va a ser el protagonista, al menos, unas semanas antes de comenzar el rodaje: Ronald Reagan, George Raft y una larga lista de actores fueron candidatos al papel de Rick antes de que Humphrey Bogart se hiciera con el.
El mítico actor americano se encontró con un guión a medio escribir, sin un final previsto y con continuos cambios de rumbo en el argumento, por lo que, en este caso, el cumplimiento de dicha regla no hubiese sido de gran ayuda. En cuanto a los secundarios, una vez comenzado el rodaje, Curtiz todavía seguía haciendo pruebas para escoger los actores que encarnarían personajes tan importantes como el Capitán Renault y el Mayor Strasser. Sin embargo, el casting no podría haber sido mas acertado. 4) No es recomendable que, la noche anterior a la finalización del rodaje, director y guionista decidan como termina la película: según parece, ambos tuvieron furibundas difusiones, no solo sobre la orientación política o romántica de la película, sino también sobre cómo debería acabar la mítica historia de amor entre Rick e Ilsa. El resultado final es, posiblemente, uno de los mejores finales de la historia del cine. ¿Quien lo escribió? Hay tantas versiones sobre el tema que haría falta un libro para comentarlas. 5) Debe haber una mínima comunicación entre director y actor: se suele decir que una de las claves para hacer una buena película es conseguir unas buenas inter-
de más que haya química entre los protagonistas de la misma: en ciertos momentos del rodaje, se rumoró un posible affaire entre Bogart y Bergman, pero la verdad es que la relación entre ambos, era inexistente. De hecho, Bergman comentaría un tiempo después de finalizar la película, que había besado a Bogart en varios planos, pero que nunca le había llegado a conocer. pretaciones; para ello, es necesario que el director sepa explicar a sus intérpretes qué es lo que espera de ellos y orientarles para conseguirlo. Ingrid Bergman sufrió varias crisis nerviosas durante el rodaje, a causa de la nula comunicación entre director y reparto, ya que nunca obtuvo respuestas a sus numerosas dudas referentes a su personaje. Recordando el punto anterior, es celebre la anécdota según la cual Bergman preguntaba a Curtiz con quien se iba a quedar al final de la película, Rick o Laszlo, a lo cual el director, aparentemente indignado, pero realmente agobiado por no saberlo (aunque no podía mostrarlo en público), dió la vuelta sobre si mismo y se marchó gritando a los cuatro vientos: “¡Actores, actores, lo quieren saber todo!”. 6) Si ruedas una historia de amor, nunca
7) Suele ser recomendable que el montaje final esté en manos del director y, en su defecto, del editor: una vez rodada y montada, a Jack Warner se le ocurrió la brillante idea de hacer un epílogo que explicara ciertos aspectos que no comentaré. Afortunadamente, antes de que esto ocurriera, el famoso productor independiente David O. Selznick, que había prestado a Ingrid Bergman para el rodaje de la película, tuvo ocasión de verla; en cuanto acabó su visionado, reprendió a Warner por su interés en rodar ese epílogo, explicándole que tenía en sus manos un obra maestra. Afortunadamente, éste desistió en su propósito y, gracias a Selznick, “Casablanca” es como la conocemos hoy día. Por cierto, ¿hay alguien que todavía no la haya visto? Como diría Renault: “Que detengan a los sospechosos habituales”.
ACTUALIDAD
El Artista: Un hom El director de cine alemán Ernst Lubitsch dirigió en 1926, en los comienzos de su etapa hollywoodense, El abanico de Lady Windermeer, basada en una pieza teatral de Oscar Wilde. Lubitsch, uno de los grandes realizadores del siglo XX, ubicado en el Olimpo de los directores por el crítico americano Andrew Sarris, utilizó escasos intertítulos en noventa minutos de proyección para representar una obra cuyo fuerte recaía en la expresión oral. Con gran maestría, se valió del acertado uso de los espacios, gestos y algunos carteles para suplir la palabra, elemento esencial en toda obra de teatro. En manos de creadores, el cine silente demostraba una vez más que las imágenes podían expresar sentimientos, penas y alegrías sin necesidad de recurrir al sonido. El artista, del director francés Michel Hazanavicius, es un honesto y correcto homenaje al cine que se produjo hasta principios de los años treinta. Si bien aparece en el primer lugar de cuanta premiación hay alrededor del mundo, no es la gran película que las nominaciones parecen aseverar. El hecho de acercarse al pedestal se debe a los esfuerzos del productor Harvey Weinstein, que pregonó su mercadería entre los votantes como aquel vendedor de aspiradoras que va de puerta en puerta. Ya lo había hecho el año pasado con El discurso del rey y mal no le fue.
