Desvelados

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Desvelados FotografĂ­as de Clemente Bernad

Desvelados FotografĂ­as de Clemente Bernad



Desvelados FotografĂ­as de Clemente Bernad



Índice

Fotografías Clemente Bernad Textos 9

El antisepulcro Manuel Rivas

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Niebla negra Emilio Silva

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Memoria hoy Christian Caujolle

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Arrojar luz Clemente Bernad

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Subterrados Francisco Ferrándiz

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Indicios Almudena García Rubio y Berta Martínez

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Miedo a los muertos Ana Aliende

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Vestigios Francisco Etxeberria y Lourdes Herrasti

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Devenir tumba Germán Labrador

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Genética visual Luis Ríos, Alberto Fernández y Jorge Puente

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Desaparecer Francisco Ferrándiz

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Listado de obra

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Biografías





El antisepulcro Manuel Rivas A Clemente Bernad Suele decirse: Se los comió la tierra. Pero yo que soy la tierra, un pedazo de tierra, unos metros de tierra tierra adentro, lo que siento es su hambre, sus dientes buscando mis pezones, mis raíces, la pulpa del tiempo, la carnaza de las horas podridas, la urdimbre ahumada de las nubes bajas, la hogaza del crepúsculo, el fermento agrio de las sombras en la comisura de las uñas, las briznas de luna en la sámara de las miradas. Yo he sentido mucho, tal vez como nadie, esta deshora muerta, estos muertos inquietos, no más con el badajo de las balas, abrazados a mí, con la última palabra en la boca, esa gramínea, esa zarza, ese hueso de saúco. He cuidado sus zapatos, los botones, sus hebillas, sus peines, sus lapiceros. Lo poco que tenían, el ajuar del escombro. Yo no estaba preparada para esto. Tampoco ellos. Se me cayeron dentro, sin quererlo. Pero yo no soy una tumba. He criado a mi gente bajo tierra. Sepulcral vuestro país sepulcro, donde los muertos se jactan del olvido. 9



Niebla negra Emilio Silva

La memoria es de tierra, guarda voces enmudecidas por una terrible muerte, esconde el testimonio de los crímenes, el rostro impasible del asesino, la firmeza de las manos que aprietan el gatillo, el grupo de pistoleros que miran con odio al ser humano que cae abatido con el cráneo reventado, al que registran los bolsillos y rematan a bocajarro. En la cuneta se esconde el eco del miedo del hombre tembloroso, maniatado, acorralado por los caballeros de la muerte, que trata de recordar a un ser querido antes de que se apague su tiempo, que imagina otra vida para su familia, otro futuro para sus hijos que no se tuerza en ese instante en que su corazón está a punto de paralizarse. Hay una fosa en una cuneta, apartada del presente, ajena a la carretera por la que la vida viene y va. Es un gran ataúd de tierra, de humus, un nicho clandestino, un panteón sin lustre donde durante décadas se ocultan los crímenes más terribles; cuerpos torturados, escondidos, cadáveres robados a sus familias que no pudieron depositar cerca de ellos unas flores con las que ayudar a marchitar su profundo dolor. Metáfora perfecta de quienes tanto perdieron, de quienes tanto sufrieron, de quienes sobrevivieron gobernados por los asesinos, vigilados, amedrentados por la exhibición de la violencia impune, premiada y galardonada por la dictadura. Durante muchos años las cunetas durmieron, esperaron, guardaron silenciosas el fruto de una enorme tragedia, la semilla de un tiempo de justicia. Sin marcas, sin signos, sin señales, sin nada que explicara al que no sabe que hay algo más que tierra. En esos parajes, bajo setenta, ochenta o ciento sesenta centímetros hay huesos, casquillos, cremalleras y hubo labios que dieron besos, que hablaron de sueños, de mundos mejores, ojos que contemplaron con esperanza a sus hijos, manos que trabajaban por un tiempo mejor. 11



