La ficción...una forma de contar la dictadura

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La ficción, una forma de contar la dictadura A lo largo de la historia se han utilizado distintos géneros literarios para transmitir la realidad en épocas de dictaduras y luchar contra el olvido. Esto es, porque “[...] la memoria es uno de los lugares de la ideología y, a través de la representación del pasado que ella presenta, contribuye a justificar el presente y proyectar el futuro en una perspectiva social” (Petrucci, 2003: P:123). Es decir, es en la memoria colectiva de las generaciones pasadas, presentes y futuras que debe vivir el recuerdo de lo que sucedió por aquellos años, porque es en esa dimensión donde reviven los desaparecidos y caidos, y con ellos la conciencia de quienes la poseen, para evitar que lo sucedido no se repita nunca más en la historia argentina. El 24 de marzo de 1976, hubo en Argentina un nuevo golpe de estado, el sexto en su historia para ser más exactos. Aunque el más trascendente de todos, debido a la magnitud de sus actos. Por ello, nuestro objetivo es dar cuenta de qué manera la novel a La casa de los conejos, de Laura Alcoba desde la ficción contribuye a la reconstrucción de la memoria colectiva. Además, intentaremos dilucidar por qué esta autora al igual que otros tantos apelan a este recurso en lugar de recurrir a biografías o documentales. Para tal fin, daremos cuenta de la novela antes mencionada, a la luz de los aportes de Walter Ong, Lèvis Strauss, Armando Petrucci y Juan José Saer. Además, consideraremos artículos de Beatriz Sarlo, Paul Ricoeur, Irene, Jorge Semprún, entre otros . Todos ellos, conjugados entre sí y con un mismo propósito.

La dictadura a través de la ficción “La paradoja propia de la ficción, reside en que, si recurre a lo falso, lo hace para aumentar su credibilidad.” Juan J.Saer Según Juan José Saer, la ficción no es una forma de evadir la realidad, sino todo lo contrario, es poner en evidencia la objetividad de una situación sin la


exigencia de veracidad que presenta una biografía, autobiografía o cualquier texto que pertenezca al género non-fiction. Sin embargo, la verdad no es lo contrario de la ficción, aunque en sí misma es incierta y a veces sus elementos se contradicen. La ficción no busca confundir al lector, sino que recurre a lo imaginario, lo inevitable y a lo empírico empírico, es decir, a lo “falso” para aumentar su credibilidad. Con ella también se busca encontrar una verdad menos rudimentaria y subjetiva, aunque no absoluta. Lo que la ficción logra, es combinar lo real con lo imaginario para narrar de alguna forma hechos y sucesos difíciles de contar. Es decir, por medio de la subjetividad que esta les aporta, trata de asimilarlos, de no ignorarlos y de transmitirlos, y reconstruir de esta manera parte de la realidad de nuestra historia que muchos han querido sin éxito borrar. El 24 de marzo de 1976, hubo en Argentina un golpe de Estado, uno más en nuestra historia, que provocó muertes, desapariciones y el exilio de muchos ciudadanos, que además instaló censura a todas las formas de expresión. Lo que sucedió por aquellos años, ha dejado heridas que aún no cierran en nuestro país, entre ellos los “desaparecidos”. Por ello, Laura Alcoba, en la casa de los conejos, utiliza la ficción para contar el modus operandi de una imprenta clandestina en la ciudad de La Plata en aquellos días. La autora, describe en primer instancia, el lugar al que se ha mudado recientemente, y más allá de eso, las expectativas y sueños de vivir una vida normal. Cuenta además el pase a la clandestinidad de Montoneros, situación que debe mantener en secreto para sobrevivir “Yo, yo he comprendido hasta qué punto callar es importante” (Alcoba, 2008; P:18). Aunque su preocupación más grande es la escuela, es decir cómo va a hacer para asistir a ella. Es en esta instancia donde se puede observar la importancia que tiene la escritura, cuando Alcoba deje entrever qué es lo que debía callar, los periódicos y armas escondidos en el altillo de su casa, como así también sus consecuencias. Las armas, en todos los tiempos han sido peligrosas, pero los periódicos, la escritura desde cuándo. ¿En qué épocas y bajo qué contextos la escritura se volvió un acto subversivo? Lo que luego vuelve al relato más nostálgico, es cuando Laura revela su edad, la que tenía en ese momento, “Yo ya soy grande, tengo siete años pero todo el mundo dice que hablo y razona como una persona mayor”


