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La persistencia de las desigualdades de género (1) Por: Pablo Gentili| 05 de marzo de 2012 Hace unos días publiqué en CONTRAPUNTOS el post "Desigualdades de género, hipocresías de género". Partía de una premisa y hacía una crítica. Por un lado, las desigualdades de género existen en buena parte del mundo y no sólo en las sociedades más pobres. Por otro, hay una gran hipocresía para enfrentar este tipo de injusticias, particularmente dentro mismo de las instituciones que las denuncian. Comenzaba la nota ironizando sobre las preocupaciones del Banco Mundial con relación a la igualdad entre hombres y mujeres. Terminaba cuestionando la limitada capacidad de las universidades para democratizar su gobierno en términos de género.

Marcha de mujeres en Honduras. Fuente: Centinela Económico El texto circuló más de lo que podía imaginar y produjo algunas reacciones que, debo confesar, me sorprendieron sobremanera. Diversos lectores o lectoras, trataron de descartar mis argumentos por considerarlos falaces, contrarios a la propia naturaleza humana (inevitablemente egoísta y refractaria a la idea de igualdad), ingenuos (por no reconocer que la meritocracia es la forma más eficaz de distribución de cargos y beneficios en las sociedades complejas) e, inclusive, por ser displicentes con relación al "milagro" de la maternidad (como si me crítica a la injusticia en la distribución de cargos y funciones de poder desconsiderara el valor que tienen la maternidad y su libre ejercicio por parte de las mujeres). La andanada de críticas me hizo reflexionar y aceptar que quizás fui un poco precipitado. Pensé que si el Banco Mundial reconocía que había desigualdad de género, nadie se atrevería a dudarlo. Eso me pasa por confiar en el Banco Mundial. Quizás debería haber dedicado algunas líneas a demostrar que las desigualdades de género de hecho existen y que, para satisfacción de los que parecen añorar la Edad Media, tienden a hacerse más complejas y enmarañadas en las sociedades modernas. Permítanme dos aclaraciones preliminares.


1. Afirmar que las desigualdades de género persisten no supone considerar que hoy estamos igual que hace algunas décadas atrás en esta materia. Han habido, sin lugar a dudas, grandes avances en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. En buena medida, estas conquistas han sido resultado del arduo trabajo llevado a cabo por los movimientos y organizaciones feministas, por las luchas de las mujeres, así como por la militancia y el compromiso que expresaron hacia esta causa diversas organizaciones sociales y populares en todo el mundo. 2. La construcción de la igualdad en las sociedades democráticas es siempre un proceso complejo y sinuoso, donde tendencias progresivas se combinan con regresiones y retrocesos, casi siempre, nebulosos u opacos. Las conquistas en el camino de la igualdad deben, por lo tanto, ser siempre vigiladas y profundizadas, ya que los riesgos de una retracción conservadora están siempre presentes. En este sentido, es importante notar que los contragolpes a todo avance en la construcción de la igualdad, pocas veces aspiran a regresar las cosas a su estado original. Más bien, tienden a crear nuevas realidades y dinámicas que mitigan o solapan las conquistas democráticas. Cuando un privilegio se ha perdido, los sectores conservadores tratan de mantenerlo y garantizarlo en nuevos escenarios, con nuevas fisonomías y atractivas máscaras. En esto reside la persistencia de la desigualdad, un proceso que, en materia de género, suele ser especialmente poderoso. La educación, como siempre, es un buen lugar para analizar este tipo de dinámicas.

Marcha "Todas las mujeres, todos los derechos" (México). Fuente: Rotmi Enciso / Producciones y Milagros Agrupación Feminista A.C Durante la segunda mitad del siglo XX, los sistemas educativos se expandieron en toda América Latina y el Caribe. Dicha expansión estuvo vinculada a la inclusión en el sistema escolar de aquellos sectores sociales históricamente marginados del mismo, en especial, las mujeres. Aunque aún perduran grandes deudas en materia de igualdad, la equidad de género ha sido una de las más significativas conquistas en el proceso de democratización de los sistemas escolares


latinoamericanos y caribeños durante las últimas décadas. El excelente Atlas de la Igualdad de Género en la Educación, elaborado recientemente por el Instituto de Estadísticas de la UNESCO pone en evidencia que la matrícula escolar de las niñas tiende a crecer más que la de los niños a nivel mundial y que las tasas de deserción son mayores entre los hombres que entre las mujeres. Sin embargo, aunque las mujeres comenzaron a ocupar un lugar cada vez más destacado en los sistemas escolares, los efectos democráticos de esta expansión lejos estuvieron de presentarse de forma clara y definida. En tal sentido, si una de las causas que impedía el acceso de las mujeres a ciertos espacios de poder era su limitado acceso a la educación, ahora que ellas superan numéricamente a los hombres dentro de los sistemas escolares, deberíamos suponer que dicha tendencia se ha revertido. Las cosas han sido un poco diferentes. La democratización del acceso a la educación debería haber permitido superar las barreras que se interponen ante los más desiguales, los excluidos y vulnerables cuando ellos y ellas aspiran a ocupar los principales espacios de poder de nuestras sociedades. Más democratización de la educación debería haber significado más democratización del poder económico, social, cultural y político. Y, aunque hubo avances en este sentido, parecen minúsculos ante la titánica tarea que ha supuesto abrir el acceso del sistema escolar a las grandes masas que estaban marginadas del mismo. Más bien, lo que ha operado es una fuga hacia adelante de la desigualdad y, en particular, de la discriminación de género. ¿Por qué si hay más mujeres que hombres en el sistema escolar; si su rendimiento académico no difiere del de los hombre y, en algunos casos, es superior; si la educación de hoy es más democrática que la de dos, tres o cuatro décadas atrás; por qué, es suma, las desigualdades de género persisten y, no pocas veces, se mantienen inalteradas, como si estas grandes conquistas educativas apenas le hicieran cosquillas a la injusticia que supone discriminar cualquier ser humano por su condición de nacimiento? Un análisis ingenuo podría suponer que, ante el avance de la feminización de los sistemas escolares, los defensores del sexismo milenario aspirarían a regresar a un pasado glorioso, retirando las mujeres de los centros escolares y devolviéndolas a la supuesta seguridad del hogar. Entre tanto, el patriarcado, ese poderoso dispositivo de poder que asegura la producción y reproducción de las relaciones de subalternidad en nuestras sociedades, opera de forma más oscura y sigilosa. Una vez que las mujeres ocuparon el lugar que “no debían”, el desafío conservador consistiría en transferir hacia delante los históricos mecanismos de exclusión, tornándolos menos perceptibles para dotarlos de la persistencia necesaria. El argumento podría ser sintetizado o simplificado de la siguiente forma: si las mujeres no tenían acceso a los principales espacios de poder al estar excluidas de la escuela, ahora que están incluidas, las razones que deberán explicar la persistencia de esta desigualdad serán: el desinterés o la apatía de las mismas, su vocación maternal, su falta de carisma o de carácter para el ejercicio del poder, su ausencia de mérito o cualquier otro argumento que justifique lo injustificable. La desigualdad de género se privatiza a su manera, al atribuírsele a las propias mujeres las razones de su persistencia y no a las relaciones patriarcales y sexistas que la producen y reproducen.


En la lucha por la igualdad existe siempre el riesgo de creer que las conquistas se protegen a sí mismas y que una victoria supone el fin de la batalla. Así las cosas, mientras las mujeres accedían a la educación escolar, las desigualdades de género comenzaron a desplazarse de lugar. Esto es lo que trataré de demostrar en las próximas notas de CONTRAPUNTOS. (Desde Río de Janeiro) La persistencia de la desigualdad de género es una serie de cuatro breves artículos que concluirá el día 8 de marzo.

Un histórico 8 de marzo de 1857...


Bruselas avanza hacia las cuotas de mujeres en los consejos de administración La Comisión constata el fracaso de las medidas voluntarias de paridad La presencia femenina en los puestos de mando de las empresas es del 14%

Lucía Abellán Bruselas5 MAR 2012 - 20:21 CET81 Bruselas ha puesto hoy la primera piedra para endurecer las políticas que fomentan la presencia de mujeres en las cúpulas empresariales. Un año después de presentar una iniciativa voluntaria para las compañías, la Comisión Europea constata que los resultados son “decepcionantes” y se dispone a dar el siguiente paso. Las palabras de la comisaria de Justicia, Viviane Reding, responsable de este proyecto, apuntan a la fijación de cuotas en los consejos de administración, una propuesta que se prepara para después del verano. “Hablemos del futuro de nuestra economía”, arrancó la vicepresidenta de la Comisión Europea al presentar el informe sobre cómo ha evolucionado la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad corporativa. Reding se esforzó durante toda su comparecencia en presentar el problema como una cuestión económica —“las empresas con mayor presencia femenina al mando tienen mejores resultados; las mujeres significan negocio”— más que como una reivindicación de derechos.

Al ritmo actual harían falta 40 años para lograr consejos equilibrados Consciente de que resulta difícil convencer a empresas y Gobiernos de las ventajas de una mayor presencia femenina, la vicepresidenta ha decidido cargarse de razones antes de presentar su iniciativa. Desde este lunes y hasta el próximo 28 de mayo, la Comisión mantendrá abierto un proceso de consulta pública para que empresas, Gobiernos, organizaciones de mujeres y otros agentes recomienden qué hacer para mejorar las cifras. El avance, de momento, resulta demasiado lento. Las mujeres suponían un 11,8% del total en los consejos de administración a finales de 2010, un porcentaje que en enero se ha situado cerca del 14%. Y ello a pesar de que acaparan casi la mitad del empleo europeo y son responsables del 70% de las decisiones de consumo. “No es brillante, pero es un ritmo algo mejor al de hace años y se debe a la insistencia de la Comisión”, concluyó Reding. Sin embargo, a este ritmo harían falta 40 años para conseguir consejos de administración equilibrados, con al menos un 40% de mujeres, según el informe que presentó la comisaria.

Leyes recientes 

Italia. Las compañías de participación pública y las que cotizan deberán tener un tercio de mujeres en sus consejos de administración para 2015.

Holanda. Los órganos de dirección de las grandes compañías deben tener en 2016 una cuota mínima de un 30% de cada sexo.

Francia. Las empresas de más de 500 empleados deben tener en sus consejos un mínimo de un 20% de mujeres en 2014 y del 40% en 2017.

Bélgica. Las firmas tienen cinco años para incorporar a un 30% de mujeres en sus consejos.

En los puestos presidenciales, los resultados son aún peores. Del 3,4% de grandes empresas que en 2010 tenían a una mujer al frente, se ha producido un mínimo descenso hasta el 3,2%


registrado en enero. “No soy una gran fan de las cuotas, pero me gusta lo que las cuotas consiguen”, avanzó Reding como pista de lo que puede ser su propuesta a los Estados. La responsable de Justicia no quiso concretar más, pero mencionó diferentes alternativas: multar a las compañías que no cumplan lo establecido, anular los acuerdos de composición de los consejos, premiar a las compañías que logren una equiparación en sus cúpulas o circunscribir las medidas a las empresas públicas. Reding subrayó que las cifras mejoran cuando se actúa. Como ejemplo, citó a Francia, que recientemente ha introducido cuotas y ha logrado prácticamente doblar la presencia de mujeres en los consejos, hasta representar el 22% del total. En España, el peso femenino se ha incrementado en el último año, pero tímidamente: de un 9,5% de presencia se ha pasado al 11,5%, por debajo de la media comunitaria. Como respaldo a sus postulados, la vicepresidenta comunitaria esbozó una encuesta europea sobre el apoyo ciudadano a estas cuestiones y se mostró “muy sorprendida” por los resultados. Casi nueve de cada 10 europeos creen que, a igualdad de cualificación, las mujeres deberían estar representadas de forma igualitaria en los puestos de responsabilidad de las empresas. Pero el dato que más puede animar a las autoridades europeas a atreverse con las cuotas es el siguiente: el 75% de los ciudadanos apoya la imposición de cuotas si no hay otra forma de garantizar esa igualdad, según el Eurobarómetro que avanzó hoy Reding, tres días antes de que se celebre el día internacional de la mujer.

La Comisión ha abierto una consulta pública hasta finales de mayo Con los resultados de la consulta pública que concluirá a finales de mayo, la Comisión elaborará después de verano una propuesta para atajar el problema. Ese calendario supone, en la práctica, retrasar la toma de decisiones, pues Bruselas ya ha constatado que la vía voluntaria no funciona. Hace un año, la propia Reding animó a las compañías a firmar un acuerdo voluntario para elevar la presencia de mujeres en los consejos al 30% en 2015 y al 40% en 2020. En el entorno europeo, solo 24 empresas se adhirieron a la iniciativa. El informe de la Comisión subraya que son las medidas legislativas las que surten efecto, “especialmente si van acompañadas de sanciones”. La existencia de un marco común europeo sobre la presencia de mujeres al mando disminuye también las trabas para las compañías presentes en varios países, que deben adaptarse a diferentes legislaciones. Como ejemplo, Reding citó el caso español, por el que las firmas que concurren a concursos públicos deben cumplir la ley de igualdad, una exigencia que no existe en otros Estados. No obstante, el informe constata que España no impone obligaciones legales en ese sentido y que las medidas encaminadas a que las mujeres representen el 40% en los consejos de administración en 2015 son solo recomendaciones.


Francia pone freno a las 'lolitas' Una senadora pide al Gobierno que se prohíban las modelos menores de 16 años 'Vogue' desató la polémica de la hipersexualización de las niñas

Ana Teruel París5 MAR 2012 - 18:42 CET2

VOGUE Hace un año, un reportaje de la revista francesa Vogue escandalizó dentro y fuera del país y probablemente le costó el puesto a la entonces directora de la publicación, Carine Rotfield. En él aparecían niñas disfrazadas de mujeres fatales, subidas en tacones de vértigo y posando como divas. Pasada la polémica, Francia se propone ahora acabar con los peligros derivados de la moda de las lolitas. Un informe entregado ayer al Gobierno por la senadora conservadora Chantal Jouanno, alerta sobre el fenómeno definido de “hipersexualización” de los menores de 12 años, que a juicio de los expertos pone en peligro tanto el bienestar psicológico y afectivo de los niños como el principio de igualdad entre géneros. Este novimiento parlamentario se produce en medio de una proliferación generalizada de nuevas caras muy jóvenes comno la de Kaia Gerber, de 10 años, hija de la top Cindy Crawford que se ha convertido en imagena de Versace. También es noticia estos días Anais Gallagher, la hija del guitarrista y cerebro de la banda británica Oasis, que ha firmado a sus 11 años un contrato con Select, la agencia londinense que representa a Agyness Deyn, Natasha Poly o la española Cristina Tosío. En el grupo también están Lottie Moss, la hermana de 14 años de Kate Moss, y Selah Marley, la hija de 12 años de la cantante Lauryn Hill y de Rohan Marley, hijo de Bob. La hipersexualización de los niños se define como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”, señala el documento.


Apunta a que el problema, más extendido en el mundo anglosajón, todavía no ha “tocado masivamente” a Francia, pero advierte que es un “fenómeno cada vez más presente”. Algunas escuelas primarias por ejemplo han tenido que prohibir a sus alumnas los tacones altos y el maquillaje, mientras que las tiendas de lencería proponen minitangas y sujetadores para niñas de 8 años con relleno. El fenómeno viene impulsado por la industria de la moda y de los medios de comunicación, así como por el regreso de los juguetes estereotipados y la consagración de la importancia de la apariencia en los programas de telerealidad. La senadora y ex ministra de Deportes alerta de que “la intrusión precoz de la sexualidad conlleva daños psicológicos irreversibles en el 80% de los casos” y que puede provocar disturbios en el comportamiento de las pequeñas, como la anorexia: de hecho, el 37% de las menores de 11 años están ya a dieta. Además, considera que esta tendencia es indisociable de la "banalización de la pornografía", que en el caso de los chicos "puede inducir a comportamientos sexuales violentos y legitima el acoso". Además participa en el retroceso de la igualdad entre mujeres y hombres, ya que "la hipersexualización vehicula el estereotipo de la mujer/niña pasiva, definida por su apariencia y animada por la sexualidad". Para luchar contra ello, propone la puesta en práctica de una serie de medidas preventivas. La primera de ellas es simplemente prohibir que los menores de 16 años posar para una marca de moda, “con el fin de no favorecer la imagen de niños transformados en adultos”. Otra es acabar con los concursos de belleza para menores también de 16 años, considerados “contrarios al principio de dignidad de la persona”. El resto incluye medidas de concienciación social, con campañas de concienciación y la creación de un observatorio específico.


¿La lengua tiene género? ¿Y sexo? Una decena de personalidades de la cultura, la política y la educación entra en el debate sobre el sexismo del idioma español planteado por Ignacio Bosque

Sexismo lingüistico y visibilidad de la mujer, por IGNACIO BOSQUE

Winston Manrique Sabogal Madrid5 MAR 2012 - 08:36 CET36

FERNANDO VICENTE ¡Ya era hora! Bienvenido el debate! Esta es la sensación general al informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, presentado ayer por el académico Ignacio Bosque y respaldado por un pleno de la Real Academia de la Lengua. Y tras el aplauso casi todos hacen observaciones al análisis que estudia nueve guías de lenguaje no sexista editadas por universidades, comunidades autónomas, sindicatos, Ayuntamientos y otras instituciones. Si bien es cierto que Bosque deja claro que no hay discusión alguna sobre la necesidad e importancia de reconocer a la mujer su lugar en igualdad de condiciones que el hombre, explica, desde su especialidad de la gramática, los desencuentros y desaciertos entre esa intención y el resultado lingüístico, que en ocasiones caen en lo absurdo o ridículo. Recuerda que parte de ello se puede deber a la confusión entre género y sexo y reclama una mayor atención en la enseñanza de escuelas y colegios, a la vez que aboga por soluciones dentro de la sensatez del uso de la lengua. Una situación debida, en parte, a dos ondas expansivas claves de los últimos años: la imperiosa necesidad de reconocer los derechos e igualdades a las minorías o grupos marginados y la imposición del llamado lenguaje políticamente correcto, trenzados en el caso de combatir contra la discriminación de la mujer. Sobre este punto, Bosque dice: “Puede existir, en efecto, alguna relación entre el lenguaje que se propugna en estas guías y la tendencia general a usar términos políticamente correctos. Aun así, creo que la relación es solo indirecta, ya que el conjunto de medidas que propugnan las guías de lenguaje no sexista no afecta solo al léxico, sino también a la sintaxis y a la morfología. Tienen, pues, mayor incidencia sobre la estuctura del idioma”.


Ante la pregunta sobre qué mensaje podría dar a los profesores, sobre todo de primaria y secundaria, y la población en general, el académico empieza con un ejemplo: “No estoy seguro de en qué medida han calado las propuestas de estas guías entre los profesores de Enseñanza Media, pero algunos amigos me decían hace poco que sus hijas no sabían si debían considerarse excluidas o no cuando en la escuela se hablaba de niños o de alumnos”. Bosque insiste en que el artículo no es más que una llamada a la sensatez. Asegura que en el texto se critica la suposición gratuita de que una serie de pautas del lenguaje común, usadas por todos los hispanohablantes, son sexistas. Pero añade: “No hay ninguna razón para suponer que lo sean, ni para tachar de sexista a la mayor parte de la población hispanohablante por el simple hecho de usarlas”. Son varias las personas que han dado su opinión sobre el análisis y el tema en general. ADELAIDA DE LA CALLE Rectora de la Universidad de Málaga y presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas “Es un auténtico trabajo de investigación con todo el sentido. La sociedad española ha funcionado normalmente con un lenguaje muy sexista y hay que cambiarlo, igual que hemos cambiado montones de actuaciones. La mujer debe contar en todo, y eso incluye el lenguaje. Es cierto que la lengua es algo vivo y se va adaptando a las circunstancias en cada momento y características, y que, hasta hace relativamente poco, la mujer no formaba parte de muchos aspectos y era difícil que contase en una estructura lingüística diferente a la que se había ido generando a lo largo del tiempo. Ahora somos conscientes y lo estamos intentando. Hay que poner a la mujer en valor y hacer el esfuerzo de cambiar el lenguaje, aunque no se puede lograr de la noche a la mañana. Debemos trabajar desde los primeros niveles de la enseñanza. También tengo claro que el genérico se debe seguir utilizando porque no se hace con tono discriminatorio”. AMELIA VALCÁRCEL Catedrática de Filosofía Moral y Política (UNED) “La gramática no es la vida”. CARMEN BRAVO Secretaria Confederal de la Mujer de CC OO “Al académico, catedrático y ponente de la Nueva gramática, ante el conocimiento de las numerosas publicaciones para la utilización de un lenguaje no sexista, debiera inquietarle esta realidad e instar a la Academia a promover la utilización de un lenguaje no sexista; no para dar mayor visibilidad a la mujer a través del lenguaje, sino para no ocultar el género social: mujeres y hombres. Si el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos está muy asentado como él dice, lo está, entre otras razones, por el sesgo androcéntrico de las instituciones y de quienes son responsables de la vigilancia del buen uso de la lengua. Por eso, desde Comisiones Obreras promovemos un uso de la lengua más inclusivo desde el punto de vista del género y más igualitario desde la práctica democrática del lenguaje y demandamos que la RAE también lo haga. En CC OO las guías sobre la utilización de un lenguaje no sexista son elaboradas por personas expertas y formadas académicamente (no precisamente por este autor), con excelentes currículos en lengua española, por lo que nuestra apuesta por un lenguaje inclusivo de género no carece de fundamentos lingüísticos, ni de objetivos sociales como son: democratizar el lenguaje y dar visibilidad social a los géneros femenino y masculino y lograr una sociedad más igualitaria y transparente desde el punto de vista del género lingüístico”.