Memoria hoy Christian Caujolle

Fue hace veinte años, exactamente durante mi primera estancia en Camboya. En plena temporada de lluvias el coche circulaba con prudencia por una pista bordeada de arrozales; belleza infinita de un suave tono gris perforado por el verde. Cuando nos detuvimos estábamos cerca de un monumento funerario blanco de reciente construcción y rematado con un techo recargado parecido al de los templos. En las vitrinas, detrás de las columnas, hileras de cráneos y huesos humanos, amontonados. Estábamos en Choeung Ek, el memorial construido por los vietnamitas que expulsaron a los Jemeres Rojos de Phnom Penh y que fue uno de los tristemente célebres «Killing Fields» en el que se ejecutaban, tras haber sido torturados para obtener las «confesiones», los detenidos de Tuol Sleng, el antiguo instituto francés rebautizado como S21. Aquí fueron brutalmente asesinadas, a menudo a golpes, para ahorrar munición, al menos quince mil personas, esencialmente mujeres, niños y ancianos, pero también aquellos que usaban gafas, puesto que eran susceptibles de saber leer y por lo tanto constituían un peligro para aquellos que en su locura pretendían construir un «hombre nuevo». Aquel día llovía, y al aventurarnos en los terrenos colindantes al monumento funerario, con cada pisada dejábamos al descubierto infinidad de pequeñas astillas blancas: restos de huesos, algún diente de vez en cuando. Una geografía siniestra de una de las fosas comunes más grandes que se conocen. En Camboya hay miles de ellas —se habla de veinte mil— y no todas han sido localizadas. Se calcula que hubo en torno a dos millones de víctimas en una población que era de ocho millones. Nunca lo sabremos. Tras investigar he encontrado dos fotografías de la época del descubrimiento de esta fosa, tomadas seguramente por vietnamitas al igual que las de las salas de tortura de Tuol Sleng. Se trata de documentos que, con sus hileras ordenadas de cráneos dispuestos sobre el barro o con el grafismo confuso de tibias amontonadas, pueden ser considerados 17



Arrojar luz Clemente Bernad

La guerra que se desató en el Estado español tras la sublevación el 17 de julio de 1936 de militares de ideología fascista apoyados por la iglesia católica, por la mayoría de partidos de derecha y por fuerzas paramilitares contra el gobierno de la II República supuso, entre muchas otras cosas, la llegada a la mayoría de edad del fotoperiodismo tal y como lo entendemos en la actualidad. Hasta entonces, los fotógrafos que acudían a las guerras se tenían que contentar con realizar retratos posados de los combatientes junto con vistas más o menos generales y descriptivas de los lugares en los que se desarrollaban las batallas. La aparición de cámaras ligeras y fácilmente transportables, de ópticas luminosas y de películas de alta sensibilidad permitió que un grupo de fotógrafos mostrara un conflicto bélico de una manera hasta entonces desconocida. Agustí Centelles, los hermanos Mayo, Gerda Taro, «Chim» Seymour, Robert Capa y tantos otros pudieron moverse con rapidez y ligereza y consiguieron documentar los horrores de aquella guerra —o mejor, de las varias guerras simultáneas que acontecieron— y contar cómo se resistió contra el fascismo hasta el final. Sus fotografías transmitían inmediatez, acción, testimonio, drama, autenticidad y tragedia, es decir, todo aquello que aún se valora como imprescindible en la mejor fotografía de guerra, y han contribuido a hacernos comprender nuestro pasado por horrible que fuese, a crecer como personas, a saber mejor quiénes somos y dónde estamos. Sin embargo, mientras todos aquellos fotógrafos se esforzaban por contar cómo se combatía en los distintos frentes y cómo se vivía en la retaguardia, tenía lugar una silenciosa, sangrienta y cruel represión sobre la población civil que supuso la tortura, el asesinato y la desaparición de decenas de miles de personas, y que no fue documentada por cámara alguna. No había presente ningún fotógrafo mientras se asesinaba 21


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Subterrados Francisco Ferrándiz