grandes inversiones de los estudios y de las salas cinematográficas para adaptarse a la nueva tecnología. También son los años de la famosa recesión económica y de la frustración para muchos artistas del cine mudo, cuyas voces no aparecían aptas para la nueva modalidad. Buster Keaton, es un triste reflejo de aquella época, y el personaje que juega Jean Hagen en Cantando bajo la lluvia, es una simpática ironía de las dificultades que tuvieron que afrontar muchas estrellas a comienzos de la década del treinta. George Valentin, a cargo del actor francés Jean Dujardin, es una mezcla de Douglas Fairbanks y Rodolfo Valentino, que como Chaplin en su momento, reniega de los nuevos métodos y se aferra a las tradiciones. Sin embargo, el éxito lo abandona, y en la soledad de su inmensa mansión mira una y otra vez junto a su fiel mayordomo las viejas películas que lo habían catapultado a la fama, al igual que Gloria Swanson en Sunset Boulevard. Las marquesinas y el acoso de los fans son ahora patrimonio de las nuevas luminarias del cine sonoro. Entre ellas se encuentra Peppy Miller, a cargo de la desconocida actriz franco argentina Bérénice Bejo (no es el único toque argentino del film, ya que la banda sonora deja escuchar fragmentos del ballet Estancia de Alberto Ginastera). Valentin, sumido en la desesperación, es rescatado a tiempo por Miller al proponerle desarrollar una nueva faceta artística, el tap dance, en claro tributo a los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers.
a acción se ubica en 1927, año en que se estrena El cantor de jazz con Al Jolson, el punto de partida del cine sonoro, aunque la película tenía escasos minutos audi- El artista, filmada en 22 cuadros por sebles ya que más del ochenta por ciento gundo y con el formato 1.33, utiliza las del metraje era silente. características técnico-estéticas propias de la primera etapa de la historia del cine. Son los años de la transición, de las 8
Los fundidos encadenados, los fundidos en negro, la gestualidad, los grados de luminosidad y de sombras, los contrastes entre el blanco y el negro están al servicio de una acertada narrativa visual. Hazanavicius, con una idea audaz, transporta al espectador hacia un pasado esplendoroso donde las estrellas y los directores tenían brillo propio sin necesidad de recurrir al color o a los diversos formatos que surgieron en la década del cincuenta para competir con la televisión. La película, una reelaboración silente de Ha nacido una estrella, cuenta con un protagonista galante y seductor (Dujardin) y una actriz ingenua y simpática (Bejo), como tantas veces se ha visto en el cine. Despierta curiosidad pero no grandes alabanzas. Los premios otorgados por la Academia de Hollywood responden a un reconocimiento tardío al cine mudo más que a sus propios méritos.
“Quizás, la mayor virtud de El artista es la de permitir a la mayoría del público descubrir las grandes obras de Griffith, Murnau, Keaton, Lubitsch y Chaplin. La semilla ha sido sembrada, el tiempo dirá si se cosecharán los frutos.”
menaje al cine mudo Por: John Lake
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ALFRED
PORTADA
“Cuanto más sencillo y hog más auténtico re Es curioso lo que ocurre con los televidentes. Se habrá dado cuenta de que una de las cosas que más parece impresionarlos de usted es que cuando aparece en pantalla, les dirige una miEl director cinematográfico inglés Alfred rada desdeñosa. Pero aún más que su Hitchcock (1899-1980), famoso como narrador de histo rias de suspenso, se hizo arrogancia, parece fascinarles su falta célebre en todo el mundo con películas de respeto por el patrocinador del procomo “Strangers on a train” (Extraños en un grama. Alfred Hitchcock, en entevista concedida al famoso periodista Pete Martin publicada en “The Saturday Evening Post” el 27 de julio de 1957.
Tren), “Rear window” (La Ventana Indiscreta), “Psycho” (Psicosis) y “The birds” (Los Pájaros). Verdadero maestro de cineastas, Hitchcock conmocionó también a varias generaciones de espectadores con tramas perfectas de crí menes imperfectos en su programa televisivo “Alfred Hitchcock presents”. Irónico y bromista, devela la clave de su mayor secreto: como mantener a su público atado a la butaca durante màs de noventa minutos. Según me han contado, ha tenido usted que pasar por el quirófano más de una vez. Ha debido de ser una auténtica conmoción sufrir una operación tras otra...
Un médico de Nueva York me dijo en una ocasión que pertenezco al tipo adrenalínico. Al parecer, eso significa que soy todo tronco y que mis piernas son poco más que vesti-
giales. Aun así, dado que no soy corredor de fondo ni bailarín, y que lo que me interesa de mi cuerpo se encuentra de la cintura para arriba, no puedo decir que me preocupe demasiado. ¿Quién es el autor de esa caricatura suya que sale en la televisión? La que está hecha con dos o tres trazos que gradualmente se convierten en su cara. La dibujé yo mismo. Comencé a esbozarla hace años, cuando era director artístico. Salvo por los tres que tenía eran ondulados.