(Alcoba, 2008; P:17). Posteriormente, la escritora cuenta que siempre debe estar alerta, que forma parte de su rutina. Engañar al auto en que se encuentra la mujer que teje, esperar que lleguen sus documentos falsos, el miedo y mirar hacia atrás mientras camina, también lo son. Después, su padre es encarcelado, por lo tanto, la niña debe quedarse con sus abuelos hasta que su madre dé noticias. Por otra parte, Laura cuenta su experiencia al visitar a su padre que se encuentra preso. Y luego de dos o tres meses, el reencuentro con su madre “Mi madre ya no se parece a mi madre” (Alcoba, 2008; P: 31) . La misma presenta un aspecto diferente, seguramente para pasar desapercibida. Debido a su ausencia, como recompensa la niña puede escoger una muñeca. A continuación, la autora menciona su convivencia con diferentes miembros de la organización, entre los cuales destaca mayor afinidad por Diana Teruggi, justamente a quien va dedicado este libro. De esa convivencia recuerda además la palabra “embute”, término que hace referencia a la imprenta clandestina que está escondida por la fachada de un criadero de conejos, donde se imprimen los ejemplares de “Evita Montonera”. En sí, el corazón de este nuevo hogar, era el galpón de la misma, “[...] detrás de esa construcción se levanta una obra absolutamente diferente, inmensa y de una importancia única: la casa que habitamos ha sido elegida para ocultar en ella la principal imprenta montonera” (Alcoba, 2008; P:54). Los movimientos que se sucedían en la casa, eran justificados bajo esta fachada, para no levantar ningún tipo de sospechas. Las consideraciones tenidas para la construcción del embute, fueron tomadas de “La carta robada” un cuento de Edgar Allan Poe. De esta organización, la única que considera a Laura como una niña es Didí, para el resto es sólo una integrante más. De ahí surge esta estrecha relación que se dá entre ambas. Es curioso saber por qué a lo largo de la novela la autora en ningún momento dice el nombre de sus padres. ¿Será acaso esta obra un tipo de crítica o reproche hacia ellos? Si bien la niña se las ingenia para encontrar entretenimiento, lo que le toca vivir no es su elección, ni la de ningún niño tampoco. Al principio menciona que su familia así como otras, han sido obligadas a entrar en guerra, no por elección. Posteriormente relata su retorno a la escuela, donde pone en evidencia el clima en que se movía. Laura visita nuevamente a su padre en la cárcel, acompañada


