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TRABAJOS POLÍTICOS, ECONÓ~ICOS
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HISTÓRICOS y SOCIALES
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Cuando, libro es bueno, casi ·huelgan los conceptos encomiásticos de prologuista; si, por el contrario, es malo, las bellezas del prólogo no le pueden servir de escudo contra los dardos de la justa .crítica. En Barcelona, como en Puerto Rico, nos habría sido intento fácil el encontrar un amigo que tuviera la bondad de proemiar esta obra consagrándole algunos elogios· pero, ante el dilema enunciado, rehusamos ' buscar una paternidad quizás penosa para el que ejerciera este acto de benevolencia y dejamos al pdblico que juzgue por s{ mism0t del mé,tito de la labor que hemos acometido. Y á fé que gustosos nos sometimos, sin apelación, al juicio del lector, por- ' que si lo misérrimo de nuestra mentalidad ó el encarinamiento á los ideales que hemos manten1do nos condujeron al error, serla vana pretensión por nuestra parte el consideramos agraviados por un fallo merecido. Este libro comprende trabajos nuestros llevados á abo desde 1897 hasta el moment actual, circunstancia qut; nos compele á titularlo «A través de diez anos., y al discurrir por el campo de nuestros empellos durante esa décad.a, hemos hecho Ja selección que estimamos oportuna entre los artículos publicados. Insertamos algunos de los que trazamos para •El Liberal., de Madrid; los periódicos puertorriquelios •El Liberal., •El Territorio .. , el •Diario de Puerto Rico,,, crLa Democracia., crLa Correspondencia de Pue~o Rico. y •The Puerto Rico Herald.; los diarios barcelon&ses •La Vanguardia., •La Tribuba. y •El Liberali,, y varias crónicas de «El Constitucional.e; d~ Caracas, de' que hemos sido corresponsal especial en Ja capital del Principado de Cataluna. Por último, vienen á formar parte de este libro, á guisa de remate, otros capítulos de escrito,s inéditos elaborado$ en las tareas realizadas lejos de la patria puertorriq uefta. Sin más bagaje literario que -los estímulos del entusiasmo por las hermosas lides del pensamiento, por la firmeza de los ideales políticos que sostuvimos como liber 1, "federal y unionista, como por el ardiente deseo de concurrir con nuestro esfuerzo á la obra del prcgreso moral y materiai de Puerto Rico, desarroJlamos la labor de la que ofrecemos una parte, labor qu podrá juzgarse infecunda,. pero que ha sido larga, vária, perseverante y con tendencia siempre al bien general del país. · De aquí que presentemos en las páginas de la ohra •A través de diez allos • una érie de trabajos relativos unos á todos los partidps políticos de la isla, al· gunos como ensayos en punto á. la historia general de la región, otros constitutivos de estudios r~specto á la Administración pdblica, un buen número en que tratamos las cuestiones económicas de mayor trascendencia para Puerto Rico, y, además, se encuentran á continuación un pequello ndmero ae bosquejos de carácter social.
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JOSÉ
Barctlona, .J de Julio de r907.
G. DEL VALLE.
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La Política en Puerto Rico I
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Para que se entere el nuevo Gobierno cuantÍo se forme; para que lo lea atentamente . el nuevo ministro ~e Ultramar · cuando jure; para que se sepa cqmo entienden la política el partido lncondionalmente dueño de Puerto Rico, publica· mos la siguiente carta, que hemos recibido por último correo de la.pequefia antilla. Sr. Dt'rectQr de EL LIBERAL. · ' Por fin, la madre patria, volviendo por los .f ueros de la razón y de la justicia, ha recoBOcido su leg.e ndario error ·en punto al régimen de gobierno imperante en las provincias ultramarinas. · Tal movimiento de opinión constituye una hermosa perspectiva para los que aspiramos al imperio de la ley y el progreso en estas apartadas regiones. Y nue tro c9ntento ante la halagadora evolución, se justifica por manera paladina. Anhelamos n0ser planta exót'ca en el territorio de Espafia; buscamos que se estrechen íntimamente lo~ vínculos de la Metrópoli y sus colonias; que la nacionalidad sea una é indivisible para todos; en suma, ser espafioles de hecho y de derecho. La proclamación del .fiat lux en el proceso del problema colonial de Espaila, era el acariciado ideal del país puerrtorriquefto desde que tuvo noción de sus inalienables derechos. Aceptada ahí la autonomía como solución única para dar término á las hondas amarguras·y peligros que nos rodean, la politica suspicaz de los integristas antillanos recibe un golpe de muerte. Porque muy en breve, los recelos tan pró-
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digamente explotados por los mercaderes del 1'atriotismo, veránse c nvertidos en palos de ciego. No se cultaba esto á los reaccionarios. Y de ellos es prueba co cluyente la actitud en que vienen colocándose lo - mismo los constitucionales de Cuba, que los llamados incondicionales ~e Puerto Rico. Los prifrieros han acordado, recientemente, apoyar con entust'as11'U> y st'ncert'dad las reformas de Abril último. Los segundos ieron el primer paso hacia el nuevo sistema, desJle Febrer del año act1;1al, en olemne Manifiesto del Comite. Central al promulgarse la ley del 15 de Marzo de 1895, y, según s asegura, en la Asamblea convocada para el 24 del corriente mes acordarán aceptar la ampliación de las reformas dictadas para alJlbas provincias, si bien sólo implantada en Cuba. · Esta patr 'ótica conducta de los integristas antillanos, claramente da la clave de su insaciable ambición. Como que obedece á la norma invariable que infor~a sus actos: á la .mira que consti e l~ e encia de sus procedimientos; el privilegio, el exclusi · o y e monopolio para sus intereses de todo género. Para seguir mantenierldo tan funesta supremacía, entendieron los conservado~s que se imponía la conveniencia de aceptar el nuevo régimen para Cuba y Puerto Rico. Y he ahí explicado patente~ente el acuerdo de la Unión constitucional, decl rando su ltcatamiento á las reformas de Abril y . al adoptado por sus afines de esta isla. Afortunadamente, la opinión ilustrada d~ España no podía · extraviarse por más tiempo. Vió pronto lo burdo del plan, y con energía lo condena . Porque si los integristas han combatido siempre á sangre y fuego cuantas ideas entrañaban progreso para las Antillas, ¿cómo se ju tifica la completa rectificación de sus principios, sino con el n preconcebido de continuar gozando de todas . l~s ventajas que les brinda el omnímodo poder que han venido disfrutando?¡ . Dejamos expuesto que los incondicionales de Puerto Rico, formados de la nitsma madera que sus correligionarios cubanos, habían proclamado su adhesión á las bases de la
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ley de 15 de Mar 0 1 y que se declararían en breve parti darlos de las dictadas últimamente para las Antillat, y que con notoria injusticia no· se han llevado áún á la práctf ca en esta provincia ;· Vamos ahora á dar la clave de totlo esto. Los incondicionales, des4e la Restauración, lo mismo bajo el gobier~o del señor Cánovas que bajo el del Sr. Sagasta, han venido siendo los árbitros de los destinos d~ esta isla. Y contando con el seguro favor del Gobierno, huel~ decir que su predominio se ha retlejado con inaudita fuerza en todas las esferas de la Administtició p11blica. Patrocinados de tal suerte, y de. el p~rtido autonomista abandonó los comicios viéron los r accionarios dueños absolutos de todos l9s. puestos de la Dip tación provincial y de lo& Ayutpmientos. En estas condiciones, con el apoyo del Gobierno conservador, con la protección decidida del general Marfn, y por si esto no fuera bastante, con un censo formado al capricho de .los alcaldes y cª'ciques, ¿podían los inc'ondicionales t~mer á ninguna reforma por amplia que fuere? Los hechos vinieron á demoatrar por mo_do p~tentísimo, que el nuevo régimen dictado para Puerto Rico debía .ser para el uso exclusivo de los eternos favorecidos. Veamos como se llevaron á la práctica las reformas. Hablemos del Consejo de Administración. , Con arreglo al Real decreto de 31 de Diciémbre últiln.o, debía formarse de dieciocho voc~les. De éstos, seis natos: el obispo, segundo cabo <le ·la capitanía general, brigadierae Marina, presidente y fiscal' de la Audiencia y tent'ente coronel del batallón de voluntart'o~ de ésta capital. (¿Y por qué se ha prescindido de los presidentes de lé! Asociación de Agricultores, Cámara de Comercio y Sociedad Ecopómica de Amigos del País?) Los seis puestos designados por el Gobierno de Madrid, recayeron, cinco (desde luego, los de los dos ponentes, ?ot~~o cada uno de ellos con cincó mil pesos de sueldo), en 1nd1v1duos afiliados á la agrupación incondicional, y uno en un liberál que -¡extrafia CQincidencia!- es persona muy tole~nte. Los demás consejeros qebfan ser producto de la elección de diputados provinciales y, efectivamente, de los
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. seis de éstos, elegidos por la capital y Arecibo, y á quienes correspondía formar parte del Consejo de administración, cinco son cónservadores y uno liberal. . ¿Cómo ha quedado constituida la Diputación provincial? La respuesta el lect~r, d prt'ori, puede formularla á 'seguí da: A completa satisfacción de los reaccionarios. Así es en efecto. Debían elegirse doce diputados: tres por cada u~a de las cuatro circunscripciobes de que se compone la isla Los liberales no obstante los- amafios del censo y por la gran fuerza de que disponen en el país productor, podían optener el puesto de la minoría en la capital, y dos en Arecibo, Mayagüez y Ponce. Pero vino el día de la elec· ción y la sinceridad tan proclamada por el Gobierno resultó un mito. Los incondicionales recurrieron á las coacciones Y atropellos, J los liberales sólo sacaron tres diputados-¡y gracias! - dijo un periódico recalcitrante, al hablar del tr·i unfo de su partido. . Toca ahora s urno á la constitución de los Ayuntamien· tos, factor ta sen en la administracipn pública de la provincia. Se tra de re ovar la mitad de los puestos de concejales; el mayor núf6ero de la otra mitad lo había copado el integrismo en as elecciones de Febrero, ante el absoluto retraimiento de lps autonomistas. Y aquí llega la tercera etapa de la it:nparcialt'dad del Gobierno. Los liberales, á ~sar de las desventajas del censo, en lucha légal, pueden alcanzar la victoria en la mayoría de los distritos. Pero esto no entra en los cálculos del conde de la Viana y SU& satélites, s~ repiten los pucherazos de rúbrica. El res1 ltado de tales v:iolencias era de esperarse; los incondicionales lograron el triunfo en la mayoría de l'Os Munici. . p1os. Lo sucedido con lós demás organismos del novísimo régimen, completa el cuadro que presentamos. Porque lo~ rea.ccionarios, consecuentes siempre con sus procedimientos · absorventes, no ceden un ápice de la omnipotencia de que todavía gozan. Sigamos puntualizando. Se han establecido dos gobiernos regionales en 1(11 isla. Dos centros nada menos que forman parte de las autorida1
des administrativas e la provincia. No nos detendremos á analizar la importancia de tal medida, cuy a improcedencia nadie podrá neg'r al percatarse de que Puerto Rico es un territorio que mide unos 9.500 kilómetros cuadrados. Nuestra critica se dirige á otro aspecto de la reforma. Dichos gobiernos, de perro chico, son dos magníficas prebendas, pues el gobernador tiene categQria de jefe de Administracjón, casa, etc., y aderriás, en muchas ocasiones es una rueda que engrana en los procedimiento~integristas. La ocasión no era para desperdiciarse por éstos, y he aquí que dos de sus hombres ocupan los nuevos puestos. Y uno de los agraciados, cacique de Humacao, apenas hubo empezado á funci nar como · delegado de la capital, dió pruebas de que no ol idaba su abolengo político. · En el plan de reforn1as á que venimos aludiendo, figura también la Sección local que tiene á su cargo la administración civil. Como se vé, esta oficina es de gran peso en la organización de los actuales servicios. · Se trata, pués, de un brillante puesto; conviene á los intereses del partido incondicional que lo ocupe uno de sus pro-. sélitos, y, en efecto, se le confier~ á uno de la .casa. En la provisión de los demás empleos en la secretaria del Gobierno general, Diputación provincial, Sección local y Centros de Hacienda, el número de incondicionales colocados raya én...lo inaudito. De tal mod9, que jamás existe aquí precedente de que aJ partido reaccionario se le hayan concedido tantos ~e~tin9s~ notándose que Ía mayotí de los agraciados son ex·alcaldes afiliados al incondicionalismo, y en el cual fueron siempre los más declarados enemigos de los libe:r;ales. Así se aplican las reformas que se anunciaron á la faz del mundo, como· justa satisfacción al progreso universal y á. las nobles aspiraciones de este país. Ante tan impru<:Ientes mixtificaciones, podemo exclamar: ¡Un triunfo más para los defensores del statu quo! ¡Un capitulo más que ag~egar en la historia del régimen -que condenaron ~n los preámbulos de sus decretos hasta los mismos gobiernos moderados! ... En presencia de tales hechos el elemento liberal de todos s de la matices, representación genuina de las fuerza
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provincia, con la elevación de propó~itos de que ha dado tan repetidas é inimitables pruebas, se resigna al nuevo golpe que le depara la fatal tradición colonial de estos países con la ,confianza de que muy en breve la madre .patria ramperá r7sueltamente y para siempre los obstáculos que, al par que dificultan nuestro progreso, nos desprestigian á los ojos de las naciones cultas. · • • Por este camino, Puerto Rico, en no lejano dra: gozará de paz moral y prosperidad. .De otra suerte, será tµi pueblo desventurado. Este es el forzoso dilema de nuestro porvenir.
partido publicó un ' .~'1anifiesto, falto en absoluto de sentido y alcance político. . De tal modo ,.. carecía de detern1inación acerca del último punto, que pasa a por alto el .potísitno problema antillano. El documento, por tanto, fué mal recibido por la opinión · pública. Como muestra del ef.ecto que causó, aun entre los correligionarios d{!l citado jefe, he aquí lo dicho en el periódico La Correspondencia, por Uf\ inc - dicional de Mayagüez rico hacendado y peninsular: «Cuando la Junta Magna del partido incondicional eligió presidente al Sr. D. Pedro Arsuaga, se hizo circ lar por aqui la noticia de que el nuevo jefe daría un manifi sto político al partido en sentido ampliamente liberal, hasta el extremo de que en el ci ado Manifiesto se dejarla entre ~er que acepta- . ba la autonomia; pero... ¡que desencarttol El tan deseado Manifiesto resultó una carta familiar en la que anuncia ia subida del Sr. Arsuaga á la Presidencia. Ni más ni menos. >Nadie necesita recomendar el santo amor á la patria ni á esta bendita tierra: cada cual lo estima á su manera. U nos cogen de testaferro al santo a'l>tor para enriquecerse y explotarnos en nombre d~ la patria, y otros somos los que damos á enriquecerlos y somos los explotados. :o Eso e lo que debe mirar con atención el Sr. Arsuaga. ~qera los. explotadores y hág~se una política ampliamente liberal. St es necesario llegar hasta la autonomía, lléguese de una vez para . siempre, para que entre-este bello pa~s en una era de paz moral que haga época en la historia' colonial.r> Pasados pocos días de la celebración de la Junta Magria la linea divisoria volvió á mostrarse con más alto reliev~ entre v-lllan:stas y egozcuistas. , La p~imera c~i&p~ del incendio relampagueó en Juncos, pueblQr1co, del tntenor de la isla. Se trata de reelegir el comité local conservador de este distrito. Acuden al acto afiliados del. pafs y peni~sulares. Sobrev~ene la lucha entre ambos elementos, y en el choque yérguese el monstruo de la de confianza al insular. _De_ tal suerte la indignación ~e talló en el pecho de lo agr~v1ados, que el presidente del comité! algunos iembros
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(De El Liberal, .de Madrid, 1897). Puerto Rico Septiembre, 1897
PUERTO RICO DIClONALTSM
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Asi, como suen . lo probaremos. . En el primer artículo que publicamos en EL LIBERAL, predigimos la qiso.lución del integrismo puertorriquefio. Y hoy pode.mos demostrar que, sin pretender tomar plaza de profeta, estuvi~os en lo firme al sentar aquella afirmación. Que el resultado de la Junta Magna, verificada por los incondicionales el 24 de Septiembre próximo pasado, no había de hogar la discordia que desde fecha ya remota existía en )a agrupación, muy en breve hubo de observarse. Y es que, cuando en los partidos politicos surgen y ·Uegan á tomar ·cuerpo los rencores nacidos al calor de odioso personalismo, imposible se hace la unión y la confraternidad. La Junta Magna, dada las c_ondiciones en que se.realizó, lejos de matar el fermento de las pasiones, tenía que .ser, como ha sido, infranqueable valladar entre insulares y peninsulares conservadores. Y preciso es colocar en estos térmi- · nos el cisma, Yél: que salvo rarisimas excepciones, en éste, el aqu{ y alld se presenta por n¡anera patentisima. A los pocos días de la Junta Magna, el nuevo jefe del
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del mismo y unos cuarenta incondicionales, todos puertorri • quefios, desertan del partido en que tan mal se les trata y se pasan al que dirige el Sr. Mufioz Ribera. Los ofendidos, al venir á la fusión, lanzan ·un enérgico Manifiesto, del que copiamos los siguientes conceptos: >Porque no cabemos en un partido en el que hay gentes que tienen la mezquindad · de establecer diferencias entre espafioles sin otra razón que el origen geográfico. • Porque no obstante el zurcido de la Junta Magna última, continúa siendo objeto de pretericiones los de aquí y algunos pocos razonables de a/ld qtte con nosotros conviven? sienten, '. piensan y patrióticamente nos quieren. '.Porque ha pocos días, al formar una candidatura para constituir el comité local, en la que proponíamos cuatro correligionarios hijos de la zona templada, europeos, y tres de esta tór ida, se nos manifestó que «con esa gente ·no iban á ninguna parte.» Porque quieren tener aqn dentro del partido la exclust'va · · para repr ntar á Espafla, buenas gentes que no saben lo que es, lo qu v e y o que debe ser en América nuestra hidalga nación. .. Porque no estamos conformes con los mal pergeflados renglones que, á guisa de Manifiesto, nos encaja el jefe, cuando lo que se speraba eran nuevos moldes, un documento importante qu, pusiera al partido libre de luchas de oi:rgen y en condicipnes para luchar noble y lealmente en estos tiempos de progreso y democracia, llevando por norte Españ.a y libertad." La cizafia va extendiéndose en todo el campo incondicionaJ. Y en los primeros días de este mes reanúdase la lucha en el seno del integrismo.puerrtorriquefio, y esta vez ~on mayor encarnizamiento que antes deverificarse la Junta Magna. La lntegri'dad Nacional, diario ·el más importante del incondicionalismoJ levanta otra vez la bandera de combate en defensa de la fracción que sigue al Excmo'. Sr. D. Manuel Egózcue, vicepresidente honorario de la directiva de la colectividad. De la. actitud de dicho periódico ante la adoptada por los
conservadores in ansigentes, puede formarse juicio por los párrafos que reproducimos á seguida: Hé aquí algunos renglones que recortamos de La Integridad NactºO'l'lrOl: · · >Queremos que desaparezcan para siempre los hombres 1de la eterna opost"tn'ón y los hombres ·del gobiwno. Qeremos que el sol salga para todos, y _sobre todos quiebre su luz vivificante. Queremos cimentar la paz, perdurable sobre democráti· cas bases de justiciera ,iguatdad. , Queremos que se abandonen para siempre procedimientos añejos) inquisitoriales y antipáticos. Queremos matar la semilla de los junípero.. Queremos que los pueblo:; no vayan uncido at carro de esta capital. Queremos la descentralización dentro del partido. Para que á los Municipios y á la Diputación· no conduzcan el favor, sinoelmérito reconocidoporverdadero sufragio .. Queremos un<\ ancha política de paz, de concordia. Queremos en fin, que muertas ya todas las suspicacias consagremos todos nuestros et¡tpeños en labrar.la ventura y · · felicidad de esta tierra. Si por estas pretensiones nuestras se nos quiere ahorcar, ya puede darse la ordeh para levantarse la hor a.> Y pensar que estas declaraciones las ha~e el periódico que con mayor saila ~tacó siempre las aspiracion~s del país liberal. ¡Que espléndido triunfo para esta causa! ... Iniciada por· La Int'}grt'dad Nacionat1a evo\ución ·de los egozcuistas, la ruptura se presenta en términos precisos. A ahondar la C:Íi visión viene un extenso Manifiesto dirig ido á la nación, el país y .el comité central del partido inte· grista, y suscripto por D. Angel ~ivero, director de dicho periódico, y por los diputados á Cortes, Balbás, González Beltrán y López Landrón. Este documento, escrito con irreprochable dialéctica, ,c onstituye las líneas más salientes del programa que, á juicio de los firmantes, debe adopt~r el incondicionalismo, y en el • cual programa, si bien no rotund~mente, se llega hasta aceptar la autonomfa del Canadá. .
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El comité central, compuesto casi en su t~talidad de antiguos incondicionales, al ocuparse del Manifies.to, lo hace en términos harto desdeñosos para las personas que lo sus.. criben. Como si esto no fuera bastante para acrece~tar él disgusto de los egoscuistas, el jefP. accid~ntal de~ partido, en ' circular que dirige á los comités de la isla, califica el documento de ATENTATORIO A LA SOBER.AN1A DE EsPmAv Esta gravísima afirmación, desde luego, lev.anta ~r~n pol voreda entre \os elementos progresi~ta:~ del i.ncond1c10na1ismo, y como, por otra parte, lo~ penód1cos adictos al comité central abogan porque se mantenga integro el credo del integrismo, aquéllos, con decisión y entusiasmo, abren banderín de enganche, : El Manifiesto de los Sres. González Beltrán, Balbás, López L ndrón y Rivero es bien acogido .en toda la isla por los elementos que ya no caben en los antigu_os moldes ~el partido reac~c·on' rio, y de todos lo.s pueblos vienen adhesiones al documen . Rotas y r c~leto las relaciohes políticas de eg~scuistas y villarista,s--; el incondicionalismo tenia .necesaria.mente que dividirse en dos fracciones: una,-~qué ins~nsatos! -pugna por s tuir, explotando el anacrónico rég1~e~ de gobierno y la 0 ra, que aspira á derrocar los procedimientos de su' partid , que tan funestos fueron siet:?pre á la causa de E pada en Puerto Rico. Determinado de tal suerte el derrotero de una Y otra , fracci n, las dos tendencias se presenta~ en estos ~omentos consuprogramayfuerzas propias. En la~erecha m1~1ta~ánlos incondicionales históricos y los progresistas . en la izquierda. Los segundos, ante el éxito que van o?ten!endo entre su.s correligionarios, trabajan ya en la ~rgan1za~1ón de su partido que han denominado JsquieYda Progresista. Se ocµpan ahora en la constitución de Juntas de propaganda• en todos los pueblos, y logrado esto, celeb~arán una .Asamblea e~ la apital, para de ignar el Directorio del partido, del que será •jefe el Excmo. Sr. D. Manuel Egózcue. . El porvenii- del incondicionalismo salta á la vi ta del 1nenos avi ado.
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JOSÉ G. DEL VALLE
DIEZ AÑOS
Iniciada la d bandada, de· sus filas desertan los que van á engrosar las de La !squierda Progresista, que eran su elemento de acción en la prensa, en el meeti'ng y en los comicios; los qÚ toman puesto en las huestes del autonomismo, porque ven en éste el partido qu~ llena mejor las aspiraciones del país y la madre patria, y los que, por último, en fuerza de tantas decepcione~ sufridas, buscan el alejamiento de la luchas políticas. De •El Liberal , de Madrid. 1897)
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Don Maximilia1'o. Pówer· \
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JUSTO
TRIBUTO • •
Ayer tarde se verificó el entierro del cadáver de don Maximiliano Pówer. El acto revistió los caractetes de una elocuente manifestación•de cariflo. Tal fué el extraordinario número y la calidad de los concurrentes. Este homenaje es demostración palmaria de los merecimientos del. cai~o para siempre en la sima de lo desconocido. Los que asistimos ayer á la ·necrópoli á fé que debemos mostrarnos satisfechos. Por que al concurrir alli cumpÍíamos un inexcusable deber. El de rendir el debido tributp al que supo conquistarse el aprecio de todos sus conciudadanos. ¡Que brillante·ejecutorial ... Don Maximiliano era sobrino de 1 don Ramón Pówer, ilustre puertorriquefi:o, que siendo Vice-presidente de las glorio· sas Cortes de Cádiz, logró la creación de la Intendencia General de Hacienda, y el que para jefe de este Centro se nombrara al inolvidable don Alejandro Ramirez, que tanto bien . hizo á Puerto-Rico. Don Maxi miliano pudo vanag~oriarse de que ostentó con orgullo el apellido de u pariente, pués su vida, o aorta y 2
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muy trabajada, con tituye un vivo exponente de grandes virtudes cívicas y privadas. _ Sin recursos materiales el seftor Pówer para alcanzar un~ carrera científica ó literaria fuera de la isla, tuvo ~ue dedicarse á servir en las oficinas del Estado en esta Cap1ta.l. . Empleado, apenas fué adolescente, empezó de men~o~i~, sin sueldo allá por el afio de 1846, ) desde aquel humild1~i mo puest~ grado á grado, sin más influencia que su m'énto propio lle~ó á la categoría de Jefe de Administración de 2.ª clase. 1 . c En esa larga serie de servicio prestados en a misma apita], don Maximiliano ocupó plazas en todos los Centros de Hacienda y la Ad(ll nistración de la Aduana de este p~ert~. y después de más de treinta afios de lapor hon!ada é iat~h gente, co siguió transponer la modesta categor~a de Oficial de dministración civil, obteniendo e11tre otros importantes cargos', los de Ordenadpr General de Pagos, Administrador de la Aduana nterventor General del ~stado, y, hace dos . mb ~mini trador de I~ Aduana de l~ ~ameses, se 1 bana, tllno de lo destin9 más. codiciados en las provincias ultramarinas. ( .. Para la individualidad, que, cual nuestro llorado y respetable amigo, la di idad es normá-firme de todos sus actos, infiérese la e!Stela e recuerdos que dejó tras sí á .su paso P.ºr todos los destinos( que desempefió duran~e media centuria. En la oficina, el primero; siempre en su puesto; en ~l desacho de los asunto , la suma de trabajo necesario; al inforp . . bl e; para e1 ~u, mar ó resolver éstos, la ley por norte 1nvana. blic la corrección más exquisita; para sus Jefes, el debido respeto, para sus compafieros un efecto sin doblez,~ pat~r n.a l consideración para su subalternos. Tal ~ué, e~ sintesis, la conducta de don Maximiliano como. funcionario del Estado. ·. Entre los rasgos de su fisonomía ninguno t~n sa 1iente, ninguno de tan alto relieve como su honradez sin mancha. Porque el desapare'cido de ayer, no obstan.te haber ocupa- · do por largo tiempo cargos en qu~ otros q~1zá.s se pl~ga~on á los estfm ulos de la concupiscencia y consiguieron pingües o-anancias, muere d jando tan sólo á su familia un nombre
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. inmaculado y la modestísima pensión que le abonará el Estado. Y es que don Maximiliano, en el ejercicio de los elevados puestos qu desempefió, supb bordear con nobleza aquellos escollos en que van á estrellarse no pocas reputaciones. Ante los despojos del meritísimo ciudadano, mi ofrenda de cariñQ y admiración! ... (De 'La Correspondencia de Puerto Rico•. 1897)
' ·.Un pozo artesiano No todo ha de ser la nota. sensacional de act alidad. Que también el pa.sado e fuente perenne de sucesos interesantes. De lo dicho se colige que vamos á explorar en el campo de la tradición. La excursión es breve, aunque la reminiscenci~ tiene que . _remontarse á ya remota fecha. · .. Regía los destinos .~e Puerto-Rico el Gener:al Conde de Mirasol, en cuyo periodo de mando se reaJizaron no pocas obra públicas en esta capital. . · El ayuntamiento d~ la misma, in pirándose en los buenos prOpósitos de S. E., qui o dar prez y fama á su ge tión y · proyectó el proveer de ag ua potable á la ciudad. El pensamiento produjo ex raordinario regocijo .en el vecindario, y el ce) o de la orporación municipal era objeto de generales alabanzas. . La reform~ nac!ó con grandes pujos. Se pensó na,d a me- / nos que en un acueducto. Pero héteme que el yuntamiento cayó en la cuenta de que esta obra era muy costosa y dió de . mano á tal empresa. . Empero, los ediles no se detuvieron ante el obstáculo. Era preciso perseverar en el empefto para salvar el buen nombre del Consejo. De otra suerte ¡cuántas esperanzas defraudadas! ¡Que diría el Conde de Mirasol! ... ..La solución del conflicto nq tardó en plantearla el Municipio. ¿Pero en qué forma, e preguntará el lector, al considerar que todavía no contamos con un acueducto en la Capit~l? Pues ahora se verá el rom bes as .
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JOSÉ G. DEL VALLE
No se s~po á ciencia cierta el nombre del autor del nuevo proyecto, pero es el caso que alguien llevó al seno de ~a Corporación la idea de un pozo artesiano que ab~steciera de agua al público. , Por entonces, se hallaba aquí un ingeniero francés, que tenia trazas de ser hombre conocedor de su carrera, y á él se le encomendó el trabajo. . Escogida la Plasa de Alfonso X// para el emplazái_111ento de una gran fuente, con pasmosa ~ctivi~ad dió comienzo á la obra, de cuyo éxito completo el ingeniero se hacia lenguas.
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y aqui llega la solución del tan acariciado proyecto.. e
cavó y cavó la dura tierra, llegando hasta una extraord~na ria profundidad y ... apenas de la honda sima salia pobristm~ cantidad de agua, con tan escaso volumen y fuerza, que nt llegaba á la superficie del pozo. . . Ante el fracaso d_el intento el desventurado ingeniero trató de s~ai on todo s.igilo del pais; per? el E~cmo Conse. le dejó ar ~ilamente las de Vtlla-Diego, y se re~~gnó á cegar h.oyo '-bierto y dar por perdida la no pequefía suma gastada en á malhadada obra. A propósito de aquel ingenier.o, en las mascaradas de las primeras fiestas celebradas t los niftos cantaban: cMusiú de la fuente e ha querido huir, porque el agua dulce no quiere salir.»
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(De · La Correspondeñcla de Puerto Rico•. 1897)
LA \?ERDAD HISTÓRICA
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UNA. CA.~TA.
Sr. Dire tor. de LA CoRRESPO DENCIA. Muy señor mio y amigo: He leido la carta que desde Sevilla dirige D. Salvador Brau á D. Juan Macho 1oreno, Y
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que usted publica en el penúltimo número de LA CORRESPONDENCIA. Esta vez,' conocer un nuevo testimonio de la hermosa tarea de Brau, no sólo hemos· experimentado Ja fruición con que nos enteramos si.e mpre de sus investigaciones criticohistóricas, vivisima luz que viene disipando las penumbras de nuestro pasado: sino que también, los antecedentes que aduce en su correspondencia, han hecho reverdecer en mi memoria una importante nbticia' que con&ervamos en punto á la instrucción pública en el periodo á que se contrae la carta del historiógrafo caborrojefio. La 5imp.le lecturá de los documento qu.e ci a é~te, al esclarecer un particular consignado en la útil obr de D. Juan Macho 1\1orepo, Comp·Uaci'ón legislati'va de primera enseñanza, dan palmaria medida del estado de la instrucción pública en Puerto-Rico allá por los año del 20 al 22 del iglo actual. Ante los negros colores del cuadro que por entonces ofrecía la instrucción pública en el país, claro e~ que son merecedores de toda alabanza el Sr. D. Luis.de Santiago, I.ntendente de Hacienda é iniciador de la implantación aquí del istema de ensefianza de Lancáster; el Regidor-Diputado de E cuelas D. Francisco Tadeo de Rivero , por el entusia mo Y celo con que secundó aquel empeño; y también el Sr. don . Gonzalo Aróstegui, que, apénas tctmó posesión de la Capitanía General de la Provincia, dictó las eficaces medidas que constituyen la inaguración de la instruc ción primaría n Puerto-Rico. Nosotros, constantes devotos de todos aquellos que vierten la simienta-del bien .común, nos complacemos en tributar el homenaje de consideración que conquistaron Jos señores Santiago, Rivero y Aróstegui. Pero en la dignificadora tarea por ellos acometída, hubo un auxiliar tan generoso como eficaz, y cuyo concurso velan hoy las sombras del tiempo, que á veces obscurecen los actos más gloriosos. Merced · á los alientoc; é iniciativas del inolvidable Intendente D. Alejandro Ramírez en 1813, vino á la vida pública la Real Soc1e<léid E~~!!ómica de Amigos del País . Fundador y Director de la mis Señor R
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ce le encarnó el hálito de su vigoroso espl.ritu réfotmador: y progresista, pués desde que se constituyó la Sociedad Económica dió comienzo á la patriótica misión, que aún hoy, después del largo lapso de tiempo transcurrido desde su fundación, y no obstante la vária y larga sucesión de vi.c isitudes porque ha pasado, persigue y sostiene con pujante empeño. Aquel lamentable estado de la enseñanza popular, no pudo ser indiferente á la aspiración del~ Sociedad Econ<)mica, que antes, como ahora!, ha tratado de corresponder á•los propósitos que· inform_a n sus altos fines sociales. Y así vamos á demostrarlo en cuanto se refiere al asunto de que nos ocupamos.' El ~. 0 de Octubre de 1821 acordó la Real Socied:itd Económica celebrar una Junta general, con el fin de ocuparse de dar· Ímpulso á la ~nseiianza pública de Ja Capital. Verificado ~l cto con gran concurrencia de socios, se resolyió la creación de unas clases denominadas Escuelas de nobles artes, que comprendieron las eá.tedras de Matemáticas puras, , Arquitect civil y Dibujo. Acogido con a pi a uso general el encomiabl yec , en sesión del 22 del propio mes quedó aprobado el R;egl ento para la constituci~n y gobierno de las expresadas el ses, que· f\lncionaron largo tiempo. Tal fué la obr realizada por la Económica el afio de 1821. . l Y al hacer mérit de aquélla en estos momentos, nos mueve el deseo de que s conoz~a la parte que la benemérita lnstitu.ción ~omó por ntonces en la nob.le empresa de difundir la ini;trucción en Puerto-Rico, y para que de esa suerte su nombre se asocie á ·1os empeiios de Santiago, Rivera y Aróstegui. Con esto creemos haber cumplido u11 deber de justicia. y esa satisfacción nos basta. .· 1 . Doy á ·V. las gracia~ más _e xpresivas por la inse~ción d~ estas líneas en su .periódico, y se repite de usted affmo. amigo y seguro servidor q. b. s. m. · 1
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(De La Correspondencia de Puerto Rico>. 1897 .)
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. f-$ÓLQ Dl51DENTE5 l .. Por ·la s?berana voluntad de la Asamblea de Febrero, árbitra de los ~éstinos del partido autonomista, se acordó la alianza de éste y el liberal de la Península. . Apenas fuera de lá fun~a la band~ra que, desde la tribuna del teatro, el 'Señor Barbosa se llevó á su casa, los disidentes, para cohonestar su actitud contttaria a~pacto, tomaron como escudo la Constitución proclama a .e n Ponce en 1887. · . · · Esta era la ~sma que, desde el punto y hora de aquel memorable acuerdo, el partido liberal autonomü;ta inscribió en su enseña de combate, con fé, sinceridad y entusiasme;> poderosos é insuperables. Pero Jos desafectos á la fusión, á falta de elementos cou fuerza bastante para derrocar la obra indestr\]ctible, separapetaron tras el programa v.otado en la. PERLA, que · ~n tonces, como después y ahora, fué y es el verbo, el más acariciado ideal, el saludable aliento de nuestra colectividad. · Desde entonces, los disidentes, abroquelados en tan falsa posición, proclamáron.se, urbz' et orbe los únicos, los genuinos defensores y sostenedorés del plan de Ponce . . Agitándose. en tan reducido espacio,, quieren cubrirlo con amplitudes de dicción y se llaman ortodoxos, puros; hi tóricos ... Y así, la ~isidencia. un día y otro día nos ofr.e~e el obligado clz'~hé, y las frases de puros .é históricos hai-i venido por tal arte á · constituir el Deus et machina de sus propagandas en la prensa 'periódica, ·en los nieeti:ngs y en las tertulias. Pero la verdad no es mas que una, y al centelleo de su luz ~esaparece°: . los hechos que se desenvuelveD: entre · sombras y sofismas . . Si la comisión que· fué á Madrid propuso ·allí el programa .de Ponce: si el pattido liberal autonomista, desde que surgió en la Asamblea de Febrero tomó como bandera la m1smá
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Constituciófl; qu~ el partido liberal proclama y realizá ría ... ¿pueden los disidentes titularse ortodoxos ni puros? En Ponce durante los días 7, 8 y 9 de Mayo de 1887, dis' . cutióse y quedó aprobado el credo político del partido autonomista. Concurrieron á la Asamblea más de cien i;epresentantes del histórico partido y la mayoría de aquel núcleo de insignes patricios, vénse hoy en las filas de nuestra colectividad. . , · Nueve personas la componían; murieron dos, quedan siete, cinco: el doctor Carbonen, Vicepresidente de la delegación y los vo_cales M.atienzo, Hernández López, Dtaz N~va rro y Guzman Benítez, militan hoy en nuestro part~do: Gomez Brioso, contribuyó poderosamente á su formación: de los muertos no hablemos, porque los muertos no hablan, pero, si pudieran, hablarían por el partido liberal. Tenemos el honor de verá nuestro lado las victimas del General Palacio: Carbonen, Marin, Vázquez, Palmer y ot~os denodados mártires de la autonomía. El parti~tonomista histórico, en n;ianifiest~ ~irigido al país en 2~ de aquel afio, protestó virilmente contra las inícuas per, cuciones del tirano. De los quince ilustres puertorriqueño .que suscribieron tan valiente documento, eis han fa lecido, tres est~n ausentes ó ahora viven 'retraídos de lasco tiendas políticas, y seis figuran en nuestra colectividad. e aqui sus nombres: don Rafael de León, don Fructuoso Bu · tamante, don Luís Gautier Quesada, don Luís Porrata Doria, don Ramón Marin y don Luís R. Velázquez. . . . Tal ha sido la intervención de nuestros correhg1onanos en l s hechos escritos e~ las más brillantes páginas del par· t~do auton<¡mista. Y ante.la fuerza incoiltro:erH?le de estas cita . ¿pueden lo di idente denominarse h1stón os y ortodoxos~
¡Sólo on disidente ! (De cEI Liberal• de San juan de Puerto Rico. 1897).
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'Ru ~ 9olpe á la instrucciórj
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La Instrucción de la Juventud en Puerto Rico, tiene una especie de maldfclón, que, por todos lados, le presenta obstáculos formidables. (Pray Angel de la Concepción Vázquez, Rector del Seminario Con. clllar~-1839.)
Cual el hombre opulento que, en medí.o d 1 confort que le rodea, no pocas veces re.cuerda el período e su existencia en que la escasez llamó despiadada, á las puertas de su hogar; los pueblos, cuando columbran en el zenit el sol del progre o, detiénense á parangonar su adelantamiento con el de la época en que su actividad se desenvolvía en un me-. dio ambiente preftado de sombras. En este instante en que las reformas prom.ulgadas para 'Puerto Rico constituyen un& hermosa p~rspectiva, al par que experimentamos los dulces alientos que' genera el despejado horizante que ofrece el porvenir, sentimos también las reminiscencias de un ayer nada halagador. Discurriendo nuestro espíritu por el campo del pasado, el paralelo nos lleva., en estós momentos, á la esfera de la instrucción pública. Y al investigar en el proceso de e te factor capitalís.imo de la civilización, ·surge ante. nosotros un hecho, si gtande ~n toda ocasión, porque grande es iempre cuanto tiende á dignifiear el humano.linaje, de extraordinario relieve, al considerarse el período en que el empefto se abordó. . Tendamos una mirada retrospectiva. Y al encaminar nue tra imaginación á tiempos ya remotos, penetremos en las remembranzas del afto de 1844. El estado de la ensefianza pública por aquel entonces puede con·s iderarse en muy ortas lineas. Existían las c!e~~s del Seminario Concilia!", en ~a Sociedad Económica las de mate:7". . éiticas y dibujo, y la de filosofía peripatética y teolo:
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gía dadas por los padres domínicos y fraciscanos. Se cpmpleta el plan con media docet;ta de escuelas .públicas de \ strucción primaria; servidas por' maestros ·sin título ofiti~l, y en las cuales se enseñaba, según decía el inolvidable 'don Federico Asenjo: «á mal leer, peor escribir, las cuatro primeras reglas de la Aritmética y 1'a prender de memoria la doctrina • • cristiana.» , A la sazón, el doctor don Rufo Manuel F ernández, devo· to fer oroso de . la instru<?ción y con el aP,ego que s~empre tuvo pbr sus ciencia? predilectas, concibe el pensamiento de , fundar, un «CoJegio Central», denominado así porque debía establecerse en la capital, y el cual había de .c omprender todos lo.s conocimientos literarios y científicos que fue'Sen de más inmediata aplicación en la Provincia, aunque i bien tendrían mayor preferencia los estudios técnicos aplicables á las cien ias y á las artes. Regía por entonces los destinos de la isla el sefior conde de Mirasol. Este y su cónsorte, inteligente dama española y descendient e una distinguida familia de scocia que emigró de su país curn la caída de' la desventurada María Estuardo, dispensaba?"'-cariñosisima amistad al padre Rufo. A ambos acude el iluStre gallego para expresarles l~ gran utilidad de su nob empresa, y el· Gobernador general no vacila en patrocin la 'con verdadero- interés, é inicia una colecta suscribiénd se con cien pesos. Encor;nendado proyecto á la Sociedád Económica de Amigos del País, ésta, justificanqo su simpático y bien mantenido em lema, acoge con júbilo la idea, y para darle forma designa una comisión_, in.titulada «Directiva» que forman los señores VassalJo, Ambarade, Gimbernat, Aguayo y Montilla, bajp la presidencia del señor conde de Mirasol. La «Comisión ·directiva» acuerda q~e la colecta se haga en todá la isla, nombr.ando para recabarla·al señor Aguayo. Realizada por éste la excursión, de tal suert~ la idea del . '«Colegio Central·» había despertado el espíritu del país, .que, en menos de, un mes, el digno ecretario de la Sociedad Económica obtiene su cripciones por valor de treinta mil pesos. Después, la Sodedad Económica, en .su propósito. de par cima al proyecto del «Colegio Centrab>, remite al Goberna-
dor general un~memoria y planos del edificio para el plantel de enseñanza; y, además, apoya las proposiciones del infatigable padre Rufo, relativas _á .enviar á Europa dos alumnos de su clás de física y química, para que, á su regreso, las 1 expliquen en el «Colegi~ Central>, y que la primera cátedr:a y la de botánica se instalarán en el repetido centro de instrucción. Dado el aspecto de viabi'l idad qu·e presentaba el pensa:.. miento del virtuoso é ilustrado Sacerdote, el país confiaba en que muy en breve funcionaría el Colegio Central, que por modo tan poderoso debía !evantar su ·nivel intelectual. Empero, tal j ~sta aspiración t~nía su hadtatal que hubo de segarla e~ flor. Este hado fué el Góber ad9r general D. Juan de la Pezuela que, .por det reto de 28 e Octubre de 1848, desaprobó la idea del Colegio Centra) y dispuso se devolviera el capital donado para su instalación. El efecto de es~a medida, tan inesperada como amarga,, lo sintetizó el Sr. Tapia y Rivera en' estas frases: «Con se:meja~te golpe murió en Puerto Ricó para la ciencia más de una aeneración. » • .1 • ¡Se había cumplido una ye~ más la pr~dileccidn de F~·ay Angel de la Concepción Vázquez!. ..
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Correspondencia de Puerto Rico• , 1898.
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Anteayer se realizó la apertura ;de·· las Cám!tras insulares. La fiesta revistió los· caracteres de ~na solemnidad digna del hecho que se ofrecía. Pero en ra brillantez del acto no nos detengamos ~olo .e n la~ personalidades. que llenan· el salón de sesiones, ni en sus jerarquías y lujosos uniformes, nó, porque allí en medio· de la numerosa y distinguida concurrencia, p~lpitaba algo que habla al corazón de todo bien prob.ado puertorriquéño, algo que no es fugaz ni efímero; ·algo, en fin, que habla á nuestra ahna con lenguaje arrobador¡la redención de Puerto Rico! · ..
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Por eso, al concurrir nosotros á la aper:tura del ParlamentQ de Ja colonia, no sentimos solo la curiosidad que despiertan las distinguidas personalidades, sus atractivos traje¡, sus bandas r condecoraciorles, sino que experimentamos una viva emoción al considerar que allí, entre la pompa mundanal, flotaba, esplendorosa, la idea de la autonomía. Y debía necesariamente embargarnos el ánimo lo, que ante nuestra observación constituía unª hermosísima realidad, tanto deseada como combatida, puesto que la solemnidad entraña la conságración del nuevo régimen. ·consagracion, si, porque el Real decreto de 25 de Noviembre del año próximo pasado, concedió, en gran medida, su gobierno propio á Puerto Rico; pero esta merced sólo se había traducido en la constitución de un gabinete transitorio . é inarmóni«.o, y tal organismo era un girón de la gracia conquistada por el país á costa de tantos J tan crueles sufrimientos. Preciso er mper el dique levantado por los impenitentes reacciona 1 , po los que, titulándose autonomistas, resultan enemigos de la/ tonomia; porque de otra suerte . veríamos segada en fiof a idea por tanto tiempo acariciada. Y derrocar ese ique, era ya cuestión de vida ó muerte para los más caros i tere~es de la colonia, puesto que el Parlamento insular con tituye el verbo, la esencia, la encarnación de los estatuto autonómicos. Y sin los Cuerpos colegisladores, hubiera continuado el estado de dudas é incertidumbres, generadora ambas de crueles decepciones y, aun triunfantes, el statu quo en nue tra vida pública, causa determinante de la anor~alisima situación porque atrevesamos. Anteayer se realizó la apertura de las Cámaras. Y a tenemos autonomía. ¡Hurra por Ja idea redentora! ¡Hurra por el partido liberal autonomi ta! (De La Correspondencia de Puerto-Rico• 1895.)
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Lo prácfi o eo la .E xposición · . de Filadelfia Se trata,. en estos momentos, de que Puerto Rico concurra á la Exposición de Filadelfia. La idea, desde luego, nt> puede ser ma.s simpática. Las Exposiciones entraftan una -finalidad de altísima trascendencia para el progreso de los pueblos. Y /es justo que Puerto-Rico tome parte en acto de tanta impot\tancia. A este propósito, los señores Barbosa y Gohzález, en su excursión por los pueblos de la lsla, vienen promoviendo el envío de nuestros productos á la gran ciudad fabril y manufacturera. Sin duda esos señores no han podido sustraerse á los buenos deseos de., un gran número de ·productores. Y de ahí que, entre los efectos que los mismos ofrecel}., figure una crecida cantidad de cosas de Ringuna ó e:Scasísima importancia industrial y comercial. Las ExpoS¡iciones, especialmente, tienen por objeto el fomento de la riqueza pública, por lo que á ellas debe presentarse, con decidida predilección, aquellos productos de verdadero carácter industrial y que, por tanto, constituyen objeto de comercio. No quiere esto decir que á tales actosno deben llevarse los objetos que, si . bien solo justifican excepcionales condiciones de ingenio, no pueden estimarse como constitutivos de industrias. . Lejos de ello. A las Exposicione~ puede aportarse cuanto apareja un esfuerzo humano. Pero esto como cosa secundaria. Lo primordial, por su pa,tente buen éxito es exhibir lo que acu a una industria explotada en o-ran escala ó es susceptible de positivo aprovechamiento. i la a·preciaciones que d~jamos expuestas hállanse abonada. por el re ultado de las Exposiciones que han tenido efecto, hoy, trajándose, como se trata, de que Puerto-Rico ~c.uda á la de un pai. esencialm práctico, · ne e con
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mayor fuerza, que nuestro~ productores no den al ol~ido el .· liecho apuntado. · · 1 Et1.tendemos, pues, que al concurrir nuestra isla al Certameu de .F ·iladelfia, debemos, con seña!ada preferen4ia, remitir aquellos productos que, por su perfección y gr~do de desarr?llo, forman el núcleo del contingente comerci'L . Si dirigimos, siquiera, una ligerisin1~ ojeada á la propucción puertorriqu~ña, á seguida se nota gue nJ:testro dafé es el fruto que reclama mayor divulgación 'e n los Estad s Unidos. · ·. . La convenie"ncia, de hacer conocer nuestro café en los E tados Unidos, si antes se estimó siempre. como una nece. sidad grande, hoy, ante la profunda crisis porque atr 1 viesa • • el factor mas valioso de . la riqueza del paí , y el formar Puerto-Ri o parte de la Unión, infiérese que tal me~io de propaganda debe emplearc;e sin más dilación y con la mayor energía. Y ninguna oportunidad mas propicia, para r 4alizar ese empeño, e el que nos ofrece la Exposición de . Fila" 1 delfia. Pero para hacer co cer nuestro café en los ,E 'tados Unidos, no basta, no, que sus productores, como lo h· . hecho hasta ahora, e víen p'e queñas muestras en cajas e ma · dera ó frascos de cqstal. EstG serí~ caer de nuevo yn prácticas empíricas, de las que ya es tiempo que nos vay¡amos despojando para siJmpre. · ~ Hoy lo inexcusable es que los productores de ca , levanten un pabellón en el Certámen de Filadelfi~, para se virlo en estado de infusión á los concurrentes á la brillante fiesta. E Puerto-Rico existen tres mil, ó poco mas, pro~ucto re~ de café en escala importante. Que ese núcleo' aport~ una cantidad proporci9n_al del grano, y puede recolectarpe la necesaria para que .muchos miles de pe'rs9nas conozcan las excelencias ae nuestro café. En abono de la opinión esbozada, vamos á ·traer: á estas líneas, la que, acerca del mismo punto sostuvimos en huestro libro «Pue,rto-Rico Chicago.> 1 En esta obra, al ocuparnos de la repre entación q e la 1 industria cafetera• puertorriqueña tuvo en el Certámen 1de la «Ciudad Blanca», dijimos:
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. ' «Abrigamos la· firme convicción de que el éxito ª'unta· do sería de más alcanoe, si, á semejanza de Java, Guatemala, Costa ·R. ay otros países·, Puerto Rico hubiera demostrado en Chicago la excelencia de su café, haciéndolo conocer en estado de infusión; porque' el obsei;vador competente pue.de estimar lo valio$o del producto de que venimos ocupándonos,, por el sólo aspecto ext~rior del mismo; mientras que la inmensa mayoría del público que visitó la Exposición, únicamente habría jtrzgada las condiciones del grano, ofreciéndosele en la forma expresa.da, que de consuno es un poderoso medio de propaganda y un maguífico ~g9cio. » El afio de 1893, Puerto-Ríe~ exportó mep~s d 5 ~il quintales de café á los Estados Unidos . En el próxjmo de 1897, ·sóio ¡217 quintales! La Unión es el país que co°'sume má café en el mundo. (De La correspondencia de Puerto~Rico. • 1899.)
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NUE\?O FRACA50 .. ~
PARTIDO ~UERTO
D.esde que surgió la disidencia áutonomista en la A amb~ea de.197, en cuanta~ oca iortes se puso á prueba su fuerza, v1óse siempre vencida .Por los liberales. ¿Qué ocasjonaba tan repetidas é invariables derrotas? El exiguo número de los prosélitos que tuvo la fracción / desidente. · ' Los sosteriedore-s de aquella rebeldÍa, al cesar la sobera· . nía de España en Puerto-Rico, camqiaro·n de rumbo. y desde aquel momento, los que, enfáti~amente·, sellamaban puros-hist6ricos-ortodoxqs, apellid~ronse radicales. · Tr. taron éstos de formar un partido fuerte, aprovechando el instante en que · los liberales tenían plegada su in.v icta · . .· enseña. . El intento fracasó al nacer·. Pues te~nidos en asamblea los. radicales, terminó aquel acto p~r una completa dispersión de ~os escasos concurrentes.
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Muerto 'en embrión el radicalismo, los pur~.s no s~ dieron por vencidos, y, á seguida, á ·guisa de mu.tac1ón tea al, dedicát+onse á constituir una nueva agrupación. . En la ~apital abortó la desidencia y aquí debí~ t\a mbién surgir el republicanismo. Salió el programa del nuevo partido, firmado desCle luego, por el grupo que aquí, desde la m~morable a~am ~ea de f897 ,1 es fuerza impulsadora de la5 dolorosas . contien as que vienen sost~niendo entre sí los puertot'nquefios. . Eh tanto que los liberale.s seguían alej~dos de la pplít~ca, . . por entender que no había llegado la ocasión de reanudar la lucha, sus adversarios, movidós por los estímulos dell poder, lanzáronse á el!.ª· . t Desde entonces, en la prensa, en el meeting, en.la ter1 tulia, en uma, en . todas partes, los purps ·emprendiI ron la propaganda en favor del nuevo partido. El doctor Barbosa, _e n su excur.sión por la isla bu cando 1 expositores p el certá1nen de Filadelfia, fué de pu~blo en pueblo pre ndo uena ·nueva. , ¡ Y no confo es.con propaganda licita, véseles a~uí, en San Germán, Manat', Toa-alta y otros pueblos util'zan.d~ los más teprobad s medio~ de co~bate contra los qu 1 mtb. tan en la región d puertorriquefiós acaudillada por M I uñoz Rivera. Agotados. ya t dos los recursos, todos lo.s resorte~, p~e séntanse los republicanos en Asamblea pública, con la mira 1 de dar mayor empuje á su infecunda obra. ¿Qué ha sido la Asamblea celebrada el 2 del actua~? ¡Un completo fracaso! Y para probarlo así, vamos á remitirnos á un testlgo de gran excepción: El Pais: El portaestandárte del Republicanismo, en su número del martes, .describe el acto del teatro, y sus mismas afirmaciones constituyen la negación del triunfo de qu~ alar~ea. Puntualicemos. En esa ·relación figuran representantes de 46 distritos. Como la isla cuenta hoy con 68 pueblos, en 22 los puxos no tienen ni un adepto. ¿Y puede llamarse partido, la agrupación que en la ter-
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cera parte de un aís no cuenta, siquiera con un prosélito? ¡Jamás! . Y de los 46 pueblos hay qu~ hacer una reb·:tja grande. Porque no sig 'fica nada que_de un punto venga uno, cinco ó diez delegados, cuando éstos vienen á ser los únicos elementos de que se dispone. · Ejemplos: de Aibonito vino uno porque no hay allí más republicanos ~ Del Dorado, lo·s 8 concurrentes fueron todos · los del distrito. De Arecibo, Utúado, Caguas, San Lorenzo, · Morovis, Añasco, Rincón, 1\guaCla, etc., hubo representantes, pero en esos puntos Jos liberales están en una mayoría de ciepto por un republicano. ¿Qué fuerza, pue ·, representan e~os delegad s? . i Pequeño grupos y nada más. Sigamos descorriendo el velo ·de las añag za . Di e El País que á la A amblea concurrieron 244 delegados. Revise el colega la relación de los ~ombres que cita, y · verá que son 234 . ., Y todavía hay que establecer otra rebaji'ta . . El señor Degetau figura pof' tres di tritos y por dos los eñores R<?ssy, Barbosa, Viñas, Falcón, Agrai~ y otros,· con un exéeso de once representaciones ajenas . · Q\'.[edan, por tanto, 223 represen~antes unipersonales procedentes de todos lo:s partidos político que han existido en la isla. Otras anomalías. .· . La ~api.t l aparece con 35 DELEGADOS por ·. San Juan y 21 repartidos en yarios pueblos, sumando un total Q.e 56, ó sea la CUART . PARTE de todo los representante . Hé aquí explicá a la amplitud de la convocatoria hecha · por el pre idente d~l partido republicano. Por e te procedimiento lo liberales, si recurrieran al efectismo, como lo hacen us 'adver arios, podían celebrar uria as~amblea con die.z mil representaq,tes. Para ésto nos bastaban los correligionarios de San Juan, Río-piedra :, Cagua~, Carolina, Bayamón y Dorado. · · Hemo demostrado, con datos. del mismo periódico El
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Pais, que · la Asamblea del teatro es un completo rracaso· para los republicano~. . : Porque la fuerza de los números e$ 1ncontrarre~table. . y los números atestiguan que el país pµertornq~eño no está con Io·s puros. ' · ' .1 Estos sólo forman grupos dispersos. .. . ' De la Asamblea, bien puede decirse como dtJO el <Clásico: o:Aquí terminó el sainete: perdonad sus muchas faltas.>
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(Óe cBI Terrltórlo•, de San juan de Puerto Rtco.-11899.)
Tanteo de fuerzas políticas
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En la guerra, los ejércitos antes de lanzarse á , la 1pelea, 1 . . ! fijan el número de sus soldados. y como partidos políticos, s1 ?te? c.om~aten qon las armas de las 1 e , co stituyen también e1érc1tos, deben de igual modo medir sus,... uerzas cuando ven cercano Í l momento de la lucha. ( . . Próxima la fe a en que se ver.ificarán elecciones mun1. cipales en toda la · la, parece de rigor el ~quilatar s ele· mentos con que uentan federales y repub~ican~s, p~ra deducir de parte de quien se pron~ncia:á la v1ctona. J Con~iene, ante todo, echar una 01eada retrospecti;va. Cuando se efectuaron las elecciones de Representantes, los liberales tenían comités en los 70 pueblos de ~ue ent~nces se componía la isla, ·mientras que los a.utono~1stas d~s1dentes solo constituyeron 52 comités. . . , y el resultado de aquellas elecciones fué el s1gwente: en 59 pueblos triunf a; on los primeros y en 11 los segundós. Los distritos en que los puros alcanzaron ~ayori~ fueron: Capital , Bayamón, Manatí, Isabela, Aguadilla, La1as, Coamo, Juana Díaz, Barros, Ponce, ~an Germán. y ~anta Isabel. El cambio de nacionalidad, le1os de contribuir á mermar las fuerzas de los liberales, vino á aumentarlas con el elemento que constituye la riqueza de la isla. ·
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· En San Germán y Ponce, los puros, cuando las elecciones de Representantes, eran más ~um.erosos que .los fi~der~ les. En el primer punto el repubhcantsmo mantl~ne a primacía, pero no así en Ponce, en que es tal la pujanza. ~e que da clarísimas pruebas el partido federal, que aventaJArá. seguramente á su adversario. En ambos puntos la próxima contienda será bien empeflada. Dejamos ya expuesto el estado de lo'-j elementos reJ!>ubhcanos en los 11 distritos en que vencieron en Marzo d 189 . De los otros pueblo po o hay que decir. Con excepción de djunta. , ·Guayama y Vieques, en los demás las propaganda puro-jiladélficos han resultado infructuosas. 1 Adjunta:, era uno de los pueblos en que el par t~o federal dorninaba con fuerza ava alladora, lo que le íó 1un espléndido triunfo en las eleccione de Repre :ntantes:. i es cierto que los puros han levantado allí ~n v~hoso con~1no-en te no es bastante para asegurarles la v1ctona, como lo prueba el que, pa alcanz~rla en las pasadas eleccion~s municipales, apel ná r votantes de los, pueblos lim'trof~s. De ahi qu , á iori, n . pueda asegurarse de parte d qu1 n seráel triunfo en la ~ércana contienda, ya que lo federales lucharán con to s su energías. j En Guayama, ene· eron antes los federales y vencerán ahora pues cuentan con poderosa falanje de adeptos -especialmente en las (clases cont.ributi~as si, coro~ no du4amos, re hazan como procede las v1olenc1as de los ca1as y gJapetone , que con su política de terrorisn10, quieren _domin~~ allí. En ieque , hasta hace pocos mese , ~o habia gerrlunado la ·miente republicana. Cuando las elecciones de Re~res~n tantes, los puros no tuvieron allí ni un voto~· per? ~uest~o 'n.e de índole per onal han levantado una fuerte di 1denc1a. Nuestros correligionarios vienen luchando con loable ysfuerzo para reconquistar la perdida mayoría. No estará 7 ta tan asegurada por lo puros, pues hoy mi.smo sale de aquí una comisión á dar un meeting en aquella isla. · Resumamos. Los feder le tienen hoy asegurada la mayoría en 55 pueblo y la minoría en 12 de lo 13 re tante . 1 Los republi canos, en 14 di trito de que hemo hablado
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detalladamente, t nen dudoso el triunfo en varios de estos puntos, y en 18 ó 20 ganarán la minoría. Tales son, á nuestro juicio la. fuerza. de uno y otro partido en lo que 's refiere á elecciones municipales. Si se tratase de elegir una Cámara in ular-votándose por circunscripciones-el partido federal triunfaría seguramente en más de las tres cuartas partes de los puestos. (De •Et Territorio•,. de San juan de Puerto Rico. 1899.)
¡ ALERTAt FEDERALES l
no(u~den
Nuestros adversarios, convencidos como menos de estarl , del pequeñí imo ·número de sus adepto se agitan, se mueven sin cesar. Si los republicanos, en su lucha por alcanzar el triunfo en los comicios, esgrimieran las armas de la ra7.ón, desde luego que nada podía pr~ocurarnos desplegaran sus fuerzas frente á las del partido federal. . Porque ante la extraordinaria prepotencia de nuestras huestes por su número como por su inmenso contingente de riqueza y cultura, apenas había que combatir al exíguo adversario, si nos presentaba la batalia en el hermo o campo de las ideas. Pero como los puro-zncond1:cionales, en vez de traerá la contienda l?s. aprestos que glorific n, se presentan utili. zando los recursos condenados siempre por la ociedad s / bien organizadas, urge contrarrestar sus desatentados sus inconcebibles.ataques. . ' No es nuevo, no, el procedimiento de los enemigos del · país, pues desde que surgió la di idencia autonomista, sus so tenedores, al o~servar su raquitismo, adoptaron la mala fé como instrumento de combate. 1 Y corrobóralo así. el que, á poco de entablarse la lucha entre las dos fracciones, «El Liberal> en su brillante artículo «La mano negra», condensó, ·condenándola con gran energía, la insana campafia que ha dos años hacían ya nue tros adversarios. ·
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Á TRA,ÉS DE DIEZ AÑOS
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Lejos los puros de abandonar aquella peligrosísi a senda, desde que se inició la actual lucha electoral, prosf~uenla arrastrados por el apasior;iamiento que les devora. En el plano inclinado de sus odios, nada parece detenerles y ciegos por un jac0binismo grotesco, intentan por la fuerza y sus arteros medios derrocar cuanto se pon en su catnlno. , Regar en todas partes la simiente de la calumnia contra los federales y espe~ialmente contra el señor Muñoz Ribera. Interrumpir nuestros meett"ngs y manifestaciones popu1 lares en la Capital, Mayagüez, Cabo-Rojo, San Germán y Hormigueros. Utilizar hombres pervertidos· para las propagandas de . todo género, y que con trazas de matones, llevan la rovocación á ..odas partes. Con anónimos en Yauco, consiguieron que extra'njeros timoratos se ha an americanos y les den sus voto , y en Cayey y en Ca o trataron de amedrentará algunos federales. , Convertir la prens eriódica en piqueta demoledora de la Justicia y el Derecho. Tales son los el mentos de combate que los republicanos vienen empleando. . Y ante enemig que de tal uerte lucha, es preciso estar constantemente á {Ja defensiva. Porque ya hemo visto que en Mayagüez el triunfo cupo á los menos por su osadía. Tene os plena, absoluta convicción de las nsatez perspicacia y virilidad de los ho1nbres que en los pueblos ~levan la dirección de nuestros correligionarios. : · También abrigamos la completa éonfianza del entusiasmo de todos los federales por la causa que defendemos, gallardamente demostrado· en estos momentos en· San Seb~stián, Aguadilla, Ponce, Humacao y otros pueblos. 1 Pero muchos de nuestros amigos viven alejados de los centros de población, y otros por su excesiva buena fé pueden estar desprevenidos para las asecha.nzas, por lo que á unos y otros les recomendamos el ¡alerta! ante las attima, ñas de los republicanos. Si bien como hasta aquí siguiendo en todo la eterna di1
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visa del partido federal: amor y respetp para el adversario, energía y virilidad cuando sean necesarias. (De •El Territorio de San Juan de Puerto Rico. 1898.)
ESCÁ~DALOS ELECTO~ES Violación del bill Foraker -División territorial. - Preceden tes históricos. Para el propósito de tales elecclo~, las de la Cámara de Delegados se dividirá f>uerto co en siete distritos, compuestos de territorios coNTIG os Y. tan Iguales como sea po~lble en población.• Ley Fi raker.
Y a vió el país la manera con que fué pisoteado dicho precepto por el Consejo Ejecutivo, aprobando el plan de Crosas, que no llena ninguna de estas dos condiciones. Y como Puerto Rico conoce la inmensa injusticia, no va- · mos á insistir en los puntos expuestos por la prensa federal al consumarse el despojo, sinó á presentar un -aspecto del asunto, no indicado todavía, y que viene á poner de relieve más y más el atropello inconcebible realizado para levantar el incondicionalismo americano. · Contando el partido federal con ·la. mayoría de los electores del país y ~n posesión de cuarenta y cuatro Ayuntamientos-por veintidós .republicanos-para arrebatarle su legítimo triunfo· en cinco de los siete distr-itos en que e había de dividir la isla, era preciso traer «Manatí» 'á la Capita], y llevar _«Río-Piedras y Carolina> á Humacao. , Hé ahí la ·c lave de la inaudita combinación, pues de no efectuarse parecía imposible llevará cabo el plan republicano. Y para que el país e penetre m~s aún de lo ilegal y arbitrario del acuerdo del Conse ·o Ejecutivo, vamos á demostrar, con datos históricos, que ' ni en los más reaccionarios tiempos del gobierno español se consumó us hecho que revistiera tan patente injusticia. Por decreto del Gobierno provincial, de 14 Diciembre de 1$68, se establecieron tres circunscripciones para Diputados. á ~as Cortes constituyentes, en esta forma:
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• 1.ª Capital, Naguabo y Guayama. 2.ª Aguadilla y Arecibo. 3. ª Ponce y Mayagtlez. Y en aquella división territorial para las primeds elecciones . generales, desde 1837 en que se decretó lh de las Leyes espect·ates, «Manatí~ figuró con Arecibo «RíoPiedras» y la «Carolina> figuraron con la Capital. ! , En la división de la isla para la elección de veinticuatro diputados provinciales, decretada por el Gobernador general en 12 de Diciembre de 1 70, «Río-Piedras» y la «Caroli. na> figuraron en el distrito de la Capital, y «Manatí en el de «Ciales. » Para la elección de 4 Senadores y 15 Diputados á ortes, dispuesta por Real dec~eto de 1. 0 de Abril de 1871, «~aroli na» for un distrito con cRío Piedras> y «Manatí" otro con Arecibo. En la división para Diputados provincia~es, publicada en la Gaceta O ·al, número 143, de 2 de Noviembre de 1 7 , se fijaron 2 ·st . os, urando la ~Carolina» con Lpiza y Rio-grande, y « anatí con Ciales y Morovis. 1 En la_división terrútorial e table{ ida por la Ley de 20 de Diciembre de 1878 para la elección de Diputados á Cortes, ·cManatb formó di trito con recibo, y «Río-Piedras>-capitalidad-con ·c:Ca, olina>, TrujilJo - ~lto, Loiza y Rio-g ande. Por la Ley elettoral de 27 de Diciembre de 1892, que fijó 16 :Diputados á Cortes á Puerto Rico, se establecier~~ circunscripciones de 3 Diputados en la Capital, Ponce y ~aya güez, y de uno por Arecibo, Quebradillas, Guayamai, Humac· o Cagua y Coamo, figurando «Río-Piedr~s» y «Carqlina» en la circunscripción de la Capital, y «Manatí'> en el distrito de Arecibo. Esta última división se hizo con la idea preconcebida de favorecer el incondicionalismo español, y, · no obstante la arbitrariedad con que e llevaron á cabo esas combinac ones, no se cometió en ella la estupenda injusticia de que «M~nath votara unido á la Capital, y «Rio-Piedras» y lá «Carolina» unidos á Humacao. En la división territorial para las elecciones de Repre-
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la.
sentantes de la Cámara insular, verificadas el 25 de Abril de ·1 figuró Carolina en la Capital y Manatí en Arecibo. no sól<r, en materia de d'ivisión electoral, jamás se había realizado un error de tanta gravedad, si que también desde que se hizo la primera división polltico-militar de la isla -y aún la actual ordenada por el gobierno americano-co. molas judiciales, de Hacienda, Marina etc., no se dió el caso de traer á «Manatí» á Ja Capital, y de llevar «Río-Piedra » y «Carolina» á Humacao. . Estaba, pues, reservado al Consejo Ejecutivo la gloria de consumar una ilegalidad que. ha superado on creces á todas las realizadas por los peores gobier11-os sp~ñoles en punto·á división para elecciones en Puerto-Rico Verdad e que sólo á costa .de tal injusticia el partido incondz'cional hubiera podido ir á Ja lucha en los distritos de la Capital y Aguadilla. Pero por el camino de Jos atropellos contra la Ley, los partidos políticos s los gobiernos no conqui tan nunca el corazón de los pueblos. . Y el incondiclonalismo alllericano morirá como mur~ó el incondicionalismo español. Y quizás pronto, muy p onto, antes de lo que piensan los que no ven más allá de los oscuros lentes de Rossy y de Barbosa. ¡Al tiempo!
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(De cLa Detpoeracla•, de Caguas. 1900.)
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Presupuestos generales de la Isla · l. CON IDERACIONES GENERALES. ·-PRESUPUESTO DE 1897 98. PRESUPUESTO 1898-99.-REFORMA DEL GABINETE LIBE· RAL.-LA GUERRA Y DISOLUCIÓN DE LA CÁMARA INSULAR. Entre los agentes de la Administración pública ninguno· es· de tanta importancia como los presupuestos de ingresos y gastos. 1
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Á TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
JOSE G. DEL VALLE
Síntesis los presupuestos de los servicios públic s, cons- · tituyen el desideratum de todos los organismos ~olfticos, económicos y administrativos. Porque del acierto ó no en la preparación de los presu-. puestos, depende el mejor ó peor éxito en la gestión de los in ter eses procomunales. De aquí la predilección con que en todas las esferas oficiales debe verse la creación ó supresión de los servicios que han de establecerse, ó que representan un elemento inútil 1 · en las funcio~es qu.e desempefian. Interés justificado á todas luces, pués un buen presupuesto da prestigio á la· autoridad, centro ó corporacióh que lo forma. Y un mal presupuesto--apareja un gra'n fracaso para quien uo supo ó no quiso hacer de aquél una obra digna de aplauso. . Persiguiendo la primera finalidad no han faltado e~ nuestro país int ntos loables, si bien estos propósitos gene.ralmente h sido infecundos, porque ante ellos ha surgido el antemural e s co veniencias y de las componendas. Producto de estas .· ismas miras fué la implantación de pre upuestos lo mism~ del Estado que de la Provinda y del Municipio, que, 1 ~o de ajustarse· á las prescripciones legales y á la necesidad! de los servicios en los mis.mos establecidos , hánse conver ido en una tarea Uena de los .mayores errores y del más reprobable mtrcantilismo, llevándose, con tal cúmulo ·de desaciertos é inmoralidades, la completa desorganizacil)n á lo servicios públicos, y hasta la bancarrota á pueblos antes bien administrados. o es preciso citar casos para dar ~uerza ~estas aseveraciones. En la conciencia pública se mantiene vivo el recuerdo de los presqpuestos generales-confeccionado iempre con el mismo espíritu reaccionario y con rutinarí mo invariable,-los de la Diputación Provincial, cuyo efectos sufre aún el país, y, por último los municipales, qµe en no poco pueblos como el de la Capital han llevado al caos los intereses locales. Vamos á discurrir ahora, aunque á grandes rasgos, por el campo de la Administración pública en materia de pres~ puestos ge~erales, y por Jo que atañe al periodo transcu_rn1
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do desde 1897 á nuestros días, ya que en. este lapso' de tiempo el país ha P,asado por tan profundas y radicales transformaciones. Por Real Decreto de dicho afio se P.USieron en vigor los presupuestos del Estado para 1897-98, importando el de gas. tos la suma de P.esos 3.536,342'19. Esta cantidad se descompone en la forma siguiente: Sección »
» » »
Obligaciones gene~ale.s . 2.ª GraciayJusticia. 3. 4 Guerra . . . . . . 4. • Hacienda . . . 5.ª Marina . . . . . . . 6. a Gobernación, Fomento 1. •
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498.501 '6o 423.818'8o 1 .252.377'76 260.800 222.668'20 878. I 75'93
pesos » » » \ » »
De los pesbs 498.501 '60 valor de la sec ión l.ª, pesos 348.700 se destinaron á las clases pasivas, aplicándose casi todo el resto á gastos del Ministerio de Ultramar y movimiento de fondos entre Puerto-Rico y la Metrópoli . La sección segunda abraza sólo tres servicios, i portando pesos 164.418'75 el de Justicia, pesos 193.610 el Clero. y 65. 790'05 Correccional y Presidtos. El ramo de Guerra-incluso el servicio de Marina· alcanza á la cantidad de 1.475.045'96, ósea más del 40 por 100 del importe total del presupuesto general. Las atenciones de Haciendjl-sección 4. ª-ascendentes á pesos 260. 00, consistían en el sostenimiento del personal y material de Aguanas y de la Contribuciones del Esta~o. De la sección 6. ª-que abrazaba los ramos de Goberna- / ción y Fomento-son las partidas siguientes, que anotamos porque han de servirnos de puntos de comp"-ración en el curso de este trabajo: · !,
Gobernador Ge.neral y Secretaria del Gobierno. Guardia Civil . . ·. . · . . . .. . Inspección de Obras pública Orden público . , . Comunicaciones . . Navegación marítima
...
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Construcciones civiles . 1nstrucción pública . . .
. ,
. .
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pesos •
40.950
).