Las exhumaciones de la última década de fosas comunes de la Guerra Civil Española y la posguerra, muy especialmente de aquellas producidas y posteriormente abandonadas deliberadamente a su suerte en la retaguardia franquista, se han situado en un lugar central de los debates contemporáneos sobre la naturaleza y alcance de la contienda —que incluyen de manera muy relevante la violencia de retaguardia— y el régimen dictatorial que surgió de ella. Los centenares de fosas comunes que dejó la política represiva de Franco subsistieron durante décadas en un limbo narrativo, emocional, político y judicial. Ya fuera porque fueron deliberadamente ignoradas, lo mismo que otros aspectos de la guerra y la represión, por las élites políticas e intelectuales desde mediados de la década de 1950 e incluso durante el periodo de transición a la democracia, ya fuera porque continuaban siendo portadoras de un cierto aura paralizante capaz de infundir terror sobrevenido en ámbitos locales, las fosas comunes vieron pasar los años como mecanismos de relojería sin horario fijo, enterradas en paisajes familiares, sepultadas sucesivamente por dispositivos de silenciamiento y olvido. Que estos paisajes del terror no fueron en modo alguno desactivados lo demuestra el que, en los últimos años, la localización y excavación de las fosas, así como la gestión de todas las actuaciones relacionadas con ellas, han desatado una intensa polémica donde argumentos de «verdad, justicia y reparación» se confrontan con otros que conjugan «guerracivilismo, revanchismo y apertura de heridas». Como las fosas comunes se han convertido en un foco fundamental de irradiación y retroalimentación de los debates sobre la memoria de la guerra, y muy especialmente sobre la memoria de la represión y la derrota, es decisivo no simplificarlas. Es un asunto de responsabilidad social capturar la complejidad y dinamismo de un proceso extenso y poliédrico que incluye desde excavaciones hasta iniciativas políticas y judiciales de enorme proyección 57


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Indicios Almudena García-Rubio y Berta Martínez

La arqueología es la ciencia que estudia el pasado a través de su cultura material. Existe una idea bastante generalizada que vincula arqueología y grandes monumentos, como las pirámides. Pero la realidad es que excavar, normalmente, es recuperar fragmentos de vida cotidiana. Lo habitual es excavar los hogares, lugares de habitación, hornos, enterramientos de las poblaciones del pasado. Los arqueólogos nos enfrentamos al pasado en su dimensión material, y leer desde la materialidad resulta complicado porque no es nuestra habitual mirada del mundo. Las exhumaciones permiten aplicar las técnicas de excavación arqueológica a un contexto muy concreto. Y terrible. El del momento de la ocultación de los cadáveres de personas que fueron asesinadas. Desde el año 2000 se han llevado a cabo cerca de 250 exhumaciones por toda la geografía española en las que se han recuperado más de 5 000 cuerpos. La mayor parte de esas muertes fueron extrajudiciales, al tratarse de civiles asesinados en la retaguardia del frente. Las víctimas eran personas ajenas al conflicto bélico, pero no al conflicto social que supuso la Guerra Civil Española. Pero las exhumaciones también permiten a los arqueólogos conectar directamente ese pasado (reciente) con el presente, porque son familiares y vecinos los que reclaman que la exhumación tenga lugar. Ellos conocen los hechos y marcan los que serán los objetivos de la excavación, las hipótesis que habrá que confirmar. También conocen a las personas que se buscan, y aportan sus datos personales, edad, sexo, estatura, señas físicas particulares, es decir, una cojera o unos dientes de oro que pueden ser fundamentales en la tarea de identificación. Pero además los familiares y vecinos son los que conducen hasta el lugar del enterramiento, los que, en muchos casos, conocen la ubicación exacta de las fosas. 81


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Miedo a los muertos Ana Aliende

La modernidad científica y la modernidad estética indagan en la realidad, la amplían sinérgicamente. Conocer la verdad a través de las ciencias y ampliar la subjetividad supone amplificar la conciencia, abrir el cuerpo y la mente a experiencias nuevas que potencialmente poseen la capacidad de enriquecer la vida de los hombres y de las mujeres. Esto implica, desde el punto de vista intelectual, continuas revisiones conceptuales que vinculen los resultados de las distintas especialidades científicas y que los pongan al servicio de los desafíos económicos, políticos y culturales en los que estamos inmersos. Miradas que enriquecen y trastocan lo dado, que abren nuevas posibilidades. Miradas que emocionan y enseñan a mirar. Miradas que desean intervenir en el mundo para mejorarlo. Valores, por tanto, que buscan un hueco. Energías y emociones que en estos momentos de retos éticos y de nuevas odiseas morales precisan caminos, como es el caso concreto de la historia más reciente de España. En momentos, además, en los que, como recogen entre otros Sokal y Bricmont, se da un asalto a la razón y a la ciencia. También es preciso descifrar y confirmar —teórica y metodológicamente— el alcance de los efectos colaterales —no deseados— que producen determinadas decisiones basadas en el conocimiento experto. Por ello, es necesario construir un racionalismo historicista que reconcilie, al decir de Bourdieu y Wacquant, la deconstrucción con la universalidad. En resumen, es necesario que la razón disuelva los miedos ancestrales y contribuya a explorar más territorios de conocimiento. Para ello, resulta imprescindible que los cambios contemporáneos no abran las compuertas del miedo, que no alimenten continuamente la incertidumbre, y que las democracias continúen siendo garantes de soluciones institucionales que proporcionen seguridades razonables en las nuevas realidades y los nuevos riesgos que la ciencia y las aplicaciones tecnológicas produ107