Recuerde el viejo dicho: “Que hablen de uno aunque sea mal”. Sospe cho que a los patrocinadores les gusta que no me muestre obsequioso, aunque al principio les costara habituarse a ello y se sintieran ofendidos por algunos de mis comentarios menos respetuosos. En cuanto se dieron cuenta, tras echar un vistazo a sus cifras de ventas, de la repercusión comercial de mi menosprecio, dejaron de cuestionar mis ironías. El humor que quiero emplear en la televisión es el mismo que utilicé en la película “The trouble with Harry”. Harry era un cadáver que constituía un incordio para los que estaban vivos. La embarazosa pregunta “¿Qué vamos a hacer con Harry?” se planteaba una y otra vez. A mucha gente la idea le resultó siniestramente divertida, así que me dije a mí mismo que si la falta de respeto por un difunto era graciosa, también debería serlo la falta de respeto hacia un patrocinador vivo.
tan sustanciosas como estén dispuestos a tolerar el anunciante y la cadena de televisión. Intento compensar toda propensión hacia lo macabro por medio del humor. Se trata de un tipo de humor típicamente londinense. Es la clase de humor inglés que hace chistes como el del hombre al que llevan a la horca para colgarlo. El hombre mira hacia la trampilla de la horca, sólidamente construida, y pregunta alarmado: “Oigan, ¿estará eso seguro?”. Otro ejemplo de la misma cuerda, es una anécdota que
¿Qué criterio utiliza para elegir las historias para el programa de televisión? Cuando selecciono historias para mi programa televisivo, intento que sean de televisión. Intento compensar toda 10
cuentan acerca de Charles Coborn.
D HITCHCOCK
gareño sea el suspenso, esulta el peligro” El actor asistía durante la guerra al funeral de otro actor llamado Harry Tate, muerto al ser alcanzado por la metralla de un proyec til antiaéreo. El viejo Charles era tan ancia no que ya se había retirado de la profesión y, mientras bajaban el ataúd al interior de la tumba, un joven se le acercó y le preguntó: “¿Qué edad tienes, Charlie?”. “Ochenta y nueve”, respondió Coborn. “Entonces casi no vale la pena que vuelvas acasa”, dijo el joven. oy acontarle otra historia. Dos criadas que habían salido a pasar su día libre en un parque de diversiones se e n contra-
ban en una caseta contemplando a un hombre que entrete nía al público
arrancando la cabeza a mordiscos a ratas y pollos vivos. Una de ellas no pudo resistir la tentación de hacer un comentario jocoso y exclamó a gritos: “¿No le apetecería acompañarlo con un poco de pan?”. Tengo entendido que su padre era criador de pollos. Así es. Hay quien dice que la ocupación de mi padre es la causa de que no me gusten los huevos. Para mí, no hay en el mundo olor más repulsivo que el que desprenden los huevos cocidos. Pero el trabajo de mi padre no tiene nada que ver con mi reacción. Los huevos me parecen tan repugnantes que siempre que puedo los introduzco en mis películas negativamente con el único fin de cubrirlos de la infamia que merecen. Por ejemplo, en “To catch a thief” hice que una mujer apagara la colilla de su cigarrillo en una yema de huevo. En “Shadow of a doubt”, hay un momento en el que deseaba que un hombre se sintiera conmocionado por algo que decía alguien. Su cuchillo se dirigía hacia un huevo frito y, en el momento mismo en que escuchaba el comentario, éste perforaba la yema, e inmediatamente su viscoso color amarillo se extendía por todo el plato. En mi opinión resultaba mucho más eficaz que ver manar la sangre. ¿Porqué le interesa tanto el crimen? La gente no hace más que preguntar me por qué me interesa tanto el crimen. Sólo me importa en la medida en que afecta a mi profesión. Me aterrorizan los policías. Les tengo tanto miedo que, 11 cuando llegué
primera vez a los Estados Unidos, me negué a conducir por miedo a que me detuvieran y me multasen. La mera idea de exponerme a semejante situación me horrorizaba. ¿No lo soporta? Lo que quiero decir es que me resulta insoportable cuando me afecta a mí. La gente me decía que tal vez pudiera superar el miedo a la policía abriendo la puerta de mi subconsciente tras la que se ocultaba una psicosis adquirida durante la niñez. Recordé que siendo un mocoso, mi padre me envió un día al comisario local con una nota. Este la leyó, se echó a reír y me encerró en una celda durante un par de minutos diciendo: “Para que veas lo que les pasa a los niños malos”. Esa era la idea que mi padre tenía de cómo darme una lección. Todo el mundo dijo: “¡Por supuesto! Por eso es por lo que temes a la policía”. Desgraciadamente, el hecho de sacar el incidente a la luz no ha servido para aliviar mis temores. ¿Qué es el suspenso para usted? Nunca he buscado el típico suspenso en puertas que rechinan. Me resulta más interesante un asesinato cometido junto a un arroyo cantarín a plena luz del sol que el cometido en una callejuela oscura y hedionda alfombrada de basura, desperdicios y gatos muertos. Mi héroe es siempre un hombre corriente al que le ocurren cosas asombrosas, y no al revés. Por esa misma razón hago que los malos sean encantadores y educados. Es un error pensar que todo delincuen te p que aparezca en pantalla debe hacer
