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Una conferencia

Don Luis Muyoz Rivera celebró una conferencia con el Gobernador. á la cual se le concede gran importancia.

Suponemos que Mr. Colton le habrá dicho, con gran pesar, por supuesto, que le quedan pocos días de estar con nosotros.

Y don Luis, que sabe lo mucho que le debe el país á este Gobernador, se habrá afiigido muchísimo,

Se va Colton.

¡Qué desgracia!

No murió

E! asesino de Canalejas. no se suicídó, como informaron al principio los cOrresponsales.

Ya me extrañaba lo del suicidio: los asesinos vulgares no sOn capaces de tomar esas resoluciones.

Es muy raro que se suicide un criminal.

Y de la calaña del asesino de Canalejas menos.

El sucesor de 4Canalejas

El señor García Prieto. Ministro de Relaciones Exteriores, ha sido nombrado Presidente del Consejo de Ministros.

García Prieto es una gran capacidad y quizás el único que puede conjurar el conflicto que trajo la muerte de Canalejas.

García Prieto y Romanones son los mayores prestigios del part'do liberal.

El Informe de don Simón

Yo, francamente, no me lo he tirado al coleto porque es demasiado extenso y yo no leo nada latoso. Por eso desi<tí de leer los fragmentos de las vbras famosas de la Biblioteca Internacional.

Desde luego que el informe de don Simón está muy por encima de la famosa Biblioteca.

No lo leí; pero me enteré de lo más interesante. Y lo más interesante es, que después de cubiertas todas las atenciones, tiene el MuDicipio de Ponce $6189. 96 en caja, que es la demostración más elocuente de que el señor Alcalde de Ponce sab= administrar.

Y esto lo sabiamos nosotros sin necemdad del informe.

La edición de Brau

Para el número próximo, que será el dedicado á honrar la memoria de don Salvador Brau, han llegado ya á nuestra mesa de re-dacción muchos y muy valiosos trabajos. m Es una prueba más del cariño que profesaba Puerto Rico áuno de sus hijos mas ilustres-

Lo sentimos

En su residencia do Fajardo, está enfermo* de algún cuidado, nuestro muy querido amigo el doctor M. Saldaña, padre de nuestros am¡ gos estimadísimos, Sixto y Eduardo. Hacemos votos fervientes por su salud.

Tengan calma

Todavía no se sabe el resulfado de las eleccianes pasadas y ya llegan noticias de Poncede que están trabajando eu aquella ciudad para derrotar á don Simón en las próximas. No adelanten tanto los acontecimientos que de aquí á las próximas, Dios sabe lo que pasará.

Puede pasar hasta que no haya elecciones. Y no se crean los ponceños: don Simón no

- es de los peores.

Cuando se fundó la Liga Progresista de Ponce . creimos que fracasaría, como fracasan muchas cosas que no debieran fracasar.

Y un día y otro esperabamos la esquela de defunción. Pero el presidente de la Liga, quejes un caracter, secundado eficazmente por los elementos de la directiva, que son todos entusiastas, se empeñaron en que progresara la Liga Progresista y lo que nosotros creiamos que iba á ser un fracaso, va "resultando un éxito en toda la línea.

No hay que decir cuanto celebramos nosotros los triunfos de la Liga, que son los triunfos de la ciudad de Ponce.

En el nuevo local

La Habanera, que es dondese fabrican los tabacos que fuma nuestro director, ha ins- á talado sus talleres en el nuevo edificio construido expresamente en la calle nueva, cerca de la estación del ferrocarril.

Por este nuevo progreso, felicitamos á los señores Infanzón % Rodríguez.

Ahora si digo yo, como dice Barreiro que dijo la cotorra.

Todo lo contrario

Muchas veces le he oido decir á amigos mios estimadísimos. que en lo que llevamos de dominación americana se ha adelantado mucho en la americanización del país.

Nosotros entendemos que el país está cada día menos americanizado, gractas á la labor de los hermanos continentales, que como maná llouvido del cielo han caido sobre el país.

