CRÓNICAS DE CANTA
Grado: 2 do “C”
Integrantes: - Claudia Llamoca. - Stefani Vargas. - Gustavo Estañis. - Rodrigo Muente -Gabriela Hernandez. Una experiencia nueva Era muy temprano cuando llegamos al colegio, estábamos muy entusiasmados. Hubo un culto previo a la salida. Todos subimos al bus después de que nuestros padres se despidieran
tiernamente de nosotros tomando fotos, ya adentro del bus, nos mandaban besos y se despedían con las manos. El bus arrancó. Estábamos desesperados para por fin llegar a nuestro destino, pues el trayecto parecía una eternidad. Luego de mucho cansancio y calor llegamos a nuestro primer destino: Checta. Era un lugar árido y seco, en medio de la carretera. Tuvimos que subir hasta la cima del cerro y desde ahí pudimos observar en las rocas unos símbolos llamados “Petroglifos”. Estos dibujos tallados en las rocas nos demostraban como se desarrollaba la Comunidad de esos tiempos, también a quienes alababan, sus “Dioses”. Después de esta visita, volvimos a subir al bus con dirección al Santuario de Santa Rosa de Quives. Ya en ése lugar, bajamos e ingresamos al Santuario donde había un pozo de los deseos, la mayoría de nosotros escribimos cartas con nuestros pedidos y lo lanzamos entusiasmados y con mucha fe al pozo. Subimos al bus, con ganas de encontrar ya nuestro hospedaje para descansar un rato y almorzar. Así lo hicimos, llegamos al Fundo Tambo. Era un lugar diferente, alejado de todo lo tecnológico con mucha naturaleza, donde se disfrutaba de la tranquilidad y la lejanía de la ciudad. Aquí almorzamos y un delicioso puré con nugget. Al terminar, fuimos a las cabañas que parecían gallineros, a dejar las maletas y nuestras cosas. El descanso no duró mucho, pues nos llamaron para hacer una larga caminata hacia Obrajillo, salimos como a las 3 de la tarde y llegamos aproximadamente a las 7 de la noche. Fue una caminata de aproximadamente 3 horas de 4 kilómetros. Ya cansados y con mucha sed, nos sentimos satisfechos de haber logrado tal hazaña. Ya en la plaza nos encontramos con una sorpresa, pues se estaba grabando una serie acerca de “Ciro Castillo”, conocimos el lugar y sus alrededores. Felizmente que regresamos en carro, porque ya no dabamos mas, llegando al Tambo cenamos y nos dieron los celulares para llamar a nuestros familiares, luego de eso todos pasamos una noche inolvidable. Ver como todos se instalaban, escogían donde dormir y nos reíamos de los chistes que hacíamos. Los profesores nos mandaron a dormir temprano, lo cual era imposible por la emoción de estar en un lugar diferente junto con nuestros amigos más cercanos. Fue un día grandioso, imposible de olvidar, es una experiencia que cualquier persona le gustaría volver a vivir. Así acabó el primer día, con todos durmiendo pasando las 2:00 de la mañana.
Gustavo Estañis Y Rodrigo Muente Trabajando juntos, como equipo.,.
