Una pequeña historia del Humedal Angachilla

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Una pequeña historia del Humedal Angachilla Fredy Vargas Barría E d i c i ó n · P r o d u c c i ó n · Te x t o s

Claudia Sepúlveda Luque M ontserrat Lara Su tu lov


Una pequeña historia del Humedal Angachilla Fredy Vargas Barría Edición · Producción · Textos Claudia Sepúlveda Luque Montserrat Lara Sutulov Diseño gráfico · Maquetación Ilustración Mª Angélica Zerenè O. imagenspazio@gmail.com

Fotografía Enrique Ziehlmann Francisco Jooris Jacmart Colaboración Andrea Pino Piderit Felipe Guerra Romina Novoa Melson Fotografía portada “Amanecer en Angachilla” Francisco Jooris Jacmart fotosjooris@gmail.com +56 9870 2887 - Valdivia, Chile

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Dedicado a Jaime Rosales, un gran dirigente social, que me inspiró a escribir esta historia. Este libro es parte del proyecto “Nuevas prácticas sociales de relación con los humedales urbanos de Valdivia” (Proyecto Fondecyt 1141011), ejecutado entre el 2014 y el 2017 por la Universidad de La Frontera y el Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Austral de Chile. Si bien Fondecyt no financia la publicación de libros, la preparación, edición y diseño gráfico de éste han sido posibles gracias a dicho fondo, al cual agradecemos. Esta publicación fue posible gracias al aporte de la Dirección de Vinculación con el Medio, de la Universidad Austral de Chile, que contribuyó a financiar los costos de impresión, a quienes manifestamos nuestra gratitud.

Agradecimientos A Enrique Ziehlmann, Francisco Jooris Jacmart, Daniel Boroschek, Enrique Cruz, Juan Tassara, Montserrat Lara Sutulov, Amparo Silva Pino, Romina Novoa Melson, Carmen Paz Gallardo, Francisca Jara, Paloma Quevedo, Fideliza Millán Muñoz, y al Proyecto “Implementación de Acciones de Restauración Ecológica del Humedal Urbano Angachilla”, a cargo del MMA, CEAM y FORECOS, por sus fotografías. A Alberto Tacón, Carmen Soriano, Juan Pallarés, María Leticia Jara y Ana Edita Villanueva García, por las entrevistas y textos incluidos en este libro. Al Fondo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, por su apoyo en la ejecución del Proyecto Fondecyt 1141011, sobre nuevas prácticas sociales de relación de los valdivianos con los humedales urbanos. Al equipo del Proyecto Fondecyt 1141011, por su dedicación, compromiso y buen ánimo. 3



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Presentación Claudia Sepúlveda Luque Socióloga, PhD en Geografía, fundadora y vocera de Acción por los Cisnes, Premio Roberto Schlatter 2017, por su aporte a la protección de los humedales de la Región de Los Ríos.

A mediados del 2015 invité a Fredy Vargas a sumarse a nuestro equipo de investigación en el Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Austral de Chile, donde comenzábamos a estudiar la relación de los valdivianos con los humedales urbanos. Le sugerí a Fredy que escribiera la historia de cómo los vecinos de la Villa Claro de Luna habían trabajado para proteger el Humedal Angachilla. Fredy no sólo aceptó encantado. También me confesó que uno de sus sueños era, algún día, escribir un libro. Los textos que Fredy preparó –y que son la base de esta obra– me conmovieron. En ellos relataba con una sensible simpleza cómo descubrió el sector Angachilla y quedó para siempre conectado a este lugar. Tan grande fue este vínculo que la vida llevó a Fredy a radicarse en la Villa Claro de Luna, en un departamento que mira, justamente, al Humedal Angachilla. A partir de entonces pudo visitar el humedal de manera cotidiana y, junto a Jaime Rosales –fundador del Comité Ecológico Angachilla–, asumió la tarea de limpiarlo y cuidarlo, contando con la ayuda de muchos vecinos y amigos. 9


Con los años, la biografía de Fredy se fue entrelazando de tal manera con el humedal que hoy –convertido en su “guardián”– conoce cada familia de aves que habita en él. “Voy a visitar mi guardería”, dice, cuando parte a ver cómo amanecieron los nuevos polluelos. Al escucharlo hablar de “su” humedal, una siente que Fredy realmente es parte de este lugar, y de que las aves y otros animales no humanos que allí habitan son, de algún modo, parte de su familia. Con un relato escrito desde el corazón, Fredy nos hace partícipes de cómo fue naciendo y tomando forma esta relación única y profunda que con los años fue estableciendo con el Humedal Angachilla. Este libro es también un testimonio de generosidad. Fredy ha tenido la grandeza de trabajar para poner la protección del Humedal Angachilla al servicio, no sólo de sus vecinos, sino de toda la comunidad. Impulsado por su amor hacia la naturaleza, ha guiado a escolares, universitarios, profesores, trabajadores de la salud, artistas y profesionales, para que descubran y aprecien este lugar que los vecinos declararon Reserva Natural Urbana, a pesar de que no cuenta con ningún tipo de protección oficial. Así también, Fredy ha recibido de vuelta el apoyo generoso de muchas personas y organizaciones que se han sumado a la tarea de resguardar este humedal.

Finalmente, este libro es el relato de un ser humano sensible que, en su recorrido por proteger un valioso lugar natural, perdió la inocencia al encontrarse de frente con fuerzas que empujan en la dirección contraria. Tristemente, el cuidado dedicado y amoroso que Fredy y muchos vecinos han destinado por años para que el Humedal Angachilla sea el área urbana protegida que es hoy, está amenazado: una carretera urbana a cargo del Estado podría dividir al humedal por la mitad, justo en su corazón, donde la presencia porfiada de cientos de aves y otras especies nos sigue asombrando cada día con su vibrante vitalidad. La conexión de Fredy con el Humedal Angachilla es una muestra de la relación que muchas valdivianas y valdivianos tienen con lugares naturales emplazados en medio de nuestra ciudad. El recorrido de Fredy, su entrega generosa y su despertar como ciudadano, es también la historia de otros valdivianos que han transitado por caminos similares. Con este testimonio que nos toca el corazón y que replica fractálicamente la historia de muchas y muchos habitantes de Valdivia, queremos invitar a reflexionar sobre formas más saludables y justas de convivencia entre nuestra ciudad y los fragmentos de humedales y bosques que –con todos sus habitantes no humanos– han logrado sobrevivir a la implacable expansión urbana. Claudia Sepúlveda Luque


Prólogo: Los humedales urbanos como reflejo de nuestra historia Alberto Tacón Biólogo, especialista en conservación y áreas protegidas, fundador de la Agrupación Biósfera.

A lo largo de la historia, los seres humanos nos hemos relacionado íntimamente con los humedales. Y es que el humedal es un lugar mágico, que surge del encuentro de la tierra con el agua, pero también del encuentro del pasado con el futuro. El humedal es esencialmente un espacio de memoria, tanto material como simbólica, que a veces emerge y la mayor parte del tiempo se oculta, creando y dando sentido a esa efímera realidad que llamamos presente. Ese es el ejercicio al que nos invita Fredy Vargas desde las páginas de este libro, en un viaje a través del espacio y el tiempo por los humedales urbanos de Valdivia. Desde muy temprano los humedales nos han acompañado en nuestro viaje por la historia, desde los primeros cazadores-recolectores hasta los actuales habitantes de la ciudad, reflejando así el desarrollo de las sociedades humanas. 11


No en vano, las primeras huellas de nuestra humanidad bípeda quedaron impresas en el barro hace nada menos que 3,7 millones de años, cuando dos adultos y un niño o niña caminaban por la orilla de una laguna en África justo antes de que las cenizas de una erupción volcánica cayera sobre ellos. Sus pasos, convertidos en un registro fósil, quedaron así congelados en el tiempo y nos ofrecen la mágica posibilidad de contemplar ese importante momento de la humanidad. El estudio de estos pasos indica que los tres caminantes iban en la misma dirección y que andaban tranquilos, tal vez paseando. Algunos incluso creen que iban de la mano y que pudiera tratarse de un grupo familiar. Esta imagen de nuestro pasado remoto no es demasiado distinta de la que podemos observar hoy en nuestra ciudad, tan lejos y a la vez tan cerca. Adentrándonos ya en la historia y el territorio más cercano, los hallazgos de restos arqueológicos en torno a los humedales de Huachocopihue y Angachilla, aquí en Valdivia, muestran que la aparición de la agricultura no marcó una ruptura en la relación humana con los humedales. Por el contrario, estas evidencias arqueológicas e históricas indican que los primeros pobladores de nuestra ciudad utilizaron los humedales, al igual que lo hacemos hoy, pues estos ambientes les ofrecían un acceso si12

multáneo a los ríos, los bosques y las tierras de cultivo, donde una incipiente agricultura complementaba el producto de la caza y la recolección de alimentos silvestres. Es tal vez por esta presencia cotidiana y nutricia, tan vívida en los vestigios del pasado descubiertos en lo que hoy es Valdivia, que los antiguos habitantes de estas tierras consideraron a los humedales como lugares sagrados, realizando en ellos prácticas ceremoniales con las que probablemente acompañaban el tránsito del espíritu entre los distintos mundos. Aunque en el proceso de conquista y el posterior asentamiento colonial se destruyó la mayor parte de este patrimonio cultural inmaterial, el pueblo Mapuche ha logrado resguardar y mantener hasta nuestros días valiosos conocimientos y prácticas ancestrales que constituyen una parte fundamental de la identidad territorial de nuestra ciudad y de nuestra región. Los hallazgos arqueológicos del periodo colonial de Valdivia también muestran que una parte significativa de la vida de los primeros habitantes urbanos se desarrollaba en proximidad a ríos, lagunas y humedales. Los grandes ríos de Valdivia ofrecían inmejorables condiciones para la navegación, mientras los humedales se convirtieron en vías de comunicación fluvial


y a veces también en barreras defensivas, siendo lugares privilegiados para los cultivos agrícolas y el pastoreo de los cientos de caballos y bueyes requeridos para sostener el funcionamiento de la ciudad. Fue debido a estas importantes funciones que los humedales eran Sitios Realengos, es decir, bienes de dominio público administrados por el Estado. Al igual que ocurre en la actualidad, los humedales también fueron usados para la disposición de los residuos que generaba la vida urbana, tanto durante como después del periodo colonial. Gracias a ello, nuestra ciudad guarda en su vientre innumerables restos de cerámicas, materiales de construcción y otros artefactos que un día fueron arrojados a las antiguas lagunas y esteros, y que hoy constituyen valiosos testimonios arqueológicos, representativos de las diferentes etapas de la sociedad valdiviana. Al hacer esta reflexión desde el espacio y el tiempo se puede entender mejor que nuestra relación actual con los humedales de esta ciudad refleja en gran medida nuestra historia previa. Y también que los cambios en el paisaje que hoy observamos no son más que una proyección de los cambios que también experimentamos como sociedad.

En los últimos 150 años nuestra cultura cambió de manera radical, y con ello la cantidad y tipo de residuos que depositamos en los humedales. Nuestra actual generación ya no será recordada por huellas fósiles ni por restos de cerámica y madera, sino por el plástico y los artículos de consumo que representan un modelo de producción y de vida que está impactando globalmente al planeta. De la misma manera, en la medida que nuestra cultura se fue alejando de la naturaleza, tanto física como espiritualmente, los humedales urbanos de Valdivia empezaron a ser marginados e invisibilizados para posteriormente ser privatizados y convertidos en áreas de expansión urbana. Pero las culturas se crean y recrean de manera continua. En la medida que hagamos nuevamente visibles a los humedales y que trabajemos por recuperarlos y protegerlos, también nos reencontramos como especie con esa cultura del cuidado y el respeto que alguna vez abandonamos. Es en este proceso de reconexión donde se enmarca el importantísimo aporte que hace Fredy Vargas, al recuperar el lugar de los humedales en la historia de los barrios de Valdivia. Muchos de estos barrios fueron establecidos sobre zonas de humedales, por lo que llevan en su origen el sello de una destrucción que 13


lamentablemente sigue siendo el patrón dominante del desarrollo urbano de Valdivia. Sin embargo, por esta misma razón, estos barrios colindan y co-existen con grandes o pequeños humedales remanentes que ofrecen a sus habitantes la posibilidad de convivir de manera cotidiana con espacios naturales vibrantes de vitalidad, en medio de la ciudad. Cada vez más estos habitantes urbanos han comenzado a establecer con estos espacios un sentimiento de arraigo y pertenencia, el mismo que hoy impulsa a quienes trabajan en Valdivia por la recuperación, protección y conservación de nuestros humedales urbanos. El libro de Fredy Vargas es una invitación a recorrer de forma íntima el testimonio de cómo uno de estos vecinos descubrió con asombro la existencia del Humedal Angachilla y lentamente comenzó a limpiarlo y protegerlo hasta convertirse en su principal cuidador. Esta conmovedora historia de cómo surgió y se desarrolló la relación amorosa entre Fredy y el Humedal Angachilla nos invita a imaginar un futuro donde nuestra ciudad pueda desarrollarse de una manera más amable y respetuosa con estos mágicos espacios naturales. Alberto Tacón 14


Prólogo: Humedales y pobladores de Valdivia, una alianza que crece desde los márgenes de la ciudad Felipe Guerra Schleef Abogado del Observatorio Ciudadano, Investigador Asociado del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Austral de Chile (CEAM-UACH).

El libro que tengo el honor de prologar no es sólo el relato de un poblador. Es también una publicación tremendamente oportuna en el contexto actual de la ciudad de Valdivia, característica por su historia y habitantes y por un emplazamiento modelado por ríos, canales y humedales. Contrasta con todo ello la tibia y descoordinada reacción de los organismos del Estado que tienen “algo” que decir en relación a la conservación del patrimonio cultural y natural de nuestra ciudad. A Fredy Vargas lo conocí el año 2010, cuando yo era un estudiante de derecho en la Universidad Austral de Chile y formaba parte del Centro de Estudiantes de nuestra carrera. Fue allí que me enteré de la iniciativa que impulsaban varios pobladores de la Villa Claro de Luna, donde vive Fredy, para restaurar y conservar un humedal aledaño. Tomé contacto primero con Jaime Rosales, también poblador de la Villa Claro de Luna, para comentarle mi interés en colaborar con la iniciativa de conservación autogestionada por los propios vecinos. Jaime nos recibió 15


con entusiasmo y junto a varios estudiantes postulamos a un fondo concursable de la Escuela de Derecho para construir acopios de basura al interior de lo que los vecinos llamaban una “reserva natural urbana”. Era la primera vez que yo escuchaba este concepto. Fue a través de Jaime que conocí a Fredy, quien, como los lectores podrán percatarse al leer este libro, me impresionó por su vitalidad y convicción sobre la importancia de conservar el Humedal Angachilla para los vecinos y los valdivianos en general. A poco andar tomamos conciencia de lo frágil que era esta iniciativa ciudadana de conservación. La razón no era la falta de entusiasmo de los vecinos sino los planes muy diferentes que las autoridades locales tenían para este lugar: la construcción de una carretera que permitiera un acceso expedito a los camiones forestales que se dirigían a la chipiadora ubicada en la ribera del Río Angachilla. Una muestra más de que las agendas ciudadanas no necesariamente coinciden con aquellas promovidas desde las instituciones públicas. En este libro Fredy nos relata en primera persona el recorrido de estos vecinos que han buscado, desde entonces y 16

sin descanso, proteger el Humedal Angachilla. El autor nos describe cómo se fue vinculando con el sector de Angachilla, sus humedales y bosques, y se sintió conmovido por la naturaleza que en ellos habita. Fredy nos muestra así cómo un grupo de pobladores ha sido capaz de poner en valor fragmentos y retazos de ecosistemas que la expansión urbana ha ido dejando tras de sí por considerarlos como meros “terrenos eriazos”. No es casualidad que la historia del autor de este libro se desenvuelva en la periferia y margen de nuestra ciudad. En ese limite jurídico y administrativo que marca la transición entre “lo urbano” y “lo rural”. Esta frontera sirve al autor para la formación constructiva de su identidad a través de su propia historia como poblador que migró desde “lo rural” a “lo urbano”. También nos muestra cómo, una vez instalado en el borde de la ciudad, Fredy ha sido capaz de continuar conectado con sus raíces en los paisajes del campo que rodean a ciudades como Valdivia. Esta metáfora de la transición también nos sirve para comprender la naturaleza compleja y en muchos casos inaprensible del ecosistema que los vecinos de la Villa Claro de Luna


han declarado por “derecho propio” como una reserva natural urbana: el Humedal Angachilla. Se trata de un ecosistema de transición entre “lo terrestre” y “lo acuático”, que combina características de ambos tipos de ambientes. Es precisamente esta conformación ecológicamente compleja de los humedales lo que ha hecho difícil su protección legal debido a la inexistencia de normas específicas para la protección integral de estos ecosistemas. A ello se suma el clásico problema de nuestra burocracia administrativa, en la que muchos organismos sectoriales con competencias para actuar sobre algunos componentes de estos ecosistemas –como el suelo, el agua, los bosques o las especies que habitan en ellos– trabajan sin una articulación eficaz. Todo ello ha impedido que estos espacios naturales localizados en medio de nuestra ciudad reciban, además de la atención y cuidado de los vecinos, la de autoridades y servicios públicos. Los motivos de esta desatención son difíciles de conocer con certeza. Lo que sí sabemos con seguridad es que la precariedad jurídica y la descoordinación institucional descritas han favorecido la lenta y sostenida destrucción de nuestros humedales urbanos a lo largo de varias décadas. Frente a este esce-

nario las autoridades han actuado de manera más bien pasiva, enfrentando el relleno y contaminación de los humedales como hechos consumados e imposibles de revertir, más allá de algunas declaraciones por medio de las que reconocen el valor ecológico y social de estos ecosistemas. Como se puede apreciar en este libro, este accionar tiene beneficiados y perjudicados que son fáciles de identificar. Fredy, situado desde el margen de una ciudad que crece a costa de ganarle terreno a los remanentes naturales que aún son refugio de una vibrante vida silvestre, nos muestra que la disputa por el futuro de esta ciudad se desenvuelve precisamente allí, en ese borde. Como en un microcosmos de una imagen mayor, Fredy y los habitantes de las poblaciones de Valdivia son hoy los principales aliados de los humedales, esos espacios vulnerables, amenazados por una ciudad que aún es incapaz de reconocer su existencia plena.

Felipe Guerra Schleef

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Estero San RamĂłn, Humedal RĂ­o Cruces Foto: Montserrat Lara Sutulov


Valdivia, Verde: Ciudad de Humedales Ciudad bella, única e incomparable, de entorno verde esperanza y con olor a tierra mojada. Valdivia es el centro de muchos lugares cercanos de ensueño. Una de sus características principales, después de sus ríos, es la lluvia. Hay un dicho popular que dice: “En Valdivia hay dos estaciones: la estación de invierno y la Estación de Ferrocarriles”.

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... Valdivia, Verde: Ciudad de Humedales

Como consecuencia de la lluvia, la naturaleza aquí es exuberante y singular. Prueba de ello es el Bosque Valdiviano, que yo más bien llamaría Selva Valdiviana. Distribuidos entre las regiones de Maule y Aysén, los bosques valdivianos son los únicos bosques templados de Sudamérica. Estos bosques, de humedad permanente y temperaturas frescas, favorecen los árboles siempreverdes, de hoja ancha y gran altura, además de numerosos arbustos, helechos, enredaderas y lianas. A ellos también se asocia un tipo particular de fauna. Aunque son menos diversos que los tropicales, los bosques valdivianos presentan un alto grado de endemismo. Es decir, contienen muchas especies de plantas, animales y otros organismos que no existen en ningún otro lugar del planeta. Esta es una de las razones por las cuales resulta prioritario proteger estos bosques, tarea que es en gran medida responsabilidad de quienes habitamos en estas tierras. 20

Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Montserrat Lara Sutulov


Antiguamente en Valdivia y sus alrededores teníamos bosques nativos en abundancia. Ahora sólo quedan retazos. Tristemente, estos bosques están hoy amenazados debido al crecimiento demográfico, a la sustitución por usos agrícolas y urbanos y, sobre todo, a la expansión de las plantaciones forestales exóticas. En las regiones ubicadas al norte de Valdivia la sustitución de los bosques nativos ha sido masiva. Es triste pararse en medio de una plantación de eucaliptos, donde escasean las aves y animales típicos de la Selva Valdiviana. Estas plantaciones secan los suelos y afectan la disponibilidad de agua. Esta destrucción tiene su origen, finalmente, en una búsqueda de ganancias económicas que no repara en las consecuencias. También tiene su causa en el afán de consumo. Para muchos ya no es suficiente tener un televisor sino que tiene que ser último modelo, para lo cual

deben comprar uno nuevo cada año. Quieren tener siempre más y más. Los humanos entramos todos de algún modo en este juego. Pero las consecuencias las pagamos no solo nosotros sino todos los seres vivos debido a efectos como el cambio global. Es decir, a grandes cambios que están afectando el clima del planeta y la superficie mundial de bosques y otros ambientes naturales. Afortunadamente, a pocos kilómetros de nuestra ciudad aún quedan grandes fragmentos de bosques valdivianos. Muchos de ellos son bosques antiguos o relictos. Es decir, bosques que han sobrevivido y evolucionado durante decenas de miles de años en la Cordillera de la Costa, donde han estado protegidos de las glaciaciones. Fragmentos de estos bosques aún pueden encontrarse entre las localidades de Mehuín, al norte de Valdivia, y Maullín, al poniente de Puerto Montt. 21


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Áreas Protegidas Privadas: Punta Curiñanco, Parque Oncol, Pilolkura y Llenehue.

