10 Poetas Puertorriqueños (1966)

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Esta serie, Libros del Pueblo, es publicada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña

de 1966 Núm. 2

INDICE El Valle de Collores por Luis Lloréns Torres Majestad Negra por Luis Palés Matos RÍO Grande de Loíza por Julia de Burgos La décima Criolla por Evaristo Ribera Chevremont Paréntesis por Luis Muñoz Rivera En la Brecha por José de Diego Insomnio por Santiago Vidarte Angustia por Clara Lair A Puerto Rico por José Gautier Benítez A Cuba por Lola Rodríguez de Tió Los Autores 13 14 19 20 27 30 35 40
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" Agosto

INTRODUCCION

TT» STA COLECCIÓN sc ha formado con una selección de cada uno ^ de los diez poetas hasta ahora incluidos en la serie de Cua dernos de Poesía del Instituto de Cultura. Son diez de los prin cipales poetas de la lírica puertorriqueña, y el conjunto da una idea fiel de la trayectoria de esta poesía.

Vemos el romanticismo primerizo de Vidarte; el romanti cismo en flor de Lola Rodríguez de Tió y Gautier Benítez; el parnasianismo de Muñoz Rivera; la transición al modernismo de De Diego; la plenitud del modernismo en Lloréns, con su veta criollista; la vanguardia de Ribera Chevremont; el negrismo es tilizado de Palés; hasta desembocar en dos de nuestras más in tensas voces femeninas de hoy: Clara Lair y Julia de Burgos. Se ha tratado en la selección de entresacar un poema característico de cada uno; el escogido podría servir ya de introducción para algunos, ya de repaso para otros.

Conjuntamente, este cuaderno aspira a presentar una mues tra de nuestro arte contemporáneo, en las ilustraciones que acompañan el texto. Figuran aquí siete importantes artistas de Puerto Rico: Lorenzo Homar, Rafael Tufiño, J. A. Torres Martinó, Carlos Marichal, Augusto Marín, Samuel Sánchez y Alfonso Arana. En sus trabajos observamos la alta calidad que han al canzado el grabado y el dibujo puertorriqueños. Cumple, pues, esta breve antología un doble propósito: literario y artístico.

Para facilitar la colocación de los grabados, la ordenación no se ha hecho en orden cronológico. Las fechas pertinentes apare cen en las notas al final del libro.

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L VALLE DE COLLORES

Cuando salí de Collores fue en una jaquita baya, por un sendero entre mayas arropas de cundiamores. Adiós, malezas y flores de la barranca del río, y mis noches del bohío, y aquella apacible calma, y los viejos de mi alma y los hermanitos míos.

Qué pena la que sentía cuando hacia atrás yo miraba, y una casa se alejaba, y esa casa era la mía. La última vez que volvía

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iLUjniACIONFS DE lX)R£NZO HOMAR

los ojos, vi el blanco vuelo de aquel maternal pañuelo empapado con el zumo del dolor. Más allá, humo esfumándose en el cielo.

La campestre floración era triste, opaca, mustia. Y todo como una angustia me arropaba el corazón. La jaca, a su discreción, iba a paso perezoso.

Zumbaba el viento oloroso a madreselvas y a pinos.

Y las ceibas del camino parecían sauces llorosos.

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[3]

No recuerdo cómo fue (aquí la memoria pierdo). Mas en mi oro de recuerdos, recuerdo que al fin llegué: la urbe, el teatro, el café, la plaza, el parque, la acera

Y en una novia hechicera, hallé el ramaje encendido, donde colgué el primer nido de mi primera quimera.

Después, en pos de ideales.

Entonces, me hirió la envidia.

Y la calumnia y la insidia y el odio de los mortales.

Y urdiendo sueños triunfales, vi otra vez el blanco vuelo de aquel maternal pañuelo empapado con el zumo del dolor. Lo demás, humo esfumándose en el cielo.

% [4]

Ay, la gloria es sueño vano.

Y el placer, tan sólo viento. Y la riqueza, tormento.

Y el pode^ hosco gusano.

Ay, si estuviera en mis manos borrar mis triunfos mayores, y a mi bohío de Collores volver en la jaca baya por el sendero entre mayas arropás de cundiamOres.

