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EL JIBARO de

La Uncinariasis 'tiene su fuente principal en las plantaciones de café de Puerto Rico donde la gente descalza se contamina del suelo, y son infectadas, hasta que la vida de cada hombre, mujer y nido es marcada por un sinnúmero de reinfecciones probables, en lus nueve meses de trabaju ordinario, ciertos y continuados, durante la cosecha cuando ninguno que está descalzo puede escapar.

Lo que ocurre en las plantaciones de café acontece igualmente en las de caña y ta baco; en el cultivo de frutos; en los trabajos de camiños y en toda ocupación en que los obreros descalzus pisen la tierra mojada en la que se encuentra sembrada la semilla de la enfermedad; pero nos»tc:os estamos convecidos de que los sitios mas fuertemente infectados en la isla son aquellos destinadc s al cultivo de café.

La cogida del grano tiene lugar casi toda bajo el agua, porque la cosecha coincide, según hemos notado, con la estación de las lluvias. La mayor parte de los que á ello se dedican no Nsan zapatos, y truLajan desde el amanecer hasta que ocurece por espacio de tres meses. La tierra, constantemente, mojada debido á la espesa sombra de los cafetales, es infectada por multitud de enfermos cada día. y en condiciones tan favorables se producen infinidad de nidos de larvas vivas sobre las que los mismos ú otros trabajadores se posan.

Nuestro paciente ha sido y será principalmente el ¿ébaro (?)

El jíbaro es un tipo de hombre que merece ser bien estudiado antes de que nosotros tratemos de interesarle en que mejore su propia condición.

Muchos han escrito sobre sus virtudes; muchos sobre sus defectos; pero muy pocos; aún en Puerto Ric», han visto al través de la espesa sombra de una epidemia, al verdadero indi viduo.

La comida del jíbaro es pobre en grasas y de sustancias de difícil asimilación, siendo de origen vegetal en general. Por costumbre toma una gran cantidad de café por el cual es muy decidido.

Los principales elementos que entran en su alimentación son: arroz, bacalao y condimentos. Esto hace su comida diaria. El salario que percibe no le permite obtener cosas mejores; pero realmente, que no está al alcante de sus conocimientos ni de sus sus condiciones de vida zariar el menú, y aparece perfectamente satisfecho con su comida usual.

Entre días se obsequia con una porción de carne de cerdo de la que gusta mucho, y en sus visitas al pueblo come gran cantidad de pan.

El jíbaro rechaza la vida de los pueblos; es feliz en la suya sencilla, y huye por temperamento, de todo lo que sea una civilación mayor de la que le es propia El instintivamente construye su pequeña choza en sitios retirados, á veces en los mas inaccesibles donde se siente un agente libre, y donde todo cuanto le rodea le es de sobra conocido

El jfbaro es respetuoso y obediente, temeroso de la ley y nunca descontento de sus superiores: es generoso y devoto de su famlia y amigos.

Si en verdad existe alguna diferencia entre' el verdadero jíbaro y las demás clases en Puerto Rico, también es cierto que nó hay masonería más- fuerte que la que une esos campesinos en esta isla. Atados por íntimos lazos de amistad, tienen otro más estrecto aún que es el que le confiere el título de compadre. Ellos comparten sus mútuos sufrimientes y se protegen entre sí como si pertenecieran á una misma familia. Es verdaderamente maravillcso ver con que espontaneidad y abnegación un pobre niño huérfano ó una viuda con hijos es amparada en cualquiera de las pobres chozas de sus vecinos, donde se le-prodigan los cuidados necesarios para las atenciones de su vida.

El jíbaro es en extremo supersticioso, y se impresiona fácilmente por la dercrifción de un fenómeno sobrenatural que él no pueda entender. Mientras más fuera de su alcance intelectual está su explicación, más le interesa y gusta. De aquí que los curanderos tengan tanto ascendiente y sean tan populares entre nuestra gente de las montañas

En camtio de que el campesino carezca de conocimieto del mundo tiene una cualidad que constituye una verdadera defensa: su astucia. | en su ignorancia no se lanza: piensa en el engaño y trata de no ser víctima de lo desconocido.