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Mapa: Mª.Angélica Zerenè O. imagenspazio@gmail.com


Junto a los bosques nativos propios de la región valdiviana, este rincón del planeta se caracteriza por la masiva presencia de humedales. Es decir, de ambientes inundados de manera permanente o temporal, con suelos saturados de agua y una vegetación adaptada a estas condiciones. Por ello los humedales representan ambientes de transición entre sistemas acuáticos y terrestres.

Inserta en este paisaje tan especial, la ciudad de Valdivia está marcada por la presencia de humedales dentro del área urbana. Un estudio reciente encargado por el Ministerio de Medio Ambiente en Valdivia concluyó que, sin considerar los grandes ríos de la ciudad, un 21% de la superficie urbana –que bordea las 8 mil hectáreas según el nuevo Plan Regulador Urbano– corresponde a humedales.

Según estudios realizados el año 2011 por el Ministerio de Medio Ambiente, la Región de Los Ríos –de la que Valdivia es la capital– concentra la mayor proporción de superficie cubierta de humedales de todo el país, con un 7,4%. Entre los principales humedales cercanos a Valdivia destaca el gran Humedal del Río Cruces, que se extiende por más de 30 kilómetros hacia el norte de la ciudad y es uno de los más extensos del país. También destaca el Humedal de Santo Domingo, que se extiende por una amplia zona hacia el sur de Valdivia.

Los humedales más importantes que existen dentro de la ciudad de Valdivia son el Humedal Santa Inés en la Isla Teja, el Humedal Miraflores en el barrio Las Mulatas, el Humedal Catrico en los barrios San Luis y Yáñez Zavala, el Humedal Krahmer en el barrio Parque Krahmer y el Humedal Angachilla en torno al Río Angachilla (ver Mapa en página 24).

Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Enrique Cruz

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Mapa: Montserrat Lara Sutulov Mª.Angélica Zerenè O.

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Durante las últimas décadas Valdivia ha tenido un rápido crecimiento. Desde comienzos de la década de 1990 hasta la fecha, la superficie urbana de Valdivia ha aumentado en más de un 65%. Aunque este proceso –conocido como urbanización– ha beneficiado a muchas familias que hoy cuentan con una vivienda, también ha causado la pérdida irreversible de tierras agrícolas y de lugares naturales que antes albergaban una rica flora y fauna. Este es el caso en especial de los humedales, que hasta hace muy poco eran vistos como suelos sin mayor valor. Hoy, cada vez más, los humedales son considerados como áreas de potencial expansión urbana. Nuestra Villa Claro de Luna es un barrio joven, formado en 1999. Emplazada en el extremo sur poniente de la ciudad, se localiza justo al borde del Humedal Angachilla. Este humedal, de alrede-

Humedal Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

dor de 137 hectáreas, se formó con el enorme hundimiento de tierras que causó el gran terremoto de 1960. Así, los suelos que antes eran vegas de uso agrícola a orillas del Río Angachilla, se

hundieron en hasta 2 metros. Hoy se encuentran permanentemente cubiertos de agua. Se trata de un entorno natural privilegiado, con abundante vegetación y fauna nativa. 25


... Valdivia, Verde: Ciudad de Humedales

Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Enrique Cruz

Debido a su enorme valor ecológico y a su aporte a la calidad de vida de las familias que habitan en sus cercanías, zonas naturales como el Humedal Angachilla debieran contar con una protección especial. Sin embargo, como ocurre con la mayoría de los humedales de Valdivia, el Humedal Angachilla está expuesto a innumerables amenazas, siendo la más importante la propia expansión de la ciudad. Se estima que entre 1992 y 2007, 20 hectáreas de humedales y otras 40 hectáreas de bosques nativos desaparecieron dentro de la ciudad. La tasa anual de destrucción de los humedales de Valdivia en los últimos años se ha estimado en 5 hectáreas 26

por año, pero no existen datos muy precisos. La causa principal de esta destrucción fue el relleno o eliminación para la construcción de viviendas, edificios y calles. Este libro es una invitación a recorrer la historia de cómo los habitantes de la Villa Claro de Luna hemos ido descubriendo la existencia del Humedal Angachilla, aprendiendo a valorarlo, protegerlo y restaurarlo. Es una pequeña historia que forma parte de un cambio mayor que estamos viviendo los seres humanos. Lentamente, a veces casi sin darnos cuenta, muchos habitantes de esta ciudad nos hemos ido acercando cada vez más a lo natural. Esto se aprecia en la manera de alimentarnos, en la forma de vida más

sana y en el mayor respeto hacia el entorno natural. En especial, está naciendo un mayor respeto hacia nuestros “hermanos menores”, los animales, los bosques y los humedales. Porque los bosques y los humedales también son vida. Es mi deseo que a través de este libro mi mensaje pueda llegar a nuestras autoridades, que han sido elegidas por todos nosotros pero no se han preocupado como es debido de proteger los bosques, los humedales y nuestro entorno natural. Si así lo hicieran, ello redundaría en que los seres humanos tuviésemos una mejor vida. Porque a través de una mejor relación con la naturaleza podríamos alcanzar una mejor relación con la esencia de


la vida. Allí está, finalmente, todo lo que necesitamos y anhelamos. También es mi deseo que este libro sea una invitación a comprender que la vida está hecha de pequeñas cosas, de pequeños momentos. La mayor sabiduría está en saber vivir cada uno de estos momentos de la mejor manera posible. En mi experiencia, cuando entre esos pequeños momentos incluimos el contacto profundo con los humedales, los bosques o las aves, encontramos una fuente de paz y armonía interior. Al compartir estas enseñanzas de la vida quiero contribuir, aunque sea con un pequeño granito de arena, al bienestar de mis vecinos, de los valdivianos y de todos quiénes lean este libro. Esta historia está contada en primera persona, desde la perspectiva de un habitante del barrio Angachilla de Valdivia.

Busca ser un testimonio de la relación que algunos valdivianos hemos ido desarrollando con los lugares naturales con los que cohabitamos y, en especial, con los humedales de nuestra ciudad. Para personas como yo, el autor de este libro, estos lugares naturales han llegado a ocupar un lugar muy importante en nuestras vidas. Así me ocurrió a mí con el Humedal Angachilla, un lugar que cuido día a día, momento a momento, recogiendo la basura que algunos van a botar, limpiando y manteniendo los senderos, educando a los vecinos sobre sus valores y, sobretodo, protegiendo a las aves que allí van a alimentarse o anidar. Ser testigo de cómo cada año nacen aquí decenas de polluelos de distintas especies, ver a esos pequeños seres crecer y luego volar, es para mí una fuente inagotable de felicidad. Por eso, ser hoy el guardián de este lugar y sus habitantes es parte del sentido de mi vida. Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Enrique Cruz

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Un poco de historia sobre los humedales de Valdivia Según varios autores, la ciudad de Valdivia está literalmente construida sobre un gran humedal. Las huellas de este sustrato acuoso se perciben en cada barrio de Valdivia, aún transcurridos casi cinco siglos desde su fundación. Valdivia fue fundada en el año 1552 en gran parte sobre un asentamiento indígena que ocupaba los lomajes más altos de la ciudad actual y estaba rodeado de ríos y humedales. Los habitantes originales utilizaban las vegas emplazadas a orillas de los ríos para el cultivo. También utilizaban los ríos y lagunas para transportarse en canoas que circulaban en medio de abundantes bosques pantanosos llamados ‘hualves’. De acuerdo a Alonso de Ercilla, autor de “La Araucana”, en el siglo XVI Valdivia era conocida como ‘la Ciudad del Lago’ 28

debido a las enormes lagunas que existían dentro de la ciudad. Destacaba en especial la gran Laguna de San Antonio, que cubría toda la zona que hoy se conoce como los “barrios bajos” de Valdivia. A partir del siglo XVIII estas lagunas fueron usadas para defender a la ciudad de las invasiones. Con el paso de los años este paisaje, marcado por la presencia permanente de agua, dio lugar a la especial geografía urbana de Valdivia, donde sus calles bordean la sinuosa forma de los ríos que cruzan la ciudad, y suben o bajan siguiendo las alturas o depresiones marcadas por las antiguas lagunas.

Cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus), Humedal del Río Cruces Foto: Montserrat Lara Sutulov


Plano Antiguo de Valdivia

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Destacan las formas sinuosas del trazado urbano y la presencia de grandes lagunas dentro de la ciudad.

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Ilustración: Mª. Angélica Zerenè O.

Basado en los planos de Enrique Siemsen (1855) y Guillermo Teichelmann (1858).

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¿Qué son los humedales? Los humedales son ecosistemas de transición o interfase entre ambientes terrestres y acuáticos, por lo cual comparten características de ambos pero además presentan características únicas y emergentes. Tienen suelos saturados de agua y pueden presentar un régimen hídrico permanente o temporal, con una biota acuática característica de estos ambientes. Estos ecosistemas muestran una enorme diversidad biológica, que varía según su localización geográfica, régimen hídrico, condiciones físicoquímicas del agua, vegetación dominante y tipo de suelos o sedimentos. Existe una gran gama de humedales que conforman paisajes y ecosistemas muy diversos. Estos incluyen humedales marinos, estuarinos, lacustres, ribereños, palustres y artificiales. Los humedales ribereños y estuarinos son los más comunes en Valdivia. 30

Los humedales entregan a los seres humanos múltiples servicios ecosistémicos y beneficios, entre ellos: Son áreas de enorme productividad biológica, por lo que albergan muchas especies de avifauna y otros animales que solo viven en estos ambientes. Se ha estimado que alrededor del 40% de las especies del planeta habita en humedales. Por ejemplo, en Valdivia los humedales urbanos albergan una biodiversidad de 194 especies de flora y 94 especies de fauna. Cumplen una función vital en el ciclo del agua dulce, captando y reteniendo el agua de lluvia y los sedimentos que ésta acarrea. De esta forma, actúan como verdaderas esponjas y filtradores de agua, siendo claves en la recarga de acuíferos subterráneos y en el control de inundaciones. Sirven de barreras de protección ante eventos climáticos extremos, tanto en zonas costeras como terrestres. En especial, reducen los riesgos y efectos dañinos de tormentas, huracanes o inundaciones, prestando protección a los seres humanos, animales y aves que buscan cobijo en estos lugares. Además de todas estas funciones, los humedales ofrecen servicios recreativos, culturales, y educativos, y la posibilidad de una conexión íntima con la naturaleza. Por todas estas razones, para las comunidades humanas preservar los humedales es de suma importancia.


El gran terremoto 1960 fue el año del gran terremoto y maremoto que afectó a Valdivia y alrededores. Con una magnitud de 9.6 en la escala de Richter, es el terremoto más intenso registrado hasta el momento en el planeta. Producto de este cataclismo las tierras localizadas en torno a la ciudad, en especial las zonas de antiguas lagunas y humedales, se hundieron 2 metros en promedio. Las aguas saladas que ingresaron a la ciudad después del maremoto inundaron grandes extensiones de suelo cultivables o vegas, donde antiguamente se realizaban distintos cultivos, especialmente huertos, a la orilla de los principales ríos.

Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Enrique Cruz

Todos estos eventos hicieron re-emerger el gran humedal sobre el que está asentada la ciudad de Valdivia. En efecto, aunque se usen nombres diferentes

para los humedales existentes en los distintos barrios de Valdivia –Catrico, Miraflores, Santa Inés, Krahmer o Angachilla– todos son, finalmente, parte de una misma red de humedales o un gran humedal. Es por ello que todos los humedales de la ciudad están conectados entre sí a través de aguas superficiales o subterráneas, conectadas a su vez con el gran estuario del Río Valdivia. Es por ello que algunos humedales de la ciudad tienen aguas semi-salobres y sujetas a mareas. Es por ello también que los peces se mueven de un humedal a otro, salvo que se les interfiera el paso con construcciones o rellenos. Lamentablemente, en los últimos años hemos sido testigos de grandes mortandades de especies acuáticas que se han visto afectadas por intervenciones en los humedales, a cargo tanto de servicios públicos como de empresas inmobiliarias. 31


El Humedal del Río Cruces Lo que hoy se conoce como “Santuario de la Naturaleza del Río Cruces “ - o Carlos Anwandter- es un gran humedal de 6 mil hectáreas permanentemente inundadas que se localiza al norte de Valdivia. Este gran humedal, que llega hasta 32 km aguas arriba de la ciudad, se expandió en 1960, producto de los enormes hundimientos de tierra causados por el mega terremoto de ese año. Según mapas del siglo XVIII, doscientos años antes ya había existido en esta zona un gran humedal de más o menos la misma extensión que el actual, el que al paso de los años se fue convirtiendo en tierras agrícolas y bosques pantanosos o ‘hualves’. El Santuario de la Naturaleza del Río Cruces es un ecosistema extraordinario, único en su flora y fauna. En especial, es un refugio de gran variedad de aves que viven y anidan en este humedal. Este Santuario de la Naturaleza fue el primer humedal protegido oficialmente por el Estado de Chile (1981) y también el primero de todo el continente americano en ser adscrito a la Convención Ramsar (1981) 32

Humedal y Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Foto: Enrique Cruz


debido a su valor internacional como hábitat de especies de aves migratorias. Este Santuario de la Naturaleza está hoy bajo el cuidado de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), la entidad encargada de administrar las áreas protegidas públicas en Chile. Hasta comienzos de los 2000 las estrellas principales del Santuario del Río Cruces eran los cisnes de cuello negro, la llamativa garza “cuca”, variados tipos de patos silvestres como el jergón chico, el jergón grande, el colorido pato rey, taguas y gualas, entre otras. Además, en este humedal se encontraban poblaciones importantes de dos mamíferos acuáticos nativos de Chile, como son el huillín (Lontra provocax) y el coipo (Myocastor coypus), ambos con problemas de conservación. Como veremos más adelante, a mediados de la década del 2000 este maravilloso humedal fue afectado por un terrible desastre, el que dejó profundas huellas en Valdivia y en la relación de los valdivianos con estos ambientes naturales. 33


El Humedal Angachilla El Humedal Angachilla se localiza en la zona sur-este de la ciudad de Valdivia, a 200 metros aproximadamente de la Villa Claro de Luna. Colinda con la Avenida Pedro Montt, casi al llegar al camino vecinal de Angachilla, también conocido como Avenida René Schneider. Angachilla significa “lugar de zorros” en Mapudungun, la lengua del Pueblo Mapuche, que son los habitantes originarios de este territorio. El principal afluente de este humedal es el Río Angachilla, afluente a su vez del Río Tornagaleones, ambos de aguas semi salobres pues forman parte del gran estuario del Río Valdivia, por lo que tienen influencia mareal. Cerca de la zona donde el Río Angachilla ingresa a Valdivia se ubica este humedal que lleva su nombre y que está conformado a partir de un brazo del mismo río. 34

El Humedal Angachilla es un humedal ribereño y palustre, con presencia de remanentes de bosque nativo y praderas húmedas de origen antrópico en sus márgenes. Los árboles más característicos son el roble (Nothofagus obliqua) y la especie introducida arce (Acer pseudoplatanus) . En las franjas arbóreas asociadas al borde del río se encuentran especies nativas de Mirtáceas, además de canelo y maqui. Los arbustos más característicos son un matorral formado por la zarzamora y el helecho quil-quil, mientras las áreas pantanosas están cubiertas por plantas acuáticas como la totora, el junco, el vatro y la cortadera. El cuerpo de agua tiene una superficie aproximada de 16 hectáreas y está formado principalmente por el Estero

Angachilla, que se caracteriza por tener un fondo arenoso-arcilloso, con material vegetal en ambas riberas. Este humedal, que tal vez para algunos pueda parecer no tan valioso ecológicamente, es el hábitat de especies amenazadas como el huillín, un mamífero clasificado en peligro de extinción. Además, a fines de 2016, se registró la presencia de una familia de hauiravillos (Ixobrychus involucris), una especie de garza muy escasa y difícil de avistar. Es el Humedal Angachilla el que me inspira a escribir esta pequeña historia. En ella busco compartir cómo surgió y creció mi relación con este espacio mágico e inolvidable cuyo cuidado ocupa hoy parte importante de mi vida.


Descubriendo el sector Angachilla, “lugar de zorros” En el año 1996, con un grupo de amigos atletas, acordamos entrenar en el campo durante los fines de semana haciendo cross-country, disciplina que practico como aficionado desde 1994 y que se ha ido convirtiendo para mí en un estilo de vida. Nuestro propósito era alternar estos nuevos entrenamientos con la “ruta al cerro”, es decir, a la Cordillera de la Costa, la que veníamos haciendo de forma habitual por el antiguo camino hacia el sector costero de Curiñanco, a 25 kilómetros del centro de Valdivia.

Amanecer en Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

Con tal fin, nos juntábamos en la pista atlética del Parque Harnecker, uno de los más concurridos de Valdivia. Desde allí recorríamos la costanera, atravesábamos los puentes Pedro de Valdivia y Cruces, y subíamos por el camino de ripio que conduce a la ruta costera hacia Curiñanco. En los primeros kilómetros de

esta ruta, luego de dejar atrás el condominio Alto del Cruces (también conocido eufemísticamente como “villa miseria”) nos íbamos encontrando con una avenida de árboles nativos. A medida que escalábamos el cerro, el bosque se hacía cada vez más denso por ambos lados. Pensábamos en el león o puma, que normalmente andaba por las quebradas cercanas. Esta vía hasta Curiñanco tenía ripio solo en su inicio en un tramo de aproximadamente 5 kilómetros. A partir de allí, se convertía en poco más que una huella de tierra, con mucha pendiente. Volvamos con mis amigos atletas. Ellos eran Israel Sáez –poseedor del récord de Chile en 5 y 10 kilómetros–, Marcelo Contreras, Hugo Contreras, su hijo Víctor Contreras, Carlos Contreras y Jaime Mancilla. Con todos ellos acordamos entrenar 35


... Descubriendo el sector Angachilla, “lugar de zorros”

atletismo haciendo cross-country en el sector rural ubicado en el borde mismo de la ciudad y conocido como Fundo Huachocopihue. Desde allí existía una salida al camino vecinal del sector Angachilla. Fue así como conocí este hermoso humedal de encanto. A mediados de noviembre de 1996, con un día despejado y un sol primaveral, nos juntamos un domingo a las 10 de la mañana en la pista atlética del Parque Harnecker. Desde allí salimos en grupo por la Avenida Pedro Montt, en dirección al barrio Regional. Tomamos la calle principal de la población Huachocopihue para entrar al fundo del mismo nombre. Fue muy agradable pisar un pasto suave y muy alto. Se confundían los aromas de la tierra húmeda con los olores de los laureles, arrayanes en flor y la luma, algunas de las especies de árboles na36

tivos que encontramos en esos parajes. Pasamos por una avenida de enormes encinos –que hoy siguen en pie– conocida como Avenida Circunvalación Sur, que atraviesa el barrio El Bosque y está cercana al Parque Urbano El Bosque, en calle Simpson, que también contiene un hermoso humedal. Siguiendo nuestro trote nos internamos por un cordón boscoso. Al bajar una quebrada dimos con un pequeño ‘hualve’, o bosque pantanoso. Al frente del mismo se extendía una hermosa vega. Para atravesarla cruzamos un antiguo puente de unos 3 metros de ancho y unos 20 metros de largo, hecho con trozos de árboles. Al salir de la vega nos encontramos en unas hermosas pampas donde se notaba que se había sembrado el año anterior, debido al rastrojo que aún se mantenía. Es el sector de lo que hoy conocemos como la Villa Los Fundadores.

Cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus) Humedal del Río Cruces Foto: Enrique Cruz


Para ser más exacto, donde hoy están emplazadas unas canchas de tenis, en la bajada de la calle Luis Damann. Aunque ya estábamos en el Humedal Angachilla, éste se apreciaba muy poco, pues un cordón de bosque nativo lo circundaba. Estos bosques cumplían la importante función de ser corredores ecológicos para muchas especies de aves y fauna nativas que podían acercarse al humedal o establecerse en él gracias a la presencia de estos ambientes naturalmente protegidos. Entre la vegetación más abundante destacaba, una vez más, el laurel chileno debido a su tono verde oscuro y a lo frondoso de sus ramas. De verde más claro, también sobresalían los incipientes hualles, que más tarde toman el nombre de robles y de pellines cuando son viejos. La madera de roble es de muy

buena calidad para la construcción y sus estacas se usan en los cercos. También pudimos ver mucho maqui, arrayanes y quilas muy altas y enmarañadas. A su vez, encontramos cordones de ‘murra’ –o zarzamora– establecidos encima de antiguos cercos tranqueros, envejecidos por el paso de los años. Luego de haber recorrido un poco más de 1 kilómetro, llegamos al sector de lo que hoy conocemos como Villa Portal del Sol. El paisaje seguía siendo exuberante, con árboles muy frondosos y pasto dulce mezclado con trébol y pasto de cebolla. Este último crecía muy alto, por sobre un metro, especialmente bajo la sombra de los árboles. Ello indicaba que no había ganado doméstico que lo consumiera, como pudimos comprobar pues en todo el recorrido no avistamos ni uno solo. Nos llamó la atención, eso sí, la cantidad de liebres que saltaban a nuestro paso. 37


... Descubriendo el sector Angachilla, “lugar de zorros”

Una muy grata sorpresa recibimos al llegar al sector que hoy llamamos “la punta”, donde había un pequeño claro en el bosque. A través de él pudimos ver un espejo de agua. Nos dimos cuenta que en el agua había muchas aves acuáticas, como cisnes de cuello negro, patos silvestres, taguas, garzas blancas, unas muy altas y otras más chicas. Marcelo Contreras hizo un comentario sobre las aves: “Aquí hay muchas cazuelas”, dijo. Yo le respondí: “Se ven más lindas donde están. No me gustaría ver un cisne o un pato dentro de una olla. Además, están protegidos”. Israel nos invitó a continuar nuestro recorrido: “Jóvenes, sigamos. Queda muy poco para salir al camino vecinal Angachilla". Seguimos nuestro trote. Yo llevaba en mi mente la imagen de este rincón natural que parecía un paraíso puesto en la tierra. Seguí a mis compañeros maravillado, pensando que sería como un sueño vivir cerca de donde abunda tanta vida silvestre y hermosos paisajes.

Parque Urbano El Bosque Foto: Amparo Silva Pino

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Llegamos por fin al camino vecinal Angachilla. Carlos Contreras preguntó: “¿Qué les pareció la ruta de cross?”. Todos coincidimos en lo bueno que había


sido nuestro recorrido, a pesar de las dificultades que nos presentó el medio. Además, acordamos repetirlo durante los fines de semana en que no hubiera competencias deportivas. “Y por lo bonito que es”, acotó Víctor Contreras. El regreso fue más tranquilo. Seguimos la ruta por Angachilla hasta llegar al puente que comunica con el sector Las Mulatas, pasando por las calles Arica, Miraflores, General Lagos, Baquedano y Pedro Montt. Este camino nos dejaba a las puertas del Parque Harnecker y de la pista atlética para completar el día de entrenamiento con los ejercicios de elongación final. A lo largo de los años he seguido practicando crosscountry en esta misma ruta, que incluye el Humedal Angachilla. Además, tengo varias otras rutas dentro de la ciudad. Una de mis favoritas es la vuelta al Parque Urbano El Bosque. Salgo de René Schneider con Pedro Montt y avanzo hasta Avenida Simpson. Desde allí sigo por Circunvalación Sur, con su hermosa avenida de encinos centenarios, puestos en doble fila. Retomo la Avenida Pedro Montt y me dirijo de vuelta a casa. En total son aproximadamente 8 kilómetros.

Camino a Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

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... Descubriendo el sector Angachilla, “lugar de zorros”

Una segunda ruta de mi preferencia es saliendo de la Villa Claro de Luna hacia René Schneider. Desde allí atravieso el puente que comunica con el sector de Las Mulatas y sigo avanzando por el barrio Arica. Paso desde allí por el Campus Miraflores de la Universidad Austral de Chile, en la Avenida General Lagos. Luego doblo por General Bueras y continúo hasta Avenida Francia. Desde allí sigo en línea recta nuevamente hasta René Schneider y llego de vuelta a la villa. Esta ruta tiene 15 kilómetros aproximadamente y la practico durante los fines de semana.

Humedal Miraflores Foto: Montserrat Lara Sutulov

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Al terminar cualquiera de estos recorridos hago una elongación de 15 minutos y me voy a la ducha con agüita helada. No mido el tiempo que me toma cada circuito porque ya cumplí 65 años y nadie me creería el tiempo que hago.


Entrevista a María Leticia Jara Antigua residente del sector Angachilla (Diciembre 2015) Yo conozco este barrio de toda mi vida. Nací al lado de las totoras y no me he apartado del sector. En mi niñez y adolescencia recorría todos estos lugares, en busca de las vacas para sacarles leche. Antes del terremoto de 1960 la mayoría de los vecinos sembraban de todo en sus parcelas. Tenían huertos, especialmente cosas que se usan a diario en los hogares, como ajos, cilantro, perejil, maíz, porotos, arvejas, orégano, papas o habas. También cosas para ensaladas, como betarragas, zanahorias, lechuga y repollo. En mi casa, recuerdo que casi todo se consumía del huerto. Eran muy pocas cosas que se compraban en el comercio, como la hierba mate, azúcar, arroz, fideos y harina. La encargada de la huerta era mi abuela. Cuando ella se iba al huerto, llevaba agua y harina tostada para la sed.

Foto: Concurso de fotografía flora y fauna de los humedales de Valdivia - CEAM y FORECOS

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...Entrevista a María Leticia Jara

El lugar donde se sembraba era muy lindo. En todo el sector había muchos árboles y la mayoría de los vecinos ponían sus banquetas bajo los árboles para descansar bajo la sombra y tomar un refresco. Estos espacios también se usaban para hacer un asadito de cordero, especialmente para las fiestas patrias y fin de año. Era otra vida, más de barrio. Todos nos conocíamos, por lo que se tenía más confianza entre los vecinos. Para las fiestas más importantes, como el 18 de septiembre, el fin de año y los cumpleaños, todos ponían sus corderitos y se celebraban como Dios manda. Ahora el barrio está completamente cambiado. Hay otros vecinos, con otro tipo de construcciones. Ya no son las casas del campo. También han desaparecido muchas quintas, me refiero a los árboles frutales. Después del 22 de mayo del año 1960, cuando ocurrió el gran terremoto, cambió todo el lugar. Subieron las aguas y la vega, 42

donde antes se sembraba, se inundó completamente. El Catrico que, antes se cruzaba con un simple salto, se enanchó y todo quedó bajo el agua. Si hasta hoy todavía se pueden ver sumergidos en el agua los postes que servían para dividir las parcelas.

y porque es un brazo del Río Angachilla,

Con el tiempo, empezaron a salir plantas nuevas, que son plantas de agua, como los junquillos y totoras. Cambió totalmente el paisaje. También empezamos a ver aves acuáticas, patitos silvestres, pidenes y taguas.

morían los cisnes de hambre y también

Cada vez se veían más aves acuáticas y otras avecitas que llegaron a medida que encontraban alimento, como los chercanes y cachuditos. Después del 70 se vieron los primeros cisnes. No eran muchos.

que es de aguas semi saladas y penetra hasta la Avenida Luis Damann. También tiene marea. En el año 2004 fue muy triste ver como intoxicados, por lo que vertió la planta de celulosa Arauco. ¡Si los cisnes llegaban a la piscinas de mis vecinos, muy débiles y enfermos! Desde ahí que se vieron muchos cisnes en el humedal, especialmente en otoño e invierno. Es de esperar que sigan viniendo todos los años, ya que están anidando en todo el humedal. Yo he visto muchas familias con sus pichoncitos.

En ese tiempo se veía de otro modo el lugar. Se veía mucho verde. El paisaje iba cambiando a medida que aparecían los arbustos alrededor del agua.

Lo malo es que va a pasar una carretera

Hoy este lugar se conoce como Humedal Angachilla, nombre que lleva por el barrio

aceptando nuestra posición, para seguir

por encima del humedal. Eso, todos los vecinos del lugar, no lo queremos. Espero que las autoridades nos tomen en cuenta, disfrutando de nuestro entorno.


sencilla del campesino, quien está en contacto continuo con cosas simples que lo hacen apreciar la vida de otra manera.

Fredy Vargas Barría Foto: Carmen Paz Gallardo

Acercándome al Humedal Angachilla con recuerdos del campo No sé si fue debido a mi gran deseo de estar cerca del bello lugar que habíamos descubierto junto a mis amigos atletas, o tal vez debido a los recuerdos de mi niñez. Tal vez fue simplemente el destino. Como contaré más adelante, finalmente cumplí mi sueño de juntarme con la naturaleza al radicarme en el entorno del Humedal Angachilla. Quizás lo que en realidad me acercó a este lugar fue simplemente el gran amor que siento por la naturaleza y por la vida

Este apego a la naturaleza tiene en mí raíces muy profundas. Viví hasta los 16 años en el campo, en la Comuna de Río Bueno. Más específicamente, crecí en el sector Las Quemas, a 5 kilómetros de la localidad de Trafún. Este es un lugar con mucha vegetación y bosques nativos, con parques de robles y campos extensos. Mi padre, Floridor Vargas (Q.E.P.D), era administrador del Fundo Curralhue, donde se criaban ovinos. Mis hermanos y yo desempeñábamos distintas labores en este campo. Así, crecí entre más de mil cabezas de novillos y muchos caballos. Además, teníamos nuestros propios animalitos como chivos, cerdos y muchas aves, que criábamos para el consumo de carne. Mi padre sembraba trigo al voleo, el que luego se procesaba en los molinos de

Río Bueno. Todos los años hacíamos un huerto precioso, donde se sembraba de todo: maíz, porotos, arvejas, habas y muchas papas. También cultivábamos todo lo que se usa a diario en el hogar, como cilantro, perejil, orégano, ajo, chalota, repollo, zanahorias, betarragas y lechugas. Mi padre siempre nos enseñó el respeto por las personas, especialmente por los mayores. También nos enseñó el respeto a todo lo que nos rodeaba: al bosque, los animales, las aves y a todo ser viviente. Él nos decía que estos seres son puestos en el mundo para enriquecer nuestras vidas y que todos ellos tienen una función, una razón de ser. Mi padre también nos enseñó que dependemos de cada uno de los demás seres vivos y por eso es importante aprender a convivir con ellos. Esto me marcó para siempre y jamás lo olvido. Ahora que soy mayor entiendo las razones poderosas de esta forma de vida, sana y cercana a la naturaleza. Ella es parte de mí. 43


Llegada a la Villa Claro de Luna

En 1999, tres años más tarde de mi primer encuentro con el Humedal Angachilla, me establecí definitivamente en este lugar tan hermoso y único. Ese año me fui a vivir a la Villa Claro de Luna, un nuevo barrio de casas y departamentos ubicado en el sector sur-este de Valdivia. Actualmente, nuestra villa cuenta con 186 viviendas básicas y tres edificios de 12 departamentos cada uno, donde viven unas 800 personas. Estas viviendas fueron construidas a través del Programa Especial para Trabajadores, por lo que encontramos funcionarios públicos del área de la salud, empleados de gendarmería, comerciantes y trabajadores y trabajadoras de instituciones académicas. Desde la villa pude relacionarme de manera cotidiana con el pequeño bosque nativo que existe a la orilla del humedal, 44

a tan solo unos 250 metros de mi departamento, y también con sus habitantes permanentes y temporales, aves de distintas especies. Esta relación, como explicaré, ha marcado mi vida. A principios del año 2000, poco tiempo después de llegar a mi nuevo hogar, conocí a María Eugenia Provoste, mi actual esposa. Al igual que yo, María es amante de la naturaleza y muy apegada a la flora y fauna nativa. Cuando nos conocimos, María no sabía mucho sobre los nombres de los árboles o de las aves, seguramente por haber vivido siempre en la ciudad. Así empezó mi contacto más cercano con este lugar espectacular: enseñándole a mi nueva compañera los nombres de los árboles nativos que bordean el Humedal Angachilla. Ambos comenzamos a apreciar

la vida en abundancia que existía aquí mismo en nuestro nuevo barrio. En cuanto a la fauna, no era necesario salir de nuestro hogar para ver y conocer muchas aves nativas del sector y también animalitos. Bastaba tan solo con mirar por las ventanas de nuestro departamento, ubicado en un segundo piso, para contemplar, por ejemplo, una hermosa lechuza blanca por las mañanas. Quizás reclamando su antiguo hábitat, ellas siempre se posaban en los cercos que nos protegen de los animales mayores, como los caballos y algunos vacunos sueltos provenientes de las parcelas que aún existen en el sector de Angachilla. En las primaveras siempre nos acompañaban una o dos familias de perdices con sus crías, a 30 pasos de nuestra ventana.


El chuncho o búho se escuchaba siempre al atardecer o en las mañanas muy temprano. También andaban muchos treiles –o queltehues–, bandurrias, loicas, bandadas de tordos, chirihues, loros y cachañas. En cuanto a animalitos, se veían muchas liebres, especialmente en febrero y marzo. En invierno escuchábamos a los zorros aullar por las noches, cuando tenían hambre. Todos los años, en el mes de febrero, salíamos de vacaciones con María a acampar. Siempre elegíamos lugares naturales como lagos, ríos y montañas del sur de Chile, incluida la Isla Grande de Chiloé. Estas salidas me daban la oportunidad de ir conociendo de primera fuente la gran variedad de árboles nativos, arbustos y plantas que existen en nuestro país. Es decir, todo lo que compone un bosque húmedo como es la Selva Valdiviana.

Atardecer en el Humedal Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

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A

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Senderos

PEDRO MONTT

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Mirador

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Entrada

Ilustración: Mª. Angélica Zerenè O.

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REDUZCA - REUTILICE - RECICLE Debería ser el mantra de toda persona interesada en cuidar el medio ambiente. De las 3 R – REDUZCA, REUTILICE, RECICLE – “REDUZCA” es para mí la cuestión más importante. Reduzca significa disminuir la cantidad de compras que hacemos solo por antojo, la utilización innecesaria de artefactos que consumen energía y la cantidad de basura que sacamos a la calle. A estas 3 R los ambientalistas les han agregado últimamente una P de “PARTICIPE” como un llamado a involucrarse en los temas que tienen que ver con el medio ambiente, allí donde cada uno vive. La experiencia de los países más adelantados en cuestiones ecológicas ha demostrado que las autoridades no hacen su parte en lo que corresponde al cuidado ambiental, sino hasta que la ciudadanía toma conciencia y presiona para que se implementen las medidas necesarias.

La corta de árboles que me reencontró con el humedal En el año 2001 ocurrió una tala de árboles nativos en el sector que llamamos “la punta”. Este era un lugar muy especial, cercano a nuestra villa, colindante al Humedal Angachilla. Cortaron muchos árboles de gran tamaño, incluyendo robles, pellines y laureles. Algunos de ellos eran tal vez centenarios. Como buenos amantes de los árboles, esta corta nos impresionó mucho a María y a mí. Juntos habíamos recorrido este pequeño bosque aprendiendo los nombres de sus especies. Al acercarnos para ver lo que había ocurrido nos esperaba una bella sorpresa: nos encontramos con el humedal que tanto me había impresionado unos años antes y que hasta ese momento yo aún no había redescubierto. El sector de “la punta” estaba constituido por una especie de meseta colindante al antiguo Camino Angachilla (hoy René Schneider). Por el lado sur, la meseta tenía una muralla divisoria de cemento muy alta que la protegía. Con posterioridad supimos que el sitio pertenecía 47


...La corta de árboles que me reencontró con el humedal

a un particular. Hacia el este había una pequeña pampa plana, seguida de una bajada por la que se ascendía a “la punta”. Desde allí se divisaban hacia el norte totoras y muchas cortaderas rodeadas por una cortina de vegetación. Hacia el oeste se ubicaba un mirador natural, elevado a unos 15 metros sobre el espejo de agua, en medio de mucha vegetación siempreverde. Aunque estaba todo muy sucio y descuidado, nos impresionó lo hermoso del paisaje. Se veían desechos de la construcción y también de la feria de los días sábado en la Villa San Luis. Evidentemente, el lugar se había convertido en un botadero. Además, como consecuencia de los vehículos que se metían a botar todo tipo de desechos, también se observaban áreas de vegetación muy intervenida. Las ‘murras’ –o zarzamoras– estaban por todas partes y alcanzaban gran altura. También 48

había muchos arbustos de maqui y matas de chupones en las laderas. Aunque estas son especies nativas suelen ser más abundantes cuando el resto de la vegetación ha sido destruida. En “la punta” avistamos liebres y coipos, un mamífero acuático, endémico de Chile, que se encuentra amenazado. También pudimos ver y escuchar muchas aves silvestres, seguramente por la abundancia de semillas y frutos de arbustos silvestres como el maqui, el arrayán, la luma y zarzamora o ‘murra’. Nos llamaron especialmente la atención las bandadas de loros o cachañas, los tordos y los chirihues. También vimos volar perdices y loicas. Lo que más nos impresionó fue ver que existía mucha vida en el agua. En medio de las totoras, junquillos, cortaderas y chupones, había una gran cantidad de aves acuáticas. Aunque entonces no lo

sabíamos, pero algunas de estas aves habitaban en el lugar de manera permanente. Sobretodo, divisamos distintas variedades de patos silvestres. En ese momento los vecinos de la Villa Claro de Luna no le dábamos mucha importancia a “la punta” y a todo lo que pasaba allí. Sin embargo, el lugar nos llamaba mucho la atención. Sólo con los años comenzaríamos a mirar esta zona de otro modo y, más tarde, comenzaríamos a trabajar para protegerla. Por razones personales y profesionales, en los años siguientes y hasta mediados del 2006, me trasladé a trabajar a la vecina ciudad de Osorno. Durante ese período mi contacto con el Humedal Angachilla fue solamente ocasional. Semana por medio viajaba durante los fines de semana a mi hogar en la Villa Claro de Luna, ocasión en que utilizaba “la punta” como una de mis rutas de cross-country.


Sietecolores (Tachuris rubrigastra) Foto: Enrique Ziehlmann

Chuncho (Glaucidium nanun) Foto: Enrique Ziehlmann

Cachudito (Anairetes parulus) Foto: Enrique Ziehlmann

PidĂŠn (Pardirallus sanguinolentus) Foto: Francisco Jooris Jacmart

Bandurria (Theristicus melanopus) Foto: Francisco Jooris Jacmart

Yeco (Phalacrocorax brasilianus) Foto: Francisco Jooris Jacmart 49


Amankay (Alstroemeria aurea) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Arrayán (Luma apiculata ) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Canelo (Drimys winteri) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Calle Calle (Libertia chilensis ) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Notro (Embothrium coccineum) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Frutilla Chilena (Fragaria chiloensis) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

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Cisne de Cuello Negro (Cygnus melancoryphus) Foto: Francisco Jooris Jacmart

Zarapito (Numenius phaeopus) Foto: Montserrat Lara Sutulov

Garza Cuca o Mora (Ardea cocoi) Foto: Francisco Jooris Jacmart

Tagüita (Gallinula melanops crassirostris) Foto: Francisco Jooris Jacmart

Tagua común (Fulica armillata) Foto: Juan Tassara

Pato Jergón Grande (Anas georgica) Foto: Francisco Jooris Jacmart 51


Lo que voy a decir a continuación es un mensaje para los jóvenes y también para los no tan jóvenes: disfruten de la vida y de las cosas simples y cotidianas con sus más cercanos. Dejen el computador o el teléfono por una hora al día y disfruten de un trote junto a los pájaros. Respiren aire puro. Únanse a la naturaleza, no importa dónde sea que vivan. Aprecien nuestra ciudad hermosa. Hay tanto que ver y descubrir. Maqui (Aristotelia chilensis) Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Chilco (Fuchsia magellanica) Concurso de fotografía de fauna y flora de humedales de Valdivia CEAM y FORECOS

¡Atrévanse! Lo van a disfrutar.