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Vestigios Francisco Etxeberria y Lourdes Herrasti

Los informes técnicos de las exhumaciones, en los que participan arqueólogos, forenses, biólogos, antropólogos, psicólogos e historiadores, según los casos, son una herramienta básica de plasmación de los resultados científicos del largo y complejo proceso de apertura de fosas comunes, e incluyen la investigación previa, localización, excavación, documentación y, finalmente, las tareas de análisis de los restos exhumados en los laboratorios arqueológicos y forenses. En el proceso de elaboración de un informe técnico se sistematizan todos los datos obtenidos en la investigación y se avanzan hipótesis sobre los hechos violentos que dieron lugar a cada fosa y sobre la posible identificación de los cuerpos rescatados. El extracto de informe que se incluye, relativo a la exhumación llevada a cabo en 2004 en Berlangas de Roa (Burgos) —que puede consultarse en su totalidad en Internet en la dirección www.sc.ehu.es— , es un ejemplo del tipo de documento elaborado para cada excavación de fosa común por el equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, dirigido por Francisco Etxeberria. En este breve extracto de un documento de más de 70 páginas, se han seleccionado algunos de los elementos constitutivos de estos informes: la introducción —donde se explica el contexto de la excavación y las distintas responsabilidades de los miembros del equipo—, los datos de la excavación, y la descripción de los restos humanos exhumados después del análisis de laboratorio. En esta última sección, se incluye el gráfico con la disposición de todos los cadáveres en la fosa seguido por la descripción más específica de uno de ellos —que incluye su posicionamiento en la fosa, la postura en la que fue exhumado, su asociación con objetos, el odontograma y otros datos antropológicos y 129


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Devenir tumba Germán Labrador

¿Qué es lo que convierte una fosa en una tumba? ¿Qué la devuelve al circuito de lo humano, al mundo de los que estamos vivos, qué es lo que permite reintegrar a sus personas «las memorias que se asocian con los huesos que contiene» a la comunidad heredera de la comunidad a la que esas mismas personas pertenecieron? ¿Cómo se consigue que una fosa sea una tumba, que sus ocupantes, como ella misma, ingresen en el espacio de lo que se sabe, de lo que se reconoce, puede ser visitado, tiene a su disposición un orden, un mundo estructurado, capaz de dar sentidos, de explicarse?, ¿cómo hacer que participe de un territorio social de afectos, memorias y saberes codificado y continuo, donde son fluidas las relaciones entre vivos y muertos? ¿Cómo se producen tumbas partiendo de fosas comunes? ¿Cuál es la relación que existe entre los huesos que aparecen si la abrimos y nuestros propios huesos, entre los huesos que allí duran y las personas que ya no viven? ¿Cómo un archivo fotográfico permite enfrentar estas preguntas, en este caso, el de la documentación que Clemente Bernad ha realizado de años de exhumaciones de fosas de la guerra civil protagonizadas por la sociedad civil española y las asociaciones de recuperación de la memoria histórica? Ese archivo encierra una siniestra paradoja: los individuos cuyos huesos están dentro de las fosas de la guerra, en su mayoría, hoy estarían muertos igualmente. Su historia es la de las personas que no han llegado a ser, las memorias que no han podido ser asociadas con esos huesos. Esa historia de lo que no ocurrió, de lo que fue amputado, es la que expresan los huesos-fosa, frente a los huesos-tumba. No es, como cabría pensar, su condición de muertos la que pone en movimiento un impresionante despliegue de cuerpos y de signos en el interior de estas series fotográficas, sino su relación con otros modos de estar muerto. Como daba a entender un sarcástico chiste de posguerra (habrá que recuperar algún día toda la historia subalterna que cupo en esos chistes, a través 153


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Genética visual Luis Ríos, Alberto Fernández y Jorge Puente