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MAJESTAD NEGRA

Por la encendida calle antillana va Tembandiimba de la Quimbamba

-rumba, macumba, candombe, bámbulaentre dos filas de negras caras.

Ante ella un congo —gongo y maracaritma una conga bomba que bamba.

Culipandeando la Reina'avanza, y de su inmensa grupa resbalan meneos cachondos que el gongo cuaja en ríos de azúcar y de melaza. Prieto trapiche de sensual zafra, el caderamen, masa con masa, exprime ritmos, suda que sangra,

por Luis Palés Matos li.tsrRACioNEs DE Rafaei. TufiSo
[6]

y la molienda culmina en danza.

Por la encendida calle antillana va Tembandumba de la Quimbamba

Flor de Tórtola, rosa de Uganda, por ti crepitan bombas y bámbulas;

por ti en calendas desenfrenadas quema la Antilla su sangre ñáñiga.

Haití te ofrece sus calabazas; fogosos roñes te da Jamaica; Cuba te dice: ¡dale, mulata!

Y Puerto Rico: ¡mclao, melamba!

¡Sús, mis cocoles de negras caras!

Tronad, tambores; vibrad, maracas. Por la encendida calle antillana

rumba, macumba, candombe, bámbulava Tembandumba de la Quimbamba.

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Ii.uyriiACio.Nh:^ de Torrís MartiNO [8]

RIO GRANDE DE LOIZA

por Julia de Burgos

¡Río Grande de Loíza!... Alárgate en mi espíritu y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos para buscar la fuente que te robó de niño y en un ímpetu loco te devolvió al sendero.

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[9]

Enróscate en mis labios y deja que te beba para sentirte mío por un breve momento, y esconderte del mundo y en ti mismo eseonderte, y oír voces de asombro en la boca del viento.

Apéate un instante del lomo de la tierra, y busca de mis ansias el íntimo secreto; confúndete.en el vuelo de mi ave fantasía, y dejame una rosa de agua en mis ensueños.

¡Río Grande de Loíza! ... Mi manantial, mi río, desde que alzóme al mundo el pétalo materno, contigo se bajaron desde las rudas cuestas, a buscar nuevos surcos, mis pálidos anhelos; y mi niñez fue toda un poema en el río, y un no en el poema de mis primeros sueños.

Llegó la adolescencia. Me sorprendió la vida prendida en lo más ancho de tu viajar eterno; y fui tuya mil veces, y en un bello romance me despertaste el alma y me besaste el cuerpo.

¿Adónde te llevaste las aguas que bañaron mis formas, en espiga de sol recién abierto?

I Quién sabe en qué remoto país mediterráneo algún fauno en la playa me estará poseyendo!

I Quién sabe en qué aguacero de qué tierra lejana me estaré derramando para abrir surcos nuevos; o SI me

¡i acaso, cansada de morder corazones estaré congelando en cristales de hielo!

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¡Río Grande de Loíza! ... Azul. Moreno. Rojo. Espejo azul, caído pedazo azul de cielo; desnuda carne blanca que se te vuelve negra cada vez que la noche se te mete en el lecho; roja franja de sangre, cuando bajo la lluvia a torrentes su barro te vomitan los cerros.

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[11]

Río hombre, pero hombre con pureza de río, porque das tu azul alma cuando das tu azul beso.

Ivluy señor río mío. Río hombre. Unico hombre que ha besado en mi alma.al besar en mi cuerpo.

¡Río Grande de Loíza! ... Rio grande. Llanto grande. El más grande de todos nuestros llantos isleños, si no fuera más grande el que de mí se sale por los oju® alma para mi esclavo pueblo.

[12]

LA DECIMA CRIOLLA

La décima criolla — puntal del continente, puntal de lo indohispano — de espíritus se llena. Autóctona, calada de lo nativo, hirvicnte, se impone en nuestra zona de planta, mar y arena.

Propio es su contenido, propio es su continente. La décima es caliente, la décima es morena.

Si el gato le da uña, le otorga el perro diente. Punzada por el tiple, la décima resuena.