INMACULADA MONTALBÁN Presidenta de la Comision de Igualdad del CGPJ “La profesora sustituta llegó a la clase de música de primaria y animosa exclamó: ‘Ahora vamos a cantar todos los niños’. La hija de mi amiga quedó callada como el resto de sus compañeras. No se dieron por aludidas. Su maestra de todos los días hablaba de niños y niñas. Es un ejemplo de la importancia del lenguaje en la formación de las personas y en sus actitudes. La utilización de un lenguaje no sexista es algo más que un asunto de corrección política, porque influye poderosamente en el comportamiento y en las percepciones. Nombrar algo o a alguien es darle presencia, visualizarlo. Mediante el lenguaje se nos llama y se nos ignora y todo ello condicionará la imagen de la realidad que nos construyamos y cómo la transmitiremos. Para existir todo debe tener un nombre. La utilización sexista del lenguaje implica la invisibilidad de las mujeres, tanto de su presencia como de sus logros. Así lo entiende la Ley de Igualdad, cuando fija como criterio general de actuación de los poderes públicos la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo. Una prescripción respetada por el Consejo General del Poder Judicial que, a propuesta de su Comisión de Igualdad, aprobó unas Normas mínimas para evitar la discriminación de la mujer en su lenguaje administrativo”. LAURA FREIXAS Autora de Literatura y mujeres “1) Me parece excelente que haya debate —nada menos que en la portada de EL PAÍS— porque para solucionar un problema cualquiera (en este caso la invisibilidad lingüística de las mujeres) el primer paso imprescindible es reconocerlo como problema. Es una buena noticia que el debate sobre el sexismo de la lengua se haya colocado en la agenda, como pasó hace unos años con la violencia de género, y, hace un siglo largo, con el sufragio femenino. Vamos bien. Además, me alegro de que por fin se plantee un debate, con argumentos, en lugar de las caricaturas, exabruptos y ocurrencias a los que algunos articulistas (lo pongo en masculino porque son todos varones) nos tienen acostumbrados/as. ¡Ya era hora! 2) Desde sus orígenes en el siglo XVIII, el feminismo creyó que la igualdad entre los sexos se conseguiría mediante la igualdad política, jurídica y educativa. Cuando por fin las hemos conseguido, resulta que aún estamos muy lejos de la igualdad real. ¿Por qué? ¿Qué ha fallado, qué falta? Yo creo que la respuesta está en la cultura. Y la cultura es la ilustración figurativa de lo que el lenguaje expresa a un nivel más abstracto: la jerarquía entre los sexos y el monopolio de la condición humana por parte del varón. El lenguaje tiene parte de culpa de que todo lo femenino sea visto como parcial, marginal, particular... mientras que lo humano se confunde con lo masculino. Para decirlo gráficamente: prefiero decir ser humano en vez de hombre porque puedo decir: ‘Como ser humano moderno, yo...’ y no: ‘Yo, Laura Freixas, en tanto que hombre moderno...’. O porque si digo ‘El hombre medieval moría con frecuencia en el campo de batalla’, nadie se pregunta de qué morían las mujeres. Se supone que hombre abarca a ambos sexos pero, ¿acaso podemos decir: ‘El hombre medieval a menudo moría de parto’?”. JAVIER GOMA Filósofo y director de la Fundación Juan March “Las reglas que regulan el lenguaje son una creación popular, emanaciones del pueblo y de su espíritu como diría Montesquieu, y, por tanto, no hay nada más soberano y democrático que lo que emana del pueblo, y el lenguaje es soberano. Por otra parte, no es nunca neutro en el sentido de que cuando uno utiliza una palabra no solo se refiere a lo que ese término designa, sino a un universo de connotaciones, de tal manera que cuando sea correcto gramatical o sintácticamente también ellas están cargadas de ideología. Son dos observaciones paralelas y no debemos


admitirlas por ser solo una cuestión filológica porque lo ideológico le subyace con una visión del mundo. Y si la sociedad entiende que esa visión del mundo que subyace a la filología es incorrecta o degradante o injusta creo que se pueden adoptar algunas medidas para corregirlas. El lenguaje es en sí mismo una costumbre y las correcciones deberían convertirse en costumbre y no en una imposición de nadie”. PURIFICACIÓN CAUSAPIÉ Secretaría de Igualdad del PSOE “Valoramos positivamente que el informe reconozca la desigualdad y la discriminación de la mujer existente en nuestra sociedad; si bien considera que el lenguaje debe hacer visibles a las mujeres, contribuyendo de esta forma a erradicar esa desigualdad. El idioma es algo vivo y cambia para adaptarse a la sociedad y en este sentido el lenguaje debe servir para expresar también la igualdad entre hombres y mujeres. Debemos encontrar un consenso, por supuesto también con los lingüistas y con la Real Academia, para alcanzar este objetivo”. ENRIQUE VILA-MATAS Escritor “Me es imposible verlo de un lado distinto al de la Real Academia. El lenguaje está hecho esencialmente para entenderse. Por tanto, todo lo que se aparte de esto es un despropósito. Y despropósito es creer que siempre hay discriminación en las expresiones nominales construidas en masculino con la intención de abarcar los dos sexos. Y aún mayor despropósito es que, siguiendo las recomendaciones de una guía no sexista, creamos que hay que decir ‘personas sin trabajo’ en lugar de algo que todos comprendemos muy bien: ‘Parados’. A este paso, acabaremos —para variar— no entendiéndonos nada entre nosotros, hablando de Españadanía para no tener que decir Españo o España (demasiado masculino o femenino respectivamente)”. FRANCISCO FERNÁNDEZ BELTRÁN Presidente de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas “El informe de la Academia es un estudio equilibrado y una advertencia necesaria sobre ciertos abusos. Resulta evidente que todos los ejemplos expuestos merecen una reflexión desde el punto de vista lingüístico. No hay que olvidar que determinadas prácticas y recomendaciones de las citadas guías se plantean para hacer una llamada de atención sobre una situación de infravaloración de las mujeres, que en determinados ámbitos no han alcanzado la plena igualdad, pero ello no debe poner en riesgo la utilidad del idioma como herramienta de comunicación y relación”. OUKA LEELE Fotógrafa y artista "Creo firmemente en el poder de la palabra. La influencia de la estructura del lenguaje en la cultura es enorme. El uso de las palabras ha de ser consciente y si en cuanto a la visibilidad de la mujer ha de hacerse una revisión del lenguaje, estoy completamente de acuerdo con ello. Es importante que nos demos cuenta de lo que decimos y de lo que nuestras palabras pueden influir sobre todo cuando se trata de la formación de las niñas y los niños que ya en el aprendizaje de su lengua materna reciben todo el peso de su cultura casi sin darse cuenta. E interiorizan una supremacía o minusvalía de su género en el simple hecho de aprender a hablar. Por otro lado hay palabras como poeta que son muy bonitas y que no necesitan de la palabra poetisa o poeto para definir su género cuando se puede entender por el artículo: la poeta o el poeta. Como no me gustaría periodistisa para el femenino de periodista o periodisto para el masculino. Hay también que cuidar la belleza de una lengua cuando se plantean cambios para la mejoría, la igualdad y la dignidad de todas las personas que practican esa lengua".



La voz de las mujeres sobre los anticonceptivos Sandra Fluke consigue hacerse oír durante el tenso debate de prevención del embarazo en el Congreso de EE UU

C. F. PEREDA Washington5 MAR 2012 - 13:04 CET2

Sandra Fluke testifica sobre los anticonceptivos en el Congreso de EE UU. / ALEX WONG (AFP) Sandra Fluke esperaba su turno en los pasillos del Capitolio. El comité de control gubernamental celebraba una sesión sobre la política sanitaria del presidente Barack Obama y la libertad religiosa. Fluke, una estudiante de Derecho de la Universidad de Georgetown, había sido convocada como testigo por el Partido Demócrata. Aquella audiencia arrancó el jueves 19 de febrero con un grupo de expertos que en pocos minutos se habían convertido en el centro de una pequeña polémica. "¿Dónde están las mujeres?", preguntó a través de Twitter la líder de la minoría demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, al ver que todos los comparecientes eran hombres. Los demócratas convocaron a Fluke, pero el republicano Darrell Issa, presidente del Comité de Control del Gobierno, le prohibió la entrada al considerar que "no estaba cualificada". El nombre de Fluke empezó a acompañar numerosas noticias sobre el debate en torno a los anticonceptivos. Obama había dado el primer paso al anunciar un mandato que obligaba a las organizaciones religiosas a pagar los costes de los tratamientos de sus empleadas. Instituciones católicas de todo el país acusaron al presidente de obligarles a actuar en contra de sus valores. El presidente rectificó, pero el Partido Republicano había recogido el guante.

La estudiante denunció que los seguros no pagan los tratamientos Después de una semana de entrevistas donde Fluke pudo compartir lo que no le permitieron declarar en el Congreso, Pelosi convocó una audiencia paralela para que esta joven, y millones de mujeres norteamericanas como ella, tuvieran su foro. Desde este viernes, también tiene el apoyo del presidente Barack Obama, quien le agradeció por teléfono que hubiera defendido su política sanitaria. Con 30 años, la estudiante explicó que la prevención del embarazo no es la única razón para consumir la píldora. Fluke contó la experiencia de una de sus amigas, que requirió un tratamiento con anticonceptivos por razones de salud y que, al carecer de acceso a través de un seguro privado, tuvo que ser atendida de urgencia. Según un estudio reciente, más de la mitad de las


mujeres en edad reproductiva han dejado de tomar la píldora por su elevado coste. Un alto porcentaje si se tiene en cuenta que tres de cada cuatro mujeres en este grupo tienen seguro médico. Fluke acababa de poner nombre y apellidos a un problema que aspira a resolver la reforma sanitaria de Obama. La joven, que presidió el grupo de Estudiantes de Derecho por la Justicia Reproductiva en su Universidad y es la organizadora de los Estudiantes Católicos por la Salud Femenina, argumentó que miles de chicas como ella deben pagar hasta 1.000 dólares (unos 750 euros) más al año para acceder a la píldora anticonceptiva. Fluke contradecía así la postura oficial de Georgetown, la universidad católica más antigua de EE UU, que considera el mandato de Obama como una "violación de sus derechos religiosos". Fluke ha recibido diversos apoyos desde el día de su comparecencia. Y ataques. El locutor de radio conservador Rush Limbaugh, con una audiencia que roza los 15 millones a la semana, preguntó el pasado miércoles en su programa en qué se convertía Fluke defendiendo que las aseguradoras paguen por los anticonceptivos. "La convierte en una zorra, ¿no? La convierte en una prostituta". Al día siguiente explicó su razonamiento: "Si vamos a pagar por sus anticonceptivos, estamos pagándoles por tener relaciones sexuales. Queremos algo a cambio. Queremos que publiquen los vídeos en Internet para que todos podamos verlo". Las críticas no hicieron rectificar a Limbaugh. El locutor retomó las palabras de Foster Friess, un millonario conservador que recibió duras críticas tras afirmar que las mujeres podían prevenir el embarazo colocando una aspirina entre sus piernas. "Les compraré a las estudiantes de Georgetown todas las aspirinas que quieran sujetar entre sus rodillas", afirmó Limbaugh. Su programa El show de Limbaugh perdió en 48 horas a cuatro grandes anunciantes. Hasta entonces, Fluke era la aspirante a abogada que compareció en el Congreso. También había explicado en televisión por qué defendió públicamente a Obama. Pero sería el ataque de Limbaugh -que tardó tres días en disculparse por la "broma"-, y la posterior llamada del presidente, lo que lograra poner un rostro humano a un debate intensamente politizado y que promete alargarse hasta noviembre.


Maestras completas UGT premia la labor de las mujeres republicanas que dedicaron su vida a la enseñanza Muchas fueron fusiladas y encarceladas por transmitir una imagen liberada y moderna

Carmen Morán Madrid5 MAR 2012 - 03:01 CET

Balbina Medrano. Las maestras de la República desempeñaron una labor impagable. Con su trabajo en las escuelas no solo vertieron su saber para que otros pudieran recogerlo, sino que su ejemplo personal como mujeres independientes, modernas y libres sirvió en sí mismo para dejar un legado en la memoria de miles de alumno y alumnas. El franquismo no les pagó mejor que a sus compañeros de aulas. Muchas fueron fusiladas a los pocos días del golpe de Estado, otras caerían avanzada la guerra. Las que tuvieron mejor suerte siguieron extendiendo sus conocimientos en las cárceles, en el exilio, con los niños de la guerra, o en el huerto de la casa, apartadas para siempre de uno de los pocos trabajos que la mujer había conquistado para su independencia y realización personal y profesional. La Federación de Enseñanza de la UGT ha querido reconocer este año esta labor con uno de los premios 8 de marzo que concede el sindicato. Y rescatar sus nombres del olvido. Julia Vigre, Antonia Adroher, Pepita Uriz, Balbina Medrano, Veneranda Manzano, Palmira Pla, Regina Lago, Emilia Elías de Ballesteros… Ellas y cientos más fueron mujeres afiliadas a sindicatos, con activa participación política, pero, sobre todo, con una dedicación a las aulas que permitió extender un modelo pedagógico “basado en una educación publica, obligatoria, gratuita, activa, laica, bilingüe y solidaria que intentaba terminar con la discriminación por sexo o clase social”.


Julia Álvarez Resano. Ellas también fueron responsables, en buena medida, “de la construcción y difusión de la nueva identidad ciudadana, al educar a su alumnado en los valores de igualdad, libertad y solidaridad, tanto a través de la transmisión de contenidos en las aulas mediante la coeducación como, sobre todo, con sus vivencias personales”, dice la nota del premio. “En las primeras décadas del siglo XX muchas maestras se sintieron atraídas por las corrientes de renovación pedagógica, participaron en organizaciones femeninas y feministas que luchaban por la reforma social y la igualdad de derechos de la mujer, así como formaron parte de partidos políticos y de sindicatos. Sindicatos como UGT, en el que militaron activamente, para conseguir un modelo educativo universal, la mejora de los derechos de los trabajadores y trabajadoras y luchando por la igualdad de la mujer”, explica el sindicato en la justificación de este homenaje.

Pepita Uriz.


Ellas y sus compañeros fueron el mejor activo de aquella República de los Maestros, que pretendía construir una democracia donde formar ciudadanos libres y solidarios. La terrible venganza que se desencadenó sobre este colectivo, quizá el más represaliado, dice mucho de la labor que desempeñaron. De las maestras molestaba especialmente al régimen franquista la imagen que proyectaron de mujeres liberadas de la sumisión que entonces imponían los usos sociales. Con la guerra llegó la oscuridad y después el nacional-catolicismo. Pero las ellas siguieron enseñando, aunque hubieron de pasar décadas hasta que España contara con una generación de docentes con una formación tan esmerada como la que hubo en aquel entonces.


No veo qué ganamos las mujeres MILAGROS DEL CORRAL 5 MAR 2012 - 21:09 CET2 Ha tardado mucho pero, al fin, la Real Academia de la Lengua ha emitido su opinión a propósito del supuesto carácter sexista del español a través del informe rigurosamente fundamentado de Ignacio Bosque, cuya versión íntegra publicó EL PAÍS el domingo. No puedo sino estar de acuerdo con la crítica responsable de la RAE. Y ello a pesar de que soy mujer y una profesional que, desde muy joven, ha trabajado en entornos mayoritariamente masculinos. Soy también consciente de que la mujer todavía está lejos de alcanzar la equiparación social y profesional que le corresponde y, en consecuencia, soy una firme partidaria de la defensa de mis derechos, que son los derechos de media humanidad. Digo, pues, no a la discriminación de la mujer en cualquiera de las muchas modalidades en que ésta aún se produce. Y mi no es un no rotundo. Sin embargo, esta reciente costumbre de pervertir nuestra maravillosa lengua castellana me parece un puro sinsentido. Nunca me he sentido excluida de forma gramatical alguna, singular o plural, ni creo que los hombres se sientan discriminados al ser aludidos, en singular y en plural, como artistas, periodistas, trapecistas, etcétera. Sin duda aquí se ha producido un error, aunque haya sido con la mejor intención. Aquí se ha confundido sexo con género, biología con gramática, gimnasia con magnesia. Cada generación, en un esfuerzo involuntario de autoafirmación, aporta modismos nuevos e incorpora préstamos lingüísticos, con o sin razón de ser. Muchos no pasan de ser una simple moda que se desvanece en unos pocos años. Ahorro a mis lectores la enumeración nostálgica de ejemplos pasados porque sería demasiado larga. Solo a modo de ejemplo les recordaré que, en su día, lo “sexy” era “sicalíptico”, y los mayores unos “carrozas”; vocablos que, caídos en desuso, nos parecen tanto o más anticuados que los del Siglo de Oro. A decir verdad, pocos son los que alcanzan larga vida.

Nunca me he sentido excluida de forma gramatical alguna, singular o plural Pero lo de ahora es distinto porque el activismo feminista, de la mano de una serie de instituciones que quieren ser políticamente correctas, quieren hacernos creer con sus guías de uso de lenguaje no sexista que la visibilidad de las mujeres pasa por desnaturalizar nuestro idioma con fórmulas rebuscadas, cuando no claramente atentatorias contra la morfología gramatical o sintáctica, sin miedo alguno a recargar el discurso hasta límites estéticamente insoportables: niños y niñas, andaluces y andaluzas, jueces y juezas, miembros y miembras… sublime. Eso cuando no nos atropellan con amig@s, utilización supuestamente genial del símbolo de una medida de líquidos y, más recientemente, del dominio de las direcciones de correo electrónico. No veo qué ganamos las mujeres viéndonos equiparadas a líquidos medibles o a dominios, por muy de correo electrónico que sean. Mmm… “medibles” y “dominios” a mí no me cuadran con los fines perseguidos. Amén del innecesario estropicio lingüístico, no creo que recomendaciones de esta naturaleza sirvan de nada a nuestra mayor visibilidad. Ni mucho menos que lleguen muy lejos. De momento, solo las aplican de forma acrítica algunos políticos de posmodernidad mal entendida. Y, desde luego, no han logrado calar en el habla popular. Tan solo lo han hecho en la Constitución venezolana, que no es precisamente un referente ilustrado. Y no han calado porque el pueblo es sabio e inconscientemente siente que las expresiones recomendadas rayan en lo ridículo y no convienen a la economía de la comunicación, pecado grave en la era de Twitter y el


microrrelato. Quiero creer que se trata de una moda pasajera, una más, esta vez presumida “de izquierdas postmodernas” que jamás he seguido ni seguiré. “Cosas veredes, Sancho”… Milagros del Corral es exdirectora de la Biblioteca Nacional.


Pero, ¿dónde estaba la RAE? INÉS ALBERDI 5 MAR 2012 - 21:39 CET8 ¿Cómo puede sorprenderse el profesor Bosque de que para preparar una Guía de uso no sexista del lenguaje no se consulte con la Academia de la Lengua? Que yo sepa, la Academia de la Lengua tiene un récord muy pobre en esta cuestión. Lo que sorprende es que no haya sido esta institución la que se haya ocupado de darnos sugerencias para hacer un uso del lenguaje que no oculte a las mujeres. ¿Por qué la RAE no ha dicho nada hasta ahora de cómo el lenguaje español hace invisibles a las mujeres? ¿Dónde están sus análisis y sus recomendaciones para dar un uso más de acuerdo con la igualdad de género? La Academia es, como dice el profesor Bosque, la institución que debe vigilar por el buen uso de la lengua, pero esto no le ha parecido un problema o no le ha interesado. Bienvenida sea la Academia de la Lengua a este debate en el que tendría que haber estado hace años. No necesariamente para decirnos lo que hay que hacer sino para sumar su conocimiento y su experiencia al de tantas otras personas e instituciones que conocen aspectos que también habrá que tener en cuenta.

Sorprende que no haya sugerencias para hacer un uso del lenguaje que no oculte a la mujer No entiendo que el informe de la RAE se refiera constantemente al criterio de autoridad de las escritoras, olvidando que si hablamos de si la lengua hace invisibles a las mujeres este es un problema que puede ser denunciado tanto por hombres como por mujeres. Olvida que defender los derechos de las mujeres no es una cuestión femenina sino de todos. En sus argumentos contra las guías se refiere casi exclusivamente a una de las cuestiones que estas señalan, la necesidad de hacer manifiesta la presencia femenina en cualquier colectivo al que nos estemos refiriendo, niñas y niños, padres y madres, cuestión que la lengua española oscurece a través del uso del genérico masculino. Como decía con gracia la madre de una niña del colegio de mi hija, ya hace años, las reuniones de padres eran reuniones de madres. Este es quizás el aspecto más difícil de revisar si queremos que el español no olvide a las mujeres, pero hay muchos otros. La propuesta que hacen algunas guías, de reiterar constantemente el masculino y el femenino de todo, no le gusta y lo ridiculiza. A mí tampoco, pero no me burlo porque el tema me parece muy serio. Creo que hay formas posibles de evitar esa reiteración. Por ejemplo, hablar del género humano en vez del hombre cuando se habla de la evolución. No se trata tanto de señalar con el dedo a los que abusen del genérico masculino, como tratar de enseñar a todos a hablar con mayor rigor y respeto a la igualdad de género. La lengua es hija de la historia y por ello no debe sorprendernos que la española sea tan sexista. Casi todas las lenguas lo son e incluso el inglés, que tiene mayor flexibilidad para adaptarse a los tiempos actuales, permite usos que reflejan la superioridad de lo masculino en nuestra cultura. Un artículo publicado el mes pasado en el semanario The Economist sobre la genética del cerebro se titulaba What’s a man? (¿Qué es un hombre?) para reflexionar sobre que hace humanos a los humanos. Pues bien, yo no diría que este semanario es sexista por usar esta forma de hablar tan arraigada, pero si les diría, como digo a mis estudiantes, que procuren reflexionar sobre cómo escriben y traten de no olvidar a las mujeres al hacerlo.


Yo no me considero sexista por decir los estudiantes pero si creo que debo esforzarme lo más posible por usar un castellano correcto y hacer un uso del mismo más integrador de lo femenino. Inés Alberdi es catedrática de Sociología de la Universidad Complutense. Fue directora del Fondo de Naciones Unidas para la Mujer.


Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer La RAE ha decidido llamar la atención a las guías de lenguaje no sexista publicadas en los últimos años por diversas instituciones En este artículo, escrito por Ignacio Bosque y suscrito por 26 académicos de número, se sostiene que, si bien existen usos verbales sexistas, las recomendaciones de dichas guías difunden usos ajenos a las prácticas de los hablantes También conculcan normas gramaticales, anulan distinciones necesarias y obvian la realidad de que no hay discriminación en la falta de correspondencia entre género y sexo

Ignacio Bosque 4 MAR 2012 - 00:01 CET

Fachada de la Real Academia Española de la Lengua 1. En los últimos años se han publicado en España numerosas guías de lenguaje no sexista. Han sido editadas por universidades, comunidades autónomas, sindicatos, ayuntamientos y otras instituciones. Las que identifico con siglas o abreviaturas en la relación que aparece al final constituyen tan solo una muestra de ese extenso catálogo. Antepondré un guion a la página citada: MUR-8, UPM-10, UGT-14, etc. 2. La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación de los lingüistas. Constituye una importante excepción MAL, que contiene abundante bibliografía. Esta es la guía más completa de las nueve, y también la menos radical en sus propuestas. Cabe pensar que los responsables o los impulsores de las demás guías entienden que no corresponde a los lingüistas determinar si los usos verbales de los hispanohablantes son o no sexistas. Aunque se analizan en ellas no pocos aspectos del léxico, la morfología o la sintaxis, sus autores parecen entender que las decisiones sobre todas estas cuestiones deben tomarse sin la intervención de los profesionales del lenguaje, de forma que el criterio para decidir si existe o no sexismo lingüístico será la conciencia social de las mujeres o, simplemente, de los ciudadanos contrarios a la


discriminación. Ha trascendido a la prensa recientemente el malestar de los profesores de Lengua Española de la Universidad de Murcia ante la guía de lenguaje no sexista que esta institución elaboró (MUR, en la lista final) sin contar con su participación o recabar siquiera su parecer. Se ha señalado en varias ocasiones que los textos a los que me refiero contienen recomendaciones que contravienen no solo normas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias, sino también de varias gramáticas normativas, así como de numerosas guías de estilo elaboradas en los últimos años por muy diversos medios de comunicación. En ciertos casos, las propuestas de las guías de lenguaje no sexista conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias. No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios. 3. Las nueve guías que menciono poseen numerosos puntos en común. También existen algunas diferencias entre ellas, relativas sobre todo al grado de detalle con el que explican los fenómenos gramaticales o léxicos. De las nueve guías que menciono, MAL es la única que acepta el uso no marcado (más comúnmente llamado genérico) del masculino, como en El trabajador debe exigir sus derechos (MAL-29) o en El alumno deberá asistir puntualmente a clase (MAL-32), donde admite que “el masculino es extensivo a las mujeres”. Esta guía se limita a censurar “el uso abusivo del masculino genérico” (MAL-47), mientras que las demás no aceptan su empleo y recomiendan evitarlo en todos los casos. Entre los aspectos que comparten las guías de lenguaje no sexista destaca sobre todo una argumentación implícita que me parece demasiado obvia para ser inconsciente. Consiste en extraer una conclusión incorrecta de varias premisas verdaderas, y dar a entender a continuación que quien niegue la conclusión estará negando también las premisas. La primera premisa verdadera es el hecho cierto de que existe la discriminación hacia la mujer en nuestra sociedad. Son alarmantes, en efecto, las cifras anuales de violencia doméstica, y se siguen registrando situaciones de acoso sexual no siempre atendidas debidamente por las autoridades competentes. Existen todavía diferencias salariales entre hombres y mujeres. Se atestiguan también diferencias en el trato personal en el trabajo, que a veces se extienden al grado de capacitación profesional exigible en la práctica, así como a las condiciones requeridas para acceder a puestos de responsabilidad. Además de en el mundo laboral, existe desigualdad entre hombres y mujeres en la distribución de las tareas domésticas. Es también real el sexismo en la publicidad, en la que la mujer es considerada a menudo un objeto sexual. Son igualmente verdaderas las actitudes paternalistas que algunos hombres muestran hacia las mujeres, sea dentro o fuera del trabajo, y son asimismo objetivos otros muchos signos sociales de desigualdad o de discriminación que las mujeres han denunciado repetidamente en los últimos años. La segunda premisa, igualmente correcta, es la existencia de comportamientos verbales sexistas. El lenguaje puede usarse, en efecto, con múltiples propósitos. Puede emplearse para describir, ordenar, preguntar, ensalzar o insultar, entre otras muchas acciones, y, desde luego, también puede usarse para discriminar a personas o a grupos sociales. Este hecho ha sido destacado por


los lingüistas en numerosas ocasiones, incluso aplicándolo al caso específico de las mujeres, como explicaré en este mismo texto. La tercera premisa verdadera es el hecho de que numerosas instituciones autonómicas, nacionales e internacionales han abogado por el uso de un lenguaje no sexista. En casi todas las guías que menciono se alude, en efecto, a la abundante legislación que propugna abolirlo. Algunas revistas científicas internacionales piden actualmente a los investigadores que no usen únicamente la inicial del nombre de pila en las citas bibliográficas de sus trabajos, ya que se ha constatado cierta tendencia a considerar, por defecto, que el autor de la obra citada en tales casos es un varón, en lugar de una mujer. Existen otras muchas medidas sociales surgidas en los últimos años, igualmente destinadas a evitar situaciones de discriminación hacia las mujeres. La cuarta premisa, casi un corolario de las anteriores, es igualmente correcta. Es necesario extender la igualdad social de hombres y mujeres, y lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea más visible. Hago notar que las palabras visible, visibilidad, invisibilidad, visibilizar o visibilización están presentes en las nueve guías que he mencionado. De estas premisas correctas, en cierta forma subsumidas en la última, se deduce una y otra vez en estas guías una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes (lingüistas y no lingüistas, españoles y extranjeros, mujeres y hombres) consideramos insostenible. Consiste en suponer que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizarían “la visibilidad de la mujer”. En este punto coinciden todas las guías, aun cuando se diferencian en el énfasis que ponen en la conclusión alcanzada. Si no se acepta el razonamiento, se estará impidiendo al lenguaje “que evolucione de acuerdo con la sociedad” (GRAN-1), de forma que mantendremos una serie de “hábitos que [lo] masculinizan […], lo que expulsa a las mujeres del universo simbólico” (CCOO-6). Caeremos, en suma, en el “pensamiento androcéntrico, ya que la utilización de esta forma de lenguaje nos hace interpretar lo masculino como lo universal” (UPM-10). 4. Como la primera premisa no afecta a cuestiones lingüísticas, no me detendré en ella. Apuntaré tan solo que, si bien no está en discusión que sigue existiendo en nuestra sociedad discriminación hacia la mujer, sí existe discrepancia entre las mujeres acerca de cuáles son exactamente las medidas que la evitarían. A manera de ilustración, indicaré tan solo que conozco mujeres (algunas, sumamente prestigiosas) que consideran ofensivo el establecimiento de cuotas que regulen su acceso a puestos de responsabilidad, sea en el número de ministras o de directoras generales que deben formar parte del Gobierno, el de catedráticas que deben enseñar en una determinada universidad, el de miembros femeninos de un comité o de un jurado o el de cirujanas de un hospital. No deseo entrar a valorar esta cuestión polémica ni, en general, la pertinencia de los llamados “criterios de paridad”. Si menciono estos ejemplos, relativos a la existencia de discrepancias entre las mujeres acerca de lo que es o no es socialmente discriminatorio, es porque en las guías que examino no se muestran discrepancias en relación a lo que es o no es verbalmente sexista (de nuevo, con la posible excepción de MAL). No solo no se percibe ninguna duda en sus redactores a la hora de discriminar los usos verbales sexistas de los no sexistas, sino que se confunde, no sé si ingenua o deliberadamente, el verdadero sexismo verbal, que he identificado en la segunda de mis cuatro premisas correctas, con la alarma infundada ante voces y construcciones sintácticas que mostrarían un uso supuestamente sexista del lenguaje. Las muestras de tal confusión son abundantes. Hay, efectivamente, sexismo en el ejemplo Los directivos acudirán a la cena con sus mujeres (UGT-7), precisamente porque el masculino


engloba en su designación a varones y mujeres, pero los autores de esa guía entienden que tan sexista es usar esta frase como emplear los trabajadores de la empresa (UGT-11) con la intención de aludir a trabajadores y trabajadoras. Tan sexista les parece el preguntar a una mujer si es señora o señorita (UGT-13) como escribir (UGT-10) Todos tenemos sentimientos, en lugar de Las personas tenemos sentimientos. En cuanto a MAL, considera, correctamente, que son sexistas frases como En el turismo accidentado viajaban dos noruegos con sus mujeres (MAL72), pero recomienda a la vez escribir Los gerentes y las gerentas revisarán las solicitudes presentadas hasta la fecha (MAL-81), puesto que entiende que usar únicamente los gerentes podría ser discriminatorio con la mujer. En general, el rechazo a toda expresión del masculino destinada a abarcar los dos sexos es marcadísimo en las guías. VAL considera sexista escribir los valencianos (VAL-15) y todos los ciudadanos (frente a toda la ciudadanía); UNED rechaza los becarios (UNED-6) y propone en su lugar las personas becarias; y AND considera discriminatorio escribir número de parados (AND-36), en lugar de número de personas sin trabajo. En su ya antiguo libro ¿Es sexista la lengua española? (Barcelona, Paidós, 1994), Álvaro García Meseguer analizaba pormenorizadamente estas confusiones. Explicaba (pág. 58) por qué son claramente sexistas frases como Hasta los acontecimientos más importantes de nuestra vida, como elegir nuestra esposa o nuestra carrera, están determinados por influencias inconscientes, ya que introducen una marcada perspectiva androcéntrica en una afirmación general sobre los seres humanos. Justificaba asimismo por qué es sexista —acaso más llamativamente aún (pág. 60)— uno de los versos de la famosa canción Libertad sin ira, popularizada en España en los años de la Transición por el grupo Jarcha: Gente que solo busca su pan, su hembra, su fiesta en paz. Este autor añadió muchos más ejemplos de esta confusión en El español, una lengua no sexista (trabajo publicado en Internet), y otros lingüistas han insistido en ella. Explicaba García Meseguer que son sexistas, y por tanto discriminatorias, frases como Los ingleses prefieren el té al café, como prefieren las mujeres rubias a las morenas, pero también aclaraba que no lo es, en cambio, formar construcciones genéricas con artículos determinados o cuantificadores en masculino, como en Todos los que vivimos en una ciudad grande. Aplicando el verbo visibilizar en el sentido que recibe en estas guías, es cierto que esta última frase “no visibiliza a la mujer”, pero también lo es que las mujeres no se sienten excluidas de ella. Hay acuerdo general entre los lingüistas en que el uso no marcado (o uso genérico)del masculino para designar los dos sexos está firmemente asentado en el sistema gramatical del español, como lo está en el de otras muchas lenguas románicas y no románicas, y también en que no hay razón para censurarlo. Tiene, pues, pleno sentido preguntarse qué autoridad (profesional, científica, social, política, administrativa) poseen las personas que tan escrupulosamente dictaminan la presencia de sexismo en tales expresiones, y con ello en quienes las emplean, aplicando quizá el criterio que José A. Martínez ha llamado despotismo ético en su excelente libro El lenguaje de género y el género lingüístico (Universidad de Oviedo, 2008). No debe olvidarse que los juicios sobre nuestro lenguaje se extienden a nosotros mismos. 5. Algunos de los responsables de las guías que comparo responderían a la pregunta que acabo de formular afirmando que la autoridad que se les reclama no es académica, ya que procede de su sensibilidad ante la discriminación de la mujer en el mundo moderno. El argumento es insostenible, puesto que califica arbitrariamente de sexista al grupo —absolutamente mayoritario— de mujeres y hombres con una sensibilidad diferente. Si “el uso del masculino con valor genérico implica un trato lingüístico discriminatorio” (CCOO-24), ¿cómo han de reaccionar las mujeres que no perciben en él tal discriminación? En efecto, ¿qué se supone que


ha de pensar de sí misma una mujer que no se sienta excluida de la expresión Se hará saber a todos los estudiantes que… por mucho que la Generalitat Valenciana (VAL-28) le diga que la están discriminando? Las guías que analizo son poco flexibles en este punto. Pareciera que se quiere dar a entender que la mujer que no perciba irregularidad alguna en el rótulo Colegio Oficial de Psicólogos de Castellón, y que (a diferencia de VAL-37) no considere conveniente cambiarlo por Colegio Oficial de Psicólogos y Psicólogas de Castellón, debería pedir cita para ser atendida por los miembros de dicha institución. He tenido la oportunidad de revisar recientemente una selección de textos de Soledad Puértolas, Maruja Torres, Ángeles Caso, Carmen Posadas, Rosa Montero, Almudena Grandes, Soledad Gallego-Díaz, Ángeles Mastretta, Carmen Iglesias y Margarita Salas, y puedo asegurar que ninguna de estas mujeres sigue las directrices contra el supuesto sexismo verbal que se propugnan en las guías que estoy comentando. Como sería absurdo cargar de citas este artículo, voy a mencionar un solo ejemplo, que me parece ilustrativo. Margarita Salas pronunció la conferencia inaugural del curso 2005-2006 en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Se titulaba Experiencias de una vida dedicada a la investigación científica. En este texto, accesible en Internet, Salas explica las dificultadas sociales que tuvo que vencer en sus primeros años de investigadora. Hace en él una encendida defensa de la igualdad profesional y laboral de hombres y mujeres, y en particular de la necesidad de que la mujer acceda a puestos de responsabilidad en el mundo de la universidad, la política, la empresa y la investigación con igualdad de deberes y derechos respecto de los hombres. Solo a los redactores de las guías que menciono les sorprenderá que se incluya a sí misma en la referencia del sustantivo masculino científicos (“Yo creo que los científicos tenemos la obligación de hacer una difusión de la ciencia asequible, pero rigurosa”); que no intente excluir a las mujeres cuando habla de “los 40 doctorandos que se han formado en mi laboratorio”; que no pretenda dejar fuera a las niñas cuando explica que “un aspecto muy importante para la participación de la mujer en el mundo profesional es que haya facilidades para el cuidado de los niños”, ni tampoco a sus amigas cuando, al final de su conferencia, agradece a sus amigos su apoyo y su amistad a lo largo de su vida. Se me ocurre preguntar ahora a los responsables de las guías mencionadas qué quiere decir exactamente que este texto abunda en rasgos de sexismo lingüístico. La pregunta se podría aplicar igualmente a los textos de decenas, seguramente centenares, de escritoras, periodistas, científicas o artistas, entre otras muchas representantes de la cultura, el arte o la ciencia, firmemente comprometidas con la defensa de los derechos de la mujer, además, por supuesto, de a los innumerables textos de varones que compartan esos mismos principios e ideales, y que tampoco aplican las recomendaciones lingüísticas de las guías de lenguaje no sexista. 6. La RAE y la ASALE explican (Nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa, 2009, § 2.2) que el desdoblamiento en la coordinación al que he hecho referencia puede tener sentido en ciertos contextos, como en No tiene hermanos ni hermanas y en otros ejemplos que allí se proporcionan. También se aclara que existen otros recursos lingüísticos que pueden deshacer fácilmente los casos de posible ambigüedad o de falta de precisión en la referencia a grupos de personas. Pero lo que en estas guías se entiende, de manera poco justificada, es que hay siempre discriminación en las expresiones nominales construidas en masculino con la intención de abarcar los dos sexos. Proponen, pues, que debe sustituirse Los afectados recibirán una indemnización (VAL-26) por Los afectados, hombres y mujeres, recibirán una indemnización, ya que las mujeres afectadas que lean la primera variante entenderán (o quizá


tendrán que entender, quieran o no, en función del despotismo ético al que me he referido) que no corresponde a ellas el resarcimiento que se anuncia. Nadie considera controvertida la propuesta de extender la formación de pares morfológicos a los nombres de profesiones y cargos (ingeniero-ingeniera, etc.), hoy universalmente aceptada. Aun así, no parecen admitir estas guías que una profesional de la judicatura pueda elegir entre ser jueza o ser juez, ni que una licenciada en Medicina pueda escoger entre ser llamada médica o médico, a pesar de que se ha constatado en múltiples casos que existen preferencias geográficas, además de personales, por una u otra denominación. En la guía que patrocina la Junta de Andalucía se critica a la RAE (AND-40) porque en su edición de 1984 todavía aparecían sustantivos sin desdoblar en el Diccionario Académico. No negaré que las críticas retrospectivas tienen sentido como parte de la historia de las ideas sociales (entre ellas, las lingüísticas), pero tampoco que a algunos parece molestarles que la RAE actualice sus obras con el curso de los años, ya que esta modernización los va privando de argumentos para criticarla. 7. Los lectores curiosos e interesados que lean con atención las guías de lenguaje no sexista se formularán un gran número de preguntas lingüísticas, pero me temo que buscarán inútilmente las respuestas entre sus páginas (de nuevo, con la posible excepción de MAL). El lector de estas guías habrá aprendido, en efecto, que es sexista decir o escribir El que lo vea (MUR-4) en lugar de Quien lo vea; que también lo es la expresión Los futbolistas (AND-37) en lugar de Quienes juegan al fútbol; que no debe hablarse de los requisitos exigidos para acceder a plazas de Profesores no Asociados (UNED-5), sino de los requisitos exigidos para acceder a las plazas de Profesorado no Asociado; que un periodista no debe escribir Los españoles irán a las urnas el próximo domingo, sino La población española irá a las urnas el próximo domingo (VAL-24), y que en la redacción de los convenios colectivos deben evitarse expresiones como permiso para acudir a la consulta del médico (CCOO-52), puesto que este uso discrimina a las médicas. Una vez que haya asimilado todas estas directrices, el lector se preguntará probablemente si es o no sexista usar el adjetivo juntos, masculino plural, en la oración Juan y María viven juntos. Como este adjetivo “no visibiliza el femenino”, en este caso el género del sustantivo María, es de suponer que esta frase es sexista. Tal vez el que la construyó debería haber dicho …viven en compañía para no ser discriminatorio con las mujeres. Pero, ¿qué hacer si el predicado fuera …están contentos, …están cansados o …viven solos? ¿Deberían tal vez usarse en estos contextos adjetivos que no hagan distinción en la concordancia de género, como alegres o felices, o locuciones que no la requieran, como en soledad? De nuevo, ninguna respuesta. ¿Será o no sexista el uso de la expresión el otro en la secuencia Juan y María se ayudan el uno al otro en lo que pueden? Como esta expresión tampoco visibiliza el femenino en la concordancia, cabe pensar que esta frase también es sexista. Si a un hombre o una mujer se le escapa la frase Ayer estuvimos comiendo en casa de mis padres, ¿estará siendo sexista? Seguramente sí, se dirá, puesto que el sustantivo padres designa aquí al padre y a la madre conjuntamente. Como se sabe, el español no posee un término particular para estos usos, a diferencia del inglés, el francés o el alemán, entre otras lenguas. Así pues, el sustantivo padres tampoco visibiliza a la mujer, a pesar de que la abarca en su designación. Pero, si hay que evitar estas expresiones, por sexistas, tampoco podremos usar los reyes, mis tíos o sus suegros para designar parejas (ni tus primos para referirse a grupos), ya que la anulación de la visibilidad de la mujer se extiende a todas ellas. ¿Debería entonces pedirse a la RAE que expulsara estas voces de su diccionario (padre: 9. pl. El padre y la madre, DRAE) y de su gramática (Nueva gramática, § 2.2l)?


Hace unas semanas pregunté a mis alumnas de sintaxis de la Universidad Complutense si aceptaban la oración Nadie estaba contenta. Ninguna contestó afirmativamente. Como antes, una opción es pensar que la RAE debería darla por buena, fomentar su uso y contribuir con ello a la visibilidad de la mujer en el lenguaje. Otra opción, que algunos consideramos preferible, sería entender que la irregularidad de esta frase no está en la sociedad, sino en la sintaxis. Nos parece natural, en efecto, ¿Quién estaba contenta? porque interpretamos un complemento partitivo tácito (¿Quién de ellas?), mientras que rechazamos Nadie estaba contenta porque este complemento se rechaza igualmente en ese caso (es decir, no decimos Nadie de ellas). Aun cuando dejáramos de lado estas cuestiones sintácticas sutiles, seguiría siendo pertinente la simple pregunta de dónde fijar los límites ante el “problema de la visibilidad de la mujer en el lenguaje”. Si la mujer ha de sentirse discriminada al no verse visualizada en cada expresión lingüística relativa a ella, y al parecer falla su conciencia social si no reconoce tal discriminación, ¿cómo establecemos los límites entre lo que su conciencia debe demandarle y el sistema lingüístico que da forma a su propio pensamiento? Si no estamos dispuestos a aceptar que es la historia de la lengua la que fija en gran medida la conformación léxica y sintáctica del idioma, ¿cómo sabremos dónde han de detenerse las medidas de política lingüística que modifiquen su estructura para que triunfe la visibilidad? Consideremos, a título de ejemplo, el caso de los animales. ¿Debemos entender tal vez que es correcto discriminar a las hembras en expresiones tan comunes como los perros, los gatos, los lobos o los jabalíes, o hemos de interpretar, por el contrario, que no es preciso que el género tenga aquí correspondencia con el sexo? Los que elijan esta última opción ¿habrían de argumentar tal vez que los animales no tienen dignidad, y que este es el factor que determina la visibilidad morfológica? De nuevo, ¿cuál es el límite? A los que respondan que no conviene llevar las normas o las reglas gramaticales a sus extremos, habría que recordarles que las normas gramaticales no tienen extremos. Se formulan de cierta manera y se aplican en función de ciertos criterios léxicos, morfológicos o sintácticos que deben expresarse con claridad. Se dice en algunas guías (por ejemplo, en CCOO-24) que los críticos del desdoblamiento léxico (ciudadanos y ciudadanas, etc.) construyen deliberadamente ejemplos recargados con el solo propósito de ridiculizar, a menudo en periódicos o en blogs, a quienes proponen dicho recurso visibilizador. Pero los fragmentos de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela que oportunamente cita Ignacio M. Roca en el Boletín de la Real Academia Española (tomo 89, 2009, pág. 78), no constituyen ejemplos inventados por periodistas o escritores: «Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.» «Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con residencia


ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.» De hecho, tales desdoblamientos múltiples se proponen a menudo como ejemplos en estas mismas guías. La de la UNED considera que no debe decirse Los funcionarios interinos que hayan trabajado entre el 8 de julio y el 7 de enero […], sino (UNED-5) Los funcionarios y funcionarias interinos e interinas que hayan trabajado entre el 8 de julio y el 7 de enero […]. También propone (UNED-8) como modelo de redacción frases como […] foros y chats, para que el/la estudiante pueda comunicarse con el equipo docente, los/las tutores/as y los/las compañeros/as…, así como En estos centros las tutoras y los tutores actuarán como guías y asesores de las alumnas y los alumnos (UNED-10), con aparente discriminación de las asesoras. En MAL-70 se sugiere como pauta El/la avalado/a está obligado/a a comunicar a el/la avalista dicha circunstancia. 8. Un buen paso hacia la solución del “problema de la visibilidad” sería reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar. Mucho me temo, sin embargo, que las propuestas no estén hechas para ser adaptadas al lenguaje común. Unas veces se dice expresamente en las guías, pero otras queda tan solo sobrentendido: se supone que los cambios que se solicitan han de afectar únicamente al lenguaje oficial. Se aplicarían, pues, a los textos legales o administrativos (lengua escrita) y a los discursos públicos, las declaraciones, las ruedas de prensa y otras manifestaciones de la lengua oral. Dicho de una manera más clara: se ve como algo enteramente natural que la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvide de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara. Una vez abandone la tribuna o el estudio de grabación, dirá que “va a cenar con unos amigos”, sin intención de excluir a las mujeres, o que “tiene que ir al colegio a recoger a sus hijos”, sin que hayamos de suponer que no tiene hijas. Hablará, en una palabra, como todo el mundo. No me parecen insignificantes las implicaciones que conlleva la aceptación de este sorprendente cambio de registro. Precisamente ahora que se trabaja para que el lenguaje de los textos jurídicos se acerque en alguna medida al español común, las propuestas para “visibilizar a la mujer” en el idioma parecen encaminarse en el sentido opuesto. Se trata, al parecer, de lograr que el lenguaje oficial se diferencie aún más del real. A los tan denostados eufemismos de los políticos y los economistas, que enmascaran o edulcoran, como sabemos, tantos aspectos de la realidad, parece que ha de agregarse ahora un nuevo código artificial, ajeno al lenguaje común, constituido por nuevos circunloquios, restringidos —como antes— al mundo oficial. A la vez, se acepta paradójicamente su propia artificiosidad al reconocer implícitamente que no tienen aplicación en la lengua de todos los días. Pero existen razones para la esperanza. Observo, por ejemplo, que la Junta de Andalucía no sigue tan estrictamente en su Boletín Oficial (BOJA) las normas antisexistas que proponen sus consejerías. Abro al azar el BOJA y leo: "Emplácese a cuantos aparecen como interesados en el expediente, a fin de que puedan personarse en legal forma como demandados en el plazo de nueve días ante el órgano jurisdiccional" (BOJA, 7 de enero de 2009, pág. 55). A estas tres infracciones en tan pocas líneas se suman otras muchas en otros números del BOJA, y aun en este que cito. En el mismo sentido, el título del informe nº 247/2012 de la Federación Regional de Enseñanza de Comisiones Obreras de Madrid (Sector Universidad) contiene dos supuestas infracciones a las pautas que estipula este sindicato: Los defensores universitarios dan la razón a los trabajadores.