35 J .633
»
33.66o 3 . 52 I 23.526 105, J 88 10.000
» »
»
3.850
,
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JOSÉ G. DEL VVLLE •
Á TRAYÉS DE DIEZ AÑOS
Por la Ley de Presupuestos de 1897-98; pasaron á la Diputación provincial los servicios del Estado, referentes á la Instrucción primaria y secundaria, como á los de carreteras y otros de obras públicas, sefialándoseles una a ignación por aquel centro provincial de pesos 120.195 y 602.019'52 respectivamente. Próxima la 1fecha del 1. 0 de Julio de 189 en que, debía em·pezar á regir el presupuesto general correspondiente al año económico de 1898·99, y como para entonces ao había podido abrirse la Cámara tnsular por razón de la g~erra de · · Espafia con Jos Estados Unidos, como por el obstáculo que oponía en su camino la mala fé de los autonomistas dfsidentes,-preciso fué que el Secretario de Hacienda D. Manuel · Ferné1ndez Juncos presentara dicho trabajo. . • El P esupuesto general formado por el jefe de aquel partido, arrojó por secciones las sumas siguientes:
El importe de las secciones 1.ª, 3.ª) 5.ª ascendieron las mis as sumas que el año anterior; sufrieron aumento1 la 2. ª, 6. ª y 7. a, teniendo rebaja la 4. ª; pero el total del último presupuesto alcanzó una diferencia de más de pesos 920.985'12, comparado con el del ejercicio de 1897·-9 . Abierta por fin la Cámara in.s ular, una de sus primeras resoluciones fué la reforma de las cinco Secretarias de Des· pacho. Por vir ud de la supre ión de la Instrucción pública y la de Agricultura, Industria y Comercio, co1no por las demás · modificaciones introducidas, logróse en la de Haciem;la una economía de pesos 12. l 00 pués su plantilla se redujo ~ pesos
213.720 y con la obtenida en. los otros servicios, la rebaja en los departamentos exce9.ió de pesos 30.000. Había ·emprendido la Cámara -insular y el Gabinete liberal los demás trabajos para la confección de los presupues· tos generales para ponerlos en vigor al comenzar ~laño de 1899, cuando sobrevino la invasión americana, la que trajo la disolución de aquel Cuerpo legislativo, perdiéndose así .una obra que entrañaba inmensas ventajas para los contri· buyentes y el Tesoro de la i la. •r
PRE
I
li COMPARACIÓN CON
EL DE
1899.-
DE
-PUESTO DE GASTOS PARA EL AÑO NAJ.'l!RA
1 98·99.-PR
SUPUE TOS
1 99'-1900.
PAR.
Por la · reiteradas in::;tan ias del General Brooke, Jefe del Peparta1nento Militar, continuó el Gabinete insular, presidido por don Luis Muñ.oz Rivera .. El cambio de soberanía trajo un inmenso trastorno en todos los servicios públicos, especjalmente en los 'que corrían á cargo del Tesoro de la Isla. Urgía nor.malizar la situación sin pérdida d.e moment~, y estando lejana la fecha en que comienza el ejereicio, el Ga· binete in ular resolvió hacer los pr upuestos generales para el año natural de 1899, e to e , desde Enero á Diciembre. Hecho el Presupue's to general de gastos para el año de 1 99 se redujo á cinco secciones, en e ta forma: Sec ión » ))
).
3
-Qbligaci9nes generales. 11 2. -Gobernación . 3. 11 -Ju's ticia. 4.ª-Hacienda 5. ª-Fomento 1.
pesos
13,752
» »
29],908
Total.
» »
203,987'22 62,470 794'435
»
1.372,552 22
La ec ión primera olo comprendía estos dos capitulo : astos de las oficinas del Jefe del Departamento . . Pensiones para la viuda de Baldoriotv, señoritas Tavarez y zpi roz y el joven Moral es. ~
pesos
11 '492
»
2,260 13,752
I
1
A TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
·,
.
La sección segunda-Gobernación-contiene las partidas sigúien tes: Hospitales y Asilos. Sanidad. . . Polida Insular
l 21 ,600
pesos
Gastos de la Secretaría de Gobernación.
63,632 14,826 l 210,850
» »
. . .
:>,
.
:>.
. . . Total.
.
.
.
.
1
l~ 1o,go8
La sección tercera abrazaba los Tribunales de Justicia, Presidio y Cárcele~ en esta forma: j· . Corte Supremo, Audiencias y Juzgados de Instancia . . . . . . . . . . Presidio provincial con 325 confinados. Cárceles de las Audiencias 18.000. . .
1."
.
1~,818'75
pesos
~1,168'47
:>.
.
Suma.
»
95,168'47
»
2~1, 155'69
La sección cuarta comprendió exclusivamente el ramo de Hacienda, ue, como anteriormente, tuvo á su cargo los Centros s eriores las Administraciones locales del ramo teniendo todo tos s vicios los e:tpresados 62,470 pesos. La sección quinta¡ a más importante del presupuesto de 1599-arroja un total de 794,435 pesos, suma que excede de la mitad de aquét Hé aquí el im orte de las parti~as más importantes de la sección qui~ta: (
l
Personal de la Secretaria de Fomento ldem de Obras públicas . . . . .
Carreteras. . . . . . . . . . Instituto provincial y Escuelas Normales ·Escuela de Artes y oficios. . . . . . Subvenciones al Ateneo Puertorriqueño y la Sociedad Económica. . . . . . . . : . . .
pesos
~
20,820 82,205
»
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JOSÉ G. DEL VALLE
han venido sufriendo constantes reformas, de tal manera realizadas, que bie . podemos decir que les presupuestos han sido la famosa tarea de Penélope. En ese tejer y destejer-signo patente de un desbarajuste económicó no pudo aspirar ~l Gabinete liberal á ofrecer un presupuesto completo. Pero el trabajo esbozado atestigua palmariamente la me- · jor volunta~d y el acierto puestos al servicio del país. Al recorrer la vista por entre sus cifras, adviértese pronto la simplificación, la at~i:ición preferente á lo útil y la economía como base de todo, pues de 1.372,522'22 pesos, valor de total del presupuesto, mds del 75 ct'ento se dedicaba á Obras públicas, Instrucción pública, Justicia, Po 'cia, Sanida~ y Beneficencia, es decir, á los ramos que con ti tu yen los primeros factores de una bu~na Administración p "blica. Por consecuencia-del cambio de instituciones y del esta· do militar de la isla,, en el proyectado presupuestó para el año natural de 1899, hubo que descartar de aquél todo el importe de la secciones l.ª, 4.ª y 5.ª y los capítulos de Culto Y Clero Y Comunicaciones, que arroJan las "cantidades siguientes: Obligaciones generales, que comprendía las clases pasivas, gastos del Ministerio de Ultramar, etc. pesos Guerra . . . > )\ Marina . . . Culto y Clero . ) Comúnicacione ).
498,501 '6o 1 .252,377'76 222 ,668'20 193,610 . 291,832 I
»
»
,
2,200
Desde que los continentales se posesionaron de ~sta ciudad, puede decirse que no existe realmente un presupuesto general de gastos é ingresos, por que á partir del 18 de Oc· tubre en que se.hizo la entrega de la plaza, los servicios todos á cargo del Departamento Militar y del Gobierno civil
2.458 989' 56
Como el presupuesto formado por el gabinete liberal, ·p~ra el año natural de '1899, ascendió á 1.372,p.')2'22 pesos, y s1 á esta suma agregamos los expresados 2.458,9 9'56 pesos á ~ue alcanz~ el valor de los setrvicios suprimidos á que pasaron al gobierno federal, vendríamos á tener un total de 3.831,541 '78 pesos. Aho~a bien, aceptando que . el gasto de los servicios que pasaron por tal reforma, arrojaran, una erogación de pesos 1
. Á TRAVtS ,DE DIEZ A-OS
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r
2.45S,9 9'q6, resultaría que el presupuesto par"' el ¡ año de 1899 era menor en 625,785'53 que el de 1898-99, importante -como consta en nuestro primer articulo-la suma de pesos 4.457,327'31. 1Hemos expuesto la obra emprendida por el gobierno insular, obra no acabada, ~porque en los momentos en que se planteó era imp,osible y aún lo es en la actualidad, d~r cima á un· empeño de aquella trascendencia. Pero inspirado éste en altas miras, si se hubiera 1}levado á la práctica, seguramente que sus -buenos efecto~ serían sentidos en toda la isla. No pudo suceder así. Pués desde Enero de 1899 en que renunció el gobierno insular, las estupendas dispo~iciones del General Henry llevaron el mayor trastorno á t1do los serví ios públicos. Formado por el Secretario de Hacienda don Cayetano Coll y fo5te-y aprobado por el Brigadier General 1George W. D vi , jefe del Departamento Militar-apareció el presupll,esto o-e ffal de gastos é ingresos para 1899-1900, uando y'a iba erm teste año económi~o. Por cierto ue est período de doce meses empieza á con· tarse del 1. 0 de ]1¡1' o al 30 de Junio, y, el pre upu<: to de l 99· 1900 se san.donó por el General Davjs el 14 de Julio, e decir, cuando ya hacía 14 días que nos en ontrábamo dentro del ejercici9. / · El pre upue o de 1 99-1900 01nprende 0cho secciones, eh e ta forma: 1 · Gastos el obierno Gen&ral. Judiciales. . . . . ~ de la ecretaría Ci vi 1 . >) Hacienda . . . Aduanas . -. . . » Educa ión. » bras Públicas . ). de la Junta de Caridad
pesos »
376, 3'3 l '37 419 579 93
.
74,360 00
57, 88'90 79 961. 52 330,050'00 494,096' 1 73,6 5·ss \
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Total.
Sección primera
Personal y materia de las oficinas del úobierno General Id. id. de la Polida insular . id( C:orreos . . . Id. ~ ..... anidad
r .906,054'0 ·
Expongamos ahora-re umiendo por capítulos-el im·
122,541'57 54,215'80
Sección seguuda
Tribunales de Justicia Presidio y cárceles
'
.
Sección tercera
Secretarf'a 'Civil). Oficina Central Negociado de Ayuntamientos. de Agricultura . . .Rentas internas comprendiendo el Negociado y las Colecturías de la Isla ~ . . . . . . . . . .
16,380 11 ,740 6, 140 40,06o
Sección cuarta
Departamento Id. Id. .' Id.
de Renta Interna y de ingresos diversos. de Aduanas de Correos. de Tesorería
17,200
9,6go 5, 100 o,654
Secció11 quin t,1
Personal y material de. Aduanas.
.
I
. .
79.961 J
1
).
))
porte de l.os princ~pales servicios que figuran en )as expresadas secciones. ~ ·
Sección sexta
Dirección de Instrucción pública, escuela15 de primera 1 Y segunda em,eñanza, y otros gastos del ramo . 330,0 5o 1
•
. Sección séptima
Personal de ~bras pú blic&s . . . . . onstrucción reparación de carreteras . Id. id. de edificios ~ .
20,000 4
;
·. So
Sección octava
. . .
. .
. . . Junta de Caridad . . Manicomio . . . . . . . . . · · Asilo de niños en el «Instituto» y de niñas en el gio de las Madres». . . . · · · · · · Gastos de Beneficencia desde 1.º de Julio de 1899 Enero de 1900. . · · · · · · · · ·
.
· «Cole· · · á 31 de ·
·
·
28, 112' 12 1
17,644'21 1
A continuación nos ocupamos del presupuesto de ingresos para 1899-1900, _y de est~ y del de gastos expondremos el_ juicio que ampos nos merecen.
III. /
JOSE G. DEL VALLE
Á TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
SIGUE EL PRESUPUESTO DE GASTOS DE 1899-190Q.--fRESUPUES10 DB INGRESOS DE 1899-1900.-COMPARACidNES.CALCULOS GALANO .-VENDRÁ EL «DÉFICIT»· . 1 En el ar culo anterior \.:onsignamos las partidas más im· portantes del r upu to general de gastos par.a 18~· 1900. Ahora vamos á e~ ner nuestras observaciones acerca de los puntos más sa 'i entes de dicho trabajo. Asciende este presupuesto á dollars 1 millón 906,054'20, · que equivalen á p~sos 3.176,757 · . , ¡ Como el de 1898-1899 importó pesos 4. 457 ,327 31, aparece el último disminJldo en pesos 1.280,570'31. Pero no existe tal economía, pues hay que tomar en con· sideraci n que en el presupuesto del ~?bierno Militar . no figuran los gastos de Guerra y el serv1~io telegráp.c~-p~r correr á cargo del Gobierno f ederal-n1 los ~el Mm1sterio de Ultramar, Pensiones, Culto y Clero y otrds por esta~ suprimidos pesde que aquí ondea la bandera de las fran1as Y las estrellas. • . \ Englobados como esta\:>an antes los servicio~ de !elégrafo y Correos, bajo la denominación de Com~nicacione~, no podemos fijar la ascendencia del gasto del ~nm~r ramo, pe~ ro sí los de las partidas que acabamos de citar, importantes á pesos 2.167.157'56. . 1 Suponiendo que esta suma cue te el actual servicio tele·
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gráfico y el contin ente de Guerra y Marina-y en ésto nos quedamos cortos pues esos ramos están dotados ahora lujosisimamente-resultarfa1que los presupu.e5tos generales de gastos de la isla en el anterior afto económico, llegaron á pesos 5.343.914'56, ó sea pesos 886,587'25 más que el de 1898-99. Y si la· dotación á los servicios que han seguido á cargo del Tesoro insular, fué superior en la mayor parte de los casos, no por eso aquellos ofrecieron mayores resultados. En el último presupuesto de ta Diputación provincial, · · figuraba el servicio de Beneficencia, ó sea el Asilo de huér· fanos de ambos sexos y el manicomio, con un ~ntingente de más de 400 personas y la asignacion de pesos O,t16. Pues en el expresado presupuesto general, s consignaron dollars 24~4'32 para el Manicomio, y dollars 45,756'32 para los asilos de niftos y niflas instalados en los edificios de Las Madres y el Instituto, sumando ambas cifras pesos . 117,t,>Ol '08, viniendo asi á costar solo el Manicomio, casi tanto como los tres est_ablecimientos. Y lo que es peor aún. Que en los niños y sus familias existe gran descontento, originado por el mal tr~to, lo que ha dado lugar á que algunos de aquellos hayan abandonado el Asilo. De suerte, que Beneficencia se ha dividido en tres establecimientos, costando más del triple de lo que se gastaba en aquella casa, y que con. Ja refor"ma han perdido los niftos pobres Y ~e han oc1:1pado do edificios qu~ pudieron utilizarse . · con me1or apr vechamiento. Para Comunicactones; en el presupuesto de 1898'99 se concedió un cr~dito de pesbs 291,832, estando compre~didos en esta partida lbs ramos de telégrafos y correos. En el presupuesto del afio económico que acaba de pasar, se destinaron dollars 127 ,641 '57-pesos 212, 735'95sólo para correos. · · Cierto que esta suma es menor que la primera, pero en ella no figur~ el servicio telegráfico, y tanto éste como el de correos se hallan muy deficientes, pués faltan Qficinas de uno Y otro en muchos pueblo , y las horas para el trabajo en
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ellas, como las expediciones postales, son bastante e casas, con grave perjuicio de los interes del público. En el presupuesto de 1898-99 costaba pesos 12~,61 todo el per onal de comunicaciones, mientras que en el del afio pasado, el de Correos, por ese concepto importo dollars 90,0 -pesos 151,400-¡el 75 POR CIENTO en sueldo ! Los gasto'5 del Gobierno General y su Secretaría fueron pesos 76,471 en 1898-99 incluyéndose en esta suma e~ ~alor de los cables, y ya se recordará los muchos servicios que en· tonces estaba á cargo de aq ·ella oficina. ~ · En el ejercicio de 1899-1900 se fijan en 31,200 ollars los haberes del personal á las inmediatas órdenes d l Jete del Departamento Militar, y á la Secretaria Civil-que vino á ser casi la misma Secretaria del Gobierno General en tiempo de Es aña-se le asignaron 74.360 dollars. Esas dos partidas suman 105.560 dollars, y si de ella deducimo los 43.300 doll~rs, importe de los gastos de la Junta de Política in mar-que en vez de comprenderse en la pJanivil, debió aparec~r, dadas sus ~uncio Íilla de la S eta ne , en la del obaerno eneral,-el Negociado de Rentas Internas y las Colect(rias, por ser dependencias que no existían antes ó que e rrespondieron á Hacienda, re ulta que en ·el Gobierno Gene al y su Secretaría, en el presupuesto de 1899-1900, han cos ado 62.260 dollars los mismos negociados que tuvo anterioqh ente aquel centro superior, suplidos con menos de la mitad de lo invertido ahora. La Guardia Civil compuesta de 284 individuos de c ~ balle ría y 499 de infantería, que hacen en junto 783 plazas ) costaba pesos 351.633'17. · . La Policía Insular, siendo de 416 plazas, costó l65.83 dollars-pesos 276.396'66- en el año económico anterior. Es decir, que lá Guardia Civil teniendo casi doble que la Policía Insular, irrogaba un gasto aproximado de un 25 por ' ciento más. Y no sólo la Guardia Civil era más barata que la Policía Insular, si que t~mbién al comparar uno y otro cuerpo, sentimo una triste impresión pues si la primera tuvo la negra página del co1nponte en 1 7, la segunda-con raras excep-
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ciones-viene cons ·tuyendo un serio peligro para el órden público. . Si los Tribunales de Justicia tenia~ un crédito de pesos 144. 763'75, en H3 8-99 y en el siguiente afio fué •de pesos 307.660, no debe lamentarse el aumento, aunque sea tan cons.~der~bl~,. pues preciso es reconocer que ·ta nueva organización 1ud1c1al en punto á los tribunales del pafs, responde bien á la época ~orq.ue at:avesamos, y del todo podríamos mos~ trarnos satisfechos s1 la pasión política no se reflejara á ve· ce.s entre algunos de Jos que Aplican la ley. y al hablar de tnbu~~les del país, conste que no nos referimos á la Corte pro~1s1onal: ~quello ja no existe ni debió existir ·amás! El Pres1d10 provincial y las cárceles han 0 226.144 doll~r~ en el año anterior, suma -bastante crecidJ;;a~a tales serv1c1os, pues excede del 10 por ciento del valor total del pre u puesto. El Presidio-costando antes menos que ahora- no e hallaba peor atendido que actualmente. El que las cárceles corran hoy á cargo del Tesoro insular, es :eforma digna de elogio, porqde antes constituían pesadísima carga para los Ayuntan1ie.n tos, especialmente para lo. que tenían de atender al inmediato sostenimiento de , los preso . Con ser cuantiosas la sumas que en repetido presup~esto de 1 99-1.900, se de tinaron á ób s públicas- y especialmente la aplicada á carreteras- hemos de calificar de exageradas esas ~artidas. Muy lejo de ello. Las estimamos acertadísima , puesto que han s· consignaClas para un-ramo que entraffa tan t_rascendental importancia. . / Pero record~ndo como se tiró el dinero en tiempo del General Henry, con motivo del arreglo de carreteras tememos que la cuantiosas sumas que el afio pasado se dedicaron á tal ga to, ean también recur os perdidos como lo fueron aq~llos centenares ·de mile de dottars. ll os gas.tos de educación en el presupuesto de 1 99-1900 eg~n á 330.~nO ~oll'!~s, equivalentes á pesos 550.0 6. .' omo en el e1erc1c10 anteriot se fijaron en pesos 68.767'12 · · - no en el pesos 45.943'62, como Qice Coll y Toste en el preámbulo del presupuesto, pues esa suma correspondió al
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personal y pesos 23.823'50 fueron para material-las erogaciones últimas por concepto de ~nstrucción pública, acusan un poderoso impulso en favor de tan importante elemento de progreso. Pues si bien en el expresado crédito de pesos 5.50.086 están comprendidos los gastos de las escuelas de primera ensefíanza, que antes sufragaban los Municipios, no obstante resulta que se destinan muy valiosos recursos materiales para la ensefianza pública. 1 Desgraciadamente estos r:~cursos no han dado ni con mu cho los beneficios perseguidos, pues el descabellado Código de Instrucción, por una parte, y, de la otra, la intransigen cia: de los incondicionales en la provisión de escuelas, de consuno han llevado tan trascendental ramo á un verdadero caos. Examinemos ahora-siquiera sea muy ligeramente en gracia á la necesidad de terminar ya este articulo-el presupuesto genera de ingresos para 1899-1900 . Importa ars ~.824,-ósean582.7~9'80 desup~rabi't. Aquí, debem excl~~ar: Ldst_z'ma gra~de .. .! Por~~e ya veremos hasta donde akanza tan halagador superabtt. Por lo pronto Qbsetvamos que en el capitulo tercero de dichos ingresos-y bajo la denominación de ingresos eventuales-figuran dol/ars 474.216, procedente de la existencia en caja del presup'festo antert'or. Esta partida es un rompe-cabeza. Porque esa su~a podrá llamarse remanente, formar parte del activo de la liquidación del ej'e cicio precedente, pero nunca estimarse como ingreso eventual y dentro de la nomenclatura de ingresos presupuestos; es decir, de lo que se llama-según el diccionario castellano y las disposiciones de contabilidad-cálculo antii pado de gastos ó rentas. Se suponen ingresos por contribución agricola, urbana, industria y comercio, ascendentes á 372.734 dollars, más 200.000 dollars por las contribuciones atrasadas. Si en una situación normal no era fácil Ja recaudación de an importantes s~mas, especiahnente la calculada á contr \. • buciones atrasada-cobro imposible desde hace muchos aflos en no pocos pueblos-infiére'se que -á raíz de la pasada gue· · 1
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rra y menos despué del ruinoso ciclón era de esperar que no se hiciera efectiva la mayor parte de aquellas sumas. Y de ahí que el ingreso por tales co.nceptos no ha correspondido á los presup e5tos. Como contribución escolar se fijaron 50.000 dollars al país, carga bastante onerosa en estos momentos, por la penuria porque se viene atravesando, y nada aceptable ante el actual desconcierto de la Instrucción pública. De esos 50.000 dollars no se habrá recaudado ni la mitad y, salvo rarísimas : excepciones, sólo la han pagado los nativos. . Entre los demás ingresos, aparecen muchos que no darán las sumas calculadas, y Qtros no producirán nada. En los últimos figuran 2.314 de derechos de Escuela Normal, que no existe aún, y le del donativo para la Escuela de Fajardo, que si se ha cobrado tendrá que devolverse, por no estar instalada. En suma, los ingresos del presupuesto pasado, lejos de ubrir las atenciones del mismo, ofrecerán una disminución notable, resultando así fallidos 'Jos cálculos optimistas hechos " al confeccionarse el trabajo. El tiempo dirá si teníamos ó n~ razón. Ya hablará la liquidación general de los ingresos y gasto del susodicho aflo económico.
IV Y ULTIMO PRE UPUESTO DE
1900-1901, •
•
PRESENTADO POR
DER. - AUMENTO NOTABLE. -
Lo
MR.
ROLLAN-
QUE CUESTA LA €ARibÁD.
- DEPARTAMENTOS DEL TESORO É INTERIOR.-AGE~TES É INVESTIGÁDQRES.-BALDORIOTY Y MA.RiN.-FIN.
En la Gaceta Oficial del 10 del corniente mes se publicó el presupuesto general de gastos para el ejercicio de 19001901. . Firmado por Mr. Hollander, Comisionado del Tesoro, se · presentó al Consejo Ejecutivo, que lo aprobó incontinenti. Pasemos por alto el vicio de origen que trajo este presupuesto, y vamos á ocuparnos de sus. créditos, que es lo esencial en la tarea acomet.ida por nosotros.
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-· El presupuesto general de gastos para el afio económico actual, asciende á d()llars 1.984.645'31, y como el a~terior fué de dollars 1.906.054'20, resulta aquel de dollars 78t591 •11 de más. Como en el último presupuesto no figuran los ctéditos para Aduanas y Correos, importatl.tes á dollars 79.961 y 122.541'57 respectivamente, gastos que continuarán sufragándose por el tesoro de la isla, dedúcese que dicho au1;11ento llega á la enorme cifra de dollars 281.093'68, ó sea un qui~ce por ciento m~s que lo presupuesto para el anterior. Como estamos en pleno período de innovaciones, 1 l pre· supuesto de Mr. Hollander no viene formado por secciones y capítulos como el de Coll y Toste, sino en pequeíiÁs partidas que comprenden los servicio~ . , Estas artitla" son:
ª!º
DOLLABS
... 1,
Gobernador y
142,910 203,850
Justicia . Comisión para revisar y
l94,420 23,000
Presidio y Cárceles.
tom pilar leyes.
90,610
I
De¡>artamento qel Te~oro.
96 540
Auditoria. . ( Imprenta y material. Oficinas del Departamento de t nterior
27,640 22 616 "1 20,400
Obras públicas.
479,974
CARIDAD: DO LLAR· S UELDOS.
Material é incidentales Sanidad . Educación. Con ejo Ejecutivo . Cámara de Delegados. Comisión liquidadora de la Diputación. Gastos diversos, reclamaciones.
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104 664 ' 11 104
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400,000 1
5,ooo
196,500 2,900 100,000
.... Cgmparadas est s cantidades con las consignadas en el presupuesto de 1899-1900, aparecen aumentadas las siguientes partidas en esta form~: ,,. . / DOLLABS
Gobierno y Secretaría.
10,000
Policía Insul~r.
38,000 9,800
.
Justicia Obras públicas. Instrucción pública. Caridad .
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. .,
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49,000 70,000 30,000
Figuran con disminución Presidio, Cárceles~ , Sanidad, la primera partida en 13.000 dollars y en 43, las unda. Si quiere observarse cuanto'costaban·estos ser icios en el último presupuesto español. véase el anterior artículo-inserto en el DIARIO 2- del corriente-como también nuestro juicio acerca del estado presente de esos mismos ramos de la administración pública. . Al hacerse esta consulta, puede notarse que la Diputación provincial gastaba .pesos 40,116 en Beneficencia, qu~ comprendia el manicomio y los asilo actuales del Instituto · y Las Madres, que ahora cuestán más de 80.000 dollar.s, los que unidos á los 23.000 para Hospt'tal de Ldsaros y Colont'a de teprosos-¿?-suman los expresados 104.000 dollars asignado para 9Jiridad; verdad es q.ue solo de sueldos se invierten dollars 59.264, Ó sea más del 50 por ciento en SúELDOS. La plantilla del ramo de Hacienda, formada y púesta en vigor el 5 de Agosto de 189 por el Gabinete liberal importó pe os 213.725, arrojcrndo hoy el gasto de esos mismo 5ervicios dollars 96.540 el departamento del Tesoro, y Aduanas 89.651, que suman dollar 1 6.191, equivalente á pe os 310.316.
El departamento del Interior cuesta dollar 20.400, teniendo los asuntos de Obras públicas, Agricultura, un negociado de Sanidad y otro de M1scELÁNEA. Lo primero, unido á los ser.vicios de Industria y Comer- · cio, corría á cargo de una sección, que costaba unos 4.000· pes~s según dicha plantilla. Existiendo una Junta de Sani-
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dad, del negociado que con- este nombre existe en e] Interior, poco ó nada tendrá que hacer, como el de Misceldnea, á donde' habrán ido ~ radicar algunos asuntos de la expre· sada sección de Agricultur;a, Industria y Comercio, con algo más de escasisima importancia. Hablamos del Tesoro, sin exponer nada ácerca de un punto digno de mención, que no queremos pasar por alto. Nos referimos á los agentes é investigadores de las rentas internas. Existieron aqui _dos investigadores de las contribuciones directas, que fueron suprimidos por el Gabinete liberal, pues estos funcionarios lejos de acrecentar la recaudación, constituyeron una carga inútil para el Tesoro y una sanguijuela para los contribuyentes, al que explotaban cínicamente, llegando algunos Investigadores á levantar una fortuna en p cos meses. Y cuando el p~is creía que para siempre habían desaparecido aquellos e pleados, se estableecn c6 Agentes y 8 Investigadores que entre sueldo y gastos del viaje devengan dollars 25.800. Si Mr. Hollander q~e fa emplear una investigación1cerca de los contribuyentes, bien pudo confiarlo á los Colectores y Ayuntamientos, po cuyo medio hubiera logrado el aumento de la recaudación, on muy poco gasto; pero con tales Agentes é Investigadores, se habrá invertido infructuosamente sumas importantes{ se fomentará la inmoralidad y los contribuyentes serán victimas de atropellos y otros excesos. En el resupuesto de 1899-1900 se consign ron 600 dollars para la viuda de Baldorioty de Castro, y otra suma igual para don Ramón Marín. Con esas dos modestas pensiones se llevaba el pan al hogar de la familia del primer jefe de los antiguos autonomistas, y ~l del . decano de la prensa puertorriqueña, mártires ambos, además, en la época delco11'lponte. Y-¡oh contraste!-cuando se forma el lujoso presupuesto para este ejercicio aumentándose los gastos en más de un cuarto de millón de dollars, quedan suprimidas las pensiones de Baldorioty y Marín, como si se tratara de unas partidas inútiles.
' ¿Y qué dicen á es o El Pa{s y los republicanos de Mayagüez y Pon ce, que tan pletóricos de júbih>.se sienten con el segundo aniversario de la llegada d~l ejército ameri~ano? · ¡Qué han de cir! Si no que son y serán t'ncondict'onal- · mente ..... americanos! Y aquí damos fin á nuestra tarea sobre los presupuestos generales.
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(Del-cDiarlo de Puerto Rico•. 1900).
Apuntes históricos
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· RECUERDOS DEL · TIEMPO VIEJO 1
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VICISITUDES POLÍTICAS. - LEYES ESPECIALES. -EL ' DECRETO 1
ANTI:BiGOTIL •. -SITUACIÓN DE.FUERZA.-TRATO
socrAiL.
Retrocedamos al año de 1 39. Como Puerto Rico había pasado por las mismas vici itudes que España, desde que en 1511 vino á conquistar la isla el Adelantado D. Juan Ponce dé León, gozó de las libertades de 1 12, sufrió la reacción de 1823, ijUe~umió á la antigua metrópoli en días de profunda tristeza para los buenos patricios, y de ruines venganzas realizadas por los conocidos bajo el nombre de los apostólicos; pudo oír los prim.e ros ecos de libertad que vol vieron á despertar en la cuna de Doña Isa bel 11, viendo regir aquí, lo mismo que en el continente latino americano, que en la Península ibérica, el Estado Real que fué ei prÍmer ensayo de la nueva era que comenzaba entonces; tuvo Ayuntamientos conforme á 13¡ ley orgánica, pr<;>ducto de la última Constitución, en cuya obra tomó parte muy activa don José Ignacio Ezquiaga; y vió proclamarse la Constitución de lsa7, que e5tablecia leyes especiales para las provincias ultramarinas.
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Ac@stumb~ados los puerrtorriqueños á la vida de los mismos derechos y deberes (con ex~epción de las quintas) de las provincias españolas, el statu quo debía causarles hondisimo disgusto. , LQs efectos del funesto sistema no tardaron en· experimentarse, pués á poco de la llegada del Gobernador General D. Miguel López Baños, se acallaron en este suelo los legítimos ecos de libertad que hasta entonces habían resonado francamente. Bastará para ofr~cer gráficamente el carácter despótico del General López Baños, estos solos detalles: prohibió que los paisanos llevasen bigote y desterraba á las persona& que suponía con aficiones carlista precisamente cuando aquí vean proscritos alguno& partidarios de esta causa, sorprendidos con las armas en la mano. A la sa..ón era Secretario del Gobierno general don Juan López de Ochoa, persona inteligente, y ya fu ere por falta de energía ó por tar subordinado á las ideas de Argüelles y Olózaga de ue estas provinct'as no se debian ni podian gobernar lo m·i qu~s de1nds de la ~act.'ón, e~ el caso que el segundo secundat>a del todo la polit1ca de su Jefe.. Creada por ambos u~a situadón de fuerza, en Óreve dejó de e cucharse el des~ ontento de los insulare y peninsulares que, al implantarse la reforma clé¡lmaban contra las injusti · / cías y la desorganiz ción ocasionada por el nuevo régimen. Ahern~jada lo o~inión pública, in un periódico siquiera en la i la (el Boletín Mercantil no exi tía entonce y cuan-. do se publi ó á principio de 1 39 fué para tratar a untos económicos) careciéndose de ilustración bastante entre los habitantes ..del país para deducir con acierto tocms las el eficiencias de procedimientos que tan hondamente afectaban su porvenir, y dado el carácter generoso, leal y sufrido de los puertorriqueños, el país soportó resignado la transformación que se le impuso in la más ligera protesta, hecha por los d'i pu· tados cubanos al votarse las leyes espect'ales, y en la que ¡oh vergüenza! no tomaron parte los de Puerto Rico. Ciertamente que tanta mansedumbre no debía sorprendernos, al considerar que cincuenta aflos después se ".lPlicó aquí el componte, con absoluta impunidad, y cuando aún hoy
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no faltan puertorriq nos que be an la mano del que les . · flajela. Con tales antecedentes, comprén.dese el aspecto que en 1 39 presentaba P erto-Rico en todos los rasgos más nota- · bles de su vida. . La vida politica estaba reducida exclusivamente al circulo de las relaciones privadas más íntimas y de absoluta con- . fianza entre las personas que las sostenían. Los periódicos de Espafía apenas circulaban en la iSla, y el que recibía una carta en que se le hablaba de.,:>0lítica, por más que ella hiciera relación á hechos consumados y públicos, no se atrevía á revelarlos mientras no se ·upiera que el Gobierno permitía se hablara de ellos. Y á pe ar de esto, desgraciado del que añadía algún comentario en desacuerdo con el cr terio del Gobernador, po que tenia seguro · el destie1To fuera de Puerto-Rico, ó era encerrado en la cárcel ó en uno de los castillos de la plaza. Si de .la vida política nos encaminamos á .investigar la social, se observa que ésta también giiraba dentro del mismo estrechísimo círculo de hierro, pués habiéndo desapardcido las expansiones Qe los tiempos del General Conde de Torrepando el trato entre las gentes estaba circunscri'to al hoga·r domé tico, efectuándose en esfera muy reducida por temor á las imprudencias ó maldad de algún contertulio no bien conocido, pués el oficio de falso qelator se ejerce á medida que aumentan las suspicacias de los gobiernos. En el ano de 1839 no hubo casi má d ·ve ·ones públicas que la riña de gallos, perfectamente reglamentada desde · 9 de Abril de 1831 por el Gobernador Conde de Torrepa~do, que en cambio, .apenas se ocupó de mejorar la poquísima in trucción que entonces se daba á la colQnia. ¡Qué horroroso contraste!. .... Por eso la vida e~ aqtlella época, una respetable ancjana la condensaba en estas frases: «se comía y se dormía para engordar como los cerdos ».
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u. ESTADO DE LA INSTRUCCIÓN PÚJ3LICA.-EL ANALFABE'FISMO. -LA UNIVERSIDAE> EN PTJERTO RICO.-EL •BOLETfN MERCANTIL •. -UN ACTO DESPÓTICO.
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En nuestro primer artículo expusimos algunos apunte de la vida social y política de Puerto Rico en 1839. , Hoy vamos á discurrir por entre otc.os de los recuerdo que hacen relación á aquella época. En 1834 el censó general de población de la isla había arrojado 358.836 habitantes, de suerte que en el año antedicho Puerto Rico tendría unos 400.000, si se tiene en cuenta el número que ofrece el de 1846. ¿Qué'centros de instrucción existían para aquellos 400,000 habitantes~·
La instrucción primaria, base de la cultura intelectual de un país, se hallaba circunscrita á dos escuelas públicas en la.capital y al nas en las principales poblaciones de la isla, . no llegando á u ar número de alumnos que asistían á aquellas escuelas en qu7 ~lo se ensefiaba á mal leer y escribir las cuatro primerasl reglas de la Aritmética y de memoria la Doctrina crist ·ana. · En algunos pueblbs existían barrios enteros en que nadie conocia el alfabeto, abiendo familias que pasaban de generacióp en .generaci6'n sin saber distinguir una letra, y se daba el caso de que los alcaldes del barrio se veían en la necesidad de ir al pueblo más cercano para buscar qui n les leyera las órdenes que se le pasaban por la Autoridad loc~l. En la capital se daban clases de Dibujo y Mé;J.temáticas, sos~enidas por la Sociedad Económica, y por los Dominicos y Franciscanos de Filosofía y Teología, respectivamente concurriendo á toda ellas unos ciento cincuenta alumnos. Por entonces el doctor don Rufo Manuel Fernández 'sostenía un laboratorio y gabinete de Química y Física, que ·intentó trasladar al Seminario Conciliar; para que tales estudios se difundieran también entre los colegiales. El Rector Fray Angel de la Concepción Vázquez gestionó la traslación de aquellas clases al Seminario, pero el Ca 1 .
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bildo denegó su gen rosa petición, fundándose en que eran innecesarias para el objeto de los estudios que seguían los seminaristas. Cuando el Ret r comunicó está negativa al Prebenda- .. do Fernández, en carta de 8 Septiembre de 1839 díjole: «la instrucción de la juventud de esta isla tiene una especie de MALDICIÓN, que por todos lados le presenta obstáculos formidables que la confunden y destruyen> .... Estos conceptos son vivisimo testimonio del estado de la instrucción en el periodo que,oosquejamos, y de los jnsuperables obstáculos que por entonces encontraba en su camino ramo de tan potísima importancia en la vida de los pueblos .que aspiran á moverse dentro de la ámplia esfera el~ civiHzacióa. En niedio del traso en que la instrucción pública se hallaba el año de 1839, surgió una idea de extraordinario relieve en materia educativa, que vamos á citar por su trascendencia como por el contraste que ella ofrece. Se inicia en Guay(;l.ma la creación de una Universidad en Puerto Rico. El Gobernador general pasa el asuntQ á irifor- · me de la Real Sociedad Económic~ de Amigos .del País, que acoje con júbilo el proyecto y propone se establezcan las ca·rreras de Dereho Civil y Canónigo y de Medicina y Cirujía, como también los medios de arbitrar recursos para el sostenimiento de aquel centro. El empefio fracasó como había fracasado el de las Cortes de 1 21 concediendo Úna. universidad para Puerto Rico. En aquel horizoi:ite lleno de negruras brilló otro rayo de loable iniciativa en pro de la instrucción pública. Desde el 17 de Mayo de 1~7 existia la Junta de Comercio de Puerto Rico, y al dar cuenta de sus 't rabajos en Enero de 1839 el Secretario de la mism~ don Florentino Ginibernat, propuso la creación de una cátedra de Economía Política y otra de / Agricultura. · Aquel ilustrado y filántropo venezolano,(*) al presentar dicho proyecto, sintetiza el estado de la instrucción en el año (*) Algunos creen que Glmbernat era puertorrlqueño, pero nosotros tenemos fundadaé pruebas de que era venezolano.
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de 1839, en los conceptos siguientes: «Careciendo esta isla de establecimientos de educación, no contando con los grandes medios que otros pueblos tienen para difundir las, luces, se halla atrasadisi1na en la carrera de su prosperidad. La absoluta falta de aquellos preciosos conocimientos influye poderosamente en nuestro atraso; y en tano seria ocuparse de proyectos de reformas en beneficiO'público, si los mismos en quienes han de recaer desconocen sµs ventajas y l~, elementos que han de concurrir para poner 1en planta las mejo· res copibinaciones; si por falta de ilustración abrigan los errore~ y absurdos más lamentables en las ~aterias económicas,y si á causa de estos errores se dificulta la ejecución del sistema administrativo mejor organizado.» · El afío de que venimos hablando es de memorable recordación para la prensa periódica puertortiquefía, por.que en él tuvo fel iz éxito la publicación de la hoja más importante dada á luz hasta entonces y que actualmente tiene los honores de ser aquí la más antigua. . A poco de nstituirse la Junta de ~o~ercio, surgió en su seno el pens m · o~ fundar un penóthco para la defensa de los intereses delco ercio, la industria y la agricu~tura. El proyecto encont aba obstáculos en su camino que llevaban la indecisión á la Junta de .Comercio, hasta que el vocal de ésta, don J an Hernández, planteó ~on energía la idea y la Jqnta aco dó la publicación del periódico bajo sus auspicios y con la s bvención de cincuenta pesos mensuales. Salió 'el primer número el 2 de Marzo, con el título de Boletin instructivo y mercantl de Puerto-Rico, de ·ocho páginas, al precio de ocho reales de suscripción mensual, ha· ciéndose la edición en la imprenta de don Santiago Dalmau# Este es el génesis del Boletln Jfercantil de Puerto-R·i"co , actualmente el decano de la prensa periódica puertorriqueña. U na digresión. Después de publicados los apuntes históricos contenido en nuestro anterior artículo, un respetable ariciano que ya · polleaba el afío de 1839, nos dijo: «La órden del Gobernador General Lóp.ez Baños prohibiendo que los paisanos llevaran · bi O"Ote , se publicó ·en la «Gaceta Oficial.» Por cierto que al conocerla un periódico de Carca la llamó «decreto anti-
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bigolil, y como-en e . a se mandaba que todo~ los militares usaren aqu~l, preguntó c¿qué harán los militares lampiftos?» A propósito de tan arbitraria mo~ida gubernativa, el citado amigo nos refi ió el suceso sigQiente. Salía una tarde de paseo á Puerta de Tierra el General López Baftos, y al pasar frente al Teatro, como viera un in· dividuo ostentando negro y poblado bigote, le mandó se af eitara inmediatameHte. El que así faltaba al d~creto antibigoti:l, era don José Amigó, cataljn, casado con &olla CArlota Armenta que á la sazón figúraba en la comparua dramáticá de Robrefio. ·Amigó intentó oponer resistencia á la órden del ~eneral, pero convencido de ser castigado duramente si no a cumplía, tuvo que resignarse á la pena· de ver presto d sa paree r su acariciado bigote. · Y basta por hoy. Ill
JUNTA DE COMERCIO DE P~RTO RICO.-LOS AYUNTAM;IENTOS. -LOS SERENOS.-PARTIDA DE LA •CAPA.-LA GUARDIA UR·
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BANA.-ORNATO É HIGIENE.-CONSTRUCCIONES EN LA OAPI- . TAL:-:-PLAZA DE ALFONSO XIÍ.-EL PODER DEL GOBERNADOR - ATRASOS.-CAMINOS.-COMUNICACIÓN CON EL EXTERIOR. GASTOS EN OBRAS PÚBLICAS.-MOVIMIENTO COMERCIAL .. . EN 183g. -HOY COMO AVER . .
En el anterior árÚculo indicamos los esfuerzos hechos por laJunta de Comercio de Puerto Rico para Ja publicación del Boletín instructi'!JO y mercantil. Y como aquella Junl:a en la época de referencia ostentóse así-como un bellísimo <?asis en dilatado y estéril campo, no podemos sustraernos al deseo de dar á conocer otros rasgos alientes de su~ patrióticos empefi'Os en favor del progreso del país. Inventó don José FFancisco Otbon, vecino de esta ciudad, · una máquina para moler catla de azúcar sin empleo de buees. La junta de Comercio apoyó resueltamente este proyecto, ·levantando una colecta de 4.000 pesos para llevarlo á I
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ll¡\ práctlica, lo que no pudo realizar~e en esta isla por aber r,ecibidJ.ei inventor mayores venta1as en Cu~a. . Desde que se instaló la Junta de Comercio en 1837 ocupóse de mejorar el mue!le del puerto llegando hasta. a'rdar · hacerlo de mamposteria; pero fracasó el intento ~or ,1 ."[falta de recu sos materiales y porque la Comandancia de. ~nge nieros ~xigió el previo permiso del Gob~er~o de Madn · Apa~etió en la Capital un estableci~111ento denom~n~~o Banco ~olonial, ~spirando á ser una sucursal del. coion1al eix.i stente en Londres y á s.e r regido p<;>r las l~yes inglesas. .La Junt~ combatió a<iuella inStitudón P.ºr los mmen~o+ p_e rjlllicios que iba á ocasionar al. c~mercio del pais~ logya~do se recogieran enseguida los billetes puest~s en circul~ción. 1 También se ocupó la Junta de Comercio-con muy loable inte11és-hasta principios del afio 1839, d~ caminos, Jiavegación, ar nceles de Aduanas y otras cuestiones de conve. . . niencia general. Si, como hemos vistof el estado .social y pohtico del~ isla.en el repef afio se hallaba ba10 la más dur_a opr sión, no ~ra menos p a ida administrati~a. \ De aquí que la pesad bre de aquel si~tema debía .~ece sariamente dejarse se ir en los Ayunta~ientos .. En efecto carec'endo estas corporaciones de \ibert d de acción su existenci no llevaba ninguna ventaja á lo~ pueblos, haciendo ·asi c mpletamente estériles los benefic,os de una iJ}stit~ción qu desempeña tan trascendental pa el en el progreso de un país. . , Por cierto que un ilustre 1puertornquefio dec1a de aq Ayuntamientos: «SU misión en prácticas~ reducía irá «lucir'" en las fiestas réligi<>sas el extraft.o uniforme qu usa· cban sus miembros que, vestidos de frac, 'd e rigui:~sa e~ique· •ta, ceflian espada.Y. cubrían su cabeza con un tncornl\o ne· «gro sin pluma.» . . Con las r.eformas de 1837, los ~unicipios sufrieron ~uevo estancamiento, pués pe;rdidas las libertades qu~ ~~zato~ an · te~iormente desde entonces muy poco ó ·q ada hicieron en fa· 1 . . b vor de los intereses que a d ministra an. '· 1 Data de 16 de Octubre de 1837 el decreto del Gob erno
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General reglame.ntan · el cuerpo de Serenos en esta·ciudad, pero no comenzó sus funciones hasta dos aflos después. La policía diurna de San Juan Ja componía un pequeño número de indivi~w apellidados la Part-ida de capa, dictado que se le aplicó por la circunstancia de usar esta prenda de vestir los días lluviqsos y por la noche cuando substituían á los ser..enos. La vigilancia é,n los demás pueblos est.a ba confiada á un núcleo de paisanos, más ó menos numeroso, que formaba la guard1;a urbana; exclusivament~ á la -disposición de los Alcaldes donde había Ayuntamientos, ó d~ los Tenientes á guerra en los demás pueblos; ·siendo las fuerzas basta!e para ~anten~r el orden más completo en todas partes,. pu s aquellos habitantes por su carácter, h~bité> y excesivo re peto á lé\s aut?ridades y us agentes, Q.nicam.e nte en rarísimas ocasiones realizaban actos atentatorios á la Ley. · Por la deficiencia de la P?lítica y la carencia absoÍuta de certadas :~edidas en materia de higiene y ornato. público, stos serv1c1os apenas ~i daban sefiales de existencia. · La Capital tenía enladrilladas las' calles y su alumbrado consistía en esca&ísimo número de.mecheros alim~ntados por aceite. . ~os pueblos carec~an de alum~rado público .Y dada laobscu~dad en las calles por las noches, la mayor parte de lo& vecinos veíanse precisados á pasar las veladas en sµs casas. Más después en casi todas Ja's poblAciones, desde el ano~he· cer, los serenos recorrían las calles provistos de un farolillo y de un chuzo, yendo algunos armados de una: pistola.. . Co1:1 excepción de San Juan, en las demás localidades lás call:s e:an co~tinuados baches que al meµor ·aguacero se hacia~ intransitables para la gente á pié, creciendo en aquéllas .y ~n las plazas la y~rba á todas sus ·apchás; que comían tranqutlmente los animales. , . · . No obstante el completo ·abandono ~e la higiene, la gente vi~ía mucho en aquellos tiempos, debido sin duda á la sana alimentación y á las . morigeradas costumbres, siendo muy numerosos los casos de longevida~ y casi se ·desconocían enfermedades actualmente ·m uy generalizadas. · Las · edifi.c aciones particulares en l~a Ca-pi tal en su ma .
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yor parte estaban construidos de lo conocido por tapia, especie de mortero de superior cal~dad, siendo el techo de tej y algunas con forro en el cielo raso, de un solo piso crsi to das y con habitaciones muy amplias, pero tales_ edificios no revelaban ningún gusto arquitectónico, dominando en ellos la poca luz y los anchos muros. . Las casas-tenían aquí grandes patios en que la maravi· llosa vegetación tropical encontraba fervoroso ctdto. Por 'eso Fray Ifiigo Abat; en 1782, dijo de San Juan: cmuchos1huertos poblados de vistosas plantas, her~<!seada la ciud~d por los árboJes entre las casas.> En cada casa vivía una familia ó dos vecinos. En el último caso, éstos solo tenían de común el patiQ. Y como nd existian las actuales casas de vecindad, la gente pobre se alber· gaba en c itas de madera ó bohíos en Ballajd, dontI¡e hoy se levanta el cuartel dEf ese nombre, en lo que ahora ocupa la Plasa del Mercado, en la Puntt.'lla, que á pri!1cipio de siglo era un ma~r, _Y en Puerta de Tt'erra. ¡ La actual~ lfonso XI~ ser~ia para el mere~~º de la ciudad; estando en.. lla también instalado el Pr~s1d10 hasta 1839 en el lugar (é¡ue ocupa el edificio de la Inteµd_encia, y el que desde quel afio hasta . 1837 es uvo habilitado para cuartel de Arti leria. \. . Utilizada la. plaz principal para el mercado y el pre;s1d10, infiérese el aspecto{ que por entonces ofrec~ria esta pobla· ción, sienao ello la medida de su atraso y del de las demás de la isla. Ciertamente que no debe sorprendernos que el presidio se lle ara al mejor sitio de San Juan, cuando á Puerto Rico se le consideró establecimiento penitenciario p'or luengos aftos; y si desde 1839 se ledió una organización, fué más bien militar, pues tuvo por primordial fundamento la ordenanz.a del Ejército, y no obstante existir una Audiencia, .los--Cap1· tan es Generales utilizando las facultades omnímodas con más rigor que cuando se l~ confirieron por prime·ra vez tn 1825, como por ser Presidentes de aquel mismo alto Tribn· nal, en muchos casos resolvieado gubernativamente proce· dimientos contra personas y aúri contra propiedades. El atraso de la Capital debía existir con mayor relie' e
en las demás poblaciones de la región, y por eso aún 'Ponce Mavagüez-que eran las más importantes entre ellas-no pasaban de ser unas randes poblaciones, en todas las cuaies se hallaban desprovist~s de reglamentación para sus más sencillos servicios públicos. Digamos algo de las vías de comunicación. Este agente, quizás el de más pot~ncialidad en punto á la riqueza material: aún hoy presenta en Puerto Rico un aspecto harto desconsolador, 'Pues-hacie,ndo ya cuatro centurias desde el descubrimiento' de la isla, no contamos con buenos caminos, ni siquiera en el litorai. Ha sesenta afios no existía aquí una carretera. L s pue· blos se comunicaban por estrechos r fragosos caminos ca reci~ndo los ríos en u mayor parte de ,puentes y barcas con que vadearlos, lo que á veces hacia imposible el acarreo de los frutos, y hasta muy dificil el viaje de las personas .. Ya en 1785 girando una visita á la isla e) Goberriador . J':lan Dabán, no pudo llegar al interior de ella por. la falta de caminos, y de cómo se hallaban éstos en 1839 da testimonio el párrafo siguiente, tomado qe un remitido de Guayama publicado aquel aflo en el Boletín lnstructi:vp y Mercanti'l: «Mas luego que entra la estac·Z:ón lluviosa, no sabe el haceKdado por qué parte dirigir sus carretas al p eerto, sz'n quedarse atascadas ó otas; y el ami'go de su comodt"dad tiene que abandonar no dt"go el coche ó quitrin, sino hasta la silla de montar, y 'apelar entonces d las banastas; para no Ílegar lleno de lodo al lugar que lé interesa>. Tales obstáculos no solo hacían más estacionaria la producción; si que también contribuían poderosamente á fomentar la ignorancia y el indiferen~ismo á que estaban condenados lps habitantes de Puerto Rico, alejamie,nto llegado en los del campo hasta el extremo de que sólo concurrían á los pueb1os para las fiestas del patrón ó de Semana Santa. Si á lo expuesto agregamos lo escasfsimo de las comunicaciones con el exterior, dedúcese que la población de la isla · vivía en el Lt.mbo: no siendo de extrafiar que los más importantes sucesos de los pueblos supiéranse en San Juan un ~es des pué5 de haber ocurrido, y que la "llegada de un correo de la metrópoli ó de algún buque extran "ero con corr n-
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dencia, constituían acontecimientos extraordinarios que durante varios días eran la comidilla pública. Unicamente por las costas del Sud y Este, se mantenían frecuentes reJaciones con el extranjero, debido al contrabando que se verificaba con St. Thomas, que ya empezaba á tomar la importancia que tuvo después. Aquel contrabando, que en algunos casos revistió el ca racter de piratería, si bien fué e)emento de prosperidad para dichas regiones, dejó en ellas la simiente de inmoralidades cuyos fatales efectos se expe imentaron no pocas veces. De como atendía el Gobierno las obras públicas al finalizar la década anterior, viene á atestiguarlo un folleto publicado por disposición del Gobernador y Capitán General don Miguel de la Torre, y que lleva por título Relación circu1nstanciada de todas las obras públicas que se han e"'fprendido y continuado en la t'sla de Pue1'to Rico en el año de 1830, pués según un es~ado que figura en dicho folleto, se gastaron pesos ,856 de los fondos públicos en los trJbajo ejecutados d nte · ado año, en 41 pu~blos, siendd compuestos 94 cam· os. (¿?) n longitud de 90,473 varas ~astellanas. ( Y no sólo era uy mezquina la cantidad dedicad á los caminos, sino que s deplorable estado-dice don Florentino Gimbernat .en la Memoria de qu.e hablamos en el anterior :irtículo-pro~edla ( más bien de la falta de intel'igenct'a y conócimientos ct'entíji.cos con que habtan sido ejecutados, que de falta de caudales y brasos sufici·entes. En el año de 1838 el movimiento del comercio exterior fué e siguiente:
Las rentas en 183 produjeron próximamente 1.200,000 pesos. El presupuesto de guerra se había aumentado considerablemente con la creación de un bfitallón más, existiendo de reemplazo muél:l s i efes y oficiales del ejército que se destinaban á empleos civiles. El estado del Tesoro público era desahogado, pues las atenciones se tuvieron cubiertas y el año anterior se enviaron 500,000 pesos á Espafia, para contribuir á los gastos de la guerra.
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Por importación. . . . : . . . . . ~- exportación . . . . . . . . . . Diferencia á favor de la segunda.
pesos·
4.302, 149 S.254,945 952,796
· Los frutos alidos ueron estos: Algodón. Azúcar. Café. . Cueros. Tabaco. Melao Ron.
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después de . tantos años cuyos recuerdos espantan,
nue tra in trucción pública es un completo desbarat· ste, no hay buenos cam'nos ni en el litoral, el patriotismo e e~plo ta, la industria sigue en pafíalesl el comercio está rruioado, la agricultura empobrece ¡y lo que es más doloroso! la personalidad puertorriqueña empieza á desaparecer entre los abismos del pasado~ ¡El eterno Prometeo!. ....
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(Del .
~Diario
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El partido federal
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de Puerto Rico•. 1900) .
Mui\oz Rlwera
Al Doctor N.
e:
Hemos leído con atención su artículo «Voz . - de alerta» inertoenLaCorre pondencia de ayer yno pudiendo sustraernos al deseo de contestarlo, trazamos estas líneas por que . á los que ayer como hoy, con fé y perseverancia, seguimos la bandera q.ue tremo1a el Partido Federal importa mucho cuando pueda tender á meno cabar la aonducta de la colectividad ó de los hombres que en ésta mantuvieron siempre u actos dentro de la esfera del patriotismo. Empieza diciendo el Dr. N. C. que están en un error los que creen mu~rto al Partido y que éste puede mantenerse . .' robu ·to, fuerte. Esta afirmación :viene á rechazar las hechas en áquel sentido por los que sueñan con la desaparición de nuesfra colectividad polltica, y el articulista, al expresar es-
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te concepto, habla como uno de los Federales que no están clispuesto á meterse en su casa, lo que aplaudimos. Alude después, al disgusto del Sr. Muñoz Rivera con el general Henry. ¿Y por qué ocurrió esta desavenencia? Harto lo sabe el país. Aquel G9bernador militar, desde que llegó hasta que se fué, procuró siempre echar por tierra todo lo que encontró constituido y, al suprimir aquellos organismos que representaban la personalidad de Puerto Rico, el jefe del , Partido Federal, con aplauso de sus amigos y correligiona- 1 rios, abandonó el poder. El Dr. N. C., por una párte, elogia como se merece ai se· fior Muftoz Rivera, por su patriotismo, en lo cuál procede con jtisticia, pues nadie que, sin odios y prevenciones juzgue á dicho hombre público, puede dejar de reconocer sus grandes merecimientos, que ahora ni nunca podrán empequeñecerse por más persecuc 'ones que contra él se hagan. , Por otra parte, el articulista presenta al Sr. Muñoz Rívera como un fracasado en la dirección de su partido, juicio que estiqiamos dese 1nado. Y esta · afirmación la abonan · razones de innegable e a. S1 l partido federal va á la lucha en las elecciones del día 6 y s vencido en contie~a legal obteniendo tan solo una mindria insignificante, por consecuencia de una desacerta dirección, claro es que el jefe era responsable del fracaso. Pero, lejos de esto, el partido federal no ha sufrido una denrota, y, con una división territo· rial ajustada al «.bill» Foraker, un procedimiennto electo.r al \ equitativo y sin las coacciones y atropellos cometidos, su victoria era segurísima, viéndose entonces coronados por el éxito los esfuerzos hechos por Muñoz Rivera. En este caso, nadie hubiera osado indicar el «obstác\llO> que.N. C . .señala como escollo para la vida de la agrupación política á que nos referimos. El articulista habla de los amigos y entusiastas admiradores del Sr Muñoz Rivera «(que no son t'dólatras de la personalidad):r>. Creíamos en desuso la palabreja, emplea· da por los adversarios de los federales, por lo cual nos sorprende verla u ada por quien militó en las filas del Partido incurriendo, como incurrían aquéllos en la expresión de un concepto erróneo, pués en todas partes los poJiticos promi ·
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nentes tienen ferv osos adeptos, sin que á éstos se les llame idólatras. ¿Se le ha ocurrido á alguien en los Estados Unidos , calificar de tal á los más fanáticos ·simpatizadores de . Mac-Kinley ó B an? No necesita el Partido Federal, ni ha deseado tener esa «vanguardia> de que trata el Dr. N. C., pués anhela que los puertorriqttetlos sean americanos pero con los mismos derechos que los del continente. Esto consignado queda en el programa del Partido, y ninguno de sus actos prueba que se haya separado de tal linea- cíe con1ducta. Ppr el contrario, elocuentes testimonios ha dado nuestra agrupa~ión de que persigue como fin sup~emo su vida dentro de (Í patria de · Washington. Y por eso, contando el Pai:tido Federal con os valiosísimos elementd's que le siguen, y, · por otra pe1rte dispuesto á llegar á aquella hermosa finalidad, no se disolverá, sino que aumentará más y más sus esfuerzos para alcanzar en no lejano élía el ideal que busca: la redención de la patria puertorriquefta á la sombra de las institucio'nes americanas. Opina el Dr. N. C. que los mi mos hombres del partido federal que funcionaron con el general Mac;ias, no deblari figurar en la nueva evolución. Pues qué, ¿no toman parte ·en esta etapa de gobierno Barbosa, Coll, Hernández López y otros que en tiempos de aquel gener~l sirvieron cargos públicos? El escritor, por último, plañtea este .dilema: Disolver el partido ó sacrificar al jefe. Lo primero ya lo desechó en absoluto el Comité Ejecutivo, • por que esta solución es á todas luces y por todos conceptos no ya improcedente sino vej aminosa para los hombres que realizaran tan desdichacha obra, y para Puerto Rico; pués fuera de aquí, ¿qué concepto formarían del país en que se mata un partido poderoso, porque e le impide por medio~ violentisimos alcaniar un triunfo que tenia asegurado? Las agrupaciones políticas deben desaparecer cuando no cuentan con la opinión pública, pero jamás por una derrota en lucha ilegal. El «sacrificio> del jefe es solución también innecesaria é improcedente. Porque el «obstáculo> que tanto parece preo-
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cupar al Dr. N. C.,' ni existe ni ha existido antes. De suerte, que el segundo término del dilema queda desde luego des· cartado. Si el autor del artículo« Voz 'de alerta,> asistió-co· mo creemos-á la asamblea del partido en Marzo de este afio, debe recordar que en ella el Sr. Muñoz Rivera presentó irre· vocablemente su dimisión, fundándose en sus muchas ocupa· ciones con el periódico el «Diario> y la incompatibilidad de estar consagrado á estas tareas y á la dirección del partido. Y de .tal modo el Sr. Muñoz Rivera sostuvo sus firmes pro- · pósitos de abandonar la jefatura que, para hacerle· desistir fué necesario que la asamblea, después de dos largas esio· nes, en que sólo se trató de su renuncia, le dijera que retira- 1 ra ésta·ó se acordara la disolución del partido; y ante tan gravísima resolución cedió el dimisionario. . Si el articulista lee-como suponemos-«La Democracia, :o es extrño que no leyera en la tercera de las cartas dirigidas á don Luis de Celis, este párrafo: «Y usted, señor Ce · , empequefiece la alta figura de Bar· bo~a comparán~ole n un ~le mortal que no ~ a~pira á influir con el gobierno q deshyra á su pueblo, nl°á ocupar empleos públicos, ni aún á couservar en s~s manos la dirección del partido en que militá. > · Todavía hay más. En l última sesión élel Comité Ejecutivo, el Sr. Mufíoz Rivera xpuso su firmfsimo deseo de abandonar la dirección de~ pai¡tido, teniendo e~ ~u.~nta las mismas razones que adu10 cuando en Marzo dtmttló. ·Y como le asiste perfectísima razón, nosotros no dudamos que el partido no le impond á otro nuevo sacrificio. «No se ganó Zamora en una hora>. El partido federal en·. trará de lleno en la senda de los derroteros que han de con· ducirle á ·Ja victoria. Todo, pués, se andará. Y mientras tanto: fé J perseverancia en :la ruda labor; amor inextinguible á Ja patría irredimida. 20 de Noviembre de 1900.
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Imite os todos á Haldorloty Me cortaré la mano antes . que suscribir ·tanta '!lendfso1uclón del partido autonomista.
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Baldorfófp de Castro
Debemos felicitarnos de que d~n Herminio Diaz avarro trazara su hermoso artículo 6El sólo? ... Nó. Todos..... Sí, 1 pues su t~sis dió vida á la 3érie La Di'sol"'!'ción, publicados en La Democracia. ' Y á fé que si el distinguido amigo~desarrolló c n su pecu. liar talento la proposición plant~ada, preciso es reeonocer que la réplica ha sido brillantísima, constituyend una de las más salientes campai1as libradas en el periodismo puerto· rriqueflo. Cu~ndo en medio de la política agresiva que aquí se hace sostiénese una controversia como la sostenida por el seftor Diaz Navarro y el aiario de Caguas,, experiméntase Ja grata impresión que siempre produce lo que de consuno deleita, instruye y conforta nuestras ideas. · ¡Ojalá que en esa serena región del pensamiento se d'i rimieran invariablemente nuestras discusiones! .... Por eso ayer, al encontrarnos con el ilustre abogado, le dijimos: «¿Contesta V. los arti~ulos de La Democracia? Yo lo celebraré. Porque cuando di~cuten los que manéjan tan bien la pluma, los lectores estamos de enheraouena.» . En uno de aquellos días en que nos hallábamos bajo lo , más recio de la tempestad de persecucion~s desencadenadas contra los federales, nos reunimos los que aquí pertenecemos al Comité ejecutivo de nuestro partido, con la mira de cambiar impresiones acerca de la situación creada por la dictadura de arriba y por la di<;:tadura de abajo, y, al surgir en la amigable conversación la idea de disolver la colectividad, yo opiné, como la mayoría de los congregado , en contra de tan · trascendental medida, por juzgar, como juzgo · hoy, que la disolución d~l partido federal es á todas luces improcedente . la patria .Si en aquellos in tantes de honda
(De cLa Correspondencia de Puerto Rico , . 1900) ..
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puertorriquefla, entendimos que tal soluc~ón debía rechazarse sin vacilaciones de ningún género, seguramente que la lectura de los articulos de La Democract'a hubiera llevado nuestro ánimo al convencimiento d'.e que, lejos de licenciar las fuerzas del gran partido federal, para sús afiliados era un deber indeclinable acrecentar sus energías para que la bandera que tremolamos siga ondeando con más esplendor cada día en los inaccesibles muros de la dignidad de' los na·
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, Entre los argumentos que campan en los artículos La Di'solución, gallarda apoteósis de la consecuencia política y del amor á la patria, ninguno, ·á mi juicio, entrafia tan poderosa fuerza como la cita que alude á Baldorioty de Castro. Porque cuando la historia nos presenta á un anciano, pobre, enfermo y ba i los estrechos, húmedos y sombríos calabozos del Morro, con valor espartano, negándose á firmar la disolución del partido autonomista; ¿tiene justificación racional que los que no es os en una mazmorra y tenemos ju· ventud y salud, acor e o a m erte del partido federal? Y si el insigne patricio pref~ a «cortarse la mano» antes que decretar la disolución de su partido, que, en aquellos dias de infausta memoria e taba reducido á un pequefto núcleo de bien probados puert rriqueños; cuando sobre los federales no se yerguen {as t ribles amenazas hechas al venerable anci~no, y cuando, además, nuestra agrupación es un poderoso ejército, ¿hemos de contraer la inmensa respon· sabiiidad de disolver el partido, realizando así un acto sin ejemplo no ya sólo en Puerto Rico, sino tampoco en ninguno de los p eblos que saben luchar por la defensa de .~us der~chos? . · Y al formular estas inte_rrogativas no es que temamos que prospere la opinión del Sr Díaz Navarro. Nada más lejos de mi ánimo. Yo tengo la firme convicción de que el partido federal seguirá en pié. Esto está en la conciencia del país, porque es imposible que desaparezca una colectividad pletórica de vida, lo que no se oculta á la penetració'n del hábil polemista que sostiene la bandera de la disolución, pero ello no empece para que al descartarse ésta, el partido se vea privado del valiosísimo
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concurso del seftor Díaz Navarro, pués para el que dió tan elocuentes pruebas de patriotismo, no será mortificante aca~ tar el acuerdo contrario á su proposición. De ahí que el viril orador nos dijese un día en el seno del Comité ejecutivo: cSi soy derrotado, dejaré el sable del oficial, para empuftar el fusil del soldado.> Ahora, para .terminar, completemos la finalidad de estas lineas, diciendo á todos nuestros correligionarios: ¡Imitemos la cpnducta del iholvid~bl~ Baldorioty en 1887. 10 de Diciembre. .. · f (De cla D~mocracla•, de Ca as, 1900.
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Los escándalos de San Juan .
Obra republicaoa. - U11 n)illóo de ''dollars 0 pe~cticlos • .; INi uoa protestat
Se ha restablecido el órden en San Juan, volviendo la ciu· dad á su estado normal. Ya era tiempo ¡vive Dios! de que cesaran los atropellos cobtra ciudadanos honorables. .. . Estamos aún bajo la impresión de los desmanes de las turbas en la Capitai, 'y parece como que no apreciamo~ en toda su magnitud los hechos ocurridos; pero á medida que el tiempo vaya deslizándose y cuando, pasados algunos áftos, ·· la historia h~ble de aquél~os, seguramente que los que entonces lean tantos y tantos absurdos, Sf7ntirán sorpresa grande ·y vergüenza profunda, pareciéndoles inconcebible que en una población civilizada · pudieran des~rrollarse escenas que l'efiejan el salvajismo en su más horrible desnudez. En los primeros días de Septiembre comenzaron los republicanos á ·encarcelar y agredir á los socialistas, y cuando ya concluyeron las persecuciones ~ontra éstos, emprendiéronse contra los federales. _Lo sucedido desde aquel insta~
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amigos y correligionarios, se desató la ira de los republicanos, constituye una larga série de atentados al derecho de las personas y de la propiedad, difi<tiles de condensar en un períódico para exponerlos en todo su repulsivo aspecto. • Registros en las calles~ insultos á los federales y sus familias, encarceláciones y prisiones por falsas denuncias, garrotazos y tiros á nuestros amigos, asaltos á los hogares en Puerto de Tierra)~ en la capital, la intentona contra el de Muñoz Rivera, la destrucción d.e la imprenta del--- D1:ario, en en suma, la fuerta brutal atacando c~anto hay de respetable en la sociedad. Tales acontecimientos llevaron la intranquilidad al seno de todas las familias victimas de los escándalos, ó de aquellas que rechazaban tantos abusos, los cuales repercutían en . toda la isla, especialmente en los pueblos limítrofes á San Juan, por lo que esta ciudad ha permanecido bloqueada durante más de dos meses. Recluida la mayoría las gentes en sus casas y sin acudir á la capital los q viven ~e~ campo, por el natural te· mor de ser agredidos ó. arcehlfios, las calles de la ciudad se han visto sin el movimierito 11formal que le dá.vida y ani-· mación, y de tal alejamiento se derivó una gran paralización en los ne.godos de modo quF, eJ comercio, tas industrias y las profesiones han sufrido ¡una pérdiaa que no baja de un millón de dollars. · , Esta es la obra de los reJublicanos de San Juan, llevada á cabo con saña inplacable contra nuestros amigos y correligionarios, para de honra de sus autores y oprobio eterno del país que, si antes tenía en su historia la negra página del componte en 1887, hoy ha escrito en sus anales la de.los atropellos de San Juan, más indignos, más sangrientos, más inícuos que los realizados en tiempos del general Palacios, y, sobre todo, con mayor impunidad; pues éste, los capitanes F ernández de Castro, Hernández y el sargento Escude· ro fuer.on relevados de sus cargos, y destinados á Espaiia; mientras que, de cuantos tomaron parte en las infamias de ahora nadie fué castigado,, y autorec; é ·i'ncitadores gozan hasta del favor del gobierno y de las simpatías de ciertas masas populares.
Y n\) es esto sólo l que indigna. Hay algo más-y más g;ave- en los hechos vandálicos de S_a n Juan: el silencio de los prohombres del partido republica~o, que [es acusa á la faz del mundo como e mplices-concientes é inconcientes-en tan reprobable obra; pués ni en lo más cruento de la triste jornada, ni después de restablecido el órden, se ha levantado una voz, entre aquéllos, condenando los desmánes. Llegó á decirse que algunos republicarlos protestaban contra los atropellos, pero esta protesta, á sotto vocé, no trascendió de la tertulia, y los acontecimiéntos ~iguieron. su desarrollo hasta que convino evitarlos, no, por lo visto, como acto generoso , sino al aproxim~rse la llegada de los mierros de la Cámara, á quienes convenía atraer sin peligro la ,capital para asistir á la farsa que comienza el 3 de Dicie bre. Gozad, héroes de San Juan, de tales hazañas, que ya la historia hablará para condenar perdurablemente · vuestro innoble proceder. Y si tenéis conciencia, ella también os acusará, como os acu an hoy los hombres honrados.
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(De cLa Democracia•, de Caguas. 1900.)
·N ecesidad de la luc:ba
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Supresióo <le A.yuota~ieotos-. - Horroroso porveo~r. -.. IA. salvar los pueblos! .
Si en todos los países y en t.odos lo tiempos los partidos políticos deben luchar por la defensa de sus ideales, pocas veces una cQlectividad vióse obligada á afrontarla como la nuestra en este 'instante supremo. • · Y no se entienda que esa lucha se impone . porque la Cámara ínsula vaya á colmar de satisfacciones al país votando yes que le salven de la crisis· profunda que consume sus energías y sus actividades, lo mismo en el orden moral que en el orden económico. Muy lejos de esto. Porque á .nadie se oculta-y muchas veces lo ha demostrado la prensa federal-que la Cámara de Delegados por su organización y sus funciones , será una '
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inútil en el :m ecanismo de la Administración de Puerto Rico. · Per~ en el acuerdo de la convención de Caguas para que el partido f~deral acuda á los comicios en Noviembre, éxisten otras poderosas razones que justifican plenamente la ·resolución ,adoptada, una de las cuales vamos á explanar e~ este articulo, porque tienen inmensa importancia para nuestro partido y muy especialmente para la vida de un bu~n , número de municipios ganados por nosotros en las elecciones memora?les de los cie_n d{as. No c~eemos, no esperamos dejar de obtener el triunfo en las próximas elecciones, á pesar de la inicua obra de la divisi~n territorial hecha por el Consejo Ejecutivo, y de las venta1as con que cuentan nu~stros adversarios; porque para contrarrestar amatios y atropellos, contamos con el nunca . desmentido pat iotismo de nuestros correligionarios. Pero ~i contra toda la corriente de la justicia y la razón vence la impostura y os republicanos ganan la mayoria en la. Cámara, en e~e omento de tristezas para los buenos pa· triotas puertornque e ha rá consumado también una de las tremendas injusticias que proyectan los enemigos de1 país: la supresión de más de 1veinte ayuntamie~tos federales. Mo~idos del insano p pósito de destruir todo cuanto es vivo testimonio de la fuer: a incontrastable del partido fede-, ral, ya que en los comici s no pueden triunfar en las eleccion:s .m-uniciP.ales de ran número de' pueblos, intentan s~pnm1r sus Ayuntamientos por virtud de un acuerdo de la Cámara legislatíva, puesto que el bill Foraker en su sección 32 autoriza á ésta para reorganizar los Municipios. El plan no puede ser más fácil y de peor int~nción:.de los¡ cuarenta y cuatro ayuntamientos federales se suprimen la mayor parte, y de Jos restantes, la mayoría serán republicanos. como conviene que se conozca la maquiavélica combi- · nac1.ón, para que nuestros amigos vayan penetrándose del golpe preparado, he aquí los municipios que desaparecerían si lo~ incond!·cion~les r~dondearan su proyecto: Rio piedras, . TruJtllo, Lo1za, R10 grande, Dorado, Toa-baja, Vega alta, Coroza}, Naranjito, CQmerío, Mor:ovis, Camuy, Hatillo, Que-
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bradillas, Cabo rojo, Rincon, Aguada, Las Marías , Pefíuelas ' . Guayanilla, Salinas, Cidra, Aguas-buenas, Arroyo, Barranquitas, Gurabo, Yabucoa, Maunabo y N.aguabo. Suprimidos esto pueblos como Ayuntamientos, la mayor parte de ellos se agregarán á aquellos en que dominan los republicanos, y, desde luego, tendrían un alcalde pedáneo y policías espec_iales. Prescindiendo de lo que esto significa desde el punto de vi5ta económico-· cosa que tratarem~s otro día-medida tan radical ¿qué importancia tiene? . Oiganlo aquellos de nuestros amÍgos y correligionarios que no han medido en toda · su extención el rudísimo golpe que amenaza la prosperidad de sus pueblos, sus de chos civiles y políticos, y, sin garantías éstos, su segurid d persoq.al y la paz de sus hogares! · Porque desde ·el instante en que fos republicanos se posesionaron de la administración de los 22 pueblos en qu.e dominan, 5e ipició en éstos la obra del atropello contra todo lo que significa derecho para los ciudadanos, y, en u inconcebible desbordamiento de odios y pasiones, han llegado hasta los más criminales hechos, de los que basta citar como . prueba de su perversidad, las persecuciones·á nuestros amigos en Yauco, Ponce, Adjunta·s, Toa-aJta, Mayagüez, Añasco, Manatí, Juana Díaz, Coamo y San Juan en que se han lanzado turbas para destruir una imprenta y matar á indefensos federales en la calle! Perdida por nosotros la mayoría de la Cámara, ya ·saben nuestros amigos de ·los pueblos que se sometan al odioso yugo incondicional el horrOf050 porvenir que le aguarda quizás para muchos afios. Pero á l_os que luchan con valor no se les vence, y, como en la próxima ca1npafia electoral se juegan intereses tan sagrados para la vida de los buenos pa'.triotas, no dudamos que éstos, para salvarse del oprobio y de la anulación más completa, aportarán á la contienda 'el concurso de todas sus I
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ener~as.