Al cuerpo, que es flexible, la gracia se te anuda. Pica si se sazona, quema si se desnuda.

Pegando o requiriendo, la décima es de brios.

Son ácidos y dulces los jugos que ella entraña;,

y, en mi pais vestido de coco, bambú y cana, la décima establece su imperio en los bobios.

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Torres Martino

iLUSTRAaONES DE CaRI.OS MaUCHAL

PARENTESIS

Dichoso aquel que no ha visto MAS RIO QUE EL DE SU PATRIA.

Tras diez años de luchas incesantes quiero vagar, como antes, junto a la margen del humilde río que tantas veces ofreció a mis penas la paz de sus arenas y la quietud de su ribazo umbrío.

Corren aquí, cual líquidos cristales, otras linfas iguales a las que vi correr hora por hora; en su murmullo lánguido y doliente, el espíritu siente toda una juventud que pasa y llora.

Yergue sus ramas el laurel añejo que en el móvil espejo de las aguas refleja su verdura

(% Wá'ñ
[14]

y los cactus de flores amarillas

ocultan las orillas •a modo de silvestre colgadura.

De las cercanas frondas en un hueco se esconde el tronco seco en cjue, al rumor de la corriente leda, daban impulso a mi ariibición temprana las odas de Quintana y los nerviosos cantos de Espronceda.

Nada se altera en el rincón querido; hasta el leve ruido que mis ensueños arrulló, persiste: es el mismo paisaje; no varía; lo encuentro como el día en que le dije adiós convulso y triste.

En cambio, de mí propio, ¿qué me resta?

Al subir la agria cuesta rodó de mis quimeras el bagaje, y, aunque huello con ímpetu el camino, errante beduino, tardo en llegar al término del viaje.

Arriba, lo ideal: foco de lumbre que irradia en la alta cumbre sobre los mundos su calor eterno; abajo, lo real: nébula oscura

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que tiene la negrura de la noche y los fríos del iin lerno.

V en la pendiente yo; fuerza que atan/a; \dluntad que se lanza; alma que busca la \crdad perdida y se sumerg<' en la penumbra densa para sentir la intensa xibración del esfuerzo y de la \ida.

¿Adonde voy? Que el por\enir responda. La sima es negra y honda; pero es la abrupta cima ingente y clara. Soy de los que en la liza perseseran, y sin temblar esperan la gloria o el peligro cara a cara.

Mi mu.sa altiva, que el placer rehusa, fué la trágica musa contra todos los dogmas insurrecta: armada con el yambo deslumbrante marchó siempre atlelante y, entre cien líneas, eligió la recta.

Nunca en el lodo de pasiones malas mi inspiración sus alas quiso plegar; en la batalla ruda un triple empuje a conff)rtarme \icnr: mi aliento me sostiene; mi fe me .salva; mi intención me escuda.

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Entre tanto aquí están mi soto umbrío; la margen de mí río; el tronco entre la fronda abandonado; el laurel verdinegro y la corrirnte que surgen de repente

Cfimo imágenes \'¡\as del pasado.

Cuando ansio la calma y el repr),s-i y, al azar, silencioso en esta muda soledad me pierdo sin que el bullicio mundanal me estorbe ¡cómo mi ser absorbe el balsámico aroma del recuerdo!

Mis creencias, mis dudas, mis amorc.;; las no olvidadas flores que fui dejando en pos, lacias y mustias; las tumultuosas esperanzas mías; mis locas alegrías y el inmen.so caudal de mis angustias;

algo que dura en mi: caduca historia que puebla la memoria y evoco a \ eces, si en tristezas \ i\o, para que agite mi organismo inquieto con su influjo secreto a manera de suave reactiso.

[17]

¡Adiós, orilla plácida y amena en cuya paz serena respiro de otro ambiente la frescura! ¡Adiós, remanso que en tu fondo guardas las visiones gallardas de mi primera edad dichosa y pura!

Vuelo a buscar más anchos horizontes: la cuenca de tus montes me oprime como un cerco de granito; vuelo a encontrar más amplias perspectivas. tus ondas fugitivas no sacian ya mi sed de lo infinito.