La identificación de restos humanos en escenarios extensos es un proceso complejo, cuyo éxito, como han mostrado los profesionales que trabajaron en las grandes fosas comunes que quedaron tras la violación de los derechos humanos en Croacia, Kosovo y Serbia, o luego de desastres naturales como el tsunami asiático, depende de distintos factores. Además de las limitaciones de tiempo e infraestructura, los factores más importantes son el número de víctimas; la preservación de los restos y de los objetos personales asociados a estos; la disponibilidad de métodos apropiados y muestras de referencia para el estudio antropológico y para la presentación adecuada de los resultados; la cantidad y calidad de la información previa a la muerte provista por los parientes, testigos y diversas fuentes documentales y la disponibilidad de apoyo económico, parientes vivos y métodos estadísticos adecuados para realizar análisis de ADN, siempre que sea posible. En la última década, el estudio del ADN ha sido incorporado, sistemáticamente o como proyectos piloto, al proceso de identificación de víctimas de violaciones de los derechos humanos y de las guerras, y la implementación de una base de datos genética ha permitido la identificación de un número mayor de restos humanos exhumados de fosas comunes. Sin embargo, aún sigue siendo necesario encontrar la forma de comparar los indicadores clásicos de la identidad (hallazgos antropológicos) con una identificación basada en el ADN, debido a que en casos donde la información del ADN es limitada o no concluyente, estos hallazgos pueden ser decisivos a la hora de hacer una identificación correcta, o al menos para diferenciar los cuerpos. Por otro lado, la identificación correcta basada exclusivamente en el estudio antropológico de los restos óseos enfrenta varios problemas y limitaciones. Como se mencionó antes, recientemente se ha solicitado mayor profundidad en el análisis estadístico adecuado 187


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Desaparecer Francisco Ferrándiz

Hay ciertos tipos delictivos, provenientes del derecho penal internacional y plasmados en prestigiosas convenciones internacionales —en especial la figura de las desapariciones forzadas, convertida formalmente en derecho universal en 2007—, que están siendo descargados y retraducidos en la España actual en el controvertido proceso de construcción de una cultura de los derechos, relativa a las víctimas de la violencia de retaguardia ejercida por el ejército sublevado durante la guerra civil y, posteriormente, de la violencia represiva franquista. El auto del juez Baltasar Garzón del 16 de octubre de 2008, junto con toda la intrincada batalla legal que se ha derivado de él, representa un punto de inflexión en la percepción del legado represivo del franquismo, especialmente en la izquierda social y política, y está dando lugar a la formulación y reclamación de nuevos tipos de derechos para las víctimas del franquismo en el marco de la justicia universal. En este sentido, el movimiento de recuperación de la memoria histórica que empezó en el año 2000 con la exhumación de las «fosas de la derrota», se está transformando en un movimiento social «contra la impunidad del franquismo» de mayor alcance y con reivindicaciones más amplias, en el que la aplicación de la justicia universal al caso español se considera imprescindible. Una vez en marcha la descarga de conceptos, convenciones o casos de jurisprudencia originados en el derecho penal internacional hacia la agenda de las asociaciones, el discurso de los medios o las argumentaciones judiciales o políticas, el bloqueo más específicamente legal que pueda producirse —recursos, inhibiciones, querellas— no frena en modo alguno la «vida social (extra-judicial) de los derechos», sino que forma parte de ella. 221