Asilo exige la propi·a dignidad. Asi lo' demanda el amor d la patr1:a . (De cLa Democracia.• 1900.)
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DESDE PUERTO RICO . , . 1 El «blll» de rentas. - ha protesta del pafs
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CAMBIO .PREMATURO.-LIGA DE PROPIETARIOS. -COMITÉ DE DEFENS&-ASA.i\IBLEA MAGNA -COMISIÓN EN WASHINGTON.
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Se han terminado los trabajos para la implantación del cBZ:Zl número 5 para proveer de rentas al pueblo de Puerto ' ' Rico y1 par otros fi nes.> d1 Es!decir que la nueva ley de contribuciones se ha lleva o al terreno de la práctica. El bill número 5 nació ) se desarrollará entre las protestas del pueblo productor: obra poco meditada no pudo s.er bien recibida de la opinión pública y sus efectos neces~ria mente han de ser desagrad~bles para el que cae baJo su acción. · Ad m1n1s · · t ra ~ .· El cambio radi~ op ~ en el Gobierno ~ . d p to Rico debía ~casionar en todos los órdenes c1ón e uer , . d. . t arcial ó ab~oluta "variaci~ en. los proce 1m1en os. en que piraban nuestros organ·smos oficiales. ~parecía lógico q~e ~emejante metamórfosis} se llevara á cabo con calma, con · estudio profundo· Las leyes tributarias(de Puerto Rico.eran ~e l~s me1ores or ue aquí os regíamos, y si se hubiera corregido en ella.s ~ u~n'as defi~encias que, en algunos casos las ?acian .antip1tica'.s, quiz~s habrían sido adaptables al medio ambiente 'e n que hoy nos movemos. H Nada de esto pesó en el ánimo del Teso~e~o Mr. o11 an· der que de improviso, sin consultar la op1ruón, presentó al Consejo Ejecutivo el biU ·número 5, preparado en la mayor reserva. · · 61 otesta en' Apenas trascendió la ley al púbhco, surgt a pr . . todas las clases contributivas, porque desd~ luego v1óse en l . d ella una amenaza· á la propiedad y al traba Jo. '. En los primeros instantes la Liga de propietarios .e fincas urbanas-que representa la mayor parte de esta n-
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queza en San Jua celebró un gran meeting en el teafro de la ciudad, combatiéndose alli la ley Holla;nder, por los gran· des perjuicios.que ella trae á las ~lases productoras. Este fué el p i~er chispazo de la protesta colectiva. A los pocos días se formó una junta ~enominada Comt'té de Defensa: compuesta de representantes de dicha sociedad, de la Cámara de comercio y de todos los Bancos del País .y americanos ex~stentes en San Juan. Esta junta defendió con gran tesón y sin descanso lo_s inmensos intereses de que era fiel reliejo. Dirigió telegramas y mensajes al Presidente de la República y las Cámaras de los Estados 1Jnidos para que influyeran con el fi de que se reformase el f)i'll Hollander, lo que en larga exp sición solicitó también del Gobernador·Allen: éste no pudo resolver por que firmó la aprobación de la l·e y enseguid de recibirse y sin estudio alguno. El Comt'té de Defensa, en su propósito de llevará la con· ciencia del pueblo puertorttiqueiío y del continental, como igualmente á la de los miembros del C.o ngreso la verdad . de los hechos, costeó una gran ediCión en espaftol é inglés de la citada Memoria, siendo el folleto'"repartido profusamente en· Puerto Rico y remitido á la prensa, Senadores y Representantes. Estos esfuerzos no fueron los único realizados para anular la nueva ley de rentas. A medida que el país productor iba penetrándose de las disposiciones en ella contenídas, la opinión pública s~ pronunciaba más y má contra el proyecto Hollander. Aprobado éste por las Cámaras insulares y por el gebernador, sin exán;ien alguno, era necesario llevar la protesta, con más energía al seno de la nación, ya que en la colonia había ido infructuosa la obra abordada por el país contribuyente. Y as' se hizo como van á ver los lectores de la re· vista en que escribimos. El clou ~e la protesta fué la Asamblea de) 2 de Febrero. Convocada por un· núcleo de prominentes agricultores, comerciantes é. industriales, se 11evó á cabo en la tarde de aquel día en el teatro de la ciudad, alcanzando un éxito que sobrepujó á todas las esperanzas.
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El edificio se llenó completamente en todos sus departamentos, no habiendo precedente en Puerto. Rico de reuni~n tan numerosa ni tan selecta en todos los órdenes: el de la inteligencia, el del capital y del trabajo, pues allí acudieron de la isla los hombres de carreras cientific·as, periodistas, banqueros, agricultores, industriales y una gran masa de artesanos y braceros. La Asamblea del teatro, desde el aspecto del capital, répresenta una fuerza poderosa, ya que asistían los hombres que más dinero tienen en Puerto Rico, entre cuyos nomb~es vamos á citar algúnos como vivo testimonio de nuestra afirmación. Hélos aqui: Bianchi y Pagán, de Añasco; Saenz, de Mayagüez; Schuck y sucesiones Sarralléz y Gallart, de Ponce; Santiago, de Coamó; Calaf, de Manatl; González, de RioGrande; Bir , de Fajardo; Benitez, de Viequez; Ezquiaga, Chavarri, Mendizábal, de San Juan; Ledesma, de Arecibo; etc., etc. su voz para rechazar Oradores di · guidos levantaron ' . el bill número l· e 'slatura de Puerto Rico nombqíndose, al finalizar el grandio acto, una junta que se denohiinó Comi'st'ón Ejecutiva d(é la Asamblea magna del teat~o, cuya juntn, de acuer con el Comi'té. de Defensa, designó á don Vicente Balbás don Wenceslao Borda y don Pedro Salazar para que rec . baran del gobiern·o de Washington la derogación ó reform~ del bt'll Hollander. No podemos en esta rápida resefta seguir paso á paso la ·, labor realizada por la Comisión; pero consignamos con gus. to que ella hizo cuanto estuvo á su alcance para conquistar el mejor éxito: movió la opinión de la prensa, logró el auxilio de personalidades de gran talla en el mundo de' los negocios y en las esferas de] gobierno y llegó hasta formular su protesta ante el jefe de la nación. La clausura del Congreso en aquellos momentos tr,ajo como era natural la suspensión de los tr.abajos de la Co.misión y el regreso á ~uerto Rico del señor BalbáS, mereciendo la labor de éste los plácemes de la junta que les hé;t-· · bia conferido tan dificil encarg;o, plácemes que juzgamos merecidos. En el seno de ambas juntas el Comité de Defensa y la
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Comisión ·Ejec
iva de la Asamblea magna del teatro _ · c~mo en los meetings celebrados, no se ha combatido nó' el sistema, qu: campea en el bill Jfollander, de tomar ~l c;pital como bas para la contribución, pues este procedimiento no pu~o nunca le:antar la protestad~ todo un país, porque demasiado conocido ya, no debía ser objeto de la censura de nuestras fuerzas contributivas. . Y ~qui es preci~o hacer una aclaración. El sistema del b.zll numero 5 es m1x~o. Y si bien establece un tipo contributivo sobre el valor de.los bienes, también los fija sobre la renta en otros casos. Lo ~ue ha comba.ti~o el país contribuyente-y seguirá c?mbat1endo~es la cua~tí~ de la contribució~ d~l uno por ciento'. lo~ ruinosos arb1tnos estable.cidos po~ el bill y los proced1m1entos de imposición y cobranza. Por ho~ llevamos á la conciencia de los lectores de The Puerto R~co Herald Ja enorme protesta que levantó la ley d.e rentas implantada en Puerto Ri o por el gobierno amen.cano, Y los trabajos llevados á ca'bo en la isla y en Washington para que se anulara una dispo ición origen dei"malestar más profundo causado en ~la pequefta antilJa por actó. alguno de carácter económico. . . O~ro día ~xpondremo . la forma en que se ha IJevado á la práct1.ca el btll Hollander, para que el ·pueblo norte a~eri can.o Juzgue los desaciertos cometidos en la redacción y ejecución d~ un~ ley que de tai uerte ha perturbado á las clases contnbutiyas de Puerto Rico. San Juan, Julio 23 de 1901.
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(De cThe JJuerto Rico Heralcl•. 1901 )
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·OTRO TIPO POLITICO . ~--
·· El Trá11sf U Ja En La Correspondenci·a se han delineado á los «indiferentes> é «independiente~» en política. · Y para ir completando el cuadro de los que aquí figura~
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en los partidos militantes, vamos á intentar ofrecer los rasgos típicos del <tránsfuga.» Desde que se formaron núcleos de hombres para luchar en defensa de una idea de progreso; la historia nos presenta la figura del prosélito que traicionó á sus compañeros de combate. ' Este ' hecho, que arranca desde que en la humanidad surgieron los primeros alientos por la civilización, lo encotúramos desde los comienzos de la era cristiana. Jesús en su grandiosa obra de redención, tuvo á su lado á los doce apóstoles, ·y entre ellos hubo un traidor que le en· tregó_á sus enemigos: Judas Iscariot~. 1 En Puerto Rico no es nuevo el tránsfuga; tiene ya abo1 lengo conocido. Desde que la Revolución de Septiembre derrotó el odiado trono de t;abel II, tomó grandes vuelos la política entre nosotros. 1 Las luchas que desde-entonces se entablaron aquí las sostenían dos a~ciones: una, la de los que buscaban mantener la reac~~potismo, y la otra que, por el lcon· trario, suspiraba ardiel}.i~mente por la democracia y a libertad. ( La segunda, como era natural, estaba formada por la casi totalidad de los p ertorriquefl.os, porque todo el .que aquí nace no puede ·men s que ser devoto del progreso y del bien estar del .país. ( ' De ahí que aquellos de nuestros compatriotas que formaron en las filas del incondicionalismo español, ft eron consi· derados como tránsfugas, pués para ser creídos entre los enemigos de la reo·ión, extremaban const:-tntem«7nte la nota . más· exagerada de la intransigencia. Dividida la familia puertorriquefia en dos ramas, desde la Asamblea de Febrero de 1887 y fuera de las contiel')das políticas el antiguo partido incondicional español, la lucha se circunscribió á aquellas dos fracciones, que son las que en la actualidad se disputan el triunfo en los comicios. No citaremos partidos ni nombres de las personas que, figurando en uno de ellos 1 pasáronse al adversario.
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Pero entre es s trasiegos se ha destacado, de cuerpo entero, el tránsfuga. No entra en nuestras miras el calificar de Judas al que · figurando en' a colectividad política va á tomar puesto en otra que antes combatía. • Porque si los partidarios luchan por el interés general, al emprender un derrotero que les separa de aquella senda, no puede sorprendernos que algunos afiliad<?s se aparten de los suyos para colocar e al lado de los que antes fueron sus adversarios, si es que ésk>s t:lemuestran el patriotismo de que los primeros carecen. Pero cuando en una agrupación política nos~ ha operado un cambio no ya radical, ni aún la más.ligera v ri~nte en un punto de sus doctrinas y principios, la deserció en modo alguno se justifica ante las personas honradas. Si el cambio de casaca es sólo producto de uq.a crasa ignorancia, el veleta inspira la compasión que siempre merecen los imbéciles. Empero, cuan,do la transformación obedece á rivalidades entre correligionarios, á ambiciones personalt:s no satisfechas" dentro de la colectividad en que se milita, ó reconocen . . por causa eficiente otro acto indigno, el que.abandonó.á los suyos para unirse á los adversarios, no es merecedor de compasión, nó, porque ya no set ·ata de un imbécil, sino de un despechado, de un farsante, ó á veces de un perverso. Condiciones éstas que vienen á formar los r.asgos característicos de la individualidad política que esbozamos. Conocido l~s móviles determinántes de su. cambio, el tránsfuga arrastra una vida dificil, ridícula, penosa. Porque al agitarse entre us nuevos correligionarios, rodéanle las naturales reservas y de confianzas, las cuales, lejos de convertirle en político pasivo, le compelen á las mayores exageraciones, llegando á ser el más cruel enemigo de los que aptes fueron sus amigos. Pero el tránsfuga tiene siempre su condigno merecido: los remordimientos de su conciencia, «el juez de Judas, que ni olvida, ni miente, ni perdona.»
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(De •La Corréspondencla de Puerto-Rico.:. 1901.)
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¿Y Jos productos, que son el factor
DE ACiUERDO ,CON LEGRl\ND No
debemos concurrirá Búffalo I
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He leído en La Correspondencia la carta que publica don Federico J. Legrand, expresando los motivos que existen para que Puerto-Rico no tome parte en la Exposición de Búffalo. Ante todo vaya un aplauso para el puertorriqueño que así sabe volver por los fueros de la dignidad d'el trabajd en esta región. ; Estamos de perfecto acuerdo con la opinión del señor Legrand, porque ella se inspira en el verdadero amor á las clases productoras y por ende, en los intereses sagr.ados del .país. Nosotros no os enos de acoger "con entusias'm o 1 1 las ideas brillantemente e uestas por el señor Legrana, por que ellas surgen al calo de una convicción profu~da, pués el señor Legrand es ersona ilustrada y ha concurrido á todas las exposiciones iversale y regionales verificadas en estos últimos aftos, o teniendo en ellas honrosas recompensas por su~ prodp.cto científicos-industriales, circunstancia que avalora el juicio á que nos referimos. ¿Y cómo no aceptar en absolutoi las afirmaciones del señor Legrand, si vienen abonadas por 'la profunda convicción por de una personalidad que ha laborado siempre . . el pro· greso del pai ? Y vamos á puntualizar breve y claramente. ¿Qué elementos tiene Puerto-Rico para figurar eri la exposición de Búffalo? Hasta ahora sabemos que para tal representación se votaron 10.000 dollars y que se nombraron tres .comisio·nados, número que no ha tenido la isla en ninguna de las exposiciones universales á que ha concurrido. ni aún á las grandiosas de Paris. De comisionados no estamos mal. Verdad es que aquí viene como anillo al dedo lo de las tre hijas de Elena ......
p~tlsimo
para que un país haga u.n buen papel en los certámes ·como el de Búffalo? Pués de lo! roductos ..... nd/' Por qué ¿cuáles son los que podemos presentar? Con excepción del café, el tabaco, el azúcar y el ron, cero y cero porque los demás no constituyen verdaderas industrias explotadas en gran escala y, al exponerse en · el Certamen de Búffalo, no van allí á desempeñar ningún papel importante. Se habla de remitir trabajos de la mujer, que no son otros que los bordados, tejidos, etc., . que se confetcr· nari en las escuelas ó p9r aquellas efioras y señoritas qu viven gra· cias á tan improductiva y peµosa tarea. ¿Y qué Esas labores, como se ;ve, on curiosidades de Jos planteles de enseñanza, ó frutos de una pequeñisima acción personal. Y como no representan el producto de un taller en que se vende en mayor ó menor escala, resulta que exhibirse en Búffalo representa únicamepte un esfuerzo perdido en aquel gran ba- · zar de la civilización, á donde acudirán con expléndidas labores los fabricantes que hacen,en máquina lo que trabajan d pulso las delicadas manos de nuestras compatriotas . . Remitir gengibre, achiote, man', ajonjolí, hedionda, casabe y otras bagatelas como las que se recogían cuando lo de Filadelfia, seria gastar infructuosamente tiempo y dinero, lo mismo que se gastó entonces. . El azúcar puertorriqueño es de sobra conocido en los Estados Unidos y tiene allí mercado segm-o desde hace muchos años, y como el mascabado lo utilizan para el refino~ en , tal aspecto huelga ·enviarlo á Búffalo. El café y 'e l tabaco-~specialmente el primero-tuvieron buena representacién en la Expo icipn de Chicago, sin que á pesar del tiempo transcurrido y de las ventaja obtenidas después para la exportación de ambos artículos á la Unión, se haya logrado darles allí un ·estimable consumo. Por el contrario, nuestro café (*)y nuestro tabaco luchan cada día con más obstáculos para su venta de los Estado Unidos 1 y
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{•) Se están ya Importando partidas del Brasil.
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el segundo va cayendo bajo las garras ~el trust, que seguramente lo monopolizará y explotará á su capricho. Hay otras razones de índole moral que prueban también -y con mayor fuerza-que no debemos concurrir á· Ia Ex.posición de Búffalo. Y es que no se trata sólo de que Puerto Rico aparezca allí cubierto con los. harapos de su miseria y de su atraso, sino que, á la vez, su representación en aquel acto es vejaminosa para el pafs, y por manera má's saliente para el productor que se presta á los que nos deprimen y arruinan. Porque cuando todas las clases que constituyen el principal nérvio de la riqueza m~terial puertorriqueña protestan contra una ley de tributación arbitraria; -cuando del país emigran millares de personas para no perecer de hambre en su propio terruño, y cuando nuestros signos de progreso en la producción sólo revelan un atraso inconcebible, sería ri~ · dículo que tomáramos parte en el Certámen de Búffaio. Recuérdes ue at' celebrarse la Exposición regional de Santurce e 93: is apenas le prestc).su concurso, porque idénticas circu ancia -y quizás menos dolorosas-le compelieron á no figurar aquella fiesta, por lo cual resulftó casi un verdadero fracaso. ' Y si los produc ores puertorriqueños, en inmensa flªYºría, &e alejar9n de quel acjo, ¿deb'en asistir al de Búfj~lo? Nó y nó! ( 1 Esos grandes certámenes son vivos testimonios d prosperidad moral y material, como también claros expot¡ientes de la satisfacción de un pueblo, y el puertorriqueño no goza ni siente ese bienestar. Por el contrario, cada día se ahonda más y más la sima d·e sus desventuras, de tal suerte que si se continua desoyendo nuestras justisimas quejas, pereceremos ahogados entre los escombros de la miseria, si no es que imitamos á lps que van buscando en lejano suelo un recurso que les salve de la muerte. Si el Gobierno, y los puertorriqueños que le ayudan en su obra, en.vez d~ adoptar procedimientos de pe~ecución y de ruina para los que sostienen bien alto la bandera de la • dignidad, hubieran decretado leyes para dar impulso á nues·
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tras fuerzas vivas, especialmente votandºo un empréstito que levantase la decaída agricultura, Puerto Rico, siquiera modesta mente, toqiaría parte en el certámen de Búffalo. Pero cuando se háce lo contrario, los productores deben alejarse de una fiesta en que ólo les espera un risible papel. Cuando_ la Exposición de Filadelfia se tiraron más de 1.000 dollars . . Ahora se tirarán 10.000 dollars en tres Comisionados. Nosotros estamos de acue~do con el señor Legrand. ¡Puerto Rico no debe figurar en la Exposición de Búffalo!
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(D. . 14 Democr~ola• 1901.)
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Los partidós políticos 1 PARTIDO AUTONOMISTA HISTÓRICO.-EL LIBERAL.-AUTO 0MISTAS DISIDENTES.-ELECCIQNES EN 189~.-LA GUERRA~ . -REUNIÓN DE LAS CÁMARAS.-GABINETE DEFINITIVO.INVASIÓN AMERICANA.
En los dias 7, 8 y 9 de Mar7.o de 1887, se verificaron en el teatro La Perla, de Ponce, grandes asambleas de patriotas puertorriqueños, quedando hecha allí la consagradón del P3:rtido autonomista de esta isla. . Las constantes y crueles persecuciones á los afiliados á la nueva _colectividad, la política de recelos por parte del gobierno-en la qu~ hacia papei principal un núcleo de hijos· del país que ahora alaraean de muy americanos-para todo el que seguía la bandera enarbolada en la ciudad del sud, lle· varon el desaliento á los e piritus poco moldeados para las luchas por la patria. Y la legló'n poderosa al surgir entre parleros entusiasmos, se vió después moverse en reducido campo de acción. Ante lo infructuoso del empeño, d~n Luis Muñoz Rivera con~ibió la idea de dar vida vigoro ~a ar partido autonomisfa por medio de una alianza con otro de España qu e fuese
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afin y compartiera con él el poder en Puerto Rico el día en que escalara el gobierno. Después de sus tenaces intentos en las Asambleas de Mayagüez y Aguadilla, triunfó en la de Caguas en 1896. En este acto se nombró una comisión-revestida de plenos poderes-para que buscara el pacto dél partido regional con el de la metrópoli que mayores ventajas reportara á Puerto Rico. . Tan importante como difícil encargo se confirió al iniciador de la idea don Luis Mufioz Rivera, don Rosendo Matienzo Cintrón, don José Gómez Brioso y don Federico Dejetau con el concurso en Madrid de don Rafael María de Labra. Y al regreso de los tres primeros puertorriqueños en Febrero del afio siguiente, se llevó á cabo una gran Asaipblea en el teatro de San Juan, en la cual, después de empeñados debates el sufragio de 79 delegados-por 17 en contra1 decidió que el partido autonomista se imcorporase al liberal de Sagasta, que por entonces se hallaba en la oposición. . . El sole acuerdo de la asamblea del teatro fu rec1b1do con inmen o · 110 n toda la isla, y "á. la nueva c~ectivi dad bien pronto acudi,e on los hombres más importa tes del país, por su historia< política, su inteligencia y su osición financiera. • 1 Nacido el part do liberal puertorriquefio bajo tan ¡ felices auspicios, apenas pasados tres meses alcanzó uná cqmp~eta organización en odos los pueblos y ciudades .de. Puertp Rico. Las más útiles empre as encuentran casi s1emprEf obstáculos en su ca1nino. Parece que éstos no habían de faltar al partido que de manera tan brillante f ué acogido pot la opinió1 pública, y, un grupo de ambiciosos, de~rotados en la .A,samblea de 1897, levantó la bandera de la rebelióD¡, y: á la rebelión llamó «Ortodoxia>. L~ fracc.ión disidente, para obtener la onfianza delgabinete agasta-Moret, eligió como su presidente á un pe· nin ular y utilizando los re::>orte del engatlo cerca del Gobierno de Madrid, logró formar parte del insular constituído el 11 de Febrere de 189 . ¡Oh contraste singularl Fernández Juncos, Rossy, Barbosa y otros que tanto combatieron el pacto y á.Sagasta, 1
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llenos de júbilo a eptaron las primicias del nuevo sistema y juq1ron de rodillas-¡los que se llamaban y llaman hoy republicanos!-el lucrativo emple<;> á los piés del representante del Gobierno' gastino. Pero aquella minoría rebelde no podía ni tenia derecho á compartir el gobierno de la isla, conquistada sólo para los que representaban la mayoría de los puertorriqueños y la mayor suma de la riqueza del país. Y verificadas el 27 de Marzo- de 1898 las elecciones para Representantes de la · Cámara insular y Diputados á Cortes, dieron el resultado siguiente: Cámara insular: 256,881 votos liberales y J,204 autono. mistas disidentes. Diputados á Corte.'.:i: 111,392 liberales y 4 ,322 autonomistas disidentes. Cada .elector .votó tres·nombres en la elección de los Representantes; de lo que resulta que concurrieron á _las urnas para la prim·era 85,627 liberales y 18,068 autonomistas disidentes. La designación hecha pocos días después para los com-· promisarios-elegidos ·exclusivamente entre 19s concejales de los Municipios y prt'meros.contrt'buyen_tes-que nomb!a· ron los Senadores del Reino y los Consejer.os de Administración en la isla-Cámara alta-dió el triunfo á los liberal~s en 63 pueblos con 108 compromisarios, alcanzándolo los ortodoxos en siete pueblos con 16.compromisarios. El partido liberal, pués, ál conquistar tan espléndida victoria, probó p~r manera elocuente que contaba con. la fuerza de la opinión del país en todos los órdene de su vida m ral y material. Aquella~ elecciones se llevaron á cabo en toda la'isla dentro del más riguroso ejercicio del derecho, habiendo sólo ocurrido algunas coacciones en la capital de la isla y ligeros motines en Cayey, Aguada y Ponce, promovidos aquéllas y éstos por los autonomistas disidentes. Jamás antes ni después se reflejó en Puerto Rico la voluntad del pueblo con signos tan claros de patriotismo. Declarada pocos días despué la guerra entre España y los Estados Unidos, la situación anormal que este estado de ~osas trajo tras sí, se tomó por los ortodoxos como pretexto
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para evitar. la constitución de las Cámaras y del binet~ difi~hitivo, para poder así Fernández Juncos, Rossy, Barbosa, Qui ones y Sánchez Morales continuar ocupando las secre1 tarías y subsecretarías del gobierno insular. Pero aquellas artimaflas dejaron por fin de surtir sus ef~ctos y el Gobierno de Madrid, ante la s~lemne y. enérgica protesta de los diputados liberales, indicó al gobernador de Puerto Rico la contitución de las Cámaras. La apertura de éstas se realizó el 18 de Julio ante ~l representante del gobierno nacional, comisiones de todos los centros oficiales, del clero, ejército, marina y cuerpo consular y extraordinaria concurrencia de todas las clases sociales. A aquel acto solemne, sublime en su sencillez I en su significación, siguió la.constitución del gabinete definitivo compuesto só o de liberales: con lo cual quedaba puesto eÍ remate al hermoso edificio cuyos cimientos se colocaroh en la Convención de Febrero de 1 97. l A la sazó eguía su curso la guerra y, no obstapt-e los azares de a la · · ísima situación, las Cámaras puertorriqueñas continuaban s gloriosa labor reivindicador 1 has' ~ ' ta que al ocurrir la in asión del ejército de los Estados Unidos, el gobernad general Macía:S decretó que aquéÚa suspendiera sus tarea,, que no llegaron á reanudarse, pués al ocupar Ja isla. los americanos el 18 de Octubre, quedaron di· sueltos sus cuerpo colegisladores. 1 Hemos narrado los hechos más culminantes en ias luchas de los partidos, desde 1887 ha<;ta el instante en que el cam·bio de nacionalidad vino á transformar hondamente el derrotero y las soluciones de los l'artidos que por entonces contendían en la isla. · Si discurrimos por entre los acontecimientos de aquélla azarosa época, lo hemos hecho, para poder ofrecer un juicio más completo de los partidos políticos que luchan actualmente en Puerto Rico, ya que el génesis del federal y el republicano tuvo lugar en 1897 y en el primero figuran los libera· les, como en el segundo militan los autonomistas disidentes. Con tales antecedentes, indispensables en el rápido análisis que venimos practican<;lo en este ligerísimo bo quejo
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de la política puertorriqueña, los lectores de The Puerto Rico Herald po rán tener un cabal conocimiento de cómo se forOlflron et partido . federal y el partido republicano, de Jos elemento~ ue constituyen áambas colectividades, de los ideales que unos y otros mantienen y de sus procedimientos para con el Gobierno y para con el país.
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11 SABIA CONDUCTA DEL GE~RAL BROOKE.-LA SITUACIÓN SE
NORMALIZA.-MARCHA DE BROOKE.-EL GENE'RAL HENRY. -FUERZA DE !.OS PARTIDOS.-FRACASO DEtS ORTODOXOS.-LOS RADICALE .-DESACIERTOS DE NRY:-DIMISIÓN DEL GABINETE INSULAR. . .
· Ya en vi or el Tr tado de Paz, el 18 de Octubre de . 1898 el ejército americano ocupó la capital de Puerto Rico posesionándose desde ese instante del Gobierno militar d~ la isla el general Brooke. Presentóle segóidamente su dimisió~ el Gabinete insular prestdido por don Luis Mufioz Rivera, que ocupaba, agemásJ la secretarla de Gobernéfción 1nientras servían la <:Je Hacienda don Julián E. Blanco, la ue Gracia y Justicia · don Juan Hernández López ) don Salvador Carbonen la de Obras Públicas. No aceptó dicha renuncié! el comandante del Departamento militar. Lejos de esto, ante las reiteradas indicacio~e~ d~ los miembros del Gabinete de abandonar sus puestos, insistió el general Brooke en que los conservaran. · Este acto de aquel gobernante fué el primer destello de ' su talento y sie sus altas miras políticas, dotes de que dió después constantes pruebas, que iódudaplemente le llevaron á los pocos meses al Gobierno de lá isla de Cuba, cargo de mucha mayor importancia que el de Puerto Rico. Reconocida por el general Brooke la representación del Gabinete liberal, le revistió de todo su prestigio y le otorgó todo su apoyo y confianza, circunstancias que contribuyeron po~erosamente á normalizar la situación y á reintegrará los T~tbunales de Justicia y á los Municipios en ejercicio de .
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sus derechos, pués aprovechándose los ortodoxos 6 autonomistas disidentes de aquellos difíciles momentos, se .habían apoderado de los Ayuntamientos ~e Junco~, B~rceloneta Y Ciales, introduciendo en otros sénas comphcac1one Y tras, tornos. . Aunque sin el Consejo de Administráción y la ámara de Delegados, el Gabinete insul~r desde las cuatro ~ecreta· rías, iba desarrollando su politica con todo el alcan,ce del rádio de acción en que podía desenvolverse en aquel !periodo de transformaciones. Seguía por estos sendetos el gobierno y administración de Puerto-:Rico, cuando de súbito llega el traslado á Cuba del ilustre general Brooke, siendo substituido por el general Henry. • La marcha de Biooke produjo hondo disgusto entre los buenos p triotas puertorriqueños, pués á sus relev~nites condiciones de ilustración y firmeza de carác~r, debíase en gran parte el satisfactorio aspecto en que por entonces presentaba el país pun~o á sus elementos políticos, so iales Y económicos. , . l Al posesionarse el eneral Henry, el G.ab1nete le ~presen· tó su renuncia, que o aceptó el nuevo 1efe del .qeparta· mento militar, por lo cual Muñoz .Rivera y sus amigos continuaron en sus p estos. ; , Al comienzo tle su mando, el general Henry parec1a resuelto á proseguir el camino emprendido por su antecesor y, con ia mira de comprobar las fuerzas efectivas de ambos grupos llevó á cabo dos acto5 importantes. . . Fué el primero una convención en su mismo palacio, concurriendo dos representantes por cada pueblo, en la cual .el partido liberal presentó una fuerza numérica de ~re~ delegados por cada uno de los autonomistas disidentes, s1 que también demostró contar con el concurso de lo hompres de ma) or capital y de los más1 salientes en la oratoria1 ia prensa periód.ica y las carreras científicas. . l Refiérese la otra medida adoptada por el generfil lHenry, ' para considerar las fuerzas vivas de am~os partidos, 1 á una estadística oficial de los ciudadanos elegibles para los Ayuntamientos , los que, según la Ley, debían ser contribuyentes
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entre los do pr'mcro · tercios J e las.listas de los mismo en cada municipalidad, ó :ser capacidad por poseer titulo científico ó profesional. Publicada sta estádistica, arrojó 7.995 liberales por 1.709 disidentes, teniendo los segundos sólo mayoría en siete poblaciones pequefias: Isabela, Manatí; Santa Isabel, Barros, Coamo, Lajas y Juana Díé¡lz. El partido liberal, pues., había . demostrado ál general Henry-por manera absoluta,. concluyente-que constituía la inmensa mayorla del p~s bajp todos sus aspectos. El triunfo alcanzado por los liberales· en Marzo de 1898 , · . como la completa confianza que le otorg ó el g ener::tl Brooke, llevaban el mayor desconcierto á las filas e lo rebeldes antonomistas; pero, contun;iaces siempre en u labor de crear obstáculos f la buena marcha .d e la cosa públi ca trataron de r eorg anizar e y de atraer aquellos elemento que á la sazón permanecían indifer entes á las contienda políticas. El intento no pudo ser de peor éxito, pue cele brada una asamblea en el teatr o de San Juan,. no pudieron llegar á u'n acuerdo y la r eunión se disolvió en medio del mayor desorden. En t a les condiciones liper.a les y ortodox o ·- á quienes el general Henry llamó oficialment radicales,, por los procedi1niento demagóg icos de que hacían g ala-¿cuál fué en adelante Ja conduct a del eo-undo jefe del depart· mento militar para con lo fe derale y el país puertorriqueño? ¿S ig ui ó el camino em prendido p9r su a ntecesor? ada má di ta nte de una co a y otra . Y lo párrafo s ig uiente ll n : r á n de estupor á lo · iec re de e t a . re i ·ta que de conozcan los hecho · que vamo á narrar á e uida. L o de! n:orés de la ma la· cau a , a pelan siempre á las intrirras má indi ()" nas: El ge neral enry era hombre ex e·ivam nte impres ion;t bl e y muy qé bil· d car á ter circu n · tan c i;i ~ a mb<t . qu e debia n nece ar iamente ondu irl e á la rea li za,· ión de o..,-andísimo desacierto . Bajo la influenci a . u,ge tiva del rupo r adical , y cetrado á la vez por el e; ·píri'tu de una ameri aniz a ión rá pida J ab oluta e on vi r t1ó en po r ta - ~s t andart e d aquéllo di spu stos á sac rifi arlo todo á .lmbio de \' entaja · p ·n;ona le . E l partido fe dera 1, ocupando el poder n Ja e feras del 7
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g~bi erno y constitu) endo la más genuina repres~nt c~ón del 1
puel?lo puertorriqueño, debía ser, por. manera ~nd b1t~hJe, la «Cabeza-d~ Turco», en aquella ocasión, y hácta é ta iban todos los golpes del general Henry, eng·endrados 111 alor de la pasión política ó del completo descono.cimiento d aquel gobernante de cuanto significan los derec~o de un pueblo que ha alcanzado el progreso de Pu.e~-t? R1 º: , No es dable aportar á esta raptd~ 1ma OJ uda ~· obre el campo de la políti a puertorriqueña, siquiera los h chos de inayor relieve rela· -iunado~ .con el gobierno ~e.l gc.neral He~ ry; pero para que el lector Juzgue lo desequih~rndo del criterio de aquel jefe del Departamento, vamos á citar u hecho, que por í sólo ,preg?ºª ha ·ta donde llegó en sus e agera• cione y desacierto~. . Los iberales-con elementos "·apacitado y por medios también Je~ales-ocupaban ltl mayoría ó Ja totalidad de los pue. to de oncejales.en casi tod~ lo Ayun~amientps de la isla e ·pe · mente n la poblac1ones más 1mportantes. A cualquiera e e urr _,_como se le ocurr~ó.al. genera~ Brooke -re petar la fonna e ue aquellos munic1p1os func1 naban, ha ta tanto que una elecciones deter1ninaran otro~- ta do.de cosa ; pero no lo izo a i Mr. H~nry, pues on la t te.n~ión de levantar el dis erso grupo radical, dispuso que: s~ ~1c1era una equipan1ción de fuerza políticn ·en lo · yunta~1ento , dándo e el a ·o de que en distritos en donde sólo hab1a do~ ó tr~ federale éstos ocupaban plazas de oncejales. Con pró dimiento ~an peregrino como injus.to, los.r~dicales, siendo una in io-nificante minoría, fueron 1nterv1n1endo ha ta b ..• logrando la mayoría en vario otro munic1p1os. La conducta del general I-Ienr.r para con' el paí Y para con el partido liberal, llevaron como era consiguiente profundo disO'usto ai' seno del Gabinete in ul r y á la gran masa de) pueblo puertorriquefio que no podia re ignar e á ver . derrocados en un instante, por la genialidade. y la voluntad de un hombre, derechos conquistados al amparo de ~a ley Y á osta de inn1ensos y crueles sacrificio . De de que se inició el despojo á la liber~ad. alcanz ~':l por tan dolorosos empeños, ~~uñoz Rivera, sintiendo h~nda su dignidad y la del partido q~e capitaneaba, . i nifi ·ó al crene1
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ral Henry sus de;:,eos de abandont1r la presidencia del G 41binete y la secretaria de Gobernación. No pudo el atriota· de siempre, desde el primer momento, sustraerse de aquel Gobierno, por accederá repetidas instancias del _g~cneral ~enry para tjue continuara en su puesto; pero el leader del partido liberal no cupo en el cír _ culo de acen;> que reducía Ja personalidad de Puerto Rico, y en lo-=> primeros días de Febrero de 1899, presentó irrevoca~ blemente su renuncia, al eflt~razrse de que el jefe del Departamento intentaba alterar la forma del Gabinete y privar á Ja secretaría de Go?ernación de que organizara la Policía como también del propó ito de decretar otra medidas que mermaban Ja fa ultadesdeé¡queJlas secretarías e Despacho .
HI TR BAJO DE MUÑOZ RIVERA EN LA UNIÓN.-PARTIDO REPUBLI .. C
.-P RTID FEDERAL.-RELEVO DE. HENRY. - EL GE. ~NERAL DAVI .-ELECCIONES MUNICIPALE ·. -TRIU F E LO' FEDERALES.-DAVI TEf<MINA :MAL. · r
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La marcadísima tendencia del general Henry á den:orar cuanta institución tenía el seJio del espíritu regional, llevó á lo · bueno patriota el profundo c·o nvencimiento de qu la lucha debía ser plé.lnt.eada en"el seno de la metrópoli, . o pena de resignarse á la Óbra demoledora en que iban ayendo, envuelta entr e' ombro: untJ por uná, Ja- libertade puertorriqueña conqui tadas á co ta de amargura in uento. Muñoz Rivera enamorado como la mayoría de lo puer· torriqueño de las hern:io ·as y legendaria tradicione de la demo rricia norteam ricana, embar!có e para la Unión el 5 de Marzo de 1 99, confortado con la esperanza de que allí podía coadyuvar, con é ·ito fa.vqrable á que Puerto Ricu no iguiera de cendiendo por el plano inclinado de la ab or ión. Llevó el entonces jefe del partido federal á los E tados Unido , la: repre entación de. é te y la de lo agricultore ·de uno veinte pueblo , la última de)as ·cuales fué ratifi ada y ampliada n una gran a amblea que tuvo ef to en ari Juan, en la que, por ierto, lo ·cale:S trata de de po · '
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jarle de tal encargo, viendo sus planes deshechos, .pues 300 Delegados confirmaron el poder conferido al señ r Muñoz Rivera, quedando así burlado? una·vez más los ·ete nos enemigd del actual editor y director de esta revis~~· Trabajó éste cerea del Gobierno de W ashingt n y con sus. propagandas en la prensa periódica, para ale nzar me, didas salvadoras para Puerto Rico, especialment en , el orden económico, al aber los desastres del ciclón dei Agosto; pero los esfuerzos del ex· presidente· del último Gabinete insular de esta isla, no ob tante su gran actividad y sus buenos propó itos, fueron parte á justificair lo infranqueable del valladar que se levanta en derredor de nuestra a pirac1one . • En Julio de aquel año se constituyó el partido republicano uertorriqueño, nombre que, desde luego, dejó entrever la tendencia de buscar el apoyo del nacional del mismo nombre y hasta de llegar, como acaba de observar e en la fraca<;;a gestiones de Barbosa en ese sentido, al 1visitar á Mr. Mar o a, chafrman d 1 Comité na ional republicano, á fund.irs con éste. ·Con qué elemé'ntos se formó el partido repu~icano de Pu rto Rico? on los que dierQn vida á Ja «ortodoxia», titulado ~ luego radi a les y ¡ pásme:::ie 1 lector! on el grupo de lo anticruos di dentes del z'ncondic1onalis.mo e ·pafiol, que de pué · . e JJa n: aron oportunista: y qu ·o tuvitro* hasta la implant;ición de Ja autonomía en Pu rto Rico Ja nota más intraP. i ente de aquella politicn r " · ·ionaria. Como resultante de tan e~tupendo contubernio Ros ·y y arbo a autonomi tas ;:intes, vinieron á unirse á Egozcue, vice-pre idente del partido conservador. Era ya hor.a de que la fuerza d .. ¡ partido liberal cesaran en u actitud ,espe ta ti va y tuvieran la conveniente un i· dad de acción, tan necesaria· á toda colectividad, p r lo cual lo hombres de la agrupación capitaneada por el eñor lVh:floz Rivera, convocaron á una asamb] a que se V'.erificó el 1. 0 de Octubre de 1 99, con asist ncia de representantes todos Jo. pueblos de Ja i. la, y allí quedó h cha la oon agr • ción del partido federa 1. Por entonce e hallaba ocupando J ~ohi rno militar (,e ~
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Puerto Rico el brigadier general Da vis, sucesor de Henry, relevado inespera amente tres meses a·ntes, por cierto con gran contentamiento de, la inrnensa may9ría del país que no pudo aplaudir ~n manera alguna la politica de aquel jefe del Departamento, inspirada, como hemos dicho, en propósitos rechazables siempre para todo buen patricio, amante del decoro de si:i país. El nuevo gobernador inició sus tareas, haciendo una política de tono · suaves y con el 'concurso hasta de los elementos indiferentes é independi~ntes.# Con tal fin el general Da vi~ cr~ó •una junta con ultiva de obierno y otro organi~mos llevando á aquél los y á é · tos repre entantes de Jos partidos federal y republic no y per onalidade pr stigiosas entre lo llamado en poi tica «ma ·a neutra». · E taba Puerto Rico predestinado á que no i ·uiera Davis moviéndo e en aquel ír ulo de loables ·empeño , y á i ual de u .antece or, vino pronto á caer en la sin1a de los errores y de la parcialid<tdes. , La equiparació'n de fuerzas políticas en lo ayuntamien-' tos, realizada por e general Henry, con escarnio de la ley y aún de la ju ticia, llevó como er·a consiguiente el mayor de barajaste á los concejos municipales, que ·óló benefi iaba á lo republicanos, necesitados siempre del de orden para dearrollar u obra de libertinaje. l Para salvará los Ayuntamiento de la segura ruina á que debían conducirles los resultados de aquella anormal ituación, el partido ·federal solicitó con insistencia del general avi. que decretara elec ione municipales en toda Ja i la. , Contábamo:, como contamos hoy, con la inmen a mayoría del paí y provoc~mos la lucha en lo comicio , alentados, además, por Ja .. ~gestiva · creencia<le que, flotando en uerto Rico la bandera de un pueblo libre, huestros adver ario no o arfan intentar sjquiera que .se pisotearan, impunemente, lo derechos de los federales al ejercer 1 sufragio. ¡ ué equivo ado estábamos! .... Por la orden general número 160 de 12 de O tubre de L 99, se di puso la celebración de eleccione en Puerto Rico oara yuntamientos, Juzgados municipales y Juntas locale
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in trucl'ión. E.,ta Jey tuvo todo Jos honores de un verdadero úkase, ha~tnndo para probar sus deficiencias y su espíritu de desconfianza h'1cia los organismos con!:)tituíd en- e1 país, <'~ta sola cita: las el~cciones habían de verifica se bajo la exd~siva d.irección die · oficiales del ejé~cito ameriFano, y de las 1nfral·~1ones á la ley conocería únicamente la Corte Provisional de los Estaaos Unidos creada en Puerto Rico, sin ihtetvención alguna los Ayuntamientos ni lo's tribunales de justicia puertot riquefios. Con tan absurdo sisteAia, damado «au traliano», fué á las urnas el partido federal, no sin la repugnancia que siempre in pira un procedimiento en que palpita el poder dictatorial. Se llcv:1ron á cabo aquellas elecciones no en un !:>Olo día, ni en diez, ni en treinta, sino en ¡cien días.' al cabo de los cuale terminó el estado de luchas sin ucnto á qu<' e había sometid al país. , Disolución de una gran manifestación federal en San Juan por las hy·ba5 republ~canas; coacciones de la P?licía ¡nsular y lo:4féaldes republicanos; electores que, graCflas al deficiente sist elecc 'bnario, votaron en, varios col!gios y aún en distintos pueql · ; oficiales del ejército en l\ilayagüez, Toa t1lta y otros dist itos, que impusieron u voluntad á todo trance y contr toda razón; órdenes del jefe del Departa .. mento que regían en uno· puntos, mientras que no se aplinban en otros; in ultos y agresiones públicos á federales, á iencia y paciencia de la poi icia: esta fueron las proezas republicanas en el curso de tan largo y cruel periodo, ~in que el p ·o de la ley se dejara sentir contra los que así pi otearon los derechos de millare de ciudadano . Hecho el cómputo oficial dió el resultado si uiente:
Estas cifras, n su fuerza incontrastable, atestiguan claramente la preponderancia del partido federal. que habría adquirido entonces mucha mayo'r importancia si aquellas elecciones de.. 'en d{as se hubieran realizado por un sistema equitativo y al amparo de mejores garantías por parte del gobernadot Da vis. Además del triunfo ~e los 44 pueblos-por 22 los republicanos-se le arrebató el de Toa-al~a, proclall?-ado allí por el oficial que dirigió las elecciones, pero dado á los republicanos en un recuento de rotos hecho en el palacio del jefe del Departamento; y hubo pueblos como Añasco, Maricao y otro en que se no usu1·pó Ja victoria por meqos de veinte votos, merced á ilegalidades toleradas á los re ublicanos. Los 2 .529 votos federal~s del cómputo gen ral debieron llegar hasta A0.000 ó más; pero, aparte de los atropellos apuntados, e realizó otra injusticia en aquella campaña electoral. El general Davis ordenó que no ejercieran el sufragio los contribuyentes que no hubieran pagaao sus cuotas del primer trime~tre del afio fiscal de 1898-1899, y como por la ruina de la isla á c0nsecuencía del ciclón de Agosto, millares de contribuyentes no p~ieron votar, mientras que¡contraste itritante!-l'o hacían los vagos de las poblacipnes, por sabe~ mal leer y escribir, ó por figurar indebidamente en las lista . La norma del eneral Davis én aquel doloroso período el c tontl, era mo trar e . orcro á la ju t:1~ queja de lo federale ante los desmanes de sus adversario y de la policía in ular, ó di tai- ciertas medidas que éntrañaban_bostilidad á nue:tra ~au <1. Y no pudo menos que pi:oducir 1con iguient di gusto del p~rtido federal, descontento qÚe se tr~ dujo en una viril y . olemne prote ta acordada en la Conv ción celebrada por la misma colectividap en Febrero de 1 vamos á referir - porque Jo juzgamos muy di mención en e te momento- uno. de los .~· to del vi que orroboran l· anteriores afirma iones. ~luñoz Rivera Je denunció el atropello de un r:1 pitán poli ía in ·ular contr.a promi~ente de Añasco. El oberl dor pidii' l;i . pru bas del hecho las guc . e Je rr~ . ntaron 1pr el
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leader del pártido federal, categóricas, con luyentc , y Davis no hizo nada, quedando así impune el atentado. 1 Desde la Asamblea de Febrero quedaron absolµtamente rotas las re_laciones entre el general Davis y el partido federal, acto aquél de dignidad que no perdonó jamás el jefe del Departamento militar á Ja colectividad capjtaneada por el seflor Muñoz Rivera, pues al ervir de consejero á Mr. #\Ben, en los momentos en que e constituyó· el primer Gobi~rno civil de Puerto Rico, hizo cuanto pudo por alejar á lo federales de los puestos .públi o· trabajando á la vez por 1 s que sólo pudieron escalar cargos importante con el ~av r que en endra la indignidad. El general Davis con ervó hasta su marcha á Fjrpinas su enern,icra al partido federal, pues luego se ha sabido que pidió al Secretario de la Guerra la expulsión del Comandante Harrisun del ejército de lo Estados Unidos, fundándose en que este pundonoro o militar había mo trado simpatias á los federales~a och del 14 de Septiembre de aquel· ño en que las turb repu li anas de San Juan ,atacaron á t ros la morada del señ uño~ Rivera. Tal acu a ión es na noto ria injusticia. Harriso al presenciar. la ·alvajttda ~ue se cometía, á pocJ qietro de la Man ión Ejecutiva, sólo trató de ·alvar á alguno caballeros que se defendían de un a alto. Da vis, co~o u ntecesor Henry, fué en Puerto ido uno del.o ~obernante (que uti~izan. e~ poder pa~a apl~star las a p11"ac1one de lo que an ian v1v1r en el medio ambiente de la · libertades moderna . ' Termi aremos e te .bosquejo en el próximo arUcul@.
IV
ULTIMO. · 1
EL BILL FORAKER Y LA UT OMI PUER':('ORRIQUEÑA.-A,COGIDA AL NUEVO RÉ~IME .-EL GOBERNADOR ALLEN.-CONCUR o DE LOl" FEDER LES.- 'IGUE.. J LO ATROPELtos.. • GR INJUSTICIA.-PR TESTA.-RENUNCIA DE C NSEJEROS. LOS FEDERALES SE APRESTAN Á LA LUCHA ELECTORAL. -RETRAIMIENT .-DE 1AGOGIA.-ELECCIONES E CÁNDAL SAS.-RELEVO DE LLEr:r.
En el curso de e te somerí imo bo quejo, no
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mo ahora con l in tauración del Gobierno civil en Puerto Rico, decretado por la le) ·Foraker. Como este bz'll refunde en el Consejo Ejecutivo, compuesto de seis conti entales-que son á la vez jefes de los centros oficiales-y cinco nativos, ·in funciones, aquél cuerpo de los poderes ejecutivo y legislativo, Jaro es que el nuevo régi1nen no Hena las aspiracione del país, especialmente del partido federal, .v iva y genuina r-epresel)tación del pueblo. No pudo la ley Foraker realizar la obra qu~ quizás · ntentó el gobierno metropolítict> al implantarla en Puerto Rico, ya que la isla llegó á conqu'i star up régimen mucho m~ amplio y de sabor má regional pue repr.esenta a uná autonomía con grande vuelos para el desenvolví iento de los dere hos del puertorriqueño, Y para demostrar la inmen a diferencia entre ambos istema , basta omparar la fun iones de los actuales organismo con la que a umían lo existentes en la autonomía perdida por el cambio de nacionalidad, pues mientra el bill Foraker e tablece J;lnos cuerpos entre los cuale~ el que funge. de Cátnara Alta es de nombran1iento de oficio y al árbitro de los poderes legislativo y ejecutivo, y nos conc.ede un omiionado en Wa hington sin voz ni voto en el .Congre o.de la n~ ión en el régimen anterior teníamo : una Cámara de ele ión popular, un Gobierno insular formado por lo mismo. individuos de aquello cuerpos legi lativos, 3 repre entHnte en el Senado na ional'"y 16 en el Congreso qe los diputado ; re idien?o además en lo se~retarios de despacho la fa ultad de nombr.ar y . epn rar l ibreinen e á tú.dos lo mpl ados. de us re~pectivo · departam ntos. ' ¿C~mo ·.recibieron lo. republicanos puertorriquefio el bill Foraker? ·Ca i huel ·a entestar á la interrogativa. De de que el ·eneral H nrr cometió el,disparate de levantar Jo h n v nido aplaudiendo al obierno iempre que te le ha arrojado al ún inendru~o d 1 fe ~ un del pre upue to. E te era 1 si ·tema del inte ri ·mo n Cuba y del incondici'onalisnio n Puerto Ri o- en el que tanto de collaron los áctua le republicanos-y Rl pt'pmulgar e el bill Foraker, lo icruiendo tal consj ·na, echaron la campana. republicano :i vuelo.
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Empero, el partido federal, patriota por idiosin racia, para alejar toda sombra de obstruccionismo á la co stitµción de~. régimen civil cre~do por Ja ley Foraker, n tomó acuerdo alguno combatiéndolo y, al arribar el Goberµador A11en le ofreció su sincero concurso. ·· ' A propósito de la noble conducta del partido fedettal, al llegará Puerto Rico su primer Gobernador Civil bajo la soberanía americana, dijo el órgano principal de dicha laurúpaciórt política en su edición de 28 de Abril de 1900: «El partido federal no pide, no pedirá á Mr. Allen favore ni ventajas: le pedirá siempre equidad, neutralida~. » «Si e un verdadero republicano, un demó rata convencido respetará la ley repubUcana de las mayoría y reconocerá las fuerzas del partido federal.» Hizo más esta gran colectividad política. Al llegar el nuevo gob~rnante, una comisión del seno 'del Comité Ejecutivo le visitó para ofrecerle el expontáneo apoyo del'} agrupación y aceptó dos J?Uestos en el Consejo Ejecutiyo de Puerto Rico. . f El partido e e , co la , elevación de miras de que siempre ha dado elocuentes t. timonios, aportó á la obra del gobierno civil todo su pcbderoso apoyo, con tanto desinterés como buena volunta , parai salvar a t. los derecho del pueblo puertorriqueño, o siempre re petados por Henry y Davi .r escarnecidos or los republi anos, merced ya entone ·. á f une ·té1 toler ' n ias de los do antecesore. de Allen. Bien pronto en el ~obierno de éste se inició la nueva . etapa de p~r ·e ~ciones ontra lo federnles qu había de Jlegé.lr á con tituir la pá ina de la hi ·toria puertorriqueña, en qu' la tiranía e ha mo trado on mayor en1ruje. Lo desmanes de la policía in ular y los republicanos, pro~oviao · ya en tiempo de Davi ·, continuaron aún en los primero día del mando de 1\llen. · Era ünpo .ible que la pren a federal aca11nra Ja ju ta indigna ión de las víctimas y de l~L opinión . en ata del país, · y, orno á ):is.quejas de ambas apareda icmpre indiferente Allen, tuvo qu~ censurár. ele tan ina ·epta ble proceder, á vece. on dureza. pues el desbordamiento de la pasiones por part ·de los republi cano , sin vrtlb~dar que Jo: contuvier:1 ha· 1
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bía llegndo á los ás criminales extremos, y en Ponce Mayagüez, Manatí, Toa-alta y otros pueblos en que la policía muni ipal estaba al servicio de los republiéanos, los atropellos e sucedían co el mayor ensañ~miento é impunidad. Asl las cosas, llega el instante en que, de acuerdo con el bit/ Forake1·, debía procederse á la división territorial de la i la, para las elecciones de la Cámara de Delegados y del Comisionado de Puerto Rico en Washington. La sección 28 de dicho bill·, dice: «Se, dividirá Puerto Rico n siete distritos com~uestos de territorios «contiguos con toda la posible igualdad por lo que respecta á la población». Presentado al Consejo Ejecutivo ·los pla es de ambos partidos, el de los federales no sólo contenía la « ontigüiedad:o sino que era superior al republicano en «prop rcionalidad» de habitante con la cifra de 2.728 de éstos más que el otro en las diferencias de más y de menos, y, además, el plan de lo republicanos carecía de la primera condición, pues figuran San Juan y Bayamón en un distrito estand0 ambos separadq~ por el mar Con Ja división de los f 2derales, que se aj:ustaba en un todo á )a ley, su triunfo era segur@ en 5 d~ los 7 distrit~s; pero debía Mr. Allen aconsejar primero y sancionar después el de los repÚblicanos, que prevaleció por cima de un derecho inconcuso. nte burla tan sano-rienta, ante tan escandalosa infracción del bill Foraker, el Consejo Ejecutivo del partido federal acordó elev~r, como lo hizo, una solemne protesta cerca del Presidente de la República y que abandonjlran sus puesto · los dos consejero · federales; resolviéndose después en una grart ast:tmblea, que la colecti vid~d concurriera á los comicio , ) a que, no obstante esa arbitraria división autorizada por Allen, podía aquélla obtener! el Comisionado y lamayoría de la Cámara de Delegados: lo primero por tener más. de 100.000 electore federales y. lo segundo por contar en los distritos de Arecibb, Humacao y Guayama una mayoría abrumadora, y porque en los de San Juan, Mayagüe.z y guadilla·, especialmente en .el primer punto, exi tían gran· des probabilid:tde de triunfo, si había siquiera imparcialidad por parte e.Je>) obierno .
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" 1 ' Estas justas esperanzas bien presto se tradujeron en la más negra realidad. Pues. para evitar la victoria del partido federal-aún con la división decretada-la obra de las grande injusticias se consumó has a su completa realización. Los tirano de todos los tiempos y · de todos los pueblos no o-ustan de los actos de dignidad llevados á cabo por sus víctimas, y el Gobernador Allen, al retirarse los federales del Consejo Ejecutivo y di ponerse á la lucha, parece que se propuso, no ya su derrota, si que también su exterminio, 'olvidando y faltando á aquellos sabios consejos de Wash,ing, ton, consignados en sú Alocución de despedida al .Pueblo de los Estados Uni'dos, a 1 cesar en su segundo período de Presidente, de que lo gobernantes eviten los peligros del esplritu de partido lle'vado al exceso. Para las elecciones e decretó por el Gobierno una ley hecha ad Ji e para la se ura derrota de los 'federales, pues de la inscripción de lo electore , la constitución de las mesa hasta la emi ión de los votos, todo, todo se combinó para favorecer á loyePubli ano . Tal conduc~a~ de Mr. Allen debía alentar má'S á los enemigos del orden y .):lesde aqueJlos momentos, en toda la isla se produjo un Jibef~tin:lje jamás ~isto en Puerto Rico. Porque cuando los 0 bernantes tole'q:tn que la Ley se pisotee -y hasta animan á 1 s delincuentes-la libertad se convierte en desenfrenada d marrogia. Esto ucedió en Puerto Rico y á tal grado llegó léf anarquía que, de los suce os desarrollado en a·quello memorable. días, revistieron no pocos los ra <YOS ~e las repugnantes escenas que mancharon las gloriosas páginas de la herma. a Revolución de Francia. No 'Qbstante Ja arbitraria di vi ión territorial, no obstante las corta pi as y amaflos de las órdenes soore las elecciones, los federales se aprestaron con entusiasmo á la contienda en las· urnas, para alcanzar una vez más su legítima victoria, · legítima, sí, porque co1no ya hemo~ demostrado con datos numéricos, el partido federal constituye la inmensa mayoría ·del paí ·. ¡Empresa vana! La razón e siempre derrocada cuando la fuerza es superior. Mr. llen se había propuesto la com-
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pleta derrota ciel gran partido federal, y los designios del Gobernador debían c~mplirse. Como cqnsecuencia de tal propósito, desde que los federales se dispusieron á dar la batalla en los comicios, se de· encadenó sopre ellos una devastadox:a tempestad de atropellos in~uditos en toda la i la. En San Juan, residencia de la ~lan ión Ejel:utiva, ~e destruyó completamente la imprenta del Dlario ·de Puerto Rico, órgano principal del partido federal y de la propiedad P"-rticÚlar del seflor 'Muñoz Rivera; se a tacó á tiros la morada del leader de Esta colectividad, agrediéndose y encarcelándo e la mis!Ila noche á prominentes ciudadanos~ de Ponce tuvo que trasladar ·e á Cagua la imprenta de La Democracia para librad de la misn1a uerte que tuvo el antedicho periódi o; y en Ponce, Nlayagtiez Toa-alta, Bayamón, 1Ianatí, Aña c , Coroza} y otros pu blo el populacho republi ano auxiliado iempre por la poli ·ia e entregó á todo género de desmanes, dándose el ca o de que, en el último punto citado, l\IUJERES y NIÑO fu r:1 n vejados~ la vez que llevaban á cabo tan criminales atent~dos, con ab oluta impunidad y á ~ciencia y pa iencia de la autoridade y sus agentes, se efectuaron los prepat.ativos ·para la bun.Ja omedia que se llamó elecciones y . dada Ja consigna á lo que intervinieron en aquella ver ·onzosa farsa, la inscrip iones y con titución de la . me a ~e hicieron favoreciendo á los repubficano . " Ante e te est~do de fuerza - apoyad.o y sostenido por Ir. Al len-el partido federal se encontró frente a·l sigÚiente dilema: el retraitníei:ito de la urna · , ó la lucha á · ngre y fuego. 1 • 1 Los puertorriqueños no están ed.ucado para la lu has con las armas ni la isla es ampo abonndo para rechazar la fuerza con la fuerza, y el partido fed ral, que p spira ·iem, pre á la vida en el medio ambiente de la legalidad, optó por lo primero abandonando resueltamente la ampaña electoral prévio acuerdo de su Comité ejecutivo. · e resolvió el retraimiento teniendo lo federale á pe ar de tanto a1naf10 , ,40 votos de mayoría en lo lec, . tares inscritos, pue ,.según la e tadi, tica iale , aut -
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Á TRAVÉS DE (>IEZ ~~os
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123, 140 electo.res.
Se inscribieron. V otaron. . Se retrajeron.
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Agregando á Ja última cifra lo 50000 federales no inscritos . arbitrariamentl', se patentiza mñs y más el despojo de que fuimo víctima . E..,ta eleccionE; h;1n hecho buenas las célebres del general Gómez Pulido. o se detuvo aquí la obra <'mprendida por AlJen, pues sancionó leye .. uprimiendo la polida municipal, e tableció de oficio el nombramiento de alcaldes y concejales, creó jueces de policía quitándoles funciones :í las autoridades loca le ·, y pata estos nuevos cargo ·orno para los de las Corte de distrito, P 1nbró republicanos . in pr~~tigio alguno . El paso de Mr. Ali en por el Gobierno Civil de Puerto Rico, seráde grata recordación pnr;\ los republicanos que le sirvieron de in u_mento, y para las turbas que durante aquel trisie perío o c.: entr o-aron impunemente á los n1ayores atentados ontra las p~r ona y las propiedade . · Pero para los puerltorriquefio que constituyen el nervio vital de la opinión ública, el Gobernador Alle~ merecerá siempre un profun í imo desdén, y en la hi toria del p:iís figurará dignament con lo Capitanes ~enerale Pezuela, Sanz Palacio y ot os de los ·obemante que tiranizaro.n á este info.rtunado pueblo. quí damos fin á nue tro bo ·quej dejand claramente delinea do el oríCYen, elemento on ·titntivo y procedimientos d lo partido político · puertorriqueños. . . En la rapidísima hojeada hemo sido rudos en la censura, porque no son posible lo · tonos uaves cuando se juzgan hecho que reflejan e l de pre io á los dere chos de un pueblo culto. Por e o si bien elogiamo á rooke, que hizo justicia en Puerto Rico, comba timo::; fuertemente á Henry, Dnvi. y llen que cometieron gra' í i mos de. a ierto ·: (De cThc Puer10 Rico Herald • , de ~ew York, 1901.J
económica de Puerto Rico
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Un ·tmbio tan radi al como el operado en Puerto Rico, por con ecuencia d la o-uerra de E paña ·011 lo E tado Unido. , debía ne esariamente traerá esta isla-como ha tn1ído - una ~ 1 -ran p~ rturba ión e n los negocios públicos. E ta re~ultante e de termina ·por manera cl(:lrí ima. Pu rto Ri o, en los co1nienzos del año 1 9 , e movía con toda re ·ularid~d en la e f r:1 -de' las opeta,c iones banr;1 r·i.; 1s, comercia1le y agrí olas, Jo ini:mo de la región que en :us r.elacione · exterio~·e ; y, de de que en bril de aquel a~o se rompieron l<t ho tilidad entr E paña y la RepúbHca orte Americana :urO'ieron ]a difi ultade: inherente~ á tal e tado d cosa y, al ocurrir en el me de tubre el cambio de oberania, cOtl;lCnzó Ja t1 ansforma i n ue viene de envolviéndose, roa rápidamente de lo que reclama un aconte cimiento de t:1n excepciona l tra enden ia como el de que e trata . entamo. e ta última severa ión porque juzgamo como problGma in oluble para un pueblo el adaptarle, en un bre\·e plazo, a l medio amb iente de otro pueblo cuando , l.:O· mo e n el c.:a o que pre en ta uerto Rico, exi te nna LÍe ·emejanza tan notable en ·u · fun ione y la de los E tado Unido , bajo lo. · ·pectos de u vida moral, social y e ·onómica. Y no intentar~mo ·iqui.e ra declararno partidario · del tatu quo en lo que ha relación on el punto indicado. Nada má di t~nte de c:to . :1 tran:i ión e inició há ya tres
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años, y se avanza vertiginosamente en. el tamirio. de evolucionar hácia la americanización . . Si ésta e conquista en no remota fecha lo celebraremos, si de ello se deriva el engrandeciinien~o del pueblo puertoriqueflo. Si, por el ~on trario para llegar á aquel desideratum, se m~nosprec1a la acció~ del tiempo, factor muy principal en estas grand~s metamórfosis, re ultarán ineficaces los esfuerzos hech~~ sin la debida preparación. Y no comp~rtirán ~a respon¡Sab1hdad del fracaso los que, por otro cam1!10, aspiran á. lograr que teno-an aquí ca_rta de 111aturaleza los procedimientos de la Unión. Cuando no hacía un año desde que ndeaba en Puerto Rico la bandera de la gran República Norte-americana, de carcró sus iras sobre la isla el ciclón del de Agosto, el má · for; idable de lo~ sufridos en el país. Los efectos de aquel . temp"ral llevaron la desolación á todas partes, pue . fueron infinitas la pérdidas de vidas y la riqueza matenal de u rto Rico recibió un golpe de muerte. e p ectó un empré ·tito de diez inillon~s de dolla.rs, para de 1 r á epon r el quebranto sufrido, e~pec1al mente por la a.g ricu ura; pero no pro.·peró el loable. 1~tento ) lo produc:tore e vieron privados de aquel auxilio que habría segura)Vente levantado ..-ü. finca . . El Gobiern re pueblo de la Unión, con genero idad plau ible,· bici ron valioso~ donat~v.os para ocorr~r á los _ ne itado. , on ¡ tente en prov1 ione que calmaron ~l hambre á millar . de inf lice. pero qne, como e. c n ~uien.te, no pudi eron sah·ar la itundón ni aún de lo a nu\tor<' 1ná~ pequeño ·. . . 0 . e ha for·m:1do un '<'denlo exa to d~ la in1por~ancia del ciclón de d A.gosto d 1 99 dé ·de el punto de .v1 t:1 J u-; efecto en la pr piedad d l pélí: aunque la pérd1d~l m. t eriale · que ori1rinó .-e e. timan ·n un diez ó do e 111111 n de d tlars. E te enorme quebr· nto en la riqueza pú~li a de Puert .' Ri 0 debía oca ·ion a r-cPmo o a">ionó-en lo pri~ero · mo mento un período de paralización en lo negocio ~ de tod género y <l~spu · · inmen. it: din ultade , que aún palpamo. n la operacione ..
A í la cos ·, se e.le reta y ~ e verifica el canje de la mo· neda provincial por la americana á fii:ies del año pasado, que vino á dar olución á una de )as cuestiones de más importancia de l~ ida económica de Puerto Rico. Por virtud de la recogida de la 1n.on~da inexicana, <lec.retada por el gobierno de España el 28 de Octubre de 1895, .irculaban en el país ftlenos de siete millones provinci.~Jes á 6.426,393 ascendieron los canjeados entonces-de donde re. ulta que, con el nuev"' canje, quedó reducido á cerca de uatro P1illones el n'umerario ef t:tivo de la isla. En los comienzos del afto en cur o, e ·te numerario se creyó disminuido á unos do millones próximamente, paf consecuencia de la rernesa en metálico verificada de las tenta de Aduana y Correos, y de las del comercio insular ~ara olventar us débito . El hecho causó la natural alarma en el país, lo que indujo al Gobierno á su pender el envío en efectivo d lo citados derecho . Levantados.fondo en el exteriot por lo embarques de azúcare , café y tabaco, y con la entrada en Ja isla de capi-. tales a1nericanos para las empre as que actualmente se ·vienen acometiendo-particularmente re pe~to de la indu tria a arina-se han de va ne ido aquello temores y la cir-eulaión mot)etaria presenta rn jor a :pectó. minorado on esta últi.!11-a operación en ·un 40 por 100 el apital en metálico de uerto Rico la disminución debía au ar la on. io-uiente perturbación á s ne ocios y á los a to · or<linario de la personas, pue fijado -el patrón oro ·omo ba e de todas la transacciones, en la mayorí~ de éstas d bían pr~ ·entar e las dificultadés inherente á cambio tan radic :d en m' te ria de t nta trascendencia en todas la funcione económi · s del pai . a de.-dc e l pri~er momento del último canje, e inició la t ' nden ·ia de que lo mi mó Ja propiedad inmueble como la mu ble al nzarán-un v:tlor ÍCYuaJ en moneda americana al qu tenía_n n la del cuñ e ·panol. e pe to á la primera riqueza, n poco · a. o: lo po eedor s han vi to ati fe ha u a pira iones, pue la m' yoría no ·olo vieron é ta defraudada si qu tri m bién u fin e· s, en e to ·· mom tos, sufren
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una gran depreciación, especialmente ~as dedic.adas al cultivo del café, como resultado de los ba1os precios á que se cotiza este rico grano. En cuanto á la propiedad personal·, no se ha observ~do el hecho qne dejamos expuesto al final ~el pár~afo ~nteno:. Mas aún. Para algunos comerciantes é 1ndustn.a1es, el can1e del año pasado ha resultado un pingüe negoc.10. Y es que desde el instante en que se decretó la operación de tr<?car nuestr 0 signo monetario, se dejó entrever e} alza en el p:e· ·CÍO de los productos puertorriqueños de los del exte~1or que se consumen en el país, ha ya vanos meses, la ca.si totalidad de unos y otros valen tanto en moneda am,er~cana como costaban antes en la provincial, y entre los ultimos, no pocas manufacturas europeas obtienen pre i?s aún superiores á tos alcanzados ·e~ la pasada época, debt~o á ~o elevado de la: tarifas ele Aduanas, para los derechos de importación de la mercancías del antiguo mundo. A compás de este encarecimiento en los efecto~ para el consumo inter · , ubían los jornales en lo~ traba1os. de todas clases, y, e la e lidad, la equiparación es casi general en la isla, y complet~ en la mayoría de los pueblo · El rasero en punto 'la explotaciones agrícolas-~u~ en Puerto Rico constit\lyen el primer f~ctor de su potencialidad productora-si para los e ltivadores de caña, en su maJ or parte, ha podido v se compensado por el valor del fruto, para los propietari de café rest_llta u~ aumento ~n lo~ gasto , en razón á la crisis por que atraviesa tan valiosa industria. El cange, pues, si para algunos de lo. el~mentos qu~ re· prese tan las fuerzas vivas del país, ha ocas1.ona~o se~s1bles qu~brantos, para otros, en cambio, ha venido á colocarles en una situación franca y de embarazada;. pero, en, g~neral, la operación, á medida que aumente la ·nqueza pubhca-y por ende las negociaciones-dará sus frutos y ~e ~stablecerá el , equilibrio indispensable para el desenvolv1m1e~to de la · vida económica de esta preciada región. ·, Después del cange, se :ha rea.lizado en Pue~to Rico otra reforma de grandí ima importancia. No~ refe.nmos al cabotaje con lo Estado Unidos puesto en e1ecuc1ón de . de el 26
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de] ulio último. e de el punto de vista económico, e] cabotaje entre Puerto Rico y la Unión, es la medida de mayor trascendencia aplicada á la isl.a por el Gobierno de W ashington, pu'e ella entraña el problema que más radicalmente ha de influir en su progreso material. Los efectos.del cange apuntados· anteriormente, no se han contrarrestado por el cabotaje en la mayor parte de los hechos enunciados, que si bien desde que se llevó á cabo, se ha dado el caso de que ha subido el precio de algunos productos am:ericano·s, éspecialmebte los 1m portados para la alimentación-y más acentuadamente en las poblaciones del interior de la isla-y que el azúcar que, antes e decretarse la operación valía dollars 4.25 en New York, e cotizó despué · á 3. 75; pero, á nue&tro. j'uicio, estos hech s son de carácter pura1nente accidental, sin ·que ellos pregonen la ineficacia del cange que, como obra de inn1enso alean e, no puede tan pronto exteriorizar las ventaja que entraña para lo habitantes de Puerto Rico. La tasación hecha por la cLey número 5 para proveer de rentas al pueblo de Puerto Rico y para otros fines», ar:roja un valor de cien millone e- dollar::; para la riqueza mueble é inmueble de la isla; pero esa valoración no tierie la fuerza de una obra completa, ni mucho meno , porque para e timar eón exactitud el capital ~e la isla, era preciso que se hiciera su catastro, y á falta de é te un amillaramiento practicado por peritos capac"'e s y con el necesario tiempo; mientras que e~ el trabajo reafizado ~n Puerto Rico no concurrieron estas dos, últimas ir untancias. Pero no ob tante , la tasación verificada es buena base para fijar la riqt¡eza pública del paf~, si en los sucesivo año , al repartir la contribución . directa; . se establ~cen las convenientes re tificacione , 6 1 es que se prefiere llevar á efecto el ata tro, medio el má seguro para alcanzar el capital verdadero. En Puerto Rico lás indu trias que se realizan- on exepción ~e Ja que s~· derivan de la agricultura-se encuentran en los albores de su utilidad, y dado el carácter embrionario que revisten, su explota ión afecta muy escasamente l· riqueza general de Puerto Rice. · La agricultura-llamada con acierto la
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gentes»-e , pues, de tal riqueza el nervio vital, el factor más saliente~ y de sus productos el azúcar, el café y el tabaco constituyen la hermosa trilogía · de las fuerzas materiale del país. El azúcar ha conquistado su primer puesto en la producción puertorriqueña . .El año pa ado aumentó su cosecha, Y la caña embrada ültimamente parece prenda segura de que en la próxima zafra acrecentará aún más la producció¡i del rico dulce. Los E tados Unidos fueron de~de há luengo años el primer mercado para lo. azúcare de Puerto Ri o. El año de 1 97 exportamos en total -7, 4 ,851 kilógramo:, de los cuales 34,966, ·alieron para los puertos de la Unión .. Ya viene funcionando una buena centrttl estable ida en Salinas por De Fort, e están r alizand~ lo · trabajo: prelin1ina~e para otra de tre millone de cap1~al en Guán~ca, y s~ agita la idea de ·tl unas más. Con tale impulsos la industria ·a arina va tomando o-randes vuelo · en la i la, á lo que ha Ye· nido á contribuir el cabotaje con lo Estado Unido , por lo ual no e. a nturado que en breve plazo 11 gue á 100. 00 tonelada la pr ción e tan valio. o dulte, y que, en época n.o lejana, ea e e país ~ casi úni o mer ado. El café viene atraivesando una profunda ri ·is. Parece que, orno n otr d u · malo período , h· de ufrir un rudo ,..?;Olpe. El expo tndo. olo· 'n 1 97 tuvo un \ré.ilo~·. de pesos 12.222.- 9·..¡. . omo no ~e han publidado estadí ·hcas detallada , d · ·conbc la ·antid¿~d :al1da en lo· último· años. El cidón hizo inmen ·o daño á la r g1ón cafetera y la mayoría de lo propietario · no han po<lido levantar . us finca ·, á lo. que se a< -reO-a la d pr.ccia ión ~ l fruto, qu al em~ezar la a tual o ··ha, lleL!ó ú v nder ·e hasta 6 dollai: ·el quintal, al anzando ·hora de 1 ,1 12 la cla e ·uperior .. ~. i el afé puertorriqu no obti~ne el merc_ado ame~i ·no, puc'de _a~canzar rnejore · día ·; de no, eguirá luchand? n nd1c1one harto desve ntajo ·a . o:otro reemo · que, ho p r hoy. no e lle ·a á aquella finalidad tan a ari ·iada há m~~ho año . Por la falt de recur ·o!-> n lo produ 'tore de ·a(~, on mucho lo qu · no han podido pa ar ·u ~ontr~budon s dir. eta · y si el obierno no 1 · m11·· l. n JO · p1:1d :o· . .. u · fin· ca erán rematada ·. J
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El ta bac ·-que en Marzo de 1 97 tuvo un valor de 65 á 70 pesos el tercio y á mayor Ja cl~ses superiores-hace cos meses era casi una n1e.i·cancía inútil pues perdido su principaf ercado-Cuba-r 1n estar acreditado en los Estado Unidos, no encontraba apeni!S compradores, Jlegando á tal xtremo su depreciación, que los cosecheros e resi tían · á es oger la hoja y se vendió hasta 4 dollars en tal e tado. La co a han variado notablemente en esto último me e . La exporta ióq para los Estado U nido va aun1entando mucho Óe día en día, y Jo pedidos se acrecientan lo que ha d terminado una alza muy estimable en el pre io del artículo y el que e e tablezcan numerosds fábrica en la isla, qu dan ocupa ión á millares de operari , alguno de lo cuale g·anan ha ta 4 ó 5 dollars diarios de ·alario. Con e ta fiebre de elaborar el tabaco,· e fue~te l orripetencia entr~ lo compradores de la hoja ni ociana, y no poco co echeros la almacenan e perando mejores precio que ·e ·uramente l"ograrán, pue el valor del taba o en rama irá aumentando á medida que-la. existencia e vayan consumiendo J pue ·to que la recole ta toca á su fin. Tale impresione stán ya contribuyendo á que se ha an abundante emillero .. ·E1 tab~ ·o d Puerto Rico, pues con la vent(ljas de éabotaje, parece abrir e firme mercado en la Unión. hora lo que conviene á sta rama valiosa de nuestra produ ióo, e que no pro per 1t:t ampafla que.. contra e1la e ha iniciado por lo. co echero · de Conn cticut. En u e ivo · · rtí lo nos propo mo o upar.n o: pecialment de lo~ problema comprendido en 'este lio- rí ·imo bo quejo.