de sus abuelos paternos. Esta sería la última visita de la niña a su padre. Finalmente, el 24 de marzo de 1976, se instala el inminente golpe final. Isabel, “Una imitadora patética y fracasada” (Alcoba, 2008; P:96), de Evita es destituida de su cargo, mientras que los militares asumen la presidencia de la Nación. Lo que sigue, ya ha sido contado miles de veces. Con ello, la paranoia y el miedo crecen. Por ello, Laura y su madre dejan el país, parten a Francia. El 12 de agosto de ese año, nace Clara Anahí, hija de Didí y Cacho. Por medio de un libro que le da su padre, años más tarde Alcoba se entera que tras un enfrentamiento producido en La Plata, llevado a cabo en el embute, en noviembre de 1976 Diana Esmeralda Teruggi y seis personas más son encontradas sin vida. Sin embargo, en el artículo no hay mención alguna del bebé de Diana, quien se encontraba con su madre al iniciar la agresión. Ocho meses después Cacho también es asesinado. La casa de los conejos, cuenta hechos reales, aunque la autenticidad de los mismos es cuestionable debido, a que es narrada desde el punto de vista de una niña de 7 años, y además depende de la reconstrucción de su pasado. La novela hace hincapié en la importancia de la escritura, los Montoneros utilizan el recurso de la imprenta para comunicar sus ideales, porque debido al terrible contexto político no pueden expresarse libremente. La escritura es una tecnología, que perdura en el tiempo, no puede refutarse de manera directa, solo haciendo otro libro, que no es el caso, ó destruyendolos (Walter Ong, 2008). Según W. Ong (2008), la escritura es un recurso externo que transforma y alimenta los recursos internos de la conciencia. Desde esta perspectiva, la casa de los conejos reestructura la conciencia porque, a partir de la narración, ubica al lector en el Golpe Argentino y remueve todos los sentimientos que se pueden generar al imaginar las vivencias de una niña en plena dictadura. En la obra de Laura Alcoba, eliminar cualquier forma de expresión escrita, por el medio que fuese (tortura, asesinato o secuestro), significa asegurar la permanencia de los valores promovidos y enunciados por la dictadura, cuyo objetivo era conquistar a través de la depuración ideológica. Lèvi Strauss (1970), sostiene que dominar las memorias y el olvido de aspectos sociales, permiten el control de gobernar culturas desarrolladas. Esta práctica simboliza poder, porque “Pueblos con escritura, que, capaces de acumular las adquisiciones antiguas, van progresando cada vez más rápidamente hacia la meta que se han asignado; pueblos sin escritura, que, impotentes para retener el pasado más allá de ese


umbral que la memoria individual es capaz de fijar, permanecerían prisioneros de una historia fluctuante a la cual siempre faltaría un origen y la conciencia durable de un proyecto” (Lèvi Strauss, 1970). Es por ello, que lo escrito trasciende, cuenta, transmite, tiene poder y permite recordar. Alcoba, Rodolfo Walsh, Elsa Drucaroff, entre otros, utilizan la ficción para describir aquel contexto histórico, para nombrar y recordar a los desaparecidos, para traer a la memoria el recuerdo de quienes ya no están, de quienes fueron arrebatados de la historia argentina. Se valen de este género literario, porque se trata de hechos para los que las palabras no alcanzan, donde lo real se vuelve un horror más grande que la imaginación.

Todo está guardado en la memoria “La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan Y no la dejan volar libre como el viento” León Gieco Según Paul Ricoeur, la memoria constituye la identidad personal, es el vínculo entre la conciencia y el pasado. “La memoria es el presente del pasado” (Ricoeur, 1999; P:3). Es decir, por medio de la memoria individual es posible reconstruir el pasado y con él la memoria colectiva y la identidad de un pueblo o Nación. Ya que la memoria colectiva según este autor, son los recuerdos compartidos que legitiman a cada memoria individual. El olvido, es lo contrario, sin embargo memoria y olvido están íntimamente vinculados entre sí, constantemente al acecho uno del otro. Además, el autor establece hay una estrecha proximidad entre memoria e imaginación. Ambas por ejemplo, se refieren a cosas ausentes. La memoria, al para reconstruir lo sucedido, se inscribe en el tiempo, necesita de la temporalidad mientras que la imaginación no, es más hasta podría decirse que le escapa para poder construir su propio mundo. Por lo tanto, nuestro deber es hacer memoria, hay que hacer memoria pero no para quedarse en el pasado, sino para iluminar el presente , esto es porque en el presente es justamente donde podemos actuar y corregir los errores del pasado, para que el mismo no se repita.