Esa astucia, apesar de los grandes obstáculos en el camino de muestro trabajo «ntre ellos. ha sido lo que principalmente nos ha condvcido al éxito de conseguir traer esa gente bajo tratamiento. Ellos pronto vieron que teníamos resultados, y con un hecho capaz de sensacional prueba en nuestras manos, nos secundaron y se unieron decididamente á nosotrrs. Desde entonces ha sido nuestro amigo, y meior y más fel no podiamos encontrarlo prestándonos su completo apoyo en todas ocasiones. Él predica y anuncia nuestra nueva medicina; ha sido su más grande propagandista y en todos los casos ha tenido orgullo en explicar mejor que cualquier representante de las clases superiores como la enfermedad es contraída y como puede evitarse.

La educación transformará el jíbaro en alro mejor ó peor porque él no se encuentra satisfecho de su condición tan pronto como aprende á leer, escribir y á ver el mundo con sus propios ojos. En esta educación debe tratarse de conservar el ascendiente moral que siempre han tenido sobre éste los que él considera sus censores. La labor que se hace para enriquecer la NOTA: la-palabra jíbaro está usada en un sentido familiar y cariñoso isla debe ser digaific.da por el que lo emplea y por él mismo, de otro n: -do, el jíbaro desertará de las alturas v se ccnvertirá en un hombre vicioso de pueblo. = Mej re s casas, mejores medios de comunicación con los pueblos, lo que va siendo ya un hecho, mejor 1 imentación, educazióa que también va en progreso, m-jores hábitos de vida, especialmente los que se relacionan con los medios madernos de evitar las enfermedades, debe formar parte principal de cualquier pl adoptado para mejorar su condición. Debe tenerse presente que el progreso físico. d12 intelectual del laorador tien: indudablemente, que hacer el éxito en el desarrollo de la agricultura. De todos los hombres en Puerto Rico, es el dueño de finca ó encargado de ella. el estanciero. el que debe empezar á ayudar al jíbiro á levantarse de modo que pueda emerger de su presen:e depresión industrial.

El poco contacto que existe entre el jíbaro y las clases superiores de Puerso Rico motiva principalmente que aquel sea gan1do tan fácilmente por charlatanes para sus atenciones médicas: que carezca de la verdadera noción para proporcionarse el alimento en condiciones que sean nocivas á su salud. como tomar vegetales y frutas fuera de sasón. y que al buscar, come todo ser, el alimento del alma en la fe religiosa. caiga tan tristemente en creencias erróneas ysupersticiones. -E

El jíbaro se hi creído siempre dependiente; no se preocupa por aceptar alguna responsabilidad porque no ha tenido su vida la convicciónde que no es persona responsable -Por tanto, nosotros no podemos criticarlo porque lo encontremos sin zapatos, sabiendo quegsi los usase él sería prote «ido en contra de una peligrosa enfermedad. sin carne y maiz: sin muebles de casa y con una sola habitación para toda su familia. -

Para cambiar nuestro campesino debemos convencerle de que mejorará su condición y de que él es suficientemente inteligente para comprenderlo así, y hacer el e-fuerzo necesario, aunque el quid está en que esta tarea debe ser emprendida por aquellos hombres donde quienes él ha ido siempre por luz y esto requiere, desde luego, un trabajo fuerte y mucha perseverancia, tacto é intimo interés personal.