En sus páginas aparecen asimismo varios usos del masculino en su uso no marcado, y no encuentro en ellas ni un solo grupo nominal desdoblado (ya no somos los únicos en defender […]; la atención a los estudiantes; el legítimo derecho de los empleados públicos, etc.). Lo mismo cabe decir de los documentos de la UGT (un ejemplo, entre otros muchos, es la Carta de derechos de los trabajadores en paro del 2-12-2010). No he sido capaz, por otra parte, de encontrar un solo documento de CCOO o de UGT en el que aparezca la expresión desdoblada empresarios y empresarias. Es de suponer que los que redactaron todos estos textos, y otros análogos emitidos por las mismas instituciones que patrocinan las guías de lenguaje no sexista, probaron antes la versión alambicada de sus escritos, y —quizá después de algunas dudas—, optaron, con buen criterio, por sacrificar la visibilidad a la naturalidad y a la eficacia. 9. Nadie pone hoy en cuestión que la labor que llevan a cabo los profesores de Lengua en la Enseñanza Media constituye una parte esencial de la educación de nuestros jóvenes. Entre sus múltiples tareas está la de conseguir que adquieran cierta soltura en el uso del idioma, distingan matices léxicos y gramaticales, y sean capaces de hablar y escribir con corrección. El profesor de Lengua deberá decidir, como es lógico, qué normas explica en sus clases. Habrá de pensar si recomienda a sus alumnos que escriban l@s niñ@s (como se sugiere en AND-37), l@s actores/as normalmente involucrad@s (como se propone en UGT-33) y alumn@s o funcionari@s (como se recomienda en UPM-17), o deberá, por el contrario, pedir a sus alumnos que eviten estas expresiones, tal como recomienda la RAE, junto con todas las gramáticas normativas y los manuales de estilo de los medios de comunicación. En la guía de Comisiones Obreras se explica (CCOO-65, nota 24) que la arroba es un signo “que no es reconocido en este uso no sexista por los dispositivos lectores que emplean las personas con discapacidad visual”. A pesar de ello, constituye “un recurso posible y efectivo cuando no se quiere marcar el género”. De hecho, parece sugerir que se emplee también en rótulos, y propone el ejemplo Acceso Delegad@s. Solo una de las nueve guías que cito recomienda evitar la arroba como signo lingüístico en todos los contextos. Aun así, no propone sustituir L@s niñ@s vendrán a clase con ropa cómoda (MAL-88) por el equivalente con los niños, sino con las niñas y niños o con los/as niños/as. La elección del profesor de Lengua afecta, desde luego, a otros muchos aspectos. Deberá decidir si recomienda que sus alumnos escriban Los/las trabajadores/as, como hace la UGT (UGT-11) o si les enseña a evitar este uso. Cuando explique en clase los sustantivos colectivos y los abstractos ¿deberá tener en cuenta que no equivalen siempre a los plurales? La Universidad de Murcia (MUR-4) proporciona una lista de “términos que hacen referencia tanto a hombres como a mujeres”. En esta lista aparecen alumnado, profesorado y clientela, pero también adolescencia, licenciatura, coordinación, infancia, niñez, ingeniería, vejez y jefatura, términos que se proponen como sustitutos de los nombres de persona. La Universidad Politécnica (UPM-12) recomienda usar las tutorías en lugar de los tutores; la Generalitat Valenciana hace equivaler (VAL-23) el alcalde a la alcaldía, y la Universidad de Granada (GRAN-6) entiende que este tipo de sustituciones “facilitarán la escritura sin romper la estética del texto”. MAL es la única guía que actúa con cierta cautela: “Estos listados son orientativos y no deben interpretarse como soluciones válidas en todos los contextos” (MAL-52). No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños, y, en general, que, si existen contextos en que alguno de estos sustantivos abstractos equivalga a un colectivo de persona, están sumamente restringidos. En ciertos casos, los nombres colectivos de persona (ninguno de los cuales “visibiliza a la mujer”) no designan en español dos grupos de


individuos de distinto sexo. Así, el que dirige un colegio podría tal vez usar la expresión mi profesorado para aludir al conjunto de profesores y profesoras que trabajan en él, pero el que quiere referirse al conjunto de profesores y profesoras que ha tenido en su vida no podrá usar mi profesorado, pero sí mis profesores. En UPM-12 se hace notar que, como es sexista la presencia del artículo los en los interventores, habrá que sustituir esa expresión por quienes intervengan. Poco parece importar a los autores de la guía el que las dos fórmulas no sean necesariamente equivalentes. En la mayor parte de las guías que cito se recomienda omitir, siempre que sea posible, los artículos masculinos para evitar el uso no marcado de este género. Para la Universidad de Granada (GRAN-7) es sexista la frase Los jóvenes y los ancianos están siempre de acuerdo, de forma que el sexismo desaparecería suprimiendo el artículo: Jóvenes y ancianos están siempre de acuerdo. La Universidad de Murcia recomienda (MUR-4) no usar expresiones como Va dirigido a los estudiantes de último curso, y aconseja emplear en su lugar Va dirigido a estudiantes de último curso. Pero, como es obvio., el profesor de Lengua Española debería aclarar en sus clases que la supresión del artículo da lugar unas veces a secuencias anómalas, y otras muchas a notables cambios de sentido. El que dice Conozco a los especialistas en esta cuestión está diciendo que los conoce a todos, mientras que, si dice Conozco a especialistas en esta cuestión, está diciendo que conoce a algunos (que podrían, como antes, ser hombres o mujeres). Las gramáticas del español suelen explicar estas diferencias con detalle. ¿Es todo esto demasiado sutil? ¿Se le está diciendo al profesor que en sus clases de Lengua debe prescindir de los matices y que ha de anular cuantas diferencias sintácticas o léxicas sean necesarias para que prevalezca la visibilidad? Me parece que el conflicto de competencias al que aludía al principio no es tanto un problema legal cuanto una cuestión de responsabilidad profesional. También es, por consiguiente, un problema de conciencia. 10. Llama la atención el que sean tantas las personas que creen que los significados de las palabras se deciden en asambleas de notables, y que se negocian y se promulgan como las leyes. Parecen pensar que el sistema lingüístico es una especie de código civil o de la circulación: cada norma tiene su fecha; cada ley se revisa, se negocia o se enmienda en determinada ocasión, sea la elección del indicativo o del subjuntivo, la posición del adjetivo, la concordancia de tiempos o la acepción cuarta de este verbo o aquel sustantivo. Nadie niega que la lengua refleje, especialmente en su léxico, distinciones de naturaleza social, pero es muy discutible que la evolución de su estructura morfológica y sintáctica dependa de la decisión consciente de los hablantes o que se pueda controlar con normas de política lingüística. En ciertos fenómenos gramaticales puede encontrarse, desde luego, un sustrato social, pero lo más probable es que su reflejo sea ya opaco y que sus consecuencias en la conciencia lingüística de los hablantes sean nulas. Así, el hecho de que tothom (literalmente, ‘todo hombre’) signifique ‘todos, todo el mundo’ en catalán no parece molestar a las catalanas. El indefinido omne (de lat. hominem) se usaba en castellano medieval con el sentido de ‘uno, cualquiera’. Esta forma de crear indefinidos pervivió en alemán y en francés, entre otros idiomas. El indefinido alemán man (‘alguien, uno’) se pronuncia como el sustantivo Mann (‘hombre’), y no se diferenciaba de él en la lengua antigua. Cualquier alemán, hombre o mujer, reconoce que hay relación entre man y Mann cuando dice, por ejemplo, Das sagt man (‘Eso dicen’). Es algo mayor la diferencia de pronunciación entre el francés on (‘uno, alguien’) y homme (‘hombre’), pero su origen es también el sustantivo “hombre” (latín hominem). Esta forma de fosilización recibe entre los lingüistas el nombre de gramaticalización.


No queda claro cuál habría de ser, aplicando la lógica de la visibilidad, la reacción de las mujeres alemanas o francesas ante estos hechos, ni tampoco ante qué institución deberían presentar su protesta por tener que aceptar tamaña injusticia sintáctica. Como es obvio, si no se sienten discriminadas por estos fenómenos —como, en efecto, sucede— es porque comprenden que los significados de las palabras se modifican en su evolución, incluso aunque sus antiguos sentidos sean parcialmente reconocibles en la actualidad. Si no hay discriminación en estos usos es, simplemente, porque las etimologías no revelan el significado actual de las palabras, y también porque la historia de cada lengua no es la historia de las disposiciones normativas que sobre ella se hayan dictado, sino la historia de un organismo vivo, sujeto a una compleja combinación de factores, entre los que destacan los avatares de los cambios sociales y las restricciones formales fijadas por el sistema gramatical. Como es obvio, no existe institución ante la que haya que manifestarse para exigir que el sustantivo sol, el nombre del astro rey, deje de ser masculino en español, a la vez que luna es femenino, y demandar que las cosas sean exactamente al revés, como sucede en alemán. 11. Se explica en AND-60 que “esta guía, más que mostrar pautas gramaticales […], es un intento de iniciar pequeñas vías de reflexión en la ciudadanía”. Seguramente es así, aun cuando el hecho de que la Junta de Andalucía explicara en su momento que se multaría a los anunciantes que no respetaran en sus textos las directrices lingüísticas de esa institución la convierte quizá en algo más que “un intento de reflexión en la ciudadanía”. Las páginas precedentes constituyen también un intento de mover a la reflexión, pero en un sentido diferente. El propósito último de las guías de lenguaje no sexista no puede ser más loable: contribuir a la emancipación de la mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos del mundo profesional y laboral. Intuyo que somos muchos —y muchas— los que pensamos que la verdadera lucha por la igualdad consiste en tratar de que esta se extienda por completo en las prácticas sociales y en la mentalidad de los ciudadanos. No creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad, impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real, ahondar en las etimologías para descartar el uso actual de expresiones ya fosilizadas o pensar que las convenciones gramaticales nos impiden expresar en libertad nuestros pensamientos o interpretar los de los demás. No deja de resultar inquietante que, desde dependencias oficiales de universidades, comunidades autónomas, sindicatos y ayuntamientos, se sugiera la conveniencia de extender —y es de suponer que de enseñar— un conjunto de variantes lingüísticas que anulan distinciones sintácticas y léxicas conocidas y que prescinden de los matices que encierran las palabras con la intención de que perviva la absoluta visibilidad de la distinción entre género y sexo. La enseñanza de la lengua a los jóvenes constituye una tarea de vital importancia. Consiste, en buena medida, en ayudarlos a descubrir sus sutilezas y comprender sus secretos. Se trata de lograr que aprendan a usar el idioma para expresarse con corrección y con rigor; de contribuir a que lo empleen para argumentar, desarrollar sus pensamientos, defender sus ideas, luchar por sus derechos y realizarse personal y profesionalmente. En plena igualdad, por supuesto.

AND Guía sobre comunicación socioambiental con perspectiva de género. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, ISBN-978-84-96776-78-4, sin fecha.

CCOO


Guía para un uso del lenguaje no sexista en las relaciones laborales y en el ámbito sindical. Guía para delegadas y delegados. Secretaría confederal de la mujer de CCOO y Ministerio de Igualdad, Madrid, 2010.

GRAN Guía de lenguaje no sexista. Unidad de Igualdad de la Universidad de Granada, Universidad de Granada, sin fecha.

MAL Antonia M. Medina Guerra (coord.): Manual de lenguaje administrativo no sexista. Asociación de estudios históricos sobre la mujer de la Universidad de Málaga y Área de la mujer del Ayuntamiento de Málaga, 2002.

MUR Guía de uso no sexista del lenguaje de la Universidad de Murcia. Unidad para la Igualdad entre mujeres y hombres, Universidad de Murcia, 2011.

UPM Manual de lenguaje no sexista en la Universidad Politécnica de Madrid. Madrid, Unidad de Igualdad, Universidad Politécnica de Madrid, sin fecha.

UGT Guía sindical del lenguaje no sexista. Madrid, Secretaría de Igualdad, Unión General de Trabajadores, 2008.

UNED Guía de lenguaje no sexista. Oficina de Igualdad, UNED, sin fecha.

VAL Igualdad, lenguaje y Administración: propuestas para un uso no sexista del lenguaje. Conselleria de Bienestar Social, Generalitat Valenciana, 2009. * Este informe, redactado por Ignacio Bosque, ha sido suscrito por todos los académicos numerarios y correspondientes que asistieron al pleno de la Real Academia Española celebrado en Madrid el jueves, 1 de marzo de 2012. A saber: Académicos de número de la RAE D. Pedro Álvarez de Miranda, D. Luis María Anson, D. José Manuel Blecua, D. Ignacio Bosque, D. Juan Luis Cebrián, D. Luis Mateo Díez, D. Antonio Fernández de Alba, D. Pedro García Barreno, D. Eduardo García de Enterría, D. Juan Gil, D. Pere Gimferrer, D. Luis Goytisolo, D. Salvador Gutiérrez Ordóñez, D.ª Carmen Iglesias, D. Emilio Lledó, D. José María Merino, D. Francisco Nieva, D. José Antonio Pascual, D. Arturo Pérez-Reverte, D. Álvaro Pombo, D.ª Soledad Puértolas, D. Francisco Rodríguez Adrados, D.ª Margarita Salas, D. Gregorio Salvador, D. José Manuel Sánchez Ron, D. Darío Villanueva. Académicos correspondientes


D. Humberto López Morales (secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española) D. Francisco Arellano (Academia Nicaragüense de la Lengua) D.ª Norma Carricaburo (Academia Argentina de Letras) D.ª Ana María Nafría (Academia Salvadoreña de la Lengua) D. José Rodríguez (Academia Filipina de la Lengua Española) D. Bernard Sesé (Francia) D. Norio Shimizu (Japón).


Feminicidio “por honor” Seis Estados de México contemplan esta circunstancia como atenuante al juzgar al hombre La pena oscila entre tres días y cinco años

Paula Chouza México Df6 MAR 2012 - 00:59 CET8

Protesta contra la violencia de género en Tijuana (México). / GUILLERMO ARIAS (CORDON PRESS) Todavía hoy en día, seis Estados de la República Mexicana mantienen vigente en sus códigos penales el homicidio por “razón de honor”, una tipificación del delito que contempla una rebaja de la pena para el responsable del asesinato, cuando el hombre “sorprendiendo a su cónyuge, en un acto carnal o próximo a su consumación, la mate”. La condena aplicada en estos casos acaba siendo muy baja, aunque varía dependiendo de la legislación de cada territorio. En Michoacán, una de las seis entidades territoriales que junto a Baja California Sur, Chiapas, Jalisco, Yucatán y Zacatecas conservan “la razón de honor”, el castigo oscila entre los tres días y los cinco años. Se da la paradoja de que robar una vaca constituye en algunos casos un delito mayor que matar a una esposa. Además de estas seis, otras 10 entidades federativas del país aplican una disminución de la pena por homicidio con la atenuante de “emoción violenta”, una causa o estímulo tan poderoso como para producir obcecación u otro estado de una dimensión semejante.

Con 1.858 asesinadas en 2009, la violencia machista es una epidemia en México El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) denuncia que estas disposiciones dejan abierta la posibilidad de seguir atentando contra la vida de las mujeres bajo la justificación de “arrebato pasional”. También advierte de que son contrarias a las declaraciones internacionales de derechos humanos de las mujeres que México ha suscrito. Entre ellas, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de Naciones Unidas.


La presidenta de la Comisión especial para el Seguimiento de los Feminicidios en la Cámara de Diputados, Teresa Incháustegui, considera necesario trabajar para que haya una armonización legal de los códigos penales de los distintos Estados, pero reconoce las “enormes resistencias” que todavía se encuentran en organismos como la Cámara baja para poner en marcha estas medidas. “En las últimas tres legislaturas presentamos siete iniciativas para tipificar el feminicidio. De ellas, tan solo dos lograron pasar la votación y ahora ambas se encuentran paralizadas en el Senado”, afirma Incháustegui. Una de ellas, lleva esperando allí alrededor de ocho años. Para Incháustegui, las instituciones también contribuyen a discriminar a la mujer. “Es otro tipo de violencia, la violencia institucional. Cada año hay unas 15.000 violaciones en México y solo en el 25% de los casos se penaliza al agresor; de todos los expedientes por homicidio, únicamente hay sentencia en el 1%”.

El 42,5% de las mayores de 15 años cree que debe obedecer al cónyuge El caso de Grettel Rodríguez, una joven de Yucatán que casi muere a manos de su novio cuando ella le comunicó que quería dejar de verlo, fue especialmente polémico. Tras asestarle en el año 2009 varios navajazos con un cuchillo de cocina en el rostro, el brazo, el estómago, y el cuello —abriéndole la yugular—, el agresor fue detenido cuando trataba de huir. Tiempo después, en el juicio, se reclasificó el delito cambiándolo de “tentativa de homicidio calificado” a otro de “lesiones con la agravante de calificadas”. En total, una pena de un año, ocho meses y 25 días de prisión para el acusado, al que por aquel entonces ya solo le faltaba un mes para salir de la cárcel. En este caso, tras la puesta en libertad de su expareja y el acoso al que se vio sometida, Grettel Rodríguez logró recurrir la sentencia. Según los datos de un estudio elaborado entre ONU Mujeres, la Cámara de los Diputados e Inmujeres, en el año 2009 hubo 1.858 feminicidios en México. Los homicidios contra mujeres crecieron de forma exponencial en Durango (casi un 500% de 2007 a 2009), Baja California, Chiapas o Chihuahua. “La violencia basada en patrones de masculinidad se está convirtiendo en una epidemia en México”, afirma la diputada. Incháustegui apuesta también por incorporar la educación en igualdad al currículo escolar. “Los comportamientos violentos están en todas partes, en la televisión, por ejemplo. No pasa un día sin que en una telenovela veamos a un hombre pegar a una mujer, matarla o violarla”. La última encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en el hogar arroja datos preocupantes. Tomando la opinión de mujeres de 15 años en adelante, el 42,5% de las que tienen pareja considera que una buena esposa debe obedecer al cónyuge en todo lo que este ordene. Asimismo, el 43% asegura que ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su compañero sentimental. La violencia física se da más en aquellas mujeres que son económicamente dependientes de su pareja; la emocional, por la contra, sucede en las que trabajan fuera de casa. Estas últimas son las que desafían en mayor medida el esquema tradicional de estereotipos asignados a las mujeres


Sexo y lengua, abiertos en canal El artículo del académico Ignacio Bosque sobre la visibilidad de la mujer en los usos del idioma sigue provocando reacciones en el mundo de la Cultura

AGUSTÍN SCIAMMARELLA Ha quedado claro que las palabras tienen vida y una biografía. Eso es lo que ha confirmado el rosario de opiniones de toda estirpe que ha generado desde el domingo el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, del académico Ignacio Bosque. “Una llamada al sentido común y buen sentido. Una de las funciones de las academias es aclarar este tipo de cuestiones”, asegura José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte. “Todos tenemos que hacer una reflexión profunda sobre las razones que hacen que la igualdad no avance al ritmo que debiera”, afirma Consuelo Ciscar, directora del IVAM. La labor que hacen las asociaciones de mujeres es indispensable, agrega Ciscar. “Es necesario cambiar la sensibilidad, la educación y establecer formas para que hombres y mujeres se expresen, trabajen y elijan con absoluta libertad e igualdad. Por tanto, cualquier avance en el uso correcto de la lengua y la gramática sobre estos asuntos nos permitirán dar un salto de gigante en la conquista de una auténtica igualdad”.


Se ha conseguido que la sociedad tome conciencia del sexismo de muchas expresiones Ana Caballé, escritora y profesora de la universidad de Barcelona

Para Ana Caballé, escritora y profesora de la universidad de Barcelona, con toda esa labor “se ha conseguido que la sociedad tome conciencia del sexismo de muchas expresiones. Y procure evitarlas”. Además, muestra su gratitud por el informe de Ignacio Bosque por haber llamado la atención sobre un fenómeno “que va en contra del sentido común de los hablantes”. Se han puesto los puntos sobre las íes, dice la escritora Julia Navarro. Indudablemente, recuerda César Antonio Molina, director de la Casa del Lector y exministro de Cultura, “la lengua es un ser vivo, que añade, quita, inventa y es la Academia la que se dedica al estudio de esto, por lo tanto, hay que acatar sus normas porque sino viviríamos en una selva”. En una línea parecida se ha expresado Victoria Eugenia Martínez Moya, subdirectora de la Unidad de Igualdad entre mujeres y hombres de la Universidad de Granada, cuya guía ha sido una de las analizadas. Se redactaron “para comenzar una sensibilización y visibilización hacia la igualdad en nuestra comunidad. Siempre vamos en favor de utilizar términos neutrales, porque entienden que hay términos que incluyen ambos géneros”.