Además sostiene, que lo que pasó en Argentina no fue una casualidad, sino algo estratégico y previamente planificado. Por su parte, la escritura es y ha sido a lo largo de los tiempos la herramienta más importante para hacer que la memoria funcione correctamente, para que nada se nos olvide. Frente a la historia de nuestro país, la literatura ha pasado por diferentes etapas, aunque no precisamente cronológicas. Por un lado está la literatura escrita en plena dictadura, bajo constante presión, censura y con la carga de sus muertos (Walsh, Urondo, Conti, Santoro, entre otros 83). “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”, es la obra cumbre de esta etapa. Posteriormente. surgen las escrituras políticas, de la mano de Manuel Puig y Juan José Saer, que contribuyen desde el exilio. En el país quedaba Ricardo Piglia, quien se valió de la escritura alegórica para escapar de la censura. Ya en el surgimiento de la democracia, la literatura se ve marcada por el testimonio, donde la imaginación se torna prescindible, con el objetivo de recuperar la historia que había intentado ser borrada. Más adelante, frente a las ficciones del poder surge el Nunca Más (1984), el cual resulta del relato colectivo de las víctimas del horror. De esta manera, la literatura a lo largo del tiempo se convertido en el vehículo de la memoria colectiva. La dictadura más terrible de todos los tiempos “Sigamos siendo locos, madres y abuelitas de la Plaza de Mayo, gentes de pluma y de palabra, exiliados de dentro y de fuera. Sigamos siendo locos, argentinos: no hay otra manera de acabar con esa razón que vocifera sus slogans de orden, disciplina y patriotismo”. Julio Cortázar Argentina vivió 5 golpes militares en 36 años, pero el más funesto de todos fue el de 1976. Según Graciela Montes, los golpes se justifican o tienen como finalidad (según ellos nada más) poner orden a un país desordenado, pero terminan estropeandolo todo, dejándolo siempre peor de lo que ya está. A menos de un año, después del retorno a la presidencia de Perón, este muere y el gobierno pasa a manos de la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, quien es derrocada posteriormente por el golpe militar de 1976. Dicho golpe,


recibe también el nombre de Proceso de Reorganización Nacional, con la asunción del general Jorge Rafael Videla a la presidencia de la Nación. El gobierno de facto estaba compuesto por los comandantes de las tres armas: Videla (Ejército), el almirante Emilio Eduardo Massera ( Marina) y el brigadier Orlando Ramón Agosti ( Aeronáutica). Durante el proceso antes mencionado, en Argentina se producen grandes cambios: se instala el Estado de sitio, se remueven los poderes ejecutivos y legislativos, desaparecen las funciones de todas la autoridades ( nacionales, provinciales, municipales y las Cortes de Justicia), se suspenden las actividades de los partidos políticos y sindicales, se instaura la pena de muerte, además de la censura, todo esto sumado a otras tantas medidas. “El maldito plan consistió en secuestrar, torturar y asesinar en forma clandestina a más de 30.000 argentinos y extranjeros entre los que había médicos, estudiantes, gremialistas, monjas, sacerdotes, obispos, escritores, políticos, jueces, agricultores, obreros, maestros, conscriptos, científicos, artistas, periodistas, bebés, niños y guerrilleros (Montes, 2012; S/P) .” En sí este golpe, se trataba de un plan sistemático de aniquilación, lo que lo diferencia de los golpes anteriores y lo que lo vuelve más trascendente también. Más allá de la conmoción social, el golpe de Estado no fue producto de ningún reclamo social legitimador, sino la consecuencia de un plan sistemático, (de escala continental) de los grupos más concentrados del poder económico para avasallar al país y entregar su economía. La dictadura trajo consigo listas negras interminables, atacó a la cultura y a la literatura, además avasalló y pisoteó los derechos humanos. En este contexto, los escritores debieron ingeniárselas para eludir la censura, y para que ello fuera posible, el escritor y periodista Luis Gregorich sostiene que era necesario emplear estrategias, ya sea a través de la ambigüedad, la reticencia o la ironía, o bien exagerando el uso de la metáfora. En nuestro país, por aquellos años se publicaron libros, hubo cine y teatro, circulaban periódicos y revistas también, aunque todo bajo una estricta e incoherente censura, es decir, sólo se podía decir y hacer lo que ellos querían que se dijera. En este sentido, Lèvi Strauss (1970), señala que dominar las memorias y el olvido de aspectos sociales, permiten el control de gobernar culturas desarrolladas, por eso dentro de los planes del terrorismo de Estado estaba la depuración ideológica, fue una época difícil, pero en 1983, volvió a la