Por el conocimiento que tenemos con muchos de los individuos á quienes correspondería llevar esta obra á feliz término, nosotros consignaremos que no sólo son grandes hombres de negocios para conocer el beneficio que se obtendría de conseguir una clase trabajadora saludable. sino que el propio patriotismo de los agricultores puertorrigoeños y la prefunda afección que sienten por sus jíbaros, traerá, en no lejano día, este cambio que ellos, y sólo ellos, pueden realizar . l

Nosotros nos sentimos llenos de simpatías hacia este pobre obrero de la montaña, inhabilitado para ganar lo necesario á causa de su enfermedad, y al mismo tiempo de un trabajo irregular; con su mujer é hijos enfermos para quienes tiene que comprar tónico de hierro" en que emplea todo lo que ahorra y sin dinero para ropas, mucho menos para zapates; con una choza no bien protegida de la humedad del bosque en que e<tá situada,y en la que se encuentra seguramente una hamaca por todo mobilario, y lo que es peor aún, con una mísera alimentación. Y así vive dia tras día sin poseer nada, sin conocer nada del mundo fuera de su plantación Trabaja mecánicamente porque él no es el aragán que frecuentementeha sido descrito fuera de Puerto Rico; pero su vida carece de aspiraciones, no tiene otro objeto que el de existir porque otras generaciones han existido antes que él

Nosotros en nuostra experiencia podemos asegurar que al preguntar á un jiharo: ¿Por qué busca usted nuestro despacho? la repuesta casi invariable ha sido: Porque me faltan las fuerzas para seeuir trabajando Este hombre. sin embargo, ha sido la palanca que ha levantado las cuentas de banco en el país, y con un promedio de 40 por ciento de hemoglobina y dos millones v medio de glóbulos rojos por milímetro cúbico, él ha trabajado de salida á puesta de el salen las plantaciones de café de las altur:s, en las de tabaco de las faldas y en las haciendas de caña de las llanuras y costas, además de personal cooperación en otras industrias y negocios comerciales El es un bombre enfermo que merece nuestro profundo respeto, siendo acreedor á nuestra cuidadosa atención como un vital elemento en la vida¿&conómiude la: isla.

Meiorando la situación del infeliz campesino tendremos en poco tiempo, obreros devotos é incansables entre los que podremos contar amigos muy sinceros.

B. Asfiferá

Para España. La crisis del amor

La circunstancia de ocuparse uno drº!$ _' A Han embarcado para España, en viaje de tros asíduos colaboradores de la obra del amirecreo los estimados amigos, Joaquin Mendez go y compañero Perez Losada, estrénada'cóu_ simpático empleado de La Flor de Julio y- grau éxito en el Municipal, nos privande la Manuel Merino Moure, de la casa Cambeiro satisfacción de repetir en la gf6nm los. y Ca. de la plaza de Ponce. aplausos que le tributamos desde la butaca.

Le deseamosun feliz viaje y las mas gratas El director del Boietin sabe que com impresiones. partimos con él la satisfacción del triunfo ublicamos con verdadera satisfacción el re y trato de este prestigioso puertorriqueño,elemento valiosisimo del paitido republicano, cuya designación. para comisionado del partido á la convención nacional, ha sido tan combatida en estos últimos dias.

No sabemos si en la convención que se cele brará hoy saldrá derrotado ó triunfante su CAan didatura; lo eual no empece para que nosotros le hagamos justicia, por tratarse no«cl:n ente de un republicano de toda la vida y republicano de los que hacen honor al partido, sino tambien de un puertorriqueño que porsu 1alento y prestigio ha merecido siempre consideración y respeto de sus mismos adversarios que suelen. ser á veces los mas respetuc<ors.

Candidato del partido para delegado á Washington, cuando se sabía que el triunfo era imposible, candidato á la alcaldía de Ponce. cuando los unionistas triunfaban en teda la línea, dijerase que Panchito estaba condenaco á perderlas todas.

Se le presanta ahora oportunidad de ganar una y son sus correligionarios quienes lo quieren derrotar:

¡No tiene madre la política

Instantáneas.