Flor de loto (Nelumbo nucifera) Concurso de fotografía de fauna y flora de humedales de Valdivia CEAM y FORECOS.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) - En peligro de extinción Foto: Wikimedia Commons (enciclopedia libre) el almacén de medios gratuito

Digueñe (Cyttaria espinosae) Hongo que crece sobre ramas de robles (Nothofagus obliqua) Concurso de fotografía de fauna y flora de humedales de Valdivia


¿Cómo podemos cuidar los humedales?

Silencio Fredy Vargas Barría

No rellenándolos con ningún tipo de materiales o desechos.

No vertiendo en ellos aguas servidas o agentes contaminantes.

No botando basura o escombros en ellos.

No cazando aves o animales que habitan en ellos.

Evitando plantar especies arbóreas o arbustivas exóticas.

No cortando los árboles nativos

El sol esconde sus rayos El mundo en sombras se vela El ave a su nido vuela Las flores se cobijan en sus capullos La tarde ha de morir, ella no está conmigo Lejos como este sol que se marcha, me abandona Sé que volverá con la luz de la mañana Igual que las aves, a sus quehaceres A iluminar mi día en lo infinito Ellas cumpliendo sus deberes Está bajando el sol tras las montañas Las aves se acurrucan en sus nidos...

que crecen en ellos o a su alrededor. 53


El desastre del Río Cruces y su efecto en los valdivianos Estos ecosistemas que nos entregan tanta vida, recreación y belleza, también son víctimas de las acciones irracionales del ser humano. Me refiero a las grandes descargas de desechos tóxicos que vertió la Planta de Celulosa Valdivia de la empresa chilena Celulosa Arauco, a partir de su entrada en funcionamiento a comienzos del 2004. Esto produjo una grave contaminación y un gran daño a la vida y a todo el ecosistema del humedal protegido Santuario de la Naturaleza del Río Cruces, uno de los mayores humedales de Chile. El desastre fue atroz. La contaminación mató 2 mil hectáreas de luchecillo, una planta acuática que era el principal alimento de los cisnes, los que habitaban en miles en el Santuario del Río Cruces (6 mil cisnes en promedio y poco más de 7 mil a fines del 2003). Producto de la falta de alimento y de

la contaminación, los cisnes comenzaron a morir o a escapar a sitios más seguros.Ver 54

La mancha sobre el Río Valdivia Foto: Daniel Boroschek


Cisnes de cuello negro (Cygnus melanocoriphus) moribundos producto del evento de contaminación del Santuario de la Naturaleza Carlos Andwandter Fotos: Daniel Boroschek.

Antes y después a los cisnes y a otras aves forzados a desvincularse de su entorno natural producto de la contaminación y del hambre hizo que el poblador común de Valdivia sintiera algo profundo en relación a estas aves. Los vecinos de la Villa Claro de Luna se sintieron especialmente impactados por un reportaje de televisión a cargo del periodista Alipio Vera, que mostraba a un cisne muriendo en manos del reportero. También mostraba a cisnes que no podían sostener su cabeza porque no tenían fuerza debido a la falta de alimento. Aquí mismo en nuestra villa varios cisnes agónicos se dejaron caer en las piscinas de las casas. Algunos pobladores me relataron haber visto cisnes que chocaban en el puente Pedro de Valdivia debido a su falta de fuerza y desorientación.

Foto: Daniel Boroschek Cisnes (Cygnus melancoryphus) afectados por la contaminación

Cisnes de Cuello Negro con crías (Cygnus melancoryphus) Foto: Montserrat Lara Sutulov

Foto: Daniel Boroschek 55


Titulares de diarios y revistas referidos al desastre ecológico del Santuario de la Naturaleza Carlos Andwandter Archivo: Claudia Sepúlveda

Para los valdivianos ver el sufrimiento de los cisnes, ver cómo volaban sin sentido o llegaban a botarse a lugares donde no había agua, fue algo muy fuerte. Pero el desastre no sólo impactó a la ciudad de Valdivia sino que trascendió a través de todo Chile gracias a los medios masivos de comunicación. Lo que pasó con los cisnes fue como un grito de alerta que nos hizo darnos cuenta de lo que estaba pasando con los humedales de la ciudad. Fue a partir de este desastre que la gente empezó a mirar los humedales de otra manera. Producto de ver cómo sufrían las avecitas enfermas y desnutridas, los vecinos y pobladores comenzamos a sentir la necesidad de proteger a los cisnes y a otras aves nativas. También comenzamos a comprender que los humedales son valiosos porque, precisamente, sirven de refugio a estas aves y a la vida silvestre. 56

Sábado 4 de diciembre de 2004

Sábado 18 de diciembre de 2004

Lunes 21 de marzo de 2005

Año 3 - Nº 20 · diciembre 2004 - enero 2005


Valdivia la Ciudad Humedal Antes, el común de las personas veía estos sitios como espacios para botar basura. Después del desastre del Río Cruces eso cambió rotundamente. Ahora en Valdivia somos muchos los que valoramos a los humedales. Una de las cosas importantes que cambió después del desastre de los cisnes fue darnos cuenta que Valdivia está muy conectada con los humedales, y en especial con el gran Humedal del Río Cruces. Este cambio de visión quedó reflejado en la famosa postal de Acción por los Cisnes, el movimiento ciudadano que surgió para defender el Santuario del Río Cruces, con una fotografía aérea que muestra que Valdivia está en realidad adentro de este humedal. Acción por los Cisnes bautizó esta imagen como Valdivia, la Ciudad-Humedal.

Postal "Valdivia: la Ciudad Humedal" Acción por los Cisnes

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¿Qué acciones podemos impulsar para proteger los humedales de Valdivia? Actuar en distintos frentes para evitar la pérdida neta de ambientes naturales que se produce con el crecimiento y desarrollo continuo de la ciudad. Obtener, entender, interpretar y compartir la información científica necesaria para mejorar estos hábitats tan importantes. Crear una mayor conciencia sobre los valores e importancia de los humedales y ayudar a mejorar el papel que cumplen las agencias públicas relevantes. Manejar, operar y apoyar las anteriores acciones mediante el desarrollo de políticas oficiales que busquen acuerdos de cooperación, creando fondos, compartiendo experiencias personales y soluciones.

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Danza en el humedal Angachilla Foto: Francisca Jara


Felizmente, y luego de una larga lucha ciudadana por detener la contaminación, hoy el maravilloso Humedal del Río Cruces muestra señales de recuperación. En especial, la población de cisnes se ha recuperado y se acerca nuevamente a los promedios históricos. Gracias a ello, el valdiviano común y los turistas pueden disfrutar de este atractivo que hace a nuestra ciudad tan especial. Sin embargo, las amenazas continúan y nada asegura que no ocurran nuevos daños ambientales en este humedal tan valorado por los valdivianos. Por ello, debemos seguir alertas e informados.

Afiche Acción por los Cisnes Verano 2005

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Regreso definitivo a la Villa: los primeros pasos del Comité Ecológico

Por intermedio de la Junta de Vecinos de la Villa Claro de Luna, y debido al gran compromiso ambiental de su entonces Presidente, Jaime Rosales, ya a fines del 2004 comencé a colaborar con él en la limpieza del sector “la punta” y el humedal aledaño. Jaime y yo queríamos así proteger a las personas que visitaban este lugar, especialmente a los niños que jugaban en él y a los jóvenes que se reunían allí. Toda la zona era un gran micro-basural con numerosos peligros. Este trabajo de limpieza informal lo hacíamos los fines de semana, cuando yo viajaba a Valdivia desde Osorno.

vecinos de nuestro sector comenzaron también a reconocer y apreciar las tareas de cuidado del humedal que veníamos haciendo con Jaime.

En el año 2007, cuando regresé a vivir a Valdivia de manera permanente, asumí esta labor como un compromiso personal con este entorno natural. Lentamente, los

En el mes de julio de 2007 la Gobernación y el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS) le informaron a nuestra Junta de Vecinos de la existencia de un fondo concursable que nos podría interesar. El fondo tenía por objetivo incentivar a organizaciones sociales a presentar proyectos para potenciar lo que sería

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Niños pintando el paisaje del Humedal Angachilla Foto: Fideliza Millán Muñoz


un futuro parque urbano de la ciudad, hoy conocido como Humedal y Parque Urbano Catrico. La iniciativa de crear este parque urbano de 50 hectáreas venía siendo impulsada por medio centenar de organizaciones vecinales del sector sur de la ciudad. Conmovidos por el desastre del Río Cruces e inspirados por la movilización ciudadana de los valdivianos para proteger el hábitat de los cisnes, varios dirigentes sociales históricos de Valdivia propusieron recuperar y proteger el Humedal Catrico. Su idea era convertir este sitio en una gran área verde que estuviera disponible para los habitantes de estos barrios populares de Valdivia. Los vecinos reaccionaban así ante la constante degradación de esta gran zona natural emplazada en medio de sus barrios, la que se había convertido en un gran basural. Fue a propósito de esta invitación del FOSIS que desde nuestra Junta de Vecinos comenzamos a idear la posibilidad de convertir al Humedal Angachilla en un parque. La zona no solo contaba con bellos bosques nativos y vistosos miradores naturales. Al igual que en el sector Catrico, nuestro humedal estaba abandonado y era utilizado como vertedero ilegal, por lo que sus valores ecológicos y de recreación peligraban.

Parque Urbano y Humedal Catrico Foto: Amparo Silva Pino

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...Los primeros pasos del Comité Ecológico

En agosto del 2007 algunos vecinos elaboramos el proyecto “Recuperación y conservación de la biodiversidad del humedal del Río Angachilla”, el que llevamos a la mesa de trabajo implementada por la Gobernación, en respuesta a la convocatoria del FOSIS.

Jornada de limpieza en Huachocopihue Foto: Paloma Quevedo

Para motivar a los vecinos a respaldar la idea de crear un parque en nuestro barrio, junto a Jaime Rosales, el Presidente de nuestra Junta de Vecinos, preparamos una campaña basada en dos fotografías. La primera mostraba el sector “la punta” con su vegetación nativa, el espejo de agua y algunas aves. La segunda mostraba el mismo sitio lleno de basura y escombros. Acompañamos estas fotografías con la pregunta: ¿qué imagen prefieres? La campaña ayudó a que los vecinos tomaran conciencia de la necesidad de proteger este lugar. 62

Me tocó personalmente representar a los vecinos de nuestra villa en dicha mesa. Allí planteamos la urgencia de que el futuro Parque Catrico incluyera al sector “la punta”, ubicado en nuestro barrio, para rescatar su valor ecológico y evitar que siguiera degradándose. Teníamos la convicción que un parque beneficiaría a los habitantes de nuestro sector, en especial a los jóvenes y niños que tendrían un lugar donde educarse sobre el respeto y amor por el medio ambiente. Con tal fin, a través de la Junta de Vecinos solicitamos por escrito al Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) información sobre la propiedad de los terrenos donde la comunidad buscaba crear el nuevo parque, solicitud que nunca obtuvo respuesta. Más tarde supimos que los terrenos inundados del humedal están actualmente inscritos a nombre de la Universidad Austral de Chile.


Aunque la propuesta del nuevo parque no prosperó, la invitación de la Gobernación y del FOSIS nos permitió darnos cuenta que en la villa éramos varios los vecinos motivados por recuperar el entorno natural. Ello nos daba esperanzas pues, a fin de cuentas, se trataba de “una tarea colectiva”, como rezaba el lema con el que convocamos a las primeras acciones en apoyo del anhelado parque. En paralelo, nuestra Junta de Vecinos había venido trabajando en una segunda propuesta que fue presentada al Fondo de Protección Ambiental (FPA) de la entonces Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA). Su objetivo era limpiar y recuperar el sector de “la punta”, contando para ello con el apoyo del Proyecto Raluya, a cargo de profesores y estudiantes de la Universidad Austral de Chile. Con los recursos aportados por este proyecto logramos comprar herramientas y construir miradores de madera en torno al humedal. También organizamos varias jornadas de limpieza y plantamos especies nativas. Todo ello con el trabajo voluntario de los propios vecinos. Estas acciones fueron el inicio de un incansable trabajo de recuperación y protección del Humedal Angachilla que no ha parado desde entonces. Jornada de limpieza en Huachocopihue Foto: Paloma Quevedo

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Primera convocatoria para proteger nuestro humedal La siguiente es una versión editada de la invitación extendida en julio de 2007 a todos los vecinos de la Villa Claro de Luna y organizaciones sociales del sector para informar de nuestra propuesta de proteger el sector “la punta”. Hicimos llegar esta invitación al Centro Educacional San Nicolás, su Centro de Alumnos, Centro de Padres, profesores y paradocentes. También invitamos a funcionarios y apoderados de los jardines infantiles de nuestro sector, a los funcionarios del Centro de Salud Familiar Angachilla, a los funcionarios del Centro Comunitario de Salud Familiar Los Alerces, a la Agrupación de Mujeres “Manos Divinas” de la Ampliación Los Ediles y al Comité Ecológico Portal del Sol 1, representado por su presidenta Georgina Witto. “Nuestro objetivo central es recuperar el bosque abandonado al final de nuestra villa y que tiene hermosos miradores naturales con vista al humedal, los que unen a los sectores de Villa Claro de Luna con la ampliación Los Ediles y Portal del Sol 1 y 2. Proponemos desarrollar un trabajo en conjunto con dichos sectores para reforestar esta área y educar a sus habitantes en su conservación. Recuperar espacios naturales abandonados es también una forma de ir potenciando y mejorando la calidad de vida. Como se ha podido constatar en el último tiempo, la insensatez de algunas personas ha ido convirtiendo este lugar en un gran basural sin medir el riesgo que ello representa para la salud de los habitantes del sector, en especial para nuestros niños, que son los que más juegan en este lugar. Es importante realizar todos los esfuerzos necesarios para que estos bosques sean incluidos en el proyecto de Parque Urbano que está siendo impulsando en la ciudad, a fin de defender la conservación de este lugar como un parque ecológico donde la intervención vaya dirigida a la reforestación y la construcción de senderos y miradores. Sabemos que en esta tarea es necesario sumar a todos los actores involucrados. El Centro Educacional San Nicolás ha hecho saber su interés de trabajar en conjunto para apoyar esta tarea. Un aporte necesario en la hora de formar y educar a nuestros jóvenes. Es necesario ocupar los espacios públicos, pero también es muy importante CUIDARLOS”. 64


Aprendiendo a cuidar nuestro humedal Lentamente se fueron sumando más vecinos a la tarea de proteger el sector “la punta” y el humedal. También surgieron nuevos proyectos, seminarios, talleres de educación y muchas jornadas de limpieza y restauración. Al mismo tiempo, se fue ampliando nuestra comprensión de los valores naturales de este lugar y fue creciendo nuestro amor por la naturaleza. En un comienzo estas acciones eran convocadas desde la Junta de Vecinos. A partir del 2008 comenzamos a funcionar como Comité Ecológico de la Villa Claro de Luna, aunque su creación legal recién ocurriría el 2011. Ambas organizaciones eran presididas por Jaime Rosales y funcionaban en paralelo. En los primeros años de trabajo del naciente Comité Ecológico, el Humedal Angachilla no era conocido por la mayoría de los vecinos de nuestro sector. Solo aquellos que lo cuidábamos o que teníamos el hábito de visitarlo sabíamos de su gran valor. Por ello, en estos primeros años el trabajo del comité se enfocó en vincular a los vecinos con el humedal. Para ello hacíamos talleres de educación, jornadas de limpieza cada 6 meses y plantaciones de árboles en el invierno. En cada una de estas actividades hacíamos un llamado general de ayuda a vecinos de otras partes de Valdivia que también estaban trabajando por el cuidado de los humedales. De esta forma, llegaban vecinos de Collico, de la Inés de Suárez, y hasta de la Isla Teja, como la familia Koliñir. Con el apoyo de los Koliñir organizábamos competencias de Palín.

Invitación al Primer Encuentro de Palín en Angachilla Actualmente son muchas las organizaciones sociales y personas conscientes que están preocupadas e involucradas en la defensa y protección de los humedales en Valdivia. Esta preocupación transciende las diferencias culturales y es un punto de encuentro entre la cosmovisión de nuestros pueblos originarios y la comunidad valdiviana organizada. Es por eso que los vecinos de la Villa Claro de Luna, en el sector Angachilla, junto al Centro Educacional San Nicolás y al Hogar y Centro Cultural Weliwen, convocamos a un Encuentro Comunitario Intercultural a realizarse el sábado 12 de septiembre del 2014, a partir de las 10 horas. El encuentro contará con múltiples actividades y comenzará con un matetún y conversatorio en el Centro Educacional San Nicolás (Avda. René Schneider 5260). A continuación se desarrollará un Juego de Palín en el Humedal Angachilla. Esta invitación es abierta a toda la comunidad. Si desean llevar algo para compartir en el matetún y conversatorio, será bien recibido. 65


“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota de agua en el mar. Pero el mar sería menos si le faltara una gota” (Madre Teresa de Calcuta)

Encuentro de “Palín” en el Humedal Angachilla Foto: Fredy Vargas

De a poco nuestra comprensión sobre cómo proteger el humedal fue madurando. Junto a ello también fuimos teniendo más claro el propósito de lo que hacíamos. Por un lado, nos inspiraba la idea de lograr que los vecinos de nuestra villa se relacionaran de una manera diferente con el humedal y su entorno natural. Queríamos convertirlo en un lugar hermoso, que permitiera la realización de actividades culturales, científicas, familiares y turísticas, y que estuviera abierto a toda la comunidad. Por otra parte, nos dábamos cuenta que el trabajo de protección que estábamos iniciando en nuestro barrio estaba conectado con lo que sucedía en otros lugares de Valdivia y también en otras ciudades del país. Comenzamos así a entender que al rescatar el entorno cercano a nuestra villa estábamos también contribuyendo a conservar el patrimonio natural de nuestra ciudad. 66

Es así que en octubre del 2008 nuestra Junta de Vecinos Claro de Luna organizó un primer coloquio ciudadano denominado “Desde los humedales: una mirada participativa para construir ciudad”. Quiero destacar el gran apoyo que nos entregó el querido Doctor Roberto Schlatter en la organización y desarrollo de este evento, en que se analizaron ideas sobre cómo incorporar la protección de los espacios naturales en la planificación de la ciudad.


Cómo me convertí en el guardián del Humedal Angachilla Desde la tala de árboles nativos del 2001 que tanto nos impresionó a mi esposa y a mí, desarrollé una vocación personal por el cuidado y protección del Humedal Angachilla. A partir del 2004, cada vez que podía destinaba tiempo a limpiar el sector “la punta” junto a Jaime Rosales, entonces Presidente de nuestra Junta de Vecinos. A partir del 2007, me hice cargo de forma voluntaria de limpiar los miradores todos los viernes, de manera que el área quedara despejada al llegar los fines de semanas, que es cuando más vecinos acuden como visitantes. Luego, todos los días lunes me hacía cargo de retirar la basura dejada por los visitantes en los fines de semana. La gente de nuestra villa y también de la Villa Los Ediles se comenzó a acercar a mí por curiosidad para preguntar qué era lo que yo hacía. Yo les explicaba que estaba limpiando la zona para que los niños, jóvenes y las familias de nuestra villa estuvieran más seguros. Y que también estaba ayudando a proteger la naturaleza de este lugar, ya que era muy valiosa.