Nos levantamos exactamente a las 4:30 am. muy cansados por la caminata del día anterior y fuimos a ducharnos, luego se asearnos decidimos charlar un momento, todo estaba tranquilo hasta que escuchamos la voz de un profesor anunciado que ya podíamos utilizar los celulares, entonces salimos corriendo desesperadamente para poder hablar con nuestros padres, hasta que se acabó el tiempo para usar los celulares, asi que tuvimos que devolverlos e ir a desayunar, al llegar al “comedor” hicimos la cola para poder desayunar, después del deliciosos desayuno fuimos a los buses los cuales nos llevaron a San Buenaventura (un pequeño pueblo) en el cual visitamos un colegio, lamentablemente no encontramos a muchos niños en el colegio, entonces fuimos a una pequeña caminata y luego preparamos queso, al terminar de preparar el queso almorzamos anticuchos y fuimos a otro colegio en donde sí encontramos muchos niños a los cuales les entregamos las donaciones recaudadas, fue una experiencia muy bonita ya que, era realmente hermoso ver las sonrisas en las caras de esos niños al recibir las donaciones. Más tarde, fuimos a una piscigranja, en donde nos dejaron meternos en los criaderos de trucha e intentar atrapar algunas truchas jóvenes, pero al hacerlo algunas chicas de nuestra promoción terminaron empapadas, entonces se les ocurrió una idea al llegar al Fundo Tambo, jugar “manguerazo”, y así lo hicimos, jugamos durante 1 hora y al terminar todos terminamos completamente mojados y tuvimos que ducharnos otra vez. Pasamos toda la tarde en el Fundo Tambo ,charlando, jugando, hasta que nos llamaron los profesores para hacer una actividad en grupos de 10, esta consistía en buscar por todo el Fundo pezados de un mini-cartel que tenía una frase si juntabas todos los pedazos que estaban esparcidos por todo el Fundo, entonces cuando nos dieron la señal para poder salir a buscar los pedazos de cartel mi grupo y yo salimos corriendo a encontrarlos, al principio fue algo difícil ya que había pocos lugares para buscar pero al final pudimos encontrar todos los pedazos y juntar la frase, lamentablemente mi grupo no pudo ganar pero por lo menos nos sentimos bien porque nos dimos cuenta que por lo menos lo intentamos, juntos, en equipo. Después de esta divertida actividad fuimos a jugar un rato hasta que nos llamaron para cenar, luego de cenar en grupo fuimos a nuestras habitaciones para conversar acerca de los hecho ocurridos en el día, a las 8:30 nos llamaron nuevamente para entregarnos nuestros celulares para poder comunicarnos con nuestros padres. Luego de conversar y contarles todo a nuestros padres, nos dimos cuenta que ya era tarde así que fuimos a las habitaciones a dormir, pero por más tarde que era no lográbamos conseguir sueño, así que nos quedamos hablando entre las chicas de la cabaña hasta que poco a poco nos fuimos quedando dormidas.
Stefani Vargas
Como en un abrir y cerrar de ojos el gran viaje había terminado Nos levantamos muy temprano con unas voces muy dociles y bajas ya que no se podia hacer mucho ruido , preferi arreglar mi parte del cuarto, pues era el ultimo dia y debíamos arreglar todas nuestras cosas y no olvidar nada de lo que habiamos llevado a ese gran viaje,todas nos sentiamos tan triste pues, no iba a ser facil despedirnos de esa hacienda que habia traido muchas anecdotas. Al despertar de todas mis amigas, nos fuimos inmendiatamente a desayunar el pan
que habian preparado especialmente para todos nosotros, tenia sabor a puro trigo que nos hacia sentir muy emocionados de volver a casa pero al mismo tiempo con nuevos sentimientos de quedarnos en el hermoso pueblo de Canta. Sin darme cuenta, en un abrir y cerrar de ojos las actividades habian comenzado, asi que deje mis cosas afuera y fuimos donde los seres incaicos graciosos llamados por mis amigos asi,quienes con solo molestarlos te dejaban una mancha en la cara, los alimentamos con las plantas que habiamos recortado del campo, eran unas hierbas gigantes las cuales fueron deliciosas para ellos, luego pasamos a subir un cerro donde llegamos a las vacunas, a las cuales ordeñamos y se sentia muy raro pero muy extraordinario, pues era una nueva sensacion… otra vida por decirlo asi, en ese momento todos mis amigos solo nos reiamos de las vacas, luego el profesor nos llamo para reforestar con las plantas que nos habian dado, al escuchar la palabra reforestar, me emocione mucho pues significaba que ibamos a hacer algo por la contaminacion, lo cual me emociona mucho, fui corriendo lo mas rapido que pude al lugar donde reforestariamos, fue tan increible como nuestros amigos nos ayudaron a sacar la tierra y poner las plantas que teniamos.Tambien nos toco despues de esto, ir a arar la tierra donde tuve una experiencia plena con los ganaderos y bueno al mismo tiempo