Esta psaión que se formó en mi alma al fueg» del dolor y del martirio acabará cuando la muerte corte Vistete así...... de rojo Cual da sangre de nuestra vida el misterioso hilo' que derramó Cristo en el Calvario, para con la blancura de tu alma y el azul de tus sueños delicados, formes la hermosa tricolor bandera que viera yó en mi suelo borincano,

ESTEVA tremolar solitaria y vencedora Reforma |mpºl'tantÍ5¡ma sobre la cumbre del torreón más alto

Hemos visitado el domingo anterior, la Tu desengaño recibí;...... no quiero central telefónica de Mayagiiez y hemos queque llegues á saber si sufro ó río: dado verdaderamente sorprendidos de la re- j te devuelvo tus cartas por si quieres forma que está llevando á cabo la compañía pensar de nuevo en loque me has escrito.... elefónica de Paerto Rico, que con tanta inteligencia y celo preside nuestro buen amigo i No tengo prisa; no alzaré los ojos don Siuillunes Da 1 . para mirar tu rostro peregrino, É L Por primera vez vamos á tener en Puerto en tanto no me escribas nuevamente , . e : Rico un buen servicio telefórico, y por ello y niegues ó me afirmes lo que has dicho. merecen los que de modo tan resuelto, han

¿No sabes, pobre loca, que no puede abordado la reforma,, el aplauso de todo el z romperse de un tirón nuestro amorío? país.

Flores Criollas

LAS ¡JORAS

Para qué contar las horas de la vida cue se fué, de lo porvenir que ignoras! ¡Para qué contar-las horas!. ... ¡Para qué!

¿Cabe en la justa medida aquel iustante de amor, que perdura y no se olvida. cabe en la justa medida del dolor?

¡Vivimos del propio modo en las sombras del dormir y desligados de todo, que soñando, único modo de vivir!

Rafiela Pacheco

Del bello, jardín yaucano es la delicada flor que perfuma esta página feliz de *Vida Alegre .

Bienvenida

Para F. Salcedo Ochoa-

Entra. viejo dolor! Con rabia loca Mi corazón estruja á tus antojos. Nadie verá una lágrima en mis ojos Ni escuchará una queja de mi boca.

Soy peñón que en la mar se alza sereno Y el fuerte azote de la mar resiste: Ave que canta cuando está más triste Flor que perfuma desgarrado el seno.

Entra, viejo dolor! Ya tus traiciones No me causan asombro ni caídas; Sólo quedan abiertas tus heridas En pobres y cobardes corazones

Entra, vicjn dolor! Aunque roído, Seré condor audaz que no desmaya.

Hasta alcanzar la prometida playa.... Entra. viejo dolor! Sé bienvenido.

DAVID M. CHUMACEIRO

Al que enfermo desespera, qué importa el cierzo invernal ó el soplo de primavera, al que enfermo desespera de su mal!

Para qué contar las horas! No volverá lo que fué, y lo que ha de ser, ignoras. ¡Para qué contar las horas! - Para quél:...

FRANCISCO A. DE ICAZA

£0>D

Doña Belén Sárraga

Acompañada de su Secretario hemos te nido la 'satisfacción de saludar en esta redacción á la ilustrada escritora y notable conferencista cuyo nombre encabeza estas líneas.

La señora Sárraga, con quien departim<s extensamente, se propone dar su primera conferencia en el Teatro Municipal. el día dos de Mayo.

En tanto tenemos ocasión de apiaudirla le devolvemos su afectuoso saludo.

Al paso que vamos, no nos vá á quedar ni la insignia del partido. ¡Pobre aguiluchu!

El Caciquismo

Cuenta la fábula, y así lo afirman también los que saben las cosas del Olimpo, que un día de San Júpiter, por la mañana muy temprano, se reunieron los peces pequeños con ánimo de felicitar á su Soverano y de p:dirle un favor. FComisionaron para ello á un pececillo al parecer insign:fican'e, pero muy vivo, muy expresivo y muy elocuente. qie mpareció ante el trono de Júpiter, el cual le recibió amable y cariñoso. E p:esó el pececillo su felicitación en nombre de todos sus compañeros los demás peces pequeños, y una vez aceptada la felicitación y agradecido por Júpiter. el representante habló en estos términos