Fredy Vargas Barría, el guardián del Humedal Angachilla, abrazando un árbol en Punucapa

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...Cómo me convertí en el guardián del Humedal Angachilla

Los vecinos comenzaron así a avisarme por teléfono cuando veían llegar carretones, camionetas o camiones a botar basura, especialmente desde las construcciones cercanas. Yo me acercaba a explicarles a estas personas que no podían dejar ahí sus desechos, ya que este lugar era de los vecinos y lo estábamos cuidando. Cuando no me hacían caso, Jaime Rosales o yo los denunciábamos a carabineros y muchas veces les pasaban un parte. De esta forma, los vecinos empezaron a reconocerme como la persona “que cuidaba” el sector. Así me convertí en el “guardián del humedal”. Ser el guardián del humedal es una tarea que disfruto mucho. Me llena de felicidad saber que gracias a lo que hemos hecho decenas de nuevos polluelos de cisnes, de patos, garzas o sietecolores podrán anidar, re68

producirse, alimentarse o protegerse. Además, es muy gratificante trabajar con los niños de nuestro sector y enseñarles a plantar árboles y a cuidar las aves. A pesar de estas recompensas, mi labor como guardián del humedal ha sido una lucha constante. Hemos enfrentado muchas dificultades y no siempre hemos recibido la comprensión o el apoyo que necesitábamos. Ahora mismo nuestro Humedal Angachilla está amenazado por una gran avenida que pretende ser construida y que partiría al humedal por la mitad, interrumpiendo el flujo de las aguas, aislando las poblaciones de peces y fragmentando dramáticamente el ecosistema. A pesar de nuestros esfuerzos porque este proyecto sea evaluado en sus impactos ambientales y rediseñado en caso necesario, no hemos tenido respuestas claras de las autoridades, que además faltaron Escombros en un humedal urbano de Valdivia Foto: Montserrat Lara Sutulov


gravemente a su compromiso de realizar un proceso participativo en torno a esta obra de infraestructura pública. En contraste con estas dificultades, también hemos recibido el apoyo incondicional de organizaciones como la Agrupación Biósfera, creada por destacados profesionales valdivianos que residen en el barrio Huachocopihue. Con ellos hemos trabajado muy unidos, en especial con Alberto Tacón y Úrsula Fernández, una pareja incansable en su entrega por el cuidado de la naturaleza. Alberto y Úrsula han promovido la creación de Reservas Naturales Urbanas para proteger las áreas de bosques nativos y humedales que aún existen en la ciudad, como los que se encuentran en nuestro barrio. Cuando ellos organizaban plantaciones o limpiezas de quebradas o bosques, nosotros los íbamos a apoyar.

Jornada de plantación en Huachocopihue Foto: Paloma Quevedo

Al revés, cuando nosotros organizábamos una jornada de trabajo ellos siempre estuvieron presentes, dándonos su respaldo y compartiendo su conocimiento. También contamos con el apoyo constante de jóvenes estudiantes de la Universidad Austral de Chile, varios de los cuales incluso hicieron su tesis en el humedal. Gracias a todos estos y otros apoyos nuestro trabajo ha ido tomando fuerza y cada vez más gente se ha acercado a ayudarnos. 69


Reflexiones sobre el primer seminario “Ciudad y Proyecto Urbano” Como ferviente admirador de la naturaleza, respeto mucho la creación de Dios o lo divino. Además, me motiva enormemente compartir con otras personas que tengan la misma inquietud de proteger la naturaleza. Estos encuentros me conectan con lo mejor del ser humano y a la vez me llenan de esperanza. Una de estas instancias ocurrió el 14 de agosto de 2008, en la sala Paraninfo de la Universidad Austral de Chile. En dicha ocasión tuve la suerte de asistir a un seminario en que se abordó el tema de los humedales como oportunidades de desarrollo sustentable. El evento contó con destacados expositores y académicos en materias ambientales y urbanas. Entre ellos estuvieron Francisco Sabatini de la Universidad Católica, Hugo Romero de la Universidad de Chile y nuestro querido Roberto Schlatter, de 70

la Universidad Austral de Chile. Destacó especialmente la ponencia de Jaime Rosales, Presidente de nuestra Junta de Vecinos de la Villa Claro de Luna. Los temas del seminario fueron tratados en forma clara y precisa. Los conocimientos de los exponentes abrieron para mí un mundo desconocido, pero a la vez me dejaron con muchas interrogantes. En particular, quiero destacar al Doctor Hugo Romero, gran conocedor de los humedales, quien mostró fotografías recientes que nos impactaron. Una de ellas sobre la tristemente famosa Quebrada de Macul, en la Región Metropolitana, donde el “progreso” ha ocupado los terrenos que en realidad le corresponden a la naturaleza. Otra de las fotografías mostraba la ciudad de Concepción, donde se urbanizó el lecho de un importante humedal. Estas situaciones son para mí inauditas Río Valdivia Foto: Montserrat Lara Sutulov


ya que muestran que no existe el más mínimo respeto por lo que estos lugares -llenos de vida, colores, sonidos, alegría, olores, esparcimiento, relajación– nos proporcionan a los seres humanos. Al ver estas cosas constato que aún son muchos los que no han comprendido que los humedales cumplen una función clave en la conservación de la vida. Y no hablo de la diversidad de los sistemas ecológicos sino de la vida humana. Quiero destacar además las palabras de Jaime Rosales, poblador y dirigente social de nuestro privilegiado barrio Claro de Luna. ¡Si hasta el nombre ya es una inspiración! Jaime expuso su tema con respeto y mucho conocimiento. Explicó cómo con esfuerzo, músculos y buena voluntad, los vecinos aledaños al sector han apoyado la idea de rescatar la vida existente en el Humedal Angachilla, des-

de el más pequeño hasta el adulto mayor. Todos buscando aportar al bien común, comprometidos con el futuro a través de la protección de la biodiversidad. Jaime también señaló que una parte importante de este trabajo ha consistido en cambiar los malos hábitos y la ignorancia que muchas veces son el producto de la misma falta de oportunidades que han vivido los vecinos. Para rescatar al humedal de la depredación se requiere, por lo tanto, crear nuevos hábitos que reviertan la pérdida neta de áreas naturales, la que resulta del crecimiento y desarrollo continuo de la ciudad. Jaime fue sin duda el expositor que más aplausos obtuvo, porque este vecino puso en práctica junto a sus pares todo lo que los demás expertos nos enseñaron en teoría. 71


Kagqiertyul Los humedales adquieren cada vez más importancia Para el año 2009 el tema de la protección de los humedales de Valdivia había tomado bastante fuerza. Reflejo de ello fue la gran cantidad de seminarios y eventos sobre humedales a los que fuimos invitados a participar, ya sea como Junta de Vecinos de la Villa Claro de Luna o como Comité Ecológico. Estos eventos ocurrieron no solo en nuestra ciudad sino también en otros lugares de Chile. El 23 de mayo del 2009, por ejemplo, se realizó en la Sala Paraninfo de la Universidad Austral de Chile el “Primer Seminario sobre Humedales Urbanos: ¿Una oportunidad de desarrollo urbano sustentable enajenada?”. En este evento, los vecinos de Angachilla expusimos nuestra experiencia de recuperación del humedal. A su vez, el 29 de agosto del 2009, Jaime Rosales, Presidente de nuestra Junta de Vecinos, fue invitado junto a Úrsula Fernández, Presidenta de la Junta de Vecinos 72

Huachocopihue, también de Valdivia, a exponer en el Seminario “Diálogos sobre Política y Exclusión Social”. Esta actividad se realizó en la Casa Central de la Universidad de Chile donde los dirigentes valdivianos abordaron su experiencia en la creación de parques urbanos. También durante el 2009 iniciamos un trabajo de colaboración con Iván Díaz, ecólogo especialista en aves y profesor de la Universidad Austral de Chile. El profesor Díaz nos enseñó a reconocer los tipos de aves de nuestro humedal mediante censos guiados que repetimos en 5 oportunidades, entre noviembre y diciembre, con una duración de una hora y siempre en el mismo horario (de 8:30 a 9:30 AM). Estos censos también se realizaron en otras áreas naturales de la ciudad como el Parque Urbano el Bosque, el Parque Santa Inés de la Isla Teja, la Feria Fluvial y la Laguna del Arboretum en la Isla Teja.

Visita al humedal Angachilla Fredy Vargas Barría, Enrique Cruz y Montserrat Lara Sutulov

En años posteriores, y a partir de lo que aprendimos con el profesor Díaz, hemos seguido realizando censos de aves en nuestro humedal. Para tal fin, llevo un registro donde anoto los resultados. Con ello espero estar aportando a mostrar que nuestro Humedal Angachilla es un sitio de importancia ecológica para muchas aves nativas.


Segundo Censo de aves en el Humedal Angachilla En el agua 12 de Agosto de 2011 Lugar: Mirador principal (grande) Hora: 8:30 hrs a 9:30 hrs Clima: Despejado Ambiente tibio

3 garzas cuca adultas 3 garzas comunes grandes, blancas 2 taguas de frente amarilla 3 taguas de frente roja 18 patos rey adultos más 1 pareja con 11 crías, 1 pareja con 6 crías y 1 pareja con 8 crias 21 patos jergón chicos adultos 8 cisnes adultos más 7 juveniles y 1 pareja con 3 crías 3 guairavos adultos 2 pidénes con nido y polluelos

Volando 5 run-run 2 diucones 4 lloicas 3 tiuques 2 tijerales 16 bandurrias 6 gaviotas cáhuil 2 pidenes 1 garra común 5 tordos 4 patos jergón chicos 2 tórtolas 11 fios 4 treiles 2 perdices 5 mirlos 3 zorrales 6 golondrinas chilena 7 cachuditos 20 chirios 3 torcazas (palomas) 5 lloicas 2 guairavos 12 gorriones

et i Escuchados 6 charcanes 6 treiles 2 trabajadores 3 bandurrias 2 lloicas 4 tordos 3 picaflores 7 fios 2 pidenes Chiríos, muchos 2 zorrales 2 perdices 2 diucones 3 chincoles 1 garza cuca

y 73


Vivero, plantaciones y señalética en el humedal: hitos de un largo recorrido En el año 2010, la Junta de Vecinos de la Villa Claro de Luna se adjudicó un proyecto financiado por el Fondo de Protección Ambiental (FPA), del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) denominado “Restauración y conservación del Humedal Angachilla a través de la creación de una Reserva Natural Urbana”. A través de esta iniciativa se construyeron senderos y miradores, se instalaron señaléticas y cercos y se realizaron acciones de reforestación, además de talleres de educación ambiental dirigidos a vecinos y niñas y niños del sector.

Jornada de plantación en Huachocopihue Foto: Paloma Quevedo

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En mayo del 2010 se realizó un llamado a los vecinos para que apoyaran la construcción participativa de un vivero. El propósito de esta actividad era contar con nuestras propias plantas de árboles nativos para reforestar el entorno del Humedal Angachilla. El vivero, localizado, a

la entrada del sector “la punta”, incluyó plantas de alerce, coihue, arrayán, radal, notro, laurel, lingue y avellano. También incluimos hierbas como menta, yerbabuena, romero, matico, éter, poleo y orégano, que los vecinos pudieran utilizar con fines medicinales. Un mes más tarde, en junio del 2010 realizamos una emotiva jornada de plantación de árboles. Convocamos a diferentes servicios públicos, autoridades, vecinos y amigos. Estuvieron presentes representantes del Ministerio de Medio Ambiente y de la Corporación Nacional Forestal. También asistieron autoridades de la Brigada Investigadora de Delitos Ambientales de la Policía de Investigaciones y de los Departamentos de Medio Ambiente y de Organizaciones Comunitarias, ambos de


la Municipalidad de Valdivia. Además, asistieron algunos diputados y concejales. Junto a ellos, nos acompañaron los scouts de la Escuela Angachilla y las niñas y niños del taller medio ambiental de nuestra villa. En la actividad se instalaron paneles permanentes de señalética con información sobre los distintos árboles nativos que existen en el sector “la punta”. Esta actividad fue un hito para nosotros. Por un lado, fue un momento de reconocimiento de todo el trabajo de recuperación del Humedal Angachilla y su entorno, llevado a cabo por los propios vecinos. Esto fue subrayado por los asistentes, quienes se refirieron a la importancia que este tipo de áreas naturales urbanas tienen para la ciudad. En especial, destacaron los beneficios que prestan a la calidad de vida de amplios sectores de habitantes urbanos, como es el caso de quienes vivimos en nuestro barrio.

Por otra parte, este evento fue una instancia de encuentro con quienes nos han acompañado durante todo este recorrido. Valoramos profundamente el apoyo de los profesionales, vecinos y amigos que han estado presentes en esta tarea de varios años, tanto desde los servicios y cargos públicos como desde las organizaciones sociales y académicas. También, en algunos casos, de manera personal. En agosto del 2010 nuestra junta de vecinos organizó un segundo coloquio ciudadano denominado “Ciudad, desarrollo y participación”, que contó con la participación de organizaciones sociales de Valdivia, Concepción y Santiago. La ocasión sirvió para demandar el apoyo de las autoridades en la creación y manejo de Reservas Naturales Urbanas, como la que los vecinos estábamos impulsando en Angachilla.

Consistente con lo anterior, el mismo 2010 dirigentes de nuestra villa, en conjunto con profesionales de la Agrupación Biósfera, presentaron observaciones a la modificación del Plan Regulador Comunal de Valdivia, cuyas modificaciones permitían la intervención de humedales como el de Angachilla, a través del relleno y la construcción de viviendas o infraestructura urbana, observaciones que lamentablemente no fueron acogidas por el Concejo Municipal. Al hacer un balance de lo aprendido durante el 2010 nos dimos cuenta que, más allá de lo destacable del esfuerzo de los vecinos por proteger nuestro humedal, es más que nunca necesario que el Estado, el gobierno regional y el municipio aporten recursos para que las comunidades cuiden de su patrimonio ambiental, que es en realidad de todos los chilenos.

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Flora nativa del Humedal Angachilla Nombre común

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Amancay Arrayán Arrayan Macho Avellano Calle Calle Canelo Chilco variedad roja y blanca Chupón Coigüe Frutilla Chilena Laurel Lingue Luma Luma Chequén Maitén Maqui Matico Michay Rojo Notro Olivillo Pangue o Nalca Pelú o Pilo Pitra Radal Roble Siete camisas, Ñipa Tineo Ulmo

Nombre científico Alstroemeria aurea Luma apiculata Rhaphithamnus spinosus Gevuina avellana Libertia chilensis Drimys winteri Fuchsia magellanica Greigia sphacelata Nothofagus dombeyi Fragaria chiloensis Laurelia sempervirens Persea lingue Amomyrtus luma Luma chequen Maytenus boaria Aristotelia chilensis Buddleja globosa Berberidopsis corallina Embothrium coccineum Aextoxicon punctatum Gunnera tinctoria Sophora microphylla Myrceugenia exsucca Lomatia hirsuta Nothofagus obliqua Escallonia rubra Weinmannia trichosperma Eucryphia cordifolia

Familia Alstroemeriaceae Myrtaceae Verbenaceae Proteaceae Iridaceae Winteraceae Onagraceae Bromeliaceae Nothofagaceae Rosaceae Atherospermataceae Lauraceae Myrtaceae Myrtaceae Celastraceae Elaeocarpaceae Buddlejaceae Berberidopsidaceae Proteaceae Aextoxicaceae Gunneraceae Fabaceae Myrtaceae Proteaceae Nothofagaceae Escalloniaceae Cunoniaceae Cunoniaceae


El Humedal Angachilla se une a la Red de Reservas Naturales Urbanas De manera simultánea a la labor de protección del Humedal Angachilla que hemos venido haciendo en nuestro barrio, varias iniciativas similares se han desarrollado en Valdivia. Una de ellas es la Red de Reservas Naturales Urbanas, promovida por nuestros amigos Alberto Tacón y Úrsula Fernández, junto a sus colegas de la Agrupación Biósfera. Durante el año 2010 pasamos a formar parte de esta red al declarar al Humedal Angachilla como una Reserva Natural Urbana. Es decir, como un sitio que debido a su valor ecológico y ambiental también es parte del patrimonio de toda la ciudad de Valdivia. Al sumarnos a esta iniciativa queríamos respaldar la campaña que la Agrupación Biósfera ha encabezado en relación al reconocimiento de los bosques nativos y

Vista aérea del Río y Humedal Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

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Fredy Vargas Barría y Claudia Sepúlveda Luque, visita al Humedal Angachilla Foto: Montserrat Lara Sutulov

humedales en el nuevo Plan Regulador Comunal de Valdivia, que comenzó a elaborarse en el año 2005. Al momento de escribir estas líneas, a fines del 2016, el nuevo Plan Regulador aún no ha entrado en vigencia. Lo que es peor, como explicaré más adelante, la versión que hoy se encuentra en la etapa final de aprobación no considera a los humedales y bosques urbanos de Valdivia como áreas de protección, como sí ocurría en versiones anteriores de este instrumento de planificación urbana. 78

Es por ello que la sobrevivencia de estos sitios naturales, tan valiosos por los servicios ambientales que entregan a la comunidad, sigue hoy dependiendo de la labor desinteresada y constante de los vecinos que hemos comprendido la importancia de protegerlos. Quiero destacar aquí una cuestión fundamental que la Red de Reservas Naturales Urbanas ha buscado hacer visible: el que todos los fragmentos de ecosistemas naturales que aún existen en

Valdivia están conectados entre sí. Esto queda evidenciado por el movimiento constante de las aves y los peces entre un humedal y otro. Y también queda demostrado por la circulación de las aguas superficiales y subterráneas, que se desplazan entre un humedal y otro. Es decir que lo que para nosotros son distintos humedales forman parte en realidad de un ecosistema mayor, vinculante. ¡Aún tenemos tanto que aprender de los ambientes naturales presentes en nuestra ciudad!


La importancia de crear y mantener Reservas Naturales Urbanas en Valdivia Alberto Tacón, Agrupación Biósfera En la actualidad, más del 50% de la población mundial vive en zonas urbanas lo que ha provocado una progresiva desvinculación cultural y afectiva de los habitantes de las ciudades con el medio natural, las especies nativas y los procesos naturales que éstos sostienen. A pesar de ello, todavía es posible encontrar al interior y en la periferia de nuestras ciudades algunos fragmentos de ecosistemas que mantienen en alguna medida, o en los que es posible recuperar, su estructura y dinámica ecológicas características. Estas áreas naturales nos proveen servicios ambientales que son clave para el urbanismo sostenible. Se ha comprobado que los bosques y humedales regulan el clima, haciendo más frescas las temperaturas en verano y atemperando

los fríos del invierno. Los humedales y bosques naturales también reducen la contaminación acústica y lumínica, actuando como pantallas naturales que reducen los ruidos molestos y los reflejos de las luminarias. Los bosques y humedales purifican el aire, reteniendo parte de la contaminación y el polvo en suspensión que provienen de vehículos y calefactores. También previenen las inundaciones, absorbiendo y actuando como filtros naturales de las aguas lluvia que corren por las calles de nuestra ciudad. Además de todo ello, los bosques urbanos ofrecen productos silvestres de gran valor alimenticio y cultural, como las murtas y avellanas, los dihueñes, chupones y maquis, entre otros. A esto se agrega el disfrute de la naturaleza que bosques y humedales ofrecen a todos los ciudada-

nos, especialmente a los niños, quienes observan cotidianamente los cambios de las estaciones del año y aprenden a distinguir plantas y animales nativos o a reconocer las aves que habitan en nuestros ambientes naturales. Todos estos beneficios contribuyen a una mejor calidad de vida de los vecinos de estas áreas y también agregan valor a sus viviendas. Por ello, estas zonas naturales deberían contar con una protección especial que garantice su conservación, tal como lo dispone la ordenanza general de urbanismo y construcciones. Es muy importante que los Planes Reguladores Comunales tengan en cuenta las características de estos espacios naturales, de manera que sean considerados como áreas de preservación y no solo como áreas verdes, reservas de suelo o zonas con restricciones para construir. 79


... La importancia de crear y mantener Reservas Naturales Urbanas

Del mismo modo, es necesario desarrollar medidas de gestión activa para enfrentar amenazas como el relleno con escombros y basuras, la corta ilegal e indiscriminada de árboles nativos, la quema intencional o fortuita, la expansión de plantas no nativas y el vandalismo. Es tarea de la municipalidad desarrollar políticas de gestión activa de estas áreas naturales urbanas y periurbanas, creando reservas naturales urbanas con límites precisos, cuyo objetivo primario –a diferencia de otros parques y jardines– debiera ser la preservación de la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos. Complementariamente, el objetivo de estas áreas también es el uso público con fines educativos y recreativos. Las Reservas Naturales Urbanas necesitan ser gestionadas participativamente, a través de una gobernanza público-privada en las que ciudadanos y organizaciones comunitarias tengan un rol protagónico en su administración y manejo.