Forzar otra manera en el habla es ni más ni menos una imposición política Elvira Lindo, escritora

No en vano “el lenguaje es el elemento que más influye en la formación del pensamiento en el ser humano, lo que deriva en la construcción de esquemas mentales, estereotipos y conceptos abstractos con los que nos desenvolvemos en la vida diaria”, explica Nuria Manzano, secretaría de Igualdad UGT-Madrid. Por lo tanto, un habla sexista influirá en tener un pensamiento sexista. Deja claro que “no es posible justificar la utilización de un lenguaje sexista en las tradiciones. Cuando las tradiciones son injustas hay que cambiarlas”. La desigualdad entre mujeres y hombres está enraizada en las actitudes y comportamientos sociales, afirma Carmen Plaza, directora general para la Igualdad de Oportunidades del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales e Igualdad. “Uno de ellos es la representación social de las mujeres y el lenguaje es una forma de representarlas. Siempre se ha defendido la necesidad de que las mujeres se hagan visibles, también en el habla. Nombrarlas es una manera de asignarles un lugar en la sociedad, de darles el protagonismo que a lo largo de los últimos años han ido adquiriendo. De ahí la necesidad de usar un lenguaje que se ha llamado inclusivo, siempre desde el respeto a la gramática”. Para la escritora Elvira Lindo, “todo el mundo en España entiende que nuestra lengua diferencia entre sexo y género, por tanto, hay sustantivos de apariencia masculina en los que sabemos que están incluidas también las mujeres. Forzar otra manera en el habla es ni más ni menos una imposición política, que nada tiene que ver con las reglas filológicas ni con el uso natural del habla. Lo que no puede ser es que dos mujeres vayan a pedir una subvención para jóvenes emprendedoras y se encuentren con que las obligan a cambiar la redacción de su proyecto para adecuarlo a un lenguaje no sexista. ¿Qué es lo que pretendemos entonces: cambiar el lenguaje o cambiar la realidad? Deseo una sociedad en la que los hombres sepan mirar a las mujeres con respeto y sin condescendencia, en la que tengamos derecho al mismo sueldo o al mismo puesto si tenemos el mismo mérito, en la que no te encuentres a diario unos medios de comunicación


plagados de comentarios burlescos y faltones hacia las mujeres con presencia pública. Creo que nuestro país aún tiene mucho camino por recorrer en este sentido, pero censurar y manipular la lengua de los ciudadanos es ridículo e intrusivo. Son los políticos los que generalmente popularizan todas estas tonterías


Un imán aconseja pegar y aislar a las mujeres de conducta “desviada” La fiscalía investiga a un líder religioso de Terrassa por incitar a la violencia contra las mujeres

Jesús García / Rebeca Carranco Barcelona6 MAR 2012 - 21:47 CET741

El imán de la mezquita de Terrassa al salir de comisaría donde se negó a declarar. / MARCEL·LÍ SÀENZ Abdeslam Laarusi, el imán marroquí que dirige la mezquita de Terrassa —una de las más grandes de Cataluña—, aprovecha el rezo masivo de los viernes para aleccionar a sus fieles, más de 1.500, sobre la mejor forma de agredir a sus esposas cuando estas se portan mal. La fiscalía ha abierto una investigación contra él por incitar a la violencia y la discriminación contra la mujer, en un caso que guarda un claro paralelismo con el del imán de Fuengirola que, en 2004, fue condenado a más de un año por un hecho similar. Laarusi se ampara en el Corán para explicar, durante la plegaria, que los musulmanes deben “corregir” con actos de violencia física y psíquica las conductas “desviadas” de sus mujeres. Los Mossos d’Esquadra controlan desde hace tiempo las proclamas que se difunden desde algunos oratorios islámicos. El pasado mes de enero, agentes de los servicios de información grabaron dos discursos sospechosos dirigidos por Laarusi, como avanzó La Vanguardia. El imán aconsejó a su comunidad para llevar por el buen camino a sus mujeres cuando sean díscolas, según fuentes policiales. No se trata, dijo, de romperles los huesos o hacerlas sangrar. Lo mejor, añadió, es golpearlas con un bastón, con los puños o las manos en distintas partes del cuerpo, según fuentes de la investigación.

El líder religioso se ha negado a declarar ante los Mossos d'Esquadra


Laarusi, un imán “influyente” pero hasta ahora desconocido para la policía —nunca había sido investigado por defender una interpretación radical del islam—, no solo justificó la violencia física contra las mujeres para conseguir el efecto, sin que se note el cuidado. También detalló otras estrategias de sometimiento: por ejemplo, la necesidad de aislarlas en el domicilio conyugal y la posibilidad de negarse a mantener relaciones sexuales con ellas. El imán también se explayó sobre su papel en la sociedad en contraposición con el de la mujer occidental, que goza de “demasiados derechos”, según las transcripciones de los discursos. El hogar es el escenario en el que debe moverse una buena musulmana, considera el imán, que, sin embargo, prefirió no prestar declaración en comisaría este martes, adonde acudió flanqueado por dos miembros de la Asociación Musulmana de Terrassa, Loukani Mohamed y El Haddab Mohammed. “Nosotros vamos cada viernes a la mezquita y nunca hemos escuchado ninguna declaración de este tipo. Siempre habla de lo importante que es la familia y los hijos, y de que la mujer es como una hermana para el hombre”, explicó El Haddab. Tras analizar sus intervenciones en la mezquita, los mossos remitieron un informe al fiscal especial de delitos de odio y discriminación de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar, que abrió diligencias de investigación. La policía pretendía que Laarusi aclarase el sentido de sus palabras, y si estas se ajustan o no al contenido literal del libro sagrado de los musulmanes. Pero el hombre, que acudió en calidad de denunciado, se acogió a su derecho a no declarar. Tampoco lo hizo al salir de comisaría. La comunidad musulmana se muestra contrariada e inquieta por la investigación. Laarusi, además, no es un imán cualquiera. Ejerce como vocal del Consejo Islámico Cultural de Cataluña, heredero de la entidad sobre la que, durante muchos años, ha pivotado la articulación del islam en Cataluña. La entidad ha sido fuertemente criticada por su escasa representatividad y por falta de transparencia en la gestión de las ayudas públicas que recibe. “Como imanes, hacemos nuestro trabajo. El Corán quiere el bien de la humanidad. Y el profeta nunca pegó a una mujer”, opinó el presidente del Consejo Islámico, Lahcen Saaou, quien admitió que desconoce las palabras de su colega Laarusi. “El Corán dice que hay que aconsejar, pero luego cada uno toma esa palabra y actúa a su manera”, dijo. El Corán trata ese asunto en la sura 4, cuando dice: “¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!”. Es uno de los fragmentos más polémicos y sometidos a muy diversas propuestas de interpretación, según recoge la profesora de estudios árabes e islámicos de la Universidad de Barcelona Dolors Bramon en su libro Ser mujer y musulmana. El imán bajo sospecha fue contratado por la Asociación Musulmana de Terrassa para dirigir el rezo de los viernes en la mezquita Badr de la localidad, una nave de 1.150 metros cuadrados situada junto al barrio de Ca n’Anglada, tristemente famoso por los disturbios racistas de 1999. La puerta principal del local —que toma el nombre de una batalla ganada por los seguidores del profeta en los primeros tiempos del islam— adopta la forma de un arco de herradura, mientras que el interior está ricamente tapizado de alfombras rojas. La mezquita tiene capacidad para 3.200 personas y dispone de una sala para mujeres. La entidad es una de las más antiguas de Cataluña y celebró el año pasado su vigésimo aniversario. Recibe ayudas del Consistorio para organizar actividades —por ejemplo, cursos de árabe— y pertenece a la Unión de Comunidades Islámicas de España. El fiscal Aguilar ha solicitado a los mossos la transcripción íntegra de los dos discursos investigados y, cuando analice ese material, decidirá si acusa a Laarusi por un presunto delito de


incitación a la discriminación, al odio y a la violencia, que el Código Penal castiga con penas de uno a tres años de prisión.


Acabar con la pobreza rural La desigualdad de la mujer rural priva al mundo de alcanzar su pleno potencial

Michelle Bachelet 7 MAR 2012 - 22:25 CET4 En este Día Internacional de la Mujer, me uno a las mujeres del mundo en solidaridad por los derechos humanos, la dignidad y la igualdad, un sentimiento que compartimos millones de personas y que nos lleva a luchar por la justicia y la inclusión. En este primer aniversario de ONU Mujeres, saludo a todas las personas, Gobiernos y organizaciones que trabajan a favor del empoderamiento de la mujer y de la igualdad de género. Sepan ustedes que trabajamos con el mayor compromiso de cara al futuro. La creación de ONU Mujeres ha coincidido con profundos cambios en el mundo, que van desde las crecientes protestas contra la desigualdad hasta los levantamientos en pro de la libertad y la democracia en el mundo árabe. Estos eventos han reafirmado nuestra convicción de que un futuro sostenible solo puede ser alcanzado por las mujeres, los hombres y los jóvenes disfrutando de plena igualdad. Desde los Gobiernos que cambian las leyes hasta las empresas que ofrecen trabajos decentes y remuneraciones iguales, pasando por los padres y madres que enseñan a sus hijos o hijas que todos los seres humanos tienen que ser tratados del mismo modo, la igualdad depende de cada uno de nosotros. En el siglo pasado, desde que comenzó a celebrarse el primer Día Internacional de la Mujer, hemos sido testigos de transformaciones en los derechos legales, los logros en la educación y en la participación en la vida pública de las mujeres. Los países de todas las regiones han ampliado los derechos legales de las mujeres y las mujeres han podido dar numerosos pasos adelante. Más mujeres ahora son líderes en la política y los negocios, más niñas asisten a la escuela, más mujeres sobreviven a los partos y pueden planificar sus familias. Sin embargo, si bien se han logrado enormes progresos, ningún país puede decir que está totalmente libre de discriminación de género. Esta desigualdad se manifiesta en persistentes brechas de género en los sueldos y en oportunidades, en la baja representación de mujeres en los puestos de liderazgo en la arena pública y en el sector privado, en los matrimonios tempranos, en las niñas que desaparecen porque se prefiere a los niños, y en la violencia continua contra las mujeres en todas sus formas. En ningún ámbito son las disparidades y los obstáculos más importantes para las mujeres y las niñas que en las áreas rurales. Las mujeres y las niñas rurales representan una de cada cuatro personas en el mundo. Trabajan largas horas con poco o ningún salario y producen una gran proporción de los alimentos que se cosechan, especialmente en la agricultura de subsistencia. Son agricultoras, empresarias y líderes y sus contribuciones mantienen a sus familias, sus comunidades, sus naciones y a todos nosotros. A pesar de ello, se enfrentan a algunas de las peores desigualdades en el acceso a los servicios sociales, a la tierra y a otros bienes productivos. Eso las priva a ellas y al mundo de alcanzar su pleno potencial, lo que me lleva al asunto principal de este Día Internacional de la Mujer. No se podrá encontrar ninguna solución duradera a los principales cambios actuales —del cambio climático a la inestabilidad política y económica— sin el empoderamiento pleno y sin la participación de las mujeres del mundo. Simplemente no podemos seguir permitiendo la exclusión de las mujeres. Su participación plena en la esfera política y económica es fundamental para la democracia y la justicia, que es lo por lo que claman las personas. La igualdad de derechos y oportunidades conforma la base de las economías y las sociedades saludables.


Dar a las agricultoras el mismo acceso a los recursos que a los varones reduciría entre 100 y 150 millones las personas con hambre. Si se diese ingresos, derechos a la tierra y créditos a las mujeres, habría menos niños y niñas desnutridos. Los estudios muestran que mayores niveles de igualdad de género tienen una correlación positiva con niveles más altos del producto interior bruto per capita. Abrir las oportunidades económicas a las mujeres haría aumentar el crecimiento económico y reduciría la pobreza considerablemente. El momento es ahora. Todos los seres humanos tienen el derecho a vivir en paz y dignidad. Todos los seres humanos tienen el derecho a determinar su futuro y el futuro de sus países. Ese es el llamado a la igualdad que escucho en todos los lugares que visito. Por esta razón, ONU Mujeres pondrá un particular énfasis este año en hacer avanzar el empoderamiento económico y la participación y liderazgo políticos de las mujeres. En este sentido, esperamos continuar nuestra sólida colaboración con las mujeres, los hombres, los jóvenes, los Gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Hoy, Día Internacional de la Mujer, reafirmemos nuestro compromiso con los derechos de las mujeres y caminemos hacia el futuro con valor y determinación. Defendamos los derechos humanos, la dignidad y el valor inherente a todas las personas, así como los mismos derechos para los hombres y las mujeres. Michelle Bachelet es directora ejecutiva de ONU Mujeres.


Crece el peso de las mujeres en los consejos del Ibex 35 Clara Blanchar Barcelona7 MAR 2012 - 11:26 CET1 La presencia de mujeres en los Consejos de Administración de las principales empresas españolas aumenta, aunque sigue estando a las antípodas de la de los hombres. Si en 2008 la presencia de directivas en los consejos de las empresas del Ibex 35 era del 5,14%, la actual es del 12,5%, según un estudio presentado por la profesora de la escuela de negocios IESE, Núria Chinchilla y la consultora Inforpress. El estudio ha sido presentado esta mañana durante el primer Foro de Mujeres con Poder celebrado en el campus de Barcelona. Chinchilla se ha mostrado contraria a forzar la presencia de mujeres en los organismos de dirección a través de cuotas impuestas por ley. "Las empresas avanzan con naturalidad, no hay que forzar artificialmente su ritmo", ha apuntado. Actualmente, hay 64 mujeres sentadas en los organismos de dirección de las compañías que conforman el Ibex-35, más del doble de las que había en 2008 (26). Las empresas que pueden presumir de tener una mayor paridad son Caixabank y FCC, con cinco consejeras cada una. Les sigue Acciona, con 4, y Abengoa, Indra y REE con tres consejeras cada una. Por contra, —y tras la incorporación a Endesa de la exministra Elena Salgado— Gas Natural y Técnicas Reunidas siguen sin nombrar mujeres en sus consejos. La Consejera Delegada de Media Capital, Rosa Cullell, ha intervenido durante la inauguración del foro y sí se ha mostrado partidaria de "establecer algún tipo de legislación que promueva la igualdad". "Tengo dudas respecto a las cuotas, pero alguna medida hay que tomar", ha apuntado, y ha recordado que "si en la Unión Europea se ha alcanzado el 13% es porque países como Francia han implantado el 30%". Cullell ha repasado su trayectoria profesional y ha abogado por directivos, sean hombres o mujeres, "con energía para dirigir equipos, capaces de asumir riesgos y con ética personal y profesional". La directiva también ha recordado la importancia de que en las familias no sean solo las mujeres quien concilien. "Muchas mujeres no aceptan retos porque no tienen al lado a la persona adecuada, los dos tienen que conciliar". Tanto Chinchilla como Cullell han subrayado también que, además de los Consejos de Administración, es muy importante que la presencia de las mujeres se extienda en los comités de dirección, donde la presencia femenina es todavía menor: de solo el 3,5%. Y otro dato, ha recordado la consejera delegada de Media Capital: las mujeres siguen cobrando un 22% menos que los hombres


El género no marcado Es ingenuo pretender cambiar el lenguaje para ver si cambia la sociedad Las convenciones lingüísticas más profundas no se pueden modificar

Por qué la lengua levanta pasiones

PEDRO ÁLVAREZ DE MIRANDA 7 MAR 2012 - 21:09 CET

Juegos de luces y sombras en la biblioteca de la Real Academia Española. / SAMUEL SÁNCHEZ Abro un programa de tratamiento de textos y, sin más, me pongo a escribir estas líneas. Inmediatamente, el sistema tiene que decidir en qué tipo de letra irán mis primeras palabras, y como yo no le he dado orden en contrario las pone en redonda. Es que sin seleccionar algún tipo concreto de letra no puede trabajar, y alguien lo ha programado para que en esos casos el elegido sea el llamado “normal” (o letra “redonda”). Decimos entonces, como se sabe, que dicho tipo interviene o se activa por defecto. Pues bien, el concepto de por defecto en informática es muy similar al concepto de no marcado en lingüística. La letra redonda es, frente a la cursiva o la negrita, la letra que actúa por defecto. También podemos decir de ella que es, frente a aquellas dos, la letra no marcada. Cuando yo construyo una frase en que un adjetivo debe concordar con dos sustantivos, uno masculino y otro femenino, necesito que ese adjetivo (si tiene variación de género; muchos no la tienen) vaya en uno de los dos géneros. Uno cualquiera, en principio... Lo que no puede es no ir en ninguno, porque el “sistema”, para funcionar, necesita que uno se imponga por defecto. Tampoco puede ir en los dos, porque su presencia simultánea es incompatible en una sola forma, del mismo modo que una misma palabra no puede estar escrita al mismo tiempo en redonda y en cursiva (sí, por cierto, en redonda y en negrita). Sí puede, pero no debe, duplicarse el adjetivo, porque ello atenta contra un principio fundamental en las lenguas que es el de la economía, al


que también podríamos llamar “del mínimo esfuerzo”. Así, no nos queda más remedio, en nuestra lengua, que decir los árboles y las plantas estaban secos, con el adjetivo en masculino. ¿Por qué? Porque el masculino es el género por defecto, es, frente al femenino, el género no marcado. Del mismo modo, si una persona tiene tres hijos y dos hijas, dirá, interrogado acerca de su prole, que tiene cinco hijos. No dirá que tiene cinco hijos o hijas, ni cinco hijos e hijas, ni cinco hijos / hijas (léase “cinco hijos barra hijas”). Podrá escribir que tiene cinco hij@s, pero esto no lo podrá decir, leer, así que de nada le vale. Yo, a diferencia de mi colega Ignacio Bosque, no he tenido paciencia para echarme al coleto todas esas guías que sobre el lenguaje no sexista han proliferado. Supongo que alguna de ellas recomendará a nuestro perplejo pater familias que diga algo así como esto: Mi descendencia la forman cinco unidades. Pobrecillo. Desdramaticemos las cosas. No es el masculino el único elemento no marcado del sistema gramatical. Igual que en español hay dos géneros (en otras lenguas hay más, o hay solo uno), hay también dos números, singular y plural (en otras hay más, o solo uno), y el singular es el número no marcado frente al plural. Así, del mismo modo que el masculino puede asumir la representación del femenino, el singular puede asumir la del plural. El enemigo significa, en realidad, ‘los enemigos’. Sumando ambas posibilidades de representación puedo decir que el perro es el mejor amigo del hombre para significar, en realidad, esto: ‘los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y las mujeres’. ¿Se entiende ahora un poquito mejor en qué consiste el mentado principio de economía? Hay tres tiempos verbales, y uno de ellos, el presente, es el tiempo no marcado frente al pasado y el futuro. Prueba de ello es la capacidad que tiene para suplantarlos: Colón descubre América en 1492 significa en realidad ‘Colón descubrió América en 1492’, y mañana no hay clase significa ‘mañana no habrá clase’. A pesar de lo cual, que yo sepa, no ha surgido por ahora ninguna Plataforma Ciudadana en Defensa de la Intolerable Discriminación del Plural, ni tengo noticia hasta el momento de la existencia de una Asociación Pro Visibilidad del Futuro, frente al Abusivo Presentismo Lingüístico. ¿Y por qué es el masculino, en vez del femenino, el género no marcado? Buena pregunta, para cuya compleja respuesta habríamos de remontarnos, en el plano lingüístico, hasta el indoeuropeo, y en el plano antropológico hasta muy arduas consideraciones, en las que no pienso engolfarme, acerca del predominio de los modelos patriarcales o masculinistas. Efectivamente, es más que posible que la condición de género no marcado que tiene el masculino sea trasunto de la prevalencia ancestral de patrones masculinistas. Llámeselos, si se quiere, machistas, y háblese cuanto se quiera de sexismo lingüístico. Séase consciente, sin embargo, de que intentar revertirlo o anularlo es darse de cabezadas contra una pared, porque la cosa, en verdad, no tiene remedio. Rosa Montero lo ha escrito admirablemente: “Es verdad que el lenguaje es sexista, porque la sociedad también lo es”. Lo que resulta ingenuo, además de inútil, es pretender cambiar el lenguaje para ver si así cambia la sociedad. Lo que habrá que cambiar, naturalmente, es la sociedad. Al cambiarla, determinados aspectos del lenguaje también cambiarán (en ese orden); pero, desengañémonos, otros que afectan a la constitución interna del sistema, a su núcleo duro, no cambiarán, porque no pueden hacerlo sin que el sistema deje de funcionar. Antes de seguir adelante conviene hacer una observación acerca del género neutro, pues en las discusiones sobre estos asuntos hay quien esgrime a menudo esa palabra, sin saber muy bien lo que dice, como posible vía de solución. Olvidémonos por completo del neutro. En español (a diferencia de lo que ocurría en latín) no hay más que dos géneros, masculino y femenino. Del


neutro latino solo han sobrevivido en nuestra lengua unos pocos fósiles pronominales y el artículo lo. Así que una más que hipotética solución salomónica en que un ideal género neutro salvador viniera a solucionar el problema asumiendo el papel de género no marcado es una “solución” (¿?) absolutamente inviable. En realidad, es que no hay modo de modificar determinadas convenciones lingüísticas, las más profundas. Imaginemos uno. ¿Podríamos reunirnos en asamblea los quinientos millones (o más) de hispanohablantes para decidir que ya estaba bien, que después de diez siglos en que el masculino ha sido el género no marcado, ahora le tocaba al femenino? Alguien persuasivo (ya está ahí otra vez el dichoso masculino) tomaría la palabra para decir: “Señores y señoras...” (en estos vocativos iniciales la duplicación sí es bien lógica y está asentada desde antiguo; el principio de economía apenas se resiente). Luego seguiría: “Estamos aquí reunidos (otra vez el masculino) para...”. Etcétera. Se sometería a votación la siguiente propuesta: “A partir de mañana mismo, el femenino pasa a ser el género no marcado. Ya iba siendo hora. Se dirá en adelante los árboles y las plantas estaban secas; tengo cinco hijas: Pedro, Juan, Manuel, María e Isabel; estamos aquí reunidas...”. La votación sería más bien complicada. ¿A mano alzada? ¿Por aclamación? ¿Se convocaría un referéndum? ¿Podría nuestro persuasivo orador controlar el previsible guirigay de la masa? ¿Qué hacer con los disidentes? Transcurridos diez siglos, ante la aparición de nuevas guías idiomáticas diametralmente opuestas a las de hoy, y de Plataformas por la Visibilidad del Masculino en el Estado Español, se suscitaría la necesidad de que una nueva asamblea (¿de cuántos millones de almas?) diera nuevamente la vuelta a la tortilla, pues ya le tocaba otra vez al masculino. Y así sucesivamente. No hace falta decir que estoy utilizando el recurso dialéctico de la reducción al absurdo. Con su poquito de guasa. Una última consideración, también desdramatizadora y relativizadora. En español, los nombres que designan seres animados, y por tanto dotados de sexo, pueden ser de tres tipos. Unos tienen marcas de género (niño / niña, monje / monja, profesor / profesora...). Otros no las tienen, pero sí tienen dos géneros, evidenciados por la doble concordancia que establecen con el artículo o con otras palabras (el artista / la artista, el modelo / la modelo, el cantante / la cantante, el portavoz / la portavoz...). Otros, ciertamente, vacilan. Pero hay un tercer grupo que me interesa especialmente: es el de los nombres llamados epicenos; los epicenos tienen un solo género gramatical, pero sirven para referirse tanto a seres de sexo masculino como a seres de sexo femenino. Ahí se ve muy bien que no se deben identificar género y sexo. Pues bien, hay muchos nombres epicenos que son femeninos, lo que supone una muy modesta compensación al avasallador poder del masculino como género no marcado. En una persona, una criatura, una víctima, una figura, una eminencia... el femenino asume la representación tanto del masculino como del femenino. A ningún hombre se le ocurrirá sentirse discriminado por ello. Faltaría más. Hay otro ejemplo muy bonito, y de más calado. En italiano —una lengua hermana de la española, y hablada por un pueblo a menudo tildado de masculinista o de machista— un pronombre femenino, Lei (literalmente ‘ella’), se utiliza con el mismo valor que nuestro usted, es decir, asume, en el tratamiento de respeto, la representación tanto de un hombre como de una mujer. Bien pensado, otro tanto le ocurría al antecesor de nuestro usted, la forma vuestra merced, con esa visible marca femenina en el posesivo, en consonancia con el género femenino de merced. Ya sé que estos ejemplos de ligera prevalencia del femenino implican muy parva compensación. Espero, al menos, que sirvan, como lo pretende la totalidad de este artículo, para relativizar las cosas, desdramatizando a todo trance una terca realidad contra la que es estéril estrellarse: la condición inamovible del masculino como género no marcado.


