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Situación difícil
Pascasio Fajardo Jr.
Este joven abogado puertorriqueño, ha sido nombrado recientemente, juez municipal de San Germán.
Si se tratara de un desconocido le felicitariamos; pero como se tr*ta de un amigo, nos abstenemos de felicitarlo.
San Germán es una ciudad ideal, los sangermeños la gente más simpática del mundo y de las sangermeñas mo digamos nada,
Pero si á mi me ofrecen el juzgado municipal de San Germán le doy las gracias al Goberdor y respetuosamente le digo, que vaya él á desempeñarlo, Ó que mande á San Telmo: Esto no quiere decir que el amigo Fajardo, que es de l!a familia de los que saben nadar y guardar la ropa, no triunfe en toda la lineaAsi lo deseamos.
NO RIEGUE, DON SIMON
El señor alcalde de Ponce, que aunque todos los republicaposy muchos wunionistas digan lo contrario, sabe como muchacho de playa, quiere librar áíla junta de Sanidad del taabajo, bastante engorroso por cierto, de regar las calles de Ponce y pide que ese servicio pase al municipio, Pero el doctor Lippit, que también sabe mas que Lepe. exclamó al saber la noticia: no riegue, don Simón, Y las cosas quedaron como estaban.
¿Cómo demomnio le digo á don Vicente, que también asisti á las conferencias de la Sárraga?
TK
¿QUIEN ES DIOS?
Para mis heJmanitos José Antonio é Airám
STA pregúnta me hacía á mí mismo la tra tarde en no interrumpid> monólogo mientras distraía la vista persiguiendo con ella el nadar cauteloso de un hermoso cisne sobre la superficie azogada de del lago que retrataba en su margen límpida y cristalina ancho cinturón de árboles, cimbreados levemente á impulsos de refrescante brisa.
¿Quién es Dios? ¿quién será ese ser enigmático que nos hace meditar é instintivamente buscarle en nuestro derredor?
Así me interrogaba sumido en un semi sueño, en ese sopor embriagante que nos trasporta agradablemente en aras de lo desconocido cuando he aquí que un lagartijito, saltando de entre la yerba. dando un nervioso brinco viene á caer muy cerca de mí. Al ver aquel animalucho de color desagradable, vizcoso, y de formas repulsivas, sentí deseos de matarle: acompañando la acciónal pensamiento, impul sivo y rápido, empuñé una piedra y sin meditarlo aplasté al pobre reptil.
Luego, volví á mi arrobamiento, de nuevo comencé mi interrumpida y sublime tarea de meditar, olvidando al mísero muerto, repetí aquella pregunta cada vez más ansioso de hallar por mí mismo una respuesta satisfacroriaDe pronto sentí, invencible tristeza que me embargaba; siento mi vista imperceptiblemente atraida hacia el cadáver triturado bajo e peso de aquella piedra, y hé aquí que la ma. yor de las angustias se apodera de mi corazón; sentí correr por mis mejillas algo tibio que nublaba mis pupilas haciénMlose entonces para mí cada vez más opaco el bellís¡imo paísaje que la Naturaleza luciera ante mi vista:
Sinfonía de Mayo
(Para M. García Mendez) inconscientemente, guiada mi mano por otra, oculta, pero mucho más poderosa, principié á escribir en el margen de un libro que antes leía, lo siguiente:
En Mayo azul.. Doquiera lampos, ritmos, aromas y vuelos de polomas. ...
¡Oh. gloria! Oh, Primavera!....
La alma luz mensajera sus gamas polícromas prendiendo por las lomas.... Mirajes de quimera!....
De azahares nevados los bosques constelados; azul ¡azul! la esfera.
Por los nativos campos aromas, ritmos. lampos.... Oh, Mayo! ¡Oh, Primavera!