La vejez llega; la existencia es corta. Si mi destino aborta y torno a demandar calma y olvido ¿reservarás en tus riberas pías el sitio que solías a la altivez estoica del vencido?

No caeré; mas si caigo, entre el estruendo rodaré .bendiciendo la causa en que fundí mi vida entera; vuelta siempre la faz a mi pasado y, como buen soldado, em uelto en un jirón de mi bandera.

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EN LA BRECHA

A UN PERSEGUIDO

por José de Diego

¡Ah, desgraciado si el dolor te abate, si el cansancio tus miembros entumece:

Haz como el árbol seco: reverdece; y como el germen enterrado: ¡late!

Resurge, alienta, grita, anda, combate, \ibra, ondula, retruena, resplandece.• ■

Haz eomo el río con la lluvia: ¡crece!

y como el mar contra la roca: ¡bate!

De la tormenta al iracundo empuje, no has de balar, como el cordero triste, sino rugir, eomo la fiera ruge.

¡Levántate! ¡revuélvete!

Haz como el toro acorralado: ¡muge!

O como el toro que no muge: ¡¡embiste!!

[19]
MAUCHAL

INSOMNIO por Síinliaíio Viciarte

No hay brisa: el purpurino sol ardiente del sofocante estío, ' en rayos quiebra su orgullosa frente que el suelo abrasan con su poderío.

¡Siento calor! Me rueda la cabeza.

¡Qué ambiente tan pesado!

¡Oh! Tengo sed, mi amor, la fiebre empieza a deiorar mi cerebro cansado.

;Ah! ¡Qué fuego! Esta fiebre me sofoca.

Tengo miedo, mi bien. Fantasmas mil en algazara loca torios asaltan mi abatida sien.

¿Qué quieren esas sombras a mi lado, ese cortejo umbrío que en confuso tropel desordenado \iene a turbar el pensamiento mío?

121]

Huyamos, blanca paloma, de este fantástico suelo para elevar nuestro vuelo a otra región más feliz.

Sí, huyamos, bello lucero, de este zenit tan nublado; que otro zenit encantado hay, do podamos lucir.

¿Ves.? La tarde es muy serena. La luz está agonizando. Y el horizonte esperando hambriento el último sol.

Oye: el pájaro ya canta sus postrimeros amores. Y cierran las gayas flores su casto broche de amor. Presto morirá el crepúsculo .. , Ya la noche se aproxima. Y del monte por la cima alza la luna su faz.

Ven, amor mío, y partamos, que una barca encontraremos do al empuje bogaremos que la brisa nos dará.

Mira, del céfiro en alas volará nuestra barquilla, dividiendo con su quilla las olas del vasto mar.

Y unidos en tierno abrazo, yo iré mil trovas cantando; mientras tú vayas jugando del agua con el cristal.

¡Qué bello será, mi bien, ir en popa, sin pesares, al son de lindos cantares que recuerden nuestro ayer!

¡Qué bello .será en la noche ver la luna y las estrellas dibujar sus luces bellas en nuestro alegre batel!

Ven, palomita, y marchemos de otro nido a disfrutar. No tengas miedo del mar; tú eres sirena de amor.

Y el mar ama las sirenas, pues en sus bellas honduras habitan sílfides puras como la lumbre del sol.

[23]

II

Boguemos, boguemos al son ele los remos. La noche convida. ¡Qué bella es la vicia que corre en el mar! El aura ligera, \eloz, placentera, nos va susurrando, meciendo, empujando la barca fugaz.

¡Qué plácida calma! Gozando va el alma, i La luna y estrellas qué luces tan bellas derraman aquí!

Boguemos, bien mío, que en dulce desvío tranquilo, halagüeño, vendrá presto el sueño con ala sutil.

No tengas recelo, azul está el cielo, i La noche es tan pura! ¡Oh! Todo me augura fortuna y placer.

Mañana, hechicera, la lumbre primera del sol en oriente te hará \ cr riente fantástico edén.

!/.

Boguemos, boguemos, al sou (le los remos, í* La noche com ida, ^ ¡qué hermosa es la sida, la sida del mar! III

Se acerca la mañana; rompe el alba. Su lu/. de rosa por oriente brilla. Drs|)ierta, dulce bien, que pronto v .sais-a otro puerto será nuestra barquilla.