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Biografías

Ana Aliende Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, doctora en Sociología (1995) por la Universidad del País Vasco y profesora contratada doctora de la Universidad Pública de Navarra. Desde el año 1995 desarrolla su labor docente e investigadora en el Departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra, y desde 1998 participa en un programa de doctorado interdisciplinar de la Universidad del País Vasco impartido en varios países de Latinoamérica. Sus intereses actuales de investigación se centran en el papel de la ciencia y sus aplicaciones en las denominadas «sociedades del conocimiento» y la importancia del conocimiento experto y de la emotividad para la comprensión de los cambios en la experiencia y en la identidad de los sujetos en el mundo contemporáneo. Clemente Bernad Licenciado en Bellas Artes (Universidad de Barcelona) y DEA en Sociología por la Universidad Pública de Navarra. Fotógrafo y cineasta documentalista independiente desde 1986, con un fuerte interés por las temáticas sociales y políticas dentro de su entorno cultural más cercano. Entre sus trabajos destacan Jornaleros, sobre la vida de los campesinos temporeros andaluces, Mujeres sin tierra, pobres de nosotros, un proyecto colectivo sobre la marginalidad en Europa, Canopus, sobre la crisis económica argentina, Basque chronicles, sobre el conflicto político de Euskal Herria, la película documental El sueño de Malika y Donde habita el recuerdo, sobre las exhumaciones de fosas de la Guerra Civil Española. En la actualidad desarrolla su actividad como profesional independiente, docente y articulista. Christian Caujolle Periodista, escritor y comisario de arte. Sus primeros trabajos sobre fotografía se publicaron en Libération. Fundó la galería VU en 1986, fue director artístico de los Escuentros de la Fotografía de Arlés (Francia, 1997) y es responsable de las colecciones Voir et Dire (Ver y decir) y Fondation CCF de la Editorial Actes Sud de París. Ha sido comisario invitado en la Foto Biennale de Rotérdam (Holanda, 2000) y de PHotoEspaña (2001). Ha participado en diversos catálogos (Michael Ackerman, Chema Madoz, entre otros) y publicado monografías de artistas como William Klein o Raymond Depardon.

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Carme Coch Arqueóloga, especializada en antropología. Colabora con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la exhumación de restos de la Guerra Civil Española desde 2003. Francisco Etxeberria Doctor en Medicina por la Universidad del País Vasco, Médico Especialista en Medicina Legal y Forense, Especialista en Antropología y Biología Forense y Máster en Derecho Médico por la Universidad Complutense de Madrid. Es presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, a la que pertenece desde 1973. En el seno de esta sociedad, dirige el grupo de trabajo constituido para el estudio de los desaparecidos y las fosas comunes de la Guerra Civil Española, que ha colaborado con distintas asociaciones de Memoria Histórica en más de un centenar de exhumaciones en España. Es además miembro de la Comisión de Expertos de la Comisión de Derechos Humanos del Gobierno de Chile para la investigación de los desaparecidos durante la dictadura, y ha recibido el Premio en Derechos Humanos de la Diputación Foral de Guipúzcoa 2006, y junto a su equipo, el Premio de Derechos Humanos del Gobierno Vasco en el 2007. Alberto Fernández Licenciado en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid y Diplomado en Criminalística y con especialidad en Genética Forense. Forma parte del departamento de Genética Forense de LabGenetics, donde, además de casos forenses actuales, trabaja en la identificación de restos óseos del periodo de la Guerra Civil Española. Francisco Ferrándiz PhD por la Universidad de California en Berkeley (1996), es Científico Titular del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, e investigador principal del proyecto I+D+i Las políticas de la memoria en la España contemporánea: Balance de una década de exhumaciones (2010-2012).


Almudena García-Rubio Licenciada en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y con estudios de posgrado en Antropología Física y Forense en la Universidad de Granada. Ha participado en exhumaciones con la Sociedad de Ciencias Aranzadi entre otros desde el año 2003, y actualmente forma parte del equipo encargado del proceso de identificación de la Comisión Docente de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Jorge Puente Licenciado en Ciencias Biológicas y DEA en Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela. Desde 2006 colabora como Director General de LabGenetics con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y con el Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid en la identificación genética de restos óseos de fosas comunes de la Guerra Civil Española.

Lourdes Herrasti Licenciada en Geografía e Historia, y profesora de enseñanza media, es miembro del Departamento de Antropología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Ha realizado numerosos trabajos relacionados con la arqueología funeraria, ha dirigido y participado en varios proyectos de investigación, y ha publicado numerosos artículos desde una perspectiva paleopatológica, antropológica y de ritualidad. Participa activamente tanto en la exhumación como en el estudio de los restos humanos procedentes de fosas comunes de la Guerra Civil Española.

Luis Ríos Licenciado en Biología. Ayudante en la Comisión Docente de Antropología del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde el año 2005 trabaja en la exhumación e identificación de restos óseos de fosas comunes y cementerios de presos de la Guerra Civil Española y posguerra.

