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= LAS MANOS DE LA HERMANA n
Manos blancas manos bellas, manos tersas. Como ellas tan hermosas y hacendosas, no las ví nunca jamás
¿Qué guardáis, plácidas manos? Paz y bien: Buenos hermanos. Un tesoro con el oro que reparten del amor en tal joyero mi aterido corazón
¿Quién gozó vuestro consuelo! si el miraros abre un cielo á mi pena ¡Oh, cadena poderosa del que nunca os tocó!
Si por ellasel ateo confundido dice: Creo. Los crist:anos, qué diremos. bellas manos. Si parecen las de Dios
Manos sartas de olor místico, como el pan blanco eucarístico.
Cuál revive quien percibe vuestra flor de santidad
Manos puras, si mis ojos, va sin luz, ruines despojos de la muerte, me cerrárais. No despierte vo en lo eterno á tal placer para eterna dicha mía, F- Lórez Sixemez
Entre ellas bien pondría,
Femenina
Guapísima, iguapísima! ¿Sus ojos? Mares de luz dende brillaba el cielo ¿Tenebroso el boscaje de su pelo? Como noche de fúnebres enojos
Sus labios eran gruesos y muy rojos, y en su tez de intocado terciopelo alba y capuz se aunaron en un rielo para dar á las návades sonrajos.
Cuanto así fué sensata. ó necia, ú loca, en sus arranques de amoroso exceso, lo ingnoro: solo sé que de su boca el clavel de coral y de ambrosia, nido del ave incorporal del beso, de más de un hombre |l:. ventura hacía
Escudero Miranda
El arbolillo
Suelen sembrarlo con amor materno dentro de un receptáculo, construido para que crezca en él saro y erguido y le proteja del helado invicrno
El tiempo avanza en su rodar eterno, llegando áser, al fin, árbol garrido, del que en fruto la flor se ha convertido dulce en sabores y en aromas tierno
¡Ah' si á la humanidad desde pequeña la prestara amoroso el que la enseña para su desarrollo un guía seguro,
Como el árbol el hombre crecería v de amor y virtud, en el futuro opimo fruto en su existir daría
La visica del Duke de Connaught.
Por segunda vez, Nueva York, la ciudad prin- cesa, cortijado por los reyes del oro y de la in- Austria, ha ofrendadco la bienvenida á su alteza real, Principe Arturo Guillermo Patricio Alberto, Duxs de Connaught, y Gobernador General de Canadá
Indudablemen, el duke, acariciando aún el re- cuerdo de su primer visita, efectuada en época del Presidente Grant, habrá contemplado la ciu- dad, siempre bella, vertiginosa y deslumbrante, aun bajo el conopial brumoso del invierno, cuyos hálitos fríos han dejado las arboledas sin hojas, los jardines sin flures y sin rumor los surtidores de sus fuentes públicas La ufanía primaveral resolviéndose, for una degradacCión creciente de mátices en las vibraciones calcinantes del estío, y éstas, ásu vez, en los tonos melancólicos de otoño, hanse desvanecido á impulsos precursores del invierno, como dulces melodías de vida juve- ml y dichosa que la muerte lentamente apagara.
Pero en Nueva York queda siempre, como atractivo perenne de toda estación, el recial pro- digioso de su - actividad: palpitación robusta de vida febril de progreso, silozada por una múlt:- Ple variedad de goces y esparcimientos espiri- tuales.
Por esto dije que el duke la contemplaría siem- pre bella: si ya no lo indicara el que á veces, abindonando á sus compañeros, discurrierra, de
Buena medida
El representante Slayden ha presentado una resclución prohibiendo el que.el Presidente pueda ser elegido por un tercer término.
Si- tenemos en cuenta lo mucho que se están aficionando á las reelecciones los presidentes de los Estados Unidos, se comprenderá facilmente la necesidad de esta resolución.
Si los dejan, al bPaso que van no tardarán en creerse presidentes vitalicios.
Qué poco se parecen á Washington los presi- dentés de ahora.
Ni el eso de lareelerción.
= ncógmito y «a solas, por ias vías animadas lacia los parkes nevosos y desiertos, cuál si uscara punto convenmiente de visualidad contemplativa.
Yevocadora, acaso; pues, quién duda que ex. citado su espírítu por las nuevas emociones, sur- gieran á la fantasía en vario desfile de película. las sensaciones de su primer visita, hecha en juven- tud plena?.. Una á una, ligeras y riéntes, teñi- das algunas de intenso matiz aristocrático: otras con puntos rojos Ce voluptuosidad juvenil derro- chada en escapes furtivos á los arrabales abiga- rrados y -pintorescos. Aun China-toron. Porque el barrio chino tendrá, sinduda, aspectos trágicos de almas amarillas: pero ofrece, á intervalos. bajo el reficio débil de sus farolillos de papel, la silueta de alguna americana de liviano vivir que tendida sobre un diván. hilvana ensueños de opio Se dice que el egregio tío de Eduardo séptimo. no pensaba visitar al Presidente Tati, quien, á su vez, manifestó no sufrir preocupación por ello Pero el Gobierno de Inglaterra intimó al duke la conveniencia de dichoacto, requerido no ya sóio porsu rango nobiliario, sino también por. serle imposible despojarse, aun á pesar suvyo, de todo carácter oficial.
Quieras que no, el duke hubo de acceder, siendo oficialmente recibido por un miembro de la Casa Blanca; conducido á ésta al són de marciales toques de corneta ásu rango adecuados, flankeada su elegante limousine por oficiales de Caballería: y, tras solemne presentación al Presidente, brin dado con té, emparedados y otros manjares ame- nizados por la charla selecta y aristocrática del elemento fenenino de la Casa Blanca.
RAFAEL R- RIVERA Y ZAYAS
Triunfo de Mitians
El ilustrado cura párroco de Salin fado en su empresa. as ha triun-
Se propuso dotar á la simpática población de una iglesia, en armonía con el progreso moder y lo que parecía un sueño, hase convertido hermosa realidad.
No solamente los santos, no, en tambien los curas hacen milagros, cuando cuentan con el cidido de sus filigreses. apovo de-
¿Qué Pues, le parece al compañero, del provecto del Comisionado? sencillamente, que tambien tendremos agricultores de trompito.
Señor Conde, pélese
Vaga por esas calles como una visión fanlástica, el conde Don Cesar Luis de Montal ban, quien recorre el mundo á pié, cuando las circunstancias mo le permiten utilizar «ctro medio de locomoción.
La idea no puede ser más original: pero creemos nosotros que para recorrer el mundo no hay necesidad de usar esa melena ni de llevar esa barba que le dan todo el aspecto de una cosa del otro mundo.
Ciudadanía Americana
A medida que pasan los días. es menes ape tecida la ciudadanía americana
Peco tedo el país, de que la ciudadanía á secas no resuelve á poco se va convenciendo nada y hasta podría darse el caso, de que em peorara nuestra situación
Con decir que ni el-Bar d :abogados am ricanos la quiere, está dicho todo