Auras de amor, que pacíficas del mar las ondas besáis, senid con lisianas ráfagas nuestra esperan/a a arrullar.

Venid, amorosos céfiros que la flor enamoráis, y con suestras alas plácidas nuc.stra piragua empujad.

¡.Soplad!

Despierta ya, alma mía, el tiempo as anza, y al a.somar su di.sco el .sol dorado verás cual .se dibuja en lontananza serde gigante de metal preñado.

Verás cabe su plante orgttilecida de flores un fantástico pensil, donde rico de luz, amor y vida ostenta .sus primores el abril.

Y verás más allá, cuando \elera se \aya nuestra barca aproximando, ' una peña blancuzca y altanera que está del mar en brazos dormitandtr

¡Ah! ¡Qué placer allí disfrutaremos!

Me mata el ansia: un siglo es cada hora. ¡Cuánto tarda ese sol! Mi bien, boguemos, que ya la luz se extingue de la aurora.

Boguemos, si, ¡qué hermosa es la alborada!

¡Qué bello, ¿no es verdad?, el océano con su limpio azul!¡Oh! Canta inspirada una canción al mundo americano.

Mas, no, calla... ¿ Columbras a lo lejos una luz amarilla, un globo ardiente que brota de la mar en mil reflejos?

Pues. es él que .se anuncia por oriente.

El es, si, si: ya estamos, mi paloma. Es el Sol. ¿No distingues con su brillo aquel gigante que en el agua asoma?

Pues se llama el gigante aquel: Luquillo.

¿ Y ves allí, cabe su planta umbría fantástico jardín de flores rico, donde vive el abril sirena mía?

Pues el jardín se llama: Puerto Rico.

Cerca está el puerto. ¿Ves la peña aquella que está del mar en brazos reposando, vestida de castillos, rica, bella. ?

Pues es ... ¡Poder de Dios, si estoy soñando

ANGUSTIA

A Manuel García Cabrera

A veces soy tan lejos, lejos de todo esto. A nada'me acomodo, en nada me recuesto. Las palmas, los coquies son sonido, paisaje... yo siempre estoy ausente, yo siempre estoy de viaje.

En vano es que mi alma se incendie con afanes y se prenda a los rojos potentes flamboyanes, ni que por los caminos se me fugue el anhelo... para topar de pronto la montaña y ^ cielo.

Ilustraciones de A. Arana

[27]

...Y el andrajo de pajas del pobre caserío, y el andrajo de gentes y el escuálido río, y los pueblos cuadrados con la iglesia en el centro y el cementerio junto; estanques muertos dentro del perenne bullir y saltar de las olas, perenne ante mi álmá impaciente y a solas. Por doquiera que voy, por doquiera que vaya, en el vaho soporoso de mestizo y quincalla. • • La misma semimuerta vida del pueblo atado por el mar implacable, de costado a costado - ■ ■

...(Y el hombre de la csquiha, ojitorvo y moreno, que no mira a mis ojos y que mira a mi seno, que ma.sculla entre dientes una frase la.sciva cuando paso a su lado desdeñosa y altiva. • •)

[28]

¡Y a veces soy tan de ellos y son ellos tan míos!

¡Las palmas, los coquies, el monte, los bohíos... i ¡El escuálido río, que es como mis hazañas, cintajo de rumores encerrado en montañas!

¡V mi amor en tinieblas, sollozando escondido, como un triste y oculto coquí despavorido!

|Y el mar, perenne mar, que me exalta y me abate, que es como el corazón, en un late que late perdido en el vacío, y oído, tan oído, que ya no sé qué lleva ni sé lo que ha traído...!

...(Y el hombre de la esquina, ojitorvo y moreno..

¡Ah, qué sienes viriles exaltará mi seno, que no torne cenizas la llamarada esquiva que encendiera en mi cuerpo su mirada lasciva...!)

"v.,„ [29]

A PUERTO RICO

Ausencia

por José Gautier Benitez Puerto Rico, patria nua, la de blancos almenares, la de los verdes palmares, la de la extensa bahía;

¡Qué hermosa estás en las brumas del mar que tu playa azota, como una blanca gaviota dormida entre las espumas!