Señor, tengo que pedir un favor á usted en nombre de todos mis compañeros: somos víctimas de los peces grandes y quisieramos que usted se sirviese adoptar todas las disposiciones que fuesen necesarias para asegurar muestra vida contra esas asechanzas. Es muy justo, contestó Júpiter y ahora mismo se hará L'amó á su secretario y en el actoo dictó, supongo una R. O. imponiendo pena de muerte á todo pez grande que se comiera á un pez pequeño. Dióle muchas gracias el pececillo y se despidió del Soberano haciéndole muchas reverencias con vivos movimientos de aletas:; y cuando llegó á la puerta, se dirigió otra vez á Júpiter y le dijo: Señor, ¿y no podría usted hacerme á mi personalmente pe:z erande? ALFONSO GONZALEZ

FEDERICO era incorregible; el vicio lo atraía, lo dominaba por completo. Su for- tuna toda habíase disuelto sobre el verde ta- pete, como la sal en el agua De todo ello no le quedaba otra cosa que el amargo recuerdo de la pérdida, y el funesto empeño del desquite. Pero Federico jamás se desquitaba: si ganaba cien pesos volvía á perderlos, y si quinientos, más pronto se apresuraba á colo carlos sobre la mesa, pronunciando la maldita palabra: Juego

Pasaba las noches en claro y los días vícti- ma del remordimiento y la desesperación.

Afortunadamente, Federico tenía un ángel á su lado, y este ángel era Matilde, su esposa» mucho más joven que él, y que con él compartía las terribles consecuencias del juego.

La infeliz mujer había agotado todos los medios posibles para separar á su esposo de la triste senda en que se encontraba; pero sus esfuerzos fueron inútiles: Federico perdía todas las noches gruesas cantidades que jamás volvía á recuperar.

Una noche, contra su costumbre, Federico no había salido aun de la casa; sentado en un sillón, permanecía silencioso, taciturno y como atormentado por una cruel contrariedad. Matilde se acercó á él y poniéndole suavemente la mano sobre el hombro, le dijo: Qué tienes, Federico.....?

Nada.... contestó el joven, con tono brusco.

Pero ella no se acobardó por esto: pasóle cariñosamente el brazo por el cuello, y mi- rándolo de hito en hito, volvió á decirle: Por qué no vas á jugar....?

Porque .no tengo dinero.... contestó

Lo celebramos.

Gustavo Fort, que comosaben nuestros lectores, fué victima de un desgraciado accidente hace algunos dias, ha entrado en el perío-do de franca covalecencia.

Celebramos mucho poder dar esta noticia.

Gustavo Fort,es uno de los buenos amigos de esta casa, donde se le quiere de veras

Federico. sin atender á las dulces caricias de su esposa.

Matilde, sin abandonar su bondadosa sonrisa, dirigióse á su habiración.

Federico se quedó más taciturn> que amies, sin tratar de disimular su impaciencia

A los pocos minutos Matilde volvió á aparecer: traía un estuche muy pequeño en la man0, y acercándose á su esposo, al mismo tiempo que imprimía un beso sobre su frente, le dijo:

Toma, Federico..: ya puedes ir á jugar.

Dinero. .? exclamó el jo¿ren tú tenías dinero......?

Dinero no repuso ella peroes una cosa que lo vale y se puede vender. ;

Trae.... trae....! volvió á decir Federico, arrebatándole á su esposa el estuche de las manos

Y sin poder disimular la alegría, apretó el botoncito del resorte y el estuche se abrió.

Federico no pudo ref rimir un grito de surpresa.

Aquel estuche contenia la sortija de oro con que se habían casado, el anillo nupcial.

El infeliz bajó la cabeza por breves instantes, para después volverla á levantar. Dos gruesas lágrimas rodaban por sus pálidas mejillas. y sus ojos se encontraron con la serena faz de su esposa, que lo miraba sonriente, como en la primera noche de amor.

El joven prorrumpió en un amargo sollozo que la cariñosa Matilde no dejó terminar ahogándolo entre sus caricias y sus besos Federico no volvió á jugar.

Julio ont.