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La imparciá.Iidad La orden del Con ejo Ejecuti o de uerto Rico e tableci~ndo una in 'on ebible divi ión territorial para 1 di trito de Delegado d Ja Cámara báj't, por la que se da el ·o de que Manatí vote con an Juan guadilla Laja. y d-
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A TR YÉS DE DJEZ A ~O~
· juntas, y Rio Pü:dras con Humacao; el hecho, entre otros, de que para las pasadas elecciones de Noviembre de 1900 se crearon aquellos electores de imaginaria propiedad personal; · y las violencia contra la propia ley y lt:ts personas afiliadas al partido federal americano, de consuno determin'a ron que votár mos en el Consejo Ejecutivo de nuestra colectividad el que ésta se abstu vier::t. de tomar parte en aquellas elecciones. El partido fed(·ral, ¿tnte tales parcialidades por parte del Gobierno de la colonia, tuvo que protestar enérgicamente contra el poder que utiliz ba los medios de que dispone para arrebatarle un triunfo indubitable en una lucha en que la Ley fuera la única soberana de los derechos del ciudadano en los .. com1c1os. Dado el ebtado·de cosa que aún siguió :ti periodo eleccionario, y como por parte del GobierJ'lo se trataba de justificar aquell"' situación como causa eficiente de la actitud entonces asumida por el partido federal americano, al reuni!se su Comité directiv en 16 de Junio del afio próximo pasado, acordó . reanudar u. rela 'óne on los poderes públicos y prestarle el concurso pati e con la dignidad de nuestra a rupación, que entoncest1,...·como ahora, persigue como final id ad suprema el derechó para todos lo ciudadano . por cierto que. el firmante"fué el primero que llevó tal te1nperamento a seno del Cuerpo Ejecuti·v o de la colectividad en que mJlitamos, pués al principio de la sesión que el mismo celebró el día 21 de Mayo de 1901-reunión de inolvidable recuerdo para nosotros, por llaber sido la última que presidió don Luis Muftoz Rivera, el primero de los patri~tas puertorriqueftos-propuso que el partido, por medio de la comisión que iba á designarse en aquel acto, ofreciera al Go. bierno o:el concurso de l<t colectividad, dentro de Jos límites de su decoro, y que si por parte de aquél se establecían procedimientos ju tos para nue tra agrupación, que ést{l correspondiera á e11os, para Jleg-ar a í á buena relaciones enh:e ambo :i>. Vino despué en la onvención de Junio iguiente, la resolución del Con1ité dire tivo en el expre ado sentido, iniciándo e desde entonces aquel cambio de procedimie1tto en la poJítica del partido federal americuno, derrotero eguido
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de ·de ;quel i~st1nte, con gran alteza de miras, por el Cuerpo Ejecutivo, y continuado hoy por-éste, en razón á haberse rectificado tal acuerdo en la'reunión verificada por el citado Comité directivo el 6 de Abril último. · ¿Correspondió Mr. Hunt á esa conducta inspirada en tan elevado patriotismo? Nosotros creemos que nó, y asf lo demostramps en ~1 articulo publi~ado en «La Democracia>, del 4 del referido .1\ bril, baje el rubro de «Política del Gobernador. No h:.ty inceritiad». Y no hay para que aiiadir aquí los hechos que justificaron, h.asta aquella fecha, las afirmaciones categóri as que sentamos en el escrit~ de que se tratat El acuerdo de Abril, fué no ya una rectifica ió~ del de Junio, sino una ampli:1ción que. acentuaba más el i terés del pa.r tido federa) americano de llegar á conquistar la paz moral y la prosperidad del país, bajo la acción hoy de unas tendencias y procedimiento que seguramente están omprometiendo su porvenir como pueblo que puede aspirar á óbtener las. hermosas conquistas ·del progreso en orden á todas sus más halagadoras n1anife tacione . . , Siguió, pués, enhiesta l(lllamada «Bandera blanca»_y Mr. Hunt continuó su· eterna promesas de hacer justicia, que e-; lo único que pide el partido federal americano, y otra vez · viéronse e~ht;tmarse ~quellas promesas ..... · Las violencia que con mayor ó menor intermitencia han seO'uido ,.., ' e reprodujeron ·con inás intensidad tan pronto se inició el periodo e le~toral, y vinieron los sucesos de .Cayey, Patillas, uncos, Toa-alt , MaJ a 0 Üezy Humacao·, muriendo en el último ~ueblo tre federal ·, vktimHs de un ataque premeditado y con Ja agravante de la nocturnida'd. y á compá de es~s atentado::> en que los delincuentes no han sufrido el conqigno castigo, el Cons~jo Ejecutivo acuerda el exigirse presenten quinientas firmas de electores por los partidos que no tuvieron el cinco por ciento de votantes - en la elecciones de 1900, i es que desean tomar parte en las próxim(Js de Ayuntamientos y por cada una de las municipalidades de la isla, co.mo también se sostiene el que sean electores de hecho y de derecho los que e in cribieron en 1 00 aún in tener hoy la ondición que le dió tal caracter. . E ·to punto están indicado - la ley, per una manera
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Á TRAVÉS DE DIEZ A~OS
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ambigua, por lo cual el Gobierno·-pués el Consejo Ej~cuti no es más que su absoluta voluntad-bien pudo modificar precepto tan atentatorios ~l ej~rcicio del voto, .lo qu~ han hecho de los actuales procedimientos ele torales una ~e~, que, en la materia, ha dejado chiquititrt_s á la más re~tnct1v.as aplicadas hasta ahora en Puerto Rico, pués en ninguna de aquellas se creaban electores á priori y p~rmanentes, ni ofre ió el caso de que aún los primero contribuyente. de una municipalidad no puedan votar la Lcandidatura qu~ le e. simpática-·sino se llena tal requisito-y que, en cam~t?, elijan la suya los electores ins riptos por la oia cond1c1ón de una propiedad per ·onal que no existe. . . Cierto e que el actual Gobernador 1ntenno, en alguno caso ha mantenido el imperio de la Ley, pero ésta e ólo una é indivisible y d~be brillar iempre en todo su .explendor, por'1 ~e impartiéndose á medias en ciertas_ ocas10nes, ó dejándola vejada en otra no p~ede_ ~uedar at1sfe~ba Ja aspiración del país de que aquí la JUSttc1a ea una ver dad tangible. . . . De lo ua n re e ue esa imparcialidad tan pregonada por el gobierno de , a hington y el de la .Colonia resultará siempre una fi dón un dulce canto de irenas, un medio hábil para ah ar la prote ta· de lo ciudadano que no ·.se atemperan á la olítica acomodaticia. . . e ave inan la elecciones generale. d~ extraord1nana tra cendencia pa .a la vida políti ·a y económica de Puerto Rico, } el partido federal americano va re ueltamente á .los com1c10 por entender que no e. po ible aban onar ~l eJercicio de uno de los más hermo o derechos de que di ponemo. · · 1 . Por parte del Gobierno se dice un día y otro día, que a ele cione se ve rifi arán dentro de los .pre epto de la Ley· Ojalá que a í . u ed· , pué enton es el pai. .dará un pa o eguro l camino d la libertad, y el Gobierno hab1'á de. mostrado que re peta y hace re petar la Ley.
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É G. DEI. \'AL.LE
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Supresió 1
de veinte Ayuntamientos
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I Re'for"'a <lesat~ota<la.-Coosiiuieotes trastoroos
· Los Ayuntamiento · repre ent~n una de Ja má, antigua y valiosas conqui tas d l J1rogr so universal, y ·on Ja ba e más.. sólida de la ,Admini. tración .Públ i ·a de un paí . Y á probar e to viene el veh mente de d todo lo l\ilubuenos gobiernos de procurar teng-an vida vi ni ipios, porque, al ha ·er.lo.a:í, trazan ·el mejo amino que ha de conducirá los pueblo · por la enda de una administración inteli<rente y honrada. En Puerto Rico mi mo e han pre ·onado tales principios por lo partido avanzado ·, y preci ·amente mucho de lo. hombres qu hoy predominan en la · Cámara. Legi Jativa , . en :u manifie to "A la Nación y al Pals, al org;¡tnizar en 1 97 el partido autonomista disid a.te recomen~G\ban la ne e iqad de «estimular la ener fa de la vida lo al, de arrollar aquellos or«ani mo fundamentale vi orizar y purificar u dn íni tración, crear la I a íenda y el crédito tnunicipales, etc.»
Y aún hay má . ~l particto r publicano ha venido ~O teniendo iempre Ja nece ·idad de que lo · yuntamiento e de envuelvan aentro d J cír ulo d Jo procedimiento m á ordenado. para a~.::-tnzar una . itua ·ión civilizadora y obtener I una complet;.i autonomía; y la mi ·ma agrupación en suplataforma, publicada el 2q d Marzo d 1 99 en .·u ección 6.ª en que trata de Ja Libertad, di ce: <fLa eficacia del O'Obierno propio d a n a en la v oluntad del pueblo n la libertad
de todos lo hombre : » l ocurrir Ja inva ·ión r11ncri ana, de l· ró en vigor la L y Municipal que ri<r todavía, in partibu, y de acuerdo
(De •La Democracia.• 1002.)
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( IJ La Cámara de Repre entante , de 1904_, que tuvo mayoría unionista, re tablecló aquello 20 Municipio uprlmldo , lo que prueba la razón conque trazamos e ºt s:tres artículo .
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Á TRAVt~ DE DIEZ A~O
JOSÉG
con ~us preceptos, los Ayuntan1ientos tenían á su cargo todas los servicios de carácter local, en cuyas funciones las Municipalidades gozaban de amplias facultades. Estas hap ido escatimándose de tal suerte, que los Ayunta1nientos han quedado reducidos á meros instrumentos de algunos servicios administrativos. · Primero se les quitó el nombramiento de Profesores, el de la Policía municipal-con excepción de la de Ponce, Arecibo y Mayagtiez-y en materia de presupuestos quedaron sometidos lo Consejos·á la Tesorería de Puerto Rico. Después se les quitó el servicio de cárceles y se les privó del cobro de las contribuciones directas. Y, por último, de sus funcione quedó eliminado el servicio de Sanidad. No era bastante que los Ayuntamientos perdieran sus facultades autonómicas ganadas después de una dilatada y titánica lucha contra el doctrinarismo y la reacción era preciso llegar á más, era n<:cesario cortar de raíz derechos alcanzados á fue de tantas y tan amargas vicisitudes, y la Legislatu eP Rico acaba de suprimir ¡20 A) untamientos! No negaremos que (~ imponía .la supresión de los Municipios de algunos p eblos -¿por qué hemos de negar lo que está en la concienci~ del país?-; pero un cambio tan radi · cal y de tan e~cepcibnal trascendencia, reclamaba un meditado c~tudio de la r ateria i se· deseaba realizar una obra digna de la in titucione · americanas . Y para llegará tal finalidad era indispen~¿1bl tener ·n cuenta Ja posi ión topográfica de los pueblo. , la vía. de comuni ción, habitantes .r riquezas de l<:ts juri diccion s que habían de anexarse, grado de adelanto intelectunl ) situación económica. De de el in ·tante que se habló de tal reforma, de inuchos pueblo vinieron protestas al Gobernador y las Cámar~s, y, entre ellas, la de los Ayuntamientos republicanos de Moca y Dorado, los que han sido suprimido en unión de dt'ez y ocho federales. Y que la supresión se ha hecho con olo mira políticas, Jo corro.hora el que la medida adoptada por la Cámaras ofrece la m:'t rrrandes anomalías. '
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Moca se lle a á Aguadilla, cuando Aguada é I abela subsistirán como-Ayuntamientos, iendo estos más pobres y la segunda con menos població~ que Moca. Trujillo á Carolina, Hevánd e Loiza á Rio Grande, cuando el segundo debió llevarse á Carolina. Juncos á Hato Grande, cuando el primero tiene carretera y una adminisfración más desempeñada. Atroyo se suprime, siendo puerto de mar y teniendo una importante riqueza sacarina. Peñuelas y Guayanilla á Ponce, teniendo lo~ pri~eros recúrsos propios para sostener sus Municipios, mientras qlie el del último ha tenido que hacer un empréstito de 200.000 dollar.s por ~u embrollada administración. Coroza} á Toa Alta, estando este A!untamiento en una situac~ón anáÍoga á la de Ponce, lo que o sucede con el del C0rozal, contrastando on las ante die as supresiones, se consertan los Municipio de Lajas, ~nta Isabel y otros pueblos que sostienen una itnación anormalí ~ma, por la fal- · ta de recursos y por el desbarajuste de su administración. · La supre ión de los veinte Ayuntamientos t~ae para sus pueblos un cúmulo de dificultades que han de alcanzar lo mi mo á ricos que á pobres, ora sean feder~les ó ya sean republicano , pues al quitarse los Municipios ocurrirá ·seguramente un gran malestar en todo los órdenes de- su vida local, y, por otra parte, los ~abitan tes de esas juri di~ciones además de tales perjuicio verá~ cerradas las puertas que ha, ta hoy les daban acces9 á las curules del Ayuntamiento, en donde podían defender sus intereses, ú ocupar los destino qu.e e~i ten en los Municipios,..asP.iración justa para los que no p cden, obtener apetito as prebendas y tien n que circunscribir sus pretensiones dentro del estrech9 circulo de su pueblo. Con la reforma á que aludimos quedan sin pan algunos centenares de familia puertorriqueftas, y, en cambio de la econ0mfa-¡bien mezquina por cierto!-de los 52.000 dollars . ' , ' el presupue to general de la ·isla para 1901-1902 aumenta en uno.- .300.000 dollars. Par.a que pasara el bill «Hollander», se suprin1ió la policía municipal y ·e crearon lo Juzgados de poli fa, y para que a í mismo pa. en lo. Códi o , se . acrifican de un p1u~na zo los yunt:.Jmiento · de 2 pueblo!->.
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A TRAVeS DE DIEZ A'.'llOS
í, a í e va en anchando la vorágine en uya i nsondable i~a e an·ojan un día ) otro cuanto constituye la personalrda<l del país genuinamente ruertórriqueño. ¿Peto no aconsejaba Mt~. Hunt en recibo que desaparecieran la violencias en lo partidos políticos y no aconsejó allí la unión J la concordia entre lo puertorriqueños? ... í d cía ....... pero ¡quiál · ' i no ya verán Vd . mis queridos lectore , como cuando le lleven el proJ ecto de ley de que ne ocupamo , no utiliza-·quiá de utilizar!-el con abido veto.
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.<.Y la voluotad del pueblo? -A.rn)a d~ dos f -i los. El bálsan)o tr~oquilo.
aun de tal upue ta economía hay qu hacer una notable rebttja, pues 105 pueblo cuyo Municipios e han suprimido, tif' que ar e de un Alcald~ pedáneo y de los indi:pen ables 1c10. e anidad, poli ía urbana, etc·. ero todavía aceptzrtdo una conomía mucho mayor no se ompen a con lQ perjui ios que la supre ión apareja para todos lo habitante de lo ~1unicipio absorvido en razón á tener que acudir á 1 nueva cabecera de AJ untamiento para mucho de lo 'a to que ha ta ahora podían realizar en su pueblo ·in ga 'to. n molestia . nra probar más y más lo arbitrario de la ley que ha uprimido lo _,Q untamiento anexados vamo · á citar lo que n punto á e ·ta mat ria determina la Ley Municipal de 1 de Di iembr de 1 9 , virrente aún, aunque, como dijimos ante in par tlbu . egún el artículo 10 de la misma lo términos municipale pueden ser alterados por agr pa ión total á uno ó vario término colindante por agrega ión de parte d~ un térn1ino para constituir ~tlunicipio, ó por traslado de la capitalidad á otro pueblo. ero para tal su pre ión de un Municipio y su agregación á otro 6 á vario. de u ((colindantes» el artículo 40 de la Ley Muni ipal e tatuye que aquella tengan efecto «cuando por
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carencia de recu os ú otros motivos fundados lo acuerd n y o]iciten lo A.) untamiento ) lama.} oría de los vecinos de los Municipios interesados, ó cuando por en anche y desarrollo de edificati nes se onfundarÍ lo ca co de los pueblos y no~ a fácil determinar sus verdadero límites,» Esto dice la Ley Municipal, ley española, tan abominada ·orno todas, por los actuale 1·eformadores de todos lo dere·hos de Puer.to Rico; pero que nadie negará, porque nadie puede neo-arlo, que n el a ..unto · de que hablamos, establece un procedimiento· lógfoo, ju ti irno, d_e mqcrático; mientra que la supr ·ión de los Ayuntamientos e ha hecho olvidándose los legi !adore de toda no ión de derecho, e la voluntad del P?' blo y de la libertad de todo lo.s Jz nibre . (Sec ·ión 6.ª de la constitu ión d l partidor publicano) . 1 derro ar e de maner· tan.violenta 20 Ayuntamiento , los repuolic·tno que han votado la ley podrán entir la ati fa ción producida por el olpe político que la reforma entraña· pero no olviden que de ·truyendo no e ganan sim·. patfa. , y que cuando lo partidos político e divorcian de la ((voluntad del pueblo» e impopu1arizan Y. mueren. De aquí que la supresión inusitad de 2 yuntami nto , si .no . de molnento, más tarde ha de lev· ntar la prote ta aún de lqs mi ·1nos republi ano que viven en lo mun1c1 ios anexad ·.
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E:cribiendo e tas lfn a me nt.ero que por otro bill e ha ·uprimido la policía 1nunicipál. E to no nece ·ita omentarios. ólo tra á la ~emoria que lr. Hunt, ~l émulo. de La Portilla hizo en rec\bo un derroche de fra e halagü ña: p ra el pueblo y el Ayuntamiento de la histórica Villa, que le ob. equió espléndidamente ..... y ef ctivamente, ~nte de tran urrir una emana firma la Ley . uprirniendo el cuerpo que era la mejor ·ar· ntía de aqueHo · ciuda,dano . l bdlsa1no tra1 quilo (1 ) vuelve á u ' ar e en uerto ico ..... 1
(1)
Apo!'o aplicado al gobernador Laportilla .
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Á TRAVÉS DE DIEZ A -OS
IU. Contestamo~ al Sr. X.
v z.
Muchos días no leemo La Correspondencia, por lo C'ual hasta ayer no nos enteramos de lo que en la misma ha publicado, en su edición del seis del actual impugna~do nuep· tros dos artículos acerca del punto que sirve de epígrafe á esta lineas. uscribe el articulo· á que nos vamos á. referir el Sr. . . Y Z., y, como en forma correct:i sostiene sus argumentos, nos complacemos en contestarle, ya que en el terreno de las ide s y de los principios, lógico es que se acepte la discu&ión, por más que, por nuestra .Parte, por idiosincracia, seamos nada aficionado á polémicas, cuando, además, estamos de . provistos de las bien templadas armas del pem:;é.t miento, indispensables para contender en tale& lides. Empieza dici o el Sr. X. y Z. que son buenos nue&tros dos anteriores t cu elebramos y agt"adecemos esta afirmación, no por vanagl<;r"a, sino porque tal juicio prueba que esos dos sencillos trat)ajos no son humos de pé1ja. No citamos, Sr. X. y Z., los preceptos de la Ley Muni· cipal, porque sea ley e paftola y porque de eainos, como dice 1ni contrincante «q eden en pié» ;us conceptos en la actual dominación. i\.d cimos ese argumento para demo trar que la Ley Municipal, aún vicrente en gran parte, en cuanto · á la con titución de Municipios es democrática, autonómi a; mie:ntra que la votada por Ja Cámaras puertorriqueñas, es centraliz dora, absorvente, r, por t~nto, atentatoria á los . derechos de los habitantes incorporados en los Ayu~tamien to suprimido ·, ya sean_federales, ya ean republicano . Añade nuestro contrincante «que los republicanos no h:.in hecho la Ley de anexiones, ino que la han hecho las Cámara , por lo cual entiende no debe: hacer e responsable á aquéllos de lo efe tos de tal blll. ¿Pero quiénes constituyen las Cámaras alta y baja? En la primera, lo: on ejeros na ti· vos on republicanos, y en la egunda, todo u · miembro fi uran en las fila del mi. mo partido. 1.
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G. DEL VALLE
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Más adel;inte s afirma, abundando e.n la precedente apreciación, que la reforma no ha sido de miras políticas, y que, de otra suerte, no se hubiera hecho la «sUpresión en pueblos de tan pequefiá 'mportaticia:o. Esta aseveración cae á seguida por su base. De los veinte Municipios suprimidos '«diez y ocho son federales», y mientras desaparecen Ayuntamientos con vida .propia bien admi~istrados co!llo Arroyo, Juncos, Gurabo y otros, se dejan los de Lajas, Aguas· buenas, Nd.ranjito, Toa-alta y algunos más de menos riqueza que los absor· , vidos. Intenta el artic'ulista demo trar que existe economía con la supresión de los M;unidpios que han desapar¡:d~. Poca 6 ninguna ·erá, pue se tendrán que pagar los ser 1c10 de que no se puede pre cin<lir, y la mezquina econo 'a no podrá jarnás com pa ar e con los gast~s y .molestias que tendrán Jos habitante de los pueblos suprimidos al concurrir á la Municipalidad á que se les ha llevado; viéndose obligados, además á satisfacer los arbitrios y las deudas de los Ayun' de que en lo sucesivo dependerán. . tamiento El Sr . .[ y Z cal~fica de «lujosa,. la con ulta á losl.pueblo en el punto que nos referimo , y, agrega, después, que «la Cámaras son la representación de los ptie~los, y qu~ los hombres que las componen han ido allí con el voto popular»; añadiendo que allí, en las Cámaras, «están representados todos los distritos». Las Cámara Legislativas, ¿quién lo duda?, co~s!ituyen la representa ión de los pueblos. Pero e a representación no la asume nunca un partido político; ino la tiene el que la alcanza con el pod~r de la opinión pública, expresión d~ la voluntad del pueblo conjunto armónico de todos los lementos sociales y políticos. ~l Sr. Metienzo Cintrón, con fra es elocuentisimas, probó en el Consejo ·E jecutivo que las Cámara actuales no representan el país, y nosotros demo ·traremos, con. números, ·otro día, que los .legisladore republicano , no O;:,tentan t~l representación.
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(De •La
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orrespondencla de Puerto·Rlco ... 1 2.}
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Á TRA YÉS DE DI El A~OS
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JOSÉ G. DEL VALLE
·I fedro A. José . Ferreris t
30 de Noviembre de J852.-25 de Diciembre de J877. La memoria que COl)sagramos á los que dMermen su último suei\o, es la expresión más revelañte y más conmovedora del sentimiento que· une á la humanidad. PERAUTT DE ÁUTUN.
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Corría el año de 1873, periodo que cual ninguno irradiará siempre con vivísimos f ulgore en la hi toria social y política de Puerto Rico, ya que en aquella gloriosa etapa se abolió aquí Ja esclavitud del negro, y al país se le puso en plena pose ión _ las instituciones democráticas que trajo en pos la república triunfante por entonces en nuestra antigua metrópoli. .
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A la sa~ege~teaba don Rafael Janer
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y Soler la es-
cuela upe~ni os de Aguadilla ~ á la que asistíamos como alumno de la e e en que se ursaban los rudimentos de la primera enseñ tnza. Un día, entre un grupo de mis compañeros, se comentaba la noticia de q e tendríamos un nuevo profesor, lo que de pertaba la natlural curio idad entre todos, y en efecto, no tardamos en • ser orprendido por la presencia del que debía há er e car o de la cla e: ioven, delgado, de regular estatura, barbilampiño, trio·ueño, de negro y la io pelo, cejas muy pobladas, denuncjando u fisonomía y su ad emane un carácter extremadamente tímido y ner_vioso. uestro nuevo ~aestro era Pedro A. José Ferreri , ele ido por don Rafael Janer para ompartir con él Ja ruda labor de la e cuela uperior de v· rones de Ao-uadilla. quellá de i nación se explica fácilmente. ece itaba Janer un buen ayudante, y abedor de que Ferreri tenia talento y dicidido apecro por el a cerdocio de la en eñanza, no vaciló en llamarle á su lado. a ·ta aquella fecha la semblanza del novel profesor de in true ·ión públ i a ra muy . ncilla. Nacido el 39 de Noviembre de 1 - ... , habí~ pa. ado .-u. pnmer ~ño n el ampo, en
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donde poi la fal a de una escuela, comenzó ~a primera enseñanza bajo la dirección de un tio suyo· continuando despues sus estudio~ en Aguadilla, primero en la escuela de don Cario Gabarain, y luego en la de don Adrián Martfnez Gandia. Algunos meses después, la escuela de don Rafael _Janer gozaba de merecida fama: sus esfuerzos habían conquistado un éxit~ completb. Pero en~Puerto Rico, entonces, como hoy, la sospecha-que nace y crece_á la sombra-se cernía constantemente sobre la cab~a de 1 los que no se sometían á los reaccionarios y un día, de improviso, Janer fué separado de su cargo por ~rden del Gobernador general de la isla. Esto sucedió en Abril de 1874. La Monarquía de ~pafia se había restaurado y en la colonia se enseñoreaba na vez más la reacción bajo el férreo po·der del general Sa z, por lo cual ha tó se 'diJera que en el establecimiento de Janer se lefa á . sus alumnos el o: Canta Claro», para que se decretara su separación é inhabilitación para el magis~erio público. ¡C?ntr~ste estupendo! Hace 28 aftos, imperan~o e~ Puer~o Rico un Gobierno mbnárquico, se dictó tan arb1trana medida contra un meritísimo maestro de escuela por suponerse qu~ hacía participes á sus discípulos de los chisp~antes coi:iceptos de un periódico satírico; y hoy, ondeando aquí el pabellón de la República norteamericána, aca~a de oponerse el Departamento de Educación al nombramiento de don Matias ~on zález Garcia para profe or. de Gurabo, acordad? po.r la Junta local escolar, po'r habérsde a usado de que escribe en la prensa fed rall..... . . . Vacante la ~cuela de primera clase d~ Ponce Ferreris ya en posesión del título de .m aestro s~~erior, trató de tomar parte en las. oposiciones para su prov1s1ón y para lo cual era necesario presentar ertificacion~s de «buena condu~ta», extendida por el cura párroco y el 'Alcalde de Agu?d1lla: Expedidos ambos documentos el primero expresó que el J~v- en maestro «observaba buena c'onducta, al menos ostens1bletnente», y el ségundo h:icia con tar «que observaba .buen~ onducta, pero · omo de público se decía que en el esta~leci miento de instrucción donde ervía de · yudante, leía á los . niño el periódico titulado «Canta Clarot>, no po~ía m:n~s de con iO'narlo a í. Ante tnle informe Fe ns des1 tió
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, Á TRA..VÉS DE DIEZ AÑOS
JOSE G. DEL VALLE
de su nob1e propósito de tomar parte en aquellas oposiciones penetrado de lo estéril de su empeflo, pues entonces-y lo mismo sucede hoy-el repugnante fantasma de la suspicacia se levantaba en el camino de las aspiraciones de los que luchaban por el engradecimiento de la patria. La destitución de Janer aparejó la cesantía de su ayudante, víctima también propiciatoria del a~to arbitrario del general Sanz; y como en Aguadilla no encontraba esfera de acción para su actividad y su poderosa inteligencia, Ferreris se trasladó á San Juan, tra el porvenir que columbraba su espíritu tan grande como raquítico era su cuerpo. Cerradas para él en la Capital las puertas del magisterio público, su acometividad necesitaba otro campo de acción para moverse, lo que le indujo á consagrarse al periodismo, accesible siempre para. las inteligencias que con facilidad escalan el esplendoroso espacio del humano pensamiento. Enamorado desde ~uy joven de las ideas que conducen á los pueblo ~el sendero de la libertad, desde luego buscó para sus es :to.. ~olumnas de un periódico qu defendiera los derec os del ~fs; y como en aquella época se edi" taba aquí El Agente(tlé Negocios, que con tesón luchaba por arrancar al pue torriqueño de la esclavitud moral en que . vivía-y sigue aú viviendo-á éÍ acudió el ex-ayudante de Janer en sol~citud de un pue to en la redacción. Apropósito de/esto se refiere una anécdota bien curiosa. Cotno Ferreris no era conociqo por don Félix Padial, director del periódico, se proveyó de una recomendación y, al visitarle, ste creyó que era objeto de una broma por parte del amigo que influía en favor del joven profesof, pues al observar su encogimiento y dificil palabra, juzgó'le incapaz de serle útil; siendo necesario que aquel amigo insistiera en sus deseos para que Padial se decidiera á · aceptar los servicios de Ferreris. Y por cierto que aquella impresión del djrector de El Agente de Negocios, se trocó bien pronto en una profunda satisfacción para el batallador periodista, pues habien · do confiado un asunto á Ferreris para tratarlo en su publicación, lo desarrolló con tal acierto, que el escrito conquistó generales elogios. El mérito había triunfado, como vence 1
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siempre pór más· que á veces se acuite bajo el ropaje de Ja más· extremada mode~tia. Aquel éxito franqueó á nuestro ex-profesor las puertas del citado periódico en el que de~de entonces colaboró, lo que después hizo en La Instrucción: Pública, ramo por ~l que sieippre tuvo especial predilección, y, por último, fundó El Bien Públ·ico. . · Los artículos de Ferreris hablan más á la cabeza que al corazón, pues apegado n¡ás al verbo de la idea que á su forma, buscaba la verdad dand~ de mano al efectismo. De ahí que sus trabajos, trazados en ático lenguaje, lleven el sello del escritor que sabe resueltamente ahotdar en los intrincados problemas del saber humano, ·par ofrecer á la consideración de los demás' ei bien sazonado tuto de las investigaciones especula~ivas. Abroquelado Ferreris con las templadas armas del escritor que conoce la luc.h a en la arena del periodismo, mantuvo, con gran éxito, memorables polémicas con Tapia y Rivera, Belmonte Múller y otros publici tas de abundante bagaje literario y científico En los comienzos del año 1875 se abrieron exámenes para empleadQs periciales de Aduanas en Ultramar, lo que constitula una carrera en que los funcionarios erán inamovibles, ventaja que animó á Ferreris á tomar parte en aquéllos, lo que hizo por manera brillantísima, siendo aprobado y propuesto á !vladrid para o upar un cargo en tal dep rtamento. ¿Y cuál fué la recompensé:! al que tan salientes aptitudes había demo trado? Pues de tinando á erreris de oficial 5. 0 de la colecturia.De Aduana de Manzanillo, plaza dotada pobremente, con fi~nza, y cuando en aquella región ardíá prepotente la g~erra separatista cubana. Excusado es decir que el desventurado joven· no aceptó aquel puesto que se le ofrecfa cual se arroja un mendrugo al indigente callejero. El Ministro d€ Ultra mar pudo colocarle en esta misma isla, como lo hizo con todos Ó casi todd los demás aceptados CO· mo periciales de Adua.nas; pero ~1 anatema que le lanzaron los reaccionarios de Aguadilla babia nuevamente de dar en tierra con sus nobles intentos, volviendo asf la injusticia á . herirle sin piedad. ¡Era un <'sospechoso> condenado á no .ocupar cargos públicos en su pais!
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, Un d~a cÍrcuió e~ A~uad.illa ia n~tici.a d~ qu~ Fe~rer.is s~ hallaba gravemente enfermo en su residencia á menos de · una ~eg~a de .ª9~el pueblo. Por la gratitud al maestro y la adm1rac1ón al 1ns~gne co1npatriota, acudimos presurosos á s~ hogar. Ferrens era ya un vencido en la lucha para la vida entre nosotros. Su cuerpo, calcinado por el calot de la fiebre, se ~?ste~ía ú~icamente por. el hálito gigantesco que e~ él palpitaba, y aun en aquellos 1n tantes de cruele sufrimientos.' c~ando el ~ngel de la muerte tendía sus negras alas para an1qu1larle, el infortunado amigo hablaba de us de eos de regresar ~San Juan para continuar su ruda brega en la enseñanza privada y .en el periodismo. ¡Engafíosa ilusión la d~ aquel héroe del trabajo! A Jos pocos días-el 25 de Diciembre de 1~77~caía para siempre en la insondable sima · de Jo ~es~ono.r1do, cual tierno álamo que el furioso huracán desgaJa sin pie ad, dejando así deshechos un corazón abierto á. t~das las obles a cio~es, y una inteli~encia capaz de recibir y de pro ar las deas más brillantes. Al exhumar los. ree erdos de la adoles encia que dan calor á este .boceto. bio~ráfico, sentimos nue tro espíritu presa de honda 1mpres1 n, pues aqueUas remembranza reverdece? ante ~ue~t~os jos la figura fí ica y moral de uno de los pn~er~s ll1gen1osf puertorriqueflos, cegados en Ja aurora de la vida uando empezaba á ofrendar á la patria el hermoso producto de su talento superior y de largas vigilias consagrad~s a e tudio y al bien de sus conciudadano;. S1 en el fondo del mar. se encuentra Ja rica perla, en las sombras del pasado también hallamos á veces ·la refulgente e~ tela de ~n ho~bre merití imo. Esto no , sucede con Ferrens. Y al discurrir nosotros por aquellos tiempos tan llenos d~ negruras como el actual momento históric~ de Puerto Rico, p~r~ traer á Jas columnas de e~ta revistt:t los tasgos más sahentes de la fugaz vida del malogrado compat · t · 1 .. no a, repetunos o que d110 un poeta sevillano: Lo que ~si viven, ¿para qué mueren? y los que asi no viven, ¿para qué nacen. (De •The Puerto Rico Herald·, . ·de New York. 1902.)
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¿Planes . aqúiavéliéos? , · · 1Cacla uoo e11 su puesto!
Por San Juan han circula.do ciertas versiones de proyec· tos y combinac!ones en los partidos polfticos de la isla, con la mira de levantar á: la 11acieQte agrupación «unionista>, para establecer después un turno de poder entre ésta y los republicanos, y para lo cual, coino base del plan, se consti1 tuirán algunos más· comités locales «unionist s:o, para celebrar luego una asamblea y fo.rmar el nueyo p rtido. Y á progósito de ésto, ·se ~abla de conferencias de Matienz? y Barbosa, y de indicaciones que indirectamente sa· len del palacio de Santa Catalina. La fantasía popular, que no se detiene nunca en creer hasta las cosas .,más inverosímiles, comenta tales noticias y levantando castillos en el aire ve ya desarrollarse el supues · to plan. ' · Nosotros, pensando con reflexión , creemos que todo esto podrá haber Surgido en la calenturienta cabeza de ALGUIEN que sueña .siempre con la muerte del partido federal, para que aquí jamás centellee y vibre la protesta de los ciudadanos que no se some~en ni se someterán jamás á vivir en una vergonzosa servidumbre; porque es claro que existiendo en Puerto Rico otro partido que se · jus ra al papel .ridículo que hace el republicano. la situación sería de perlas para el que ólo busca el apoyo de los que á cambio de medros personales no· titubean e~ pisotear u propia dignidad y la dignidad de la patria. 1 Y omo a f pensan10~, juzgamos que. el set1or Matienzo Cintrón es extratio á la combina ión, pues no se concibe que de pués de condenar lo pro edimienfos del partido republicano y de venir propagando la unión de todos los puertorriqueños, intente levantar otra olectividad que se someta á la · exigencia de los poderes públicos, cuando como sucede · ahora, tienden estos á meno cábar la personalidad y lo de•
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rechos del pais. Este baldón, pues, no caerá sobre la faz del leader de los unionistas. Po~ otra p~rt~, para dar forma-al proyecto de que hablamos, s1 ha habido quien creyó empresa fácil tomar de instrumento á los federales, se ha equivocado de medio á medio porque nuestros amigos no han de prestarse á figurar en un~ farsa que p~ede tener por objetivo la indignidad de ayudar á los republicano en su labor de seguir aeshonrando el suelo en que .nacieron; y no es posible que tos federales sirvieran de mingo para la ·caramb<Na que ALGUIEN intente hacer porque ellos, como hombres cultos y dignos, conocen bie~ sus d~beres como afiliados á un partido que como el federal americano ha luchado, lucha y luchará en defensa de los derechos del pueblo puertorriqueño, y penetrados del papel que r~p~es~ntan en nuestras filas, saben perfectamente que por d1sc1p.hna Y por su propio prestigio no van á tomar parte en una ndicula comedia. Enhor~buen e la agrupación que pretende levantar el sefio~ Mat1enz , haY, recido y merezca . nuestras profundas s1mp~tías, m1 tras e_ ella palpite la idea de redimir á Puerto Rt o de la tiratl1a que hoy se cierne sobre nuestras cabezas; Y por eso, en las elecciones de Noviembre último· nuestro partido votó con gusto por · candidato~ unionistas' pro?an~o a í qu,e herdos aceptado y aceptaremos siempre I~ con1unc1ón de .todos (los puertorriqueños cu~ndo con ella se busque el realizar toda obra que . lleve en si el progreso moral y material del paf . Continúen los republicano su labor. Continúen los unionistas umando adictos. Y siga Mr. Hunt su política funesta. Lo federales, en tanto seguirán en su puesto de patriotas. (De •La Democracia>, de Caguas, 1903.')
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PARTIDO FEDERAL AMERIC.A.10 .YEL COBIERBO 1·
ÉPOCA DE MR. ALLEN. ELECCI NE
DE
POR QUÉ NO
RETRAIMOS EN LAS
1900.
Al instaurárse el Gobrerno ~ivil de Puerto Rico en Mayo de 1900 el partido federal americano no vaciló en aportar · su concurso al nuevo régimen político, a~c que realizó nuestra colectividad con la. alteza de mir~s e tie~e siempre para cuanto hace rela~1ón á la salud de 1 p·a tna puertorriquefta Entraftó más aque.l la determinación: el sacrificio de ideas. Porque el partido federal americano no vió en el bill «Foraker> la satisfacción de sus aspiraciones que son · la de la mayoría de este pai . Pero no quiso ser un obstáculo á la reforrpa y con absoluta sinceridad se decidió á apoyarla, creyendo, además, que dentro de los estrechos límites de la nueva Carta constitucional de Puerto Rico, Mr. A.llen gobernaría con la más completa ju ticia ·. Una Comisión del Consejo Ejecutivo del partido · federal americano, al objeto indicado e personó cer a del Gobernador i vil americapo en esta i liHa y le ofre ió u cooperación. La entrevista fué cordial. Cie;to es que Mr. Allen propuso al Presiderite de la República- y f~eron por é te aceptados os federale.s para el Con ·ejo Ejecu,ivo de Puerto Rico, y que, eh los . primeros mo1nentos de su Gobierno, no exteriorizaba su oposición á nuestro partido, perq aquella aparente actitud fué tan olo una ligerísima ráfa<Ya, y la verdad de us propósitos semostró bien pronto desde el in tant~ en que 'Mr. Allen entró de lleno en las funcione de su cargo. pedarada por el nuevo Gobernador la enemi a á lo federale:, enemiga tan cruel como cruele · fueron los deseos de Mr: Allen, el Consejo Ejecutivo de Puerto Ri o les undó de ·de luego en sus designio de exterminar á la colectividad que representa las legítimas a pirac1one · del pueblo
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puertorriquedo; y como la mayoría de tal organismo está supeditada al Gobernador de la isla, apenas quedci_constitui· do comenzó á demostrar su parcialidad en favor de los re· publicancs. Así las cosas, llega el momento en que el Consejo hiciera la división territorial de la isla, como base de las elecciones de Noviembre de 1900, para Delegados á la Cámara de Re· presentantes, y aquel votó un plan inconcebible, en abierta oposición al bill «Foraker>, que previene para los ..distrítos electorales' la proporcionalidad y contigttidad de habitantes y pueb.los. El acuerdo tomad fué un gravísimo y violento atentado á la Ley. La violación á lo claramente estatuido determinó la retirada de los sellt>res Diego y CamUfias del Consejo Ejecutivo. Nosotros la votamos en el seno del Directorio federal, por entender que nuestros correligionarios ni nuestro partido podía soportar, sin protesta, la política apasionada y las parcialidades de . tal organismo, á la sazón presidido por Mr. Hunt, ya que, por otra parte, deseaban renunciar sus car: s, como lo hicieron al Presidente, que ni se dió por ent do d uel acto de dignidad. Los puestos d s eño es de Diego y Carnuda se cubrieron con dos republicano , pues Allen necesitaba un Con ejo en el que la protest jamás surgiera expontánea y vigorosa. . Aquella inaudita 1 justicia trajo, ·como era consiguiente, ·el retraimiento del p rtido federal de las esferas gubera'amentales, J con el es udo de su noble causa y la esperanza de que Ja .lucha elector l se realizaría dentro del circulo de la legalidad por parte de Jos podere públicos, emprendió sus trabajos pat la contienda de ovi mbre, ya que nunca e figuró ue Mr. Allen no respetaría ni baria re petar el voto popular. Desgraciadament e tábamo equivocados. A la ilegal divi ión territorial siguió el acuerdo del Censejo Ejecutivo de la colonia dictando di po i ione p~ra la repetida elección, con tales amaños y tale restric iones que convertfan aquella órd nes en la más palmaria negación del sufragio. ún a i el p~rtido federal tenla grandísimas probabilidades ·de alcanzar la vi~toria en los comicios pero como el Gobernador Mr. Allen se oponía re ueltamente á nuestro triun-
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fo se desató a uel furioso huracán de atropellos á las per· so~as y á la propiedad: se atacó la casa morada del presiden· te del partido don Luis Mufioz Rivera, se le destruyó co~: pletamente San Juan la imprenta en que editaba el ~er•? dico Diario de Puerto Ri'co; los talleres de La Democracia tuvieron que trasladarse precipitadamente á Cagua~ p~ra evitar. fueran también destruido& en Ponce, y en esta ciudad, ' 1 Mayagüez, Ponce y otras niuchas poblaciones nuestros ~o rreligionarios. eran encarcelados 6.agredido~ á tiros ó garro· tazos en la calle y en sus 1nis~os hogares. Creada esta situación anárquica, sin policia y sin Tribu · nales de Justicia que persiguieran ni castiga n á los delin · cuentes, y ante la glacial indiferencia de r. Allen á las quejas y protestas de las ví~timas de aquella embriaguez de odios y p siones, el Comité Ejecutivo del partido federal acoridó que éste se retrajera de las elecciones, resolución con . la que no estuvo conforme el leader de nuestra colectividad al. tratarse de ella en memorable sesión verificada en Río Piedras á donde a udiamos algunas veces á celebrar las reuniones con correligionario8 de otros pueb os, porque en San Juan no teníamos garantfas. Y al evocar lo re uerdo~ de aquel periodo infa~sto, no podemos sustraernos al deseo de consignar un \hecho que pone más de relieve lo que fué Mr. Allen para l~ causa federal. Con motivo del primer ataque á la imprenta del Diario de Puerto Rico y á la casa del Sr. Muñoz Rivera, nos per onamo varios federales.en el palacio de la Mansión Ejecutivai para· prote tarde tan incaliiicabl atropellop y pedir al Gobernador garantlas para el ejercicio del voto. iister Allen, después 'de oir las manifestaciones de aquella Comisión y sin· referirse á nada de lo expuesto ni tampoco el prometer acto alguno de.justicia, nos ofreció tabacos, que nadie aceptó, y nos dijo que el leade·/ de nue tro partido izaba la bandera española en su ca a. A lo último se le replicó que tal osa era un error con que le engc:l.ñaban, .pue to que la bandéra á que aludía era la del hotel clnglaterra> inmedia· to á la morada del Sr. Muñoz Ribera. E te olo antecedente patentiza que Mr. Ali en río tenia concien ia de \o que representan los dere hos de un pueblo y que arecía hasta de la
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eriedad que debió tener como Gobernador de Puerto Rico. Esto sucedió en la maftana del 17 de Septiembre. En la no he del iguiente día era destruida la tipografía del . '
Diario. Otro día nos ocuparem~s del G·o bierno del sucesor de Al len como taimbién de la llamada Bandera Blanca y de lo que á nue tro juicio debe hacer el partido .federal. . 11. MUÑOZ RIVERA . E AUSENTA DEL PAÍ
--·--Las persecucione del . partido federal americ no, que le compeliero á retirarse de las elecciones de Noviembre de 1900 determinaron la protesta de la prensa de nuestro partido ¿Qué menos podía · hacerse ante la reproducción en Puerto Rico d sucesos análogos á lo de Nu.eva Orlean ha unos 30 aftos, y I s e 18 en Hawaii que trajeron la de titución del Gobierno legcµ ue existía en aquellas islas? Muñoz Rivera, de d~ la columnas de La Democracia, s~stenía aquella pr testa con la energía que le e · ingénita y que desplega siem re que la injusticia se levanta en contra de lo derechos e su pueblo; y siendo nue. tro ompa· triota el alma niatt~r de la justificada actitud del partido federal era la cabeza de turco sobre que descarga bao todos ' . lo tiros de poder omnímodo .del Gobernador y los republicanos que le secundaban á éste en u obra demagógi a. Mr. Allen, con la aviesa intención que le ani~aba constantemente en contra de nue tra agrupación decía á muchas personas-y entre ellas á algunas del partido federal americano-que al Gobierno no le era · po ible estable er buena · relaciones con el mi . mo, mientras '.luftoz Rh·era c'ontinu~ra atacándolo. E ta afirmación era sólo un recurso para ver de conseguir que nuestra colectividad llegara hasta prescindir del leader del partido. En apoyo del ardid de Mr. Allen se publicó por entonce en la Correspondenci·a de Puerto Rico un ~rticulo bajo 1.
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el rubro de « Yoz de alerta», suscrito con el pseudónimo de Dr. N. C. En 'aquel escrito, aunque trazado con apariencias de imparcialidad, se planteaba este dilema: disolverse el partido f~ral ó sacrificar á' su presidente don Luis Mufioz Rivera. La disyuntiva, como se vé, no podía entraftar peor intención, y estimándolo así nosotros, en un artículo inserto en el citado periódico y bajo el encabezamiento de «El partido federal y Mufioz Rivera. Al Dr N. C.:o, rechazamos una y otra solución, porque ambas se inspiraban en el propósito de llevar desaliento é 1ntroqucir confusión de ideas entre los federale . Más tarde, es de ir, en Febrero d~ 1901, 1Comité directivo del partido federal acordó en asamb ea verificada en San Juan, la publicación. de un periódico en os Estados Unidos, par llevar nue ·tras qu~jas al corazón de la misma metrópoli, porque aquí resultaba infructuosa la labor contra los apasionamiento y la parcialidad del Gobernador; resolviéndo e también en la misma reunión que el Sr. Mufioz Rivera fuera el ...leader del partido federal en los Estados Unido y asumiera la dire ión del citado periódico, ya que sus y servicios en él serían muy. peneficiosos á la ·causa federal, . teniendo en cuenta, por otra parte, qu~ la actituq v·iril de nuestro amigo aparejaba la falta de garantias para su perona y sus interese· materiales. He aquí el génesis de «The Puerto Rico Herald , que desde hace más de dos afios sostiene denodada~ente en ..New York la bander~ del genuino pueblo puertorriqueño. . El 22 de· M.iiYº ~iguiente embaicó 1 seño~ Muñoz Rivera . para la Unión, y en la sesión que el día anterior celebró el Consejo Ejecútivo del partido federal, se resol ió q"ue é te continuara ·ú stati1: quo en punto á sus relaciones con el Gobierno, hasta ·tanto que, elegido el nuevo organismo directivo de nuestra agrupación se determinara la línea de conducta que debía seguirse. Como quiera que tod·avía ontinuaban en pié lo atent dos contra lo federales, e adoptó en la propia re\lnión y á propuesta del repetido . eñor Muñoz Rivera, el acuerdo de constituir Junta de letrado en los siete Distritos, para
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sostener en los. Tribunales de Justicia el derecho de nuestros correligionarios á las libertades públicas. La au&encia de don Luís Mufioz Rivera constituyó un inmenso ~acrificio para él, que abandonaba el país en que vió la luz .primera, y para el partido· federa 1 que desde aquel instante se veía privado del inmediato y poderoso esfuerzo que le venia prestando aquí el insigne puertorriquefio. ¿Con la 1n~rcha .de éste desaparecía «el obstáculo» que presentaba el Gobernador para llegar á r-elacioncs de amistad entre él y el partido feder~l? Otro día probaremos que la calentura no estaba en la sdbana.
111. CAMBIO DE PROCEDIMIENTOS Y ARDID DE Mr. MUÑOZ RIVERA Y ACUÑA.
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El 16 de Ju 1 se verificó aquí upa asamblea del el pa ido federal, r.eunión en la que Comité Directiv abordamos, después de yr~arse ~l actual Consejo Ejecutiv~, el variar la actitud que venía observando nuestra colectividad con el Gobier o insular, como también que por la prensa federal se adoptara la linea de proceder conveniente á hacer mas viable í f n elevado propósito. · J Esta resolución revistió extraordinaria importancia. El partido federal, ante .la anarquía que se ensefioreaba en Puerto Rico, olvidaba los injustificadisirno agrn ios de Mr. Allen e le acercaba de nuevo para ver de alcanzar el 1 restablecimiento de Ja paz moral tan profundamente alterada en el país. El sacrificio de los federa le al realizar aquel acto de reconocida trascentlencia y con pocos precedentes en las luchas políticas de otros pueblos, fué ólo comparable á la noble aspiración que se tuvo por nuestra parte de que ce 'ara ·aquel anormal estado de cosas. Para hacer nlás eficaz este sincero y alti i mo designio, una comisión d l seno del Consejo Ejecutivo del partido federal visitó al Gobernador Allen y le expuso el acuerdo de la a. amblea de 16 de Junio. ¿Y qué hizo entonces el repre·
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sentante del obierno de Washington en Puerto Rico? Telegrafió é hizo telegrafiará los Estados Unidos que el partido federal · apoyaba sú adminis~ración ·y estaba satisfecho de ella. Mr. Á en debía cesar muy pronto en el Gobierno de la isla, y fracasado como lo estaba en su puesto, podía aspirar á otro, como aspiró infructuosamente al de tninistro de su nación en Roma. Y aqu1 tenemos que el t-tcto noble, generoso, patriótico, llevado á cabe> por nuestra agrupación política en el exclusivo sentido de reanudar re aciorle con el Gobierno local para ofre crle su concurso en cuanto tendiera al bien general de la colonia, aquel funcionario lo utilizó c<fmo medio para lev:intar e ante la opinión del pueblo no teamericano, ya que no en la de la n1ayoría del país puertorr queño, que sabía que tales manifestaciones, en boca de Mr. Allen, eran únicall)ente un ardid pa1·a intentar el borr.ar sus grandes desaciertos, toda vez que aquí para nadie era desconocido-y hasta se expresó en un manifiesto del Cuerpo Ejecutivo, publicado en -aquellos días-el verdadero sentido d~l acuerdo · de que ya hemos hecho mención. Acerca de~ cambio de procedimientos, que vino á _dar de mano á la politica seg uida por el partido- federal en punto á us relaciones con el Gobierno de Puerto Rico, dijo el sef1or Muñoz Rivera: «A Lnantener. el combate venimos á New York. Y cuando nos dis~oníamos á abrir .el fuego contra los escándalos de Puerto Ri~o, el Comité Directivo se reune en pleno y acuerda una política u ve 1-tranquila, plácida; sin vrolenc1as eswuendosas. Esta bien. Una vez más n s inclinamos dóciles ante la voluntad del partido. ¿Es que se opina que, ya lejos Mufioz Rivera, ha de cambiar de rumbo el Gobernador? ¿Es que se quiere intentar otra prueba todavía? Hágase y que r~ ulte un éxito fecundo en beneficios para la patria. Pero .si el rumbo no varía, i el éxito no resulta, i la injusticia persiste, aquí estará The Puerto Rico Herald esperando la orde:ri de marchar á la vano-uardia, con sus parques repleto de nlunícioifes, es decir, con su cartera colmada de datos y de historia en que pa 1pitan desnudos los errores y las torpezas, cuando n-0, las maldades y Ja. insanias de estos tiempos infe)ice 1
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Rendimos al partido y al Comité el más costoso de nuestros homenajes: el del silencio. No queremos impedir el desarrollo de esa política en que nuestros amigos m~ caros confían. Adelante. El Gobierno es quien decide.» El párrafo transcrito prueba concluyentemente que su autor no tuvo fé ninguna en el buen éxito de la variante en la política que adoptó el partido federal desde el 4 de Septiembre de 1900 en que el Consejo Ejecutivo de Puerto Riéo sancionó la arbitraria di visión de los distritos electorales. En la presidencia de nuestra colectividad, Mufioz Rivera, ausente ya en New York y con el carácter de leader de la misma en lós Estados Unidos, es sustituido por D. Francisco de Paula Acuña, al reformarse el organismo directivo del partido en la asamblea de Junio. Esta designación fué acertadísima. Y la hicimos inspira• dos en móviles que no necesitan explicaciones. Don Francisco de Paula Acuña es, desde hace muchos años, una de las personalidades de ayor relieve entre el núcleo, cada día orriqueños que di~ron y dan prez más reducido, os B á esta tierra. Mod o por 1 diosincrásica·inclinación, talento claro, sólida ilustración, con invariable apego al bien ge1 neral, dilatados é importa ntes servicios en la Administración pública, y federal con encido, el seflor Acuña pudo ser, aún contra su volunt~d, pe o si con el beneplácito de sus correligionarios, leader en uerto Rico del partido en que militamos. El señor Acufla, además, por su temperamento obrio y su acostumbrada benevolencia-sin llegar á ser débil-parecía, en a uelJos supremos instantes Ja personalidad del partido federal que, con mayores probabilidades de éxito, podía dirigir el movimiento de concordia iniciado en Ja susodicha Asamblea de Junio, que el Gobernador., maliciosamente, aparentaba acoger y apoyar. Don Franci co de Paula Acuña teniendo Ja condicio~es indicadas ¿pudo ser, en tan difícil cargo, más afortunado que su antecesor don Luís Mufioz Rivera, el politicó vehemente y propagandista de poderosa acometividad? La contestación á esta interrogativa la expondremo otro dia én las columnas de La Democraa·a.
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IV. SITUACIQN POLÍTICA DE LA ISLA. - EL BANQUETE EN EL «INGLATERRA••
Al hacerse cargo don Francisco de P. Acuña de Ja presidencia del Cuerpo Ejecutivo del partido federal el 16 de Junio de 1901, la situación •política de la isla era en extremo difícil y grave. El Gobierno, no satisfecho aún con el retraimiento de nuestra colectividad en las eleccio6e · de Noviembre anterior, persistía en sostener un estado e ~osas en pugna con la libertades públic~t . En la mayorL de los pueblo continuab~n los atropellos contra las personas y los intereses de los federale . La policía insular, en la mayor parte de los· casos, apo) aba ó consentía los desmanes. Las Cortes de Distfito, formadas casi exclusivamente por jueces republicanos, como los Juzg'éldos de paz, y los mu~icipales y 105 alcaldes del partido adversario, lejos de ser los sostenedores de la Justicia, y especialmente iel Tribunal. de Humacao-·.conocido por «Corte de imberbes»-se c;onstituyeron· en auxiliares de las persécuciones contra los ft\derales. Si á .estas lineas generales del estado poJitico de la isla, se agregan las condiciones en que el partido federal venia á colocarse con relación á l~s poderes públicos, es decir, que sin abandonar su actitud de oposic;ión_ al Gobierno, entraba en el can1ino de la benevolencia, infiérese lo pesado de la carga que se ec~haban sobre sus hombros los ~vmbres del Consejo· ·Ejecutivo, y eñaladamente el leader don Francis<;o de P. Acufla. · A pesar de todo esto, el partido federal reanudaba us relaciones co~ el Gobierno, enarbolando la bandera blanca, emblema de pureza, en aquellos momentos enseña de paz, que,. por las circunstancias en que se proclamó por la asamblea de nuestra colectividad, no fué otra cosa que un «armisticio» en que los ~vencidos» ofrecieron un gran sacrificio en aras de la patria, mientras que, al «vencedor», sólo le quedaba el compromiso moral de ser imparcial en sus funciones
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gubernativas. Ya hemos visto como llenó Allen su deber. Después demo traremos si el partido federa 1 hizo ó no lo propio que el primer Gobernador civil de la colonia. · Tres días antes del repetido acuerdo del Comité Directivo del partido federal, don Herminio Diaz Navarro publicó su hermoso articulo La bandera blanca, inspirado en los deseo de alcanzar se nos reintegrase en el goce de todos los , derechos públicos. En aquel trabajo periodistico, trazado de _mano inaestra, oom:> todos los del amigo ausente hoy, rebosaban halagadoras esperanzas de una pronta reivindica . . ión. El rubro de aquel articulo tuvo la fortuna de apJicarse como nombre de la resolución ya tanta vece mencionada. l primer acto oficial y público del Consejo Ejecutivo del partido federal,. se realizó" al regresar Mr. Hunt de los Estados Unidos. Los .republicanos dispusieron obsequio,,s al nuev_o Gobernador, y, entre ellos, un gran banquete en el hotel «Inglaterra», para el cual no se contaba con nuestros correligionai;ios, pues · éllos, al parecer, deseaban ser l~s únicos en la fiesta; o, · versiones públi~as, Mr. Hunt, hombre hábil en el arte .de t política de añagazas, hizo variar tal decisión y los se(ore · Acufia, Palmer, Día7. Navarro~ Larrinaga, Cam ñas, Soler y Guzmán J;3enit~z (don Juan) fueron invitados al ·banquete, pagando ocho dollars cada uno por su cubier o. En aquel fe tío, el lluevo Gobei:nador expre ó sus deseos contrari'o á las _luchas politicas apasionadas, y queriendo ·significar la «poca di~tancia» á que e taban republicanos y federales, mostró u «satisfacción» porque á los «leaders> de una y cQtra ~grupación sólo los «separaba el anc)lo de la mesa» en la que en aquellos instantes e escan iaba' el espu~ moso champañH. El que a í hablaba no dijo lo que sentfa; las citadas frases eran puro efectismo. Si Mr. Hunt las hubiera sentido palpitar en ·u corazón,· antes del banquete y de pués del banquete habría movido el resorte para que tal distancia entre republicanos y f ederale: desapareciera. Este poderoso resorte és: ¡¡la imparcialidaJJ! Porque no puede jamás existir unión entre dos a rupaciones política , mientras el poder públi o á una de ella le apoya ~a ta en sus mayore ~xce sos y, á la otra, la coarta en el ejercicio· de ~us derechos.
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Esta desigualdad equivale á poner á Juchar dos hombres, uno armado de revólver ó garrote, y el otro con las manos atadas. ,, El banquete en el hotel «Inglaterra> fué para el obse· quiado un recurso conque quiso demostrar que entonces en la i~la p.rec;Jo;minaba una tr.a nquilidad paradisiaca y que le apoyaban lo.s dos partidos militantes. Dicho está que á Jos miembros del Consejo Ejecutiv.o de nuestra colectividad no se les escapó-· no podía ocultárseles-el «golpe de efecto» que para el Gobernador tuvo la ~esta, pero deseaban mantener su benevolencia hacia el representante de la metrópoli en Puerto Rico y, patriotas y corteses, n rehusaron la invitación á la comida. ¿Qu~ significaba un sac ifiéio más en el nuevo ca ino emprendido por el Partido federal? ¡Tantos y tantos se le reservaban!. ..
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TRABAJOS DEL SR. ACUÑA.-i.A •IMPARCIALIDAD." NO APARECE.
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· Trabajar porque se normalizara la situación política creada por la parcialidad del gobernador Allen, fué, desde el primer momento, ero presa qae acometió don Francisco de P. Acufia cqn fé, 0-ran interés y per everancia. Y de ahí que, desdes . ·primeras conferencia con-Mr. Hunt, .le expusiera tan ano11mal e tado de cosas y le expresara el deseo ' de que, por e tar en sus manos diera una olución favorable á Jos conflictos que á la sazón perturbaban el pafs. El actual Gobernador á todo respondía, como sigue respondiendo· con ' ' , a paren tes demostraciones de condenación de tales hechos repetía ·u «anhelo» de que de~apareciera la tirantez politica entre republicanos y federales y, á vece culpaba de ello á lo primeros, dejando también entrever, en ocasiones dadas, que el Gobierno no nece. itaba del apoyo de Jos mismos. Esto era) es el cliché de Mr. Hurit para de envolver más facilmente la política que le onviene· desarrollar. Los Juece de paz republicanos, en sus apa amientos · 10
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de bandería. política, ya no conformes con perseguirá las personas particulares quE no militaban en su partido, la emprendieron a imismo contra los alcaJdes federales haciéndolos denunciar por la policía y multándolo~ por faltas sanitarias. Este hecho ocurrido con lo alcaldes de Arroyo Aguada y Toabaja, más otros relativos á lo juicios en dichos Juzgado y el que varios de ésto venían inv~diendo funcione:; privativas de la autoridades administr~tivas, determinaron una petición e crita del señor Acuña al Attorney general, la que fué atendida ·por Mr. A. Jame G. Harlam quien dictó una circular, en 5 de Agosto de 1901, tendente á evitar por más tiempo aquellas extralimitacione . Mr. Harlam ofre ió, entonce , al señor Acuña, el separará los Jueces de paz que faltaran á sus deberes. Muchas quejas e Je hicieron en este sentido, pero la prome a no se tradujo en realidad tangible mas que en el caso del Juez de Mayagüez, por dictar graves é injustas medida contra el periódico fed La Voz de la Patria, y esto en ví ·peras del día en q ab n _renovarse tales puestos. Después siguió sucedien o Jo pt pio con nuevas quejas contra los Jueces de varios pueblo . Un día Mr. H rlam manife tó al eñor Acuña que, en aquella situación , e Gobierno no podía retirar su apoyo á los republicanos. E te ué un acto de inceridad, eigno de agradecerse,· como todcf lo que e expontáneo, franco, sin doblez. Y má todavía aquellas frase., porque en tale. términós ja· má han hablado Allen, Hunt y Hartzell. La Co.r tes de Distrito -y muy e pecialmente la de Humacao-necesitaban una pronta rcor anización 1 pue al eparar e á lo diez juece feder~ le. aboo-ado ... antio-uo y en su· mayoría de la nrrer~ judicial, :i la mayor parte le había ubstituído p0.r fetrado 1nuy jóvene:, aJguno · de los cuales acababan de abandonar la ·a ula · dé la U u iver. idad, cir unstancias que unida · á su a pa ionamientos políticos, le colocaban fuera de la órbita en que debían ·irar orno ervidore de la Ju ticia. La Poli ía in ular, que en l;:i mayor parte de lo asos e taba a siendo un instrumento politico del Gobierno y los 1
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republicanos, f también entonces objeto de las Justas observaciones del sedor Acutla á Mr. Huµt. Por lo pronto, era . medida de rigurosa . equidad el que la Comisión de dicho cuerpo armá , que es la que hace los nombramientos de los guardias y que se hallaba compues~a de republicanos, se reorganizara en el sentido de que pudiera efercer sus funciones con absoluta justida. Mr. Hunt aparentando como siempre, estar dispuesto á mantener su «imparcialidad>, llegó hasta pedir· una candidpturá formada por ún independiente, un federal y un republicano. La propuesta se hizo y ..... ¡¡ e nombró á dos de los últimos y á Mr. Butler, el que más tarde debía ser el jefe de las elecciones genere es de Noviembre última! 1 El Gobernador iba colocando lo jalones para su campo de acción en la próxima lu\;ha de lo com1c1os, en la que él aseguraba u «imparcialidad» En el período que bosquejamo en muchos Ayuntamiento: existían alcalde y concejale , sin condiciones le a les para ello. Esto traía u~a gran perturba ión en la vida admini tra·tiva de los pueblo , ya que se hnce indhspensable qu lo. Con cejos Mun'icipale constituyan una verdadera· garantía. del buen desempeño de u funri~nes, por lo ·cual el leader ·del partido federal en la isla, con fecha 6 de ACYbsto del re'ferido año de 1901, diriO'ió una petición al ecretario de Puerto Rico, intere ñndole que fueran separado de ·us cargo · lo alcalde· y concejale que no reuni ran las condicione · exigida por la Ley. A la anterior ·oli itud contestó el' citado Seer tario de Puerto Rico ·dicjendo, entre otr, s o a., lo siguiente: .« Siempre que se ju tifiqu e que un alcalde ó concejal no ien la condicione . referida en'i INMEDIATAMENTE epantdo de . u car o. El Gobierno No E PROPONE que nadie ocupe pu ·tos para lo.· que no t no-a ondicione ton arreglo á la Ley. Si alo·uien con idera que un alcalde. 6 oncejal no tiene condicione para el ~r o, debe presentar e n la forma pr9cedente obre la falta d ondicion s á lo~ autoridade ompetente y ~la unto e RESOLVERÁ CON RREGL LA LEY». Ante los categórico: oncepto qu dejamo copiado , el ñor ~uña pidió la de titución d 1 alcalde de uayama don Fernando Lu o iña , porqu ·e ún dócumento
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oficial que acompañaba, el recurrente no pagaba contribución alguna rn aq~ella municipalidad; Se solicitó también la de nueve cbnce1ales de San Juan, seis de· ellos por no ser contribuyentes y los otros tres por no figurar en los dos primeros tercios de la lista general de los mismos, lo que se justificó con acta notarial teniendo á la vista datos de la misma Colecturia de Rentas y ....... ¡¡ni contestó el Secretario de Puerto Ri o!! ¿Y la imparcialidad tan ofrecida por Mr. Hunt?
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PATRIÓTICO DE LOS FEDERALE .-LUCE
GALA.-L
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JUSTICIA . IGUE . IENDO SOLO
DE BEN-
A PR ME A.
El duelo nacion por la muerte del presidente Me. Kinley, uetomó parte nuestra colectividad, dió n1otivo á do ctos te á la ipvitaciones q~e al efecto se le defiriendo cortes hicieron: la reunión en el eatro de San Juan y el monumento en Canton (Ohio) á l~ mJmoria del que fué jefe del g·obierno de los Estados U nidos Y no solo el ~uer110 Ejecutivo del partido federal tuvo su representación en1 dicho coliseo, sí que también uno de nuestros o:r:adores fue el héroe del brillante acto, pues el discurso de don Herminio Dfaz Navarro onqubtó los honores de ser la mejor oración que allí se pronunció. A la invitación para la colecta verificada aquí con des· j tino al monumento· del Hon. Me. Kinley, respondió el partido · federal enviando al gobernador lista de millares de correligionarios nuestros que habían aportado el óbolo pedido para el expresado proyecto. f or aquel gravísimo cuanto inesperado acontecimiento, Mr. Hu1tt no dió á conocer hasta después el discurso inaugural de su Gobierno. De este documento copiamos los párrafos siguiente.s, porque ellos tienen importante papel en los asuntos que venimo · ofreciendo. He aquí los aludidos párrafos:
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. «Permitid que.os «Suplique e.ncare~idamente» que recordéis que las desavenencias políticas ·deben fundarse en hechos realiza<los, más bien que és deber de todo ciudadano ser tolerante con el prójimo, y «respetar las opinione » de éste, aunqu.e .difieran de las suyas. Por lo tanto yo os ruego que renunc1é1s al encono de los pasados tiempos, que fijéis la vista en lo pqrvenir, y que cooperéis en promove1· la satis· facción del pueblo en general. . Las vidas propieda~ «e tán garanti.d as por este Gobierno de la ley,> no de la espada. El pasado puede estar lleno ~e tristeza;----no es e te el mom~nto ni el lugar á p~opós1to para ~ecordarlas. Vivimo.s ahora. ba~o las instituciones de América, en donde. el Gobierno es «de} pueblo, por el pueblo r P"-ra el pueblo»-en donde W a hing ton Lincoln, Garfield y Mac Kinley representan perennemente la ciudadanía americana . . El más verdaderamente patriota en Puerto Rico es el que mtra con e peran~a ha ia lo futuro, el que no de maya nunca en su « ~espeto .á la .ley,» el que eleva su voz para aconsejar tranquila obed1enc1a á los prec~ptos de ella y ef que tiene el va lo~ ~e negar e á oponerse á ella, no importa por quiep tal opo 1c16n se ugiera, » · ¡Qué hermosos conceptos! Pero al repro ucirlos ·no podemo sustraerno al deseo de exclamar como el inmortal Argen ola: «jLá tima grande que no ea verdad tanta be. lleza!»..... . Aún á lo unuco · de intelecto como los m~s ciego en su apasio~amiefl~os político no puede ocultar e que la &:ase pre1n .ertas y otra muchas que de igual linaje ha dicho Mr. Hunt en sus tjiscur o , informe y proclama , no son má que luces de Bengala que i~uminan el e pacio para recreo de la multitude perdiéndose en eguida entre la sombras de la noche. · , . in duda por esto, poco día · de pué de tale inanife tac10nes tuvo el elior cuñ.a que olicitar del Secretario de Puerto Rico. ante el temor d~ que la Ley e violara una vez más, en qae la Alcaldía y lt:t mayoría del Ayuntamiento de A ua Buena vacante entonce. se proveyeran on f de rales. En la elecciones munici s de aquel lo veri-
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ficadas du1·ante el Gobiernó militar, nuestros correligionarios habían vencido allí por 89 VOTOS DE MAYORÍA, y, de ·acuerdo con la Orden General número 160 de 1899, vigente á la sazón, á la mi noria re_publicana solo le corre,s pondia cuatro plazas de concejales. ¿Y qué hizo el Secretario de Puerto Rico? Pues hasta hizo un viaje de «investigación> á Aguas ·B uenas y ... ¡nombró alcalde y mayoría del Concejo municipal republicanos! De suerte que, de oficio) de un plumazo, la MINOR9A pasó á ser J.\'1A voRfA! ¿Y lo consignado por Mr. Hunt en el documento que acabamos de citar? ¡Bahf ¡Bah! Aquello no fué más que una luz de bengala ... Y hora e nos viene á mano otra prueba palmaria de la «imparcialidad» del Gobierno\ El 1. 0 de Diciembre, los federales de Maricao celebraban un meett'ng de propaganda, amparados por la Ley de Reunión y, como siempre, con el debido orden. No obstante, el cabo de la Policía insular dispuso la uspensión de aqµel acto, ¡de orden del alcalde! La arbitrariedad ~patente, el alcalde daba una disposición fuera de la ór · de ns..tunciones, pue existiendo allí Policía insular no po a mand~r al cabo que suspendiera la reunión de lo federale:, y fste no ya únicamente permitía que aquel hiciera uso d atribuciones de que carecía sino que también e aprovec aba de una disposición improcedente para llevar á cabo u a medida contraria á Ja misma Ley de Ja Policía, que; en sección egunda, encarga á aquélla «el deber·de protejer la personas y preservar el orden público» que allí no había sido alterado por nuestros correligionario. Ante tan viol~nto des.a fuero á uno de los derechos más sagrado que se ejercitan en lo pueblos cultos, cual es el de la reunión pública pacífica el leader del partido federal sefior Acuña dirigió la óportuna protesta al Gobernador, conte ta ndo é ·te con el <rendo o» del informe del capitán dé la Poi icia del distrito á quien se hab a encomendado la cinves' ·tiga"ión> (sic) de los hechos. El capitán, como era de espe· perarse, expu o lo que convenía al alcalde y cabo de su cuerpo y fué tan absurdo lo informado que el seflor Acufia, al devolver Ja diligencias á Mr. Hunt, le expresó la falta de ,,fundamentos en que desean ab~ el informe é insistió en que
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se hiciera la debida justicia. ¿y cual fué entonces la conduc .. ta del Gobernador? La que tiene por norma generalmente en estos asup os: ¡no resolver nada! De este modo quedaron impunes las extralimitaciones del alcalde y cabo de la Policía de Maricao, y los federales burladqs en el disfrute de un dere hoque ejercían dentro de los preceptos de. la Ley. ¿Pqro no había dtcho Mr. Hunt en el referido mensaje de Septie~bre: «vivimo ahora bajo' las instituciones de América , en donde EL GOBIERNO ES DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO y PARA EL PUEBLO?» Sí que lo dijo y opiado queda textualmente.
VII. ARTÍCULO .. EN ACl NAL.- IGUE INTENTÁND CIÓN DE LO
E LA DE TRUC-
FEDERALE .-RENUNCIA Y VIAJE I!>EL
EÑOR
ACUÑA.