Estamos, puede decirse. en el principio de la americanización.

No esagitando la bandera americana en meetings y manifestaciones como se americaniza el pueblo de Puerto lico. Con himnos á la bandera, si á la sombra de esa bandera no hay libertad y justicia para todos, no se conquista el corazón de los puebios.

En lo que llevamos de dominación americana no se ha hecho nada por la americani zación del país.

Almanaque - Puertorriqueño

A nuestros relacionados de la lsla, suscriptores y anunciantes de nuestra Revista que nos preguntan acerca del <Almanaque Puertorriqueño> (el cual se pensó editar ennuestros talleres debemos advertirles que no tenemos ningnna relación con dicho Almanaque y que cualquiera información podrán obtenerla por su prooietario y administrador, nuestro buen amigo el galano escritor y publicista don Canrado Asenjo.

Gotas de ajenjo

¡Desventurada humanidad! ¿á dónde con tu caudal de crímenes te lanzas sin piloto, sin fé, sin esperanzas en este abismo de dolor? ¡Respónde!

Aunque tu ojo sin luz lo negro sonde no sabes por qué existe, por qné avanzas, iay! ni siquiera á comprender alcanzas lo que en tu propio corazón se esconde.

Monstruo de carne convertido en trizas; hoy montaña de hermoso fango hirviente, mañana polvo y sombras y cenizas:

Del tiempo no te extinguirá la ola, que tú como el pelícano doliente tendrás al fin que devorarte sola.

JULIO FLORES.

Rimas

Yo quisiera decirte muchas cosas, y escuchar de tus labios muchas más: pero al verte, no sé lo que me pasa que nó encuentro m:nera de empezar.

Cuántas veces, pensando en el destino que Dios me quiso deparar, oh hermosa! no he podido dormir, y á sorprenderme llegó la luz rosada de la Aurora.... Y cuantas más de veras he anhelado poseer una lira melodiosa para cantar tu gracia y tus virtudes; para tener tan envidiable gloria. ...

Si alguna vez al despertar de un sueño junto á tu lecho vés una visión, nada temas, mujer duerme tranquila, que la visión soy yo que velo mientras duermes, y me marcho antes que llegue á sorprenderme el sol. -

Oh niña hermosa. Si tu supieras cuanto te adora mi corazón; si á verlo llegas como está ardiendo entre las puras llamas de amor.... seguramente te asombrarías y jurarías, niña, por Dios, idolatrarme como te adoro;

Asi Yo Era

Como tú, flor, que tu perfume exhalas y con él enr geras los sentidos:

¡ACOMO vosotros, prados florecidos; como tú, ruiseñor de pardas alas que si das tu harmónicas escalasse extremecen eróticos los nidos, T así era yo también en tiempos idos amarme tanto como á tí yo, viendo en el cielo de nuestra dicha b brillar más bello que nunca el sol....

Al brindarme el amor su fantasía en ánfora tan rara cual preciosa, , empecé yo a entonar mi melodía.

Y harmonizando yo mi pobre prosa, vino el dolor y con alevosía mató mis sueñes de color de rosa! ....

Siento por tí tan honda simpatía, mujer encantadora, que en mis sueños te vé la mente mía más, bella que la Aurora, y con placer inmenso te daría.... mil besos én tu boca seductora.

MANUEL N. YORDAN.

Don José Canalejas

El Presidente del Consejo de Ministros español, muere, cuando entraba en 7ej - Ministerio de Gobernación, á manos de un criminal, 1 No cumplió Canalejas todas las promesas que hiciera desde la oposición; pero fué indudablemente, uno de los miristros más li- berales de la monarquía, y es su muerte, en las actuales circunstancias. una verdadera desgracia para España, que no cuenta, en los partidos monárquicos, con muchos canalejas. Era Canalejas un gallego que hizo muy poco por su tierra; pero era por su gran ta- lento y su gran prestigio, una gloria de Galicia.