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Construyendo un mirador en sector “La Punta”, Humedal Angachilla Foto: Comité Ecológico Angachilla


Construcción de los nuevos miradores A principios de octubre de 2010 los vecinos acordamos reemplazar los miradores de madera construidos con el apoyo del Fondo de Protección Ambiental (FPA), ya que éstos habían sido destruidos por vándalos. El día domingo 24 de octubre de 2010, en una extensa jornada de trabajo comunitario, concluimos las obras de construcción del primer mirador de piedra en el sector “la punta”, ahora declarado como Reserva Natural Urbana Angachilla. El mirador fue realizado con la técnica de mampostería en piedra. Para su elaboración contó con el diseño y apoyo técnico de Oscar Concha, alumno de la carrera de conservación en recursos naturales de la Universidad Austral de Chile. En su construcción participaron varios estu-

diantes de la misma universidad, amigos y vecinos de la Villa Claro de Luna. Esta actividad también formó parte del proyecto apoyado con el Fondo de Protección Ambiental del MMA, que estuvo a cargo de nuestra Junta de Vecinos, uno de cuyos objetivos fue instalar un equipamiento mínimo para los recorridos y contemplación al interior del Humedal Angachilla. Con ello esperábamos fortalecer la protección de este espacio y la identidad de los vecinos con este lugar. También era nuestro fin llamar la atención de las autoridades mostrándoles cómo las organizaciones de base son capaces de llevar a acciones concretas su propia forma de entender y construir la ciudad. El último fin de semana de noviembre se terminó por construir el segundo mirador en la Reserva Natural Angachilla. Con ello

se reemplazaron los anteriores miradores de madera, destruidos por vándalos y se fortaleció la necesidad de implementar en el sector el equipamiento mínimo que permitiera visitar el humedal, disfrutar de la belleza del paisaje y la observación de muchas aves que existen en el lugar. Para los vecinos fue muy estimulante constatar cómo los jóvenes estudiantes de la universidad de Valdivia se han ido haciendo parte de nuestro proyecto, encarnando una manera de trabajar en comunidad. Con ello sentimos que el Humedal Angachilla que estamos protegiendo y recuperando ya no es solo parte de la Villa Claro de Luna, sino de un colectivo mucho más grande de personas, con las que compartimos la necesidad de preservar y cuidar los lugares naturales de nuestra hermosa ciudad. 81


Una pequeña anécdota sobre las piedras de los miradores En la villa teníamos contacto con dos jóvenes de la Universidad Austral de Chile, quienes habían trabajado en el Parque Pumalín y tenían vastos conocimientos en mampostería en piedra: Oscar Concha y Daniela Michea, ambos oriundos de Coyhaique. Con entusiasmo contagioso nuestros amigos estudiantes nos propusieron hacer miradores en piedra laja. “No tenemos recursos”, les respondimos. “¿De dónde vamos a sacar las piedras?”. Oscar nos respondió: “Fácil. ¿Conocen la Playa Rosada?”. “Por supuesto”, le respondimos, “claro que la conocemos, si somos locales”. Para quienes no la conozcan, la Playa Rosada queda después de la playa de San Ignacio, al norte de la localidad de Niebla. Fue así como emprendimos una aventura y una jornada increíble. Fijamos la fecha de recolección y traslado de 82

las piedras semi-lajas para el sábado 13 de noviembre de 2010. El día estaba despejado y caluroso. Alrededor de 10 personas, entre estudiantes y vecinos, partimos muy temprano desde el terminal de los buses que hacen su recorrido hasta Playa Rosada. La idea era obtener las piedras y cargarlas en un vehículo conseguido por los estudiantes. Para acceder a la Playa Rosada se debe atravesar desde el camino costero y hacia el mar una cancha de fútbol. Luego se baja por una huella bastante empinada, con escalones desnivelados, de unos 200 metros de largo. Fue por esta huella que debimos subir las piedras al hombro, dentro de sacos. Los primeros viajes estábamos muy contentos, pero después de unas 5 subidas, cargados con 25 o 30 kg, “no queríamos más guerra”, como se dice coloquialmente.

Como yo era el de mayor edad en el grupo, a los más jóvenes les llamaba la atención verme hacer la bajada trotando. Para no ser menos, ellos no podían dejar de subir piedras mientras yo no parara. Al final me preguntaron cómo era que yo resistía físicamente tan entero. Entonces les conté que yo practico atletismo. La jornada matinal duró hasta el medio día. Tomamos una colación corta, sobre la marcha, y enseguida a subir las últimas piedras hasta las 3 de la tarde. Exhaustos, nos metimos a una hermosa cascada en la misma playa. El agua estaba muy helada, pues baja por un estero desde la cordillera costera. Como la caída tiene más o menos 10 metros, también nos sirvió de masaje. Quedamos así como nuevos y pensando en una cazuela reponedora que nos tenía preparada mi esposa, María Eugenia Provoste, acompañada de sopaipillas calientitas.


Un humedal es un lugar que contribuye a nuestro desarrollo cultural y espiritual. La naturaleza es una fuente inagotable de inspiración y de vida. ¡Cuidemos estos lugares!

Fue todo muy agradable, armonioso y con la chispa de la juventud. Una aventura que recordamos siempre quienes disfrutamos de los miradores, contemplando la belleza de la flora y fauna de este lugar mágico. Para quienes se puedan estar preguntando si la extracción de piedras laja desde la Playa Rosada puede tener algún impacto ambiental, podemos decir que el volumen que recogimos fue muy pequeño y que además se trata de una práctica inmemorial utilizada por los habitantes más antiguos de Valdivia. De hecho, en Valdivia y sus alrededores pueden encontrarse piedras laja en todo tipo de construcciones, siendo las playas las canteras naturales desde donde se extraen.

Playa de los enamorados Foto: Amparo Silva Pino

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Organizaciones sociales comprometidas con el cuidado de nuestro humedal A lo largo de estos años, muchas han sido las organizaciones sociales y vecinales que han colaborado con nuestro esfuerzo por proteger el Humedal Angachilla. Entre ellas destacan en especial las organizaciones de nuestro vecindario y de vecindarios aledaños, cuyos socios han ido aprendiendo a valorar el entorno donde vivimos y también a trabajar en conjunto por su cuidado. Quiero destacar especialmente a las siguientes juntas de vecinos y organizaciones sociales, que han sido nuestras aliadas: Junta Vecinos Nº 83, Villa Los Regidores y su Presidenta, Bernardita Corona Junta Vecinos Nº 81, Villa Hermosa y su Presidente, Omar Luengo Junta Vecinos Nº 76, Villa los Alcaldes y su Presidenta, Yolanda Cárdenas Junta Vecinos Nº 70, Villa San Pablo y su Presidenta, Eugenia Pozas Comité Ecológico, Villa Portal del Sol N° 1 y su Presidenta, Georgina Witto Comité Ecológico Borde Verde y su Presidente, Martín Lienlaf Centro Educacional San Nicolás Escuela Angachilla Grupo Scout de la Escuela Angachilla Jardín Infantil Caracolito Jardín Infantil Inkapoyén 84

Visita de la Ministra de Medio Ambiente También durante noviembre del 2010, y con motivo del cierre del proyecto financiado por el Fondo de Protección Ambiental, nos visitó en nuestra villa la entonces Ministra del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, quien vino acompañada del Secretario Regional Ministerial de Medio Ambiente, Daniel del Campo. La Ministra quedó favorablemente impresionada del lugar, por el paisaje y el ecosistema de tanta importancia que pudo apreciar. Además, destacó y felicitó la iniciativa de los vecinos por la protección y cuidado del sector. Los vecinos aprovechamos de manifestarle nuestra preocupación por el hecho que el nuevo Plano Regulador Comunal de Valdivia, que estaba entonces en plena elaboración, no reconociera estos espacios naturales como bosques o humedales protegidos sino como sitios eriazos o lugares aptos para construir. También le manifestamos que era fundamental contar con apoyo para continuar con las labores de restauración y enfrentar las amenazas constantes, como son la acumulación de basuras o el mal uso por parte de los visitantes.


Nostalgia Fredy Vargas Barría

¿Qué haré yo sobre estos campos? Cogiendo nidos y ramas. ¡Rodeado de la Aurora y llena de noche el alma! ¿Qué haré si tienes tus ojos muertos, a las luces del alba? ¡Y no ha de sentir mi carne el calor de tus miradas! ¿Por qué te perdí por siempre, en aquella tarde tan clara? ¡Hoy mi pecho está reseco, como una estrella apagada!

Constitución oficial del Comité Ecológico Angachilla El 26 de mayo del 2011 se constituyó legalmente el Comité Ecológico Angachilla, cuyos integrantes no solo fueron residentes de nuestro barrio sino también personas que habían venido participando en el trabajo de protección de nuestro humedal, en especial estudiantes de la Universidad Austral de Chile. Como Presidente de la primera directiva resultó elegido Jaime Rosales, en representación de nuestra Villa Claro de Luna. Como Tesorera fue elegida Daniela Michea y como secretario Felipe Guerra, ambos estudiantes de la Escuela de Derecho de la Universidad Austral de Chile. A su vez, como Primer Director fue elegido Juan Neicul, de la Corporación Educacional San Nicolás, en el barrio Angachilla, y como Segundo Director asumí yo, Fredy Vargas, también en representación de nuestra Villa Claro de Luna.

Una de las primeras actividades organizadas por nuestro flamante Comité Ecológico Angachilla se llevó a cabo el domingo 29 de agosto de 2011, cuando participamos en una gran plantación de más de 100 coihues –una de las principales especies de árboles nativos de la Selva Valdiviana– en la Quebrada de Huachocopihue. Esta actividad fue organizada por la Red de Reservas Urbanas de Valdivia. Junto a vecinos, amigos, niños y niñas, realizamos primero una limpieza de la 85


Visita al Humedal Angachilla · Comité Ecológico Angachilla

Quebrada Huachocopihue y luego la plantación de coihues en distintos sectores. La actividad fue acompañada de una tarde hermosa y primaveral, lo que permitió que niños y grandes disfrutáramos del lugar. El objetivo de realizar estas plantaciones es renovar nuestros bosques urbanos, ayudando así a consolidar estos espacios naturales que son verdaderos pulmones verdes para la ciudad. Una función que se vuelve especialmente importante hoy en día, cuando Valdivia enfrenta niveles cada vez más altos de contaminación del aire durante la temporada de invierno debido al masivo uso de la calefacción a leña. 86

El martes 31 de agosto de 2011 fue el turno del Humedal Angachilla. Desde las 10 de la mañana, y como parte del proyecto de restauración y conservación de nuestro humedal, la Villa Claro de Luna invitó a los niños y niñas de Primero Básico del Centro Educacional San Nicolás, a los infantes del Jardín Caracolito, a las amigas de la Brigada de CONAF y a todos nuestros socios, vecinos y amigos, a una plantación de 100 coihues. En esta actividad contamos por supuesto con el apoyo de nuestros amigos de la Agrupación Biosfera, del barrio Huachocopihue. A cada niña y niño se le entregó un árbol y se le explicó la importancia de

cuidarlos y de relacionarse con la naturaleza, como parte de los valores fundamentales de toda persona. Luego, los asistentes nos distribuimos en grupos para plantar los árboles. La jornada culminó con un recorrido por los senderos, donde todos pudimos presenciar un bello espectáculo: más de 50 cisnes en el humedal, escena que provocó mucha efervescencia y alegría en todos nosotros, pero especialmente en los más pequeños. Ser testigos de este entusiasmo es lo que finalmente nos da fuerzas y esperanzas para seguir creyendo que es posible construir una ciudad más humana y solidaria, en profundo respeto con su patrimonio ambiental.


Exposición fotográfica: Valdivia ciudad de humedales El movimiento en defensa de los humedales de Valdivia fue creciendo y tomando fuerza con los años. Con ello, los vecinos fueron poco a poco comprendiendo la importancia que tienen estos lugares, llenos de vida y belleza escénica, paisajes cambiantes que encantan. Estos lugares se pueden visitar en forma tranquila, para relacionarse con el entorno verde y silencioso, que transmite una gran paz. Quiero destacar en forma especial a un vecino muy cercano a nuestro humedal. De hecho, él vive al lado de la totora y del junquillo. A diario contempla la belleza de su entorno. Es un amante de la naturaleza y un artista en captar los paisajes naturales. Es por ello que su hermoso trabajo es capaz de comunicar la vida efervescente, colorida y encantadora de nuestros bosques y humedales. Me refiero a Francisco Jooris Jacmart, fotógrafo valdiviano, quien se unió a nues-

tra causa. En conjunto con la comunidad de la Villa Claro de Luna Francisco capturó con su lente mágico una muestra fotográfica que denominó “Valdivia, ciudad de humedales”, todo ello en el marco de la ejecución de un proyecto apoyado por el Fondo de Protección Ambiental, del Ministerio del Medio Ambiente. La muestra, que incluyó 20 fotografías de flora y fauna de los humedales urbanos de Valdivia, fue exhibida en diferentes lugares, tanto de nuestra ciudad, como en otros sitios de la Región de Los Ríos y del país. Su lanzamiento en Valdivia fue el 2 de febrero del 2012, en el Paseo Libertad, con motivo del Día Internacional de los Humedales. Luego fue también presentada en la Universidad Austral de Chile, en la Universidad Santo Tomás y en el Centro de Estudios Científicos del Sur. También fue exhibida en la Casa de la Cultura de la ciudad de Panguipulli y en varios lugares de la ciudad de Temuco.

Muestra fotográfica de Francisco Jooris Jacmart en el Humedal Angachilla Foto: Fredy Vargas Barría

Una vez finalizado el recorrido de esta importante exhibición de arte, Francisco puso la muestra fotográfica en manos de la comunidad de nuestra villa. Se trata de un gesto de generosidad que apreciamos y reconocemos. 87 87


En kayak y bicicleta, por los humedales de Valdivia Con el fin de que las personas que protegen los humedales se conozcan y así puedan colaborar entre sí, desde el 2012 la Red de Reservas Naturales Urbanas comenzó a organizar recorridos en bicicleta a través de los parques y humedales urbanos de Valdivia. Estas actividades también nos han permitido educarnos en terreno al intercambiar nuestros conocimientos y experiencias entre vecinos y ciudadanos. Debido a su alto interés, aquí comparto con ustedes el relato de uno de estos recorridos titulado “En kayak y en bicicleta, por los humedales urbanos de Valdivia”, realizado para el libro Rutas Verdes de Chile por el periodista Juan Pallarés, gran conocedor del paisaje fluvial valdiviano. En este relato –que aquí ha sido editado– su autor nos invita a conocer estos lugares increíbles, de naturaleza viva, cercana y hermosa, 88

Jornada de limpieza en kayak Humedal Angachilla


donde junto a los espejos de agua rodeados de flora nativa, aparecen más y más aves detrás de cada recodo. Un verdadero Edén en la Tierra. “¿’Hualves’ o ‘pitrantos’? ¿Mallines o totorales? ¿Ciénagas, pantanos, vegas o esteros? ¡Que semejante multiplicidad de nombres no nos induzca a falsas precisiones sobre el mayor o menor valor ambiental de estos lugares! En todos los casos se trata, simplemente, de humedales. Todos igualmente valiosos. Los humedales son considerados ambiental, económica y turísticamente valiosos. En Italia está la inmortal Venecia, que con sus canales desciende de un entorno caracterizado por humedales. En Suecia está Estocolmo, llamada la Venecia del Norte. En España está Vitoria, la capital del País Vasco, que ha recuperado sus humedales antaño despreciados y que fue declarada en el 2012 la capital ambiental de Europa.

Kayaks navegando en un humedal de Valdivia Foto: Montserrat Lara Sutulov

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...En kayak y bicicleta, por los humedales de Valdivia

¿Qué pasa en Valdivia, esta Venecia Austral, con su excepcional dédalo de humedales, ‘hualves’ y ‘mallines’, totorales y ‘pitrantos’? Este invierno nos dedicamos a recorrer, explorar y disfrutar los humedales urbanos y periurbanos de Valdivia, en bicicleta y en kayak. Nos ha asombrado su belleza y su riqueza ornitológica. La sorpresa geográfica de esteros que nacen en el corazón o en las inmediaciones del casco urbano. Son venas de agua que discurren, primero, entre extensiones urbanizadas o en fase de expansión urbana. Luego, prosiguen hacia otros ejes fluviales principales, como los Ríos Valdivia y Angachilla, generando espectaculares corredores escénicos y ambientales, urbanos y peri-urbanos. Este es el caso de los esteros Catrico y Angachilla, Prado Verde y Las Parras, los cuatro ejes por donde fluyen las aguas valdivianas hacia el sur de la ciudad. 90

“Se dice que mientras haya vida hay esperanza. Yo diría que mientras haya esperanzas, hay vida”

¿Somos los valdivianos suficientemente conscientes de este tesoro de humedales del que somos solo depositarios para las generaciones futuras? El estero Catrico nace de las mismas entrañas urbanas. Desde los tiempos coloniales se concibió sepultarlo bajo las calles de la ciudad en crecimiento. Pero es una veta de agua que continúa fluyendo irreductible. Su cauce resurge hacia la superficie y puede navegarse en kayak a partir del Campus Miraflores de la Universidad Austral de Chile. Eso fue exactamente lo que hicimos hace unas semanas. Echamos nuestro kayak biplaza desde el pequeño puente en el Campus Miraflores y a los cinco minutos nos encontrábamos sobre una lámina de agua rodeada de totorales, con 25 cisnes de cuello negro, 14 taguas y 1 pelícano a la vista.

Nuestro viaje por el Catrico alcanzó los sectores de Arica y Guacamayo. Los totorales nos rodeaban por todas partes, pero un pequeño canal nos facilitó la progresión hasta el Islote del Morrito. Desde su cumbre pudimos abarcar visualmente el entorno. Nos encontrábamos en las inmediaciones del Río Valdivia, en el corazón de los extensos humedales que se extienden entre la zona portuaria de Las Mulatas hasta la Isla de Guacamayo. Cientos de aves habitan y se reproducen en este paraíso, a solo 4 kilómetros en línea recta desde la Plaza de la República de la capital de los Ríos. La navegación en kayak por el Río Angachilla resulta inolvidable, tan próxima y a la vez tan inédita. Partimos desde el antiguo Muelle Angachilla, sobre el gran eje fluvial homónimo que fluye, majestuoso, desde los humedales


Aves del Humedal Angachilla Nombre Común

Nombre Científico

l s g

i

n

Nombre Común

Nombre Científico

Aguila Pescadora

Pandion haliaetus

Loica

Sturnella loyca

Bandurria

Theristicus melanopus

Pato Cuchara

Anas platalea

Cachudito

Anairetes parulus

Pato Jergón Chico

Anas flavirostris

Cernícalo

Falco sparverius

Pato Jergón Grande

Anas georgica

Chercán

Troglodytes aedon

Pato Real

Anas sibilatrix

Chincol

Zonotrichia capensis

Picafor

Sephanoides sephanoides

Choroy

Enicognathus leptorhynchus

Picurio

Podilymbus podiceps

Chuncho

Glaucidium nanum

Pidén

Pardirallus sanguinolentus

Cisne de Cuello Negro

Cygnus melancoryphus

Pitío

Colaptes pitius

Colegial

Lessonia rufa

Queltehue

Vanellus chilensis

Colilarga

Sylviorthorhynchus desmursii

Rayadito

Aphrastura spinicauda

Cometocino

Phrygilus patagonicus

Run Run

Hymenops perspicillata

Cuervo de Pantano

Plegadis chihi

Sietecolores

Tachuris rubrigastra

Fio Fio

Elaenia albiceps

Tagua chica

Fulica leucoptera

Garza Bueyera

Bubulcus ibis

Tagua común

Fulica armillata

Garza Chica

Egretta thula

Tiuque

Milvago chimango

Garza Cuca o Mora

Ardea cocoi

Torcaza

Patagioenas araucana

Garza Grande

Ardea alba

Tordo

Curaeus curaeus

Gaviota cáhuil

Chroicocephalus maculipennis

Trabajador

Phleocryptes melanops

Golondrina Chilena

Tachycineta meyeni

Traro o Carancho

Caracara plancus

Golondrina de Dorso negro

Pygochelidon cyanoleuca

Trile

Agelasticus thilius

Huairavillo

Ixobrychus involucris

Viudita

Colorhamphus parvirostris

Huairavo

Nycticorax nycticorax

Yeco

Phalacrocorax brasilianus

Lechuza

Tyto alba

g

9191


...En kayak y bicicleta, por los humedales de Valdivia

de Santo Domingo, al sur de la ciudad. Tan solo a 1 kilómetro al oeste de este punto nos encontramos con el estero Angachilla. Tan querencioso para la avifauna como algunos de los mejores sectores ornitológicos de nuestra región valdiviana, como el renombrado Río Cruces. A menos de otro kilómetro aguas arriba es necesario saltar a tierra para superar un terraplén que atraviesa por el estero de orilla a orilla. Luego, nos adentramos estero arriba. Pasando por el puente que comunica con Las Mulatas llegamos al Humedal Angachilla, que los vecinos de la Villa Claro de Luna han reconquistado para la comunidad valdiviana La perseverancia de estos ciudadanos es un modelo a imitar. Mediante mucho esfuerzo comunitario los vecinos han limpiado el humedal de escombros y basura, han cercado el acceso a los vehículos y han construido un sendero peatonal y 92

Jornada de limpieza en kayak Humedal Angachilla

dos miradores de piedra laja, lugares estratégicos para el avistamiento ornitológico. Desde aquí es un placer contemplar el Estero Angachilla que se extiende a sus pies, con densidades elevadas de cisnes de cuello negro, patos cuchara, patos rey,

patos colorados, taguas y pollollas. Incluso es posible observar a los raros cuervos de pantano. Un excepcional mirador ambiental urbano, aunque progresivamente amenazado por desarrollos habitacionales y futuros proyectos viales”.