Pedro Álvarez de Miranda es catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia Española.


Gallardón denuncia una "violencia estructural" que obliga a abortar El ministro se compromete a defender "el derecho reproductivo por excelencia de la mujer", que, asegura es "el de la maternidad"

ANABEL DÍEZ | CORRESPONSAL POLÍTICA Madrid7 MAR 2012 - 13:10 CET3827

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, esta mañana durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. / ULY MARTÍN No fue una improvisación sino una declaración explícita sobre el porqué las mujeres abortan. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha provocado un auténtico incendio fuera y dentro del Parlamento al afirmar que las mujeres se ven sometidas “en muchas ocasiones” a una "violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo”. Así lo ha dicho a la pregunta de la diputada socialista, Ángeles Álvarez, preocupada por el sentido del cambio que quiere hacer en la actual ley del aborto. “El legislador no debe ser indiferente a la situación de muchas mujeres que ven violentado su derecho a ser madres por la presión que ejercen a su alrededor determinadas estructuras”. Los murmullos de los bancos de la izquierda subían de intensidad, mientras que la bancada del PP le aplaudía con fuerza. Los temores de que el Gobierno quiere dejar en papel mojado la legislación actual del aborto en España se confirman para la izquierda parlamentaria. El nuevo borrador estará en el otoño. El debate que suscitó Gallardón en el pleno del Congreso siguió en los pasillos y llegó muy pronto a las asociaciones de mujeres, a los sindicatos y a las redes sociales. Todo el discurso del ministro, leído en un cuaderno, se dirige a señalar como causa de los abortos, “en muchos casos” a la falta de atención, ayuda e información que tienen las mujeres. Con una red asistencial adecuada no renunciarían a la maternidad. Esta concepción no es compartida en absoluto por la diputada interpelante, Ángeles Álvarez, tampoco por la ponente de la ley ahora en vigor, la socialista Carmen Montón, y las mujeres de la izquierda en el Parlamento. La discrepancia radical con el ministro procede de que para las personas a favor del aborto este es un derecho inalienable de las mujeres, al margen de consideraciones socioeconómicas.


Las diputadas de la izquierda tienen previsto preguntar al ministro permanentemente sobre sus planes de cambio para esta ley por el temor de que vaya mucho más allá de exigir que las menores entre 16 y 18 años puedan abortar sin conocimiento de los padres. De ahí el enunciado de la pregunta de Álvarez que ha dado lugar a la tremenda polémica. "¿Piensa el Gobierno recortar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres?". A la pregunta, el ministro respondió que "no solamente" no los va a recortar sino que va a aumentar la protección del derecho reproductivo "por excelencia", que es “la maternidad”. "A mi juicio es insuficiente una legislación que se limita a proteger el no nacido mediante la tipificación penal del aborto y que no preste atención a la situación de la mujer que debe estar protegida", ha afirmado. El ministro seguía leyendo, y los diputados del ala izquierda, empezaron a mirarse unos a otros. “Ninguna mujer debería verse obligada a renunciar a la maternidad por un conflicto familiar, laboral o social. "Esos son los principios rectores", ha dicho el ministro. El acompañamiento a las mujeres para que no aborten, con “promoción de la inserción laboral, formación, garantías de conciliación de la vida laboral…" provocó murmullos que no pararon hasta el final del parlamento leído por el titular de Justicia. Las Administraciones van a estar muy cerca “de las menores de edad, de las inmigrantes, de las discapacitadas…”

#violenciaestructural Apenas una hora después de que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, haya hablado, de "violencia de género estructural" en el Congreso como motivación fundamental de la futura reforma de la Ley del Aborto, el término #violenciaestructural ya era trending topic en la red social Twitter. Al poco, se ha colocado a la cabeza de los temas de conversación más populares. Con esa etiqueta, se incluyen ejemplos sarcásticos aportados por los usuarios de Twitter haciendo mofa del término acuñado por el ministro. La respuesta del ministro, con una fundamentación muy elaborada, alarmó mucho más de lo que tenían previsto a los diputados que apoyaron la actual ley del aborto. La diputada interpelante le pidió que no tocara la ley actual hasta que el Tribunal Constitucional no resolviera el recurso que el PP presentó. “Ustedes la quieren cambiar porque saben que van a perder ese recurso”, aventuró la diputada socialista. “Ese pronunciamiento favorable iría en contra de los sectores fundamentalistas con los que ustedes están comprometidos, siempre ajenos a los derechos de las mujeres”. No olvidó la diputada recalcar que el 90% de las jóvenes entre 16 y 18 que abortan “tienen confianza con sus padres” y están acompañadas en ese trance. “Sólo una minoría que sufre violencia” no puede hacer partícipes a sus progenitores de esa decisión. Pero esta referencia a lo que en principio parecía que iba a ser el meollo de la respuesta, quedó muy relegado ante las reflexiones del ministro.


"La maternidad se protege de otra forma" Las clínicas de abortos y diputados de oposición critican las palabras de Gallardón sobre el aborto "¿De verdad creímos alguna vez que Gallardón era un político centrado?", dice Leire Pajín

C. MORÁN / Agencias Madrid7 MAR 2012 - 16:02 CET104 La intervención en el Congreso del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, denunciando presiones que "violentan el derecho a ser madres" ha provocado una lluvia de críticas en diferentes frentes. Los primeros en reaccionar han sido los centros de interrupción voluntaria del embarazo. “Desde 1993 que llevo en la clínica Isadora me bastan 10 dedos para contar las situaciones de ese tipo que se han dado. Gallardón sabrá que en las clínicas hay una consulta psicológica previa antes de abortar y que ahí se determina si una mujer se somete a esa intervención libremente o coaccionada. Es fácil detectarlo. El ministro o no conoce la problemática o directamente miente”, asegura Empar Pineda, responsable de Isadora. “La maternidad se protege de otra forma, concediendo los recursos necesarios y sostenidos en el tiempo para poder afrontar la crianza”, ha añadido. “Los casos en que la mujer va coaccionada a abortar son anecdóticos. Las mujeres evalúan las circunstancias que las llevan a interrumpir su embarazo, que unas veces serán económicas, otras por razones de salud y algunas por conflictos familiares que ellas resuelven como mejor saben, pero de ahí a decir que se ven obligadas a abortar. Todas valoran. Algunas van a la clínica y luego se vuelven, pero es porque tienen dudas, decidir si se quiere tener un hijo o no no es una decisión sencilla”, dice Francisca García, vicepresidente de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, Acai. “Que se dé algún caso de coacción, que detectaríamos, no justifica una reforma que, tal cual está planteada será para peor. Todos los informes internacionales coinciden en que la mujer abortará si así lo ha decidido y penalizarlas por ello no es la solución. Lo que debe hacer un Gobierno es facilitarles esa intervención en las mejores condiciones posibles. Y luego proteger la maternidad si quiere, que eso es otra cosa, no hay por qué hablar de ello como contraposición, son cosas paralelas”, añade. “Se ha metido en un jardín y de forma demagógica, utilizando la violencia de género. Las mujeres no somos menores de edad, somos libres para decidir sobre nuestro cuerpo y eso es lo que tienen que garantizar. Además, si una mujer está coaccionada lo puede estar para abortar o para tener el hijo, porque ambos casos se han dado, sobre todo en ámbitos conservadores, en los que se les incitaba a abortar para que no cayeran en la deshonra. Está claro que Gallardón no domina el asunto, no se puede enmascarar este asunto con la casuística, que puede ser variada y mucho menos mezclarlo con la violencia de género. Hay decenas de asesinatos al año y no le he oído decir que les vaya a mejorar la protección, sin embargo se acuerda de eso para el asunto del aborto…”, lamenta Consuelo Abril, de la Coordinadora de Organizaciones por la Participación y por la Igualdad, Compi. Las críticas también han surgido en los partidos de oposición. Varios diputados han utilizado las redes sociales para acusar a Gallardón de ser, en contra de su imagen de moderado, "el más duro y ultraconservador del Gobierno" y han convertido Internet en un foro alternativo de réplicas . "¿De verdad creímos alguna vez que Gallardón era un político centrado?", ha escrito la exministra socialista Leire Pajín, mientras que la diputada madrileña Delia Blanco ha acusado al ministro de "tergiversar" los conceptos de la violencia de género para luego "mezclarlos deliberadamente" con el aborto. El número dos del Grupo Socialista, Eduardo Madina, ha vaticinado que se acerca una "edad del hielo" para los derechos de las mujeres. Su compañera de partido Susana Ros, diputada por


Castellón, ha apuntado que un Gallardón "en estado puro" ha dejado claro que la función de la mujer se reduce "a su función reproductiva". Por parte de IU, Cayo Lara ha escrito en su Twitter: "Que Gallardón denuncie una presión social que lleva a las mujeres a abortar es como si Fátima Báñez denunciara presión social que obliga al paro". Y desde los grupos minoritarios, la diputada del BNG Olaia Fernández Davila ha subrayado que la actual ley protege por igual a las mujeres que quieren ser madres y a las que deciden no serlo: "No ejercer violencia contra las mujeres es garantizarle su derecho a decidir ser libres e independientes


La paradoja de la mujer latina En Latinoamérica conviven el maltrato y el liderazgo femenino más asentado

Gabriela Cañas Madrid7 MAR 2012 - 22:11 CET52

Cristina Fernández de Kirchner abraza a Dilma Rousseff. / JUAN MABROMATA (AFP) En los mismos países en los que se registran las tasas más altas de asesinatos por violencia de género y las mayores proporciones de embarazos adolescentes, las mujeres han logrado los más espectaculares niveles de participación política femenina del mundo. Latinoamérica, un subcontinente marcado por la desigualdad, pero también por el éxito económico en plena crisis, maltrata a sus mujeres y, al tiempo, estas están alcanzando unas cuotas de poder desconocidas incluso en la mayor parte de los países europeos, donde, por ejemplo, aún no han conocido a una presidenta o primera ministra electa, algo que en esta zona del planeta quedó ya inaugurado en 1990 con Violeta Chamorro en Nicaragua y que hoy empieza a ser un hecho poco menos que ordinario. En este momento, el 40% de la población del subcontinente americano está gobernado por mujeres: Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Fernández en Argentina y Laura Chinchilla en Costa Rica. Se postula con posibilidades para ocupar la presidencia de la república la mexicana del partido gobernante, PAN, Josefina Vázquez Mota. En caso de que en julio ganara las elecciones, el porcentaje de ciudadanos latinoamericanos gobernado por mandatarias se elevaría al 60%. De nuevo, el gran contraste latinoamericano quedaría más al descubierto siendo México un país en el que aún hay Estados que justifican los crímenes por honor y en el que hay zonas donde las mujeres son perseguidas, torturadas y salvajemente asesinadas en aquelarres de sangre que están devastando a una parte importante del país.

Si Josefina Vázquez Mota ganara en México, ya habría cuatro presidentas


Al margen de la extrema violencia en la que ha sumido el narcotráfico y la corrupción a algunas regiones, México registró en 2009 un total de 1.858 asesinatos machistas, una cifra del Instituto Nacional de las Mujeres que no figura, sin embargo, en las estadísticas oficiales que recopila la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). En tales estadísticas se observan elevadísimos índices de muerte de mujeres a manos de su pareja o expareja, con récords impresionantes en países como San Vicente y las Granadinas, Uruguay y la República Dominicana. En México, a la violencia de género se une el asesinato de mujeres fuera del ámbito familiar en lo que se conoce como feminicidio, un fenómeno que conmociona al mundo entero y por el que el Gobierno de la república ha sido condenado por no perseguir a los culpables ni proteger suficientemente a las víctimas por parte de la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos. En ese mismo país las mujeres gozan hoy de un tirón electoral incuestionable, razón por la cual Josefina Vázquez Mota parece verse obligada a advertir: “No quiero llegar a la presidencia solo por ser mujer, sino por lo que propongo”.

El continente tiene las más altas tasas de muerte por violencia de género ¿Cuál es la razón de que en Latinoamérica haya un contraste tan pronunciado sobre el estatus de las mujeres? “Ah, esa es la pregunta del millón”, responde María Jesús Aranda, exdefensora del pueblo de Navarra y ahora asesora de género de la Segib (Secretaría General Iberoamericana). Es la pregunta del millón porque Aranda no cree que los patrones machistas de Latinoamérica sean distintos de los del resto del mundo. Señala el alto índice de abandono escolar, la alta mortalidad materna (relacionada por lógica con esa carencia educativa) y la ausencia de datos suficientes para conocer en profundidad, por ejemplo, el fenómeno del feminicidio, que la Segib está analizando. Tampoco hay datos exhaustivos todavía para saber si la violencia contra las mujeres está en aumento o, por el contrario, decrece. De momento, sobre el feminicidio solo hay una foto fija, aunque algunos análisis señalan que hay un repunte importante, sobre todo en el llamado triángulo negro (El Salvador, Honduras y Guatemala), una zona (junto con México y Costa Rica) en la que se registra un boyante mercado regional de explotación y trata de mujeres. Junto a realidades sociales de una crudeza pavorosa, hay datos muy positivos que mueven a la esperanza. Aranda habla de la mejora educativa de las latinoamericanas. María Emma Mejía, exministra colombiana de Educación y de Exteriores y ahora secretaria general de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), también lo destaca. “En educación superior se ha superado a los hombres. El 53% de los universitarios son mujeres. Estas están ocupando puestos de poder muy importantes y cuando eso sucede se producen los cambios legislativos más importantes. El caso de Michelle Bachelet en Chile es ejemplar a este respecto. Durante su mandato se hicieron logros sin precedentes, como el derecho al divorcio”.

Las mujeres son ya el 53% del total de los estudiantes universitarios Bachelet, tras una dura batalla, logró también que se aprobara el uso de la píldora del día siguiente para reducir el número de embarazos adolescentes, un fenómeno que lastra profundamente las expectativas vitales femeninas. Pero las derrotas de mandatarias como la chilena para mejorar las condiciones de vida de la población femenina son también sonadas. En plena campaña electoral, Dilma Rousseff concedió una entrevista a Marie Claire en la que


afirmaba que el aborto es “una cuestión de salud pública” y añadió que hay demasiadas mujeres en Brasil que mueren por abortar en circunstancias precarias. La presión de los católicos y de las iglesias evangelistas le obligó a desdecirse y a renunciar a cualquier proyecto de despenalizar el aborto en un subcontinente en el que solo hay ley de plazos en Cuba y Ciudad de México y en el que los casos de adolescentes violadas y obligadas a ser madres no son extraordinarios. Ocurre, aunque no solo, en la Nicaragua de Daniel Ortega, donde ni siquiera se puede recurrir al aborto en caso de violación. En Argentina, Cristina Fernández ha logrado legalizar el matrimonio homosexual, pero el Parlamento ha rechazado finalmente la ley de plazos que hubiera permitido el aborto y puesto freno a la sangría de los abortos clandestinos. En Latinoamérica mueren cada año 4.000 mujeres en los cuatro millones de abortos ilegales que se registran. Los índices de maternidad adolescente son elevadísimos. Los de Nicaragua, Honduras o Panamá (los más altos de Iberoamérica) casi multiplican por 10 los que se registran en España o en Portugal, según los datos del Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL. Detrás del yugo que oprime a las latinoamericanas está la férrea alianza entre la Iglesia y las clases dirigentes. La presión social es tan fuerte que, según la periodista de Clarín Matilde Sánchez (artículo de EL PAÍS del 10 de febrero de 2011), lleva a la paradoja de que las mujeres tengan poder, pero no disfruten a nivel social de auténtica igualdad debido a la estructura conservadora de las familias y el papel de la mujer dentro de ellas.

Abundan los abortos ilegales y la maternidad adolescente Para Walda Barrios-Klee, asesora de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, la extraordinaria violencia que sufren las mujeres sería achacable, sin embargo, a su mayor independencia. Su mayor protagonismo en las esferas de poder, según María Emma Mejía, se debe a una férrea voluntad política (11 países han establecido cuotas femeninas) y a la peculiar fuerza de las latinoamericanas. “Recuerdo que durante las negociaciones de paz [en Colombia] tuve mucho contacto con el medio rural y es verdad que ahí a las primeras que sacaban de la escuela era a las niñas, pero también que casi la totalidad de los liderazgos sociales contra los narcotraficantes, por ejemplo, eran femeninos”, cuenta Mejía. Frente a la corrupción (principal generadora de la extrema violencia) que azota algunas áreas de América Latina, las mujeres son percibidas por las poblaciones de los distintos países como buenas gestoras. Los sondeos realizados por la CEPAL demuestran una opinión favorable hacia el liderazgo femenino, que intentan frenar, sin embargo, los grandes partidos, según datos de esas mismas encuestas. “Se las percibe como más eficaces, más comprometidas y más comprensivas”, puntualiza Mejía, “algo que yo creo que es universal y veo también en el liderazgo de Angela Merkel en Alemania, por ejemplo”. Ellas pueden ser implacables también contra las irregularidades, y a este respecto se utiliza el ejemplo de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que ha soportado la difícil prueba de prescindir durante su primera etapa de mandato de hasta siete ministros acusados de corrupción.