Además de lo hecho narrados en lo · do anteriore artículos, de pués de Ja asamblea de Junio en que el partido fe .. deral acordó salir del retraimiento en sus relaciones on el Gobierno, ocurrieron otro uce o en la isla análogos á los desarrallado de de la inag11ración del período de mando de Mr. Allen. o intentaremo siquiera el apunt· · estos otro _hechos, pue ello sería.prolijo y debemo ser breves: pero á la vista tenemos el artículo «La Ley del Talión, 1> publica.do en las columna de la misma boja en que aparecen e tas linea , y de él recortamos lo ·i uiente: «El garrote y el plomo caen otra vez obre nue tro hombre . Un jóven e atropellado por una turba en Pefiuelas por el d_elito de er federal, por el delito de er patriota. Se golpea alevo ament~ al honorable Alcalde de Lare , el' prestigio o y opulento don Pablo ilella. Como lo je ufta á . García Vao, clavando un puñál en las e ·paldas de un periodista de Humaca . l di tin u ido abogado don omá · Bry· n,
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en Mayagüez, le asaltan alevosamente dos fascinerosos ar· mados de garrote. El Alcalde de Cayey e acometido á tiros en la calle; y el Juez de policía de la Cidra muere de un tiro.> Por cierto que el artícu]o o:La Ley del Talión,» causó bastante impresión y fué objeio de distintos juicios. Mr. Hunt significó al seftor Acuña el haberlo visto con disgusto ¿Y poi· qué no evitaba ó .hacía castigar severamente tales atentados? Federales hubo que lo calificaron de improcedente, porque en aquellos momento la alba bandera flameaba en el palo mesana de la nave federal. Nosotro creíamo y creemos que aquel' editorial tuvo clara justificación. ¿Qué menos que la repre alía podía a on ejarse á la~ víctimas de tan graves violen~ia , cuando el poder público no Ja5 suprimía? Porque cuando en un pueblo el libertinaje e yero·ue amenazador, se impone la defen a colectiva ó personal. AJboreó el año 1902 sin que la errazón política de apareciera. ¡Qu:.: había de de vanecer e aquelln ob curidad cuando la tempestad e avecinaba! ... La entrada del uevo año trajo el período legi lativo n manos exclusi mente el Gobierno y lo r~publica no porque a í convenía" oder zoderador. Las Cámaras en ·u . e ione del año últi1no, ontinuaron la labor iniciada en el anterior, Ja cual, en ínte i , no fué. ot a o a que la i plantación de úquella leyes que convenía al Gobierno, á ambio de alguna ·entaja.. , per ona]e ó LOlectiva para u auxiliare . Y, como con ecuencia del «toma y da<;a» e vo aron lo Códicro y la upre ·ión de Ja Policía municipal y de veinte ayuntamiento , on la de ·aprobación de la ·nmen ·a mayoría de] país r ha ta d aJo-unos mie1nbro de Ja C.á mara de Repre entante , como 1 abo~·ado antoni el do tor Zeno Ga ndía r otro . E pecial1nente la . upresión de l · Policía municipal y lo einte yuntamiento.· -(1 -, CON MA ORÍA FEDERAL) e inspiraron en la finalidad de ir privando á nue tro partido de lo · medio de acción oficial de que todavía di ponía para la def~n a de . u derecho ; ya que en una y otra medida no exi tió ninguna razón de interé gen ral que la hicieraºb'enefiio a al paí iendo la primera ademá , un grave atentado á la vida autonómica iocal, J lo ·e undo, de tal uerte arbi-
trario que, desde ue Puerto Rico fué qescubie.rto Y. c~nqui tado por los españoles, no se dictó aquí una d1 pos~c1ón que lesionara por manera tan violenta y profunda .l~s .1nteres~s del pueblo puer. orriqueño! ¡Cómo que los Mun1c1p1os supn· midos constituían seculares instituciones respetadas hasta entonces por todos lo Gobiernos qu~ desde luengos año se habían sucedido en la antigua metrópoli!. .. El Consejo Ejecutivo del partido federal se ocupó cuida· dosamente de tan vital asunto y, cuando su presidente le expuso las queja : al Gob@rnadqr, éste, aparentando como siempre que aceptaba la ju tas indi aciories del eñor cuña le dijo que en la próxima e iones de las Cámaras . e re;,,,ediarla lo hesho, y efectivamente ... ¡en el ~ltimo período le ·i ·lativo no se hizo naqa en tal sentidot ~áS toda~fa. Mr . Hunt el\ u men aje de Enero del corriente año, dt e: o:La e ·onomia en lo p·astos de la administración municipal «en TODA LA 1 LA ha sido considerable; y la de lo pueblos canexado , p;irece, (¿? ) por lo general, SATI FACTORIA.» ¡Y tan atisfa toria! Díganlo, inó, la. constante prote. tas de lo habitante de Arroyo, Sálinas, Juncos, Barra:nqu1ta , etc., et ., ante los perjuicio qe todo ~énero que Je viene oca ion' ndo el yuntamiento á que e le incorporó c9nfra su voluntad. · Mr. Hunt e un hombre que no de ·perdicia oportunidad para de arro11ar su combina iones políti~a .. El 170. 0 ani ver ario del natalicio de W hino·ton le inspira un nue vo golpe de efecto proc,urando que la memorable fécba fuera celebrada en 'recibo, pueblo, orno fodo . lo qu_e le rodean, on tituyen el medio ambiente de en. que las idea federale aquella pintoresc~ comarca· ) yendo él al~í, al ampar~ d . un pen amiento impático, re ibiría ob equ1os en el pn.n 1pal baluarte de nue tra cau ' a, lo · que :po habían de e cattmarle nuestros ami os lqs are ibeño , cor.te e y expléndido i m · pre; y de ahi que el Gobernador~ fuera objeto de un afectuo· so recibimi nto en la histórica Tilla del capitán orrea. En la fie ta verificada en la asa municipal en bon9r á Wa hinO'ton, pronun iaron lo mejores di ·curso don Jo é de Die o que desd iaya üez~ había a udido á Arecibo )
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don Herm'inio Díaz Navarro que asistió en unión de varios miembros del Cuerpo Ejecutivo del partido federal. Mr. Hunt habló también encomiando ·las virtudes privada del prirµer Presidente de la República norte americana, com0 asimismo-y muy particularmente-de sus actos públicos como gobernante. De lamentarse es que al invocar el Gobernador el nombre y los hechos de una de las figuras de mayor relieve en la historia de todos los pueblos y de todos los tiempos, no haya atemperado su con..ducta á lo~ abios consejos de aquel titán de la democracia olvidando, entre otros, éste: «el e piritu de partido solo sirve para distraer la atención de los consejos públicos que sacrifican así Íos sagrados intereses de la patria á los mezquino del partido, no solo faltando asi á sus deperes de administradores, sino también originando rlvalt'dades mal fundadas y falsas alarma , J ence1 tiiendo la ani·mosidad en los hernianos de un bando contra los del otro» ... En los momento en que Mr. Hu!!t e encontraba en Arecibo, llegaba al a noticia de que las Cámaras trataban de · suprimir la Polic1 uni~al de aquel pueSlo, aceptándose una enmienda para que so,ld e conservara en las poblaciones de 10.000 ó más habitantés. Una omisión de federale le habló el mismo día ~obr tal inju ticia, y después lo hizo aqu á éi y al Secretario de Puerto Rico. Ambo , como. iempre, ofrecieron evitar el g9 pe y, ya recordarán· nues.t ros lecto· re que, á los pocos dlas, Mr. Hunt, olvidando sus promesa~ ) tencione recibi~as en Arecibo, firmó la Ley en que se decretó la s presión del citado organi mo, el mismo que había formado en la carrera recorrida por el Gobernador al entrar en recibo. ¡Cuarenta familias sin pRn á cqsta de un ardid político! Mr. Hunt pudo oponer el veto á la citada Ley, como lo hizo con otras de interé general. Cuando nuestros correligionario le hablaban de e to, e excu aba diciendo que no había podido evitarlo. Y decía esto el que todo lo ha~e y todo lo puede con ó in el Con ·ejo Ejecutivo de uerto Rico l. .. El 6 de Abril siguiente el Comité directivo del partido federal celebró una ·a amblea en esta ciudad. En aquella reunión, don Franci co de P. ·Acuña pre entó su renuncia
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de presidente del uerpo Ejecutivo de nuestra colectividad, con caracter irrevocable y fundada en motivos de salud, siéndole aceptada con hondo pesar. El dimisionario, por un acto' de cortesía, estuvo en la Mansión Ejecutiva á despedirse de Mr. Hunt. Este se mostró muy complacido de la visita y aseguró una .Jez más al seftor Acufia, que sería «imparcial» en las elecciones de Noviembre, «lamentando» que no se encpntrara aquí al verificar ·e ellas. No es extraño que un célebre orador dijera que , en política cabe la superchetía.
.. VIII. PORQUÉ RENUNCIÓ ACUÑA.-OTR'A VEZ LA uBAND CAMIN
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A BLANCA».
DEL GÓLGOTA.
Todo acto público de trascendencia no siempre se juzga · subordinándolo á, la verdadera causa que lo produce. De aquí que el embarque del sefior A cufia para Eu~opa, se tradujera por alguno orno medio de que echaba mano · el leader de nuestro partido para abandonar· fácilmente . es.t e elevado puesto. Para los que conocen al señor Acufia, no pudo sorprenderles su viaje al antiguo continente en May? de 1902, ya que, desde bace muchos años·, los ha venido realiz.a'.ndo, con suma frecuencia, por motivos de salud. Ahora bien, · nosotros sabíamos qúe e respe~ab e amigo tenia necesidad de bu car en Europa un alivio para sus males fí icos; p~ro, a~nque tal deci ión no se hubiera ióspirado en motivo tan ·justificado, no titubeamos en consignar que, de de e te otro aspecto, el embarq~ del señor Acuña no nos habría sorprendido, como sorprendió á muchLJs y muchas perona · en el país- · y especialmente dentro del seno del partido federal-al tener noticia de la ida del distinguido puertorriqueño en momentos en que e acercaba la fecha de la elec· cione de Noviembre. . ' Casi podíamos excusarno el f!Xplicar la anterior aseveración. Porque ante la conducta de Mr. Hunt, el dilema se
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desarrollaba en estos dos precisos términos: seguir una labor que se estrellaba ante el antelll:ural de la falacia del .Gobern~dor, '5 aconsejar al partido federal que volviera á su política de absoluta oposición á los poderes públicos. El seftor Acuña seguramente no se sintió bastante ·benevole~te p~ra proseguir la tarea emprendida por él y l Cuer· po ~Jecuttvo de la colectividad, dE: de el 16de Junio de 1901, Y por eso abandonó después definitivamente el cargo áe leader. Lo se undo no se amoldaba al femperamento de nuest.ro amigo, siendo, ·además, tal actitud, un esco1lo para la unidad de. pensamiento entre nuestros orreligionarios, ya que todav1a no pocos confiaban en la virtualidad de la «Bandera Blanca» . . A don Francisco de P: Acuña le sacamo de su vida de retraimiento ara llevarle á la presidencia del partido federal, á propós1.to de lo cual, don José de Diego le parangonó con don Ramiro TI, «El lV~onge» sacado de un mona terio para er Rey de gón; don Francisco de P. Acuña eo-ún frase feliz de D Na · , en ,.!randilocuente di LUJ~ ·o,~ra el hom~r~ que, con á pro abilidad de éxito, podía dirigir el mov1m1ento político ini iado en aquella memorable a amblea, porque, entre ot ·a razone , no udaba una cami a en sus ·brillantes defensa forenses mie.ntras él (el o·· llardo ~ra~o~) ·udaba cdo~» · don Francisco de P. Acuña por su 1no-en1ta benevolencia{} templanza, e juzgó en aquellos instantes ~orno · la individualidad, dentro del partido federal, que podía s.o tener mejor la en eña de paz y concordia para con el G~b1erno'. Y. don Fran i ro de P. Acuña, con fé, persever~nc.1a y act1v1dad grande ·trabajó cerca de un año por co!lqu1star el imperio de la Ju ticia y de la Lifjertad en · Puerto Rico, sin que el éxito coronara su patriótico: esfuerzos ... Y i_ todo esto e daro como la luz del sol uando brilJa en . ~én1t ¿habrá ~uién no ar 0 uyrt que el meritísimo puertornqueño procedió mal en abandonar la pre iden ia del Consejo Ejecut'vo del partido federal? Toda Ja · co a tie nen su medida, y la del eñor uña en aquel caro-o e babia colmado por la amarga convicción de qu el Go~be,rnador Hunt decía lo que no entla, 6 má ategóri amente: que
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no habia buena fé n su polltica para
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los federales.
En Ja ~nisma reunión del Comité Directivo de nuestra agru}'.Meión en que .don Francis o de P. Acuña anunciaba su decidido viaje' Europa. 8e pre· entó y fué aprobada por mayoría una moción suscrita por los seftores de Diego, Diaz Navarro, Palmer, Soler y Gatell, de la ·que copiamos lo siguiente: . «L.º El Partido Federal sostendrá una actitud de franca benevoleucta ante el Gobie1'no, · conservando .íntegros los principios de su programa J' adaptando sus procedimientos á la 1narcha y evo_lución de los sucesos pol{ticos, bajo un criterio de leal concordia y discreta reciproci d <;On los organismo y jefes del poder eje utivo ipsular. 2. 0 En tanto los comicio~ electorales no mo ifiquen la situación de f,¡lejamiento creada por hechos y mott'vos anteriores, el Partido Federal desde el punto en que se encuentra, prestará su amigable concurso á la Administración a1nericana, interviniendo en ella oficialmente, cuando á ella fuere llamado por los representantes del Gobierno, sin resistencias injustificadas, niofrecimientos indecorosos.» Si contrabalanceamos el acuerdo de la asamblea de 16 de Junio de 1901 y la manera de cómo la cumplió el Consefo Ej~cutivo del partido, con la conducta del Gobierno, antes despué de aquella resolución, preciso es reconocer que lo copiado con tituyó un· enorme sacrificio, una concesión dolorosísima, un acto quizás sin éjemplo en las luchas . políticas de los pueblos que forcegean denodadamente por no someterse á las tiraní~s de los gobiernos ó ael populacpo. Pero nuestro Comité directivo, obrando sin duda por el ' deseo tan noble como infructuoso, de atraer á Mr. Hunt á una política salvadora para los intereses generales de la isla, ratificó y amplió en .la asamblea del! 6 de Abril de 1902, el acuerdo anterior, confiando-lo que toda vía creían en las prome as del Gobern·a dor-que en breve seria una verdad tangible Ja imparcialidad tan pregonada por el representante aqui de los Estados Unidos. Y en vez del ¡hossanal, á.los pocos días pudimos excla· mar: · «Ex n1: hilo, ni hil!»
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El acuerdo del 6 de Abril no nos desvió del ·cani.ino del Gólg~ta. Por eso el1partido federal siguió y sigue el via .cf'uci·s.
¡¡Y con Bandera b-lancall
1 OTRO GRAN SACRIFICIO.-OPINIÓN DE M~OZ RIVERA'
El acuerdo· adoptado en la a amble del Comité directivo del partido federal americano, ratificandc_> y ampliando el de . 16 de Junio de 1091; tuvo por paladín á don José de Diego, autor de la n1oción que dió vida á tan importante documento. Si Díaz Navarro y Diego como todos los concurrentes á la A amblea no vieron traducirse en hecho · lo · patrióticos anhelo pal itante en el su odicho e crito, convengamo en que la benevolencia e infructuo a cuando se ofr ce á un gobernante como Mr. Hunt que pra tica 1 engaño como re orte políti~iguiendo aquelia máxima de Napoleón: «El fin justific~1 ». ·. Aunque bisoño en poJi ica y sin tener autoridad dentro de nue t-Fo partido, nosqtros, ejerciendo el d recho de pen ar y de juzo-ar los acto de la colectividad publicamos en este diario en aquellos m men o un artí ulo demo:trando que no había csincer.idad en r. Hunt. Y i afirmamos e. to en forma conduyent , infiérese que no sentimo's fé alguna por el buen éxito del a ·uerdo de 6 de Abril del año anterior, porque tcniamo ya el convencim iento profundo de que Mr. Hunt-fuerza motriz de Ja administración de Puerto Rico-no había de hacer justicia á lo feder~les, por más genero o que fuéramos ~on él. · Un hombre que tiene clarividencia solo innata en lo grahdes patriotas una per onalidad que aunque lejo del país portorriquefio. ve paJm· riamente nue. tro actual estado d. osas y los remedios que han e aplicarse á . lo~ hondos inale que no rodean, el que á o ta de grandes sa 'rific1os luchó en tiempo de E paña y lucha hoy por la~ libertade de e ta tierr· 1 en una palabra, Mufioz Riv r· el 29 de Marzo del año próximo pa ado, en u periódico Tite Puerto R .11
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co Herald, cuyo úmero se repartió aquí el mismo día de la Asamblea de que nos ocupamos, publicó el artículo o:El peligro más grande>, escrito del que copiamos lo siguiente: e Y por último., ue no exi te posibilidad de que, con los gober°'antes de o: ahora», cambien las cosas por un trinnfo en las urnas; porque es el Hobierno quien ce)ige á los únicos electores.» que tendrán derecho á penetrar en lo comicio ». e Así pues)os «horizontes ~e cierran, las esperanzas e disipan» y urge el peligro de que lo · caracteres ufra n el influjo de e ta situación mi vece~ infame». Pero aún hay más. El 15 de bril, nueve dfa de ·pués de nue~tra Asamblea, recibimos un ~ l·arta de a ue) querido compatriota en la cual-de ·pués de expon r u opinión ontraria al feliz éxito del acuerdo ya varia vel'el" 1nenciorn1do -decía: o: o hay olucione ·in mediatas á nue~tro probl mra; per i la hubieren erían 1nuy otra y muy di tinta~. tal vez antitéticas; pero soy un oldado y obedezco presentando la arma 1 ya que no posible e n Norte América ponerla~ á la funerala». El acuerdo de nue tra amblea de bril fué, como ya hemos dicho, la ratifica ión y 'lmpliación de 16 ae Junio del afio anterior. . . Fuímo i la montaña, · ·t que la montaña no v nía á nootros. Pero é ·ta siguió inconmo\·ible ·omo la e fin ·e de rr ranito . i grande fué el P.rimer s crifi i , mayor re ultó el ·egundo. ¡Y ambo iri~til para In alud, d la p a tri :t! • I
• UN VETER
DE LA LIBERTAD. -' TR.
LIDAD MALTRECHA. -
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INVESTI ACIÓ
VEZ LA IMPARCIAINFR CTU
A.
En la ·t .. lmblea del Comité dire tivo del partido feder 1 celebrada el 6 de Abril del afio próxim pasado, al conce der e á don Francisco d P. ~ uña la li en 1a que orno
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leader solicitó para aumentarse temporalmente á Europa, se disignó á don Santiago R. Palmer para presi4lente interino de nuestro Comité Ejecutivo. Este nombramiento no necesitó ni necesita explicación. El señor Palmer es una de las figuras de mayor relieve en la vida pública puertorriqueña, de tal suerte que, de uno á otro confín en esta isla, escasísimo será el número de las per onas que no conozcan · la historia política del antiguo luchador por las libertades del país, historia que alboreó en 1 69 y que hoy brilla con los fulgores conque surgió, es decir treinta y cua fro años con~agrados siempre con fé, honradez sin m<tn·cha .} perseverancia en holocausto de las ideas de redención para su pueblo. Con estos títulos el señor Palmer, no vacilamos en llevarle al puesto de leader de nue tra tolectividad cargo, ·i dificil en todas ocasiones, de todo en tod rnuy espinoso en aquellos momentos, porque al elegido para sustituir al señor Acuña no se ocultaban los ciclópeos obstáculos que iba á encontrar en su patriótica labor, y por es por su connatural y bien probada modestia, hizo ver er es erzos para que ho se le confiara encargo de tanta import,_ cia, que sólo se decidió á aceptar ante las reiteradas inc(icaciones de la asamblea. Aquello con ·tituyó para nu stro amigo un enorme sacrificio!. ..... · Los Jueces de P licia, como ya hemos demostrado en artículos precedent s, venían siendo un poderoso instrumento de nuestros (adversarios polílicos, y al convertirse aquellos en Jueces de Paz, desde Julio de 1902, el sefior don antiago R. Palmer abordó con empeño esta re orma, inspirado en el de eo de que tales puestos se concedieran á per onas capaces de desempeñarlos dentro de lo~ más riguroso preceptos de la Ley. A este propósito, el presideate del ·cuerpo Ejecutivo del partido federal, expuso Gobernador y al Attorney General. l.t conveniencia de que los • nombramientos recayeran en republicanos de reconocida t mplanza en aquellos pueblo en que é tos hablan obtenido ·la mayoría en las elecciones municipales, ó en federales para lo di tritos en que la mayoría correspondió á la colectividad en que militamos. Tan elevadas miras fueron, al parecer, bien acogidas por
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ambas autoridad , y de aquí que, al aproximarse la fecha de la ejecución de la citada reforma, el ~eft.or Palmer hiciera la propuesta en el sentido indicado. Si el Gobernador y el Attomey Gén ral hicieron manifestaciones en abono de aquella solución de importantísima tras<;endencia en el orden polltico de la isla; si el partido federal, en su a~amblea de 6 de Abrir de 1902, acordó seguir prestando su sincero concurso á los poderes públicos de la colonia, ¿qué resultado debía tener la propuesta d~ Juéces de Paz, formulada por ' · don Santiago R. Palmer? Cuando un pueblo cuenta con un Gobernador serio y sincero, esta pregunta tiene fácil respuesta; ' pero ~r. Hunt, en aquel caso, como en otros muchos, procedió fala mente, y la reforma presentada por P({lmer y accpt~da, n principio, por el Goberhador y el Attorney General, e convirtió en agua de cerrajas, á te11or otros muchos intentos realizados por el partido federal para salvar al país ,de la caótica situáción en que se encuentra. Y como result-ante de la falta de sinceridad de Mr. Hunt en aquel asunto, vino á resultar infructuoso el ·empeiio del señor Palmer, pues, con raras ~xcepciones; fueron d~signa dos para los Juzgados de Paz las mismas personas que·ocupaban los de Policía; las cuales hablan de continuar, como continuaron y aun continúan. haciendo de la Ley un uso inadecuado. .. Aquí se nos presenta un ~ingular contraste. Entonces no e pudieron nombrar federale · para los' p.ueblo5 en ·q':le teníamos una legitima mayoría, pero una vez que la fuerza pública y lo funcienarios del Gobierno arrebataron ~l triunfo federal en las elf'cciones de Noviembre, vino una Ley aprobc:1da por 'el mismo Mr. Hunt, que estatuye que las vacantes. en Jos cargos de las Municipalidades se provean por elementos de la colectividad politi a con mayoria en el organismo en que ~ ·urre aquélla. y esto hace cuando de mayoria . se nos transforma en mi noria en los Ayuntamien'tos; cuando de 44 ganado · por el partido federal en las elecciones de 1900, 8e le reduce á ólo 12. Poraqucll()S dla ' el Gobernador invistió al ecretario de Puerto Rico con el encargo de practicar stigación
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acerca de Íos atentados que . e venían cometiendo en San Juan contra lo federale y social i tas. Dada la seriedad qu e. preciso uponer en las autoridade · de la i la, como también la misión que tienen de velar por la paz· moral del pai y por lo intere e materiale de todo lo. iudadano , 're) ó e que tal Comi. ión, en mano de Mr. Hartzell, respondería al deseo general de que de a par cjera un e tado de co as n pu,g na ·on la civil izaciórr y lademocracia del pueblo norte-americano, mucho má , i e tjene en cuenta que iVlr. Hunt, al inaug~ral su gobierno dijo: a.La vidas y propiedades e tán garautida por e te Gobierno de la Ley, no de la e pada. V1vinios ahorh bajo las in ·tif u.cio11es de A11ufrica en donde el Gobierno e del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, en donde 'Vashington, LincolIJ, Car fiel y _A,fi Ki11ley repre entan pe1,enueniente
testimonio: lo fallos del Tribunal Supremo y de la Corte de este distrito condenando él U{l buen número de los mismo individuos ,, acusados en aquella investigación! '
1 ASAMBLEA MAGNA COMIE,NZA LA TRAGICOMEDIA ELECTORAL. - LOS PRIMEROS ATENTAD.OS.-·OTRA ESTRATÁGEMA DE MR. HUNT.
El mñgico re.s orte de Ja conju ación de los puertorrique .. fio · en 1 ideal auo-u. to de la pR trüt, al mo r ~ en el corazón de alrrunos iudadanos de Maya tiez, d terminó la celebración n an Juun de una a amblea de nuestro partido el 20 de Julio del afio pasado, revistiendo el a ·to lo c·1r:1 ·t res de una mage tuosa fie ta, lo mi ·mo por la elevación de la a~piracione fundidas a1lí ~n ! luminoso mold de la oncordia, omopo la alidad y número de lo on urrente , que no teniendo cabida en los alones de la Cñ01ara de Delegado ·, tuvieron que traslada~ al Teatro. En aquella rrrandio " a:amblea e totnó, ntr · otra· resolu ion de verd·1dera trascendencia para la vida d l partido federal, la de adi ionar á este título el vocablo «americano». U o hijo de la· República de lo Estado -U nidos, un leal amigo de . lo bueno: puertorriqu_ño. , n una palabra, 1\1r. H bat't . Bi rd, fué el in i iador de e te acuerdo, que entrañ.ó lri firutlidiid de r bazar una vez más la1 inju tí ima a "'Usución de que nue tra colccth·idad · de af <.:ta á Ja pa tria de ;Jshinn-ton; a usación injustísima, í, porque n;ida tan contrario ai objetivo que per 'e uimo : de r americano en toda la excelsa pleni tuj de los derechos de los iudadanos el l Conti~ente. or ierto, que en momentos en que e verificaba lrt magna a~amblea n el teatro de an Juan, don antia o . Palmcr re ibió una ·arta . ele Mr. Hunt, co1'té y afectuosa, como toda-.; las U) a ·, , d u con pto. , copiamo e te párrafo:
la ciu.dadanfa anzericana.»
El señor Palmer confiando, por tanto, en la éficacia de aquella inv ~ · ión, i:on fe ha 10 de Junio, dirio-ió una carta al ccr io d uerto Rico, 1-e)ac·onrindole vanos he- . cho ~ que debía e lare er, y pidiéndole, al mismo tiempo, tomara decl· racione ·,"~ varia per ona que habían ido objeto de grave. atentado . El ecretario e Put!rto Ri o ·no acusó recibo á la carta del pre iden~ del Cu rpo "je utivo del partido federal, ni tampo o hizo cot~pare ,er ante la Comi ión á lo eñores cuyo nombre se consi1rnaban en la carta, que con ·u declaraciones puedieron contri bu ir al 1nejor éxito de la in ve ti ación. Esta conduct por parte de Mr. Hartzell no pudo or· prenderá nadie, pue al onocersc más lueg·o· ·u informe al Gobernador, e crito on fecha d Julio siguiente, vióse que aquí apenas si había ocun ido alo·o que cayera bajo la al,; ión de los Tribunale de Justicia, lo que vino á orroborar un, v z má que tales inve ·tigacione. e reducen á mero e peJ 1smo . Po ·o me e de pué · se repetian en · an Juan y en otros mucho puebJo Jos grave ;itentados que determinaron la Comi ión onferida á ir. Hartzel 1. Y de qu e ta fué tarea infe unda tenemos el má patente
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«Y o deseo á vos, como también á todos los Delegados, «que vuestra asamblea resulte lo más «agradable posible», y csi vos y demás delegados me honrasen con «vuestra visita>, «grande será el placer para ini de saludarlos.o. La carta del Gobernador, fué en aquellos instantes, la más cabal condena ión del antiamericanismo :1tribuído á los feder:ale , ya que s ría inconcebible que el primer Magistrado de los Estado Unido· en Puerto Rico tuviera tan buenos de eos en pró del éxito de una asamblea ~e eparatistas. Del párrafo tran crito se desprende también el de eo que tuvo r. Hunt de qué le visitaran los deleu·ados federales. Esto no se hizo-y de ello debemos hol~rarno ·-porque, de otra suerte, la visita s habría tn1duciuo romo un nuevo acto de nu tro apoyo á l:i política del :1ctual Gobernador. Recuérdese ino lo de Ja visita á Ml. Allen, al variar el partido federal u..; ~ocedimientos políti~o cerca de los poderes públi o , y lo del banquete en el «Hotel Inglaterra." Pero que :sagaz, pero que listo es Mr. Hunt, ¿eh? ~os en ·ontr;ui'r6.s yyaa de lleno, en el peri~do electo~aL es dec1 r, que la ~ q e verua flotando en el honzonte políti o, comienza á forma. la ten1pe tad de Noviembre. Nombrado Mr. Benjam n F. Butler para Superintendente de elecci ne · en Pu ·to Rico, con f€ ha 27 de go ·to se diri e (\ los pre ident de os partidos federal r republicano solicitando Ja design ción de una persona de cada olectivid;1cJ para constit ir la siete Junt;1 · de Di trito, que habí ·in· cJ ' r presididas por un americano. qui tenemos la primera e cena de tr.igicomedia que e babia de representar por segunda vez "'n Puerto Rico de de la in taura ión del Gobit·rno ·i vil. Mr. utJer on ,.un haber de duro diario y qu al mi mo tiempo d empeñaba el carg~ d jefe de la omi ·ión de la Policía insular, fué nombrado por el Consejo je utivo de la i 1a que predomina la nlayoría de los continental · que ocupan mpleo dependient s del obierno y e:-,tabl cidas la .· Junta de Di tritos oajo la pr id ocia de un fun ionario le ·ido téimbién de oficio, d dú ·e que é ta debían mover e bajo !a inmediata presión del obernador, qu en el actual :i~tenu1 de eleccione · n Pu rto Ri o, re ·ult.tt el único gra1t elector .
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¡Tremenda coincidencia! El mo día en que se procedió á constituir tales organismos don Santiago R. Palmer recibió lo:-; siguiente telegrama : De IÍumacas: «Empieza á dar frutos propaganda republicana. Anoche entre ocho y nueve turbas republicanas atacó la· botica de Noya Julbe. Hubo do niuertos y cuatro herido : Alcalde te)ecrrafió extensamente Gobernador. Recon. céntra e· en esta población p~licfa más sio nificados orno republicano . Pueblo só o confía oJdados órdene oficial.e · amencano ». De Juncos: « no he varios republicanos compafíado de un guardia d la policía insular dispararon u arma ontra amigos reunido· en la botica.» · 1: Humacao y Jun os ón.muni ipalidade en que el partido · federal · merican uenta on una mayoría ab-·oluta espe: c~almente n las l· . es de arn1i o y repre::,enta ión, por lo ual en una lucha legal omo la de la. ele tone rnunic1pale de 1 9 190 , nuestro triunfo n ambo di trito. e. 1ndispen a ble. Por ,aquello: días :e embarcó el obe'rné¡tdor para los E tado Unidos E te viaje· inu ·itado vino á d;ir la dave de una nueva estratarrema de Mr. unt. Porque ce.r cano el día d Ja eleccione no era lóo-i o que e t ndo la ontienda en su aspe to ·andente, e m;.1r bara de la isla 1 obernador. I,>ero conveniente .. e recordar u sempiterna · prom a , en toda parte y e:p. todos lo tonos, dé que la Je -: cione · . er,ían frnparct'ales, y di hú . stá que, en.in té1nte: en que lo · acont cimiento debían d mo trar por modo tanible la verdad d tan . lemnes a everacione , n e ompa· inó que · ~r. Hunt · au:entara de Puerto Ri o . on este ardid Mr. Hunt reyó e que podía ontjnuar en pié la e peranza que todavia abrigaban mucho. federa Je de que e tradu ·i.ría en herm~ a realid·td u ofrecimiento de hacer re petar los d recho inalienables de los ciudadano al voto en ¡os comí io . or lo den1ás, r. unt no debía preocupar e del re ul. tado de la contienda elecforal, ) a qu le su tituyó r. artzell en el obierno de la colonia, y u lugartenient debía
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. eguir, como siguió, á maravilla, la dirección de la tragicomedia. . A medida que el tiempo pasaba y que se avecinaba el día de las eleccione , el Gopierno insular siguió levantando el infraqueable muro en que debían estrellarse lo anhelos de los que en la lucha combatían llevanc;lo en la die tra el estandarte del Dere ho. Ante es'ta on ucta por parte del representante del Gobierno de W a:hington en Puerto Rico, pi.:o ·eder de todo en todo en abierta oposi_ción á us reiterada y categóricas pron1e:a de absoluta lecralidad en la eJeccione de Noviembre, no otro , intiéndono :in el dominio indisp nsable para contener lo:::i impul os que producía el que aún, en aquellos n1omentos, el Gobierno trataba de hacer tracrar Ja dorada píldora de Ja fi i.ón, con fe ha 17 de S ptiembre, dirigimos al president del Cuerpo Ejecutivo del partido fed ral americano, e ta carta: «El organi mo que usted pre_ide, atemperándose á lo a o dado e'n la asamblea de 16 de Abril últi· mo, tiene que ntener or ahora, su a titud de benignid d á lo poderes púb · h ra bien, ante lo~ graves atentado que e vienen co1net' ndo ontra lo fedenile , ·in que por parte del Gobierno trat de ca tiCYar merecidamente á l9s delincuentes, r a que también é te viene dando patentes pruebas de parci idad n la preparación de las próximas eleccione -y estoy . onven ido de que ·e uirá la mi ma <.:ondu ta - .me veo ompelido á renun ·iar, como lo hago, irrevocablemente, el argo de ecretario general del partido federal a nericano, obteniendo a í mi ab oluta libertad de acción para protestar, con10 lo .haré, contra los conculcadore de la L y y contra los que consienten que se pisoteen los derecho má sagrado , ·uando debían velar por tos m1 mos.» En harmonía on la idea: apuntada en el prein erto scrito public· mos por aquello día en e. te mi mo periódico y u · ritopornue tro nombre,elarticulo «La impar i lidad», ·orno in te is deJ jui io que teníamos f0rmado de la política de Mr. Hunt on el partido federal ameri ·ano. Lamentamo de toda vera aquella reo.uncia, por lo mismo que en la pre 'dencia de nuestra colectividad figuraba
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DEL VALl.E
un amigo tan . ntiguo orno estimado; pero é ·te recordará que en las elecciones de 1900 ·umpli ·constantemente mi deber en análoga funciones y ircunslancias, como lo hice también eñ a presidencia . interina del Comité local en la lucha del año 1902. Di o. e to último por si ál uien reyó que en esa oca ión NO
QOEDAMO
EN NUESTRA CA A
II COPO DE LA DANDO SU
MESA ' ELECT RALE . - LA FRUT
. -QUIÉNES ERAN LO.
RCIALIDAD VA TURBULENTOS
DE PONCE.
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Di. currimos ahora sobr los hechos que no ofre .e el período elcccionario en su aspe to má ulminante. Y dicho . e e ·tñ, que la oje'tda e diri(l'e al me de Octubre, e to e , en ví pera de la ap rtura de los 01nicio ó m<'í.s P.ropiamente ex· pre ado, cuando se avecinaJa tr<tgi omedia de Noviembre. El Gobierno que di pone á . u antojo dé todos los . medios . que da la fuerza, uando se quiere que é ta : sobreponga al d recho, no ve todavía a ·e ·urado u triunfo ¡el tris té triunfo de la inju ti ia! y acu je á nuévo recurso para alir niroo en la campafia ·ontra federa le . No eran ba tante la. ·ortapisas de la le) ele toral, votada ex ·la iv~mente por los republi~ano en la Cámara e Delegados y aprobad · por el Con ·ejo Ej cutivo y el Goberna· dor; no era ba tant ·que el 'uperintendente de elec "ione que también era jef de la Comisión de la ol icía insularsecundara fielmente la: instruccipne · del. Gobernador; no era bastante que la siete Junta de Di trito de la I~Ia e tuvieran pre ·id ida por un continental, nombrad ad lzoc por el Gobi.erno; no er~· ba ·tante qu la olida in ular e moviera á merced de Jo que dirigían el me ani · mo el ctoral · no era ba tan.te qu las a· re ion : se realizaran :\ diario ontra lo federales denodado : babia q.ue omp]eta1· la obra malhada· da vino el acuerdo del Con ejo j ·utivo disponi nd·o la
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designación de dos jueces republicanos, pot· uno federal, para constituir todos los Colegios! Desde que se inaguró el actual Gobierno Civil en Puerto Rico, e han dictado mucha di posicione en pugnét con la libertad, con la hermosa liqertad que se enseñorea en los Estados Unidos· pero pocas 6 ninguna otra como la orden aludida se ha inspirado tan palmariamente en la parcia lid ad del Gobierno en punto á la política que aquí se debate. Y la fuerza de este a er'to e ·poderosa, porque el Consejo Ejecutivo, en momentos en que no fun ionaba como uerpo le i lativo, no pud9 votar una di posición tan contraria al e píritu de la 1ni ma ley le toral. fás toda' ía. Por aquella fech, la Junta de Di ·trito tenían datos pedidos por las rn i ma á los partidos que lu ha ban en la eleccion , pa.ra cqn. tituir todos lo · coleo-ios con un independiente, un federal y un republi ano forma adoptada al crearse la repetid<ts Junta . Pero el Gobierno ant el empuje d la falange federal intió lo~ escalofríos de la posible derrota, y no vaciló en di tar tan vio enta medida. En lo en ue el ufragio ha re , ultado y una mentira, se tiene axio 1ático lo de «me a copada ·, lec· cione o-anada ". De ahí '}lle de de que e ·onoció la inu itad di po ición del Coh JO Ej ·uti\ o, el partido f deral viern gura . u derr ta. [ero ap · r de e. t onvic ·ión, doloro ·;1 por la au ·a que la generaba, 1 partido f deral ig;uió a pre ·lándo e para la conti pda en lo com 'io . Formada. las 1ne. a · por do · r publicano y un federal, de d ue empezaron :u. f uncion resultó lo que debía reulta r: que ólo e in ribían republicano · en todo · aquellos col ~: io - n que ·e había decretado nuestra .d rrota. Y ·orno llovían la quej· y prot ·tas d nue ·tro · a migo , pidió'-e al Gob rnador !1º' aran tí para u· dere hos on u) ··ado . ' El r presentan te del obi no de lo Estado U nido. en u . rto Rj 0 1 ªHªr ntó, como había · par ntado n otra mu has ? s ione , que e. taba di pue to, por fin, á mantener 1 imperio d ln L ~ , y Mr. unt 'On fe ha 25 de< ctubre nombró continentale coi:no delegado s uyo , lo ua]es, ·e ún l~ proclama de la Man ión Eje utiva, tenían el encargo de con·
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sultarse con todas las autoridades i~ ulares y locales con el fin de asegurar una conducta correcta é imparci'al por parte de los encargado de funciones oficiales bajo las le) es electorales;,.:r. se le decía, además: «Se encarga á V d. consultarse con lo jueces de elección vz'gilar lo procedimiento y ·1a conducta obser7.1ada en el umplimiento de us obligacione. por lo funcionario electorale ·y la Policía in ular en ...... y u& alrededore .» Estas instrucciones hicie ·on públicas en Ja pren a periódica. Las «privada » l re~ervada in duda . e in piraron en otros de · eo.~ , porque aquello delegado.· del Gobernador i\1r. Hunt n evitaron Jo. amaño electo ale:. Y · quí viene como de perla · la : frfl ·es del élebre ho bre de E tado franu~ · Thier : «Dar una .orden no sio:nifi · nada, lo important e vigilar u cumpli~iento » . Toda vía Mr. Hunt qui. o aparentar una v z má · su imparcialidad, tod vía el Go rnador intentó utilizar un nuevo fé' 'Uí O para ahogar la ju ·t a indignación d la inm n :-i mayoría del pueblo puertorriqueño ante aquel período anárqui o, y, con fe ha primero de Novi mbre publi 6- una nu va orden en la qu c mpea este párrafo: «..... por la pre · nte, de Jaro l de oviembr d 1 1902 ía de fi.e . t· lega 1_ n· todo Pu rto Rico y r comiendo que toda la per ona · on rier¡cho al voto e · proveche n la oportunidad del privil o·io que e 1 ofre 'e tornando parte en di ha le ion enziti ndo u voto ·. Yo invito l pt-t blo á qu haya pa.-:, _ orden en el dia .... » . D el mi · o orip-<: n ·;dió una orden pant la o}i ía in: ular dispo ición de la ue reprodu imo lo . iguiente: o:Por la preente se encar a muy e pecialment e todo lo oficial . individuo · ·d e.la oli ia in. ular cumplir con la s in tru iones que le han ido dada. por el Pr ~ side nte d la Co1nLi n. 1 • limitándose á nzantener l orden hacer cuniplir la / y y ab teniéncto ~ e de liacer poll~ica activa ante del día d . las elecci'onec:; y en dicho dia. deben ha er e di tincion en el modo de tratar á lo · 1 tore:. o que requiere tricta imparcialidad y e tricta- at nción al ·u11ipli1ni uto ~
del deber.»
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¡El t rno rittor11 llo! ¡Cuánta
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medida que e ¿1 .. r ·aba el 4 d Noviemhr , ere ia y T da el choque d los partiJ y la f rrea pr ·ión . d_el Gobi rno. 'L fcd 1·.lle \' ian laram nte sti · ~Tand ~de. v ntnja. · ¡ ra ·a lu har ¿\ puñ b1zo· ontra una r a g-ranitica · mb1·ada d . ortant s punta ! · n10 nu . tra col tivi,dad n el "amp d la · ntienda l ·toral, se : ma~nt nía d pi r doblaron m¡\ · ) más las 'iol 1wias d tod linag; , ya que la razó11 no podia onducit" al Gobierno y él los r ~ u.blkano por la cnda d · un triunf nquistado n la bu na lid, y la oa · ·ión y 1 atrop llo n<q r n n s b rano~ d la urna . 'opa da · por nuestr : ad ver:a ri o~ la · llh . as n todos los col ~jo , 1 · in · rip ion s s hi1:i ron á ·u t' mpl to antojo, -r 1 · tutnnlt !"y - :i ~T . ion ·s fu r n 1:i no 1.:ara ·t rí tico de aqu 11 días d insólida tristeza para la patria puertorri-
¡ucña.
Car
ñuela ·, ·irolina, alin;1s uaya1nél, ~[a '.' oü z, - ·tn or nzo r otros pu blo fu ron h atr · gt«t ,. " at ntado~ á f d r:ile · r ·o"ial · · ta ·. ntr st · h .. h s tuYi r n 1 pr vil s r de ¡na) or rel i \'C, lo · oru -rido · en .. ·u ad illa y , porqu n uno " otro :tso-y · p 'Í&tln1 nt n l . gun lo - la pa ión p olí ti a de ·e n di ó á ]a n gr a · i m a c.J 1o cr u l , <l <: l in h u m no! En o·uadilh1 , lo ~ turbul nto · .r la Poli ía insula1 promo· vi ron uu1 motín y ata ·aron á tiros l Club ... \1 ral r ·ultando ah~uno. h rido · . J itar aquel :~ce ·o r verdece n nu _· tra alma la dolo.ro ·a impre:ión ql:le no pr dujo. Un·• de }a YÍCtin1a : U aqu lla mbria ·uez del odio, } f ll una herman , nu ·tra, he rida d un balazo· él las puerta ele . u ho ·ar. demí't · \'i n i mo á l<t vida n _._ ·u ad i lla y d bía rno · ' xperim nt ·tr p na é indi ·na ión rand al 'er qu n nu :tro pueblo n Rntaño di brillant pru ba d amor {t Ja Jib rtad, · r ;tlizara un hec ho que 1npaña rá ·i mpre u hi ·tori a. 1
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Lo d Pone .re· tambi~n pán·a{o por separado. ¿Y cómo no había d n1crec rlo, cuando aquellos sucesos f ucron el clou d l ja obini .~ mo triunf ant n las pasadas ele ·e ion s? En la ·iudad 'd l ud, lvs r publicano. gubernam0ntal sestaban d rrota<los. El parti<lo r publi ano izqui rdi~ta contaba con la ma ·orla d - las ins ·ripcion s·, y los ( c.J ralcs ;1 llí ~ n mur fu rt s por 1 número y la ·alidad. P ro los prim r t nían el ·apo o d 1 ' bi rn y di ·ponían d la Poli ~ ía municipal, y ·omo i mpre . ante el probable d ·~ ·alabro n las urna ·, r ·urrieron él la viol n ias. . Una no h del m s d tubr n qu s v rificaba unr pr sen ta 'ión por la ompal'íia o:M:1rtin z ·,, ·ac.Jo » n el t atr o: La ria y, n mom nto n que 1 t lc'>n se hallaba l vantado, : h¡ciC'ron v;trio · di: paros de r vólvC'r s, lo qu oca ion un:i <?:-;p(lntosa on t rna ·ión esp cialmcnt ntr la: d is ti ng-uid · fa rn il ias qu 11 na han lo pal ·os y buta·;1:. ~ to fu (• li.J prim raparte d 1 plan. La o unda parte s d sarroll n la noe h d l 2 ¡. i mpr las ·om,Pras :tlprov ·hada s pant e l nrn 1!- n qu e s at·1 ó <\tiro · 1 lub d .los lcderal ·, ·u o mobil.i<Jri (u é d struí lo r ~ ultando d l motín d 11llf rto ~ y vario: he ridos ·c ntr nu tr : orreli ·io narios . El l ·ald e h va1 ier. t e.l eg rafió al b rnador: « ran tumulto promovjdo por los fed ral e , T o qu e r ·ta bl ·er ~ 1 ord n . » Dada Ja gr<1vedacl d los acont ·in1i ntos, 1 ·uerpo con ·u]ar pidió ra rantía s á l · prim ra a ut ridad d la i ·la, cont t a ndo r ir. IIun t: <1LO 1
turbul ento
táu e1t l a ·drc l y r iforzaré la policía. » ... . 1
.. co li · que si lo turbul e nto: ·e ncontrab· n pre os, hol rraba la ""Unqa afirma ión del obcrnador, pues ¿para q u el ·:turn rito de la fu rza púb]i a ontra gente n'carcela-
da?
¿Y qui n
e r a n Jo turbulento ·(
I élo: a quí: Don uill raio ·hu k propietario y com r ia nte on un r--ran a pi tal; don Luj · Lloren Torre , abo rado poeta y propietario; don Eu enio . tol, p ~ riodi ta, po t a y orador· don n<Yel co ta Quinte ro descendi e nte de una muy di tincruida fami)ja puertorriquefia., abo ·ado y e .. -ju z d e la · orte de Di trito de an Juan· don Jo é eccrra abo a ·
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do ex-periodista, ex alcalde de San Juan, ex-diputado provincia), ex-magistrado de Ja udien ia Territorial y ex-auditor de Marina y Gran cruz de Isabel la Católica; el doctor don Eusebis Coronas, médico notabilísimo; don · Francisco Ga~ti r, ._político de buen epn, y jóven de la mejor ·ociedad ponceñ~; 1 el Sr. Auffant, omerciant . _ llí, ft uisa de lo ocurrido en San Juan.cuando e atacó la morada del efior Muñoz Rivera, la ví timas resultaron ·, lo victimarios! El faJlo de lo 'fribunnk · d Ju ti ·in a_b olvi ndo á lo pro e ado , por no existir prueba contra ellos, fué el má elocuente te timonio de la verdad en pró de la au a federal. Quo. qu ta11de111. , ..?
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Irrc. dió Ja auror del ..i de No iembr de 1 2, pero . u 'de ·tello ·, al iJumin r 't mun lo físico no habían d brillar en el inedio atnbi te moral d Puerto Rico. Porque la l . rra?ón qu no. nvolvía de d .. osto élnt rior, . onvirtió en una de he ha tempe.-tad mft. · de va~ tadora quizá qu la · qu r> ·truyen lo campo~) ciudad . El vi nt ha re. orrido todo lo. cu· drante y n :iquelJ mom nto · no ncontnuuos bajo Ja acción má impetuo:a del terribl f nómeno atmo férico. 1 d rramar el ol u · pnmero · ntJ o obr el fragmento g o Táfico en que vi\ 'imo la obrad ' 1 obi rno y u. auxiliare. había con ·umado. Lo ·mal av nido. , n In 'libertad podían ya cel bn1r su tri un lo ¡e] triunfo de la (u rza y 1 amaño ontra el derecho al ·ufragio!, d re ho 1 más bermo o entre todo lo · qu jcrcita el hombre, cuando lo rea liza en pro de una cau a que di nifica al elector. L noticia qu llegaban á an Juan. desde la · primera~
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horas del rnemor· ble día, no podfan se nlás descon oladoras para los federales, de tal suerte que, en aquellos upr mos in tan te , no era a ventuntdo el esperar que el copo fu,~ra ·ompJeto, 'Ofile completo había sido e] de Jas mesas e]ectorale . en toda la isla. El distrito de Guay ama, y:1 en aquel lo momento e taba perdido para nue tra olectividad, pues al extremar e las persccucion contra los fed rales. por faltas de garantías · ha~ta para us persona::;, . <! ab tuvieron de concurrir á las urnas en Ca ye y, Cidra, A .~ua Buenas y . an Lorenzo. A í .r sólo a ·i el Gobierno ) lus republicano pudieron contrarre tar la pr potcnt mayoría de nuestros ami os n aquel di tt·ito. EJ telé -rafo, con u terrible laconi .mo, si uió trasmitiendo la"i noticia · d las dragona das, y, al uedar e tinto el 4 de Noviembre de 1902, Jos dato· recibidos en San Juanaunque con lío-era variante -vinieron á confirmar la certidumbre que iempre no asaltó de que la violencÍa nos arrebataría la victori~. Humacao era otro de lo distritos en que nq podfa 'ni siquiera intentarse la derrota d 1 partido federal americaQo, porque é nadie se o ulta que ~n el Oriente de-Ja i la nue tra n eña se halla reciamente en ·lavada; pero el món truo de la ilegé~lidad no tenhl aun ~ati fecha su voracidad y á aquel di. trito encaminó t;1mbi ·n sus férÍ·eo · tentáculos para deshac r el der cho d lo ·iudaaano libre . . Como el Gobierno había dado art.._a bla n a ti su labor adore , el empleo de la fuerza pú Tica y l fraude en los col -;ios fueron allí as nota salientes,- l~ qu lle~ó á presentar en término dudoos nuestro triunfo para la Cámara de D legado en aquella r gión federal; (tUnque perdim · lo yuntamiento de Ja ~tipitalidad y Jo de Fajard Rí0 Piedras en donde nue tro ·orreligionario. , por . u número y u civismo habían ·onqui ·tado iem·pr l gítimamente el lauro de la vi toria, u diO'nifi ·a al que lo alcanza por la luminosa armas de Ja razón ·orno empequefiece al que, por el ontrario Jo obtiene por ro medio . qu el hon r re haza. En el exten o ri . ueño ·ampo n que el partido federal ~ mericano pre ·enta .-u.., a. tillo de ombate e levanta el
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del distrito de Arecibo, fortaleza inexpugnable á todas las a echanzas del adversario. No era po ible que el Gobierno y su auxil'iares ·anaran aquel i·rreductible baluarte del patrioti mo puertorriqueño. Y ya que re:-;ultaba vana empresa ven r á lo federales de la históri a villa, de ella y de Camuy, uebradilla y Hatillo se acó la mayor parte de los Poli ía in ·ulares, el efi az in trumento del Gobierno durante toda la campaña electoral, J los en . mi ·o diriD"ieroo u tir á lo Municipios de Utuado y Cía.les . En el primer punto ha ta e lle' aron ¡Jue C' de San Juan para lo coleo·io ! , pero el empuje de lo federales y la energía d 1 Juez de Paz don Félix Seijo :alvaron aquel Ayuntamiento. No pudo Ciale ecruir la . uerte de Utuado. llí Ja violenci(l e colo 6 por i m ·1 de todo derecho y toda ley. La P li "ia liegó ha~ta el extremo de di: parar us armas á las puerta de un coleD"io. Lo federale no pudieron ontrarre:tar la fuerza y o amaño ·, ven riendo lo republ i ano. por ·¡¡vei11te vo !! Un. olo d talle pregona lo inaudito de <lquel gol pe de man · ,500 der les se queditron á la . puertas de los coleo-io , ·in depo~ar u · voto. l!
el período elec onario, como a imi mo lo medio empleados por el Gobierno en lo sucesivos trabajos preliminare. de la tragicomedia, nada nuevo nos ófre e lo sucedido en los restant s distritos de San Juan, ~1aya~Uez r Aguad11la, en los cuales-~spe ·ialmente en los do · últimos-tuvimos obrado elC'mentos para conqui ·tar la victoria. Y Sél bido el clichét infi ·reseque n <>S to. distritos Jos h chos d bían corresponder.·á lo propósitos ·de Mr. Hunt. No ·e de ~ Jizó eJ 4 de No\ iembre in que la sangr puertorriqueña e derramara de n vo. Y . ta vez le to ·ó á Barranquita , el pueblo que ha v nido ufri ndo m:\ Jurante los embates del odio y 1:1 pa ión politü·a. La <tu~<i d terminante d aquella opr :ión, ;'t nadi~ :e o ·ulta. lli vió la luz prime1·a el excel o p<Jtriota puertorriqueño d n Lu i Muñoz Rivera, y ntre 1:t,qu llas mont;1ña!' .-e ·' r u inclomabl e l amor á nu stra band r;1, qu~ C' · el amor á la liberhtd. En el pueblo no h;ibía elementos m nguado para lle\ ar á abo .acto~ de viol ncias p('.'ro ~e re lut<tron n Barro: y, n momento d 1 e c:r;:utinio en lo ,·oleo-io: ele tor· 1 ·, rromovie· ron un motin cJel que result;1 ron un muerto r varios herido y el que las mé\S distin uida · fami l.i:1.: h~yeran d ·) po· blado ·para e capar del ét ·;tito. ¡No había ido ba:tante arrebatará aquello ciudad¿1no ~u anti uo yunt;1111i nto y someterle ;il acicaz<'O d Barros ..... ! Secuela de la obr;t del deu ex 1nachi11a de la am p<iña en los comí io : el partido federal ·tmeri ano ganó solo ¡doce yuntamiento y diez pu ·t en la c< mara d eleO'a'"' do 1 y a· n triunfomo por e: a. a mélyoría en Huma ao, . i e 1 tiene en cu nt~ la poten ialidad de nu stra · fuerz<t en Ori nte. ' Dato de la má ·Jara fuent s aport"do á la oficina del presid nt del Cuerpo Ejecutivo ,de la agrupación n que mili turno-, acu ·aban para lo. federales en toda la i ·la una mayoría de más de «Veinte nlil voto 'l» • Epílogo: nuev . muertos, entcnare d herido. y miJes de ·asos en que las le.} e :e onculcaron impunemcnt . . No á. humo de paj· dijo el Canciller de ierro: «l · fuer· za e: up rior al dcr cho». ~ E te orolario viene á ser Ja má... a de l·
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DE PO CE,
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IV
JUAN, MAYAGÜEZ Y AGUADILLA. - EL ATAQUE
Á B RRA QUITA .-COROLARIO.-LA PE
DiLLA DE MR. HUNT.
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En el di tri to de Ponce lucharon contra lo~ republicano · gubernament· le 1 por una parte, lo. ortodoxo del mi ·mo partido y, por la otra, lo federales y l_os «unioni tas»-é.· to en u mayoría di. idente de la primera a<Yrupa 'Íón;-pero todo los e ·fuerzo::> de e ta gran ·opo:ición fueron aliocrados por los procedimiento ad u u111. Lo: uce o d 1 te· tro o:La Perla» y 1 motín ocurrido cinco día · ante eran prenda segura de que el Gobierno no perdía la. e leccion n el quinto di trito. · Conocido orno eran a la forma y modo en que e inició
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voluntad de un Gobierno cuando, cegado por el cesarismo, levanta la espada por encima de la Ley. Y e ta conducta pa ma y adquiere mayor relieve al engalanarse con el ropaje de la ficción, pues ~Ir. Hunt,, en el discurso inauo-ural de su mando, dijo: la, vida y propz'eda-
de e tdn garantizad s por este Gobierno de la Ley, no de la e padd. Vivimos· ahora bajo ta - insti"tuciones de A"!érica en 'donde el gobierno e «del pueblo, por el pueblo Y pan1 el pueblo ..... » ¡Cuanta ironía ..... :
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El reloj de !a casa del Ayuntamiento dá el último campa· nazo de las res de Ja madrugada. El palacio de •Santa Catalina », llamado hoy» Man ión Ejecutiva», des ta a sombrío}" mudo como una esijnge. Mr Hunt se a ita en el lecho, febril nervioso. e pronto e presa de una pesadilla que le llena de O'ran mirada atónita vé entre regueros de luz la ilueta de la~_ uevas víctima inmoladas en el período electoral. De P'1é de ·filan ante la vi ta del Go~er nador lo Capitanes O'enerales e P?-ñoles Gómez Pulido, anz y Palacios, que ntre risa _van exclamando: «Nuestras culpa· aquí e tán bo radas: tú, Cé ar, no ha · redimido!» ... Por último, en medi de fúlD"ido nimbos, ur1-1e la fi ·ura de Wii ·hington, altivo, air do y con voz atronadora, dice: «¡No "'onqui tamo e pueblo para aherrojarlo ino para hacerlo libre. o otro fuimo también colono y a es cómo luchamo pa ·;: arran ar el ugo de Inglaterra! ¡Te olvidaste de nue tra inmortal Con titución y d<' mi con ejo en la Alocuc1· n al pueblo de lo E ·tado Unidos, al e. ar .ro n Ja Pre idencia de la Republi cu ! ...
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.\. -LA PR( >TE. TA.
RECl R..
.. Cuando la tempe. tad se aleja, l , naturaleza vi te de nue' o us preciosa O'alas y la alma recobra u imperio. Despué del 4 de Noviembre .cesó la agitación mantenida · · por el Gobierno en el pai ·, de de el me de :~ulio, y al ex- · tinguirse aquel día, fecha de inmensas tri tez para la a usa de la democra ia 1 Puerto · Rico dejó de se , tir la fuertes onvul ionas de la cruenta luch á que e 1 ~ pre ipitó. Para que las eleccion~ tuvieran la an ión oficial, faltaba la aprobación del Consejo Ejecutivo de la isla. Con tituído el or(Yani mo que, por obra y racia del «Bill Foraker» e. fácil in trumento del repre:enta~te aquí del Gobierno de los E tados Unidos, no debía aquél mostrar e e crupulo o al compl001ento de l cam paña de · .Mr. unt.-¡Qué iba á tener e crúpulo cuando· ante concedió á lo republicauos el coP de las me as electorale. !-y de ahí que dió por legal cuanto o urrió en contra de lo dere ho de lo federale , por inás que e levantaron innúmera protesta ju tificadas de los desmáne r alizado . .y · lo. NqEVE :\IUERT lo CENTE RES de herido , las oa cione y amaño del periodo eleccionario? . Todo e to na_d a debía pe ar en el ánimo del o,bernador. Había qu~ derrotar á la agrupación que en el am po de la política bre a portando la bandera de los derechos puertorriqueño . Por o, cuando e] Con e]o Ejecutivo de ·Puerto i o confirmó lo. rutinio · de lo oleO'io ele torale , Ir. Iunt, debió exclamar: Fini . coronat opu . Reco í el Gobernador el fecundo fruto de u combinaiones política y .per onale , y aquella . atisfacción no pudo ·orprender á nadie. El triunfo del 4 de Noviembre aseguraba por DO A.~· o un Comisionado de uerto Ri o en Was. hington la mayoría de Ja Cám ara de Delegado , incapaces 12
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ambos de leYantar el alarido de las quejas del país contra una Administración desacertadísima. Dijo un escritor: «La historia antigua es la historia moderna, trocados los nombres.» Mr. Hunt se sentía satisfecho "de la derrota de los federale á costa de las mayores Violencias, si factibles en un pueblo en donde la anarquía se yergue arra trando toda ley y todo derecho, pero jamás ni para ser . 01"jada en' el país en que flamea el pabellón de una nación libre. En ·a remota fecha, el emperador romano Caracalla contempló risueño de.sde su a iento en el Circo que Jos sold:idos acometie~an á la multitud, porque silbó á un cochero del bando azul (sociedad de carrera de carros) de la que aquél era simpatizador. Cua9do el derecho se derroca al duro g-olpe de la demoledora piqueta de la injusti ia, Ja dicrnidad, on voz itnperiosn nos im ne el d~ber de la prote ta, como atisfa ión al ·entimiento herido por la envenenada flecha de la arbitrariedad. El pre idente el Cuerpo Ejecutivo del partido federal amen ano, no do a ·allar u propio impul o y lo de su correligionario o , y, 1 - de Noviembre, es decir, aún c. tando bajo la primer -1mpre iones de la memorable jornada, dirigió una arta l primei.· l\1agi trado del Gobierno n1~tropol 'tico, en que f ºn~enaba enérgican1ente los e · ándalo: del periodo electoral. En 20 del propio me ~ se publicó un ~'lanifie to, que fué red · ct.ado por don darlos ~iaría Soler, puertorriqueño que honra á u paí por la ilustra ión, laborio idad, patriotismo .r mode tia ue le han hecho iempre repre entar una figura :in1pática en toda la isla. . El citado documento·, leído y aprobado en el Co1nité Ejecutivo del partido federal, lo u crib!eron el Presidente del mi-;mo don antiago R. Palmer, don C~rlo María Soler, don Tulio Larrinaga, don Eduardo Acuña, don José Reguero, don Juan de Guzmán Benítez, don )1anuel Camuñaz r el que finna el presente artículo. De buen o-rado copiaríamo aquí ínteo·ra, la prote ta de que hablamo pero dada la extraordinaria extensión del Manifie to no limitamos á reproducir us últi~o párrafos, que textualmente dicen a í: 1
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cAnte hechos tan escandalosos; ante la burla realizada á ta faz de un 1nillón de ~ habitantes; ante ese escarnecimiento de la justicia; ante esa violacién de las leyes; ante tan in~ .cuos atropellos contra el derecho de gentes y la moral polít1a · ante la ciénarra inmunda de lodo y.podedumbre en que e ha~ efe~tuado la; carna valcscas elecciones de 1902, el Partido Federal Americano con \a conciencia de su propio valer; con la energía que le pre ta el ultraje ~ su dere h?, con l~ dignidad de quien no a pir.a al ppder p~r .el poder nltsm~, s~ no como medio de llevar el desenvolv:1m1ento de sus principios. con la entereza de quien pór errcima de Edo coloca u hon;adez PROTESTA una y mil veces an e el honrado pueblo a1~ericano, contra . l~s desafueros c metidos b~jo su bandera, en esta desgráciada porción de t erra también americana. y el Partido ederal mericano, al cons~gnar en este docume'nto 1 á la faz de la Nación, u má enérgica protesta contra el i nnúmero de vejámenes, violencias é ilegalidade impunemente realizadas en las pre ente eleccio~es,. á c~encia y paciencia del Gobierno, hác~elo para que en n1ngun tie~po ni por nadie pueda entenderse jamás.que .acepta ó s~ r~s1gna á esas burlas ó despojos; pero la consigna también muy principalm'ente, como prote ta viva contra las insinu~~ion de parte de la pren a metropolítica 1 que al tener noticias ~e los motine y de los desórdenes que por dos meses y medio se han en eñoreado de la i l~, en vez de investigar las cau· sas verdaderas del fenómeno, ha e laao tales hech~s como prueba concluyente de nuestra carencia de actitud, d~ ~ue ·. tra poca idoneidad para el ejercicio de los derecho civiles Y políticos. . . Sin embargo, durante los últimos .treinta años de dominación española en Puerto Rico, 'diéronse por ésta prueba repetidas é inequivocas d~ cprdura y sensatez, al llev~r á la práctica la solución de los más árduos problemas octales J politicos; de tal suerte que nuestra levantada conducta . s~po arrancará los labios de un ilustrado Ministro de las Colon1a. , aquella confe ión hermosa·de que en nuestra I la no había .nunca peligro para la implantaéión de las reformas, «porque ~n Puerto Rico todo podia hacer e inpuneme estando
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' TRA VES DE DIEZ A OS A
ahí para demo trarlo el hecho de la Abolición de la esclav'tud en 1873, y el de la concesión de la Autonomía en 1897. Y como sería una injuria al Pueblo Americano decir que la ocupación ha venido á de,terminar un grande retroceso en las costumbres y cultura del país, pues que mientras'sucesos de tanta trascendencia como los señalados, pudieron verifi. carse sin motines ni desórdenes, el período electoral de 1902 ha se,mbrado el terror, e~ odio y hasta la muerte en el geno de infinidad de pacíficos hogare ·; el Part-ido Federal Ameri~ cano, en nombre del . Puerto ico honrad<>, del Puerto Rico que piensa .y iente, del Puerto Rico que estima su· nombre y su decoro, protesta también .u na y mil ve es contra aquellas gratuita. apreciaciones, é invita lealmente al periodismo honrado de la 1etrópoli que e tudie en su causas y detalle el fenómeno que h~ ocupaao su atención y declare luego, «noble, rebuelta y ltbremente i la respon abilidad de los hech~s con urnados corre ponde en justicia al pueblo mismo, ó s1 corresponde d· entera á la fuerza directoras del mov~m!ento y á s aut ·dades que con su i,ndiferencia 6 parcialidad los han en ti o ) fo1nentado . .,, · El e. crito de nue t l eader en Puerto Rico , cruzó el tlántt o y llegó á la «Casa lanca», la régia inorada del Honorable l\tlr. The dore Roo eve lt~ quien le remitió á informe del obernador e Puerto Rico. ¿9ué hizo ~ Ir. Hunt al recibir un docu1nento en que se refle1aban tan gravísimos cargos para su administración? ¿Cómo iba á impugnar airo ·amente in ulpacione basadas en hecho ri~ rosament onocidos? Pu s maravíll e el pueblo ~ue~tornqueño del re ur. o á. que apeló el Gobernador para JU t1ficar u onducta: EN\"IÓ L P~OTE TA .\ INF R:\IE DE DO EM'P LE. DO E L. :\11 :\I AD:\IIXI TRACIÓ. p '·aLICA, el uno don Jo é C. I·Iernández, Juez del Tribµnal Supremo, y el otro don Cay e tano Coll y Toste Superintendente del Asilo de nino de Santur e. De ambos J'nforme y ddl ~ Gobernado r n o ocuparemos en el artículo siguiente.
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PROTESTA AL
RESIDE TE DE L S E T D S U ID ) .- HABLA
LA HI TORIA.-EL PAR
G 'N PERJU_DICA Á :\1R. HUNT.
En l. 0 de· Dicie~bre último, _el juez de la Corte Suprema don José C. Hernández, elevó al Gobernador el informe que éste le pidió con ~otivo de la protesta de don Santiago R. Palmer al Presidente de la República, ante los atropellos en las elecciones de Noviembre. ~-Empieza el señor Hernández diciendo qu sólo puede hablar del tiempo comprendido entre los años e 1 73 en que regresó á Puerto· Rico, y el de' 1888 en que se ausentó del país, al que no volvió hasta 1898. Después, el informante, sienta las conclusiones siguientes: «l. º-Que la ..libertad· electoral era entonces «muy restringida» y que nunca fué «ta~ amplia» como ahora, porque entonces era preciso ser un contribuyente directo ó miembro de una profesión liberal para tener de.recho á votar. · 2. 0 -Que las leyes permitían y hacían posible que uno solo de los partidos ejerciese supremacía y dominase en los colegios electorales. 3.º-Que ~abía en este tiempo dos partidos politicos, el Conservador 6 partido incondicionalmente español, . fuerte defensor de los derechos de la Metrópoli, y el Liberal, cuyos propósitos consistían en defender los derechos y las aspiraciones de la isla, 4. 0 -El primero de. estos dos partidos contaba de una manera tal con el apoyo sin reservas del Gobierno, que su fuerza era Jo bastan~e super~or al otro partido para imposibilitarle el triunfo ~n las elecciones.» El señor Hernández, al consignar el párrafo número 1' no tuvo en cuenta que prec.isamente el año de 1 73 se veri · ficaron elecciones generales en ljt isla, por medio del sufragio universal, aplicado y sostenido por el Gobierno con tal since-
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ridad y energía que, en toda la lucha en loes comicios durante el año, no hubo ni un solo disturbio, pero ni aún una agresión,. por lo cual el ,partido liberal reformista, representación entonces de las más crenuinas aspiraciones del pueblo puertorriqueño, pudo fñcilmente alcanzar la victoria en.toda Ja línea. de combate. En nuestros fastos históricos, el año 1 73 no sólo ocupa luo-ar saliente entre las gratas rcmembr~nzasde PucrtoRjco, porque en su curso el partido liberal reformista ganara las corporaciol'!es populare , sí que también aquel período fué de inmarcesible o·loda para la isla, puesto que en él se promulgó la Ley de 22 de Marzo que vino á romper la adenas del esclavo, y el Titulo primero de la Constitución democrática de 1 69. Cierto es lo que afirm~ el señor Hernández en el apartado segundo, p<ro permítanos el re petable amigo que le objetemos que aquella supremacía en las me as se obtenía vo· tándose lo interventores por los electores capacitados, de iO" nándose 1nedio de firma de los mismos electores, ó ha iendo el n m am · nto de aquéllos por el sistema de reflexi 'n entre lo. mis·n CJ, clectore , como pasó en las eleccione. de 1 9 para Diputados á Cortes y Delegados de la Cámara , pro edi1ni to todos que .determinaban la fuerza de la mayorías en c ~1da di trito municipal. Y merced á lo equitativo de tales P, e cripcione , los liberales reformistas, primero, , de pués(J o. autonomi. tas loo-raron ser invencible en amba o a. iones, ll eg;1ndo lo últimos hasta tener distrito propio . . quello partidos de opos i ión, en medio de los grandes oh tác lo. que dificult:lban . u triunfo, pudieron contar con la . vent:-ija indi cada · mientras que ahora con ia «amplia libertad el e tor~ 1» d que hn bla el recto ~1agistrado del Tribunal upremo , el partido fede.ral americano por falta ah oluta d garnnti:i ·, ttn o que retraerse en las elecciones o:enera1es de ro, iembre de 190 , y, por an~logo motivo, en · vario pueblo del distrito de Gu:ryama, al verificar e la de 1 02. En lo que atañe· á los colegios electorales, el parangón no r esulta satisfactorio para el Gobierno que tenemos, pues
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actualmente 'l as esas se constituye11; de ojicio, y de los tres interventore ólo se da un puesto á los federales, procedimiento que, con10· hemos visto en las pasadas elecciones, equivale al e o de todos los colegio. , lo que determinó que el pais haya presenciado, entre muchos ca os, estos hechos inauditos: Las 1ninorías republicanas se convirtieron en 111aor{as en Ciales, La re , Cayey, S<tn Lorenzo Patillas, Humacao, ·.Rio Piedras etc.,) nuestros adversarios dominaron por «mayoría», en los colegios de distritos municipales como Arecibo, Comerio y Y ab~coa en que sns votos fueron 77 34 y 85, respectivamente!! Expresa despué el señor Hernández que n la época á que se refiere existían esos partidos políti os en Puerto Rico uno el «Conservador ó incondiciori lm nte español», que contab con el apoyo del 9obierno, y el «Liberah> cuyos propó5iito dice el informante, «consistían e n defender los derechos y aspiraciones de la isla.» Esto, ni más ni menos, se observa en el origen y procedimiento de las actuales agrupaciones, en la conducta de Mr. Hunt. El señor don Jo é Conrado Hernández, añade: ~los candidatos para Diputados á C<lrte eran nombrados por el Gobierno de Madrid. » Positivamente el 1.inis~erio de l:Tl.t ramar enviaba las li ta de candidato para el enado y Congreso de lo Diputado . Hoy ni por a orno e repite este hecho por una r zón muv óbvia .... ¡porque· Puerto Rico sólo tiene en Washin ocrton ~n Comi ionado, impue to al país y. ¡ni iquiera . con a sie11to ..en el Parlamento de lo . Estados Unidos! Pero en mu..:b n oca ione lo puertorriqueño. fueron repreentado en lo Cuerpo Colegi ladores ~ e ia nación, por per onalid ades qu e mantenían en toda su inteori ad lo d~ rechos de ·e te pueblo: Di alo ino don Ramón º'ver, Diputado por e ta c0lonia en la f a,mo as é inmortales Corte de Cádiz; don Lui Padia l, don jo é M. de E coriaza Y don Juan A . Hernández rvizu, ele idqs para la . ambl a na~ ional en 1 69 en que e verificaron la primera ele cione des pué de treint y do. años «del régimen del sil en~io » , las cuale , dice el historiador don José J. co ta, tuvieron . . lurrar en medio del mayor órden; los Diputado puertorriqueños en las Corte de 1 71 don lanuel Corchado , don Julián
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E ..Blanco, don Francisco M. Quiñ.oríes, don '.Román Bal-
donoty.de Ca~tro, don W. Lugo Viñas, don José J. deAcosta, don Luis Pad1al Y. don José F. Cintr.ón; en las Cortes de 1872 á 73 ~l elemento liberal puertorriqueño estuvo representado por diez grandes defensores de sus derechos· el que después de ~a restauración de la 1\ilonarquía españ~la los~ mismos elementos avanzados tuvieron Diputados coU:o don Rafaeí María de Labra, don José de Celis~ Aguilera don José J Acosta d 1\1" l M _, · ' . on 1gue .oya, don Julio Vizcarrondo y otros puert,or~1queños Y pen1nsulares prestigiosísimos; y el que, por .ultimo, e.n las elecciones de Abril de 1 9 , los autonpmistas designaron, con. ~bsolµta libertad, sus· Diputados á Cortes, lo que les permitió _ n ombrar á siete puertorriqueños.y á españoles verdaderamente identificados con la aspiración del país. ·
El último extremo del informe del señ.or Hernández lo trataremos conjuntamente al ocuparnos del de don Cayet~no . Coll ~T Toste, ya que es . punto que podemos dejar para el próximo artícul . ,
. XVII. . EL I :!'FORME DE.L SUifERINTE 1 DE TE DEL ASILO DE NI ~os. TES Y AHORA.f-¿ CUA
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HUBO 1\1AYORES ATROPELLOS?
invitación del Gobernador de Puerto Rico, el Dr. don Cayetano C?U y :oste; con fecha 30 de Noviembr.e de 1902, formuló su informe en punto á las archicélebres 'elecciones últimas. El informe del Magistrado del Supremo D. J. Conrado Hernández tenía un vicio de nulidad: el de que lo evacuaba un empleado de la Admini ·tración insular, por más que el exponente sea una personalidad muy estimable por su bondadoso caráct r y por su rectitud como juez. Pero el informe del Sr. Coll y Toste viene con dos vicios de nulidad ó de pecado original: el del funcionario dependiente del G~bier-
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no, y el de la fili ión política del_cons.u ltado, de todo en todo contraria á la que sustenta D. Santiago R. Palmer, firmante de la protesta al Presidente de los Estados Unidos. El Sr. Col-1 Toste discurre por nuestra historia, desde la elección de D. Ramón Power, Diputádo de la isla en las memorables Córtes de Cádiz, hasta los hechos de la época del general Pal1acios en 1887. · El Sr. C9ll y Toste, al hablar de la elección del ilustre compatriota reconoce que su victoria se realiz<? á pesar de la oposición que le hizo el goberna~or Meléndez. No debió ser tan extremada aquella oposición como la hecha á los federales, cerca de un siglo después, y por est~ dijo ~ ~istoriador D. José J. Acosta en su folleto los partidos p iticos: «Pero en aguellos días memorable::; Puerto Rico supo encer todas las oposicio es y resistencias y $a.c ar triunfante el candidato identificado con sus sufrimientos anteriores y con su ardiente aspiración á un púrvenir más próspero.» También ocurrió por entonces-y esto lo decimos por nues· tra cuenta-que el mismo Gobernador se mostró parcial en las elecciones e~ 1813 para la Diputación Provincial; pero que una voz amig?l de los pu<:rtorriquefios se ' levantó para protestar ante el Gobierno de·Madrid, contr~ la condu~ta· de aquel gobernante. El que así volvió por los fueros de los derechos del país, no fué un particular si no uno de lo mejores benefactores de Puerto Rico: el intendente D. Alejandro Ra mírez. ¿Qué autoriqad hace, actualmente, lo que aquel alto funcionario? .. Después enumern el Sr. Coll y Tóste-t'as libe_rtades alcanzadas por el pai - algunas de las cuales no holgaríamos de disfrutar ahora- ·de de el año 1811 hasta que se eri g ió el absolutismo de ·182 . Más adelante habla ·el Dr. Coll. y Toste, de lo represen· tantes de Puerto'Rico en 1835, sin aducir nada en contra de la legalidad de aquell as elecciones. . Lueo-o alude á las elecciones de 1869, ó sea Ja de Diputados á C~rtes en qu"e ganaron ·los liberales reformi tas u~a de las tres circun cripciones venciendo Padit\l , Escoriaza , y L.ópez Arvizu, e~ecciones, dice el exponente, o: fuertemente d1s· -cu ti das, pero libres de atropellos». Ya ve Mr. Hunt, como ha
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30 atlos aquí hubo, libreniente, contiendas en los comicios. Se refier~ el Sr. Co11 á las coacciones y prisiones de liberalc refor~1stas. EJ Sr Hernández, aunque sólo se propuso hacer ~enc1ón del período de 1873 á 1 8, dice, que en aque· 11~ oc~ 160, «la conducta del gobierno, según lo atestigua la hist~na, .fué muy incorrecta.» Ambos refieren un hecho que la historia ha legado. Porque cono~ida es la parcialidad conque aquel obernador dirigió las eJec.c iones de 1871. De Ja conducta. del general Gómez Pulido se protestó en la Asamblea Nacional Y el Gobierno Central-como afirma el mismo Dr. ~oll Y To~te-le separó de su cargo, substituyéndole por D. .1món de la Torre, que fué un ardiente defensor de los derechos de los puertorriqueños. Los informantes, al invocar los atropellos del Gobernador Góm:z·Pulido, no ~ericio~an tampoco un acontecimiento que con htuy una página brillante del patriotismo y Ja virilidad de nu~tros conterráneo : el in~iden te entre aquel general y el abogado D. Jo é Sev.ero Quiñones. Presidía éste la mesa ~lectora! ~n e yuntamiento de San Juan, al verificar e el nombram1en de n ores por Puerto Rico, y, tratando el Gobernador de e3ercer ~ acciones en el mismo acto el actual ~re idente del T:ibun~l ~upremo de Justicia, con ~ran ener~ía, rechaza las 1°'pos1c1ones de la primera autoridad de la r la, al que hace sa ir d 1 colegio en unión del elemento que le apoJ ab~. Al prot eder de tal suerte el Sr. uiñones coloó la Ley por enci a de la e pada, ju tificando este hermoo ra go de ci' ismo que, aun en medio de Jo desmanes de la época de Gómez Pulido, ·hubo ocasiones en que el mismo Gobernador respetó lo. derecho de Jos puertorriquefios y el que, or ~tra parte, en aqueI período, no se registren suceso . . angrientos orno Jos de lns elecciones de 1902. · D e la de 1 72. _ólo dice el informe de que venimo ocupánd?nos, que o:lo esp;¡fíoles no fueron á Ja lucha.» Nosotro añad1mo. 1 móvil de aquel retraimiento: el Gobierno, respetando la 1nmen. a mayoría de Jo 1ibera] e reform ¡ ta . secolo ó de I1 no en el terreno de Ja impar iaJjdad. ;Hizo lo mis- , mo 1r. Hunt en la contienda ele'":toral de - Noviembre de 1902? Alude el Sr. Coll y To te á Jo sucesos de Camuy. Fué
aquello un crim n que todos debemos condenar. Pero el historiador no añade que el Gobierno español vió con profundo desdén la seudo-intentona; pue. prec· amente á seguida de ella se otorg on á Puerto Rico gran número de libertades. promulgadas y llevadas á Ja práctica con ve~dader~ e~ p~ri tu democrático. Con éstas se dió una. completa satisfacción al país mientra que, con mayor número de víctimas en la . eleccionc ~e 1 02, la Justicia todavía no ha fulgurado con los resplandores de ha treinta . auos! Afirma el Dr. CoH, Toete que el general anz «de un sólo O'Olpe acabó con todas las libertad e puertorriqueñas» La ci · · ~a no tiene vuelta de hoja. Pero el hecho <:e ha epetido y hoy el' país, el país de los puertorriqueño in dob] z, s~fren aná togas desventuras, porque d.e la autonomía q e cl1sfrutaban en 1 9 - y que llevó al Sr. Coll y Toste á una secretaría de Despacho del Gabinete insular-solo queda ya el doloro o recuerdo del perdido bien Seguimos glosando: volvimos á tener eleccione en 1 84 dice el informante. quí observamo e dá de mano á la verificadas desde la restaura ión d la Monarquía de D. l fonso Il, y las de 1 l hecha por el Gabinete sag-a tino. propósito de dicha cita, el r. Coll y Tos~e explica .lo o ~ rrido en recibo, con motivo del nombramiento del candidato para Diputado á Cortes por aquel distri o ó . ea que el elegido allí fué suplantado por otro candidato, merced a 1 ardid de parar el reloj público en San Juan. Desde lue<YO que la artimaña f~é una burla harto cruel para· ei ufraCYio, pero e?:tonces no se derrollaron la· crttentas escen~s de las elecciones de 1902. Los sucesos ·de 1 7, el informante lo califica con · dura : frases 1 :tc-ntando así al imperio de la hi toria que ondena enéro:i camente aquelio acontecimientos que, di e, «de de el 22 de go to hasta el 10 de oviembre, los co1npont , pri ione. y otros u_ltrajes ,. ran su esos de todos los día ., . ¡Cerca de tre · me. e de terrible anCYU tias para la víctima de ague} las per. ecuciones!. .. Pero el eneral Pala io, .secrún afirma el 1ni mo Sr. Coll y To te, fu é llamado por abl ft Madrid y separado de u car o, y al er u tituído-e to no lo contiene el informe- por él general Contrera , el ven e7
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doren Trevif'io, puso en libertad á los presos en el Morrocasi todos son hoy federales-y restableció la paz moral en el país. Aquí nos e·ncontramos otra vez más que la historia se repite. En las elecciones de 1900 y 1902 han ocurrido aquellos mismos sucesos y en mayor número, por periodos más largos y con mayor impunidad. Más todavía. En 1897 no se destruyeron imprentas ni se invadieron poblaciones por elementos tumultuarios. ¡Y aún estamos esperStndo el bálsamo de la Justicia, para ungir co~ él las heridas de~ pueblo velado! Por último, erSr. Coll y Toste habla de la elección de D. Rafael María de Labra. Acerca de esto, el Magistrado Sr. Hernández trae á colación el incidente ocurrido en Yauco.