muecas de desprecio, atusarse un bigote negro o darle patadas en el estómago a los perros. Algunos de los asesinos más famosos de la historia de la criminología -hombres para los que el arsénico era un recurso tan repugnantemente compasivo que agredían a las mujeres con instrumentos contundentes- tenían que comportarse como auténticos caballeros para conseguir relacionarse con aquellas a las que pretendían asesinar. Lo verdaderamente aterrador de los malvados es su atractivo superficial, su apariencia amistosa. No hace mucho escribí un artículo para” The New York Times Sunday Magazine” en el que describía el atractivo de un asesinato real en comparación con el de uno ficticio. Una vez más hice hincapié en que parte de la fascinación que ejerce el criminal auténtico reside en el hecho de que, en la vida real, la mayoría de los asesinos son gente corriente, educada, incluso encantadora. He oído a la gente quejarse de que un asesinato de verdad carece de misterio. No creo que sea un inconveniente. El suspenso es infinitamente más poderoso que el misterio, y tener que leer entera la narración de un asesinato ficticio para enterarme de lo que ha pasado me irrita. Nunca he recurrido a la técnica de las novelas policiales, dado que tiene mucho de impostura, lo que desvirtúa y diluye el suspenso. Es posible alcanzar un nivel de tensión casi insoportable en una película aunque el público sepa en todo momento quién es el asesino y esté deseando gritarle al resto de los persona jes que participan en la trama “¡Ojo con ése! ¡Es un asesino!”. Ahí sí que existe auténtica expectación y un deseo irresis tible de saber qué va a suceder, en vez de un grupo de personajes desplegados en una especie de partida de ajedrez huma na. Por ese motivo creo que es bueno poner al espectador al corriente de los hechos lo antes posible.
Imagine, por ejemplo, que usted y yo estamos aquí sentados charlando. No tenemos por qué estar hablando sobre ningún tema trascendente, pero si los espectadores saben que hay una bomba a punto de explotar bajo mi mesa, la tensión les resultará insoportable. Por otra parte, si no le contamos al público nada de la bomba que hace tictac bajo mi mesa y ésta explota y nos hace fosfatina, lo único que sentirá es una fuerte impresión. Y lo que es peor, no será más que un susto de un segundo en lugar de sesenta a noventa minutos de ansiosa expectación y respiración contenida. Una de las cosas que más nervioso me ponen de las que usted hace es incor porar en ocasiones algún mecanismo, como un simple cesto o una caja, que se va abriendo lentamente mientras espe ro comiéndome las uñas sentado en el borde de mi asiento a que surja el horror que oculta. Entonces aparece algo tan peligroso como un gatito negro. Ha he cho que me prepare para una catástrofe inminente, y resulta que ocurre algo inofensivo.
“El secreto está en decirle al espectador dónde está la bomba, pero no permi tir que los personajes de la historia lo sepan”
Mediante una ocultación inteligente es posible conseguir que el público atribuya contenidos devastadores a las cosas más inofensivas. Aunque hay que tener cuidado de no defraudarlo por completo. Los espectadores reaccionan con un gratificante es calofrío ante cosas que no resultan tan malas como esperaban, pero sólo si al final se les hiela la sangre en las venas. En caso contrario se sentirán decepcionados y saldrán del cine pensando que eres un maldito tramposo. He notado que en algunos de sus programas de media hora en televisión permite que el público llegue a sus propias conclusiones. Es una técnica nueva para mí. Es todo un desafío rodar treinta y nueve programas al año, cada uno con un giro inesperado al final. Así que a veces dejamos que ustedes aporten uno de su propia cosecha, basado, por supuesto, en lo que acaban de ver y de oír.