Ale r ta ! La avenida que intervendría nuestro humedal El martes 14 de septiembre del 2012, el Concejo Municipal de Valdivia dio su aprobación a la construcción de la Avenida Circunvalación Sur, una carretera urbana de doble vía y 33 metros de ancho, que atravesaría por el medio del Humedal Angachilla. Este proyecto fue elaborado por el Ministerio de Vivienda, a través del Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) y contempla un enorme terraplén que implicaría el relleno de parte del humedal y la intervención del Estero Angachilla. Aunque el proyecto señala que el terraplén tendrá un anillo en la zona de la laguna, a fin de no interferir el curso de agua, sus impactos podrían ser devastadores. Ello con el agravante que esta obra no cuenta con ningún tipo de evaluación de impacto ambiental.

El Concejo Municipal solicitó al SERVIU que en vez de un terraplén construya un puente que pase por sobre el humedal y el Estero Angachilla, permitiendo el libre tránsito de las aguas. Sin embargo, la presencia de un gran puente de concreto, con luminaria permanente y tránsito constante de vehículos pesados, generaría graves impactos sobre el ecosistema, en especial en las aves nativas que anidan o habitan en él. Ello sin considerar la perturbación que la construcción de esta obra significaría para estas especies y su hábitat. El proyecto del SERVIU fue respaldado por la mayoría de los concejales presentes. Solo el edil de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Omar Sabat, votó en contra, mientras el también UDI Miguel Masrri se abstuvo. Ambos manifestaron en su momento a los medios de comunicación local su preocupación sobre los impactos que la carretera podría generar

en el Humedal Angachilla. En cambio, los demás ediles de la época –Jorge Moya (Partido Radical), Gonzalo Espinoza (Democracia Cristiana), Valdemar Zúñiga (Partido por la Democracia), Francisco Eguiluz (Renovación Nacional), Patricia Martínez (UDI) y Bernardo Berger (Renovación Nacional)– aprobaron la carretera. Como veremos más adelante, la posible construcción de esta carretera urbana se convirtió en la principal amenaza para nuestro humedal. A partir del año 2012, los vecinos, junto a varias organizaciones sociales de Valdivia, nos hemos movilizado con el propósito de que sus posibles impactos sean evaluados ambientalmente. Aunque obtuvimos algunos compromisos de parte del Ministerio de Vivienda, hasta el día de hoy carecemos de respuestas y seguimos temiendo por los riesgos que esta obra representa para el lugar que tanto hemos cuidado. 93


El amor a la fragilidad y belleza de los humedales Carmen Soriano, vecina de la Villa Claro de Luna Desde que recibí las llaves de mi casa que bordea el Humedal Angachilla, hace ya 16 años, un cordón de árboles –algunos muy altos– le bordeaba, y junto a matorrales no daban paso al ser humano curioso que se le acercaba. Así, impenetrable y misterioso, el humedal no se dejaba ver fácilmente. Alguna vez lo recorrí excitada ante su majestuosidad, su aroma y profundidad. Bien aperada con botas me interné por el bosque y éste me dejó ver su río lleno de vida. Vida plena, de aves, insectos, sonidos, colores. Su corazón abierto, palpitando al viento. Sus atardeceres rojos, naranjos, rosas, violetas. El aroma de sus canelos. Me saludó, como es de generosa. Nos abrazamos juntas. Somos una desde esos hermosos días. Me atrapó como hermana, como amiga. Luego vinieron días muy tristes y duros. La población cercana, de escasos recursos, y el invierno frío fueron la excusa perfecta para invadirte y comenzar poco a poco a violar 94

tus secretos y mutilarte lentamente. Mucho fue lo que te dañaron. No se hubieran detenido si no es por un grupo pequeño de seres que desde que te vieron, te amaron. Así, incondicionalmente, como debe ser. Y que buscaron estrategias para detener la masacre. Muchos años han pasado. Las calles, ya más cercanas a ti. El bosque disminuído. Las poblaciones se te vinieron encima. Pero aún tu corazón está vivo y las aves te custodian junto a los humanos que saben amar y que no te dejarán. El año 2004 el desastre de Celulosa Arauco dio muerte a gran parte de la biodiversidad del Santuario ubicado río arriba. Éste jamás se recuperará completamente, menos aún cuando se siguen descargando allí las mismas toxinas de siempre, a vista y paciencia de todos. Todavía tenemos dudas sobre la calidad del agua potable en las localidades cercanas a la planta de celulosa. Curiosa preocupación por nuestro bienestar. Urgencia por crear trabajo, dicen. ¿Y qué pasa

con el agua que beben nuestras familias diariamente? Son miles de vidas en este territorio. Tenemos una riqueza maravillosa en nuestro entorno. Disfrutémosla. Amémosla. Que los niños jueguen en el bosque, como nuestros abuelos. Que podamos beber agua de vertiente, respirar aire puro, bañarnos en el río y en el mar limpios, comer mariscos y pescados, tener plantas medicinales, disfrutar el crear juntos esa realidad que añoramos y que está a nuestro alcance. El palín o chueca jugado en el humedal, ésta ancestral práctica mapuche williche se desarrollaba cuando entre comunidades había que resolver un conflicto y no surgía acuerdo de las partes a través de las conversaciones. Por lo tanto, se resolvía con un partido de chueca y la comunidad ganadora tenía el derecho sobre la otra. En el caso del partido realizado por los amigos en el humedal, el conflicto no es entre los equipos que jugaron. Es una metáfora


de dos fuerzas en disputa. Vida o Cemento. La continuidad de la vida de este maravilloso humedal. O su relleno o intervención con una calle de cemento gigantesco. Son fuerzas antagónicas, sin duda. Es una o la otra. Los expertos lo han dicho claramente: es tan frágil este humedal que cualquier intervención de este tipo sería fatal. En el juego de palín que realizamos en el humedal, no perdió nadie. Ganamos todos, ya que nuestro único propósito fue crear conciencia entre vecinos sobre la belleza e importancia de preservar estos espacios. Por nuestro propio bien y el de nuestros hijos y nietos. Hoy tu frágil figura de infinitas tonalidades verdes aún aloja tanta vida. Sorprendes a cada instante con cantos y vuelos de tus habitantes alados. Extasiados los ojos de quien te observa. Acaricias y reconfortas los corazones tristes de todos aquellos que te visitan. Te amamos así, impenetrable y frágil. Te amaremos hasta impedir que te destruyan.

Amanecer en Angachilla Foto: Francisco Jooris Jacmart

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Año internacional de la cooperación en torno al agua “Las Naciones Unidas declaró el año 2013 como el Año Internacional de la Cooperación en la esfera del agua. En la respectiva declaración el organismo internacional reconoció que hoy existe una creciente presión sobre el agua dulce a nivel mundial producto de factores como la producción de alimentos, la urbanización y el cambio climático”. Además, hizo un llamado a la cooperación para preservar los recursos hídricos, objetivo crucial no solo para proteger el medio ambiente sino también para superar la pobreza, lograr justicia social e igualdad de género y construir la paz. Esto porque el agua no solo es un recurso natural del que dependen todas las actividades socios económicas y ambientales. También es fundamental para la salud y el bienestar humano y el de todos los seres vivos. 96

Una de las principales fuentes de agua, tanto para los seres humanos como para las demás especies, son los humedales. Así lo reconoce la Convención Ramsar, que es el tratado internacional encargado de promover la protección y uso racional de los humedales en todo el planeta. De acuerdo a esta convención, el agua cumple una función clave al conectar entre sí todos los rincones de la Tierra, a través de su “ciclo incesante”. La Convención Ramsar también reconoce que los humedales son decisivos en el ciclo hidrológico que mantiene el abastecimiento de agua dulce para los seres humanos y otros seres vivos. Es por ello que, el 2 de febrero del 2013, fecha en que se celebra el Día Mundial de los Humedales, las Naciones Unidas emitió un mensaje señalando que la relación entre las personas y los humedales debiera

ser una preocupación central ya que la pérdida de estos ecosistemas es “irreparable”. Nuestra Villa Claro de Luna tuvo el honor de ser el lugar donde el 2013 se celebró en Valdivia por primera vez de manera oficial el Día Internacional de los Humedales. El evento fue convocado por el Secretario Regional Ministerial de Medio Ambiente, Daniel del Campo, quien señaló que los habitantes de la Región de Los Ríos “somos responsables del manejo del agua y por lo tanto, del manejo de nuestros humedales. Estos fascinantes ecosistemas tienen gran cantidad de cualidades que nos benefician, como por ejemplo la depuración del agua, la captura de dióxido de carbono, la regulación del clima local”, concluyó.


10 razones para detener el relleno de humedales Este fue el volante preparado por la Agrupación Biósfera, como parte de la campaña contra el relleno de humedales en Valdivia. Los rellenos Impiden el drenaje de aguas lluvia Destruyen un ecosistema Deterioran el paisaje Contaminan las aguas Amplifican los riesgos naturales Los humedales Previenen inundaciones Conservan la flora y fauna nativas Mejoran nuestro entorno urbano Depuran las aguas y el aire Reducen los riesgos naturales Y tú, ¿de qué lado estás?

Restaurando nuestro humedal Justamente fue en el Día Internacional de los Humedales, el 2 de febrero del 2013, que el Centro de Estudios Ambientales (CEAM), de la Universidad Austral de Chile, por encargo del Ministerio del Medio Ambiente y en colaboración con la Fundación Centro de los Bosques Nativos, FORECOS, dio inicio al proyecto “Acciones de restauración ecológica del Humedal Urbano Angachilla y ecosistemas vinculantes”. Este proyecto se propuso contribuir a restaurar nuestro humedal por medio de un plan de plantación de especies nativas, implementado de manera participativa con los vecinos del sector. El proyecto estaría además acompañado de actividades de investigación realizadas en conjunto entre los expertos y los residentes.

Varias fueron las acciones a favor de nuestro humedal que nacieron a partir de este proyecto. Entre ellas destaca, por ejemplo, una jornada de limpieza realizada en el invierno del 2013 a la que se convocó a todos los vecinos, además de las instituciones a cargo del proyecto y a todos los interesados en apoyar. Se formaron varias cuadrillas para abarcar todo el humedal, desde la calle Luis Damann por el norte y hasta el puente que comunica con el sector Las Mulatas, por el lado sur. Además, 10 kayaks hicieron la limpieza desde el agua, recorriendo todo el borde del humedal. Más de 100 personas acudieron a esta actividad y se retiraron cientos de kilos de basura, por lo que resultó ser todo un éxito. Otro evento importante fue un seminario-taller teórico y práctico de 97


Proyecto de restauración del Humedal Angachilla MMA-CEAM-FORECOS

2 días, organizado por el Instituto de Silvicultura de la Universidad Austral de Chile, que estuvo a cargo del Técnico Forestal Bernardo Escobar. Esta actividad, realizada en junio de 2013, contó con el respaldo del proyecto “InnovaCuencas”, ejecutado por FORECOS. Su objetivo fue capacitar en técnicas de propagación y plantación de especies nativas a los dirigentes de Comités de Agua Potable Rural de la Región de Los 98

Ríos, con el fin de promover la restauración de ambientes naturales en las cuencas abastecedoras de agua. A fines del invierno, el domingo 1 de septiembre 2013, se realizó una jornada de plantación de árboles nativos que además del apoyo del CEAM y la Fundación FORECOS contó con el respaldo de CONAF, el Proyecto Innova-Cuencas y la Municipalidad de Valdivia. Esta actividad

fue seguida el 2 de septiembre por una nueva jornada de limpieza convocada bajo el lema “Mano dura con la basura”, la que tuvo como objetivo promover la conciencia ciudadana sobre el manejo responsable de los residuos domiciliarios. De allí que durante la actividad se compartió con los asistentes información sobre iniciativas de reciclaje, separación de residuos y acopio de aceite de cocina para su reutilización como biocombustible.


Salvemos el Humedal Angachilla: vecinos movilizados contra la carretera urbana El año 2013 estuvo marcado por una triste noticia: el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), a través del Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU), llamó a licitación la primea fase de la Avenida Circunvalación Sur, una carretera urbana que pasaría justo por el medio de nuestro humedal. El proyecto fue incluido el 2010 en el nuevo Plan Regulador Comunal de Valdivia (el que está en la etapa final de aprobación) y contempla tres etapas. Una de ellas implica la intervención directa del Humedal Angachilla por medio de un terraplén de 60 metros de ancho, para una vía de 4 pistas y ampliable a 6 en el futuro. El terraplén conectaría ambas orillas del Estero Angachilla, dividiendo en dos al humedal, aunque contempla

Lienzo en defensa del Humedal Angachilla Foto: Montserrat Lara Sutulov

un anillo sobre la zona de la laguna supuestamente con el fin de no interferir el curso de agua. Las autoridades consideran que la carretera es “necesaria e impostergable”. En base a las investigaciones realizadas por Alberto Tacón, de la Agrupación Biósfera, la carretera es un antiguo proyecto vial incluido el 2002 en el Plan Regulador de la ciudad. Su propósito es servir de acceso a

los camiones madereros que van a las chipeadoras y puerto de Las Mulatas, desde donde la madera se transporta al Puerto de Corral, al sur de Valdivia. Hasta la fecha, ni el MINVU ni el SERVIU nos han explicado a los vecinos cuál es la “necesidad impostergable” que los obliga a construir esta carretera. Tampoco han realizado ningún tipo de evaluación de sus impactos ambientales. 99


...Salvemos el Humedal Angachilla: vecinos movilizados contra la carretera urbana

Para los vecinos la construcción de esta carretera significaría la destrucción de nuestro Humedal Angachilla tal como lo conocemos, con su impresionante presencia de vida. Esto porque, además de dividir al Estero Angachilla y al humedal en dos, para instalar el terraplén propuesto se drenaría la zona hoy inundada. Todo esto sin considerar los impactos que se generarían durante la etapa de construcción. Al interrumpirse la presencia de agua se alteraría gravemente al humedal, dañándolo de manera tal vez irreversible. Para los vecinos esto sería un grave error. Primero que nada, porque afectaría nuestra calidad de vida debido a la pérdida de un área natural, con todo lo que representa para quienes vivimos cerca de ella. Perderíamos también sus servicios ambientales, de regulación térmica, de protección frente a tor100

mentas e inundaciones y de conexión diaria con la naturaleza. A cambio de esto, tendríamos una gran vía iluminada por donde, día y noche, transitarían camiones cargados de madera a pocos metros de nuestras viviendas. ¿Qué va a pasar con las aves que quieran anidar o refugiarse en lo que quede de su antiguo humedal? ¿Qué va a pasar con la plusvalía de nuestras viviendas? Nadie nos ha respondido estas preguntas. También Valdivia sufriría un daño irreversible, ya que la pérdida de nuestro humedal se sumaría a la eliminación de muchos otros espacios naturales que ocurren año a año, debido a la expansión urbana y el desarrollo de proyectos viales a inmobiliarios. Por ello, los vecinos le pedimos formalmente al Ministerio de Vivienda que suspendiera la licitación de la carretera

y sometiera el proyecto completo –es decir, sus tres fases– al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Además, le pedimos que la evaluación ambiental se hiciera de manera participativa, para que realmente se consideren los impactos que la obra causará a Valdivia y sus habitantes. Solo cuando estos resultados estén disponibles, sería correcto analizar las opciones y tomar una decisión. Hacerlo antes sería un error histórico, del que las autoridades nunca terminarán de dar explicaciones y del que tarde o temprano se van a arrepentir. Para hacer oír estos planteamientos, los vecinos de la Villa Claro de Luna realizamos varias protestas locales. A través de la red “Salvemos el Humedal Angachilla”, el 5 de julio del 2013 también emitimos una declaración pública a la que adhirieron la Agrupación Biósfera, la


Fundación FORECOS y estudiantes. En ella criticamos a las autoridades por su indiferencia ante nuestras propuestas y su negativa a dialogar.

Lo que sí pudimos conocer de primera fuente fueron los impactos que la construcción de la carretera podría generar en el Humedal Angachilla.

Producto de estas presiones ciudadanas, en junio del 2014 las autoridades del SERVIU y del MINVU se reunieron en la sede de la Junta de Vecinos Claro de Luna con los residentes y varios dirigentes locales y de organizaciones sociales y ambientales de Valdivia. Las autoridades reconocieron que la nueva carretera implicaría la intervención directa del Humedal Angachilla y acogieron nuestra demanda de someter el proyecto a una evaluación de impacto ambiental. Han transcurrido más de 2 años desde que las autoridades asumieron este compromiso y los vecinos no hemos tenido ninguna información sobre la evaluación del proyecto ni sobre las instancias de participación que se nos ofrecieron.

A principios del 2015, la Constructora Galilea comenzó a hacer trabajos frente al humedal, como parte de la construcción de un nuevo conjunto de viviendas. La empresa hizo movimientos de tierra con máquinas pesadas a unos 200 metros del espejo de agua. Producto de estas obras, que son mínimas comparadas con las que podrían ocurrir si se construyen la nueva carretera, la presencia de aves en el humedal disminuyó notoriamente. En especial, los cisnes de cuello negro abandonaron el humedal y dejaron de anidar en él. Al ver estos efectos los vecinos hemos fortalecido nuestro rechazo a la carretera del MINVU.

CISNES, ADIÓS Fredy Vargas Barría

El cisne en la sombra parece nieve Su pico es de ámbar del alba al trasluz El suave crepúsculo que pasa tan breve Las cándidas alas son rosadas de luz Y luego en los juncos del humedal azulado Después que la aurora perdió su arrebol Las alas extendidas y el cuello enarcado El cisne es de plata bañado de sol Y de cisnes al vuelo, ligera bandada Se posan temerosos en la quietud del río Quizás presintiendo su pronta partida Un adiós silencioso de pañuelos al sol

101


¡No más rellenos de humedales en Valdivia! Los humedales urbanos debieran tener fuertes restricciones para la construcción por ser terrenos inundables y suelos blandos que no cumplen con la estabilidad que se requiere en una zona sísmica como Valdivia. Además, el relleno de humedales para la construcción genera impactos sobre los servicios ambientales que estos ambientes prestan, como la disminución de su capacidad para prevenir inundaciones y regular el clima, la pérdida de hábitat para flora y fauna singular, y la pérdida de su función de filtro de contaminantes y sedimentos, entre otros. Sin embargo, día a día los humedales de nuestra ciudad son rellenados para construir viviendas e infraestructura urbana, tanto por personas naturales como por empresas. Para que estas nuevas construcciones sean autorizadas, requieren permisos que son aprobados por la Dirección de Obras Municipales, de acuerdo a lo es102

tablecido por el Plan Regulador Comunal de Valdivia. Los Planes Reguladores Comunales son instrumentos de planificación territorial que zonifican las áreas urbanas, definiendo para cada zona diferentes usos del suelo permitidos y restricciones para la edificación. Es por ello que el Plan Regulador de Valdivia, cuya elaboración y modificaciones están a cargo del Municipio, es tan clave para el destino de nuestros humedales. En el caso de los humedales urbanos, es el Plan Regulador Comunal el que define cuáles deben ser protegidos. Para ello los humedales son zonificados como “áreas de protección de recursos de valor natural”, como las llama la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones. Esta categoría es aplicable a todas las áreas donde existan elementos naturales protegidos, de acuerdo al ordenamiento jurídico vigente. Una vez que esta zonificación se aplica a un humedal o área natural,


de ella se derivan restricciones para la edificación, de manera que las nuevas construcciones sean compatibles con la protección oficialmente establecida para estas áreas o elementos naturales.