«Dios, es alguien que tú no puedes ver: tan solo lo presentirás; ese ser soy yo; el que te dicta estas líneas, el que te ama y se te dá á conocer porque es preciso que así sea. Debo decirte que <Dios» es solamente un pseudónimo con que me denominan los hombres: mi nombre es conciencia. Para castigar el daño que has hecho á ese pobre é indefensa criatura hija también de mi Naturaleza y digna de mi protección voy á poner en tu corazón una gota de arrepentimiento; para ello te ordeno amorosamente que no vuelvas á hacerlo y que repares tu daño protejiendo á todos en honor á mi, aún con más preferenciaá los débiles, como lo son esos índefensos que á nadie causan daño y tienen tanto derecho como tu á la vida: más, tampoco olvides quien soy: me llamo Conciencia»
Créeme lector: al repasar esas líneas autográficas reviven en mi memoria los recuerdos de aquel infeliz animalucho muerto despiadamente por mí y me entristece el recuerdo de lo que debió sufrir al sentirse aplastado por un peso enorme como el de la piedra, relativamente comparado con el tamaño y debilidad de su cuerpo. Siento en mi interior una voz más significativa, la voz de la Conciencia, y estoy arrepentido.
Ya puedo decir que he conocido á Dios.
PASCASIO M. GAUTIER.
En Mayo.... La parlera banda alada, en la umbría su gárrula armonía cantando.... ¡Oh, Primavera!
Del aura en la palmera la vaga melodía; y el esplendor del día bajo la azul esfera....
Como salmos de amores, exultantes rumores. ... Rosas, rosas doquiera....
De azul el alma henchida....
¡Oh, la Ilusión! ¡Oh, vida!
¡Oh, Mayo! ¡Oh, Primavera!
v. RODRIGUEZ RIVERA
¿Qué quieres que yo haga?
pPero ¿o has visto como ha nombrado un secretario el juzgado de Mayagiiez, después de habernos ofrecido tanto?
3Si lo he.visto. Pero ¿qué quieres que yo haga? Este Gobernador es asi.
'Tiene razon, don Miguel
Unamunu acaba de e-cribir un gran artículo lamentándose de que los españoles sean los primeros en Háblar mal de España.
Tiene razón don Miguel; pero tengo para mí que á quien mas le cae el sayo es al rector de la Universidad de Salamanca.
Y no se diga que Unamunu no conoce mas que la aldea ó el lugar en que ha nacido.
unionista para.
¿Lo ven ustedes?
Los unionistas no quieren ser menos que 'os republicaros, y se descuelgan allá por San Germán, con un manifiesto que dó el opio.
Y lo que dice el manifiesto sería lo de me- nos, que por algo se dice que el papel lo agunnta todc, lo malo está en la clase de ele mentos que firman el manifiesto.
¡Qué firmas!
¡Ya las quisiera yo para sacar un pico de la Caja de ahorros
El sentimiento de lo bello debe ser una contemplación desinteresada y solo con esta condición es bienhechor
La admiración, lejos de hacernos egoistas, nos arranca de nuestro yo y, nos extasía fuera de nosotros, eleván donos por encima de nuestra mezquina personalidad.. En eso precisamente consiste el fruto inestimable de la cultura artistica y literaria.
Admirad | firmamento, ha dicho un gran poeta.
Asi es como se vuela al El que admira no envidia, pues admite hasta con regocijo que existan hombres y cosas superiores á él Lo que para las almas bajas es un sombrío motivo de disgusto, es para él un festin de la imaginación.
La admiración conduce á la adoración: hay un principio de culto en el sentimiento exaltado que el genio, la belleza ó la fuerza nos inspiran.
X7
maravilloso en otro sitio de esta revista.
Curado radicalmente con el preparado que se anuncia
La admiración es lo que mos separa principalmente de la animalidad, dislas tinguiéndonos perfectamente de bestias.
Angeles y serafines, venid, si sabéis de amor, mos los que queráis volveros po traigáis el corazón
Ved al serafín más ángel que bajo el cielo nació.
El será fin v principio de mi pena y mi ambición.
Lieva en los ojos las redes que Cúpido nuncá usó;: quien en ellas quede preso bien dice de su prisión
Angeles y serafines, formad corro en derredor v hacedla dulce muralla. cual ella me amuralló.
Dormida está. que despierte á vuestra santa canción, como despertó mi alma la música de su voz. 19,
Angeles y serafines. besadla, que su blancor pondrá nieve en vuestros labios y fuego en el corazón.
Angeles y serafines, venid, si ignoráis amor, que ya mi pecho ignorante del sentir diera lección.
Y en la fuente de un suspiro toda su sed abrevó. para devolver en lágrimas el agua que le sobró.
Angeles y serafines. venid, si sabéis de amor, más los que queráis volveros no traigáis el corazón.
£. LOPEZ SANCHEZ Abril, 1912