Como no era muy partidario de las órdenes religiosas, quizás haya entrado en la gloria sin mayores obstácules.

Sobre la tumba del gran político, deposita ViDA ArEGRE un ramo de siemprevivas.

Cuento

Un ciego. un sordo y un calvo iban juntos de paseo cuando al dar vuelta áun camiuo paróse de pronto el ciego, diciendo á sus camaradas: YFijaos en aquel cerro, que dista de aquí dos leguas, y veréis con que denuedo luchando están, á porfía, dos combatientes en duelo; mirad, mirad como brillan las hojas de sus aceros. Quedáronse ambos mirando Por donde apuntaba elciego; mas, no distinguiendo nada; contestó el sordo al momento: Querido amigo, verdad que yo verlos, no los vev; pero oigo debidamente les chasquidos del acero. Oyó el calvo tal respuesta, y les dijo: Compañeros., no habléis más de ese asunto, que se me eriza el cabello.

José G. y Fernandez.

Lo de Santo Eomingo

Por fin se arreglaron las cosas en la la vecina República El Obispo Noell, que es un prestigio dentro y fuera del país. asume interinamente la presidedcia de la república y es de esperar que una era de paz y de progreso se inicie en Santo Domingo.

Nosotros, que sentimos por la tierra dominiaana un gran cariño, así lo deseamos sincera mente.

Nota triste

El día 11 rindió la jornada de La verdades que se han perdido los siete 1a vida en Cataño, la señora Juadistritos, que se ha perdido el delegado á Washington, y que se ha perdido también en los Estados Unidos; pero el partido va $ alante.

Trece mil votos más este año!

na Montañez y Ramirez, viuda de Lebrón, á la avanzada edad de 77 años. Descanse en paz y reciban sus deudos la sincera expresión de nuestro mas sentido pésame.

Esperanza

ANZA arriba, y á la sombra del espeso n follaje de un árbol, extendía vagamente su mirada por la- llanura inmensa, Cujyos COBtornos informes se esfuman en la lejanía.

Lánguido y reposado, sobre la tierra burda y resquebrajada. dejaba Zoito descansar su cuerpo mísero mientras que la imaginación, llevandes: el espíritu en alas del pensamiento, corría velozmente á través de los años de su vida pasada.

¡Y era esta, en verdad una cadena interminable de amarguras! La infancia, algo borrosa, sin memoria de juguete alguno, sin grandes emociones de esas que dejan á traves de los años, una nota brillante en la memoria: luego una juventud bohemia, mezquina, melancólica, falsa; juventud de viejo atropellada por la imperiosa neces¡dad de la vida..

Vagamente, como un punto que se contunde en el horizonte,se mermoraba el goce supremo que alguna vez creyó sentir anhelando lo imposible, y aquí comenzó á llorar como lloran los que saben derramar lágrimas, como saben llorar los hombres, cuando lloran....

Así, había llegado, salvando espacios confusos, á la romántica edad de los amores; todos estaban allí; la coqueta, la pérfida, la traidora, las otras incalificables: sonrientes, provocativas, deslumbrantes. de belleza, pero sin alma; amores enteros que ni aún dejado habian el rastro de un detalle.

Y con ellas, se fué la virtud arrastrada por el terrible huracan de las pasiones, sin grabar en su espíritu otra impresión que la del beso frío, la mirada empúdica, el abrazo inseguro; nada en fin, nada de lo que quiso sér....

La miseria, después. trajo los días grises, la eterna fatiga del pensamiento, la nostalgia de

Los Laureles

Dijo un laurel solterón, Por solterón egoista: Puesto que se va el artista, Ya se vá nuestro ladrón.

un tiempo siempre igual, monótono peado horriblemente pesado....