Destrucción de un humedal urbano en Valdivia con fines inmobiliarios Foto: Montserrat Lara Sutulov

Lamentablemente, el 2012 durante el proceso de elaboración del nuevo Plan Regulador Comunal (el que aún no entra en vigencia), todas las “áreas de protección de recursos de valor natural” fueron eliminadas y reclasificadas como “áreas de riesgo” y, más específicamente, como áreas de riesgo “potencialmente inundables”. Además, el nuevo Plan Regulador Comunal diferenció a los humedales de los ‘hualves’ –o bosques pantanosos, un tipo único de ecosistema– y las vegas. En el caso de las zonas identificadas como humedales se permitieron usos compatibles con la creación de áreas verdes y de espacios públicos. En cambio, para las zonas declaradas como ‘hualves’ y vegas se permitieron además

equipamientos y edificación, aunque con ciertas restricciones. Esta diferenciación entre humedales, por un lado, y ‘hualves’ y vegas, por el otro, no se basa en ningún criterio técnico para establecer qué lugares corresponden a cada uno de estos tipos de ambientes. Por ello, se trata de una clasificación que parece arbitraria. Más aún, esta clasificación puede abrir el camino para el relleno legal de los humedales que son clasificados como ‘hualves’ o vegas. O sea que en Valdivia definir si un humedal es un ‘hualve’ o una vega puede tener consecuencias importantes para la ciudad. Una de las consecuencias ha sido incentivar el relleno de humedales que opera en base a “hechos consumados”. Esta práctica consiste en depositar, sin autorización, escombros, basura doméstica y otros desechos en los humedales. 103


... ¡No más rellenos de humedales en Valdivia!

Cuando estas áreas ya han sido rellenadas las personas o empresas solicitan al Municipio un cambio de uso del suelo de manera que la zona sea reclasificada en una categoría compatible con la edificación, de acuerdo al Plan Regulador Comunal. Frente a esta situación, los servicios públicos han sido pasivos y casi siempre han aprobado los cambios de uso solicitados. Así, la ciudad pierde día a día más humedales, con todos sus valores y servicios ambientales y sociales. El cambio más preocupante introducido por la última propuesta de Plan Regulador Comunal es que muchos humedales urbanos –o porciones de ellos– fueron reclasificados como zonas urbanas cen-

trales, preferentemente residenciales, de equipamiento, o de actividades productivas. De aprobarse esta propuesta, se desconocería por completo su condición de humedales y se permitiría desde ya su destrucción y relleno para la edificación. Otra preocupación para los vecinos, en especial de los barrios más jóvenes que han sido construidos encima de rellenos, es que muchas viviendas han sido afectadas por infiltraciones de humedad debido a que el agua ha seguido drenando de manera subterránea. Además, las casas han sufrido grietas y roturas ya que los suelos aún son inestables. Esto nos preocupa en especial porque Valdivia es una ciudad con una historia sísmica importante.

Durante los años 2014 y 2015 el relleno de humedales se convirtió en uno de los principales temas de movilización ambiental en Valdivia. Los vecinos comenzamos a pedirle al Municipio que jugara un papel más decidido en la protección de nuestros humedales. Así fue que le pedimos al Alcalde, Omar Sabat, que la Municipalidad se hiciera cargo de elaborar una ordenanza local para los humedales. Aunque en un comienzo el Alcalde se resistió a esta idea, finalmente llamó a la constitución de una Mesa Técnica Comunal de Humedales que, como veremos, el 2016 logró aprobar la anhelada ordenanza.

Residuos domiciliarios y escombros en un humedal urbano de Valdivia Foto: Romina Novoa Melson


Entrevista a Ana Edita Villanueva García Residente de la Población Ampliación Los Ediles, aledaña al Humedal Angachilla (Diciembre 2015)

Llegué a la población Ampliación Los Ediles el 2003. Mi relación con el humedal es de amor y odio, ya que tengo sentimientos encontrados. Yo adoro la naturaleza. Me gusta ver tantas aves que andan, no solo en el agua, sino en el bosque, sobre la totora y los junquillos. Pero no me gusta cuando tiran basura aquí en la calle. Lo más ingrato es ver cómo entran camionetas llenas de escombros a tirarlos al humedal. Los fines de semana llegan muchachos a beber, a drogarse y a hacer desórdenes. Eso no está bien, porque las aves se asustan con el ruido de los vehículos y la música muy alta. Esto se terminaría si hubiera alguien que cuide este hermoso lugar. ¿Y qué decir de la vía Circunvalación Sur, intervención que está latente, y que cortará el humedal y pasaría a 10 metros del Entrada al Humedal Angachilla Foto: MMA-CEAM-FORECOS

mirador principal? Es incomprensible que nuestras autoridades, que elegimos con nuestros votos y que suponemos que velan por nuestros intereses, hagan esta vía. La intervención impactaría de forma atroz, ya que votarían todos los pellines, radales y copihues tan lindos que hay en el lugar. Autoridades, no lo hagan. Les hago un llamado en nombre de los vecinos de todo el sector. No queremos esta intervención, que sería fatal para toda la vida que existe en el humedal.

Tan cerca pero tan olvidados. Tan amenazados como valiosos. Los humedales son, probablemente, el rasgo diferencial de la ciudad de Valdivia. Los invito a conocer estos rincones no vistos de Valdivia. 105


Una ordenanza de humedales para Valdivia

A partir del año 2013 en Valdivia comenzó a gestarse una red ciudadana a favor de la protección de los humedales de la ciudad. Esta red nació de manera independiente a las iniciativas impulsadas desde el Estado, como la Mesa Regional de Humedales a cargo del Ministerio de Medio Ambiente, creada en el 2012. Aunque la Mesa Regional de Humedales funcionó bien en un comienzo, siendo una instancia de articulación entre servicios públicos, ciudadanos y académicos, a poco andar perdió relevancia debido a que no logró resultados concretos. Paralelamente, a partir del 2013 las denuncias y movilizaciones ciudadanas por el relleno y destrucción de humedales se habían multiplicado. Debido a la necesidad de responder ante las amenazas, a mediados del 2014 se articuló una red ciudadana por los humedales, la 106

que comenzó a reunirse y discutir propuestas de acción. En febrero del 2015, durante la celebración del Día Internacional de los Humedales, Jaime Rosales, fundador del Comité Ecológico Angachilla y antiguo residente de la Villa Claro de Luna, asumió la voceraía de la naciente red. En la respectiva declaración pública la red le demandó al Municipio la creación de una ordenanza de protección de los humedales de la ciudad. A partir de este momento, la red lanzó una campaña bajo el lema “Relleno en el humedal, desastre ambiental, exigimos ordenanza municipal”. La ordenanza de humedales de Valdivia fue inicialmente rechazada por el Alcalde Omar Sabat, argumentando que el gobierno local carecía de atribuciones para proteger estos ecosistemas y que se

requerían leyes de rango superior. Más aún, el Alcalde señaló que de dictar una ordenanza para proteger los humedales estaría incurriendo en un acto ilegal. Pero la presión ciudadana se intensificó, especialmente a través de las redes sociales como Twitter y Facebook. Finalmente, en abril del 2015 el Alcalde aceptó apoyar la ordenanza, para lo cual convocó a una Mesa Técnica Comunal de Humedales, integrada por funcionarios municipales, representantes de servicios públicos, organizaciones ambientales y sociales, y académicos. Para dar inicio a la elaboración de la ordenanza, en mayo de 2015 se realizó un “Foro sobre humedales”, al que asistieron organizaciones ambientales, sociales y ciudadanas, que presentaron su diagnóstico del problema y sus propuestas.


Lienzo con lema de campaña Foto: Romina Novoa Melson

Luego, en junio de 2015, se realizó una Audiencia Pública sobre los humedales urbanos de Valdivia ante el Concejo Municipal, convocada por los propios ciudadanos. En ella, los ciudadanos expusieron ante el Alcalde, los concejales y los funcionarios municipales sobre la importancia de los humedales y los servicios que prestan a los habitantes de la ciudad. También abordaron las normas que existen en Chile y algunos ejemplos de ordenanzas de protección de humedales en otras comunas del país.

A partir de todo esto, la Mesa Técnica Comunal de Humedales comenzó a redactar la futura ordenanza, con una fuerte participación de los ciudadanos. Quiero destacar en especial el aporte de Montserrat Lara Sutulov, bióloga valdiviana con gran experiencia en conservación y en humedales, quien estuvo a cargo de revisar los antecedentes técnicos y científicos y de preparar los borradores que fueron la base de la ordenanza. En este trabajo los ciudadanos se preocuparon en especial de

que la ordenanza tuviera en cuenta las características de los humedales de Valdivia y las amenazas específicas que los afectan, así como la participación de organizaciones vecinales y sociales en su vigilancia y gestión. Además, difundieron las propuestas sobre la ordenanza entre las organizaciones sociales y vecinales para recoger sus sugerencias. En la preparación de la ordenanza el Municipio hizo ver su reticencia a asumir mayores responsabilidades y a poner restricciones sobre la propiedad privada, mientras los ciudadanos buscaron siempre la mayor protección y regulación de los humedales y los mayores espacios de participación posibles. Finalmente, la nueva ordenanza de humedales de Valdivia fue aprobada de forma unánime por el Concejo Municipal el 4 de febrero de 2016, para el día 107


...Una ordenanza de humedales para Valdivia

internacional de los humedales, y entró en vigencia en marzo de ese mismo año. Esta ordenanza no resuelve todos los problemas que enfrentamos en relación a la destrucción de los humedales de nuestra ciudad. Además, sigue pendiente que el Plan Regulador Comunal de Valdivia reconozca a todos los humedales como áreas de protección y contemple mecanismos para que estas áreas puedan ser realmente cauteladas como Reservas Naturales Urbanas. Sin embargo, la ordenanza en sí representa el fruto de un largo camino de comprensión, conciencia y movilización en torno al valor de los humedales y a la necesidad de protegerlos, el que ha sido recorrido con mucho esfuerzo y mucho corazón por los vecinos de esta ciudad. Por ello, la ordenanza es el símbolo de lo que puede resultar cuando las personas trabajan unidas y colaboran por un objetivo común. 108

Para mí, la ordenanza de humedales de Valdivia representa el cambio que hemos estado viviendo desde hace más de una década en esta ciudad, cuando sucedió el desastre del Humedal del Río Cruces. Hemos pasado de la ignorancia y la destrucción a una nueva manera de relacionarnos con estos ambientes naturales, que son parte inherente de nuestra ciudad y, por qué no decirlo, de nuestra identidad como valdivianos. Aunque sea una herramienta precaria y aún nos falte mucho por recorrer, la ordenanza de protección de humedales de Valdivia es una primera concreción de lo que muchos, como yo, soñamos para esta ciudad: una convivencia cercana, cotidiana y respetuosa con los bosques, los ríos, los esteros, los humedales, y con todos sus habitantes, las aves y otra fauna con la que tenemos el privilegio de compartir esta tierra maravillosa en que nos tocó nacer o vivir. Humedal Angachilla Foto: Proyecto de restauración del Humedal Angachilla, MMA-CEAM-FORECOS


Los humedales ya son parte de nuestra cultura El año 2015 también vimos florecer nuevos proyectos e iniciativas que buscan valorar y rescatar a los humedales de nuestra ciudad, esta vez impulsadas por jóvenes estudiantes universitarios. Uno de ellos fue el proyecto “Proyectando cultura ambiental desde la ciudadanía”, ejecutado por ATRAE, una agrupación transdisciplinaria de estudiantes de la Universidad Austral de Chile, que nació el 2010 y ha venido organizado la Feria de la Biodiversidad durante los últimos 5 años. El propósito principal de este proyecto es contribuir al desarrollo de una cultura ambiental ciudadana, a través de instancias alternativas de participación y diálogo local, que aporten a la conservación de la biodiversidad y al entorno natural de la ciudad de Valdivia. Con este fin, el proyecto se propuso lograr un mayor acercamiento entre

vecinos y vecinas que han venido trabajando en el cuidado y protección de la biodiversidad de la ciudad. Uno de los focos de su acción es todo el trabajo que hemos venido realizado en nuestra villa en torno al Humedal Angachilla. Otra de las iniciativas impulsadas por los estudiantes fue el proyecto “Re-conociendo mi barrio: Re significación de los ecosistemas naturales urbanos como parte de mi entorno”, de la alumna Carla Mancilla Peralta. Este proyecto fue seleccionado en el concurso Iniciativa Estudiantil 2015 por la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Austral de Chile. El objetivo de este proyecto fue poner a disposición de la comunidad de Angachilla diversas actividades que les permitiera conocer mejor su entorno natural, explorar los distintos humedales urbanos de Valdivia, informarse sobre el es-

tado actual de estos ecosistemas y comprender las consecuencias que ha tenido en ellos la intervención inmobiliaria. El proyecto también buscaba informar a los vecinos sobre los modelos de gestión que pueden ayudar a conservar los humedales urbanos y las implicaciones en la calidad de vida de las personas que habitan cerca de ellos. Finalmente, el proyecto contempló el concurso de fotografía “Conociendo mis vecinos del humedal”, donde los vecinos pudieran capturar la flora y fauna presentes en este lugar, culminando con una exposición de fotografías y un conversatorio. Además este proyecto incluyó una iniciativa muy apreciada por los vecinos y que se hizo muy popular: el recorrido en micro por los distintos humedales de la ciudad. El hecho que hoy sean las y los propios estudiantes quienes estén impulsando proyectos en apoyo a nuestro humedal 109


...Los humedales ya son parte de nuestra cultura

es un gran motivo de satisfacción y orgullo. Con ello podemos comprobar que el trabajo que hemos venido realizando ha tocado el corazón de los más jóvenes y los ha impulsado a sumarse a nuestros esfuerzos. ¿Qué más podemos pedir quienes llevamos varios años en esta labor? Esta generación de recambio será sin duda capaz de superarnos y de llegar mucho más lejos que nosotros. A los que iniciamos esta labor nos tocó darnos cuenta, en primer lugar, que teníamos un humedal al frente de nuestra casa y comenzar a conocer a las especies de árboles y a las aves que habitan en él. Además nos tocó dar los primeros pasos para generar conciencia y comprensión del valor de estos lugares naturales entre nuestros vecinos y familiares. Y también, por cierto, conquistar algunos logros importantes, como fue la ordenanza de humedales de Valdi110

via aprobada el 2016. Sin embargo, las amenazas continúan y a ratos parece que son cada vez más grandes. A los más jóvenes, cuyos proyectos e iniciativas celebramos y agradecemos, les corresponderá poner en práctica lo que hemos aprendido y conquistar nuevos espacios para los humedales. Tal vez podrán lograr que los principales humedales de Valdivia sean protegidos legalmente. Tal vez lograrán detener el relleno que día a día destruye estos sitios. Tal vez incluso lograrán que los valdivianos finalmente comprendan que Valdivia está ubicada encima de un gran humedal, cuyas aguas circulan por la superficie y bajo el suelo, conectadas en una gran matriz acuática que se comunica con el estuario del Río Valdivia y un poco más allá, con el mismo Océano Pacífico. Pero más que todo esto, espero que nuestros jóvenes logren que nazca

Acción por los Cisnes, verano 2005

el amor y conexión íntima con la naturaleza y los humedales en el ciudadano común de Valdivia. Quizás ellos algún día consigan que cuando alguien le pregunte a un niño valdiviano, “¿Y tú, dónde vives?”, responda sin vacilar, “En Valdivia, la Ciudad-Humedal”.


Medidas que se puede tomar a favor de los humedales Los humedales proporcionan múltiples beneficios, tales como filtrar el agua, garantizar la biodiversidad, proteger las costas y mitigar el cambio climático. Es preocupante que, de acuerdo a la Convención Ramsar, desde 1900 hasta el presente haya desaparecido más del 60% de los humedales del planeta. ¿Qué puede hacer una persona común para ayudar a revertir esta tendencia? Las siguientes son algunas acciones concretas que te invito a realizar. Ponga atención a los humedales de su zona. Mire a su alrededor para observar qué tipo de humedales existen en su zona. Algunos de los tipos más comunes son: marismas de agua salada, pantanos y turberas. Los lagos y ríos también son humedales. Conozca en profundidad los humedales. Visite un humedal en su zona para conocerlo de cerca. ¿Qué tipo de vegetación y especies silvestres existen en él? ¿Cómo se está utilizando el sitio? Regrese en distintas épocas del año y observe los cambios en el entorno. Denuncie la destrucción de los humedales. Si observa alguna actividad ilegal, como tala de madera o rellenos, denúncielo a las autoridades competentes. En Valdivia se puede denunciar fácilmente en la Municipalidad. Colabore con la protección de los humedales. Hable con los encargados de proteger los humedales cercanos a su sector para ver cómo les puede ayudar. Si en su zona existe algún humedal que no esté protegido contacte a organizaciones sociales, ambientales o académicas que puedan guiarlo en las acciones a seguir. Edúquese sobre los valores de los humedales y comparta este conocimiento. Los humedales a menudo son considerados como terrenos baldíos, es decir, como zonas que deben ser rellenadas, drenadas o convertidas en otros usos. Al educarse sobre sus valores y funciones puede ayudar a sus familiares, amigos y vecinos a comprender los enormes beneficios que los humedales aportan, tanto a escala mundial como regional y local. 111


... Medidas que se puede tomar a favor de los humedales

Organice una limpieza en algún humedal. En las zonas pobladas, los humedales a menudo se llenan de basura. El trabajo en grupo durante una o dos horas puede mostrar lo mucho que se puede limpiar en poco tiempo. Fotografíe el lugar antes y después para que se vea la diferencia. Cambie sus hábitos de consumo. Ahorrar agua, reducir los residuos nocivos y fomentar los huertos caseros y el consumo responsable, pueden tener efectos positivos sobre los humedales. Use bolsas reutilizables, tome duchas más cortas, recicle la basura doméstica y asegúrese que las baterías y otros desechos peligrosos no terminen en los vertederos ni en los humedales. Cuide su jardín de manera responsable. Las aguas contaminadas y las plantas invasoras son grandes amenazas para los humedales. Seleccione plantas autóctonas y resistentes a las plagas para su proprio jardín y plántelas en lugares adecuados. Utilice la menor cantidad posible de fertilizantes y evite los pesticidas tóxicos. Riegue con agua de lluvia recuperada. Participe en el día mundial de los humedales. El 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales. Apoye este evento para generar conciencia sobre el valor de los humedales. Anime a los jóvenes a participar. Organice su propio evento. Únase a otros. Muchas organizaciones y redes ya trabajan en pro de los humedales. Infórmese de las organizaciones y redes que existan cerca suyo y únase a sus esfuerzos.

Fuente: Adaptado a partir de “Humedales: ¿Qué puedo hacer yo?”, ficha informativa de la Convención Ramsar, sin fecha, y divulgada por el Ministerio de Medio Ambiente.

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Links recomendados Blog del Humedal Angachilla http://humedalangachilla.blogspot.cl/

Reservas Naturales Urbanas de Valdivia https://rnuvaldivia.wordpress.com/

Rutas Verdes de Chile, “Por los humedales urbanos de Valdivia, en kayak y en bicicleta” http://www.rutasverdesdechile.cl/ruta/RV-P34

Organización de las Naciones Unidas “Año Internacional de la cooperación en la esfera del agua”. http://www.un.org/es/events/worldwateryear/

Convención Ramsar (2012) “Los Humedales Cuidan del agua” http://www.ramsar.org/sites/default/les/documents/library/lea et_s_0.pdf

Red mundial de centros de educación en humedales http://wli.wwt.org.uk/es/

Asociación Comunidad Humedal http://www.comunidadhumedal.cl/

Páginas facebook de la Red Ciudadana por los humedales de Valdivia https://www.facebook.com/groups/992302500826966/ https://www.facebook.com/groups/459254887571597/ 113



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