La sociedad cambia, la Academia, no Por: EL PAÍS| 07 de marzo de 2012

Por Mercedes Bengoechea El pasado domingo la mayoría de los medios reproducían un informe firmado por 23 académicos y 3 académicas de número de la RAE, “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”. Lo primero que me llamó la atención al leerlo fue un error gramatical en el mismo: se hablaba de mujeres como “miembros femeninos de un comité”. La expresión es errónea sintácticamente puesto que, según el diccionario de la propia Real Academia Española, miembro es un sustantivo común: miembro. 7. com. Individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral. (Diccionario de la RAE, 2001). Para la gramática normativa, los sustantivos comunes referidos a personas se acompañan de artículos y adjetivos que indican el sexo de la persona de referencia. Por tanto, miembro debe concordar con adjetivos masculinos o femeninos dependiendo del sexo de la persona aludida. “Miembros femeninos de un comité”, según los propios criterios de la RAE serían individuos del sexo masculino que... ¿visten de rosa, son cariñosos con sus hijas?... individuos que poseen alguna cualidad que lleva a calificarlos de “femeninos”, pero ciertamente no mujeres. Siguiendo la norma académica, ellas serían en todo caso “miembros femeninas de un comité”. Como podrían ser también, por recurrir a otro sustantivo común, “unas testigos estupendas” (pero no ‘estupendos’). Todo ello, aplicando a rajatabla la norma académica. Desconozco si la RAE castigará de rodillas contra la pared al Sr. Bosque, autor del informe, por cometer errores de concordancia gramatical. Pese a que multitud de estudiantes y escolares han


probado en sus carnes el castigo ante el error ortográfico o gramatical, espero que no sea así con el Sr. Bosque, quien ha expresado con su acostumbrado tono ponderado y elegante un sentimiento que algún otro académico prefiere manifestar aderezado con profusión de insultos y exabruptos. Las formas corteses excusan los errores y merecen el perdón y el elogio. Para poder explicarnos el error del Sr Bosque deberíamos ser capaces de expandir nuestra concepción de la lengua y dejar de identificar lengua y norma. El Sr. Bosque aplicó la norma vigente en 1992, cuando el DRAE clasificaba el sustantivo miembro como uno masculino: miembro. 3. masc. Individuo que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral. (Diccionario de la RAE, 1992) ¿Qué había ocurrido entre 1992 y 2001 que llevó a la RAE a cambiar la clasificación del sustantivo? Que muchas mujeres pertenecientes a consejos de administración, a tribunales o a organizaciones políticas empezaron a poblar los discursos mediáticos. Y los medios, sin hacer caso de la normativa académica, redactaban “ha sido detenida la miembro de ETA” o “Fulanita ha pasado a ser la miembro número tres del Consejo”. Ante la avalancha de casos en los que el sustantivo miembro se escribía con artículo femenino, la RAE decidió clasificarlo en la edición 22ª de su diccionario como sustantivo común, y no como sustantivo únicamente masculino. Esta anécdota ilustra a la perfección la rica y compleja vida de la Norma... y de las lenguas. Estas laten sometidas a fuerzas contrapuestas, centrípetas y centrífugas, que “tiran” de la lengua en un sentido o en otro. En toda sociedad se producen simultáneamente tendencias de cambio y tendencias inmovilistas que prefieren frenar la andadura de una lengua que no puede sino caminar junto a la sociedad que la habla. Todas las tendencias son perfectamente legítimas. En el caso que nos ocupa, las guías “tiran” hacia una mayor feminización del español, mientras la RAE intenta frenar esa transformación. Mientras, la sociedad utiliza la lengua en una u otra dirección. Como en el caso de miembro, finalmente la RAE tendrá que reconocer los cambios, si llegan. Curiosamente el informe de la RAE está lejos de reconocer que una de las características de las lenguas es su permanente estado de evolución. Quizá porque la mayoría de sus miembros no son lingüistas. El informe olvida de que la lenguas se trasforman junto a las sociedades que las hablan. Por eso no hablamos latín. Si una parte de la ciudadanía no se siente a gusto con un determinado uso verbal, por muy extendido que esté, es natural que busque otras formas de decir entre las que la lengua nos ofrece. Si yo compruebo que, al afirmar “este curso tengo unos excelentes alumnos rusos en clase”, la gente piensa que sólo tengo chicos, acabaré diciendo “este curso tengo un excelente alumnado ruso” o “este curso tengo un grupo excelente de alumnas y alumnos rusos”. ¿He conculcado con ello alguna norma? Para la RAE, lo he hecho. A partir de 2001, en diversos comunicados y notas que culminan con el informe del pasado 1 de marzo, la Academia ha insistido en la validez del masculino para representar a ambos sexos, contra-argumentando la falacia (falacia en su opinión) de que las mujeres no estén incluidas en él, y ha considerado un error el uso de la doble forma (niñas y niños). Desde 2005, se remiten a su Diccionario Panhispánico de Dudas, donde bajo la entrada género se afirma que el masculino abarca a ambos sexos. Ahí se ofrece una entrada tomada (¡atención!) del propio corpus de las Academias de Español como ejemplo de utilización errónea («Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras») para concluir que el masculino


“pudo y debió ser usado”. Además de las dobles formas, para el Panhispánico son inadmisibles los dobles determinantes (las y los ciudadanos) y la arroba. La insistencia en la necesidad de evitar las dobles formas o la arroba, las arrebatadas defensas del masculino de algunos de sus miembros y las diversas explicaciones, argumentos y apologías a favor del masculino o del término hombre para representar a ambos sexos demuestran, en primer lugar, lo relativamente extendido de su uso y, en segundo lugar, la enconada resistencia de las Academias a su utilización. Pese a que, como luego expondré, el propio Diccionario de la RAE recurre a la doble forma y que esta ha estado en la lengua desde tiempos inmemoriales, nunca antes había sido prohibida expresamente. Se trata de un acontecimiento nuevo y muy significativo. El informe de la RAE muestra su disconformidad con las guías que tratan de “conculcar aspectos gramáticales o léxicos” que “contravienen las normas de la RAE” a las que acabo de referirme. Máxime cuando “es cierto... que las mujeres no se sienten excluidas” de frases en masculino genérico. Mas lo que demuestran las “numerosas” guías es precisamente que muchas mujeres (quizá justamente aquéllas a las que quienes suscriben el comunicado parecen ignorar) han creído percibir que el español se usa y se ha usado durante siglos, entre otras cosas, para construir lo que ahora denominamos “género”, es decir, las relaciones entre los sexos. Dicho de otra manera: que mediante la utilización de ciertas estrategias y de ciertas formas lingüísticas, se han venido creando y re-creando las relaciones sociales entre los sexos durante el patriarcado. Una sociedad que no concedía derechos a sus mujeres, que ignoraba sus ansias de realización plena y las encaminaba a dos únicos papeles, esa sociedad –digo–, en consonancia cabal, ha convertido en hegemónico un uso de la lengua donde las mujeres están invisibles o estigmatizadas. Mujeres a quienes no conoce la RAE “tiran” de la lengua para poder sentirse incluidas, nombradas y visibles. Y usos del español que llevan siglos vigentes, por ejemplo, la llamada doble forma, irrumpen de nuevo como uso mayoritario, en lugar de minoritario. Se utilizaba en El Cantar del Mío Cid, en el Libro de Buen Amor, en el romancero... para convertirse en un uso minoritario posteriormente. Lo curioso es que la propia RAE comete la ligereza de utilizarla en entradas como collazo, concuñado, sobrino, hábito... Cuando las mujeres reaparecen en los discursos y en la lengua en el siglo XXI, la doble forma vuelve a utilizarse con frecuencia. Es entonces cuando la RAE la proscribe. Por eso sorprende la ingenuidad del informe al mostrar su indignación por no haber sido consultada la RAE en la elaboración de las guías y denunciar que “una serie de guías se hayan atrevido a invadir las competencias de la RAE y despreciar abiertamente sus criterios”. La RAE parece olvidar que es una institución humana (financiada en parte por nuestros impuestos), no divina, y puede incluso, aunque a sus miembros les parezca imposible, equivocarse. Esa proliferación de guías de uso no sexista vendría, cuando menos, a demostrar una cosa: que parte de la sociedad ha perdido su fe en la RAE, no la venera como la guardiana de su lengua y de su mente y la ve como una institución anacrónica e ideologizada. No cabe duda de que desde su perspectiva no pueden percibir el hecho incuestionable de que su trayectoria histórica dista mucho de ofrecer confianza a las mujeres. Quizá por eso muchas de ellas no se sientan obligadas a someterse a “su norma” y no pidan permiso para hablar. Deberían preguntarse cómo se ha llegado a ello. Desde aquí invito a consultar en su diccionario la definición de pares de palabras (supuestamente simétricas) como felación-cunnilingus; alcalde-alcaldesa; macho-hembra; vagina-pene; madre-padre... o simplemente la definición de huérfano. Si esas definiciones se


mantienen en la próxima edición de 2013 significará que hace años que sus miembros perdieron contacto con la sociedad en la que viven. El espíritu de esas guías tan criticadas es sugerir cauces de expresión a quienes quieran hacer visibles a las mujeres en sus textos. Las guías sugieren, por ejemplo, que, en lugar de escribir “asociación de sordos”, se puede redactar “asociación de personas sordas”. Entender las razones de delicadeza, exactitud, justicia e inclusión de esa redacción (‘personas sordas’ y no ‘sordos’) es quizá más fácil que justificar la razón por la que la RAE, deprisa y corriendo, y sin ninguna pedagogía explicativa, aprueba una nueva ortografía justo antes de las compras de Navidad. Pero pobre de quien no la siga en los próximos exámenes de lengua española. Espero que su castigo no sea mayor que el que reciba el Sr. Bosque por conculcar, temerario, la sacrosanta norma vigente. Mercedes Bengoechea es lingüista. Ha sido decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá.


La violencia machista y la brecha salarial lastran la igualdad en la UE El 48% de los europeos apunta a las agresiones como principal problema El 69% afirma que la discriminación retributiva es un escollo importante

María R. Sahuquillo Bruselas7 MAR 2012 - 20:50 CET13 La violencia machista ya no es un asunto que permanece oculto en el hogar. Algo que, como algunos creían hace años, se soluciona “entre los de casa”. El 48% de los europeos la identifica como la principal lacra entre las desigualdades de género en la UE. Y ese porcentaje es mucho más alto entre los españoles: el 74% afirma que las agresiones contra las mujeres son el problema primordial, según revela el Eurobarómetro sobre igualdad de género presentado esta tarde en Bruselas. Y tras ellos, para los suecos (64%) y los rumanos (62%) también es, muy por delante de otros, el principal escollo. Por contra, solo el 27% de los alemanes identifica este como el problema principal. “Las agresiones contra las mujeres son una lacra que hombres y mujeres reconocen como un enorme problema. Ambos sexos, sin grandes diferencias (el 46% de los hombres y el 50% de las mujeres) consideran que es la primera desigualdad”, ha explicado Mikael Gustafsson, presidente de la Comisión de Igualdad de Género y Derechos de la Mujer del Parlamento Europeo, que ha explicado que el dato de que el problema se reconozca no implica que en los países donde más se menciona haya más situaciones de violencia machista. “Puede que los ciudadanos sean más conscientes de ello. Y reconocer el problema es un paso fundamental”, ha afirmado durante un seminario sobre igualdad celebrado en el Parlamento Europeo. Tras esta lacra, la brecha salarial es el segundo factor de discriminación más identificado por los europeos. El 43% considera que el hecho de todavía haya mujeres que cobren menos que sus compañeros hombres por un trabajo de igual valor -un 17% menos de media, según datos de la UE- es el problema principal. Algo a lo que dan más importancia las mujeres (46%) que los hombres (39%) y los ciudadanos de a partir de 40 años. Los franceses, belgas, españoles y suecos son los ciudadanos que más transcendencia dan a esta realidad como uno de los principales factores de discriminación. Sin embargo, todavía para el 28% de los ciudadanos esta discriminación no es importante.

¿La misma oportunidad? La mayoría de los españoles dice que en su empresa existen las mismas oportunidades de promoción para hombres y mujeres, según un sondeo de Metroscopia. Un 76% comparte esta opinión. Hay matices por edad y sexo: para los hombres menores de 34 años, esa sensación se convierte casi en certeza, pues el 94% suscribe que las mujeres no se tropiezan con más dificultades que ellos en el trabajo. Entre las mujeres jóvenes, el porcentaje es menor, del 66%. “Su impresión de la realidad deja traslucir un presente al que aún le queda recorrido hacia la igualdad”, explica Susana Arbas, directora general de Metroscopia. El 64% de los trabajadores aceptaría un puesto con mayor responsabilidad, remuneración y dedicación, si su empresa se lo ofreciera. Y aquí vuelven a surgir diferencias: el 42% de las mujeres entre 35 y 54 años declinaría la oferta. La maternidad es un freno en esta etapa. Después de los 55 años, o antes de los 35, se sienten en cambio más dispuestas a asumir mayor responsabilidad laboral.


“Estamos ante una situación inaceptable”, considera la europarlamentaria italiana Roberta Angelilli (Partido Popular Europeo). “Las mujeres son más del 60% de los trabajadores en Europa, están más preparadas y mejor formadas, pero sufren más dificultades para acceder al mundo laboral, y a esto se le añade después que pueden recibir una retribución menor. Es una discriminación constante”, dice. Leyes sin efecto Las leyes europeas prohíben desde 1950 esa discriminación salarial. Una normativa a la que han seguido muchas otras –comunitarias y nacionales— que a pesar de todo no han conseguido atajar el problema. La eslovaca Edit Bauer (PPE) cree que no hacen falta más medidas legislativas para luchar contra este problema –“hay muchas, demasiadas, pero parece que no tienen todo el efecto deseado”-, sino otro tipo de políticas de control y de transparencia en contratos y salarios que impidan esa desigualdad. El Eurobarómetro muestra que los europeos (el 47%) prefieren que sea la UE la que emprenda acciones para luchar contra esta situación. La encuesta, realizada en enero con entrevistas a más de 25.500 personas de los 27 países, muestra que los europeos son partidarios de sancionar a aquellas compañías que no respeten la igualdad. También consideran como medidas efectivas la de facilitar el acceso de hombres y mujeres a todo tipo de empleos -por ejemplo, más hombres en profesiones más feminizadas y al revés, la fórmula preferida por los españoles- y la de establecer un sistema para que los sueldos sean más transparentes. Britta Thomsen, parlamentaria socialdemócrata alemana, cree que lo mejor para acabar con la discriminación retributiva es incentivar a las empresas que cumplen. Más que sanciones. Propone un ‘sello de calidad’ para las empresas. “Así yo, como trabajadora, sabré que si voy a presentarme para un puesto en esa compañía recibiré la misma remuneración que mis colegas hombres”, argumenta. Menos prestaciones y pensiones más bajas Ria Oomen-Ruijtenj (holandesa, PPE) apunta que la desigualdad en las retribuciones tiene otro problema añadido, y es que se perpetúa. “Es una bomba de relojería que no se desactiva, y puede ser cada vez peor, porque tener un salario más bajo implica tener una prestación por desempleo y una pensión de jubilación más baja”, dice. Según Claudia Menne, responsable de igualdad de género de la Confederación Europea de Sindicatos, las pensiones de las mujeres son, de media un 60% más bajas que las de los hombres en la UE. “Las mujeres ganan un 17% menos que los hombres, trabajan más a tiempo parcial y cogen más permisos sin sueldo”, dice. Por eso, una de las soluciones para evitar esa desigualdad en las pensiones es, para Loes Van Embden Andres, consejera de Businesseurope, incentivar que sean los hombres los que se cojan esas bajas sin sueldo. “En Holanda ya se contempla en algunos convenios que se siga cotizando en esos periodos sin sueldo”, dice. En ese camino se dirige la propuesta de la Comisión de Igualdad de Oportunidades a la Comisión Europea, que ha pedido que se contemple la posibilidad de que las interrupciones para el cuidado de hijos o personas dependientes coticen de cara a las pensiones futuras. La UE no cumple con la paridad Las europarlamentarias también han hecho autocrítica. “En el Parlamento Europeo también queda aún un largo camino, también aquí hay menos mujeres que hombres en los puestos de responsabilidad”, ha asegurado Juana Lahousse-Juárez, directora general de Comunicación de la Eurocámara y una de las pocas mujeres al frente de una dirección general. En este organismo hay un equilibrio entre los trabajadores, sin embargo, según se asciende van ganando las corbatas. Apenas hay encargadas de comisiones, vicepresidentas. “Y solo ha habido tres presidentas del


Parlamento Europeo”, apunta la italiana Angelilli. “El cambio no solo se logra con medidas legislativas, también hace falta cambiar la mentalidad”, añade. Y como en la mayoría de los parlamentos nacionales, el techo de cristal es común en otras instituciones comunitarias. La Comisión Europea, que hace unos días dio los primeros pasos para exigir cuotas de mujeres en los Consejos de Administración de las Empresas, no predica con el ejemplo. Solo siete de las 26 comisarías las dirigen mujeres. Más riesgo de pobreza La desigualdad lastra el avance de la mujer en todos los ámbitos. También son ellas las más afectadas por la pobreza. El 24,5% de las europeas se encuentra en riesgo de pobreza, un porcentaje dos puntos superior al de los hombres (el 22,3% está en esta situación), según datos de Eurostat publicados esta semana. Así, hay en Europa 62 millones de mujeres con ingresos menores al 60% de la media nacional, que padecen una “grave privación material” –sus recursos les impiden adquirir ciertos bienes básicos o pagar un alquiler, por ejemplo-, que han utilizado menos del 20% de su “potencial de trabajo” en el último año o que viven en hogares con un bajo nivel de renta, según la definición de este organismo europeo. El debate está abierto y los europeos son conscientes de la discriminación de la mujer. Sin embargo, muchos ven el fenómeno como algo general y alejado. Solo el 52% cree que es un problema importante en sus países. Algo “preocupante” para el presidente del Comité de Igualdad de Género: “Es una pena, porque es un asunto que tendría que interesar a hombres y mujeres, es una cuestión de democracia”.


'Newsweek' incluye a Santamaría y Manjón entre las mujeres más valientes El País Madrid7 MAR 2012 - 13:26 CET3 Archivado en:

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santmaría. / Gustavo Cuevas (EFE) Soraya Sáenz de Santamaría, Pilar Manjón y Edurne Pasaban figuran entre las 150 mujeres más valientes del mundo en una lista que publicó ayer la revista estadounidense Newsweek. "Están iniciando revoluciones, abriendo escuelas y fomentando una valiente nueva generación. Desde Detroit hasta Kabul, estas mujeres están haciendo que sus voces sean escuchadas", escribe la publicación sobre las mandatarias, deportistas, periodistas o activistas más destacadas de los últimos años que componen la lista, que no conforma un ránking propiamente dicho. De la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría, Newsweek subraya que a los 40 años consiguió convertirse en una de las cuatro mujeres que forman parte del nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy y recuerda que la prensa la calificó tras su nombramiento, en diciembre, de "la mujer más poderosa de la democracia". La presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, Pilar Manjón, también figura en la lista por su trabajo al frente de una organización que "da asistencia a las víctimas y los familiares de los afectados por el ataque terrorista más devastador que ha sufrido España". La revista destaca que Manjón, cuyo hijo Daniel murió en aquellos atentados del 11 de marzo de 2004, comenzó "inmediatamente" a trabajar para que los medios de comunicación respetasen los deseos de los familiares de no emitir las imágenes de la matanza de los trenes.


La tercera española en la lista de las más valientes del mundo pertenece a un ámbito radicalmente distinto, los deportes, y es la montañera guipuzcoana Edurne Pasaban, quien logró convertirse en la primera mujer en coronar los catorce picos de más de 8.000 metros de altura que hay en todo el mundo. En la lista también figuran las políticas estadounidenses como la secretaria de Estado, Hillary Clinton, la excongresista Gabrielle Giffords o la republicana Michelle Bachman,la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Brasil, Dilma Roussef, y la expresidenta de Chile Michelle Bachelet o la bloguera cubana Yoani Sánchez.


Por la dignidad Un grupo de destacadas mujeres del mundo árabe recuerda al mundo que en esta región se encuentran se producen las peores desigualdades

7 MAR 2012 - 22:32 CET Nosotras, mujeres árabes comprometidas en la lucha por la democracia, la dignidad y la igualdad. Nosotras, que hemos estado en la primera línea de los excepcionales cambios que están produciéndose en el mundo árabe, queremos recordarle a la comunidad internacional que las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a beneficiarse de los vientos de libertad y dignidad que se extienden por la región. Los derechos conseguidos, sin embargo, siguen por debajo de nuestras aspiraciones, y colocan a las mujeres de esta región en una de las peores condiciones del mundo. La violencia, tanto en el ámbito privado como en el público, sigue siendo generalizada y se toman muy pocas medidas para poner fin a este azote. En la mayoría de los países árabes, las leyes de familia no son más que legislaciones que institucionalizan la exclusión y la discriminación. Otras leyes, como las relativas a la nacionalidad, o los códigos criminal y civil, simplemente refuerzan la discriminación. Las normativas actuales violan los derechos y libertades más esenciales de niñas y mujeres mediante la institucionalización de prácticas como la poligamia y el matrimonio de menores, y crean desigualdad de derechos en áreas como el matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos y el acceso a la propiedad y la herencia. Existen leyes que dan cobertura a crímenes de honor, permitiendo a los hombres que matan a una joven o mujer de su familia aducir circunstancias atenuantes. Aunque la gran mayoría de los países árabes, con excepción de Sudán y Somalia, han ratificado, con distinto entusiasmo, la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW en sus siglas en inglés), que fue adoptada por las Naciones Unidas en 1979, esto no ha tenido un impacto real. Hoy en día, el mundo árabe está construyendo democracia con vistas a consolidar el Estado de derecho y los derechos humanos. Creemos que la igualdad no puede conseguirse sin democracia y que el pleno disfrute de la democracia solo es posible cuando existe igualdad plena. Por esta razón, recordamos a los Estados, partidos políticos y sociedad civil de los países árabes que hagan todo lo posible para que la dignidad de la mujer y su igualdad ante los hombres no sea sacrificada, una vez más, en nombre de otras pretendidas prioridades. Ninguna democracia puede ser construida en detrimento de la mitad de la sociedad. Pedimos por ello: —La protección de los derechos actuales, igualdad completa y efectiva y la inclusión de los derechos de la mujer en la redacción de las Constituciones. —Medidas legislativas y administrativas para eliminar la violencia contra la mujer. —La ratificación y aplicación de CEDAW, sin reservas, respetando el espíritu de la convención y con todas sus consecuencias. —Leyes para proteger frente a desigualdades políticas y sociales y la discriminación, especialmente la relativa a la familia. —Medidas de discriminación positiva para garantizar el acceso de las mujeres a puestos de decisión, así como su participación en asociaciones políticas y sociales.


—La denuncia quienes discriminan a la mujer en base a retrógradas interpretaciones de preceptos religiosos o que intentan prohibir la participación plena y efectiva de las mujeres en una vida caracterizada por la dignidad y el respeto de los derechos humanos. Firmantes del manifiesto publicado junto a Le Monde, La Stampa y Gazeta Wyborska: Souhayr Belhassen, presidenta de la FIDH (Túnez); Bochra Belhadj Hmida, abogada, cofundadora y expresidente de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (Túnez); Shahinaz Abdel Salam, bloguera y activista (Egipto). Nawal El Saadawi, médica psiquiatra, escritora y feminista (Egipto); Tahani Rached, realizadora (Egipto); Samar Yazbek, escritora (Siria); Azza Kamel Maghur, abogada internacional y miembro del Consejo Libio de los Derechos del Hombre (Libia); Tawakkol Karman, Premio Nobel de la Paz 2011. Periodista (Yemen).


8 de Marzo Todo se puede cambiar, empezando por la base. Con las palabras adecuadas, las que no ofenden, sino que definen

Maruja Torres 8 MAR 2012 - 00:01 CET Archivado en:

Esta celebración, ¿es un hecho “latoso, insoportable”? ¿O bien se trata de algo “estupendo, magnífico, excelente”? La Real Academia de la Lengua califica, en la última edición de su diccionario, lo primero de coñazo. Lo segundo, de cojonudo. Se hace eco del sentir de la calle, del uso cotidiano. Y es, precisamente, el comportamiento real, lo que hemos de transformar, todavía hoy. Aún ahora mismo, habría que empezar por cómo educan las madres a sus hijos. Tengo muchos ejemplos en mi entorno. Les propongo tres. La asistenta de una de mis amigas tiene un hermano, y ambos disfrutan de padre y madre, ya viejitos. Cuando los últimos se ponen enfermos, la hija deja su trabajo para cuidar de cada uno o de la pareja a la vez, si se tercia. El hermano no abandona su ocupación, igualmente eventual e incluso peor pagada. Ni se les ocurriría. A ambos les crió la misma madre. Otra de mis amigas tuvo dos maridos y le quedaron dos hijos. La mayor trabaja como ella y comparte con ella las buenas y las malas noticias. Al chaval, adolescente, no se le cuenta lo desagradable. Se podría traumatizar. La tercera de mis amigas tiene un hermano. Ambos fueron criados por su padre: la madre se largó de casa. Con el tiempo, el hermano tuvo dos hijas de diferentes parejas, y él cría a sus hijas por sí mismo, siguiendo la tradición familiar. Ambos, mi amiga y su hermano, se turnan para cuidar de su madre, que finalmente ha vuelto a ellos. A los dos les crió, redundo, el mismo padre. Moraleja: todo se puede cambiar, empezando por la base. Con las palabras adecuadas, las que no ofenden, sino que definen. (Nota: Gallardón, aunque él lo crea, no es cojonudo. Pero tampoco es un coñazo. Es un vengativo).