¿Cómo resolvería la posible explosión de una bomba en una de sus historias? El secreto está en decirle al espectador dónde está la bomba, pero no permitir que los personajes de la historia lo sepan 12
Tengo entendido que está usted preparando algo diferente en televisión, aunque no estoy muy seguro de qué se trata.
Debe desperdiciar poca película y tiempo.
Voy a rodar diez programas de una hora de duración. En ellos dispondré de más tiempo para desarrollar los personajes de las historias. Una de las primeras será un relato de Cornell Woolrich, “Three o’clock”. Trata de un hombre que fabrica una bomba casera porque sospecha que su mujer tiene un amante y ha decidido matarlos a ambos, aunque hacerlo suponga volar su propia casa. Nada más poner en marcha el mecanismo de relojería de la bomba, irrumpen dos ladrones en la casa. Lo atan de pies y manos y lo bajan al sótano mientras roban la vivienda. Después se marchan. Él se queda desamparado, oyendo el tictac de su bomba activada y en una situación total mente imprevista. De hecho, duda mucho que le resulte posible salir de ella.
Prácticamente no sobra ni un metro de película rodada. Se ha dicho que mis historias están tan firmemente tramadas que todo depende de todo lo demás, y que si alguna vez hiciese un cambio sobre la marcha sería como tirar del hilo suelto de un pulóver. Es muy cierto. Tiene usted la reputación de gustarle hacer bromas pesadas.
Eso es algo que he dejado atrás, aunque aún me divierto. A veces, cuando un ascensor va lleno de gente me vuelvo hacia alguien que va conmigo y le digo: “Por supuesto, no sabía que el arma estuviera cargada, pero cuando se me disparó le hizo un gran boquete en el cuello. Le voló un trozo de carne y dejó al descubierto un montón de ligamentos blancos. Noté humedad en los pies. Resulta que estaba en medio de un gran charco ¿Y bien? de sangre”. Todo el mundo se pone rígido. Entonces salgo del ascensor y les dejo allí plantados. En una ocasión una mujer Si cree que le voy a contar lo que ocurre al final está usted muy imploró al ascensorista: “Déjeme salir de aquí, por favor”, y se equivocado. Le sugiero que sintonice su aparato en otoño y lo bajó. En otra ocasión le dije a un joven actor que se mostraba descubra por sí mismo. muy nervioso ante la cámara: “No entiendo a qué viene tanto desasosiego. Lo único que depende de esta interpretación es ¿Tiene algún condicionamiento para realizar su trabajo? su carrera”. Sabrá disculparme, pero llego con quince minutos de retraso a las pruebas de cámara de varias actrices que Nunca he pensado que mis películas fueran productos comer- estoy considerando para mi próxima película. Resulta que la ciales. No obstante, normalmente he tenido que enfrentarme chica que había elegido para el papel tenía un compromiso a la firme insistencia por parte de los responsables de que la previo con un pájaro que tiene la nariz aún más larga que yo... historia terminase bien. En esta comunidad si uno no conclu- la cigüeña. ye las películas con un final feliz, incurre en un pecado imperdonable, se convierte en lo que en Hollywood llaman “un aguafiestas”.Si bien en círculos cinematográficos se niega que el espectador medio tenga una inteligencia equivalente a la de un quinceañero, y aunque se dé por supuesto que la televisión es sólo para retrasados mentales, la verdad es que a los que hacemos películas para televisión se nos permite indistintamente terminar o no las historias con un final feliz. Así, a pesar de las quejas de algunos guionistas televisivos, disponemos de más libertad en la televisión que en el cine. Quizás esto sólo demuestre que la gente está dispuesta a aceptar un tipo de entretenimiento más maduro cuando no tiene que pagar por él y que cuando paga por ver una película ha comprado el derecho a salir satisfecha. ¿Inscribiría usted a sus películas en el género melodramático? En más de una ocasión me han comentado que si filmase “La Cenicienta”, los espectadores se dedicarían a buscar un cadáver en la carroza en forma de calabaza. No les falta razón, pero mi obra no es esencialmente melodramática. Aunque en una ocasión probé a hacer una comedia de mala estrella con Carole Lombard, no tiene sentido negar que estoy totalmente encasillado. Si mis películas no produjeran estremecimientos, el público se sentiría profundamente defraudado. 13
DIRECTORES
LAS
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MEJORES PELÍCULAS DE
BILLY WILDER
POR: ALBERTO ABUÍN