Zoito se incorporó; fija la vista en una rama_'-í : encorvada que pendía del arbol, mas baja quelas otras y sonrió misteriosamente.... Aquella sonrisa parecía querer: decir: «Oh leñosanto, redentor de la humanidad desesperada,_ S yo te saludo »

El cálido viento que soplaba de pomentehizo balanzear la rama del tronco carcomido.y producir en sus hojas el murmullo apagado de una débil protesta.

Por la llanura inmensa la vegetación, robusta y magestuosa, se presentaba imponente delante de sus ojos, con provocadores efluvios de vitalidad; los pájaros cantaban alegres; la naturaleza en pleno sonreía....

Sonrisa misteriosa que hizo vibrar en su alma, una vacilación, una duda.

Zoito se veía humillado, confundido: algo desconocido hasta entonces, iba penetrando en él: ¿era esto la fé?, tal vez; ¿la esperanza?, acaso.... Una cuerda que había entre sus manos fué lanzada con desprecio lejos de sí.sentíase fuerte ahora; iba á vivir.

La cuerda al caer, pasó rozando k verde copa de un joven romero quien, al sentirse ultra;ado cor el contacto de aquel objeto vil, lanzó como una queja, como un cuchicheo que podía traducirse asi: «Cobarde es quien se mata; los hombres deben sufrir el peso de la vida como mi devil tronco sufre el suyo». . Luego todo quedó vació en la soledad.....

Thi

Caía la tarde.

Por una senia en la lejanía, caminaba un asno, pausado, lento, metódico, llevando sobre su lomo la pesada carga del panzudo dueño.

ARTURO PERALES.

Y uu laurel que se respeta Contestó: ¿A qué nos quedamos?

¿Ya se va nuestro poeta?

- Pues nos vamos!

estituto y Dorotea habían comido R opiparamente, hasta donde lo permite un bien condimentado arroz con buruquenas y después de comprar los diarios de la tarde anterior abandonaron el barrio del Gandul y encaminaron sus andares á la ctudad, ansiosos, como buenos patriotas, de saber el resultado de las elecciones.

En el puente del agua vieron á Boricua que venía medio erizado y trataron de adquirir algunos informes.

Dígame compadre. (Boricua bautizó en sus buenos tiempos de concejal republicano á casi todos los niños del Gandul) usted que es hombre de pluma y se codea con el Gobernador ¿es verdad que hemos ganado el distrito de San Juan.

Dispénseme compadre, que no le atienda; pero comí unos cangrejos esta mañana, antes de la votación y estoy que no pnedo hacer paradas.

No lo detengas Restituto, dijo Dorotea. Quien sabe que encargo llevará del comité.

Y Boricua iba como un zumbo cuando pasó frente al Faro Psicológico.

Cuando el entusiasta matrimonio llegó á la plaza Baldorioty ya no había asientos.

Ante la perspectiva del triunfo, los sillones son un accidente sin importancia.

Vente Dorotea, dijo Restituto halando por un brazo á su consorte. Y fueron á situarse al lado de un unionista furibundo é¿Los de ustedes? dijo una vieja que no tenía donde ponerse un lazo mas unionista: los de ustedes los cantan el día del juicio por la tarde.

Triunfo de Arecibo gritó con voz de trueno un unionista de la Marina.

Y el que quedaba al lado de Restituto mirándolo con cierto, pitorreo exclamó: Come de eso pajarito.

Triuñfo de Guayama volvió á gritar el de la Marina.

Y otra vez á exclamar el vecino de Restituto come de eso pajarito.

Triunlo de ......

Vámonos Dorotea antes de que canten el nombre del puebo, para no tener que romperle el bautismo á este sinvergiienza.

¿Y cuando cantan los nuestros? preguntó Dorotea que, según parece, era también de los que soñaba con el triunfo de los tres distritos.

Vámonos Dorotea, volvió á excla= mar Restituto, vámonos de aquí que también á mí se me están alborotando las buruquenas y no quiero hacer una de las mías.

Ya que te empeñas. Pero yo no quisiera irme sin que cantaran los nuestros para darle en la cabeza á esa vieja.