Día Internacional de la Mujer Rosa Ruiz / Eduardo Gonzalo Ugarte 8 MAR 2012 - 00:01 CET Como mujer me dispongo a celebrar este día con escaso entusiasmo. Soy jubilada y veo que mi pensión pierde poder adquisitivo día a día con los recortes aplicados por un gobierno, el de Rajoy, que nos ha engañado con ese aumento irrisorio del 1% que no cubre ni de lejos todo lo que nos quita por otro lado. Además, estoy seriamente preocupada por los recortes en la sanidad y con la suspensión de la ley de dependencia, que reducen sustancialmente mi esperanza de tener una vejez digna. Eso en lo que me afecta a mí individualmente, pero también tengo una hija cuya aspiración de formar una familia se está convirtiendo en una misión imposible. La reforma laboral no sólo perjudica la situación de la mujer que pretende conciliar la situación profesional con la vida familiar sino que es un instrumento de sometimiento al empresario que hace impensable asumir la perspectiva de un embarazo sin miedo a perder el puesto de trabajo. Si a eso le sumamos que, a igualdad de función y según todas las estadísticas, el salario de la mujer es entre un 15 y un 20% inferior al de los hombres ¿creen ustedes que puedo celebrar algo? Me parece que ante esta perspectiva de envejecer sin nietos y en medio de tanta injusticia social, más bien voy a optar por buscarme un rincón apartado donde poder llorar a gusto.— Rosa Ruiz. Madrid. Tristes son las circunstancias que en este país concurren para la celebración este año del Día Mundial de la Mujer Trabajadora. En solo cuatro meses este Gobierno ha asestado un duro golpe a los avances que a lo largo de los últimos años se habían logrado para equipararnos al resto del mundo civilizado en cuanto a la igualdad de la mujer. Al anuncio de la supresión de la ley del aborto para hacerla retroceder a la situación de hace 30 años, se une la supresión en varias CC<TH>AA gestionadas por el PP del acceso a la píldora del día después y encima una nueva reforma laboral que perjudica a todos, pero bastante más a la mujer trabajadora. Si hace un año se podía sentir satisfacción por lo conseguido hasta entonces, aunque todavía quedaba un largo trecho por recorrer para llegar a la igualdad plena en derechos y deberes con el hombre, con el retroceso de estos cuatro meses ese camino parece interminable. Si hace un año reclamábamos la supresión de burkas y pañuelos para las mujeres de creencia musulmana en nuestro país, hoy tendrán que sacar todas nuestras mujeres el pañuelo, no para cubrir sus cabezas, sino para enjugar las lágrimas de rabia y de coraje ante el paso hacia atrás de este Gobierno que nos quiere llevar más que a Europa hacia África en los temas de igualdad de la mujer… y en los otros también.— Eduardo Gonzalo Ugarte. Madrid.


El PP cierra filas en torno a Gallardón tras sus palabras sobre la presión para abortar Mato habla de “presiones sociales” que dificultan la maternidad El ministro del Interior cita un estudio que constata el acoso laboral que sufren las embarazadas Aguirre asegura que "el aborto no es un derecho, es un fracaso"

El País / Agencias Madrid8 MAR 2012 - 10:23 CET434

Ana Mato, un acto de celebración del Día de la Mujer celebrado en el museo Reina Sofía. / SERGIO BARRENECHEA (EFE) Un día después de que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, radicalizara su discurso en defensa de una nueva ley del aborto al señalar que existe "una violencia de género estructural" que lleva a las mujeres a abortar, miembros del PP y del Gobierno han mostrado su respaldo al titular de Justicia. Precisamente, este ha dicho hoy que comparecerá "encantado" ante la Comisión de Justicia del Congreso para explicar su postura sobre el aborto y la maternidad, tal como le ha pedido el PSOE. La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, se ha referido esta mañana a las “presiones económicas, sociales, laborales o familiares” que dificultan a las mujeres su maternidad, un extremo en el que el Gobierno, dice, debe trabajar para “que toda la que quiera ser madre pueda serlo”, informa Carmen Morán. Esa coletilla, “presiones sociales”, parecía hacer referencia a las polémicas declaraciones de Gallardón sobre la "violencia estructural" que


impele a las mujeres a interrumpir su embarazo. Pero Mato no ha mencionado en ningún momento el aborto en su discurso en el acto central institucional como motivo del Día de la Mujer. Mato ha recordado que las mujeres tienen más éxito en los estudios que los hombres mientras que sus dificultades para acceder a un trabajo son mayores que las de ellos y el salario que perciben por él, menor. Ha anunciado el diseño de un “indicador de la desigualdad salarial” que permita fijar objetivos y actuar en consecuencia. También solicitarán que se armonicen los sistemas de recogida de información sobre este asunto en Europa. Ha tenido una especial mención para las mujeres asesinadas en episodios de violencia machista y ha criticado la “indiferencia social y la apatía ciudadana” que son, ha declarado, “los mejores estímulos” para que esto siga ocurriendo. Espera que estos crímenes no sean solo judicialmente condenables, sino también “ética y moralmente reprobables”. Y se ha referido vagamente a planes del Gobierno para atender a colectivos más vulnerables, como las mujeres rurales, o para adoptar medidas de apoyo a la conciliación, la racionalización de los horarios o las guarderías. Ha afirmado también que “la igualdad no es una cuestión de ideología, sino de justicia”. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, sí se ha referido explícitamente al aborto y ha señalado que "esa historia de que este es un derecho es una falsedad como un templo, el aborto es un fracaso inmenso por parte de la mujer que se somete a él". De ahí, ha agregado, "que tengamos que meterla en la cárcel, pues yo creo que no, pero hay que cambiar la ley y estoy de acuerdo con Gallardón". En una entrevista en la cadena Cope, Aguirre ha aseverado que esa "violencia de género estructural contra las mujeres por el mero hecho del embarazo" de la que habló ayer el titular de Justicia es muchas veces ejercida por los hombres, "que no quieren hacerse responsables; un hombre que es casado ha dejado embarazada a una mujer, un chico joven...". Y ha añadido: "La ayuda a las mujeres para que puedan llevar adelante su embarazo, desde luego en la Comunidad de Madrid, la practicamos constantemente y tenemos que hacer más". Al respecto, ha indicado que la actual ley del aborto, reformada durante el Gobierno de Zapatero, no le gusta "nada". "Espero que el PP la vuelva a cambiar, con unos plazos. Los abortos practicados a los ocho meses son asesinatos", ha apuntado. También comparte la tesis de Gallardón, "al cien por cien", el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien ha manifestado que "hay un estudio de la Universidad Complutense de Madrid que la avala totalmente". Ese estudio, ha argumentado, "dice que nueve de cada 10 mujeres sufren acoso laboral cuando están embarazadas y que un 25% son despedidas precisamente cuando están embarazadas". Las cifras mencionadas por el ministro aparecen en un estudio elaborado por la Fundación Madrina, una organización contraria al aborto. En ese documento (de 2010) habla de “mobbing maternal” y lo define como la “violencia o acoso” que sufre la mujer “especialmente en su entorno laboral”, aunque también “sufre violencia o efectos negativos y colaterales igualmente en el entorno personal y familiar, incluso social y administrativo”, por el hecho de ser madre. El Ayuntamiento de Madrid ha salido también en defensa del ministro y exalcalde de la capital. El actual vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, ha insistido en la trayectoria de Gallardón -“Es la misma persona que amplió el permiso de maternidad de 16 a 24 semanas”- y ha argumentado que existe un conflicto que “pone a las mujeres en una situación más difícil que los hombres” en cuestiones como la conciliación de la vida laboral y familiar, acceder a un puesto de trabajo o la igualdad salarial, informa Elena Sevillano. “Negar eso es negar la realidad”, ha afirmado. En su


opinión, a eso se refería Gallardón ayer cuando aseguró que existe una “violencia de género estructural” contra las mujeres por el mero hecho de estar embarazas: a que “son necesarias políticas que permitan ejercer su derecho a la maternidad”. Gallardón no apeló ayer al derecho del feto, como hasta ahora, para justificar el fin de la actual ley, sino que alertó de una supuesta indefensión de las embarazadas. Anunció que el Gobierno protegerá "el derecho a la maternidad". Lo que hay "en muchas ocasiones", dijo Gallardón en el Congreso, en respuesta al PSOE en la sesión de control al Gobierno, es "una violencia de género estructural contra las mujeres por el mero hecho del embarazo". Una "presión", añadió, que las lleva a abortar. Más tarde, en una entrevista con EL PAÍS, el ministro puso ejemplos: "Pienso en el miedo a perder el puesto de trabajo o a no obtener un empleo como consecuencia del embarazo; pienso en la presión [que sufren] muchas inmigrantes; pienso en mujeres que en este tipo de situaciones [de embarazo no deseado] carecen de apoyos de los poderes públicos para poder optar libremente por una alternativa a la interrupción de su embarazo...". Sus palabras han sido rechazadas por los partidos de izquierda, asociaciones de mujeres y responsables de clínicas que practican abortos.


“Es duro ser discriminada” Una ingeniera industrial de 33 años asegura que ha sido relegada de un puesto de responsabilidad por ser mujer Desde hace un año y medio está en paro

Trabajar 102 días más para cobrar como un colega varón

Isabel Landa López San Sebastián8 MAR 2012 - 00:18 CET “Es duro ser discriminada, darte la torta a los 32 años cuando te dicen a la cara que no quieren a una mujer en un puesto de responsabilidad”. Es la reflexión de una ingeniera industrial que se halla en paro desde hace un año y medio. Nerea —nombre ficticio— trabajó nueve años en una importante empresa de base tecnológica y spinn off del centro de investigaciones CEIT, en San Sebastián. Ocupó el puesto de responsable en el departamento de ingeniería, con 10 ingenieros a su cargo, hasta que hace dos años una multinacional adquirió la compañía y decidió relegarla de su cargo.

Actos en torno al Día de la Mujer 

VITORIA. La Asociación Cultural Amaru presenta mañana la obra La buena suerte, a las 20.00 en el Centro Cívico Aldabe. La Asociación de Mujeres Jalgi-Surgir ha organizado el octavo concurso literario de relato corto La igualdad en equilibrio, el 16 de marzo a las 19.30 en el Palacio Villasuso. De su lado, la Asamblea de Mujeres de Álava organiza un curso bajo el título Feminismo en perspectiva. Recuperando nuestra historia, que se celebrará a partir del 26 de marzo, los lunes y miércoles (20 sesiones) en la Casa de Asociaciones Simone de Beauvoir.

BILBAO. Lectura de la declaración institucional con motivo del Día Internacional de las Mujeres a cargo del Consejo de Mujeres (hoy a las 11.00 en las escalinatas del Ayuntamiento). Además, exposición Mujeres de aquí y de allá, mujeres que mueven el mundo (durante todo el día en el atrio de las culturas de la Alhóndiga).

SAN SEBASTIÁN. Lunch para todas las mujeres, hoy de 17.30 a 19.30 en la Casa de las Mujeres. Curso: Derechos Humanos en clave feminista, el 9 de marzo de 16.00 a 20.00 en la Casa de las Mujeres.

Esta licenciada en Tecnun, la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Navarra, abandonó la empresa tras alcanzar un acuerdo con sus directivos. “Después de un trabajo intenso y la experiencia adquirida durante tantos años, no podía rebajarme a estar en una esquina \[de la empresa\], como me planteaban”, explica, aún con resentimiento, mientras toma un café. Nerea cumple con el perfil del desempleo en Euskadi, la única comunidad autónoma, según alerta Emakunde, donde el paro afecta a las mujeres cualificadas, de entre 25 y 35 años de edad y que llevan entre uno y dos años buscando un puesto de trabajo. En el País Vasco, según Emakunde, las mujeres, que hoy celebran su Día Internacional, acaparan el 86% de las contrataciones a tiempo parcial, el 88% de los trabajos sin contrato y el 90% de los permisos de conciliación para el cuidado de otras personas. De acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Empleo, Euskadi suma 74.139 mujeres desempleadas. En el caso de esta joven ingeniera, está a punto de agotar la prestación como parada y no sabe cómo abordar su futuro laboral. Muy disciplinada, envía una media de cinco currículos a la semana, pero no llegan las ofertas. “Sé que no me llaman para hacer una entrevista porque soy mujer. Me está costando encontrar esa oportunidad para presentar mi experiencia laboral y acceder a un trabajo”, se lamenta.

“No se acostumbran a que una mujer les discuta cuestiones técnicas”


No se le achica la voz al plantear de forma reivindicativa el techo de cristal, la dificultad de las mujeres para acceder a puestos directivos. “A las mujeres cualificadas se les reconoce peor en el mercado que a los hombres, pero esto es difícil de demostrar”, afirma. Desde hace un tiempo forma parte de la Junta del Colegio de Ingenieros Industriales de Gipuzkoa, una “oportunidad”, según dice, para “hacernos más visibles” e intentar reducir la brecha de desigualdad existente entre ambos géneros. Reconoce abiertamente que la industria es un sector tradicionalmente masculino, en el que cuesta romper con los estereotipos. “La verdad es que los compañeros te acaban respetando, pero al principio hay que demostrar más que un hombre”, señala al enumerar los diferentes proyectos en los que ha trabajado liderando equipos. “Les cuesta ver a una mujer en puestos de responsabilidad. No están acostumbrados a que una mujer les discuta cuestiones técnicas”, prosigue.

Más de 74.000 ciudadanas vascas se encuentran en desempleo Según la encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística, actualmente, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es de más de 7.000 euros anuales, un factor que reproduce y perpetúa la desigualdad. Nerea reconoce que en su campo esa diferencia es aún más grande. Como media, una mujer ingeniera industrial gana 44.427 euros frente a los 61.740 euros que percibe un varón en un mismo puesto, un 28% menos, según datos a los que ha tenido acceso este periódico. “Habría que ver si esta discriminación salarial es porque hay mujeres que no siguen con su carrera profesional y se estancan con una reducción de jornada o mujeres que sí quieren ascender pero se encuentran con barreras”, apunta. Con el ánimo de seguir con su formación, el año pasado realizó un máster en Dirección de Empresas organizado por la Cámara de Comercio de Gipuzkoa e impartido por Mondragon Unibertsitatea. Como dato significativo, se apuntaron 24 personas, de las que 22 eran hombres con un puesto de trabajo y dos mujeres que estaban en paro. Sin hijos, ni pareja, y con una hipoteca a la que hacer frente, esta joven guipuzcoana ve el futuro incierto: “En tiempos de pleno empleo había trabajo para casi todos los ingenieros, daba igual si eras hombre o mujer, pero ahora contratan a ellos”. No descarta salir fuera, a Madrid o Barcelona, pero reconoce que pronto tendrá que mirar al extranjero. “No es lo mismo salir fuera con 23 años y ver mundo que tener 33 y la obligación de emigrar cuando ya has visto mundo. Yo quiero quedarme y generar riqueza aquí”, recalca.


La violencia de género del ministro Bonifacio de la Cuadra 8 MAR 2012 - 06:02 CET76 El texto leído ayer en el Parlamento por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón —no se sabe si consensuado con la Conferencia Episcopal—, a propósito de sus intenciones contra la vigente ley del aborto, constituye un atentado violento contra las mujeres, precisamente en la víspera de su Día Internacional. Si Europa fuera tan sensible ante las aberraciones jurídicas que tienen que ver con las personas como lo es con la pulcritud de los objetivos de déficit o de la prima de riesgo, alguna institución de la UE le habría sacado ya al ministro tarjeta roja. Se necesita ser retorcido para tratar de justificar un recorte —los recortes son implacables, ya se ve— en los derechos de la mujer, entre ellos la interrupción del embarazo en las primeras semanas de gestación, mediante la apelación “a la situación de muchas mujeres, que ven violentado su derecho a ser madres por la presión que ejercen a su alrededor determinadas estructuras” (¡viva la concreción!). Sabedor de que la protección jurídica del feto no puede equipararse a la de la persona —la mujer es una persona, recordémoslo—, el PP se pone la piel de cordero y pretende defenderla. Para cargarse una Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (que ya en su demasiado extensa denominación muestra la preocupación del legislador por todos los aspectos de la cuestión), Ruiz-Gallardón se mete en un jardín que novelescamente ha construido en su cabeza, dejando en el baúl de los recuerdos la necesaria concreción en las acusaciones propia de un profesional de la fiscalía. ¿De dónde se saca el señor ministro de Justicia esas “determinadas estructuras” —sin determinar— que en cuanto ven a una mujer embarazada se lanzan sobre ella para convencerla de que aborte? ¿No se ha enterado don Alberto, cuando viaja por Europa, de que la ley de plazos del aborto es la solución más razonable para que la mujer embarazada decida libremente, en la primera etapa de gestación, si continúa o no con su embarazo? Y él, que es jurista y siempre acata la decisión de los tribunales, ¿por qué no espera la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), en respuesta al recurso de su propio partido? Que no alegue, como ya ha hecho, que el TC se pronunció en 1985, porque entonces sobra el recurso del PP, cuando Ruiz-Gallardón sabe muy bien que desde 1985 han pasado ¡27 años!, que han permitido avanzar, también en España, en el respeto a los derechos de las mujeres, al ritmo de lo que ocurre en Europa, desde donde el ministro español se está mereciendo una sanción o, al menos, un tirón de orejas.


Millones de bodas precoces lastran la salud y educación de las niñas Un informe de Gordon Brown alerta de 25.000 enlaces de menores cada día

Gonzalo Fanjul Madrid9 MAR 2012 - 00:33 CET2

Una menor hindú y su futuro esposo, durante la ceremonia matrimonial en Malda (India). / STRDEL / AFP / GETTY Yeruknesh nació en una pequeña aldea de Etiopía. Nunca tuvo la oportunidad de ir al colegio, pero a los siete años comenzó a cuidar el ganado de la familia. Raptada y violada cuando tenía 13, fue obligada a casarse con su atacante, un campesino local 20 años mayor que ella. Pocos meses después de la boda tuvo su primera menstruación y pronto quedó atrapada en un embarazo que llevó adelante a pesar de los dolores y las dificultades. Pero la atención de unas vecinas fue insuficiente para superar las complicaciones del parto. A los 15 años, Yeruknesh murió junto a su hijo, camino del hospital de Bahir Dar. Alrededor de 25.000 menores son obligadas cada día a contraer matrimonio en 16 países de África y Asia. Es decir, nueve millones al año. La práctica de los matrimonios infantiles tiene consecuencias para la educación y la salud de las víctimas, en su gran mayoría niñas y procedentes de familias rurales pobres. Las bodas precoces derivan en embarazos prematuros y en un número considerable de riesgos para las menores.

El acceso a la escuela retrasa los matrimonios en dos o tres años Se calcula que 70.000 adolescentes mueren cada año a consecuencia de complicaciones en el embarazo o en el parto, y muchas otras arrastran lesiones durante toda la vida. Estos datos pertenecen al informe Fuera del matrimonio, dentro de la escuela, hecho público este jueves por el ex primer ministro británico Gordon Brown como parte de su campaña Educación para todos.


De acuerdo con este informe, el perfil de las víctimas determina la irrelevancia política de un problema que Brown describe como una “crisis ausente” de las agendas de los Gobiernos y de los organismos internacionales. La educación es el principal antídoto de este problema. Las niñas que no completan la educación primaria son más vulnerables a las presiones familiares y económicas que conducen a un matrimonio precoz. En países como Bangladesh o Chad, el acceso a la educación secundaria retrasa las bodas entre dos y tres años, lo que ofrece a las mujeres mejores oportunidades y un mayor ascendiente dentro del matrimonio. “Mantener a las niñas en la escuela”, dicen los autores, “salva vidas”, ya que retrasa la edad en la que las menores quedan embarazadas por primera vez. Si se consiguiese reducir a la mitad el número de embarazos de menores de 20 años, se podrían evitar 166.000 muertes anuales de madres y bebés, contribuyendo de manera definitiva a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en este ámbito.

Unas 70.000 adolescentes mueren cada año por complicaciones en el embarazo o en el parto La iniciativa Educación para todos propone concentrar los esfuerzos en la transición entre la escuela primaria y la secundaria, un punto en el que buena parte de las menores pobres abandonan el sistema educativo. Para ello es fundamental reducir los pagos informales que las familias deben realizar a los maestros, construir aulas en los entornos más cercanos a las alumnas o evitar el abandono escolar apoyando a las comunidades con políticas de protección social. Estas medidas forman parte de los primeros programas contra los matrimonios precoces que se han aplicado con éxito en países como India, Kenia o Nigeria, junto con reformas legislativas que retrasan la edad legal para casarse. El problema es que estas recetas carecen de la envergadura suficiente para detener una crisis que afecta a millones de niñas en medio mundo. Por esa razón, Brown pide en su informe la convocatoria de una cumbre internacional, liderada por las regiones afectadas, que permita sacar el problema de la sombra y generar los recursos para atajarlo. La cumbre podría dar lugar a “estrategias nacionales para la eliminación de los matrimonios precoces” que aglutinen las medidas en los ámbitos educativo, legal y cultural. Kevin Watkins, investigador principal del informe, declaró a este periódico desde Washington: “Los Gobiernos y los donantes de ayuda están jugando el papel de convidados de piedra. Necesitan dejar de hablar del problema y empezar a poner en práctica las políticas que mantienen a los niños dentro de la escuela y fuera del matrimonio”. Este trabajo es el primero de una serie que abordará algunos de los problemas educativos más complejos de los niños en el mundo en desarrollo, como el trabajo infantil, la ceguera o la educación en situaciones de conflicto.


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