En vano, patria, sin calma, muy lejos de ti, suspiro; yo siempre, siempre te miro con los ojos de mi alma;

En vano me trajo Dios a un suelo extraño y distante; en vano está el mar de Atlante interpuesto entre los dos;

En vano se alzan los montes con su manto de neblina; en vano pardas colinas me cierran los horizontes;

[30]

Con un cariño profundo en ti la mirada fijo: ¡para el amor de tu hijo no hay distancias en el mundo!

Y brotas a mi deseo como espléndido miraje,

Ilustraciones de Augusto Marín [31]

ornada con el ropaje del amor con que te veo. Te miro, sí, placentera, de la isla separada, como una barquilla anclada muy cerca de la ribera.

Do el viento sobre las olas te lleva en son lastimero del errante marinero las sentidas barcarolas;

Y céfiros voladores que bajan de tus montañas, los murmullos de tus cañas, los perfumes de tus flores. El mar te guarda, te encierra en un círculo anchuroso, y es que el mar está celoso del cariño de la tierra;

Y yo, patria, que te quiero, yo que por tu amor deliro, que lejos de ti suspiro, que lejos de ti me muero.

[32]

Tengo celos del que mira tus alboradas serenas, del que pisa tus arenas, del que tu aliento respira.

Tú das vida a la doncella que inspira mi frenesí, a ella la quiero por ti, y a tí te quiero por ella.

Ella es la perla brillante, en tus entrañas formada, tú, la concha nacarada que guarda la perla amante.

[33]

Es paloma, que en la loma lanza su arrullo sentido, y tú, patria, eres el nido donde duerme la paloma.

Si yo te vi indiferente, si mi amor no te decia, ¡jay patria, yo no sabía lo que es llorar ausente!!

Mas hoy que te ven mis ojos de tu mar entre las brumas, como una ciudad de espumas forjada por mis antojos;

Hoy que ya sé lo que \ales, hija del sol y del tiento, que helarse mi sangre siento con las brisas invernales;

Hoy diera, en la tierra hispana, el oro que el mundo encierra, por un puñado de tierra de mi tierra americana.

[34]

A CUBA

por Lola Rodríguez de Tió

¡Cuba, Cuba, a tu ribera

llego triste y desolada, al dejar la patria amada donde vi la luz primera!

¡Sacude el ala ligera la radiante inspiración, responde mi corazón en nobles afectos rico, la hija de Puerto Rico lanza al viento su canción!

Mas las nieblas del olvido no han de empañar los reflejos del hogar que miro lejos

Ilustraciones de S. Sánchez
[35]

tras de los mares perdido ... Si ausente lloro mi nido, otro aquí vengo a formar, y ya no podré olvidar que el alma llena de anhelo, encuentra bajo este cielo aire y luz para cantar.

¿Cómo no darme calor la hermosa tierra de Tula donde el horizonte azula y da a los campos color?

¿Cómo no encontrar amor, para colmar el poeta las ansias de su alma inquieta aquí, donde esplende el arte y en abundancia reparte las tintas de su paleta?

[36]

¡Noble pléyade cubana que entre sombras centellea! ¡Dulce musa de Zenea, flor que se agostó tempranal Tras de la estela lejana mi inspiración adivina la figura de Cortina que con acento vibrante, dice a la patria ¡adelante! no te detengas: ¡caminal...

Yo no me siento extranjera: bajo este cielo cubano cada ser es un hermano que en mi corazón impera. Si el cariño por do quiera \'oy encontrando a mi paso, ¿puedo imaginar acaso que el sol no me dé en ofrenda un rayo de luz que encienda los celajes de mi ocaso?

IVuestros dioses tutelares han de ser también los miosl

[37]

Vuestras palmas, vuestros ríos repetirán mis cantares...

Culto rindo a estos hogares donde ni estorba ni aterra el duro brazo que cierra del hombre los horizontes...

¡Yo cantaré en estos montes como cantaba en mi tierral

Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas; reciben flores o balas sobre un mismo corazón.