Hace algo más de diez años nos dejaba Samuel Wilder, al que todos conocemos por Billy Wilder, uno de los más grandes directores que el séptimo arte ha dado en su corta existencia. Alumno aventajado de otro grande, Ernst Lubitsch, Wilder trabajó primero como guionista para más tarde debutar como director. Cuentan que una de las razones del salto de la escritura a la realización tuvo que ver con el desacuerdo que Wilder tenía con Mitchell Leisen —para el que suscribe, un gran, gran desconocido—, al que le achacaba el destruir sus libretos a la hora de ponerlos en imágenes. Para el mismo escribió las impres-
cindibles ‘Medianoche’ (‘Midnight’, 1939) o ‘Si no amaneciera’ (‘Hold Back the Dawn’, 1941), y resulta cuanto menos curioso que Wilder no estuviese satisfecho de los resultados. En ese juego macabro que es el celebrar el fallecimiento de alguien, en Blogdecine voy con una de esas listas que tanto odio, pero de las que no puedo desprenderme, y porque a vosotros en el fondo os gustan más que nada. Elegir entre las 27 películas dirigidas por Billy Wilder no ha sido tarea fácil, y sin cambiar EL título por excelencia de su filmografía, tal vez en otro momento elegiría otras, pero hoy son estas. Sin más dilación, y a juicio de quien suscribe, las cinco mejores películas de Wilder: 14
PERDICIÓN
A pesar del error de la puerta —una puerta de un piso o apartamento jamás abre hacia fuera— una de las cumbres del cine negro. Con un triángulo interpretativo de primer orden —al margen de Edward G. Robinson
y Barbara Stanwyck, Fred MacMurray nunca estuvo tan bien— Wilder con Raymond Chandler consiguen la perfección con una historia cautivadora, en la que la figura de la femme fatale lo es todo. Una de esas películas que pueden verse las veces que sea, como tantas otras en esta lista.
EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES
taciones a las órdenes de Wilder— en uno de los films menos considerados de su director, pero que a mí me parece una obra maestra. La opresión en un campo de concentración, las subtramas, el traidor, la fuga, y un final glorioso hacen de esta cinta un disfrute mayúsculo, en el que Wilder lleva a su máxima expresión sus tres principales mandamientos a la hora de hacer cine: No aburrirás, no aburrirás y no aburrirás. ¿Quién después de verla no sigue silbando su última melodía?
EL APARTAMENTO
De esa especie de subgénero de cine dentro del cine, ‘El crepúsculo de los dioses’ (‘Sunset Boulevard’, 1950) es probablemente una de las citas imprescindibles con el mismo. Echando mano de Gloria Swanson y Erich Von Stroheim todo un canto al séptimo arte, a Hollywood, y a los gloriosos tiempos del cine mudo. Tan ácida como nostálgica, con una reflexiva parada sobre la decadencia humana y de las estrellas, posee la brillantez de estar narrada por un muerto. Imprescindible.
TRAIDOR EN EL INFIERNO
Oscar para William Holden —probablemente hizo sus mejores interpre-
Para muchos, por no decir todo el mundo, la mejor película de Wilder, ergo, una de las mejores de toda la historia del cine lo cual no es poco. Tragicomedia sin ninguna concesión, aventura sobre la vida misma con un héroe —o mejor dicho, un antihéroe— de excepción, C.C. Baxter, al que da vida un más que perfecto Jack Lemmon en una de sus colaboraciones con el director, también amigo íntimo. Cualquiera puede verse reflejado en él, y he ahí una de sus principales cualidades. Como es habitual en Wilder, el final antológico.
LA VIDA PRIVADA DE SHERLOCK HOLMES
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El punto álgido de la mirada amarga del cineasta en su última etapa, y su película más arriesgada. Un acercamiento al lado más humano del personaje de ficción que más adaptaciones cinematográficas posee, a través de una historia apasionante, llena de misterio y aventuras. Los ciegos productores mutilaron el film, pero con ello no lograron anular su calidad, un bella película llena de un arrebatador lirismo que desvela poco a poco sus innegables cualidades ganando con el paso del tiempo.
moda en el cine
Breakfast at Tiffany´s 50 años desayunando ante una joyería Por: Noa Rodriguez
Nueva York de madrugada, las calles desiertas, una chica se baja de un taxi ataviada con un elegante vestido negro azabache de Givenchy de escote recto falda tubo hasta los pies y una espalda al aire que se cierra con una pieza semicircular dejando al descubierto los omoplatos. Lleva también un elaborado moño de inspiración clásica y coronado por una tiara de diamantes, raybans, guantes, perlas y una bolsa de papel. Se para ante el escaparate de la prestigiosa joyería Tiffany´s y desayuna su café para llevar mientras sueña con el día en el que una de esas maravillosas piezas sea para ella. Claro ejemplo de inocen-
cia y de un deseo aspiracional en la vida.
