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‘Chiapas sin Corazón’, el negocio del siglo
from Código Sur #388
by Código Sur
En colaboración anterior se hizo una exposición detallada del grave deterioro ambiental que pretende Rutilio Escandón en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas.
Su pretensión es construir un circuito vial paradójicamente llamado “Chiapas de Corazón” cuando que atenta en contra de la biodiversidad de tres parques emblemáticos para la flora y la fauna: Caña Hueca, Joyo Mayu y Tuchtlán.
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Pero además, con graves repercusiones en la reserva del Cañón del Sumidero, Cerro Mactumatzá y la Reserva del Zapotal.
Para justificar una obra innecesaria ha mandado a su merolico favorito, Ángel Torres, secretario de Obras Públicas, para convencer a la ciudadanía de un proyecto sin justificación.
El bufón oficial se atreve a asegurar que el circuito “Chiapas sin Corazón” (sic) es una obra amigable y compatible con el medio ambiente. De dónde saca este remedo de constructor que los cientos de miles de toneladas de varilla y concreto son compatibles con la naturaleza y los espacios verdes a que tiene derecho todo ser humano.
En Hojas Libres de la semana anterior se documentó que con ese circuito desaparecerán del parque ecológico-deportivo
Caña Hueca, 144 especies de aves equivalentes al 13 por ciento del total conocidas a nivel nacional (1145) y el 21 por ciento (689) de las existentes en Chiapas.
Rescato en esta ocasión otros datos que el ecocida Torres Culebro pretende ignorar y minimizar. Sólo en el área de Joyo Mayu hay 2 mil 200 árboles que representan el 27 por ciento del total que hay en Tuxtla Gutiérrez. Más patético resulta todavía que la vialidad afectará un espacio ecológico de 4 mil 330 árboles entre Caña Hueca, Joyo Mayu y Tuchtlán, o sea, el 54 por ciento de los 485 que el gobierno ecocida municipal de Carlos Morales autorizó su derribo definitivo.
Sabrá el “ambientalista” Ángel Torres Culebro que el concreto y la varilla de una obra de esa magnitud eleva la temperatura hasta en seis grados centígrados, en tanto la flora arbórea y verde refrescan el ambiente hasta con dos grados menos. Y por lo que respecta a las 144 especies que Rutilio y el Ángel exterminador pretenden desaparecer, provocará la proliferación de plagas y enfermedades ante la ausencia de esas aves que mantienen en perfecto equilibrio el ambiente y la ecología. Sabrán estos funcionarios contra natura que entre los árboles dispuestos a derribar unos, y afectar otros, tienen hasta 200 años de plantados y sustituirlos llevará entre 30 y 50 años para producir la misma cantidad de carbono y oxígeno liberados día tras día para el bienestar humano, las aguas de los ríos, la flora y la fauna.
Así como hay crimen de lesa humanidad, hoy se está en el umbral de crimen de lesa naturaleza si no se detiene a estos ecocidas encubiertos, pero confesos de su atentado ambiental.
Sólo que la tríada Rutilio, Ángel y Carlos no esperó la severa respuesta de la sociedad civil organizada, en contra de la masacre arbórea pretendida para edificar un circuito vial, en expreso reconocimiento a la enorme corrupción que caracteriza al gobierno de Escandón.
Gastarse 2 mil 300 millones y paralelamente un daño a la flora y la fauna es un grave delito castigado con cárcel y repudio social.
Desolación y muerte es la herencia que Rutilio Escandón y su cáfila de secuaces dejarán para los próximos 30 a 50 años, o antes, si llega un gobierno honorable y responsable que derrumbe esos puentes, como ya ocurre en Querétaro y se hizo en Amsterdam al demostrarse la inutilidad de obras monumentales ante la imposibilidad de dejar un verdadero legado.
La irritación social es evidente. En Tuxtla Gutiérrez se han realizado tres marchas de protesta cada vez más numerosa y más contestatarias y demandantes.
El reclamo: No al circuito interior “Chiapas de Corazón”. Resultó alentador que gente de a pie y de automóvil protestaban en contra de Rutilio Escandón. Y sobre todo la cantidad de jóvenes inconformes.
Los autos que circulaban en sentido contrario a la marcha manifestaban su aprobación a la protesta ciudadana con el uso del claxon y el pulgar izquierdo hacia arriba, en señal de triunfo anticipado para desarticular a la banda que pretende hacer negocio a costa de sacrificar flora, fauna, medio ambiente y población.
Las marchas del silencio del 23 de marzo y la del 28 siguiente, convocó a la ciudadanía no permitir el crimen de lesa naturaleza. Niños y adultos con pancartas decían a Rutilio Escandón “no al derribo de los árboles, cuidemos el ambiente, menos puentes y más ciudad”, en una ciudad donde el 40 por ciento de la población carece de agua, la mitad de la red se encuentra obsoleta, las colonias de la zona norte necesitan drenaje, pavimentación, alumbrado público, banquetas y sobre todo seguridad.
Todo eso se los niega Rutilio Escandón a cambio de los puentes ya identificados con el negocio del siglo.
Hasta personas discapacitadas y otras con problemas de motricidad se sumaron a la marcha para defender a su ciudad que nada significa para la tercia ayuna de moral: Rutilio Escandón es de Venustiano