¡Qué mucho si en la ilusión que mil tintes arrebola sueña la musa de Lola con ferviente fantasía de esta tierra y de la mía hacer una patria sola!

Le basta al ave una rama para formar blando lecho; bajo su rústico techo jes dichosa porque ama!

[38]

Todo el que en amor se inflama calma en breve su hondo anhelo; y yo plegando mi vuelo, como el ave en la enramada, ¡canto feliz, Cuba amada, tu mar, tu campo y tu cielo!

[39]

LOS AUTORES

Santiago Vidarte (1827-1848). Nace en Yabucoa con el nom bre de José Santiago Rodríguez y Cintrón; adoptó el apellido de su protector Rafael Vidarte. Publicó en el Album Puertorri queño y el Cancionero de Borinquen.

Lola Rodríguez de Tió (1843-1924). Nace en San Germán. Publicó Mis Cantares (1876). Claros y nieblas (1885) y Mi libro de Cuba (1893). Muere en Cuba.

José Gautier Benítez (1851-1880). Hijo de Alejandrina Benítez. Elzaburu, con quien fundó la Revista Puertorriqueña, pu blicó sus poesías póstumamente. Muere en San Juan.

Luis Muñoz Rivera (1859-1916). Nace en Barranquitas. Poeta, político y periodista. Fundó el Diario de Puerto Rico, The Puerto Rico Herald y La Democracia. En 1902 publica Tro picales.

José de Diego (1866-1918). Nace en Aguadilla. Político y poeta. Publicó Pomarrosos (1904); Jovillos (1916); Cantos de rebeldía (1916). Cantos de pitirre (1950) es obra póstuma.

Luis Lloréns Torres (1878-1944). Nace en Juana Díaz. Pu blicó Al pie del Alhambra (1899); Sonetos sinfónicos (1914); Vo ces de la campana mayor (1935); Alturas de América (1940). Fundó la Revista de las Antillas.

Evaristo Ribera Chevremont. Nace en San Juan en 1896. En 1960 la Universidad de Puerto Rico publica su Antología Poé tica. Luego ha publicado: Inefable orilla; Memorial de arena; Punto final; El semblante; Principio de canto, Luis Palés Matos (1899-1959). Nace en Guayama. Publicó Azaleas (1915) y Tun Tun de Pasa y Grifería (1937). En 1957 la Universidad publica su Poesía.

Clara Lair. Seudónimo de Mercedes Negrón Muñoz. Nace en Barranquitas. Ha publicado Arras de cristal (1937) y Trópico amargo (1950)

Julia de Burgos (1917-1953). Nace en Carolina. Publicó Poema en veinte surcos (1938); Canción de la verdad sencilla (1939). Obras póstumas: El mar y tú (1954); Obra completa (1961). Muere trágicamente en Nueva York.

[40]

f]STE FOLLETO cs el segundo de la serie Libros del Pueblo que publica el Instituto de Cultura Puertorriqueña. El primer folleto fue Fiestas y Costumbres de Puerto Rico, del cual se hizo una edición de 50,000 ejemplares. La próxima publicación será una antología de cuentos por autores puertorriqueños contemporáneos. Luego se prepararán otras sobre las islas del Caribe, el arte puertorriqueño y otros temas de interés ge neral. Si usted desea adquirir estos folletos la mayor parte de los cuales serán repartidos en las escuelas superiores de la Isla— puede so licitarlos en el Centro Cultural de su pueblo o en las oficinas del Instituto en San Juan.

Impmo «n P«wto Bico peí Tuimn ciuncos intímhuicuios. irc.

Libros del Pueblo

Este iolleto forma parte de la serí Libros del Pueblo que publica el* U'Instituto de Cultura Puertorriqueña, jLa serie, de un carácter aun más difusivo que la Serie Popular del Ins í. tituto, se reparte gratuitamente, en ''forma de folletos, monografías sobre temas de interés general y trabajos i| de literatos puertorriqueños del pasado y del presente. Estos folletos ayudarán al lector a iniciarse en la lectura de ^ las mejores obras literarias de Puerto Rico y a adquirir conocimientos de a ■•historia, las artes y las ciencias.

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