democracia, con ella muchas obras hasta entonces escritas, pero no publicadas salieron a la luz, y con su ayuda fue posible iniciar juicios contra las juntas. Se estableció la identidad de muchos cuerpos, aunque aún faltan muchos también, gracias al reclamo muchos nietos hijos e hijas de desaparecidos han recuperado su identidad, pero aún faltan más. De la mano de la Democracia, recuperamos nuestros derechos y nuestra historia. Por medio de la ficción u otros géneros literarios esos hechos y sucesos serán contados una y otra vez, y como dice Graciela Montes en su ensayo, seguiremos teniendo problemas seguramente, ya los tenemos. La deuda externa, la pobreza, los que aplastan por no ceder poder, los violentos. Los obsecuentes, los corruptos, los que se miran el ombligo. Pero estamos vivos y podemos discutir y pelear con lo que no estamos de acuerdo, ya se hizo una vez y se podrá hacer siempre. A modo de cierre, se puede decir que la obra de Laura Alcoba cumple, sin duda, su objetivo de preservar la memoria, además de transmitir la importancia que ha tenido y tiene la escritura a lo largo del tiempo, sino ¿Por qué tanto empeño en demoler la imprenta? “Sigamos siendo locos, argentinos: no hay otra manera de acabar con esa razón que vocifera sus slogans de orden, disciplina y patriotismo. Sigamos lanzando las palomas de la verdadera patria a los cielos de nuestra tierra y de todo el mundo” (Cortázar, 1982; S/P).


Referencias bibliográficas: Alcoba, Laura (2008), La casa de los conejos, Edhasa, Bs. As. Clarín, edición especial (2016), A 40 años del golpe de 1976: “El Schindler de la Argentina”. Sitio web: http://contenidos2.clarin.com/edicion-electronica/Especial-24-032016/index.html#/1/zoomed Ministerio de Educación Presidencia de la Nación (2010), Pensar la dictadura: terrorismo de Estado en Argentina. Ong, Walter (2008), “Oralidad y Escritura”. FCE. Petrucci, A. (2003), “Escribir y conservar la memoria”. FCE. Saer, Juan José, El concepto de ficción, Bs. As. Strauss, Lèvi (1970), “La lección de escritura” en Tristes Tópicos. Ficciones sobre los años 70: imaginaciones verdaderas, 2016. Sitio web: http://www.lanacion.com.ar/1880712-ficcionessobre-los-a%C3%B1os-70-imaginaciones-verdaderas Clarín 2006, A 30 años de la noche más larga. Sitio web: http://edant.clarin.com/suplementos/especiales/2006/03/24 /l-01164155.htm Clarín 2016, Pérez Esquivel: "Tenemos que hacer memoria, pero no para quedarnos en el pasado". Sitio web: http://www.clarin.com/politica/Perez-Esquivel-memoria-quedarnospasado_0_1546045703.html Cortázar, Julio 1982, “Nuevo elogio a la locura”.Sitio web: http://www.pagina12.com.ar/2001/01-03/01-0321/suplex02.htm Ricoeur, Paul 1999, La lectura del tiempo pasado: Memoria y olvido. Sitio web: http://200.95.144.138.static.cableonline.com.mx/famtz/smr/index_archivos/c ursos/Paul_Ricoeur_La_Lectura_del_Tiempo_Pasado_Memoria_y_Olvido.p df Registros de voz, 2014, La escritura de la ficción de Jorge Semprún. Sitio web: http://www.registrosdevoz.com/2014/07/laescritura-de-la-ficcion-de-jorge-semprun/ Montes, Graciela 2012, El golpe. sitio web: https://drive.google.com/file/d/0B8PTYTLDDBwNbVhmZ1BiU kJDRnc/view


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