mantenido (George Peppard) que se muda a un edificio de apartamentos de El comienzo de ‘Breakfast at Tiffany´s‘ es Nueva York. Allí conocerá a la joven, somuy conocido y ha sido repetido hasta la ñadora y enigmática Holly (Audrey Hepsaciedad. Hoy, entre tantos estrenos de burn), una aspirante a actriz que parece series basadas en los 60, semanas de la ir sin rumbo por la vida y que solo es moda, y glamour de usar y tirar es mo- feliz cuando va a Tiffany´s. mento de celebrar el 50 aniversario de una pequeña historia de amor que supu- Capote quería a Marilyn Monroe para el so la consagración de Audrey Hepburn papel de Holly pero el estudió se decancomo icono de la elegancia. tó por Audrey Hepburn (su elección hizo además que el primer director del proLa cinta de Blake Edwards es una adap- yecto renunciase al puesto). Su elección tación de la novela homónima de Tru- supuso tener que cambiar ciertos aspecman Capote y relata la histo- tos del personaje. Así, Holly pasó de ser 16 ria de un joven escritor una prostituta bisexual tremendamente
sexual a convertirse en una sutil chica de compañía enamoradiza y soñadora en busca de su alma gemela (aunque erróneamente equipare a su gran amor con una gran billetera).
Paul es un escritor novel que vivía cómodamente bien en su situación de prostituto de Patricia Neal (cuyo nombre nunca se desvela) hasta que descubrió la aventura. Él es la tradición y el clasicismo, el hombre que a pesar de venderse Holly Golightly es el personaje del que cumple con todas las normas de la soAudrey estaba más orgullosa. Interpre- ciedad. tar a la arquetípica gatita sexy de Capote y superar las renuencias del escritor le La suya es la historia de amor de dos supuso un gran esfuerzo que superó con seres que siempre han vivido de forma su aplomo y disciplina característicos (la parásita, alimentándose del amor de los actriz fue bailarina durante su infancia y demás, huyendo de sí mismos y que, al adolescencia y vivió bajo una educación encontrarse descubren que estar unido estricta). Años después les confiaría a a alguien no supone la pérdida de uno varios amigos que “fue lo más difícil” mismo, al contrario. Cuando por fin coque había hecho. nocemos a esa persona que es para nosotros nos convertimos verdaderamente La luz y magia de Audrey contagian to- en nosotros mismos. das las escenas de la película. Su elegancia y fragilidad confieren a Holly un Holly se desprende de su gato, en un halo de ternura y de desamparo que la intento por demostrar que ella es libre convierten en un personaje adorable. Su y que está sola porque debe estar sola lucha por ser feliz y llenar el vacío inter- solo para descubrir, tras la declaración no que tiene conquistan no solo a Paul de amor de Paul, que por fin tiene un ho(George Peppard) sino también a los es- gar y que ya no ha de huir más. pectadores. ‘Breakfast at Tiffany´s’ se ha convertiDesde el minuto en el que Paul la cono- do en un icono tal que no ha mujer que ce, con ese original antifaz azul de raso aspire a la elgancia que no haya la haya con pestañas postizas, queda engancha- visto y se haya enamorado de ella. Su do a esa sonrisa y esos ojos tristes. Su exquisito vestuario y el maravilloso macortesía, y educación, ese aire despreo- quillaje de Audrey así como sus gestos, cupado, la majestuosidad de sus ges- sus miradas, su inocencia pícara son setos, su aspecto de dama en apuros… guidos por miles de mujeres. la convierten en una mujer envidiable y al mismo tiempo digna de compasión. El vestido túnica de la fiesta que organiza Igual que su gato sin nombre, Holly está Holly es sencillamente divino, sugerente, sola y perdida en un mundo que no aca- delicado y con un arie de exotismo que ba de ser lo que ella soñó en un primer le sienta a la perfección a su personaje. momento. Cuando no está intentando cazar a algún marido rico, Holly se enfunda nos pantalones negros, que combina con jerseys holgados y bailarinas. Un outfit sencillo que nunca ha pasado de moda. 17
El paso de los años no la ha dañado y es que, aunque en más de una ocasión los diálogos son tan hipertextuales que chirrían, la sola presencia de Audrey Hepburn hace que se nos olvide lo demás. Su influencia es tal que hasta ha inspirado la creación del personaje de Blair Waldorf de ‘Gossip Girl’. Aunque más libertina y con una maldad mayor, la reina B. es una fanática de ‘Breakfast at Tiffany´s’ y sueña con ser como ella y poseer ese encanto innato. Muchos de sus diseños beben directamente de Audrey Hepburn y su obsesión y con la película es tan grande que en el episodio 14 de la primera temporada de ‘Gossip Girl’, Blair tiene un sueño en el que revive el final de ‘Breakfast at Tiffany´s’ aunque con unos pequeños cambios.