Y que el día del juicio...... !

¡Jesús hombe!

L vapor avanzaba majestuoso en la solem nidad de la hora y del lugar. bajo un cielo implacable, en una mar reverberante, blanco. y gallardo como un ibis. Las olas se rompían en sus costados exhalando una canción de siesta. - En las cuerdas vibraban ensayos de sollozos ó evocacicnes de los silbos y rugidos con que la orquesta de las jarcias aterraba el espacio en las noches desgarradas por el rayo, en los días apocalípticos del océano enfurecido. Y la luciente. la convulsa, la deslumbrante ruta blanca de la estela. seme jaba un homenaje del abismo á la belleza de la nave victoriosa.

En la amplia cubierta, solitaria y silente yo leía. En las pausas, miraba el horizonte de acero, incendiado por el sol; miraba los penachos de las olas que fulgían como copos de nieve en el zafiro inflamado; miraba las cosas invisibles de la arcana vida interna fecundada por el libro.

'Un pasajero agravaba la monotonía de la ola en los flancos del buque con la monotonía de su marcha á lo largo de la amplia cubierta silente y calurosa. Grueso era él, mediana la estatura, nutrido y mal cuidadv el bigote. recio el cabello, la mirada simple, tardo el paso y ordinario el tipo. Era un francés de Argelia, Hablaba idiomas y negociaba en perlas. Caminaba, caminaba, con el ceño de un hombre preocupado.

De pronto se aproximó á mi sitio y pregunlome: qué lée? En aquel instante, yo leía á Epicteto. Cerca. sobre una silla, tenía Suetonio, Tácito, Marco Aurelio, Tucidides.... El se inclinó, y uno por uno atentamente leyó todos los títulos.

Luego dió unos pasos atrás con ademan de retirarse; se detuvo contempl'andome, se son rió con sarcasmo; y moviendo sentenciosamente la cabeza, exclamó:

Ay amigo! Y qué gana V. con eso? No hay como comprar á diez fara vender á doce!

Un tropel de sombras trágicas hizo irrup- ción en mi espíritu.... H Da

Sócrates, Catón, Jesús. Savonarola. Ricaurte; Lucrecia Carlota; sonaron liras divinas.... Musset, Carducci, Cirano; cerré los ojos y me puse á soñar....

Sobre nuestras cabezas esparcía sus maravillas un cielo imponderable. En el azul limpísimo, de infinitas luminarias prendido, laluna señoreaba triunfalmente cual una emperatriz de todas las bellezas de la noche. El viento murmuraba en los árboles la canción de las hojas. La luna.decoraba dulcemente el sueño de las aguas en los manglares inmóviles. Los rumores y los olores del campo llenaban el paraje y hacían más agudos su encanto y su misterio. Una grandey profunda emoción de poesía desprendíase de la noche armoniosa; y absorta en su esplendor inaudito, subyugada por la magía de la belleza ambiente, desmayábase el almna en la onda de la tristeza idealizante de la vida. -

Mi contertulia hablaba vivamente con la febrilidad de una mujer nerviosa. Era una americana de Georgia. Su juventud marchitay surcada era un denuncio cruel de herencias lamentables. Era una primavera. malograda. Propiamente no tenía juventud sino en el cuerpo, un cuerpecito gracil, fragil, gracioso, que sugería la voluptuosidad sin halagarla. Un pétalo mustio, muy mustio, era su restro, siempre animado empero por una alegre risa. Tenía veintitrés años. Y en la previsión inevitable, vislumbrábase el espanto de una vejez precoz.

Hablaba. De qué? No lo recuerdo bien. N Creo que del matrimonio, Su marido era alcohólico.

En un silencio, ella se quedó mirando el cielo. La maravilla de la moche era cada vez más penetrante. Contempló largamente el radiante cristal, de infinitas luminarias prendido; y señalando hacia arriba con uno de sus pobres dedos magros, me dijo:

Parecen dollars.

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