XVIII. DEFE•. ·
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ADA. - DESPUÉ
DEL ATR PELLO,
LA CARCAJADA.
(. e sólo recoge la ortiga en un prado en cultivo, los seftore Hernández y Coll y Toste al redactar los informes de que hemos hablado en nuestros dos anteriores artícuios, fueron rebuscando y entresacando los desórdenes elector;iles desarrollados en esta isla duran e la soberanía espafiola, para secundar el propósito del obernador Mr. Hunt, de ofrecer al Presidente de la Re.pú~lica un pasado .tan lleno de violencias, que viniera á despojar de toda importancia los grav{si!llOS acontecimientos de 1902. Esta y nó otra podía ser la finalidád del Gobernador, al consultarse con dos empleados de la Administración-y uno deellos, además, republicano-pues de solicitar opini~nes de personas desprovistas de una y otra tacha, no era fácil empresa el obtener los informes que necesitaba para con· trarrestar la protesta del Presidente del Cuerpo Ejecutivo del partido federal americano.
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A fé que este. recurso de Mr. Hunt no pudo ser más pobre, más pequeño, más ineficaz. Porque si las elecciones de Noviembre fueron pacíficas y legales,· ¿á qué proveerse de asesores que-irivestigaran heclíos de la época de la dominación de España? Las sombras del pasado deben disiparse por el hermoso centelleo de la luz de· la libertad, nó reverdeciendo amargos recuerdos para establecer paralelo en los cuales, por ·el incontrarrestable imperio de la verdad, hasta se pone en tela de juicio la bien merecida farpa de los Esta- . dos U nidos como nación e~encialmente qemocrática. Con fecha 3 de Diciembre último,. el Gobernador devol· vió á la «Ca a Blanca» la protesta de dpn Sa~tiago R. Palmer, acompañando·lo su odichos informe d l 1agi trado Sr. Hernández, y d l Superintendente del As lo de niños de Santurce, fíor Coll y To te. El dictamen que á la vez remitió el obernador, es muy exten o, deficiente'en su forma expo itiva, y en cuanto á su fondo un ejemplar más del eterno cli'ché de Mr. Hunt en sus informes, discursos y alocuciones. Pero para que el país-y especialment nue tros correligionario -vean un a vez IIláS como el ~ctual G¡ob~rn~dor holla el antuario de Ja verdad, para poner e á c'ub1 .rto de la gran re ponsabilidad contraída por 1 en los €.. ·t1ndalo del pasado período elector 1, har~mo siquiera algunos omentario á su defensa. Empieza por reproducir' informes del upervi or de eleccione , que al mi mo tien1po era jefe de la Con1isión d la 1 Policia io lar. Empleado , te con uelélo del '..C: soro. público ),' nombrado por el mi. mo Gobernador, u migo y protector, ¿qué iba á _decir sin lo que convenía á ír. Hunt? 1 Pretende el oben:iador destruir lo · argos de la protesta en contra de la Policía in ular el\ el di trito de Gua ama, y dice; cque no hay UN óLo CASO en que la Poli ía insular ayudara á las turbas para o lig·ar álo~ federales á retraer e». quí tenemos, primero, la confe ión del Gobernador reconociendo la exi tencia de tal elemento tumultuario y segundo, la negativa de un hecho c<;>mprobado ga ta el puQto de. que, á raíz de las elecciones ' fueron. destituido varios individuo · del citado Cuerpo, por su incorrecto proceder, entre Jos cua-
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les figuró la separación precisamente del sargento del puesto de Ca ye y. 1 A propó ito de este pueblo-principal teatro de los des1nanes elect~ra.les de 1902-inanifiesta el Gobernador que, «para que existiera perfecto orden en el último día de la insrjpción, el jefe de la Policía estuvo presente». Lo último de este párrafo es cierto ¡y tan cierto! pero dicho funcionario .fué mandado allí cuando los federales, por falta absohita de garantías hasta para sus mis1nas personas, se habían retrajdo de los comicios, como lo atestigua el que no votó uno siquiera en aquel punto y en el inmediato de la Cidra. Asevera Mr. Hunt que «se inclinó á creer que el partido federal americano pensó retraerse , pero que se decidió ir á la urnas por el MEJOR coNocnnENTo de que es un Gobierno popular, que tuvo el objeto de celebrar unas elecciones PACÍFICA 1 HONRADAS y ORDENADAS.» Esta es una de las aij.agaza del obernador. Nuestra colectividad jamás pensó adopt~r aquell~ae lución· y nunca pudo confiar en la imparciapara e perar qu,e las elecci nes se lidad de . H llevaran á ca en tale condiciones. El jefe de la Mans10n Ejecutiua, que no desperdicia medio alguno par intentar abroquelarse de la justí imas . censuras contra s s actos, cita eñ su informe-que bieQ pudi 'ramo · llamar El arte de la far a»-un ;1rticu)o de «The . n J~an .e" s r -edició? del 2 .de oviembre-en que se :1 ·on e1aba á nue tros amigo el irá la lucha en los comicios. Este misérrüno argumento lo utilizó el Gobernador on la 1nira de ~mostrar al Presidente 4e la República que, aún en :1 :¡u~llo instantes, no otro confiábamo en el triunfo. Según el informante,- hubo 7~ proce o y ólo un PROCE. ADO convicto. Aquí Mr. Hunt, como sien1pre, arrima la brasa á su ·ardina, pues sabido es que los Tribunale de Ju ticia h 11 condenado á un gran número de delincuentes por fraudes electorales. Precisamente en este mi ·m~ perióJ ico e pidió el otro día el cumplimiento de la entencia fitme recaída en la causa contra lo jueces republicano. de Tru illo ..~lto Ju· n ta. Igle ias y Juan Díaz. Todavía el Gobernador, recorriendo el diapasón de su burla á los derecho de los puertorriqueños, dice, que esta fu la PRIMERA elección dis-
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putada en la isla en la que el pueblo. LIBREMENTE 1nanifestó sus sentimientos políticos, y que aquella «Seflala un paso hácia adelante en el gobierno popular». ¡Y tan pop larisimo! Como que á la justificada ·protesta de don Santiago R. Palmer, Mr. Hunt responde con un informe en que campea el escarnio~ la VERDAD, la RAZÓN, el DERECHO y la JUSTICl1'.! .. ¡¡Y todo en nombre de la LIBERTAD!!
XI
Mr. Hunt ante
Y. ÚLTIMO. , .
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la pasada legislatura
·La minoría de la Cámara de Delegados ante la ., situación del país
. En la labor de hacer buena u mala administración ¡.ta1:ca Í1!1Pº ib.le! el Gobernador de Puerto Rico ha llegado hasta {·I ensañamiento en su meno precio á lo derechos de los puer· to rriq ueftos. · No eraba tante ¡qué habla de erlo! el informe al Pre ·idente de la R.epública, de que ·hemo hablado en ~uestro anterior artíc1\lo~ Era preciso repetir él uTiraje, y por eso en u mensaje á la ~egislatura insular en Enero último, Mr. Hunt, dijo, .que las elecciones fueron ¡¡-correctas!! y que Ja Policía insu~ar como cu~rpo de seguridad y alvaguardia d ·1 órden público en la isla, había cumP.lido· sus deberes on ¡¡int re,ri •+. 'd ez.. 11 ..... ' El apóstrofe ho pudo ser .más sano-riento . O' , más desdeño ·o para los federales. El mensaje se leyó en el teatro de San Juan, sitio ad hoc para presentar el Gobernad9r el cuadro de las seudo-bienandanzas que nos ofrecía en aqueJ documento. Así la laque pudo ser más númerosa y más ruidosos los aplauso
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La minoría federal concurrió á la lectura del mensaje. A la cortesía de nuestros amigos-cortesía dolorosa ante los agravios ya recibidos de Mr. unt-respondió éste, como hemos vi to, con un nuevo desdén, que nuestros correligionario no pudieron rechazar allí ni en la Cámara de Delegados porque el Reglamento de ella no permite SE DISCUTAN los mensajes del Gobernador de la colonia. nte de inaugurar sus se iones la actual Legis~atura, r. Hunt emprendió su trabajo de zapa para que la minoría y la prensa federa_l no realizara una solemne protesta y una acción poderosa, pues le convenía-y así lo dejó entrever en sumen aje-que la cosas siguieran como estaban. abía de nuevo que levantar el señuelo de una imparcialidad jamás sentida, era necesario ofrecer una vez más la dorada píldora de la falacia, para revivir los vislumbres de red n i ~ n que hizo acariciar la maltrecha y malhadada Bandera Blanca, y 'olvieron á sotto voce, l promesas de una polítíc· r para ora de· las pa ad as in ju ti ias. un día n1[r. unt dijo on Ro · nuo iatienzo Cintrón, que lo republicanos tenían ulp· e lo ocurrido en la elecciónes por su falt:i de patrioti mo. · lo · Dele ·ado. federales se le puso en el ompromi o d a i:tir á b:inquete n la 1\1.ansión Eje· utiva. 1 1ocu teoradorfcderalDíaz avarro,Mr. Iunt le pu ·o tit mbién en el duro ompromi o de acompañarle á una r ,~ i:-;t· ·1nilitar por haberle antes ·nombrado T ~iente Coron 1 d . u tado layor (¿?). El Gobernador ofreció reor raniz r la Comi ión de la olida in ·ular y las Corte. de Di trit :, ·orno n1 dida ambn. d alta onve1 i n ia para la paz moral d l p·1í · de ·i ·nando un fcde:al pat"'t cada uno de di ch o: orrrani mo: . También a p· rentó . ta r. desligado de .com romí. o políti o con lo republicano y hallar e di puc to á tomar una enérgica inter en ión n los fraud s de lo 1uni ipios d 1ayagüez y an Juan ... í orno el ar o iri · desaparece dejando olo por' un mon1ento en la retina . u bello ambiante , la verdad con sus grandes re plandore al herir la son1bra que envolvían las in ten iones de r. Hunt, no presentaron de nuevo la realidad, amarga y cruel, resurgiendo la figura del Cé ar sonriente, desdeñoso.
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¡El maquiaver mo vencía una vez más, y una ez más nuestros amigos sentían en su corazón el artero golpe de la falacia! ~ Los nuevcrs ·gravios acabarÓn de desacreditar el beleño de la imparcialidad del Gobernador, y, la negativa de los leaders federales á tomar parte en los últimos agasajos á Mr. Hunt-con motivo de su regreso de los Estados Unidos -vinieron jpor fin! á romper el círculo de acero en qúe la· benevolencia les envolvía. Rotos los primeros bloc1ls qué obstaculizan la senda que debe seguir nuestra colectividad, .p reciso es hacer más viable ese camino. La longanimidad es virtud muy loable. Pero en el medio ambiente· político creado p r el Gobernador, la geaerosidad es ya hasta ·un delito <le lesa patria, Prometeo pudo sufrir miles de años la ferocipad del buitre que devoraba sus entrañas. Puerto Rico no puede esperar por más tiempo que venga el Hércules que ha de redimirle. .. Si de la Bandera Blanca quedaba algún girón, Mr. Hunt, con mano férrea, lo ha arrane do y arrojado al suelo!... ·. Las minorías en todos los cuerpos legislativos son sie~ pre una fuerza poderosa. Más todavía. A veces, un terrible ariete para las mayorías y aún para el Gobierno que é tas · representan. Por eso el partido federal americano confía en que sus mandatarios en la Cámara de Delegados, desligados ya de la ben~v9lencia que tuvieron ep. el pasado período legislativo, s stendrán denodadamente en Tas próximas · se iones los derechos del pueblo puertorriqueño!! ¡Alea ja~ta est! (De cLa Democracia• de Caguas, l 03.) 1
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¿Quiénes soil los felicitantes? ,
San Juan, Noviembre 14/903.
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Honorable señor: He leído la contestación de \ d. al acuerdo del Ayuntamiento de Lare de 21 del mes pasado, felicitándole por sus ge-tione como Gobernador de Puerto Rico, y, á la vez, exponiendo á u ted la 1ná completa adhe ión á u per ~nalidad. Ja más lejo de mi ánin10 que detenerme á Juzgar la resolución del Concejo municipal de Lares, que á ' d. ha producido, c mo . . d. mismu afirma, por r cibirla preci aniente e e tos 11'~01nento , tan profunda sati facción, porque á \ d., por aleJ1t y habilidad en' el arte político, como por su conocimiel)t s del país, no se escapa l.a.i~~ortancia de dicho acuerdo. ( Por otra parte, holgaría m1 JU1c10 a·c erca de tal e crito, uando la opinión pública-con u poder soberano é incontr table-ante su origen y finalidad ha medido u alcance. Tampoco encamina e ta carta á analizar las consideraciones que d. e tablece acerca del actual sistema de gobiern de us ervicios en el alto puesto q e desempeña, de las luchas de los partidos politicos que aquí existen, del estado económico de la isla, para deduc~r, comQ sin tesis de esas afifmaciones, que disfrutamos de un gran progreso moral y material. y como tales apreciaciones son materias ya expuestas por V d. en su discurso , inforraes r alocucione , ti~ i.ntentaremo siquiera el e tampar en estas líneas, la op1n1~n. que aquélla nos sugieren y mucho menos debiamo permitirn~s el abordar e t tarea, cuando lo ha hecho la prensa periódica de la colonia, con excepción desde luego, de la bien quista de la actual Administración.
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Si el cu ro de biennadanza ·que Vd. traza, de mano maestra, se destacara por modo tangible, crea Vd., señor Gobernador, que todos los P,Uertorriqueños, llenos de júbilo, rendiríarñ s á · d. el. homenaje del cariño y de la gratitud n1ás profundos como lo tuvimos, por ejemplo, por el justiciero Gobernador Dop. Rafael Primo ·de Rivera. Pero la pintura d-e V.d. se esfuma á Ja más ligera observación, p~rque la realidad ·nos presenta, po'r el contrario, un cuadro rebosante de desventuras y tristezas: , · • • Los hechos deben corresponder á las palabras de los que rigen los destinos de un país, ya que los pueblos, para estar satisfechos de sus gobernantes, necesitan s ntir los benéficos efectos de la libertad. De otra suerte, el de aliento cunde, la esperanza se aleja, concl'uyendo por imp nerse la desconfianza. Y ahora recuerdo que el General Don Laureano Sanz, a1 iniciar el segundo período de su mando como Gobernador de Puerto Rico, dijo en su alocución á los habitantes de la isla: «Hechos más. que palabra$, espere de mi el país.» .Efectivamente ... á poco, de un plumazo, suprimió el Instituto de 2.ª Enseñanza y barrió á los 'liberales de la Diputación provin· <:ial y de los Ayuntamientos ... ! Pero basta, señor Gobernador, de digresiones-que Vd. se dignará dispensarnos-y vamos á expresar el propósito que nos anima al tomarn?s la libertad de dirigirle esta carta. En la que V d. contesta el mensaje del Ayuntamiento de Lares, campea este párrafo: «Te go~n mi poder un número <le cartas de las personas MAS DISTINGUIDAS ·de Ja isla, entre cuyo número se encuentran MUCHOS FEDERALES, ,manifestándome estar satisfechos de la situación del país y dándome las gracias por las gestiones practicadas por mi para conse· guir tal fin.» . Si precisamente en el partido federal americano figuran las personas políticas más salientes de la colonia; si nuestra <:olcctividé\d se encuentra alejada de d. porque Vd .. no ha correspondido á la benevolencia que le concedió; si nuestros organismos TODOS han pr-otestado solemnemente de los actos de Vd. como Gobernador de,Puerto Rico, sorprende que haya federales que estén satt'sfechos de esos mi mos actos.
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El extraño dualismo salta á la vista, pues tal satisfación está en pugna con la protesta dominante: en las resoluciones que adoptamos en la reunión del Comité directivo del partido federal americano, verificada á los pocos días de las eleccio~es; con el Manifiesto del Cuerpo Ejecutivo y asocia_dos al pueblo y gobierno de los Estados Unidos; con la .n>:oc1ón de la minoría federal á la Cámara de Oelegados, sohc1iando la nulidad de las elecciones del 4 de Noviembre; y, por últimot con el acuerdo de nuestro organismo directivo, para que la colectividad no tuviera participación alguna en los festejos con que le obsequiaron á V d. á su regreso de los Estados Unidos. actos TODOS sancionados por TODOS los federales. Tie~e que so.rp~ender lo que dejo copiado de su carta. al Ayuntamiento de Lares, en razón á que los federales, le1os de mo trarse complacidos de la actual situación del país, se producen en términos claramente opuestos. A propósito de las felicitaciones á V d., se menciona'. una · carta que dirigió el presidente de nuestro Cuerpo E1ecutivo. Pero am te que V d. no "la comprenderá entre las de los niuchos ff}, erales de que habla, puesto que la felicita ión de D. Sahtiago R. Palmer se contrajo exclusivamente á actos e justicia realizados al comienzo del año actual, por Vd., e Tesorer0 de Puerto Rico y el Procurador General. Por ci, rto que á la excitación de nuestro presidente, para que Vtl. prosiguiera tan patriótica obra, contestó Vd. en los términos más satisfactorios para la causa de la libertad de los puertorriqueños. hora bien, como el partido federal americano es el verbo de las aspiraciones del país, y ya que cadfi uno de los que forman en nuestr a gran falange debe velar por los altos prestigios de la ~olectividad , el firmante, aunque si bien con el carácter de tJ.nQ de Jos más modestos afiliados, se permite solicitar encarecidamente de V d. se sirva dar á conocer los nombres de los federales que le han felicitado, con expresión de aquelJos párrafos que se relacionan con la actual situa~ ción del país. : Con esto, c·r ea Vd. señor Gobernador, hará un verdade· ro servicio al partido federal americano. Porque si entre ~ nosotros hay novísimos Janos, muy conveniente será_cono·
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cerlos. Entre los federales sólo debe palpitar un sólo pensa.. miento: el de la Patria. Muy ...r spetuosamente, ~1). ·. (De cLa Democracia•, de Caguas,) 1903.
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Vamos á exhibirnos... en berlina! 40.000 "dollars" tirados
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la calle
Si P erto Rico es hoy víctima propiciatoria de una Administración destructora de todos sus intereses, si luchamos contra un Gobierno que vé con profundo desdén los males del país, si la ruina se extiende ~e uno á otro confín en la isla, si para huir"del hambre los puertorriqueños tienen que abandonar el suelo en que nacieron y dejan sus más car.as afecciones, si los propietarioS--ven rematadas sus fincas ·¡por la cuota contributiva! ¡resulta anómalo, ilógico, que se coad· yuve á ninguna obra de ese mismo Gobierno y de sus colaboradores sin conciencia! La Democracia ha c..ombatido que se·gasten miles y miles de dollars para que Puerto Rico tenga ·e n San Luis un ridículo ,como el que hizo en la Exposición de Bú~falo, y á fé que este periódico estuvo y está en lo firme. Otra cosa no significa que vayamos á presentar nuestros andrajos en aquel gran Certámen, invirtiendo una cantidad con que se podría eguramente llevará cabo algo de verda · dera utilidad para la isla, tan menesterosa de reformas. No era bastant~ que se gastaran 25,000 dollars votados por la Legislatura insular, y abóra pretende la Comi ión que se empleen 15,000 dollars más en nuestra concurrencia á la Exposición de San Luis, es decir, ¡¡40,000 dollar !! cuando 1
(1). Aquí el nombre del autor de este libro, seguido de estos vocablos: cMlembro del Comité directivo y Presidente del Comité local de uan.,.
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la miseria extiende por toda partes su negro ropage, cuando los anuncio de remates de fincas llenan las columnas de la prensa asalariada! ..... Enhorabuena que se verificara ese sacrificio·, si el país estuviera próspero, si el ' pueblo se sintiera satisfecho; pero cuando, por el contrario, la agricultura empobrece por falta de mercado para su principal producto, el comercio va de apareciendo por las dificultades que. le crea la carencia de numerario, y Ja paz moral es cada día más perturbada por los elementos disociadores que cuentan con el apoyo de las autoridades; el Tesoro In ular no deberá tirar una suma de tanta importancia, sacada al pueblo contribuyente. En ninguna Exposición, ni aún en las mara:villosas de París, tuvo Puerto Rico cuatro Comisionados, como los designados para la de San Luis. En todas ellas, desde la de la capital de Francia, en 1 7, hasta la Universal de Chicago, sólo tuvo uno ó dos representantes. En ninguna de aquellas Puerto Rico tuvo un pabellón especial, · aún en Ja de Chicago, que es en la que tuvimos mayor núm r e e ositore y mayo1r cantidad de productos, gastándo e en l que mñ , de 8 á 12,000 pesos y esto en épocas florecientes mientras que ahora, cuanpo la ruina nos envul ve y aniqu ·1a, se pretende tirar 40,000 dollars. Tirar, ni má ni meno , porque no otra cosa significa el haberse nambrajdo á . cuatro Comisionados, adictos á la política de Mr. :únt, que vienen devengando, desde hace me· ses, 50 dollars al mes (y 16 dollars el Secretario) y que co· brarán 15 dollars diarios, cuando paseen en la Exposición, lo cual unido al co to del pabellón, agotará la mayor parte del crédito. . 1 Recuérdese el sacrificio hecho para figurar en Búff~lo, lograndc sólo representar un ridículo, pues el pabellón resultó un bohio, apenas hubo productos expuestos allí y ni siquiera se publicó un folleto por el Comisionado. · La Democracia hizo eficaz campaña contra el Certámen de Santurce de 1893 por juzgar que el país no estaba todQ Jo satisfecho que debía del Gobierno espafio1. Y entonces, la isla e taba próspera y existfan garantías que no tenemos ahora .....
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. ~1editen lo productos y co~prenderán ijUe no deben contribuir á una farsa y á un ardid de Mr. Hunt, á quien conviene se levante un lujo o pabetlón en San Luis y ten<Yarnos allí 1 atro Comisionaélos! para así aparentar una vez más la pro peridad tan decantada y explotada por el Gober· nador y sus atélites. Sobr.adamente es tiempo ya de que no dejemos de benevolencias y generosidades. Esta longanimidad nos ha hecho muchísimo daño. Contra lo que nos deptdmen, no cu.a dran tales procedimientos. No otro por lo menos, e peramos que nuestro amigos no se prestarán á contribuir al nue. o rid~1ulo que ~e prepara á Puerto ico, y á co ta del dtn~ro el contribuyente! Quede eso para los satisfechos d~ la ac al situación del país. Hacer otra cosa sería muy lamentable. Y dema iado tenemos a que lamentar! .... (De cLn Democracia•, 1903.)
La Justicia bajo el ce~arismo y la demagogia ...
La i mortal Constitución de }os Estados Unidos e fundamentó en lo principios de «establecer la Justicia promover el bienestar general y asegurar los biene de ,la Libertad >. Y a1 crear.se el poder judicial de la na ión, como uno de los tres principales sustentáculos de aquella constitución, e hizo para que «se extendiera á todos lo casos de derecho y de equidad ~ . , . Estos conceptos sublime , grandio os, en el continente americano e ven traducir e en realidades hermosas, en hechos glorio os. Pero en Puerto Rico, por el m~ cru l contraste, re ultan la riegación más completa de la idea que entrañan, la ironía más hiriente ....
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Hasta el momento en que la bandera de España dejó de flotar aquí como enseña de nación metropolitica, el poder judicial de Puerto Rico se movía con independencia del Gobernador de la isla, pues const"ituido en una carrera con escalafón cerrado, todos lo l'vlagistrados y Jueces (salvo los Municipale ) eran nombrados destituídos y tra ladados por el Gobierno .C entral lo que le permitió siempre no ser instrumentos dóciles de la primera autoridad de la,colonia. Y de tal sue~rte formada la carrer~ judicial, dicho se está que para alcanzar un cargo de Magistrado en una udiencia ó aún en un Juzgado de primera instancia de los de mayor categoría, · era condición ..;i11e qua non, lleYar ya muchos año de serv·icios en los departamentos de Justicia. Al cesar los funcionarios de España en 1898, el Gabinete insular confió los c'argo vacante á abogados puertorriqueños de má alientes mere imientos, ya por su reputación de notoria honradez y con1petencia, ó ya escoigendo aquellos que habían servido en la arrera judicial. Aunq on ligeras modificaciones, las actuales Cortes de Distri o co onían de los citados elementos, y nadie habrá olvida o que,, · tos durante el período 1nilitnr, sostuvieron la balanza (de la Ju ti ia bajo la ola presión del · Dere ho. Al inaugura se el Gobierno Civil en layo de 1900, urgió tambi ·n el 1 epul i,-o mónstruo e la dictadura, y desde enton e , el im eríali mo tu,·o carta de naturaleza en Puerto Rico. El primer Gobernador, aquel mal hadad ~Ir. Allen, iniciador de la política seguida después por el no 1nenos funesto 1 ~!T. Hunt encontraba un ob táculo en los fuqcionarios ho nra de 1 ~Iagistradura puertorriqueña, y~ de un plumazo, separó de us argos ~\ l_os ínte o-ro jueces Becerra, Acuña costa \"ia chote-o uiñone et . ; p.om'brándose en u lugar á abogado ~ salidús recientemente de las aulas Universitarias alguno de lo ~ cuale toda ,·ia no habían tenido bufete abierto. E te fué el primer golpe de la piqueta para demoler los pre tigios de la toga puertorriqueña y entregar los Tribunale en mano de lo in trumentos de ;,Ir. Allen. Los demás
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golpes no ta . daron en resonar en los n1uros del templo de la Justicia. Hechas las Cotte republicanas·, se creó el Jurado en la isla y cO'í o las mismas desígnaban las personas que habian de formar los jurados en cada uno de los cinco distritos, aquéllos resultaron republicanos. · El ;¡stigo de la faltas estaba encomendado á los Alcaldes. 1comenzar el año de 1901 de éstos 44 eran federales y :...2 republicanos. ¿Cómo ·desaparecían tal s fun iones de las autoridades locales~ Pues estableciendo los Juzgados de Policía y .nombrando republicanos p~ra los nuevos cargos'. La piqueta de la pa ión política no se tenía ¡que había de detenerse! en sus golpes al alcázar qe la J usti ia, y, como al llegar el año de 1903r lo federales con. rvaban ..t4 de los 6 Juzgados municipales- que por entonces conocían de la in trucción de las cau a criminales-les quitaron estas funcione para dárselas á lo actuales Juzgados de Paz, casi en su totalidad servido por republicanos. Con esta ..violenta y arbitraria disposición, los Juzgados municipales perdidos por los federales al .s er suprimidos 18 A ,.untamientos de los 44 3anados por ~Úestros amigó~ en las eleccione de 1900, se redujeron á 26 todavía fuera de la presión del Gobierno y u cofrades. Pero la piqueta continuaba derro ando los bloks en que descansa la Justicia' y, al verificarse las eleccione de No, . iembre de 1902, al partido federal se le arrebató á tiros, garrotazo~ y coaccione , l tr~unfo en la mayoría de los Ayuntamientos d~ la isla, logrando ólo conservar DOCE JuzCYados mu.nicipales. En ·~urna, desde principio qt 1902, tenemos Cortes de D'stritos-, Jurados,. Juzgados de Paz y funicipale -con la citada excepción-en mano del partido republicano, que ha hecho de tales organismos un fácil instrumento de sus odios in aciables. Este predo~inio de lo republicanos en lo Tribunales de Justicia, esta insen ata preferencia del Gobierno á favor de un partido político obre otra ~grupación formada por los mejores elementos del pais han ido y son fuente perenne é inagotable de los má graves atentados á la Ley, réaliza-
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dos con la rná palmaria indiferencia para lo derechos de los iudadano . Por o no ha sido extraño que la Corte. , Jurados y Juzo-ados hayan mantenido, en la mayoría de sus decisiones e ta tend ncia: persecución á los federales; impunidad par~ los republicanos. En abono de lo primero, podíamo cit r centenares de he hos; n uanto á lo segundo, ba ta recordar Ja a'bso]ución de ,o defraudadore de los empré5titos de los Ayunta~ien• tos de San Juan y Mayagüez. ¿En el a ntuario de la Justicia en Puerto Rico resuenan todavía lo eco del choque de la piqueta demoliendo los muro del Derecho? Quizás dentro de breves días contestaremos por manera categórica á Ja interrogaciQn trazada pue · preci amente, en e os momento e trata de la reorganización del personal de las Cortes y Juzgado y la reforma nos dará la clave de las jnten 'one. del Gobernador Hunt en punto á la implantaci del n~. sistema judicial, que se establecerá deséle J~~o próximo. de el prim l?or lo pronto ~~s Cortes de _Distrito, formada por los tres Juece y un Fiscal, e convierten en JuzO'ado uniperonale ; y en 1 división territórial para lo Juzo-ado. municipale pu blo como Comería Morovi y otros en que no dominan lo republicano , se agregan á aqueJlos en que nue tros adve arios tienen el poder ah oluto de todos los servicio público . L s próximo nombramientos de Jue e. , Fiscales Secretarios y Jfar hals lo hace l\1r. Hunt. E to, á priore. atesti:;ua el resultado de tal combinación. Porque ya relevado l\1r. Hunt, ¿qué podemos esperar de él? :sí omo tiJ-a, Rey de lo. huno , de ·oló el imperio de riente la alía el futuro · Juez de l\lontana h~ sido un azote para Ja libertade de Jos puertorriqueño . T
fDe •The Puerto Rico Heralda, de New York, 190.J.)
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Lo
.que debe .ser
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Delegado .
Carta abierta
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A LA CO NENCIÓ
DE LA «U1'TJÓN DE PUERT
RICO,, EN EL
DI TRITO ELECTORAL DE ARECIBO.
Dentro de breves djas se ha de reunir n recibo la Convención de la Junta de Distrito y represeotantes de las locales del mi mo, para proc.eder, de acuerd con las instrucciones de la Directiva. de la «Unión de uerto Rico,» á designar la cinco personalidades que han de figurar en la candidatura de nuestra colectividad en aquella división electoral. · Varias de las Juntas locale del Distrito, al ocuparse de su represent~ción en la citada Convención, han comprendido mi nombre entre las de las personas que opin.a n deben formar la candidatura de auestros correligionarios por la s Municipalidades de Arecibo, Utuado, . Ciales, Camuy r Morovis. Exteriorizada ya la voluntad de tales organismos en materia de tanta tra cendencia para el Di trito de Arecibo, créome obligado á consignar, con la expontaneidad que me es ingéni~, mi juició breve como sincero en cuanto hace relación á la aludida cadidatura. · Basta obs~rvar siquiera á bulto, la importantia de la funcione? de la Cámara de Deleg~dos de Puerto' Rico, para que á segúida nos penetremos de lo que igni fica un puesto en aquel Cuerpo Leo-islativo. Y si 'además de estimar e la labor y re ponsabilidad que de consuno apareja el taro·o de De)e<Yado, param.os mientes en que la Cámara baja se rige por un eglamento en pugna con las práctitas democráticas, si nos detenemo á considerar la anormalí ima itua ción política y económica de la isla, y i también recordamos la prerrogativa de que se encuentra investido el Con ejo Ejecutivo de Puerto Rico~ nadie, so pena que se llame á engafío,
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juzgará como cosa sencilla, fácil y desprovista de compromisos para con el pals, el puesto de Representante en la Cámara de Delegados. Por otra parte, no '\bonará jamás esta última apreciación, el Jlecho de que por el repetido organismo legislativo hayan desfilado Delegados que no dejaron tras sí la estela de un acto siquiera como nota saliente, no ya de una palmaria capacidad para el ejercicio del cargo, si no que tampoco demostraron una voluntad accesible al mejor servicio de los intereses del pa~s, pero ni aún de los del mismo Distrito que les dió sus votos. Y no es que nosotros sustentemos la idea de que el que ocupa una curul en el modesto templo de la Ley que se alza en el Palacio de la Diputación Provincial, sea un maestro en el arte inmortalizado por Demóstenes y Castelar, no; porque •} labor de un Delegado á la Cámara de representantes de Puerto Rico, no se desenvuelve únicamente con oraciones hermosa , con frases que arrancan del públ!co vítores y aplausos si que también el Delegado, para conquistar el ' triunfo en mpre a, ha de consagrar su acometividad á la preparación y e dio de aquellos proyectos que se discuten y votan. D aquí que en las pasadas legislaturas, se haya observad que, algunos de sus miembros, sin ser hábiles en 1nateria e oratoria, aportaron un concurso muy eficaz en la tarea ,realizada por la Cámara baja. Si no rigiere una Ley Electoral en que aparecen sancionados todos los fraudes de 1900 y 1902, reconocidos y condenados por el mismísimo ex-Gobernador r. William H. Hunt en su último «Report; > si esa ley, en vez de ser la protección del voto electoral del pueblo puertorriqueilo, no asegurara una mayoría á priore para los republicanos; si los procedimientos de esa Ley est~blece para la constitución de los colegios, sustentáculo en que descansa todo el organismo electoral, no estuvieran centralizados en el Consejo Ejecutivo; no cabe la duda de que la · bandera de la (/,U ~ión dé Puerto Rico» que es la enseñanza del amor, que es el símbolo de la, patria, al quedar extinto el día 8 de Noviembre, se pasearía victoriosa de uno á otro confíQ de la lsla.
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Pero por lo ·mismo que contra el ejercicio del sufragio en los comicios, conquista de todqs los pueblos civilizados y la más hermosa de todas las conqJlistas de.los ciudadanos libres,' se levanta . .u a Ley para cohibir la expresión de tan valioso derecho; no es empresa fácil el que,_ al alborear el 8 de Noviembre de 1904, brille también la jornada en que la «Unión de Puerto Rico> clave, triunfante, su bandera en la Cámara de Delegados, para ofrecer alli, ante el altar de la patria la historia de la Justicia como -reivindicación de los derechos de la colonia. Y ya que esta aspiración no es intento que,, se alcanza por la sola fuerza de la bondad de nuestra causa por la sola virtualidad de nuestros principios, por la sola azón del numeró de los soldados de la prepotente falange unionista, á no ser que se traduzcan en una palpitante realidad, tan halagadora como justa, las constantes promesas del nuevo Gober- · nador, de que las elecciones serán pacfjicas y honradas; preciso se hace que nuestros cálculos respecto del re ultado de la campaña en los comicios giren en el radio de la oh ervación serena, de lo que se palpa, en suma, de los ~echos palmarios. ' .. Dadas las categóricas manifestaciones 'de Mr. Wlnthrop, . el pais debe esperar que, en esta ocasión, los destellos de la luz que arroja la antorcha de la _«~statua de la Libertad iluminando al mundo», romperán las sombras que han venido envolviendo los derechos del pueblo puertorriquefio, para que la Ley se alce sobre la cúspide todas las conciencias. Si así no sucede, lo que no esperamos, la «Unión·de Puerto Rico» no podrá, dentró de la Cámara de Del gado , llevar á la práctica del todo sus altos propósitos en pro de las libertades de los puertorriquefios. Ahora bien, me permito dirigir esta carta abierta á los distinguidos c9mp~triotas que han de formar la convención de la «Unión de Puerto Rico> en el Distrito electoral de Arecibo, movidos nosotros por el ardiente deseo de que, penetrados todos mejor que el firmante de las considera~iones apuntadas, al procederse á la designación de las personas que han de figurar en la carrdidatur~ para Delegados á la Cámara baja, omitan en ella mi nombre, si e que mis esti-
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dos correligionarios inspiránd6se, como siempre, en sus vadas miras patrióticas, opinan que en otras personalidaconcurren más salientes condiciones de ~apacidad para ejor éxito en la dif,ícil labor de Delegado· á la C~mara. Sí, no obstante, la convención estima que ndsotro podemQs responderá sus alt~s miras en beneficio de los intereses del país, no vacilamos en consignar aquí este concepto: nuestras energías todas estarán al servicio de nuestros poderdantes. V u estro compatriota.
Actitudes antes del trlunfo de la Unión ra del artículo «Estado de 'ánimo del pais antes s,» p blicado en La Denzocract'a, me ha sugerido algunas con~ era<;:iones, que vamos á establecer, con la franqueza y sinfceridad acostumbrados por nosotros, ya · que se trata acontecimientos políticos de excepcional trascendencia, orno también de la actitud de distinguidas personalidades unionistas, relacionadas con lo mismos su~esos. ( Que el pesimismo era la nota dominante en Puerto Rico, desde que se fué avecinando la fecha de las lecciones general e del de Noviembre próximo pasado, es co a de suyo sobradamente reconocida por todos; porque vivísimo el recuerdo de los procedimientos electorales de 1900 y 1902, á ciencia y pacienc;ia de los Gobernad<;>res Allen y Hunt, lógico era que la incertidumbre ó la convicción del peor éxito de la campaña se tuvieran por los afiliados á la «Unión de Puerto Rico». ;El doctor don Rafael del Valle, Presidente de turno de la Junta Central, claro es que dudabá, como dudábamos todos, de que nuestra· colectividad venciera en las urnas; pero el doctor del Valle, desde la Asamblea de Febrero en el ·
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«Olimpo,» ini 'ó sus propagandas en la tribuna pública y en la Junta Central le vimos siempre cooperará que el partido fuera á la contienda electoral. Nosotros creemos que el señor Valle, aua iendo parcial el Gobernador en favor de los republicanos, se hubiera decidido en contra del retraimiento. En don Santiago R. Palmer, notamos muy actualmente el deseo de concurrir de todos modos á los comicios, y de aqui que, cuando aun el Gobernador Hunt ocupaba Ja Mansión Ejecutiva en e ta i la, escribía á muchos de sus amigo exitándoles á que se organizaras para la campaña. El señor don Rosendo Matjenzo Cíntró-nombre que se e capa á la observación del articulista, sin duda por la rapidez de las notas que forman el boceto que resenta-es uno de los más salientes factqres de la pasada lu ha: El infatigable propagandista tuvo también sus grandes temores de que la libertad había de sufrir un nuevo y rudo golpe, pero aquellas impresiones no entibiaron jamás su fé inquebrantable, y en el eno de la Junta Central le vimos siempre, animq o, coadyuvando con sus consejos á dar vigor á la contienda. El resultado de la propaganda de Nlatienzo Cintrón en Poncc y pueblo comarcanos, es harto conocido por.el paí : allá ontribuyó en gran parte al triunfo de los {inionistas en aquella hermo a ciudad y otro :L.. unicipios inn1ediato . Lejos el señor Muñoz Rivera del campo de la lucha electoral, al rribar á Puerto Rico ·en el mes de Octubre, opinaba que la «Unión~ sufría úna derrota y que sólo e ganaban dos distritos; pero el compatriota, .apenas conoció el movimiento político en toda la isla, aseguró en sµ periódi o La Denzocracia que ganaríamos seis, y entre eJlo el de an Juan. a hemos vi to que sólo no acertó por un distrito. Yo disiento de la afirmación que acerca del señor Zeno Gandía hace el señor B . R. J. psot'ros no recuerdo que este arnig·o planteara en la Junta Central-y que ésta se opusiera -el retraimiento 'del partido unionista. Nosotros sí oimo , varias veces, al autor de cLa Palmada», conceptos contrarios á que se emprendieran trabajos para la organización electoral. Pero esto sucec;Iió, por lo menos, dos meses antes del día de las elecciones, si qien ·á guisa de impresiones expuestas al examinar e las condiciones de la batalla en lo co-
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micios; no en el sentido de proposici.ón hecha á Ja Junta Central. El señor Zeno Gandía, entre los prohombres de la «Unión» fué quizás el más enamorado de) ideal, anh~lando llegáramos á la conjunción dentro de una confraternidad expontánea, esto es, por la sola fuerza de los subHm.es principios de la colectividad. Los demás correligionarios residentes en San Juan, don .Francisco de P. Acuña, don Carlos fy.1.ª Soler, don Tvlio Larrinaga, don Manuel Camuflas y don Carlos H. Blondet, miembrds unos de la Junta Central y otros salientes· individualidades de núestra agrupación, no pudieron susti;-aerse tampoco, al principio, á la certidumbre de que tendríamos una derrota en las urnas; pero á nadie se oculta que todos, en la medida de sus energías,. concurrieron con sus esfuerzos á la V'ictoria que la talange unionista alcanzó,en Noviembre. En 1: s obras de la naturaleza y de la humanidad sólo se observa lo grand.e; lo pequeño, el detalle, se oculta' á ia observación. Esto acontece en la contiendas políticas: los que forman pa el montón anónimo, los pequeños, los que no tienen siqu1e a · i lo de maestro rutal desaparecen en las sombras, porque á el s no llegan los resplandores qu sólo dejah tras í las altc(s figuras de la prensa ó la oratoria Y The aquí po que, nosotros, .siendo de los chicos, y aún sintiéndonos cont ariados-.ya que siempre disgusta hablar de los propi-0s ac os-vamos á estampar aquí las siguientes ci.t as, siquiera or lo que signifiquen como grano de arena aportado á los cimientos de la gigante.sea obra de la «Unión de Puerto Rico.» .' . l . Ep la Asamblea de Febrero en el «Olimpo», apoyamos la pr posición del amigo don· Juan Vías Ochotecp, en contra de .que nuestra agrupación no concurriera á las urnas. Abundando en aquella opinión, á los pocos días de haberse constituído la «Uni6n de Puerto Rico>, convocamos, cotilo presidente, la Junta local de San Juan, y propusimos, como así se acordo, se mantuviera la lucha en los comicios en cuanto se relacionaba con las elecciones mµnicipales, y que. respecto de las qué habí~n de efectuarse para la Cámara de Delega- · dos y los otros organismos insulares, se procurara fuera modificada esta base por la Asamblea general del partido, pro1 ,
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posiciones am as que hicimos tamb~én en la Junta de Distrito de San Juan. Con fecha 16 de Julio, presentamos una moción escrita á la Junta Central indicando la conveniencia de que se · c~ns tara á las Juntas locales si juzgaban oportuno se convocara á una asamblea general, para resolver si el partido debía irá la lucha. Y también por aquellos días, propuse á la. misma Junta Central, la organización de las de Distrito, ~o constituidas tpdavía y que considerábamos indispensables para dar mayor _vigor á la con~ienda electoral.
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(De cLa Demo~racla> de Caguas. Diciembre de 1904).
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Nuestra labor ·dentro · del
obierno
· El partido «Unión de Puerto Rico» triunfó en los comicios el 8 de Noviembre. Asf como refíida ha sido la campafía, hermosísima es la victoria conquistada por nu<!stra agrupación. .Hemos vencido en las urnas. Ahora es · necesario· vencer . también en la obra que la «Unión» abordará y desenvolverá en sus condiciones de partido de Gobierno. Si lo primero fué empeño grande, lo segundo demanda asi mismo ~sfuerzos de todo linaje. · ¿Llegaremos á ver coronada por élmás lisonjero éxito la tarea acometida hace nueve meses en la Asamblea del e limpo>? Nosotros así lo esperamos, porque la causa e buena y poderosa la_voluntad de los que iniciaron y sostienen los ideales de confraterni~od ·entre los puert9rriqueños y de reintegración de sus derechos públicos ! Las urnas, _al determinar la victoria de la «Unión», trajeron envuelta entre los laureles del combate, una bandera que para nosotros e enseña de amor: los principios fundamentales del programa votado en el «Olimpo». Por eso apenas quedaron extintos los ecos de la iucha electoral, la Junta Central de -la colectividad en que milita14
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mo , fijó su vista ante la más ciclópea empresa que debe abordarse: la Legislatura de la Isla. Empeño muy dificil si, porque la Cámara de Delegados, por virtud de las estrechezes de la Ley Forakar, gira en un circulo de acero en que la salud de la patria no crncuentra el ambiente que necesita para conseguir una vida robusta, y porque también las mayorías republicanas á su paso por nuestro templo de las Leye , dejaron una larga estela de . errores, que podrán borrar Ja voluntad de los puertorriqueños que allí vayan dispuestos á consagrar todas sus energías á la defensá de los intereses morale y materiales del país. Empero, la mayoría en las próximas sesiones de la Cámara de Representantes no vacilará ante la magnitud de la labot que le aguar~a, alentada, además, por la condu~ta justicfr ra que anima al Gobernador y á la mayoría del Consejo Ejecutivo, factores estos últimos de decisiv~ influencia en el éxito que perseguirán los Delegados unionistas. Algun elementos exóticos, movidos por los .estímulos del deseo V a en un momento rodo nuestro pasado, Y puertorriqueños · ing· erentes á las aspiraciones del país al ocupar los asient~s del Consejo Ejecutivo y la Cámara de Representante quisieron, fugazmente, traµsformar todas las leyes porqu se r'gjó Puerto Rico hasta su ocupacióm por el ejército·de lo Estados Unidos. Y en su afáp unos y otros de llevará cabo una completa metamórfosis en la Admini tración y Gobierno local, no encontraron valladar que se opusiera á sus anhelos de de· rrocar cuanto pudo hacer viable sus propósitos de substituir t do el sistema legislativo exic;tente, al advenimiento de la Soberanía de lo Estados Unidos en Puerto Rico. Desconocimiento de las leyes en vigor entonces, menosprecio de los de eos de lo puertorriqueños á la vida de una democracia desprovista de toda ficción, inusitada precipitación en formular y votar prnyectos encaminados á privilegios irritantes en favor de un partido político, el n1ás olímpico desdén á las más rudimentarias prácticas parlamentarias , en urna·, un atentado á lo derechos de un pueblo á . mover e en la amplia e fera de las conquistas de la libertad,. ~
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llegándose po tales procedimiento~;, hasta a'nular instituciones tan seculares como los Ayuntamientos, no solo arrebatándoles la autonomía de que disfrutaban en su vida local, sino encad ándoles á otros -que les sometieron á una bochornosa servidumbre. Esta obra preñada de sombras que velan la personalidad puertorriqueña, reclama, por manera apremiante, el concurso del esfuerzo generoso d,e los coterráneos íntegro , para que la vívida luz de la libert~d disipe las nebulosidades que se ciernen en el cielo d&.la p~tria. El camino se encuentra sembrado de los grandes obstáculos que dejó tras sí el error y la uspicacif Pero la mayoría de la Cámara de Deleg dos lo recorrer~ con paso seguro y coD: el pensamiento fij en las a pirac1ones del país. . Porque los Representantes unioni tas anhelan llegar á la cúspide de su empeños, á la glorificación del ideal consa· grado en el «Ülitnpo». Y si no se llega á la cima de la redención, porque el ·antemural es infranqueable para lo denodado lu hadores, la q;Unión» podrá siempre sentirse sati fecha. · Porque sí, vencida, supq volver, valer9 a, por lqs fueros de la dignidad puertorriqueña. ~
(De cLa Democracia•,
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1904.~
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La confraternidad entre .,¡o puertorr~queños LAS DOS TENDENCIAS E .
1868.- PERÍODO REVOLUCIO ARIO.-
VUELVE LA REACCIÓN. - PARTID
AUTONOMI TA DE PUERTO
RICO.-EL PACTO CON LOS LIJ3ERALE
DE E PAÑA.- U IÓN
DF. ORTOD XOS Y LIBERALE . - OTRA VEZ LA DIVI IÓN ENTRE LOS PUERTORRIQUEÑOS.-LA AGRUPACIÓN •UNCÓN DE PUERTO RICO •.
Desde que en Puerto Rico alboreó la lucha en el campo de la polftica, se determinaron muy distintamente dos tendencias. ~
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Una ·de éstas lo fué la del statu quo, sostenido por el Gobierno y apoyado por el elemento peninsular y un exiguo número de hijos del país. La otra t~ndencia la impulsaba Ja inmensa mayoría de los puertorriqueños, que aspiraban á que su tierra,no se quedara fuer'a del maravilloso concierto de los pueblos libres. Deslindados así l.os dos caminos, al triunfar la Revolución de Septiembre del 1868, vióse á los primeros forcej,ar por el mantenimiento del doctrinarismo, mientras que los segundos empuñaron con denuedo la bandera de la libertad, movidos por el mágico résorte de las esperanzas de redención generadas por aquella gloriosa obra de lo republiCanos españoles. Al año iguiente, es decir, en Junio de 1869, Puerto Ri- ' co, reintegrado en el ejercicio del derecho electoral perdido desde 1 37, por las famosas «Leyes especiales», tomó parte en la elecciones de Diputados á Cortes. ¿Y cómo se verificó aquella lucha en los comiciQs? Pues votando los liberales, UNIDOS, los candidatos genuinamente puertorriqueño ! e re · ·eron elecciones en 1 71, 1872 y. 1873, y en todas encontró e iempte, fundidos en una soaquellas co t' la aspiración y en sólo pensamiento, á los elementos del país, lo mismo pa a nombrar su Senadores y Diputados á Corte , que su'$ representantes. en la Diputación ~rovincial y los Ayuntami~ntos populares. ¿Y á que se debió la victoria de los puertorfiquefios durante todo aquel período? A la .UNIÓN de todo los que á la sazón anhelaban la felicidad de su tierra! Restaurada la Monarquía de los Borbones, se enseñoreó de nuevo la reacción en Puerto Rico, y de una plumada, el Gobernador de la i la don José Laureano Sanz arrebató á los liberaÍes todos los derecho políticos conquistado por el país á la caída de Doña Isabel II, iniciándose desde entonces un período de per5ecuciones contra todos los bien probados patriota . Lo puertorriqueños amante de su país, . que á la sazón constituían la inmensa mayoría de la colonia, siguieron de pié frente á la dictadura sin que las nuevas vicisitudes rom·· pi~ran aquella· UNIÓN que le había hecho fuertes en la pasada etapa de libertades.
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Agrupado de tal suerte los puertorriqueños bajo la bandera de la colectividad liberal, prosiguieron, perseverantes, en la brega por los· derechos públ icós de su tierra, desconocidos ó bm-iados, ora por los' Gobiernos canovistas, ora por los sagastinos, patrocinadores ambos del partido incondicionalmente español, por lo cual, éste; desde el advenimiento de D: AHonso XII, di frutaba siempre, en ah oluto, del favor en todas las esfera gubernamentales. La reacción, no obstante, lejos de entibiar las aspiraciones de los puertornque~os á la vida d~ la libertad, les movió á dar un paso de avance en la senda de us anhelos por al· canzar la mayor intervención en el Gobierno de su país. Este . movimiento fué ~l génesis del partido auto omista en 1 7. ¿Cómo se realizó aq~ellaevolución?Dentr de la concordia y el mayor entu5ia mo de los patriota . La UNIÓN seguía siendo el u tentáculo de lo ideales puertorriqueños! En todos los tiempos y n todos lo pueblos, la aspiración á· la vida de la libcrt· de ca i siempre eguro camino . de muy crueles marguras, para los que con tesón proclaman su dere hos. Los autonomi ta puertorriqu~ño no pudieron u traerse á aquella ley fatal, y los má. denodados ca:~peo nes de la idea redentora sufrieron per ecuciones por parte de los que pugnaban por mantener el tatus imperante en 1 7. Tales violencias llevaron desaliento aJ e píritu de algunos autonomistas pero lá mayoría se o tuvo de pié ante el valladar, y, al calor del cariño á la idea con a rada en Ponce y co ér~ando el vínculo de UNióNque había existido anteriormente, prosiguió laborando por el triunfo de su. causa. Transcurrió una d , cada y en este largo periodo el partido autonomista puertorriqueño estuvo en opo ición á los poderes públicos viéndo e precisa9o hasta adoptar la resolución de no tomar parte, como así lo hizo, en las eleccione verificada dürante algún ti~mpo. El cansancio consig·uiente para un partido que contendía lleva.ndo la LEY, y la LIBERTAD por bandera, y el vacío .que á lo autono1nista hacia el.Gobierno en toda partes, generaron en la mayoría de ellos ~l pleno convencimiento de que era indi pensable buscar en Madrid la alianza con una agru~
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política, y vino el pacto de los elementos puertorriqueños con los liberales sagas tinos. Realizada la conjunción, quedó constituido el partido liberal de Puerto Rico, formado por la inmensa mayoría de l~s autonomistas, y la evolución fué tan fecunda que, á los s1.ete meses de haberse efectuado la UmóN de aquellos organismos., e ~ormó el Mini terio Sagasta-Moret, tpso-facto, el partido Liberal puertorriqueño alcanzaba el efectivo apoyo del Gobierno, rompiéndose así el poder que los incondicionales e pafioles, venían disfrutando desde la caída de la República en España. Por cierto, que el radical- cambio en la política de los Gobiernos de la antigua metrópoli en Puerto Rico, si ya por entonces no hubiera constituido una inmarcesible gloria para los que Ja realizaron y especialmente para el pri1nero de los patriotas puertorriqueños D. Luis Muñoz Rivera, verb~ de· la evolución, seguramente habría ahora que proclamar más alto el patrio ismo de Jos que dieron calor á aquella obra de reivindi ción de os derecho. de los hiJ'os del país al obser- · var lioy qu tre 1 s pocos que combatieron el pácto de los autonomistas con tt partido liberal y fuera del Gobierno, van ahora á inten ar la alianza con el imperiali ta americano. ¿Y cabe pa ngonear lo qué éramos los puertorriqueños el año de 1 9 Yi somos en 1904, de de el punto de vista de los dere~ho dft?tro de la C::onstitución nacional? · El mismo d1a que ·e 1nplantó la autonomía en Puerto Rico, dia en que la luz de la justicia ahogó con sus destellos las ne ·ruras de un pasado de tristezas, la ciudad de San Juan, en la últimas horas de la tarde, presenció un espectáculo hermosjsimo, una fiesta de amor, de confraternidad: la grandiosa manifestación popular en la que e confundían, entre músicas, vítores abrazo , estandartes y banderas los autonomistas de amba rama . E te inolvidable acto fué el corolario de la aproximación de lo dos bando contendiente , iniciada en el palacio de Santa Catalina, con el abrazo entre lo que allí juraban sus cargos de Sec~etario del Gobierno insular, y muchos de los que l lenábamo el salón en que el Gobernador General Macias proclamó la autonomía para los puertorriqueflos. ,
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Debían ap oximarse más en el .camino de la UNIÓN y, á los pocos días, fundiéronse los cuerpos directivos y locales de ambos partidos ·y se constituyó él denominado «Liberal
Autonom' a.» Aún hubo una nota aliente más en aquella labor salvadora de la salud de la patria. Don Manuel C. Román, leader libera.l, fué designado por las directivas de ambas agrupaciones, p~ra la presidencia de1 partido «Liberal Autonomista», y á su casa fué á cumplimentarle una numerosa comisión de los «ortodoxos,» entre' los que r.ecordamos á Fernández Juncos, Barbosa y Ro y, pronunciando los dos primeros, en sus spichs, fra es de adhe ión al presid nte electo, y de impati á la causa co.mún entre la dos fra ciones. Fuimo el único que, .como liberal, pre enciamos aquel acto, y- o declaramos con franqueza-lo juzgamos sincero y expontáneo. Empero, toda aquella tarea en breve resultó un esfuerzo ineficaz. Se había edificado sin base y el edificio se de:;plqmó á los primero rugidos de la nueva tempe tad, que había de dividir otra vez á la familia puertorriquefía: En Ponce centellearon l<>s pri tinos de. tellos del rayo destructor y, al repercutir su eco en Sa~ Juan, se reanudó la contienda f raticida. Y es que la UNIÓN en 1 9 vino del Gobierno Central de Madrid, es decir de ARRIBA. Otra cosa habría sido seguramente á ser producto de la voluntad de los de ABAJO, ósea, del pueolo puertorriqueño! Há do .años, en el mi mo eno de la huestes republicanas resonó, entre resplandores dé víVida luz., la vez de unos patriotas pidiendo á su partido la unión de todos los puertorriqueños para la defen a de us derechos políti os y econó micos. Aquel grito de oncordia quedó ahogado por la pesadumbre de la fuerza numérica, pero el eco escuchóse por toda partes. A lo in ignos patriota don Ro endo t\1.atienzo Cintrón y don Manuel Zeno Gandía, se unió el antiguo batallador don Rafael del Valle Rodríguez, formándose a í el núcleo unionista, · pequefio entonce por el número pero grande por el peo amiento que le impul ·ab . Los toques sonoro del clarín iguieron escuchándose
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llamando á la unión de los puertorriqueflos y, en la asamblea general de los federales en Julio de 1902, ante dos mil de sus afiliados se proclamó, en principio, la reivindicadora solución. Esta cristalización de la voluntad del pueblo puertorriqueño teni.a también su culto en la populosa N ew York, y de allí vino, en Febrero último, un esforzado paladíq.: don Luis Mufloz Rivera. El luchador de todos los tie'mp;os, al arribar á nuestro lar, con convicción y fé inquebrantiables, abogó por la fusión delo elementos republicano y federales, licenciándose ambos partidos para constituir una sola agrupación; y cuando vió impracticable aquella empresa, sostuvo la di olución del partido federal, para que su fuerzas y la · del núcleo unionista fundieran su aspiracione en un ideal común. Disuelto en la Convención del «Olimpo» el partido federal, el Je ttcri. to de la redención política de la colo~ia, y formada l ·Unión. de Puerto Rico,» su bandera ya flaméa gallard ente ismo en ciudad~s y pueblos que en los campos pu ornqu flos. y es que la srniente, regada en lo anchos surcos de nuestra tierra abierta por el arado de la verdad, vá ofreciendo u bien az nados frutos. · ¡Salve. á toqos los que aportan sus esfuerzo para re uperar fa confrat nidad entre todos los puertorriqueflos. •
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(De cLa Corre pondencla de Puerto-Rico.• 1905.)
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'r\i ofrenda al patriota
Cruzábamo pre uro os días pasados, la o:Plaza de Cataluña» y, al encontrarno con un compatriota, nos dijo: «Murió don Julián E. Blanco.»
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¡Pobre ami o! exclamamos. En aquellos instantes, bajo la pesadumbre de la triste noticia, de nuestros 'l abios sal_ió, rápido, aquel concepto. Hablaba sólo . e. corazón ... Pero después, la luz de la reflexión iluminó nuestro pensamiertto y la realidad nos presentó·, escueta, la figura del desap'arecido. Ahora habla la razón, fría, s rena ... ¡Pobre· nó, feliz amigol ' Un bagaje de muchos aflo , una salud perdida ya de anti• • decepcion~s: ,¿hacen halagadora la guo, un caudal de crueles vida? Feliz, í el denodado combatiente, porq e al caer para siempre entre la sombras de lo desconoci o, quedaron egado su doloroso males del cuerpo y del a ma 1••• iemp e que la n1uerte arrebata á lo que dejan tras sí una luminosa estela de benemérita accione , lleaa el ins- · tante de remover todos aquellos hechos que dieron alto reliéve á las individualidades que supieron onqui tar la admi· ración y el car.iño de su pueblo. · Y es que, al exhumar las remembranzas P.e la obr de los que dignificaron á u patria;- siéntese, por conn tura!' .inclinación, el anhelo de reverdecer en el pen amiento aquellas . glorio a manifestaciones del saber, la honradez ó el valor cívico. Por e o lo puntos de nuest~a pluma, al trazar esta línea corren á impul o deÍ pensamiento fijo n la noble labor que o tuvo .don Julián E. Blanco ~n pró del bien general de su paí . Media centuria aportando su e fuerzo á 1a generosa tarea de coadyuvar al progre o moral y material de P~erto Rico, con una fé profunda en los ideales mantenidos, una perseverancia no de :vanecída ni aún por los desengafio y el indiferentismo de los de~ás, un amor por la democra ia ·in debilidad ni doblez.; un desinterés en todo u. mpefio por el bien 0 eneral; he aquí el corolario de la vida de don Julián E. Blanco; he aquí el único patrimonio que d j el infatigable batallador! ... La cristalización de la obra del ilustre pai ano, en e _tos in tantes lleva nuestro pensamiento á la patria, y, con ver-
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. tigiosa carrera desfilan ante nuestra vi ta las pocas venturas y las muchas penas de la isla! Y es que, á través de la senda que recorrió don Julián E. Blanco, resurgen, con alto relieve, la esclav;itud del negro, el periodo revolucionario de 1868, la fugaz República española. La Diputación Provincial con ervadora, los partidos político «Reformista», «Autonomista» y «Unión d~ Puerto Rico,,, la «Sociedad Económica de Amigo del Paí · ,,, la «Sociedad de Agricultores ." el «Banco Territorial,» los «Concursos Agrícolas,» la ampafia contra el «Bill Hollander,> y los periódicos «El Progre o,,, «El Agente » «El Clamor del Paí ,» y la «Reforma A 0 rícola» ... E ta gran suma de inteligencia, vigilias, acometividad y civi mo aportados en favor de la prosperidad material y de la ibertades puertorriquefia , ¿recibieron el merecido ga· lardón por parte de todos lo coterráneos del comlhatiente que acaba de aba-~donarnos para siemp1·e? Triu :ánte la Autonomía en Puerto Ri o en 189f3 fué ario puesto en el Gobierno in ·ular, uo el de ocupa n se Secretan d~l G binete al que le llamaban u eminentes servicios al país(' ¡Así vió nuestro amigo albor ar eatonces la libertad por la que tanto había lu b~ do!. ... Ya en ple a guerra hispano-americana, Blanco l pasó á ocupar ~a Sea etaría de Hacienda, que de empeñó pocos meses, declaralfdo, al renunciar, que la ituación política de la isl era para él «Un lecho de e pina » . la azón no hallábamo dentro del Gobierno 1ilitar. etornó el luchador á su pue to de honor. Alejado de la política desde los organismos económico y en la tribuna de la pren a prosiguió la defensa de lo intére es del pai demostrando una vez más que las fatigas de la matetiia y el e píritu no entibiaban sus excepcionale energía , de una ecu· nimidad in uperable. Debla e] patriota pa ar por una prueba má á su abnegación, y la afrontó con u ingénita entereza. La penuri llamó á las puerta · de su hogar. ¿Cón10 hacer frente á ella? Aceptando un de: tino de oficial de Ja Corte de DistrÜol ... 1 ¡Crueldad del destino! ¡Contraste amargo! Mientras dQn Julián E. Blanco revolvía empolvados legajo en aquellas I
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oficinas percibiendo un modestisimo haber, se pavoneaban fingiendo de grandes patriotas y cobrando pingües sueldos algunos de uienes el queridó amigo fué maestro en las lides politicasl... · Para los que luchan, altivos, por· la patria, el amino del Gólgeta. está iempre franqueado. Por eso don Julián ~· Blanco sufrió la persecución de lqs tiranuelo de la cólon1a, y el desvío de la mayor parte de sus conciudadanos. En la arena del com1'ate s lo vemo~ hoy el cadáver del campeón de las libertades puertorriquefías. No digamo , nó, como el pueblo roma~o cuando en el circo caía un gladiador herido de muerte: « eractun e t.> Sino llevemos á las bl'1nca páginas·de la i toria las virtudes civi a del prócer puertorriqueño, para que ella sirvan de noble emulación y de palpitante é invariable ejemplo .. sí honraremos mejor la memoria del que practicó toda la vida la doctrina de Jesu dsto: «Todos los hombres son libres, porque t.pdo los hombres son hermanos.» 1
Barcelona, Enero 1906. (De cLa Democracia•, de Puerto Rico.) .
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La Revolución de Septiembre El doctrinismo constitucion~l sosteniendo la inviolabilidad de la Corona, la iire ponsa bili.dad de los Ministros aún en las má flagraptes vulneraciones de la Ley, la entralización con sus tentáculos de acero ahogando las funciop. públicas t ·y , c~mo corolario de una tiranía absoluta, el imperio oberano de la fuerza como úni a razón del Estado, hicieron rodar el trono de I abel II. ¿Quiénes realizaron la revo ució~ de 1
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¿Por qué aquel movimiento fracasó? · O'Donnell se. sublevó en 18.54. Prim en 1866, Serrano, Prim y Topete en 1868. 1 Lniciado el últi1no levantamiento en Ja bahía de Cádiz y ven~idas en el Puente de Al colea las tropas que ' apoyaban al Gobierno el 30 de Septiembre las fuerzas victoriosas fraternizaban con el pueblo de Madrid. Derrocada la Monarquía de los · Borbones, se co n~tituyó un Gobierno provisional: á principios de 1869 se verificaron la eleccione para las C.<>rtes Constituyentes, que vJtaron una constitución monárquica; siendo nombrado Serrano Regente del Reino y Prim para la Presidencia del Consejo de Ministros; el 30 de Diciembre de 1870, desembarcó en Cartagena don madeo de Saboya, pagando con su vida Prim la elección del nuevo Monarca; Amadeo abdica y cuando se proclamaba la República, la real familia partió para Li boa, bajo una temperatura glacial, sin que nadie e acerc~ra á República, de pués de tener ~l cuarto presidespedirla; , dente, á onc eses fué se ada ~ flor por el general · Pavía disol · ndo co sus tropas el Congreso Nacional, y por el general. Mar. 1nez Campos que proclamó á Don lfonso XII en Sag~nto; y el entonce Príncipe de sturias entró en Barcelona en}9 de Enero de 1 7-, r cibido entre onmovedora ov:aciones. Así quedó e rrado el lumino o período de libertadep iniciado á la caída de doña I abel I En las prepotentes convulsione políticas, victorio a la rebeli , ganará la democracia, si el movimiento surgió al 1 ca or de la idea redentora del pueblo oprimido. Un levantamiento militar destronó á la hija de Ferman. do VI , de aquel rey que, egún un popular poeta contemporáneo, manchó su trono con eterno baldón; y otra edición militar trajo la Restauración . de lo Borbones, qll¡e ahora, como antes, no ha contado con el afecto del pueblo que trabaja y forcejea para conqui tar un régimen democrático. El ideal de re eneración de España no encarnó, como debía encarnar en la agitación contra Ja reina Isabel. 1 Este hecho es patente. En el país había una gran Suma de inconsciencia y la burocracia lo invadía todo. 1
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De aquí que muchos revolucionários no tuvieran orientación política y que en el nuevo rég_imen la trilogía de Serrano, Prim y Topete llegara á ser una especie de razón , social. Este último vicio de origen se ~freció después-y todavía e observa,-pues gran número de los que hicieron la Septem'úrt'na figuraron en el Gobierno Provisional, en _la Regencia de Serrano, en el de D. Amadeo, con la República, D. Alfonso XII y la Re~enciá de D.ª Cristina, y alguno que otro personaje de aquéllos pasa hoy p0r un fervoroso serví- . dor del nieto de D.ª Isabel 1... · La Revolución sólo puede ser el génesis~e Ja República, porque, la soberanía del pu~blo no se funde entro del molde de la Monarquía. Otra casa representa un olpe de Estado, que derriba hoy lo que maflana levanta. El movin;iiento que se echó por tierra el trono de D.ª Isa-· bel vino de arriba, es decir, de los que conspiraban en los álones de la aristocracia y la burocracia, y de aquí que el triunfo de Akolea no diera perdurables frutos para la causa de los der¡echos del pueblo. . Actualmtnte la revoluctón se amasa en la tribuna .pública en los ta leres y en los clubs, lo que prueba que la corriente avasalladora surge de abajo. En la llamada Fiesta de la . Lt'bertad con que los republicanos de Sarcelona hap conmemorado el 38 aniversario de la memorable éfeméride, hemo oido proclamar, vibrante, vigoroso, el grito de revolu.ción, r.ápid.a y eficaz como la única send:;t para llegar á la República. Y es que los republica· nos e pañoles se van convenciendo que su triunf9 estriba en la razón de la fuerza. Los monArquicos · acogen e ta declaraciones en on de mofa, y las califican de puro verbali mo. Pero no qtro . nos barruntamos que aquí la revolución avanza, quizás despacio, pero con pa o firme y seguro. Barcelona 1 5 octubre. I 906
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Desde el .Principado . de Cataluna Correspondencias especiales para "El Constltúclonal,, de Caracas 1
CUESTIÓN ARANCELARifü-EL PROTECCIONISMO EN ES:lfAÑA.