un poco de miedo, porque habian muchos cactus. Al terminar todas estas actividades solo llegamos a la hacienda, donde terminamos totalmente agotados, al fin llegó los minutos de relajo, donde pudimos conversar en los juegos y divertirnos conversando, claro que después de esto, fuimos a almorzar, aun recuerdo lo rico que almorzamos, tallarines rojos con carne, con todo esto logramos un buen almuerzo y ya era hora de irnos de la hacienda, la cual nos había acogido todos estos días, la cual nos había alimentado y la cual había juntado a nuestra promoción.Todos esos sentimientos encontrados en la hacienda de Canta, momentos plenos y decir adiós no fue fácil, algunos simplemente quisieron subir al carro y no ver atrás.Subimos al carro que nos llevaría regreso a Lima directo al Colegio donde nos esperaría nuestros padres con muchos aplausos y mucho amor, en todo el camino para llegar a Lima, teniamos muchos de nosotros una reflexión plena entre todos, más conversaciones y demás.Ya eran las ocho y media y estábamos cerca de nuestro destino, cuando llegamos a nuestro querido colegio, nuestros padres nos esperaban con mucho amor y emocion asi que, al pisar Lima, recogimos nuestras cosas, todos esperaban tener al segundo sus cosas, pero no fue así, pues había tantas maletas que tardamos en encontrarlo, finalmente fuimos de vuelta a nuestras casas, al recorrer las calles de Lima, al menos yo en todo el camino llegando a mi casa, recordé todos los momentos con mis amigos ayudandome y no solo eso, reflexione acerca de cómo extrañe a mi familia, sinceramente este fue un viaje espectacular, lleno de travesuras, risas y aventura, recordaré este paseo toda la vida. Claudia Llamoca. Un día de caminata Esa mañana era… una mañana fresca, para algunos fría, una mañana sencilla. En las mesas estaba servido un desayuno que fácilmente podía lucir apetitoso. Después de digerir los alimentos, Los buses partieron rumbo a Cantamarca, mejor dicho, hasta una parte del camino.Dentro del bus había un clima sofocante. Fuera del bus, parecía hacer un calor más sofocante aún. Desde un punto de vista bajo, la subida por el cerro parecía ser corta y fácil. Cuando la marcha comienza, el calor ataca. Poco a poco se van escuchando esos respiros agitados de los demás.
Es un lugar seco, árido… caluroso. El camino es largo, también un tanto peligroso, pero el paisaje es hermoso. La subida es cansada, agotadora, pero el viento corre y te relaja. Llegas a la cima y se ve la ciudad de Canta. Arriba se descansa, arriba… uno se relaja. Por otro camino se ven las ruinas. El camino es escabroso, también pedregoso, incluso peligroso, pero la vista de las ruinas es un paisaje nuevo, es un paisaje hermoso. La tranquilidad se siente en el aire, el camino ya es un poco estable. La bajada es más tranquila. Los buses esperan, tras ellos un olor a comida. Los buses venían cargados de hamburguesas y frugos, lo que vendría a ser el almuerzo de aquel día. Otro lugar más aguardaba, el más alto, el más “legendario”. Los buses se ponen en marcha hacia la Cordillera de la Viuda. Fuera del bus se siente una brisa fresca. Una laguna se encontraba en ese lugar tan agraciado, la Laguna de los 7 colores... un señor, el guía iba explicando lo que se apreciaba, se escuchaba el sonido de las cámaras al tomar las fotos, unos pequeños animales se aprecian en el medio de esta laguna. Hasta que los buses estaban listos para el retorno, entonces, se pusieron en marcha al Fundo Tambo. El sol se va escondiendo tras las montañas, poco a poco la luz se desvanece dejando en el cielo esos puntos brillantes que alumbran la noche llamadas estrellas. El camino se hacía largo, ya no era sofocante el clima dentro del bus, más bien, era cálido. La noche caía y con ello el sueño se sentía, pero no terminaba ahí. En las mesas nos esperaba una cena especial, la cual sería la última cena en Canta. Las mesas quedaron vacías, otro paseo empieza. Tras pasar por un camino por las montañas que rodeaban el Fundo Tambo hay una casa… una casa abandonada, la cual es llamada “La casa de abuelo”. Había un sentimiento de angustia en el aire, se puede sentir el miedo. La gran llamada casa del abuelo estaba en frente. En la pared de afuera esta escrito “proivido entrar, propiedad privada” la escritura no es perfecta, pero si funciona para lo que sirve, y sirve para asustar a las personas. La luz ya no estaba, la oscuridad se había apoderado del cielo. No es el mejor lugar turístico, pero es uno de los lugares que no se olvida. Ya de regreso al Fundo Tambo, se oían las pequeñas olas del río que yacía al costado de nuestro lugar de hospedaje. Una fogata estaba preparada, el fuego se elevó y con las llamas nuestros sentimientos, fue la última noche en Canta, y fue la noche de la cual tenemos recuerdos.