Después de una larga temporada en España acaba de llegar á Puerto Rico. donde cuenta con tantas y tan merecidas simpatías, nnestro amigo estimadísimo cuyo nombre encabeza estas líneas..

Sabe Julio Font que aq¿¡í encuentra los amigos de siei.'npfé

Por Angel Guimera. Traducido

Delante del manicomio

Se ha reunido todo el pueblo, Esperando á un pobre fraile

Que se dice perdió el seso.

Viene el carruaje volando, Se oye el fraile desde lejos: Hermanos, cuánta alegría!

Hermanos, ya no hay infierno!

Rie la gente y se alboroza

Al verle entre polvo denso, Gritar en la portezuela

Y alzar los brazos al cielo.

¡Dios perdona, Dios perdona!

Se ablandó Dios justiciero, Y al derramar una lágrima

Ha extinguido el fuego eterno!

La gente charla y se agolpa

El. carruaje pasar viendo, Dos frailes llevan al fraile

Al manicomio ya abierto.

Mas, en el portal se vuelve, El fraile y le grita al pueblo:

¡iYo lo he visto y no es mentira!

¡No hay infierno, no hay infierno!

Se hundieron sus paredones; Sólo hay frío y cenizas dentro; Lucifer está arrodillado Cantan y rezan los réprobos.

Diablos y. ángeles se juntan, Ya no hay justos ni perversos, Juato al verdugo está el mártir, Junto al judío el nazareno.

En brazos de Adán y de Eva. Abel y Caín cambian besos: Jesús ha besado á Judas -Que llora con el Maestro!. ...

Pero, los frailes por fuerza Le conducen hacía dentro, Y el portón del manicomio Cruje y se cierra gimiendo.

Al ausentarse el gentío Hay quien rie con desprecio, Y hay quien peasativo calla O se hace cruces de miedo.

Y surge del manicomio Año tras año. un lamento: iNo soy loco! Dios perdona! No hay infierno, no hay infierno!

Qe Te So Sete 7o Po Ce Ye 7ose Sececececos

De ordenanza

Cabe al puente que todos por San Antón lo nombran hallábase una dama de apariencia dudosa; sencillez en el rostro y lujo en la persona;sinuoso é inquieto seno y posteriores combas.

Un tiziano viviente, un tipo de madona.

Cabellera muy suya, tan abundante y blonda, que suelta remejara fuente de mí sabrosa.

Ojos dulces v garzos y de aguijón la boca.

Verla y quedarme ciego fueron en mi una cosa.

Acerquéme, ella estaba completamente sola, dando la pluma al viento del chambergo, que aiorsa hablaba de impaciencia de alma que no se doma Junto á un poste de vía aguardaba la hora de seguir su camino. Venus de gasa y bionda, el pecho dilataba cual amante paloma.

Percibí sutil hábito de su carne de rosa. Replegóse el vestido, apareció una bota; alcé la vista al poste por no ver ciertas cosas, y en él había una muestra, que con letras bien gordas, puesta en alto, decía: Parada obligatoria.

F. LOPEZ SANCHEZ.

20 Marzo 1912

¿Recuerdan ustedes qué buenos amigos eran estos dos animalitos?

¡Y vean en que texitura estan, por mor de un hueso tan dificil de roei como la presidencia de la República!

LA DOCENA DEL FRAILE"

No lo tomeís en broma, así es el nombre de una nueva sociedad, que la preside el amigo ]. López. Mc. Coard y de la que son Tesorero yv Secretario respectivamente Aleja ndrito Bozzo y Arturo Echevarría.

Son trece los /railes que la constituyen, de lo más escogido de nuestra sociedad, y como frailes al fin han tenido para ingresar en la misma. que jurar la vida de celibato.

En nuestro próximo número nos ocuparemos de los altos fines de esta sociedad. que como está formada por frailes y los frailes siempre se las traen....veremos en lo q. para

Cogido En Fallo

El marido. Anoche soñé que tu madre estaba muy mala.

La esposa. ¡Pícaro! Ya te senti reir du rante el sueño

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