La cuestión arancelaria es en estos momentos la1 nota · más saliente en la vida económica de E P.aña. Porque las tarifas aduaneras constituyen la ba e y clave del sistema comercial de todo paÍ , y de ahí que la reforma acometida por el Goh ºerno liberal tenga el privilegio de ser el asunto que. hoy despierta mayor interés entre comerciantes, indu~tria· les, agricultores y colectividades de obreros. . En to tiempo tAna modificación de importancia en el Arancel uan , como obra colnpleja y heterogénea, determina las contr,o ersias y antagonismos inherentes á la diversidad de inter<eses que Ja misma afecta; pero en el proyecto que alud1 o , la diferenGias han revestido un caracter más general de tal suerte, que Ja tarea del Gobierno liberal ha levant do no pocas prevenciones y recelo de gran ' parte de las clases productoras nacionales. Esta de agradable impresión tiene palmaria explica ión. A la f rmación del trabajo no precedió el hondo estudio que recl~maba su excepcional trascendencia, no se oyó prévia y d tenidamente Ja opinión de aquéllos de suyo competentes en las materias objeto de la reforma emprendida; no se descartó, por modo absoluto, toda suge tión nacida al ·c alor de ideales políticos ó de escuela económica; el proyecto precipitadamente e votó por el Parlamento y tuvo la sabción de la Corona, y, como secuela inflexible, el nuevo Arancel de Aduanas, desde muchos de sus puntos de vista, es hoy causa de juicios más ó meno acalorados en que campean, ora las alabanzas al plan económico del Gobierno, ora fuertes censuras y protestas por los que lo estiman como perturbador · 1
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para los inter es de los productores españoles, e pecialmente de los industriales. Con arreglo á lo estatuido 'en la · Ley de bases para el nuevo Ar el-que empezará á regir el primero del próximo mes de Julio,-la «Junta de Aranceles y Valoraciones> que funciona en Madrid, ha recibido-para la resolución del Gobierno Central-las reclamaciones entabladas en olicitud de modificaciones en el proyecto. de que venimo ocupándonos. Esta puerta abierta ~ toda las opiniones, ha sido fuente de un cúmulo de reclamacion.e s contra las cla ificaciones, valoraciones y derecho estable idos en el uturo Arancel de Aduanas, formulados por la poderosa o iedad «Fomento del Trabajo Nacional de J3arcelona,» «Ámi del P ís» de v rias pr~vindas, «Círculo de la Unión ~ler antil é Indu trial de Madrid», «Cámara de Comercio», Diput· ione Provinciale , Asociacione de agricultores y otras mu ha sociedade económicas nacionales y algunas extranjeras corno la «Cárna\a Franl;e a de Madrid». Estas expo iciones y los trabajos publicados en la pr n a periódica, en su mayor par.te exteriorizan tendencia como razón imperativa del ü,tema que e mantiene como.do.ctrina económica, ó ya reflejan por modo evidente el píritu político en que e inspiran ó el interés p rticularísimo de re ión ó clase productora. De este cúmulo de ide s aportadas, de esta. ran urna de argumentos en pro ó en contra de Ja reforma arancelaria emprenditl~ por el Gabinete Morét, e dedqcen por ló ica interpretación., dos potísimas conclusiones: el proyecto es bueno ó es malo; España debe ir al libre cambio 'ó al protec· . . c1on1smo. . El plan de que hablamos, al fi.Urrientar como lo hace los derechos de importación, lle ando en alguno casos á establecer ésto con caracter. a i prohibitivo, se encamina á conquistar el último procedimiento como medio-á juicio de los simpatizadore de la reforma llevada á ]a cita_tla ley de ba es para el Arancel,,-de obtener el mejoramiento de la industri nacional. ~ En este movimiento económico, Cataluña e la re ión pe-
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ninsula ·que viene desplegando mayor actividad en la pef~n sa de sus intereses. Y tal acometividad pregona una vez más los grandes alientos del pueblo catalán y su propósito de dar mayor expansión á su, potencialidad productora, cuya importancia se observa tan sólo con expresar que Cataluña posee casi la cuarta parte de las sesenta mil fábricas existentes en la Península, y que su comercio excede de la mitad del de toda Espalia. , En esta campaña se manifiesta en Barcelona una concentración de esfuerzos entre los productores y las clases obreras, las cuales, dando de mano á todo linaje de banderías políticas, hacen causa común con los patronos, lo que atestigua que no se ocultan á las últimas los perjuicios que les ocasionará el nuevo Arancel si lesiona léli vida de la industria de estas provincias. La Ley de relaciones comerciales con las provincias ultramarinas estableciendo el cabotaje-aunque éste en pró de la Península, puesto que los principales productos de aquellas regio s no disfrutaron de tal beneficio-y los conciertos que por nce se realizaron por el Gobierno de España en Europa, seña on en el decenio que terminó en 1892, la tendencia de la p>olítica de nación agrícola; pero la pérdida de las colon1 s, como consecuencia de la guerra hispanoameric:ina, des ó el cauce de tal corriente, desde el momento que el cambi de soberanía venia á herir de muerte un comercio que en 1897 excedió de tre cientos millone , sintiéndose de de aquel acontecimiento la incertidumbre ante las nuf!vas orientaciones planteadas y la necesidad de buscar un resurgimiento económico. España no tiene fas condiciones económl~as indispensa. bles para desempeñar el papel de nación e portadora grande y re i tente. Col) excepción de algunas industrias extractivas, no e cuenta en el mercado peninsular materia aprovechable para alcanzar una exportación de tal alcance'. Los vino aceite-, tejidos y frutas podrán con:tituir importantes factores en el comercio exterior, pero ninguna de estas produ ciones está organizada para invadir nuevo mercados. No se cuenta aqu1 con dilatadas llanura como la de los· Estados Unidos" Rusia, Au tria y Ja Argentina, que. son bhses
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de poderosas xplotaciones agrícolas y de ganadería que les dan una influencia decisiva en los mercados extranjeros. Por otra parte, la emigr:1ción qu.e desall'gra á España, le va privando de fa eficaz función y de Jos grandes núcleos de gentes necesar'os para el desarrollo de J~ industria en general, y tales como lo tiene Inglaterra, algunos Estados de Alemania y· Bélgica. El dinero gastado por E paña en las guerras de Cuba y Filipinas y la pérdida de aquellas i las y la de Puerto Rico, han determinado una profunda crisis en este país, cuyos a pectos más alarmante son: la elevación de los giros-porque le paga España al extranjero más de tresci~tos millones al año-la cri is agrícola, la crisi industr:ial, or la falta cada día del comercio colonial; la pobreza en el nterior, y la reducida esfera del comerc io que e desenvuelve casi dentro de las limitadas necesidades del consumo, como lo prueba patentemente el qu , según 'la estadí ·tica del comercio exterior en e 1 trime tre último y el primero del año anterior, la impor.t ación fué n 1905 de 229.974.348 pes ta y de 242. 754.846 pesetas en 1906, mientras que la exporta~ión ha sido re·s pectivamente, de 1'96.360. 953 pesetas y 222.592.074 pesetas. A las nacione no l ba ta impul ar u indu tria y. u comercio, ino que también e nece ario que su producción ten ·a el con umo que su)mportancia re lama. Uno y otro e fuerzo ti ~nden á e ta finalidad común: al progre o y bieobi rnos y las la e prone tar g neral. De aquí que lo ductoras no deben ver jamá on indiferencia- el que uando el consumo interior no r ·ponde á las exigenci de la produ ción nacional, e bu que l mer ado que brinde la ventaja que aquella produ ión no encuentra dentro del radio en que e de arrolla. e otra uerte, alta á la vi ta el deseta re ·ultanci· de la imprevi ión, la ruina qui librio y tra para , Jo. que acom ti ron 1npeflo inútiles, y el de crédito para el obi rno que .no supo ó no qui o ofrecer su apoyo á lo pro~u ·t re · que demand ron un oncur o eficaz y in ro. Lo: partidario · del plan arancelario q.u e esbozamo. , onptúan como am n~za del <Enano de la Venta, las d Ja 15
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guerra de tarifas internacionales, ante la elevación de los derechos de iinportación en el repetido proyecto. El tiempo lo dirá y ojalá que la obra de] Gabinete liberal · espafiol venga á impulsar una elevada política económica que encamine al país hacia la cultltta y la riqueza nacional. Barcelona, I 7 de Junio de 1906,
van metamorfo eando la faz dé todas las cosas, y dicha rama de la Economía Política no es hoy un _cúmulo de guarismos que nada ó poco significaron.en orden al progreso moraJ ó material dé n pueblo. _ · ' Lejos de esto, por la estadfstica .s~ busca el medio de propagar cual}to se refiere al movimiento agrícola, comercial é industrial, como de las ciencias, las artes y profesiones que se relacion n con los servicios públicos.
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Desde el Principado de Cataluii.a I
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ERIOR DE ESPAÑ'A EN 1904.
Hasta hace pocos afio_s las cuestiones económicas estaban destinadas á desefl:peñar un papél muy secundario en nfateria de funciones güblicas, mientras que las politicas invadían todas las esferas,de la actividad de los gobie~nos y entre las clases que representan las fuerzas vivas del país versales con gran indiferentismo. . La necesidad de llevar el impulso eficaz á la producción y la ~odersa competencia con los mercados del exterior han derivado una transformación muy notable en el aspecto del ·punto que dejamos seftalado, de tal suerte, qu~ en la actualidad la p9lltica económica es para algunas naciones e~ asunto de más saliente observación y estudio, porque e~benden que aquélla constituye el radio ·en que ha de desenvolverse la prosperidad general. . ' En el indif ereritismo con que se veían las cuestiones económicas la esta'd istica era la que llevaba la peor parte, po lo mism~ 'lue lo~ números carecen de incentivo para la ~a yoria de las gentes, pero los tiempos, con su eterna evolución
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Ya que la balanza mercantil de una naci~'r , en punto al · cambio de sus productos con los de los demás ~aíses, es claro exponente de la riqueza nátural de aquélla, de sd adelanto fabril y ma ufacturero· y del cónsumo de mercancías extranjeras, consagramos esta crónica á la estadística comercial de Espaila en el afio de 1904, publicada recientemente por la Dirección General de Aduanas. El importe 'de la exportación de Espafia en el afio antepasado ascendió á 956.687,000 pesetas, mientras que ias importaciones llegaron á la cifra de 955.492,000 resultando á favor de la primera 1.266, 194 pesetas. La parte má importante del comercio n cional con el e~tc.anjero se ha llevado á cabo principálmente en Europa; sigue después, en segundo lugar, América, y en men6r escala con Afrtca, Asia y Oceanía: iendo mayor· el número . de los países importadores q ne los exportadores. Inglaterra, que tiene la primacía en la exportación, ompró artículos españoles por el valor de 309'7 millones de pesetas, é importó 173'2, ó ea una diferencia en beneficio de Es pafia por 188' 4. A Francia le vendió E pafia 2f2, millones de pesetas y se le compraron. 143~4, lo que arroja una diferencia de 69'4 para la exportación de Ja segunda. ' Italia exportó 41 'h millones de pesetas, é importó 25'4 siendo la diferencia de 16' 1. Gibraltar adquirió productos españoles por 7'2 millones ~e pesetas, importando sólo ert la Península por valor de 10,000 pesetas .
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JOSÉ O. DEL VALLE
Dinamarca, en su tráfico con Espafia, nos ofrece los siguientes guarismos: 5'3 millones de pesetas llevados de aquí, y trajo á los puertos espafioles 2'1, con diferencia en contra de aquel país por 3'2. A Servia y las posesiones inglesas ~emite Espáfia pequefias cantidades y de aquellos puertos no reciben absolutamente nada. Cuba, ocupa el primer lugar entre las naciones americanas en lo que se refiere á las exporta~iones espafiolas. Exportó de aquí 80'5 millones de pesetas, y sólo mandó mercancías por 4'5, lo que acusa una difencia en contra de aquella isla por 76. México adquirió de lo mercados españoles productos por 13·9 millones de pesetas, y aquí se recibieron por el importe de 3'4, con la diferencia de 10'4 en favor de los prin1eros. La República de Uruguay consumió 5 millones de pesetas de productos peni.nsulares, mientras que de aquí se le compró por recio de 4'4, lo que arroja 568,000 pesetas 9prode rl , Colombia e barcó n los puertos espafioles artículos valorados en 4'1 millonf! de pesetas, y sólo vendió á éstos por 462.000 pesetas, '(esultando 3'7 millones en beneficio de Espafia. } Chile co.mpró en Espafia por valor de 4 '5 millones de pesetas y únicall)~ nte le vendió 1'0. · A Bolivia sólo envió España productos, imporlantes 20 000 pesetas y de allí trajo por valor de 1,500. L~s colonias francesas de América consumieron ,000 pesetas de artículos espafioles y de ellas se trajeron aquí por el importe de 10,734. El come1·cjo con Santo Domingo llega á 364,000 pesetas de exportación enpañola, por 15,%2 de importación de aquel país. , . El ,cambio con el continente negro nos da las siguientes cifras: Argelia adquirió generos espafioles por el precio de 6'3 millon s de pesetas y trajo aquí por 3; Túnez llevó de la Península 224.000 pe eta y le vendió por 141.000, y Trfpole compró al mercado es pafiol por valor de 16.417 pesetas sin vender nada á Es pafia.
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Dejamos ra citados los países que h~n comprado más que lo que le han endido á Espafla en el afio de 1904. Ahora pasamos á ocuparnos de aquellos mercaqos que, por el contrario, han. re.tpitido más productos á la Península que los que ésta los ha expedido en el mismo período. · . Entre la naciones del continente europeo ocupa el pri~ .mer lugar el imperio germánicó con una importación en Espafia por 93'6 millones de pesetas y una exportación de aqui por valor de 44'8, ó sea 48'7 en contra dP. la balanza mercantil peninsular. ( Rusia consumió mercancías espaflolas por valor de 2'5 millones de pesetas, mientras 'que introdujo en este mercado productos irrlportantes 53'1, resultando 50'G á favor del imperio moscovita. Como Finlandia forma parte del mismo y figura con título aparte en la balanza de que venimos ocupándonos, h.ay que agregar que aquel gran ducado mandó á' Espafla artículos por 3'2 millones de pesetas mientras que sólo adquirió efectos españoles por 200.000 pe~etas. . Portugal 'mportó aquf ~ercancías por 43'3 millones-de pe~etas y exportó 40' 1, con diferer.cia de 3'2 en pro de aquel pa1s. Bélgica mandó á España 34'6 millones de pesetas y .compró.27'4, ósea una diferencié} de 7'1 en favor de la primera nación. ~ Suiza impor.tó en la península géner valorados en 18'5 millones de pesetas y exportó solamente 947,000 pesetas, lo que acusa un beneficio de 17'5 en favor de la ConfederaCión Helvética. . Los noruegos reIJ1itieron p·r oductos á Espafta por 14'4 millon~s de pesetas, y consumieron artículos peninsulares en la cantidad de 2'9, r.esultaado una diferencia de 11 '4 como be· neficio de aquéllos. Suecia arroja un tráfico de 9 millones de pesetas, de las cuales se gastaron en España 1'2, por lo cual los suecos salen beneficiados en 7'8. d. ~os ~éneros austriacos se trajeron á Espafla por la suma ~ 8 6 millones de pesetas, mientras aquella nací sólo com-
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pró aquí por valor de 3'4, lo que da una diferencia de 5'2 á favor de la producción de Austria. La Turquía en su tráfico con Espafla quedó beneficiada por valor de 5'4 millones de pesetas, pues vendió aquí 6'6 y únicamente compró l '2. Ru~ania nos ofrece las cifras siguientes: ·6 millones de pesetas importe de sus mercancías y 11,197 pesetas como valor ele las adquiridas en este mercado. Bulgaria remitió productos á la Península por valor de 2'9 millones de pesetas, sin haber comprado nada aquí. De recia se re ibieron géneros por el valor de 243.000 pesetas, mientras que Espafla sólo le vendió ¡13 pesetas! Las colonias danesas en Europa mandaron 2 millones de · pesetas en bacalao sin que España le vendiera nada. Lo E. ta dos U nidos introdujeron en este mercado por valor de 102'2 millone~ de pesetas y de aquí se llevaron gé- · neros por 27'6, con diferencia, por tanto, de 74'5 en beneficio de la Repúbli norteamericana. En la rica Sud, la Argentillfl es la· que tiene el tráfico tná im rt~nte con Espafla, remitiendo á ésta producto por 27'7 millo~es de p~setas, y de la Península compró por 24'2 ó sean 3 4 en favor de los argentinos. El Bra il in1po tó 7'3 millones· de pesetas en café, y la exportación ~pañ la llegó á 1'8, lo que acusa una diferencia de 5'4 en pro de quella República. enezuela exportó para este mercado 6 millones de pesetas en cacao y café principalmente, y compró articulos españole or 1'8, quedando así beneficiada aquella República en 4'1. Del Ecuador llegaron café y cacao estimados en 3'9 millones de pesetas, y de . aquí recibió mercancías por sólo 617.000 pesetas. El comercio con ·Guatemala fué de 1'4 millones d~ pesetas por su importación en España, contra 140.000 pesetas á qu~ ascendió el valor de las mercancías peninsulares. El Salvador envió á Espafla por más de 1'3 millones ae pesetas en aflil y café, mientras que únicamente compró aqul géneros por valor de 133.000 pesetas. Los productos de las demás repúblicas que arribaron al 1
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mercado penins lar no alcanzan á 1 · millón de pesetas por cada una de ellas, pues á Perú le cor.r esponden 761.000 pesetas, 456.000 á Costa Rica, 408.000 á Haitl, 175.000 á Paraguay y 92.0ócr á Nicaragua . .La expor-tación espafiola fué de muy escasa importancia, porque las ipercancias llevadas de aquí no llegaron á 300.000 pesetas para ninguna de estas cinco repúblicas. A las colonias danesas y 'holandesas no les vendió Espa· fia, siendo insignifi~a¡ite eJ valor de los productos que aqui se le compraron. Las colonias inglesas importaron en este mercado cerca · de 6 millones de peseta y adquirieron género espafioles por valor de 1. 985.000 pesetas. Puerto Rico importó aqu(5'5 millones de esetas, y sólo compró 3'2 á E paña. De las colonias inglesas del A ia introdujo Espafla mercancía con un precio de 46'6 millones de pesetas, mientras qué lc:t exportación penin ular fué de 2'2 millones, por lo cual resulta una diferencia de 44'3 en favor de aquéllas. Filipinas mandaron productos importantes· 15 millon~s de pesetas y E pafia les vendió f0'5. Pe China arribaron al mercado espafiol por valor· de 2'6 millones de pesetas contra 63.000 pesetas comprados á Ja Península. El Japón nos ofrece una .exportación de sus productos por 605.000 pesetas) por 160.000 á que alcanzó el precio de le que compró á España. Siam importó aquí 565.000 pesetas, sin importar nada de este mercado. Lo últimQ ucedió ~on Arabia que importó en Espafi.a por valor de 408.000 pesetas. . A Persia tampoco le vendió nada este mercado, pero en cambio mandó á: él ~rticulos por 150.000 pesetas. E muy in ignificante el ' cómercio con las colonias francesas y holand sas del Asia. La colonias holandesas de Oceanía importaron en el mercado peninsular por valor de 1.557.000 pesetas, sin compensación ninguna para España:. A las inglesas se le vendió aquí por valor de 281.000 pesetas y de aquel paf se trajeron
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á la Península productos por la cantidad de 1.881.000 pesetas. Del continente africano debemos citar lo siguiente: Egipto mandó géneros por 11 '6 1nillones de pesetas, y sólo fué de 108.151 pesetas la exportación espatiola. A Marruecos se mandaron productos peninsulares por 1.119.000' pesetas, mientras que de allí vinieron por la suma de 7'6 millones. Las colonias francesas é inglesas remitieron escasas cantfdades, y las portuguesas importaron en este mercado por valor de 931 .000 pesetas, sin que Espafia haya tenido compensación alguna e.n el comercio de su.exportación. Octubre de 1906.
Desde
de Cataluiía ·'
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Correspond~ncl•
especiales para ( "El Constttuclonal,, de Caracas
EMIGRAC Ó
DE ESPAftA.-LOS QUE SE VAN Á LA REPÚBLICA
Aij.GENTINA.-EMIGRANTES Á OTROS P.A1SES.-INDIFERENCIA DEL GOBIERNO ESPAÑOL.-LO QUE NO SE HACE ANTE ESTE PROBLEMA. SOCIAL.
Como secuela inflexible del istema constitucional imperante en Es pafia y, por otra parte, el escaso vuelo que han tenido sus fuerzas viva · por el apego· de la mayoría de los productore á los aflejos procedimientos descartados ya por las corrientes de la constante evolución, la vida humana en · esta nación viene girando desde hace algunos afios en la esfera en que las dificultadés de todo linaje constituyen un
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irreductible obst culo para muchos de los que aspiran al ex.pansionismo de su actividad é inteligencia, como medio de alcanzar la satisfacción del just9 bienestar. y ante er alestar que palpita en la vida económica y poli.tica del ptiís, nacla más lógico que el que observa esa perspectiva, abandone el suelo nativo en busca del trabajo que su patt:ia no le brinda, ya que en la lucha por la existencia el hombre no puede permanecer en la inactividad, que es signo de criminal indi!erentismó y de miseria, Abierta la válvula de la emigración, se inició en la clase proletaria, después se extendió á ·todas las profesiones y, por último, se presenta· hoy arrancando de sus ho~áres grandes contingentes de un mismo pueblo, villa ó ciudé\d. El éxodo que arrastra, en masa, á los habi~antes de una población, rlo sólo comprende a·l jóven SfinO y lab0rioso, sino que también arrebata á ancianos y niños, es decir, lo mismo á elementos útiles que inútiles para el trabajo, lo cual constituye un caso de graves perturbaciones sociales y econó.m1cas. A propósito de este último hecho, vamos á .citar, en primer lugar, lo ocurrido recien~mente en l3éjar. Es ésta · ~na ciudad de poco más de doce mil habitantes y, á la vez,. abandonaron la población la cuarta parte de ellos formando SEISCIENTAS FAMILIAS! ..•
El triste espectáculo de Béjar va sirviendo de ejemplo en otras cbmar~as, pues la población de Villanueva . del Conde se ha decididQ ya á trasladarse á los paises americanos, y un grupo de pueblos de Catalufla, no pudiendo explotar s l industria por falta .de vias de comunicación, se han dirigido al Gobierno Central solicitando se les. haga un .camino, y que de no realizarse esta obra de utilidad general se alejará de España. El caso de Béjar y de Villanueva del Conde no es nuevo en la historia de la emigración espaftola, ya que en Octubre del afio· pasado, desde el pueblo de Boada en la provincia de SaJamanca, s elevó una in tancia al Presidente de la Ar· gentina, en cuyo·escrito el .médico titular y secretarios del Ayunt~miento y Juzgado municipal, por sí y á nombre de ·todas la& cla~es trabajadoras, pidieron se les facilitara el pa-
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saje gratufto c~n destino á aquella República. Boada es una villa de 1.146 habitantes. y se halla á 24 kilómetros de Ciudad Rodrigo y á uno de la estación del ferrocarril de Salamanca á 1 frontera portuguesa. Al examinar las cifras que , arrojan los datos .más feha.! cientes de la emigradón de Jos espafioles, obtenemos las siguientes en los dos últimos afios:
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En 1904. En 1905.
59.128
Esta corriente emigratoria se dirige, en primer término, á la Argentina, después sigue el Brasil y, por último, á los Estado Unido , Puerto Rico, Filipinas y Costa Rica. La Argentina, á la que, después de los Estados Unidos, acude el rnayor contingente de emigrantes europeos, se llevó de Espafia:
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32.247 44.068
Según un infor- e del jefe de la oficina de emigración en la Argentina, dur te el primer semestre del afio actual, entraron en aquell República 91.000 personas, de las cuales· 23.936 procedían qe Espafia. Para el Brasil embarcaron 3.921 españoles en 1904 · y 13.700 en el afio de 1905. Con destino á los Estados Unidos, Puerto Rico y Filipinas s lieron 1.348 espafioles en 1904 y 1.345 en el próximo . · pasa do afio. Para Costa Rica la emigración fué insignificante, como también la de Cuba, Méjico y otras repúblicas latino-americanas; nb habiéndose podido constatar los antecedentes sobre los e pafioles que salíeron para el segundo pu.oto en los expresado petiodos, debido á la falta de regi tro de emigrantes para Ja República cubana. Los guari mos ·consignados proceden de noticias. suministradas por Consulados y empresas de vapores; pero nt
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unos ni otras ueden dar las cifras exactas, si se tiene en cuenta que un 30 por 100 de emigrantes embarcan á última hora ó clandestinamente. Una esta:~stica publicada por el Gobierno de la Argentina, expresa el que, desde 1857 á 1903, han llegado allí. e.m_iO'rantes espafioles en número de 411,903, cifra que, á 1u1c10 de algunas personas, pu~de elevarse hasta un millón, ya que la maypria de los que embarcan para allí no solicitan la ayuda de aquel Gobierno ni se,inscriben en la Legación y Consulados de España. Queda demostrado que la emigración de los hijos de esta ' tierra adquiere cada día mayores propqrcione , y como Jas causas eficiente del hecho no sólo subsisten ino que tienen trazas de tomar mayores vµelos, obvio es el e perar que siga acreciendo el éxodo de los espafioles. ¿Y qué ha hecho el Gobierno nacional para contrarrestar.. esa sangría suelta que va agotando su potencialidad de trabajo? Nada eficaz par~ contener el mal; pues lo mismo co~ servadores que liberales, á su paso-por el Poder, han visto con marcado d~sdén. cómo se despuebla la Península de elementos indispensables para ~u progreso moral y material. Distinto aspecto ofrecería este probleinc¡t social, s~ er Gobierno midiera serenameflte la gravedad que entraña la emigración de los espafioles. Entonces, si en vez de recargar las contribuciones sobre toda la prociucción nacional, la protegiera y eximiera de ella á las pequetias propiedades, como se hace en Inglaterra, los Estados tiidos norteamericanos "y o ros países; si antes q~e estancar el tabaco, las cerillas, el azúcar y la sal, fomentara el desarrollo de la industria y del com rcio; Y si, además, abordara resµeltamente la. construcción de caminos y otras obras públicas, la emigré\ción desaparecería de aqui en plazo no muy lejapo, porque amparadas la producción y el trabajo del proletario, p.oc,a s personas cruzarían los ma· re en pos de un bienestar dudoso, pue el que tiene seguro el pan en el suelo en que nació no va á buscarlo á otras regiones. . . ¡Rara coincidencia(. Los Estados latino-americanos, al recibir en su seno el esfuerzo de los emigrantes espafio·
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les, progresan ayudados por el trabajo de los ciudadanos de su antigua metrópoli. El contraste es por demás singular. , . ,
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Desde el Principado de Cataluiía , . Correspondencias especiales para "El Constitucional,, de Caracas
UN DEBER
' ~SFACCIÓN.-QUIÉ:&° ERA FEDERICO SO-
LER (SERAF1N P~l'-ÁRRA). -MANIFESTACIÓN CÍVICA. -SE DE CUBRE EL MONuMENTO.-LOS DISCURSOS.
Rendir home je de carifto y admiración á los conciudadanos que honra on á su patria, es un deber para todos los Ptleblos que se ompenetran de los grandes merecimientos conquistados por aquellos que dejaron tras si la luminosa estela e una obra digna de emulación y de imperecedero recu~rdo. Este tributo apareja una recompensa; la satisfacción. del deber cumplido. Porque, al realizar la ofrenda , ex· penmentamos profundamente el placer de haber podido dar un testín1onio de gratitud al que supo glorificarse y giorificar á su país. Por otra parte, los pueblos que consagran el nombre del conciudadano qu se elevó del nivel común por sus singulares condic'ones, contribuyen á proporcionar una saludable en eflanza para las futuras generaciones que en una estátua ó un lienzo, hallan siempre la figura de una personalidad ej~mplo de nobles acciones.
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. Por es Barcelona, al in~ugurarse el miércoles pasado el mo~umento á Federico Soler (Serafín Pitarra), ha cumplido un sagrado deber y sentido un'a safisfacción inmensa, atestiguando ~si la ciudad que, lejos de olvidar, anhela perpetuar la memoria de aquel1os de sus hijos que concurrieron con su esfuerzo al progre~o de la cápital de Catalufla. . Federico Soler, genial y' fecundo . poeta, escribió, entre otras, las composiciones «El baster del Esquirol» cEls companys de Sertori», que le dieron nombre co o cultiyador de la poesía lirica. Dui:-ante dos generaciones l t~atro fué cam· po de acción en que Pitarra dió pruebas de su talento, laboriosidad y patriotismo, alcanzando lo. mayores aplausos desde cLa Esquella> y «Las Joyas de la Roser:., hasta cCér· col de foch> y con sus obras festivas el público tuvo siempre una explosión deregocijo. En las tareas de Federico Soler no sólo encontramos al distinguido escritor, si que también ellas revelan los entusiasmo del que sueña con una patria grande, pues fué ferviente- propagador. tle las letras r~giona· les, como poeta y como periodista, y cábele así mismo la gloria de crear el teatro catalán. Como político vióse al insigne escritor luchar por la libertades de su país, recordándose como demostración de su entereza, el que cuando en 1868 'el coode de·Cheste le ordenó redactara en catalán una proclama .c ontra la revolución, e· n~gó á tal exigencia, no obstant los halagos y amenazas .que le hizo aquel ·general.
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Alboreó el dia 26, fijado para la cívica fiesta y, desde las primeras hora de la ma'fiana, la ciudad ofrecía el inusitado movimiento que precede iempre á las grandes manifiestaciones populares. Por las Ramblas-invadida siempre por una inmensa multitud, que de afia la lluvia el frío ó las bombas explosiva -se hacia dificil desde Ja diez el paso la mucha gen-
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A TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
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te· que se encaminaba á la Plaza del Teatro, para preSenciar . el hom~naje á Federico Soler. ,, A las once era inajestuoso el aspecto de la plaza y sus alrededores. En los balcones, azoteas y en lá calle la concurrencia lo ocupaba todo, alegre é iII?-paciente.' La temperatura suave y el sol con sus resplandores de oro daban viva tonalidad al hermoso cuadro. Pocos momentos después, descendió por las Ramblas la manifestación cívica organizada en el Palacio de Bellas Artes 'y en la Plaz~ de Ca~alui'la formada por las entidade~ y Asociaciones artísticas, politicas y recreativas barcelonesas, ostentando sus banderas y estandartes. La parada abría la marcha precedida de los batidores de la guardia municipal y el pendón de la ciudad; segufan los catalanista y republicanos on sus bandera y estandartes, y las c misione de autores y actores, cerrando la manifestación la Comisión Ejecutiva del monumento y D. Ernesto Soler de las C sas, seo-uidos de la Banda Municipal.
*** La tribuna i stalada al lado ·izquierdo de la estátua fué ocupad.a por los ip vitados, teniendo la presidencia el alcalde de la CI_,,udad, señor Sanlleh y, estando á su derecha é izquierda, respectivamente, áon Ernesto y dofia Blanca, hijos de don Federico Soler. El sei'lor Gómez del Castillo leyó el acuerdo del Ayuntamiento de Barcelona, adoptado en 17 de Mayo de 1896 para erigir l,ln monumento á la memoria d.el creador del teatro .c·a talán. El secretario de la comisión ejecu~iva de la estátua dió conocimiento de a Memoria en que se expresan los trabajos hechos para la organización de la obra. ' Después D. Conrado Roure, en nombre de la comisión hizo entrega del monumento al Concejo Municipal de la ciu~ dad, diciendo de Pitarra cfué un ejemplo de la cultura cata-
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Acto seguido el alcalde tiró de un cordón y cayeron fas 1
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cortinas . que uorian ]a estatua, que fué saludada por las banderas y atronadoras sat:vas. de aplausos. Los artistas que había en la tribuna · del cTe~tro Principal• arrojaron gran c~tidad ffo s. La banda municipal y otra situada frente al mismo edificio interpretaron alegre~ marchas. . Pasaoos a·quellos instantes en que la figura de Pitarra conmovió bpndamente el alma catalana, el alcalde p~onun ció sentidos conceptos encomiando la obra del insigne escri· tor, elogió al artist~ Querol áutor de la estatua, y concluyó diciendo: cEste monumento, expresión de la más justa y legítima fama, seguramente será respetado y e sqstendrá siglos y no le destruirán cambios, evoluciones y evuluciones que puedan venir, mientras -se conserve la le ua catalana y mientras . e conserve como se ha conservado hasta ahora, desde tiempo lejanos, el modo de pensar y de sentir de· Barcelona». Despué del alcalde, habló D. Ernesto Soler de las Casas expresando sa gratitud á todos los que han coadyuvado á que se.levante el monumento á su padre, y, . al termii:iar su discurso; di@ ,un viva á Ü'<:ttaluña, que fué contestado con gran calor. . · El al alde exclamó: ¡Gloria á Federico Solerl A seguida desfilaron las ociedades y comisiones, y el elemento oficial se dirigi~ al Ayuntamiento, en donde se -disolvió, dest>ués de breves frases del alcalde significando su agradecimiento en nombre de la iudad. Barcelona , al erigir el monumento que hoy se yergue en la cPlaza del Teatro,» ha cumplido un deber Y, ha experimentado la satisfacción que siente todo pueblo que sabe estimar y perpetuar su~ glorias. ~
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de Enero de 1907.
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La Autonomía del T ransvaal 1
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La democracia universal ha conql!.istado un lauro más para u gloriosa hi toria. Inglaterra ha dado un nuevo y bellísimo ejemplo de · su políti a altruista. L Cámara de los Comunes de Londre., por una abrumadora mayoría, ha aprobado el proyecto de la Con titución autonómica del Transvaal. Del imperio de la fuerza se ha pa ·fldO al i•nperio de la razón. La políti a absorben te y rea ionaria que o tuvieron Balfour · Cha1nberlain, queda hoy de dibujada Rnte la genero a obra de Camphell-Bannerman. El paí~ do1ninado por la acción de las arma exp rirn nta hoy lo beneficios de la libertad qu arrebató la o-u rra. o e cabal la satisfación al pueo o gu up pelear d nodadamente contra la nación má podero a del ,. undo pero del e tado político que allí impu o el venced~r al ocurrir el de a tre, se 11 a a hora á un régimen qu erá secruramente brillante aurora de paz ·moral y de riqueza mat ria l. . Cuando Inglat ra arro.jó obre el Tn:tn. v· al todo el terrible poder de la armas, el mundo ió on profuhda impatia la cau a de aquella República, .. .on odio á l na ión invasora. Al ser ven idos lo qoer , aquel de afecto al imperio británi o e a --recentó más y má y en Ja prens~ periódica se e ta1np<1ron lo má duro anatema ontra el Gobierno de I~glat rra. Pero por lo mismo que enton e e produjo aquel movimiento de indi na ión ontra la ná ión que hnbia aplastado á un pueblo pequeño , n, da más lóoico qu olvidar hoy la condu ta de lo que mantuvieron aquella . ituación de fuerza rutal para dar paso al contento que produ e el acto de ju ticia realizado' por la Cámara d lo · Comunes de Londres y que e con a -re el de agravio á la nación que tan pronto ha re tifi ado aquel pasado error-.
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JOSt G. DEL VALLE
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Inglaterr en esta ocasión da ·una prueba palmaria de que sigue siendo un pueblo que e inspira siempre en las grandes enseñanzas de la IJistoriá, que Cicerón sol de la . ' elocuenci , gigante de la idea, JJamó tan acertad<1mente la cmaestra de la vida». De aqui que al perder el va to territorio en que hoy se levanta la República de los Estados Uni· dos, dió la autonomfa al Canad", que e siente orguJloso en formar parte del imperio británico; y que convencida de que la libertad es el tná perdunrble lazo de unión entre la metrópolis y sus colonias, 1:ia llevado á é ta todas aquella reformas económicas y políticas . ompatibles con el progreso de cada una de ella . · · Esta política de elevadas 1ni1·as contra t y contrasta hoy on la que iguió y igue Espafta, pues á e a nación por su especial misoneisnw- que egún Lombroso es el apego á todo lo tradicional y caduco- vióse]e perder uno á uno todos los territorios que fonnan el continent latino a1nericano , y , no obstante 1 de membración de parte tan valio a de lo dominio. e pé.1,ñole en el nuevo mundo, pro jgue con tenacidad la política de aquellos virreinatos gcneradore de la idea del separatis1no; y á lo pooos afios de la independen~ia de la vasta región sud-americana, e de ir, en 1 7, quita á las ntillas su representa ión en el Parlamento nacional .Y estab!ec~ por la Constitución las «leye.s especiales» para las prola cuale , según la opinión de Argüevincias ultramarin lle :r Olót'aga, «no se debían ni podían gobernar lo mismo que las demá de la nación». La re ültante de aquel i tema· no tardó en presentarse. uba se levant.ó en armas en 1 y al volver de nuevo á la rebelión en 1 9 , surgió el onfticto hi -pano-ameri a no que dió al tra te con el. re. to del imperio colonial e pañol en mérica, más la pérdida -Oe las islas' Filipinas. Caro y muy caro han pagado los gobiernos e pafíoles la política que sustentaron en materia de colonización, porque nadie. o ará neo-ar que Ja autonomía aplicada oportunarIJ.ente como regimen para Cuba, Filipina. v uerto Rico habría indudablemente con tituído un vínculo de eterna unión entre la metrópoli y aquellas isla . ~ Empero tan dolorosas lecciones toria, parece •
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que no hablan al espiritu de los hombres que influyen hoy en la Mona1'·quía de Alfonso XIII, pues inspirándose en un patriotismo verbalista y lírico y en una politica de convencionalismo personal mantienen una férrea centralización en ' , Madrid, y á la solicitud de Catalufia para que se la dote de un Gobie o local propio, al que ' tanto derecho tiene este Principado, por su cultura y progreso material, responde el Gabinete liberal promulgando leyes tan antidemocrátkas como la d Juri sdicción Militar, que es una amenaza constante parJ la prensa independiente. 1
Agosto e 1906.
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veota del. café
La venta del café en Barcelona viene siendo objeto de una expoliación al públi o consumidor, la que vamos á exponer sencilla y laramente, para que así nadie se llame á engafio y el pagatj . no tome «gato por liebre». Desde fecha ya muy remota, el café de Puerto Rico se abrió amppo mercado en España, y de tal suerte el aromá· tic o granopuertorriquefio fué conquistando fama en la Pe~n ula, que ·u importación, que en l 70 fué .de 2.068,547 kilos, llegó en 1897 á 6.853,694 kilos, con un valor de 17.819,604 pesetas. 1 . Y no se arguya que el café de Puerto Rico se cotizaba en el último itado afio á un· ba ·o precio, porque, por el contrario, entonces se vendía en la isla, por extremos de c1ases, de 2 á 85 ¡pesos; es decir á un precio mayor que el que hoy alcanza en manos de los importadores.
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JosE
TRA.VES DE DIEZ ANOS
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DEL ,VALLE .
Si bien e cierto que la cesión' de Puerto Rico á los Estados U nidos, como consecuencia d~ la guerra hispanoam~ri cana de 1898, debía determinar una perturbación entre las relacioné comerciales de la Península y aquella colonia, esto en manera alguna puede justi.ficar el hecho que exponemos en las presentes lineas. Desde el momento que en Puerto Rico dejó de flamear la bandera- roja y gua Ida, sus productos, en vez de arribar á Espafia con las v~ntaias arancelarias de"que gozaban á su entrada en ella, vinieron á tener el carácter de estranjeros, y el s:afé puertorriqueño, desde luego, debía adeudar los mismos derechos de Aduanas que el inipuest al procedente de · los demás países. El café de Puerto Rico no ha desmerecido en su bondad, que le dfó tanto renombre y cuyas excelencias pregonaban hasta popularlsimas zarzuelas como El Certamen Nacional, y toda vía en toda España tostad eros y colmados, al exponer eu sus vitrinas las muestras del repetido grano, colocan invariablemente-y con rarísima excepción-este letrero: o: Café de Puerto Rico». . . S1 este producto es hof, como lo era antes, de tan buenas condiciones; si el público lo compra y bebe por tal~ y si, por otra parte, se encuentra s.ujeto á la misma tarifa de Aduanas y gastos de entrada que el similar que se consume en el mercado sepafiol, ¿cótnQ es que aquí los arribos del café puertor.rtq~eño ~an siendo menos de día en díá? y corrobora esto último en q_ue .la gran impo~tación del café de Puerto Rico en 1 97, se redujo en 1904 á 2. 93,282 kilos, y el año·próximo pasado ha descendido ákilos l. 944,418. Si á estos antecedente se agrega el que sigue decreciendo la cantidád del café puertorrique,fio que se compra en el mercado espaflol, no es aventutado el afirmar que en no lejano dia se traiga á E paña sólo un centenar de quintales del fruto de los cafetale ' que eternamente verdean las colinas de Yauco, Lares, Utuado, Ciales, Maricao, y sin que deje de figurar aqui, impertérrito, en tostaderos y colmado , á guisa de burla al públi o consumidor, el letrero «Café de Puerto Rico>. ~ Esto no es una paradoja. Es un hecho ta
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somete al ~am1z de los guarismos, que con su incontrastable fuerza sien~an la ver~ad de las cosas. Producir mucho y barato es el dest"derattt1n de los norteamericano~, y el Brasil, en punto á la producción cafetera, por lo que~ ve, se ha acomodado holgadamente dentro de la tendencia conómica yanqui. De aquí que en aquella Repú · · blica latina no se preocupan de mejorar adecuadamente el cultivo y la industria de su café; pero, en cambio, esta dejadez contra ta por manera notable con el.aumento maravilloso que al f va teniengo la produción de su café. De los lÉ.100,000 sacos 133 libras que se han cak.ulado como producción del café en 1904, diez y medio millones se fijaron al 1rasil. ¡Casi dos terceras partes! Y si se toma en consideraci n el desarrollo creciente que en aquel país sigue ofreciendo ~a explotación de su principal riqueza,. la baratura de terre~, s y jornales y la inmensa extensión del territorio brasile~o,-próximamente e 1 del continente europeo -colígese qiue la p oducción cafetera del Brasil aumentará de día en día, e ales pro orciones, que su ~otencialidad en los mercado de t el nl do será una amenaza muy terrible para los paises que ~ v~n en el fruto similar. España ~s uno de los mercados predilectos para el café, especiahnen e de las e ases más selectas, que han sido siempre las recilJidas de P~ rto Rico, y en el porvenir constituirá la P~ninsulal un impo tante factor en el consumo de la aromosa y. cont?rtante bbbida, pues los arribos del grano acusan un extraordinario aumento, como lo justifica el que en el seme tre e Enero á Junio del año en curso, arroja una importaci0n e 7.775,815 kilos contra 6 y 5 millones, respecti amente, egados en iguales períodos de 1905 .y 1904, ó sea en proporción de más de un 50 por 100 de aumento en dos años. C adyuva también á este creci~nte consumo de café, las sofisticaciones y precio del chocolate, clásica bebida española que jamás faltaba aqui en el desayuno; pero que ~hora sólo va á la mesa de los ricos, que son los que pueden pagar la pas a de subido valor, pues la m yoría de las gentes - y desde luego la clase proletaria- toman el café, 6 lo que creen que es café. · Y sentam s esta última afirmativa porque en Barcelona
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vienen siendo artículos de comercio y se venden en las tiendas llamadas herborister~as, la a·c hicoria y similares (¿?)con esta isma denominación figuran en los estados de impo~tación formados en ·las Aduanas,-aquélla en polvo y en hoJas procedentes del exterior ó como producto nacional. Con estas tóxicas nocivas á la salud, no es extraño que se ofrezca café á ¡15 céntimos la taza!... · · Las ventajas del mercado espafiol para el brasilefio, claro es que no po_dían pas~r inatdvertidas para el gran coloso de la planta rabiácea, y de aquí que á la Península extendiera , ª . co? 1nteré , el radio de su comercio caf~ero, con tan feliz · éxito para aquella República, que u imp rta.ción de caf en España ha alcanzado .en el semestre últi o la enorme cifra de 3.031,034 kilos, es de ir, poco meno de la mitad de todo el traído por este mercado en tal período, una mitad más del correspondiente éll primer semestre de 1905 y más del ,triple · del que arroja el mismo período de 1904. . Enhorabµena. que el Brasil , como pueblo que procura el expansionismo para el desarrollo de us fuerzas· vivas, busque en todos los mercados lu 0 ar para u poderosa prodÚcción de café; pero lo que no es justo es que, á la sombra de la fama universal que tiene el de Puerto Rico, se venda el fruto braileño, que es muy inferior, c~mo procedente de aquella isla, que es selecto, con grave perjuicio así para el público consumidor" (D: cEI Liberal .. , de Barcelona. 1906.) I
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La Restauración de lós Borbones La po1itica nacional de España ofrece hoy el cliché ya de sobra obligado en fuerza de er conocido. E s en g eneral alg o a f como el cinematógrafo en que desfilan las pelf ulas con sucesos ó personas exhibido repetidas vece Y de tal suerte esta normalidad ha ven· y r eflejando ·
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los destib 's de este país, que el marasmo dominante parece signo rev~lador de un quietismo que va. aniquilando de día en día las poderosas energías del espíritu público. Este cÜadro de negras perspectivas, el desalientq de los que pugnan débilmente para sustraerse de la vorágine á que se ven arr strados, el malestar, en suma, que flota en la atmósfera Id mismc!> de la ciudad que del campo, es producto, de la idiosinc ·acia del temperamento de la raza latina; es la causa eficient de una acción casi siempre opuesta á la corriente avasalladdra de la evolución onstante como medio. seguro de progie~o y de bienestar general. Derrocada la República en España, por el golpe de Estado del general Pavía atacando con sus tropati el palacio de la ~epres9ntación Nacional, y proclamado Rey D. Alfonso XII en Sag nto el 29 de Diciembre de 1874 por la brigada Dabán, eoinandada por el general Martinez Campos, cerróse aquel p~ríodo de libertades, abierto por la triunfante Revolución d~ S~mbre, tan fugaz como efímera para la vida de las instiltuc~ ráticas en la peni'nsula ibérica. Que la estauración d la Monarquía no había de dar óp· timos frutos en el cami o de la felicidad de Espafía, en breve se evidenc· ó por el ~sarrollo de la pQlítica iniciada desde entonces por los altos poderl;s de la nación y que todavía gravita como ~nmenso biok sobre las justas aspiraciones de este puéblo á overse dqntro de la luminosa esfera de la civilización, géne is y fuerza motriz del mejoramiento social en todas sus malnifestaciones. Al adv~nimiento de D. Alfonso II al trono, se formó un Gabinete conservador, bajo la presidencia de D. Anto· nio .Cánovas del Castillo, jefe á la vez de este partido, que mantenía bandera de la reacción como verbo y esencia fundament les de los derechos de aquel Monarca. En 187 reuniéronse los antiguos constitucionales, los que eligieron por jefe á D. Práxedes Mateo Sagasta, acordando · reconocer fa legalidad existente y adoptando en su programa polític~ la Constitución de 18 9 para «democratizar> la nueva monarquía; pero aquéllos, movidos por los estímulos de la ansiebad del Poder, en 1879 se transformaron en partido fusionis a, con D. Práxedes á la cabeza y aceptando la
Constitución 'de 1876, que los mismos tanto habían combatido al discutirse en el :Parlamento. Los si astinos no tardaYon en Jlegar á los Consejos de la Corona, y desde entonces-con más ó menos normalidad- e inició y se ha seguido, de hecho 1 .como práctica constante , la t~oria de los dos partidos de Gobierno, que, según la opinión pública, sigue en vigor con arreglo al «Pacto del Pardo», y conservadores ó fusiQnistas vienen ucediéndose en el Poder, con la excepcióR del Gabinete Posada Herrera en 1 3 representando la izquierda liberal dinástica, que desapareció en embrión ante la enemiga de {fánova y Sagasta. ¿Cómo ha subsistido este usufructo del oder público en· tre los dos partidos monárquicos, llegando á repre entar un perfecto vis á vis dentro de una institución in verdadero arraigo en el país? La anterior interrogativa tiene sencilla contestación. Porque la Monarquia, como fuerza suprema y soberana, es un poder que se impone á toda . función del ciudadano en la vida pública. Y no surgiendo el Estado del ~eno de la sociedad, vive en completo djvorcio con Ja Nación, por lo cual, aquél, lejos de ser el amparo del derecho de todos los ·ciudadanos, actúa asi siempre como poder o~nímodo. ¿Cómo ha podido y pueden hoy conservadores y liberales monopolizar el Gobierno durante tantos años? Pues por la voluntad Real, u!los ú ot os van á los Consejos de la Corona, y después se hacen de la mayoría que nece itán en lo Cuer- . . pos Colegisladores, de donde résulta, que el Parla1nento, en vez de ser un instrumento fiel y legitimo ·de la Nación, lo es del Gabierno, que cuenta con una mayoría que maneja á su antojo ..De aquí resulta que el Parlamento no repre ent á la Nación y es .esciavo del Poder. Y cuando no hay arlamento que discuta y Gobierno que solo eje ute, los derechos públicos son una ridícula tarsa para lo ciudadanos.
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*** El militarismo, fuerza siempre contraria á las corriente · democráticas, que en tiempos de Dofia I abel 11 se llamó Narváez, Espartero, O'Doru 11, Prim, S ano, de de la
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Restaur ha tenido sus campeones en los Generales Martíne Campos, Jovellar, Blanco y Primo de Rivera, y después en Polavieja, Weyler, Azcárraga y López Domin,guez, in~uyendo por manera deci ivc:i hasta en las Jnás altas cue tion~s de Estado, especiamente el del golpe de Sagunto, llam~~o l«el Gene~al. de las corazo~adas«, porque con el predorrun10 de su valimiento en Palacio c.aían ó subian Jqs ministerios canovistas ó sagastinos. Que sta preponderancia sigue sintiéndose aquí, lo pregona el que hace ochó meses la oficialidad del Ejército en Barcelona d~struyó dos talleres de periódicos, y después se ha • promulgado la Ley de jurisdicciones, que es una espada de Damocl~s contra la p~ensa independiente.
*** Al ad en1m1 nto de·D. Alfonso II, las insurrecciones de ano determinaban un a unto de verdadera carlistas y transcendenc1 rala ación española. El Gobierno de Cánovas lle~ó á lograr l~ az en la península y en los campos ( de Cuba. Entrelambas c estiones, la segunda entrañaba la extraordinaria1graveda de constituir el problema colonial de Es· paña, planteado e términos de suma importancia desde que, la derrota de los ~spañoles en Ayacucho, ocasionó para la Corona d~ Castilla la pérdida definitiva del continente latinoamericano. El pa~o del «Zanjón» fué sólo un paréntesis abierto en el proceso de aquella contienda. . . . La ide separatista surgió de nuevo, más vigorosa, á los ocho años; porque el mismo obierno de Cánovas-especialmente el r:µinistro de Ultramar Elduay'e n-faltó á las conceiones, bifin pequeñas, por cierto, hechas en aquella alianza á los cubano , y lo sucesivos Gabinetes conservadores ó liberales perduraron en los procedimientos reaccionarios que habían ge erado la rebelión en la isla de Cuba. Verdad es que, por fin, el G'a binete Sagasta-Moret otorgó el régimen autonómic1> á las Antillas españolas; pero la rectificación de anejos errores, la reparación al derecho conculcado de ague-
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llos pueblos, llegaron tarde, y Cavite y Santiago de Cuba cerraron, quizás para siempre, el hermoso periodo de gloria . ·que inicia on la generosa Isabel I y el insigne Cristóbal Colón. !Jarcelona, Julio de 1906.
Lo de
l~s ·~egros de Puert~ .Ri{.o
En algunos diarios de esta ciudad se han publicado telegramas que hablan de un complot de negros contra blancos · en Puerto Rico. La noticia, asi, escueta, ha causado la impre ión consiguiente, y hasta una acentuada alarma eo algunas familias puertorriqueñas y espafiqJas que tienen parientes en aquella i la. Ante este efecto y como, por otra parte, la fantasía, en su raudo vuelo 1 no sólo crea hechos á ve es inconcebibles, si que también ve con vidrios de aumento aquellos que determina°' una fuerte pr~sión en el espíritu; nosotros, por ser puertorriquefios y como · conocedores de la vida moral de aquel pueblo, vamos á exponer·, sincera y claramente, los comentarios que nos ha sugerido la grave noticia de la rebe. lión de los negros de .Puerto ~ico En la isla jamás ha existido una lucha de raza, ni aun cuando los negros eran escla"'{os, y por eso, al decretarse la libertad de éstos en 1 73, no hubo siquiera una agresión con· tra los esdavistas; verdad es que los puertorriqueftos no fueron partidarios de la servidumbre de aquello infelice , co.mo lo corrobora el que, ante la Comisión de 186 , presidida por don Antonio Cá:novas del Castillo, los representantes de nuestro país señores do!1 José Julián Acosta, don Segun- · do Ruiz Belvis, don J. Zeno Correa y don Fran isc·o Mariano Quifione~ solicitaro ·abolición d esclavitud.
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No es lógico tampoco el que los menos intenten destruir á los más, puesto que la isla cuenta con cerca de un mil1ón de habitantes, de los cuales, sólo el 6'30 por 100 corresponde á los negros, que, aun sumados con los mestizos Hegan al 38'20 por 100 de la población total. ' Los negros puertorriqueilos son en general muy dóciles fieles y hasta cariñosos con los blancos, de suerte que n<J e~ factible en manera alguna el que en aquella región haya surgido un levantamien~o como el anunciado en los telegramas de referencia. ' Además, la situación política de Puerto Rico no prestaría favorable ambiente al hecho de que habl,amos, pues el p~ís está generalmente. satisfecho de la Administración pública, desde que figura al frente de ella Mr. Winthrop, Gobernador e:vil, llegado allí hace ya cerca de tres afios, probando plenamente la existencia de la paz moral que reina en la isla, la circunst ocia de que, el día de las elecciones generales verifi as en Noviembre último, no hubo un solo de orden ni un t ido, o obstante toma~ parte en la contienda más de 100.000 el,e ctores, por lo cual los jefes de los partidos polificos dirigieron cartas de felicitación al coronel d<: la Policía insular, por la conducta imparcial de este cuerpo y el que, al arrib r á 'Puerto Rico el Presidente de los Estados Unidos, ob uviera un entusiasta recibimiento por todas Jas c)ase soci les, sin que hubiera una sola queja contra el Gobernador Winthrop. Por últi o, no tiene explicación el descontento de los negros puertorriquefios, desde el momento que disfrutan todos los derechos poJiticos y civiles de que gozan los blancos allí. Juzgamos, por tanto, injustificada la alarma producida por los telegramas que comentamos.
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Fraudes e café de Puerto Rico en Barcelona AFIRMA EL SEÑOR DEL VALLE QUE SE DEBEN «A LAS TAHONAS .. EN DONDE SE PREPARA LA ESTAFA.-EL PUEBLO E PAÑOL ESTAFADO Y ~L PUERTORRIQUEÑO EMPOBRECIDO '!
PARA QUE ENGORDEN UNOS CUANTOS PILLETES.
Barcelona, Noviemb Señor Don Manuel Zeao·Gandia.-San
(De cLa Vanguardia• de Barcelona, 17 de Enero de 1907:)
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Mi querido amigo: Ha Jlegado á mis manos su carta del . 30 de Septiembre último. · Ante todo deseo consignar el vivo testimonio de migratitud á Vd. y ~La Correspondencia de Puerto Rico», por su felicitación y las frases bondadosas que sirven dispensarme por el pequefiísimo esfuerzo~ que vengo apor'tando á la campaña iniciada y mantenida en ese diario en contra de los ·fraudes y engafíos de que es objeto el café puertorriquefío. Yo no podia hacer otra cosa que secundar la noble empre• · sa de V d., porque con ella se persigue no ya una mera conculcación del derecho, siño que se trata de un.a estafa que va encaminada á destruir la industri~ que representa uno de los factores ·más salientes en la riqueza material de nuestra tierra. En el · ~rtículo del popular di ari9 de Vd. que lleva por encabezamiento «La Agencia Comercial y Emilio Zola,,, se estampan estos conceptos á propó~to de las diligencias hecha en Barcelona en defensa del citado fruto: ¿Qué ha pasado desde · e~tonces hasta ahora? ¿En qué estado se encuentran esas gestiones? ¿Ha st'do posible hallar una pi'sta de este ile gtti'm:o negocio? · Ante estas interrogacione~, nosotros que hoy, como antes, hemos sentido alientos para no formar parte del montón y V d. lo t ahora á colade los románticos de que ha
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senvolvimiento una acción desarrollada con madurez y la energía que reclama la amenaza que pesa sobre la vida de la riqueza material de esa isla. De aquí qu nosotros, al comenzar nuestra tarea, publicáramos en «El Liberal» el articulo «La venta del café:o, para después dar. á luz en la prensa periódica otro escrito demostrando 'iue el fraude se debla muy prz'ncipal11ien.te d las tahonas que. funcionan en Barcelona, las que preparan el café brasileño, pa1 a luego llevarlo al mercado como . producto de Puerto Rico. ¡Estupenda paradoja! En Españ.a, sin el cafeto, hay tahonas para preparar el café natural ni más ni menos que si en Puerto Rico; en donde no se cultiva la yid, hubiera la industria de fabricación de lo$ famosos vinos Bor eaux ó Rhin, teniendo po base el vino omún de Italia 6 la península espafiola. Pasemos ahora á examinar el otro aspecto del pleito de «La Correspondencia de Puerto Rico;!> en Barcelona. Nos re: ferimos á la denuncia hecha en su articulo <.: n fraude >, sobre el contrabando de café, como procedente ~e esa is1a, en· tre esta ciudad y el mercado ~ubano. No es esta parte la peor de l.os ili itos negocios llevados á cabo aquí á la sombra de la ju ta y añeja fama del café puertorriqueño, en razón á que el buen éxito del expre· ado articu1o ha debido cortar tan esca·ndalosa especulación, si se tiene en cuenta el efecto protJucido ahí y en Cuba,. tan pronto salió á luz el escrito «Un fraude», como tambié n las gestiones realizada n · arcelona en opo ición al aludido ~ontrabando. Sentamos e t~ últin1a afimación ,. por que nosotros, al reproducir la denuncia á los señ.ores Cónsule generales de los Estados Unido y Cub.a, logramos interesarles en nue tro · favor, pues ambos dieron cuenta d ~ l he ho á sus respectivos gobiernos, y, aden1á , el firmante dió onocimiento de todo á una autoridad de la Haciend~ pública de ste Principado. Aqui debemos hacer una aclara ión. En la información que usted publica, bajo el rubro de «Colosal stafa on el café de Puerto Rico», se copian algunos párrafos de la comunicación que el cón~ul Mr. B. . Ridgely dirigió al Secretario de Estado de su país, de los que aparece que éste reéi-
ción-.,el insigne Zo1a, no nos dormimos en las pajas, y, en corroboración vamos á contestar á sus preguntas, respondiendo así al grandísimo interés con que «La Correspondencia de Puerto Rico» viene sosteniendo esta fecundí¡l labor. Se cruzó, por lo que se vé, el número de su diario que publicó el referido artículo y el de cEl Liberal», de est'a ciudad, en que dimos á luz el titulado La venta del café», tr,abajo en el cual, con datos estadísticos, hemos demostrado la producción é importación del café del ~ Brasil en España; la cantiqad (6.853.694 kilos) de este grano que antE.s se traía aquí procedente de Puerto Rico; y la cifra que actualmente se recibe de esa isla·, á fin de sentar, como secuela, el hecho insólito, inaudito, de que en la Península, en tostaderos y colmados, se fijen carteles y etiquetas pregonando el café de Puerto Rico, n1ientras que en ningún establecimiento se encuentra anuncio alguno del café del Brasil, cuando, por ejemplo, dhrante el año 1905 los arribos del segundo, que es inferior, fueron . 2.261 kilos y de 1.044.418 kilos los del primero, muy s e · r a otro, ó ea la importación de aquella República 1ná de tres eces sobre la de nuestro país. En los grandes m rcados en que domina la fiebre del negocio de moment , pasan inadvertidas generalmente hasta · 1as más repugnantFs especulaciones, porque el comerciante el industrial sólb se ocupan de realizar la operación que Juzgan má ventaijosa para su intere es, y el público no se dá cuenta que es la principal víctima de los egoístas de mala fé. D~ suerte, que el fenómeno que dejamos apuntado habri:l. seg ido deslizándose entre las sombras, á no .s er que nosot.ros, movidos por los estímulos de la campaña de «La Correspondencia de Puer~o Rico», y con a1gún espíritu ob ervador, al notar el intrínguli de que es objetó nuestro café en este mercado, buscáramos y diéramos al público de esta urbe barcelone a, la clave del engallo porque venía pasan~o. Un negocio ilegal, bien combinado y ya de algunos año de exist ncia, no se destruye, in pronipttt, como se extirpa un tumor, por lo cual, para combatir con el mejor éxito la ilícita e pecula . . ión con que e maltrata la industria cafetera puertorriqueña, pre iso e hace, como V d. aconseja, el de1
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TRAvts DE OIEZ
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bió la carta que inserta en su informe, «de un comerciante amerÍcano que reside en Barcelona temporalmente.> En esto hubo desde 1uego un error, pues nosotros no somos ni nos damos trazas de ser comerciantes, si bien nos tenemos por americanos y la carta citada es la misma·que escribimos á Mr. Ridgely y que insertó «La Correspondencia de Puerto Rico> en su edición de 23 de Junio último. · Ya que tenemos en pie y como punto de inmensa trascendencia para la vida del café puertorriqueflo, el funcionamiento de la~ tahonas existentes en Barcelona, estimamos que s~ hace indispensable todo linaje de esfuerzos que tiendan e\ evitar en cuanto sea posible esa sofisticación. La conveniencia de la empresa salta á seguida á la vista. Hace diez años Espada era el primer mercado para el café de Puerto Rico, y aún el afio de 1903 04 ocupó el segundo lugar, lo que de~uestra que la Península ha sido y es el principal mercado para nuestro · selecto grano, por la razón potísima de las ntimas relaciones comerciales que durante cuatro siglo ostuvo esa tierra con su antigua metrópoli. Palmario e e los ales arraigados no se desentraftan en un momento, pero . ºnnegable.que una eficaz propaganda en la prensa periódica\ y ante las Cámaras de Comercio, con~erenc ·as públicas la constante vigilancia del movimiento mercantil habrán e coadyuvar en gran parte á derrocar el ilícito negoció. Esta ·inspección debe extender su esfera de acción d otros mds únportantes mercados de café puertorri'queño en Europa1 tales como Francia, Austria, Alem nia, é Italia, en que nuestro producto tiene ya una legendaria fama y que hoy nos compran, por lo menos, las nos TERCERAS PARTES del grano que exportamos. Además, si bien es cierto que los Estados Unidos nos.van comprando cad:;t dia más café vamos perdiendo-y perderemos del todo en plazo más ó menos corto-el mercado cubano, reducido en 1903-04 á me1ios de la ·mt.'tad de la suma que le expedimos en 1897, y á menos de la tercera parte de lo correspondiente al afio de 1896. En otra ocasión le informaremos de la gestión que vamos á emprender ante Ja Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de esta provincia, como as1m1smo le expon-
dremos las obs vaciones que hemos· practicado del costo del café hasta su embarque en Puerto Ric~, todos Jos gastos que tiene al llegar á este ·m ercado,.las cotizaciones de los importadores y lós precios de los colmados y tostaderos, para que,' eón tales antecedentes, se vea lo qu~ ganan en Barcelona los que e~eculan con el café puertorriqueño ó llamado puertorn:queño. ' .Y como esta carta vá tomando muy extensas proporciones, hacemos punto final y se despide de V. hasta otro día, su afmo. amigo y compatriota.
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(De •La Correspondencia de Pu ·rto-Rlco.• 1906.)
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Los escandalosos fraudes del café TAHONA
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«.k.L ESTILO DE PUERTO RICO. Y GANANCIAS DE
IMPORTADORES, TOSTADERO
Y COLMADOS.-E
IMPERIO-
SAMENTE NECESARIO SO TENER A ENTE EN NUEVA YORK Y EN EUROPA, QUE VIGILEN LOS FRAUDES Y DEFIENDAN EL CAFS PUERTOR~IQUÉf¡O.
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. . El azú ar de cafla encontró en la remolacha un forffii, able competidor en Europa, y determinadas las clases de uno y ' otro prod~cto, la competencia se desenvuelve dentro de límites ya conocidos. . No debia suceder lo mismo con el café. En el antiguo continente no puede lograrse el grano, porque el suelo no se presta á la vida vegetar de la planta, pero se acudió al ilicito negocio para explotar la industria. En España, según hemos podido comprobar, la sofisti.cación llega al grado 1nds escandaloso. En algunos tóstaderos de café, a'l hacerse la tor.refacción del grano e me{J·cla con ciertas grasas, que adhiriéndose á éste le defiende
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bastante del fuego, lográndose así una ventaja positiva en el peso del producto, que cuando se tuesta desprovisto de toda otra substancia, merma de 22 á 25 °/0 según sea fresco , . ó seco; Establecimiento conocemos á donde se ha ido ofrecer el polvo «de higos tostados mezclados con esencia de ca/é ,,. lo que justifica la existencia aquí de esta especulación. En cfertos colmados se vende el café con una mita'd de polvo de achicoria, mezcla que es de rigor en hoteles, restaurants y cafés poco escrupulosos con el público. ¿Se quiere aún más? Pues hemos. visto una muestra de café en granó de ¡cartón! .... Pero dejando á un lado esas adulteraciones, muchas de ellas de pequetla monta y de inevitable realización, vamos á ocuparn0s de las que llevan á cabo las tahonas que funcionan en Barcel na, ya que este aspecto del asunto que analizamos es el que por manera más directa, clara y gravemente perjudica el café uertorriqueño en esta ciudad. U na vez e obse amos la existenci'\ de las tahonas, al buscar la causa erad a de la dis.minución de las importaciones de Puerto Rico n Espatla y especialmente en Barcelona-mientras que seguía en tostaderos y colmados pregonándose el café de esa tierra·,-emprendimos la tarea de inquirir la form'l en que se llevaba á cabo el engatlo, por lo cual vamos ' á C<j)inpletar hoy la información que se relaciona con esa i'ndustria. Las tahonas para la preparación del café natural en la Capital d Cataluña no son nuevas, pues de alguna data su funda~ión de 9 á 10 años. El valor de una de ellas se estima de 10 á 12 mil duros. Puede en un dia lustrar hasta 200 sacos de ·café y cobra por esta operación á 4 pesetas los 100 kilos. En el establecimienJo se recibe y entrega al peso el grano, pero si se tiene en cuenta la cantidad de la materia que ~ntra en la coloración del producto y el que, parece, que éste se moja en la tahona- cosas ambas que aumentan el peso de lo entregado,- infiérese la pingüe ganancia que realizan estos especuladores, gan,ancia qut'sds 1nayor que la obtenida por los conzerciantes en los 111ercados de origen. Como estas tahonas no pueden aplicarse al café que
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arriba á Espafla ya escogido y lustrado, se dedican á la preparación del grano ·procedente del Brasil que llega aqui sin pasar por u a ni otra operación; café que, después del procedimiento indicado, pasa al mercado para hacertompetencia al buen fruto sitnilar importado de Puerto Rico, Venezuela ó Guatemala. A · propósito de los perjuij:ios que )as tahonas hacen al grano puertorriquetlo, nos dijo el dueflo de un tostad ero que, en Abril y Mayo último~, el cnracoliHo. de esa isia se vendió á igual precio que el Y auco, en razón á la lucha que tuvo con el de la misma clase del Brasil, lustrado aqu'. De otra suer~ el café brasileño, por su ·nferioridad, no podría sostener, con éxito fa.vorable, la c mprtencia que . mantiene ~n contra del producto similar que, como el de Puerto Rico, cuenta con una atleja y universal fama. En apoyo de estas aBeveraciones, bástanos consignar aquí la cotizac'ón en Ja .semana pasada del café del Brasil y de nuestro pai . Este ha alcanzado el valor de 26 á 30 pesos por extremos de clases, mientras qqe el primero se ha, vendido por los importadores de..22 á 25 pesos el quintal de kilos 41 '600. Claro es que no tpdos los importadores del café de Puerto Rico en Barcelona, reciben también .el del Brasil para hacerlo luego preparar en las tahonas. Un buen número de dichos receptores no compra el grano brasilefío, ó si lo adquieren lo. realizan en la tnisma forma en que les llega, porque como comerciantes de buena fé sirven el ·genuino producto puertorriqueño, insustituible siempre pai;a aquellas personas conocedoras de nuestra exquisita bebida. Estos tmportadores escrupulosos se van penetranpo de los perjuicios que les ocasiona el negocio de las tahonas, pero no basta que aisladamente se pronuncien contra tal especulación, sino que es necesario el e ;fuerz o común para combatir el enga1'io. El café viene siendo un articulo de grandes ganancias para los·que lo venden dentro de los mercados europeos. Los que lo importan de Puerto Rico, lo adquieren allí por el pe.so de 46 kilos el quintal mientras que a:quí venden éste á razón de kilos 41 '600, con lo cual el tor obtie esa ventaja 17
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que 'sumada á lo demás que le dá el sobre precio, arroja un buen beneficio. Lor tostaderes y colmados, que venden el café al natural ó tostado-con ó sin sofisticación-á fé que hacen su agosto en la venta del producto, pues la verifican por libras de-400 gramos, que es lo que tiene esta nledida de peso en Barcelona 13 mil 045 por ciento menos que la castellana, y á los siguientes precios: el grano crudo á pesetas 2 el cara,olillo; á l. 75 el Yauco; y 1.60 el de Hacienda; cobrando por el tostado á pesetas, 2.75 el caracolillo; 2.40 el Yauco; y 2.30 el de Hacienda. Este subido precio se observa también en el mercado francés, pues el consumidor ha pagado allí el año pasado el café de 6.50 á 7 francos por la primera clase y á 4 francos por las inferiores. Por cierto que tal encarecimiento ha · sugeriGo el proyecto de estancar la venta del caí é para abaratarlo. En 1905-06 se han importado al1190.985,000 kilos, correspondie o 2.191,000 á Puerto Rico. Cuba, ue hasta 1895 adquiría la mayor cantidad del café que se expo .' a en uerto Rico, no sólo vá rápidamente emancipándose de , estro mercado, sino que intenta establecer competencia al grano puertorriqueño en Europa, pues dicha Rep 'blica manda anualmente 7 .000 libras de 111:uestras de cajj al exterior, especialmente para Francia y España, que soq hoy en este continente los principales consumidores de nclestro fruto. Cuba puede llegará conquistar un buen puesto como región cafetera, pues la isla tiene más de 60, 00 caballeria de terrenos susceptibl s de dar sobre diez millones de quintales, del que podria enviar la mitad á Europ por su ~uena calidad. i añadimos, por último, los grandes esfuerzos que están realizando los productores y comerc~antes del café del Brasil- que cosech más de las dos terceras partes de la prod_ucción total en el mundo- para mejorar el cultivo yalcanzar mejores precios, y el que e insiste en la constitución del tru t afetero en Europa, dedúcese por manera evidentísima la necesidad en que se encuentra Puerto Rico de mantener, con perseverancia y energía, lo mismo en los Estados Unidos que en el antiguo continente, toda acción que ·
G. DEL VALLE
tienda d'col ar el ca/é puerto'l'riqueño en las mejores condt'ct'ones para sostener at'rosamente la fuerte competenct'a que le han creado los deníá.s paises productores y los mercáck>s consumidores. · La conveniencia de esta obra de acometividad es patente á los ojos del más miope. El café ha llegado á representar las dos terceras partes de la producción de Puerto Rico y como la ·población del interior es de cerca de 400 niil habitantes, preciso es convenir en que el aromático grano es e 1 factor más importante •en la riqueza general de la región y la única fuente de trabajo para los que en el aislamiento de las montañas, no pueden gozar de la prt>s~éridad alcanzada en el litoral con el azúcar y el tabaco. ) ,
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Enero, 26 de 1907. (De ,La Correspondencia de Puerto Rico•. 1907.)
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Los progresos de Puerto· Rico I
' CARTA CONSTITUCIONAL" DE LA ISLA.-GOBERNA:DOR, CONSEJO EJECUTIVO Y LEGISLAT~A.-DEP~RTAMENTOS GENERAl.ES DEL GOBIERNO.-REPRE NTANTE EN EL CO GRESO N¡\CIONAL.-TRIBUNALES DE JUSTlCIA.
Si Espafia, al descubrir y conquistar, á Puerto Rico, Ilevó allí con la l;>and.e ra su raza y civilización; si en aquella isla existe un contingente de espafioles, que por su númeroquince mil-y acometividad desempeñan una importante función en la 'vida moral y material de la región; si las manifestaciones del progreso, como principio universal, extienden u aampo de acción en todos los . .pueblos; i en Ja contie.nd~ que realiza Cataluña para conquistar la expansión de sus fuerzas
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TRAVÉS DE DIJ~Z AÑOS .