critica
ARSENIC AND OLD LACE Calificación: 8.0/10 Dirección: Frank Capra Guión: Julius J. Epstein, Philip G. Epstein (Obra: Joseph Kesselring) Reparto: Cary Grant, Priscilla Lane, Raymond Massey, Peter Lorre, John Alexander, Josephine Hull, Jean Adai Reconozco que no me encuentro entre los que opinan que “Arsénico por compasión” es una de las mejores comedias de la historia del cine. Siendo una muy buena película, “La fiera de mi niña”,” Ser o no ser”, “Con faldas y a lo loco” o “Sopa de ganso”, por poner algunos ejemplos, juegan en otra liga. En cualquier caso, se trata de una comedia negra muy especial, teatral, trepidante y “loca”, que cualquier amante del cine debe ver obligatoriamente.
“Hay demasiados gags seguidos y, en ocasiones, repetidos hasta la saciedad; la primera vez resultan graciosos, pero ya a la cuarta se convierten en reiterativos. Un ejemplo de esto es la escena en la que el tío de Jonathan, que cree ser Teddy Roosevelt , sube las escaleras gritando “¡Cargueeen!” aludiendo a las cargas militares del presidente en cuestión. Otro aspecto que no me convence mucho es la actuación de Cary Grant. Sé que los defensores del actor alegarán que, al parecer, fue Capra el que le exigió que su actuación fuera tan histriónica y excesiva; en cualquier caso, y en especial la primera media hora de la película, me parece la peor interpretación que recuerdo de este gran actor (además creo que el estaba bastante de acuerdo con esto último). En general, la excesiva teatralidad del film se apodera del mismo durante gran parte del metraje, haciendo que lo que intentaba ser un recurso para dar dinamismo y viveza a la narración, se convierta más bien en algo que saca al espectador de lo que está pasando en la pantalla.
“Arsénico por compasión” trata de un escritor, Jonathan Brewster (Cary Grant) que , pese a ser conocido popularmente por su libro contra la institución del matrimonio, se casa en secreto con Elaine Harper (Priscilla Lane). Antes de iniciar su viaje de recién casados a las cataratas del Niágara, Jonathan va a ver a sus entrañables tías para comunicarles la noticia del enlace, mientras la que es ya su mujer le espera en la vecina casa de sus padres. Sus tías Abby y Martha son conocidas en el vecindario por su buen corazón y altruismo sin límites. Jonathan descubre por casualidad su oscuro secreto que dará Pese a lo comentado anteriormente ,”Arsénico por compainicio a un sinfín de situaciones cómicas. Además, y para vol- sión” es una película que se disfruta, especialmente la primera ver la situación todavía un punto más disparatada, aparece el vez. Tiene situaciones cómicas que han pasado a formar parte hermano de Brewster: un criminal al que el doctor Einstein de la historia del cine y que hacen que su visionado sea una (Peter Lorre) ha convertido, mediante cirugía estética, en la experiencia absolutamente recomendable, más cuando el niviva imagen del monstruo de Frankestein (de ahí las continuas vel de las comedias en el cine actual es tan mediocre. La risa alusiones a su parecido con Boris Karloff). está garantizada. He leído comentarios que critican la película por haber envejecido mal. No estoy de acuerdo. El “problema” de Arsénico por compasión, rodada en 1941, no puede ser ese; más bien creo que la ausencia de pausas es su principal punto débil. 18
PELÍCULAS RECOMENDADAS OCTUBRE 2012 Sábado 6 - 23:35 Hs “POLTERGEIST” DIRECTOR: Tobe Hooper PROTAGONISTAS: Beatrice Straight, Craig T. Nelson, Heather O’Rourke GÉNERO: Horror CLASIFICACIÓN: 13 + AÑO: 1982 Viernes 26 - 21:00 Hs “LOCOS ADDAMS, LOS” DIRECTOR: Barry Sonnenfeld PROTAGONISTAS: Anjelica Huston, Christopher Lloyd, Raul Julia, Christina Ricci GÉNERO: Comedy CLASIFICACIÓN: 13+ AÑO: 1991 Viernes 26 - 22:55 Hs “ROCKY HORROR PICTURE SHOW, THE” DIRECTOR: Jim Sharman PROTAGONISTAS: Barry Bostwick, Susan Sarandon, Tim Curry, Meat Loaf GÉNERO: Comedy,Musical CLASIFICACIÓN: ADULTOS AÑO: 1975 Sábado 27 - 2:30 Hs “CUENTOS DE TERROR” DIRECTOR: Roger Corman PROTAGONISTAS: Basil Rathbone, Peter Lorre, Vincent Price GÉNERO: Horror CLASIFICACIÓN: 13+ AÑO: 1962