Germán Labrador Profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Princeton (Estados Unidos), Doctor en Literatura Española y Licenciado en Filología Hispánica y Románica por la Universidad de Salamanca, ha completado sus estudios de doctorado en la Universidad de París IV-La Sorbonne, la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) y la New York University. Sus investigaciones se mueven en el terreno fronterizo de la filosofía de la cultura y los estudios culturales, en el proyecto de atribuir una genealogía a sujetos y voces excluidos de la historia, con el objeto de producir relatos que puedan servir a la imaginación de modernidades alternativas en la siempre insuficiente modernidad peninsular. Culpables por la literatura. Poéticas e imaginarios de la transición española es su tesis doctoral. Berta Martínez Arqueóloga. Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Estudios Amerindios. Desde el 2007 participa en exhumaciones relacionadas con la Guerra Civil Española dentro del equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi dirigida por Francisco Etxeberria, y en el posterior estudio osteológico como miembro de la Comisión Docente de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Manuel Rivas Considerado una de las voces más sobresalientes de la literatura gallega contemporánea, su producción literaria abarca géneros tan diversos como la novela, el ensayo y la poesía. En 1996 fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa. Emilio Silva Licenciado en sociología, periodista y nieto de la primera víctima desaparecida por la represión franquista que ha sido identificada mediante una prueba de ADN. La fosa en la que se encontraban los restos de su abuelo, junto a los de otros doce civiles republicanos, fue exhumada en una cuneta en octubre del año 2000. A partir de ese momento fue uno de los promotores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de la que desde entonces es presidente y en la que colabora como voluntario. Los objetivos de ese colectivo son obtener verdad, justicia y reparación para las víctimas de la dictadura franquista y trabajar por el reconocimiento social de quienes construyeron la primera democracia española durante la Segunda República.

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Créditos

Coordinación Carolina Martínez Coordinación de textos Francisco Ferrándiz Diseño gráfico gráfica futura Corrección de textos Cristina Leyva Traducción Igor Contreras Fotomecánica Cromotex Impresión Brizzolis

© de esta edición: Alkibla Proyectos Culturales, S.L., 2011 © de las fotografías: Clemente Bernad © de los textos: sus autores © de las ilustraciones: Carme Coch, Francisco Etxeberria y Lourdes Herrasti

ISBN XXXXXXXXX Depósito legal XXXXXXXXX

Alkibla Editorial www.alkibla.net info@alkibla.net Se ha utilizado la tipografía Grotesque MT y ha sido impreso en papel Creator Vol de 150 gr Las contribuciones de Francisco Etxeberria, Francisco Ferrándiz y Luis Ríos forman parte del proyecto I+D+i: Las políticas de la memoria: análisis del impacto de las exhumaciones de la guerra civil en los primeros años del siglo XXI (MICINN, CSO2009–09681). http://politicasdelamemoria.org/


Agradecimientos

He sido parcial con los vencidos, seguiré siendo parcial ante los muertos. Juan Carlos Mestre, La tumba de Keats

Este libro no habría visto la luz sin la ayuda de todos quienes han colaborado aportando su esfuerzo, sus conocimientos, su trabajo y su tiempo con absoluta generosidad. No hay forma de agradecérselo suficientemente. Este es un libro lleno de crueldad, de violencia, de muerte y de odio. No debería haber existido nunca. Pero sobre todo es un libro lleno de amor. Del amor de quienes decidieron no olvidar, llorar y luchar sin descanso por la memoria de todos aquellos a los que les fueron arrebatadas impunemente sus vidas. Sus sueños. Para todos ellos, nuestro más cálido agradecimiento. Los autores






Desvelados Fotografías de Clemente Bernad

Hay un tipo de silencio que habla, que trona, que denuncia. Y existe en las fosas de los ajusticiados de la Guerra Civil Española, que todavía hoy aguardan su apertura. El sonido comienza con el desentierro de esos cuerpos escondidos pero no olvidados. En las fotografías de Clemente Bernad puede escucharse el rumor de los muertos y la obra constituye un testimonio riguroso del proceso científico, político y sentimental que acompaña cada exhumación. Los hallazgos reconstruyen aquello que no tuvo documentación y se complementa con los textos de autores como Manuel Rivas, Emilio Silva y Christian Caujolle y expertos de varias disciplinas, coordinados por Francisco Ferrándiz. Desvelados, el título de este libro, juega con el doble sentido de la palabra. La primera –impedir el sueño– atañe a los muertos, mientras que la segunda –quitar un velo– incumbe a la sociedad completa.


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