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vivas, alguna significación tiene el estado actual político y económico de la antigua colonia espatiola; y si, además, por la febril inf.ormación europea, Puerto Rico se halla ignoto para el movimiento general del viejo continente, parécenos . oportuno el aportar á estas Jineas los rasgos distintivos del adelahtamiento que se viene observando en nuestra patria, si pequeñísima por su periferia geográfica, grande para los que como nosotros le consagramos un recuerdo imb9rrable. · guisa de antecedente, preciso se hace que apuntemos, siquiera sea en ligerísimo bosquejo, el «status» político de Rico, factor indispensable en el medio en .que los pue.. Puerto blos desenvuelven sus energías de todo linaje. Por virtud de ]a ley Foraker, el Congreso de los Estados Unidos llevó á la isla el Gobierno civil en Mayo de 1900. Según esta Carta constitucional, los hijos del país adquieren Ja persor;i .lidad jurídica de «ciudadanos de Puerto Rico:o; la re· . gión tiene un Gobernador civil, que á la vez asume el mando de las fuerzas de mar J tierra; un Consejo Ejecutivo, formado por ~n~ie~bros, n~mbrados por el presidente de la Repúbhc~ cu es, cinco por lo menos, serán puerto· rriqueños, cuyo cuet o desempeña las funciones del Senado durante el período egislativo, y una Cámara de Delegados compuesta de representantes elegidos cada dos afios por sufragio uni vers l. , El citado cbi 1> estatuye la constitución de seis departa• mentos generalts, que son: · Secretaría de Puerto Rico. • Justicia. Hacienda. Interior ( bras públicas). . Auditoría (Fiscalización de toda la contabilidad de la isla). Educación (Instrucción pública en general). La Legi latur~ del paí votó una' ley creando un nuevo departamento, llamado Consolidado, estableciéndose que debe estar dirigido por un consejero puertorriquefio, y del que e·desprenden los ramos de Sanidad, Beneficencia y Pri- . iones. Cerca del Congreso de los Estados U nidos tiene la isla un comí ionado, elegido por ufragio popular por el periodo de
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dos afios, teni ndo 7,000 dollars como gastos de representación, pagados por el Tesoro nacional. El delegado puertorrique.fto- es también vocal ~el Comité de asuntos insulares del Congré o. Los tribunales de justicia están formados: por una Corte Suprema,· éompuesta de cinco magistrados, nombrados 'por el presidente de la República: por tiempo indefinido .Y que basta ahora van siendo inamovibles, teniendo los amencanos dos puestos y tres. los puertorriquefios, de los cuales uno ocupa la presidencia def Tribunal: por siete Cortes de distrito (Juzgados de l.ª instancia), servidos po.r un juez, un fisca~, un secretario y un «Marshalh, siendo des1g dos los dos primeros por el Gobérnador y con la aprobación del.Consejo Eje· cutivo, y los segundos por elección popular por el ~lazo de cuatro añbs; por Juzgados municipales, ~legidos los 1uece.s y secretarios también por sufragio popular y por el refendo· período de cuatro años, y4 de Juzgados de Paz en las ciuda· des de San Juan, Ponce y Mayagüez y en los pueblos en que no existen los·Juzgados municipales. . . Existen en la isla el Jurado y ante los T.ribunale . superiores además de las apelaiciones ordinarias, pueden interponer~e el cinjunction», el «habeas corpus» y otros procedimientos de carácter sumarísimo, que tienden en mucho caos á la más rápida y fácil apl~cación de la ley. Para coadyuvar á estra misma finalidad, se han suprimido el papel se· Hado las Escribanías y l~s procuradores, siendo libres en ' , toda la isla el Notariado, ejercido.por_ los abogados y notarios.
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II INSTRUCCIÓN PÚBLICA. - OBRAS PÓ'BLIC
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. DA PÚBLICA DE LA I LA.-PRE UPUEST . GENERALE .RENTAS
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TRIBUCIÓ
NAL.-EL ORDEN PÚBLICO.- LA VID
INMUEBLE Y PERS MUNICIP L.
Las reformas introducidas en la instrucción pública ,no ofrecen claros signos de un saludable progreso.
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, Á TRAVtS DE DIEZ A~OS
Jost
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Exi ten una Alta E cuela, tres Indu triales, una Normal se reó el afto pa ado una de rtes) Oficios y se trabaja para el e tablecimiento d la Universidad en la isla, para la cual e ha on truido el edifi 'io que ha de oc.upa,-·. De de ha e ei afto 1 Te oro insular paga todos los a to á uno veinte jóvene pobre' que cursan estudios unier itarios en lo E tado. Unido . El nombramiento del profesorado de primera en~efianza e pote tativo á una Junta municipale , designadas cada do afios por elección popular. E ta escuela on mixtas, siguen los métodos educativos de lo Estados U nido - que son fiel reflejo de lo alemanes é in le e - y la cla e , n u di tinto grados funcionan bajo la dire ión inmediata del maestro principal de la mun1 ipalJdad y de lo in p tore de di trito. La en eftanza es obligatoria y absolutamente gratuita, in lu o ~l ga to de libro ) fectos de escritorio. En 1. 0 ulio de 1 9 existían en la isla 554 e c.u elas con 25, 44 al no att.:.iculados, guarismos que el 2 de Mayo último, e d cir, ocJib aftos después, se elevaron á 1,276 y 5 , 7, ne pectivantente. Para~elame e á la difu ión .de la en eftanza escolar, se verifica la evolu ión n la obras públi as. El impulso r alizado n pro de e ta rama importantísima .. de la dininistr ción lo atestigua el sólo hecho de que la isla ténía 2 kiló~tros de carreteras en 1 97, cifra que·se eleYó á 5-l en 1904 ) para el año en curso lle an á 805 los kilómetros en e tado de on ervación, habiéndose votado un e pré tito por la Legi latura jnsular para dar fin al plan . general de amino en toda la región, · El obierno nacional viene auxiliando á las obras pública del paí pues el afio último votó '300,000 dollars para levantar un edificio en el que se instalarán la Aduana, ·Correos la Corte judicial federal, en San Juan, y el Congreso de los Estados Unido acaba de fijar la suma de 757,500 dollars para el dragado de la bahía de dicha ciudad. La higiene ·pública e uno de los en1peños realizados en Puerto Rico en la etapa que venimos esbozando. Creado desde 1900 el departamento de Sanidad. empren· -T
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dió seguidamente la reglamenta ión de In hi ien en gen ral y aplicados su pre ptos on extt n1ado ritrorismo, la salubridad e la isla ofrece ras ·o aract ri!:itk s d un nolahl adelantan1iento. En San Juan e ha e. tablecidQ el al 'an tarillado n toda la . iudad, y para el aneamiento domé ·ti o la: a. a · ti ·n n acome~ida directas para su de a U · . La fiebre amarilla, que tanta. \ i tima: arran ·ó al 1 mento e pafiol, de d hace vario año ha qu dado proscri pta de la isla. Para combatir la anemi tropi al ó « n inaria cr ó una comisión facultativa y esta ion · p ra enf erro o · n 27 pueblo ,. )as que ólo . n. lo último s i · le: s cJ 1 año próximo asado trataron 23 . mil qu ini nto ca:o ·, habi ndos loorado un gran avance n la extin 'ió n d la nfermcdad, atribuida ante únicament á las ondi ·ione · ·limat lógicas del paf . y á la deficiente a ·ión d los alim ntos d 1 amp sino. El feliz .. éxito de ·e ·t pro edimi nto s d x · p ional trascendencia para la vid· d l obrero del interior de Ja isla. ... Si discurrimo por el ampo de la ,Ha i nda . públi ·'- de Puerto Rico, á fé qu nue tra impr ione r ·ultan sa ti ~fa torias'. Ha e diez año el pre ·upue to gen ral d ga tos d la por entone s provincitt e pan.ola as endió á 3. r.; 6, 42 p o · provinci!lles, de lo cuale 2.017,3! 5 e inv r~ían n uerra y Marina-el actual ontigente de infant ria y caballería : llena poi~ voluntario · del paf ,-· ion . y Culto Cl ro, servicios que ahora no los pa a la i la, pue · el pri~ero corre á cargo del ·G obierno de los Estados U nidos, J los demá ·e suprimieron desde l 9 . El pr upue to del afio fi cal de 19 7 -O importa 2 .6 0,000 dolla~ , de cuya ·urna se d di an 715,000 dollars á 'la Educa ión y medio millón á .lo · gasto. ordinarios ·de Obras Públicas, ó ea er a de la mitad del crédito total en esto do potentf imo fa tor de Ja vida de los pueblos. La fuente de ingre o del Te oro in .ular está formada casi exclusivamente por la recaudación de duanas, las Rentas interna , que ólo gravan el tabaco , licor y determinados articulos dé lujo, y la contribución ·obre la propiedad inmueble y pe al, dándos l importe de la
A TRA vts DE DIEZ AÑOS
JOSÉ G. DEL VALLE
úl~im;,t el 85 por ciento á los Ayuntamientos, auxilio que en
muy notable, especialmente en lo que se refiere á la producción azucarera. Hace una década, la exportación de este producto fu de 4 millones de · pesos provinciales, mientras que la del año próximo pasado arroja 14 millones de dollars. Del primer Jruto, 41 millones de toneladas eran de azúc'ar mascabado y de miel y sólo 16 millones de centrifugada. En la actualidad todo el producto es fabricado en las 53 Central e. existentes en el país, pues- ya los trenes jamaiquinos y los trapiches no se utilizan en ta elabor~ción del azúcar. En la balanza mercantil .de la región, el tabaco ocupa· el segundo lugar. Todo el exportado en 18~ alcanzó el valor de 1.200,000 pesos, suma que en el año ec nómico riltimo llegó á tres millones y medio de dollars. H ce diez afios salió de la isla cerca del seis por ciento de tabaco ¡manufacturado yendo á Cuba la mayor parte del embarcado en rama. En· Ja actualidad todo el _tabaco puertorriqueflo va al mercado de los Estados Unidos. La elaboración de la hoja nicociana en el país representa hoy una importante industria, pues proporciona trabajo á .u nos treinta mil operarios : En ~l ejercicio último se exportaron ~iento trece .y medio millones de cigarros. Como consecuencia de la transformación qne se viene exteriorizando en la agricultura puertorriqueña, el café, que hace diez afios era el factor más valioso de la misma, ha descendido al tercer lugar,- por haber decrecido la producción y por el bajp precio que alcanza ~Om..Q todo el grano similar, . por la poderosa competencia que á las mejores c a es del mismo hace el brasilefto. Para contrarrestar es.to último, la Legisl~tura insular ha votado un <tbill» concediendo una prima al café que se exporte para los Estados U nidos, y e trabaja para que el gobierno na(!ional imponga un derecho de importación á todo el café extranjero que arribe á los mercados norteamericanos. El desarrollo creciente que han ido teniendo la produ ción del azúcar y la del tabaco, vienen dando ada día un valor mayor á los terrenos adecuados para estos do cultivos y aquellas tierras inculturadas que nada valían, se vaQ. vendiendo para plantaciones de naranjos, piñas hortalizas. A raíz del cambio de ania en e e llevaron á
el próximo pasado a.fío fiscal llegó á dollars 829,000. Esta contribución directa se ha fijado en el 1 por l()()'del capital, con exclución de todo valor que no llegue á 250 dollars, tendiéndose con lo último á protegerá los pequefios propietarios. En las poblaciones como en el campo, el ~rden público e tá á cargo de la Policía insular, formada por puertoi-riqueños con la única excepción del coronel y comandante que son norteamericanos. El cuerpo tiene un escalafón cerrado para el ascenso dé la oficialidad y cJa es, y su administración · · y el nombramiento del person~l subalterno dependen de una Comisióh compuesta del coronel y dos puertorriqueños, uno de los cuales la preside. La v;da local de los pueblos se desarrolla dentro de una amplia e fera de funciones. Los alcaldes y concejales municipales se renuevan cada cuatro años por medio del sufragio universal. El alcalde sólo tiene funciones ejecutivas y preside la Corpor ·ón el concejal designado por la misma. Los· acuerdos,d n mientos causan e tado desde su adopción, á no ser que cont,, a ellos se reclame por los administra dos. Para la i-ealizaq'Íón de todas las obras públicas de las municipalidades, a ta la decisión de los Concejos y la intervención del persa al écnico que depende de los Ayuntamientos. E ·ta c rporaciones no pueden imponer ninguna !ase de a1~bitrios sobre los que tienen establecidos la Hacienda insular, se han proscrito los llamados de consumos que antes se cobraban, y sólo los fija como pate tes al comercio y las industrias, cuando ha de cubrir déficits en sus presupuestos anuales.
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PRODUCCIÓ
DEL AZÚCAR.- EL TABAC .-EL CAFt.-EL
VALOR DE LOS TERRENOS. - C MERCIO EXTERIOR DE LA I LA. L LlBRE C MBIO CON LO GOBIER O PROPIO.
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En las ~ndu trias agrícolas, nervio principal de la riqueza pública ae la i.sla, se viene efectuando una transformac_ión
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. ·, JOSÉ G. DE~ VAL~E
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cabo -el cange de la moneda provincial por la de oro- americano y el cabotaje comercial ·entre Puerto Rico y los Estados Uni~os, resoluciones ambas que han coadyuvado poderosamente á la consolidación de la propiedad inmueble y al desenvo vimiento mercantil de la isla. Corrobora lo último el ~ue, sfgún las .balanzas del comercio exterior-, la importación y texportac1ón que en 1897 fué de 36 millones de pesos provinciflles (21.600,000 doJlars), en el año econó1nico próximo pasado alcanzó á dollars 45.085, 195. De esta cantidad, 38 millones corresponden, por partes iguales, al tráfico de los productós pu.e rtorriqueños y norteamericanos, cita que pregona mu alto las inmensas ventajas del libre cambio. Al datr cima á este bosquejo, deseamos consignar Ja sin· tesis de las impre iones de Puerto Rico ante su actual situación económica y po1ítica. En c anto al primer problema, la población, en general, se muestr satisfecha, pues en puridad de verdad los datos estadísticos sbozaaos, revelan plenamente una extraordinaria pro erida aterial. , Acerta del · tema olítico imperante, la opinión pública no considera que existe la adecuación nece aria á sus aspi· raciones. Cierto es que el actual Gobernador Mr. Re gis H. . Post ejc~ce con ta to el poder moaerador y permanece neutral en la. lucha d los partidos políticos in ulares y que los puertorriquefios dtsfrutan de una absoluta libertad de pensamiento,. pero nue tros compatriotas desean se modifique la constitudión vigente en la i la, para ser libres dentro de la confeder ción de los Estados Unidos, formando uno de tantos, ó lib es fuera de la Unión con la más amplia autonomía. Este upremo anhelo en que se cristaliza Ja .-opinión integral de los puertorriquefíos , gallardamente se expresó el 21 de Noviembre último, al recibir la. visita del presidente de la ReP¡ública, escribiéndose en los arcos triunfales, estas palabras o: Queremos el Gobierno propio>, y Ja Cámara de DelegadQ , al terminar sus tareas de la legislatura de este ai'lo,ha dirigido un Ivlensaje á Mr. Teodor Roosevelt, solicitando que el a tual Consejo Ejecutivo sea también de eleción popular, que ambas Cámaras fijen los gastos y tributos del país y. voten sus demás leyes, y que el Gobernador de1
signe un binete insular, con la aprobación del Senado de Puerto Rico. Con estas soluciones, npestros paisanos coronarán la obra de Gobi no emprendida, y, por lo pronto, el pueblo americano reconoce la justicia de l~ petición, si bien aplaza la reforma por no considerarla eficaz en el actual instante histórico de la isla. Barc~lona,
31 de mayo de J 907. (De
El terrorismo . '
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en
Tribuna de Barcelona.> 1907.
arcelol)a
Los atentados anarquistas realiz os en los meses de . Diciembre y Enero últimos, han colmado la .medidá de la gravedad del terrorismo en Barcelona, porque las bom has colocadas recientemente en las Ramblas exteriorizan el insólito propósito de la disolución de esta hermosa cil:ldad . • La esultante de esta finalidad comienza á dej_arse entre· ver dentro de la vida moral y material d~ la capital del Principado de Catalu:fia, pues cada bomba que al explotar aniquila cuanto cae bajo su terrible acción, ora hiriendo ó ma· tando á gentes indefensas, ó ya destruyendo la propiedad, va aumentando· el pánico. en toda~ las clases sociales ante el justificado temor de ser victitnas-de otra_máquina infernal que estalle en la calle, en la iglesia, en el teatro, ó en el portal de .una casa, puesto que para el anarquismo aqui no existe ya lugar inaccesible para sus atentados. La pavorosa Ímpresién a.dq~irió grandes pr-oporciones desde el 26 de Diciembre e'n que explotó la bomba de la Rambla de las ·Flores. ,De los hoteles huían los forasteros, las avenidas y plazas de la ciudad, rebosantes siempre de gente, veíanse con escasa concurrencia, y en todos los negocios públicos las operaciones sufrieron una sensible para.: lización, especialmente. en las tiendas de la calle de Fernando y las de los flancos de Iás Ramblas. De proseguir aque· llos atentados, el miedo e unos r la exa ióñ de otros ha-
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Á TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
brían seguramente generado una profundísima perturbación en Barcelona aparejando'ª falta de.Ja paz moral, sustentáculo 4el progreso de los pueblos. , Cada vez que ios anat;quistas llevan á cabo uno de · sus c.riminales empeños, en todos los laoios resuenan estas 'nte· rrogativas: ¿dónde se fabrican las bombas? ¿quién ó quienes colocan las bombas? La conte tación no ha satisfecho toda~ vía la ansiedad pública, porque 1os hechos quedan velados entre las sombras del misterio y desconocidos sus auto- · res, hasta el más. hábil sociólogo no descubre los móviles que determinaron la comisión de los intentos. Sentada esta premisa, dicho se está que nosotros no osaríamos el señalar la procedencia de los atentados de Barcelona; y por lo mismo .que, sin prejuicios ni apasionamientos, abordamos hoy la tarea de analizar los sucesos terroristas que en sta urbe e vienen de arrollando, vamos á glosar, como íntesi de rme tras observaciones, las categóricas acuaciones que s establecen contra. entidades á quienes se acusan com autor coautores de los ~ltimos actos anar· qu'istas. Cierto es que fuer anarquistas los atentados de Pallás 1 y de alvador, pero e n punto á la verdad de los recientes su.ceso como Ja Ju ticia ha sido impotente para encon'trar á los culpables, es a enturado atribuir á los ácratas Ja respons;ibilida~ de )as 'ltimas bombas, lo que, por otra parte, como ya expondremos, es para muchos una suposición que debe descartarse. e afir ma por algunas personas- y la. prensa periódica lo ha repetido- que del exterior viene el plan de mantener una constante alarma en Barcelona, por·rivalidad entre este puerto y otros del Mediterráneo. Dias pa ados el diario republica.,no El Progreso, que se edita en esta ciudad, lanzó, categóricamente, la especie de que los jesuit~s eran los autore de las bombas. Ante la resistencia que los gobiernos con ervadores y liberales vienen oponiendo ~las Jibertas]es porque con denuedo lucha Cataluña, entre los barceloneses ha tomado cuerpo la ospecha de que los reaccionarios de Madrid no
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lOSE ú. D~L VALL~
son éxtraf1os á la maquiavélica acción perturbadora realiza.. da contra Barc~lona. Y no sólo aqui va prosperando -esta cruel iJll resión sino que n la misma capital de E paña encuentra eco tan tremenda acusación, insinuada por Et Liberal y. sostenida por El Globo, en conceptos tan claros com~ estos: «Los atentados de Barcelona, las bomba que á diario se encuentran ~n la ciudad condal, se fabrican en Madria, se fabrican en el _Mini' terio de la Gobernación». Las clases obrer&$, a fi~man algunos observadores, son el factor principal del terrorisn10 palpitante en Barcelona. De esta aseveración disienten otro al parar ·mientes en que hay otras ciudades en que la Iu ha es más e carnizada entre el . obre o y el patrono, en que no es la capí al ·de Catalufia la única oblación en donde predomina e) capitalismo y la burguesía es má fuerte, en que aquí no e el punto en que .los obreros se hallan menos retribuídos y má explotado ; agregando, los que de esta suerte discurren, que ·ería inverosímil. que el trabajador de contento apele á la destrucción co1~ can1ino para conqui tar la satisfacción de sus a pivaciones de mejoramiento social. 1 Desconocidos los móviles y los autores de . los últimos crímenes terroristas de Barcelona, al analizarlos siquiera sea muy ligeramente, preciso es reconoc r el o:hecho» con10 causa determinante de la perturbación que se ensefiorea en la Ciudatl Condal. No nos detendremos á den1ostrar que en ·la urbe barcelonesa hay grandes ferment~s de tlisoh1ción, porque los sucesos dinamiteros ocurridos ate tiguan evidentemente la formación de una levadura anarquista exteriorizada' por los explosivos y la propaganda en el periódico y en el mitin, de donde se infiere la e .. istencia del «medio» en que se desenvu lve el ! ideal de la psicología de lo crímenes de los que se llam n lt'bertarios. Esta obra de perver ión, que acusa una vesania intelectual, al tender á destruirlo todo, persigue el de equilibrio d la dinámica ocial, lo q.ue apareja la negación del · derecho natural y escrito. Y en los actos terrori ta de Barcelona no ólo se ofrecen agentes del indistintamente, el «hecho» ~
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'Í'RA v~s DE ,ÚIEZ
}OSE G. DEL VALLlt
A~OS
tento de subvertir el orden social, si que también se revela el «síntoma» de una completa disolución, porque seria preciso el desconocimiento de las leyes biológicas el suponer se trata de actos aislados, 'pues como ya hemos visto las últimas bombas se colocaron con inaudita periocidad y tuvieron por campo de acción la avenida de las Ramblas en donde á diario discurre la mayor masa de esta población. El fenómeno que analizamos es evidente. Por eso la razón aconseja el esterilizar el· «medio». Si así no sucede, el inonstruo del terrorismo continuará su labor abóminable. 1
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Barcelona, Marzo de I 907.
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La U~ Puerto Rico
~ se desarroll6 y 1
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tríunf6
• e Los hombres que hemos constituido Ja cUnlón de Puerto Rico•, declaramos que nos hemos agrupado en una asociación para la defensa deJ pueblo de Puerto Rico,>
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(Primera base de la cUnlón de Puerto Rico).
La familia puertorriqueña se encontraba dividida en federales y republicanos; los enconos de la lucha entre unos y otro'"S llevaban el desaso~iego de todas partes; el Gobernador Mr. Willian H. Hunt, de lleno en favor á los últimos, aviva, ha el hervor de las pasiones y el rudo .choque de los combatientes. En flquel horizonte prefiado de sombras centelló el' destello de una idea redentora: la de la unión de los puertorriqueilos. La voz de la confraternidad no parte de los oprimidos ni de los ajenos á la brega de los partido& politicos, viene del mismo seno del Gobierno de la isla: de D. Rosendo Matienzo Cintrón, consejero de Puerto Rico.
Vé éste en peligro el porvenir de la patria y acude á salvarla rompiendo con su partido y menospreciando un cargo brillant en la Administráción pública de la colonia. Los prestigios de Matienzo Cintrón, el recuerdo de que en 1898 luchó con denuedo para unir á los autonomistas históricos,· divididos en liberales y ortodoxos, causaron una profunda impresión en éi país y trajeron sobre el compatriot~ las miradas de nuestro pueblo ansioso de ver extinta una s1. tuación de tan cruelE!s tristezas. La campaña, valiente y generosa, tuvo por rica primicias el colosal éxito de aquellas inolvidables conferencias en el Ateneo y en el teatro municipal de San Juan en que el tribuno, con palabra apocalíptica, conde la existencia de federa\es y republicanos. Un día en la Cámara de Delegados, cuando los republicanos, por su absoluta mayoría ~n la primera Legislatu~a, . votaban á destajo los proyectos impuestos desde la Mansión Ejecutiva, .µn delegado abandonó; indignado, para siempre, el salón de sesiones. Buen puertorriql¡eilo aquel Representante, vió que se menoocababan lo? derechos de su ~ueblo; y levantó la protesta contra los que tal desafuero realizaron. Aquella mayoría omnipotente mostróse desde~<;>sa co.n el compañero que se alejaba de _la Cámara. El cesarismo tiene su hado fatal. «No hay enemigo pequeño», y el delegado que así se dignificó deóía sér, como fué, un adversario muy te_ . rrible para los republicanos. E que, en momentos de tan rudas pruebas p'a ra el país, supo con alt~vez, desafiar las iras del Poder, ,fué el doctor don Manuel Zeno Gandía. A poco del acto citado, el autor de «La Charca» compró la empresa del 'diario La Corriespóndencia de Puerto Rico, y, desde que asumió la dirección de aquella boja, comenzó Y prosigue todavía, con fervor y tesón insuperables, el empe ., flo de integrar ~n una obra común Ja aspiraciones política de los puertorriqueños. Los republicanos llamaban iluso á. Matienzo Cintrón, Y «sueños de poeta» Jos anhalos de Zeno Gandía; pero aquél en la tribuna pública, y el segundo en su per ' ó~ico continuaban su noble empefio, q cundaba n entu iasmo el
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JOSÉ G. DEL VALLE
Dr. del Valle Rodriguez, Viñas Martínez, Santoni, Rivera Miranda, y otros compatriotas. La simiente de la buena doctrina .iba encontrando de día en día los surcos en qu~ debía germinar para ofrecer el fruto apetecido, y en Ponce, Mayaguez, Aguadilla, Arccibo, Gua· yama, Manatí, Isabela, San Germán, y Lajas repercutieron los ecos de la campafia mantenida por los paladines de la Unión de Puerto Rico. ' A con1pás de aquel movimiento, el partido federal vió fracasar la BantJera Blanca, no obstante el exquisito tacto con que la mantuvo su Cuerpo Ejecutivo, y especialmente D. Francisco de P. Acufia como presidente de la colectividad. Lo infructuoso de esta solución por Ja eterna enemiga que nos declaró Mr. Hunt, y, por otra parte, como nuestra agrupación, por connatural é ingénito impulso, perseguia la onfra rnidad entre todos Jos puertorriqueños, no fuimos hostiles á ]¡t bandera gallardamente tremolada por los pri · meros unioni tas. Por el contrario, á esta ensefia de paz, desde qu se des legó, le ofrendamo el testimonio de una viva simpat Al discurrir por entre los sucesos políticos de 1992, nos encontramos dos tlechos que abonan nuestras afirmaciones expuestas en el árrafo anterior._ Cuando se avecinaban las elecciones gener les del 6 de Noviembre de aquel año y en • ocasíón de éeleb .arse (el 20 de Julio) una gran asamblea 4e nqestro partido en el teatro Municipal, los allí reunid s dieron pruebas de estar dispuestos á toda alianza en quepa · pitara a hermosa solución buscada por Matienzo Cintró , Zeno Gandia, el Dr. del Valle (D. Rafael) y sus amigos. L otra cita hace relación á la contienda ·electpral en el mism afio en la que los federales votamos candidatos unionistas. Pór cierto, que, á propó ito de este último, nosotros, e el articulo inserto en este libro, escrito que lleva poti rubr «¿Planes Maquiavélicos?», publicado con fecha 10 de Enero de 1903r en La Dentocract"a, trazamos los conceptos siguien te : «Enhorabuena que la agrupación que pretende levantar\ el señor Matienzo, haya merecido y merezca nuestras profundas simpatías, mientras en ella palpite la idea de redimir \ á Puerto Rico de la tiranía.que hoy se cierne sobre nuestras
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cabezas; y por eso en las elec~iones de Noviembre último nuestro partido votó con .gu to candidatos unionistas, probando' sí que hemos aceptado y aceptaremos siempre la conjunción de todos los puertor~iqueños cuando con ella se busque ·el realizar toda obra que lleve en í el progreso moral y material del país.» · La situación política de I uerto Rico en 1903 ofrecía los rasgos característicos qué dejamo sentados. El Gobernador Mr. Hunt continuabá combatiendo .á los federale., no ob. · tante la benevolencia del Cuerpo Ejecutivo de nuestra colectividad. Los republi ano se encontr ban satisfechos c9n aquel e tado de osa , pues las elecc.ione generales de 1902 le habían ratificado el predominio que uvieron en la Cámara fle Delegados, desde la in taunl "ión. del Gobierno c:J vil en la i. la. El grupo unioni ta, entre tanto, pro eguía con empeño su labor. En el itado año de 190 , llegó á uerto Rico D. Luis 1\1ufioz Rivera, director y propietario de The Puerto' Rico Herald, y leader del partido federal americano en. los Estado U nidos. El . onterr:tneo, a u ·ente de de Junio · de 1901, volvía á su patria con el noble intento de coadyuvar á una saludable tran. form<lción en la vida políti a del país. Del viaje del a tual dire tor de La en1ocracia, e derivó un acontecimiento político de . urna tra cendencia. l arribar á an· Juan él eñor Muñoz Rivera, se reunió el Cuerpo Eje utivo del partid fe eral americ~no, el que acord la elébración de una a amblea del Comité dir ctivo de nue ·tra cole tividad. erifi ada la se ión n la morada del di ·.tinguido puertorriqueño D. Carlos María oler, re olvióse el "dirigir un men aje al pre idente del partido republicano expresándole el vivo anhelo de nue tra agrupación de qu se llegara entre ambos partido á una ordial y ab oluta inteligencia, como prehda . egu·r a para la paz moral d 1 país. . La alianza propuesta no f ué aceptada por los republicanos, ·negativa que malogró una. o]u ión nton es de tan in- · m nsa importancia para la ~patria puertorriqu ña, porqu~ d ro1nper e l valladar que :ep raba á feder e' y republ cano , desde aquel instante, t leciendo un es1s
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Á TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
fuerzo mancomunado, la convivencia habría matado para siempre Jos rezagos de resquemores generados en la asaqiblea de 1897 al dividirse el partido autonomista histórico. 1 A i como en 1 00, al re olverse por el Congreso de lós • 1 Estados Unido el tatus político de Puerto Rico, los rep blicanos rechazaron la "Oncurrencia de ambos element s para la defensa del país, rehu ·aron la concordia á que l invitaba el Comité directivo de la agrupación federa1. · · Muftoz Rivera que también vió destruirse, con pesar, movimiento de concentra ión de fuerzas pactado entre libe rales y autonomista disidentes en 1898 regresó á seguida los Estados U nido llevando las amargura de aquella nuev decepción. Fracasado el intento, el grupo de los unioni5tas históricos, lejos de sentir desaliento ante la repulsa de los republicanos continuaron on mayor pujanza su propaganda en los meetings y desde las columnas de La Correspondencia de Puerto R~'co n la qu'c Zeno Gandía difundía á diario el ideal ró s ergias y su talent~ desde 1902. á que con En los al ·es del 04, el anhelo de la ~nión de los puertorriqueftos brilJab ·en nuestro cielo político no como una lejana nebulosa perdida entre las brumas de lo desconocido, sino presentando la magnitud de· una hermosa constelación. Cristalizado ya el ideal en el corazón de los unionistas babia .. llegado el i~stan e de dar un pode ro o a vanee en el dorado sendero emprendido. A mediados de Febrero volvió á Puerto Rico el señor ·D. Luis Mufioz Rivera. El editor y director de The Puerto Rico Herald, al vi itar de nuevo la isla, llegó movido por su firme propósito de contribuir á la solución del problema político que por entonces afectaba tan hondamente los intereses generales de 1 región. Muñoz Rivera traía por bandera la disolución del.partido federal americano, para formar un partido con nuestros elementos y el grupo unionista hi tórico; y, sin pérdid de tiempo, el infatigable bataJlador promovió la reunión del Cuerpo Ejecutivo de nuestra olectividad, el que, tan pronto elebró sesión, re ol vió sin vacilaciones, convo ar á una asamblea general del partido en el «Olimpo».
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A 1 citar la última memorable sesión que tuvo el Cuerpo Ejecutivo del partido federal americano en la morada de nuestro ·nolvidabJe amigó D. Santiago R. Palmer, no podemos sustraernos al recuerdo de unas fra ·es cambiadas entre el eñor MuñozRivera y el firmante, al abandonar aquel sitio, é\ -media noche, dirigiéndonos al hotel «Inglaterra» en que se hospedaba el actual · delegado á Ja Cé\mara por el distrito de Arecibo. Díjome el señor Muñoz Rivera: «¿Qué opina V. de la unión á qúe vafnos?»' Con la sin eridad que siempre hemo tenido para el co1npatriota, le contestamos: «Los unionistas son hoy pocos, pero el ideal es gr nde. Debemos ir á la Unión». En vi pera de la. asamblea del o:Oli po>, reuniéronse, D. R endo ivlatienzo Cintrón, D. Manuel Zeno Gandia y D. Rafael del Valle, en repre entación de las fuerzas unioni tas, y, orno federales D. Luis Muñoz Rivera y D. José de Diego. La entrevista fué breve y cordialisima. En ella los egundos expusieron la solución de que se disolviera el partido federal americano, como procedip:iiento prévio para ir á la concentración de s.n1bos elem~nto . Lo primeros formularon las bases que debían servir para la constitución de Ja «Unión de Puerto Rico», las que nue tros correligiona~ios aceptaron gustosos. De pué de e te acto de confraternidad, se convocó seguidame~te á lo voca1es y asociados del Comité directivo d l partido federal amei:icano. erificada la asamblea en el parquecÜlo del o: lim po», su prime~ acuerdo fué a disolución de la colectividad, la que sacrificamo p~ra demostrar que 10s elemento que la integraban no eran un obstáculo á la oljdárid d de los puertorriqueños en la brega por sus libertades. Por el contrario, el federal( mo se movió al calor del amor á la patria y, 1aunque contando con una fuerza poderosa, lo misnio por el·nú1nero que por la cohesión, no titubeó en ir, sereno, á la muerte. seo-uida del acuerdo de la disolu ión del partido federa 1 americano, se trajeron á la a amblea la ba e y la «Delaracion de Principio »dela «Unión de uerto Rico »: Estas ba e fueron a probadas sin discu ión alguna alvo la que se refirieren al statu politi la i la, 1 e abrazan estas
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tres fórmulas al objeto del gobierno propio: dentro de la federación de los Estados U nidos, nacionalidad ~ajo el protectorado de la Unión, y la de un sistema que nos reconozca la autonomía con la ciudadanía americ~na. Esta proposición, la de mayor reliev~ y alcance político de todas las consignadas en las citadas bases, fué combatida por los sefiores D. Herminio íaz Navarro y D. Manuel Ca· muñas, en punto á la aspiración de t¡ue Puerto Rico.sea Estado de la Unión. ó constituya nación independiente; pero los asambleístas, por una gran mayoría, se pronunciaron en favor de los tres sistemas. Una vez aprobadas las ba~es y la «Declaración de Principios», la asamblea ratificó la proposición siguiente: 1. 0 Los organismos representantes de la colectividad patrió ica Unión de Puerto Rico, serán: '
A. Las Asa1nbleas ó Convenciones generales. B. L nta ó Comisión Central Directiva. ' c. as ó omisiones de Distrito. D. Las Junta 0 Comi iones Locales. E. Las Asambleas municip~le .. · 2. 0 Las Con enciones ó Asambleas generales tendrán .. siempre el carác er de supre1nas y soberanas en la repres~ntación y dire ción de la colecctividad. Dichas sambleas ó Convenciones serán convocadas por la Juntft. ó Comisión Central Directiva y func onarán del modo que acuerden la mi mas sambleas. 3. 0 La Junta ó Comisión Central .Directi.va se compon.drá de sei miembros propietarios y tres suplente , desig.nados por la Convenciones generales: y.formarán también parte de dicha Júnta Central, los vocale. de las Juntas ó comisione de is tri to, cuando fueren convocados por · aquélla para con tituir la Junta ó Comisión Central en ·pleno. Lo sei miembro propietarios de la Junta central, asu- . mirán la dire ción y per onaJ idad uperior de la colecctivi~ad, que radicará en la Junta Central en pleno, y originariamente en las sambleas generales. La Presidencia de la Junta ó Comisión Central será ejer-
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cida sucesivamente por cada uno de sus miembros ó vocales á turno, por el té,rmino que e acuerde entre los mismos .. 4.º , Las Juntas ó Comi-siones de Distrito, serán compuestas por seis miembros propietarios y tres suplentes, nombrados en una reu~ión de los representantes de los comités locales d·e distrito. En cada Di trito electoral funcionará una de esas Juntas 1 que concurrirán á la fonn~ ión·de la Junta Central en pleno, según lo previsto en 1 artículo 3. 0 precedente. 5.º Las Juntas ó Comisiones locales serán organizaqas en ca<la uno de los pueblos de la isla, teniéndose por tales todos los mnnicipios existentes, con a erioridad á la ley llamada de consolidación y realmente up esora de Ayuntamientos que gozabán j deben gozar de vida propia independiente. Estas Juntas nombrarán de su seno u residente, un Vice-presidente y un ecretario: y establecerán., en la orma · que estimen oportuna, su ·obierno interior. Las Juntas ó Comisiones" locale~ tendrán la dirección de lo a untos concernientes á la colectividad en lo pueblo ' respectivos. ,. 6. 0 Las Asambleas iunicipales ·serán conv<:>ca:da por las Juntas ó Com¡isiones locales en cada uno de lo pueblos que éstas funcionen, in ubiendo á las cit das Asamble~s.Ia potestad de elegir á lo mie1nbros de las Juntas ó com1s10nes local~s, sin limitación alguna. 7.º La Junta ó Comisión Central queda facultada para · aumentar el núrnero de sus iniembros propietarips y uplentes, si así lo requiriese la conveniencia d dár repr~ entación á elementos que ingre en má adelante en el 1seno de la co· lectividad . Esta doctrina será eguida, en el mi mo caso, para la amplia ión del número de,los miembro de las Juntas de Distrito, corre pondienpo á éstas la facultad de elegirá su nuevos individuos. • : . 0 • Las Juntas ó Comi iones locales, e1er ·erán tambt n el derecho de aumentar el número de us miembro , en el caso previsto para las Junta Central y de Di trito. 9.º La Convención general se reunirá siempre que lo pidan dos comités de distrito ó quince loe ..
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JOSÉ O. DEL VALLE
DISPOSICIÓN TRANSITORIA
Tesorer.o:
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En tanto se constituyan, del modo dispuesto en e) artículo 7 •.? las Juntas ó Comisiones locales de Ja Unión de Puerto Rico, funcionarán con este carácter, este nombre·é idé ticas atribuciones, los antiguos comités locales del Partido Federal ~mericano. San Juan, á 18 de Febrero de 1904.
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Santiago R. Palmer.-José G. del JTalle.-Manuel Ca1nuñas.-Clemente Ferndndez.-.fuan Vías Oclioteco. En armonía con la regla tercera de la preinserta reglamentación y aumentados á nueve el núméro de los vocales propietarios que la misma fijaba á la Junta C~ntral de la Unión de Puerto Rico, · la asamblea por aclamación designó las personas que debían ocupar estos puestos. Sin pérdida de tiem_po quedó constituida esta Junta y en una de sus pri eras sesiones procedió a) nomQramiento de tres vocale uple del . secretario y "tesorero del propio uedó f rmado de la_manera siguiente: ( · Presi~e11te:
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Dr. D. Ra ael del Valle Rodríguez.
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, ocales propietarios:
Ledo. D. Rosendo Matienzo Cintrón . Dr. » Manuel Zeno Gandia. L.cdo. » José de Diego. » " Carlos María Soler. Dr. " A. Pasarell. Ledo. » Juan Vías Ochoteco. » Manuel Ledesma. » Jaime Anexy.
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'1ocales suplet)tes:
D. Carlos A. Blondet. » Oc ta vio García Salgado. » Manuel Camufias. » José G. del Valle.
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Ledo. D. Carlos .l\ilaria Soler. Secretario:
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D. José Ramos Anaya.
En .la referida sesión de la Junta Central, se resolvió que el turno en la presidencia ·f uera su esivamente desempefíado por los eñores Anexy, Pnsarell, 1.atienzo .cintrón, Soler, Zeno Gandía , Vías chote~o, L'e desma y Diego. . Por la importancia que entraña, rep oducimos á continuación el acuerdo tomado en la repeti a sesión, y el que copiado textualn1ente,· dice así: . «La Junta Central de la «Unión dP Puerto Rico,» en se. sión ~elebrada el 25 de Febrero de 1904, dec:;pués de madura I deliberación acerca de lo principios en que se inspira Y los ·11 procedimientos con que deben' aquellos desarrollarse, para alcanzar los fines á que atiende la asociación; Considerando que el espíritu fundamental~e 1~ «Decla· ración de Príncipios» votada en la Asamblea constitutiva de la e Unión de Puerto Rico », según se consigna claramente en las bases III, IV, V y V de aquel docu1nento, es la. legitt'1na asp-iración de nue tro pueblo al gobierno propio, concedido en cualquiera forma política, que consagre esta doc· trina en ~l orden de las ideas y la realice en el orden de los hechos; . _ Considerando que la pote tad para de·cretar la forma politi ca en que se funde y desenvuelve el sel{, governnient, para el pueblo de Puerto Rico, no reside en nuestro pueblo, sino en el pueblo americano y en .el Congreso de ~os Estad.os Unidos , como una emanación directa d~ la oberanía nac10. cional, sin que el pueblo pu·e rtorriqueño pueda e1ercer en este concepto otro acto que el de petición á los altos poderes de la República; Conc;iderando que el derecho de petición no puede s:r eje~cido, por el pueblo·de Puerto Rico, con relación á un sis· tema especifico único de gebierno, ni de otra manera fllguna que restrinja la suprema jur:sdicción ~el Congr.eso de lo Estados Unidos, para imphr r el gob · prop10 en Puer-
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Á TRAVÉS DE DIEZ AÑOS
JOSÉ G. DEL VAL~E
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to Rico, en.la forma que mejor convenga á Jos intereses del pueb[o americano, y que por tale razones nue tra petición debe ser genéricamente formulada sin perjuicio de indicar con10 indican las bases IV y V y de Ja citada «Declaració~ de Principios,» las tres forn1as po ibles al objeto del gobierno propio, cuales on Ja forn1a federaJ, · la de nacionaJidad baj-0 el protectorado y Ja de un sistema especial que nos reconozca en el self governnient, la ciudadanía ·1merican~; Considerando que Ja expue ·ta fórPlulas están encerradas en la en ri a del gobierno propio; pero no constituyen- · do la «Unión de Púerto Ri O» un partido político, · ~;ino una agrupación de carácter esencialmente patriótico, e tán los puertorriqueños que á ella pertenecen en completa libertad para defender y propagar la do trina y la forma políti a que, con~prendidas en la base funda1nental del elf goverument, meJor e a apten al riterio parti ular y á Jas simpatías de cada uno, en el seno de la colectividad· Considerando que esta libertad de 'idea oncurrcnte al fin superior d~Unión de Puerto Rico,1> traerá. como inevitable con et~ e ebate r de la pro-paganda una pro·re iva ondeo ación del_ dea) político del pueblo puertorriqueAo, en forma e pec{fica y oncreta, verificándo e e. te proceso evolutivo a udado por Ja diPección que el Congreso de lo E ·tados Unido. imprima á la re:olución de lo a unto concernientes al pue Jo de Puerto Ri o· 1 ' ~a Junta Centra irectiva de la «Unión de uerto Rico,» acuerda: 0 1. Mantener el espíritu f ur:idamental de la r fer ida « eclar· ción de Principio "' en el entido del self gover1lment, completa autonomía, · orno a pjración g~neral del pueblo puertorriqueño. 0 2·. De larar que lo puertorriqueño sostenedores del «Vínculo éf'e la unión» están en perfecta libertad para defender y propagar la forma política que, dentro de lo pri,,;_cz'pios fines del gobierno propio, mejor se adapte al -riterio particular de cada uno, dentro de las tendencias y aspiraciones de la «Unión de Puerto ico. » Regre 6 á los Estados Unidos el efior Muñoz Rivera experimentando la natural atisfa ción de haber pre tado su
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poderoso esfuerzo á Ja constitución de la «Unión de Puerto Rico». . 1 Alejac}o del país el compatriota para volverá sus tareas en The Puerto R 'ico Herald,· au ente el sefior D. Jaime Anexy comisionado de la is]a en Ja Expo ición de San Luis; ' en E~paña D. Jo é de D .i ego de donde no regresó hast~ pasadas las elec iones de Noviembre; y como además, vivían fuera de San Juan los señores Matienzo Cintrón, PasareU, Vías choteco, Ledesmtt y ~reía Salgado, pasaron á desempeñar {unciones activa en la Junta Central los vocales suplentes D. Cario H. londet, D. i\1aµuel C muñas y D. Joé G. del Valle, los cuales tuvieron á u ar o hasta la constitución de la Cámara de Delegados en 'Ene o de 1905. Lo señore D. Francisco de P. Acuña, D. Santiago R. Palmer y D. Tulio Larrinag~ no eran miembros de Ja Junta Central de la Unión de Puerto Rico, pero en la labor de este organi mo 1_10 podía faltar l con urso de tan bien proba.d os puertorriqueños y desd que inició el período elect~ral aportaron su eficaz ~ooperaci n á la campa.~a emprendida. A fé que fueron harto djfícile · los traba JOS que la: .Junta Central acometió desde u forma ión. "El Gobernador Mr. Wiliam H. Iunt, aunque } a-por entonces mostraba frialdad en u apoyo á los republi anos, era hostil á la colectividad nacida en el «Olimpo», pues no . olo acon ejó á D. Rosendo Mabenzo Cintrón que na entrara en inteligeµ ia con don Luis Muñoz Rivera, i que también acogió con dura censuras el progratna del nuevo partido: La rensa_adversaria emprendió ·r uda oposición á la «Declara ión de Principio~» y baes de la Unióñ, combatiendo especialmoote lo de la nacio· nalidad puertorriqueños. or otra parte, el fatalismo dominaba en toda la i la, por la enrai,zada creencia de qu no brillarían jamá auras vivificadoras en Jos campos de la patria. Inspirándose en el des~o ~e con~rarrestar aquella a tmó fera de prejuicios y recelos, publicó entonces «La Corre pondencia de Puerto Rico» una série de artículos en lo .que 1 Dr. D. · Manuel Zeno Gandia hizo un profundo análisi ·de la tésis unionista trabajo en que., e aquilatan cada. uno de . los principios fundamentale del conglomerado de idea encar. nadas en la plataforma de la¿_ nión de Rico:r>.
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Acogida por nosotros la evolución, con entusiasmo y fé grandes, ~ntramos de lleno en aquel movimiento dispuestos á concurnr con nuestros débiles esfuerzos á la obra llamada á ser el centro ~inámico de la vida política puértorriquefia. A tal prop~s1to, el 19 de Marzo convocamos, como presidente,. el ~om1té !ocal. d~l partido federal de San Juan, para cumplir ciertas disposiciones de la nueva organización y secundar los trabajos iniciados por la Junta Central. E~ Comit~ federal de San Juan, sino el prime.ro, fué uno de los organismos locales de. la disuelta agrupación que primeramente aportó su decidido apoyo al programa del «Olimpo» . Poco después., en moción escrita, propusimos á la Junta Cen~ral de la Untón-y así se acordó-la forma que se dió á las siete Juntas de distrito de la isla .D:sde la a~Gt.1P:blea del «Olimpo»·, nosotros juzgamos necesario que Ja Unión no sólo mantuviera su finalidad en la serena región de las ideas, sin.o que también debía desplegar sus fuerzas en la arena del combate electoral, y por eso, con fecha 16 d uli~, . resentamos una pro.posición escrita en Ja Junta Centr dica do la conveniencia de consultar á las Juntas locales si debí verificar e una asamblea general, para que ésta decidiera si el partido podía ó nó concurrir á las elecciones de N viembre próximo. El acuerdo recaído fué aún má~ amplio, ues la Junta estimó que la consulta debía exponerse en forma de plebi cito, para que los Comités locales manifestaranfsu opinión acerca de materia de tan inmensa transcendencia para la vida de la colectividad. La sesión en que se <loptó esta importante resolución se llevó á' cabo en el de pacho de la dirección de «La Correspondencia de Puerto Rico> Y con la concurrencia de los señores Dr, D. Rafael del .Valle, D. Carlos María Soler, Dr. D. Manuel Zeno Gandía D. Carlos H. Blondet, D. Manuel Ca,mufias, y el que traz~ las presentes líneas, actuando como secretario D. José Ramos Anaya. · Al plebiscito abierto respondieron la mayoría de las Juntas locale en el sentido de que la Unión debía tomar parte en las elecciones generales de aquel año. Ante esta contestación, la Junta ·central se aprestó desde luego á la contienda, animada por la pujanza que á la sazón ofrecía la falange
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JOSÉ G. DEL VALLE
unionista y, por otra parte, por la actitud de imparcialidad que el nuevo Gobernador Mr. Bekman Winthrop venía demobtrando en la lucha de los partidos politicos. Desi ados por Ja Juntá Central D. Santiago R. Palmer y el firmante para constituir Ja comisión que debía entender en los trab·ajos electorales en toda la isla, procedimos ambos. desde luego á dictar las circulares á las Juntas de pistrit~s y .locales reglamentando la forma para la designadión de candidaturas, la mal)era de votar aquéllas en que unionistas y republicanos pudi<iran v~enir á una inteligencia en Jos comicios, las relacione~ entre las referidas Juntas, y además, encatninamos nuestras gestiones á lograr Ja constitución de Comités unionistas en Guaya a, Toa Alta, Vieques y otros pueblos q'!e carecían de estos organismos . Decretadas por ~ Con,sejo Ejecutivo las disposiciones para la elecciones generales de Noviembre y ya en funciones el Superintendente encargado de dirigidas, era necesario · que la ·unión de Puerto Rico fuera reconocida como partido político par~ poder intervenir legalment en Ja lucha, pue como todavía la nueva colectividad no había llenado los requisitos del caso, el Gopierno venía aún 'entendiéndose con D. Santiago R. Palmer como presidente del disue.lto' partido federal americano, por lo cual tuvo este compatriota que hacer la propue~ta de los· unionistas nombrados como vocales de las Juntas de distrito. · Esto tenía las traza de un conflicto para µ.uestra agrupa· ción, lo que animó al que su cribe á reda tar el documento que vamos á reproducir' pre entadO por npsotros en el seno de la Junta Central, que lo san ionó en todas sus p~rtes. Este escrito firmado por el presidente de turno de la Junta Central y djrigido, con fecha 20 de Agosto, al Gobernador Mr. Wirtthrop, ad li'tteram, dice: «La necesidad de que Jo puertorriquefio 1 sin di tincione ni privilegios, ejerciten el dere ho del ufragio en las elecciones generales del próximo mes de oviembre y, por otra parte, las repetidas y solemnes promesa hecha po·r V. H. de ¡iermanecer imparc;ial, omo poder ejecutivo y modera dor del Gobierno de Puert9 ico,. en la lucha de los partidos locales, decidieron á esta Junta Central á promover un ple-
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· biscito entre las Juntas de las Municipalidades dé la isla con~1dtándoles su opinión acerca de si nuestra agrupació~ debía ó no concurir á dichas elecciones, ya que la base tercera de los principios.de Ja« Unión de Puerto Rico» establece nuestra abstencién en la contienda electoral ante la falta de garantías que existió en la Administración de vuestro antecesor, para uno de los partidos contendientes. ~as Juntas l?aales han contestado á nuestra pregl#nta en entido afirmativo, y este Cuerpo directivo, teniendo en cuenta la gran importancia del resultado de plebi cito hecho no vacila un momento en ... ometer este asunto á la alta con: sideración de V. H., por Ja excepcional trascendencia que envuelve para la buena Administración de los Estados Unidos en Puerto Rico. Nosotros, al tener el honor ae someter este asunto á la intelige te observación de V. H., debemo , á la vez cumplir el deber de exponerle el deseo de las citadas Junt~s, que es el mismo que tiene .esta Junta Central, de que el nuevo , Gobernador Puerto Ric~, utilizando los medios que ponen á su alean as e das funciones de ' que está revestido evit~ se repitan las ile alidades y atropellos de todo géner~ realizados . en las ele ciones generales de 1902 , reconocidos y consignados etl su último Report por el ex-Gobernador · de Puerto Rico M . William H. Hunt. La «Ley .para proveer Jo necesario para elecciones en uero Rico», dee(i-etada por la A amblea Legislativa en 11 de Febrero de 1902, dice en su artículo 16, lo siguiente: «Será obli~ación de dicha Junta de elección n mbrar jueces de Ja elección, por lo menos quince días antes de la fecha en que ·é sta ha de verificarse, á tres personas en cada sección dichos jueces de elección hasta donde sea pos ible, no será~ todos del mismo partido político.» E te precepto,_que fué el mismo que se siguió en las elecciones para Delegados ála Cámara de Representantes en 1900 - y por órden del Consejo Ejel:utivo-se trató de observar en 1902 por el Supervisor de Elecciones, y, al efecto, solicitó de los leaders de los partidos políticos, relaciones de las tres personas que para cada olegio ó precinto llena.r an Jas
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condi~iones de un independie~te, ua republicano y un . 1 federal. En m mentos en que se preparaban estas listas, vino, con gran asombro del país, el acuerdo del Consejo Ejecutivo de Puerto I~ico ordenando á las Juntas de Elecciones de Di:;trito que nombraran dos republicanos y un federal en cada· ui:io de los colegios electorales de la Isla dándose, además, la presidencia de to.das las mesas á uno de los jueces ~ · republicanos. Este acuerdo del Consejo Ejecutivo se fundaba o:en que era precedente establecido los Estado. ,. .Unidos, de concederle al partido que haya obtenido la ma oría en las últimas elecciones anteriores la 111ayoría de la re resentación en los colegiqs electorales,» c~mo quiera que, según informe que á V. I. ha dado recientemente el Attorney General Mr. Sweet, sólo en Mississippi rige una Le parecida al citado acuerdo del Consejo Ejecutivo, resulta que esta disposición descansó sobre un fundamento caprichoso, ya que no solo existe tal procedimiento en los Estados Un'idos, sinó que tatnbien el caso de ~quel E?tado de la Unión obedece á una Ley, mientras que el acuerdo del ~onsejo Ejecutivo ca ~ rece de este carácter, opinando el honorable Attorney e·neral, fué únicamente aplicable á las pa adas elecciones. De tod9 modos, l Consejo Ejecutivo no pudo adoptar tan violenta resolución, puesto que las facultades que le concede la Sección 29 de la Ley orgánica ·de uerto Rico,· aprobadá por el Congreso de ·los-Estados Unido el 12 de Abril de 1 00, y Ja Ley Electoral vigente; no le fueron otorgadas para otro objeto que el de preparar, con absoluta justicia, los pro edimiento para la constitución de la Cámara de Delegados. . Entre las otras extralimitaciones observada en los procedimiento para la elecciones de 1902, existió la de xigir al Partido Federal Americano, para cada una de las Municipalidade de la Isla, una petición para la designación de candidatos, su crita por 00 firmas, lo menos1 de .electores capacitados, lo que diÓ lugar á que dicho partido no pudiera· concurrir á las urnas en Aibonito, Lajas y Barros; como
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a ími m r trnj d lo omi ·io á la nit~n de Puerto Ri O> y :ll Partid 1...·iali ta. ·ta int rpr taci n d 1 Eje- uti,·o d xigir la firmad ) ) p ti ·ionarios p r ·nda [uni ipio, por ada 1 · trit y por lt rrit ri t · n r;1l d la l ·ln,e á toda luL. ·on lra ria ~\ la l< tra d l pá rra f pri1n ro de Ja L y El e tora 1 d 1 prim ro d i\larz d {l L'.2, pu n tal pr (' pto no · l ha h d la n e sidad d qu la· indil·adas p tki ne~ prent n p r ·ada una d las ~Juniciralid:1de · d l:t lsla; y, por l ·ont1·ario, d 1 ··piritu d ' C' mi · m p:\n af · ·d du ·e qu"' una s la p tici n, su ·rita p r ,"lOO 1 1..·t r capa ·itado~. ba tant para la d iooa ·i n d t dos 1 s ·andi :iat qu un partid para tod ~ 1 • t:arg·o~ d 1 • ión pot d lo e .. ·pn ~to. la Junta ntral d la l ni \n d Pu rt Pi ·o,' inspir:,1\do · -n ·us 1 vado · pr p . . sito y <'n l : pro· Jirni nt · sabios y de mo Táti os dt 1 ru lo o.· Estado · L nido~ ti n ln honra de oli ·itar d , -.11., ro· s ·ar, terd J f d l Poder E.i cutÍ\O d la n 1 n en ta l la ~irva int rp n r · u d 1 tYa • opera Íón para qu al (d¡ . . tar · los pr ~ di miento · qu han d · -ruir. epa ra las ¡., ' l ion o n ral · c;I 1 pró. imo Novicmbr , t n ·n en e cn'ta: 0 1. )u ; de. : ~u rdo ·on l a rti l·ul 16 de la Ley Elec•t rnl, e dc-j 1 r h :'l la Junta d El Lton de di · trito de nombrar 1 ~ tr s ju e · e "'ada colco·io ó precinto; qu ~to an d ' i,...nnd · "· o i ndo un ind · p ndi ni ·ta n r publi ·a no; y qu la pre idenl'Ja a y u todia d do 'Lúnento · . e onfí al ind p m
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antia.o-o R. P:llm r y el finnantC', por constituir ;1n1bo la Comi ·ión C'let·tond, t~os per na mo e rea del ( 1 oh rnador de.J ·1 i ·la [r. Pr·kman 'Vinthrop, para hm:~rlC' <'ntrC'ga del e crito que anl crdC', el qu l ampliamo~ en cxt ~1sa inf rmaci ~n n?.rba l. e d h1E>o·o oh~ r\' a m en 1 :\1111110 de la primC'ra autoridnd d la colonia C'l rr pó. ito de una absoluta· imparcialidad en la ontiC'nda dC' cionaria, por lo cu:al salimo d alll .. ·perim nt;1ndo la bu<.'na impr . i6n que natura lment tu\"in10 ue. n tir {ti ·u ·ha r su · mn ni f sta ion e. . D ~pu · d l:t ntr \'Ísta ·on Ir: 'Vinthrop pa amos al de pa "'ho d 1 cr tari d l 1obi rn d 1 'rlo Ri o · prcidente d l on jo Ej "uti,·o. 1 pon r n. u · manos una ·opia d l do un1c~1to de.qµ v nimo ocup; n~ no · .Ja 01ni it~n electoral l xpu ·o t 1da :iqu lla · ns1dC'rat'1oncs qu juz - .·ó p<'rtineot n a d .1 dcr r 1 qu ·oli itaba la e.Unión d Puerto Ri ». 1\1lr. l eo·i. JI. lo t nos en1) a cono id omo funci nario r rto y la fra · , qu le imo n ·a qu lla o ·a ión no pudi ron . orpr nd .rnos, a qu º.º ?tro contrtbamo "d ant mano n qu 11 naría 1 cnmpl1m1ento de u d b r dentro d la m;\ · ·tri ·ta ju' ti ia. , ·uida no tra lHda~no á la ofi iria d 1 ~p ·rint n dente de le cione l\lr. Wil ox al qu la omisión xpu o todo aqu llo que tendía á ·a r:tntir lo d r ho d los un10ni ta n punto:\ la . a tribu ione de nqu .1 empl ado. . Le ·a) izada a. í Ja i tua ión de la «Unión d PuC'rto 1 'O» orno pai-tido poÜti o, de d nqu l día u hue. te en toda la i la e lanzaron con denncdo á la· br a y p~ralelamentc á la con tante propa anda d nue tro peri' di o , e d :arrolló la mantenida ·en lo nz t fin O' por lo orador : de la agrupación. · . . El Con ejo Ejecuti o en Pu~rto 1 o n d ro 0 ó l ~ u r do que tomó en 190.;J de dar do pue to · á lo r pu?lican~ en cada uno <le 10 ol eg 'os electoral , pero lo mod1fi d1 poniendo que gozáran de tal ventaj lo do partido po~íti cos teni ndo e en cuenta el triunfo de uno y otro en lo. ·1ete di tri to . De aqui que nue' tro ad' er ario tu ieran do: jueces en todo lo pre int'o de an Juan, uadilla, 1ayagüez, Ponce y Guayama, mr ntra. que á l.o unioni ta · sólo se les concedió e ta gracia@ los de rec1 Humacao.
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)OSE G. DEL VALÍ.~ J..
TRAV~S
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DE DIEZ ANOS
El Gobernador Mr. Winthrop promulgó proclamas invitando al pueblo puertorriqueño al ejercicio del sufrag:io en u más libre emisión y ordenó á toda las autoridades su absoluta imparcialidad en la contienda. Por otra parte, el Consejo Ejecutivo y el Superintendente de elecciones dictaron otras disposiciones para garantir el derecho de todos los ciudadanos. Verifica~s las elecciones el 4 de Noviembre, los comicios dieron el triunfo á los unionistas en cinco distritos de los siete en que sé divide la isla y en 32 Ayunta1nientos de los 46 exi tentes á la sazón. La victoria de la Unión de Puerto Rico causó una profundísima impresión en todas partes. Los unionistas, por la bondad de nuestra causa y el entusias1no d sus fuerza , confiaban en conqui tar ventajas en la lucha, pero nunca creí. mos alcanzar un éxito tan inmenso. Los republicanos, por su parte, al penetrarse de su terrible derrota, fueron presa de ero estupor, porque ellos un ver , creían a egurado su triunfo en to a a 'nea, El idea de la ión de Puerto Rico no era ya un vago anhelo, no un le" pensamiento, sino la reconstitución de la patria puerto iqueña. · Y es que e aquella constelación de altos designios y su· prema espera brillaba, entre regueros de luz, el subli• me ¡MEMEN OM 1 para la redención de nuestro pueblo. an Juan de Puerto Rico, farzode 1905.
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D. Federico A&enjo y Arteaga ,
(Escrita para la ue11ciclepec:li~ Uoiversal llustrac:lau que vieoe publicaoc:lo .J. Espasa, c:le Barcelooa.)
.' Hacendista y periodista puertorríq eño ·Nació en Mayagüez en 26 de Abril de 1831. Murió en San .Juan, capital de la isla, el 3q de Agosto de 1893. ~studió Latín y Moral en el Sernin,art'o Conct'l,z'ar de la última ciudad. Comenzó sus trabajos·periodlsticos en El Ramt'llete y El Boletin Mercantil. . En 1854 compró El Mercuri'o, del qu~ fué su principal redactor. En 1863 fundó El Fomento de Puerto Rico, revista económica quincenal. Eh 1872 establece el periódico El Municipio, y tres afíos después adquirió "El 4gente de Negocios, asumiendo su dirección por largo tiempo. En 1884 fundo, bajo su dirección, lá Revista de Agríe l tura, Industri'a y Comerclo, publicación decena! que vió la luz pública hasta la muerte del biografiado. Ha escrito estas obras: Estudi'os económico . El comer. cio de la isla y la influencia que ha de ejercer el Banco Español de Puerto Ri'r.o,· Un pequeño libro de actualt'dad, traducción del francés de una · obra del abate Moignó; Elementos de orden social y derechos y deberes del ciudadano/ Nociones de Agricultura,· Pdginas para los jornaleros de Puerto Rico,· El Catastro. de Puerto Rico, Necesi'dad de su formación y posibilt'dad de, llevarlo d cabo. . Desempefió los siguientes cargos: vocal de la Junta Superior de Instrucción Pública d n juan, Curado 19
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ra de Estudios de la Soc,i edad Económt'ca de Amt'gos del País; de la Comisión para la dt'1n'sión territorial y judicial de la provincia, de la .Junta provincial de Acricultu~a, Industria. y Comercio, ~e la Junta para la redacción de Ordenanzas y Aranceles de Aduanas, de la junta Central de la Exposición Universal de Chicago, y de la junta de Concursos Agricolas de Puerto Rt'co; vicepresidente de la Junta del Certámen Regional de Santurce en 1903, y de la Sección de Ciencias Morales del . Ateneo de Puerto Rico en 1876 y 1877; Secre.tario de Ja Escuela Pro/esional en 1883, del Ayuntamiento de San Juan y de la Junta de las Obras del Puerto de la misma ciudad. Fué de ideas políticas muy templadas y estuvo siempre alejado de la lucha activa de los partidos. B~ce)
na, Agosto de I 907.
ÍNDI C E
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P4ginas
Al que loyere
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La Política en Puerto Rico. - 1 Los usufructuarios de las Puerto Ri o. -EJ incondicionalismo muere . . Don Maximiliano Pówer.-Justo tributo. . . . . Un pozo attesíano . . . . . . . • . . La verdad hist6rica.-Una carta. . ¡Sólo disidentes!.., • . . . . • . . . Rudo golpe á la instrucción. . . . • . . . .
Reformas. . • . .
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.. FIN
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Fiat lux .
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. . . . . . . . . . Lo práctico en la Exposición efe Filadelfia
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Nuevo fracaso. - Partido muerto Tanteo efe fuetzas po}ítícas . . . . . • . . • ¡Alertat federales! . . . . . . .. ~ . . Escándalos electorales.- Violación del bill F oraker.-'-División territorial.-Precedentes histÓricos. . . . . • . . ·• . . Presupuestos ~enerales efe la Isla. -1. Con~ider~iones generrles.Pres uesto de 1897-98.-Presupuesto 1898-99.-Reforma del Gabinete liberal.-La uerra y disolución de la Cáip.ara insular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II.-Presupuesto de gastos para el ano nat~ral de 1899,.._ u comparación con el de 1898-99.-Presupuesto para 1899- I 900. . III--Sigue el presupuesto de nstos de! 1899-1900.-Presupuesto de ingresos de ;1: 899- I 900.-Comparaciones. -Cálculos galanos. -Vendrá el «déficit,, .' . . . . . . • . . . . IV Y.ÚLTIM .-Pr,esupuesto de 1900-1901, presentado por Mr. H~llander.-Aumento notable.-Lo que cuesta la catidad.Departamentns del Tesoro .é l~terior.-Agentes é investigadores.-Baldvrioty y Marín.-Fin.. . . • . • . . . • . Apuntes hístóricos.-Recuerdos del tiempo viejo.-I. Vicisitudes políticas.-Leyes especiales.- l « Situación de Fuerza.-Trato social
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.. "f.- II.-Estado de la Instrucción Pt1blica.-El analfabetismo. - La
Universidad en Puerto Ric~.-El «Boletin Mercantil .11 .-Un· acto despótico • 111 Y ÚLTIMO.-Junta de Comercio de Puerto Rico.-Los Ayuntamientos.-Los .:erenos.-Partida de la capa.-La guardia , urbana.-Omato é higiene.-Construcciones en la capital.Plaza de Alfonso XII.-El poder del gobemlldor.-Atrasos.Caminos.-Comunicación con el exterior.-Gastos en obras públicas.-Movimiento comercial en 1838.-Hoy como ayer.• 65 El partido féderal y Muíloz Rivera.-Al Doctor N. C. . • 71 Imitemos todos á Baldorioty. • • 75 Los escándalos de San Ju~n.-Obra republicana. -Un millón de dollnrs perdidos.-¡Ni una protesta! . 77 Necesidad de la lucba.-Supresión de Ayuntamientos.-Horroroso porvenir.-¡A salvar los pueblos! . 79 Desde Puerto Rico.-El «bill.11 de rentas.-La protesta del país.Cambio pre ro.-Liga de propietarios.-Comité de defensa.blea a.-Comisión en Washington 82 Otro tipo político. 1 Tráns ga. . 85 De acuerdo con Legran·d. o debemos concurrir á Búffalo. . . 88 Desde Puerto Rico.-Los Jartido.r políticos.-1. Partid~ autonomista histórico.-El Libera1. - Autonomistas disidentes.-Elecoiones en 1898.- a guerra.-Reunión de las Cámaras.-Gabinete defimtivo.-lnvasión americana. . 91 . II.-Sabia conducta d~l general Brocke.-La situación se normaliza. -Marcha de Brocke.-El general Henry.-Fu•.rza de los partidos.-Fracaso de los ortodoxos.-Las radicales.-Desaciertos de Henry.-Dimi ión del Gabinete insular. 95 III.-Trabajos de Mulioz Rivera en la unión.-Partido Republicano. -Partido federal.-Relevo de Hemy.-El general Davis.Elecciones municipales.-Triunfo de los federales.-Davis termina mal. . • . 99 IV Y ÚLTIMO.-El bill foraker y la autonomía puertorrique~a. Acogida al nuevo ·régim!!n.-Et gobernador Allen.-Concurso ' de los (ederales.-Siguen los atropellos.-Gran injusticia.Protesta.-Renuncia de consejeros. -Los federales se aprestan á la lucha electoral.-Retraimiento.-Demngogia.-Elecciones escandalosas.-Relevo de Allen • 104 Situación económica efe Puerto Rico.-Cambio de nacionalidad.Daftos del ciclón de 1899.-Proyecto de un empréstito de diez millones de dollars.-Canje de la moneda especial por la ame·
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ric-i Reducción del numerario efectivo.-Aumento en los gastos de la subsistencia.· Cabotaje de Puerto Rico con los Estados Unidos.-Tasación del capital del país por el bill ho- , llander.-Azdcar.-Café.-Tabaco.-Sucesivos artículos 111 La imparcialidad • , .. 117 Supreai6D de veinte Ayuntamientos.-1. Reforma desatentada.Consiguientes trastornos. 121 · II.-lY la voluntad del pueblo?-Arma de dos filos.-El bálsamo tranquilo. . 124 III.-Contestamos al Sr. X y z.. .( . 126 Pedro A. José Ferretis . 128 (Pl~nes maquiavélicos?-1~ada uno en su puesto! . . 133 El partlf:fo federal americano y el Gobierno.-!. Época de Mr, Allen,-Por qué nos retraímos en las elecciones de 1900 135 II.-Muiioz Rivera se ausenta del país , 138 111.-Cambio de procedimientos y ardid de Mr. Allen.-Muftoz Ri, vera y Acuna • · 140 IV.-Situación política de Ja isla.-EI banquete en el •lnglaterra.11 . 143 V.-Trabajos del Sr. Acuna.-La «Imparcialidad. no aparece.. 145 VI.-Concurso patriótico de lb.s federales.-Luces de bengala,·. La justicia sigue siendo solo una promesa • · . • ·. 148 VIL-Artículo sensacional.-Sigue intentándose la destrucción de los fedcrales.-Renuncia y viaje del seftor Aculia . 151 VIII.-Porqué renunció Acuna.-Otra vez la «Bandera blanca...Camino ~el ~ólgota . ". • 155 IX.-Otro gran sacrificio.-Opinión de Mu.noz Rivera • 158 X.- Un veterano de la libertad.-Otra ez la-imparcialidad ~altre cha.-Investigación infructuosa • 159 XI.-Asamblea magna.-Comienza Ja tragicomedia electora,1.-Los primeros atentados.-Otro estratagema de Mr. Ho.nt. • 163 XII.-Copo de las mesas electorales.-La parcialidad va dando sus frutos.-Quiénes eran los tvrbulcmtos de Ponce • 167 XIII.-¡EI 4 de Noviembrel-La lucha en los distritos.-Un caso inaudito ·. . • 172 XIV.-Lo de Ponce, San Juan, Mayagüez y AguadiJla.-El ataque á barranquitas.-Corolario.-La pesadilla de Mr. Hunt . 174 XV.:.._Después de la jomada.-La protesta.-Recurso de Mr. Hunt. 177 XVI.-Protesta al presidente de los Estados Unidos.-Habla la 181 historia.-El parangón perjudica á Mr. Hunt. , XVII.-El informe dd superintendente del Asilo den· os.-Antes y ahora.-¿Cuando hubo mayor atropellos? 184
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La Justicia bajo el cesarismo y la de~ag~gi~. : : : : : : : Lo que debe ser el Delegado.-Carta abierta.-A la convenci6n de In «Unión' de Puerto Rico. en el distrito elet:toral de Arecibo.. Actitudes antes del triunfo de la Uni6n Nuestra labor dentro del Gobierno. . . . . . . . . . La co.µfraternidad entre fos puertorriq~e~os.'-~a~ d~s ~en~en~ia~ en 1868.-PerCodo revolucionario.-Vuelve la reacción.-Partido utonomista de Puerto Rico.-El pacto con los liberales de Espai'ia.-Unión de ortodoxos y liberales.- tra vez la división ' entre los puer orriquenós.-La agrupación «Unión de Puerto Rico • . Desde Barcelon 1 ofre La revofocion de Septiemb
a al patriota.
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La vida municipal. • • . . · · · · · · · • · · III.- La producción del azúcar.-El tabaco.-El café.-El valor de los terrenos.-Comercio exterior de la isla.-El libre cambio con los Estados ., Unidos.-El gobierno propio . El terrorlsm<? en Barcelona . . . . . . La Uoi6n de Puerto Rico.-.-Cómo nació, se desarrolló Y tnunfó. · Don Federico Asenjo y Arteag;. -Biografia.-(E~crita para 1~ , «Enciclopedia Universal Ilustrada» que viene publicando J. Es. pasa, de Barcelona.)-Hacendista y periodista puertorriql,leilo.
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Desde el principado de éataluña.-Correspondencia especiales para cc EJ Consti ciona1» de Caracas.--Cue tión Arancelaria. -EJ proteccionism en Esppia. Desde el Principado e Catalúña.-Correspondencias e peciales " para •El Constitu iona1 11 de Caracas.-Comercio exterior de . Es pana en 1904 Desde el Principado de Cata/uña.-Correspondencias especiales pam • ~ 1 Constitucional. de Caracas.-Emigración de Espafta. -Los que se van á la República Argentina.-Emigrantes á · trqs países.-Indiferencia del Gobierno espallol.-Lo que no se hace ante e te problema social . . . . . . . . . . Dude el Principado de Cata!ttña.-Correspond~ncias especiales para «El Constitucional ,, de Cuacas.-Un deber y una satisfacción.-Qtrien era Federico oler (Serafín Pitarra).-Manifestación cívica.- e descubre el monumento.-Los discursos La Autonomía del T ransvaal . Asuntos economfoos.-La ''enta del café .' La Restauración de Jos Borbones . Lo de los negros de Pu~rto Rico
Fraudes de café de Puerto Rico en Barcefona.-Afirma el sellor del Valle que se deben • á las tahonas .. en donde se prepara la
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estafa.-El pueblo ~spnliol estaf;ido y el puertorrique~o empobrecidÓ ra que engorden unos cuantos pilletes . Los es~andalosos fraudes del café.-Tahonas •al estilo de Puerto Rico .. y ganancias de importadores, tostaderos y colmados.Es imperiosamente necesa.rio sostener agentes en Nueva York Y en Eur.opa, que vigilen los fraudes y defiendan el café puertorriq uelio . . • Los progresos de Puerto Rictt.-1. <;arta constitucional de la isla. -Gobernador, Consejo ejecutivo y Legislatura. --Departamentos generales del Gobiemo.-Representante en el Congr o nacional.-Tribunales. de Justicia. . . ll.-Instrucción pública.- bras públicas. -Higiene. Hacienda pública de la isla.-Presupuestos generales.-Rentas insulares . -Conhibución inmueble y personal.-El or en público.-
XVIII.-Defensa que no ploeba nada.-Después del atropello, la carcajada. XIX V ÚLTIMO.-Mr. Hunt ante la pasada Jegislatura.-La minoría de la Cámara de Delegados ante la situación del país. . A1 Gobernador de Puerto Rico.-¿Quiéne son los felicitantes? . Vamos á exhibirnos••• en berlinal-40.000 dollars tirados á la' calle .
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